hoja parroquial - 11 de diciembre de 2011 - num. 50

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Arquidiócesis de Guadalajara, A.R. Hoja parroquial Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes. INDA-04-2007-103013575500-106 1 ¡Inmensa alegría que nace de la esperanza! N.º 50 • Domingo III Adviento, Ciclo B • 11 de Diciembre de 2011 C uando nosotros nos hartamos de “esperanzas” que nos van defraudando una tras otra, llega el momento en que dudamos de cualquier promesa, venga de quien venga. Le pasó al pueblo de Israel: cuando regresaron del destierro, creyeron que a su retorno a la tierra iba a ser un pastel sólo para admirarlo y repartirlo, y como se dieron cuenta de que implicaba trabajo y esfuerzo, ya no le creyeron a Dios. Sin embargo, poco a poco se fueron dando cuenta de que su esperanza era una fuerza contundente que los animaba a luchar y a no darse por vencidos. Esperanza contra las dificultades No podría haber un mensaje más apro- piado para nuestros días. Parece que todas las cosas están mal: los grupos políticos, la sociedad violenta, las familias disfuncionales, los hijos que no tienen una convicción profunda de saber qué deja de ganancia el luchar por ser mejores hombres y mujeres... y se da uno topes de cabeza al constatar que mucha gente de Iglesia anda patas "pa' arriba". Hay un vacío profundo de valores humanos que queremos llenar de individualismo; sólo de "aquello que yo apruebo y que a mí me agrada". Desde estos días cercanos al fin de año, la liturgia nos lleva de la mano para saber alentar la esperanza; en este domingo III de Adviento nos invita a la alegría y a ir constatando que las promesas de Dios sí se cumplen, pero con la condición de que invirtamos mucho esfuerzo y confianza. Las cosas están difíciles pero podemos salir ade- lante, Dios no nos abandona, como sin duda está implícito en el profeta Isaías. Aunque haya dificultades, la espe- ranza nos llena de seguridad en Dios, y al mismo tiempo nos va colmando de alegría. Es la alegría del Adviento porque Dios está muy cerca de quienes los buscan. La purificación es condición de la esperanza El Evangelio de Juan nos presenta el testimonio de Juan el Bautista: cuenta que de Jerusalén los dirigentes judíos enviaron delegados para preguntarle si era el Mesías o Elías que precedería a la llegada del Mesías. Y Juan no se reconoce como Mesías, tampoco como Elías; sin embargo, sí se reconoce como la voz que clama en el desierto, que pre- para la venida del Mesías. El bautismo de agua es un bautismo purificador, si se quiere externo; pero quien vendrá traerá un bautismo que purificará a todo el ser humano, y ante el cual el bau- tismo de Juan es sólo anticipo. Es claro que la figura de Juan el Bautista tiene gran importancia para las primeras generaciones cristianas. Nos prepara purificándonos, para -solamente así- poder alegrarnos porque llega el Señor a acompañar a su pueblo, a inaugurar una nueva forma de vivir. Vida digna en los que esperan a Jesús San Pablo es muy puntual en hablar de las condiciones necesarias para que nuestra esperanza no vaya a ser pura ilusión… para que nuestra alegría no sea pura máscara de sonrisas, sino algo que sale del esfuerzo y de la lucha por trabajar por un mundo mejor. Y más alegría porque tenemos la gran fiesta de los mexicanos. La Virgen Morena está para alentar todas nuestras esperanzas.

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Boletín Semanal de la Arquidiocesis de Guadalajara.

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Page 1: Hoja Parroquial - 11 de Diciembre de 2011 - Num. 50

Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.

Hoja parroquial Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes.

INDA-04-2007-103013575500-106

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¡Inmensa alegría que nace de la esperanza!

