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A PROPÓSITO DE HISTORIOGRAFÍA PORTUGUESA. ALEXANDRE
HERCULANO EN DOS HISTORIADORES DEL DERECHO ESPAÑOL 1
Por
REMEDIOS MORÁN MARTÍN
Profesora Titular de Historia del Derecho y de las Instituciones
Universidad Nacional de Educación a Distancia
SUMARIO: I. PLANTEAMIENTO DE ESTE TRABAJO.- II. ALEXANDRE HERCULANO A
TRAVÉS DE LA EXPOSICIÓN DE D. GALO SÁNCHEZ.- III. ALEXANDRE HERCULANO A TRAVÉS
DE LA EXPOSICIÓN DE MANUEL TORRES.- IV. RECAPITULACIÓN.- APÉNDICE.- ORIENTACIÓN
BIBLIOGRÁFICA EN PORTUGUÉS SOBRE HERCULANO ANTERIOR A 1930.- ORIENTACIÓN
BIBLIOGRÁFICA ESPAÑOLA SOBRE HERCULANO ANTERIOR A 1930.
I. PLANTEAMIENTO DE ESTE TRABAJO
Con frecuencia solemos dolernos los historiadores españoles y portugueses de la
secular ignorancia que tenemos unos de otros, de la carencia de conocimiento mutuo y de
la necesidad de potenciar el conocimiento de ambos. Si bien esto ha sido cierto durante un
espacio temporal amplio, hubo momentos en los cuales no fue así y ahora, desde
diferentes foros, intentamos el reencuentro. Sea este trabajo un indicio de ello, a partir de un
caso concreto: el conocimiento de Alexandre Herculano entre los historiadores del Derecho
en el primer tercio del siglo XX.
La figura de Alexandre Herculano ha sido ampliamente reconocida y sobre su
personalidad y obra se ha escrito un importante número de trabajos, por este motivo, no va
a ser objeto de análisis en esta exposición ni la obra de Herculano, ni su personalidad, así
como tampoco el importante número de trabajos que en los últimos años se ha realizado
sobre el insigne historiador, después de un amplio período de olvido en su país, que él
mismo había provocado como refería en una de sus cartas desde su retiro del Valle do
Lobos, del que afortunadamente ha sido rescatado.
Entre las publicaciones sobre el insigne historiador posteriores al periodo analizado, sólo
voy a hacer referencia a tres obras, la primera publicada por la Real Academia Portuguesa
1 Este trabajo está elaborado dentro del proyecto de investigación SEJ.2004-02498, del MEC.
Remedios Morán Martín
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de la Historia, en 1977, titulada Alexandre Herculano á luz do nosso tempo, que se trata de
una serie de conferencias con una visión renovadora de la figura de Herculano, visto en
cada uno de sus aspectos y, en segundo lugar, publicado en el mismo año, el análisis que
le dedicó Joaquim Veríssimo Serrâo, Herculano e a consciência do liberalismo português,
Lisboa, 1977, y, finalmente, por ser una obra de síntesis en la que es central la figura de
Herculano, la de Sergio Campos Matos, Historiografía e memória nacional (1846-1898),
publicada en Lisboa en 1998.
Voy a centrarme en un aspecto muy concreto en relación con Herculano: el
conocimiento y la visión que del mismo se tenía en la España de 1930, tomando como
referencia dos ejercicios de una oposición a cátedra (Véase Apéndice documental I y II).
En este contexto debemos situarnos.
Vacante la cátedra de Historia General del Derecho de la Universidad de Madrid, tras la
jubilación de Díez Canseco, se convocó a oposición en turno libre 2. De los cinco firmantes
de la misma sólo dos realizaron los ejercicios correspondientes, D. Galo Sánchez y
Sánchez 3 y D. Manuel Torres y López
4. La oposición se desarrolló entre los días 17 de
diciembre de 1930 y el 10 de enero de 1931, en el Museo Pedagógico Nacional. En el
primer ejercicio, en el que por el método de insaculación se sacaban dos lecciones del
temario previamente elaborado por el Tribunal, salieron los temas correspondientes a los
números 10 y 12, que versaban sobre dos historiadores del Derecho, símbolos de nuestra
materia, uno portugués y otro español: Herculano e Hinojosa.
Por el Decreto de Oposiciones que en aquel momento estaba en vigor se conservan los
ejercicios escritos de todos los opositores, por lo que con motivo de un homenaje que le
hizo el Departamento de Historia del Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, en
el centenario del nacimiento de D. Manuel Torres, los di la luz, dentro de un análisis sobre
su trayectoria universitaria 5.
2 R.O de 25 de marzo de 1930 (Gaceta de Madrid del 1 de abril). Expediente de dicha oposición en
AGA, Educación, leg., leg. 6.982, n.º 3.
3 En aquel momento catedrático de Historia General del Derecho de la Universidad de Barcelona.
4 Catedrático de Historia General del Derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad de
Granada.
5 El desarrollo de esta oposición puede verse en Remedios MORÁN MARTÍN, “D. Manuel Torres
López: Salamanca (1926) - Madrid (1949). La coherencia de una trayectoria”, en Cuadernos de
Historia del Derecho, homenaje a D. Manuel Torres López 6, 1999, pp. 143-207. También respecto al
análisis de las memorias de cátedra, Raquel MEDINA PLANA, “Maneras de entender o entender la
manera. Las primeras memorias de oposición de cátedras de Historia del Derecho”, en id., pp. 19-
“A propósito de historiografía portuguesa. Alexandre Herculano...”, iustel.com, e-LHR, n.º 1, enero 2006
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De los ejercicios de oposición de D. Galo y D. Manuel me llamó la atención el profundo
conocimiento que uno y otro tenían de la figura de Herculano, cuando ahora, en los
programas de cualquier cátedra de Historia del Derecho es un tema que ha sido eliminado y
en los manuales actuales de Historia del Derecho Español apenas se encuentran
referencias, excepto en alguno como el del profesor Pérez-Prendes, a la obra y significación
de dicho autor, como también están ausentes las referencias a Portugal, incluso en los
momentos anteriores a Afonso Enriques o en el período de unión con Felipe II, entre 1580 y
1640.
Por lo tanto, me pareció interesante tratar la visión que aquellos dos historiadores del
Derecho tuvieron sobre Herculano. Evidentemente no puede separarse la visión que
entonces se tenía de Herculano en España y de la repercusión que tuvo en la historiografía
del momento. Pero hay, en primer lugar, que hacer una obligada referencia a la fecha y el
lugar en el que se desarrolló el trabajo inicial que provocó este estudio, para comprender su
importancia.
Alexandre Herculano, narrador, historiador y político portugués nacido en 1810, alcanzó
una gran consideración en su tiempo tanto por su obra histórica y literaria como por su
actuación política, en momentos de gran convulsión en su país. No es momento aquí de
esbozar su biografía, que encarnaba la de un hombre procedente de la burguesía media,
partidario inicialmente del mileguilismo al que posteriormente se opuso, siendo entonces
opositor progresista al gobierno establecido, lo que le impulsó a abandonar Portugal en
1831 para refugiarse en Francia y a partir de este momento, crucial en su vida, entrar en
contacto con otros países y culturas, siendo, por este motivo, uno de los introductores del
prerromanticismo portugués, propiciado por la lectura de autores como Chateaubriand o
Schiler, en su juventud y de la lectura en su huida a Francia e Inglaterra de autores como
Victor Hugo y Lamennais. Su actividad como bibliotecario, primero y periodista después le
puso en contacto con los círculos literarios del momento, en los que destacaba el de la
marquesa de Alorna, que le permitió, junto con su actividad política hasta el golpe de Estado
de Costa Cabral, llegar a ser un hombre considerado en su tiempo. A partir de este
momento se retira a su casa de Valle do Lobos en donde permanece apartado de toda
actividad política, literaria e investigadora, hasta su muerte en 1877.
Pocos años antes de ésta, en 1869, se escribió en España la primera Historia de la
literatura portuguesa en el siglo XIX, obra de Antonio Romero Ortiz 6, en la que expone la
142, especialmente pp. 43-74.
6 Antonio ROMERO ORTIZ, La literatura portuguesa en el siglo XIX, Madrid, Tipografía de Gregorio
Estrada, 1869.
Remedios Morán Martín
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falta de conocimiento recíproco que hay en los estudios entre españoles y portugueses,
incluso, parafraseando una dedicatoria del novelista portugués de mediados del siglo XIX
Castello Branco, en su obra Onde está a felicidade?, hace referencia a que se conoce en
Portugal mejor a China que a España, evidenciándose, para Romero Ortiz, que existe un
diccionario chino-portugués de 1733 y aún no se ha publicado uno completo de castellano-
portugués. Pero lo que nos interesa resaltar es que, por vez primera, Romero Ortiz hace
una valoración de conjunto de la obra de Herculano, es sus distintas facetas de poeta,
filósofo, novelista e historiador, considerándolo el “pensador más profundo que ha tenido la
nación portuguesa en el presente siglo” 7, considerándolo el primer historiador portugués,
opinión ciertamente exagerada, si tenemos en cuenta que en la misma obra de Herculano
hace uso reiteradamente de historiadores portugueses anteriores a él y a los que el mismo
Herculano dedica un estudio, recogido en sus Opúsculos, titulado “Historiadores
portugueses” y publicado inicialmente en 1839-1840. Romero Ortiz, además, hace un
estudio de la obra literaria de Herculano, pero respecto a su facete histórica se deja llevar
por las polémicas que en su momento estaban en vigor en Portugal, donde Herculano
estaba relegado y a cuya obra se le tachaba por sus contemporáneos como fiel seguidora
de autores extranjeros y sumamente imaginativa y falta de fundamento documental, por lo
que Romero Ortiz, como luego veremos en algún autor portugués, lleva la obra de
Herculano a la Literatura y no a la de la Historia.
Si dejando la literatura, propiamente dicha, repasamos las publicaciones afines a la
Historia del Derecho, podemos apreciar que desde finales del siglo XIX aparecen en
España referencias a los historiadores portugueses y actos en las Academias de la Historia
en los que se intercambian homenajes a autores de uno y otro país, como el celebrado en
1863 en la Academia de la Historia portuguesa, en cuyo seno se homenajeó en 1863 a
Martínez de la Rosa, a iniciativa de Luis Rebello da Silva, que tiene el doble mérito de haber
partido de dicho historiador, conocido antiiberista, pero en cuya laudatio resaltó que las
fronteras políticas no podían separar el mutuo intercambio de la cultura entre ambos países;
asimismo se realizan publicaciones conjuntas, entre los que tiene papel destacado
Herculano.
Deben también citarse, asimismo, la edición de revistas como la Revista Crítica de
Historia y Literatura españolas, dedicadas a difundir las publicaciones en la Península y
fuera de ella que traten de Historia General o de literatura de España, Portugal y las
Colonias tanto las antiguas como las que aún permanecían. Esta revista fue dirigida por
Rafael de Altamira y Luis Ruiz Contreras, pero desgraciadamente sólo se editó durante
7 Ibid., p. 297.
“A propósito de historiografía portuguesa. Alexandre Herculano...”, iustel.com, e-LHR, n.º 1, enero 2006
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pocos meses (marzo-septiembre de 1895), siendo reeditada con el título de Revista Crítica
de Historia y Literatura españolas, portuguesa e hispano-americanas, también dirigida por
Altamira y que se publicó hasta 1902, tal como nos da puntual referencia Rafael de Ureña 8.
