historicidad de la salvación cristiana, i. ellacuría - parte 2

14

Upload: alvaro-astorga-h

Post on 12-Jul-2015

74 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Historicidad de la salvación cristiana, I. Ellacuría - Parte 2

5/11/2018 Historicidad de la salvaci n cristiana, I. Ellacur a - Parte 2 - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/historicidad-de-la-salvacion-cristiana-i-ellacuria-parte-2 1/14

IGNA 10 ELlACURIA

historicas y politicas, por mas que el fracaso de la realizacion his-torica y politica lleve paulatinamente a concebir esta realizacionen terminos de una trascendencia distinta, men os politica y masreligiosa. Pero siempre queda el principio basico, cargado de tra-dicion historica, de que el Bautista no es el Cristo ni el Profeta (In1, 49), mientras que Jesus es el Mesias y el Profeta anuncia do porMoises On 1, 45).

La disposicion de los tres primeros milagros, segun la interpre-tacion de Boismard, mostraria como Jesus es el nuevo Moises,quien va a cumplir definitivamente 10 que Moises prefiguraba.Tanto las bodas de Cana On 2, 1-12), como la curaci6n del hijodel funcionario real On 2, 12 ss) y la pesca milagrosa On 21, 1 55) ,

siguen el mismo patron del Exodo (4, 1). Dios da el poder a Moisesde realizar sucesivamente tres milagros para mostrar que su rnisionentre los hombres es autentica, de modo que estos puedan creeren esa misi6n. Moises realiz6 tres milagros, tres signos (atbotb,semeia}, que son numerados como 1 0 son los signos de Jesus;Moises realiza los tres milagros para que le reconociesen comoenviado de Dios y 1 0 mismo ocurre en el caso de Jesus, quien, gra-cias a sus signos, es reconocido como el enviado de Dios y, a esteprimer nivel de Juan, como el nuevo Moises, quien era esperadosegun la promesa deuteron6mica (Dt 18, 18). Esta conexi6n delevangelio de Juan con los relatos del Exodo es tanto mas de notar

cuanto que, en la tradicion sinoptica, los milagros se conciben deordinario como una consecuencia de 1a fe en Cristo y no como unsigno que debe conducir a los hombres a 1a f e",

Pero esa conexion de Jesus con Moises, precisamente con elMoises liberador y no con el Moises legislador, pone en claro que

aun en el caso de Jesus hay que andarse con cuidado a la hora deseparar su accion hist6rica de su accion sa1vifica. Efectivamente,los tres signos de Moises son para comprobar su mision divina yel caracter divino de la acci6n que queria emprender; ahora bien,esta misi6n y esa acci6n son de marcado caracter socio-politico.En este sentido, la referencia de Juan al Exodo es significativa.

Hay tambien diferencias. Aunque los milagros de Jesus tienen un

claro sentido terrena1 (bodas de Cana, curacion de un enfermo,pesca abundante), no son forma1mente de caracter socio-politico,sino mas bien de caracter familiar. Pero esto es debido a que esosson los signos requeridos en esa situacion concreta del anunciode la fe, como seran otros los signos cuando las situaciones sondistintas: entrada mesianica en jerusalen On 12, 12-19), expul-sion de los vendedores del templo On 2, 13 ss), curacion del ciegoOn 9, 1 ss). Pero siempre queda en pie la necesidad de signos y

obras admirab1es que muestren 0 demuestren, segun los casos, la

27. Ibid., p. 104.

346

1 1 1 'il 1 1 1 (1 »"1 1 1 1 1 1 /\ 'IAIYACI N ~II.IIANA

prcscn ia y la volunra I d· lios. Que csros signos scan cons' 'U 'II-

cia de la fe 11 'r isco 0 s 'an prcarnbu lo de la fe -n rrsio

dcpcndera de los casos, pero en una y en otra inrerpreta ion I)()S

cncontrarnos con una coriexion intrinseca del signa con 10 signifi-cado; mas aun, podria entenderse el signo Como la unid, I deignificante (el hecho historico en su referencia al onrenidosalvifico) y del significado (e[contenido salvifico hecho prescnre enel hecho historico). El esquema de [a unidad de 1 0 trasccndcnt ' Y

de 10 historico seguiria manteniendo su plena validez, aunq uc h i o icircunstancias historicas y el estadio de desarrollo de I a rev 'lflei<')I!lIeven a concreciones distintas, diferenciadas tanto por I t> Ill' iiI'

quiere manifestar y donar, como por la situacion de aqucllos ;1

quienes va dirigida 1a manifestacion y la donacion.Cullmann da as! por comprobado que «el evangelio d Juan h,

enlazado el acontecer central de la vida de Jesus con los restaur 'speriodos historico-salvificos» 28. Ciertamente la elevacion de In

serpiente y el mana se entienden de forma distinta en la tradicionmosaica y en la tradicion joanea. Pero, por otra parte, la sustitu-cion del templo como lugar de adoracion por la figura rnisma deJesus obliga a no espiritualizar ingenuamente el paso que da latradicion neotestamentaria sobre la veterotestamentaria.

No podemos proseguir nuestro recordatorio de la presencia delnuevo Moises en el estrato mas primitivo del evangelio de Juan. E Ique en otros estratos se haya deshistorizado el caracter mosaico deJesus, la realizacion arquetipica de 10 que en Moises era 50[0

prototipo, no debe descuidarse al hablar de la trascendenciahistorica neotestamentaria. Pero el que se de una trascendentaliza-cion de 10 historico no quita que deba subrayarse que el primernivel es historico y haee referencia para el pasado, para el presenrc

y para el futuro a hechos y comprobaciones historicas, sin loscuales esa trascendenralizacion careceria de fundamento y hastacierto punto de contenido. La decidida historizacion a que sorncrcel evangelio de Juan roda la polernica de Jesus con las autoridad 'S

religioso-politicas judias -los «judios»- y sobre todo a su juicio,rnuerte y crucifixion prueba evidentemente que esa trascendentali-

zacion no es huida de las realidades historicas, sino otro modo deenfrenrarse con elias, no menos efectivo y polernico que el de unenfrentamiento en terrninos de poder politico, Como se ha su-brayado tantas veces y por tantos autores, la referencia en losrelatos de la pasion a acusaeiones mezcladamente religiosas y

politicas, si bien dernuestra la tendencia interpretativa de susacusadores en ver el factor rel igioso como indisolublemente unidoal factor politico, 1 0 eual les llevo a una desviacion en lavaloracion de 1 0 que Jesus hacia, al mismo tiempo demuestra que

28. O. Cul lr nann, La bistoria de la salvaci6n, Barcelona, 1967, p. 320.

347

Page 2: Historicidad de la salvación cristiana, I. Ellacuría - Parte 2

5/11/2018 Historicidad de la salvaci n cristiana, I. Ellacur a - Parte 2 - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/historicidad-de-la-salvacion-cristiana-i-ellacuria-parte-2 2/14

IGNA I LllACUlllA

la presencia, las palabras y los hechos de Jesus no representabanuna ruptura tal de la tradici6n religioso-politica como para dejarde verle como un rival peligroso. Querer interpretar esta ruptura,como si jesus quisiera separar radicalmente 10 salvifico de 1 0 his-torico y que los judios vieran en esto una negacion de su tradicionfundamental y una amenaza a un poder mantenido por razonesreligiosas, seria una interpretacion que desbordaria 1 0 que los tex-tos sagrados tratan de comunicar 0, al menos, el modo en que 10

comunican.Por eso de 1 0 dicho tal vez no resulte exagerado sacar algunas

consecuencias para nuestro problema, las cuales podriarnos formularen las siguientes tesis: a) el evangelio de Juan, que llega a las for-mulaciones mas altas sobre la trascendencia de Jesus y sobre sudivinidad, arranca de ver a Jesus como el nuevo Moises, quien hade desempeiiar una funcion liberadora con su pueblo; b) Jesus sepresentaria inicialmente a su pueblo -en este caso al pueblo deSamaria- como alguien que va a responder a su necesidad de libe-racion, a la necesidad de ser l iberados no solo religiosamente, sino,tarnbien hist6ricamente; c) esta liberacion y presencia historica de lasalvacion va a dirigirse por otros rumbos en una praxis distinta a lade Moises, pero no va a abandonar ni el proposito fundamental nisu forma origin aria en 1 0 que tiene de referencia constitutiva a 1 0

historico; una de las distinciones fundament ales es que ya no se vaa configurar la presencia liberadora de Dios como una teocracia,sino como una fuerza sin poder polit ico, 1 0 eual va a transformar larealidad historica desde el pueblo preeisamente contra los poderesque se presentan como teocraticos y, consecuentemente, como ido-latricos, en tanto que son dominadores en nombre de Dios; d) estanueva practica liberadora de Jesus 1 0 pone en contradicci6n con lospoderes de este mundo en 1 0 que tienen de dominadores y 1 0 con-ducen a la muerte, de modo que no puede entrar con su pueblo ala tierra prometida, 1 0 cual va a llevar a una reconsideracion de lasalvacion historica en terrninos de escatologia tanto individual comocolectiva; e) esta praxis historica de Jesus revel a en el una nueva ydefinitiva presencia de Dios, la cual va a dar a la trascendencia espe-

cif ica y plenamente crist iana nuevas perspectivas y nuevas dimen-siones,

2. E1 nuevo pueblo

Es claro, entonces, que este nuevo Moises ha de dar lugar tarnbiena un nuevo pueblo, a un nuevo Israel. Si el recuerdo y la presenciade Moises aSI como del pueblo al que Moises acornpaiiaba noshablan de una continuidad historica, el caracter de novedad conque se presentan el «nuevo- Moises, el «nuevo» pueblo, la «nueva»

348

II I " I I ) I II C I[jA II I I I I A " A I VAc I l'" In 111I " N A

puscua , cl «ll~II:VO» 111~I.I1dUllli .nro, la «nu .va» Icy, ctc., IIOS 1 1 : 1 1 1 1 : 1 1 1

d l: una d ifcrcncia cualitn tiva , qUI: tal vcz no deba cnt .n I . rsc '11

rcrrninos de ruptura , por 10 que sin hablar de disccnrinuidnd h:ly

que hablar de alga distinto. EI «nuevo» pueblo de Israel, ell cf .cro,va constituyendose en su incesante novedad ya en I AntiglluTestamento como algo que es, a la vez, el resto al cual va dirig id:1

la prornesa hecha, pero tam bien como germen de la prom 'sa queha de cumplirse. Y se constituye a se va constituycndo por Inexperiencia historica de un fracaso politico, que pone '11 011':1

perspectiva la promesa de Dios: los fracasos historicos, tanto '11 Inrealizaciori del poder politico y del triunfo del poder d· lsrncl,como en la consecucion de nuevas relaciones entre los hombres y

de los hombres con Dios, van llevando a una lecrura nueva I, 1 ;1

promesa div ina. Esta experiencia del fracaso es toda via mas cla rnen los dias del Nuevo Testamento, no solo por el escandaloso fj nn 1de Jesus como Mesias, sino por la destruccion rnisrna del pu .blode Israel y por el consiguiente paso a la constitucion de una nuevaforma de relacionarse religiosamente los hombres entre S l y conDios. EI cambio se realizara entonces en dos direcciones: pOl' unlado, el particularismo etnico de Israel se abrira a un universal is-rna, el cual tarnbien estaba mas que apuntado en los profetas, peroque supone una gran novedad par cuanto ya no solo sera Israel el

salvado y el salvador, sino que el mundo entero sed. el salvadomientras se va dibujando una nueva figura de salvador, que es enuna primera instancia historica Jesus, pero que despues necesitaraprolongarse en la multiplicacion de lugares y tiempos; par otrolado, el esquema historico de salvacion del Antiguo Testamento,que ciertarncnte juntaba la fidelidad a Yahve y a los preferidos deYahve con la plenitud de la vida, pero que, por otra parte,

funcionaba teocraticarnente y desde el poder politico, se abrira :1

un nuevo esquema historico en donde se perfeccionara y concrctn-ra Ia relacion de la santidad can el bien del mundo, pero en dond .debera desaparecer la irnposicion de la salvacion desde arriba porlos medias que tienen los seiiores de este mundo.

