hora santa por los sacerdotes€¦ · dice el evangelio que el señor llamó a los que quiso para...
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HORA SANTA POR LOS SACERDOTES
(P. Carlos Rosell)
“Llamó a los que quiso para que estuvieran con El”
(Mc 3,13)
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TEXTO BÍBLICO
Del Evangelio según San Marcos
(Mc 3, 13-19)
Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde Él. Instituyó Doce, para que
estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios. Instituyó a los
Doce y puso a Simón el nombre de Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges,
es decir, hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el
mismo que le entregó.
Reflexión
Dice el Evangelio que el Señor llamó a los que
quiso para que estuvieran con Él. San Juan Pablo II decía que la vocación sacerdotal es un
don y un misterio. Es verdad, es un don porque nadie merece la vocación sacerdotal. Uno no es sacerdote por ser más inteligente, más simpático
o más agraciado. El Señor llama a quien quiere. Por eso, los sacerdotes debemos estar agradecidos de que Jesús se haya fijado en
nosotros por pura misericordia. Todo es misericordia. El llamado a ser sacerdote es un
don inmerecido. Ser sacerdote, que quede claro, no es por mérito de uno mismo, ciertamente el que recibe el llamado debe responder, pero
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quien miró primero es el Señor. “Él nos amó
primero” (1 Jn 4,10).
La vocación sacerdotal es un misterio. Es el misterio de la llamada y el misterio de la
respuesta. Ya hemos dicho que es un don y es un misterio porque está en los planes inescrutables de Dios. ¿Por qué el Señor se fijó
en mí, pues yo no soy mejor que los demás? Es el misterio de la elección divina. Además, está el misterio de la respuesta, por qué unos
responden y otros no. Es el misterio de la libertad. El papa Francisco dice que “la vocación, más que una elección nuestra, es respuesta a un llamado gratuito del Señor”. Pero, ese misterio
de la respuesta exige al sacerdote ser fiel hasta la muerte. En el texto que les he leído aparece Judas Iscariote, que el Señor libre a los
sacerdotes de ser como Judas. No basta ser sacerdote, debemos ser sacerdotes fieles, entregados, enamorados de Cristo y pastores del
Pueblo de Dios.
Cómo no agradecer al Señor, el hecho de ser sus ministros. Decía San Juan Pablo II: Te damos gracias, ¡Oh Cristo!: Porque nos has elegido Tú mismo, asociándonos de manera especial a tu sacerdocio y marcándonos con un carácter indeleble que capacita a cada uno de nosotros para ofrecer tu mismo sacrificio, como sacrificio de todo el Pueblo: sacrificio de reconciliación, en el cual Tú te ofreces incesantemente al Padre y, en Ti, al hombre y al mundo; Porque nos has hecho ministros de la Eucaristía y de tu perdón;
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partícipes de tu misión evangelizadora; servidores del Pueblo de la Nueva Alianza.
Te damos gracias por habernos hecho semejantes a Ti como ministros de tu sacerdocio, llamándonos a edificar tu Cuerpo, la Iglesia, no solo mediante la administración de los sacramentos, sino también y antes que nada, con el anuncio ,de tu mensaje de salvación” (Hch 13, 26. ), haciéndonos partícipes de tu responsabilidad de Pastor. Te damos gracias por haber tenido confianza en nosotros, a pesar de nuestra debilidad y fragilidad humana, infundiéndonos en el Bautismo la llamada y la gracia de una perfección a conquistar día tras día. Pedimos saber cumplir siempre nuestros deberes sagrados según la medida del corazón puro y de la conciencia recta. Que seamos “hasta el fin” fieles a Ti, que nos has amado “hasta el fin” (cf. Jn 13, 1). (Carta a los sacerdotes, Jueves Santo 1982).
TEXTO BÍBLICO
Del Evangelio según San Lucas
(Lc 22,14-20)
Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles; y les dijo: «Con ansia he deseado
comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más
hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios».
