homenajes a la sublevación militar y al

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Homenajes a la sublevación militar y al franquismo Un callejero muy particular de Morón de la Frontera

1. El incumplimiento de una Ley El Colectivo Asambleario Local (C.A.L. de Morón) presentó en diciembre de 2008 una moción al pleno municipal del Ayuntamiento de Morón de la Frontera. En esta moción se propuso formalmente a todos los grupos municipales que presentaran y aprobaran en Pleno, y además ejecutaran, una moción que sirviera para que en nuestro pueblo se diera cumplimiento a una Ley. Un año antes, el 27 de diciembre de 2007, se publicó en el Boletín Oficial del Estado la Ley 52/2007, de 26 de diciembre. Se trata de la "Ley por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura". De este modo, se eleva a rango normativo algo consustancial a cualquier sociedad democrática, esto es, la adopción “de una serie de medidas en relación con los símbolos y monumentos conmemorativos de la Guerra Civil o de la Dictadura, sustentadas en el principio de evitar toda exaltación de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura, en el convencimiento de que los ciudadanos tienen derecho a que así sea, a que los símbolos públicos sean ocasión de encuentro y no de enfrentamiento, ofensa o agravio”. Con la Ley 52/2007, las Instituciones Públicas quedan comprometidas para la reparación de los daños causados en los tres años de la Guerra Civil y en las casi cuatro décadas posteriores de represión franquista que causó gravísimos daños contra la vida y los derechos humanos. En este sentido, la Ley sienta las bases para que los poderes públicos lleven a cabo políticas públicas dirigidas al conocimiento de nuestra historia y al fomento de la memoria democrática. Así, la referida, recoge en su artículo 15.1 que las Administraciones Públicas –incluidas las locales, y por ende nuestro Ayuntamiento- “en el ejercicio de sus competencias tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura…”. Los acuerdos que se pretendían tomar con esta moción eran los siguientes: En primer lugar, proceder a la inmediata retirada de los símbolos de exaltación de la sublevación militar, la Guerra Civil o la dictadura que aún perduren en nuestro término municipal, símbolos franquistas evidentes y notorios existentes en las calles y lugares de Morón de la Frontera, así como instar a otras instituciones públicas y privadas a la retirada de los que se muestran en sus fachadas, tal y como establece la Ley 52/2007, de 26 de

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diciembre. Concretamente, nos referimos a los siguientes: placas de viviendas de protección oficial del Ministerio de Vivienda de la Barriada El Pantano; azulejo instalado en el bloque nº 3 de la Barriada de la Paz; símbolo del Sindicato Vertical grabado en fachada del edificio de Comisiones Obreras; busto de Francisco García Ruiz de Bustillo instalado en la Plaza de Los Remedios; otros aquí no indicados.

En segundo lugar, y al ser considerados símbolos de exaltación los nombres de vías públicas dedicados a hechos o personas directamente relacionados con la sublevación militar, la Guerra Civil o la represión franquista, se insta al Gobierno municipal a que proceda a la eliminación, de la nomenclatura del callejero de Morón de la Frontera, de los nombres de las vías que a continuación se relacionan, instando al Equipo de Gobierno a que proceda a sustituirlos por los que, en su caso, popularmente sean conocidas o bien por otros nuevos que no propicien enfrentamiento, ofensa o agravio, dando así cumplimiento a lo que preceptúa y obliga la reiterada Ley 52/2007. Concretamente, nos referimos a las siguientes vías: Alfonso Ramos Arroyo, Alfonso Vázquez Naranjo, Antonio Garrocho Martínez, Antonio López Pérez, Carmelo Oliveira, Comandante Lapatza, Cristóbal Ruiz Mejías, Diego Bermúdez, Enrique Barroso, Fernández Marín, Francisco Suárez Trassierra, García de Castro, Guardia Blanco Salas, Guardia Rosado Guerrero, Guerrero Cruz, Guerrero Olmo, Guillermo Rodríguez Serrano, Hernández Pastorino, Herrera Nieto, José Puerto Martín, Juez González Royano, Lucas Rodríguez, Manuel Alés González, Mártires Salesianos, Montoro Mármol, Odón Navarro, Reyes Benítez, Ruiz de Bustillo, Sargento Diego López García, Teniente Íñigo Cruz, Teniente Ramírez Brenes. Pasado casi un año, los grupos políticos municipales de Morón de la Frontera han ignorado dicho requerimiento del CAL y, lo que es más grave, no han hecho nada por hacer que en nuestro pueblo se cumpla la Ley 52/2007, conocida como de la memoria histórica. Ante esta situación, nos ha parecido interesante explicar a la ciudadanía de Morón quiénes fueron las

