homilética

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Homilía Mt 23, 23-26 Ago. 26, 2014 El evangelio de hoy presenta dos otros ‘hayes’ que Jesús pronuncia contra los líderes religiosos de su época. Los dos ‘ayes’ de hoy denuncian la falta de coherencia entre palabra y actitud, entre el exterior y el interior. Se trata de la severa crítica que lanza Jesús en contra de la minuciosa escrupulosidad de los fariseos en el cumplimiento del precepto del diezmo, según la tradición del Lv y el Dt. Al meditar las palabras tan duras de Jesús, tengo que pensar no sólo en los doctores y en los fariseos de la época de Jesús., sino en la celosa aplicación de pretendidas leyes que olvidan sus postulados morales, convirtiéndose sólo en apariencia vana y falsa. En su determinación de las cosas más importantes en la ley, Jesús enlaza, una vez más, con la predicación de los profetas del AT, que colocan la justicia y la misericordia por encima de todo acto de culto, proclaman con voluntad divina el deber de favorecer a los pobres, oprimidos y débiles y ayudarlos en la consecución de sus derechos. En esta línea, las invectivas que desde ayer hemos escuchado en este pasaje reflejan el sentido primigenio de un mandamiento superior: los mandamientos fundamentales son los que tienen que ser cumplidos con empeño, luego, se puede también, si se quiere, ser minucioso en cuento a los preceptos secundarios. • Mateo 23,23-24: El quinto ‘ay’ contra los que insisten en la observancia y olvidan la misericordia. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe!”. Este quinto ‘ay’ de Jesús contra los líderes religiosos de aquella época puede ser repetido contra muchos líderes religiosos de

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Ejemplo de una homilía a partir de al exegesis moderna

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HomilaMt 23, 23-26Ago. 26, 2014El evangelio de hoy presenta dos otros hayes que Jess pronuncia contra los lderes religiosos de su poca. Los dos ayes de hoy denuncian la falta de coherencia entre palabra y actitud, entre el exterior y el interior. Se trata de la severa crtica que lanza Jess en contra de la minuciosa escrupulosidad de los fariseos en el cumplimiento del precepto del diezmo, segn la tradicin del Lv y el Dt. Al meditar las palabras tan duras de Jess, tengo que pensar no slo en los doctores y en los fariseos de la poca de Jess., sino en la celosa aplicacin de pretendidas leyes que olvidan sus postulados morales, convirtindose slo en apariencia vana y falsa.En su determinacin de las cosas ms importantes en la ley, Jess enlaza, una vez ms, con la predicacin de los profetas del AT, que colocan la justicia y la misericordia por encima de todo acto de culto, proclaman con voluntad divina el deber de favorecer a los pobres, oprimidos y dbiles y ayudarlos en la consecucin de sus derechos. En esta lnea, las invectivas que desde ayer hemos escuchado en este pasaje reflejan el sentido primigenio de un mandamiento superior: los mandamientos fundamentales son los que tienen que ser cumplidos con empeo, luego, se puede tambin, si se quiere, ser minucioso en cuento a los preceptos secundarios. Mateo 23,23-24: El quinto ay contra los que insisten en la observancia y olvidan la misericordia. Ay de vosotros, escribas y fariseos hipcritas, que pagis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidis lo ms importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe!. Este quinto ay de Jess contra los lderes religiosos de aquella poca puede ser repetido contra muchos lderes religiosos de los siglos siguientes, hasta hoy. Muchas veces, en nombre de Dios, insistimos en detalles y olvidamos la misericordia. El mosquito, por ejemplo, era levticamente un anima impuro, al igual que el camello, de aqu que se diga que los fariseo se tragan sin trabajo, esto es, sin preocupaciones de tipo moral, cosas ante las que un hombre de serias convicciones religiosas deberan retroceder y son, , en cambio, de escrupulosa meticulosidad en materia de culto. Si quisisemos recordar un breve ejemplo, diramos que, el jansenismo, una doctrina religiosa que volvi la vivencia de la fe rida, insistiendo en observancias y penitencias que desviaron al pueblo del camino del amor. La hermana carmelita Teresa de Lisieux creci en este ambiente jansenista, que marcaba la Francia del final del siglo XIX. Fue a partir de una dolorosa experiencia personal que ella supo recuperar la gratuidad del amor de Dios con la fuerza que debe animar por dentro la observancia de las normas. Pues, sin la experiencia del amor, las observancias hacen de Dios un dolo.En concordancia con la invectiva anterior, cuando el pasaje se refiere a la pureza cltica de su vasija, pero no se preocupan en lo mnimo de si su contenido es moralmente puro y no conseguido por el fraude o la violencia, Jess reprende la incoherencia de su prcticas, una vez que el vaso designa a su poseedor, es decir, a los mismos fariseos. La contraposicin aqu expresada, no sera entonces la existente entre la vasija y su contenido, sino entre la pureza exterior, o cltica, y la moral, es decir, la que se manifiesta en la prctica. En consecuencia, Jess ensea que lo importante es purificar primero nuestro interior, para luego conseguir la pureza ritual. Podemos preguntarnos, hermanos, no cuantas veces procedemos de modo contrario: pensando en que el asistir a las celebraciones o a los diversas prcticas rituales de nuestro entorno le es agradable a Dios, consideramos que, por ende, nuestras obras sern buenas, justas y piadosas. El sentido del texto parecen expresar lo inverso: porque nos esforzamos en ser justos y misericordiosos, es que nos mostramos con agrado ante el altar de Dios.El principio fundamental, una vez ms es que, la actitud de amor que ello supone hace al hombre total y realmente puro ante Dios y lo dispersa de todos los preceptos de pureza exterior; de este modo, quizs, hermanos, podamos echar un vistazo a nuestro interior y discernir, qu es primero: el cumplimiento de la ley por la ley, o la expansin del amor que finalmente nos conduce con yugo suave hacia la justicia. Puesto que en otra parte se nos dice que, quien ama ya cumple toda la ley, es conveniente estrechar nuestras manos y caminar juntos a la luz de la misericordia, puesto que somos hombres y como tal, en el camino suele haber muchos tropiezos, pero qu sera de nosotros si nos jusgsemos unos a otros con una ley muerta, sino guerreros encarnizados ajenos a esta tierra? Es aqu donde la misericordia se hace indispensable. Dios es amable y justo, cuando hace sentir su misericordia y cuando somos nosotros mismos misericordiosos con los dems dejamos ver el Espritu de la Iglesia.