hombre de arena - trabajo final

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El presente trabajo, esboza una mirada histrica sobre El Hombre de arena de E

Licenciatura en Lengua y Literatura

Literatura Moderna

Francisco Ramrez

Lo bello, lo sublime y lo siniestro en el hombre de arenaEl presente trabajo, esboza una mirada esttica sobre El Hombre de arena de E. T. A. Hoffman. Pretendemos, a partir de las ideas del Romanticismo, abordar el escrito como confrontacin de dos teoras estticas, esto es, el paso de una esttica tradicional hacia la esttica kantiana, siendo esta ltima, particularmente, fundamento de las ideas sobre lo bello, lo sublime y lo siniestro.

El escrito en cuestin, consiste en un cuento fantstico que trata las vivencias de Nataniel, joven estudiante comprometido con la bella Clara, que, a pesar de su felicidad actual, no puede desligarse del pasado y el doloroso recuerdo de la muerte de su padre. Este recuerdo reaparece a raz de un vendedor ambulante: Giuseppe Coppola. Los rasgos fsicos que presenta, parecen ser suficientes para dar vida a un viejo recuerdo, representado en el plano imaginario por el tormentoso hombre de arena y, en la realidad, por un viejo conocido: Coppelius, el repugnante abogado. Esta personalidad marc la infancia de Nataniel, ya por su temprana asociacin con aquel monstruo que echa arena en los ojos de los nios desobedientes, o por el episodio en donde, justamente, casi pierde los suyos a manos de aquel malvado que en lugar de arena, quiso echar granos de fuego ardiente sobre sus ojos. En cualquier caso, el punto clmine se encuentra en la fatdica explosin que, tras el continuo, misterioso y oculto trabajo del abogado y el progenitor frente a un horno en llamas, concluye en la muerte de este ltimo y en la huda del arenero. Ahora bien, el reencuentro marca una seguidilla de cartas entre Nataniel, Clara y Lotario (hermano de Clara), dando cuenta del pasado tormentoso que pareca volver para anunciar nuevas desgracias. No obstante, el ya joven y universitario se entrega a la sensatez que recibe de las respuestas y llega, incluso, a comprar unos prismticos de Coppola, utilizndolos con frecuencia para ver la casa de su profesor de fsica, Spalanzani, y a su quieta hija Olimpia, de quien se enamora perdidamente. La sorpresa radica en que esta ltima, como indicaban las sospechas de unos pocos, era una autmata; una mueca de madera, creada en conjunto por dicho profesor y el supuesto vendedor. Nataniel acude, por casualidad, a la disputa de ambos por la autora de la mueca, siendo Coppola quien, finalmente, la roba y deja nada ms que los ensangrentados ojos, ante el estremecimiento del joven enamorado. La entrada en el individuo parece, desde esta obra, cobrar una dimensin bastante especial. El cuestionamiento de la sensacin y la autoconsciencia narrativa priman en la configuracin de un efecto de lectura, a ratos estremecedor, que aporta sustancialmente en esta entrada ntima de la experiencia personal. Bajo una perspectiva crtica, podemos ver que el escrito, en efecto, desde el argumento mismo, plantea a una serie de discusiones que abren paso hacia un quiebre en la esttica tradicional. Por consiguiente, debemos, en primera instancia, aproximarnos a esta nocin para luego someterla a duda en base al texto que nos ocupa. Con esttica tradicional nos referimos, en trminos generales, a las ideas de belleza - que prevalecen desde la antigedad Grecorromana- en torno a la proporcin; a lo determinado. Una concepcin arraigada al mundo sensible, donde lo imperfecto y lo infinito eran lo mismo (Tras 2). El siglo XVIII supone un giro rotundo, histricamente difcil de rastrear, que distingue dos categoras: lo bello y lo sublime. Esta ltima, desarrollada particularmente por Immanuel Kant, supone una ruptura a la tradicin, pues bien:el sentimiento de lo sublime puede ser despertado por objetos sensibles naturales que son conceptuados negativamente, faltos de forma, informes, desmesurados, desmadrados, caticos, esta categora, que un viaje por la cordillera alpina puede remover, lo mismo que la visin cegadora de una tempestad o la percepcin de una extensin indefinida que sugiere desolacin y muerte lenta (Tras 3).

Vemos, entonces, que la concepcin esttica limitada a lo bello, en tanto proporcionado y armonioso, abre paso a una nueva vertiente que a partir de la oscuridad, e incluso del horror, reconoce la admiracin propia de la produccin artstica. La poca romntica ser, por consiguiente, la encargada de desarrollar este fundamento propuesto desde el filsofo alemn (idem).

Comienza, de este modo, la nocin del arte como revelacin. Como un viaje que, de forma leve, permitira arrebatarnos de la crcel de nuestra limitacin (Tras 7), esto es, el surgimiento de lo bello como punto de partida y manifestacin de lo infinito en lo finito (idem); de la divinidad encarnada en lo sensible. Un camino al interior del lmite individual que pareciera situarnos ante un abismo inconmensurable; frente a la sensacin de vrtigo general y la incertidumbre que nos distancia de la verdad incognoscible. Este sentimiento, entendido como tentacin y aventura, invita as a rebalsar la categora de lo sublime en la categora de lo siniestro (idem).

