herejias mediavales s.xi-xii

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  • 7/23/2019 Herejias Mediavales s.xi-xII

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    Javier Ruiz Cadirat

    Javier Garca Turza

    Facultad de Letras y de la Educacin

    Grado en Geografa e Historia

    2013-2014

    Ttulo

    Director/es

    Facultad

    Titulacin

    Departamento

    TRABAJO FIN DE GRADO

    Curso Acadmico

    Las herejas medievales

    Autor/es

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    El autor

    Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, 2014

    publicaciones.unirioja.esE-mail: [email protected]

    Las herejas medievales, trabajo fin de grado

    de Javier Ruiz Cadirat, dirigido por Javier Garca Turza (publicado por la Universidad de La

    Rioja), se difunde bajo una Licencia

    Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

    Permisos que vayan ms all de lo cubierto por esta licencia pueden solicitarse a los

    titulares del copyright.

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    Trabajo de fin de grado

    LAS HEREJAS MEDIEVALES

    Autor:

    Javier Ruiz adirat

    Tutor:

    Fdo.Javier Garca Turza

    Titulacin:

    GRADO EN GEOGRAFA E HISTORIA [602G]

    Facultad de Letras y de la Educacin

    AO ACADMICO: 2013/2014

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    SUMARIO

    RESUMEN:

    El presente estudio hace referencia a las herejas cristianas que afectaron al

    Occidente europeo en la poca Plenomedieval, especialmente entre los siglos XI al XIII.

    Entrado el ao Mil,la Iglesia Catlica se encuentra en una encrucijada:la falta de

    centralizacin como institucin y la decadencia moral de los miembros del clero

    provoca la necesidad de una amplia reforma, que partir desde los pontfices, con elpapa Gregorio VII(1073-1085) comodestacado valedor. La implantacin de estos

    cambios producir la aparicin de voces que anhelan diferentes formas espirituales,

    acrecentadas por las consecuencias del crecimiento socieconmico que est teniendo

    lugar. Estos personajes discordantes con el discurso de la Iglesia amenazarn la

    ortodoxia y la jerarqua eclesistica, siendo tachados como herejes, y su mbito social

    ser variado: miembros cannicos, nueva burguesa urbana, desamparados del medio

    rural, nobleza

    La Iglesia tomar diferentes grados de respuesta, desde el dilogo y predicacin

    hasta el uso de la fuerza, llevando a cabo verdaderas campaas militares bajo la

    denominacin de Cruzada. En este marco aparecer la Inquisicin pontificia, muy

    importante en los siglos posteriores, as como las rdenes mendicantes, destacando a

    dominicos y franciscanos.

    PALABRAS CLAVE:

    Herejas, Plena Edad Media, Iglesia catlica, Reforma Gregoriana, Inquisicin.

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    ABSTRACT:

    The present study refers to the Christian heresies that hit European West in the early

    medieval period, especially from the eleventh to thirteenth centuries.

    In the year 1000 the Catholic Church is at a crossroads; the lack of centralization as an

    institution and the moral decadence of the clergy causes the need for a comprehensive

    reform that will depart from the popes, with Pope Gregory VII (1073-1085) as a

    prominent supporter. The implementation of these changes will result in the emergence

    of different voices who crave spiritual forms, compounded by the impact of socio-

    economic growth that is taking place. These characters discordant with the discourse ofthe Church will threaten orthodoxy and ecclesiastical hierarchy, being crossed off as

    heretics, and social sphere will be varied: canonical members, new urban bourgeoisie,

    rural homeless, nobility...

    The Church will take different degrees of response, from dialogue and predication to the

    use of force, conducting actual military campaigns under the name of Crusade. In this

    context will appear papal Inquisitionvery important in later centuries, and the mendicant

    orders, highlightingthe Dominicans and Franciscans.

    KEY WORDS:

    Heresies,Early Middle Ages, Catholic Church, Gregorian Reform, Inquisition.

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    NDICE

    1. INTRODUCCIN.1-4

    2. HEREJES Y HEREJAS6-16

    3. CONTEXTO HISTRICO DE LA IGLESIA..18-21

    4. DESVIACIONES ACADMICAS...23-26

    5. LA PROBREZA VOLUNTARIA Y SUS DESVIACIONES...28-31

    6. MOVIMIENTOS POPULARES....33-36

    7. EL PROBLEMA DEL MEDIODA FRANCS...38-42

    8. RESPUESTAS DE LA IGLESIA..44-51

    9. CONCLUSIONES.53-55

    10.BIBLIOGRAFA...57-58

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    1.-INTRODUCCIN

    Muchas son las etiquetas que los autores experimentados han otorgado a la

    poca medieval, pero,de entre otras, debemos resaltar la de edad de oro de las

    herejas1.

    Si bien es cierto que irrumpieron a lo largo de la Historia en muy distinta forma

    y fuerza, la Edad Medieval es la poca histrica en donde ms repercusin tuvo, y si

    destacamos un punto de inflexin en este amplio periodo temporal ponemos nuestra

    vista en la poca Plenomedieval, un escenario donde se produjeron cambios en todos los

    mbitos de la sociedad.

    1.1.-Objetivos

    Son ros de tinta los que se han vertido a lo largo de dcadas sobre este aspecto:

    las herejas. En esta ocasin, y dado el perfil del trabajo a realizar, se pretende llevar a

    cabo una labor de sntesis sobre este apasionante tema de la historia europea, en especial

    a partir del ao Mil, haciendo hincapi enlas causas que las produjeron y, por supuesto,

    en lasconsecuencias que provocaron, que se extendern a los siglos posteriores.

    Por lo tanto,en esta ocasin no queremos realizar un estudio descriptivo de las

    herejas conocidas a lo largo de estos siglos, sino acometer el estudio de la definicin de

    los trminos hereja y hereje, del porqu de su aparicin y origen, y de las diferentes

    respuestas que dio la Iglesia de Roma ante esta situacin, que oscilaron desde el uso de

    vas pacficas, como el dilogo, pasando por una respuesta judicial con los primeros

    tribunales de Inquisicin, hasta el empleo de la fuerza militar con la convocatoria de

    cruzadas para aniquilar la hereja en propio suelo europeo.

    Por lo tanto, es necesario comprender los aspectos que rodearon durante esos

    siglos a la Iglesia romana, su situacin previa y posterior evolucin, la Reforma

    Gregoriana y su alcance e interpretacin. Para ello pondremos nuestra atencin en el

    mbito cannico, en los movimientos populares del medio urbano y rural y, por

    supuesto, en el caso que protagonizel Medioda francs.

    1GARCA DE CORTZAR, J.A.,Historia religiosa del Occidente medieval (ao 313-1464), EdicionesAkal, Madrid, 2012.

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    El primer paso que acometeremos ser el clarificar qu es la hereja y el hereje

    en el marco de los siglos XI, XII y XIII; un intento de su periodizacin en la lnea

    cronolgica y una rpida descripcin de las mismas a travs de las fuentes

    documentales.

    El segundo elemento a estudiar consistir en la descripcin del contexto

    histrico en el que se encuentra la Iglesia una vez atravesado el primer milenio, as

    como la transicin que sufrir a travs de la reforma gregoriana. En este aspecto, se

    destacarn los aspectos referentes a la hereja.

    Los siguientes cuatro puntos enmarcan el anlisis del estudio en s, tomando

    como marcos de referencia el aspecto cannico, en el que se sitan como protagonistas

    a los intelectuales y a las nuevas corrientes filosficas; la problemtica de los bienes

    materiales de la Iglesia, que se vincula mal con el ideal de pobreza voluntaria; los

    movimientos populares, entre los que destacan aquellos que se producen dentro del

    medio urbano, sin olvidar, lgicamente, el marco rural y los predicadores itinerantes; y

    el caso de la comnmente conocida como cruzada Albigense (1209-1229), un hecho que

    hemos querido analizar por su repercusin y por sus peculiaridades.

    Proseguiremos el trabajo enfocando las diferentes respuestas de la Iglesia ante

    los movimientos herejes, donde encontraremos como figuras importantes a la

    Inquisicin papal; y asistiremos al nacimiento de las rdenes mendicantes, con

    dominicos y franciscanos como protagonistas.

    Cerramos el estudio con unas conclusiones generales y la relacin de la

    bibliografa empleada para dicho estudio.

    1.2-Metodologa

    En lo que respecta a la metodologa, a la hora de plantear nuestro estudio hemos

    acometido la bsqueda de una bibliografa oportuna, obteniendo de la misma una serie

    de informacin completa y contrastada. A travs de la interpretacin de estos datos se

    ha procedido a la redaccin del trabajo.

    Empleando fuentes secundarias, hemos ido estableciendo el contexto general delmovimiento hertico plenomedieval; para ello se han empleado manuales referentes a la

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    Historia del cristianismo, ms concretamente en sus apartados correspondientes a los

    siglos que van del X al XIII.

    Posteriormente se procedi a profundizar en la materia a travs de una

    bibliografa ms determinada, es decir, relacionada con los propios elementos herticosy sus caractersticas. Estamos hablando de monografas y artculos especficos en obras

    colectivas cuyos autores estn versados en este tipo de asuntos.

    A continuacin realizaremos un estado de la cuestin que ponga de manifiesto lo

    comentado en lneas inmediatamente anteriores.

    1.3.-Estado de la cuestin

    Sin duda, el estudio de las herejas medievales forma parte del contenido de

    multitud de obras, tanto de carcter historiogrfico como novelesco. Precisamente, las

    abundantes composiciones literarias han condicionado y, en ocasiones, alterado la figura

    que ha llegado hasta hoy del hereje; por su parte, las obrashistricas ahondan ms en el

    tema descriptivo que en el objetivo que planteamos, el origen hertico.

    En el mbito internacional; destacan el medievalista italiano E. Dupr Theseider,

    en especial, su obra pstuma Mondo cittadino e movimenti ereticali nel Medioevo

    (1978); el britnicoR.I. Moore (1948), en sus artculos Heresy as disease, y Heresy,

    repression and social change in the Age of Gregorian reform, sin olvidarnos de Jacques

    Le Goff y su Diccionario razonado del occidente del occidente medieval (2003), en

    colaboracin con el francs J.C.Schmitt, donde encontramos numerosos trminos

    medievales con abundante informacin valida para este trabajo. Adems, debemos

    destacar a H. Manteuffel, con su obra Naissance dune hrsie. Les adepts de lapauvret volontaire au Moyen ge, (1970), que permite indagar en el origen de los

    movimientos de pobreza voluntaria; por su parte, el catarismo fue estudiado, entre otros,

    por J. Madaule (Le drame albigeois et le destin franais. Essai historique, 1973), y la

    Inquisicin papal en tudes sur les origines de lInquisition (1942) de H.

