haan pícaros y ganapanes

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  • 7/30/2019 HAAN Pcaros y ganapanes

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    Picaros y ganapanes

    Fonger de Haan

    Libros de Baubo

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    " o t B 0 X O o 2 o X o o O O 3 t s m m

    f e wta#

    i S E B Ii f f i&Sii t n f a

    . *?! y ,

    y y

    v ' i t i v i

    y Tl

    i-* rf ***'k-#TXTr*t v & U

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    " o t B 0 X O o 2 o X o o O O 3 t s m m

    f e wta#

    i S E B Ii f f i&Sii t n f a

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    Fonger de Haan

    PCAROS Y GANAPANES

    Libros de Baubo

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    Esta obra forma parte de la coleccin de estudios sobre la risa de la

    Asociacin de Estudios Literarios y de Cultura, A. C. (ADELyC), y puede

    descargarse gratuitamente en www.librosdebaubo.net.

    Contacto: [email protected]

    Este libro digital est bajo una licencia Creative Commons:

    BY-NC-SA. Para saber ms de la licencia Recono cimiento -

    NoComercial-CompartirIgual, por favor visite:

    http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/

    @

    Diseo del logo interior de Libros de Baubo:

    Adriana Ramrez de Alba

    Ttulo original de la obra digitalizada: Ho menaje a Men nd ez y Pelayo en el

    ao vigsimo de su profesorado. Estudios de erudicin espaola, t. II

    Mxico: ADELyC, 2013.

    http://www.librosdebaubo.net/mailto:[email protected]://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/mailto:[email protected]://www.librosdebaubo.net/
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    Asociacin de Estudios Literarios y de Cultura

    Estudios sobre la risa

    BibliotecaDigitalLibros deBaubo

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    La coleccin digital Libros de Baubo es coordinada por:

    Silvia Alicia Manzanilla Sosa

    Karla Marrufo

    El Comit Editorial de la ADELyC, A. C. est integrado por los siguientes

    miembros del Consejo Directivo:

    Karla Marrufo

    Secretaria

    Martha Elena Mungua Zatarain

    Vicepresidenta

    Silvia Alicia Manzanilla Sosa

    Presidenta

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    PCAROS Y GANAPANES

    Edicin preparada por

    Silvia Alicia Manzanilla Sosa y Karla Marrufo

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    HOMENAJE

    MENNDEZ Y PELAYOEN EL AVO VICSIMO DF. SU PROFESORADO

    ESTUDIOS DE ERUDICIN ESPAOLACON UN PRLOGO

    DF

    O. J U A N V A L E R A

    II

    MADRID: 1899

    LIBRERA GENERAL DE VICTORIANO SUREZ

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    1 0 I H a a n

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    P i c a r o s y g a n a p a n e s | 11

    F. 0E HAAN

    PICAROS Y GANAPANES

    Humilde es el sujeto, humilde el modo.

    ( La vida del picaro.)

    Una de las mayores glorias literarias de Espaa, y aca

    so, 6 sin acaso, la ms duradera, es la de haber hallado

    con la novela la verdadera forma de la epopeya de la vidahum ana. Si es lcito ju zg ar del valor de las obras por la

    influencia que hayan ejercido sobre la literatura del mun

    do, ya que de las espaolas slo la novela ha dejado una

    huella imborrable, ella corresponde el puesto preferente

    en la historia de la literatura espaola.

    Y en diciendo novela, no se debe pensar, en primer lu gar,

    en la inimitada inimitable obra de Cervantes , sino en la

    novela picaresca, que tambin se engendr en una crcel,

    donde toda incomodidad tiene su asiento, y donde todotriste ruido hace su habitacin,* como que se inspir en

    la miseria y el desengao de la realidad de la vida.

    Dejan do para otra ocasin el estudio detenido de los

    mltiples problemas histricos y literarios que se relacio

    nan con la novela picaresca, voy exponer los datos que

    he podido reunir acerca del picaro que le di nombre, y

    tengo la conviccin de que, una vez llamada la atencin

    de los impertrritos rebuscadores de papeles viejos sobre

    las dificultades con que he tropezado, ellos se animarn

    dar cumplida solucin cuanto todava queda por dilucidar.

    Porque si bien cuantos han escrito sobre la novela en

    genera!, ms particularmente sobre la espaola la pi

    caresca, con unanimidad reconocen el mrito de esta clase

    de novela y su influencia sobre las dems, no slo falla

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    un estudio sobre el picaro (i), sino que tampoco los dic

    cion arios dan la definicin exa cta de esta palabra, ni mu

    cho menos se sabe su etim ologa . Y como quiera que eL

    nico mtodo q u e tal v z darla c o n o c e r el origen delnombre tiene que basarse sobre datos histricos, habr

    que aducir citas escalonadas por sus fechas para no errar

    el cam ino . Mis observ aciones, pues, no ten drn nada de

    ameno ni de festivo, lo cual el asunto tanto se prestara;

    con ingnita seriedad btava ir ensartando mis apuntes,

    y de s to s, para no apurar la paci enci a de quienes me le

    yeren, s lo los que m s directamente hace n al ca so , ad

    vir tien do que por despojar quedan no pocos libros de lo s

    siglos XVI y xvn, que sin duda hubieran arrojado Iu2 sobre

    ms de un punto obscuro.

    No sin razn se ha querido considerar (*) la obra

    realmente innominada del Arcipreste de Hita como pre

    cursora de la novela picaresca espaola. Conocido es el

    retrato que hace de un picaro, que diramos ahora, de sus

    tiempos:

    Tom por mandadero un rapas irainel,Hurn habia por nombre, spostado doncel,Si non por quaiorce cosas nunca vi mejor que l.

    Era minlrcso, bebdo, ladrn e misturero,

    (i) En t8o6 se public en Brusc as, con c3 apeiitoso ttulo L e cerreau picarcsque, un libro del P. Delattre; pero esia obra no essino una crtica de los escritos de un tal Picard, antisemita. Igual

    desengao sufrimos con el libro, digmoslo as, L 'E sp a g n e f ic a - resque (Pars, Charl es, 1807), su autor Edouard Daz, nombre que ,a juzgar por los dislates que cuenta, bien podra ser seudnimo delafamado Profesor Frnax.

    (*) Jos Giles y Rubi o, E l or igen y desarrollo de la novelapica re sc a (D iscu rso ledo en la solemne ap ertura del curso ace1-dmicode 1890 1891): Oviedo, 1890.

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    Tafur, peleador, goloso, refertero.Rennidor, et adevino, susio, et agorero,Nescio, perezoso, tal es mi escudero^

    Pero en sus regocijados versos no suena el nombre p i

    caro, como tampoco en el Corbacho de su digno sucesor el

    Arci pre ste de T alavera. E n vano esc uch aremos los la

    cayos, rufianes, bravucones, rameras, padres de mance

    ba, alcahueta s, toda la cfi la de gente baja, ruin, do

    losa, falta de honra y vergenza* (3) que bulle en L a

    Celestina y sus continuaciones 6 imitaciones: ni una vez,

    entre tantos votos y palabras soeces como de continuo

    caen de sus vinosos labios, se oir la que acechamos. Del

    Asno de oro, que tradujo al castellano Diego Lpez de

    Cortegana (4), es la escena de la cueva de los ladrones, de

    cuyas manos Gil lilas de Santillana logr libertar la se

    ora secuestrada, y no anda desviado quien encuentra

    puntos de semejanza entre la obra de Apuleyoy la novela

    picaresca; pero el traductor no escribe nunca nuestra pa

    labra. Leyendo la Propaladla, de Torres Naharro, y la

    Recopilacin, de Diego Snchez de Hadajoz, trabamos re

    laciones con m uchos quienes ah ora llam aram os pica

    ros; sin embargo, en las dos obras nunca se les da estenombre. Y lo que ms extraa: en el Lazarillo de Tor-

    mes (5), prncipe y cabeza de la novela picaresca entre

    nosotros (6),* no se lee la palabra picaro, ni consta en el

    Diccionario de Antonio de Nebrija.

    Ser que hasta mediado el siglo xvi no era conocida?

    Todo induce creerlo. El libro impreso ms antiguo

    donde la he encontrado es el Vocabulario de Jaques de

    (3) D ic cionario *de Autor idad es , primera edicin del de laAc ad em ia, lo mo V (1737), voce picaro. La misma definicin se repite en primer lugar en las ediciones posteriores.

    (4) Primera edicin, sin fecha ni luga r, 1513, en folio; las posteriores todas han suprimido algunas expresiones demasiado libres.

    (5) Primera edicin conoc ida ahora: 1554.() Menndez y Pela yo, H et er odoxos, II, 518.

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    Liao (i 565), quien traduce la palabra francesa belitre por

    picaro. Sin embarg o, algunos aos antes ya se haba usa

    do. Se lee en el Pliso quinto, de Lope de Rueda, que se

    imprimi en el Registro de Representantes despus de la

    muerte del autor, acaecida en i 566. En dicho Paso (7), el

    lacayo Sigenza, hablando de una mujer, la llama pil

    traca disoluta, picara, pulaona, Icndrosilla. putilla, an

    drajosa. No p arece posible determinar cundo esto escr i

    bi el clebre batihoja; ade ms, hay otro dato que nos

    ayuda fijar una fecha algo anterior. En la Carta del

    Bac hiller de Arcadia al Capitn Salazar, escrita en 1548

    poco despus, y atribuida, como otras varias obras fes

    tivas de su tiempo* D. Diego Hurtado de Mendoza,

    leemos: Cuand o el sol muestra su cara de oro, igu almente la muestra los picaros de la Corte como los

    cortesanos della (8).

    Conviene observar que en i5zo levantse Cuenca, y

    siendo en esta ciudad, y en el reino, persona principal y

    gran parte Luis Carrillo de Albornoz, seor de Torralba

    y Heteta, le perdieron el respe to.......y lleg el atrevimien

    to tanto, que, yendo por la calle en su mua, un picaro

    de la Comunidad se le puso las ancas, d/cindole: Anda,

    Luis Carr illo , burlando dl, y hubo de pasar por ello, por*que el tiempo no daba lugar otra cosa. Escribiendo

    ochenta aos despus del suceso, lo vefieie Fr. Pruden

    cio de Sandoval (o', y en tanto que no sabemos si repi

    te textualmente lo que dijeron los infotm es dados raz

    del hecho, que no he logrado ver (io), sera aventurado

    (7) Obras de Lope de Rueda, tomo I. jvg. 135 (Libros raros curiosos, tomo XX111).

    (8) Libr os de antao, tomo XII, pg. 300. En cuanto d la fecha, vase el como 1 de los Biblifilos espaoles ( C a ria sd e E u g e-nio de Saladar), pg. ix y now

    (0) Prim er a parte de la vida y hechos del Em perador C a r -los V : Val fado] id, Seba sit n de Canas. ifa|, fol. 157.

    (10) La H is to ria cr it ic a y do nn veinad a de los Comu nidadesde Castilla, lomo 1, pg. 37 (Memorial histrico espaol, to-

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    negar que en castellano existiese entonces la palabra.

