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Por Pedro Antonio Navarro

5� ecientemente se hacían públi-cos los resultados de un infor-me elaborado por la FundaciónAlternativas junto con la Fun-

dación Fundipax-Iniciativas para la Paz Cen-tro Unesco en el que se presenta la evolu-ción durante los últimos años de la percep-ción del fenómeno migratorio por parte dela ciudadanía.

Con el título de ‘¿Ha podido más la crisiso la convivencia? Sobre las actitudes de losespañoles ante la inmigración’, este trabajodirigido por Héctor Cebolla –doctor en So-ciología y profesor de Estructura Social en laUNED–y Amparo González Ferrer –cientí-fica titular adscrita al Centro de Ciencias Hu-manas y Sociales del Consejo Superior deInvestigaciones Científicas (CSIC)–realizauna radiografía del modo en que nuestroscompatriotas afrontan la presencia y la con-vivencia con la población inmigrante ennuestro país.

En la Encuesta Fundipax/Alternativas, rea -lizada en noviembre de 2015 a una mues-tra representativa (1.014 personas) de la po-blación residente en España se incluye un

análisis junto a encuestas anteriores realiza-das por el Centro de Investigaciones Socio-lógicas (CIS) sobre la materia y la última olea -da de la Encuesta Social Europea.

Los resultados señalan un paulatino cre-cimiento de la aceptación de la convivenciacon ciudadanos extranjeros y, por tanto delas actitudes tolerantes entre la población es-pañola. En nuestro país, la ciudadanía reve-la actitudes menos reticentes hacia la inmi-gración que en la mayoría de países de nues-tro entorno.

La valoración global de la inmigraciónes bastante positiva, con niveles de acep-tación similares a los países escandinavos,pero más en su dimensión cultural que enla económica.

Tras casi dos décadas recibiendo flujos depoblación procedente del exterior, los es-pañoles siguen presentando un perfil relati-vamente positivo en relación con sus acti-tudes hacia la inmigración, en especial cuan-do se les compara con países del entorno.Los españoles se muestran en general favo-rables a la inmigración y no rechazan ma-yoritariamente el contacto personal con losinmigrantes.

España se sitúa en los indicadores de acti-

tudes ante la inmigración más cerca de lospaíses escandinavos que de los países de suentorno más inmediato, muy alejada en cual-quier caso de países como Italia o Grecia quese incorporaron al mercado inmigratorio mun-dial en un momento similar a España.

Durante el periodo 2000-2007 España fue,junto con Estados Unidos y los Emiratos Ára-bes Unidos, uno de los principales recepto-res de inmigración, tanto en términos brutos(cantidad total de inmigrantes recibidos) co-mo netos (en relación con el tamaño de lapoblación de estos países).

Este fenómeno sociodemográfico ha per-dido visibilidad en estos años recientes, ypocos partidos llevan ahora en sus progra-mas reformas de las leyes de inmigración co-mo bandera electoral, frente a lo que ocu-rrió durante el periodo anterior a la crisis ya lo que ha ocurrido en otros países de nues-tro entorno.

España sigue recibiendo inmigrantes en laactualidad, si bien la maduración de los flu-jos hace que los recién llegados lo haganmás frecuentemente en el marco de la rea-grupación migración familiar estricta queatraídos por una fuerte demanda laboral enEspaña.

La intolerancia hacia la población extranjera en Españadisminuye lentamente

;HQyIRERV�SHUR�QR�WDQWRUn estudio elaborado por la Fundación Alternativas en un trabajo en equipo con laFundación Fundipax-Iniciativas para la Paz Centro Unesco que acaba de publicarsemuestra una evolución positiva, aunque todavía insuficiente, en la percepción de lapoblación española del fenómeno migratorio en nuestro país. Nos presenta unaciudadanía algo más tolerante que hace unos pocos años, aunque todavía quedanmuchas reticencias vivas, como lo demuestran los preocupantes posicionamientosen asuntos como la escolarización junto a inmigrantes o la opinión sobre lasayudas públicas a este colectivo.

