hombre sociedad y entorno

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Las consideraciones filosóficas sobre el debate ecocentrismo- antropocentrismo, es decir, sobre si el ser humano se siente inte- grado con la naturaleza o la utiliza para sus propios fines, respec- tivamente, han derivado en trabajos que tratan de analizar las creencias y/o las actitudes sobre la relación individuo-medio am- biente. Desde un enfoque claramente sociológico cabría destacar aquellos trabajos que analizan la transición hacia un nuevo siste- ma social que, como consecuencia del deterioro medioambiental provocado por el ser humano, implica un cambio necesario en creencias, actitudes, valores y estilos de vida (Dunlap y Van Lie- re, 1984; Milbrath, 1986). Un cambio que enfrenta visiones del mundo diferentes: la «retaguardia» que pone el énfasis en la capa- cidad de la ciencia y la tecnología para solventar la actual proble- mática ambiental o «Paradigma Social Dominante» (PSD), frente a la «vanguardia» empeñada en un cambio radical hacia una so- ciedad ambientalmente más limpia y segura o «Nuevo Paradigma Ecológico» (NPE). Se habla así de nuevas ideologías políticas que se constituyen en auténticos paradigmas, en el sentido de que su- ponen marcos de significado para interpretar la realidad y legiti- mar y justificar cursos de acción (Dunlap y Van Liere, 1984; Mil- brath, 1986). La consideración de estos dos paradigmas opuestos no implica que las creencias que las personas mantengan acerca de la relación ser humano-medio ambiente pertenezcan de manera radical a uno u otro paradigma. A escala individual, hay muchas personas que, aun adhiriéndose al PSD, hacen esfuerzos por proteger el ambien- te. Milbrath (1986) afirma que la mayoría de la gente no constitu- ye «tipos puros» en su pertenencia a uno u otro paradigma, sino que existen tipologías mezcladas. De hecho, el autor establece una serie de «posturas hacia el ambiente» situadas en un espacio de dos dimensiones ortogonales en función de: a) valorar un ambien- te limpio y seguro frente a la riqueza material; y b) ser partidario del cambio social o resistirse a él. La dimensión PSD-NPE sería diagonal en este espacio. Desde una perspectiva psicosocial cabría destacar las investi- gaciones que aplican el modelo de expectativa-valor sobre actitu- des y creencias de forma que se analiza la preocupación medio- ambiental a partir de las creencias sobre las consecuencias que el deterioro medioambiental puede tener para ciertos elementos va- lorados por las personas, en concreto: uno mismo, los demás seres humanos o la biosfera - elementos no humanos del planeta (Stern y Dietz, 1994; Schultz, 2000, 2001). Estos autores sostienen que las creencias hacia las consecuencias del deterioro medioambien- tal están motivadas o dinamizadas por los valores —entendiendo éstos como estructuras estables que se generan en el proceso de so- La estructura de las creencias sobre la problemática medioambiental María Amérigo, Juan Ignacio Aragonés*, Verónica Sevillano* y Beatriz Cortés Universidad de Castilla-La Mancha y * Universidad Complutense de Madrid La presente investigación analiza las creencias que orientan la relación individuo-medio ambiente, hi- potetizando que éstas se organizan en una estructura tripartita, según que el énfasis se ponga en el pro- pio sujeto (egoísmo), en los seres humanos (socioaltruismo) o en la biosfera (biosferismo). Esta es- tructura se contrasta con otros enfoques bidimensionales donde se enfrentan una orientación ecocéntrica y una antropocéntrica. Los resultados obtenidos con una muestra de estudiantes (N= 212) apuntan hacia la existencia de una estructura bidimensional de las creencias ambientales: una dimen- sión antropocéntrica vinculada a las consecuencias que el deterioro medioambiental tiene para uno mismo y para el ser humano en general y al valor instrumental del medio ambiente; y una dimensión ecocéntrica que valora las consecuencias del daño medioambiental para los elementos no humanos del planeta y que contempla el medio ambiente por su valor intrínseco. The structure of beliefs about environmental concern. In this study beliefs about the relationship bet- ween the individual and his/her natural environment are analysed and it is hypothesised that these be- liefs are organised in a three-dimensional structure, according to the emphasis placed within the rela- tionship on: self (egoism), human beings in general (socioaltruism) and the Biosphere (biospherism). This structure is compared with other works that defend a bidimensional structure of anthropocentri- city versus ecocentricity. Results based on a student sample (N= 212) indicate the existence of a bidi- mensional structure of environmental beliefs: an anthropocentric dimension, concerned with the effects of environmental deterioration on self and human beings in general and with the instrumental value of the environment; and an ecocentric dimension which assesses the consequences of environmental de- terioration for non-human elements of the planet and which considers the natural environment for its own intrinsic value. Fecha recepción: 9-3-04 • Fecha aceptación: 23-11-04 Correspondencia: María Amérigo Facultad de Humanidades Universidad de Castilla-La Mancha 45071 Toledo (Spain) E-mail: [email protected] Psicothema 2005. Vol. 17, nº 2, pp. 257-262 ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG www.psicothema.com Copyright © 2005 Psicothema