    Slo puedo afirmar que no la encuentro con anteriori

    dad la Carta del Bachiller de Arcadia, 6 sea antes del

    arto i5

    .|8

    .Has ta aqu sabemos, en substan cia, que por aquello s

    aos con el nombre picaro se designaba los que en Ja

    escala social ocupaban un puesto muy distante del de los

    cortesanos, y que este nom bie no tenia nada de hon or

    fico. Algo ms explcito es Eugenio de Salazar, en una

    carta que pudo escribir en i 5Go (n), colocando los pica

    ros entre Ja gen te perdida de la Cort e, al Jado de los n i -

    flanes y los vagabundos, diciendo: El henchimiento y

    autoridad de la Corte es cosa muy d* ver ....... y como no

    todo el edificio puede ser de buena cantera de piedras cre

    cidas, fuertes y bien labradas, sino que con ellas se ha de

    mezclar mucho cascajo, guijo y callao, as en esta maqui

    na, entre Jas buenas piezas del ngulo, hay mucha froga

    y ti ti roada de bellacos, perdidos, fucinorosos, hom ic id as ,

    ladrones, capeadores, tahres, fulleros, engaadores, em

    baucadores , aduladores , re gato nes, falsar ios, ru fi an es , pi

    caros, vagamundos y otros malhechores tan amigos de

    hacer nial como lo era Cimon ateniense y es nuestro co

    nocido el beneficiado de no hacer bien.Del mismo autor son los siguientes versos, tomados de

    una Stflira por smiles y comparaciones contra los abusos dela Corle (12);

    nx> XXXV. Madrid, ,So7), o dice mis que ........Carrillo ....... fudesobedecido insultado, con gran risa y alp awra de! pueh lo..

    O I) Cartas de Eugenio Je Saladar {Soc. Biblf.esp., lomo 1).

    arW ! ki , ** cditor* D. Pascual de Gayangos, dice (pei-

    * r' 1 liene.fecha la cana, pero de presumir es la escribieseful** e U l

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    Descubra el otro medico su venaQue autoridad de Hipcrates mantengaY pravedad del Prncipe Avcena.

    Y para qu e este to no se sostenga,

    L)e un picaro de Corte se acompaa,Que no excusa la mua quien la tenga.

    Esta vez el picaro presta servicios, bien que humildes y

    poco remunerados. Tambin los presta, y de muy distin

    ta ndole, el picaro de quien habla D. Diego Hurtado de

    Mendoza en su Stira contra las dantas (13):

    Lenguaje es dellas, que ventaja lleva

    Un cocinero, un pesro, un lacayoEn darles gusto, y que mejor aprueba.

    Y a le vemos en ca sa s de coc in ero y lacayo; pron to le

    encontramos en la misma cocina del Rey. En el proceso

    que por la muerte de Esco bedo se sigui en 1578 contra

    Antonio Prez, su paje el al fre z Antonio Enrq uez decla

    r: en esta ocasion que estaba malo JEscobedo], este de

    clarante busc modo con un amigo suyo, picaro de la co

    cina del Rey, que tomase amistad con el cocinero del se

    cretario E scobe do, quien veia cada ma ra a, y como estaba malo, le hacia olla aparte. Y hallando el dicho pica

    ro ocas ion en que no le vieron, ech en ella un dedal de

    ciertos polvos .......(14).#

    Era este picaro un tal Juan Rubio, hijo del Gobernador

    del estado de Melito, en Npoles, que por la muerte dada

    un cl rigo de Cu enc a se haba hecho picaro en la cocina

    del Rey para no ser conocido U 5). Asombra saber que el

    severo Felipe II, enterado de que en su cocina se alberga-

    (13) Obras poticas de D. Diego Hurtado de Mendoza: Madrid, 1S77 (Libros raros o curiosos, lomo XI), pg. 209.

    (14) Pida), H is to ria de ta s altera cion es de A ragn en el reinado de Felipe II: Madrid. 1862, lomo I, pg. 320 (copiado delproceso de Antonio Prez, impreso en Madrid en 178S).

    15) Pida!, loe. cit., pg. 323.

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    ba gente de tal es to fa, no enc on trara medio de echarle s la

    calle 6 galeras; c onsta , sin e mb arg o, con la autoridad

    irrecusable de Francisco Martnez Mutio, .el que as la

    man teca, cocinero mayor de Felipe III. Dice este au tor (iG): Si fuere posible, no tengas picaros sin partido, y

    si Jos tuvieres, procura con el seor que les de algo, con

    el limosnero, porque puedan tener camisas limpias que se

    mudar; porque no hay cosa ms asquerosa que picaros rotos

    y sucio s. Ma s co mo es un a simien te qu e el Rey don F e l i

    pe II, que Dios tiene, con todo su poder no pudo echar

    esta gente de sus cocinas, aunque mand aadir mozos de

    cocina, y otra suerte de mozos de cocina que se llaman

    galopines, todo porque no hubiese picaros, y nunca se pudo

    remediar..... Con todo, me cri yo en una cocina que no

    tuvo picaros, com o tengo testigos vivos que la con ocie

    ron .....Solo esta cocina entiendo que se ha librado destagente, que fu la cocina de Ja Serensima Princesa de Por

    tugal doa Juana. Si ellos dan en ser virtuososy se aficio

    nan deprender, en mu y poco tiempo toman principio, y

    estos se hacen oficiales , mas los que son picaros bella cos

    nunca sor cocineros, antes dan en otras cosas muy malas.

    E st o se entiende en las cocinas de los grandes seores,

    que en las cocin as chica s ms fciles son de gobernar ytener limpias.*

    Mientras el picaro se refocila en casa de los pudientes,

    y el Pele grin o Curio so le encu en tr a en Lis boa (7), el Dic-

    (16) Arte de cocina, pastelera . cochera y conserueri,r.Compuesta por Francisco Martines Motio, cocinero mayor delK ey nuestro seor; Madrid, Luis Snchez, 1611, fol. 4. Al fol. 2G3principia un captulo: tCmo se puede asar una pella de mantecade vacas en el asador.

    (17) E l pelegrino curioso y grandevas de Espaa, por Bar-tfiolomde ViUalbay Estaa, Doncel vecino de Xrica, tomo II(Soc. Biblif. esp., Jomo XXIII), pdg. 58: fDabale mucho gu>toel ver la orilla del rio tanta chusma de gente, tanto concurso depicaros, bribones, negros, negras desnudas, con unas faldelas ymil andrajos, ir cargadas con unos tinajones de agua en que cabrn como unos cuatro cntaros, la cual se toma de unas fuentes.

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    ci na rio de Nebrija sigue negando ia entrada al nombre.

    En cambio, Cristbal de las Casas, con muchas palabras

    ms menos fisiolgicas que la mayora de los dicciona

    rios suele omitir, la acoge en su Vocabulario ('8), equiparndole bergante y traduciendo por mascal zone, pata-

    rio. Falta la palabra en el Diccionario de PercivaJe (15^1);

    en la segunda edicin (1599) va sealada como aadida,

    y se la traduce...... pero esto es cuenta aparte.

    Porque en este mismo ao sali la primera parte del

    Onzmdn de Alfarache, libro que la hizo para siempre fa

    mosa, y desde entonces hay que buscar su definicin en

    esta obra, mientras no parece otra ms antigua que d la

    descripcin cumplida del picaro.

    Pue s bien: el cap. II del libro segun do tiene por so

    brescrito: *Cmo (inzuan de Alfarache, dejando al ventero,

    se fue a Madrid y lleg hecho picaro.* All leemos: Como

    el pedir me vala tan poco y lo compraba tan caio, tanto

    me acobard, que propuse no pedirlo, por extremo en que

    me viese: fume valiendo del vestidillo que llev aba puesto,

    comenclo desencuadernar, malogrando de una en otra

    prenda, unas vendidas, otras enajenadas y otras por em

    peo hasta la vuelta; de maneta. que cuando ll egu

    Madrid entr hecho un gent il galeote, bien la lig ei a, encalzas y en camisr.; eso muy sucio, roto y viejo, porque

    para el gasto todo fu menester. Viendome tan despeda

    zado, aunque procur buscar quien servir, acreditndome

    con buenas palabras, ninguno se aseguraba de mis obras

    malas, ni quera meterme dentro de casa en su servicio,

    porque estaba muy asqueroso y desmantelado (19).

    que all hoy con gran regla y concierto. El libro se concl uy

    en 157;.(18) Vocabulario de los dos lenguas loscaita y castellana deCh'itlval de las Casas: Sevilla, 1570.

    Todos los diccionarios que ciio estn prolijamente descritos porVi ;u a. Me he valido siemp re de las ediciones originales, ex ce pt ocuan Jo apunto lo contrario.

    (19) Gu-tuAn de AI Caroche (tomo 111 de la Bibl. Aul. esp.), p-

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    Con esta cita queda establecido lo que impoitaba. Gu-

    mn lleg hecho picaro, y la descripcin de cmo lleg se re

    sume en las palabras despedazado, asquerosoy desmantelado.

    De idntico modo Cristbal de Fonse ca habla del picaro delas bodas, que se haba entrado rulo y desarrapado donde

    nadie poda entrar sin vestidura de boda, y del hijo pr

    digo, que cuando volvi la casa de su padre, vena

    hecho un picarn negro, cubierto de andrajos, flaco, ma

    gan to, asqueroso Por igual estilo se expresa otro

    autor, voto indiscutible en este asunto, puesto que por

    confesin suya sabernos que, si no par en galeras como

    Gusmn, le sobraban mritos para ir escribir en el mar

    con la pluma de seis varas, en vez de retirarse Zamora

    y man ejar la de esc ribano . Dic e Agust n de Roja s Villan-

    drando: Lle gamo s al fin de nuestra jor nada, Solano en

    cuerpo y sin ropilla, que la haba dejado empeada en una

    venta , y yo en piernas y sin camis a, con un so mb rero

    grande de paja, con mucha ventanera y vuelta la copa

    la falda, unos calzones sucios de lienzo y un coletillo muv

    roto y acuchillado. Vindome tan picaro, determin servir

    un pastelero ().* Alonso de Villegas reprende los

    ricos que ayunan toda Ja vida y andan hechos picaros

    por no gastar &*). La picara Justina da la siguiente descripcin de un individuo quien despus llama picaro:

    Encontrme un soldadillo leons, donosa figura, traa un

    alpargate y calza de lienzo, un greg csco de sarg a, por

    gina 219, col. b. Siento tener que valerme, por estar ms i mano,de una edicin tan mala. Cundo lendremos ediciones crticas ydefinitivas de la admirable serie de novelas picarescas? Hasta ahora no existe lal edicin de ninguna obra mis menos remotamente

    picaresca, entre ellas las Inrelas ejem pla re s Je Cervantes,(20) Se gunda parle de a vida de Cristo: Lisboa, 602; fo

    lio 123; 203.(21) Viaje enrreientdo: Madrid, Juan Flamenco. 160/, pagi

    nas 96-97.(27) Vida j-triun fo de Cristo (sexta parte del F lo s San cto-

    rutn): Madrid, Luis Snchez, 1603. fol. 356, col. 4.