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personas anteriormente citadas y que aún reciben homenaje en Morón con el nombre de una calle. Pero antes de realizar una breve aproximación a dichas personas, vamos a exponer una pequeña introducción histórica. 2. Algunas notas sobre la guerra civil y la dictadura de Franco “En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las Tropas Nacionales sus últimos objetivos militares. La Guerra ha terminado. Burgos, 1º de abril de 1939. Año de la Victoria. El Generalísimo. Francisco Franco Bahamonde” El anterior párrafo es el último parte de guerra firmado por el general sublevado Francisco Franco. En su palacio de la Isla, en Burgos, lo redactó, corrigió, repasó minuciosamente y al fin le dio la forma que vemos. Fue leído en los micrófonos de Radio Nacional de España a las 22,30 horas del 1 de abril de 1939. El general sublevado, Francisco Franco, proclama a los cuatro vientos que ha resultado “cautivo y desarmado el ejército rojo”. Pero no era del todo cierto, porque siguieron los combates en lugares apartados de la serranía del levante peninsular a los que aún el bando sublevado no había llegado. Duraron hasta el final del mes de abril. Y habla de “ejército rojo”. Las palabras a veces envenenan. “Hordas marxistas”, “ejército rojo”, eran las denominaciones más comunes para designar a aquellos que permanecieron leales a la República y que lucharon para impedir que unos militares sublevados, con el apoyo político y financiero de los partidos de la ultraderecha, banqueros, aristócratas y grandes propietarios, intentaran derribar a un gobierno nacido de la legitimidad de las urnas en un sistema democrático y libre. Bajo la denominación de “rojos” se englobó a aquellos ciudadanos que se opusieron al golpe militar; no importó realmente conocer si simpatizaban con partidos como el PSOE o el Partido Comunista, en la actualidad dentro de nuestro parlamento, o incluso con partidos tan moderados como Izquierda Republicana o UR, a los que hoy situaríamos probablemente en el centro político. Y no digamos nada de los anarquistas, contrarios a cualquier forma de estado, pero, lógicamente, opuestos a la asonada militar. Esta denominación de “rojo” permaneció en el tiempo como una acusación directa que se convirtió en estigma para muchos; bien para los protagonistas o, incluso, para sus familiares: “hijo de rojo”, “viuda de rojo”, eran sinónimos despectivos de categoría inferior que marcaba a priori la condición de partida ante una necesidad de trabajo, auxilio, justicia o de otro orden. En dicho parte de guerra se habla también de las “las tropas nacionales”. Se instituyó desde el primer momento la acuñación de “nacionales” al bando militar sublevado. Pero quizás se ignore por muchos que el mismo 19 de julio se publicó en los distintos BOP de las plazas leales a la República la orden del presidente Azaña por la que disolvía todas las unidades militares del ejército que tomaron parte en el movimiento insurreccional y licenciaba a las tropas que las conformaban. Además, si se quiso usar el término “nacional” por contraposición a “internacional” hay que decir que estamos ante una nueva falsedad. Desde el primer momento los militares sublevados contaron con el apoyo del fascismo italiano y de la Alemania nazi. Esto no tendría mayor importancia si no fuera porque, pocos días después a los milicianos que fueron hechos prisioneros y juzgados en consejos de guerra, se les condenó a muerte y ejecutó por haberse enfrentado “en rebeldía” al “ejército nacional” o al “ejército español”. Hay que recordar que fueron los sublevados quienes incurrieron en rebelión, tipificada como delito en el código de justicia militar de 1936.

