historia de anestesia

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Historia de la Anestesia Dr. Mayid Barzuna Ulloa, Máster en Endodoncia. El dolor y la enfermedad han sido un binomio desgarrante que ha acompañado al hombre a lo largo de toda su historia. Desde las épocas más remotas nos han llegado pruebas de los padecimientos de nuestros antepasados, y es por esto que no se pueden olvidar los sucesos que directa o indirectamente han contribuido a la lucha contra el dolor, ni tampoco a los pioneros que de una u otra forma tuvieron una participación importante en el nacimiento y desarrollo de la anestesia en odontología. El hombre ha buscado los medios para aliviar el dolor, y vencerlo ha sido el mayor y más constante esfuerzo en su lucha por sobrevivir. Los primeros intentos por evitar el dolor humano comenzaron 3000 a.C., en las civilizaciones asentadas a orillas del Tigris y el Éufrates, los cuales usaban narcóticos vegetales, como la adormidera, la mandrágora y el cannabis, que se cultivaba en Persia o en la India. Estas plantas también eran utilizadas en la cultura egipcia. Los asirios conocían un método eficaz, aunque no exento de peligro, que consistía en comprimir la carótida a nivel del cuello, con la consiguiente isquemia cerebral y la aparición de un estado comatoso, el cual era aprovechado para la cirugía. Entre el 460 y el 377 a.C., Hipócrates y Galeno usaron la “esponja soporífera”, que era una esponja impregnada con una preparación de opio, beleño y mandrágora, entre otras. Se sabe que los griegos usaban infusiones de hierbas de varios fármacos para provocar el sueño, según lo descrito por Homero en La Odisea. Este brebaje incluía el loto (quizás la fruta del azufaifo africano o el almez del sur de Europa). Hipócrates El mismo Hipócrates describe el uso de la corteza del sauce blanco, precursor del ácido Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 8. Enero – Abril 2007

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Historia de la Anestesia

Dr. Mayid Barzuna Ulloa, Máster en Endodoncia.

El dolor y la enfermedad han sido un binomio desgarrante que ha acompañado al hombre a lo largo de toda su historia. Desde las épocas más remotas nos han llegado pruebas de los padecimientos de nuestros antepasados, y es por esto que no se pueden olvidar los sucesos que directa o indirectamente han contribuido a la lucha contra el dolor, ni tampoco a los pioneros que de una u otra forma tuvieron una participación importante en el nacimiento y desarrollo de la anestesia en odontología.

El hombre ha buscado los medios para aliviar el dolor, y vencerlo ha sido el mayor y más constante esfuerzo en su

lucha por sobrevivir. Los primeros intentos por evitar el dolor humano comenzaron 3000 a.C., en las civilizaciones asentadas a orillas del Tigris y el Éufrates, los cuales usaban narcóticos vegetales, como la adormidera, la mandrágora y el cannabis, que se cultivaba en Persia o en la India. Estas plantas también eran utilizadas en la cultura egipcia.

Los asirios conocían un método eficaz, aunque no exento de peligro, que consistía en comprimir la carótida a nivel del cuello, con la consiguiente isquemia cerebral y la aparición de un estado comatoso, el cual era aprovechado para la cirugía.

Entre el 460 y el 377 a.C., Hipócrates y Galeno usaron la “esponja soporífera”, que era una esponja impregnada con una preparación de opio, beleño y mandrágora, entre otras.

Se sabe que los griegos usaban infusiones de hierbas de varios fármacos para provocar el sueño, según lo descrito por Homero en La Odisea. Este brebaje incluía el loto (quizás la fruta del azufaifo africano o el almez del

sur de Europa).

Hipócrates

El mismo Hipócrates describe el uso de la corteza del sauce blanco, precursor del ácido

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acetilsalicílico, y lo recomendaba para aliviar dolencias de parto.

Las bebidas alcohólicas han sido ampliamente utilizadas en la antigüedad como analgésicos en las intervenciones practicadas. Así, los habitantes de las riberas del Ganges usaban el vino, el cual los chinos mezclaban con hachís. Estos últimos, además, avanzaron en el terreno de la acupuntura al aliviar el dolor con agujas.