Respecto a los manuales de Historia del Derecho al uso en aquel momento 9, en la
Historia General del Derecho Español de Eduardo de Hinojosa (1923), se recoge una breve
referencia a los historiadores portugueses dentro del estudio historiográfico, en el epígrafe
dedicado al “Cultivo de la Historia General del Derecho en España”, en la que resalta que
“La identidad del Derecho castellano y del portugués ha dado margen a que los
jurisconsultos e historiadores del vecino reino para ocuparse muy de propósito en los
estudios de que tratamos y a su celo y diligencia se deben trabajos de sumo interés
acerca de los primeros tiempos de la Historia del Derecho español. Baste citar a este
propósito las Disertaciones de Antonio Caetano de Amaral sobre las instituciones de
la Lusitania desde los tiempos más antiguos hasta la invasión de los árabes, las
Disertaçoes cronológicas de Ribeiro, en que se ilustran muchos puntos de la
organización política y judicial de la Edad Media y la eruditísima Historia de Portugal
de Herculano, cuya importancia para el estudio de las clases sociales y de la
organización municipal de la Península en la Edad Media es universalmente
reconocida” 10
.
Si bien la referencia es escueta, no debe perderse de vista que, en general, la obra de
Hinojosa es una síntesis, breve en cualquiera de sus aspectos, y que dedica un espacio
similar a la historiografía alemana.
A partir de este momento empiezan a descender la inclusión de las citas a la bibliografía
portuguesa en los manuales de la materia.
Pese a las escasas referencias, sin embargo en España la obra y la figura de Alexandre
Herculano fueron conocidas y prueba de ello es la polémica que entabló con Muñoz y
Romero en torno a las clases sociales en la Edad Media o la que planteó con Cárdenas
sobre la existencia de feudalismo en la Península o con Martínez Marina sobre el valor de
8 Rafael de UREÑA Y SMENJAUD, Historia de la Literatura Jurídica Española, I.1, Madrid, 1906, 2.ª ed.,
167.
9 Sobre la visión de los historiadores portugueses que se acoge en los manuales de Historia del
Derecho españoles, puede verse, Lourdes SORIA SESÉ, “Portugal en la Historia del Derecho
español”, en Anuario de la Facultad de Derecho. Universidad de Extremadura 22, 2004, pp. 447-
474.
10 Eduardo DE HINOJOSA, Historia General del Derecho Español, I, Madrid, 1924, 43.
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las instituciones medievales como precedente de las Cortes constitucionales. Además es
prueba suficiente de la consideración que se le tenía el que se incluyera en el temario de las
oposiciones a cátedra de Historia General del Derecho Español. Esto es para mi la primera
llamada de atención para el desarrollo que aquí me interesa resaltar: es significativo que
Herculano ocupara una lección dentro del temario oficial que fijó el tribunal, con la misma
consideración de historiadores españoles como Hinojosa o con lugar preferente a otros que
no llegaron a tener una lección, como Martínez Marina.
Sin embargo, en 1931, más de cincuenta años después de la muerte de Herculano, D.
Manuel Torres resaltaba el que aún no existía en España una monografía que hiciera eco
de su labor, no sólo literaria, sino, en lo que a nosotros nos interesa, histórica e histórico-
jurídica, más relevante la primera que la segunda. Realmente todavía hoy está por hacer
dicho estudio desde una perspectiva española, lo que en Portugal ha sido suplido por el
amplio despliegue de publicaciones que en torno a la figura de dicho autor han aparecido en
los últimos años, así como los que aparecieron con motivo del Centenario de su nacimiento
y a los que aquí se hará referencia 11
.
En este contexto, la visión que presentan de dicho autor tanto D. Galo Sánchez como D.
Manuel Torres procede no tanto de una obra interpuesta, sino de una lectura directa de la
obra de Herculano, que, además, por el momento en el que se inscribe, una oposición a
cátedra, presenta la peculiaridad de tener la espontaneidad y la elaboración personal propia
de estos ejercicios, asimismo hay que tener en cuenta que es un tema impuesto, que debía
llevarse preparado con antelación y que la exposición que se hace está sometida a un
tiempo predeterminado, junto con otro tema, que en este caso coincidió también que fue de
historiografía, versando en Eduardo de Hinojosa.
En relación con la extensión de la obra de Herculano, el panorama de estudios sobre el
mismo, tanto en Portugal, como especialmente en España en el primer tercio del siglo
pasado no era muy halagüeño. No obstante, de la lectura de los ejercicios que nos ocupan
se desprende una consideración mucho más positiva, puesto que uno y otro, conocen
profundamente la obra de Herculano, si bien su método de exposición y la valoración que
hacen del historiador que nos ocupa es muy distinta.
Si tuviéramos que caracterizar de forma esquemática la visión de uno y otro historiador
del Derecho español, Galo Sánchez y Manuel Torres, sobre nuestro personaje, sería muy
11 La más reciente bibliografía ha sido elaborada por Ricardo Vélez Rodríguez (Instituto
Brasileiro de Filosofia e Universidade Federal de Juiz de Fora), que puede consultarse en la
página http://www.ensayistas.org/filosofos/portugal/herculano/, si bien, a tenor de la selección
bibliográfica que se incluye al final de estas páginas, dicha bibliografía es incompleta.
“A propósito de historiografía portuguesa. Alexandre Herculano...”, iustel.com, e-LHR, n.º 1, enero 2006
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diversa en la forma de enfocar el análisis, sacaríamos numerosas diferencias, pero, al
mismo tiempo tendríamos una similar valoración del conjunto de su obra, que, de nuevo,
difiere en las conclusiones. Simplemente voy a hacer una especie de disección de la
exposición de uno y otro opositor sobre Herculano, tratando de comprender las fuentes que
utilizaron y la aportación que para el momento en el que se desarrolló la oposición
significaba Herculano en el contexto de la historiografía española y, en consecuencia, el
grado de conocimiento y de intercambio con la portuguesa.
II. ALEXANDRE HERCULANO A TRAVÉS DE LA EXPOSICIÓN DE D. GALO SÁNCHEZ
D. Galo, con el conceptualismo que lo caracteriza, empieza por ubicar a Herculano en la
historiografía del Derecho peninsular, sin especificar, definiéndolo como “el más típico
representante peninsular de la Escuela histórica del Derecho”, considerándolo el iniciador y
máximo representante de la Escuela Histórica del Derecho en Portugal y hace una
comparación entre Martínez Marina y Herculano, considerando que ambos fundan
simultáneamente la Escuela Histórica del Derecho en España y en Portugal, lo que para
Herculano es más fácil por el estudio del alemán; asimismo lo ubica dentro de la dirección
histórica del germanismo de los continuadores de Eichorn, pronunciándose cada vez más,
frente al romanismo de los continuadores de Savigny en una orientación hacia el
germanismo, en cuya línea debe interpretarse su Historia de Portugal, elaborada con
arreglo al ángulo visual y a la técnica de los grandes historiadores alemanes.
Por esto mismo Galo Sánchez valora dicha obra con todas las excelencias y todos los
defectos de los románticos: “es una obra genial pero es un torso, una tentativa no lograda
del todo. El autor, poeta a lo De Vigny, ha resucitado la nacionalidad portuguesa: de la Edad
Media ha hecho surgir los más típicos elementos del Volksgeist (o índole como Herculano
dice) de su patria”.
En esta línea el mismo D. Galo Sánchez, en su Curso de Historia del Derecho, se refería
a Herculano como “El gran escritor, escritor de primera magnitud y el más ilustre
representante ibérico de la Escuela Histórica Alemana, cuya Historia de Portugal tiene tanto
interés para conocer el Derecho de los Fueros municipales y a quien se debe en buena
parte la publicación del vasto repertorio de fuentes titulado Portugaliae Monumenta
Historica, de indispensable manejo para nosotros”, seguido lo cual hace una referencia en
términos semejantes a Gama Barros y su Historia de la Administración pública en Portugal.
A partir de esta consideración, como introductor y representante en la Península de la
Escuela Histórica del Derecho, le asigna las características fundamentales de los más
significados cultivadores de esta dirección: como ellos, es un romántico; como ellos un
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antirrevolucionario, un antirracionalista, un antirrenacentista.
Realmente D. Galo hace una perfecta síntesis de la idea que Herculano desarrolla de la
Historia, en la cual es la transformación del pueblo la que según Herculano da sentido a la
evolución y a la constitución de la nacionalidad, que impulsa a la transformación de las leyes
y las costumbres y no las historias particulares o las biografías de los reyes y grandes y es
por este motivo por el que Herculano considera que la Historia es una ciencia de aplicación,
porque enseña a la creación de un verdadero espíritu nacional, explicando los destinos de
dicha nación mediante la enseñanza de su experiencia política. Por tanto la Historia para
Herculano desempeña una verdadera función social y para él es el estudio de la Edad
Media el que realmente aporta dichos elementos. Herculano hace una continua
transposición entre lo que nos aporta la Edad Media y la realidad en la que vive,
convulsionada por las revueltas políticas y las luchas partidistas, considerando que “no son
los descubrimientos, ni las conquistas ni el comercio impuesto por la guerra lo que puede
aportar al mundo de hoy la Historia, sino la tendencia de un pueblo a constituirse como tal,
las luchas de los elementos políticos, las causas y efectos del predominio de las clases
sociales, los defectos de las instituciones que se desarrollaron no sólo en Portugal, sino en
toda Europa”. Lo que justifica que Herculano se base en la Edad Media como época
sustancial para Portugal y que tenga un mayor desinterés por la época del Renacimiento,
que él consideraba de decadencia, centrada en las luchas de poder que él rechazaba, por
suponer una interferencia del mundo clásico en la evolución natural del pueblo.
Posiblemente el error de partida de Herculano, por su profesión total en la Escuela Histórica
sea el considerar que un pueblo tiene siempre la misma índole, sin más posibilidad de
cambios que los internos.
Este seguimiento de la Escuela histórica del Derecho, que en España había sido
introducida por el marqués de Pidal en 1840, es lo que, para D. Galo, facilita el ambiente
favorable que encontró en España la obra de Herculano, que ya era conocida gracias
principalmente a la polémica con Muñoz y Romero.
Asimismo, los “Portugaliae Monumenta Historica”, publicados bajo la inspiración y la
dirección de Herculano, son una aplicación en tierra lusitana de los “Monumenta Germaniae
Historica”, de Pertz. Resalta D. Galo tanto la sección Diplomata et Chartae que considera la
primera gran tentativa peninsular de recoger y valorar los documentos de aplicación del
Derecho, como la sección que recoge las fuentes de los Derechos locales portugueses
(foraes, etc.), que considera está elaborada con una amplitud mucho mayor que la de
Muñoz y Romero para los textos españoles.
Para Don Galo, los “Portugaliae Monumenta” y la “Historia de Portugal” se completan:
“aquélla es la cantera del Volksgeist luso, ésta el producto artístico elaborado por un
“A propósito de historiografía portuguesa. Alexandre Herculano...”, iustel.com, e-LHR, n.º 1, enero 2006
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productor genial, aunque la una y la otra quedaron sin concluir”. Asimismo, algunos
capítulos de la “Historia de Portugal” pueden relacionarse con investigaciones dispersas
recogidas después bajo el título de “Opúsculos”. En este punto D. Galo enumera las
polémicas suscitadas por Herculano y autores españoles, como la referente al
planteamiento de la cuestión de la existencia del feudalismo en nuestra patria o la polémica
con Muñoz y Romero a propósito del estudio de las clases sociales 12
. La observación que
hace D. Galo sobre Muñoz y Romero es, incluso, jocosa dice que “era [como] un Hinojosa
que no hubiera sabido nada de Alemania”. En la comparación que hace entre Herculano y
Muñoz y Romero éste sale francamente perjudicado, resaltando el violento contraste con el
historiador portugués: el erudito y académico de la Historia.