POLÍTICAlos dossieres

La actitud de la ciudadanía española hacia los inmigrantes sigue una e

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La serie histórica del Centro de Investiga-ciones Sociológicas que recoge el porcen-taje de encuestados que identifican la inmi-gración como un problema muestra un ex-traordinario descenso desde los tiempos dela bonanza económica hasta la actualidad.La máxima preocupación (declarada) coin-cidió con la llamada crisis de las pateras, entorno al año 2006.

España se encuentra entre los países quemuestran actitudes más favorables a la in-migración por parte de su población autóc-tona en su contexto europeo. La respuestamayoritaria a la pregunta de si la inmigra-ción es negativa o positiva nos coloca comoel país más receptivo de Europa solo despuésde Suecia y de Dinamarca, y antes de No-ruega y Finlandia.

España está en la tercera posición en laUnión Europea, por detrás de Finlandia ySuecia, y por delante de Alemania y Holan-da, cuando se pregunta a los ciudadanos porlo que consideran que representa la inmi-gración para la vida cultural del país. Si enla valoración cultural de la inmigración pa-ra España, nuestra nación queda en tan bue-na posición, la que ocupa cuando se pre-gunta sobre el efecto que tiene la inmigra-

ción sobre la economía es menos favorable,aunque nos sitúa claramente por encima dela media de la UE.

*DVWR�S~EOLFR��Aunque la valoración glo-bal e incluso la tendencia temporal pare-cen positivas por los resultados de la in-vestigación, existen ámbitos que parecenconcentrar dinámicas más conflictivas, en-tre los que destaca el sistema educativo ylas ayudas sociales.

Aquí se detecta un primer indicio de queexiste un potencial mayor recelo al gastopúblico que se destina para facilitar la in-corporación de los inmigrantes en España yla reducción de la desventaja que pueda co-rrer en contra de este colectivo en compa-ración con los resultados que obtienen losautóctonos en distintos aspectos. Ya se co-noce a través de diversos trabajos científi-cos que el gasto imputable a los inmigran-tes en materia de sanidad es menos que pro-porcional a su peso en la población y quese concentra solo en algunas ComunidadesAutónomas.

La crisis ha hecho las actitudes menos rea -cias a la participación de inmigrantes en elsistema nacional de salud. Desde que se

aprobara la exclusión del sistema de los in-migrantes en situación irregular con Real De-creto 16/2012, en septiembre de 2012, elasunto ha ido apareciendo periódicamenteen los medios y ha sido objeto de múltiplesdebates en el transcurso de la campaña elec-toral previa a las elecciones autonómicas ygenerales que han tenido lugar en 2015.

A raíz de los estudios demoscópicos ana-lizados en este estudio de la Fundación Al-ternativas, los españoles creen que extran-jeros en general, y procedentes de países ri-cos en general, tienen el mismo efecto so-bre la calidad de la asistencia sanitaria, yreciben más ayudas que los españoles, pe-ro sin diferencias relevantes entre ellos. Sinembargo, si los inmigrantes proceden de paí -ses ricos o pobres sí parece tener efecto enotros indicadores. Sorprendentemente, losespañoles están más de acuerdo con la ideade que los que abusan son los que proce-den de países ricos de la UE y son tambiénmás proclives a opinar que los españolesdeben tener preferencia en el acceso a lasanidad sobre ellos, que si se les preguntapor los inmigrantes en general. Por lo tan-to, se infiere que el recelo por el impactoque los inmigrantes podrían tener sobre elsistema de salud es más intenso en relacióna los ciudadanos extranjeros procedentes depaíses más ricos, que en relación a los quesuelen identificarse como inmigrantes engeneral.

La educación es otro asunto en el que elEstado realiza uno de los mayores gastos, pe-se a los recortes que se han ido producien-do en el transcurso de la crisis económica.Según esta investigación, la mayoría de losespañoles cree que la calidad de la educa-ción se reduce cuando hay más inmigrantesen un entorno escolar. Los resultados lomuestran de forma muy clara.