N.º 50 • Domingo III Adviento, Ciclo B • 11 de Diciembre de 2011

Cuando nosotros nos hartamos de “esperanzas” que nos van defraudando una tras otra, llega el momento en que

dudamos de cualquier promesa, venga de quien venga. Le pasó al pueblo de Israel: cuando regresaron del destierro, creyeron que a su retorno a la tierra iba a ser un pastel sólo para admirarlo y repartirlo, y como se dieron cuenta de que implicaba trabajo y esfuerzo, ya no le creyeron a Dios. Sin embargo, poco a poco se fueron dando cuenta de que su esperanza era una fuerza contundente que los animaba a luchar y a no darse por vencidos.

Esperanza contra las dificultadesNo podría haber un mensaje más apro-piado para nuestros días. Parece que todas las cosas están mal: los grupos políticos, la sociedad violenta, las familias disfuncionales, los hijos que no tienen una convicción profunda de saber qué deja de ganancia el luchar por ser mejores hombres y mujeres... y se da uno topes de cabeza al constatar que mucha gente de Iglesia anda patas "pa' arriba". Hay un vacío profundo de valores humanos que queremos llenar de individualismo; sólo de "aquello que yo apruebo y que a mí me agrada". Desde estos días cercanos al fin de año, la liturgia nos lleva de la mano para saber alentar la esperanza; en este domingo III de Adviento nos invita a la alegría y a ir constatando que las

promesas de Dios sí se cumplen, pero con la condición de que invirtamos mucho esfuerzo y confianza. Las cosas están difíciles pero podemos salir ade-lante, Dios no nos abandona, como sin duda está implícito en el profeta Isaías. Aunque haya dificultades, la espe-ranza nos llena de seguridad en Dios, y al mismo tiempo nos va colmando de alegría. Es la alegría del Adviento porque Dios está muy cerca de quienes los buscan.

La purificación es condición de la esperanza

El Evangelio de Juan nos presenta el testimonio de Juan el Bautista: cuenta que de Jerusalén los dirigentes judíos enviaron delegados para preguntarle si era el Mesías o Elías que precedería a la llegada del Mesías. Y Juan no se reconoce como Mesías, tampoco como Elías; sin embargo, sí se reconoce como la voz que clama en el desierto, que pre-para la venida del Mesías. El bautismo

de agua es un bautismo purificador, si se quiere externo; pero quien vendrá traerá un bautismo que purificará a todo el ser humano, y ante el cual el bau-tismo de Juan es sólo anticipo. Es claro que la figura de Juan el Bautista tiene gran importancia para las primeras generaciones cristianas. Nos prepara purificándonos, para -solamente así- poder alegrarnos porque llega el Señor a acompañar a su pueblo, a inaugurar una nueva forma de vivir.

Vida digna en los que esperan a Jesús

San Pablo es muy puntual en hablar de las condiciones necesarias para que nuestra esperanza no vaya a ser pura ilusión… para que nuestra alegría no sea pura máscara de sonrisas, sino algo que sale del esfuerzo y de la lucha por trabajar por un mundo mejor. Y más alegría porque tenemos la gran fiesta de los mexicanos. La Virgen Morena está para alentar todas nuestras esperanzas.

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ANTÍFONADE ENTRADAFlp 4, 4.5

Estén siempre alegres en el Señor; se los repito, estén alegres. El Señor está cerca.

SALMORESPONSORIALLc 1, 46-48. 49-50. 53-54

R. Mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador.

Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso los ojos en la humildad de su esclava. R. Mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre y su misericordia llega, de generación en generación, a los que lo temen. R. Mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador.

A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo.R. Mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador.

ACLAMACIÓNANTES DELEVANGELIOIs 61, 1

R. Aleluya, aleluya.El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres. R. Aleluya.

ANTÍFONA DELA COMUNIÓNIs 35, 4

He aquí que vendrá nuestro salvador, ya no tengan miedo.

Lectura del libro del profeta Isaías 61, 1-2. 10-11El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido y me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres, a curar a los de corazón quebrantado, a proclamar el perdón

a los cautivos, la libertad a los prisioneros y a pregonar el año de gracia del Señor.

Me alegro en el Señor con toda el alma y me lleno de júbilo en mi Dios, porque me revistió con vestiduras de salvación y me cubrió con un manto de justicia, como el novio que se pone la corona, como la novia que se adorna con sus joyas.