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  • Las consideraciones filosficas sobre el debate ecocentrismo-antropocentrismo, es decir, sobre si el ser humano se siente inte-grado con la naturaleza o la utiliza para sus propios fines, respec-tivamente, han derivado en trabajos que tratan de analizar lascreencias y/o las actitudes sobre la relacin individuo-medio am-biente. Desde un enfoque claramente sociolgico cabra destacaraquellos trabajos que analizan la transicin hacia un nuevo siste-ma social que, como consecuencia del deterioro medioambientalprovocado por el ser humano, implica un cambio necesario encreencias, actitudes, valores y estilos de vida (Dunlap y Van Lie-re, 1984; Milbrath, 1986). Un cambio que enfrenta visiones delmundo diferentes: la retaguardia que pone el nfasis en la capa-cidad de la ciencia y la tecnologa para solventar la actual proble-mtica ambiental o Paradigma Social Dominante (PSD), frentea la vanguardia empeada en un cambio radical hacia una so-ciedad ambientalmente ms limpia y segura o Nuevo ParadigmaEcolgico (NPE). Se habla as de nuevas ideologas polticas quese constituyen en autnticos paradigmas, en el sentido de que su-ponen marcos de significado para interpretar la realidad y legiti-

    mar y justificar cursos de accin (Dunlap y Van Liere, 1984; Mil-brath, 1986).

    La consideracin de estos dos paradigmas opuestos no implicaque las creencias que las personas mantengan acerca de la relacinser humano-medio ambiente pertenezcan de manera radical a unou otro paradigma. A escala individual, hay muchas personas que,aun adhirindose al PSD, hacen esfuerzos por proteger el ambien-te. Milbrath (1986) afirma que la mayora de la gente no constitu-ye tipos puros en su pertenencia a uno u otro paradigma, sinoque existen tipologas mezcladas. De hecho, el autor establece unaserie de posturas hacia el ambiente situadas en un espacio dedos dimensiones ortogonales en funcin de: a) valorar un ambien-te limpio y seguro frente a la riqueza material; y b) ser partidariodel cambio social o resistirse a l. La dimensin PSD-NPE seradiagonal en este espacio.

    Desde una perspectiva psicosocial cabra destacar las investi-gaciones que aplican el modelo de expectativa-valor sobre actitu-des y creencias de forma que se analiza la preocupacin medio-ambiental a partir de las creencias sobre las consecuencias que eldeterioro medioambiental puede tener para ciertos elementos va-lorados por las personas, en concreto: uno mismo, los dems sereshumanos o la biosfera - elementos no humanos del planeta (Sterny Dietz, 1994; Schultz, 2000, 2001). Estos autores sostienen quelas creencias hacia las consecuencias del deterioro medioambien-tal estn motivadas o dinamizadas por los valores entendiendostos como estructuras estables que se generan en el proceso de so-

    La estructura de las creencias sobre la problemtica medioambiental

    Mara Amrigo, Juan Ignacio Aragons*, Vernica Sevillano* y Beatriz CortsUniversidad de Castilla-La Mancha y * Universidad Complutense de Madrid

    La presente investigacin analiza las creencias que orientan la relacin individuo-medio ambiente, hi-potetizando que stas se organizan en una estructura tripartita, segn que el nfasis se ponga en el pro-pio sujeto (egosmo), en los seres humanos (socioaltruismo) o en la biosfera (biosferismo). Esta es-tructura se contrasta con otros enfoques bidimensionales donde se enfrentan una orientacinecocntrica y una antropocntrica. Los resultados obtenidos con una muestra de estudiantes (N= 212)apuntan hacia la existencia de una estructura bidimensional de las creencias ambientales: una dimen-sin antropocntrica vinculada a las consecuencias que el deterioro medioambiental tiene para unomismo y para el ser humano en general y al valor instrumental del medio ambiente; y una dimensinecocntrica que valora las consecuencias del dao medioambiental para los elementos no humanos delplaneta y que contempla el medio ambiente por su valor intrnseco.