    Maissonneuve, que a pesar de su desfase todava permite extraer importantes

    conclusiones.

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    En el plano espaol, el medievalista ms prolfico a la hora de analizar los

    movimientos religiosos disidentes ha sido Emilio Mitre Fernndez, del cual hemos nos

    hemos servido de alguno de sus ttulos, entre otros, y en un plano general,Las claves de

    la Iglesia en la Edad Media 313-1492 (1991); en un mbito ms concreto, este autor

    estudia Las herejas medievales de oriente y occidente(2000), Iglesia, hereja y vida

    poltica en la Europa medieval(2007) y Las grandes herejas de la Europa

    cristiana(1983), en esta ocasin,en colaboracin con Cristina Granda. Del mismo modo,

    merece citarse la investigacin de Martin Alvira en El mundo medieval, 2004, obra

    coordinada por el citado Mitre.

    Otros estudios que merecen la pena citarse son los de J. A Garca de Cortzar,

    Historia religiosa del Occidente medieval (ao 313-1464), publicado en 2012; y en unplano filosfico, el interesante trabajo de A. Maurer,Filosofa medieval (1967).

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    2.-HEREJES Y HEREJAS

    Hereja proviene del vocablo griego haeresis, cuyo significado es opinin,

    filosofa, toma de posicin, opcin espiritual elegida2. Por lo tanto, en un

    principio, los herejes eran aquellos que eleganuna opcin espiritual diferente a laortodoxia impuesta por la Iglesia jerrquica, cuya interpretacin era la nica correcta.

    Desde que nace el cristianismo surge el problema de la hereja. La ortodoxia

    cristiana necesitar al menos un siglo para establecer su corpus cannico, es decir, la

    coleccin de escritos que contuviesen las enseanzas y obras de Cristo, un repertorio

    nico y vlido para siempre, sin posibilidad de alteracin. As se conseguira un solo

    credo intangible con el que crear una Iglesia de carcter universal. Como era de esperar,

    este proceso no estuvo ausente de diferencias y polmicas ideolgicas, que terminaron

    con un bando vencedor, que impondr la ortodoxia y clasificar a sus oponentes como

    herejes.

    Asimismo, en el momento que el emperador Constantino eleva al cristianismo

    como religin del Estado, la Iglesia quedar ligada a la historia del Estado, y con ella la

    hereja. Los Padres de la Iglesia podrn perseguir a todo aquel que niegue su autoridad,

    como antes Roma persegua a los cristianos que rechazasen el culto a las imgenes

    imperiales. La persecucin de la hereja ser ms dura a medida que la jerarqua

    eclesistica disponga de ms poder3.

    Por lo tanto, queda claro que sin el anlisis de la Iglesia jerarquizada y su

    ortodoxia es impensable un estudio de la hereja. Ambas guardan una correlacin

    intrnseca. Con la cada del Imperio romano de Occidente la Iglesia perder fuerza, y del

    mismo modo la hereja; hasta que en la poca Plenomedieval reaparecen con gran

    fuerza, consecuencia de la evolucin interna vivida por el Occidente medieval cristiano.

    Desde el ao Mil se producen una serie de transformaciones en todos los niveles

    de la sociedad, de las cuales podramos destacar: el crecimiento demogrfico, la

    expansin de la agricultura, el renacimiento de las urbes, la reactivacin del comercio,

    la aparicin de una burguesa incipiente, etc. A estos cambios sociales y econmicos no

    2ALVIRA, M., Movimientos herticos y conflictos populares en el Pleno Medievo, en MITRE, E.,(coord.)El mundo medieval (vol.II), Trotta, Madrid, 2004, p. 385.3

    La historia de la hereja sigue el ritmo de la evolucin del poder (cuanto ms fuerte es el poder, contoda seguridad ser perseguida y condenada la hereja)en LE GOFF, J., y SCHMITT, J.C.,Diccionariorazonado del occidente medieval,Editorial Akal, Madrid, 2003.

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    van a resultar ajenosaquellostemas relacionados con lo espiritual y filosfico, que se van

    a traducir en insatisfaccin con las formas establecidas de ser cristiano y entender a

    Dios. Es de remarcar que estas voces no tienen porqu ser fruto de una falta de

    religiosidad, sino de todo lo contrario: una nueva bsqueda en lo espiritual que satisfaga

    a las nuevas necesidades de estos nuevos tiempos.

    Ser a partir de la mitad del siglo XII cuando Pedro el Venerable y Bernardo del

    Claraval, abades de Cluny y del Cster, mostrarn su preocupacin ante el avance

    hereje.

    En este camino de evolucin espiritual tiene lugar un creciente control de la vida

    religiosa por parte de la jerarqua eclesistica, en especial del Papado, en un proceso

    denominado reforma Gregoriana, un movimiento nacido en el siglo XI que parte

    desde los pontfices y que pretende eliminar los vicios morales de los cargos

    eclesisticos, en especial en lo referente a la simona (compra y venta de cargos

    eclesisticos), el nicolasmo (matrimonio o amancebamiento de clrigos) y la

    preservacin del celibato. Adems, contiene un elemento trascendental, en el que se

    otorga al papado una supremaca moral de la Cristiandad, con un estamento de clrigos

    cerrado y muy centralizado.

    Los problemas surgieron ante los medios empleados. Por un lado, estos tienden a

    reforzar las estructuras eclesisticas; por otro, se pretende separar de forma rgida a los

    clrigos de loslaicos;y por ltimo, el papa se acabar erigiendo como nico poseedor de

    la definicin de la ortodoxia e intentar situarse, igualmente, a la cabeza del poder

    temporal. Estas acciones provocaron el nacimiento de voces y grupos contrarios. Estos

    cuestionaban algn dogma o sacramento, el centralismo, la clericalizacin, el magisterio

    exclusivo de la jerarqua, la autoridad pontificia, as como su corrupcin. De esta forma,

    todos estosaspectos se encuentran en el fondo de los grandes movimientos

    heterodoxos,en general defensores de una mayor pureza cristiana. Ese espritu de

    retorno al cristianismo original dar alas a los herejes de esta poca.

    Tambin se tiene que tener en cuenta otro factor importante surgido de estas

    transformaciones socioeconmicas, y es la creciente actividad intelectual que se va a

    producir especialmente en las escuelas urbanas, origen de las universidades. En stas se

    desarrollarn grandes debates teolgicos que sembrarn nuevas ideas y corrientes quepondrn en duda el orden establecido. No es raro que un gran nmero de herejas

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    naciesen en este contexto, como nos cuenta Alfonso X el Sabio en la ltima de sus Siete

    Partidas: Ereges son una manera de gente loca que se trabajan de escatimar las

    palabras de nuestro Seor Iesu Cristo, e les dan otro entendimiento contra aquel que los

    santos Padres le dieron, e que la Eglesia de Roma cree e manda guardar4.

    Despus de lo expuesto, no es de extraar que las herejas de los siglos XI a XIII

    muestren una gran variedad en cuanto a su tipologa, cronologa y procedencia o

    localizacin. En efecto, encontramos movimientos herticos que apenas duraron aos

    con otros que perduraron decenios; pueden ser localizados en lugares particulares, o

    extendidos en grandes regiones. Es ms, cada movimiento tendr una evolucin

    diferente, en consonancia con su propio desarrollo, acorde este con los contextos

    histricos e influencias externas que actuaron sobre ellos5

    . Quiz lo ms caractersticode este tiempo, frente a otras pocas donde igualmente seregistranestos movimientos,

    sea la aparicin de herejas de masas6, que afectaron a todos los niveles de la sociedad

    y tuvieron un fuerte arraigo. Esto se explica, normalmente, en el deseo de regresar a la

    vida apostlica, con la pobreza, ejemplo y predicacin como puntos esenciales; es decir,

    se pretenda el retorno a la Iglesia primitiva, a la cual la reforma gregoriana no llegaba a

    responder.

    Aunque el objetivo que se pretende con este trabajo no pasa por estudiar

    minuciosamente cada uno de los movimientos herticos, permtaseme, al menos,

    analizar someramente alguno de los ms importantes. En efecto, al hablar de grupos

    herticos, no podemos dejar de destacar el reformismo radical de los patarinos

    milaneses (mitad siglo XI) y de Arnaldo de Brescia en Roma (siglo XII); o aquellos

    movimientos de tipo mesinico y apocalptico, entre los que destacan el promovido por

    el cisterciense Joaqun de Fiore; o los seguidores de la pobreza voluntaria como

    regeneracin de la sociedad, con Pedro Valdo a la cabeza; y qu no decir de aquellosgrupos que practicaban el dualismo, con el catarismo a la cabeza, cuya expansin alert

    de manera especial a la Iglesia.

    En suma, el hereje ser el insatisfecho, cuya ferviente devocin le hace acreedor

    de la verdadera ortodoxia basada en una vida apostlica que le llevar a la salvacin;

    4ALVIRA, M., Movimientos herticos, p. 387.5

    IBDEM.6GARCA DE CORTZAR, J.A., Historia religiosa del Occidente medieval (ao 313-1464), EdicionesAkal, Madrid, 2012.

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    pero tambin ser el crtico con el clero romano por sus condiciones socioecmicas y

    abundantes atribuciones espirituales.

    Ante estos movimientos, la Iglesia respondi de forma diferente segn el

    momento y su contexto. Los primeros movimientos disidentes surgidos en el siglo XIhicieron que la Iglesia tomase medidas defensivas de cualquier tipo, aunque

    generalmente se pretende el uso del dilogo con el objetivo de reabsorber y reconciliar a

    la disidencia. En cambio, a partir de la aparicin de las grandes herejas de masas en el

    siglo XIII, especialmente el valdismo y catarismo, la institucin eclesistica se mostr

    mucho ms dura y represiva, con el objetivo de aislar y destruir a los disidentes.

    Muchos herisilogos han intentado periodizar y establecer etapas en el

    movimiento hertico entre los siglos XI y XIII. As E. Dupr Theseider7 propone lo

    siguiente:

    - Primera mitad del siglo XI. Pequeos focos herticos de escasa entidad,

    eventualmente relacionados con el maniquesmo8.

    - Segunda mitad del siglo XI. Se da un retroceso. Las nuevas tendencias

    espirituales se relacionan con la reforma gregoriana, que amenazan desbordar.

    - Primera mitad del siglo XII. Surgen los movimientos evanglicos,

    patarinos y primeros brotes del catarismo.

    - Segunda mitad del siglo XII. Se agudiza el catarismo y se propaga el

    valdismo. Desorientacin de la Iglesia.

    - Primera mitad del siglo XIII. Contraofensiva ortodoxa, con Inocencio III

    como paladn.

    - Segunda mitad del siglo XIII. Retroceso paulatino de la hereja.

    Por su parte,R. I. Moore9

    fija una periodizacin parecida.