De hecho, la mitad de los encuestados opi-na que los españoles deberían tener prefe-rencia frente a los extranjeros en la elecciónde centro educativo para sus hijos. Este mie-do a la concentración de inmigrantes en lasescuelas, que los españoles comparten conotros europeos, se basa en el deterioro delrendimiento medio de los alumnos en cen-tros que concentran más inmigrantes, no por-que los encuestados consideren que abusandel sistema.

Los españoles tampoco son mayoritaria-

a evolución positiva. Cada vez los aceptamos más, y también mejor que en otros países de nuestro entorno. F. MORENO

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mente partidarios de la preferencia nacionalen el acceso a la educación, aunque en es-te asunto los resultados han quedado bas-tante ajustados.

La evidencia deja claro que es cierto quelos colegios en los que los inmigrantes seconcentran suelen tener peores resultadosmedios, pero no es verdad que esto su-ceda por la presencia de inmigrantes enlos centros. La causa hay que buscarla enla concentración de desventaja socioeco-nómica en los hogares de los que proce-den los alumnos que asisten a este tipo decentros.

Según las encuestas publicadas, más del50 por ciento de los consultados conside-ra también que los inmigrantes reciben mu-cha ayuda por parte del Estado en compa-ración con otros grupos desfavorecidos, al-go más fácil de entender en un contexto decrisis económica que ha sido afrontada des-

de el Gobierno con importantes recortes enlas partidas de gasto social, pero tambiénen el contexto más general del Estado deBienestar español caracterizado por la es-casez en número y cantidad de las transfe-rencias sociales.

Estos resultados preocupantes coexistencon otros más positivos cuando se pregun-ta a la población sobre el impacto percibi-do de la inmigración en el sistema sanita-rio o sobre la reacción que nos genera elcontacto con inmigrantes En relación conla sanidad, el acceso de los inmigrantes alsistema público de salud es visto con cier-ta normalidad por parte de la opinión pú-blica mayoritaria.

Los españoles han creído mayoritariamentedesde el inicio de la crisis que los inmigrantesocupan los puestos de trabajo que los na-cionales no quieren. Sin embargo, al ser elempleo un bien cada vez más escaso, el por-

centaje de los que piensan así se ha reduci-do a lo largo del tiempo.

Existe en la literatura especializada en ac-titudes ante la inmigración la idea, formula-da como hipótesis recurrente, de que el con-tacto con los inmigrantes media positiva-mente entre la población mayoritaria ha-ciéndola menos reacia hacia la inmigracióno las minorías étnicas.

A tenor de los resultados de la investi-gación, los españoles son ambiguos a lahora de tratar residencialmente con los in-migrantes. La población aparece divididaentre quienes están a favor de vivir en unbarrio o edificio con más inmigrantes yquienes expresan sus preferencias por locontrario.

El comportamiento de la población es si-milar cuando nos planteamos la posibilidadde alquilar un piso a un inmigrante. Sin em-bargo, no parecen rechazar mayoritariamenteel contacto directo en otros aspectos talescomo tener un jefe inmigrante o aceptarlosen la familia.

Aunque la inmigración en España es rela-tivamente reciente y los niveles de concen-tración territorial de la población inmigran-te son menores que los que se detectan enotros países europeos, se dan notables dife-rencias entre grupos nacionales. Así, los eu-ropeos están menos concentrados, mientrasque los latinoamericanos se ubican en ni-veles intermedios, siendo la población deorigen magrebí y subsahariana la que regis-tra una mayor concentración.

España fue en décadas pasadas un país deemigración –una circunstancia que ha co-menzado a repuntar en los últimos años–,pero recientemente ha recibido intensísimosflujos de inmigración durante el boom eco-nómico de la primera mitad de la década delos 2000, y en la actualidad continúa reci-biendo un número relativamente importan-te de inmigrantes anualmente.

