historia bibliotecas y el libro
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trabajo de investigacion sobre la tematica bibliotecariaTRANSCRIPT
UNIDADES DE INFORMACIÓN
INTEGRANTES
MONTENEGRO CASTILLO MIGUEL ANGEL
GONZALEZ DIAZ LUIS FERNANDO
PROFESORA
Maria Nancy Uribe Cuellar
UNIVERSIDAD DEL QUINDÍO
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y BELLAS ARTES
PROGRAMA DE CIENCIA DE LA INFORMACIÓN Y LA DOCUMENTACIÓN,
BIBLIOTECOLOGÍA Y ARCHIVÍSTICA
METODOLOGÍA Y ESTRATEGIAS EAD/VIRTUAL
2012
INTRODUCCIÓN
Con este trabajo buscamos apropiarnos de los pilares básicos en fundamentación
histórica que para los bibliotecólogos es de suma importancia. Entender los conceptos
de origen, interactuar con los primeros elementos de escritura y organización nos
muestra la magnitud de la archivística desde tiempos casi inmemoriales.
PREGUNTAS
1. Qué es la escritura y que impacto generó a través de la historia?
2. Cuáles son las civilizaciones a las cuáles se les atribuye los primeros escritos?
3. Cuáles son las clases de escrituras, cuáles las más representativas y las
civilizaciones a las cuáles se les atribuye los primeros escritos.
4. Cuál ha sido la importancia de la imprenta y el impacto de su invento en la
sociedad
5. La historia de las bibliotecas desde sus inicios hasta la época actual.
6. Historia del libro a través de la historia.
7. Las formas que ha tomada el libro desde su inicio hasta nuestros días
RESPUESTAS
1. La escritura a través de los años género un fenómeno de cambio en cada civilización,
pues cada paso que dábamos en la escritura mejoraba los métodos de comunicación y
de conservación de la historia, ya fuese un primitivo que marcaba sobre rocas o barro
o un estilizado griego que plasmó por primera vez el alfabeto que usamos en nuestros
tiempos. cada paso que daba la civilización organiza y modifica las formas de guardar
los escritos como también las maneras de escribir. si vemos los primeros escritos
como Gilgamesh, apareció sobre tablillas de arcilla y en adelante encontramos
distintos usos a diferentes materiales en los cuales los escritos se conservaban más y
se le daba durabilidad en un sitio cerrado.
2. las civilizaciones que nos mostraron por primera vez sus escritos fueron la sumeria de
Mesopotamia, con un sistema de escritura conocido como el cuneiforme, que recibe su
nombre por la forma de cuña que adoptan los rasgos al ser escritos con un cálamo
sobre tablillas de arcilla húmeda. Después continúa los Jeroglíficos egipcios, en los
cuales se podían identificar formas de animales personas u objetos que describen
situaciones y proyectaban los aspectos mitológicos de la cultura egipcia.
3. si retomos la explicación en la respuesta a la pregunta anterior, vemos nuevamente
que los primeras civilizaciones que nos llevaron a dominar formas de escritura
actuales son las egipcia, la sumeria y la griega, que aportaron elementos a la escritura
actual así como a los métodos de escritura. con la primera incluimos el tallar sobre
algo formas de comunicación, que en su momento ellos denominaron cuneiforme; de
los egipcios extraemos la capacidad de comunicarse a partir de figuras que daban
como resultado final una comunicación más astral, llena de elementos de poco
entendimiento, pero que tenía mezclas idiomáticas que generan un poco de
universalidad en la escritura. y vemos por último a la civilización griega con la cual
mantenemos una conexión actual, pues desde allí usamos los símbolos alfabéticos
actuales.
4. Con el descubrimiento de la imprenta provocó en la sociedad una transformación ya
que abrió una nueva era al conservar la imagen y el pensamiento escrito con lo que se
publicaron numero rozos ejemplares y exponiéndoselos a la los miembros de la época.
La sociedad se caracterizaba por dificultad de la trasmisión de la información lo
cual generaba numeroso aumento de la alfabetización puesto que la única
fuente de información se encontraba en custodia y manejo de los monjes de
los monasterios y la iglesia católica, los realizaban reprografías pero ese
trabajo era muy lento y las bibliotecas estaban solo en manos de esos monjes y
con acceso restringido a los miembros del parlamento.
El primer libro impreso fue la biblia, en común con otros libros aunque no
fueron realmente difundidos por la dificultad de su entendimiento, sin embargo
al seguir aumentando la impresión de los libros, la difusión de los mismos fue
aumentando la creaciones escuelas por ende el conocimiento en los aspectos
culturales, sociales y políticos disminuyendo las limitaciones de comunicación,
no podemos olvidar que este también tuvo referencia con el impacto de la tinta
china.