En el mundo grecorromano, se concebía la cirugía desde un punto de vista práctico. Hipócrates, el gran físico griego, decía que, una vez reconocida la lesión, el cirujano debía "preparar adecuadamente el campo, colocarse en un lugar bien iluminado, tener las uñas cortas y ser hábil en el manejo de los dedos, sobre todo el índice y el pulgar.

Celso afirmaba que el cirujano "debía tener mano firme, no vacilar nunca, siendo tan diestra la izquierda como la derecha, vista aguda y clara, aspecto tranquilo y compasivo,

ya que desea curar a quienes trata y, a la vez, no permitir que sus gritos le hagan apresurarse más de lo que requieren las circunstancias, ni cortar menos de lo necesario. No debe permitir que las muestras de dolor del paciente causen la menor mella en él ni en lo que hace".

En Europa, en la Edad Media, los monjes conservaron los antiguos códices griegos y romanos, por los que sentían

verdadera veneración. Al lado de las abadías era frecuente el cultivo de plantas curativas.

El opio extraído de la adormidera era un buen remedio analgésico, y era frecuente la utilización de la "esponja somnífera", con generosas dosis de opio y beleño, aunque su uso posteriormente fue restringido por la propia Iglesia Católica, ya que se le relacionaba con prácticas ocultistas.

en el mundo isrecomendaba de futilización y se exal

Celso

La flor de opio

Avicenna, médico importante tratado canon de la medresaltaba la anatompara el dolor en elEste texto fue utiliz600 años y llegó esencial de estudiinglesas. En estdescribe unos 15 inflamación. El impeuso del opio despuimperio romano pore India. Avicenna n

Galeno

Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 8. Enero – Abr

Reuniones en donde se

consumía opio

El vino suplió y relegó al opio como analgésico en el mundo

cristiano, contrario a lo que sucedió

lámico, donde se orma insistente su taban sus virtudes.

persa, escribió un en el siglo XI, El

icina, en el que ía de los receptores ventrículo anterior. ado durante más de incluso a ser base o en universidades a obra, Avicenna

tipos de dolor e rio árabe divulga el és de la caída del

toda Persia, Malasia o sólo lo recetaba a

il 2007

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Avicena

todos sus pacientes, sino

que desgraciadamente falleció en 1037 por intoxicación y

consumo desordenado.

India

El budismo del siglo V a.C. planteaba el dolor como una frustración de los deseos y, por tanto, lo localizaban en el alma.

En su primer sermón pronunciado en el jardín de las gacelas en Benares (India), Siddharta Sakia Muni Gautama (Buda), quien nació probablemente en el 556 a.C., en Kapilavtsu, Himalaya, actual Nepal, anuncio su doctrina, la buena ley para que los hombres puedan liberarse y alcanzar la salvación: las cuatro nobles verdades y el camino de los ocho pasos que constituyen la esencia de la doctrina budista. Buda a los 35 años reconoce en el mal (el dolor) la causa de todos los sufrimientos. La primera de las cuatro verdades dice: "El dolor es universal. Nadie puede liberarse de él, desde el nacimiento hasta la muerte".

Es importante recalcar que los hindúes y budistas fueron los primeros en señalar la importancia del

componente psicológico del dolor, aunque de manera sobredimensionada.

Paralelamente en el tiempo, el médico indio Charaka, en el año 100 a.C., reflejaba la farmacopea india en tres grupos: el "mantras" (formulaciones mágicas y actos religiosos); el segundo compuesto de dietas y alimentación; y, finalmente, un tercer grupo que era la curación de la mente, con lo cual se eliminaba la causa que producía dolor.

China

Los antiguos chinos creían que el dolor era una pérdida del equilibrio del ying y el yang; para ellos el dolor se asentaba en el corazón.

La base de la medicina china se afianzó durante el reinado del emperador Shen Nung (2800 a.C.), quien se había convertido en autoridad médica por su buen uso de plantas medicinales.

Huang Ti (2600 a.C.) producía analgesia y anestesia de dos maneras: dando hachís a sus pacientes y con acupuntura, para la cual tenía identificados 335 puntos, distribuidos en 12 meridianos que atravesaban el cuerpo.