Del mismo modo, nos encontramos unafuerte segregación ocupacional entre inmi-grantes y autóctonos en nuestro mercado detrabajo, lo que explica que haya más con-tacto residencial con los inmigrantes que la-boral. Muchos encuestados declaran traba-jar aún en entornos con pocos o ningún in-migrante –así es para el 40 y 36 por ciento,respectivamente–.

Además, en los países receptores de in-

6ROLGDULGDG�\�UHSDUWR�Las respuestas de los encuestados sobre si creen que son muchas o pocas lasayudas que el Estado español concede a los extranjeros residentes en nuestro paísdice mucho sobre la tolerancia a su presencia en la sociedad española.

*Fuente: Fundación Alternativas

3HUFHSFLyQ�GH�ODV�D\XGDV�S~EOLFDV�SDUD�SHUVRQDV�PD\RUHVMucha Bastante Poca Ninguna1,23% 7,62% 72,54% 15,12%

3HUFHSFLyQ�GH�ODV�D\XGDV�S~EOLFDV�SDUD�GHVHPSOHDGRVMucha Bastante Poca Ninguna1,33% 12,72% 71,49% 14,75%

3HUFHSFLyQ�GH�ODV�D\XGDV�S~EOLFDV�SDUD�SHQVLRQLVWDVMucha Bastante Poca Ninguna1,14% 15,32% 75,36% 8,18%

3HUFHSFLyQ�GH�ODV�D\XGDV�S~EOLFDV�SDUD�LQPLJUDQWHVMucha Bastante Poca Ninguna18,26% 34,13% 37,15% 10,28%

/D�LQPLJUDFLyQ�UHGXFH�FDOLGDG�GH�OD�HQVHxDQ]DMuy de acuerdo Más bien de acuerdo Más bien desacuerdo Muy en desacuerdo

18,37% 47,72% 23,75% 9,55%

3UHIHUHQFLD�SDUD�HVSDxROHV�HQ�HGXFDFLyQMuy de acuerdo Más bien de acuerdo Más bien desacuerdo Muy en desacuerdo

23,01% 26,06% 29,55% 21,37%

POLÍTICAlos dossieres

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migración y, en especial en los del sur deEuropa, los cuidados personales son un cla-rísimo nicho de oportunidades laborales pa-ra los inmigrantes que se ha desarrollado conintensidad en las últimas décadas; y ello re-presenta una fuente adicional de contactocon la diversidad derivada de la inmigración,de efectos potencialmente distintos por lacercanía del contacto que implican en el ám-bito doméstico.

/D�LGHRORJtD��GHWHUPLQDQWH��El trabajo de-moscópico de la Fundación Alternativas po-ne de manifiesto que la ideología resulta unfactor determinante en la percepción del fe-nómeno migratorio por parte de la pobla-ción. Es mucho más importante que su edad,su sexo o incluso su nivel educativo. Las per-sonas situadas a la derecha del eje ideoló-gico, como las menos expuestas a la diver-sidad son más reacias a la inmigración.

La edad de los encuestados también es re-levante, aunque en menor medida. Los jó-venes presentan actitudes más favorables ha-cia la inmigración, mientras que el contac-to y la exposición a la convivencia con ciu-dadanos extranjeros facilitan el entendi-miento y la comprensión. Las actitudes dis-criminatorias de los españoles se vuelvenmucho más moderadas entre aquellos sec-tores de población que conviven con inmi-grantes y están más expuestos a la diversi-dad. Junto a la ideología, el otro gran pre-dictor de las actitudes parece ser el contac-to o, de modo más general, la exposición ala diversidad. Interactuar con inmigrantes ocon miembros de grupos minoritarios de for-ma frecuente y cotidiana normaliza la visiónque de ellos se tiene y reduce los prejuiciosy los estereotipos. Según los datos de las en-cuestas, son los españoles que declaran te-ner más contacto con personas de origen in-migrante los que menos recelo demuestranen las encuestas. Esta última dimensión esla que más reduce los prejuicios y los rece-los ante los inmigrantes.

