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34 ESCUELA Núm. 4.002 (1.690) 21 de noviembre de 2013 Reportaje Horarios: ¿cuánto más, mejor? Los estudiantes de la OCDE pasan 7.751 horas en clase entre Primaria y Secundaria. España supera la media de la UE. Países como Singapur están llamando a “enseñar menos, aprender más” LOLA GARCÍA-AJOFRÍN Durante un discurso sobre edu- cación en la Cámara de Comer- cio Hispánica de Estados Unidos, el 10 de marzo de 2009, el presi- dente norteamericano, Barack Obama, pronunció una frase que simboliza el paralelismo que para algunos políticos y expertos exis- te entre tiempo de clase y apren- dizaje: “Nuestros hijos pasan por encima de un mes menos en clase que los niños en Corea del Sur cada año. Esta no es manera de prepa- rarlos para la economía del siglo XXI”, afirmó. Tres años después de aquello, durante algunas entrevis- tas de esta periodista en Corea del Sur, Hong Kong y Singapur, varios de los profesores o políticos asiáti- cos consultados recordaban aque- lla afirmación, y alguno ponía el grito en el cielo: “¿Más tiempo = más aprendizaje?”, tituló el decano de Educación de la Universidad de Hong Kong, Kai-ming Cheng, en un artículo publicado en este periódico, en el que recordaba que el hecho de que los estudiantes de las llamadas culturas palillos estén “demasiado ocupados en estudiar el currículo formal”, ha llevado precisamente a sus gobiernos a replantearse las horas que los jóve- nes dedican a su formación y a qué las dedican. Es el caso de la actual llamada de Singapur a “enseñar menos, aprender más”. Los estudiantes de la OCDE pasan una media de 7.751 horas de clase entre Primaria y Secun- daria, según los últimos datos (2011) del informe Education at a Glance 2013 –conocido en espa- ñol como Panorama de la educa- ción–, que en un capítulo dedica- do al “entorno de aprendizaje y organización de los centros”, ana- liza el tiempo que los estudiantes pasan en clase y las horas que los profesores dedican a la enseñan- za. Para hacerse una idea, el equi- valente a la lectura de unos 861 libros, si se leyesen de seguido o 3.339 películas y media. Estas casi 8.000 horas se distri- buyen en una media de 791 horas por curso obligatorias en Primaria (802 en total) y 116 horas más obli- gatorias por curso en Secundaria (122 horas más en total), lo que supone que los alumnos de los paí- ses de la OCDE reciben unas 4.717 horas de instrucción en Primaria y una media de 3.034 horas en ESO. La mayor parte de este tiempo es obligatorio, aunque depende de la edad a la que empiecen, que varía en fun- ción de los países. Mientras que los estudiantes de dos tercios de los paí- ses de la OCDE comienzan la Pri- maria a los 6 años, los alumnos de una quinta parte de los países de la OCDE no se inician hasta los 7 años. Solo en Australia, Inglaterra, Irlanda, Nueva Zelanda y Escocia la Educación Primaria empieza a los 5 años. En Irlanda, los estudiantes de 4 años también están autorizados para iniciar la Primaria y un 40% lo hace, recuer- da este informe. ESPAÑA, DE LOS QUE MÁS España se encuentra entre los paí- ses con mayor carga horaria, entre los que superan el millar de horas obligatorias por curso –lo hace en Secundaria, con 1.050 horas obli- gatorias al año, pero no en Prima- ria, donde imparte 875–. La media de la Unión Europea se sitúa en 768 horas obligatorias en Primaria y 881 en Secundaria, lo que supo- ne casi un mes menos de clase, si se distribuyese en