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    mejor decir arjado de puro roto y descosido, una ropilla

    fraile a, que de puro manida pareca de papel de est raz a,

    un sombrero tan alicado como pollo mojado, una capa es

    paola, aunque segn era vieja y mala, ms pareca de la

    provincia de la Picarda, un cuello ms lacio que hoja de

    rbano trasnochado, y ms sucio que pao de colar tinta,

    una espada del cornadillo en una vaina de orillos (23). Y a

    entonces haba escrito Cervantes qui nil molitur inepte,*

    de dos picaros cuya buena crianza dej admirada la ven

    tera que les haba estado oyendo, ambos de buena gracia,

    pero muy descosidos, rotos y maltratados. Capa no la

    tenan, los calzones eran de lienzo y las medias de carne;

    bien es verdad que lo enmendaban los zapatos, porque lo s

    del uno eran alpargates tan trados como llevados, y losdel otro picados y sin suelas, de manera que ms le servan

    de cormas que de zapatos. Traa el uno montera verde, el

    otro un sombrero sin to quilla , bajo de cop a y anch o de

    falda; la espalda, y ceida por los pechos, traa uno una

    camisa de color de gamuza, encerrada y recogida toda en

    una manga; el otro vena escueto y sin alforjas, puesto que

    en el seno se le pareca un gran bulto, que, lo que des

    pus pareci, era un cuello de los que llaman valonas, al

    midonado con grasa, y tan deshilado de roto, que todopareca hilachas (-4).# Acertado, pues, anduvo Covarru-

    bias a! definir en su Tesoro de la lengua castellana (1611) :

    picaro, vUle suprapicao..... picao, el andrajoso y des

    pedazado. o

    Ocioso parece acumular mayor nmero de citas en com

    probacin de lo dicho. Ms valdra reproducir aqu unas

    lminas donde se retrata al picaro. En el curiossimo gra

    bado qu e ll eva n al frente co nta do s eje mpla res de L a picara

    Justina ( i ) , se ve Lazari l lo de Tormesy Guzmn de

    (23) L a p ic ara Jus tina: Medina del Campo, 1605, parte secun

    da, p.ig. 131.(24) Obras completas: Madrid, 1863-64, tomo VII, pg. 145

    [Kmconc te y Corta dillo ).(25J Medina del Ca mp o, 1605 ^primera edicin).

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    P i c a r o s y g a n a p a n e s |21

    Alfarache, los dos ro tu la do s con su nombre, y los dos c u

    bier tos, dig amos as , co n an drajoso sayo por nic a vest -

    dura. Bien es verdad que el grabador pudo inspirarse en la

    lectura del Guzman, cosa que no se puede sospechar del

    alemn Jorge Hufnagel, quien repetidas veces deline las

    almadrabas de Zahara, donde es el finibusterre de la pica

    resca (2*3).b All vemos muchos despedazados, asq uer o

    sos y desm ante lados * tira ndo de la jbe ga , 'que es oficio

    de picaros (27), oficio que, finalmente,despus de haber

    pedido limosna, quitado capas, destruido las vias, asola

    do las huertas, por ms de dos meses ejerci Agustn

    de Rojas (^S). Andrajos visten tambin los desdichados de

    quienes se trata en la curiosa descripcin que transcribo:

    Cuando triremibus, quac quotannis in Indiam ve] ad

    qualescunque Regis usus adornantur, remiges desunt, arte

    et eleganti dexteritate hoc hominum genus conquiritur,

    abiectae, sordis, vilisque conditonis, vagabundi ac validi,

    qui ultroniae, sed tamen annuae servituti seipsos manci*

    pant. Prodit in publicum deputatus ad hoc, quem vocan t

    Alq ua sil de Corte, in ere cto te nt or io , ad mensa m ta peto

    decen ter stratam residet, in qua tria quibus inescatur et

    facile capitur hoc hominum genus, adornata sunt fercnla,

    aurea et argntea pecunia, aleae et lusoriae chartae. For-tunae et libertatis praemium proponitur, quatuorducati, vel

    eorum valor Julii, sive reales quadraginta quatuor. Acce -

    dunt bini et bini, chartas vel aleas, prout placuerit et

    inter eos conventun i fuerit, elig unt adsidente suprad cto

    Alquasil lo ludunt , vi et or praesenti pecuni a et libr ta te

    donatur, victus statim ad triremes et annuam servitu-

    26) Cervantes, ilustre fregona {Obras, VIH, 2).

    (37) Rosal, Origen y etimologa de todos los vocablos origi~nales de la lengua castellana (Ms. Bibl. Nac., T ~ 127), pg. 585.La picara Justina llmase si misnia moza de la jb ega , (partesegunda, pg. 67). Ya en 1543 habl Florin do Campo de gente dela jbega* (Los cuatro lib ros prim er os de la Crnic a gen era l de

    Esp aa: Zamora, 1543, fol. u ) .(28) Viaje entretenido, pg. 149.

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    tem abducitur. Ita remiges cum lusu acquiruntur et

    gaudio (*9).La necesidad tiene cara de hereje, y antes de venir

    tales extremos el picaro se vala de su ingenio paravi vir . - Pobreza y picarda salieron de una mis ma ca ntera,

    sino que la picarda tuvo dicha de caer en algunas buenas

    manos que la han pulido y puesto en ms frontispicios que

    rtulos de comedias U), *El menos diestro sacara tres

    pelotas de una alcuza (3'), y bien pronto la palabra picaro

    (29) So n las lminas nms. t . 5y 7 qu e, alf in al dc laH isto ra. del saqueo de Cdiypor foj inglesas en 1596, escrita por F r. P e dro Je Abreu (Cdi/, 1866, con prlogo de D. Alfonso de Castro),

    se reproducen lomadas de Georgius Braun, Ciritatcs orbis trra-rum, lomo V. Llevan fecha de t 5C4 y van firmadas: DepingebatGeorg. Houfnaglius. La reproduccin nm. 7 tiene tamaocuatro veces mayor que e! oviginal y omite el rtulo qui si

    jueg a, fu la galera (30) Just in a, pg. io.31) La vida del p ic are , poema curiossimo , del cual Salva

    {Catlogo, nm. 1.861) vi

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    "vino equ ival er astuto, taimado , y que con arte y

    disimulacin logra lo que desea (32),* confundindose con

    el significado origina l, segn ya se nota en el Q u i n t n .

    As se acoga la cocin a del hospi ta l y de los c o n

    ventos (33), dond e te na al medioda la comida segura, si n

    pagar cocinero ni despensero, ni enviar por carbn mo

    jado la tienda (34); pero haba de andar mu y concerta do

    relojero, que faltando la hora prescriba (3S). Y com o

    nunca pudieron ser amigos el hambre y la vergenza, la sa

    cuda del dedo cual si fuera vbora que le hubiera picado.

    Juntndose con otros torzuelos de su tamao, diestros en

    la presa, aprenda jugar la tab, al palmo y al hoyue

    lo; de all suba medianos, sabiendo el quince y la treinta

    y un a, qun ola s y prim era, y brevemente sal a con su s es

    tudios y pasaba m ayores , volvindolos boca arriba c on

    topa y hago (36). De uno en otro escaln sala muy gentil

    oficial de la carda, y hacindose camarada con los maes

    tros, se daba tal maa en los estudios, que sala sacre.

    Ninguno entenda como l la cicatera; llegaba ser muy

    Pedro Lin de Riic. *de Autoridades, y posteriores.(33) Mateo Lujn, segunda parte del G u p n n , pg. 407 b.

    Navarrete, Conservacin de monarquas: Madrid, ImprentaReal, ta, pg. 68 a.

    (34) Gupnn, pg. 223 a.

    (35) Gujnin%pg. aio a.(j) Gupn.in, pgs. '19 b, 220 a.

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    gentil caleta, buzo, cuatrero, maleador y mareador, pala,,

    poleo, escolta, estafa y zorro (37). En ltimo caso, perse

    guido por las leyes sobre vagabundos {38), se acomodaba .

    llevar los cargos que podan sufrir sus hombros (39), y sinarredrarse por las pullas que le diriga Justina diciendo:

    Ea, Justina, vean que sois picara de ocho costados, y no

    co mo otros, que son picaros de quin te me eno j, Isa

    bel? que al meno r repiquete de broquel se meten gan a

    panes; una gente que en no hallando quien servir, cta

    le picaro, y puesto en el oficio, viv e forzado y anda triste,,

    contra todo orden de picarda (40), se dedicaba al oficio

    de esportillero, por parecerle que vena como de molde

    para poder usar el suyo con cubierta y seguridad, por la_

    comodidad que ofreca de entrar en todas las casas. El ofi

    cio era descansado y de que no se pagaba alcabala, y al

    gunos das sala con cinco y con seis reales de ganancia,

    con que coma y beba y triunfaba como cuerpo de rey,,

    libre de buscar am o quien dar fianzas, y seguro de c o

    mer la hora que quisiese, pues 4 todas lo hallaba en el

    ms mnimo bodegn de toda la ciudad, en la cual haba

    tantos y tan buenos. L o poda usar sin exam en, y para,

    ejercerlo haba de comprar sendos costales pequeos, lim*

    pios nuevos, y tres espuertas de palma, dos grandes yuna pequea, en las cuales se reparta la carne, pescado y

    fruta, y en el costal el pan (4*); 6 si no se poda permitir

    el lujo de tan completo equipo, por lo menos precisaba te

    ner una sola capacha, como los hermanos de Antn Martn (42). Poco dinero bastaba para conseguir espuertas y

    capac has , que costaban de dos reales dos reales y medi o

    el par: si faltaba tan modesta su ma , las poda tom ar al-

    (37) Alem n , segunda parte del Gu;viit, pg. 298 a.

    (38) Lujn, Gujutn, pg. 386.(39) Gu;mdn, pg. 220 a.(40) J u s n a s pg. 58.(41) Cervante s, V il , pg. 15* ( R . y C . )(42) Guarnan, pg. 220 a.

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    quiladas en cinco maraveds cada una U3), y fcil deba

    ser mirar porque no se perdiese el crdito, que era lo qu e

    ms importaba en aquel ejercicio (44). Si un criado com

    praba un real de fruta, haba de dar medio al esportillero

    que se la llevaba; con todo, los que ejercan sta no muy

    antigua ocupacin (45), no lograban ms que tener en la

    plaza, junto Santa Cruz, su casa propia, comprada y re

    parada de dinero ajeno, si bien al que haca el oficio fiel

    y di ligentement e Je so brab a para un te nie nte que sie mpr ele allegaba (46).

    Dicen que el agu a hace buenos ojos, y los haba m e

    nester de lince (47); sin embargo, muchos picaros eran

    enemigos del agua y del aloja,tanto en el mes de Enero como en Julio.

    De stos se deca:

    Ocaa, San Martn, Yepes y Pintocastrenses suyos son. como peculio,

    calabriando veces blanco y tinto (48),

    con lo cual andaban enfermos, roncos, enfadosos de alien

    to y trato, y los ojos encarnizados, dando traspis y reve-

    (43) Ordenanzas de Granada , impresas afio de i55a, que sehan vuelto d imprimir...... : Granada, 1672, fol. 200:

    Capachos.

    Un par de capachos de seis pleitos, dos rs. y medio..,. 85 ms.Un par de capachos de cinco pleitos, dos rs ........................ 68 ms.Un par de capach os de pescado, dos rs........................ 68 ms.De alquile de cualquier de estos capachos por un da,

    cin co m araveds ............................................................... ^Esta tasa es de 16 de Junio de 1551,

    (44) Cervantes, V il , pg. 154 ( R . y C . )(45) Navarrete, Conservacin, pg. 178 cu(46) Gu-mv, pg. 230

    (47) Lujan, Gujmn, pg. 383 a.(48J L a vida del p ic a ro , pg. 42.

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    rendas, haciendo danzas con los cascabeles en la cabeza,

    echando contrapasos atrs y adelante, y sobre toda hu

    mana desventura, hechos fiesta de muchacho s, risa del

    pueblo y escarnio de todos (49). De esta gente perdida Guz-mn conoci muchos, y aun los tuvo por camaradas, que

    y a tenan el vino por cosa sin gusto ni efecto , como tenan

    quemado el gaznate y no le sentan; y as daban en elaguardiente, con que se quemaban los hgados (50).