Curiosamente, el cosmopolitismo que sepresupone en aquellas personas que viajanmás o viven fuera no moldea de forma de-terminante sus actitudes hacia la inmigra-ción como podría parecer lógico a priori, ylas diferencias son escasas en los resultadosde la encuesta en este campo.

Las conclusiones de este trabajo de la Fun-

dación Alternativas parecen invitar a un mo-derado optimismo, dado que ponen de ma-nifiesto que la percepción del fenómeno dela inmigración en España está evolucionan-do de forma clara hacia un horizonte de ma-yor tolerancia y comprensión. Ni siquierauna crisis económica de la magnitud comola sufrida en los últimos siete años ha acen-

tuado el rechazo hacia la inmigración. Los investigadores creen que parte de es-

ta evolución podría deberse al simple he-cho de que el paso del tiempo ha normali-zado la inmigración en España y los ciuda-danos ven con mayor normalidad conviviren el espacio público con una poblaciónmás diversa.

Aceptamos su inclusión en el sistema nacional de salud aunque somos más reticentes a los procedentes de países ricos.

La calidad educativa no se resiente por la presencia de extranjeros, sino por la extracción socioeconómica de los estudiantes.

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(VSDxROHVHQ�HOH[WUDQMHUR/� as cifras publicadas la semana

pasada por el Instituto Nacionalde Estadística (INE) con respec-to al número de españoles resi-

diendo actualmente en un país extranjerohan puesto de manifiesto que los españo-les expatriados no sólo no regresan a nues-tro país, sino que el flujo de salida conti-

núa aumentando de modo constante y conuna tendencia creciente.

El número de españoles residentes en elextranjero ha crecido en el último año un 5,6por ciento, según los datos del Padrón de Es-pañoles Residentes en el Extranjero (PERE).Ya hay 2.305.030 españoles por el mundo,el número de expatriados más alto desde2008. Esta cifra supone un incremento de121.987 personas respecto a los datos de ha-ce un año.

Desde el inicio de la crisis, el número deespañoles en el extranjero se ha incremen-tado en un 56 por ciento. Antes sumaban1,4 millones y ahora son 2,3 millones. Es-te registro ha aumentado en 833.339 per-sonas entre 2008 y 2015. Aunque la ma-

yoría de esos 2,3 millones de españoles –el59,5 por ciento–son personas de origen in-migrante que han retornado a su país natalo han marchado a terceros países. Tambiénson descendientes de españoles que consi-guieron la nacionalidad gracias a la Ley deNietos.

Los españoles nacidos en España que vi-ven fuera representan el 33,3 por ciento, loque equivale a 766.996 personas, una cifrarécord. En 2008 eran 633.750. El campo quemás ha crecido –en un 20 por ciento–es elde las nuevas inscripciones en el extranjerode los nacidos en España. En 2015 han sido70.135, como se ha dicho, casi un 20 porciento más que el año anterior y el doble delo que se registró en 2008.

La evolución de la percepción dela inmigración en la sociedad es-pañola durante los últimos añosqueda retratada de un modo fiel através de algunos indicadores ycomparando los porcentajes actua-les con los de tiempo atrás en el po-sicionamiento de los españolesacerca de varias cuestiones másconcretas.

Por ejemplo, ahora, el 63 por cien-to está muy o bastante de acuerdocon la idea de que los inmigranteshacen caer los salarios. Sin embar-go, y a pesar del elevado nivel dedesempleo generalizado durante lacrisis, se ha reducido al 35 por cien-to la proporción de quienes estánmuy o bastante de acuerdo con laidea de que los inmigrantes quitanel trabajo a los españoles.

Con respecto a 2008, se ha redu-cido en 10 puntos el porcentaje dequienes piensan que la inmigraciónempeora la calidad de la enseñan-za en el sistema educativo. Una re-ducción casi en la misma proporción

se ha producido entre quienes de-fienden la preferencia de los nacio-nales en la elección de colegio. Sinembargo, el 37 por ciento de los es-pañoles evitaría un colegio para sushijos en el que hubiera muchos hi-jos de inmigrantes.