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Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: «Tomad esto y repartidlo entre vosotros; porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino
de Dios».
Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es
entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío». De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi
sangre, que es derramada por vosotros.
Reflexión
El pasaje de la última Cena es fundamental para hablar del sacerdocio. ¿Por qué? Porque el
sacerdote es el ministro de la Eucaristía. Si no hay sacerdotes, no hay Eucaristía. El Señor en la última cena al instituir el Santo Sacramento
el Altar, instituyó a los sacerdotes de la Nueva Alianza. Solo ellos y nadie más que ellos, pueden
consagrar el pan y el vino, trayendo así a Cristo al mundo.
La Eucaristía y el Orden Sacerdotal están estrechamente unidos. Si me preguntan ¿Para
qué soy sacerdote?, la respuesta es, en primer lugar, para celebrar la Santa Misa. Lo más
importante que hace un sacerdote es celebrar la Santa Misa que tiene valor infinito. El gozo del sacerdote está en decir las palabras de la
Consagración.
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Las manos del Sacerdote, manos ungidas, en
verdad hacen posible la mayor presencia de Cristo en la tierra que es la presencia Eucarística, por eso, tenemos que orar para que
no falten sacerdotes, decía San Juan Pablo II que la falta de sacerdotes es la tristeza de la
Iglesia. Rezar por las vocaciones sacerdotales es una obligación, pero no solo rezar también forjar en nuestras familias un verdadero clima
vocacional, esto es posible cuando en los hogares cristianos se practica la fe, cuando se
reza, cuando se frecuentan los sacramentos. En un hogar donde se trata a Cristo, ahí surgen vocaciones a la vida sacerdotal y consagrada.
El papa Francisco compuso esta oración para
pedir más vocaciones a la vida sacerdotal y consagrada:
Padre de misericordia, que has entregado a tu Hijo por nuestra salvación y nos sostienes continuamente con los dones de tu Espíritu, concédenos comunidades cristianas vivas, fervorosas y alegres, que sean fuentes de vida fraterna y que despierten entre los jóvenes el deseo de consagrarse a Ti y a la evangelización.
Sostenlas en el empeño de proponer a los jóvenes una adecuada catequesis vocacional y caminos de especial consagración. Dales sabiduría para el necesario discernimiento de las vocaciones de modo que en todo brille la grandeza de tu amor misericordioso.
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Que María, Madre y educadora de Jesús, interceda por cada una de las comunidades cristianas, para que, hechas fecundas por el Espíritu Santo, sean fuente de auténticas vocaciones al servicio del pueblo santo de Dios”.
TEXTO
Del Evangelio Según San Juan
(Jn 15,13-16)
Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído
a mi Padre os lo he dado a conocer.
No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para
que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al
Padre en mi nombre os lo conceda.
Reflexión
Los sacerdotes son los amigos de Jesús. El Pueblo de Dios lo tiene presente, por eso la gente al ver un sacerdote dice: “Padrecito rece por mí y
por mi familia”. En verdad, el sacerdote está llamado a tener una especial familiaridad con
Cristo. El sacerdote debe ser maestro de oración para enseñar a orar al Pueblo de Dios, el
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sacerdote debe ser el primero en empaparse de
la Sagrada Escritura para poder alimentar con la Palabra de Dios a los fieles, el sacerdote debe ser el primero en vivir abrazado a la Cruz, para
poder mostrar con autoridad el valor del sacrificio. Benedicto XVI decía que lo que
quieren los fieles de un sacerdote es que les habla de Dios.
Queridos hermanos, recen por la santidad de los sacerdotes. Más que la cantidad es la calidad, lo
que la iglesia necesita es que los sacerdotes sean santos. Nosotros los sacerdotes debemos ser
conscientes que nuestra santidad repercute en todo el pueblo de Dios. San Juan María Vianney decía que si el sacerdote malo, es pueblo es pervertido; si el sacerdote es regular, el pueblo es malo; si el sacerdote es bueno, el pueblo es regular, si el sacerdote es santo, el pueblo es bueno. Esto quiere decir que el sacerdote está llamado a ser modelo de sus fieles. Recemos
siempre a María, Madre de los sacerdotes, para que Ella los guie por el único camino que nos
hace santos, Cristo Jesús.