    No todos eran tan desmedidamente aeionados mojar

    la canal maestra (51) y graduarse de pilotos de Guadalca

    nal y Coca {5), estudio que deja sus devotos reducidos

    sacar !a tripa de mal ao el sbado, cuando matan car

    ne en el matadero, las mondongueras compran menudo,

    hacen morcillas, cuecen tripicallo, venden mondongo, y

    los picaros hinchen el pancho (53). En cambio, por aquelloque acuden moscovitas al reclamo (5-i}, los que eran

    templados en el beber tenan sus entradas en todos los

    bodegones de San Gil, Sa nt o Dom in go, Pu ert a del So),

    Plaza Mayor y calle de Toledo, cuyas tajadas de hgado

    y torreznos fritos malos eran de olvida re (55). A ll coman el mejor bocado (56), y por si con esto no bastara

    para dejarles tan caballeros de Illescas (57) como antes, el

    haberse enseado ju ga r en la vida pasada y el no tenercasas que reparar ni censos que comprar, les serva de

    disculpa para gastar en el juego todo lo que les sobra

    ba (58). De suer te qu e el picaro, aun cuando se acom pa -

    (40) Gujinn, pg. 130 b.(50) Lujn, Gujmn, pg. 381 a. *(>i j Cerv ante s, VI I, pg. 169 ( R .y C . )(52) Gupnn, pg 215 a.

    (53

    ) V ia je entretenido, pg. 680.(54 '' Cervantes , XII, pg. 184 ( E l rufin viudo), verso que tomde La vida del p icaro (pg. 41).

    (5.s) Guantn, pdg 2:4 b.(50) Idem, pg. 223 b.(57) Idem, pg. 224 a.(58) Idem, pg. 224 b.

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    naba de su tenient e para sentars e un lado de la plaa

    jun to un a tendera, donde sol a ser su puesto ( 9), no por

    esto dejaba sus cagones de viejo lienzo, su juboncillo des-

    harapado y su rota camisa (6o).-

    Viviendo de este mod o, el picaro se co ns idera ba el ser

    ms feliz del mundo, y alababa su condicin diciendo:

    jO t, dichoso dos, tres y cuatro veces, que ia maana

    te levantas las horas que quieres, descuidado de servir

    ni ser servido que aunque es trabajo tener amo, es mayor

    tener mozo; sin cuidado de la gala, sin temor de la man

    cha ni codicia del recamado, libre de guardar, sin recelo

    de perder, no envidioso, no sospechoso, sin ocasin de

    mentir y maquinar para privar; eso te importa ir solo que

    acompaado, apriesa que despacio, riendo que llorando,

    comiendo que trepando, sin ser notado de alguno. Tienes

    en la plaza el mejor asiento, en las fiestas el mejor lugar:

    en el inviern o al sol, en el verano la sombra ; pones

    mesa, h aces cama por la medida de tu gus to como te lo

    pide, sin que pagues dinero por el sitio ni alguno te lo

    vede , in quiete ni contradiga; remoto de pleito s, ajeno de

    demandas, libre de falsos testigos, sin recelo que te repar

    tan y por temas te empadronen, descuidado que te pidan,

    seguro que te decreten, lejos de tomar fiado ni de ser admitido por fiador, que no es pequea gloria; sin causa para

    ser ejecuta do, sin trato para ejecutar, quitado de pleitos,

    contiendas y debates; ltimamente, satisfecho que nada te

    oprima ni te quite el sueo, hacindote madrugar, pensan

    do en lo que has de remediar (61).

    Para hablar as, no pueden menos de haber existido en

    tonces importantes razones que por ahora no conviene

    desentraar, cuando vemos que graves autores, como Ale

    mn y Cov arru bias (62), se hacan eco de sus palabr as. E n

    (59) Guarnan, pg. 231 a.(60) dem, pg . 231 b.; i) Idem, pg. 223 a y b.

    (62) T esoroy voce Ganapn.

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    desenfadados tercetos deca et autor de La vida del pi

    caro (63):

    Oh t! que pisas la morisca alfombraY no puedes dormir en blando lechoSi el paje los mosquitos no te escombra.

    Si quieres de tu sueo h^ber prove cho,Procura hacer del picaro, que al puotoDormirs sosegado v satisfecho.

    Si le alaban el ao de Sevilla,En veinte das Sevilla marcha,

    Y en la mitad aprende su cartilla;Si el de Valladolid, all desmarcha.

    Trocando el tiempo sano v abrigadoEn nieblas ms heladas que la escarcha.

    Qu gusto hay como andar desabrochadoCon anchos y pardillos zaragelles,

    Y no con veinte cin tas atacado?

    Qu importa la invencin gallarda y nuevaDel cuello lo godeo con su garbo,Si va como en carlancas quien lo lleva?

    T, picaro, de gradas haces sillas

    Y sin respeto de la justa media,A tu placer te asientas y arrodillas.

    Ninguno en los teatros te concluye,

    Ninguno que 1c peches te compeleNingn pedrisco tu heredad destruye;

    Oh picaros cofrades! Quin pudieseSentarse cual vosotros en la calleSin que menos honor se le tuviese?

    Quin pudiere vestir i vuestro talle.

    Desabrochado el pecho y sin pretina,Y el co rt o tiempo d mi sabor gozallc?

    Oh picaros, amigos deshonrados,

    (63) P.igs. .17-50.

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    Cofrades del placer y de la anchura!

    Que libertad llamaron los pasados.

    Dorms seguramente por rincones.

    Vist ind oos una vez por todo el a o.Aje nos de sufrir amos ma ndon es.Oh vida picaril, trato picao!

    Confieso mi pecado, diera un dedoPor ser de los sentados en tu escao.

    Se escribieron Ordenanzas picariles; se multiplicaban las

    ediciones de La vida del picaro Guziiun (4), pronto conti

    nuada por Mateo Lujn de Sayavedra y por Alemn

    mismo (6^), imitada por otros muchos; y lo que es ms,

    tal es el bebedizo de la libertad y propia voluntad, que

    se ech de ve r en la vida picaresca, que muchos hijos de

    buenos padres que la profes aban, aun qu e despus los qui

    sieron recoger, no hubo remedio (66), En 1611 dijo Co-

    var ru bias que corma es un peda zo de made ra que a n t i

    guamente echaban al pie del esclavo Fugitivo, y ahora en

    algunas partes la echan los muchachos que se huyen de

    sus padres amos:# as y todo, el castigo deba ser poco

    (64) T en go noticia de 16 edic iones hasta 1604, fecha de la S e gunda parte. Salv (Catl .y nm. 1.699! conoca 12 hasia 160S, aoque l supona ser el de la publicacin de sta. Todava me faltan,sin distinguir entre genunas y espreas, nada menos que iej parallegar los 26 del alfrez Luis de Valds. Hay quien puede disminuir ian enorme discrepancia? O es que debemos incluir las seis

    de la Segu nda par te de Lujn anteriores tf>04?(65) Ferna ndo W ol f, que no se sola equivoc ar, afirm ( W ie *

    ner Jahrbiicher der Literalur, vol. 122, pg. 105) que la Biblioteca Imperial de Viena tiene un ejemplar de la Segunda p arte de

    Ale mn , impreso en M il n , por Jernimo Bordn, ifioj, encuadernado con la Prim er a part e del mismo lug ar , impresor y ao;especiequese repiti en su obra pstuma.cl Su plem en to (Leipzig,1867, pg. 160} la traduccin alemana de Ticknor. Para salir de

    duda he visto el libro, y conste que es la obra de Mateo Lujn dSayavedra. 1

    (60) Luj n, pg . 374

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    efectivo, puesto que cuando escribi La ilustre fregona.

    todava pudo decir Cervantes que hasta en las almadrabas

    de Zahara van envan muchos padres principales bus

    car sus hijos, y los hallan; y tanto sienten sacarlos deaquella vida, como si los llevaran dar la muerte (67).

    De los esportilleros ya en 1599 deca Alemn que an

    tes eran pocos, y andaban de vagar; ahora son muchos, y

    todos tienen en qu ocuparse, y no hay estado ms dilata

    do que el de los picaro s, porque todos dan en serlo y se

    precian dello (*>$). Hasta tal punto creci su nmero, que

    esportillero lleg ser sinnimo de picaro (60). y tanto se

    multiplicaron, que con ellos estaba la Corte fea, asque

    rosa y deslustrada, pues todo lo que se encontraba en

    las plazas y calles eran picaros con esportillas y sin

    ellas (70).

    Que haca el Gobierno para meter en raya esta plaga?

    Pro mu lgar contra los v agabundos leyes ms 6 menos se

    ve ra s que por alg n ti empo se cu mpl a n con ext re mad o

    rigor, y luego tenan que reforzarse, con penas ms gra

    ves para los que dejaban de ej ecutarlas. Pero com o el p i

    caro tena oficio, las pragmticas no rezaban con l y

    el mal iba en aumento hasta el grado que hemos visto, Es

    ve rda d que, cua le sq ui er a que sean las causas, la mendic idad y el vagabundism o tenan hondo a rraigo en Espa a,

    Desde las de Valladolid (era i 35o) en adelante, raras eran

    las Cortes que dejaran de insistir en que se tomasen me-

    (fi7) V ll l. p d g . 3.(6S) Guarnan, pg, 230 b.

    (6q) Salas Darhadillo, Coronas del Parnaso: Madrid, 1635 (obrap stu ma , con aprobaci n de 1630), fol. 116, vuelto ms de unave z llama esportilleros esporteros unos picaros de quienes no

    hace constar que ejerciesen el oficio . Alemn no distingue siempreal pic aro sin oficio ni beneficio del que lleva capacha espuerta;Cervantes, en camhio, siempre dice muchacho mojo de la es

    portilla. El picaro de Cerv ant es es el andrajoso el taimado.

    (70) Navarreie, Co e n ari'owde Mo narquas, pg, 17S a, Estose escribi en 621,

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    didas radicales para atajar el mal; pero la misma frecuen

    cia de sus peticiones demuestra bien las claras cui>

    poco se lograba. A fines del siglo xvi haba en toda Espa

    a ms de ciento cincuenta mil vagabundos, entre hom

    bres y muj eres, nio s y nia s (7>\ cuando el nmero de

    habitantes apenas llegaba cinco millones (72). El pueblo

    espaol acompaaba Lazarillo de Tormes en su manera

    de entender el Ev an ge lio, que llama bienavent urados

    los que padecen persecucin por la justicia (73), y practi

    caba el hermoso precepto haz bien, no mires quin, sin

    acordarse de quien no trabaja, no manduca. Un hombre

    bien in tenci onad o que propona recoger lo s me nd ig os en

    vez de de ja rles vagar libremen te , fu ta chado de poco ca

    ritativo y de mal cristiano, teniendo que defenderse con la

    autoridad de la Sag rada Escritura y de los Santos P a

    dres (74). Medio siglo despus el mismo pensamiento, pro-

    (71) Cristbal Prez de Herrera. Discu rso del amparo de os

    legtimo s pobres y reduccin de los fingidos: Madrid, Luis Snchez, 1 598, fol. 59.