Es aqui donde aparece la Iglesia como lugar nuevo de salva-

cion: la Iglesia como el nuevo pueblo de Dios, al eual el nuevoMoises ha dado vida y al cual le compete llevar adelante la historiade la salvacion, animado del Espiritu que Cristo, muerto yresucitado, ha prometido. Pero, para nuestro proposiro, asegurarque la Iglesia es el lugar historico nuevo de la salva c ion, no essuficiente. Aun aceptando que la Iglesia visible e historica siguemanteniendo par voluntad de Jesueristo y por asistencia delEspiritu ese caracter excepcional de lugar de la salvacion, quedapar preguntarse que de esa Iglesia historica esta en capacidad deserlo y q L Ie en esa Iglesia hisrorica 1 0 esta contradiciendo. Es elproblema de encontrar en la Iglesia verdadera 1 0 verdadero de la

349

Page 3: Historicidad de la salvación cristiana, I. Ellacuría - Parte 2

5/11/2018 Historicidad de la salvaci n cristiana, I. Ellacur a - Parte 2 - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/historicidad-de-la-salvacion-cristiana-i-ellacuria-parte-2 3/14

I GNACI O ELLACURI A

Igle~ia. Y esta pregunta por 10 verdadero de la Iglesia, que es

posible no pueda separarse historicarnente de 10 falso de ella

como el trigo no se podra separar de la cizafia hasta el final de los

tiempos, porque en esa separacion se arruinaria la cosecha entera,

no puede responderse sin cuestionarse dentro de ella y en ella, esto

es, sm salirse de ella, por la trascendencia historica cristiana en el

sentido de b~scar aquellas realidades tangibles que son ~or si

rrusrnas y segun la voluntad de Cristo ellugar donde mas se revel a

el Dios cristiano, quien no gusta ni de la sabiduria que bus can los

gnegos nr tampoco de los signos que buscan los judios. Una nuevasabiduria y un os signos nuevos van a ser necesarios para que se

realice definitivarnente la promesa de que Dios esta con nosotros,

de que nosotros seamos su pueblo y de que el Dios verdadero sea

realmente nuestro Dios.

IV. BUSQUEDA DE LA TRASCENDENCIA HISTORICA CRISTIANA

Teniendo presentes las perspectivas de la trascendencia historica

ve terotestamenta ria y de la trascendencia historica neotestamenta -

ria podemos volver a preguntarnos por 10 que debera ser latrascendencia historica cristiana. EI problema tiene dos vertientes:

por un lado, se trata de ver en que «relaciori» se encuentran la

llamada historia profana y la historia de la salvacion; por otro

[ado, se trata de ver cual es la aportacion especificarnente ,cristiana

a ese momento de tr.ascendencia historica, en el cual lo trascenden-

te se hace de alguna forma historica y en el Cllal 10 historico se

hace de alguna forma trascendente.

Para presentar el problema con cierta generalidad teorica,

antes de entrar en un analisis mas concentrado en la perspectiva de

la reologia de la liberacion, vamos a esbozar brevemente dos

puntos de vista europeos, uno catolico y otro evangelico, en los

que se expresa significativamente este problema.

Rahner, en un breve ensayo titulado precisamente Weltge-

schichte und Heilsgeschichte (Historia profana e historia de lasalvaci?n) 29, ha formulado ciertas tesis que, aunque pertenecen a

un penodo de su pensamiento menos interesado en la proyeccion

politica de 10 religiose, expresan en su con junto puntos de vista

que son fundamentales en su pensamiento: 1) la historia de la

salvacion acaece y se compenetra con la historia del mundo

porque la salvacion acaece ahora, es aceptada libremente por el

hombre y permanece escondida en la historia profana en la

29, En Schrijten ZUl Theologie, V, Linsiedeln, 1962, pp, 115-135_

350

III I III IDAD u r Iii AlVA I N 11I611A~IA

dll;_tlid~ld 1 0 su posil iii I : t d d e s a l vuc i on y condcnacion; 2 .) la

h!storia de In salvacion cs distin ta de la historia profana, ya que 1: 1

h is to ri a p ro fa na 110 p crrm tc da r una interpretacion UI'lIVOC~l r cs p ' /. :-10 de la salvacion y de la condenacion, aunque ha de hablars 0 d ouna constance interferencia y coexistenc ia ent re la historia profann

y 1a historia cle la salvacion y de la revelacion, no ob tante 'Ill 0

DlOS por su palabra, que es un elemento constitutivo de la historiude la salvaci6n, ha segregado una parte de la hisroria pnrn

constrtuir esa parte como la historia de la salvacion exprcs r,

oficial y propia; 3) la historia de la salvaci6n explica la hisror l Iprofana en cuanto desmitologiza y desnuminiza, en cuanto b vc

como a~tagonica y oscurecida, en cuanto la interpreta 'Ono

existencialmente despotenciada yen cuanto la explica crisroccneri-camente. En ultima instancia, la historia profana es la condicion

de posibilidad de la historia de Cristo que es tambien la historia I·

Dios semejantemente a como la historia natural en su materialidad

y vitalidad es la condicion de posibilidad del surgimiento del

espir itu f inito.

Pannenberg, par su parte, ha formulado tarnbien sus tesis a

prop6sito de Ia revelaci6n en su relacion con Ia historia: 1) la auto-

revelaci6n de Dios no se ha realizado de una forma discreta algo

aSI como en la forma de una teofania, sino indirectamente a ;raves

de I~s obras de Dios .en la historia; 2) la revelacion no tien~ Iugar al

com,lenzo, Sl!l0 al final de Ia his tori a revelante; 3) la revelacion

historica es~a abierta a todo el que tenga ojos para ver, y tiene

caracter universal; 4) «la revelacion universal de la divinidad de

Dio~ no se re~liz6 todavia en la historia de Israel, sino s6Io en cl

destine de Jesus de Nazaret, en cuanto en dicho destino acontecio

anticipadamente el fin de todo acontecer»; 5) el acontecimiento d

Cristo no revel a ladivinidad del Dios de Israel como un suceso

aislado y solo es cornprensible a partir de Ia historia de Dios COt'

Israel; 6) en la formacion de concepciones no judias de In

revelaci6~ en las iglesias cristianas de origen pagano se expresa [: 1

unI;ersahdad de la autorrevelaci6n escatol6gica en el destino d 0

Jesus; 7) la palabra de Dios se relaciona con la revelacion como

predicac ion, como precepto y como relato 30

. Vay~mos ahora a ver en contraste como trata Ia teologia de 10liberacion el doble problema que anunciabarnos lineas arriba

sobre ~a trascendencia hist6rica cristiana. Procederemos por pasos

a partir de 10 que es la experiencia del creyente latinoamericano

-claro esta que no s6Io la de el+«, mayoritariamente pertenecien-

te a los sectores populares mas pobres y oprimidos y, tarnbien del

creyente latinoamericano que se ha visto impulsado desde su 'fe a

30, W, Pannenberg y orros, La reuelacion como bistoria, Salamanca, 1977, pp, 117-146,

35 1

Page 4: Historicidad de la salvación cristiana, I. Ellacuría - Parte 2

5/11/2018 Historicidad de la salvaci n cristiana, I. Ellacur a - Parte 2 - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/historicidad-de-la-salvacion-cristiana-i-ellacuria-parte-2 4/14

I GNACIO eLLACUR IA

.comprometerse politicarnente en 1a eonquista de 1a 1ibertad a

traves de un proceso de liberacion,

1. La historia como un todo

Aeeptando que puede darse a1guna diferencia entre 10 que puede

ser una historia de 1a salvacion y la historia real que le toea vivir

ernpiricamente, puede decirse que en el fondo el creyente ve estas

dos historias unificadas 0, mas bien, unidas en 10 que pudierallamarse la gran historia de Dios. Esta gran percepcion supondria

que se Ie presenta la historia como un todo y que dentro de esa

historia se presenta como una parte de ella 10 que pudiera llamarse

historia de la salvacion, 10 cual ciertamente no se reduce a la vida

sacramental ni a la vida cultual 0 estrictamente religiosa, y adernas

se da otra gran. parte que, siendo en apariencia mas profana,

consntuye tarnbien la gran historia de Dios con los hombres. A la

pregunta de si la historia profana toma su sentido de la historia de

la salvacion y se subordina a ella, se responde asi, planteando el

problema .en t~rminos mas hondos: la historia de la salvacion y la

Hamada historia profana quedan englobadas en una unica historia

a la cual sirven: la historia de Dios, 10 que Dios ha hecho con la

naturaleza entera, 10 que Dios hace en la historia de los hombres10 que Dios quiere que resulte de su con stante auto-doriacion qu~

puede imagmarse como yendo de la eternidad a la eternidad. En

este sentido, la historia de la salvacion que culmina con la persona

de Cristo, se subordina a esa historia mayor de Dios. Podria

decirse que en esta concepci6n se esta viviendo aquello de Pablo

cuando ve el designio secreto de Dios de «llevar 1a historia a su

plenitud» haciendo la unidad del universo por medio del Mesias

de 10 terrestre y de 10 celeste (Ef 1, 9-10): '

Porque todo es de ustedes, Pablo, Apolo, Pedro, el mundo, la vida, la

rnuerte, 10 presente y 10 par venir, todo es de ustedes; pero ustedes son de

Cristo, y Cristo de Dios (1 Cor .3 , 21-23). Y cuando el universo le quede

somet ido, entonces rambien e l Hijo se sorne te ra a l que se10 sornetio, y Dios

10 sera todo para todos (1 Cor 15, 28).