Así como la tierra echa sus brotes y el jardín hace germinar lo sembrado en él, así el Señor hará brotar la justicia y la alabanza ante todas las naciones. Palabra de Dios.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pabloa los tesalonicenses 5, 16-24Hermanos: Vivan siempre alegres, oren sin cesar, den gra-cias en toda ocasión, pues esto es lo que Dios quiere de

ustedes en Cristo Jesús. No impidan la acción del Espíritu Santo, ni desprecien el don de profecía; pero sométanlo todo a prueba y quédense con lo bueno. Absténganse de toda clase de mal. Que el Dios de la paz los santifique a ustedes en todo y que todo su ser, es-píritu, alma y cuerpo, se conserve irreprochable hasta la llegada de nuestro Señor Jesucristo. El que los ha llamado es fiel y cumplirá su promesa. Palabra de Dios.

EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 6-8. 19-28

Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz.

Este es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para pregun-tarle: “¿Quién eres tú?”. Él reconoció y no negó quién era. Él afir-mó: “Yo no soy el Mesías”. De nuevo le preguntaron: “¿Quién eres, pues? ¿Eres Elías?”. Él les respondió: “No lo soy”. “¿Eres el profe-ta?”. Respondió: “No”. Le dijeron: “Entonces dinos quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?”. Juan les contestó: “Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Enderecen el camino del Señor’, como anunció el profeta Isaías”.

Los enviados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le pre-guntaron: “Entonces ¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?”. Juan les respondió: “Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias”.

Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba. Palabra del Señor.

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Creo en un solo Dios,Padre todopoderoso,Creador del cielo y de la tierra,de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor Jesucristo,Hijo único de Dios,nacido del Padre antes de todos los siglos:

Dios de Dios, Luz de Luz,Dios verdadero de Dios verdadero,engendrado, no creado,de la misma naturaleza del Padre,por quien todo fue hecho;que por nosotros, los hombres,y por nuestra salvación bajó del cielo,y por obra del Espíritu Santose encarnó de María, la Virgen,y se hizo hombre;y por nuestra causa fue crucificadoen tiempos de Poncio Pilato;padeció y fue sepultado, y resucitóal tercer día, según las Escrituras,y subió al cielo, y está sentadoa la derecha del Padre;y de nuevo vendrá con gloriapara juzgar a vivos y muertos,y su Reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo,Señor y dador de vida,que procede del Padre y del Hijo,que con el Padre y el Hijorecibe una misma adoración y gloria,y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una,santa, católica y apostólica.Confieso que hay un solo Bautismopara el perdón de los pecados.Espero la resurrección de los muertosy la vida del mundo futuro.

Amén

Gloria a Dios en el Cielo,y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor.Por tu inmensa gloriate alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos;te damos gracias, SeñorDios, Rey celestial,

Dios Padre todopoderoso.Señor Hijo único Jesucristo,Señor Dios, Cordero de Dios,Hijo del Padre;Tú que quitas el pecado del mundo,ten piedad de nosotros;Tú que quitas el pecado del mundo,atiende nuestra súplica;

Tú que estás sentadoa la derecha del Padre,ten piedad de nosotros,porque sólo Tú eres santo,sólo Tú, Señor,sólo Tú, Altísimo Jesucristo,con el Espíritu Santoen la gloria de Dios Padre.

Amén

Continúa en la página 4

Las Apariciones de Nuestra Señora,la Virgen de Guadalupe, a Juan Diego

La milagrosa estampación de su Santa Imagen en el humilde ayate de su vidente, y su men-

saje de amor por nosotros, tienen como fin principal anunciar a su ama-dísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, a los pueblos que habitaban el "nuevo mundo" en diciembre de 1531.

PRIMERA APARICIÓN: Sábado 9 de diciembre en la madrugada. Juan Diego oye cantos de pájaros. Le llaman por su nombre; sube a la cumbre del cerro del Tepeyac y ve a la Niña que le ordena ir ante el Obispo para pedirle un templo en el llano. "Hijito mío, el más amado: yo soy la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdade-rísimo Dios..., mucho quiero tengan la bondad de construirme mi templecito... Allí estaré siempre dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza, para purificar, para curar todas sus diferentes miserias, sus penas, sus dolores".