jornadas de seis horas diarias. Le acompañan en este grupo países como Australia (953 en Primaria y 1.009 en Secun- daria), Chile (1.007 en Primaria y 1.083 en Secundaria), México (800 en Primaria y 1.167 en Secunda- ria), Países Bajos (940 y 1.000, res- pectivamente) e Indonesia, que a las escasas 660 horas de Primaria, suma 1.020 en Secundaria. Entre los diez mejores de PISA 2009 el dibujo es variopinto. No son los sistemas asiáticos los que cuentan con mayor carga hora- ria obligatoria en la escuela –aun- que las clases particulares son casi generales en sistemas como Corea del Sur, Hong Kong o Sin- gapur, y la jornada de estudio, en algunos casos, alcanza altas horas de la noche entre activida- des de refuerzo y extraescolares–. Las cifras varían de las 626 horas obligatorias en Primaria y 856 Secundaria de Finlandia (3º en PISA) o las 632 y 850 de Corea del Sur (2º de PISA), a las 916 y 923 de Canadá (6º) y las más de 1.000 de Australia (9º) o Países Bajos (10º). Pero, si España dedica más tiempo a las clases que la media de la UE, ¿por qué no obtiene mejo- res resultados? “Porque también se trata de calidad de tiempo”, expli- ca Ismael Sanz, director del Insti- tuto Nacional de Evaluación Edu- cativa (INEE) de España, que cita un reciente informe de la IEA, el organismo internacional que desa- rrolla las pruebas internacionales de Primaria de Timss y Pirls. “El Informe Talis de la OCDE muestra, a este respecto, que España es un país en donde se pierde un tercio del tiempo de clase manteniendo la disciplina, más que en la media”, puntualiza el director del INEE. “Y la segunda cuestión, es que hay que priorizar las materias instrumen- tales como lectura, matemáticas y ciencias. Las demás asignaturas son también muy importantes, pero las tres mencionadas son las que más va a necesitar una persona a lo lar- go de su vida”, observa. En septiembre de 2005, el entonces ministro de Edu- cación de Singapur, Tharman Shanmugaratnam, abordó a los asistentes a su conferencia, en el centro de Con- venciones de la Universidad Politécnica Ngee Ann, con un planteamiento novedoso: “Enseñar menos, aprender más”. “Nuestro desafíos no son distintos a los de otros países asiáticos, como Japón, China, Corea e India. Par- timos, como ellos, de un sistema educativo centralizado, con un fuerte enfoque en los exámenes nacionales. El sistema tiene sus puntos fuertes. Produce personas que son capaces de concentrarse en una tarea y hacer el trabajo. Pero en Singapur como en otros países asiáticos, sabemos que nuestros jóvenes necesitan mucho más que habilidades de examen para prepararse para el futuro”, expuso. El movimiento “Enseñar menos, Aprender más” (TLLM) arrancó en 2006 en Singapur, centrado en mejorar la efectividad de la enseñanza. No se trata literalmente de “enseñar menos”, sino de innovar en el currículo (qué se enseña), en la pedagogía (cómo se enseña) y en la eva- luación (cuánto han aprendido los alumnos). Para esto, se ha hecho una reducción racional de los contenidos curriculares que permita a los docentes un mayor margen para innovar y reducir la carga de los alumnos. A fina- les de 2010, unas 266 escuelas (74%) aprovecharon los recursos del Ministerio para embarcarse en innovaciones curriculares, según datos gubernamentales. EL MOVIMIENTO “ENSEÑAR MENOS, APRENDER MÁS” DE SINGAPUR España se encuentra entre los países con mayor carga horaria, entre los que superan el millar de horas obligatorias por curso

