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ENSEÑANZA G U Í A P A R A L A

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ENSEÑANZA

G U Í A P A R A L A

Publicada porLa Iglesia de Jesucristo de los Santos de los

Últimos DíasSalt Lake City, Utah, E.U.A.

ENSEÑANZA

G U Í A P A R A L A

© 1994, 1999, 2001 por Intellectual Reserve, Inc.Todos los derechos reservados

Impreso en los Estados Unidos de América

Aprobación del inglés: 03/01Aprobación de la traducción: 03/01Traducción de Teaching Guidebook

Spanish

Índice de temasIntroducción 1

Prepárese espiritualmente 2

Enseñe como Jesús enseñó 4

Use una variedad de métodos didácticos 10

Prepare la lección 15

Comprenda a los que enseña 19

Recompensas que provienen de la enseñanza 21

Administración del mejoramiento de maestros en la rama 23

Esquema del curso Enseñanza del Evangelio 26

Cómo obtener materiales de la Iglesia y localizar información sobre historia familiar 29

DistribuciónLa Guía para la enseñanza se utiliza junto con los materiales de los cursos básicosde estudio y también será útil para los maestros y otros miembros de la unidadque utilicen los materiales regulares de los cursos de estudio (véase Informaciónpara los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares sobre los cursos de es-tudio (36363 002). Esta guía servirá para ayudar a los miembros a mejorar la en-señanza en el hogar y en las organizaciones de la Iglesia. Todo maestro deberárecibir un ejemplar; también sería de utilidad para los cabezas de familia.

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Introducción

Esta guía va dirigida a padres, líderes ymaestros; se puede utilizar como partede un esfuerzo individual para mejorarcomo maestro; se puede utilizar comobase para el curso de Enseñanza delEvangelio y para las reuniones de me-joramiento de maestros (véanse laspágs. 24–25).

El Señor enseñó:

“Y os mando que os enseñéis el uno alotro la doctrina del reino.

“Enseñaos diligentemente, y mi graciaos acompañará, para que seáis más per-fectamente instruidos en teoría, enprincipio, en doctrina, en la ley delevangelio, en todas las cosas que perte-necen al reino de Dios, que os convienecomprender” (D. y C. 88:77–78).

El hogar debe ser el lugar principaldonde esta enseñanza tenga lugar. Laenseñanza y el conocimiento que se re-cibe en la Iglesia apoya al que se pro-duce en el hogar. Todos tenemosresponsabilidades como maestros enestos entornos así como con nuestrosvecinos y las personas que nos rodeanen la vida diaria. Enseñamos como pa-

dres, hijos, hijas, esposos, esposas, her-manos y hermanas. Enseñamos comolíderes de la Iglesia, maestros de unaclase, maestros orientadores y maestrasvisitantes. También enseñamos comocompañeros de trabajo, vecinos y ami-gos. A veces enseñamos a través de lascosas que decimos y del testimonio queexpresamos, pero aun con más frecuen-cia, enseñamos por medio del ejemplo.

En la orilla del Mar de Galilea, el Señorresucitado instruyó a Pedro, diciéndole:“Apacienta mis ovejas” (Juan 21:16–17).El llamado a enseñar implica que nu-tramos las almas de los demás con lasverdades del Evangelio y de esa ma-nera les dirijamos hacia el Salvador(véase Moroni 6:4). Medite sobre elpapel que desempeña la enseñanza delEvangelio en la salvación de los hijosde nuestro Padre Celestial.¿Hay algunaresponsabilidad que sea más noble osagrada que ésta?

Si usted es un padre o un maestro re-cientemente llamado, quizá se sientaespecialmente preocupado en cuanto aesta responsabilidad. Recuerde que elSeñor está dispuesto a ayudarle. Él haprometido que si somos humildes y te-nemos fe, Él “hará que las cosas débilessean fuertes para [nosotros]”(Éter12:27). En nuestro esfuerzo por mejorarcomo maestros, podemos basarnos ennuestra propia experiencia y en los ta-lentos que hemos desarrollado en loque va de nuestra vida. Nuestra capaci-dad aumentará a medida que nos pre-paremos cuidadosamente, nosesforcemos por edificar a los que ense-ñamos, y confiemos en el Señor.