De nuevo, la comparación que hace D. Galo entre Herculano y Martínez Marina,
personajes que frecuentemente han sido comparados desde que lo hiciera Menéndez
Pelayo, es profundizadora de la personalidad y obra de ambos, considerando que son
grandes las analogías que puedan señalarse entre ellos, pero también hay notables
diferencias: Martínez Marina es un racionalista y en lo fundamental un hombre del siglo
XVIII: el romanticismo había de destruir la ideología propia de la época en lo que tenía de
más típico; era un pragmático, toda la historia está en él entendida con una finalidad
racionalista: los redactores de los fueros municipales son para él unos legisladores que, con
criterio análogo al de los de la revolución francesa, construyen la sociedad española del
siglo XII bajo principios racionales. Por lo tanto entre los dos escritores se interpone algo
definitivo cuyas consecuencias no era factible apreciar de momento: la Escuela histórica del
Derecho. Por eso Herculano, que no cree en la eficacia revolucionaria para alterar la
estructura social, se opone en esto terminantemente a Martínez Marina: para el historiador
asturiano la guerra napoleónica es el instrumento providencial (así lo califica en su “Teoría
de las Cortes”) que permitirá por vía revolucionaria la vuelta a los buenos principios. Cuando
en las Cortes de 1820 Martínez Marina propone la abolición de la facultad de testar, se
coloca en la posición inconciliable con los puntos de vista de Herculano. Martínez Marina no
12 Véase Tomás MUÑOZ Y ROMERO, Algunas observaciones sobre el origen de la población de los
reinos cristianos de la Península, discurso leído ante la Real Academia de la Historia, en la
recepción pública de..., Imp. M. Rivadeneyra, Madrid, 1860; también Del estado de las personas
en los reinos de Asturias y León en los primeros siglos posteriores a la invasión de los árabes, 1.ª
ed. s.l., s.n., s.a; 2.º Ed. Imp. D. G. Hernando, Madrid, 1883 (Existe edición facsímil). Respecto a
Herculano, puede verse, Fernando de ALMEIDA, “As origens do povo português e Alexandre
Herculano”, en Alexandre Herculano à luz do nosso tempo, Academia Portuguesa da Història,
Lisboa, 1977, pp. 141-177.
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10
creía en el Volksgeist, el mito de donde sacó su fuerza arrolladora la Escuela histórica del
Derecho.
Considero que esta visión de D. Galo va más allá de los episodios concretos en los que
se basó la polémica y la relación que diversos autores habían establecido entre Herculano y
Martínez Marina, que coincidían en el origen de la monarquía asturiana como oposición
visigoda a los árabes, la institución del municipio por la Corona y la negación del feudalismo
en la Península, pero tenían diferencias sustanciales por sus diversos planteamientos en
torno al valor de la Edad Media, denostada inicialmente por Martínez Marina y retomada
luego más con una visión política conveniente en un momento que como una teoría
asentada y considerada por Herculano como la época del progreso, cercenado por la
introducción de los principios romanos del Renacimiento; o la diferente visión que tenían del
constitucionalismo de 1812 por Martínez Marina, que intentó conectar con las Cortes
históricas castellano-leonesas y la Constitución portuguesa de 1822, que Herculano
consideraba totalmente desconectada de lo medieval. Al decir de Sánchez Moguel,
Martínez Marina lo fundamentaba todo en las Cortes, Herculano en los municipios.
Para D. Galo, la “Historia de Portugal” ha eclipsado otras obras de Herculano útiles
como, por ejemplo, la “Historia de la Inquisición”. Incluso en su producción novelesca
hallamos puntos de vista interesantes para el historiador: en “El Monasticon”, y
especialmente en “Eurico, el prebístero” en donde el problema de la entidad en el clero
visigodo nos lleva a una descripción de la batalla de Guadalete, el influjo de Thierry es
innegable.
Finalmente, como político su liberalismo le acarrea persecuciones obstinadas, sin
embargo, liberalismo lo conjuga con antirrevolucionario, tal como se desprende en la “Voz
del profeta”.
III. ALEXANDRE HERCULANO A TRAVÉS DE LA EXPOSICIÓN DE MANUEL TORRES
D. Manuel, por el contrario, lo inserta en el momento historiográfico en el que el
personaje se movió y empieza su exposición con un repaso a las referencias bibliográficas
sobre el mismo, lo que nos da una referencia exacta del estado de la investigación en
España y Portugal hasta el momento, haciendo una breve valoración de la misma (como
puede seguirse en el Documento I) y que nos da pie para el análisis que he dicho. Respecto
a la historiografía española alude a la publicación en 1896 de un estudio de Sánchez
Moguel titulado “Alejandro Herculano. Estudio histórico-crítico”, así como algunas
referencias en manuales como el de Eduardo de Hinojosa, Historia del Derecho Español;
así como algunas noticias dispersas como una de las conferencias pronunciadas por Ots
“A propósito de historiografía portuguesa. Alexandre Herculano...”, iustel.com, e-LHR, n.º 1, enero 2006
11
Capdequí en la Universidad de Valencia en 1924 y aparecidas en los Anales de aquella
Universidad en 1925 13
en el que ubica a Herculano dentro de la concepción romántica de la
Historia y otras referencias, comparándolo a Martínez Marina, tal como esboza Menéndez
Pelayo también con motivo de un discurso académico.
Por lo tanto, hasta finales del siglo XIX con la Historia de la Literatura de Romero Ortiz y
el discurso de Sánchez Moguel, no tenemos referencias de cierta extensión en España
sobre Herculano, contando sólo con informaciones más breves de los años anteriores a la
oposición que nos ocupa.
En Portugal los estudios sobre Herculano que refiere Torres tuvieron el hito de la
conmemoración de su nacimiento en 1910, citando el trabajo de Fortunato de Almeida “A.
Herculano, Historiador”; el de Cherubim do Valle Guimarâes, Herculano jurisconsulto.
Discurso pronunciado en la sessâo solene realizada pela Câmara Municipal de Aveiro, no
dia 28 de abril de 1910, em homenagem a Alexandre Herculano 14
; una alusión general a la
serie de publicaciones con motivo del Centenario de su nacimiento, en 1910, sin detenerse
en ellas y la referencia que hace Paulo Mêrea de un futuro trabajo sobre nuestro autor al
estudiar la Historiografía del Derecho portugués hasta Herculano y que puede verse en sus
“Estudos de Historia do Direito” en 1923.
Pero el que Torres considera más definitivo es el estudio de Fidelino Figueiredo, “O
espirito historico” (1921). Dicha obra, aunque no es monográfica sobre el autor, es de gran
interés para determinar la personalidad de historiador de Herculano, y, además, resalta, y
esto es interesante para este tema, que ha sido grandemente utilizado entre los
historiadores españoles en los meses anteriores a la oposición en la que desarrolla su
exposición, concretamente en un estudio sobre “La historia romántica” leído como discurso
de apertura del curso este mismo año (1930) en la Universidad de Valencia por D. Juan
Contreras, Marqués de Lozoya, Catedrático de Historia de España de aquella Universidad
15; sin embargo, este discurso más trata de hacer una defensa de un concepto general de la
Historia peninsular, a partir de los autores que tuvieron una visión de conjunto, sin
detenerse en su obra, que un estudio concreto de nuestro autor. A raíz de la lectura de este
trabajo Torres aprecia, sin embargo, que Herculano no está aún valorado ni definitivamente
13 Realmente se trata del vol. 4.º (1923-1924), cuaderno 27-28, si bien, efectivamente, salió al
público en 1925.
14 Publicado en Typ. Minerva Central, Aveiro, 1910.
15 Juan DE CONTRERAS, Marqués de Lozoya, “El concepto romántico de la Historia”, Discurso leído
en la solemne apertura del curso académico de 1930-1931, en Anales de la Universidad de Valencia,
cuaderno 81, año XI, 1930-1931.
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12
estudiado ni como historiador ni como historiador del Derecho.
Analizando dichas referencias, comprobamos, efectivamente, que Merêa inicia esta
selección de trabajos con uno dedicado a la historiografía portuguesa titulado “De André de
Resende a Herculano (súmula histórica da história do direito português”, en la cual compara
la mayor envergadura de la Historia de Portugal de Herculano respecto de la excelente
Geschichte del alemán Schaefer, lamentando que se quedara incompleta. Para Merêa la
obra de Herculano, en su conjunto, son complemento de su Hitoria de Portugal,
especialmente la publicación conjunta de sus numerosos trabajos bajo el título de
Opúsculos, que para él (y lo resalta en letra cursiva) marcan una nueva era en la historia de
la historia del Derecho nacional. Tras la cual cierra el capítulo, haciendo la referencia que D.
Manuel recoge en su ejercicio: “Um dia falaremos o Mestre, e bem assim da pléiade dos
seus continuadores, entre os quais a personalidade de Gama Barros sobresai com
indisputável preeminência” 16
.
Pero el discurso de referencia que existe en España sobre Herculano en este momento
es el de Sánchez Moguel, a éste Torres lo califica de pobre, pero ésta es la valoración
rápida que hace en su ejercicio, dada la visión global que él expone de Herculano en cada
una de sus actividades. Difiero de mi maestro en esto, yo más bien lo calificaría de
incompleto, porque se centra principalmente en Herculano como historiador, omitiendo
prácticamente referencias a sus facetas como novelista o como político.
Analizando brevemente este discurso, llama la atención Sánchez Moguel sobre la
iniciativa del tema por parte de la Academia y conecta este homenaje a Herculano dentro de
las fluidas relaciones que ha tenido la Academia de la Historia Española con la portuguesa
en aquel último tercio del siglo XIX, a que antes aludí. Además, Sánchez Moguel, entrando
en el contenido de su discurso, hace un análisis de la obra de Herculano, principalmente de
su Historia de Portugal y de el Origen de la Inquisición en Portugal, análisis que no se queda
en referencias vacías de contenido, sino que responde a los autores portugueses que en
los tiempos inmediatamente anteriores habían atacado la obra de Herculano, tachándola de
extranjerizante en sus fuentes e imaginativa en su desarrollo.
Se opone, asimismo, Sánchez Moguel a que la Historia de Portugal de Herculano sea
fiel seguidora de la obra de Thierry, simplemente por motivos cronológicos, por ser anterior
la concepción de la obra (1839) y la exposición de sus líneas generales en sus Cartas de la
Historia de Portugal, en 1842 y la edición del primer volumen de Herculano en 1846 y el
cuarto en 1851 y la Histoire du tiers état, de Thierry entre 1850 y 1855. Pero, además, en
cuanto a su contenido, la obra de Thierry desconoce la evolución e influencia del Derecho
16 Manuel Pablo MERÊA, Estudos de História do Direito, Coimbra Editora, Coimbra, 1923, 42-43.
“A propósito de historiografía portuguesa. Alexandre Herculano...”, iustel.com, e-LHR, n.º 1, enero 2006
13
municipal, fundamental en el discurso de Herculano y eje de su teoría de la evolución del
pueblo en la Edad Media. Bien es verdad, aunque no lo dice Sánchez Moguel, que la
concepción general de la Historia de Herculano es filial de la de Thierry, así como tiene
correlación exacta las Cartas sobre la Historia de Francia de dicho autor, y las de Herculano
de 1842, como claramente señala Torres.