    El progresivo endurecimiento de las medidas represivas coincide con el

    desarrollo de la centralizacin eclesistica y de la reforma gregoriana. Es lgico que la

    Iglesia aprovechara su constante fortalecimiento como institucin para combatir las

    disidencias. El principio aperturista de la reforma terminar en un aparato represor,

    7DUPR THESEIDER, E.,Problemi di eresiologia Medioevale, enMondo cittadino e movimientoereticali nel Medio Evo, Saggi, Bolonia, 1978,pp. 214-216.8

    MUSY, J.,Mouvemente spopulaires et hrsies au XI sicle en France, enRevue Historique, 1975.9R. I. MOORE.,Heresy as disease, en The concept of heresy in the Middle Ages (11- 13th c.),LOURDAUX, W,. y VERHELTS, D., (eds.), Leuwen- The Hague, 1976.

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    cuyas principales armas sern las que le ofrezcan la justicia y la fuerza armada. El

    discurso eclesistico mostrar a los herejes como una degeneracin que debe ser

    erradicada, sin distinciones; la haeretica pravitas, un todo homogneo y uniforme que

    es visto como un elemento destructor de la sociedad cristiana.

    2.1.-Siglos XI-XII. Primeros vestigios herticos.

    Los primeros vestigios de hereja plenomedieval proceden de relatos de origen

    monstico. Uno de estos est contenido en Historias, obra del monje borgon Raul

    Glaber, escrita entre 1031 a 1042. El autor nos habla de dos hechos. Uno trata sobre un

    campesino que viva en una aldea cercana a Chalons, en la Champaa, llamadoLeutardo. Este, en un momento determinado, abandonar a su esposa, destruir todas las

    imgenes sagradas y la Cruz, e iniciar una predicacin contra los diezmos de la Iglesia.

    El otro relato narra la historia de Vilgard, letrado de Rvena, que se convierte en hereje

    a causa de su estudio de la gramtica y de los poetas paganos.

    Sin duda el relato mejor conocido ser el ocurrido en Orleans en 1022.Diez

    clrigos de su catedral sern acusados de hereja y condenados a morir en la hoguera por

    el monarca francs Roberto el Piadoso. Muchos autores dejarn su testimonio sobre

    estos hechos: el abad del monasterio de Fleury-sur-Loire y un monje del monasterio de

    Ripoll, que resida en Pars, indicarn que los clrigos juzgados negaban la gracia del

    bautismo, la eucarista, la remisin de los pecados mortales, la desaprobacin del

    matrimonio y el consumo de carne. En 1031 el monje Adhmar del monasterio de

    Chabannes tacha a los herejes condenados como servidores del diablo, mientras que, en

    1081, el autor del cartulario del monasterio de San Pedro de Chartres los relaciona con

    la denigrante prctica de orgas nocturnas.

    Por su parte, Berengario de Tours(ha.1000-1088) tendr ms suerte que los

    clrigos de Orleans. Sus escritos, que ponan en duda la eucarista, fueron tachados de

    hereja y quemados en repetidas ocasiones, aunque no llegara a ser condenado.

    De otros dos casos de hereja nos han llegado noticias. El primero nos lo cuentan

    el propio Raul Glaber y un cronista milans que transcribi el juicio. En 1028, el

    arzobispo de Miln, mientras visitaba la dicesis de Turn, se encontr en el castillo deMonforte una fraternidad de hombres y mujeres penitentes, que vivan en comunidad de

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    bienes, exaltando la castidad, orando y ayunando, rechazando a la autoridad eclesistica.

    El arzobispo los condujo a Miln, donde fueron quemados. El otro caso de hereja se da

    en 1022 en la localidad de Arras, conocido gracias a la transcripcin del caso por

    monjes cistercienses en el siglo XII. Una comunidad de laicos, a los que se les considera

    descarriados en la fe debido a su ignorancia, son reinsertados en la Iglesia por el obispo

    de la ciudad.

    Efectivamente, el sector eclesistico vea con temor las aspiraciones espirituales

    de los laicos, porque buscaban llevar una vida apostlica, rechazando la cruz, las

    imgenes y las reliquias, que favorecan las donaciones. Del mismo modo, refutaban el

    sacramento de la misa y el acceso al saber bblico, de los que los laicos eran

    sistemticamente desplazados por los religiosos.

    Con el proceso de la reforma gregoriana y la querella de investiduras, los

    defensores del pontificado utilizarn el trmino hereje para reflejar sus crticas. As, se

    recurre a la hereja simonaca cuando los sacerdotes obtienen sus cargos a cambio de

    dinero, o a la hereja nicolasta, que defina a los clrigos casados. Del mismo modo,

    los partidarios del emperador tambin sern calificados de herejes.

    No es de extraar que tambin los reformistas ms radicalesfuesentachados de

    hereja. En efecto, consta que los patarinos milaneses se encontraban enfrentados con su

    arzobispo acusado de simona; lo mismo sucede con un tal Ramirdh, el cual, tras

    denunciaren 1076 al clero de Cambrai por simona, fue quemado por los servidores del

    obispo; parecido es el caso del monje Henri en la ciudad de Mans (1116), o el de

    Tanchelm en Anvers (1113). Son considerados extremistas porque llevan un modo de

    vida errante y asctica, que entendan como prximo a la vida evanglica, y

    aceptancomo seguidores tanto a hombres como a mujeres, por lo que son acusados de

    libertinos.

    Asimismo, la hereja se va a mostrar en contra del clero. No obstante, a pesar de

    la existencia de mltiples focos disidentes, durante los siglos XI y primeras dcadas del

    XII no se considerar un tema prioritario. Aunque en el concilio de

    Toulouse(1119)empieza a remarcarse el problema, ser Pedro el Venerable, abad del

    Cluny, quien verdaderamente ponga sobre aviso a las autoridades. Entre los aos 1138-

    40 compuso un tratado en contra de Pedro de Bruis, un personaje que predic hacia1120por la cuenca del Rdano, hasta que finalmente fue condenado a morir en la

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    hoguera por hereje en Saint-Gilles. Segn el abad del Cluny, este disidente predicaba la

    nulidad del bautismo realizado a nios, la inutilidad de las iglesias, el rechazo a la Cruz,

    a la eucarista y la negacin de las plegarias y limosnas a los difuntos.

    Es por ello que, en el II concilio de Letrn (1139), el tema hertico se trata deuna forma ms amplia. Desde este momento, Bernardo de Claraval, abad del Cster,

    despliega una vehemente persecucin de la hereja. Ello hace que persiga a dos

    importantes telogos del momento. El primero de ellos fue Pedro Abelardo, que, por

    haber aplicado el uso de la razn a travs de los textos sagrados, fue condenado en el

    concilio de Sens (1141). El segundo fue Gilberto de la Porre, al que se persigui por

    desentraar el sentido de la Trinidad a partir del razonamiento. Por esta causa, estuvo a

    punto de recibir condena en el concilio de Reims (1148). El Medioda francs resultser el territorio en donde se han registrado ms focos disidentes contra el clero. Sobre l,

    el mencionado abad del Cster organiz una campaa de predicacin antihertica, que

    finalmente no obtuvo ningn resultado positivo.

    2.2.-Inicio de la persecucin. Valdismo

    Desde 1150 surgen diferentes denominaciones para los herejes. En la regin de

    Flandes se citan como piphili, es decir, maniqueos que se ocultan bajo el hbito

    religioso, extendindose con los ms abyectos tejedores, que huyen de sitio en sitio,

    acompaados por mujeres cargadas de pecados, y se dividen en majores y sequentes10.

    El trmino Ctaros aparece por primera vez en los Sermones contra los ctarosdel

    monje Eckbert von Schnau en 1163, en referencia a herejes provenientes de Flandes

    descubiertos en Colonia. Para describirlos, utiliza referencias de Agustn de Hipona

    sobre los maniqueos. El vocablo ctaro tendra su origen del griego y significa puroo perfecto, que habra sido utilizado con anterioridad para calificar a los montanistas

    del siglo IV. Por otra parte, ya en el siglo XIII aparecer el trmino bulgarus o

    bolgarus, que en francs ser bougre, bogre o bougres, y se referir a los

    herejes de la zona norte del Loira.

    10LE GOFF, J., y SCHMITT, J.C.,Diccionario razonado del occidente medieval,Editorial Akal, Madrid,2003.

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    No se sabe exactamente el porqu de los diferentes trminos para denominar a

    los herejes; podradeberse a la vulgarizacin de la hereja, a una determinada poltica

    por la Iglesia, o porque se trababa de nuevas doctrinas diferentes11. En cualquier caso, la

    persecucin de disidentes fue realizada por la institucin eclesistica, pero los poderes

    laicos no se quedaron atrs. De este modo, el acoso a la hereja pas a convertirse en

    asunto de Estado. El primer ejemplo de ello lo tenemos en la audiencia de Clarendon

    (1166), en la que Enrique II Plantagenet ordenaba marcar a los herejes con hierro

    candente y declararlos fuera de la ley.

    Respecto a las fuentes que nos hablan sobre la disidencia religiosa en el

    Medioda francs, la mayora de documentos provienen de los escritos de cronistas

    cercanos a los Plantagenet, debido a la debilidad de los poderes laico y eclesistico enAquitania. En ellos se recoge que en 1165 se reunieron en Lombers heresiarcas y

    eclesisticos en un debate pblico, estando presentes el arzobispo de Narbona y la

    condesa de Tolosa, mujer del rey de Francia. En dicha reunin, aparte de las crticas al

    clero romano, los disidentes rechazaban el Antiguo Testamento, slo aceptando el

    Nuevo Testamento. Respecto a la eucarista, defendan su valor, aunque afirmaban-

    poda ser consagrada tanto por un laico como por un clrigo; adems siguieron

    rechazando el bautismo a nios, la confesin y el matrimonio.

    Otras fuentes historiogrficas encontradas son los informes del mencionado

    Bernardo de Claraval en su misin antihertica, en los que se recoge la entrevista a un

    tal Pedro Maurand, un importante notable. De ellos se desprende un gran inters por el

    Evangelio de San Juan. En un documento datado en el siglo XVII se recoge en una

    historia de los duques de Narbona una reunin dada en 1167 en la localidad de San

    Felices de Caramn, en tierras del duque de Tolosa, donde quedara establecida una

    jerarqua ctara y la divisin de la dicesis, aunque probablemente se trate de unafalsificacin12.

    En los concilios de Tours (1163) y III Lateranense (1179) se sigue desarrollando

    un canon sobre hereja, llamando a los obispos a vigilar cualquier rastro disidente en sus

    dicesis, confiscando los bienes materiales a los culpables, pues se les asimila el papel

    11IBDEM.12IBDEM.

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    de malhechores y criminales. Igualmente a esto se le aade la concesin de indulgencias

    de cruzada.