Además, inició el uso de la moxibustión, al encender pequeñas cantidades de

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artemisa sobre la piel del paciente para aliviar el dolor.

Toda la influencia

nervioso central (SNC), en el cual el corazón es motor y origen del dolor.

Herófilo y Erasístrato, entre 315 y 280 a.C.,

médica china se propagó por Corea y Japón en el siglo X, y llegó a Europa a finales del siglo XVII. No hay

indicios del uso de opio y derivados en China hasta el siglo III-IV.

Grecia

En la Grecia antigua, personas afectadas por algún dolor se iban a dormir a los templos de Esculapio, dios de la medicina, donde los sacerdotes les administraban pociones, vendajes y energías místicas (opio). Se levantaron multitud de templos para este fin. Los druidas utilizaban la reina de los prados, Filipéndula ulmaria, que posee precursores del ácido acetilsalicílico.

El primer fundamento organicista de dolor la pusieron algunos sabios griegos, quienes defendieron la tesis de que el cerebro era el órgano regulador de las sensaciones y el dolor. Otro gran grupo, encabezado por Aristóteles, defendía la teoría de que el dolor viajaba a través de la piel, por la sangre, hasta el corazón.

Aristóteles fue el primero en plantear el dolor como una alteración del calor vital del corazón, a su vez determinado por el cerebro. Con este razonamiento se encaminaba a entender el sistema

defendían la postura aristotélica del dolor, al señalar que el cerebro es el órgano vital. Esta teoría se mantendría viva durante casi 23 siglos.

En los inicios de la era cristiana (50 d.C.), el filosofo y médico Dioscórides, también llamado Pedanio, fue el primer hombre en usar el término "anaisqhsia" (anaiszesía), para describir los efectos similares a los narcóticos de la planta mandrágora. Esta palabra esta formada por el prefijo "a/an", sinónimo de "sin" y el sustantivo aisqhsiV (áiszesis), que se traduce muy bien por "sentido". Del mismo modo nosotros decimos tener cinco "sentidos", los griegos decían tener cinco aisqhsiV (áiszesis).

Entre el 130-200 d.C.,

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Paracelso, genio del Renacimiento (siglo XVI), y Raimundo Lullio mezclaban ácido sulfúrico con alcohol caliente (éter sulfúrico) y descubrieron que

producía un profundo sueño. Las conclusiones de este hallazgo se perdieron en los archivos de Nürenberg, lo cual retrasó la aparición de la anestesia moderna en 300 años.

Civilizaciones indígenas americanas

Durante los años 400-700 a.C., los incas peruanos tenían la creencia de que la hoja de coca representaba un

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regalo de Manco Capac, hijo del dios del Sol, en compensación por todo el sufrimiento humano. Este regalo producía "satisfacción al hambriento, vigor al cansado y olvido de las miserias al desdichado".

Empaquetaban

las hojas en forma de bola y la llamaban "cocada". Las cocadas eran vertidas sobre

la herida quirúrgica, mezcladas con cal o ceniza y saliva del cirujano, para producir analgesia. Podríamos considerarlo como el principio de la "anestesia local", y llegaron incluso a realizar trepanaciones con esta primitiva técnica.

Estos primitivos pueblos reconocían el adormecimiento en lengua y labios al masticarla (de esta forma se liberaba el alcaloide activo), que en quechua significa "kunka sukunka" (faringe adormecida). Este hecho fue descrito por el cronista español Bernabé Cobo en su Historia del Nuevo Mundo.

J. Hipólito Unanue, en 1794, en Lima, escribió su primer ensayo químico acerca de la planta de coca: "Sobre el cultivo y virtudes de la famosa planta del Perú llamada Coca".

En toda Sudamérica existían tribus, en su mayoría nómadas, entre las cuales la coca estaba muy difundida. Las características fundamentales de su medicina fueron las de todos los pueblos primitivos, entre mágica y empírica. El hechicero jugaba un papel básico.