    The structure of beliefs about environmental concern. In this study beliefs about the relationship bet-ween the individual and his/her natural environment are analysed and it is hypothesised that these be-liefs are organised in a three-dimensional structure, according to the emphasis placed within the rela-tionship on: self (egoism), human beings in general (socioaltruism) and the Biosphere (biospherism).This structure is compared with other works that defend a bidimensional structure of anthropocentri-city versus ecocentricity. Results based on a student sample (N= 212) indicate the existence of a bidi-mensional structure of environmental beliefs: an anthropocentric dimension, concerned with the effectsof environmental deterioration on self and human beings in general and with the instrumental value ofthe environment; and an ecocentric dimension which assesses the consequences of environmental de-terioration for non-human elements of the planet and which considers the natural environment for itsown intrinsic value.

    Fecha recepcin: 9-3-04 Fecha aceptacin: 23-11-04Correspondencia: Mara AmrigoFacultad de HumanidadesUniversidad de Castilla-La Mancha45071 Toledo (Spain)E-mail: [email protected]

    Psicothema 2005. Vol. 17, n 2, pp. 257-262 ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEGwww.psicothema.com Copyright 2005 Psicothema

  • cializacin y que orientan la accin (Stern y Dietz, 1994) de for-ma que stos sirven como marco para interpretar selectivamente lainformacin acerca del medio ambiente. En diversos trabajos ypartiendo de la estructura universal de los valores humanos desa-rrollada por Schwartz (1992), se ha puesto de manifiesto empri-camente una relacin entre orientaciones de valor egostas, so-cioaltruistas y biosfricas y las creencias acerca de lasconsecuencias que el deterioro medioambiental puede tener parauno mismo, los seres humanos en general y los elementos no hu-manos del planeta, respectivamente (Stern, Dietz y Kalof, 1993;Stern y Dietz, 1994; Schultz y Zelezny, 1998). Por su parte,Schultz (2000 y 2001) constat empricamente la existencia de es-ta estructura tripartita de las creencias sobre las consecuencias deldeterioro medioambiental egosta altruista y biosfrica a par-tir de un anlisis de contenido realizado transculturalmente sobrela pregunta cul es el problema ambiental que ms le preocupa ypor qu? Los resultados fueron utilizados para elaborar instru-mentos de medida de las creencias sobre las consecuencias que eldeterioro medioambiental tiene para uno mismo, los dems y losanimales y plantas y la estructura tripartita fue obtenida y confir-mada a travs de diversos anlisis factoriales aplicados sobre dife-rentes muestras.

    La consideracin de la estructura tripartita de las creencias am-bientales ha generado gran cantidad de investigacin emprica taly como ponen de manifiesto los trabajos ya sealados; no obstan-te, otros autores contemplan las actitudes acerca de la problemti-ca ambiental desde dos dimensiones que suponen motivos o va-lores que sustentan el apoyo a las cuestiones ambientales(Thompson y Barton, 1994, p. 149). Desde esta perspectiva se po-dra hablar de individuos antropocntricos que valoran el am-biente natural por la contribucin de ste a la calidad de la vida hu-mana y de individuos ecocntricos que valoran la naturaleza perse. Este enfoque implica una doble consideracin de las creenciasacerca de la relacin individuo-medio ambiente natural: bien lacreencia de que la naturaleza ha de estar al servicio del ser huma-no (antropocentrismo); o que sta posee un valor intrnseco y en laque el propio ser humano forma parte como un elemento ms(ecocentrismo).