Debemos resaltar en este procediendo las personas que influyeron en el
desarrollo y consolidación de la imprenta en el cual podemos renunciar a:
ABiSheng (que inventó los caracteres móviles), Peter Schöffer, M. Friburger, M.
Grantz, U.Gering, Lyon E. Dolet , cuyo contribución de marco la historia en el
paso, presente futuro.
5. LAS BIBLIOTECAS EN LA ANTIGÜEDAD
Si realizamos una retrospectiva de la importancia de las bibliotecas como centros de
información y de conocimiento cultural para continuar con el desarrollo de este
procedimiento debemos conocer el paso histórico:
LAS BIBLIOTECAS EN MESOPOTAMIA
En Mesopotamia se escribía principalmente en tablas de arcilla, generalmente
rectangulares, que se dejaban secar al sol o se cocían después de haber escrito en
ellas. Las tablillas se identificaban por el colofón, en el que figuraban las palabras con
las que comenzaba la obra. A veces se añadía el nombre del propietario de la tablilla,
y el del escriba. Estas tablas se guardaban lejos del suelo, en cajas de madera o
cestos de mimbre a lo largo de las paredes en las habitaciones centrales dentro de los
palacios. Las tablas se ordenaban por diferentes materias, por su importancia. En el
dintel de la puerta de acceso se grababan los comienzos de las obras que estaban en
esa habitación. Las bibliotecas más famosas fueron la de Nippur, mencionada
anteriormente, la de Ebla y la de Asurbanipal.
La biblioteca de Ebla
La ciudad de Ebla se situaba cerca del puerto de Ugarit. En 1975 se descubrieron en
el palacio dos habitaciones con 20000 fragmentos de tabletas colocadas de acuerdo
con su forma y contenido en estanterías de madera adosadas a las paredes. En esta
biblioteca ya había una clasificación de los materiales, las tablillas tenían una especie
de signatura en el lomo para hacer más fácil su localización.
La biblioteca de Asurbanipal
Se llamó así en honor de su fundador, soberano del Imperio Asirio cuya capital
fue Nínive. A este rey se le atribuye la colección y preparación de una edición definitiva
de literatura cuneiforme. Asurbanipal mostró una gran afición por los textos antiguos y
organizó un escritorio en su palacio en el que se copiaron muchos textos.
La biblioteca de Asurbanipal se instaló en el Palacio Real y después de la caída de
Nínive permaneció oculta hasta que en 1845 la descubrió el arqueólogo inglés Sir
Austin Henry Layard. Actualmente se encuentran muestras de esta biblioteca en el
Museo Británico de Londres.
Las tablillas de arcilla se clasificaban por materia y se las identificaba por marcas
ubicadas dentro de la colección. Existía un “catálogo” que contenía los fondos
existentes, donde se registraba la variedad de temas abarcados en la colección:
exorcismos, recetas médicas, presagios astrológicos, etc.
LAS BIBLIOTECAS EN EGIPTO
El libro egipcio es el primero que utiliza la tinta y una materia ligera, el papiro. De esta
planta se extraían unas fibras que se prensaban y después se disponían formando una
especie de tejido sobre el que se escribía. Los papiros se pegaban unos a otros y se
guardaban enrollados formando volúmenes, los rollos de papiro solían tener unos 30
cm de alto y una media de 5 ó 6 m de largo. Los volúmenes se guardaban en estuches
de cuero y estos en cajas de madera y ánforas.
Los egipcios llamaron a las bibliotecas “Casas de la Vida”, y se situaban en los
templos y palacios reales. Entre las bibliotecas egipcias más notables podrían estar las
de Tebas y la de Karnak, aunque investigaciones recientes han dado a conocer otras
bibliotecas que fueron famosas, como la de Tell El-Amarna, una ciudad egipcia del
segundo milenio a. C. Sin embargo, no se ha descubierto ninguna de estas “Casas de
la Vida” ni los materiales que albergaban debido a su escasa resistencia a los agentes
físicos.
LAS BIBLIOTECAS EN GRECIA
El material utilizado en Grecia para escribir era también el papiro, aunque se utilizaban
también lastablillas de madera enceradas para la enseñanza. En la época helenística
aparece el pergamino como material de escritura. La leyenda atribuye la creación de
este material a los bibliotecarios de Pérgamo, quienes, según la leyenda, tuvieron que
buscar otros materiales de escritura después de que Egipto prohibiera la exportación
del papiro, y comenzaron a escribir sobre pieles curtidas de animales. El pergamino
reemplazaría al papiro, ya que ofrecía mayor durabilidad y facilidad para la escritura,
además de que el material podía utilizarse por ambos lados.
En Grecia se produjo una enorme difusión del libro y de la lectura debido
principalmente a la aparición de la escritura alfabética (que facilitaba la técnica de
escribir) y a la extensión de la enseñanza, que llegó a través de las escuelas y
pedagogos, y también a través de los sofistas y de los centros de estudio e
investigación, como era el caso de la Academia de Platón o el Liceo de Aristóteles.