San Juan Pablo II hizo esta oración pidiéndole a la Virgen por todos los sacerdotes:
Oh María, Madre de Jesucristo y Madre de los sacerdotes: acepta este título con el que hoy te honramos para exaltar tu maternidad y contemplar contigo el Sacerdocio de tu Hijo unigénito y de tus hijos, oh Santa Madre de Dios.
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Madre de Cristo, que al Mesías Sacerdote diste un cuerpo de carne por la unción del Espíritu Santo para salvar a los pobres y contritos de corazón: custodia en tu seno y en la Iglesia a los sacerdotes, oh Madre del Salvador.
Madre de la fe, que acompañaste al templo al Hijo del hombre, en cumplimiento de las promesas hechas a nuestros Padres: presenta a Dios Padre, para su gloria, a los sacerdotes de tu Hijo, oh Arca de la Alianza.
Madre de la Iglesia, que con los discípulos en el Cenáculo implorabas el Espíritu para el nuevo Pueblo y sus Pastores: alcanza para el orden de los presbíteros la plenitud de los dones, oh Reina de los Apóstoles.
Madre de Jesucristo, que estuviste con Él al comienzo de su vida y de su misión, lo buscaste como Maestro entre la muchedumbre, lo acompañaste en la cruz, exhausto por el sacrificio único y eterno, y tuviste a tu lado a Juan, como hijo tuyo: acoge desde el principio a los llamados al sacerdocio, protégelos en su formación y acompaña a tus hijos en su vida y en su ministerio, oh Madre de los sacerdotes. Amén
PRECES POR LOS SACERDOTES
Hoy jueves eucarístico rezamos por los
sacerdotes quienes son los ministros de la Eucaristía.
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A nuestro Santísimo Padre el Papa. Dale Señor tu corazón de Buen Pastor.
A los sucesores de los Apóstoles. Dales Señor, solicitud paternal por sus sacerdotes.
A los Obispos puestos por el Espíritu Santo.
Compromételos con sus ovejas, Señor.
A los párrocos. Enséñales a servir y a no desear ser servidos, Señor.
A los confesores y directores espirituales. Hazlos Señor, instrumentos dóciles de tu Espíritu.
A los que anuncian tu palabra. Que comuniquen espíritu y vida, Señor.
A los asistentes de apostolado seglar. Que lo impulsen con su testimonio, Señor.
A los que trabajan por la juventud. Que la comprometan contigo, Señor.
A los que trabajan entre los pobres. Haz que te vean y te sirvan en ellos, Señor.
A los que atienden a los enfermos. Que les
enseñen el valor del sufrimiento, Señor.
A los sacerdotes pobres. Socórrelos, Señor.
A los sacerdotes enfermos. Sánalos, Señor.
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A los sacerdotes ancianos. Dales alegre esperanza, Señor.
A los tristes y afligidos. Consuélalos, Señor.
A los sacerdotes turbados. Dales tu paz, Señor.
A los que están en crisis. Muéstrales tu camino, Señor.
A los calumniados y perseguidos. Defiende su causa, Señor.
A los sacerdotes tibios. Inflámalos, Señor.
A los desalentados. Reanímalos, Señor.
A los que aspiran al sacerdocio. Dales la perseverancia, Señor.
A todos los sacerdotes. Dales fidelidad a Ti y a tu Iglesia, Señor.
A todos los sacerdotes. Dales obediencia y amor al Papa, Señor.
A todos los sacerdotes. Que vivan en comunión con su Obispo, Señor.
Que todos los sacerdotes. Sean uno como Tú y el Padre, Señor.
Que todos los sacerdotes. Promuevan la justicia con que Tú eres justo.