    Thompson y Barton (1994) elaboraron una escala para medirestas dos dimensiones que ha sido profusamente aplicada en di-versos trabajos (Amrigo, Gonzlez y Aragons, 1995; San Juan,1996; Gonzlez y Amrigo, 1999). No obstante una observacindetenida de esta escala advierte que la dimensin ecocntrica ori-ginal de Thompson y Barton (1994) parece medir dos aspectosdistintos vinculados a los motivos para la conservacin medio-ambiental: por un lado, hay tems que hacen referencia a los be-neficios fsicos o psicolgicos para el individuo que genera el me-ro hecho de estar o pensar en la naturaleza, por ejemplo, el tem28: El estar en la naturaleza es un gran reductor del estrs param (p. 152). Estas medidas estaran vinculadas a los efectosemocionales positivos que produce el contacto con la naturaleza.El protagonista es el self, por lo que estos tems podran conside-rarse como pertenecientes a una dimensin egocntrica. Porotro lado, el resto de los tems ecocntricos hacen referencia a losaspectos biosfricos que enfatizan el valor intrnseco de la natu-raleza. Por ejemplo, el tem 26: La naturaleza tiene valor por smisma (Thompson y Barton, 1994, p. 152). Es decir, observan-do la escala diseada por estos autores para medir ecocentrismopuede advertirse que esta dimensin se desdobla en dos: una di-mensin egocntrica que podra estar relacionada con la dimen-

    sin egosta sealada en los trabajos de Schultz y Stern y colabo-radores; y una dimensin biosfrica que podra relacionarse asi-mismo con la dimensin biosfrica sealada en los trabajos de es-tos mismos autores.

    Por otra parte, y en lo que respecta a la dimensin antropocn-trica de la escala de Thompson y Barton (1994), todos los temshacen referencia a aspectos relacionados con los beneficios que laproteccin medioambiental puede acarrear al ser humano en gene-ral. Esta dimensin antropocntrica podra relacionarse con la di-mensin socioaltruista sealada en los trabajos de Schultz y Sterny colaboradores. En este sentido, y atendiendo a los trabajos msrecientes de Schultz, sera plausible reformular la escala deThompson y Barton (1994) en torno a las tres dimensiones confir-madas por este autor, lo que sin duda arrojara alguna luz sobre laestructura de las creencias proambientales como el elemento cog-nitivo de la preocupacin ambiental. El objetivo, por tanto, de lapresente investigacin consistira en verificar si la escala deThompson y Barton (1994) est midiendo tres dimensiones, egos-ta, biosfrica y antropocntrica, en lugar de las dos ecocntricay antropocntrica que dice medir y si estas tres dimensiones secorresponden con las obtenidas en los trabajos desarrollados por elgrupo de Schultz y Stern y colaboradores.

    Estas dimensiones generan efectos diferenciales en la repre-sentacin de la problemtica ambiental. As, por ejemplo, Arago-ns, Izurieta y Raposo (2003) pusieron de manifiesto cmo la de-finicin del concepto desarrollo sostenible adquira maticesdiferentes en funcin de la posicin que las personas mantienenhacia la naturaleza: la categora progreso en los antropocntri-cos, frente a la conservacin de los ecocntricos. En el presen-te trabajo tambin se pretende relacionar las dimensiones de lascreencias proambientales con la percepcin sobre el tipo de im-pacto local versus global de los problemas medioambientales. Eneste sentido cabra citar el trabajo de Uzzell (2000), donde se pu-so de manifiesto el concepto de hipermetropa ambiental; es de-cir, los problemas ambientales son percibidos como ms gravescuanto ms alejados se encuentren del perceptor, y el sentido deresponsabilidad se vuelve impotente ante problemas percibidos anivel global. Asimismo, Corraliza y Berenguer (1998) pusieronde manifiesto cmo las actitudes hacia la problemtica ambientalpodran ser ms o menos especficas en funcin de la proximidadal sujeto de un problema ambiental concreto. En esta investiga-cin se hipotetiza que aquellas personas egocntricas y/o antro-pocntricas reflejarn problemas ambientales con un impacto lo-cal, mientras que las ecocntricas o biosfricas tendrn msaccesibles problemas ambientales con un impacto global sobre elmedio ambiente.

    Mtodo

    Participantes

    La muestra de participantes que componen este estudio estformada por un total de 212 estudiantes universitarios de las ciu-dades de Talavera de la Reina (34%), Toledo (21,2%) y Madrid(44,8%), con un rango de edades entre 18 y 24 aos (M= 20,2;DT= 1,57) y una distribucin de 20,8% varones y 79,2% mujeres.La distribucin segn la ideologa poltica arroja resultados de un20,3% de sujetos que no declaran ninguna ideologa; 45,3% que sedeclara de izquierda o centro izquierda; 22,2% de centro y 12,2%de derecha o centro derecha.