Estos eran centros en los que se discutía y se trataba sobre filosofía, ciencia, religión,
etc., y, además, en ellos se acumulaban colecciones de libros de las que,
desgraciadamente, no se conserva nada.
Las bibliotecas dejan en esta época de ser patrimonio de los templos y ya
encontramos bibliotecas en casas particulares, como es el caso de la biblioteca
de Ulano, cerca de Pompeya, situada en la casa de un noble, que se ha conservado
después de enterrarse en ceniza. Esta biblioteca, donde se han encontrado los textos
que se conservan de Epicuro, estaba dividida en dos grandes zonas, una para libros
griegos y otra para libros romanos. Aunque, sin duda, en Grecia debemos destacar
dos bibliotecas, la de Alejandría y la de Pérgamo.
La biblioteca de Alejandría
Alejandría se sitúa geográficamente dentro de Egipto, sin embargo, pertenece a la
cultura helenística. Ptolomeo II fundó en el siglo III a. C una institución al estilo griego
a la que llamó Museion (Templo de las Musas), que estaba dedicado a la enseñanza y
a la investigación. Allí los hombres sabios se reunían, leían, etc. La lectura se hacía en
público, en voz alta, por eso era tan importante el espacio abierto, las escalinatas.
No se conoce con exactitud el número de manuscritos que pudo recoger, pero pudo
llegar a tener unos 700.000 manuscritos. La biblioteca recogió literaturas de varias
civilizaciones de la Antigüedad, así como sus traducciones. La Biblioteca de Alejandría
se dedicaba a trabajar con toda esta información, el énfasis, por tanto, estaba puesto
en la difusión y no tanto en la conservación de documentos.
Al principio la Biblioteca de Alejandría estaba cerca del Museion, dentro de los
recintos del palacio real, pero cuando la cantidad de libros adquiridos sobrepasó su
capacidad se decidió abrir una dependencia adicional en el Serapeion (templo
dedicado a Serapis).
Los manuscritos se conservaban en salas o habitaciones en nichos de madera o de
mimbre, los mejores manuscritos se untaban con aceite de lino. Los manuscritos eran
reconocibles por el “sillybos” (al que los romanos llamaron “index”), una especie de
etiqueta en la que se escribía el título (que eran las primeras palabras de la obra). El
receptáculo de madera donde se conservaban los rollos era llamado por los griegos
“bibliotheke”, palabra que pronto adquirió el significado de colección de libros.
Existen varias leyendas que cuentan cómo se destruyó la Biblioteca de Alejandría,
pero no hay hechos históricos que lo atestigüen.
La comunidad internacional, por medio de la UNESCO, ha financiado el Proyecto de
Reconstrucción de la Antigua Biblioteca de Alejandría. Este proyecto nació en 1974 y
el sueño se hizo realidad recientemente con la inauguración de la Biblioteca
Alexandrina. Cuenta con un espléndido edificio y la Sala de lectura más grande del
mundo. Además, alberga importantes tesoros, muchos ya digitalizados, en una clara
vocación de facilitar el acceso a sus colecciones.
La Biblioteca de Pérgamo
La Biblioteca de Pérgamo fue fundada, en esta ciudad de la costa de Asia Menor, por
Átalo I, aunque no se desarrolló totalmente hasta el reinado de su hijo en el siglo II a.
C. Esta Biblioteca estaba organizada alrededor de un templo en honor a Atenea. La
Biblioteca de Pérgamo tuvo, según Plutarco unos 200.000 volúmenes, y llegó a
rivalizar con la Biblioteca de Alejandría. La tradición atribuye a esta biblioteca el
empleo del pergamino como material de escritura.
LAS BIBLIOTECAS EN ROMA
El libro romano es una réplica del griego. El soporte más utilizado es nuevamente el
papiro, sin embargo, también utilizaron las tablillas de madera enceradas, llamadas
“Codex”, que irían desplazando al papiro. El codex tenía una disposición diferente de
los textos, y se formaba mediante la unión de dos o más tablillas, atadas por uno de
sus lados (de manera que se podían cerrar sobre sí mismas), la cara interna se untaba
con una capa de cera para así poder escribir sobre ella con un punzón. El codex
terminaría imponiéndose sobre todo gracias al cristianismo.
En Roma hubo, además, se comenzó la comercialización del libro, que dará lugar a
la aparición de librerías editoriales, talleres donde se fabricaban y vendían los libros,
donde los esclavos copiaban los textos. Además, se organizaban lecturas públicas, a
modo de campañas de publicidad para dar a conocer las novedades. Había gente
especializada, además, en acudir a las audiciones públicas, retener los textos en la
memoria para después escribirlo y venderlo. Ya entonces había problemas de
propiedad intelectual por el plagio de obras. Los libreros eran a la vez editores y tenían
su propio taller de copistas, conformados por esclavos que normalmente eran griegos
letrados..