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A partir del año 1936, en cada documento fechado fue obligatorio hacer las menciones siguientes: para 1936, primer año triunfal; para 1937, segundo año triunfal; para 1938, tercer año triunfal; y para 1939, año de la victoria. En realidad ésta no fue una idea original del fascismo español, pues Mussolini enumeraba los años en ordinal desde 1922, año de su llegada a Roma. Esta norma debió cumplirse no sólo en la documentación oficial; también en las pizarras de los colegios y en todos los escritos, aunque fueran particulares. En ese último parte de guerra se habla también de que “la guerra ha terminado”. Para la sociedad española, ansiosa porque terminara de una vez la pesadilla a la que se vio abocada por el ansia de poder de unos pocos, esta declaración podría suponer la culminación de un anhelo, sin duda el más deseado. Muchos historiadores, aduladores de los militares sublevados, así lo han pregonado en mil publicaciones. Pero no terminó la guerra porque no hubo paz ni perdón ni justicia para los vencidos. A partir del 1 de abril de 1939 se empezó a administrar la victoria, con su carga de venganza hacia el bando republicano. Miles de prisioneros de guerra fueron recluidos en campos de concentración diseminados por doquier. De allí a las cárceles y a consejos de guerra que determinaron que decenas de miles de leales a la República acabaran sus días ante pelotones de ejecución. De forma rotunda hay que decirlo: la guerra no terminó en 1939. Muchos españoles siguieron sufriendo la represión y la sociedad en general ha vivido con el miedo incrustado en la médula hasta nuestros días. Esta es la situación de partida. Desde 1939 a 1977 la historia de la guerra civil fue escrita por los vencedores. Ya en 1940 el bando franquista inició un profundo proceso de investigación del llamado “terror rojo” que fue conocido con el nombre de Causa General. Fue una minuciosa investigación a escala nacional que analizó lo ocurrido en cada localidad desde la victoria del Frente Popular en febrero de 1936 hasta la fecha de la ocupación por los sublevados. Se documentaron cada una de las 38.563 víctimas. Este fondo documental ocupa más de 1.500 legajos en el Archivo Histórico Nacional, disponibles desde el primer momento para las consultas de todos los investigadores que las entendieran necesarias. Pero no ha sido posible acceder a los archivos militares, registros civiles, archivos judiciales, etc. Se pretendió así ocultar un brutal exterminio aplicado allí donde triunfó el golpe de estado de julio de 1936. Han pasado setenta años desde 1939. Ya es hora de que las actuales generaciones vivas y las instituciones del Estado recuperen para siempre a todos los que directamente padecieron la injusticia y agravios producidos por motivos políticos en aquellos dolorosos periodos de nuestra historia. Los que perdieron la vida, con ellos, a sus familias. También a quienes perdieron la libertad, al padecer prisión, deportación, trabajos forzosos o internamientos en campos de concentración dentro o fuera de nuestras fronteras. También a quienes perdieron la patria al ser empujados a un largo, desgarrador y, en tantos casos, irreversible exilio. Y, en general, a quienes en distintos momentos lucharon por la defensa de los valores democráticos. 3. Notas biográficas de personas homenajeadas por su participación en la sublevación militar y la dictadura de Franco La realidad a finales de 2009 en localidades como Morón de la Frontera está muy lejos de estos deseos. No sólo no se honra a los que lucharon por la democracia, la justicia y la libertad sino que personas que participaron en la sublevación militar y la represión de la dictadura continúan siendo homenajeados en las calles de este pueblo. Y todo ello a pesar del artículo 15 de la

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anterior citada ley por la que se insta a las distintas administraciones para que procedan a la retirada de símbolos de la sublevación militar, guerra civil y represión de la dictadura. A continuación se ofrece unas breves notas biográficas de las personas que aún hoy siguen siendo homenajeadas en la localidad de Morón de la Frontera por su participación en estos hechos. (1) Alfonso Ramos Arroyo Guarda rural, afiliado a Falange. Detenido y encarcelado junto a otras personas de la derecha entre los días 18 y 19 de julio de 1936, cuando las autoridades de Morón dispusieron el plan de defensa contra la sublevación militar que se acababa de conocer. Este grupo se fugó de la cárcel en la mañana del día 20, con la ayuda de la guardia civil que se había unido a los golpistas. Acuartelado con dichas fuerzas hizo frente con las armas al asalto de las milicias obreras, que pretendían su rendición, mientras que desde el interior del cuartel se esperaba la llegada de las tropas sublevadas enviadas por Queipo de Llano. Fue víctima de la estratagema que el propio teniente de la guardia civil diseñó para escapar del asedio, quien obligó a un grupo de los encerrados a entregarse mientras la mayoría, incluido él mismo, huía hacia el campo. A la salida precipitada del cuartel, en el anochecer del 21 de julio de 1936, fue alcanzado en el tiroteo que se originó en el entorno. En este tiroteo murieron varias personas que irán apareciendo en esta relación. (2) Alfonso Vázquez Naranjo Combatiente del bando sublevado. Cabo en un batallón de infantería de marina. Muerto en combate en el frente de Belmez en 1937. (3) Antonio Garrocho Martínez Afiliado a Falange. Murió en combate contra las fuerzas del Ejército Republicano. (4) Antonio López Pérez Empleado de la ferretería de Abelardo Gil. Afiliado a Acción Popular. Pertenecía al grupo de las personas que murieron en el tiroteo del anochecer del 21 de julio de 1936. (5) Carmelo Oliveira Carmelo Oliveira Gamero. Joven de 17 años alistado voluntario al Requeté. Murió en combate en el frente de Peñarroya el día 29 de marzo de 1938. Se da la circunstancia de que dos días más tarde su hermano Manuel, que pertenecía a las milicias populares, fue fusilado en Málaga por sentencia de un consejo de guerra del bando sublevado. Lógicamente, a nombre de Manuel las autoridades franquistas no designaron calle en Morón.