Esta afirmaci6n de la historia de Dios como la verdadera

historia englobante de todo 10 que oeurre en la historia y que no

identifica la historia de la salvacion con 1a autonornia de 10

profano, viene dada con la religiosidad popular y tam bien con las

tradiciones religiosas precristianas, las cuales dan pot obvio que

Dios ha hecho y sigue haciendo a los hombres como a las de mas

cosas que existen. La predicaci6n cristiana vino a insertarse en una

rradicion religiosa anterior, en varios 1ugares todavia muy operan-

352

III 'I 1 II I ( III A Il rl r I A 'jA I V A e I N (. III 5 I I A N A

1 1 . : , 11:1i .ndo conn.u u rn l la : 1 ' L 'i < '1 1 1 I' D ios .n tr los hornbr 'S o Lo s

din s's del P O /J o l v ub SI la s cosmovisioncs rodavia operant 'S de

pueblos com o el k'ekch i' Hsirvcn de sustrato a csra acepracion de

un mismo Dios quien cornienza haciendo 1a tierra y el cielo para

seguir estando despues tras los acontecirnientos naturales y, en

ulguna medida, tarnbien tras los acontecimientos historicos.

En esta historia de Dios, la fe cristiana da un puesto absolurn-

mente principal a1 aeontecimiento salvifico de Cristo, p 1'0 ' CO 110

supone una sumision cesaropapista ylo re lig iosista de la l lnrnndn

historia profana a 10 especifico de Cristo, como cabeza tit: lnIglesia, y, par tanto, a la Iglesia como continuadora de la obrn lit'Cristo, aunque si sup one una subordiriacion a 10 que pu I:i'ro

Ilamarse el Cristo historico-cosmico, llamado a hacer que 1:[

historia entera sea efeetivamente una historia de Dios, que (;11 In

tierra es la construccion del reino de Dios. Ese Cristo hisrorico-

cosmico tiene su clave en e1 Jesus hist6rico de Nazaret tal como

nos 10 presenta e interpreta todo el Nuevo Testamento desde sus

origenes y vida hist6ricos hasta su condici6n de resucitado, senor

del universo y de la historia. Con 10 cual tenemos que el reino de

los cielos es, en un primer momento, una semilla que se introduce

en los campos del mundo y en la historia, para hacer de esta la

historia de Dios, un Dios que en definitiva sea todo en todos. En

ese primer momenta no se somete e1 campo a la semilla, sino lasemilla al campo a, segun la otra parabola evangelica, la levadura

del reino se introduce modesta y eficazmente en la mas a del

mundo para hacerla fermentar y crecer.

Todo esto se expresa en la absoluta naturalidad con 1a que el

creyente popular latinoarnericano vive su relacion con la naturale-

za y vive el conjunto de sus relaciones humanas. Dedicarse solo a

10 religiose del reino sin atender a la esencial referencia que est'

tiene con el mundo yean la historia seria, en definitiva, traicionar

la historia de Dios, dejar el campo de la historia a los enemigos d '

Dios. No hay, entonces, un reduccionismo de 10 que es 1a historia

de Dios a 10 que es la historia de la salvacion cristiana en SL I

sentido restringido, ni menos un reduccionisma de 10 que es 1 -1

historia de Dios a 10 que es la historia de los acontecimientos

politicos, sociales, econornicos, culturales, etc. Mas bien hay un

intento de construir desde la fe y la operatividad cristianas en

medio del mundo, que tiene su propia autonornia, como aquellas

tienen la suya, la historia de Dios, en 1a cual confluyen, de distinta

forma y con distinta densidad real, 1a accion de Cristo y 1a aeci6n

de los hombres, los dictados de la fe y los dictados de la razon.

Quiza pueda parecer este modo de expresar el problema de 1a

31. Popol Vuh. Las ant iguas t radiciones his toricas del quiche, San Salvador, 1980.

32. C. R. Cava rrus, La cosmo vis ion k 'ekchi ' en proceso de cambia, San Salvador, 1979.

353

Page 5: Historicidad de la salvación cristiana, I. Ellacuría - Parte 2

5/11/2018 Historicidad de la salvaci n cristiana, I. Ellacur a - Parte 2 - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/historicidad-de-la-salvacion-cristiana-i-ellacuria-parte-2 5/14

I NA I ~llACURIA

trascendencia historica cristiana un tanto abstracto. No es asi. Laforrnulacion de los conceptos, tal vez no acertada, no debe olvidarque se trata de una experiencia originaria del creyente que ve todocomo una unidad en la que se ve inmerso y que debe respetar. Esraunidad se funda en la profunda conviccion de que hay un soloDios y Padre, de que hay una sola creacion, de que hay un solosalvador, de que hay un solo reino de Dios y de que hay una solaescatologia. Un solo mundo y una sola humanidad. No deben ir,en consecuencia, y no pueden ir por un lado las cosas de Dios y

por otro las cosas del hombre, sin que esto sea confundir aDioscon el hombre. EI mismo Jesus, que como Cristo recapitulara en sitodas las cosas, se present a historicarnente para curnplir esa misioncomo el que ha venido a servir a los hombres y a dar su vida porellos; la Iglesia, a su vez, debera asimismo cumplir con su misionponiendose al servicio de los hombres y dando su vida y suinstitucionalidad por ellos, sabiendo que asi se va realizando Iagran historia de Dios. EI ejemplo de Ia vida de Jesus sigue siendocriterio fundamental de como quiere Dios ponerse al servicio delos hombres.

La estructuracion de la his tori a de la salvacion y de la historiadel mundo en 10 que venimos llamando la historia de Dios noimplica la aceptacion de una dualidad separada entre aquellas,

subsumida en la unidad superior de esta, porque esta no es sino launidad estructural de las otras dos: la historia del mundo debedeterminar de multiples formas la historia de la salvacion y lahistoria de Ia salva cion debe determinar de multiples formas Iahistoria del mundo, aceptado que en ambas se juega la historia deDios. Asi, la historia del mundo, debidamente analizada y discer-nida -aqul estriba la importancia que BofE da a la mediaci6nsocio-analitica 33_ es la presentacion a la historia de la salvacionde la tarea que en cada momenta le corresponde, que en parte,aunque desde su propia especificidad, debera conformarse segunesta fundamental exigencia misional. Pero, al mismo nernpo, lahistoria de la revelacion -aqu! estriba la importancia que BoH daa la rnediacion herrneneutica 34_ debidamente interpretada, trata-ra de orientar a la historia del mundo segun 10 que es la exigenciade la historia de Dios, la cual a su vez tiene distintas formas demanifestarse en los datos de la revelacion, en los signos de lostiempos y aun en los mas basicos condicionamientos de lanaturaleza material. As! se ira completando la auto-donacion deDios a la humanidad, la cual se da no solo en el ambito reducidode una historia de la salvacion entendida restrictivamente, sino enel ambito total de la historia. En esta, sin embargo, tiene prioridad

33. CI . Boff, op. cit ., pp. 31-144.

34. I bid ., pp. 135-285.

354

"' IOUI 1IIIIIi III III ~IIIVIl I N 11I~IIIINIl

nxiologica In historia d· 1.1 s.ilvu 'i611 '11 ~,lI:1nt) '~1 .lla sc IlG"

PI ' .scnrc de forma en il1CII«; la auto-do.l:aclOl1 de DIOS sobrc lotio

'Il [a figura de jesus y en la acurnulacion dela palabra rev .lnda,sin olvidar, 11.0 obstante, como mas tarde msisnrernos, gl1t! enlugares aparentemente IllUY profanes, como el de los pob,'~s y

crnpobrecidos de este mundo, se ,da una especial prescncrn cintervencion salvifica del propio Jesus, como mediador fundarncn-

tal de la historia de Dios.

2. Gracia y pecado

En estrecha relacion con el punto anterior esta el problema d . 1I"-.hay de natural y que de sobrenatural en esta unica historin de

Dios.Ya la misma forrnulacion del problema origina cierro dcsaso-

siego. ~Sera mayor la diversidad surgida de los distin~o~ modos declonarse Dios que la unidad surgida de que sea un umco, D'?~ elque se da de distintas maneras? Esta I:reg~,nta es . t~nto m~s validasi la referimos no al caso de la santificacion y divinizacion de laspersonas, sino al caso de la presencia Y, la intervencion de Dios enla historia. 2Es distinta la obra de Moises y la presencia de DIOSen

ella cuando saca al pueblo oprimido de Egipto que cuando Ieentrega la ley 0 celebra ritos religiosos? ~Es distinta la obra deJesus y la presencia de Dios en ella cu~ndo da de comer a la

multitud que tiene hambre, cuando ~rroJa. a ~os ~erc~deres deltemplo 0cuando anuncia el reino de DlOSe insti tucionaliza la cenaeucaristica? 2Llamaremos con razon a las mas «profanas» inter-

vencion natural de Dios y a las mas «religiosas- intervencion

sobrenatural?EI creyente popular latinoamericano no ve y m~nos afi r~lli1

reflejarnente algo que en ese sentido pudiera l lamarse mterven d)11

natural de Dios y algo que pudiera ser intervencion sobrenatural; a10 mas had esa distincion en terrninos de milagro, pero no '11

terrninos de una cornunicacion sobrenatural contradistinta de Linn

cornunicacion natural por parte de Dios. Puede que aprecie cosasmas 0 menos alejadas de Dios 0 en las cuales Dios se hace menospresente, pero 11.0 una division tajante entre 10 que sea obra de In

gracia y 10 que sea obra de la naturaleza, esto es, entre 1 0 natural y

10 sobrenatural. Aceptara , por ejernplo, que en los sacramentosDios se hace presente de una forma, par decirlo aSI, mas religiosa,pero no por eso desconocera que el mismo Dios de los ~aCral?en-tos se Ie haee presente en el destino de su vida y en el discurrir de

los acontecirnientos hist6ricos. Mas bien todo quedara incluido enla categoria de la voluntad de Dios: unas veces se pensarafatalisticamente que tal 0 cual cosa sucedio porque esa era la

355

Page 6: Historicidad de la salvación cristiana, I. Ellacuría - Parte 2

5/11/2018 Historicidad de la salvaci n cristiana, I. Ellacur a - Parte 2 - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/historicidad-de-la-salvacion-cristiana-i-ellacuria-parte-2 6/14

IGNACIO ELLACURIA

voluntad ?e Dios; otras veces se vera con toda claridad que "tal 0

cual .acclOn es contra la voluntad de Dios y esto no solo 0

principalmente en el campo de las acciones personales, sino en elcurso de los acontecimientos historicos.

Todo ello hace que la cuestion se plantee en terrninos distintos.

La diferencia fundamental no es entre naturaleza y sobrenaturale-

za, un~ vez entrados en la unica historia de Dios que en la misma

creacion del hombre 1 0 ha elevado a participar personalmente de

su propra Vida dlvma,. sino entre gracia y pecado. Hay acciones

que ,matan la Vida {divina) y hay aC,ciones que dan la vida (divina);aquellas son el rerno del pecado; estas son el reino de la gracia.