Además, en Roma aparecieron las primeras bibliotecas públicas. En el año 39 d. C.
se fundaron en Roma varias bibliotecas, entre ellas la de AsinioPolión, ubicada en el
Templo de la Libertad, que es considerada como la precursora de la biblioteca pública.
Augusto creó dos grandes bibliotecas, una de ellas situada en el Pórtico de Octavio y
la otra en elPalatino, junto al Templo de Apolo, ambas eran bibliotecas públicas.
Otra biblioteca pública muy importante fue la Biblioteca Ulpia, creada por el Emperador
Trajano, donde también se conservaban documentos públicos, por tanto, es probable
que fuera, además, un archivo histórico. Al frente de las bibliotecas públicas estaba el
ProcuratorBibliotecarium a cuyas órdenes estaban los bibliotecarios que trabajaban en
cada una de ellas. Estas bibliotecas públicas, se construían al lado de un templo y
tenían una sección latina y otra griega y aunque fueron usadas y apreciadas por los
ciudadanos, no alcanzaron la importancia de las bibliotecas privadas de los
patricios y ricos romanos.
Las bibliotecas públicas de esta época se construían generalmente después de una
batalla victoriosa, los emperadores construían la biblioteca, abierta al público, donde
existía un sistema de préstamo con fianza económica. Las bibliotecas públicas
desaparecen con la Roma de los Césares y no volverán a aparecer hasta avanzado el
siglo XVIII.
Edad Media
En los tiempos medievales, con las invasiones bárbaras y la caída del Imperio
Romano de Occidente, la cultura retrocede y se refugia en los monasterios y
escritorios catedralicios, únicos lugares que albergan bibliotecas dignas de tal nombre.
Son centros donde se custodia la cultura cristiana y los restos de la clásica, al servicio
de la Religión. Bibliotecas de monasterios como Saint Gall, Fulda, Reichenau, Monte
Casino, en Europa o Santo Domingo de Silos, San Millán de la
Cogolla, Sahagún o Santa María de Ripoll en España, se convirtieron en los centros
del saber de su tiempo
A partir de la Baja Edad Media con la creación de las universidades primero y con la
invención y difusión de la imprenta después, se crean las nuevas bibliotecas
universitarias, al tiempo que el libro alcanza a nuevos sectores de la población.
En Oriente, Bizancio, actuó de nexo de unión con la cultura clásica, que sobrevivió de
este modo, influyendo sobre el mundo árabe y eslavo y también sobre la atrasada
Europa occidental. Aquí hubo grandes bibliotecas en monasterios y ciudades. El
mundo árabe también creó sus bibliotecas ligadas a las mezquitas y los centros de
enseñanza coránica, madrasas. También aquí se crearon algunas de las mayores
bibliotecas de su tiempo como la del califa Al-Mamum en Bagdad o Abd-al-Rahman
III y su hijo Al Hakam II en Córdoba.
En la Edad Media tardía, durante la época del Renacimiento, el rey Matías
Corvino de Hungría (1458-1490) fungió de mecenas de pintores, poetas, músicos,
científicos y toda clase de intelectuales que provenían de todas partes de Europa. En
la década de 1460, fundó en supalacio en la ciudad de
Buda la BibliothecaCorvinniana, la cual contaba con más de 3 mil libros, siendo
considerada la más grande de su época después de la Biblioteca del vaticano. La
Biblioteca fue destruida después de la invasión turca de 1526, sin embargo muchos de
los tomos sobrevivieron y se encuentran actualmente en los museos más importantes
del mundo.
Edad Moderna
El Renacimiento marcado por la invención de la imprenta, creación de Johannes
Gutenberg, y las luchas derivadas de la Reforma protestante, vio nacer, gracias a los
ideales humanistas, un nuevo modelo de biblioteca principesca. Esta corriente
desembocará en la aparición de bibliotecas reales y de la alta nobleza, que merced a
los nuevos valores se abren a un público de eruditos y estudiosos. Destacan en el
siglo XVI la francesa de Fointaneblau o las creadas en Austria y Baviera. En España
destacan la de Hernando de Colón, la de la Universidad Complutense y la de El
Escorial, creada por Felipe II, modelo de las posteriores bibliotecas barrocas.
En el siglo XVII se crean grandes bibliotecas eruditas como la Bodleiana en Oxford, la
Ambrosiana en Milán o la Mazarina en París, de la que fue bibliotecario Gabriel
Naudé autor de Advispourdresser una bibliothequè, considerado como el Padre de la
Bibliotecología (también conocida como Biblioteconomía).