En el caso de la sanidad, los re-sultados son aún más llamativos:quienes están muy o bastante deacuerdo con que la inmigración da-ña la calidad del sistema sanitariose reduce desde el 52 por ciento en2008 al 35 por ciento en 2015, yquienes defienden la preferencia delos españoles en el acceso han pa-sado del 41 al 31 por ciento en elmismo periodo.

En esta encuesta auspiciada porla Fundación Alternativas se ha pre-guntado por primera vez cómo cre-en los españoles que afecta al sis-tema sanitario no solo los inmi-grantes en general, sino tambiénlos extranjeros de países europeosricos, en particular. Y los resultadosson elocuentes: un 55 por cientopiensa que estos últimos abusan dela sanidad, frente al 45 por cientoque lo piensa respecto de los inmi-grantes en general; y un 52 porciento defiende la preferencia delos españoles frente a ellos, mien-tras que el porcentaje correspon-

diente cuando se habla de inmi-grantes (pobres) en general cae has-ta el 32 por ciento.

Un 16 por ciento de los españo-les declara tener ayuda en casa pa-ra las tareas domésticas por partede personas nacidas fuera del país,un 9 por ciento tiene una ayuda si-milar para el cuidado de las perso-nas mayores y un 4 por ciento parael cuidado de los menores. De estemodo, uno de cada cinco españolescuenta con ayuda personal por par-te de personas inmigrantes, es de-cir, un 20 por ciento de la poblaciónespañola.

Ante la pregunta de que si secree que cada uno de los siguien-tes grupos reciben mucha, bastan-te, poca o ninguna protección porparte del Estado, la mayoría de losespañoles considera que los tresgrupos de mayores y parados reci-ben poca ayuda -un porcentaje queen todos los casos supera el 70 porciento-. La imagen es radicalmen-te diferente para los inmigrantes.Mientras que solo un 37 por cientocreen que reciben poca, un 34 creeque reciben bastante y un 18 porciento mucha ayuda.

Aproximadamente un 36 por cien-to se manifestó de acuerdo o másbien de acuerdo con la idea de que

empeoran la calidad de la atenciónsanitaria y que abusan del sistema;el 40 por ciento está de acuerdo omás bien de acuerdo con la idea deque se les dan más ayudas sanita-rias que a los españoles, inclusoaunque tengan los mismos ingresosy, sin embargo, los que están deacuerdo o más bien de acuerdo conque los nacionales deberían tenerpreferencia en el acceso a la sani-

6DODULRV�\FROHJLRV�SHUMXGLFDGRV

Mayoritariamente opinamos que los inmigrantes cogen los

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POLÍTICAlos dossieres

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Argentina, Estados Unidos, Reino Unido,Alemania y Francia son los países con ma-yor incremento de población de nacionali-dad española en términos absolutos, mien-tras que en términos relativos son Bolivia,Colombia y Ecuador. Por otro lado, Argen-tina, Francia, Venezuela y Alemania son lospaíses extranjeros en donde más españolesresiden.

El PERE recoge la estadística de las perso-nas de nacionalidad española, sea o no és-ta su única nacionalidad, inscritas como re-sidentes habituales en el Registro de Matrí-cula de la Oficina Consular correspondien-te a su país de residencia. La inscripción secomunica al INE a través del Ministeriode Asuntos Exteriores.

Los datos son orientativos porque no to-

dos los españoles residentes en el extranje-ro se inscriben. De hecho, no hay ningún in-centivo por hacerlo y pierden su derecho aestar empadronados en España. Así que losexpertos calculan que solo se apuntan al PE-RE los que llevan ya varios años viviendofuera.

Las elecciones autonómicas y generalesque tuvieron lugar el año pasado han deja-do una huella  en esta estadística, porque losespañoles que hayan ido a apuntarse enel Censo Electoral de Residentes Ausen-tes (CERE) pueden haber aprovechado parahacer ambos trámites.