Los mayas (México) daban estramonio (que contiene diversos alcaloides del tipo de la atropina y de la escopolamina) a las mujeres como "anestésico en el acto del parto, para paliar el dolor". La cultura maya promulgaba el dolor como sinónimo de muerte: "Dicen que el dolor, es el hijo del aire y de la tierra, que son elementos indispensables para la vida, dicen que se viste con amplios ropajes blancos y blande un puñal, y que se hermana con aquella que viste de negro y siempre lleva una guadaña. Parece, pues, que el dolor es el compañero inseparable de la muerte, la constatación y la prueba del sufrimiento último, que paradójicamente es el cese de todas las emociones".

Siglo XVIII en adelante

Debido al gran avance en las ciencias paramédicas como la anatomía, la física o la química, es en este siglo cuando se pasa de un tratamiento analgésico-anestésico completamente empírico, a

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una época científica que perdura hasta nuestros días.

El nacimiento de "la anestesia moderna" y la "analgesia farmacológica" marcó esta época.

Europa

Durante el siglo XVIII aparecen dos corrientes originales frente al dolor: el mesmerismo, basada en un dudoso poder curativo de las manos; y otra fundamentada en los avances de la química moderna, concretamente en el campo de los gases. Estos últimos van a impulsar el desarrollo de la anestesia.

En 1774, el sacerdote inglés Joseph Priestley, teniendo referencia de los estudios de Boyle, descubre y prepara el oxígeno, óxido nitroso y el nítrico, etc. Nace, así, la neumoterapia, la cual se difundió por toda Europa durante este siglo.

Durante más de 20 años se consideró que el óxido nitroso era mortal, pero en 1796, un atrevido inglés, Humpry Davy, aprendiz de farmacia y ayudante de cirugía, decidió aspirar el gas. En vez de fallecer, experimentó una serie de sensaciones placenteras y extraordinarias. Un día, en la pequeña localidad inglesa de Penzance, inhaló el gas (nitrous oxide) varias veces para mitigar el dolor de una afección dental, y se dio cuenta de que era analgésico, podía masticar y, además, no podía parar de reír. Davy afirmaba que el óxido nitroso parecía capaz de calmar el dolor físico y podía ser usado con ventaja en las intervenciones quirúrgicas.

Posteriormente, Davy publica un trabajo en 1800, en el que hace esta

profética afirmación: «Como el óxido nitroso, entre sus diversos efectos, incluye el de aniquilar el dolor físico, podría probablemente ser usado con provecho en las operaciones quirúrgicas que no impliquen grandes hemorragias sanguíneas». A finales de la década de 1830-40, muchos actores ambulantes a menudo caracterizados de profesores, viajaban a lo largo de los Estados Unidos haciendo demostraciones sobre los efectos del óxido nitroso; uno de ellos fue Gardner Quincy Colton.

Este gas empezó a ser popular entre algún sector de la sociedad por sus "propiedades hilarantes" y se utilizó como diversión en las "ether parties" (fiestas de éter). El gas perdió credibilidad médica y fracasó toda la corriente neumológica existente. H. Davy abandonó la "anestesia" y se dedicó a la investigación de la física y química pura.

A lo largo de la historia, el hombre ha luchado por vencer el dolor mediante diferentes métodos, según los conocimientos a su alcance, lo cual logró de forma parcial en algunos momentos. En el siglo XIX se inicia “realmente” el camino escabroso, pero ascendente de la victoria del hombre contra el dolor.

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Siglo XIX

Gay Lussac recibió la aparición de la morfina con entusiasmo, considerándolo "el medicamento más notable descubierto por el hombre". P. Syng, en Estados Unidos (1800), describió las dosis tóxicas de alcohol para reducir fracturas que también eran utilizadas por los dentistas.

En 1818, Michael Faraday, gran químico y físico inglés, alumno de Humphry Davy, publicó: "Si se inhala la mezcla de vapores de éter con aire común, se producen efectos similares a los observados con el óxido nitroso". Davy y Faraday estaban abriendo las puertas al futuro de la anestesia, aunque, como ya le ocurriera a Paracelso, no supieron darse cuenta de la transcendencia del descubrimiento.

Serturner, farmacéutico de Westphalia, se dio cuenta de que al tratar el opio con amoniaco quedaban unos cristales blancos, que purificó con ácido sulfúrico

y alcohol. Estos "residuos"

producían sueño en los animales, por lo que él lo

denominó morfium (1804), en honor al dios del sueño Morfeo.