Durante el siglo XVIII se crearon la Biblioteca del Museo Británico, antecesora de
la British Library actual y la Biblioteca Real, germen de laBiblioteca Nacional de
España. En esta centuria nacen la Biblioteca Braidense, en Milán, y la Real de Lisboa.
También en este periodo nacieron las que serían andando el tiempo las bibliotecas
universitarias de Yale, Harvard y Princeton.
Edad Contemporánea
La revolución francesa y americana, supusieron el inicio de la extensión por Europa y
América de nuevos principios democráticos y el nacimiento de una verdadera voluntad
de hacer accesible la cultura y la educación para todos. En el mundo de las
bibliotecas, esto supuso el nacimiento de una fiebre desamortizadora que se extendió
por todo el continente y que transfirió a la sociedad un inmenso tesoro bibliográfico
procedente de las instituciones del Antiguo Régimen, singularmente la Iglesia Católica.
Pese a todo, este deseo de acercar la cultura a toda la sociedad no consiguió hacerse
realidad hasta mediados del siglo XIX, con la aparición en el mundo anglosajón de
labiblioteca pública, (public library).
Paulatinamente se fue consolidando la idea de que todos los seres humanos tienen
derecho al libre acceso a la información. Sin embargo, siguiendo a Carrión, se puede
afirmar que ante este hecho se establecieron tres corrientes que han determinado el
pensamiento bibliotecario del siglo XX:
1. La concepción europea continental, fuertemente marcada por el peso de los
fondos antiguos y con una gran vocación conservadora y bibliófila, que ve a las
bibliotecas de investigación como las auténticas bibliotecas. Asigna a las
bibliotecas públicas una misión educativa.
2. La concepción anglosajona, muy influida por ideas como el libre acceso a la
información, el deseo de lograr su máxima difusión, una activísima
cooperación interbibliotecaria y la extensión bibliotecaria.
3. La concepción socialista, que ve en la biblioteca un instrumento esencial en la
educación pero también de propaganda y de control ideológico de la sociedad.
A partir de 1989 con la caída del muro de Berlín, el modelo socialista entra en crisis y
en la actualidad prácticamente ha desaparecido, salvo algunas excepciones,
intentando adaptarse a los nuevos valores democráticos y a los continuos recortes
presupuestarios y con la concepción continental pervive todavía ejerciendo una gran
influencia sobre las bibliotecas nacionales y en el fondo sobre muchas bibliotecas de
investigación y de carácter superior. Además ha influido aportando su carácter
educativo a la biblioteca.
A finales del siglo XX aparecen las bibliotecas digitales. Con el desarrollo de los
lectores digitales surgen los libros "electrónicos" y con ellos las bibliotecas digitales y
electrónicas.
6. Los primeros libros consistían en planchas de barro que contenían caracteres o
dibujos incididos con un punzón. Las primeras civilizaciones que los utilizaron fueron
los antiquísimos pueblos de Mesopotamia, entre ellos los sumerios y los babilonios.
Mucho más próximos a los libros actuales eran los rollos de los egipcios, griegos y
romanos, compuestos por largas tiras de papiro —un material parecido al papel que se
extraía de los juncos del delta del río Nilo— que se enrollaban alrededor de un palo de
madera. El texto, que se escribía con una pluma también de junco, en densas
columnas y por una sola cara, se podía leer desplegando el rollo. La longitud de las
láminas de papiro era muy variable. La más larga que se conoce (40,5 metros) se
encuentra en el Museo Británico de Londres. Más adelante, durante el periodo
helenístico, hacia el siglo IV a. C., los libros más extensos comenzaron a subdividirse
en varios rollos, que se almacenaban juntos.
Los escribas (o escribientes) profesionales se dedicaban a copiarlos o a escribirlos al
dictado, y los rollos solían protegerse con telas y llevar una etiqueta con el nombre del
autor. Atenas, Alejandría y Roma eran grandes centros de producción de libros, y los
exportaban a todo el mundo conocido en la antigüedad. Sin embargo, el copiado a
mano era lento y costoso, por lo que sólo los templos y algunas personas ricas o
poderosas podían poseerlos, y la mayor parte de los conocimientos se transmitían
oralmente, por medio de la repetición y la memorización. Aunque los papiros eran
baratos, fáciles de confeccionar y constituían una excelente superficie para la
escritura, resultaban muy frágiles, hasta el punto de que, en climas húmedos, se
desintegraban en menos de cien años. Por esta razón, gran parte de la literatura y del
resto de material escrito de la antigüedad se ha perdido de un modo irreversible. El
pergamino y algunos materiales derivados de las pieles secas de animales no
presentan tantos problemas de conservación como los papiros. Los utilizaron los
persas, los hebreos y otros pueblos en cuyo territorio no abundaban los juncos, y fue
el rey Eumenes II de Pérgamo, en el siglo II a. C., uno de los que más fomentó su
utilización, de modo que hacia el siglo IV d. C., había sustituido casi por completo al
papiro como soporte para la escritura.