Así, argumenta Sánchez Moguel, contra los António de Serpa Pimentel, Oliveira Martín,
Teófilo de Braga y contra el español Romero Ortiz, que los sigue, el que Herculano no sólo
utilizó a Thierry, sino también a otros autores, tanto extranjeros que él mismo Herculano
cita, como Guizot, Ranke, Eichhorn, Savigny, Dozy, etc (también prácticamente todos
citados por Torres), como autores portugueses, entre los que destaca la Monarchia
Lusitana, de Fray Antonio de Brandâo, de 1632, que era prácticamente desconocida por los
autores portugueses y otros más cercanos a su tiempo, como Antonio Caetano de Amaral;
así como fuentes documentales tanto portuguesas como españolas.
Por otro lado, Sánchez Moguel, relaciona la teoría que tiene Herculano sobre el
municipio y la importancia como motor de la evolución de los pueblos en el poeta,
historiador y político italiano Juan Antonio Luis de Cibrario, que visitó Portugal donde
conoció a Herculano y del que éste se considera seguidor en este punto.
Realmente, pocos trabajos deja Torres por mencionar, los que omite no son
importantes, son más bien panegíricos de la personalidad de Herculano, después de un
largo período de silencio o de crítica al que lo sometió la historiografía portuguesa.
Posiblemente Torres, aunque no los cite, debió conocerlos lo que se deduce tanto por las
referencias que hace a las publicaciones con motivo del centenario del nacimiento de
Herculano como por el profundo conocimiento que tiene de su obra. Así la conferencia de
Mendes Correa en el Centro Comercial de Porto con motivo del centenario del nacimiento
de Herculano, en 1910 17
, no es sino un elogio sin gran interés para el conocimiento de la
obra del autor, como también lo es el publicado por la Academia de las Ciencias en el que
se estudia las distintas facetas de Herculano: novelista (por Teixeira de Queiroz),
Historiador (por Consiglieri Pedroso) y como poeta (por Cristovan Ayres), en el que más se
exalta su romanticismo que la obra concreta del autor; así como el libro formado por una
serie de reflexiones, fragmentos, etc. publicado por Gomes de Brito en este año 18
, el resto,
generalmente, se centran en la persona de Herculano, alabando sus cualidades personales
17 Antonio Augusto MENDES CORREA, Alexandre Herculano (Conferencia realisada... em 29 de
março de 1910 no Centro Commercial do Porto), Ediçâo da Liga Nacional d'instrucçâo, MCMX.
18 [Bernardo] Gomes de BRITO, No primeiro centenario de Alexandre Herculano, 28 de março de
1810 a 28 de março de 1910, Livraria Ferin-Editora, Lisboa, 1910.
Remedios Morán Martín
14
o son estudios más referidos a su obra poética o novelística que a la histórico-jurídica.
Así, también con motivo del Centenario de su nacimiento publica José Agostinho un libro
sobre Herculano 19
, que si bien se centra fundamentalmente en su faceta literaria, ésta
arrastra al autor hacia la histórica, insertándolo en uno y otro caso, en el movimiento
romántico. Pero destaco algo importante, al tratar José Agostinho sobre Herculano
historiador y hacer un breve repaso de la valoración que sobre el mismo habían hecho
distintos autores portugueses como António de Serpa Pimentel, Manuel Pinheiro Chagas,
Oliveira Martins, Teófilo Braga y otros, seguidos por Oliveira Ramos, que consideran que la
Historia de Portugal de Herculano no tiene una verdadera base científica y, en otros casos,
que sigue literalmente el planteamiento de autores extranjeros, como por ejemplo la
metodología de Tierry. José Agostinho vuelve la mirada hacia el discurso de Sánchez
Moguel de 1896, para tomar de él la valoración del protagonista de su obra, con las
siguientes palabras:
“Ningún autor, a nuestro modo de ver, halló como Sánchez Moguel en el discurso
de mayo de 1896 en la Academia de la Historia de Madrid, el verdadero criterio en
este debate, que el señor Teófilo Braga pretende tornar tan vivo como excluyente del
valor de Herculano. Sánchez Moguel, que como Romero Ortiz, honran las letras
españolas estudiando con tanto cuidado la figura del eminente portugués, gloria
inconfundible de la raza latina, razona a propósito de esto con tan sincera justeza,
que por demás pretencioso, y hasta deshonesto, sería asimilarlo, apropiándome de
sus afirmaciones, especialmente la referida a la legitimidad de la opinión personal
como forma de hacer historia” 20
.
En este contexto del Centenario, también debe ubicarse la Historia de la literatura
portuguesa, de Fidelino Figueiredo, que realmente es la primera aproximación a lo que
luego sería su obra principal, arriba citada y recogida por Torres, O espiritu historico, en la
cual hace un análisis de Herculano en sus distintos aspectos, destacando aquí la idea que
difundió a través de éstas y otras obras dicho autor: para Figueiredo será la publicación de
Cartas sobre la Historia de Portugal en 1842 (recogidas también en los Opúsculos, tomo V),
donde se revela como historiador medievalista y en las cuales plantea su concepción de la
Historia y el acuñar con una nueva perspectiva el problema del origen de la nación
portuguesa. De la lectura del ejercicio de Torres se desprende también la utilización de esta
obra, no sólo de la citada.
19 José AGOSTINHO, Alexandre Herculano, Casa Editora de Antonio Figueirinhas, Porto, 1910.
20 Ibid., pp. 239-240.
“A propósito de historiografía portuguesa. Alexandre Herculano...”, iustel.com, e-LHR, n.º 1, enero 2006
15
Pasando al plano de las valoraciones, D. Manuel Torres analiza de forma pormenorizada
cada una de sus facetas, resaltándolas incluso formalmente mediante epígrafes
diferenciados: “el hombre y político romántico liberal, el novelista, el historiador romántico,
Herculano y la Escuela Histórica del Derecho, Herculano y la pasión romántica en la
Historia, Herculano y las grandes concepciones históricas propias de la escuela romántica,
Herculano y la publicación de documentos, Herculano y algunos puntos de nuestra Historia
del Derecho”.
La visión de Torres, incluso en el orden de la exposición es a la inversa: empieza por el
político, catalogándolo de romántico-liberal, a lo que es avocado, prácticamente por la fecha
de su nacimiento, lo que lleva a comprender que Herculano habría de vivir en medio de la
ola romántica que cubre con sus idealismos a la política y con su tesis del color local a la
Historia.
Para Torres, las vivencias de su niñez y juventud presentan otros motivos que explican
la agudización de sus ilusiones revolucionario-liberales y sus influencias liberales-
rousseaunianas, en lo que difiere de la exposición, breve pero clara, que hace D. Galo se su
actitud liberal, pero antirrevolucionaria. Para Torres Herculano carece de todo patrimonio y
de toda acomodación social y hasta sus estudios tiene que interrumpir y realizar sólo a
fuerza de dificultades y complicaciones como su huida a Francia, después, a su vuelta a
Portugal, de nuevo tiene que huir a Oporto, de donde pasa a Lisboa al ser nombrado
bibliotecario de la Biblioteca del palacio Real de Ajuda en el que termina su carrera política.
Realmente, considero que leyendo La voz del profeta, que versa sobre la revuelta de
1836, teniendo apenas 26 años, su espíritu es serenamente revolucionario, diría, aunque su
lucha termina desesperanzada. En obras posteriores, como en Cartas sobre la Historia de
Portugal, Herculano asigna al movimiento del pueblo el verdadero motor del cambio, no al
inmovilismo en el que las llamadas democracias de su momento quieren reducir al pueblo,
considerando, en este aspecto, que la vuelta al conocimiento de la Edad Media, permitirá a
la Historia devolver el concepto dinámico del pueblo que él tiene y con ello anular el
conservadurismo y el temor a las transformaciones. Realmente es difícil el llevar a la
práctica su idealismo.
En el epígrafe dedicado al Herculano novelista, faceta a la que Don Galo apenas dedica
un párrafo para relacionarla con la obra del historiador, D. Manuel hace una amplia
exposición (atendiendo al tiempo del que dispone), considerando que para la
caracterización y valoración de Herculano es un dato de capital interés el análisis de sus
novelas históricas, propio de un historiador romántico. Son estas novelas “Eurico”, “El monje
blanco” y “El bobo”. La segunda al menos está traducida al español. Torres, buen
conocedor de la historiografía alemana, compara a Herculano en esta faceta con famoso
Remedios Morán Martín
16
historiador alemán Félix Dahn. Asimismo, su categoría de autor de novelas históricas es
capital para él, ya que modelan, en cierto sentido, la forma histórica de nuestro autor. Es lo
que frecuentemente sucede con esta duplicidad de actividades, para lo cual la referencia
obligada es la cita de un trabajo de Menéndez Pelayo: “La historia como obra artística”, para
Torres eje de sus ideas 21
.
Para Torres, atento siempre a las tendencias historiográficas europeas, resalta que
estos problemas de relación entre la historia y la novela (íntimamente enlazados con
Herculano) están hoy en el tapete de la ciencia alemana, haciendo referencia no sólo a la
Historia expresionista de Spengler, ya añeja y trasnochada y de la que existen una serie de
estudios críticos de Berheim, sino por las más modernas concepciones histórico-literario-
poéticas de Emil Ludwig -aludimos a su “Napoleón”, “Historia de Cristo”, etc.- que han
llegado a producir en él una grotesca concepción histórica expuesta en teoría en 1928 y que
ya ha recibido una réplica en el estudio de Mommsen en 1930. Con relación a Herculano
Torres llega a la conclusión de que su categoría de autor de novelas lo ha influido
poderosamente en su concepción histórica o si se quiere que su concepción histórica
procede del mismo campo de donde vienen los impulsores que engendran sus novelas: del
campo romántico.
Lo que lo lleva al capítulo central de la figura de Herculano como historiador romántico,
en cuya corriente romántica lo ubica plenamente, como ya aludiera Ots Capdequí, al tratar
su esbozo de grandes concepciones históricas. Se explica esa característica fruto
plenamente de su concepción romántica de la Historia.
La concepción romántica de la Historia es fruto de influencias literarias que pasan al
campo de nuestra ciencia. Resalta Torres dos nombres uno inglés Walter Scott y otro
francés Chateaubriand. A éste suele aludirse y nosotros afirmamos que con su “Genie du
Christianisme” (1807) es el primer teorizante y con su “Les Martyrs” (1820), puede decirse
iniciador de la corriente que universaliza el famoso novelista inglés con su Ivanhoe, Quintin
Durward, Rob Roy, etc.
La influencia romántica y en concreto la de Scott llegan a Herculano tanto directamente
como a través de Thierry, en el aspecto particular de la Historia. Había de tener Herculano
una decena o pocos más años cuando comenzaron a traducirse al portugués las novelas
de Scott, que lee Herculano y formó en ellas su espíritu juvenil, influyéndole en sus
concepciones literarias e históricas.
21 Posteriormente lo plasmaría en un artículo titulado La historia como obra de arte (Conferencia
pronunciada el 10 de diciembre de 1930 en el Centro de intercambio intelectual germano-
español), Madrid, 1931.