    (72) Cdulas Reales referentes las Cortes de 15q2 159S(A ctas de las Cortes de Ca stilla, publicadas por acuerdo del C on

    greso de los Diputados , tomo 16: Madrid, 1890), pg . 206.(73) La za rillo^ tratado primero, pg. 5 de la cdicin hecha por

    H. Butler Clarke (Oxford, 1897), que si bien se llama #conforrne la edicin de 1554 (debiera aadir: Burgos, Juan de Junta],suscita acerca de sta, en puntos importantes, ms dudas de las

    que disipa. Lstima que d editor no aprovechara la ocasin dehacer una reproduccin facsmil, con la cual hubiera ahorrado los lazariDistas la molestia del viaje Inglaterra para hacer el imprescindible cotejo.

    (74) Fr. Juan de Medina, De la orden que en algunos pueblos de Espaa se lia puesto en la limosna: para remedio de los irer-

    daderos pobres: Sala man ca, Juan de Junta, 1545. Reim preso er>Va ll ad oli d. 1757; y en 1766 en Madrid. Imprenta Real, co n el ttulo La chartdad discreta, practicada con los men digos,y uti lidades que logra la Repblica en su recogimiento. Dice Fr. Juarque esta orden, por su consejo y predicacin, se haba comenzadoen Zamora, de donde se trajo Salamanca, de la cual se tom enValladolid ; pero parece nu nc a se hiciese general, y que adems se

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    puesto de nuevo con muc hos detalles prcticos, logr un

    principio de ejecucin: en algunas de las ms importantes

    ciudades se establecieron hospicios para nios y para

    adultos; pero poco ya no se vue lve hablar del as un

    to (75). Qu mucho, si hasta la sangrienta stira de M a

    teo Alemn, inspirada por acendrado patriotismo y pro

    fundo despe ch o, se tomab a risa, como libro de dive r

    timiento! An ms: persona hubo de no escasa instruccin

    literaria, de indudable buena fe, y de bastante valor para

    decir la verdad sin miramientos ni para con el mismo Rey,

    que topan do en un librillo im per tin en te u nas orde nan zas

    que llaman mendicativas, en disfavor de los pobres, recibi

    mal ejemplo de quien las compuso, de quien las aprob, de

    quien pudiendo no manda vedarlas, si han llegado su no

    ticia, que bien su cargo tiene la dureza y la avaricia hu-

    dejara de practicar en aquel las tres ciuda des, puesto que Herrera

    no dice lo contrario.(75) Cris tbal Prez de Herrera, en sus Discu rso s del am pa ro

    de os legtimos pobres (no He logrado ver la primera edicin, dei 5q 5) , haba propuesto recoger los mendigos, hacer que traba

    jasen los qu e pu dieren, y adies trar los ni os en los of icios dems prov echo para la patria. En 1S96 las Cortes diero n al Re y un

    Memorial en favor de la ejecucin de lo propuesto: pero sin aludir lo ms importante, al trabajo. En el mismo ao se empez laconstr uccin del Alber gue de Madrid, en el camino de Atocha ;pero en 1617 Herrera vuelve dirigirse A las Cortes con Catorce

    pro pos ic io nes que par ec en ser mu y im po rtan tes para el bien yriqueza destos reinos, diciendo: Lo primero....... es........ proponerJa forma como ......se alberguen, sealen, y distingan los verdaderos [pobres] de los que no lo son. LosCaptulos de aquellas Cortes(Madrid, Juan de la Cuesta, 1610, cap. I) se quejan de que no seejecut.in las leyes sobre vagabundos; pero sin hablar de los albergues, plan que ya entonces tiene trazas de haber fracasado, por

    lo menos de no haberse generalizado.De un discurso libro del cannigo Miguel Jiginta de Elna

    acerca de los fingidos pobres, no tengo ms noticias que las contenidas en el Captulo 83 de las Cortes de 1571*1 y en las actas dlasde 15S 585 (Actas de las Cortes de Castil la , tomo V, pginas Soy 81; tomo VIII, pgs. 191, 240, 243, 261, 348 y 350). Herre

    ra no le nombra.

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    mana el no apiadarse del pobre, el no reparar su hambre

    y ne cesidad , sin hal la r esc ri to s en los libros nuevos a ch a

    ques para eso (76].#

    De mejor acuerdo obraban los Ayuntamientos de algu

    nas ciudades. En las Ordenanzas municipales de una an

    tigua ciudad de Castilla, redactadas en el siglo xvi, se

    dice: No habr en la ciudad ms que doce picaros y doce

    ganapanes, y para distinguirse usarn los ganapanes ca

    peruza bermejas, y los picaros caperuzas verdes (77).* En

    Zamora hicieron los regidores ordenanzas determinando

    que no hubiera en la ciudad ms que diez ganapanes,

    los cuaies se dara por distintivo una caperuza de Patencia

    blan ca y colorada, sen ta ndo sus nombres en el R e g i

    miento, con prevencin de que ningn otro usara del ofi-

    (76) Fonseca, Tercer a parte de la vida de Ch risto: Madrid,Imprenta Real, i(x>5, lib. 1, col. 391. El mismo autor escribi:Bien descubre el voto destos consejeros que no son deste sigloen que vivimos, que si lo fueran, aunque tuviera el Rey gran nobleza de co ndic io n, honestas y loab le s incl in ac io nes, co mo se venen el Rey que ahora tenemos, no hubiera consejero que por el biendel Rey diera voto, no digo yo contra la vida del Rey, pero ni auncontra su entretenimiento y recreacin; sino decidme: quin hay

    que le diga al Rey que estreche sus gastos y que cercene sus gastos? quin hay que le diga que no viene bien remar con tan gran*de empeo, y gastar en matar un gamo tantos millares de du cados? que no viene bien no pagar Alos criados y morir de hambrelos presidios, y dar tantas ayu das de costa los que vive n so bra dos? que no viene bien pedir socorro los pobres, y empobrecersu patrimoni o por los ricos? Elias y Moiss, com o eran de la otravida, votaro n por el bien del re ino, co nt ra Ja vida del Rey. Losconsejeros desta vida, aunque se abrase el reino, no votarn contrasu gusto del Rey, por no perder su favor. ( Primera parte de ia

    vida de Christo: Madrid, Imprenta Real, i6o5, lib. 11, col. 57b).

    El libro tiene tasa de 1597; pero parece que el pasaje citado nopuede rezar con Felipe II, y que se aadiera beneficio de Felipe 111, por aque llo de t lo digo, hijuela: entin delo t, mi

    nuera.(77) Pregu nta 154, pg. 322 en FA averiguador univer sa l,

    tercera poca, ano primero: Madrid, 1879. Va firmada con las c o nocidas iniciales C, F. D.

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    ci, s o pena de cien azotes; y ms tarde los abusos de

    los picaros y ganapanes se coirigieron con la ordenanza de

    que no hubiera en la ciudad ms que doce de cada clase,

    con registro en el Ayuntamiento, usando precisamente para

    distinguirse caperuzas azules los ganapanes, y verdes ios

    picaros, con prohibicin para stos de meterse corredo

    res ni medidores de trigo y vino, por lo que sisaban (73).#

    En Salam anca se acord: Haya nmero de veinticuatro

    ganapanes, y esta ciudad les d caperuzas azules, y

    doce picaros amarillas, y no haya otros algunos en esta

    ciudad, pena de vagabundos (79). En i 5q5 dijo Cristbal

    de Herrera: Sera bien que hubiese nmero en cada lugar

    destos ganapanes, nombrados por la justicia por alguna

    petsona quien fuere bien cometerlo, y que sean en el n

    mero que pareciere bastar para all, trayendo para ser co

    nocidos alguna caperuza de color azul, como me dicen traen

    en Toledo y otras partes (So).#

    (78} Memorias histricas de la ciudad de Zamora, porC. Fernndez Duro: Madrid, 1882-83. tomo II, pgs. 264-429. Por desgracia, las M emorias, como modestamente las llam su autor, yque en verdad constituyen la ms cumplida historia de una ciudad

    que he podido consultar, no apuntan la fecha de esios acuerdos,ni hacen constar cundo se dej de usar la caperuza de color. Sepuede deducir que la primera ordenanza es de por los aos de 1540,

    y la segunda de iGo5. ao ms menos.(79) Ordenativas desta ciudad de Salamanca., que por su man

    dado se recopilaron de as viejas; Salamanca. 1658, libro V, titulo XXXJ1I. Mientras otras secciones tienen fecha, sta no la

    lleva.(So) Herrera, Amparo, edicin de 1598. fol. 52 vuelto. Es de

    noiar que en el fol. 71 vuelto, hablando del castigo de las vagabundas, dice: Cesara el manantial de tantos picaros y nias perdidas

    que stas dan las repblicas, echndolos las puertas de las iglesias casas, criando con tantos siniestros y libertad los que lesquedan, que despus son dificultosos de reducir buenas costumbres. Se ve que, para Herrera, el picaro era un chiquillo, siendosta la nica vez que escribe la palabra.

    D. Jos Vilhiamil y Castro, en !a hermosa y concienzuda serie deartculos E l concejo de una ciudad gallega en el siglo *vi [Re-

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    Para un estudio como el que voy rpidamente bosque

    jando, sin pretensiones de esc ribir la histori a de la pobre

    za, de los vagabundos, de la mendicidad y de los ladrones

    en Espa a, sera de sumo inters poder a ad ir aqu alg u

    nos datos acerc a de los gan apan es y de los pcaios en las

    poblaciones donde los hcroes de la novela solan hacer sus

    primeras armas, en Jos puntos ms adecuados para la vida

    picaresca, es decir, en Sevilla, amparo de pobres y refu

    gio de desechados (81), *y en Madrid. Pe ro ni de un a ni de

    otra tengo documentos oficiales acerca de las medidas que

    se tomaran. No he visto sus Ordenanzas municipales (S2);

    la novsima Historia del Ayuntamiento de Se villa (83) no

    habla de picaros ni de ganapanes; la mal llamada Historia

    de la Villa y Cor fe de M adrid , en cuatro tomos en folio

    mayor, no los trae, como tampoco los Anales de Len Pi-

    nelo, las Relaciones de Cabrera, ni otras relaciones contem

    porneas; ni encuentro rastro de ellos en los interesantes

    estudios de Mesonero Romanos, Julio Monreal, Chauli,

    Seplveda, Ricardo Gonzlez Prez (84) y Adolfo de C a s-

    vista de Espaa, 187c), dice que en Mondoe do en 1508 se le

    aument el salario al portero del consistorio hasta 3.000 mrs., aa

    dindole el cargo de alguacil de pfcaros* piorno XX, pg. 351).Este cargo en otras partes llevaba el nombre de padre alguacilde pobres, de hurfanos de mozos, y no indica hubiera en Nlon-

    do(tomo XXI, pg. 61 )

    (81) Cervantes, Coloquio de os perros , VIII, 199.(82) Las de Sevilla se imprimieron en 1632, acaso en 1682

    (vase el Catlogo de la biblioteca de Mesonero Romanos, i.deEnero de 1875, pg. 8 y pg. 5). El libro de Juan To ri ja , Tratado

    breve sobre las ordenanzas de Madrid: Madrid, 1601, y el de Ar-demans. Ordenanzas de Madrid: Madrid, 1760, no son sino reglaspara arquitectos y estudios sobre la construccin de casas.

    (83) Su a uto r D. Joaqun Guic hot y Paro dy. El tom o II abarcadesde 1516 hasta 170.

    (84) Rec opilac in histr ica de la V illa y Corte de M adrid entiempo de Caldern de a Barca: Madrid, Fortanet, 183j.