Los primeros códices
El siglo IV marcó también la culminación de un largo proceso, que había comenzado
en el siglo I, tendente a sustituir los incómodos rollos por los códices (en latín, „libro‟),
antecedente directo de los actuales libros. El códice, que en un principio era utilizado
por los griegos y los romanos para registros contables o como libro escolar, consistía
en un cuadernillo de hojas rayadas hechas de madera cubierta de cera, de modo que
se podía escribir sobre él con algo afilado y borrarlo después, si era necesario. Entre
las tabletas de madera se insertaban, a veces, hojas adicionales de pergamino. Con el
tiempo, fue aumentando la proporción de papiro o, posteriormente, pergamino, hasta
que los libros pasaron a confeccionarse casi exclusivamente de estos materiales,
plegados formando cuadernillos, que luego se reunían entre dos planchas de madera
y se ataban con correas. Las columnas de estos nuevos formatos eran más anchas
que las de los rollos. Además, frente a ellos poseían la ventaja de la comodidad en su
manejo, pues permitían al lector encontrar fácilmente el pasaje que buscaban, y
ofrecían la posibilidad de contener escritura por sus dos caras. Por ello fueron muy
utilizados en los comienzos de la liturgia cristiana, basada en la lectura de textos para
cuya localización se debe ir hacia adelante o atrás a través de los distintos libros de la
Biblia. De hecho, la palabra códice forma parte del título de muchos manuscritos
antiguos, en especial de muchas copias de libros de la Biblia.
Libros medievales europeos
En la Europa de comienzos de la edad media, eran los monjes quienes escribían los
libros, ya fuera para otros religiosos o para los gobernantes del momento. La mayor
parte de ellos contenían fragmentos de la Biblia, aunque muchos eran copias de textos
de la antigüedad clásica. Los monjes solían escribir o copiar los libros en amplias salas
de los monasterios denominadas escritorios. Al principio utilizaron gran variedad de
estilos locales que tenían en común el hecho de escribir los textos en letras
mayúsculas, costumbre heredada de los tiempos de los rollos. Más tarde, como
consecuencia del resurgimiento del saber impulsado por Carlomagno en el siglo VIII,
los escribas comenzaron a utilizar también las minúsculas, cursivas, y a escribir sus
textos con una letra fina y redondeada que se basaba en modelos clásicos, y que
inspiraría, varios siglos después, a muchos tipógrafos del renacimiento. A partir del
siglo XII, sin embargo, la escritura degeneró hacia un tipo de letra más gruesa,
estrecha y angulosa, que se amontonaba en las páginas formando densos cuerpos de
texto difíciles de leer (véase Escritura).
Muchos libros medievales contenían dibujos realizados en tintas doradas y de otros
colores, que servían para indicar los comienzos de sección, para ilustrar los textos o
para decorar los bordes del manuscrito. Estos adornos iban desde los intrincados
ornamentos del Libro de Kells, una copia de los Evangelios llevada a cabo en Irlanda o
Escocia en el siglo VIII o IX, a las delicadas y detallistas escenas de la vida cotidiana
del Libro de horas, del duque de Berry, un libro de oraciones confeccionado en los
Países Bajos por los hermanos Limbourg en el siglo XV. Los libros medievales tenían
portadas de madera, reforzadas a menudo con piezas de metal, y poseían cierres en
forma de botones o candados. Muchas de las portadas iban cubiertas de piel y, a
veces, estaban ricamente adornadas con trabajos de orfebrería en oro, plata, esmaltes
y piedras preciosas. Estos bellísimos ejemplares eran auténticas obras de arte en cuya
confección intervenían, hacia el final de la edad media, orfebres, artistas y escribas
profesionales. Los libros, por aquella época, eran escasos y muy costosos, y se
realizaban, por lo general, por encargo de la pequeñísima porción de la población que
sabía leer y que podía sufragar sus gastos de producción. Entre los manuscritos
miniados españoles destacan los llamados beatos, libros bellamente decorados, sobre
los Comentarios al Apocalipsis del Beato de Liébana.
El libro en Oriente
Probablemente, los primeros libros del Lejano Oriente estaban escritos sobre tablillas
de bambú o madera, que luego se unían entre sí. Otro tipo de libros eran los
constituidos por largas tiras de una mezcla de cáñamo y corteza inventada por los
chinos en el siglo II d. C. Al principio, estas tiras se incidían con plumas o pinceles de
junco y se envolvían alrededor de cilindros de madera para formar un rollo. Más
adelante, se comenzaron a plegar en forma de acordeón, a pegarse en uno de los
lados y a colocarles portadas hechas de papel fino o tela. Los sabios y funcionarios
que sabían escribir se esforzaron especialmente en dotar a sus escritos de estilos
distintivos de caligrafía, que era considerada como una de las bellas artes, lo cual no
es de extrañar, pues tanto el chino como el japonés y el coreano, lenguas habladas en
la actualidad por unos 1.500 millones de personas, utilizan para su escritura los
llamados kanji o ideogramas, caracteres que representan no sílabas, como los de los
alfabetos occidentales, sino conceptos, y son unos dibujos esquemáticos que se
pueden escribir utilizando gran cantidad de estilos más o menos creativos o artísticos.