“A propósito de historiografía portuguesa. Alexandre Herculano...”, iustel.com, e-LHR, n.º 1, enero 2006
17
Respecto al famoso historiador francés del romanticismo literario, Thierry, es común que
recibió una intensa influencia de Waltter Scott, de modo que Füter ha llegado a decir, que
sin la existencia de Ivanhoe, de Scott La historia de la Conquista de Inglaterra por los
Normandos no hubiese existido o hubiese revestido otras formas. Pero es más interesante
ver como Thierry hace, sin darse tal vez cuenta, la crítica de toda la Historiografía francesa
anterior a través de la visión de la historia romántica, del valor local, de las grandes
concepciones que preconiza en sus Cartas sobre la Historia de Francia. Pues precisamente
esta obra, capital (casi evangelio) en la Historia romántica, influye en Herculano hasta en el
título de una de sus obras Cartas sobre la Historia de Portugal, que evidencia la influencia
directa de Thierry 22
.
Si comparamos el desarrollo del ejercicio rápidamente observamos que la fuente
fundamental que utiliza en este punto Torres es la obra de Figueiredo, tanto su Historia de
la Literatura Romántica Portuguesa como O espíritu histórico. No debemos, sin embargo,
olvidar a Ranke, anterior a Thierrry, que influido también por el romanticismo, sobre todo en
sus famosas biografías tan artísticas, que cabe comparar por ejemplo su Carlos V al
taciturno y dominador Carlos V del Ticiano después de la Batalla de Mühlberg, que influido
del romanticismo, influye también poderosamente en Herculano. Más influencias de otra
naturaleza, pero que conducen todas a esta misma conclusión romántica, son las político-
filosóficas de Montesquieu y Rousseau.
Siguiendo el esquema que hace Torres, dedica el tercer epígrafe a la inserción de
Herculano en la Escuela Histórica del Derecho. Si como historiador, en general, Herculano
es un romántico, como historiador del Derecho y jurisconsulto puede clasificable dentro de
la Escuela Histórica, lo que para Torres es lógico, porque esta concepción del Derecho,
apuntada entre nosotros en el siglo XVIII por Pons y Ubersan, un jesuita refugiado en Italia y
que surge al mundo con Gustavo Hugo y Savigny para acaparar la atención de toda la
mitad del siglo XIX y morir luego bajo las críticas diversas y sobre todo de Stammler, es un
fruto también del romanticismo. Está dentro de todo ese movimiento de comienzos del siglo
XIX que domina a la filosofía, al Derecho, a la historia, a la literatura y a las artes.
Representa, pues, Herculano la aportación a Portugal de los principios de la Escuela
histórica que entre nosotros habían de ser aportados por Pedro José Pidal y sostenidos
sobre todo por la famosa escuela catalana y la notabilísima Fundación Savigny presidida
por Durán y Bas.
22 Téngase en cuenta que Herculano publica sus Cartas en 1842, en la Revista Universal
Lisbonense, aunque posteriormente se incluyeron en los Opúsculos y Thierry las había publicado en
1837.
Remedios Morán Martín
18
Para Torres, como también se ha visto desarrolló D. Galo Sánchez, una influencia típica
de este movimiento alemán, y más en concreto del movimiento historiográfico alemán, son
los “Portugaliae Monumenta Historica” que desde 1844 en que Herculano ingresó en la
Academia, fueron por él dirigidos. Hasta qué punto se nota aquí la influencia de los
“Monumenta Germaniae Historica” que se estaban publicando desde 1819 es clara.
En relación con esta inclusión en el romanticismo y dentro de él en la Escuela Histórica
del Derecho, Torres sigue su exposición con un apartado en el que enuncia como
“Herculano y la pasión romántica en la Historia”, que para él una de las característica de la
Historia romántica es la pasión en sus concepciones históricas, que en Herculano se
manifiesta claramente su pasión liberal y romántica en la “Introducción de la Inquisición en
Portugal”, 1854. Son tres volúmenes y alguien la ha llegado a calificar de libelo. Más que la
pasión romántica del historiador, habla allí la pasión política que hace perder la objetividad.
La obra no merece más estudio para Torres, que la califica como la más endeble del gran
historiador.
Y también en relación con esta visión romántica de Herculano está su relación con las
grandes concepciones históricas propias de la escuela romántica. Su desarrollo práctico se
aprecia en sus cuatro admirables volúmenes de su Historia de Portugal, que para Torres
son la mejor Historia escrita de la Península, aunque presenta todas las características de
las grandes historias románticas y analizando detalles encontramos puntos de vista que aún
hoy son de necesario estudio como puntos de partida. En relación con ella debe verse
también la serie de trabajos que han sido recogidos en sus Opúsculos que forman varios
volúmenes, que para Torres no tienen todos el mismo valor que aquélla.
A diferencia de D. Galo, para Torres la faceta de “Herculano en la publicación de
documentos” no es comparable con Muñoz y Romero. Esta faceta de Herculano hay que
relacionarla con la valoración que la Escuela Histórica hace del documento como fuente
para revelar lo jurídico antes vivido, como más segura manifestación del Volkgeist y en este
sentido tiene especial interés su intervención en la publicación de los Portugaliae
Monumenta Historica.
Finalmente Torres relaciona la obra de Herculano con algunos puntos de nuestra
Historia del Derecho, que sólo apunta, que para el momento en el que lo expone considera
que ya tienen sólo un valor histórico y más propio de los temas especiales que de una visión
general de la obra del autor, que es lo que él desarrolla, de dichos problemas señala dos,
realmente los relacionados con las clases sociales y el municipio.
Señala, en primer lugar, como lo más expresivo de su relación con los problemas que
planteara, sus ideas sobre las clases sociales, muchas aún hoy utilizables y otras ya
rectificadas por Muñoz Romero, con el que mantuvo unas notables diferencias.
“A propósito de historiografía portuguesa. Alexandre Herculano...”, iustel.com, e-LHR, n.º 1, enero 2006
19
En segundo lugar, alude a su tesis (extendida en su época) sobre el municipio medieval
de la que ya se ocupó Hinojosa y luego rechazada también implícitamente por Canseco y
que, pese a apoyos modernos, pierde más y más terreno, y sobre la influencia del Derecho
franco, en cuyo problema es Muñoz Romero, con su tesis del punto de partida de esos
estudios sobre influencia del Derecho germánico, estudios que, apartándose de Hellferich y
Clermont, siguen la trayectoria Wolf, Ficker, Hinojosa y que culminan por hoy en Theodor
Melicher con su obra aparecida sólo unos meses antes de la oposición que él estaba
desarrollando “Der Kampf zwischen Gesetzesund Gewohnheitsrecht im Westgotenreiche”
(1930), lo que es otro indicio más de la continua puesta al día en la historiografía española y
extranjera que era habitual en Torres López.
IV. RECAPITULACIÓN
De este intento de lectura comprensiva de la visión que tuvieron D. Galo Sánchez y D.
Manuel Torres, a través de sus ejercicios de oposición, podemos llegar a una serie de
reflexiones:
En primer lugar, el encontrarnos en un momento de la Historia del Derecho en el que la
historiografía portuguesa era ampliamente conocida en España, se discutían temas y se
compartían inquietudes, lo que evidencia el profundo conocimiento de la obra de Herculano
de ambos catedráticos. Las relaciones entre aspectos histórico-jurídicos de España y
Portugal están presentes en la valoración de la obra de Herculano por ambos autores: así
en la Historia de Portugal, los capítulos que consagra a la historia de las clases sociales y
del municipio medieval son doblemente interesantes, pues aparte de su valor para el
conocimiento del desarrollo de una cultura europea, muchas de sus conclusiones son
aplicables a León y Castilla, y sobre materiales leoneses y castellanos están en parte
elaboradas, como dice Don Galo o como afirma Torres: es la mejor historia de la Península,
aludiendo a la Península y no a la mejor Historia del Portugal, a pesar de que Herculano
defiende planteamientos en los que la visión española no era la misma, también
desarrollados dichos problemas en los opúsculos, como el tema de la batalla de
Alburquerque o la guerra de 1640, por citar sólo las más significativas.
En segundo lugar, la íntima relación que España y Portugal tenían entonces
científicamente con otros países europeos, siendo permeables a las corrientes del
momento, lo que demuestra que en el caso de ambos autores resalten la influencia que
Herculano recibe de los autores extranjeros, como Ranke, Thierry en el campo histórico y
Scott y Chatobriand en el literario. No debe olvidarse, no obstante la queja de Herculano de
la falta de receptividad de su país a la nueva corriente del romanticismo, cuando decía que
Remedios Morán Martín
20
“O movimento intelétual da Europa nâo passou a raia de um país onde todas as atençôes,
todos os cuidados estavan aplicados ás miserias publicas e aos meios de as removerem”.
En tercer lugar, la inserción que ambos historiadores del Derecho hacen de Herculano
dentro de la Escuela Histórica del Derecho. A la vista de la bibliografía portuguesa anterior a
1930, en la cual no se hace referencia a este punto, sino que es común sólo la referencia a
la tendencia romántica en la concepción de la Historia del Herculano y de la española,
donde ni Romero Ortiz, ni Sánchez Moguel lo incluyen en la Escuela Histórica, sino también
en la corriente romántica, sin embargo tanto D. Galo Sánchez como D. Manuel Torres
inician su exposición con la inclusión en la Escuela Histórica, lo que es un claro indicio de
que el punto de partida de análisis de ambos es el del historiador del Derecho, frente a las
visiones literarias o históricas de los autores portugueses y españoles que habían analizado
su obra, motivo por el cual, tanto Galo Sánchez como Torres López aluden a la falta de una
obra de referencia sobre Herculano en esta faceta.
Pero si bien la clasificación de Herculano entre los seguidores de la Escuela Histórica del
Derecho es señalada por ambos autores, se convierte en el eje de la exposición de D. Galo,
para quedarse en una amplia referencia en la exposición de Torres, que resalta más su
tendencia romántica, tanto en su faceta política, como literaria e histórica, si bien señala que
la Escuela Histórica del Derecho es una consecuencia en la materia histórico-jurídica del
romanticismo.
En relación con estas tendencias la obra de Herculano es resaltada por ambos autores:
en primer lugar su concepción de la Historia plasmada en su Historia de Portugal y que
arrastra al resto de su obra, complemento de ésta, como son los Opúsculos, como los
textos más representativos en los que se inician y desarrollan las distintas polémicas que
entabla con historiadores españoles. Asimismo la dirección de los Portugaliae Monumenta
Historica, es vista como consecuencia de su seguimiento de la Escuela Histórica,
plasmándose en los documentos de aplicación del Derecho el verdadero Volsgeits, pero
con una valoración diferente, porque mientras son fundamentales para D. Galo, y
superiores a la publicación de la Colección de Fueros Municipales y Cartas Pueblas, de
Muñoz y Romero, del que D. Galo tiene una pobre visión, para D. Manuel dicha colección es
superior a la aportación de Herculano en la edición de fuentes.
En cuarto lugar, fueron también bien conocidas en su momento tanto entre hispanos
como entre portugueses la polémica que entabló Herculano con historiadores españoles y
se reflejan en los ejercicios analizados, por repasar lo dicho:
- Defiende la no existencia de Feudalismo en Portugal en Da existencia ou nâo-
existencia do feudalismo nos reinos de Leâo, Castella e Portugal, frente a la opinión de
“A propósito de historiografía portuguesa. Alexandre Herculano...”, iustel.com, e-LHR, n.º 1, enero 2006
21
Francismo de Cárdenas, en su Ensayo sobre la Historia de la propiedad territorial en
España.
- Asimismo la polémica con Muñoz y Romero, referida por nuestros dos opositores,
sobre el estado de las clases siervas en la Península durante los siglos VIII a XII, que radica
en la consideración de lo que Herculano designaba homens livres inferiores, para él
procedente de la clientela militar germánica, a partir de la cual surgen entre los hombres
libres dos clases: los hombres libres no nobles (simples libres) y otros que por los lazos de
sumisión que tenían se aproximaban a los siervos.