Hay estructuras sociales e historicas que son la obje tivacion del

poder del pecado y, adernas, vehiculan ese poder en contra de los

h?mb~es, de la Vida de los hombres, y hay estructuras sociales e

historicas que son objetivacion de la gracia y vehiculan, adernas,

ese poder en favor de la, VIda de los hombres; aqueIlas constituyen

el pecado estructural y estas constituyen la gracia estructural. Drs

von Balthasar ve ?ie~ que «el Nuevo Testamento pone frente a

frente en pnmer terrnmo dos formas de existencia: la sometida al

pecado (hamartia) y la liberada de ese pecado gracias a Cristo» 35,

pero no es justo cuando enjuicia a Medellin por hablar de

e~~ructuras mjustas y opresoras, las cuales constituyen una situ a-

cion de p,eca.do, diciendo que «las situaciones podran ser injustas,

pero en Sl r rnsmas no son pecadoras . 36. Las situaciones podran no

ser pecadoras, pero pueden ser objetivacion del pecado y pecado

ellas rrusmas e.n cuanto son [a negacion positiva de algun aspecto

esencial del DlOS de la vida. Pensar que solo hay pecado cuando

hay responsabilidad personal y en cuanto hay responsabilidad

personal es empobrecer injusrificada y peligrosamente el dominio

del pecado. La teologia de la liberacion anima a cambiar deterrni-

nadas estruc~uras en busca de otras nuevas, porque en aquellas ve

pecado y en es~as ve gracia, porque en aquellas ve la negacion de la

voluntad de DlOS y de 1a donacion de Dios mientras que en estas

ve la volu?tad de Dios y su donacion afirmadas y realizadas 37.

No qUlere esto decir que sea ociosa la pregunta clasica por 1 0natural y l~ sobrenatural. Pero no es la pregunta primera. La

pregunta pnmera es ver 10 que hay de gracia y 1 0 que hay depecado en el hon:bre y en la hlstona, pero una gracia y un pecado

no visros pnmanamente desde un punto de vista moral y, menos,

desde un pun~o de. VIsta de cumplimiento de leyes y obligaciones,

Sll10 vistos pnmanamente desde 1 0 que hace presente la vida de

35. H. Ur s von Ba lt has ar , op, cit., p . 179 .

36. Ibid.

37. Zubir i ha visro la neces idad de reconocer un pecado hisrorico, adernas de l in pecado

personal Ylin pecado original. d. X. Zubiri, NaturaLeza, htstoria, Dies, Madrid, 1963, p. 394.

356

III' I ~I (I!lAD III I ... ',AI VA I II III IIANA

I )f().~ \:11[1" los hombres. E s C~I.:I la qu . haec posibl« cl cumplirni 'II

III de lcycs y obligacioncs y 110 "~tas las que tracn consigo 1:1

l'l·l'sclh.:ia de D ios. N o es la ley la que.. salva, sino la fe y I~ ~ra .iu ,uvn que una fe y una gracia operantes y en SLl caso objerivadas

lust orica men teo

Dictarninar que hay de pecado objetivo en la situacion que vivc

,·1 pueblo latinoamericano no requiere discernimientos especial >S .

'l.llta a la vista. Ha sido reconocido por Medellin y Pu ·hl:l,

.lcn unciado mil veces por los obispos, apreciado cla rivid nr "11lL'l1ll'

"or 1 0 que podriamos llamar el sensus fidei de los pobres. Porq Ill'

para los oprimidos creyentes de America latina la injusticia y rodo

lu que trae la muerte y la negacion de la dignidad de hijos d . 11i<s,

110 es meramente un efecto historico, ni siquiera una falta Iq;:d; ~'~

l'orma lmenre pecado, es formalmente algo que tiene que vel' COil

Dios. La muerte del pobre es la muerte de Dios, es la crucifixion

conrinuada del Hijo de Dios. El pecado es la negacion de Dios y buegacion del pecado va por caminos a veces ignotos hacia In.ifirrnacion de Dios, hacia el hacer presente a Dios como dad or de

vida. La percepcion de un mundo empecatado por las ambiciones,

los odios, las dominaciones es algo alimentado por la fe y por el

scntido cristiano de quienes viven sencillamente su fe. Es una de

las formas de presentarse el pecado del mundo, que Cristo vino a

redirnir y que el cristiano debe trabajar por quitarlo, por hacerlodesaparecer del mundo. Pecado que en su generalidad no admire

muchas di squ isiciones, pero que puede presentarse concretamente

en formas mas sutiles que necesitaran analisis teologicos rna

cuidadosos.

3. La creacion, presenci~ de Lav ida trinitaria

Para profundizar algo mas en esta unica historia de Dios que s '

presenta fundamentalmente como una historia, de pecado-gra,ci,:1

pueden hacerse algunas reflexiones que pareceran un ~anto teori-

cas, pero que son iluminadoras para en tender mejor 10 que

venirnos diciendo y tarnbien pueden servir de orienta cion practica.

Todo depende de como se entienda la creacion. Si por«creacion- se entiende un acto eficiente de Dios en el cual la

creatura es un efecto separado, que a 1 0 mas tiene una remota

semejanza, la unidad de 10 creado conel creador y la posibilidad

de en t ender una sola historia de Dios quedan seriamente dificulta-

das. Puede en cambio, concebirse la creacion, como tantas veces

apuntaba Zubiri en sus cursos, de otra manera. La creacion seria

la plasmacion ad extra de la propia vida trinitaria, una plasrnacion

libremente querida, pero de la propia vida trinitaria. No se trataria

entonces de una causa lid a d ejemplar idealista, sino de una accion

357

Page 7: Historicidad de la salvación cristiana, I. Ellacuría - Parte 2

5/11/2018 Historicidad de la salvaci n cristiana, I. Ellacur a - Parte 2 - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/historicidad-de-la-salvacion-cristiana-i-ellacuria-parte-2 7/14

I NACIO LlACURIA

comunic.~tiva y auto-donativa de la propia vida divin~. Esta

plasmacion y ~uto-co~unicacion tiene grados y Ilmi tes, pa r 10 eua l

f ada cosa,. segun sus 11I~lItes, e s una forma limitada de ser Dios; esa

orn;a Iimitada no es Sll10 la naturaleza de cada eosa. La eomuni-

cacron de DIOS, la plasrnacion ad extra de la vida divina, ha tenido

un largo proceso y va orientada a la plasmacion de esa vida divina

end1a

natural~~a human a de Jesus y {J!timamente al «regreso» de

to a la creacion a su fuente originaria. En ese largo proceso se

encu~ntra la forma puramente material de la creacion, la forma de

la vida en sus dlstll1tas fases y finalmente la forma de lahumamdad y de su .historia. EI hombre como esencia formalmente

abierta y la hlston.~ en su esencial apertura son las realidades

dopde esa plasrnacion de la vida trinitaria pueden darse mas y

I~as, aunque siernpre de forma limitada, abierta pero limitadaimitada pero abierra. '

En esto consisti~ia el caracter teologal de toda las cosas

especialmente el caracter teologal del hombre y de la historia. N ;dena solo que DIOS . estuviera en todas la s casas, segun el ca racrer

e elIas, por esencia, presencia y potencia; seria que las cosas

todas, cada una ~ su modo, habrian sido plasmadas segun la vida

trrrutaria y estanan refendas esencialmente a ella. La dimension

teologal, del n;undo creado~ que no debe confundirse can la

dimension teolo,glca, estnbana en esa .presencia de la vida trinita-ria, que es lI1tnnseca a todas las cosas, pero que en el hombre

puede apr.ehend~rse como real y como principio de personalidad.

De esta dlmensloI? teologal hay estricta experiencia y a traves de

el~a ~ : yuna ,estncta experiencia personal, social e historica de

Dios . Habra grados y modos en esa experiencia, pero, cuando

sea verdadera experrenci , de la real dimension teologal del hom-

bre, de la sociedad, de la h,istoria y, en otra medida, de las eosas

pura~ente mareriales, sera experiencia, probacion fisica de la

propia d lda tnl1ltana, b~en que ~ediada, encarnada e historizada.

hi Des e esta perspectrva, no solo se ve mejor la unidad de la

istorra ,de DIOS, sino que se ve tambie':n mejor en que consiste la

dimension fundamental desde la cual ha de pensarse el problema

de la grac ra y del pecado. Todo 10 creado es una forma limitada de

sbr ~IOS y el hombre en concreto es un pequeiio Dios porque es un

a so uto relative, un absoluto cobrado. Lo que sucede es que esa

forma IlmItada, de ser Dios es en principio abierta. Esta apertura

ha de verse dll1amlCamente, pero ese dinamismo abierto no es otro

que la presencia creciente de la realidad divina en 10 dC d di . crea o.d uan ? este mamlsmo queda meramente limitado porque en unetermmado nivel creatural no ha dado mas de si dh bl davi d ' no pue ea arse to avia e pecado, sino tan solo de presencia deficiente

38. Sabr e es te s punta s, cf . el I ibro posrurno de Zubir i, El hombre y Dios.

35 8

IIIIII()~I(IJ)AI) lit I" ,AlVA It N I!I~II"N"

d· 10 divino, nunquc 'sa d 'fiei 'II 'i:! 110 pucda III xlirsc mAs 'II ' .c lc sd e p rc sc n ci as m a s ·1.vadus y 11 1 'no s deficicntcs. Pcro cuundo

esc dinarn isrno queda lirn itado , ya no en la evo lucion natural sino

CII cl pro eso hisrorico -sea personal 0 sociaJ- por una ncga 'i6"

I .liberada, la cual al ab olutizar el limite impide el dinarnisrno de

h vida trinitaria e incluso la niega expliciramente, aunquc IlO

pucda destruirla, estamos formalmente ante el peeado.

Esta absolutizacion del limite en 10 personal y en 10 social t icne

u n doble aspecto: par un lado, impide que el «mas» de Dios sc

haga presente de nuevo, y esto constituiria el elemento privru ivo y

110 formalmente negativo del Dios que quiere hacerse mas pI" 'S -n -

t c; por otro lado, absolutiza y diviniza un limite ereado y '1 1 'Se

senrido niega positivamente aDios y cae en la idolatrla. E l l ·1

pecado, aunque pueda parecer paradojico, hay una afirrnacion d '

Dios en cuanto el pecador se atiene a un bien que es presencia d '

Dios; pero hay sobre todo una negacion de esa afirmaci6n, porqu .

sc pone como presencia plena y definitiva de Dios algo que no cs

sino presencia parcial y transitoria, negando asi un «mas», el cual

es la presencia historica de 10 trascendente. Dicho de otro modo, la

idolatria, como absolutizacion de 1 0 limitado, cierra y niega 1 0 quede presencia divina hay en todo 10 histor ico. Es precisamente elcerrarse en un limite 1 0 que niega la presencia de ese «mas» y de

ese «nuevo», a traves de los cuales se hace presente la trascenden-cia en forma de revelacion personal. Se atribuye as! caracter divino

:1 10 que no 10 tiene en su limitacion, porque se absolutiza un

limite, pe ro esa atribucion y esa absolutizacion son posibles solo

desde 1a presencia de 1 0 divino, desde la dimension teologal. Mas

que de ateismo hay que hablar entonces de idolatria, de absoluti-

zaciori absoluta de 10 que tan solo es relativamente absolute. Con

1 0 cua1 la gracia se torna en pecado.