    A partir de 1180 se aprecia ya de manera ms clara el valdismo, un movimiento

    disidente que se expande rpidamente en las ciudades del Rdano. En su origen tienecomo protagonista a Pedro Valdo, mercader lions, que, a partir de 1174, se despoja de

    sus bienes, inicia su propia predicacin del Evangelio con una Biblia traducida y forma

    comunidades de laicos que aplican su vida familiar a la vida apostlica. En 1179 viaja a

    Roma para pedir el consentimiento papal en su predicacin, a lo que se le contesta

    afirmativamente, siempre y cuando el obispo de la dicesis lo acepte. En 1181 asciende

    el nuevo obispo electo de Lyon, que rechaza su movimiento. Pedro Valdo declara que

    prefiere obedecer a Dios antes que a los hombres, provocando la ruptura con la jerarquaeclesistica. Su prdica ya se habr extendido por todo el Rdano, en direccin al pas

    de Oc e Italia.

    Las ciudades lombardas, impregnadas por el valdismo, se encuentran en un largo

    conflicto contra el emperador. Este, para hacer notar su autoridad, comenz una dura

    campaa persecutoria contra el hereje. En 1184 el emperador y el papa unirn sus

    esfuerzos para eliminar la disidencia religiosa, quedando plasmado en la decretal Ad

    Abolendam. El texto recoge la lucha contra los ctaros, patarinos, passagini, josepini y

    arnaldistas. Se incluye la exposicin de la creencia dualista, en la que el Bien y el Mal

    constituyen el mundo, que para los herejes el Mal ser encarnado por la Iglesia romana.

    Esta versin dualista pasar a ser una costumbre en el hereje.

    Sobre los valdenses encontramos abundante informacin en elLiber antiheresis,

    supuestamente escrito por Durand de Huesca (ha. 1160-1224), un valdense que acab

    reinsertado en la Iglesia romana. En el texto se defiende la sede de San Pedro y el poder

    de los sacerdotes, pero asimismo respalda la legitimidad de la pobreza voluntaria y el

    rechazo al trabajo. Otra fuente a destacar es De fide catholica(ha. 1200), cuya autora

    corresponde al cisterciense Alain de Lille (1116-1202), que dedica su escrito al seor de

    Montpellier. Su obra se compone de preguntas, contradicciones y respuestas sobre

    diversos temas. La primera parte se centra en los ctaros, exponiendo la doctrina

    catlica de la Creacin, en contra del supuesto dualismo hereje; la segunda se ocupa de

    los valdenses; y la tercera y cuarta estn dedicadas a judos y sarracenos.

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    2.3.-Siglo XIII. El dualismo

    La subida al solio pontificio de Inocencio III (1198-1216) conllevar a partir de

    este momento una accin ms directa contra la disidencia religiosa. Con la bula

    Vergentis in senium(1199) se declaraba a la hereja como delito de lesa majestad, quemotivara la creacin de una Inquisicin pontificia, ya con Gregorio IX (1227-41).

    Asimismo, Inocencio III impulsara la institucionalizacin de las rdenes mendicantes

    de dominicos y franciscanos, que se convertirn en valiosas herramientas para combatir

    la disidencia religiosa. Sin embargo, tambin apoyar una guerra santa contra los

    ctaros del Medioda francs, en lo que posteriormente se conocera como Cruzada

    albigense (1209-1229).

    Con los procesos inquisitoriales se elaborarn tratados sobre la hereja para

    facilitar la tarea al inquisidor, que empiezan a aparecer a partir del 1235 en el norte de

    Italia. En stos se desarrolla la concepcin del dualismo hereje de una manera simple y

    resumida, distinguiendo un dualismo absoluto (un dios del Bien, creador de lo invisible,

    frente a un dios del Mal, creador de lo visible) a un dualismo moderado (el creador del

    mundo visible es obra de un ngel cado, Satn).

    Inquisidores como Rainiero Sacconi y Anselmo de Alejandra intentarn buscar

    el origen de la hereja ctara. El primero lo expone en su obra Suma contra catharos

    (ha.1250), y el segundo en un supuesto texto suyo datado en 1260 aproximadamente.

    Ambos coinciden en una hereja trada desde Oriente. No debemos darle mucho crdito

    a estas afirmaciones,salvo por el intento de enlazar a los ctaros con herejas

    correspondientes a la primera poca cristiana, para as justificar su aparicin.

    Respecto a las comunidades ctaras, no se guarda ninguna duda de que estaban

    organizadas, formadas por los elegidos (perfectos, hombres buenos o ancianos) ycreyentes. En cuanto a su doctrina, se conservan tres manuscritos del siglo XIII: un

    Nuevo Testamento acompaado de un ritual litrgico en lengua provenzal; otro Nuevo

    Testamento precedido de un apcrifo, llamado la Interrogacin de Juan y una

    coleccin compuesta de textos herticos anotados por la Inquisicin.

    En cuanto al primer manuscrito mencionado, el Nuevo Testamento con el ritual

    provenzal, expresa las nuevas demandas laicas. Dicho ritual se compone de una serie de

    actos (plegarias inaugurales, confesin general de pecados, preparacin de la mesa

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    donde se deposita el Evangelio, gesto de arrodillarse ante el Viejo Testamento, etc.)

    muy parecidos a los adoptados por los protestantes tres siglos ms tarde. No contiene

    crticas a Roma ni se aprecian rasgos dualistas.Por lo que se refiere al otro Nuevo

    Testamento,podra considerarse como ortodoxo si no fuera porque finaliza con un

    apcrifo de Juan, el cual alberga un catecismo de tintes dualistas moderados. Por

    ltimo, la coleccin de textos herticos se compone de un tratado doctrinal sobre los

    principios dualistas, un resumen para la instruccin a los ignorantes, una refutacin de

    los dualistas absolutos a los moderados, una discusin sobre el libre arbitrio, un ritual

    litrgico en latn parecido al ritual provenzal, y finalmente un texto llamado De

    persecutionibus en donde se exhorta a los verdaderos cristianos a soportar las

    persecuciones al igual que lo hicieron Cristo, los Apstoles y profetas. Todos estos

    textos buscaban el apoyo de citas bblicas; un estudio teolgico torpe pero cristiano13.

    Finalmente todo atisbo de hereja dualista empez a desaparecer paulatinamente

    ya a finales del siglo XIII.

    13IBDEM.

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    3.-CONTEXTO HISTRICO DE LA IGLESIA

    El ao Mil no es una simple fecha redonda en la Historia del Occidente europeo;

    marca un antes y un despus en la sociedad medieval. El fin de las grandes invasiones

    brbaras y del expansionismo islmico, la mayor estabilidad adquirida de los reinosgermnicos y sus monarquas, la maduracin del sistema feudal, el crecimiento

    socieconmico, el inicio de la institucionalizacin de la Iglesia y la cristianizacin de

    los pueblos del norte y este de Europa conducirn a una nueva etapa en la que se

    sucedern grandes cambios, en lo que se ha llamado Renacimiento del siglo XII

    3.1.-La coyuntura de la Iglesia: de las microcristiandades a la reforma gregorianay sus consecuencias.

    Desde el desmoronamiento de la Roma Imperial, y con la excepcin de la poca

    carolingia, Europa Occidental se encontr dividida en mltiples y variados reinos

    germnicos, que fueron adquiriendo caractersticas propias, encerrndose para s y

    aislndose del resto. La Iglesia no fue una excepcin.

    En Oriente, Constantinopla fue incapaz de instituir una unidad y uniformidad a

    las manifestaciones religiosas cristianas en su mbito cultural, dndose cuatro sedes

    patriarcales de nivel similar: Alejandra, Antioqua, Constantinopla y Jerusaln. En el

    Occidente slo hay una, Roma; cuyo patriarca, el papa, conserva su primaca en el

    Occidente. Pero su falta de potestad, unido al desprestigio generado por la aristocracia

    romana que manipula el cargo a su antojo, origina un vaco de autoridad.

    A falta de un poder centralizador, las Iglesias cristianas de cada reino se

    replegaron sobre s mismas, dando lugar a Iglesias nacionales14

    . Estas empezaron acreerse guardianas de la esencia de toda una cultura cristiana; es decir, cada regin

    desarrollara su propia verdad cristiana, su ortodoxia autntica. Adems, la alta jerarqua

    eclesistica estrech lazos con el monarca, sometindose a su autoridad. Iglesias,

    monasterios y abadas fueron fundados por poderes laicos en sus propiedades, para su

    uso personal; que a fuerza de multiplicarse a lo largo de los siglos IX y X dieron lugar a

    la aparicin de enclaves sustrados a la jurisdiccin episcopal en las dicesis.

    14LE GOFF, J., y SCHMITT, J.C., Diccionario razonado del occidente medieval,Editorial Akal, Madrid, 2003.

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    Estas Iglesias nacionales empezaron a sentar sntomas de debilidad y crisis,

    como consecuencia del desvanecimiento de la fibra cultural y doctrinal, y el sumiso

    repliegue de las autoridades eclesisticas ante el poder real. Los obispos desertaron en

    su tarea pastoral, hombres investidos ms interesados en su poder temporal que en lo

    espiritual; la incultura de los sacerdotes, escasamente interesados en la necesaria

    predicacin al pueblo, el lento ritmo de creacin de parroquias, la escasa participacin

    de los laicos en las ceremonias litrgicas, etc. La decadencia moral del estamento

    eclesistico empezaba a ser alarmante ante una sociedad que clamaba por una reforma,

    que eliminase los vicios del clero y la puesta al da de los asuntos de la Iglesia.

    A partir del siglo X empezaron a surgir voces y fuerzas cohesionadoras cuyo

    objetivo era devolverle a la Iglesia su originalidad primigenia, la moralizacin de lajerarqua eclesistica y la unidad del cristianismo con una nica ortodoxia, una

    transformacin de las microcristiandades en la Christianitas15o Cristiandad latina.

    La primera es la orden monacal de Cluny, fundada a partir de su primer

    monasterio en el 910 por el duque de Aquitania, Guillermo I. La orden se caracterizar

    por seguir fielmente la regla benedictina, en la que los monjes dedican su vida al

    trabajo, al estudio y a la lectura religiosa, adems de la oracin. Adems est libre de la

    influencia laica, pues el abad es elegido por los propios monjes, y tericamente rinden

    obediencia inmediata al pontfice y no a los episcopados. Muchos monasterios buscarn

    acogerse a su reforma, otros sern directamente fundados, expandindose con gran

    celeridad por todo el Occidente.