SEGUNDA APARICIÓN: Sábado 9 de diciembre aproximadamente a las 5 de la tarde. Juan Diego vuelve a la cumbre y da cuenta a la Virgen de la incredulidad del Obispo, y pide que escoja otro mensajero. Pero ella le confirma en su misión y le ordena insistir al día siguiente: "Hijito mío, el más pequeño: es indispensable que sea totalmente por tu intervención que se lleve a cabo mi deseo. Muchísimo te ruego y con rigor te mando que mañana vayas otra vez a ver al Obispo. Y hazle oír muy claro mi voluntad, para que haga mi templo que le pido".

TERCERA APARICIÓN: Domingo 10 de diciembre como a las 3 de la tarde. Nuevamente en la cumbre, Juan Diego refiere su segunda entrevista con el Obispo. Aún no le cree y le ordena pedir a la Señora alguna señal. La Virgen ordena a Juan Diego que vuelva al cerro al día siguiente para recibir la señal que le dará. "Así está bien, hijito mío, el más amado. Mañana de nuevo vendrás aquí para que lleves al gran sacerdote la prueba, la señal que te pide. Con eso enseguida te creerá, y ya para nada desconfiará de ti". Juan Diego no vuelve por la enfermedad de su tío Juan Bernardino.

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16, 17 y 18 de diciembre de 2011

5, 6 y 7: Lunes, Martes y MiércolesSAN EUGENIO

SANTO NIÑO DE ATOCHA, Pinar de la Calma

SAN ELÍAS, Atemajac

TRÁNSITO DE SAN JOSÉ

SANTA MARÍA MAGDALENA, Apozol

SAN ANTONIO, Huitzila,

SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ

8, 9 y 10: Jueves, Viernes y SábadoSANTA MARÍA DEL TEPEYAC, Cerro del Cuatro

NTRA. SRA. DE LOURDES

LA GUADALUPANA

JESÚS DE NAZARET, Tonalá

SAN PEDRO APÓSTOL, La Cantera

APOZOLCO

SAN JUAN DEL MONTE, Juchipila

SAN JUAN BOSCO

CUARTA APARICIÓN: Martes 12 de diciembre, muy de madrugada. Ante la gravedad de su tío, Juan Diego sale a México para buscar un sacerdote. Rodeó el cerro para que la Virgen no lo encontrara. Pero ella sale a su encuentro; lo tranquiliza de su preocupación por su tío: "Te doy la plena seguridad de que ya sanó". Lo envía a la cumbre por las rosas que serán la señal. A su regreso, la Virgen le dice: "Hijito queridísimo: estas diferentes flores son la prueba, la señal que le llevarás al Obispo. De parte mía le dirás que por favor vea en ella mi deseo, y con eso, ejecute mi voluntad".

QUINTA APARICIÓN: Martes 12 de diciembre, muy de madrugada.Al mismo tiempo que se aparece a Juan Diego, se aparece a Juan Bernardino, tío del vidente; en su casa le cura de sus enfermedades y le manifiesta su nombre y pide que de ahora en adelante, a su preciosa imagen precisamente se le llame, se le conozca como la "Siempre Virgen Santa María de Gua-dalupe".

LA ESTAMPACIÓN EN LA TILMA: Martes 12 de diciembre al mediodía.En la casa del Obispo Fray Juan de Zumárraga, Juan Diego muestra las rosas que llevaba en su ayate, señal dada por la Virgen. "Desplegó su tilma, donde llevaba las flores. Y así, al tiempo que se esparcieron las diferentes flores preciosas, en ese mismo instante... apareció de improviso en el humilde ayate la venerada imagen de la siempre Virgen María, Madre de Dios, tal como ahora tenemos la dicha de venerarla en lo que es su hogar predilecto, su templo del Tepeyac".