Esto, que puede parecer tan abstracto, es facil de ejernplificar

en la vida real y pastoral. Monseiior Romero, en su carta pa toral

Mision de la Iglesia en media de la crisis del pais 39, donde bus a

desenmascarar las idolatrlas de nuestra sociedad, expone desdc

esta perspectiva la idolatria que sup one la absolutizacion de tt l

riqueza y de la propiedad privada, la absolurizacion de la seguri-

dad nacional y la absolutizacion de la organizacion, Es facil vcr

como en la riqueza y en el poder se dan aspectos que tienen que

ver con la presencia de Dios, pero es claro que su absolutizacion

historica los convierte en idolos a los cuales se sacrifican todas las

otras posibilidades humanas. En el yo individual y en su libertad

hay tarnbien una presencia de algo que tiene que ver muy

directamente C011 el Dios que se hace presente y opera en la

39. Cf.]. Sobrino - 1. Martin-Bare - R. Cardenal, La uoz de los sin vaz, San Salvador,

1980, pp. 123-172; sabre las idolatrias, pp. 145-149.

359

Page 8: Historicidad de la salvación cristiana, I. Ellacuría - Parte 2

5/11/2018 Historicidad de la salvaci n cristiana, I. Ellacur a - Parte 2 - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/historicidad-de-la-salvacion-cristiana-i-ellacuria-parte-2 8/14

I NACI ELLACURIA

historia, pero la absolutizacion del yo y de su libertaci' hasta

convertirlos en idolos, es 10 que hace que la gracia se presente

como pecado. En los aparatos institucionales y en las real izaeiones

objetivas se da tambien la poteneia de Dios que va logrando una

historia mas humana y abierta mediante unas estructuras, institu-

ciones y cuerpos sociales que abren mas y mas al hombre, tanto a

los orros como a si mismo, haeia si mismo y haeia 10 que es mas

que si mismo, pero su absolutizacion idolatrica hace del limite un

obstaculo positivo y una negacion de 10 que es siempre mayor que

eua lquier realizacion objetiva y que eualquier pretension subje tiva.

Vistas aSI las eosas, es posible eoneeptuar la historia de Dios

unitariamente como una historia de gracia y una historia de

peeado. Hay mayor 0 menor presencia de la vida divina, de la

gracia y hay privacion unas veees y negacion de la gracia otras.

4. La pobreza injusta

El problema esta, entonees, en discernir que hay de gracia y que

hay de pee a do en una determinada coyuntura historica. Debe

preguntarse con todo rigor cual es hoy el pecado del mundo 0 en

que formas se presenta hoy el pecado del mundo, un pecado que es

distinto de los peeados personales, muchas veees condicionado poraquel y a la vez sus eontinuadores y prolongadores. Aqui es donde

la teologia de 1a liberacion situada en la entrafia de la praxis

pasiva y activa de los pobres ha dicho su pa1abra y ha saeudido la

concieneia de la Iglesia y en alguna forma tam bien la conciencia

del mundo.

En efecto, vista la realidad del mundo en su conjunto desde la

perspeetiva de la fe, se juzga que el pecado del mundo se expresa

hoy de forma punzante en 10 que puede llamarse la pobreza

injusta. Pobreza e injusticia se presentan hoy como 1a gran

negacion de 1a vo1untad de Dios y como la aniquilacion de la

presencia querida de Dios entre los hombres. Tanto la pobreza

como la injusticia son fenornenos ernpiricos, de cuya universalidad

no habia querido pereatarse e1 Primer Mundo, matriz de las

reologias tradiciona1es. Sin percler su caracter .empirico, que debeser analizado con la ayuda de mediaeiones cientificas, a la 1uz de la

fe aparece e1 mismo fenorneno, y no otro, como acontecimiento

fundamental de la historia de Dios con los hombres. Los pobres y

1a pobreza injustamente infligida, las estructuras sociales, econo-

micas y politicas que fundan su real idad, las eomp1ieadas ramifiea-

ciones en forma de hambre, enfermedad, carcel, tortura, asesina-

tos, etc. -realidades todas ellas tomadas muy en serio por la

trascendencia historica veterotestamentaria y por la neotestamen-

taria-, sin dejar de mostrar su caracter ernpirico van viendose a la

36 0

I II I l OR I< I [1 ,,11 [1! I" ~ '" I VA IN" I " "" N '"

IlI' l. d· lios, tal '01110 S· I' °V ·1:1 .n i:l Es rirura , '1,:' b rradi 'i6" y

uunhien (;11 la inspiracion a .tual del E spiritu . 10do cllo ·s !l1

1I1:f.!;::Ici6nel reino de ~ios y no puede pensarse en ~I a.nun·lo

sinccro del reino de DtOS dando la espalda a esa lealldnd ()

l"~hando sobre ella un manto que cubra sus verguenz~s. No cs

mcnester insistir en este punto que ha sido subrayadoprn~ ro por

h experiencia de los creyentes, luego por. el magisteno de 1: 1

t)!,lesia, final mente por la elaboracion teologica de los ext? o r r,o s . .

Correlativamente hay que responder que hay de gr~ ra . n o 1, 1

ac tual coyuntura. Desde la perspect iva de la trascendencia cnst 1:1

IlJ especia1mente la neotestamentaria, se responde, que 'p~)1' 1 0

pr~nto los pobres, empob.recidos y oprimidospor la 1I1JU.stl~I:1,~·

convierten en 1ugar prefendo de la benevolenCla y de la gl aCU'I, del

amor fiel de Dios. Este empezar a ver las ~o~as preferencialrncntc

desde los pobres es una de las caractenstlcas esenciales de btrascendencia historica cristiana: el anonadamlento que lleva a 1 :1

cxaltacion, la muerte y muerte en cruz que, lleva a l~ resurreccion,

cl padecimiento que lleva a lagloria, los mas pequenos que son los

mas grandes en el reino, los pobres a los q\,e ,s~ prorneten las

bienaventuranzas ... Todo esto es el modo historico de hacerse

presente el Dios de jesus entre los h?mbres y e~ 1a marcha de, la

historia. Todos los nombrados son signos espeClftca~ente cnsna-

nos que el Nuevo Testamento ofrece con profusion com~ lasripicas formas de rrascendencia cristiana. Con causa la teologia de

la liberacion ha repetido como uno de los text os fundamentales de

su inspiracion, las palabras veterotestamentar ias que el,ev.angellst :l

ha puesto en boca de jesus para mostrar el cumphmlento del

Antiguo en el Nuevo Testamento: «Hoy, ante, ustedes, se ~1;~

cumplido este pasaje- (Lc 4, 21), el pasaje de Isa~as que prornetc

buenas noticias a los pobres, libertad a los cautrvos, vista a los

ciegos libertad a los oprimidos (Is 61 , 1-2).Por eso, no se trata solo de la existencia de los pobr~s y c l 0 ln

coneiencia tomada por ellos en la historia de la salvaciori, punto

tenido en bastante negligencia por la Iglesia a 1 0 l argo de los siglos,

se trata de su deseo de que, en primer lugar, la Igl,esla~e conform 0

al deseo de jesus y, en segundo lugar, de su partlelpaClOn acnva en

que el anuncio del rei no se vaya convirtiendo paulatmamente. enalgo que pueda constatarse h.istorieamente. Los po~res han sido

evangelizados, han sido concientizados y han decidido poner SLl

fuerza cristiana en favor de su liberacion. Esto l o s ~leva ,a veces a

compromisos polit~cos, como sup~es.tamente su mspi racion cnsna-

na llevaba, sin escandalo, a los cnsnanos europeos a mterve.11lr en

politica con el claro apoyo, en ~se caso, de las ~utond~des

eclesiasticas. Con eierta connaturahdad ese compromlso politico

es con los sectores revolucionarios, 10 cual les pone en. conta~to

con ideologias que pueden afectarles como afectaron ideologias

36 1

Page 9: Historicidad de la salvación cristiana, I. Ellacuría - Parte 2

5/11/2018 Historicidad de la salvaci n cristiana, I. Ellacur a - Parte 2 - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/historicidad-de-la-salvacion-cristiana-i-ellacuria-parte-2 9/14

IGNACIO LLACURIA

capitalistas a aquellos cristianos europeos y latinoarnericanos.

~ero. no. p o r es~ han sustituido, como si fueran equivalentes, la

mspiracion to~alrzadora de su fe y la interpretacion totalizadora de

otras ideologias, antes al contr~rio han ido logrando que esas

IdeologI~s se vayan abnendo en SImisrnas, en su aplicacion y en sure ferenc ia a la fe c risti ana.

Se acusa por ello a la teologia de la liberacion de convertir a los

pobres evangelicos en una clase social y a la lucha por la liberacion

en una lucha de clases. Con ella quedaria favorecido el m arxismo

y las tendencias anticapitalistas, punto que parece de capitalImporta,ncia a, la ~glesia, institucionalizada, La teologia de la

liberacion estana aSI, no solo influida par el marxismo sino en el

fondo subordinada ae r. La acusa~ion es de to do punto 'incorrecta,

desde el punto de VIsta metodologico y desde el punto de vistapastoral.

Desde el punta de vista metodol6gico par cuanto confunde la

parte con el todo, 10 subordinado con 10 principal. Querer, por

ejernplo, hablar de la teologia de la liberacion de inspiracion

marxista y tomar como ejemplo principal alguna de las obras de

Jon Sobr,1l10, como e~e l caso de Ratz inger 40, es un llamativo error

rnetodologico. Podra haber mas 0 men os marxismo en otros

teologos, pero en la teologia de Sobrino su presencia es absoluta-

mente marg1l1a~. Pero es que, adernas, en el conjunto de la teologia

de .Ia liberacion .la presencia del marxismo es siempre algo

denvado y subor~ll1ado, yes, en segundo lugar, alga decreciente a

10 largo de los anos. Por otro, lado, la insistencia en los pobres,

aunque pueda favorecer en algun caso la lucha revolucionaria no

hace de ellos una clase social y en su presentacion mas estricta

rompe el e~quema de cla~~s sociales, montado sobre la propiedad

de I~s med~os de produccion, para presentarse, en cuanto interpre-

tacion teologica, como algo que des b orda par arriba y por abajo el

esquema del proletariado estrictamente tal. Desde este punta de

vI~ta, la teologia de la liberacion representa a veces una fuerte

cntlca, des de dentro a 10 que puede llegar a ser una teoria

sociologies que no se contrasta historicarnenre can las diferenciasde la realidad.

J:?esde el punta de vista pastoral, es menester di st ingui r la claraopc,lOn preferencial por los pobres de las ulteriores opciones

polrticas que dererrninados grupos sociales pueden tamar una vez

comprendida ,su ob ligacion con las mayorias oprimidas. Hay aqui

una graduacion muy precisa: pnmero es querer desde la fe trabajar

en favor de _los p obres y segundo elegir el modo mejor de hacerlo.

