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  • especial da del jubilado

    El doctor Jos Miguel Prezde la Cruz, uno del centenar deprofesionales jubilados duranteel pasado ao, comparti con losasistentes unas palabras deagradecimiento e impresionesante su jubilacin.

    Este gran mdico ha dedicadouna vida entera a la Salud. Du-rante 29 aos ha desarrolladosu profesin como cardilogo pe-diatra en le Hospital MaternoInfantil. Profesor asociado de laFacultad de Ciencias de la Sa-lud se doctor en el ao 85 conuna tesis que gan el Premio na-cional de Investigacin de laReal Academia de Medicina.

    Discurso ntegro delDr. Jos Miguel Prezde la Cruz

    Antes que nada quiero agra-decer a nuestro Hospital el ho-nor que me hace invitndomea estar en esta tribuna para di-rigirme a mis compaeros de ju-bilacin y a sus familiares yamigos. Confieso que en un prin-cipio rechac la invitacin ale-gando un posible viaje, pero lallamada telefnica de CeliaArroyo, alma organizadora deeste brillante acto, surgi cuan-do intentaba salir del pasajeDiego de Silo y me encontrabacon la catedral a mi derecha, lamanzana de pisos a mi izquier-da, enfrente una valla que me ce-rraba el paso por las obras dela Gran Va y detrs el mvil,es decir estaba acorralado y notuve ms remedio que aceptar.Inmediatamente, y as se lo ma-nifest a ella, me di cuenta de miimprudencia toda vez que la per-sona que el ao pasado estuvo enmi lugar fue nada ms y nadamenos que Don Miguel Guirao,un hombre de una extraordina-ria categora intelectual y huma-na que nos deleit con su expe-riencia y humor fino y que es elfundador y presidente de honorde OFECUM, una AsociacinCultural para Mayores de granprestigio. Desde aqu envo unsaludo a ste, mi catedrtico deAnatoma y veterano jubilado alque deseo parecerme en todos lossentidos si alcanzo su edad.

    Llevo varios aos asistiendo aeste acto y he observado una evo-lucin favorable en lo que se re-fiere a organizacin ya que elcambio de horario y su celebra-cin en este magnfico Palacio deCongresos permite una cosamuy importante: la participa-cin de nuestras familias y ami-gos. A lo largo de nuestra vidaprofesional hemos trabajadopara un ente abstracto que pare-ce no tener cara, alma o senti-mientos. Pero hay momentos yuno de ellos es en un aconteci-miento como este, cuando pode-mos percibir el lado humano denuestra empresa con la presen-cia de unos dirigentes que mues-tran una creciente sensibilidad

    para dar realce y valorar unevento tan importante en la vidade una persona como es el de fi-nalizar su vida profesional. A ellocontribuye de forma extraordina-ria ese grupo de jvenes mara-villosas y entusiastas del equipode Informacin del que preparany viven ilusionadamente este actodurante todo el ao facilitando lalabor de sus superiores.

    Hace dos aos me pidieronque pronunciara dos palabrasen la ltima despedida que se ce-lebr en el saln de nuestro hos-pital y qu diferente es hablar dela teora como hice entonces, ahablar desde la prctica comome sucede hoy. En aquel mo-mento, y con el fin de documen-tarme sobre el tema, acud alDiccionario de la Lengua de laReal Academia espaola, endonde se dice textualmente quela palabra JUBILAR, proceden-te del latn IUBILARE, en suprimera acepcin significa: dis-poner que, por razn de vejez,largos servicios o imposibilidad,y generalmente con derecho apensin, cese un funcionario enel ejercicio de su carrera o des-tino. En otra acepcin significaalegrarse o regocijarse. Y hayotro significado de JUBILARque no dije entonces por delica-deza, que es la de desechar algopor intil. Hoy me doy cuenta,vamos, que estoy seguro, de quetambin en el diccionario hayerratas y que esta ltima acep-cin no vale o no va con nosotros.Por tanto, un jubilado es unapersona que ha dejado de traba-jar en su profesin y, por el sig-nificado de la palabra, este he-cho no est unido a la tristezahumanamente inevitable de de-jar nuestro trabajo al serviciodel enfermo, a nuestros compa-eros, etc., sino que es preciso li-garlo a la acepcin alegre de lapalabra: alegrarse. Entre vos-otros puede haber quien sienta

    la jubilacin como una libera-cin del mandato bblico de tra-bajars con el sudor de tu frentey habr quien se sienta frustra-do por no seguir con una laborvocacional. En el primer casola alegra es clara; en el segun-do, la alegra se ve matizada y sehace necesaria una reflexin: he-mos tenido la fortuna de podercompletar nuestra vida laboralrealizando el trabajo que nosgusta, que no es poca suerte, se-guimos protegidos socialmente,la mayora cuenta con su fami-lia y se nos abre por delante unaetapa nueva que debe ser ilusio-nante ya que nos va a permitirdisponer de muchas ms horaspara desarrollarnos como per-sonas y ser de utilidad a los quenos rodean. La muerte formaparte de la vida y, en tanto lle-ga, debemos aprovechar aquellasin que se nos escape un pice.