    Otra fuerza cohesionadora ser el resurgimiento imperial de manos de Otn I

    (912-973), precursor del Sacro Imperio Romano Germnico. Este emperador inici la

    institucionalizacin de una Iglesia con carcter imperial, reservndose el poder temporal

    en su persona, y el espiritual en el del papa. Ello conllevar a un gran impulso en la

    evangelizacin de los pueblos escandinavos, eslavos y hngaros; el distanciamiento

    entre Roma y Constantinopla; y la reaparicin de las herejas, sntoma de los avances de

    la Iglesia oficial en materia de formalizacin teolgica, y, sobre todo, en la antes

    mencionada institucionalizacin eclesistica16. Entre estas primeras herejas podemos

    15GARCA DE CORTZAR, J.A.,Historia religiosa del Occidente medieval (ao 313-1464), Ediciones

    Akal, Madrid, 2012.16ALVIRA, M., Movimientos herticos y conflictos populares en el Pleno Medievo, en MITRE, E.,(coord.)El mundo medieval (vol.II), Trotta, Madrid, 2004.

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    encontrar las disidencias relacionadas con el milenarismo y las expectativas

    apocalpticas que el milenario del nacimiento o muerte de Jess habran suscitado

    supuestamente a los fieles; los herejes de Orleans condenados a morir en la hoguera en

    1022, que ponan en cuestionamiento aspectos muy precisos de la ortodoxia; un

    dualismo doctrinal que aparentemente fue trado por los bogomilos, secta proveniente

    de Oriente; y los problemas en la interpretacin, con un trasfondo intelectual, de la

    Eucarista, destacando las manifestaciones de Berengario de Tours (ha.1000-1088).

    Sin embargo, no ser hasta el emperador Enrique III (1039-1056) quien iniciar

    una profunda reforma interna eclesistica, fruto del principio Ecclesia Semper

    reformanda est17,un desarrollo concreto de la tensin reformadora que espritus

    sensibles de la Iglesia han mantenido en cada periodo histrico. Las crticas ms durasirn dirigidas a la simona o compra y venta de oficios eclesisticos, y al nicolasmo o

    matrimonio de clrigos, que promocionaban la transmisin hereditaria de los obispados

    o parroquias. El emperador colocar en el solio pontificio a hombres con una verdadera

    vocacin moral y reformista, en la que destacar Gregorio VII (1073-1085), cuya labor

    no se limitar al aspecto moral, sino a la unidad e independencia de una Iglesia que

    abarque a toda la Cristiandad, con el pontfice a la cabeza, guardin de la ortodoxia.

    Este conjunto de cambios quedarn recogidos en un proceso denominado reformagregoriana, que provocarn movimientos de disidencia, tanto a nivel poltico

    (enfrentamiento con el emperador, querella de investiduras) como religioso y social

    (herejas).

    El reformismo gregoriano tendr como concepto el sanear, regenerar y liberar a

    la Iglesia de las pretensiones de los poderes seculares y con ello alcanzar la

    moralizacin del clero. A ello se le aadir la nocin poltica que ir adquiriendo: el

    ejercicio de un poder papal sobre el conjunto de la cristiandad; el poder de jurisdiccinuniversal y de definicin de las grandes verdades de fe. Si anteriormente los temas sobre

    la ortodoxia haban sido iniciativa de Oriente hasta el siglo VII, se experimenta una

    lenta transferencia hacia el Occidente pontificio; y a partir del siglo XII, especialmente

    en el I Concilio de Letrn (1123) los pontfices sern los principales promotores de los

    concilios ecumnicos donde se establecen los dogmas de fe, y por consiguiente una

    demarcacin ms clara de los movimientos heterodoxos.

    17MITRE, E.,Las herejas medievales de oriente y occidente, Arco Libros, Madrid, 2000.

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    La puesta al da de la Iglesia, en un momento de gran dinamismo

    socioeconmico, traer consigo un manantial de voces y opiniones, de diferente

    carcter, como las nuevas aspiraciones espirituales, las cuales el Papa y los concilios

    reunidos deben controlar. Muchas de estas voces e ideas son escuchadas y aceptadas;

    sin embargo, aqullas que amenacen a la autoridad papal o a la ortodoxia religiosa son

    rpidamente anatemizadas.En este contexto reaparecen con fuerza las herejas, cuyo

    protagonismo no cobraba tal fuerza desde siglos pasados. Algunos autores actuales lo

    consideran algo normal dentro de los avances teolgicos e institucionales de la Iglesia18.

    La hereja podr aparecer en cualquier mbito de la sociedad: los desfavorecidos, la

    incipiente burguesa urbana, intelectuales, nobleza, e incluso en el mismo clero.Como

    en la Roma antigua suceda con los adversarios del emperador, los herejes sern

    proscritos y sus bienes confiscados, declarados criminales pblicos.

    La Iglesia se ver reforzada teolgica e institucionalmente cada vez que supere

    estas disidencias, originando que en el siglo XIII se presente una entidad uniforme, con

    una teocracia papal en su mxima expresin y unas bases fuertes,cuya posicin social se

    encuentre en un puesto independiente y privilegiado, colaborando estrechamente con los

    poderes laicos, y disponiendo de un mayor alcance en la sociedad.

    18

    la reaparicin de las herejas constitua un sntoma de los avances de la Iglesia oficial en materia deformalizacin teolgica y, sobre todo, de institucionalizacin eclesistica EnHistoria religiosa delOccidente medieval (313-1464), GARCA DE CORTZAR, J.A., p. 242.

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    4.-DESVIACIONES ACADMICAS

    Las herejas de la poca plenomedieval son de muy distinta ndole, pero sin duda

    todas guardan un elemento comn: la desviacin de la norma u ortodoxia establecida.

    La jerarqua catlica velar como guardiana de esta ortodoxia, especialmente ante lasmltiples vocescannicasque anhelan un cambio o novedades en lo espiritual.

    Los cambios socieconmicos que empiezan a realizarse a partir del siglo X en el

    Occidente van a tener grandes consecuencias en la cultura, que hasta entonces estaba

    siendo monopolizada por los monasterios en sus bibliotecas. El florecimiento de las

    ciudades conlleva el desarrollo de diversas instituciones urbanas; debido al impacto en

    el mundo de la educacin del movimiento que conduce a los oficios a agruparse en

    corporaciones. Desde finales del siglo XII a 1300 aparecen por Europa casi medio

    centenar de universidades, de diferente entidad y origen. Algunas, como las de Bolonia

    y Pars son fruto de la evolucin de escuelas anteriores, otras aparecern como

    consecuencia del apoyo fundacional de monarcas y papas, interesados en la mejora del

    personal administrativo laico y eclesistico. En algunos casos concretos, servirn para

    combatir la hereja en un territorio damnificado por sta, como la Universidad de

    Toulouse. La Iglesia ve en las universidades un foco reformista necesario para acometer

    los cambios que est sufriendo; as consolida la autonoma universitaria frente a los

    poderes laicos de una forma interesada: imprime su jurisdiccin sobre sta, y as los

    intelectuales perdern su independencia. Las ventajas obtenidas por el clero en la

    reforma gregoriana les permiten una mayor independencia de movimiento y

    posibilidades, obteniendo preeminencia en la obtencin de plazas como estudiantes.Los

    cargos docentes sern monopolizados por cannigos, especialmente pertenecientes a la

    orden dominica y franciscana, con el objetivo de controlar la cultura y proteger la

    ortodoxia del laicismo.

    La traduccin de intelectuales clsicos antiguos, judos y musulmanes (en el que

    la Escuela de Traductores de Toledo tuvo una especial relevancia); el redescubrimiento

    de Aristteles, por influencia de Averrores, mdico hispano musulmn, causar un gran

    impacto en el campo teolgico; as como el mayor trnsito y fluidez de ideas, originan

    el desarrollo de la intelectualidad; abundando los debates teolgicos que terminaron en

    grandes polmicas, cuyo resultado poda acabar en hereja. He aqu algunas disidencias

    surgidas en el marco del desarrollo teolgico.

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    4.1.-Controversias eucarsticas

    Las controversias en el tema de la Eucarista brotan a finales de la poca

    carolingia y se desarrollan a principios de la poca Pleno Medieval. La consagracin del

    agua y vino en la sangre y cuerpo de Cristo se convirti en el debate central.

    Como antecedente, podemos destacar al monje Pascasio Radberto (790-865),

    cuyas posturas en relacin con la conversin del agua y vino se quedaban reducidas a

    una pura figura simblica. En el siglo XI, la controversia se revivi a manos de

    Berengario de Tours (ha. 1000-1088), quien emple la razn y dialctica aristotlica

    para buscar la explicacin de los misterios eucarsticos, resultando lgica la negacin dela transubstanciacin: el pan y vino eran nicamente smbolos de la carne y sangre de

    Cristo, ya que su sustancia se mantiene, al igual que los accidentes. La polmica fue

    aumentando a lo largo de los aos. Roma lanzar un anatema contra Berengario en

    1050, pero no cambi de parecer. Finalmente en el snodo de Burdeos de 1080 se

    produjo su retractacin, y el berengarismo fue reducido. Sin embargo las formulaciones

    sobre la eucarista se fueron haciendo ms precisas, y el trmino transubstanciacin fue

    tomando forma en las definiciones dogmticas con el proceso del gregorianismo, hasta

    que en el IV concilio Laterano (1215) se estableci como dogma de fe.

    4.2.-La predestinacin y pantesmo.

    La elaboracin de teoras teolgicas no fue un debate monopolizado por el clero.

    El desarrollo de la intelectualidad secular en las ciudades provoc que stos pusiesen en

    tela de juicio el dogma de fe. Un laico, Hugo Speroni, cnsul de Piacenza en el sigloXII, desarrollar una teora doctrinal en cuya cspide se encuentra un abierto

    predestinacionismo, con el que manifiesta las actuaciones exteriores, la conservacin de

    la fe, y el amor a Cristo por parte de aquellos que desde la eternidad estn ya

    predestinados. La purificacin del alma est en el interior, sin intercesin de nadie; es

    por ello que considera intil la penitencia sacramental, sustituyndola por una

    penitencia espiritual, y no mediante el sacerdote. Esto provocaba que el clero fuese en

    gran parte innecesario, contraviniendo la propia unidad de la Iglesia al establecer la

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    diferencia entre eclesisticos y seculares. A pesar de la condena de sus escritos por la

    Iglesia, su doctrina encontrara seguidores durante el siglo XIII.

    Otros intelectuales que plantearon ideas controvertidas en lo relativo a las

    verdades de la fe fueron convencidos para retractarse. Es el caso deun contemporneodelsperonismo, Amalrico de Bene, quien elaborar una hiptesis de carcter pantesta,

    sosteniendo que Dios es la esencia de todo, siendo criatura y creador en una misma

    cosa. Al estar Dios en todas partes y cosas, la presencia de Cristo en la Eucarista es

    igual a la de cualquier objeto. La Iglesia actu de facto y Amalrico se retract; no as

    sus seguidores, que ampliaron su idea con un contenido ms emocional y subversivo,

    pasando a ser perseguidos como herejes.