También han aumentado los inscritos me-nores de 16 años, lo que implica que haymás familias en el exterior. El PERE se está

dad se quedan en el 32 por ciento.Ante el planteamiento de si con-

sideran los encuestados que la ca-lidad de la atención sanitaria dis-minuye como consecuencia de lapresencia de inmigrantes en el sis-tema de salud, de los más de un 50por ciento que decían estar deacuerdo o muy de acuerdo con estaidea, en tiempos más recientes, elporcentaje se ha reducido. En 2015,

solo el 36 por ciento de los españo-les se alineaba con esta posición.

Ni siquiera en 2008 la mayoría delos encuestados pensaba que los es-pañoles tuvieran que tener prefe-rencia en el acceso a la atención sa-nitaria. Entonces, el 42 por cientose expresaba a favor de esta idea y,con el tiempo, las posiciones en es-te indicador también se han mode-rado. Ahora, algo más de un 32 porciento responde a favor de la pre-ferencia nacional.

Los entrevistados perciben efec-tos bien diferenciados sobre la sa-nidad de uno y otro tipo de inmi-gración: mientras que el 45 por cien-to consideraba que los inmigrantes-sin distinguir en función de su ori-gen- abusan de la sanidad, cuandose les preguntó explícitamente porlos europeos procedentes de paísesricos, el 55 por ciento respondieronque abusan. Y cuando se les pre-guntó si los españoles deberían te-ner preferencia en el acceso, el 32por ciento estaban muy o bastantede acuerdo con la idea si se trata deinmigrantes en general, frente al 52por ciento si se especifica expresa-mente europeos procedentes de paí -ses ricos.

Mientras que en 2008 casi un 50por ciento estaba bastante o muy

de acuerdo con que la inmigraciónreduce la calidad de la enseñanza,en 2015 este porcentaje ha des-cendido de forma notoria hasta el40 por ciento.

Pocos cambios a lo largo del tiem-po ha habido en el porcentaje de es-pañoles que creen que los inmi-grantes contribuyen al crecimientoeconómico de España. En 2015 sonmás del 56 por ciento, mientras queen 2008 eran el 62 por ciento.

Es muy habitual también creerque los inmigrantes, al aceptar sa-larios más bajos que los españoles,acaban por reducir los salarios engeneral que se ofrecen en el mer-cado laboral. Desde el comienzo dela crisis hasta 2014, el porcentajede quienes piensan así no hizo sinocrecer, del 71 al 76,5 por ciento. Encambio, los datos para 2015 refle-jados en la Encuesta Fundipax/Al-ternativas 2015 sugieren una ciertainflexión, pues el porcentaje quecree que los inmigrantes hacen ca-er los salarios desciende hasta el63 por ciento.

Acerca de la cuestión de si secree que los inmigrantes quitan tra-bajo a los españoles, la poblaciónespañola ha manifestado tradicio-nalmente niveles de acuerdo con es-ta afirmación en torno al 55-60 por

ciento. Sin embargo, la Encuesta de2015 muestra un brusco cambio detendencia con una caída desde el57 por ciento que estaba muy deacuerdo o más bien de acuerdo condicha afirmación (los inmigrantesquitan puestos de trabajo a los es-pañoles) hasta el 35 por ciento.

Según la investigación de HéctorCebolla y Amparo López, tan solo un26 por ciento de la población espa-ñola no ha visitado nunca otro país,mientras que un 20 por cioento delos encuestados declara haber vivi-do alguna vez fuera de España porun periodo superior a 3 meses. So-lo un 38 por ciento de los españo-les afrima tener familiares viviendoen otros países.

Paralelamente, un 16 por cientode los españoles declara tener ayu-da en casa para las tareas domés-ticas por parte de personas nacidasfuera del país, un 9 por ciento tie-ne una ayuda similar para el cuida-do de las personas mayores y un 4por ciento para el cuidado de losmenores.

Otro dato clarificador: el 71 porciento de los nacionales aceptaríade buen grado tener un jefe inmi-grante y un 66 por ciento que sus hi-jos se casaran con personas naci-das fuera de España.gen los trabajos que los españoles no queremos.