Este científico, al igual que Davy, probó la morfina durante una afección dental y sintió una considerable disminución del dolor. Serturner desentrañaría los misterios del beleño, mandrágora y belladona, que dejarían de ser hierbas “diabólicas” para surtir a la medicina de alcaloides y analgésicos.

En 1827, E. Merck & Company comercializó por primera vez la morfina.

En 1842, Crawford Williamson Long, modesto médico y dentista rural de 27 años, un 30 de marzo, en Jefferson, Georgia, EE.UU., le extrajo a un paciente y amigo, llamado James Venable, un tumor en el cuello después de dormirlo con éter hasta el punto de no sentir nada. Por primera vez en la historia del hombre pudo decirse: "se acabó el dolor". Long no había inventado el éter, aunque sí era asiduo a esas reuniones donde lo inhalaban. Sin embargo, circulaban rumores en la ciudad de que Long estaba poniendo en peligro la vida de los pacientes y así, amenazado de linchamiento por sus conciudadanos, Long abandonó la práctica de la "anestesia".

Este dentista nunca hizo público su descubrimiento y 4 años más tarde, otro dentista, en Boston, William Thomas Green Morton, publicó los mismos

hallazgos y le dieron un reconocimiento de US$100.000. Años después, la comunidad científica reconoció su error y le retiró el premio.

Actualmente, en EE.UU., el 30 de marzo se conmemora como el "Día del Médico" en honor a Long y a su descubrimiento; no obstante, a nivel mundial se da el crédito de descubridor de la anestesia a Horacio Wells.

Wells, joven dentista de la ciudad de Hartford (Connecticut), se merece el honor de ser uno de los pilares de la anestesia moderna. Durante los días 10

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y 11 de diciembre de 1844, mientras presenciaba una exhibición pública de gas hilarante (óxido nitroso) realizada por Galdiner Quincy Colton, observó cómo uno de los presentes no padecía dolor alguno después de haber inhalado y haberse destrozado uno de sus muslos en una caída. Intrigado y buscando paliar el dolor de sus pacientes, inhaló él mismo el gas y se dejó extraer un diente por otro dentista llamado John M.Riggs sin dolor alguno. Había nacido la anestesia moderna.

Entusiasmado por el descubrimiento, se dirigió al Hospital de Harvard

(Massachussets) donde consiguió permiso, en enero de 1845, para realizar una demostración. Esta

resultó un rotundo fracaso, pues el paciente, en mitad de la cirugía (extracción dentaria), empezó a gritar de dolor. El paciente era de constitución alta y robusta, y posteriormente se comprobó que tenía antecedentes de etilismo. En suma, era un paciente poco apropiado para ser anestesiado con óxido nitroso como anestésico único. Wells fue expulsado, y se le tachó de impostor y farsante. Nuevos intentos en su ciudad le llevaron a administrar excesivas dosis de gas, que provocaron grandes sustos y fracasos.

Wells fue encarcelado en Nueva York y olvidado por todos, posteriormente obsesionado y

desanimado por su fracaso con la anestesia y con el óxido nitroso, se suicidó el 24 de enero de 1848, a los 33 años de edad, cortándose la arteria radial y femoral e inhalando cloroformo, no sin antes demandar a Morton de plagio.

Un 30 de septiembre de 1846, William Thomas Green Morton, discípulo de Wells y dentista en Boston, administró

anestesia a su paciente Eben H. Frost y le extrajo exitosamente un diente y sin dolor. Frost había solicitado a Morton que lo hipnotizara (mesmerismo), pero Morton, buscando un agente para

aliviar el dolor, usó "letheon" (éter sulfúrico), en vez del ya conocido NO2.

La idea de la utilización de este gas probablemente la obtuvo de un profesor de química de la Facultad de Medicina, Charles T. Jackson que, sin duda, sabía de los experimentos de Wells desde 1845.

Por este entonces, Morton estudiaba el segundo año de la carrera de medicina y por ello pidió permiso al profesor de Cirugía de Harvard, Dr. John Collins Waren, para hacer una demostración pública de los efectos del éter en una operación mayor. Después de obtener el permiso, se fijo la demostración para el 16 de octubre de 1846, a la 10:00 a.m. El paciente fue Gilbert Abbout, un joven de 17 años a

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quien se le extirpó sin dolor un tumor en el cuello.