Aquello pnmero es una opcion puramente cristiana, 10 cual

40, j" Ratzinger, art. cit., passim,

362

III I' ~I~IIJ"'[I [II I ... 11.. 1VM I N HI'lIA"IA

I 'qui '1" pO'O rrabajo d . III xlin 'i(')l1 Y 1.:11 In cuul s . hac' t11;'IS visibl«

1 . 1 I I ' :l S C .ndcncin his tori .a cris tiana . Lo segundo pucd ' subdivid irse

I'll orras dos opciorics scc un da ria s: tra bajar en favor de lail

muyorias oprimidas desde un punto de vista metodo logicam 'Ill'

I I1 : 1S religioso (alimenracion desde el discernimiento, desdc la

..OIlV-rsion, etc.) 0 desde un punto de vista mas estricrarn ~nt '

politico (apoyo 0 afiliacion a aquellos grupos que de disriutu

forma quieren llevar adelante la causa de los mas necesitados).

!\cpecto de esta ultima operon, no es que la Iglesia no tenga nada

qL iedecir, pero evidentemente debe decirlo respetando la autouo-mia de las instancias estrictamente politicas, sin dar por a' .ntndo

que favorecen mas al reino de Dios y a las mayorias popula res

aquel las opciones poli ti cas que respetan mas las pre ferenc ias y las

necesidades de la Iglesia institucionalizada. Recordemos 56.10 d '

pasada cuantas veces ha considerado la Iglesia como alga contra lu

voluntad de Dios acciones que iban contra su poder temporal

politico 0 social, cuando en realidad eran acciones buenas en 5 1 y

que luego han resultado de gran provecho para la Iglesia.

5. El poder

La trascendencia historica cnsnana en su reasumpci6n de la

trascendencia historic a veterotestamentaria y neotestamenta riatiene un modo peculiar de relacionarse can el poder. Pareceria, en

efecto, que la tradicion veterotestamentaria propenderia a utilizar

el poder de Dios en forma de poder estatal 0 cuasi estatal,

mientras que la tradici6n neotestamentaria , siguiendo en esro

lineas ya muy marcadas en el Antiguo Testamento, querrla

abandonar ese poder para atenerse mas al poder sobre los

individuos. En esta segunda tradicion el poder religioso ida ma s a

10 personal e interior, mientras que en la primera tradicion irin

mas a 10estructural y publico. Que no es aSI del todo 10 demuestrnel empeiio secular de la Iglesia en afirrnarse como un pod r

institucional revestido incluso de caracter estatal, en la linea d '

una sociedad perfecta, al modo como 10 son las sociedadcs

estatales. Sin embargo, la trascendencia historica cristiana no

repite ni el esquema personalista ni el esquema institucionalista.

Efec tivamente , pueden esquematizarse tres modelos hi storicos,

cada uno de los cuales admite diversas variantes.

Hay un primer intento de salvar a Israel a traves del poder,

pero de un poder concebido teocraticamente. Se busca que Dios

salve al pueblo y salve a Ia historia como 10 hacen los reyes y

senores de este mundo, aunque se purifique ese modo puramente

secular de hacerlo. Modelos de este intento son el propio Moises,

los jueces, los reyes, los macabeos, etc. Este intento tiene de

363

Page 10: Historicidad de la salvación cristiana, I. Ellacuría - Parte 2

5/11/2018 Historicidad de la salvaci n cristiana, I. Ellacur a - Parte 2 - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/historicidad-de-la-salvacion-cristiana-i-ellacuria-parte-2 10/14

i NA 10 ~llACURIA

fundamental mente verdadero un elemento esencial: Dios quiere

una salvacion historica, una salvacion integral que tenga en cuenta

el estado total de los hombres y de los pueblos, de modo que la

salvacion no se reduzca a algo espiritual 0 algo trans-temporal.

Pero tiene otro elemento que se va a ir mostrando como caduco e

incluso antisalvifico; ese elemento se esconde tras la persuasion de

que la salvacion ha de venir desde el poder -poder belico,

econornico, politico, religioso, incluso poder milagroso-, esto es,

de un poder configurado segun los poderes de este mundo por mas

que se los revista de un caracter sagrado que los constituya enpoder teocrarico.

Ante el fracaso repetido de este intento, aparece historicarnente

otro de caracteristicas opuestas: el camino del poder no solo lleva

al fracaso historico y al triunfo del mal, sino que imposibilita elcamino de La sa luacion. Lo que debe hacerse, por tanto, es

abandonar el mundo a los poderes del mal y bus car la salvacion y

la santidad en la separacion de este mundo. Asi se rnerecera y se

lograra algun dia, al final de «estes tiernpos», que Dios irrurnpa en

la historia aplastando a sus enemigos, desterrando definitivamente

el pecado y haciendo un nuevo mundo para los hijos de Dios. En

este intento, 10 fundamentalmente verdadero es la afirrnacion de

que la salvacion de Dios supera y trasciende la estructura y las

posibilidades de 10 estrictamente politico; la afirrnacion, por otraparte, de que 10 politico, por muy necesario que sea, nunca podra

aportar la salvacion integral que necesita el hombre. Pero tiene

otro elemento que invalida esta solucion y es que la salva cion no es

algo que debe operar y ser presente historicarnente en las situacio-

nes reales de los hombres, de suerte que estas vayan siendo

paulatinamente transformadas hasta irse acercando a ser presencia

real, aunque no definitiva, del reino de Dios. Ciertamente, hasta

los esenios parecen reconocer la necesidad de una salvacion

historica, pues esperan y aun anticipan de distintas formas una

presencia nueva de Dios, una irrupcion triunfante de Dios sobre el

pecado de este mundo; pero no hacen histories esa espera y esa

anticipacion dejando para mas tarde esa presencia salvifica de

Dios entre los hombres y entre las cosas de los hombres. Fallan,entonces, tanto en 10 que tiene de positivo el «todavia no» como en

10 que tiene de positivo el «ya», aunque seiialan con mucha fuerza

la verdad del «todavia no» y la limitaci6n historica del «ya». En

esta misma linea deben considerarse los que esperan la salvacion

s610 en el otro mundo reduciendola en este a dimensiones

puramente interiores 0 morales, dando una auronornia tal al

mundo que 10 separan de la historia de Dios y que 10 dejan a

merced de quienes son sus dominantes, salvo en el caso que estos

dominantes limiten las riquezas y el poder de quienes se dicen

buscar aDios.

364

111'1' III 111"" I" ~AIVA IUN (~I~IIA~I'"

EI t .rc -r intCIIIO 'S ,I que mar .aria mejor In rrt sc '11(.1 .n 'i:l

histori J .risriana y bu s 'al'!a sa luar La historia ha tendo pre ent e

en lla e l poder de D ios, pcro el poder de Dios tal como se I'iv · 1 : 1

en Jesus y del modo como se revela en el. Esta presencia cs uua

pre encia verdaderamente hisrorica, que opera realmentc '11 1:1

historia y busca su transforrnacion, pero tiene un modo peculiar J 'hacerlo que no es ni el retiro espiritualista de ella ni :lSIlIl1(,,'

tarnpoco las formas del poder teocratico que facilrnente sc onvi 'I'·

te en poder idolatrizado. Concretiza historicamenr L a figlll':lS

clasicas de Moises, del Mesias, del rey de los judios, et "' '11 hfigura del siervo historico de Yahve, no para reducirla a S'I' el

protagonista de una expiacion cultual de los pecado y xlc uun

impetracion de gracia, sino para darle cuerpo historico a tray I,S 1·

su palabra y de sus accion. Superaria con ello los dos int nto :

anteriores, asumiendo 10 que tienen de verdadero y fundament. I,

pero abandonando y negando sus puntos ambiguos y falsificado-

res. Que Jesus no busco el poder teocratico es claro tras la lectura

del Nuevo Testamento; que no se retire del campo socio-historico

es tarnbien claro, si atendemos tanto a su vida como a su muerte,

Su modo peculiar de intervenir historicarnente, de hacer historica-

mente presente a Dios entre los hombres es, desde luego, anun-

ciando el reino de Dios, haciendolo presente en si mismo y

poniendolo en marcha; este anuncio y esta puesta en marcha delreino lleva como uno de sus elementos esenciales el comprometer

la causa de Dios con la causa del hombre y, mas concretamente, el

comprometer la causa de Dios con la causa del pobre. Sera Dios en

los pobres el que salvara la historia, pero en unos pobres reale

que realmente operaran sobre ella, cuando manteniendo su condi-

ci6n material de pobreza recuperan en ella la bienaventuranza

total de don de Dios.

Es en esta linea donde debe buscarse 10 peculiar de la trascen-

dencia hist6rica cristiana. Esta trascendencia presenta su novedad

como ruptura con aquello que el mundo ha entendido COIllO

«gloria» de Dios, como su presencia verdadera. Esa «gloria», qu '

ya aparece de algun modo en la grandiosidad de la naturalczc

material como el poder de la majestad divina, la han puesto loshombres en distintos factores hist6ricos, tales como la sabiduria

humana, el milagro teocratico , la ley religiosa, la riqueza y el

poder de la institucion eclesiastica. Pero estos caminos han demos-

trado que no son apertura a la trascendencia, tal como esta se nos

revel a en Jesus, sino que inmediatamente se convierten enlimites

absolutizados y, en consecuencia, se constituyen en negacion de

Dios como pecado y cerraz6n a la gracia. AI contrario, Jesus ha

desechado 10 que es grande para los hombres y ha tornado como

sacramento de Dios 1 0 que es despreciable para los poderosos de

este mundo. Esta grandeza admirada y esta pequeiiez despreciable

365

Page 11: Historicidad de la salvación cristiana, I. Ellacuría - Parte 2

5/11/2018 Historicidad de la salvaci n cristiana, I. Ellacur a - Parte 2 - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/historicidad-de-la-salvacion-cristiana-i-ellacuria-parte-2 11/14

I "IA 10 II LACUI~IA

pueden tomar distintas figuras hist6ricas, pero s iernpre ofrecen

una con stante historica: la de privilegiar al rico y poderoso y la de

dominar y explotar al que no tiene sino pobreza y debilidad. Por

eso, frente a los falsos caminos de la trascendencia historica

cristiana, hay que abrir por 10 pronto el camino de la negaci6n,

esto es, la negaci6n de los falsos caminos hacia Dios, de los falsos

dioses y de los falsos mesianismos. Hay tarnbien que propiciar

positivamente los verdaderos y cristianos caminos de Dios. Y estes

son, en contradiccion con los anteriores: la fe cristiana frente a la

sabiduria del mundo, el poder del crucificado frente al milagroteocratico, la gracia y el amor frente a la ley religiosa, la pobreza y

el servicio frente a la riqueza y el poder. Todo ello se reduce al

mandamiento del amor, solo que de un amor entendido cristiana-

mente e historizado adecuadamente.