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    tro (S$). Acaso las dos docenas de tomos en folio de Libros

    de acuerdos del Ayuntamiento de Madrid, que corresponden

    los aos de r 5oo hasta i 63o, daran de s algo que se

    retieie nuestro asunto; pero como hasta fines de 1560 nose haba tomado medida alguna acerca del nmero de los

    ganapanes su vest imenta, me faltaron los alientos, lo

    mismo que el tiempo, para seguir leyendo tanto tonel

    que, vuelta de mucho frrago, contiene muchas y curio

    ssimas noticias inditas.

    Lo que en 1598 dijo C ristbal de Herr era, nos permite

    afirm ar que en aquel ao no se hab a limit ado en Madrid

    el nmero de los ganapanes, ni se les haba impuesto el

    uso de caperuzas de determinado color. Diez aos despus

    volvi es crib ir al Rey sobre el mis mo as un to , y hay que

    suponer que no habrn cambiado las circunstancias (S6).

    Parece, sin embargo, que tambin en Madrid se limitara su

    nmero. Salas Barbadill hace prorrumpir la cocinera de

    un mesn madrileo en la siguiente lamentacin: |Ay olla

    ma! no eres t la que solas ser hartazgo y deleite comn

    de todo carretero alcala dino y pulhsta .......de todo ganapn

    del nmero y el mejor del nmero de los ganapanes? (37).*

    En cuanto la caperuza, Cervantes, en E l Juez de los di

    vorcios, entrems cuya escena debe ser Madrid juzgarpor la puerta de Guadalajara donde la gente seest mur*

    murando, sabiendo nuevas, diciendo y escuchando menti

    ras, introduce uno, vestitio de ganapn, con su cape

    ruza cuarteada ($3), caperuza que hace recordar la de los

    (85) Discu rso acerca de las costumbres pblica s y privadasde Jos espaoles en el siglo x v i i : Madrid, Guttenberg, 1881.

    (8'>) E plog o y suma de los discu rsos que escribi del am pa ro y reduccin de los pobres mendigantes: Madrid, Luis Snchez.

    160S, fo!. 10: 1.... sci a bien que hubiese nmero en cada lugardestos ganapanes, nombrados por la justicia ordinaria y Ayuntamiento, y que sea el que pareciere bastar para !a tal ciudad 6lugar, trayendo para ser conocidos alguna caperuza azul de otro

    color.(S7) Coronas del Parnaso, fol 117.(88) Obras, -Xll, p^s. 173-176.

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    ganapanes de Zamora. Pero el mocetn de un donoso

    cuen to que relat a Alem n (89) tambin lleva ba caper uza

    de cuartos, o y otros textos se podran aducir en prueb a

    de que los al deanos la solan lleva r; de modo que bien

    puede haber sido prenda usual de la gen te ordinaria deMadrid.

    Es posible que, adems de la caperuza de color, se les

    obligara al picaro y al ganapn llevar zapatos, segn ad

    vir ti C. F . D . en la pr eg unta en parte tra ns cr ita arrib a,

    fundndose para tal suposicin en el refrn que cita el D ic

    cionario de la Academia: ni picaro descalzo, ni hom

    bre ca lla do , ni muje r ba rb ad a, no les des po sad a, *

    refrn cuya fecha me ha sido imposible determinar. Tal

    medida no hubiera carecido de acierto, porque as les hu

    bi er a sido ms di f ci l co la rse en la s ca sa s para hacer de las

    suyas, sobre todo no siendo entonces las alpargatas de uso

    tan universal com o ahora 9K Esta sospecha gan a fuerza

    con un verso de L a vida del picaro, que, enalteciendo

    cuatro hermanos de Ja carga, dice que fueron los pri

    meros que usaron ir en piernas; pero no encuentro msdatos.

    Posible es tambin se hayan hecho ordenanzas abolie n

    do el oficio de ganapanes y de picaros, que las existentescayesen en desuso. Antonio Enrqucz Gmez, en la Ter

    cera estancia de L a culpa del primer peregrino (9l), da una

    interminable y poco potica enumeracin de todos los ofi

    cios, omitiendo picaros, esportilleros y ganapanes, aca

    so por ser de tan nfima posicin social, acaso porque ya

    no existiese el oficio. Puede ser que el Consejo de Castilla

    (89) Gupnit, parte segunda, pg. 267 b.

    (90) Fonseca, Vida de Cristo, primera parte, libro II, col. 334:oel picao que irae zapatos de vaca, traer chinasen los pies, quepodran descalabrar, y no las siente. Fonseca, Tratado del amorde Dios (Barce lona, Ang lada , 1606. pg. 193): como ladrn qu etrae zapatos de sombrero por no ser sentido en casa. Vanse lasusas de los siglos xvi y xvn.

    (91) Primera edicin: R an. 1644.

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    les suprimiera raz de la Couservifcin de monarquas, de

    Navarrete (1621); pero no veo indicio de tal medida en las

    leyes del reino.

    E11 cuanto al origen de la palabra picaro^ har caso omi

    so de la otra, picao, que si bien ms antigua que aqulla,

    es de origen no menos incierto (92) y no tiene trazas de po*

    demos dar la solucin que buscamos,

    Dice ViJlasandino:

    Un picorro de cava lio

    Traigo otro apeado (93);*

    y mien tras es posible adm it ir la tr as la cin del acento la

    primera slaba, suponiendo que se pueda explicar con casos

    anlogos el cambio de doble r en sencilla, 110 encuentro

    medio de salvar la distancia de significado y de tiempo que

    separa este lacayo del picaro de siglo y medio despus.

    En el libro manuscrito de Rosal leemos: Bigarradas

    calzas son picadas acuchilladas para que se descubra el

    aforro, de picarro que era instrumento de picar> de donde

    qued llamarse picarro el de picar piedra (94).* Poco va depicorro picarro: los dos pi can , lo que 110 se puede decir

    del picaro. Sin embargo, conviene observar que picorro

    antes parece deberse tomar por chico que por picador.

    (ps) En algunos lugares de Jas obras de Juan del Encina , pa rece significar una cosa que pica, un vegetal punzante. Rodrigode Rrinosa la pone por mole un rufin, pero sin que se pueda

    tomar por andrajoso. E l v ia je entretenido hace sospechar que

    sea pequeo* mal pronunciado. Covarrubias dicc que cS remiendo que se echa al zipato. En oirs obras es alevoso; todo estosin contar picanzo, que ligero de pies, y picayo. que,segnel Glosario del Cancionero de Haena, partee ser mozo de es puelas. u

    (>3) Cancionero de laena: Madrid, i 85i, pdg. 71 b.{94} Rosal, Origen y etimologa, pg. 96.

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    Pica , 6 sea lanza (95), ypica, horca rollo (9$), no pue

    de haber dado picaro . El derivado normal es piquero, y no

    hay ejemplo de que, por simple aadidura de la termina

    cin ro, sin cambio de acento, se haya formado del nom

    bre femen in o bis labo de un in str um ento el nom bre es

    drjulo de quien lo m aneja de modo ms indirecto se

    hace notar por l.

    Picaro, mirada la lista de sus asonantes que traen los

    diccionarios de la rima, se presenta con cierto aire de pa

    labra extranje ra, parecindose bastan te al piccolo italiano,

    sobre todo siendo el hroe de la novela picaresca siempre

    un joven , casi un muchacho; y si con la literat ura italia

    na, donde en vano he acudido, se pudiese probar que an

    tes de existir en castellano la palabra picaro se sola lla

    mar piccolo un muchacho de su calaa, no habra difi

    cultad en relacionar las dos palabras, dados los ntim os

    lazos que unan las pennsulas.

    La conocidsima palabra picarda, por todo lo que se re

    fiere al picaro, hizo sospechar Covarrubias que en al

    gn tiempo alguna gente pobre de Picarda viniese Es

    paa con neces idad y nos trujesen el nombre, en lo cual

    no andaba del todo desacer tado. Muchos franceses solan

    andar por Espaa , bien sea en peregrinacin Santiag o,bien gan n do se la vid a con comercio s oficios de poca

    mon ta. L os rome ros eran me ndi gos (7), lle ga nd o ser

    tan molestos que ms de una vez las Corles se ocuparon

    (95) Covarrubias: apicaro ......se pudo decir de pica, que es elasa, porque en la guerra, hincndola en el suelo, los vendan ad

    hastam por esclavos. Y aunq ue los picaros no lo son en particular de nadie, sonlo de la Rep blic a para iodos los que los quiere n

    alquilar, ocupndolos en cosas viles.(96) Rosal , pg. 478: *Plcaros los que residen en la picota

    rollo, llamada antiguamente pica..*(97) llerodtrs......ofreci la mitad del reino la hija de la amiga,

    por una vez que bail; y si bailara otra vez, le diera la otra mitady se qu ed ar a ro me ro. (F on se ca , segunda parte de a vida deCristo: Madrid, Miguel Serrano de Vargas, 1603, col. 876.)

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    de ellos y se promulgaro n leyes prohibindoles apartarse

    ms de cuatro leguas de su camin o (98). Acerca de los

    caldereros, otra plaga de aquellos tiem pos, peticiones de

    las Cortes nos ensean que usan en estos reinos de oficioque no saben ni pueden usar en su tierra ni en toda Fran

    cia, so pena de mue rte (K)); y de los git an os haba dicho

    Martn Martnez Dampies, que cuando muy bien por

    ellos miran, hallarn franceses y borgoones y de otra

    mucha diversidad de gen te traidora que nunca vieron la

    tierra de Gipto L a picara Justina relata un cuento

    de un sastre natural de la provincia de Picarda, el cual

    yendo y viniendo en romera San tiag o tres veces, se

    hizo rico con limosnas (I0,h* El Gu zm n de Mateo L u-

    j n cue nta de dos bribones que haba n sido compaeros

    suj os en Ro ma y su coma rca, en la vida esguzara y pi

    caresca . yen do m end igar de conformidad* (102), po

    niendo lado ladopicaresco y un adjetivo derivado de nom

    bre de pa s . Por lt imo, el Pele grin o curio so pa rece re

    mach ar el clavo, diciendo: Le pareca l que era gente

    (oS) Herrera dice: he sido informa do de Jer nimo de Sa lamanca y D. Martn de Porres. Procuradores de Cortes de la ciudad

    de Burgos, y de Fr. Juan Je Balboa, uno de los Comenda doresdel insigne Hospital real que est junto aquella ciudad, que pasan y se hospedan cada ao por el dicho hospital, dndoles all decomer de limosna dos tres das, conforme al instituto dl, ocho diez mil franceses y gascones y de otras naciones, que entrancon ocasin de romera por estos reinos, sin que se sepa por dnde vuelvan salir, ni qu vienen, ni si van sus romeras, y quealgunos aos ha sido mayor el nmero dellos. [Ampa ro, fo

    lio 14.)(09) Corles de Madrid, 1528, cap. 143; Valladolid, 1537. ca

    ptulo 25; Madrid, 156?, cap. 144.

    (too) Viaje dla Tierra Santa: Zaragoza, 1498 (extracto enGallardo, Ensayo, tomo 111, col. 654).

    (toi) Justina, pg. 54. Herrera, Amparo, fol. 17 vuelto: sedice que prometen en I1'rancia las hijas en dote lo que juntarenen un viaje Santiago de ida y vuelta, como si fuesen las Indias.