    MARA AMRIGO, JUAN IGNACIO ARAGONS, VERNICA SEVILLANO Y BEATRIZ CORTS258

  • Instrumentos

    Los participantes cumplimentaron un cuestionario autoadmi-nistrado que estaba formado por distintos apartados. En primer lu-gar al participante se le peda que enumerase cuantos problemasambientales conoca, permitindole un mximo de doce. A conti-nuacin deban completar una escala sobre la valoracin de lasconsecuencias que para ellos tena el deterioro medioambiental, enfuncin de que dichas consecuencias afectaran a uno mismo, a labiosfera o a los seres humanos en general. Esta escala adaptada deltrabajo de Schultz (2000) consista en un total de 12 tems tipo Li-kert de 7 puntos, distribuidos aleatoriamente. Posteriormente, serecogan una serie de preguntas de tipo sociodemogrfico. Final-mente, se utiliz una versin reducida de la escala de antropocen-trismo/ecocentrismo de Thompson y Barton (1994) en base a lastres dimensiones egosta, biosfrica y antropocntrica yamencionadas (ver Tabla 1) donde el participante tena que respon-der utilizando un formato Likert de 5 puntos.

    Resultados

    Para identificar una posible estructura tripartita de las creenciashacia el medio ambiente en funcin de las tres dimensiones egos-ta, altruista y biosfrica, se realiz un anlisis de componentesprincipales, rotacin oblicua, sobre las escalas que evaluaban laimportancia de las consecuencias del deterioro medioambientalsobre uno mismo, los seres humanos en general y los elementos nohumanos del planeta (escala de Schultz). Asimismo, tambin serealiz un anlisis similar sobre los 15 tems seleccionados de laescala de Thompson y Barton, con la idea de encontrar la mismaestructura tripartita. Los resultados relativos a la escala de Schultzrevelaron una estructura de tres componentes, pero algunos temsde la dimensin altruista saturaban tambin en la dimensin egos-ta. Por su parte, los anlisis efectuados con la escala de Thompsony Barton generaron estructuras de cuatro componentes, aparecien-do una dimensin clara correspondiente al antropocentrismo y enlas dems dimensiones se mezclaban los tems egocntricos ybiosfricos.

    Estos resultados iniciales orientaron la estructura factorial de lascreencias ambientales hacia la consideracin de dos factores de for-

    ma que, en el caso de Schultz, se unieran las dimensiones egosta yaltruista, y en el caso de Thompson y Barton las dimensiones ego-cntrica y biocntrica, tal y como lo estaban originalmente.

    Se repitieron los anlisis de componentes principales, rotacinoblicua, pero esta vez forzando la extraccin a dos componentes.Los resultados que aparecen en la tabla 2 confirmaron estas pre-dicciones indicando lo siguiente: 1) En la escala sobre las conse-cuencias del deterioro medioambiental (Schultz), los tems biosf-ricos se unen en un componente, mientras que los egostas yaltruistas se unen a su vez en un componente que bien podra reco-nocerse como una dimensin antropocntrica (KMO= 0,833; 2=1139,945, p

  • ron un total de 688 problemas ambientales diferentes, en funcinde su impacto local versus global. Siguiendo una adaptacin de lostrabajos de Uzzell (2000) y Bones, Boniauto, Metastasio, Aiello ySensales (2000), cada problema ambiental fue puntuado en una es-cala de tres puntos en funcin de si el impacto del mismo afecta-ba a: uno mismo/la ciudad= 1; el pas (mbito nacional)= 2 y elcontinente o el mundo= 3. Tras la codificacin, se alcanz unacuerdo interjueces del 76,6%, sobre una frecuencia total de 628menciones. Hubo 12 problemas que no fueron codificados por al-guna de las jueces, por tratarse de cuestiones ajenas, en opinin dealguna de ellas, a la problemtica ambiental (violencia, relacioneshumanas, salud, racismo, etc.). Una vez clasificados los problemasambientales se seleccionaron a los participantes en los que habahabido un acuerdo total interjueces, puntuando cada uno de lostres problemas ambientales mencionados en una escala de 1 a 3,segn el tipo de impacto local/global. No obstante, una dificultadencontrada y que cabra mencionar, fue que hubo un problema am-biental concreto la contaminacin citado muy frecuentemen-te, sobre el cual no hubo acuerdo entre las jueces. Ello redund enel tamao muestral de los sujetos considerados como vlidos paraesta prueba (N= 89), que se vio reducido a un 42% de la muestratotal. A estos participantes se les puntu en una escala de sietepuntos desde 3 (participante completamente local, ya que los tresprimeros problemas mencionados fueron considerados como loca-les) hasta 9 (participante completamente global, ya que los tres

    primeros problemas mencionados fueron considerados como glo-bales). Para obtener dos grupos extremos en el continuo local/glo-bal y dado que el porcentaje de participantes que puntuaron mxi-mo en la escala global fue de 25,8%, se seleccionaron comoparticipantes locales aquellos que puntuaron 3, 4 o 5 en el men-cionado continuo (23,6%). Los resultados del anlisis de diferen-cia de medias en las respectivas escalas se muestran en la tabla 4.