Libros impresos
En el siglo VI a. C., en China ya se imprimían textos utilizando pequeños bloques de
madera con caracteres incisos, aunque el más antiguo de los libros impreso de este
modo de que se tenga noticia, el Sutra del diamante, data del año 868.
El Tripitaka, otro texto budista, que alcanzaba las 130.000 páginas, fue impreso en el
972. Por supuesto, imprimir libros a partir de bloques reutilizables resultaba más rápido
y cómodo que tener que escribir las distintas copias del libro a mano, pero se
necesitaba mucho tiempo para grabar cada bloque, y se podía utilizar para una sola
obra. En el siglo XI, los chinos inventaron también la impresión a partir de bloques
móviles, que podían ensamblarse y desensamblarse entre sí para componer distintas
obras. Sin embargo, hicieron muy poco uso de este invento, debido a que el enorme
número de caracteres (kanji o ideogramas) del chino —unos 7,000— hacía
prácticamente inabordable la utilización de este sistema.
En Europa, se comenzó a imprimir trabajos a partir de bloques de madera en la edad
media, idea que debió llegar como consecuencia de los contactos que por entonces ya
se tenían con Oriente. Los libros impresos con bloques de madera solían ser obras
religiosas, con grandes ilustraciones y escaso texto
Libros del renacimiento
En el siglo XV se dieron dos innovaciones tecnológicas que revolucionaron la
producción de libros en Europa. Una fue el papel, cuya confección aprendieron los
europeos de los pueblos musulmanes (que, a su vez, lo habían aprendido de China).
La otra fue los tipos de imprenta móviles de metal, que habían inventado ellos mismos.
Aunque varios países, como Francia, Italia y Holanda, se atribuyen este
descubrimiento, por lo general se coincide en que fue el alemán Johann Gutenberg
quien inventó la imprenta basada en los tipos móviles de metal, y publicó en 1456 el
primer libro importante realizado con este sistema, la Biblia de Gutenberg. Estos
avances tecnológicos simplificaron la producción de libros, convirtiéndolos en objetos
relativamente fáciles de confeccionar y, por tanto, accesibles a una parte considerable
de la población. Al mismo tiempo, la alfabetización creció enormemente, en parte
como resultado de los esfuerzos renacentistas por extender el conocimiento y también
debido a la Reforma protestante, cuyos promotores defendieron la idea de que cada
uno de los fieles debía ser capaz de leer la Biblia e interpretarla a su manera. En
consecuencia, en el siglo XVI, tanto el número de obras como el número de copias de
cada obra aumentó de un modo espectacular, y este crecimiento comenzó a estimular
el apetito del público por los libros.
La imprenta llegó muy pronto a España, y se supone que el primer libro español se
imprimió en 1471, aunque este hecho no está documentado. Sí se sabe, en cambio,
con seguridad, que al año siguiente Johann Parix imprimió el Sinodal de
Aguilafuerte, que pasa hoy en día, a falta de datos sobre otros, por ser el primer libro
impreso español. El primer libro fechado impreso en España fue Comprehensorium de
Johannes Grammaticus, que salió de la imprenta valenciana de Lambert Palmart el 23
de febrero de 1475. En los siguientes años, y auspiciados por la política cultural de los
Reyes Católicos, aparecerían otros muchos libros, como la primera gramática
española, la Gramática de la lengua castellanadel humanista Elio Antonio de Nebrija,
impresa en Salamanca en el emblemático año 1492, y que resultaría fundamental para
la fijación de nuestro idioma. La imprenta llegó a América algo más tarde, en 1540,
año en que comenzó a funcionar la primera en México. La edición de libros se inició en
seguida y se multiplicó extraordinariamente, tanto en Nueva España como en el Perú.
Los impresores renacentistas italianos del siglo XVI establecieron algunas tradiciones
que han sobrevivido hasta nuestros días. Entre ellas se encuentran, por ejemplo, la del
uso de caracteres de tipo romano e itálico, de composiciones definidas o de portadas
de cartón fino, a menudo forradas en piel. Utilizaban también las planchas de madera
y de metal para incidir en ellas las ilustraciones y establecieron los distintos tamaños
de los libros —folio, cuarto, octavo, duodécimo, 16º, 24º y 32º. Estas designaciones se
refieren al número de páginas que se pueden conseguir plegando una gran lámina de
papel en las imprentas. Así, una lámina doblada una sola vez forma dos hojas (o sea,
cuatro páginas), y un libro compuesto por páginas de este tamaño se denomina folio.