- La distinta consideración de las Cortes y los municipios mantenida por Herculano y
Martínez Marina, a la que hemos aludido.
Debo resaltar una omisión en ambos ejercicios: la ausencia de referencias a la faceta
jurídica de Herculano. No fue jurista, sin embargo tiene algún trabajo importante sobre
aspectos puramente jurídicos, como sus Estudos sobre o casamento civil, en el que
defiende la existencia del matrimonio civil en la Península con anterioridad al Concilio de
Trento o su participación en la elaboración del Código civil, siendo miembro de la Comisión
revisora del mismo, así como la elaboración de comentarios en torno a sentencias, como la
de Santarem y otros temas publicados en los Opúsculos.
Realmente a los Opúsculos ambos opositores hacen referencia, y Torres alude dentro
de esta faceta a la cita del discurso de Cherubim do Valle, Herculano jurisconsulto. Esto
demuestra el profundo conocimiento que Torres tenía de la historiografía del momento,
puesto que se trata de un Discurso pronunciado en la sessâo solene realizada pela Câmara
Municipal de Aveiro, no dia 28 de abril de 1910, em homenagem a Alexandre Herculano,
Aveiro, Typ. Minerva Central, 1910, por lo que sería uno de esos trabajos dispersos que
habitualmente consideramos como raros y de difícil consulta.
No puedo dejar de omitir un último dato sobre el tipo de relación científica hispano-lusa
en este momento. Cuando las teorías de Herculano fueron atacadas por sus compatriotas,
fueron historiadores españoles los que secundaron las teorías de Herculano, nótese, por
ejemplo, la crítica de Antonio Caetano Pereira sobre la batalla de Ourique 23
, que fue
23 Se refiere Torres a la polémica que se entabló sobre este tema, cuya secuencia cronológica
puede resumirse de la siguiente manera: a mediados del siglo XIX HERCULANO publicó un breve
trabajo denominado A batalha d’ Ourique e a Sciencia arabigo-academica: carta ao redactor da
semana, Impr. Nacional, Lisboa, 1851, sobre la ubicación de Ourique, que fue contestada por
Antonio Caetano PEREIRA en varios artículos: Examen historico em que se refuta a opiniâo do Sr.
A. Herculano sobre a batalha de Campo de Ourique, Imp. Nacional, Lisboa, 1951; id., A
Remedios Morán Martín
22
defendida la postura de Herculano, basada en documentos y no en relatos fantásticos, por
el español Pascual de Gayangos.
O la arriba citada defensa que Sánchez Moguel hace de Herculano, en contra de los
portugueses, algunos sus amigos y maestro como Oliveira Martins y su panegirista António
de Serpa Pimentel y otros menos afines como Pinheiro, Chagas, Teófilo Braga y otros,
cuando consideran su obra dependiente de la influencia de autores extranjeros, sin
utilización de documentos nuevos, de tal modo que, posteriormente, José Agostinho se
basa en la exposición de Sánchez Moguel para desarrollar los aspectos referentes a la
crítica hecha a Herculano por sus compatriotas.
Pero no sólo los historiadores españoles analizan, critican, se oponen o defienden las
tesis de Herculano en esta fluidez intelectual del momento, sino que también Herculano es
conocedor de la historiografía española, lo que se evidencia en las fuentes que utiliza para
su Historia de Portugal, utilizando la Historia crítica de Masdeu 24
, al que considera uno de
los mejores historiadores de España y a Jerónimo de Zurita, al que califica de historiador
fiable.
No existe duda, además, de la utilización de las colecciones documentales españolas
por Herculano como: La España Sagrada de Flórez; la Colección de Fueros Municipales y
Cartas pueblas de Muñoz y Romero, que a pesar de la distinta posición que mantenían en
torno a las clases sociales uno y otro historiador hacen elogios sobre la honestidad de sus
trabajos; el Ensayo histórico crítico sobre la legislación, de Martínez Marina, etc.
Asimismo mantienen una relativa unidad de ideas con algunos aspectos de la teoría de
confirmaçao do exame histórico sobre a batalha de Ourique: ou a refutaçao a todos os artigos do
Sr. A. Herculano, s.l., s.n., 1851 [Typ. da Revista Popular, Lisboa]; Francisco RECREIRO, A batalha
de Ourique e A Historia de Portugal de Alexandre Herculano: crontaposiçao crítico-historica, Typ.
de G.M. Martins, Lisboa, 1855. Dicha polémica fue abordada por David LOPES, Alexandre
Herculano, António Caetano Pereira e a Batalha de Ourique: estudio critico, Imprensa Nacional,
1900, se trata de una tirada aparte del Boletim da Sociedade de Gographia 5, 1898-1899, 29 pp.
(hay una edición s.l., s.n.) e id., A batalha de Ourique e comentário leve a uma polémica,
Universidade de Coimbra, Coimbra, 1927 (tirada aparte de Biblos 3, n.º 11 y 12) y finalmente,
António CABREIRA, A batalha de Ourique: réplica a um comentário, Universidade de Coimbra,
1928.
24 Se trata de Juan Francisco DE MASDEU [Y MONTERO], Historia crítica de España y de la cultura
española, Don Antonio de Sancha, Madrid, 1783-1805. Obra que inicialmente fue escrita en
italiano, con el título Storia critica di Spagna e della coltura spagnuola in ogni gene, opera di Gian
Francesco de Masdeu [y Montero] Barcellonese, tomo primo, Spagna antica, Parte prima, Firenze,
Anton-Giuseppe Pagani, e comp., 1787.
“A propósito de historiografía portuguesa. Alexandre Herculano...”, iustel.com, e-LHR, n.º 1, enero 2006
23
Llorente y de Martínez Marina, que atribuyen a la Corona la institución de los municipios y
algunas de las convulsiones producidas en la Historia peninsular. No obstante las
diferencias que mantiene con Martínez Marina, que se han enunciado anteriormente,
Herculano lo considera, junto con Antonio Caetano de Amaral, los dos fundadores de la
Historia social de ambos pueblos.
En definitiva, resalto la valoración general de la obra de Herculano, pero, especialmente
la fluidez en la relación entre la obra de dicho autor y los españoles, que, en general se
perdió después de la fecha aquí recogida, teniendo algún repunte hacia los años cincuenta
con la organización de Congresos hispano-lusos y que de nuevo desde hace varias
décadas empieza a revitalizarse. Abogo porque no tengamos de nuevo que traer a colación
las palabras de Romero Ortiz con que iniciaba la primera historia de la literatura portuguesa
del siglo XIX en castellano, publicada en 1869 a que antes aludí, cuando decía que
“No hay actualmente en España quien se ocupe de la Literatura portuguesa. Esto
es notorio, pero muchos sin duda ignoran, en reciprocidad de nuestro desvío,
Portugal mura con la misma indiferencia, por no decir con el mismo desdén, la
literatura española ¡fenómeno en verdad singular y digno de estudio!. Los dos
pueblos peninsulares se tocan: no se levanta entre ellos una frontera natural formada
por la mano de Dios, como esos muros de montañas que se llaman los Pirineos ó los
Alpes: la línea irregular, caprichosa, imaginaria que los divide no se descubre en las
antiguas cartas geográficas: hay necesidad de buscarla en el mapa oficial, facticio y
variable de la diplomacia; y no obstante ese arroyo humilde y silencioso e ignorado
que en parte los separa, viene á ser para las relaciones intelectuales de los dos
Estados el foso más ancho, más profundo y más difícil de atravesar que el océano”
25.
Finalmente, tomo las palabras recogidas por Sánchez Moguel, atribuidas a Macaulay,
según el cual apenas hay un español que no haya mencionado en alguno de sus escritos la
Historia de Portugal de Herculano, concluyendo que “España debe hacer todos los
esfuerzos por conquistar a Portugal solo por poseer a Herculano”. Para Sánchez Moguel,
estas palabras acreditan que su autor desconocía que tal conquista era innecesaria porque
ni Herculano miró jamás a España como tierra extranjera ni él fue visto nunca en España
como extranjero. Unos ejercicios de oposición a cátedra en 1930 lo demuestran.
25Antonio ROMERO ORTIZ, La literatura portuguesa en el siglo XIX, o. c., pp. 5-6.
Remedios Morán Martín
24
APÉNDICE DOCUMENTAL 26
I
AGA, Educación, Caja 6982.
Primer ejercicio de D. Galo Sánchez a la cátedra de Historia General del Derecho
de la Universidad de Madrid.
“Tema 10
Herculano
Para determinar el papel que Herculano desempeña en la historiografía del
Derecho español hay que partir de su colocación como el más típico representante
peninsular de la Escuela histórica del Derecho. Todas las características
fundamentales de los más significados cultivadores de esta dirección se dan en
Herculano. Como ellos, es un romántico; como ellos un antirrevolucionario, un
antirracionalista, un antirrenacentista.
Hijo de modesta familia, desde muy pronto los problemas culturales absorben su
atención. Estudia idiomas extranjeros y matemáticas; pero no deja de visitar los
archivos de la Torre do Tombo. Su conocimiento de la lengua alemana le permite
leer a Savigny y a Eichorn. La obra clásica de Eichorn había aparecido en 1808; el
mismo año que Martínez Marina publica su Ensayo histórico crítico; de tal suerte se
fundan simultáneamente la Historia del Derecho alemán y la del español. Dentro de
la dirección /2/ histórica del germanismo de los continuadores de Eichorn, se
pronuncia cada vez más vigorosa frente al romanismo de los continuadores de
Savigny; frente a la discordia, Herculano se orienta hacia el germanismo. Su Historia
de Portugal, elaborada con arreglo al ángulo visual y a la técnica de los grandes
historiadores alemanes, tiene todas las excelencias y todos los defectos de los
románticos; es una obra genial pero es un torso, una tentativa no lograda del todo. El
autor, poeta a lo De Vigny, ha resucitado la nacionalidad portuguesa: de la edad
media ha hecho surgir los más típicos elementos del Volksgeist (o índole como
Herculano dice) de su patria: para nosotros los capítulos que consagra a la historia
de las clases sociales y del municipio medieval son doblemente interesantes, pues
aparte de su valor para el conocimiento del desarrollo de una cultura europea,
26 Ambos ejercicios están publicados, se incluyen aquí para mayor claridad de la exposición,
vid., Remedios MORÁN MARTÍN, “D. Manuel Torres López: Salamanca (1926) - Madrid (1949). La
coherencia de una trayectoria”, o. c., pp. 194-196 y 185-190, respectivamente.
“A propósito de historiografía portuguesa. Alexandre Herculano...”, iustel.com, e-LHR, n.º 1, enero 2006
25
muchas de sus conclusiones son aplicables a León y Castilla, y sobre materiales
leoneses y castellanos están en parte elaboradas.
Los Portugaliae Monumenta Historica /3/, publicados por la Academia de Ciencias
bajo la inspiración y la dirección de Herculano, son una aplicación a la tierra lusitana
de los Monumenta Germaniae Historica, de Pertz. Hasta en el formato se parecen.
La sección “Diplomata et Chartae” es la primera gran tentativa peninsular de recoger
y valorar los documentos de aplicación del Derecho; la sección que recoge las
fuentes de los Derechos locales portugueses (foraes, etc.) está elaborada con una
amplitud mucho mayor que la de Muñoz y Romero.