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Page 1: Horarios: ¿cuánto más, mejor? · casi generales en sistemas como Corea del Sur, Hong Kong o Sin-gapur, y la jornada de estudio, en algunos casos, alcanza altas ... ñar o estudiar”,

34 ESCUELA Núm. 4.002 (1.690) 21 de noviembre de 2013

Reportaje

Horarios: ¿cuánto más, mejor?• Los estudiantes de la OCDE pasan 7.751 horas en clase entre Primaria y Secundaria. España supera la media de la UE. Países como Singapur están llamando a “enseñar menos, aprender más”

LOLA GARCÍA-AJOFRÍN

Durante un discurso sobre edu-cación en la Cámara de Comer-cio Hispánica de Estados Unidos, el 10 de marzo de 2009, el presi-dente norteamericano, Barack Obama, pronunció una frase que simboliza el paralelismo que para algunos políticos y expertos exis-te entre tiempo de clase y apren-dizaje: “Nuestros hijos pasan por encima de un mes menos en clase que los niños en Corea del Sur cada año. Esta no es manera de prepa-rarlos para la economía del siglo XXI”, afi rmó. Tres años después de aquello, durante algunas entrevis-tas de esta periodista en Corea del Sur, Hong Kong y Singapur, varios de los profesores o políticos asiáti-cos consultados recordaban aque-lla afi rmación, y alguno ponía el grito en el cielo: “¿Más tiempo = más aprendizaje?”, tituló el decano de Educación de la Universidad de Hong Kong, Kai-ming Cheng, en un artículo publicado en este periódico, en el que recordaba que el hecho de que los estudiantes de las llamadas culturas palillos estén “demasiado ocupados en estudiar el currículo formal”, ha llevado precisamente a sus gobiernos a replantearse las horas que los jóve-nes dedican a su formación y a qué las dedican. Es el caso de la actual llamada de Singapur a “enseñar menos, aprender más”.

Los estudiantes de la OCDE pasan una media de 7.751 horas de clase entre Primaria y Secun-daria, según los últimos datos (2011) del informe Education at a Glance 2013 –conocido en espa-ñol como Panorama de la educa-ción–, que en un capítulo dedica-do al “entorno de aprendizaje y organización de los centros”, ana-liza el tiempo que los estudiantes pasan en clase y las horas que los profesores dedican a la enseñan-za. Para hacerse una idea, el equi-valente a la lectura de unos 861 libros, si se leyesen de seguido o 3.339 películas y media.

Estas casi 8.000 horas se distri-buyen en una media de 791 horas por curso obligatorias en Primaria (802 en total) y 116 horas más obli-gatorias por curso en Secundaria (122 horas más en total), lo que supone que los alumnos de los paí-

ses de la OCDE reciben unas 4.717 horas de instrucción en Primaria y una media de 3.034 horas en ESO. La mayor parte de este tiempo es

obligatorio, aunque depende de la edad a la que empiecen, que varía en fun-ción de los países. Mientras que los estudiantes de dos tercios de los paí-ses de la OCDE comienzan la Pri-maria a los 6 años,

los alumnos de una quinta parte de los países de la OCDE no se inician hasta los 7 años. Solo en Australia, Inglaterra, Irlanda, Nueva Zelanda y Escocia la Educación Primaria empieza a los 5 años. En Irlanda, los estudiantes de 4 años también están autorizados para iniciar la Primaria y un 40% lo hace, recuer-da este informe.

ESPAÑA, DE LOS QUE MÁSEspaña se encuentra entre los paí-ses con mayor carga horaria, entre los que superan el millar de horas obligatorias por curso –lo hace en Secundaria, con 1.050 horas obli-gatorias al año, pero no en Prima-ria, donde imparte 875–. La media de la Unión Europea se sitúa en 768 horas obligatorias en Primaria y 881 en Secundaria, lo que supo-ne casi un mes menos de clase, si se distribuyese en jornadas de seis

horas diarias. Le acompañan en este grupo países como Australia (953 en Primaria y 1.009 en Secun-daria), Chile (1.007 en Primaria y 1.083 en Secundaria), México (800 en Primaria y 1.167 en Secunda-ria), Países Bajos (940 y 1.000, res-pectivamente) e Indonesia, que a las escasas 660 horas de Primaria, suma 1.020 en Secundaria.

Entre los diez mejores de PISA 2009 el dibujo es variopinto. No son los sistemas asiáticos los que cuentan con mayor carga hora-ria obligatoria en la escuela –aun-que las clases particulares son casi generales en sistemas como Corea del Sur, Hong Kong o Sin-

gapur, y la jornada de estudio,

en algunos casos, alcanza altas horas de la noche entre activida-des de refuerzo y extraescolares–. Las cifras varían de las 626 horas obligatorias en Primaria y 856 Secundaria de Finlandia (3º en PISA) o las 632 y 850 de Corea del Sur (2º de PISA), a las 916 y 923 de Canadá (6º) y las más de 1.000 de Australia (9º) o Países Bajos (10º).