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Que todos los sacerdotes. Colaboren en la unidad del presbiterio, Señor.
Que todos los sacerdotes. Llenos de Ti, vivan con alegría en el celibato, Señor.
A todos los sacerdotes. Dales la plenitud de tu Espíritu y transfórmalos en Ti, Señor.
De manera especial te ruego por aquellos
sacerdotes por quienes he recibido tus gracias; el sacerdote que me bautizó, los que han absuelto mis pecados reconciliándome contigo y con tu Iglesia, aquellos en cuyas Misas he participado y que me han dado tu cuerpo en alimento, los que me han transmitido tu palabra y conducido hacia Ti.
A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.
LETANÍAS A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, SACERDOTE Y VÍCTIMA
Señor ten piedad… Señor ten piedad
Cristo ten piedad…. Cristo ten piedad
Señor ten piedad…. Señor ten piedad
Cristo óyenos… Cristo óyenos
Cristo escúchanos... Cristo escúchanos
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Dios, Padre celestial... Ten piedad de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo… Ten piedad de
nosotros
Dios, Espíritu Santo… Ten piedad de nosotros
Trinidad Santa, un solo Dios…. Ten piedad de nosotros
Jesús, Sacerdote y Víctima… Ten piedad de
nosotros
Jesús, Sacerdote para siempre según el orden de Melquisedeq… Ten piedad de nosotros
Jesús, Sacerdote que Dios envió a evangelizar a
los pobres… Ten piedad de nosotros
Jesús, Sacerdote que en la última cena instituiste el sacrificio perenne…. Ten piedad de nosotros
Jesús, Sacerdote siempre vivo para interceder
por nosotros… Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontifice a quien el Padre ungió con el Espíritu Santo y la virtud… Ten piedad de
nosotros
Jesús, Pontífice entresacado de los hombres… Ten piedad de nosotros
[14]
Jesús, Pontífice constituido a favor de los
hombres…. Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice de nuestra confesión… Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice más alto que la gloria de
Moisés… Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice del verdadero tabernáculo… Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice de los bienes futuros… Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice santo, inocente y sin pecado...
Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice fiel y misericordioso… Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice divino y lleno de celo por las
almas... Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice de eterna perfección... Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice que por tu sangre llegaste a los
cielos... Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice que nos enseñaste un camino nuevo... Ten piedad de nosotros
[15]
Jesús, Pontífice que nos amaste y que lavaste
nuestros pecados con tu sangre…. Ten piedad de nosotros
Jesús, Pontífice que te entregaste a Dios como
hostia de oblación…. Ten piedad de nosotros
Jesús, Hostia de Dios y de los hombres… Ten piedad de nosotros
Jesús, Hostia santa e inmaculada… Ten piedad de nosotros
Jesús, Hostia mansa... Ten piedad de nosotros
Jesús, Hostia pacífica…. Ten piedad de nosotros
Jesús, Hostia de propiciación y de alabanza… Ten piedad de nosotros
Jesús, Hostia de reconciliación y de paz…. Ten piedad de nosotros
Jesús, Hostia para llegar a Dios con toda
confianza…. Ten piedad de nosotros
Jesús, Hostia viviente para siempre…. Ten piedad de nosotros
Sé propicio... Ten compasión de nosotros, Jesús
Sé propicio……….. Escúchanos, Jesús
[16]
Del temor a la vocación sacerdotal…….
Líbranos, Jesús
Del pecado de sacrilegio…. Líbranos, Jesús.
Del espíritu de lascivia…. Líbranos, Jesús.
De los pensamientos impuros…. Líbranos, Jesús.
Del pecado simoníaco…. Líbranos, Jesús.
De la indigna dispensación del ministerio….
Líbranos, Jesús.
Del amor al mundo y a sus vanidades…. Líbranos, Jesús.
De la indigna celebración de tus Misterios….
Líbranos, Jesús.
Por tu eterno sacerdocio…. Líbranos, Jesús.