8QD�VDQJUtD�TXH�QR�FHVD

*Fuente: INE

(PLJUDQWHV�HVSDxROHV2010 2011 2012 2013 2014 2015

1.702.778 1.816.835 1.931.248 2.058.048 2.183.043 2.305.030

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nutriendo de dos fuentes distintas de modomayoritario: familias de latinoamericanos deorigen que tienen la nacionalidad españolay jóvenes nacidos en España que se van apaíses como Francia, Reino Unido o Ale-mania, fundamentalmente, en busca de unpuesto de trabajo.

Los incrementos de inscritos respecto a losdatos del año anterior –1 de enero de 2015–se concentraron en América (70.798 más) yEuropa (44.946 más). Del total de españolesresidentes en el extranjero, el 33,3 por ciento

(766.996) nacieron en España; el 59,5 por cien-to (1.371.734) en su actual país de residenciay el 6,9 por ciento (158.530) en otros países.

Las nuevas inscripciones realizadas du-rante 2015 de españoles de origen se eleva-ron hasta las 70.135, de los que más de lamitad residían en Europa (un 53,9 por cien-to del total), seguido de los que residían enAmérica (un 35,6 por ciento).

Los países extranjeros en los que residíanmás personas de nacionalidad española a 1de enero de 2016 eran Argentina (439.236),

Francia (232.693), Venezuela (188.025) yAlemania (139.555).

En términos absolutos los mayores incre-mentos se registraron en Argentina (16.230más), Estados Unidos de América (11.628) yReino Unido (11.182); y términos relativos,en países con más de 10.000 residentes,Ecuador (un 21,3 por ciento más), Bolivia(20,0) y Colombia (14,7 por ciento).

De las nuevas inscripciones realizadas du-rante 2015 (188.512) el mayor número co-rrespondió a personas de 16 a 64 años, has-ta las 118.361 personas (un 62,8 por cientodel total), seguido de los menores de 16 años(59.958 personas; y los mayores de 65(10.193).

Del total de los españoles residentes en elextranjero (2.305.030), el 15,3 por ciento delos inscritos en el PERE, a 1 de enero de2016, tenía menos de 16 años; el 62,9 teníade 16 a 64; y el 21,7 por ciento 65 o másaños. El 54,1por ciento de los menores de16 años residía en América y el 40,4 porciento en Europa. En el grupo de edad de 16a 64 años, un 61,7 por ciento residía en Amé-rica y un 35,1 por ciento en Europa; y en elde los mayores de 65 años, el 73,6 por cien-to tenía fijada su residencia en América y un24,6 por ciento en Europa.

/D�RGLVHD�GHO�YRWR��Los expatriados se en-cuentran con muchas trabas burocráticas pa-ra poder votar a distancia. Según los datosque maneja el colectivo Marea Granate, po-co más de 100.000 personas consiguió com-pletar todo el proceso de voto en las pasa-das elecciones generales, lo que representasólo un 6 por ciento del Censo Electoral deResidentes Ausentes (CERE).

Los censos de los países de origen, comoReino Unido, Francia o Alemania, dan ci-fras significativamente mayores. La causaestá en que los expatriados se apuntan enlos censos de estos países porque se les exi-ge, pero el PERE es voluntario y suele obli-gar a los solicitantes a ir a un consulado avarios kilómetros de distancia y soportar lar-gas colas.

Con el caso de las recientes elecciones ge-nerales, y también con las autonómicas, tam-poco ha funcionado bien el envío de las pa-peletas de voto, que en miles de casos lle-garon a sus destinatarios con posterioridada la celebración de esos comicios. ●

Nos mostramos divididos a la hora de responder si alquilaríamos una vivienda a un inmigrante.

Los españoles expatriados no sólo no regresan, sino que el flujo de salida continúa aumentando.

POLÍTICAlos dossieres

38 28 de marzo–3 de abril de 2016. nº 1148

F. MORENO

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