Pero, si España dedica más tiempo a las clases que la media de la UE, ¿por qué no obtiene mejo-res resultados? “Porque también se trata de calidad de tiempo”, expli-ca Ismael Sanz, director del Insti-tuto Nacional de Evaluación Edu-

cativa (INEE) de España, que cita

un reciente informe de la IEA, el organismo internacional que desa-rrolla las pruebas internacionales de Primaria de Timss y Pirls. “El Informe Talis de la OCDE muestra, a este respecto, que España es un país en donde se pierde un tercio del tiempo de clase manteniendo la disciplina, más que en la media”, puntualiza el director del INEE. “Y la segunda cuestión, es que hay que priorizar las materias instrumen-tales como lectura, matemáticas y ciencias. Las demás asignaturas son también muy importantes, pero las tres mencionadas son las que más va a necesitar una persona a lo lar-go de su vida”, observa.

En septiembre de 2005, el entonces ministro de Edu-cación de Singapur, Tharman Shanmugaratnam, abordó a los asistentes a su conferencia, en el centro de Con-venciones de la Universidad Politécnica Ngee Ann, con un planteamiento novedoso: “Enseñar menos, aprender más”. “Nuestro desafíos no son distintos a los de otros países asiáticos, como Japón, China, Corea e India. Par-timos, como ellos, de un sistema educativo centralizado, con un fuerte enfoque en los exámenes nacionales.

El sistema tiene sus puntos fuertes. Produce personas que son capaces de concentrarse en una tarea y hacer el trabajo. Pero en Singapur como en otros países asiáticos, sabemos que nuestros jóvenes necesitan mucho más que

habilidades de examen para prepararse para el futuro”, expuso. El movimiento “Enseñar menos, Aprender más” (TLLM) arrancó en 2006 en Singapur, centrado en mejorar la efectividad de la enseñanza. No se trata literalmente de “enseñar menos”, sino de innovar en el currículo (qué se enseña), en la pedagogía (cómo se enseña) y en la eva-luación (cuánto han aprendido los alumnos). Para esto, se ha hecho una reducción racional de los contenidos curriculares que permita a los docentes un mayor margen para innovar y reducir la carga de los alumnos. A fi na-les de 2010, unas 266 escuelas (74%) aprovecharon los recursos del Ministerio para embarcarse en innovaciones curriculares, según datos gubernamentales.

EL MOVIMIENTO “ENSEÑAR MENOS,

APRENDER MÁS” DE SINGAPUR

España se encuentra entre los

países con mayor carga horaria,

entre los que superan el millar de

horas obligatorias por curso

Page 2: Horarios: ¿cuánto más, mejor? · casi generales en sistemas como Corea del Sur, Hong Kong o Sin-gapur, y la jornada de estudio, en algunos casos, alcanza altas ... ñar o estudiar”,

Reportaje21 de noviembre de 2013 Núm. 4.002 (1.691) ESCUELA 35

TRES ASIGNATURAS, LA MITAD DEL CURRÍCULOPrácticamente la mitad del tiempo de clase se dedica a tres asignatu-ras: lectura, escritura y literatura (Lengua), Matemáticas y Ciencias, las tres que mide PISA. Represen-tan el 54% del horario lectivo obli-gatorio en Primaria en la media de la OCDE y el 41% en la llamada Secundaria inferior –en España, ESO–. En concreto, ese 54% en

Primaria se divide en un 26% de Lengua, 17% de Matemáticas y 11% de Artes. “Junto con la Edu-cación Física (9%), la Ciencia (7%) y las Ciencias Sociales (7%), estas seis áreas de estudio constituyen la mayor parte del currículo para este grupo de edad en toda la OCDE y otros países del G-20 con datos disponibles”, cifra el documento. Los idiomas modernos extran-jeros, la Religión, las habilidades prácticas y de formación profe-sional, la tecnología y otras mate-rias constituyen el resto (17%) del contenido obligatorio de Primaria.