Del mismo modo, una lámina doblada dos veces forma cuatro hojas (ocho páginas), y
el libro consiguiente se denominará cuarto, y así sucesivamente. Los editores
europeos contemporáneos continúan utilizando esta terminología. Los libros
renacentistas establecieron también la tradición de la página de título y del prólogo o
introducción. Gradualmente, se fueron añadiendo a estas páginas las del índice de
contenidos, la lista de ilustraciones, notas explicativas, bibliografías e índice de
nombres citados.
Libros contemporáneos
A partir de la Revolución Industrial, la producción de libros se fue convirtiendo en un
proceso muy mecanizado. En nuestro siglo, se ha hecho posible la publicación de
grandes tiradas de libros a un precio relativamente bajo gracias a la aplicación al
campo editorial de numerosos e importantes avances tecnológicos. Así, la baja en el
costo de producción del papel y la introducción de la tela y la cartulina para la
confección de las portadas, de prensas cilíndricas de gran velocidad, de la
composición mecanizada de las páginas y de la reproducción fotográfica de las
imágenes han permitido el acceso a los libros a la mayor parte de los ciudadanos
occidentales. En América Latina se han desarrollado varios grandes centros
productores de libros, a través de sus editoriales más conocidas, en Argentina, Chile,
Colombia, México y Cuba.
A pesar de que los modernos medios de comunicación, como la radio, el cine y la
televisión, han restado protagonismo cultural al libro, continúa constituyendo el
principal medio de transmisión de conocimientos, enseñanzas y experiencias tanto
reales como imaginadas. Por otro lado, aunque se ha especulado con la posibilidad de
que el desarrollo de las tecnologías informáticas —que han acelerado el proceso de
creación de libros, tanto en cuanto a la escritura como en cuanto a la producción
industrial y, por tanto, reducido su coste— tengan, paradójicamente, como efecto la
sustitución del libro por otras experiencias ligadas a la imagen (realidad virtual,
películas interactivas u otros), cabe, sin duda, la posibilidad de que, del mismo modo
que la reducción del precio del papel posibilitó la extensión del libro a amplias capas
de la población, la sustitución del libro tradicional por el libro electrónico, con su
consiguiente disminución de costos de producción y distribución, permita hacer
accesible el conocimiento y las experiencias didácticas o de ocio que siempre han
constituido su espíritu a la casi totalidad de la población del planeta. De este modo se
podría materializar, quizá, el poder mágico de transformación de la realidad que el
gran dramaturgo inglés William Shakespeare atribuía a los libros en su más
imaginativa obra, La tempestad (1611), en la que Próspero, el duque de Milán
expulsado de su ciudad por su ambicioso hermano, recupera su ducado ayudado por
los conocimientos mágicos que le proporcionan sus amados libros.
7. Los libros con el pasar de los siglos a tomado formas muy diferentes, que paso a paso
han evolucionado hasta el documento actual que conserva información llamado libro.
Entre los primeros libro encontramos los siguientes:
1. Los primeros libros eran tablas de arcilla talladas con elementos que les daban
forma a simbolos que contenían un sentido.
2. El siguiente paso de la escritura se plasmo sobre papiros, que eran compuesto
por un material creado con los juncos del delta del rio Nilo, enrollados en un
trozo de madera.
3. El pergamino fue un nuevo elemento en el cual se podía escribir, era fabricado
con las pieles secas de los animales y tenia una forma mas amplia de
conservación.
4. Consistía en un cuadernillo de hojas rayadas hechas de madera cubierta de
cera, de modo que se podría escribir sobre él con algo afilado y borrarlo
después, si era necesario; entre las tabletas de madera se insertaban, a veces,
hojas adicionales de pergamino, con el tiempo fue aumentado la proporción de
papiro o, posteriormente, pergamino, hasta que los libros pasaron a
confeccionarse casi exclusivamente de estos materiales, plegados formando
cuadernillos, que luego se reunían entre dos planchas de madera y se ataban
con correas. Las columnas de estos nuevos formatos eran más anchas que las
de los rollos
5. A partir de la Revolución Industrial, la producción de libros se fue convirtiendo
en un proceso muy mecanizado. En nuestro siglo, se ha hecho posible la
publicación de grandes tiradas de libros a un precio relativamente bajo gracias
a la aplicación al campo editorial de numerosos e importantes avances
tecnológicos.
BIBLIOGRAFIA
http://www.nccextremadura.org/eventos/semanalibroplasencia05/historia.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Libro#Tipos_de_libros
https://www.youtube.com/