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(6) Comandante Lapatza Simón Lapatza Valenzuela. Militar gallego. Fue uno de los organizadores del golpe en la provincia de Sevilla. A la orden de Queipo de Llano comandaba la columna militar que intentó ocupar Morón en la tarde del 24 de julio de 1936. Murió en la refriega que se originó en las calles de la ciudad en confrontación con las milicias populares, fracasando así este primer intento de los golpistas de entrar en nuestra ciudad. (7) Cristóbal Ruiz Mejías Guardia civil. Pertenecía en julio de 1936 a la guarnición de La Puebla de Cazalla. Se encontraba en nuestra localidad porque dichas fuerzas recibieron órdenes desde el bando sublevado en Sevilla de acuartelarse con las de Morón. Murió fusilado en el cementerio de esta ciudad en la mañana del 22 de julio, según la versión que la propia guardia civil escribió poco después, aunque en el Registro Civil conste su muerte como producida en el anochecer del día 21. (8) Diego Bermúdez Diego Bermúdez Rodríguez. Afiliado a Falange. Pertenecía al grupo de encarcelados los días 18 y 19 de julio. A la salida precipitada del cuartel del día 21 logró esconderse en casa de unos parientes en la calle Lobato. Detenido nuevamente, lo mataron en la mañana del día 22. (9) Enrique Barroso Enrique Barroso Guzmán. Militar del bando sublevado. Alférez provisional que pertenecía a la 150ª División, 6ª Bandera de Castilla. Murió en combate contra el Ejército leal al Gobierno Republicano en la localidad de Fraga el 10 de noviembre de 1938. (10) Fernández Marín Francisco Fernández Marín. Militar del bando sublevado. Pertenecía al Regimiento de Infantería Zamora 29. Murió en combate. (11) Francisco Suárez Trassierra Jornalero, afiliado a Acción Popular. Pertenecía al grupo de las personas encarceladas por las autoridades municipales de Morón en los días 18 y 19 de julio. Logró escapar del cuartel en la anochecida del día 21. Su muerte se produjo en las inmediaciones de Arahal el día 23; aunque siempre se atribuyó la misma a “los rojos”, seguramente no ocurrió así, pues aquella ciudad se encontraba ya ocupada por los sublevados desde el día anterior.

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(12) García de Castro Antonio García de Castro Núñez. Falangista que murió en combate contra el Ejército Republicano. (13) Guardia Blanco Salas José Blanco Salas. Guardia civil de la guarnición de Morón. Este hombre murió en el interior del cuartel el día 20 de julio de 1936 en circunstancias no aclaradas. Aunque la versión oficial atribuyó su muerte al tiroteo que se produjo con las milicias populares, hay otras versiones que la desmienten. (14) Guardia Rosado Guerrero Juan Rosado Guerrero. Guardia civil de la guarnición de Morón. Murió fusilado en el cementerio de esta ciudad en la mañana del 22 de julio, según la versión que la propia guardia civil escribió aquellos días, aunque en el Registro Civil conste su muerte como producida en el anochecer del día 21. (15) Guerrero Cruz José María Guerrero Cruz. Alistado en el bando sublevado, murió en combate con el Ejército Republicano. (16) Guerrero Olmo Juan Guerrero Olmo. Militar del bando sublevado. Pertenecía al 1er. Batallón de Requetés del Sur; cuando murió en combate en el frente de Peñarroya el 31 de marzo de 1938 tenía el grado de brigada. (17) Guillermo Rodríguez Serrano Alistado voluntario a la División Azul. Este cuerpo militar fue enviado por Franco para apoyar las invasiones militares de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Murió en combate. (18) Hernández Pastorino Se trata de los hermanos Isidoro y Andrés Hernández Pastorino. Ambos afiliados a Falange. Mientras que Isidoro murió en combate contra el Ejército leal a la República, Andrés, que era soldado de sanidad militar en el bando sublevado, murió de enfermedad común en Quintana de la Serena el 8 de febrero de 1939.