    (toa) Pgina 368

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    la portugu esa, que puesto caso que no comen com o a le

    manes, ni beben como flamencos, ni juegan como genove

    ses, ni huelen como italianos, ni visten como espaoles,

    ni prestan como picaros, ni dan como si fuesen Alexandres,

    ni hablan com o atenienses, ni se refrenan como lacede-

    rnonios, que le pareca l, y lo afirmaba, que era gent e

    fundada en razn i'3) .......

    Per o es sabido que los de Picar da siempr e se Js ha

    llamado picardos, palabra que como apellido se encuentra

    ms de una vez en Espaa. As Sandoval habla de Len

    Picardo, criado del Condestable y su pintor (104), en

    1520; as haba en Sev illa en 1572 un im presor Alo ns o

    Picardo (05), Cier to que con este apel lido queda p rob a

    do que gente de Picard a vena Espa a; mas tambindebe haber apellidos derivados de los nombres de otras

    provincias de Francia, y los honrados oficios de los Picar-

    dos indican que no haban venido picardear. Ad em s,

    quedara por establecer que entre romeros, caldereros y

    bu hon eros, los de Picar da se hayan hecho no tar por su

    gran nmero, sus andrajos, su falta de verg enza , su h ol

    ga zan era , su vivez a de ingenio, si bien Lop e de Veg a

    dice que los picardos tenan fam a de ale gres {106). Ju st i

    na habla ms de una vez, entre otras, en el mismo cuentodel sastre, de mi provincia de Picarda, mientras siem

    pre se llama montaesa, y refiere que naci mi padre en

    un pueblo que llaman Castillo de Luna, en el condado de

    Lu na , y mi madre era natural de Ze a: por lo tanto, l la

    mando al sastre natural de Picardia. no quiere dec ir

    ms que redomado pillo. De los es guza ros suizos se

    (103) Tomo II, pg. 274.

    (104) Carlos V, libro V, cap. 40; libro IX, cap. 33.(105) Sal i, nm. 2.977; J. Hazaas y la Ra, La imprenta en

    Sevilla; Sevilla, 1892, pg. S4.

    (10) E l peregrino en su patria , pg. 5i a de la edicin deMadrid, Francisco Martnez Abad, 1733* La enumeracin quehace Lope de nacionalidades permite sospechar la lomara de unaobra bastante antigua. E l peregrino tiene aprobacin de 1603.

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    sabe que emigraban en gran nmero, sobre todo para ser

    vir como soldados; cosa que no cons ta tan la s claras de

    los picardos, como tampoco que stos fuesen dados va

    gar ; de suerte que la cita de Lu jn no dice ms que enla vida viandante y mendicante. Po r lo que toca las

    palabra s del Peleg rino, no sabem os que los picardos, ni

    siquiera los franceses, ha yan sido conocidos en Esp aa

    como cambios, segn se deca an tigua men te, oficio casi

    por completo monopolizado por los genoveses; adems,

    sera harto extrao que el Pelegrino hubiese querido sin

    gu lar izar los de una sola provincia en ve z de ac ha car

    tal vicio todos los franceses. Lo s picaros, segn hemo s

    vis to , eran de masia do pobres para prestar; term inante

    men te dice A lem n : Sin recelo que te repartan y por

    temas te empadronen, descuidado que te pidan, seguro

    que te decre ten, lejos de tom ar fiado ni de ser admi tido

    por fiador, que no es pequea gloria; y Ce rvan tes habla

    de ser anejo este gnero de vida la miseria y estreche-

    za ('07)- Parece, pues, que el manuscrito del Pelegrino,

    que obr.i en Valladolid, en el Colegio Mayor de Santa Cruz,

    ha sido mal interp retado por la imp ren ta, y que se debe

    leer: ni gastan como picaros, lo que ofrece mayo res

    vis os de prob abil idad: ni prestan como Fcares.Es de notar que Cristbal de las Casas , en su Vocabu

    lario de as tos lenguas toscana y castellana, por primera vez

    impreso en 1570, y muchas veces despus, traduce la pa

    labra italiana picarda por rollo, y rollo por picarda, jo rca .

    El copioso Tesoro de las tres lenguas espaola, francesa y

    italiana, de Hierosme Victor Bolonnois (10S), no tiene p i

    carda com o voz italiana, ni la encuentr o en diccionarios

    italianos contemporneos; siendo el Vocabulario de Las

    Casas el libio ms antiguo donde he visto la palabra pi-

    (107) La ilustre fr e g o n a , VIII, pg. 2.(108) La nica edicin que he visto os de Gcn cv e, 1O4-J; la pri

    mera es de 1619. Covumihios haba estado 11 Italia (roce A rerola) y no tena noticia de tal palabra.

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    carda relacionada, aunque indirectame nte, con la gente

    maleante de cualquiera nacionalidad.

    Cuando la etimologa de una palabra espaola no se en

    cuentra en otra parte, no se puede prescindir de buscarla

    en la lengua de los moros. Por malos de mis pecados no

    soy arabista; pero rastreando al picaro he manejado libros

    que no suelen llegar manos de los que lo son, y he ve

    nido sospechando que, primero entre los ganapanes y lue

    go entre los picaros, haba no pocos moriscos, y que, por

    consiguiente, pudiera ser que el nombre picaro fuese de

    origen moro. Si los datos que voy exponer continua

    cin se desvirtuaren con los que otro ms entendido adu

    jere , sera el pr im ero en alegrarme de tal resul tado . P o r

    que siempre habramos salido ganando en tener ms n o

    ticias del modo de ser de la gente baja en la Es pa a de

    los Austrias, asunto sobre el cual suelen guardar silencio

    las historias, y que tiene sum o inters, siendo as que no

    tenemos una historia de la puta, ramer a, buscona , ta

    fingida, del ventero, mesonero, bodegonero, tabernero,

    carnicero, cocinero, pastelero, lacayo, arriero, preso, ga

    leote, gitano, calderero, rufin, alcahuete, padre de man

    ceba, corchete, escribano, pregonero, verdugo, tahr, fu

    llero, baratero, mendigo, ciego, oracionero, buldero, estudiante, soldado, maestro de esgrima, de ninguno de los

    que con tanta frecuencia intervienen en la literatura pica

    resca, fiel trasunto de la vida espaola y boca inamorda-

    able del pueblo espaol.

    Estando en ranada por los aos de i 525 1528, es

    cribi Andrea N avagiero, Em bajado r de Ve nec ia la Cor

    te de Espa a: Lo s espaoles, lo mismo aqu que en el

    resto de Espaa, no son muy industriosos, y ni cultivan

    ni siembran de buena voluntad la tierra, sino que van demejor gana la guerra las Indias para hacer fortuna

    por este camin o ms que por cualq uier otro (>9).* Q u in

    ce aos despus, Alejo Vanegas, hablando de los vicios

    {109) Viajes por Espaa. (Libros de antao, vol. 8), pg. 297.

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    proprios de Es pa a, de los cuales tienta el diablo los

    espaoles, dice: El segundo vicio es que en sola Espa

    a se tiene por deshonra el oficio mecnico, por cuya cau

    sa hay abundancia de holgazanes y malas mujeres, dems

    de los vicios que la ociosidad acompaan, con toda la

    cofrada del nmero de quien dice Horacio: nos mimerus

    sumus et frugits consumere nati, no somos para ms los

    baldo s de para aumenta r el nmero de los hombres y co

    mer pan de balde. Los cuales, si no tuviesen por deshon

    ra el oficio mecnico, allende que represaran el dinero en

    su tierra que para comprar las industrias de las otras na

    ciones se saca , excus aran much os pecados que ordinaria -

    mente suelen nacer de la ociosidad (no).* Y en 1609,

    Come ndador m ayor de Len escribe al Re y acerca de lamala maa que los cristianos viejos se dan la cul

    tura (m).

    Los moriscos, en cambio, no tenan melindres en cuan

    to al oficio que les proporcionaba los medios de vivir . En

    1612 deca el Arzobispo Ribera de los moriscos valencia

    nos: Siendo codiciosos de dinero, y amigo s de guar darlo ,

    y de dicn do se los of icios y ar te s ms props ito para

    adquirirlo, venan ser la esponja de la riqueza de Espa

    a, resultando de aqui que aunque generalmente habita*sen en lugares pequeos, fragosos estriles, pagando

    sus seores el tercio de los frutos, y estando cargados de

    fardos tributos, todava eran ms ricos, mientras los

    cristianos, que cultivaban las tierras ms frtiles, se ha

    llaban en la ma yo r pobreza (112). Con lg ica no meno s

    estupenda, dijo el licenciado Pedro Aznar de Cardona,

    autor poco sospechoso, puesto que describiendo la expul

    sin demuestra una falta de caridad y un ensaamiento

    (n o) Ale jo Vnnrj;a*, Apona del trnsito de la muerte, tercera edicin: Toledo. Juan de Ayala, 1543, fol. (5.

    (111) ] lorcn cio J;im-r, Condicin social de los moriscos de Espaa : Madrid. 1K57. 282.

    (112) Ribera. /n.'tandas: Itorccltma. citado por Janer*r K- cn.

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    qu ed an asco: Era una gente vilsima, descuidada, ene

    miga de las letras y ciencias, ilustres compaeras de la

    vi rtu d, y por el consig uiente ajena de todo tr ato ur ba no ,

    corts y poltico ...... Eran torpes en sus razones, bestia

    les en su discurso, brbaros en su lenguaje, ridculos en su

    traje, yendo vestidos por la mayor parte con gregesqui-

    llos ligeros de lienzo de otra cosa balad, al modo dt los

    marineros, y con ropillas de poco valor, y mal com pue s

    tos adrede.......por eso gastaban poco, as en el comer como

    en el vestir, aunque tenan harto que pagar de tiibutos

    los seores....... Eran dados oficios de poco trabajo: teje

    dores, sastres, sogueros, esparteeros, olleros, zapate ros,

    albitares, colchoneros, hortelanos, recueros y revendedo

    res de aceite, pescado, miel, pasas, azca r, lienzos, hu e

    vos , gallin as, zapatil las y co sas de lana para nios, y al

    lin tenan oficios que pedan asistencia en casa y daban

    lugar para ir discurriendo por los lugares y registrando

    cuanto pasaba de paz y guerra, por lo cual se estaban or

    dinariamente ociosos, vagabundos {* >3;. echados al sol en

    invierno con su botija al lado, y en sus porches el verano,

    sacadas las pocas horas que trabajaban con grande ahinco

    en sus oficios en sus huertas, por la codicia entraable

    de coger frutas, hortalizas y legumbres; pero pocos y bienl>ocos dellos tenan oficios que tratasen en metal en hie

    rro, en piedras ni maderos, excepto algunos herradores

    procurados para su comn (114). V Fr. Alonso Fernndez

    escribi: Ejercitbanse en cultivar huertas....... Otros se

    ocupaban en cosas de mercanca. Tenian tiendas de co

    mer en los mejores puestos de las ciudade s y villas , v i

    vi en do la mayor part e della s por su mano. Otros se em-

    {113) Era esta palabra entonces sinnim o de ocioso; dice Fonseca: Desea que su esclavo est siempre haciendo algo, y no esmucho que un esclavo vagabundo no halle quien le sufra.1 ( T e r cera parle de la vida de C risto , libro 1, col. z8i.)

    (114) E xpu ls i n ju sti fic a d a de los moriscos espa oles: llues-ca, 1612. segunda parte, cap. 10, ols. 3^-36; citado por Janer,pgs. 158-159.