Los Portugaliae Monumenta y la Historia de Portugal se completan: aquélla es la
cantera del Volksgeist luso, ésta el producto artístico elaborado por un productor
genial. La una y la otra quedaron sin concluir.
Algunos capítulos de la Historia pueden relacionarse con investigaciones
dispersas recogidas después bajo el título de Opúsculos: v. gr. la que inicia el
planteamiento de la cuestión de la existencia del feudalismo en nuestra patria apenas
bosquejada. Es conocida la polémica con Muñoz y Romero a propósito del estudio de
las clases sociales. Muñoz y Romero, que era [como] un Hinojosa /4/ que no hubiera
sabido nada de Alemania, ofrece el más violento contraste con el historiador
portugués: el erudito y académico de la historia, de una parte; el romántico
constructor del genio meridional de su país, del otro.
Al llegar a España, gracias principalmente a la polémica con Muñoz, la obra de
Herculano halló un ambiente muy favorable: recuerden que ya, hacia 1840, el
marqués de Pidal había divulgado los principios de la Escuela histórica. Pudo
apreciarse entonces directamente uno de los productos más típicos de la nueva
dirección, en que al lado de exposiciones de la evolución social, había rasgos
biográficos y análisis sutil a lo Ranke.
La Historia de Portugal ha eclipsado otras obras de Herculano útiles, sin embargo
todavía, v. gr. la Historia de la Inquisición. Su liberalismo le acarrea persecuciones
obstinadas. En La voz del profeta se presencia sin embargo siempre como
antirevolucionario. Hasta en su producción novelesca hallamos puntos de vista
interesantes para el historiador: así en El Monasticon, especialmente en Eurico, el
presbítero en donde el problema de la entidad en el clero visigodo nos lleva a una
descripción de la batalla de Guadalete, el influjo de Thierry es innegable en estas
páginas.
Es frecuente comparar a Herculano con Martínez Marina desde que Menéndez
Pelayo lo hizo en un discurso académico. Sin duda son grandes las analogías que
Remedios Morán Martín
26
puedan señalarse entre los dos próceres investigadores. Pero las diferencias también
visibles: Martínez Marina es un racionalista y en lo fundamental un hombre del siglo
XVIII: el romanticismo había de destruir la ideología propia de la época en lo que
tenía de más típico. Martínez Marina era un pragmático: toda la historia está en él
entendida con una finalidad racionalista: los redactores de los fueros municipales son
para él unos legisladores que, con criterio análogo al de los de la revolución francesa,
construyen la sociedad española del siglo XII bajo principios racionales. Es que entre
los dos escritores se interpone /5/ algo definitivo cuyas consecuencias no era factible
apreciar de momento: la Escuela histórica del Derecho. Por eso Herculano, que no
cree en la eficacia revolucionaria para alterar la estructura social, se opone en esto
terminantemente a Martínez Marina: para el historiador asturiano la guerra
napoleónica es el instrumento providencial (así lo califica en su Teoría de las Cortes)
que permitirá por vía revolucionaria la vuelta a los buenos principios. Cuando en las
Cortes de 1820 Martínez Marina propone la abolición de la facultad de testar, se
coloca en la posición inconciliable con los puntos de vista de Herculano. Martínez
Marina no creía en el Volksgeist, el mito de donde sacó su fuerza arrolladora la
Escuela histórica del Derecho.
Madrid, 27 diciembre 1930
(Firma:) Galo Sánchez”.
APÉNDICE DOCUMENTAL II
AGA, Educación, Caja 6982.
Primer ejercicio de D. Manuel Torres López a la cátedra de Historia General del
Derecho de la Universidad de Madrid.
“Oposiciones a la Cátedra de Historia del Derecho de la Universidad de Madrid.
Ejercicio 1.º.
Tema 10. Herculano. Prescindiendo de todo preámbulo que robaría tiempo,
comenzaremos el estudio del más grande de los Historiadores portugueses y aún
puede decirse en ciertos aspectos de los peninsulares. No es sin embargo muy
abundante la bibliografía sobre él; puede afirmarse que sobre su personalidad queda
mucho que decir. No muchos años después de su muerte, aún no habían pasado
veinte, en 1896 se publicó entre nosotros un estudio con el título de Alejandro
Herculano. Estudio histórico-crítico. Su autor fue el Sr. Sánchez Moguer. Es bastante
pobre. Unas ligeras indicaciones encontramos también en Hinojosa: Historia del
“A propósito de historiografía portuguesa. Alexandre Herculano...”, iustel.com, e-LHR, n.º 1, enero 2006
27
Derecho Español, y lo propio puede decirse de las noticias que encontramos en una
de las conferencias pronunciadas por el Sr. Ots en la Universidad de Valencia el año
1924 y aparecidas en los Anales de aquella Universidad en 1925 y también en
separata. Puede afirmarse que no se intentó aún entre nosotros el estudio definitivo
de este gran historiador. Tampoco en Portugal se hicieron tantos estudios definitivos
como pudiera pensarse y el que a nuestro juicio es el mejor, no es ciertamente
nonográfico. Hay, sin embargo, alguno de esta naturaleza, bien que estudia a
Herculano como historiador de conjunto, más que como historiador del Derecho.
Aludimos al trabajo de Fortunato d'Almeida, A. Herculano, Historiador, aparecido en
1910, es decir, al cumplirse el centenario /2/ de forma [que] este trabajo forma parte,
por así decirlo, de una serie de trabajos nacidos en esa fecha, estudiando diversos
aspectos de Herculano y de los cuales a nosotros nos interesa otro (además del ya
citado) de Cherubim do Valle, titulado Herculano jurisconsulto (1910). El estudio no
monográfico a que antes aludimos y que en nuestra opinión es de gran interés para
determinar la personalidad de historiador de Herculano, es de Fidelisimo Figueiredo,
O espirito historico (1921) que ha sido grandemente utilizado entre nosotros en estos
últimos meses en un estudio sobre La historia romántica leído como discurso de
apertura del curso este mismo año en la Universidad de Valencia por D. Juan
Contreras, Marqués de Lozoya, Catedrático de Historia de España de aquella
Universidad. También nos interesa este trabajo pues, como veremos, Herculano no
está aun valorado ni definitivamente estudiado y ello tanto como historiador, como
historiador del Derecho. A pesar de su significación extraordinaria dentro de la
historiografía peninsular, no ha sido recogido ni siquiera su nombre en la obra capital
de Füter (E.) Geschichte der neuren Historiographie (2 Ed. Warmldruck, 1925) a
pesar de que la Historia romántica y sus problemas abarcan en ella una expresión
respetable. Como historiador no está, pues, aún totalmente valorado en el mundo
científico, bien que en Portugal sea su figura constantemente venerada y hasta
exageradamente festejada con recuerdos de tipo civil vacío. Tampoco como
historiador del Derecho tiene el estudio ni la valoración definitiva y puede esperarse
que pronto aparezca la pluma /3/ brillante, ya un poco desgraciadamente envejecida,
del patriarca Mêrea, pues con palabras de ofrecimiento [de] un tal trabajo termina el
estudio que dedicó a estudiar la Historiografía del Derecho portugués hasta
Herculano y que puede verse en sus “Estudos de Historia del Direito” 1923, cap. 1 y
sigts. Esperemos este trabajo, que habrá de ser capital.
Nosotros, sin embargo, en nuestro estudio queremos hacer un boceto, que otra
cosa sería imposible, de lo que un futuro trabajo de valoraciones sobre Herculano
Remedios Morán Martín
28
habría de ser. Nuestros epígrafes habrían de ser como títulos de futuros capítulos.
El hombre y el político romántico liberal: nace Herculano, ya lo dijimos, en el año
1810. Es suficiente la cita de esta fecha para comprender que Herculano habría de
vivir en medio de la ola romántica que cubre con sus idealismos a la política y con su
tesis del color local a la Historia. Herculano tiene, pues, necesariamente, que dejarse
arrastrar por aquella corriente, en primer lugar, como hombre y luego también como
político. Pero su niñez y juventud presentan otros motivos que explican la
agudización de sus ilusiones revolucionario-liberales y sus influencias liberales-
rousseaunianas. A. Herculano carece de todo patrimonio y de toda acomodación
social y hasta sus estudios tiene que interrumpir y realizar sólo a fuerza de
dificultades y complicaciones. Interviene en no pocas algaradas de tipo liberal y es
desterrado marchando a Francia, donde en Rennes se dedica al estudio de
manuscritos de aquel archivo. Las dificultades económicas estuvieron a punto de
cerrarle un camino en su formación que tal vez le hubiera dificultado grandemente su
posterior trabajo. Aludo al conocimiento de la Historiografía alemana. /4/ Fue obra de
la marquesa de Alorna la iniciación en dicha historiografía o mejor de hacerle posible
tales estudios. Pero Herculano, joven romántico e inquieto, no cesaba de intervenir
en todas las marejadas políticas y a consecuencia de una de ellas tuvo que huir a
Oporto donde fue nombrado archivero y bibliotecario por el obispo. De allí pasó a
Lisboa nuevamente y fue nombrado por el rey Bibliotecario de Ajuda, el conocido [y]
famoso palacio real. Sus andanzas políticas puede decirse que no pasaron de ahí.
Herculano novelista: prescindimos de toda alusión a Herculano poeta y pensamos
estudiar solamente a Herculano como novelista. Ante todo quiero hacer notar que
con ello no me salgo ni lo más mínimo de mi tema, pues precisamente para la
caracterización y valoración de Herculano es un dato de capital interés éste de sus
novelas. Herculano escribe varias novelas históricas. Nada más propio de un
historiador romántico. Son estas novelas Eurico, El monje blanco y El bobo. La
segunda al menos está traducida al español. No podemos menos de comparar a
Herculano con motivo de su carácter de novelista al famoso historiador alemán, de
todos conocido, Félix Dahn. Si entre nosotros (y en todos los grupos científicos) es
naturalmente más conocido por su obra Die Königen der Germanen o por sus
Spanische Studien o sus varios volúmenes de trabajos sueltos con el título de
Bausteine; entre el pueblo alemán no se le suele olvidar como autor de novelas
históricas que aún producen el regocijo y facilitan la instrucción histórica de miles de
alemanes. Y para terminar este punto queremos aún señalar que la /categoría de
autor de novelas /5/ históricas es capital para nosotros, ya que modelan, en cierto
“A propósito de historiografía portuguesa. Alexandre Herculano...”, iustel.com, e-LHR, n.º 1, enero 2006
29
sentido, la forma histórica de nuestro autor. Es lo que frecuentemente sucede con
esta duplicidad de actividades. Pero no podemos continuar por este camino, ya que
nos haríamos eternos exponiendo las relaciones de la novela histórica con la historia.
Citemos un trabajo entre nosotros de Menéndez Pelayo: La historia como obra
artística y nos referimos por ejemplo nuevamente al capítulo Geschichte und Kunst
en la Einführung in das Studien des Geschichte, de Bauer, 2 ed. 1928. En esta obra
puede encontrarse bibliografía amplia y la valoración de la novela histórica como
vehículo de popularización de la historia al estilo de Eckerhard de v. Steffel o de las
más históricas narraciones de G. Freitag de todo el mundo conocidas con el título de
Bilder aus der deutsche Vergangenheit, que entre nosotros han producido influencia
creando un estudio extraordinario de todos admirado. No terminamos sin embargo
sin indicar que estos problemas de la historia y la novela (íntimamente enlazados con
Herculano) están hoy en el tapete de la ciencia alemana y ello no sólo por la Historia
expresionista de Spengler, ya añeja y trasnochada y de la que existen una serie de
estudios críticos recogidos por Berheim en su Einführung in die
Geschichtewissenschaften, Manuales Goschen, 1926, sino por las más modernas
concepciones histórico-literario-poéticas de Emil Ludwig (aludimos a su Napoleón,
Historia de Cristo, etc.) que han llegado a producir en él una grotesca concepción
histórica expuesta en teoría en su trabajo Historie und Dichtung, 1928 y que ya ha
recibido una réplica en el estudio de Mommsen (T.): /6/ Legitime und illegitime
Geschichtschreibung zuseinandersetzung mit Emil Ludwig, 1930. Las conclusiones a
que llegamos son, con relación a Herculano, que su categoría de autor de novelas lo
ha influido poderosamente en su concepción histórica o si se quiere que su
concepción histórica procede del mismo campo de donde vienen los impulsores que
engendran sus novelas: del campo romántico.