    4.3.-Los goliardos

    La mayor movilidad social en el Pleno Medievo, gracias al desarrollo

    econmico, tambin conseguir una mayor movilidad en el campo de las ideas. De aqu

    procede un conjunto de distinta procedencia, en su mayora formado por clrigos

    desarraigados y desplazados, la mayor parte de ellos procedentes de universidades, cuyo

    blanco de crticas se sita en los altos estratos de la sociedad feudal, tanto laica como

    eclesistica. Se denominarn goliardos, y manifestarn las limitaciones de los intentos

    reformistas de la Iglesia; as lo afirma Gualterio de Chatillon (1135-1201), uno de sus

    representantes: El orden eclesistico est ms postrado que el de los laicos; la Esposa

    de Cristo se pone a la venta; la que antes sobresala est ahora a merced de todos: se

    venden los altares, se vende la Eucarista, a pesar de que nada valen las dignidades

    compradas19. Finalmente se considerarn extinguidos en el siglo XIII.

    4.4.-La reaparicin aristotlica

    El redescubrimiento aristotlico fue un aporte revolucionario para la

    intelectualidad de la poca, y la teologa no escapar a esta innovacin, que hasta

    entonces la base teolgica estaba sujeta al neoplatonismo de San Agustn. Aristteles

    19La poesa de los goliardos, ARIAS Y ARIAS, R.,(ed. y trans.), Madrid, 1970, p. 83.

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    haba sido olvidado en el Occidente, pero los musulmanes lo conservaron, y gracias a

    las escuelas de traduccin entre el mundo islmico y cristiano, penetraron en Europa.

    La reaparicin de la lgica, la dialctica y el mtodo experimental aristotlicos

    renovaban el concepto de la fe y la razn, provocando la aparicin de la escolsticamedieval. En una primerafase la Iglesia conden estas enseanzas, vistas como anttesis

    de la doctrina cristiana. El mejor ejemplo de ello es el caso de Pedro Abelardo (1079-

    1142) que desarroll las primeras nociones lgicas, dialcticas y silogsticas, generando

    las especulaciones y la crtica filosfica de las ideas;estas teoras atrajeron e influyeron

    a numerosos intelectuales. El temor por parte de la Iglesia a la desviacin de la

    ortodoxia, hizo que continuamente sus escritos fueran tachados por su carcter hereje.

    Contra Abelardo se situ Bernardo de Claraval (1090-1153), firme defensor del estudiode las Sagradas Escrituras frente al anlisis de los filsofos griegos.

    A pesar de la persecucin del aristotelismo por parte de la jerarqua eclesistica,

    fue lentamente aprobado. En esta segunda fase la solucin la aportar el monje

    dominico Toms de Aquino (1220-1280), que acomodar la filosofa de Aristteles con

    la teologa cristiana. Sin embargo, frente al tomismo se alz otra corriente

    radical,influenciada por el hispano musulmn Averroes (1126-1198): el averrosmo

    latino. Los seguidores de esta corriente defendieron posturas que chocaban con el

    pensamiento oficial, tales como la eternidad del mundo, o la doctrina de la doble

    verdad: una vlida para la religin y otra para la filosofa, rompiendo con el delicado

    equilibrio entre fe y razn. Sus ideas fueron perseguidas por incompatibles con la

    ortodoxia cristiana. En adelante, los hallazgos de la filosofa quedaron apartados de los

    dogmas de fe, sin ocuparse de la religin20.

    20MAURER, A.,Filosofa medieval, Emec Editores, Buenos Aires, 1967, pp.206-208.

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    5.-LA POBREZA VOLUNTARIA Y SUS DESVIACIONES HETERODOXAS

    Los movimientos de pobreza de voluntaria estn unidos a los mismos orgenes

    de la Iglesia. Durante toda su historia, la imagen de Cristo y sus seguidores desapegados

    de cualquier bien material fue reivindicada peridicamente frente al modelo de lajerarqua eclesistica, que como hemos visto se encontraba en una situacin bastante

    holgada en la sociedad feudal. Los prelados argumentaban sus posesiones como

    patrimonium pauperum21, una provisin material que permitiese auxiliar a los

    desfavorecidos en sus momentos ms crticos; sin embargo, estas propiedades

    acrecentaban en el alto clero la prdida de sus valores morales.

    El desarrollo que experiment Occidente en la poca Plenomedieval en el

    mbito econmico no fue equiparable al que sufrila sociedad. Junto al florecimiento

    que se dio en las ciudades con el impulso demercaderes y artesanos, se encontraba una

    importante masa de campesinos con serias dificultades de supervivencia. Sin embargo,

    el retorno al ideal evanglico tampoco era mal visto por el alto clero. Una escrupulosa

    aplicacin de los principios evanglicos permita una visin en la que la caridad era un

    lazo entre el cielo y la tierra, manifestndose en la prctica de limosna y en el

    desarrollo desde el siglo XI de organismos de asistencia promovidos por las autoridades

    eclesisticas, el monarca o los por organismos comunales22. El pontificado poda

    admitir gestos de pobreza voluntaria a nivel personal o de un grupo ms o menos

    controlado disciplinariamente; ejemplo de ello es la figura del eremita o de los monjes,

    que se consideraban lospauperes Christi23.

    En este escenario tuvo lugar la expansin del ideal de pobreza absoluta o radical,

    la cual gener recelos debido a que planteaba un medio de regeneracin de la sociedad,

    en el que el clero pretenda conservar un status privilegiado. La desconfianza aument

    cuando estos movimientos eran promovidos por laicos, que empleaban sus propias

    opiniones en materia disciplinaria y teolgica, y que chocaban contra la autoridad

    eclesistica.

    21

    MITRE, E.,Las herejas medievales de oriente y occidente, Arco Libros, Madrid, 2000, p. 53.22MITRE, E., y GRANDA, C., Las grandes herejas de la Europa cristiana, Istmo, Madrid, 1983, p. 65. 23MITRE, E.,Las herejas medievales,p. 53.

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    Algunos autores han elaborado estudios sobre la pobreza voluntaria, su

    evolucin y sus derivaciones hacia posiciones herticas, tomando en este caso a T.

    Manteuffel24como ejemplo:

    En los primeros antecedentes se encontrara en las primeras comunidadescristianas, las primeras clulas monsticas y los primeros movimientos en los

    que el modelo apostlico se mezcla con las reivindicaciones sociales.

    Desde finales del siglo X, con el movimiento reformista impulsado por

    Cluny y los pontfices, se perfilan dos actitudes: la moderada, en el que la

    pobreza voluntaria no rompe el orden social establecido, y la radical, que

    terminar por ser anatemizada.

    Desde finales del siglo XI y gran parte del siglo XII, en el que miembrosdel clero tratan de desligarse del elemento eclesistico secular, en el que el

    eremitismo se considera la nica solucin para acceder al ideal de pobreza

    voluntaria. Tambin se ponen en prctica otros intentos de sentido ms

    comunitario, destacando la reforma del Cster.

    Entre los aos centrales del siglo XII y los comienzos del XIII la ciudad

    se va a convertir en un autntico laboratorio de pruebas de la pobreza voluntaria,

    sobresaliendo figuras como Arnaldo de Brescia, Pedro Valdo y San Francisco.La pobreza voluntaria se encuentra en un contexto de fuerte contradiccin, ya

    que su tica esta radicalmente distanciada de la nueva moral justificadora del

    comercio y la acumulacin de riquezas.

    La ltima etapa corresponde desde la muerte de San Francisco (1226) y

    quedara marcado por las escisiones del franciscanismo hasta degenerar en

    corrientes milenaristas y de carcter anarco-comunista, como losfraticelli.

    Roma no conden por sistema esta ideologa, ya que hubiera ido en contra del

    propio mensaje evanglico, llegando a canonizar a numerosos adeptos. Las condenas

    surgen segn las circunstancias25, pues guardaba un cierto recelo al uso de la pobreza

    voluntaria como una herramienta de proselitismo que pudiese acarrear alteraciones

    polticas o sociales; la obediencia a las autoridades eclesisticas era la condicin

    indispensable para mantenerse dentro de la ortodoxia.

    24

    MANTEUFFEL, T.,Naissance d une hrsie. Les adepts de la pauvret volontaire au Moyen ge,Pars, 1970.25DEM.

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    Como vemos en el campo de la pobreza voluntaria, como en otros casos, la lnea

    entre ortodoxia y heterodoxia estaba generalmente difuminada; el reformismo

    gregoriano trat de establecer un conjunto de normas jurdicas, disciplina y

    organizacin eclesistica que definiese el lmite entre ambas. En conclusin, los

    movimientos de esta ndole tuvieron un especial protagonismo en los casos de

    disidencia religiosa.

    5.1.-Pedro Valdo frente a San Francisco de Ass.

    El hecho ms caracterstico entre la aceptacin de la pobreza voluntaria o su

    condena hertica por parte de la Iglesia, guardiana de la ortodoxia, proviene en lotocante al respeto de la autoridad eclesistica. El mejor ejemplo lo observamos en el

    contraste entre Pedro Valdo y San Francisco.

    El movimiento ms significativo en estos trminos fue Pedro Valdo (ha.1140-

    1217), comerciante lions que tras interpretar rgidamente un pasaje bblico (Mt. 19, 21)

    abandon a su familia y sus bienes, y se lanz con un grupo de seguidores por el camino

    de la extrema pobreza y la predicacin. Esta ltima se supona que era una funcin

    exclusivamente en manos del clero, por lo que no se vio con buenos ojos sus actos.

    Valdose entrevistar con el pontfice Alejandro III en el III concilio de Letrn (1174),

    siendo aprobado su modo de vida, recomendndole que slo predicara con el permiso de

    las autoridades episcopales. Valdo regresar a Lyon, pero el obispo le negar llevar a

    cabo predicaciones por su cuenta, por lo que desobedecer a las autoridades

    eclesisticas y continuar la predicacin con sus reinterpretaciones bblicas, siendo l y

    sus seguidores acusados de hereja. Algunos se retractarn, como es el caso de Durn de

    Huesca(ha. 1160-1224); otros mantendrn sus ideales y sern perseguidos por la Iglesia.

    El caso de Francisco de Ass (ha. 1181-1226) es bien parecido al de Pedro

    Valdo; un personaje perteneciente a la alta aristocracia italiana que abandon todas sus

    pertenencias materiales para repartirlas entre los pobres y seguir un rgimen de pobreza

    extrema, junto a un grupo de fieles. A diferencia de Pedro Valdo, San Francisco acatar

    en todo momento la autoridad eclesistica, redactando una norma para su comunidad.