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    pleaban en oficios mecnicos, caldereros, herreros, alpar

    gateros, jaboneros y arrieros .......No daban lugar que los

    suyos mendigasen. Todos tenan oficio y se ocupaban en

    algo

    A pesar de lo que dice F r. Marc o de Guadalaja ra y

    Xavier, que no labraban lana, ni se acercaban al rastro

    ni al matadero (116), sabemos por el captulo 5 de las

    Cortes de 1592 i 5g 8 que los moriscos se haban hecho

    tenderos, despenseros, panaderos, carn icero s, tabe rneros

    y agua dore s, si en do as que el oficio de car nic ero era de

    los ms despreciados. Segn un escritor annimo de prin

    cipios del siglo xvii, en Espaa limpio se dice cualquieia

    que no tiene m ezcla de moro ni judo, aunque sea el ms

    vil y co nte nti ble que hay en la Repblica, y ca gado de

    pecados; por ma nera que el car nice ro y verd ugo que no

    tiene algo destas razas, es limpio, aunque sea perjuro y

    ladrn .......(117) 1 E s verdad que nos enco ntram os veces

    con apreciaciones harto sorprendentes de ciertos oficios.

    Fonseca habla de Dionisio, que un tiempo fu maestro de

    escuela, azotando muchachos, oficio de los ms bajos del

    mundo (8). Pero consta lo que nos importa, es decir,

    que los moriscos ejercan cualquier oficio que les poda dar

    de comer.Entre todos los oficios, haj' uno cuyo nombre desde

    muy antiguo ha sido trmino despreciativo. Me refiero al

    oficio del hombre que lleva cargas. Esto se sola hacer en

    tre dos, llevando cada uno sobre un hombro el extremo de

    la palanca del travesano (119), de que se suspenda la

    (115) Historia, de Vlasencia (Madrid. i

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    carg a. E s verdaderamente extrao que este oficio, con

    preferencia todos los dems, se haya dado el nombre de

    ganapn (120), yt sobre todo, que este nombre desde el prin

    cipio se haya considerado como deshonroso, aplicndosesin referencia determinado oficio para motejar de vil y

    despreciable. En una farsa de Lu cas Fernndez (15 14 ),

    dice el pastor Pascual dirigindose un soldado:

    Esa es vida de holgazanes,Aquesa es vida sin ley.

    No temeis ni Dios ni al Rey.Andis he chos gana pane s,

    Sin vergenzt y sin concencia (m ).

    En la Comedia Me dora, de Lope de Rueda, el simple

    Ortega ha robado al paje Perico, entre quien y Acario, ciu

    dadano, sigue este dilogo:

    A c a r i o . Pues anda, vete, yo te prometo qul me lo pague.P e r i c o . As , tal debeis de ser co mo l.

    A c a iu o . Ili de puta, rapaz, bellaco, espera.

    P e r i c o . S, esperaldo al ganapanazo; huir, pies de trueno (122).*

    No encuentro otro caso parecido de que un nombre de

    oficio haya servido en el siglo xvi para motejar quien no

    lo ejerca. Dic el Pelegrino curioso: Un pregonero, que

    con ropa al pescuezo andaba pregonando por la ciudad,

    nes...... (Carta-introduccin 'la M echanic a de Aris to ti le s, 1545,de D. Diego Hurtado de Mendoza, publ. por R. Foulch-Delbosc,Revue H is paii iq ue, tercer trimestre, 1898). Vase Cov arr ubi as,voce Ganapn.

    (120) Nebrija, D ic tionarium : iga.na.p an , baiulus: gerulus;Corbulo.Baiulu s, por el bastaje ganapn; baiulo , por llevar traer cargo cuestas; gerulus, por el ganapn que lleva cargos.

    (tai) F arsas y g lo g a s ...... por Lucas Fe rn n dez : Madrid,1867, pg. 105.

    (122) Obras, tomo 11, pjg. 248.

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    que es el oficio ms infame que hay (123). H ay ejem plo

    de que jam s se ha llamado nadie pregonero? Poca esti

    ma debe haber alcanzado el oficio mecnico para que

    ganarse el pan haya podido ser deshonroso. Pero sea esto

    co mo fuere, el haberse considera do el oficio de gana pn

    como de singular oprobio es fuerte indicio de su oiigen, y

    Jorge Braun, que describiendo los pabes de Europa sola

    estar bien enterado, 110 deja lugar duda cuando dice, ha

    blando de los mor os de Granad a: Et qu an tu m uxoiu m

    luxui srico, ureo, argnteo, ac pra:stantiore vestitu in

    dlgele, tantum sibi viliore habitu viri solebant adimere,

    icco %emper onusli, ctiam pra'diviles, inccdcutcs, ut qualui-

    aunque oncra merccdis conscqitcndc gratia pelentius /er

    re ni (>24).

    No lie logrado igual certidumbre en cuanto la caperu

    za de color; pero 110 debe ser imposible dar con el cabo

    que falla por atar. Ms de una vez se haban p romulg ado

    leyes obligando los moros llevar seales de color para

    ser distingu idos de los cristianos (125). C uand o capitul

    Granada, se convino expresamente que no mandarn sus

    altezas ni el prncipe D. Juan,su hijo, ni los que despues

    dellos sucedieren, para siempre jams, que los moros que

    fueie n sus vasallo s traig an seales en los vestidos comolos traen los judos (126). Se ve que los moios estas se

    ales causaban vergenza, y parece que despus de la ren

    dicin de Gran ada cay ero n en desuso, porque si bien J a

    nee dice que se les intim que usaran de una seal en el

    sombrero so pena de quedar esclavos no he cncon -

    (123) Tomo 1. pig. 390.(124) Ciritalcs orbis terrarum. Lber printus, en la descrip

    cin del mapa nm. 4, Granala. (Iil ejemplar que he visio en lalill. Nac tiene l ' ra c j a l io de 1572; ;l fin del libro: ColoniacA fif ip p iu a e apud licr iram um li o c li o ll j, 1599)

    (125) Cor les de Madrigal, 1438, cap. 55: Madrigal, 147', c a ptulo 3j.

    ( l i ) Janer, pg. 224.(127) Janer, p jg . 2(i.

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    trado en los captulos de Cortes, ni en las colecciones, re

    pertorios y recopilaciones de pragmticas, la ley que tal

    cosa mandara. Pero ya hemos visto que aproximadamen

    te en 1540 el Ayun tam ien to de Za m or a orden que los

    gana panes llevasen caperuza de determinados colores, y

    es casi cierto que ordenanzas parecidas se hiciesen entun-

    ces en otras ciudades. Ahora bien: as se haba sealado

    ante s los judos, los moros y las ma ncebas de los

    clrigos (12S); as tambin se seal poco despus las mu

    jeres pblicas 0 2P). Pero ni al mismo verdugo se le pona

    una seal parecida, pesar de haberse estatuido y ordena

    do que el dicho verdugo no pueda tocar con sus manos

    cosa alguna de comer y beber, hasta en tanto que aqulla

    hubiere comprado para su propio uso (3).* Por lo tanto,

    es ms que probable que, habiendo las leyes del reino de

    ja do de im po ner los mo ri sc os el uso de la se al, las ciu

    dades siguieran exigindola cuando les convena. As tam

    bin se expli ca r a la de sa pa ric i n de la ca pe ru za de color

    con la expulsin de los moriscos.

    Es de advertir que Ceivantes introduce un ganapn

    que dice: seor juez, ganapn soy, no lo niego, pero cris

    tiano viejo (131), y que el sacristn de La cueva de Sala

    manca canta:

    En ella se hacen discretos

    Los moros de la palanca (132).

    Bien es verdad que en la edicin de i 6 i 5 se lee: los mo-

    ros de la Palanca;* pero faltan pruebas de haber existido

    (128) Corles de Soria, era 1418, cap. o 0(129) Ordenanzas de Salamanca, lib. V, til. 35, pg. 03.

    (Estas orden anzas hizo la ciudad de Sevi lla s iete de Mayo di-

    *553 aos, y las apr ob y mand guardar en toda Castilla el ReyD. Felipe el Seg und o por su provisi n, dada en la dicha ciudadde Sevilla, trece de Mayo de 1570

    (130) Ordinaciones de Zaragoza.: Zaragoza, Diego Dormer.1675, pg. 188.

    (131) E l ju e j e ls div or cios , XII, pg. 176.(133) XII, pg. 264.

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    un luga r llamado la P alan ca y poblado de moros con fama

    de poco discretos. Posible es tambin que en vez de moros

    haya que leer mozos, de la misma manera que Cervantes

    sola llamar los esportilleros mozos de la esportilla.

    Los moriscos solan ser sobrios, y con esto no concuer

    da la fama que despus tuvieron los ganapanes de comi

    lones y borrach os. Pero es de suponer que los que, no reu

    niendo condiciones para ejercer otro oficio mejor, se dedi

    caban al humildsimo de ganapn, no tendran todas las

    vir tu des de su raza. Dic e Fonseca: Los mor isco s de G ra

    nada y de Valencia dan este descargo de sus culpas: yo no

    beba vi no, y el cr is ti ano vie jo me ha hec ho bo rracho; yo

    no juraba, y el cristiano viejo me ha hecho renegado; yo

    no hurtaba, etc. (>33). Y un informe oficial nos ense a

    que generalmente todos los moriscos que beben vino son

    salteadores (' 34). Adems, por un ladrn pierden ciento

    mesn, y poco bastar a para acab ar con la reputacin de

    Jos despreciados ganapanes.

    Faltan pruebas de que los colores amarillo, bermejo,

    azul, verde, que servan para sealar judos, mancebas,

    mujeres pblicas, moros, ganapanes y picaros, hayan te

    nido significacin ignominiosa de determinado genero. Un

    autor annimo de fines del siglo XV, dice que azul presupone la firmeza, bermejo la alegra, verde la esperanza,

    amarillo el hambre (35). Cuando se sublevaron los mo-

    tiscos de Teresa, arbolaron dos banderas, la una azul y la

    otra colorada (136). Par ece , pues, que sin parar mientes

    en su significacin convencional, se daba preferencia co

    lores que salan la vista para hacer la seal ms fcil de

    notar.

    Si lo expuesto basta para probar que de entre los mo

    j 33) Tercera pane, lib. II, col. 53.(134) Informe del Dr. Lic hana, refirindose los anos de 1577

    1581, d ia do por Janer. pg 272.(135) Gallardo, l-'tisayo, tomo I, nm 758 (cois. 824, 842, 845).(13C) Jancr, pg. 323, copian do unj relacin contempo rnea.

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    riscos salieron los ganapanes, ser fcil dar el mismo

    origen al picaro, y no sera entonces disparatado sospechar

    que el nombre se derivara del rabe. Recurdese que el

    picaro no era un hombre hecho y derecho, sino un mu

    chacho que tena que acomodarse llevar los cargos que

    podan sufrir sus hombros. Pu es bien: por pragm tica de

    12 de Febrero de 1502 se haba mandado salir de Castilla y

    de Len todos los moros de catorce aos arriba y todas

    las moras de edad de doce aos arriba. Razonable es supo

    ner que los muchachos desamparados buscasen mtdios de

    ganar de comer, y que, no teniendo fuerza bastante para lle

    var cargas ms gran des, in ven ta sen ti oficio de es port il lero s.

    En tal caso, se les puede haber motejado, ellos mismos

    pueden haber acostumbrado llamar la atencin, con una

    palabra arbiga