Herculano historiador romántico: estamos en el capítulo central de la figura de
Herculano. Nuestro historiador está plenamente del campo romántico en su
concepción histórica. Un atisbo de ello hay en una de las ya citadas conferencias del
Sr. Ots al decir que es aficionado a las grandes concepciones históricas. Se explica
esa característica fruto plenamente de su concepción romántica de la Historia.
Tampoco aquí podemos extendernos lo que desearíamos. Sólo hemos de hacer
afirmaciones cortadas y breves, pues de otra forma no llegaríamos al fin.
La concepción romántica de la Historia (momento excelente el año 1930 y
vísperas del 1931 para hablar de este tema) es fruto de influencias literarias que
pasan al campo de nuestra ciencia. Dos nombres uno inglés y otro francés son los
literatos que aparecen en el primer tercio del siglo anterior. Aludimos a Walter Scott y
Remedios Morán Martín
30
a Chateaubriand. A éste suele aludirse y nosotros afirmamos que con su Genie du
Christianisme (1807) es el primer teorizante y con su Les Martyrs (1820), puede
decirse iniciador de la corriente que universaliza el famoso novelista inglés con su
Ivanhoe, Quintin Durward, Rob /7/ Roy, etc. ¿Cómo llega a Herculano la influencia
romántica y en concreto la de Scott? Directamente y a través en el orden ya particular
de la Historia a través de Thierry. Había de tener Herculano una decena o pocos más
años cuando comenzaron a traducirse al portugués las novelas del inglés citado;
Herculano formó en ellas su espíritu juvenil e influyeron capitalmente en sus
concepciones literarias e históricas. Pero he citado también el nombre de Thierry. Es
sabido que una influencia más intensa que la recibida por este famoso historiador
francés del romanticismo literario no es concebible. Se ha llegado a decir por Füter,
ya citado, que sin la existencia de Ivanhoe, de Scott, La histoire de la Conquête de
l'Anglaterre pour les Normans no hubiese existido o hubiese revestido otras formas.
No se puede decir más. Pero es más interesante ver como Thierry hace, sin darse tal
vez cuenta, la crítica de toda la Historiografía francesa anterior a través de la visión
de la historia romántica, del valor local, de las grandes concepciones que preconiza
en sus Lettres sur l'Histoire de la France. Pues precisamente esta obra, capital (casi
evangelio) en la Historia romántica, influye en Herculano hasta en el título de una de
sus obras: Cartas sobre la Historia de Portugal. La influencia directa de Thierry es
evidente.
No debemos, sin embargo, olvidar a Ranke, que influido también por el
romanticismo, sobre todo en sus famosas biografías tan artísticas, que cabe
comparar por ejemplo su Carlos V al taciturno y dominador Carlos V del Ticiano
después de la Batalla de Mühlberg, que influido, decíamos, del romanticismo no por
Thierry, ya que cronológicamente es imposible, influye también /8/ poderosamente en
Herculano. Más influencias de otra naturaleza, pero que conducen todas a esta
misma conclusión romántica, son las político-filosóficas de Montesquieu y Rouseau.
Pero es imposible determinar este punto.
Herculano y la Escuela Histórica del Derecho: si como historiador en general
Herculano es un romántico, como historiador del Derecho y jurisconsulto es
clasificable naturalmente en la Escuela Histórica. Y es lógico. Todos sabemos que
esta concepción del Derecho, apuntada entre nosotros en el siglo XVIII por Pons y
Ubersan, un jesuita refugiado en Italia y que surge al mundo luchadora y pujante con
Hugo y Savigny para acaparar la atención de toda la mitad del siglo XIX y morir luego
bajo las críticas diversas y sobre todo de Stammler, esta escuela histórica repito (de
la que no cabe ni hablar aquí ya que en el cuestionario hay un tema a ella dedicado),
“A propósito de historiografía portuguesa. Alexandre Herculano...”, iustel.com, e-LHR, n.º 1, enero 2006
31
es un fruto también del romanticismo. Está dentro de todo ese movimiento de
comienzos del siglo XIX que domina a la filosofía, al Derecho, a la historia, a la
literatura y a las artes. Representa, pues, Herculano la aportación a Portugal de los
principios de la Escuela Histórica que entre nosotros habían de ser aportados por
P.J. Pidal y sostenidos sobre todo por la famosa escuela catalana y la notabilísima
Fundación Savigny presidida por Durán y Bas. Una influencia típica de este
movimiento alemán y más en concreto del movimiento historiográfico alemán son los
Portugaliae Monumenta Historica que desde /9/ 1844 (a los 34 años), en que
Herculano ingresó en la Academia, fueron por él dirigidos. Hasta qué punto se nota
aquí la influencia de la Societas aperiendis fontibus rerum germanicarum medii aevi
que desde 1819 se ocupaba de la publicación de los Monumenta Germaniae
Historica no hay ni que apuntarla.
Herculano y la pasión romántica en la Historia: es la hora en que debiera
comenzar el tema siguiente y por ello trato de resumir. Característica de la Historia
romántica es la pasión en sus concepciones históricas. En Herculano se manifiesta
su pasión liberal y romántica en una obra, desde luego la más endeble del gran
historiador, sobre la Introducción de la Inquisición en Portugal, 1854. Son tres
volúmenes y alguien la ha llegado a calificar de libelo. Más que la pasión romántica
del historiador, habla allí la pasión política que hace perder la objetividad. La obra no
merece más estudio.
Herculano y las grandes concepciones históricas propias de la escuela romántica:
aludimos ciertamente a sus cuatro admirables volúmenes de su Historia de Portugal.
Son desde luego la mejor Historia escrita de la Península. Tienen todas las
características de las grandes historias románticas y analizando detalles
encontramos puntos de vista que aún hoy son de necesario estudio como puntos de
partida.
Herculano es autor también de una serie de trabajos diversos que han sido
recogidos en sus Opúsculos que forman varios volúmenes. No son todos ellos del
mismo valor. /10/
Herculano y la publicación de documentos: no es Herculano a este respecto
comparable, por ejemplo, a nuestro Muñoz y Romero. La valoración que la Escuela
histórica hace del documento como fuente para revelar lo jurídico antes vivido, como
más segura manifestación del Volkgeist, no puede menos que influir en Herculano.
Sólo en este sentido tiene especial interés su intervención ya expuesta en la
publicación de los Portugaliae Monumenta Historica.
Herculano y algunos puntos de nuestra Historia del Derecho: en realidad no
Remedios Morán Martín
32
podemos hacer aquí sino apuntarlos y ello porque no tienen hoy otro valor que el
histórico y además porque su estudio es propio de los temas especiales que sobre
ellos pueden hacerse. Aludimos a sus ideas sobre nuestras clases sociales, muchas
aún hoy utilizables y otras ya rectificadas por Muñoz Romero; a sus tesis (extendida
en su época) sobre el municipio medieval de la que ya se ocupó Hinojosa y luego
rechazada también implícitamente por Canseco y que, pese a apoyos modernos,
pierde más y más terreno, y sobre la influencia del Derecho franco, en cuyo problema
es Muñoz Romero, con su tesis del punto de partida de esos estudios sobre
influencia del Derecho germánico, estudios que, apartándose de Hellferich y
Clermont, siguen la trayectoria Wolf, Ficker, Hinojosa y que culminan por hoy en
Melicher (Th.) con su obra aparecida hace sólo unos meses Der Kampf zwischen
Gesetzes und Gewohnheitsrecht im Westgotenreiche (1930). /11/ Y terminamos con
Herculano. Quiso abandonar el trabajo de las pasiones y de los hechos y cual un
patricio romano de su villa se retira con gesto catoniano al campo, donde dedicado a
la dulce ocupación de la agricultura, muere en 1877”.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA EN PORTUGUÉS SOBRE HERCULANO ANTERIOR A
1930
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Remedios Morán Martín
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27 En otros lugares como Cherubim do Valle.
“A propósito de historiografía portuguesa. Alexandre Herculano...”, iustel.com, e-LHR, n.º 1, enero 2006
35
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contradicçôes encontradas nos artigos do (...) senhor Alexandre Herculano de Carvalho
sobre a questâo industrial, fabril e agricola, Typ. Commercial, Porto, 1856.
- Parecer e memória sobra a proposta que apresentou o sr. Alexandre Herculano para a
secçao de sciencias economicas e administrativas redigisse um projecto de estadistica,
Typ. da Academia, Lisboa, 1854.
MARTINS, J. P. Oliveira, Portugal contemporâneo, Viuva Bertrand, Lisboa, 1881, 2 vols.
(Contém 1 carta de Alexandre Herculano a D. Pedro II, Imperador do Brasil, e outras
dirigidas ao auctor comentando a obra).
MARTINS, Oliveira, Alexandre Herculano, Lisboa, s.a.
MARTINS, Rocha, Alexandre Herculano e a sua época, Alfredo Lamas, Lisboa, 1910.
MENDES CORREA, Antonio Augusto, Alexandre Herculano (Conferencia realisada... em 29
de março de 1910 no Centro Commercial do Porto), Ediçâo da Liga Nacional d'instrucçâo,
Porto, MCMX.
MERÊA, Manuel Pablo, Estudos de História do Direito, Coimbra Editora, Coimbra, 1923.
MOREIRA, Eduardo, Alexandre Herculano, trechos que revelam a sua crença, 1910.
MARRECA, António de Oliveira, Parecer e memória sobre a proposta que apresentou o sr.
Alexandre Herculano para a secçâo de sciencias economicas e administrativas redigisse
um projecto de estadistica, Typ. da Academia, Lisboa, 1854.
No primeiro centenário de Alexandre Herculano: 28 de Março de 1810 a 28 de Março de
1919: páginas íntimas dedicadas á gloriosa memória do egregio escriptor, Ferrin, Lisboa,
1910.
ORTIGÂO, Ramalho, Farpas, 1871.
OSÓRIO, Baltasar, Panegírico de Alexandre Herculano, Imp. Libanio da Silva, Lisboa,
1910.
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nascimento de Alexandre Herculano. Discursos pronunciados na sessâo solemne de 28 de
março de 1910, Academia Real das Sciencias, Lisboa, 1910, 37-74.
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36
Herculano, [s.l., s.n.], 1857 ( Lisboa, Typ. de António José da Rocha).
PEREIRA, Albertina Augusta Maia, Do sentimento religioso de Herculano (Tese de
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Alexandre Herculano considerado em relaçâo ao juramento d’ Affonso Henriques, Typ. de
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Herculano que tem por titulo Solemnia verba, Impr. de Francisco Xavier de Souza, 1850.
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Eu e o Clero o Sr. Alexandre Herculano, Impr. de Francisco Xavier de Sousa, 1850.
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