    Tras su muerte su orden se dividir entre el ala de los moderados y la de los radicales,

    que planteaban unas ideas ms radicales en lo tocante a la pobreza absoluta. Esta rama,

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    denominada fraticelli, entrara en contacto con principios milenaristas y msticos,

    terminando en una clara confrontacin con la alta jerarqua de la Iglesia, que los

    anatemizar.

    Precisamente, la adaptacin de la pobreza voluntaria en la ortodoxia cristianapermitir contrarrestar a las disidencias religiosas, permitiendo la creacin de un nuevo

    tipo de rdenes, las denominadas como mendicantes (dominicos y franciscanos) que

    representarn grandes armas frente a la hereja.

    5.2.-Igualitarismo social y antijerarquismo.

    Siguiendo los movimientos herticos conexos a la pobreza voluntaria, podra

    interpretarse a la hereja como medio de expresin en el malestar social, y por

    consiguiente el cuestionamiento del orden jerrquico establecido.

    No hay que olvidar que la Iglesia refrenda el sistema social establecido; a

    principios del siglo X el obispo Adalbern de Lan plasma en un poema satrico

    dedicado a Roberto II de Francia, elCarmen ad Rotbertum Regem, un esquema social

    tripartito (oratores, bellatores y laboratores). Segn recoge su autor26, esta organizacin

    social la haba querido el propio Dios; el mantenimiento de cada uno de los estamentos

    garantizaba la paz y estabilidad a toda la sociedad. Por lo tanto, ir en contra del orden

    establecido significaba un ataque a la propia ortodoxia cristiana.

    Ello no quiere decir que todo intento de cambio social fuese considerado hereja,

    pero s que se tacharn como heterodoxos a los movimientos reformistas que pretenden

    modificar la jerarqua eclesistica. El propio Adalbern de Lan miraba con recelo el

    reformismo cluniacense; y de los estratos del bajo clero secular en ocasiones partieronmovimientos radicales que atacaron a la cpula de su estamento. La falta de moralidad y

    prdida de los ideales evanglicos por parte de los miembros del episcopado condujo a

    ciertos movimientos herticos a crear sus propias jerarquas paralelas, como es el caso

    de los valdenses y, aunque con otras causas diferentes, los ctaros.

    26Entre el nacimiento a la vida y el ms all, en MITRE, E., (coord.)El mundo medieval (vol.II), Trotta,Madrid, 2004.

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    6.-MOVIMIENTOS POPULARES

    A vista estaba que la Iglesia del ao Mil necesitaba una intensa reforma como

    producto de un clero secular dependiente del poder civil, alejado de la norma moral

    cristiana y presentando una imagen muy poco ejemplar al conjunto de los fieles. Sinduda la compra y venta de cargos eclesisticos y el concubinato eclesistico fueron los

    objetivos a erradicar por parte del llamado reformismo gregoriano, representado en el

    papa Gregorio VII. Dejando a un lado los tintes polticos de este movimiento, el

    gregorianismo plante la rehabilitacin del clero desde su propia cpula; una reforma

    autoritaria muestra de la potestad del papa. El problema vendra cuando estos deseos de

    reforma desde la cpula entrasen en contacto con las ansias reformistas de las bases de

    la sociedad. Las ciudades, que empiezan a florecer y a ocupar un importante peso en la

    sociedad desde el siglo XI, van a ser la toma de contacto entre el gregorianismo y los

    anhelos espirituales populares. Estas ansias reforzarn en ocasiones las iniciativas

    reformistas, en otros casos conducirn a la desviacin religiosa.

    A pesar de ello, muchos autores27consideran en dejar en un segundo plano los

    componentes doctrinales de estas herejas urbanas para insistir ms en factores externos

    que las condicionaron: corrupcin eclesistica, luchas de partidos o vinculaciones

    sociales. Como consecuencia, las disidencias religiosas se entremezclan conrevoluciones sociales, en las que las clases urbanas emergentes (burguesa) y la baja

    nobleza se enfrenten contra la alta jerarqua social.

    Respecto al medio rural, fue el origen de algunos movimientos herticos, pero su

    menor capacidad de movilizacin trasladar completamente el protagonismo a las urbes.

    A pesar de ello, debemos destacar los predicadores itinerantes que trasladarn ideas

    milenaristas, mesinicas y profticas que tendrn importantes repercusiones,

    especialmente en el mbito de las cruzadas. En estos trminos tambin ha de

    mencionarse al autor Joaqun de Fiore (1145-1202) cuyos escritos tendrn relevancia en

    los movimientos heterodoxos de estas caractersticas.

    27ALVIRA, M., Movimientos herticos y conflictos populares en el Pleno Medievo, en MITRE, E.,(coord.)El mundo medieval (vol.II), Trotta, Madrid, 2004, p. 390.

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    6.1.-El caso de Miln y Roma

    Las fuentes historiogrficas nos han dejado dos ciudades como principales focos

    protagonistas en los movimientos herticos urbanos, Miln y Roma.

    Miln, una de las primeras ciudades del Occidente europeo por su nmero de

    habitantes y potente economa, se convirti durante la Plenitud Medieval en fvea

    hereticorum28, cueva de herejes. En ella surgira un movimiento disidente denominado

    Pataria; el cual, en principio, solo pretenda reformar la vida religiosa, sobre la base

    de un clero digno y no comprometido con intereses materiales. En este grupo se situarn

    el bajo clero y la baja aristocracia local. Frente a este bando vemos al arzobispo Guido

    de Velatte, afn al emperador y a los intereses de la gran feudalidad.

    La iniciativa fue bien vista por el pontfice y la curia, y en 1057 estableci

    contacto con los agitadores. Sin embargo, la masa popular empez a cuestionar algunos

    puntos teolgicos, incidiendo en la esencia del ministerio sacerdotal, los ritos, los

    sacramentos, etc. La Iglesia no poda tolerarlo, as que tom medidas; consigui atraerse

    el ala moderada del movimiento, que estableci un gobierno comunal y una reforma

    consular, aplastando en 1075 al sector ms radical. La Pataria morira, pero el trmino

    patarino prevalecer, siendo sinnimo de hereje29durante los siglos posteriores.

    Miln es el mejor ejemplo de cmo se entrelaza los movimientos reformistas con

    tensiones sociales, aunque no es el nico caso, otras ciudades italianas como Cremona,

    Brescia, Piacenza, Mdena, etc., presentaron acontecimientos similares, pero sin llegar a

    la radicalidad que adquiri la Pataria.

    Pero sin duda el caso de Roma es el ms llamativo, centro del poder papal y por

    tanto de la ortodoxia, y la accin de un personaje particular: Arnaldo de Brescia (1100-

    1155). Este personaje era una mezcla de tribuno y visionario, discpulo de Pedro

    Abelardo, que mantendr en jaque a la autoridad pontificia defendiendo una Iglesia con

    una cerrada ascesis, libre de los beneficios eclesisticos y de la jurisdiccin sobre la

    Ciudad Eterna, resucitando los viejos sentimientos republicanos romanos30. Arnaldo

    consigui el apoyo de las clases populares y la baja nobleza, mientras que junto al

    pontfice se situ la alta aristocracia. Durante un periodo de tiempo Arnaldo mantuvo a

    28

    MITRE. E.,Las herejas medievales de Oriente y Occidente,Arco Libros, Madrid, 2000.29ALVIRA, M., Movimientos herticos y conflictos populares, p. 394.30MITRE, E., y GRANDA, C.,Las grandes herejas de la Europa cristiana,Istmo, Madrid, 1983, p. 89.

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    raya al papado, consiguiendo reinstaurar un Senado romano que gobernaba con

    autonoma la ciudad. Pero en 1154 las tornas cambian; el papa Adriano IV acuerda una

    alianza con el emperador Federico I Barbarroja, que a cambio de ser coronado

    emperador enva una hueste que aplasta a los disidentes y ejecuta al propio Arnaldo. A

    pesar de su muerte y el fin del movimiento disidente, se mantendr viva su figura entre

    los sectores que deseaban una Iglesia libre de compromisos temporales.

    6.3.-Predicadores itinerantes y movimientos mesinicos y milenaristas.

    Otro fenmeno importante es la aparicin en el siglo XI de los predicadores

    itinerantes, que viajaban de aldea en aldea vestidos de saco y predicando las SantasEscrituras, siguiendo los postulados evanglicos y llevando a cabo labores asistenciales.

    Censuraban al clero indigno, denunciaban la secularizacin y las riquezas de la Iglesia

    en mensajes de gran simplicidad que tenan un gran eco en el populacho. En un

    principio su labor fue apoyada por los reformistas oficiales, que los vean como un til

    apoyo contra el clero simonaco. A principios del siglo XII la Iglesia intent regularlos

    y encuadrarlos; muchos de ellos accedieron, otros en cambio continuaron manteniendo

    su mensaje radical de rechazo al clero, a las instituciones eclesisticas o al pago del

    diezmo, ponindose a la cabeza de movimientos heterodoxos.

    En relacin a stos, aparecieron durante los siglos XI y XII movimientos

    populares de carcter mesinico, proftico o milenarista, que en muchas ocasiones

    terminaban en hereja y subversin social. Asegurando la prxima llegada de un mundo

    mejor a travs de ideas mesinicas o apocalpticas, los predicadores atraan a los

    sectores populares ms desfavorecidos, especialmente en coyunturas de crisis, como

    hambrunas, guerras o epidemias. Se difundieron una serie de seales que anunciaban lallegada del fin de los tiempos; algunas de ellas eran la instauracin de una Iglesia pobre,

    espiritual e igualitaria, el gobierno de los pobres, la aparicin de un ltimo emperador

    que asegurara la paz y evangelizacin hasta la llegada del Anticristo Esta exaltacin

    religiosa condujo a actitudes radicales de carcter subversivo, anticlericales e

    igualitarias en forma de violencia que fueron inmediatamente anatemizadas.

    Las cruzadas contribuyeron a potenciar estos ideales, pues la nocin de la

    marcha a los Santos Lugares como va de salvacin eterna fue intensa entre las clases

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    ms desfavorecidas, produciendo la elaboracin de una religiosidad de cruzada llena de

    elementos apocalpticos y escatolgicos. La conquista de la Jerusaln terrenal permitira

    la llegada de la Jerusaln celestial y con esta la venida del fin de los tiempos31. Fruto de

    estas ideas dar lugar a verdaderas cruzadas populares, en las que el populacho

    marchaba hacia Jerusaln con la certeza de su xito por la intermediacin de Dios. Las

    ms destacables fueron el contingente popular que sali en la primera cruzada (1095-

    1099) guiados por el predicador Pedro el Ermitao; y la denominada cruzada de los

    nios (1212), protagonizada por una gran masa de pobres y desheredados, en su

    mayora nios, que tras embarcar en Marsella fueron vendidos como esclavos en

    Alejandra por mercaderes sin escrpulos.