Aunque de media, la mayor parte del currículo de Primaria se dedica a la asignatura de Lengua, el porcentaje difi ere ampliamente entre países. Por ejemplo, en Islan-dia y en Indonesia, Lengua ocupa un 17% o menos del tiempo de

enseñanza obligatoria, mientras que en Francia, Hungría y Méxi-co representa el 35% o más. Lo mismo ocurre con Matemáticas, la segunda asignatura a la que se dedica más tempo. Así, en Grecia, Irlanda, Corea del Sur y Turquía, las Matemáticas ocupan el 14% o menos de tiempo de instrucción, mientras que en Argentina, Bélgi-ca (comunidad fl amenca), Francia, México y Portugal representan el

20% o más. O con la enseñanza artís-tica, que varía del 5% del tiempo en Israel, México y Polonia, al 15% en Austria, Dinamar-ca, Estonia, Finlan-dia, Alemania, Italia y Noruega.

E n E S O, l a mayor parte del tiempo también se dedica a tres materias, pero varía tanto el tiempo (43%), como el las asignaturas, que hacen un hueco a los idiomas: Lengua (16%), lenguas extranje-ras modernas (14%) y Matemá-ticas (13%). De media, un 12% adicional se dedica a las Cien-cias Sociales y el 12% a la Cien-cia. Juntos con las artes (8%) y la Educación Física (8%) com-pletan las siete áreas de estudio a las que se dedica la mayor parte del currículo obligatorio. A esto se añaden: Tecnología, Religión, habilidades prácticas y formación profesional, entre otras (12%).

100% FLEXIBILIDADDe media, los países de la OCDE solo permiten un 6% de libertad en el tiempo de enseñanza en Pri-

maria y 7% en ESO. Dentro de ese tiempo fl exible obligatorio, cen-tros profesores y alumnos “tienen diferentes grados de libertad para elegir los temas que desean ense-ñar o estudiar”, explica el estu-dio. Varían del 100% de libertad en República Checa y los Países Bajos, tanto en Primaria como en Secundaria. Donde, en el caso de República Checa, se especifi ca el número mínimo total de clases por materias en Primaria y ESO, pero cada centro decide cómo dividirlas y, en el caso de los Países

Bajos, se especifi can objetivos de rendimiento por asignatura, pero los centros tienen libertad de deci-dir cuánto tiempo se dedica a las diferentes asignaturas y áreas del currículo. Australia es el siguien-te con mayor fl exibilidad, con un 58% del tiempo obligatorio en Primaria y el 46% en ESO para la parte fl exible del currículo.

En Primaria, Canadá también asigna el 20% del tiempo para la parte fl exible del currículo, mien-tras que Rusia y la República Eslo-vaca designan el 16% y el 15%,

respectivamente. Algunos países permiten una total flexibilidad en determinados cursos: en Polo-nia e Indonesia, los tres primeros años de Primaria son fl exibles y en Dinamarca, solo el primer año. En ESO, el abanico se distribuye entre el 22% de Islandia, el 18% de Bélgica (comunidad fl amenca), el 16% de Chile y Rusia, o una car-ga insignifi cante o nula en Grecia, Hungría, Luxemburgo y México, para ambas etapas. Dicen que el tiempo es oro, pero depende de cómo se use.

ISMAEL SANZ

“ACOMODANDO LA OFERTA EDUCATIVA

PODRÍAMOS REDUCIR EL ABANDONO”

El director del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) advierte del tercio del tiempo de clase que en España se pierde poniendo orden

¿Cree que más tiempo de clase es igual a mejores resultados?

Si el tiempo se emplea bien, sí. Depende también del número de horas que se dedica. Más tiempo de clase, cuando ya se dan muchas horas, no siempre conduce a más aprendizaje. Pero la evidencia empírica, como la mos-trada por los profesores Lavy (Univ. Warwick) y Rivkin (Univ. Illinois), parece indicar que en muchos países de la OCDE todavía estamos en un punto en el que aumentar las horas de clase mejora los resultados.