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(19) Herrera Nieto Manuel Herrera Nieto. Militar del bando sublevado. Cabo de la infantería de marina que murió en acción de guerra en el frente de Cámaras Altas en junio de 1937. (20) José Puerto Martín Alistado en Falange. Combatió al Ejército Republicano en el frente de Villamarta, donde murió en combate el 7 de abril de 1937. (21) Juez González Royano Juan González Royano. Titular del juzgado de Morón en julio de 1936. Aunque su muerte siempre se escribió como uno de los muchos asesinatos de “los rojos”, los hechos fueron otros. Al mediodía del 21 de julio, una comisión enviada por las autoridades municipales se acercó al juzgado para requerir su presencia en el levantamiento del cadáver del jefe de prisión, al que acababan de asesinar en la plaza del Ayuntamiento. Este hombre recibió al grupo disparando sobre uno de sus componentes, al que hirió mortalmente. En una reacción inmediata recibió un disparo que acabó con su vida. (22) Lucas Rodríguez Francisco Lucas Rodríguez. Combatió al lado del bando sublevado. Murió en combate contra el Ejército Republicano. (23) Manuel Alés González Guardia civil de la guarnición de Morón. Murió fusilado en el cementerio de esta ciudad en la mañana del 22 de julio, según la versión que la propia guardia civil escribió entonces, aunque en el Registro Civil conste su muerte como producida en el anochecer del día 21. (24) Mártires Salesianos Se refiere a José Limón Limón, sacerdote salesiano, director del colegio de Morón en julio de 1936 y a José Blanco Salgado, coadjutor y cocinero del colegio. Fueron detenidos junto a otro salesiano, Rafael Infante de Cos, en la mañana del 19 de julio. Encarcelados junto al resto de las personas de derechas, huyeron de la cárcel con el apoyo armado de la guardia civil. Se acuartelaron con dichas fuerzas haciendo resistencia a las milicias populares que pretendían su rendición. Según la crónica que meses después escribió Rafael Infante, que sobrevivió al momento, Blanco Salgado hizo uso de las armas. Tanto José Limón como José Blanco murieron en el tiroteo que se originó en las calles adyacentes al cuartel en el anochecer del 21 de julio, mientras que los números de la guardia civil y otros paisanos huían hacia el campo.

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(25) Montoro Mármol José Montoro Mármol. Afiliado a Falange, en cuyas filas combatió. Murió en acción de guerra en contra del Ejército Republicano. (26) Odón Navarro Odón Navarro y Ramírez de Verger. Abogado sevillano afiliado a Acción Popular. Fue administrador del conde la Maza. Pertenecía al grupo de los detenidos en los días 18 y 19 de julio. Huyó de la cárcel con el apoyo de la guardia civil, acuartelándose con dichas fuerzas a la espera de la llegada de las tropas sublevadas, haciendo frente a las milicias populares. Huyó del cuartel en el atardecer del día 21 de julio, sin que se sepa nada más sobre su suerte. Su cuerpo no apareció. En mayo de 1941 se inscribió su muerte en el Registro Civil. (27) Reyes Benítez José de los Reyes Benítez. Afiliado a Falange, formaba parte de la columna sublevada que partió en agosto de 1936 para ocupar militarmente Villanueva de San Juan, en cuyas proximidades murió en combate con las milicias populares que la defendían. (28) Sargento Diego López García Cantero, afiliado a la CNT. Cuando los sublevados ocuparon Morón muchos trabajadores se vieron obligados a afiliarse a Falange para salvar su vida. Este fue uno de los casos. Combatió en una Bandera de Falange a las fuerzas republicanas, llegando a alcanzar el grado de sargento. Murió en combate. (29) Teniente Íñigo Cruz Luis Íñigo Cruz. Afiliado a Falange. Teniente provisional del cuerpo de infantería en el bando sublevado. Murió en combate contra el Ejército leal al Gobierno de la República en el frente de Cataluña el 26 de diciembre del año 1938. (30) Teniente Ramírez Brenes Manuel Ramírez Brenes. Militar del bando sublevado, integrado en el regimiento de infantería Almería 23, donde alcanzó el grado de teniente. Murió en Pamplona en acción de guerra en contra del Ejército leal a la República. (31) Ruiz de Bustillo Francisco García Ruiz de Bustillo. Teniente de alcalde en el ayuntamiento de Morón en el año 1939 y alcalde en la década de los cuarenta. Colaborador con la represión militar de los vencedores durante la posguerra. Con su firma salieron desde el Ayuntamiento severos informes

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de ciudadanos de Morón para los tribunales militares, que sirvieron para dictar duras condenas contra los procesados.

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