    Junto a estos movimientos populares exaltados cabe destacar el milenarismo delabad cisterciense Joaqun de Fiore (1145-1202), cuyos escritos historiogrficos de

    carcter apocalptico, en los que entrelaza una visin de la Historia y elementos de la

    divina Trinidad, manifestaban la llegada de una Iglesia puramente espiritual, sin

    jerarqua, ni sacramentos ni predicacin, que traera una poca de paz y caridad. Su vida

    respetable y ejemplar, en la que precisamente luch contra los movimientos

    heterodoxos, le salv del anatema; una vez fallecido parte de sus escritos fueron

    considerados herejes, aunque a su autor no se le consider hereje por su honestidad y elcarcter de sus buenas intenciones32. Si bien es cierto que su obra qued encauzada por

    la nueva espiritualidad mendicante, sus mensajes profticos sobrevivieron e

    influenciaron a movimientos heterodoxos que cuestionaron abiertamente la Iglesia

    jerrquica.

    31

    GARCA DE CORTZAR, J.A., Historia religiosa del Occidente medieval (ao 313-1464), EdicionesAkal, Madrid, 2012.32MITRE. E.,Las herejas medievales de Oriente y Occidente,Arco Libros, Madrid, 2000, p. 52.

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    7.-EL PROBLEMA DEL MEDIODA FRANCS

    Sin duda el catarismo fue, junto al valdismo, la gran hereja de la poca

    Plenomedieval. Los ctaros merecen una atencin especial por su innegable

    particularidad y relevancia respecto al resto de movimientos heterodoxos, pues susdimensiones religiosas sobrepasaron por las consecuencias de su persecucin, claves

    para la evolucin histrica del panorama poltico del Occidente europeo, como

    asimismo del desarrollo institucional de la Iglesia catlica.

    7.1.-Antecedentes

    El Medioda francs o Midi plenomedieval, localizado en la Occitania francesa,

    dispona de las mejores condiciones para la expansin de la hereja. Contaba con

    grandes ciudades, como Toulouse, Montpellier, Narbona, Albi o Carcasona, en las que

    habitaban una poblacin urbana muy dinmica gracias al comercio y las estrechas

    relaciones con el medio rural. Su desarrollo econmico, urbano y cultural favoreca un

    clima de carcter heterodoxo33; un territorio culturalmente homogneo, que hablaba la

    lengua de oc(de ah que tambin se cite como Languedoc) diferente a la de Francia del

    norte (de lengua de oil)34y que sin embargo, se encontraba muy dividido en lo poltico,

    producto de la incapacidad para desarrollar unas bases polticas slidas por parte de la

    nobleza nativa.

    La regin vivi un tanto ajena a la poltica exterior del momento, aislada de

    los centros de poder del momento: el emperador germnico y los reyes de Francia,

    Inglaterra, Castilla y Aragn. Este ltimo ser quien comience a manifestar su

    influencia en la zona desde finales del siglo XII.

    La Iglesia autctona, muy vinculada a la aristocracia local, poderosa y bastante

    independiente de Roma, no colaboraba con el poder secular, como s ocurra en el resto

    de Francia o el Imperio. Esto favoreci la difusin de corrientes contestatarias y

    tendencias anticlericales. La misma nobleza y el alto clero fueron incapaces de reprimir

    las corrientes heterodoxas sin que se viesen alterados sus propios intereses.

    33

    ALVIRA, M., Movimientos herticos y conflictos populares en el Pleno Medievo, en MITRE, E.,(coord.)El mundo medieval(vol.II), Trotta, Madrid, 2004, p. 407.34MITRE, E.,Iglesia, hereja y vida poltica en la Europa medieval,BAC, Madrid, 2007.

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    7.2.-Origen y doctrina del movimiento ctaro

    El origen del trmino ctaros (puros, en griego) proviene por su vida

    asctica y evanglica, segn escribi el monje alemn Eckbert de Schnau en su obra

    titulada Suma contra catharos (ha.1250); aunque probablemente sus miembros nuncautilizaron este trmino para denominarse a s mismos, sino que se llamaban cristianos,

    buenos cristianos o buenos hombres.

    Desde mediados del siglo XII el movimiento ctaro creci constantemente por

    su adaptacin a las estructuras socioeconmicas y mentales de la zona. Se extendi ente

    la baja nobleza militar, algunos sectores burgueses de las ciudades y parte de la

    aristocracia local, por lo que se denota un ambiente elitista, alejado de la marginacin

    social. El medio rural no contactara con este movimiento hasta el momento de su

    persecucin. Recoga los anhelos espirituales y cambios que la sociedad burguesa

    emergente ansiaba, como puede ser el papel de la mujer, a la que ofreca mayores

    oportunidades en la sociabilidad y religiosidad.

    Su origen es un tanto incierto, se suelen considerar dos hiptesis; la primera, ms

    antigua, es que se atribuye a la influencia de los componentes de una secta maniquesta

    oriental, denominados bogomilos, que habran viajado al Occidente hasta asentarse en

    esta zona; la segunda hiptesis, ms reciente, habla de que estas corrientes de carcter

    dualista fueron un producto del cristianismo occidental romnico.

    La suposicin ms aceptada es que sin negar la influencia oriental, el catarismo

    se trate de un dualismo de origen cristiano (Dios-Satans, Bien-Mal, Espritu-Carne),

    anclado en el espritu de la poca, cuya sociedad anhelaba cambios en el clero y

    novedades espirituales. Una interpretacin autctona de la teologa cristiana y de la

    tradicin patrstica, en plena regeneracin evanglica al calor del reformismogregoriano del siglo XI.

    El catarismo ha sido visto como una visin dualista del cristianismo evanglico.

    Los ctaros seguan al pie de la letra los preceptos evanglicos, en los que la materia (el

    cuerpo y el mundo, obras del Diablo) impeda al espritu su plenitud (el alma, obra de

    Dios). Compartan as una doctrina conservadora y pesimista inspirados en los

    principios cristianos evanglicos (Cristo, sagradas Escrituras, vida piadosa) con

    trminos dualistas (origen demonaco del mundo, del cuerpo y de la materia, la

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    redencin del alma hasta el cielo). Se considera que el componente dualista se fue

    acentuando y mezclando con otras influencias a medida que la doctrina se iba fijando,

    durante el siglo XIII, en un contexto de persecucin religiosa y de pugna dialctica con

    el cristianismo oficial. Ms que una religin diferente al cristianismo, se considera que

    el catarismo era un cristianismo alternativo35.

    Posean un excelente conocimiento de la Biblia, a la que interpretaban de forma

    alegrica y no histrica, rechazando algunos pasajes de la Patrstica y del Antiguo

    Testamento; su visin de Cristo era que haba venido al mundo visible slo en cuerpo

    espiritual, no para sacrificarse, slo para mostrar el camino a la redencin del alma.

    Smbolos como la cruz, la veneracin a los santos o los sacramentos eran rechazados, en

    la que la mediacin religiosa era casi nula. El nico sacramento aceptado era elconsolamentum, una ceremonia de imposicin de manos mezcla de bautismo,

    ordenacin y extremauncin.

    La prctica de la vida ctara exiga una vida de ascetismo extremo, alcanzada

    slo por unos pocos hombres y mujeres denominados perfectos o buenos hombres

    (bons hommes). Eran los rectores de la comunidad, dedicados a la predicacin pblica e

    itinerante en parejas, y posean una gran autonoma; lo que produjo que el fenmeno

    ctaro fuese muy heterogneo desde el punto de vista doctrinal, ritual, regional y

    organizativo. A pesar de ello, las fuentes hablan de un supuesto concilio ctaro reunido

    en San Flix de Caramn en 116736.Sus seguidores, los creyentes, que componan la

    mayora de la comunidad, llevaban una vida religiosa ms pasiva y una vida cotidiana

    menos exigente. Escuchaban las predicaciones de los perfectos, a los que deban

    respeto, obediencia, manutencin, vestido y proteccin.

    Fruto de su persecucin durante el siglo XIII, miembros ctaros huiran a las

    ciudades del norte de Italia, y a los reinos hispnicos, en especial al reino de Aragn,

    difuminando y desvanecindose este movimiento.

    35ALVIRA, M., Movimientos herticos, p. 409.36MITRE, E., y GRANDA, C., Las grandes herejas de la Europa cristiana, Istmo, Madrid, 1983.

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    7.3.-Las aspiraciones de Francia

    Como hemos podido apreciar, el Midi francs presentaba una gran autonoma

    poltica y religiosa al monarca francs y a Roma respectivamente. A principios del siglo

    XI ya adverta el monje Raul Glaber37 las diferencias entre la Francia del norte y elLanguedoc: la lengua y la cultura. Algunos autores aaden la discrepancia referida a la

    estructura social38; el norte francs representaba la mxima expresin del mundo feudal,

    mientras que en el sur rega el desarrollo de unas repblicas urbanas. Adems, desde

    el siglo XII otro ente poltico, la Corona de Aragn, haba comenzado a manifestar su

    influencia sobre estos territorios, ms cercanos al monarca aragons que al francs.

    Otras circunstancias contribuyeron a acentuar la diferenciacin entre norte y sur.

    La Francia del norte lograr una concordia entre el poder civil y eclesistico; en el sur la

    separacin entre ambos poderes era mucho ms marcada, aunque la Iglesia no era por

    ello independiente. Para autores como Madaule39, la reformas gregorianistas tuvieron

    poco arraigo en el Languedoc.

    Para los grandes seores del Midi francs el catarismo no representaba un

    problema ni amenaza, ya que no dej de ser un fenmeno minoritario (en torno al 25

    por ciento en las zonas de mayor implantacin)40. La identificacin del Midi en bloque

    con la hereja era una forma de ver al otro religioso, pero tambin poltico, cultural o

    simplemente geogrfico.

    7.4.-El conflicto y la victoria de Francia y el papado

    El papado, que a partir del siglo XIII va a manifestar el ritmo ascendente de su

    poder, inici una serie de dilogos poco productivos con los disidentes ctaros,terminando por decretar una cruzada contra stos en 1209, llamada cruzada

    Albigense, referente a la ciudad de Albi, una de las importantes urbes del Midi. A

    partir de este momento se entrevern los objetivos polticos con la religin. Los

    37Raul Glaber, en TORRES, J (ed.).,Historias del primer milenio, Madrid, 1997.38GUIZOT, F.,Historia de la civilizacin en Europa. De la cada del Imperio romano a la Revolucin

    francesa, Alianza Editorial, Madrid, 1990, pp.238-239.39

    MADAULE Jacques:Le drame albigeois et le destin franais. Essai historique, Ediciones Gallimard,Paris, 1973.40ALVIRA, M., Movimientos herticos, p. 415.

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    ejemplos sern numerosos, terminando p