Ahora bien, todo esto opera en la historia. Por eso, tanto la

negaci6n como Ia afirmaci6n deben tomar carne en la historia. Y

la prueba de que 10 estan haciendo no puede ser otra que la de la

persecucion, Lo que para los griegos era locura y para los judios

escandalo , para los que viven del pecado se les convierte en

amenaza y por eso responden con persecuci6n. La persecuci6n por

causa del reino es prueba fehaciente de dos cosas fundamentales en

la praxis hist6rica de la salvacion: que la salvacion anunciada se

esta haciendo presente hist6ricamente, de 10 contrario no habria

persecuci6n hist6rica; y que la salvaci6n anunciada es real y

verdaderamente eristiana, pues de 10 contrario 110 s eria contradi-

cha y perseguida por quienes represent an y objetivan los valores

anticristianos.

EI problema no esta entonces en que no debe ponerse el poder

de Dios mediado por los hombres en la mejora de las realidades

hist6ricas, sino en ponerlo como Dios quiere. Y como 10 quiere

Dios 10 sabemos primariamente en Jesus, una vez que haya podido

medirse cual es la situaei6n concreta en la cual se ha de actuar, en

Jesus que actualiza su mensaje de distintas formas y por distintos

canales, pero que sigue siendo el criterio fundamental con el cual

contrastar en nombre de Jesus.

6 , E sp ir itu al id ad

Hasta ahora se han resaltado aqui algunos aspectos objetivos de Ia

trascendeneia historica cristiana; cuando esos se dan, se da

aquella. Pero no hemos insistido suficientemente en 10 que pudiera

llamarse el encuentro personal de esa trascendencia historica

cristiana. Es, en definitiva, el problema de la espiritualidad de la

reologia de la liberaci6n, que cada dia va cobran do mayor

366

III ! Ille IIJ ld I I I" ',"1 VII ION RIS IIANII

unportancia .ntrc los c '610f:?,OS lat inoamcricanos , injus tam '111 '

ncusados d se ularistas y politizado 41,

Gustavo Gutierez ha enfocado inicialmente este terna I 'sci, In

. '.Iebre concepcion de raigambre ignaciana del «conternpla tivo 'II

la accion». La acci6n representaria el elemento obj tivo y 1: 1

conternplacion el elemento subjetivo: s610 cuando se alcanzara In

debida conternplacion en la accion debida estaria~os _en el v rd. : I-

dero camino de realizar y asumir la trascendencia hisrori a '1'IS

tiana.

El problema, por 10 pronto, est a e~, determinar CUll I 'S Inacci6n 0 el proyecto fundamental d~ a,ccl0n en el cual sc da ,'Ol

mayor plenitud la trascendenCla historica crrstiana. PU's hi '11,desde un punto de vista Iatinoamericano y, en ger:era~, terc . r rnun-dista esa acci6n es fundamentalmente una accion liberadora I,

todo' aquello que impide que el reino. de _Dios se haga pr s ntc

entre los hombres, de todo aquello que Imp Ide que DIOS se muestr '

como un poder de vida y no como un poder de muerte. Supan'esto ver como el mayor problema del mundo y el mayor pecado

del mundo aquella situaci6n universal y estructural que hace q~le

la mayor parte de la ~umanidad ;iv~ en condi.cione~ q~e el propio

santo Tomas estimana como pracncarnente imposibilitadoras de

llevar una vida humana reg i da por principios morales, situaci6n

debida a la culpabilidad objetiva -sea pecado de comisi6n0

deomisi6n- de unas minorias dominantes las cuales han hecho de 1 3

dominaci6n, de la exploraci6n, del consumismo, los dioses _~e s u

existencia institucional. En este proyecto fundamental de accion cs

donde se da actualmente la maxima posibilidad de manifestacion

objetiva de la voluntad y de la presencia del Dios de Jesus. No 7 ~este el unico pecado que hay en el mundo, p.~ro es la matrrz

fundamental de muchos otros pecados, en relacion a la cual h ~ I Y

que medirlos. Combatir este pecado hisr6rico, cuya objetivacion

puede ser seguida con facilidad, superarlo para q~e. ~e paso a una

nueva situaci6n, es el desafio fundamental de la rrusion cnstiana '11

su anuncio y realizaci6n del reino, ~i, tomamos el problem~ n

escala mundial. Ese pecado es la negacion de la pate rnidad dlVII1:1,

de la fraternidad humana descubierta en el Hijo y del arnor que ,I

Espiritu ha derramado sobre todo el mur:do; ese pecado es Ianegacion del hombre en sus derechos mas. fu~damentales; es

pecado es origen de violencias, confhctos y divisiones; ese pecado

obtura los caminos de Dios hacia el hombre y del hombre hacia

Dios,

41. CL G_ Gutier rez, Beber en su propio pozo, Lima , 1983; J Sobrino, «Espiritualidad y

liberacion-: Diah.onia (j un io 1984) , p p. 133 -157 ; L E ll acu ri a, «Esp iri tu al id ad», en C El ori st an -

1 - J - Tamayo, eds ., Conceptos [undamentales de pastoral, Madrid, 1983, pp- 301-309, dondc sc

da bibliografia.

367

Page 12: Historicidad de la salvación cristiana, I. Ellacuría - Parte 2

5/11/2018 Historicidad de la salvaci n cristiana, I. Ellacur a - Parte 2 - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/historicidad-de-la-salvacion-cristiana-i-ellacuria-parte-2 12/14

IGNACIO El lACURIA

Se trata, por otra parte, de una liberacion universal. Desdeluego de una liberacion integral que no se quede en problemasexclusivamente econornicos 0 politicos, pero tarnbien de unaliberaci6n universal. Hay que liberar al pobre de su pobreza, perohay que liberar tambien al rico de su riqueza; hay que liberar aloprimido de su ser dominado y hay que liberar al opresor de su serdominante. Y asi correlativamente. En este contraste la opci6npreferencial cristiana, sin negar su universalidad, esta clara: es en

favor del pobre, del oprimido.Pero si se quiere que esta liberaci6n sea real, esto es, que elpee ado no solo se perdone sino que se quite, habra que echarmano de mediaciones no s610 analit icas, sino tarnbien practicas. Esaqui y s610 aqui donde surge en la teologia de la liberaci6n lanecesidad de recurrir al analisis marxista y, en su caso, a praxisque pudieran considerarse como marxistas. No vamos a entrar enla discusion de este punto. Todas las paginas anteriores muestranhasta que punto puede presentarse el problema de la trascendenciahist6rica sin hacer referencia al marxisrno y sin tener que someterlas ideas cristianas a ideologias marxistas. Pero S 1 conviene sen alarque cuando la teologia de la liberaci6n pide ayuda conceptual almarxismo, no somete su discurso al discurso marxista, sino alreves; intenta as! con mejor 0 peor fortuna 1 0 que cualquier otra

teologia ha hecho .con otras «ideologias», a veces con escandalodel magisterio y a veces con tacitas aprobaciones jerarquicas, almenos tras un tiempo de recelo, a saber, potenciar su discursoteo16gico con aquellos elementos que no cierran la trascendencia,sino que la posibilitan.

Si esta es la acci6n fundamental en la cual se ha de sercontemplativo hay que preguntarse breve mente por las caracteris-ticas cristianas de esta conternplacion. El punto fundamental vienedado por la acci6n, porque intentar contemplar aDios donde Diosno quiere darse a contemplar 0 donde efectivamente no esta, puesel limite ha sido absolutizado, es un error subjetivista . La paraboladel samaritano (Lc 10, 25-37) deja en este punto las cosas bienclaras: el verdadero projimo no es ni el sacerdote ni el levita que

pasan de largo ante el dolor del marginado y malherido, sino elsamaritano que carga con el y Ie proporciona cuidado material,resolviendole as! su situaci6n en la cual injustamente se habia vistoinvolucrado. Esta accion aparentemente profana, aparentementenatural , aparentemente desconocedora de su significado es muchomas trascendente y cristiana que todas las oraciones y sacrificiosque pudieran hacer los sacerdotes de espaldas al dolor y a lasangustias de su medio circundante. Pero es que adem as la

1 ' ' ,contemp acion puede y debe someterse a mucho examen parasabe~ Sl es cosa de Dios 0 cosa idolarrica, Hay peligros en laaccion, pero no los hay menos en la contemplaci6n. Desde el «no

368

III~I III IIlAP IH I" 'IAlVA I N III~IIIINII

qui.n dice "S ciior", sillo ·1 qUI;; hucc la V()IUl1t~lJd'i 1\I(.II"l.'»,

p:1sando por tantas otras a lvcrtcncias neotl:St:1I11Clltanas Y vcr ' ro-

t .srnrncnta rias, especial mente las de Juan que unifica l o T u «

(contemplativa) con la accion de amor y las tinieblas, (oscurcc 'do-r;1S de Dios) con la acci6n de odio 0 desamor (1 I n 1, 5 55), hasrullcgar a los maestros de la contemplaci6n, nos encontra.mos '(')(\una serie de advertencias, los cuales ponen muy en guardIa contr.ialgunos tip os de conternplacion que desvian su mirada y SlI

prop6sito de la acci6n en la cual DlOS se quiere hacer r 'all11· 111e-

presente.Pero una vez identif icada 1aaccion debida, tanto en 10 que ·s vi

proyecto general de vida cristiana como en sus diversi. f~ca· ion 'I'

particulares, hay que tratar de ver algunas notas p';0plas de 1 :(contemplaci6n misma. El conternplativo en 1a accion .debe scrrealmente contemplativo, debe intentar encontrar subJett~amcnr';1 Dios en 1 0 que objetivamente est a realizando. Podra ha.bcrcristianos anonimos, podra haber experiencias atematlcas. de DJO,~,perc ese no es el ideal, sino. quees dese,able que la objetividad mas

rica se convierta en la subjetividad mas plena.Esa contemplaci6n debe ser desde el lugar mas adecuado ..E I

«desde donde- en el cual se situa uno al querer ver, es decisivepara 1 0 que se puede alcanzar aver; el horizonte y la luz que se

seleccionen son tarnbien fundamentales para 1 0 que se va aver y elmodo como se va aver. Pues bien, el lugar desde donde la luz conque y el horizonte en el cual se q':liere encontrar a J?ios es desdeluego Dios mismo, pero DlOS mediado en ese lugar sll1gu~armenteelegido par el que son los pobres de la tierra. Esta m_edlaclon de lospobres no limita, sino que potencia la fuerza ,de DIOStal como y;puede presentar en la Escritura, en la tradiciori, en el magisterio ,en los signos de los tiempos, en la propla naturaleza, en la ma.rcb(lde la historia, etc. La contemplaci6n descansa sobre una eSPJl·}t~::t-lidad de la pobreza; asi podria interpretarse la pobr~za d~ espintu,un saber vivir con espiritu la pobreza y la identificacion con hcausa de los pobres, entendida como causa. de Dios. Desde .csaperspectiva de los pobres se ven nuevos sentidos y nuevas mcita-ciones en ellegado clasico de la fe. Como es tare.a que apenas se.?ahecho a 1 0 largo de la historia, al menos ~n el nivel de la reflexionteol6gica, aparecen novedades que habian pasado ll1a~vertldaspara quienes se habian situ a do en las grandes mon~anas p~raavizorar mejor el horizonte de Dios. Contemplan mas y mejor

aquellos a los que Dios ha querido revelarse mas;

Bendiro seas , Padre , Senor del c ielo y ti er ra , porque, s i has ocult ado es tas

cosas a los sabios y entendidos, se las has r evel a do a la genre sencilla. 5 1,

Padre, bendito seas, por haberte parecido eso bien. Mi Padre me 10 ha

enseiiado todo; quien es el Hijo 10 sabe 5610el Pad re; quien es el Pad re 10

sabe s610 el Hijo y ague! a guien e l Hijo se 10quie ra revelar (Lc 10, 21-22).