    La mayora de vosotros ya oshabris reorganizado vuestrotiempo y vuestras actividades.Si a alguno le sobra tiempo ono sabe qu hacer con l le sugie-ro que navegue por Internet yver que existen asociacionesde jubilados oficiales y privadas,de extensin local, provincial,nacional e internacional, sin ol-vidar que tenemos la de nues-tro Hospital muy cerca. Todas sededican a informar y ofrecertodo tipo de actividades: depor-tivas, culturales, espectculos,cursos de ndole muy diversa,informacin sobre servicios asis-tenciales, viajes, relaciones per-sonales, aficiones, etc. La ofertaes tan amplia que es difcil noencontrar la que interese a cadauno. Quiero mencionar, de for-ma especial el Programa paraAlumnos Mayores de nuestraUniversidad. Tambin se en-cuentra ayuda para superar si-tuaciones personales difciles:desde apoyo psicolgico hasta labsqueda de una residencia.

    Personalmente no he tenidoan necesidad de preguntarmequ hacer con el tiempo libreporque no lo tengo y algunas ve-ces le digo a mi mujer que mevoy a volver al seguro, lo que metrae el recuerdo de las palabrasde don Miguel Guirao en lasque, tras relatar cuales eran suaficiones, inquietudes y activi-dades, manifestaba su deseo dejubilarse de jubilado para poderdescansar. Y es que empec muymal: al da siguiente de dejarel trabajo tuve que preparar lospapeles que sabis son necesa-rios para poder percibir la pen-sin. Para ello hice una pequeacola en la segunda planta deledificio de gobierno a fin de reti-rar el certificado correspondien-te que hube de llevar a la oficinadel INNS, en donde la cola eraconsiderable. Como me falt unpapel, volv a casa y volv a repe-tir la cola. El arreglo de un mo-desto plan de pensiones me lleva hacer otra cola en el banco.Trete el pan y algo de pesca-do, me orden firme y suave-mente mi mujer seguramentepensando ahora vas a saber loque es "jugar en bolsa". Ello mellev a hacer dos colas ms. Des-pus de llegar a casa tarde, conla vejiga a rebosar y la prsta-ta gimiendo me salv de la sextacola al encontrarme el bao va-co. Fue una larga maana queme hizo aorar una jornada detrabajo normal. A partir de ahlas cosas fueron mejorando y co-menc a paladear el tiempo li-bre porque tena la sensacin deestar de vacaciones indefinidas apesar de los deberes domsticos.

    Tras cruzar esa lnea indefini-da y dramtica del momento enque pas de ser el mdico msviejo del hospital a ser el jubi-lado ms joven, y esta es la pala-bra clave: joven, me replanteoel tiempo pensando que esta se-gunda juventud hay que aprove-charla muy bien porque, aunquelos objetivos ms importantes denuestras vidas se hayan cumpli-do, quedan aun muchas cosaspor aprender y por hacer, pornosotros y por los dems, espe-cialmente por los ms prximos.

    Y tras tener esto claro, me vaisa permitir que echemos una in-evitable mirada hacia atrs por-que son muchas las vivencias ysentimientos acumulados du-rante nuestra vida profesional.Hemos sido felices en el trabajoy en gran parte eso se debe a laspersonas con las que nos hemosrelacionado durante el mismo,incluyendo por supuesto a nues-tros pacientes. Sin su colabora-cin, su comprensin, su estmu-lo y sobretodo su cario, nuestravida activa no hubiera sido tangratificante. Por tanto, un senti-miento que predomina en nos-otros en este momento es el dela gratitud; muy repartido, por-que son muchas las personas

    que al influir en nuestra vidatambin lo han hecho en nuestraprofesin. Por lo tanto, damos:

    Gracias a la Providencia porpermitir nuestra existencia y al-canzar la edad de jubilacin singran descalabro fsico y psquico.

    Gracias a nuestros padres pordarnos la vida, entregarse y sa-crificarse para formarnos y asdarnos la oportunidad de poderservir a los enfermos.

    Gracias a los maestros quecuidaron de nuestra formacinbsica.

    Gracias a los docentes de laFacultad de Medicina y a todoslos maestros que nos ensearonun oficio.

    Gracias a nuestros jefes, sub-ordinados y compaeros de tra-bajo, verdadera familia laboral,que contribuyeron a que nuestraentrada cada maana al Hospi-tal estuviera llena de ilusin.

    Gracias al resto del personaldirectivo, mdico, de enfermera,auxiliar, administrativo, subal-terno, tcnico, etc, desde el Direc-tor de la Ciudad Sanitaria has-ta el pinche ms novato, sincuya ayuda no hubiramos po-dido desarrollar nuestra labor.

    Gracias a los compaeros que sequedaron en el camino sin alcan-zar nuestra edad y poder disfru-tar de este momento. A ellos les de-dicamos desde aqu una oracin ynuestro ms carioso recuerdo.

    Gracias a nuestros enfermos,especialmente los nios, y a susfamilias, objeto de nuestro esfor-zado trabajo y anhelo, con losque hemos compartido vivenciasinolvidables y con los que tam-bin hemos formado una entra-able familia en la que muchasveces se ha sobrepasado el tra-to ordinario para crear una ma-ravillosa amistad.

    Por ltimo, muchas graciasa toda nuestra familia, siem-pre envolvente y protectora: anuestros hermanos, hijos, nietosy dems familiares. Gracias atodos nuestros amigos. En lti-mo lugar, pero en este caso elms importante, me vais a per-mitir la licencia de que mues-tre nuestro agradecimiento anuestras esposas o esposo