    Tal y como puede observarse, tan slo la escala de Schultz re-lativa a las creencias sobre las consecuencias del deterioro medio-ambiental sobre la humanidad (antropocentrismo) genera diferen-cias estadsticamente significativas en la direccin hipotetizada.

    Discusin

    Los resultados ponen de manifiesto que la escala de Thompsony Barton (1994), diseada para medir creencias antropocntricas yecocntricas que subyacen al comportamiento proambiental, apo-yan tal diferenciacin. De esta forma, los motivos para justificar laproteccin medioambiental pueden provenir de creencias antropo-cntricas fundamentadas en el valor utilitarista del medio ambien-te, o bien pueden contemplarse creencias ecocntricas que enfati-zan el valor intrnseco de la naturaleza y en la que el ser humano(el self) se haya inserto de una manera indisociable. A pesar de es-ta evidencia emprica producida por los resultados de la escala, unaobservacin directa de los tems que la componen, tal y como sepuso de manifiesto en la introduccin, permite pensar que si bien elecocentrismo es un concepto globalizador, parece que en l se en-cuentran dos conceptos que bien podran formar los polos de uncontinuo; en uno el self en la naturaleza y en el otro la propia natu-raleza. Por lo que respecta a la escala de Schultz (2000), diseadapara medir la importancia atribuida a las consecuencias del dete-rioro ambiental sobre uno mismo, los dems seres humanos y labiosfera, esta escala no es capaz de discriminar ciertos matices queel autor denomina altruistas de la propia concepcin del self, y dehecho, cuando la estructura factorial se fuerza a dos dimensiones,lo altruista y lo egosta se unen en una dimensin que bien podradenominarse antropocntrica. Por otra parte, esta dimensin an-tropocntrica s parece claramente diferenciada de la dimensinbiosfrica contemplada por la escala de Schultz, que centra el n-fasis en la importancia atribuida a las consecuencias del deterioro

    MARA AMRIGO, JUAN IGNACIO ARAGONS, VERNICA SEVILLANO Y BEATRIZ CORTS260

    Tabla 2Matriz de configuracin de los componentes rotados (oblicua) sobre las escalas

    de Schultz (2000) y Thompson y Barton (1994), N= 212

    Schultz Factor 1 Factor 2 Thompson y Factor 1 Factor 2Barton

    Mi persona .851 E2 .725Mi salud .839 E3 .691Los familiares .832 E5 .653Los nios .687 E4 .585Mi futuro .656 B2 .533Mi estilo de vida .641 E1 .513Todas las personas .574 B5 .433Los vecinos .526 B3 .380Las aves .859 B4 .346La vida acutica .844 A2 .777

    Los animales .812 A3 .728

    La vida vegetal .747 A4 .689A5 .658A1 .627

    % de la varianza 33.76 24.32 21.08 14.72

    0.842 0.841 0.704 0.738

    Tabla 3Matriz de correlaciones entre las dimensiones de Thompson y Barton (TyB)

    y de Schultz (S)

    Dimensiones EcoTyB AntroTyB AntroS BiosS

    EcoTyB -.130 .011 -.322**AntroTyB .120 -.155**AntroS -.021**BiosS

    * p

  • LA ESTRUCTURA DE LAS CREENCIAS SOBRE LA PROBLEMTICA MEDIOAMBIENTAL 261

    medioambiental en los elementos no humanos del planeta. El an-lisis de correlacin entre las diversas medidas puso de manifiesto laconsonancia entre las medidas biosfricas. As, las correlacionesentre las dos escalas denominadas ecocntrica/biosfrica resultaronser positivas. De esta forma, los resultados apuntan a que las per-sonas que creen que el medio ambiente forma parte de un ecosiste-ma que tiene sentido en s mismo, valoran en mayor medida lasconsecuencias del deterioro medioambiental sobre la biosfera.Tambin se encontr una correlacin estadsticamente significati-va, pero negativa, entre la escala antropocntrica de Thompson yBarton y la escala biosfrica de Schultz, lo que indica que las creen-cias antropocntricas para conservar el medio ambiente se asociana puntuaciones bajas en la escala que valora las consecuencias deldeterioro medioambiental en animales y plantas.