Siguiendo la visin de Mireya Fernndez Merino, podemos advertir que la obra, referida se articula en base a una dualidad constante. Este acceso a mundos contrarios donde, por ejemplo, encontramos una referencia real y concreta del hombre de arena, es decir, como cuento infantil (respuesta de la madre, Pg. 2), o bien, como ser monstruoso (respuesta de la nodriza, Pg. 3), proyecta una serie de motivos que articulan el discurso de lo fantstico y lo siniestro, especficamente, entre el amor y el horror, lo vivo y lo muerto, lo objetivo y lo subjetivo, la razn y la imaginacin (Merino 125).

Cabe preguntar si acaso el sentimiento de curiosidad no est encarnado por Nataniel en su totalidad. Ms an, esta figura caracterizar al prototipo de la poca, siendo el joven estudiante el poeta atrado por mundos ocultos a los que accede a travs de la imaginacin () es la representacin de ese movimiento romntico que reacciona frente al podero del logos y la razn (Merino 126). La atraccin, desde el comienzo se pone de manifiesto en la persecucin del arenero; de este conocimiento oculto y temible, en efecto paradjico por querer encontrarlo, que, justamente, ser caracterstico en el anclaje de lo siniestro, en cuanto esta ambivalencia entre dolor y placer opera como bsqueda insaciable y obsesiva en la mirada, tanto interna como externa.El hombre de arena me haba puesto en el sendero, de lo maravilloso, de lo extraordinario () Nada me causaba mayor placer que escuchar o leer por mi cuenta historias espeluznantes de duendes, brujas, gnomos, etc. Pero por encima de todos estaba siempre el hombre de arena, al que yo dibujaba con tiza o carbn en mesas, roperos y paredes, como una figura extraa y repugnante (3).De lo anterior se advierte la importancia del observar en el relato. Las dos dimensiones de Nataniel, como nio y como joven, exigen el acceso al deseo a travs de la mirada; primero, en tanto descubre, por medio de sus ojos, la identidad del hombre de arena; segundo, a travs del lente ptico que le permite su vista hacia Olimpia (Merino 128). Ver lo prohibido o, ms bien, espiar segn ambos casos, tiene su lugar con lo sealado anteriormente en este encarnar lo divino, por ejemplo, al ocuparse de la tarea que tiene lugar en dios o la naturaleza, esta es, la de dar vida. Los misterios que tratan de revelar los personajes con el ejercicio de la Alquimia van en este sentido, sin embargo, el precio de la transgresin tendr su precio: la locura y la muerte. Dicha suerte correr para Nataniel y su padre. Por otro lado, el influjo de la tcnica cobra relevancia en relacin a la instrumentacin moderna que pareciera alcanzar su consumacin en Olimpia, ms que por la madera y sus ojos sin vida, por el reflejo irnico del poeta que sucumbe ante s mismo. El joven busca en la mirada de la amada encontrar el eco a sus propios sentimientos () La contemplacin de Nataniel le da vida a su mueca (Merino 130). Este aspecto narciso abre paso a la crtica. La idea de proporcin y perfecta meticulosidad que porta la mueca, es la consumacin del deseo que evoca lo siniestro en Nataniel, as, sumido en esta experiencia de orden inaprensible, alcanza el delirio y posteriormente su muerte. Nos parece extraamente rgida y como carente de alma. Su cuerpo es proporcionado, tambin su rostro, es cierto. Podra decirse que es linda si su mirada no fuera tan yerta; casi parece no tener vista. Su andar es extraordinariamente regular; cada movimiento parece el resultado de un mecanismo de relojera (16).En contraste, el valor de las imperfecciones, o bien, de lo real, tiene en la obra un sitio privilegiado. De ah que nada es ms singular y extraordinario que la vida real () el poeta slo puede captarla como su oscuro reflejo sobre un espejo opaco (9). El caso contrario y que emerge como propuesta, sin duda, sera el de Clara.De ningn modo podra decirse que Clara fuese linda; sa era la opinin de quienes por su profesin saben algo de belleza () Y as era. Clara tena la fantasa despierta de una criatura cndida y alegre, un espritu profundo y delicadamente femenino y una inteligencia clara y aguda (9-10).

En suma, podemos notar que la incertidumbre y la infinitud, esto es, ms all de lo bello, comprenden un modelo terico que propone la mirada del artista como unin entre espanto y el deleite. El romanticismo, en contraste a la tradicin hasta entonces imperante, aborda dichos preceptos como totalidad, en tanto la esttica kantiana ampla el horizonte de lo cotidiano a una ambivalencia propia del pensamiento moderno. En este sentido, la obra tratada funciona como muestra de este paso hacia lo maravilloso, lo magnfico, lo terrible, lo alegre y lo estremecedor (9), cuya inclusin en lo fantstico permite elaborar nuevas dimensiones y discursos sobre el sujeto, ya en los albores de la naciente industrializacin. As, la revelacin en el arte, tras esta cortina que escinde el vnculo de la sensibilidad y la intuicin, adoptar la perspectiva donde, en palabras de Novalis, el caos debe resplandecer en el poema bajo el velo incondicional del orden (en Tras 1). Bibliografa

Hoffmann, E.T.A. El hombre de la arena. Disponible en http://ciudadseva.com/textos/cuentos/ale/hoffmann/etah.htm Merino, Mireya Fernndez. "El hombre de la arena o la metfora de la incertidumbre."Actual Investigacin45 (2011): 121-136.Tras, Eugenio. Lo bello y lo siniestro. Barcelona: Ariel, 2006. Subrayado propio.