369

Page 13: Historicidad de la salvación cristiana, I. Ellacuría - Parte 2

5/11/2018 Historicidad de la salvaci n cristiana, I. Ellacur a - Parte 2 - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/historicidad-de-la-salvacion-cristiana-i-ellacuria-parte-2 13/14

IGNACIO ElLACUR IA

EI texto ofrece diversas lecturas posibles 42, pero una de elias esde aplicacion a 10 que seria condicion indispensable para laconternplacion cristiana de la trascendencia historica de Dios, parala captacion de 10 que hay de Dios en Ia historia.

Es un prejuicio confundir el grado de conternplacion porque 10contemplado sea en apariencia mas 0 menos sagrado, mas 0menos interior, mas 0 menos espiritual. Se supone asi que Diosestaria mas presente, audible 0 contemplable en el silencio interior

del ocio que en el compromiso de la accion. Esto puede que no seaasi y no tiene por que ser asi. Puede ser que en el camino de Emausse encuentre a quien se esta buscando en el pasado, en el recuerdode acciones sagradas 0 que en el camino de Damasco se rompa unareligiosidad falsa y farisaica en favor de una conrernplacion yconversion cualitativamente incomparables con las del estadoanterior. No es seguro que la trascendencia cristiana se encuentrernejor en el templo que en la ciudad, y menos aun en la preocupa-cion por si mismo, en lugar de en la preocupacion por los dernas,Por otro lado, una praxis realmente cristiana, que busca desde losmas necesitados, el camino para la anulacion del gran pecado delmundo y para la implantacion de la vida divina en el corazon delos hombres y en el nucleo de las estructuras, trae consigo enormesriquezas por la urgencia y profundidad de; las demandas, por la

experiencia compartida, por la cornunicacion de 10 que se tiene,que son elias mismas hendiduras a traves de las cuales se lIega masrapid a y profunda mente al Espiritu de Cristo que anima a supueblo.

Todo ello no obsta a que deba subrayarse muy energicarnente

que hace falta conternplacion y que la conternplacion exige unascondiciones, cuyo olvido deja a la posibil idad de descubrimientode la accion verdadera en un grado muy bajo. Entre esas condicio-nes no pueden olvidarse las de indole explicitarnente revelante;querer sacar de la praxis, par muy correcta que sea, 10 que Diosquiere decir al hombre, no solo es err6neo, sino heretico, porqueaunque Dios habla y ha hablado «en multiples ocasiones y demuchas forrnas» (Heb 1, 1), nos ha hablado definit ivamente por elHijo; en esta misma linea hay que situar toda la revelaci6n y en sucaso la tradici6n. Tampoco pueden olvidarse las condiciones devida personal, porque aunque Dios puede manifestarse al maspecador, no hay duda que 10 normal es que esa rrianifestacioncomience por la conversion y la purificaci6n: son los limpios decoraz6n los que mejor veran aDios (Lc 5, 8). Y tampoco puedendescuidarse las debidas condiciones psico16gicas y metcdologicas;aunque la inrnersion en Ia accion posibilita riquezas enormes derealidad, se requiere de momentos especiales para que se pueda

42. M. E. Boi smar d, op. cit., pp. 169-170.

370

III ~ I HI< Iii '" U P t I ' " '1" I v '" LI N t R I ~ I I A N A

I ' l ' .ogcr y profund izar .onsc i nu e m -rue cl el~ rrc hoquc de b p:I I :\-hra d D io s qu ' se cscucha t.:11 la r t.: ve l3 cI 0I 1. c o~ ' l os p ro bl '1 \l :, ls

urgcntcs que suscita 13 r .a lid ad en la mediacion de la prOII:1

m isrnidad. ,1::'.1ontemplative en la accion puede significar tan solo aquc}I:1

contcmplacion que se puede y se debe tener mientras se actua.Aqui se le da un significado mas ~mpho, el cual no sc r ,duel:tampoco a contemplar 10actuado, SInOa hacer de 10actuado U de10 por actuar alga que pueda llamarse estnctamente contcrnplu-

Lion, encuentro de 10que hay de Dios en las cosas y encu I~CI'O I·Dios mismo en las cosas. No hay, pues,. aqui un~ puerta abi .rtu IIIactivismo a un abandono de to do retiro espiritual 111. ~1 'nos detad a celebraci6n liturgica. Al contrario, se busca explicita r '11 '"

palabra, en, la cornunicacion, en la viven~i;, 10 que de ll1an~r.::

menos explIcita se ha encontrado en la accron. : sabemos que S

ha encontrado en la accion, primero porque aSI 10 ha ,prometldoJesus en el caso de un compromise cr_ist iano con los mas neceslt,a-dos y, segundo, porque en el dlscernlmlento de la co.ntempl/actonse contrasta 10 que es de Dios y 10 que es contra DIOS, ASl, p~rejemplo, cuando la celebraci6n de la palabra, las reuruones peru-tenciales 0 las eucaristias han sido cargadas de todo 10que se ex!gepersonal y comunitariamente al trabajo del que en ella.s partlclpa(opus operantis), es cuando su propra gratuita efectividad (opus

operatum) se da y se recibe en pl~11ltud. Hay, pue~, en estaconternplacion un esfuerzo por actualizar 10 que ya esta p:-esen,te;es esto ya presente el principio fundamental de la actualizacion,pero necesita de una subjetividad preparada para que se cumpla de

modo mejor la actualizacion. . ,Finalizamos aqui el esquema de 10 que debena ser un trata-

miento de la trascendencia historica cristiana. Otros temas debe-

dan ser tratados, especialmente el de la, I?les1a. c?mo 4 / 0(111;:1,privilegiada de mostrar la rrascendencia histories cnstiana .' y I~ stemas aqui apuntados deben ser anahzados con. mayor ngoI. Pew10 que se pretendia era mostrar la irnportancia del problema yalgunos elementos para su ~o~ucion 0, ~Im~nos, para ~na ulten~rdiscusion. Pannenberg escribia: «La historia es el horizonte mas

inasible de la teologia cristiana» 44. Del arti~ul0 en que ~eencuen-tra esa frase se desprende que para e I no s~lo la teolo.gla, S1110arevelacion misma encuentra en la historia su honzonte mas

43. Uno de los lugares en l os que a modo de ejer nplo practi co puede vislurnbrarse este

problema, esen torno a lp rob lema de las organ izac iones populates en ElSa lvador, tal como s·

refleja en la publicacion Iglesia de los pobres y organizaciones popular:s, San Salvador, 1979.

Aqui se anal iza una car ta pastoral de ~onsei ior Romero ~ monsenor RIvera sabre est e

problema. En general, sepodria apelar aqui a toda 13 bibliografia sabre la Iglesia de los pobres.

44. W. Pannenberg, Grundfragen systematischer Tbeologie, Gomogen, 1 967, p . 22 .

371

Page 14: Historicidad de la salvación cristiana, I. Ellacuría - Parte 2

5/11/2018 Historicidad de la salvaci n cristiana, I. Ellacur a - Parte 2 - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/historicidad-de-la-salvacion-cristiana-i-ellacuria-parte-2 14/14

I NACIO LLACURIA

globalizador. Efectivamente es asi, Una historia que abarca tanto

la historicidad de las existencias personales como la historia real

de los acontecimientos ernpiricos, una historia que no es ni Ur-geschichte ni Uebergeschichte, pero que es, en su mismo caracter

ernpirico, trascendente, esto es, abierta aDios porque en ella Dios

se ha hecho primero presente.

La trascendencia historica no es entonces un tema exclusivo de

la teoiogia de la liberacion, pero esta tiene un modo propio de

entender 10 que es formalmente una trascendencia hist6rica cristia-

na. En las paginas que preceden se ha procurado indicar algunasformas de expresar ese modo propio. Con ello, se ha querido

sef ialar la peculiaridad y la universalidad de la teologia de la

liberaci6n y, al mismo tiempo, su novedad y su tradicionalidad.

No se ha expuesto 1 0 que los teologos de la liberacion han pensado

sobre este punto; se ha pretendido tan s610 mostrar una de las

formas posibles de conceptualizar el problema. Sobre el hay

todavia mucho que trabajar desde estudios biblicos, herrneneuti-

cos, dogrnaricos y pastorales. Pero la teologia de la liberaci6n

muestra todavia tal vita Iidad que es de esperar que esos trabajos se

vayan realizando.

372

LIBERTAD Y LIBERACION

Juan Luis Segundo

Casi podria darse por descontado que la idea de liberaci6n 0 de

libertad no deberia exigir tratarniento especial en una obra donde

se intenta resefiar y explicar los conceptos fundamentales de la

teologia de la liberacion, El conocimiento comprensivo de estes

deberia !levar, en efecto, como par una rica convergencia, al

conocimiento de aquella.Pero este trarnite cognoscitivo tranquilo se halla demasiado

amenazado por el contexte polernico en que ha debido mover c

esta teologla que, no por casualidad, !leva el nombre de «teolo ia

de la liber aciori», aun en las criticas que de e!la hace el magisterio

de la Iglesia 1.

El hecho de que aparezca en este titulo como el genitivo de la

palabra «teologia» parece dar a «liberacion. (y a sus antecesor 's

sernanticos, como «libertad», «liberar» 0 «[ibrar») un matiz un 5 1

es no es ya chocante. Y que, por ello mismo, merece exarnen,

Esto se percibe hasta en expresiones neutras 0 aun benevolen-

tes. Un teo logo latinoamericano explicaba el surgimiento d Inteologia de la liberaci6n como resultado del Vaticano II. El dialogo

con el mundo que, a partir de el, se instauro 0 impulse, «no. 61

destrono ricas sistematizaciones del pasado ... , sino que hizopenetrar en el interior de la teologia, hasta entonces tranguila y

uniforme, la turbulencia del pluralismo cultural rein ante en lasociedad. En otras palabras, hizo que entrara dentro de la sacratheologia una ternatica multiple, responsable del nacimiento de las

teologias del genitivo (teologia del progreso, de la historia, etc.)» 2.

1. Sagrada Congregacion para I. Doctrina de I. Fe, Instruccion sobre algunos aspectos de

fa «Teologla de la Liberacion», Roma, 6 deagosro de 1984,

2. M. de F ra nc a Miranda, «Vi sao p anorarni ca d e reo lo gi a e spe ci al rn en te no B ra si l»,

373