Por la santa unción con la que fuiste consagrado sacerdote por Dios Padre…. Líbranos, Jesús.
Por tu espíritu sacerdotal…. Líbranos, Jesús.
Por el ministerio con el que clarificaste a tu
Padre…. Líbranos, Jesús.
Jesús, por tu sacrificio cruento hecho una vez para siempre…. Líbranos, Jesús.
[17]
Por tu sacrificio renovado cada día en los
altares…. Líbranos, Jesús.
Por aquella tuya potestad, que reviste invisiblemente a tus sacerdotes…. Líbranos,
Jesús.
Para que conserves en la santa religión al universo orbe sacerdotal…. Te rogamos, escúchanos.
Para que los pastores apacienten tu grey según
tu corazón…. Te rogamos, escúchanos.
Para que los llenes de tu espíritu sacerdotal…. Te rogamos, escúchanos
Para que los labios sacerdotales proclamen tu
ciencia…. Te rogamos, escúchanos.
Para que envíes obreros que fielmente cultiven tu mies…. Te rogamos, escúchanos.
Para que te dignes multiplicar los dispensadores de tus misterios... Te rogamos,
escúchanos.
Para que perseveren siempre en tu voluntad…. Te rogamos, escúchanos.
Para que perseveren en su ministerio con
docilidad, sean prontos a donarse y constantes en la oración… Te rogamos, escúchanos.
[18]
Para que por ellos se promueva el culto al
Santísimo Sacramento... Te rogamos, escúchanos.
Para que quienes han sido fieles al ministerio
reciban el premio eterno… Te rogamos, escúchanos.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo… Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del
mundo… Escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo…. Ten piedad de nosotros.
Jesús, Sacerdote…. Óyenos.
Jesús, Sacerdote…. Escúchanos.
Oración
(Sacerdote)
Oh Dios, Santificador y Guía de tu Iglesia,
suscita en Ella, mediante tu Espíritu, idóneos y fieles dispensadores de tus misterios, para que,
bajo tu protección, con su ministerio y con el ejemplo, acompañen a todos los cristianos hacia el camino de la salvación. Por Cristo Nuestro
Señor. Amén.
[19]
Oh Dios, que mandaste escoger entre aquellos
discípulos que oraban y ayunaban a Saulo y a Bernabé para el ministerio por ti escogido, haz lo mismo ahora con tu Iglesia orante y tu, que
conoces nuestros corazones, muéstranos a quienes eliges para tu ministerio. Por Jesucristo
Nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN A MARÍA, LA MUJER EUCARÍSTICA
María, tú fuiste el primer sagrario de la historia. Ayúdame a ser un verdadero adorador de la Eucaristía.
María, tu primera comunión duró nueve meses pues fue el tiempo en que llevaste a Dios hecho hombre en tus purísima entrañas. Ayúdame a recibir siempre la Sagrada Comunión con el alma limpia.
María, tú portabas ya al Salvador cuando
visitaste a tu prima Santa Isabel. Ayúdame para que mi vida eucarística se manifieste en el servicio a los demás.
María, en Belén tú fuiste la primera que acogió con ternura a Jesús, el Dios encarnado. Ayúdame a tener detalles de amor con la Sagrada Eucaristía.
María, tú llevaste al niño Jesús para ser presentado en el templo. Ayúdame para que la Eucaristía que recibo con humildad me convierta en una ofrenda agradable a mi Padre Dios.
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María, tú intercediste ante Jesús para que en
las bodas de Caná hiciese su primer milagro. Ayúdame para que nunca me acostumbre a los milagros que obra en mí Jesús Eucaristía.
María, tú estuviste con fe al pie de la Cruz. Ayúdame para que mi vida eucarística me haga fuerte ante las dificultades.
María, tú que con los apóstoles esperabas la
venida del Espíritu Santo. Ayúdame para que al recibir la Eucaristía me deje llenar por el Espíritu Santo. Amén.