    Sin embargo, no se encontr una correlacin positiva y signifi-cativa entre las escalas antropocntricas resultantes de este estu-dio. La razn bien podra encontrarse en que tanto los sujetos an-tropocntricos como los ecocntricos medidos a travs de la escalade Thompson y Barton estaran igualmente preocupados por lasconsecuencias que los problemas ambientales pueden causar aellos mismos o a los seres humanos en general, de tal forma que elobjeto de evaluacin de la escala de Shultz las consecuenciasdel deterioro medioambiental sobre uno mismo o los seres huma-nos en general preocupa de igual forma sea cual sea la posicinantropocntrica o ecocntrica que se tenga del medio ambiente.

    Un resultado que aparece aqu y que puede ser interesante porsu sistemtica aparicin en diversos trabajos es la ausencia de sig-nificacin estadstica en la correlacin entre las dos medidas deecocentrismo y antropocentrismo, bien utilizando la escala deSchultz o la de Thompson y Barton, lo que podra indicar una cier-ta independencia entre las mismas. El mismo resultado fue encon-trado por Thompson y Barton (1994) con su escala original, y porSan Juan (1996) y Amrigo, Gonzlez y Aragons (1995). Sin em-bargo, en otros trabajos en los que se utilizan distintas formas demedir el antropocentrismo y el ecocentrismo se encuentran resul-tados diferentes entre estas dos dimensiones, lo que ahonda en elproblema de la medida de las mismas (Bechtel, Corral y Pinheiro,1999; Hernndez, Surez, Martnez-Torvisco y Hess, 2000). A es-te respecto hay que resear las reflexiones de Hernndez, Corral,

    Hess y Surez (2001), segn las cuales la ausencia de relacin en-tre antropocentrismo y ecocentrismo parece caracterstica de so-ciedades industrializadas, pero no as de aquellas en vas de desa-rrollo, donde la relacin es, sin embargo, positiva. Segn estosautores parece que el nivel de industrializacin y desarrollo favo-rece una forma distinta de concebir las relaciones individuo-medioambiente: bien desde una perspectiva dual antropocntrica/eco-cntrica, o bien desde una perspectiva holista en donde antropo-centrismo y ecocentrismo no entran en conflicto.

    Otra cuestin que se analiz fue la de ver si estas dos dimen-siones antropocntrica, por un lado, y ecocntrica/biosfrica, porel otro, diferenciaban a los sujetos en relacin a la consideracindel tipo de impacto local/global, respectivamente, a la hora de pen-sar en los problemas ambientales. Esta idea fue corroborada con laescala antropocntrica de Schultz, pero no con el resto de las es-calas que, aunque los resultados apuntaron en la direccin hipote-tizada, las diferencias no resultaron ser estadsticamente significa-tivas. Los problemas surgidos a la hora de categorizar losproblemas ambientales como locales o globales y el escaso nme-ro de personas que componan la muestra pueden haber dificulta-do la corroboracin de la hiptesis planteada.

    Los resultados de este estudio no slo matizan algunas dimen-siones que subyacen a las dos escalas, sino que permiten reflexio-nar a propsito de los problemas que generan los conceptos de an-tropocentrismo y ecocentrismo cuando se proyectan sobre objetosdiferentes, aunque traten sobre el mismo tema: el medio ambien-te. As, en el caso de la escala de Thomson y Barton (1994) se mi-de una orientacin de la conducta hacia el medio ambiente y en elcaso de Shultz (2000) se trata de la valoracin del impacto del me-dio ambiente sobre diferentes objetos. Los desajustes en la medi-da bien podran deberse adems de a cuestiones puramente meto-dolgicas, a la dificultad de una correspondencia biyectiva entrelos conceptos que se estn midiendo.

    Nota de los autores

    Este trabajo se inserta en un proyecto de investigacin finan-ciado por el Ministerio de Ciencia y Tecnologa. Direccin Gene-ral de Investigacin (BSO2002-03459).

    Referencias

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