Esta fecha es considerada históricamente como el día en que se realizó la "primera anestesia general".

Oliver W. Holmes, decano de Harvard, bautizó la técnica como "anestesia" en 1846 y, ante los signos inequívocos de esta, se volvió hacia los asistentes en el anfiteatro y les dijo: “Señores, esto no es una farsa”.

A partir de esta fecha se abrieron nuevos caminos en la historia de la anestesia y se ha dicho que es la mayor contribución que ha hecho Estados Unidos a la Medicina.

En los meses y años siguientes se comenzó la administración del éter como anestesia quirúrgica en la mayor parte del mundo:

-15 de diciembre de 1846, A.J.J. de Lauballe, en el Hospital Saint Louis, París, Francia, administró la primera anestesia con “Letheon” (bautizado así por Morton).

-19 de diciembre de 1846, J. Robinson, en Londres, extrae una molar bajo anestesia con éter.

-En enero de 1847 se llevó a cabo la primera anestesia con éter en Alemania, administrada por J.F. Heydelfer.

-7 de febrero de Inozenetsev realiza la bajo anestesia con Universidad de Moscú.

Aunque Wells y Jacksplagio a Morton, nadiea William Morton, su méxito en Europa y Estad

Morton empobrecido "por sus amigos", muYork, a mediados decon 49 años, en un estconfusión. Una vez muesiempre ocurre, losvaloraron su hazaña intumba: "Aquí yace Wdescubridor e inventor Antes, la cirugía eragonía. Por él fueraniquilados los dolorReconocimiento de losBoston".

Jackson, al conocer desintió totalmente destro

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1847, F. I. primera cirugía

éter en la

on acusaron de le puede negar érito y su gran os Unidos.

y desacreditado rió en Nueva julio de 1868, ado de completa rto y como casi

conciudadanos scribiendo en su .T.G. Morton, el de la anestesia. a sinónimo de

on vencidas y es del bisturí. ciudadanos de

este epitafio, se zado y cayó en

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el alcoholismo. Finalmente, muere en un hospicio a los 75 años.

Estos acontecimientos son relevantes, ya que todos estos investigadores fueron los precursores de la anestesia general inhalatoria y, por tanto, merecen el reconocimiento de la humanidad. Ellos tienen el mérito de haber descubierto la anestesia general y de haberla introducida a la medicina.

Carl Koller, un médico vienés, introdujo la cocaína como anestésico, gracias a las recomendaciones dadas por Sigmund Freud, quien no estaba interesado en la anestesiología ni en la cirugía.

En 1984, Hall y Hallstead demostraron el valor quirúrgico de la cocainización neural, por medio de experimentos realizados en ellos mismos y en otras personas. Hall anestesiaba el nervio infraorbitario y Halsted el nervio dentario inferior.

En 1903, Braun añadió adrenalina o epinefrina a soluciones de cocaína. De esta manera prolongaba la duración del anestésico. La adrenalina es la marca registrada de la epinefrina, la hormona

de la médula suprarrenal.

desarrollado posteriormente en los laboratorios Bayer. Resulta extraño que a pesar de que esta se convirtió en el anestésico más usado del mundo, su descubrimiento haya sido olvidado por la comunidad científica.

Sigmund Freud

Einhorn no es mencionado en las enciclopedias y es prácticamente desconocido; es una borrosa figura de la que se sabe solamente por unas pocas líneas en algunos textos sobre anestesia.

A partir de este momento, le siguen en aparición: Benzocaína, Nupercaína, Tetracaína, Lidocaína (Xilocaína), Cloroprocaína, Bupibicaína y Etidocaína.

Anteriormente al descubrimiento de la anestesia, todo fue oscuridad, ignorancia y sufrimiento durante siglos. Con la anestesia general y su introducción a la medicina, se logró alcanzar uno de los mayores acontecimientos en la historia de la humanidad, “la supresión del dolor”.

En 1905, Alfred Einhorn y colegas descubrieron la novocaína (clorhidrato de procaína), producto

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