Entre los países varía el tiempo que dedicado a las mate-rias así como el currículo fl exible. ¿Cuál cree que es un equilibrio apropiado para la enseñanza del siglo XXI?

La autonomía de los centros es muy importante en la determinación de los tiempos que se dedican a cada

materia. En algunas zonas quizá es más importante insis-tir en las materias instrumentales como Lectura, Mate-máticas y Ciencias. Y además también es importante acomodarse a los intereses y demandas de las madres, padres y alumnos de cada zona. Quizá así se logre dismi-nuir la tasa de abandono al acomodar la oferta educativa en mayor medida a los intereses de los que acuden al centro educativo.

¿Es posible, como se denomina la reforma de Singapur, “enseñar menos y aprender más”?

Sí. Priorizando. Hay algunos contenidos que se podrían reducir. Se trataría de enseñar menos, pero mejor. Sería interesante que los docentes se encontra-ran de forma sistemática y organizada con sus exalum-nos 10, 15 o 20 años después de que hayan terminado sus estudios. Así tendrían feedback sobre qué ha sido lo más importante de lo que explicaron en su momento y verían de qué se acuerdan sus exalumnos de todo lo que se les enseñó.

Tres ideas erróneas sobre el horario del profesorado

L.G-A.

- En España no se trabaja menos. Uno de las conclusiones del informe Education at a Glance 2013 sobre el tiempo que los docentes de la OCDE pasan enseñando, desmonta el este-reotipo de que los españoles trabajan menos: “En España, los maestros de Primaria enseñan 880 hora al año, unas 100 más que la media de la OCDE” y durante más horas al día (5 comparado a las 4,3 de media), aunque durante menos jornadas. Algo que contrasta, por ejemplo, con la distribución de otros sistemas como el de Corea del Sur, donde los profesores de Primaria imparten un gran número de días de clase –más de cinco días a la semana, de media–, pero solo 3,7 horas diarias.

- Más horas, no siempre mejor. Tanto en Finlandia como en Corea del Sur, dos de los sistemas educati-vos que mejor puntúan en evalua-ciones internacionales, los profeso-res imparten menos horas de clase al año que la mayoría de países. En Primaria, con una media de 790 horas por año, que se distribuyen

entre tres y seis horas al día, hay excepciones tanto por arriba, como las de Chile, Francia y Estados Uni-dos, donde los maestros enseñan más de seis horas diarias, como por abajo, con Indonesia, con menos de tres horas por día. En ESO, con una media de 709 horas al año en la OCDE y 665 horas por año en la UE, casi 45 horas menos, el tiempo de clase oscila de las 600 horas de Fin-landia, Grecia , Indonesia, Polonia y Rusia, a las más de 1.000 horas de Argentina, Chile, México y EEUU.

- Las condiciones no son iguales que antes. Entre 2000 y 2011 varios países aumentaron significativamente el horario de clase de sus docentes. Es el caso de Israel y Japón, donde se produjo un aumento del 15% en Primaria, según el informe. En Israel, se debió a la reforma denominada “Nuevo Horizonte”, que se implantó gradualmente desde 2008, donde una de las medidas clave es prolongar la semana laboral de los docentes para dar cabida a grupos más pequeños. En España y Portugal, a los profesores de Secundaria se les incrementó más

de un 25% el tiempo de clase en el mismo período; en Luxemburgo el aumento fue del 15% entre 2005 y

2011, y en Corea del 15% para Bachi-llerato. Por el contrario, el tiempo de enseñanza disminuyó en un 10%

entre 2000 y 2011 en México (ESO), Países Bajos (ESO y Bachillerato) y Escocia (Primaria).

Fuente: Panoram a de la educación. Indicadores de la OCDE 2013. Informe en español.

El Informe Talis de la OCDE muestra

que España es un país en donde se

pierde un tercio del tiempo de clase

manteniendo la disciplina