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Prepárese espiritualmente

A medida que usted se prepare espiri-tualmente, el Espíritu, o el EspírituSanto, le guiará y le ayudará en la en-señanza. Para enseñar los principios ylas verdades del Evangelio es precisotener el Espíritu Santo. El Señor dijo:“Y se os dará el Espíritu por la ora-ción de fe; y si no recibís el Espíritu,no enseñaréis” (D. y C. 42:14). Los si-guientes puntos le ayudarán a prepa-rarse para enseñar con la guía delEspíritu Santo:

Sea apartadoCuando se le extienda el llamamientode enseñar, los líderes del sacerdociodeberán apartarlo y darle una bendi-ción especial. Esta bendición le ayu-dará a cumplir su llamamiento. Siusted hace todo lo que esté a su al-cance para servir en su llamamientopara enseñar, el Señor aumentará su

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potencial de influir en los demás parabien. Él magnificará su capacidad in-cluso más allá de sus propios talentosy aptitudes cuando sea necesario.

Busque la guía del EspírituSantoBusque el Espíritu Santo al enseñar.Él le ayudará a comprender las nece-sidades de aquellos a los que enseñay a preparar lecciones que satisfaganesas necesidades. Él le enternecerá elcorazón y le preparará la mente pararecibir inspiración y guía adicional.

Ore con frecuenciaOre a menudo y pida al Señor que lebendiga mientras estudia y se pre-para. En ocasiones, podría añadir elayuno a sus oraciones. Ore para com-prender y amar a las personas a lasque enseña. Aprenda a reconocer y aseguir la inspiración que recibirá delEspíritu Santo.

Estudie las EscriturasEstudie las Escrituras con un espíritude oración. Al hacerlo, aprenderá encuanto al Salvador y aumentará suconocimiento de la verdad. ElEspíritu Santo le ayudará a entenderlas Escrituras y a ver cómo se aplicana las necesidades de los miembros dela clase o de la familia. Si al estudiode las Escrituras añade la oración y elayuno, el Espíritu Santo le fortaleceráy guiará en su enseñanza.

Viva el EvangelioEsfuércese por vivir las enseñanzasdel Evangelio de forma tan cabalcomo le sea posible. Arrepiéntase detransgresiones pasadas. Al hacer estascosas, recibirá fortaleza y entendi-

miento. La paz y felicidad que ustedsienta como resultado de su esfuerzopor vivir el Evangelio será algo evi-dente para los demás. Ellos sentiránla sinceridad de su testimonio y elpoder de su dedicación; serán instrui-dos a través del ejemplo de su vida.

A una maestra le estaba resultandodifícil percibir la guía del EspírituSanto mientras preparaba sus leccio-nes. Al orar para pedir ayuda, se diocuenta que en el corazón albergabamalos sentimientos hacia una vecinasuya que le había tratado con descor-tesía. Humildemente le pidió al Señorque la perdonara. Al día siguiente vi-sitó a la vecina y le pidió disculpaspor los sentimientos negativos quehabía tenido hacia ella. Ella y su ve-cina estrecharon sus lazos de amistady ella pudo disfrutar una vez más dela guía del Espíritu Santo.

Sea humilde La humildad le ayudará a evitar latentación de intentar impresionar alos demás o a confiar en demasía ensu propio conocimiento o talentos.La humildad se obtiene al seguir elconsejo que se encuentra enProverbios 3:5–6: “Fíate de Jehovácon todo tu corazón, y no te apoyesen tu propia prudencia. Reconóceloen todos tus caminos y él enderezarátus veredas”. El Señor enseñó: “Séhumilde; y el Señor tu Dios te llevaráde la mano y dará respuesta a tusoraciones” (D. y C. 112:10).

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Enseñe como Jesús enseñó

Muestre amor por los que enseñaDurante Su vida en la tierra, elSalvador mostró gran amor y com-prensión por todas las personas.Enseñó a los pobres, a los ricos, a losrechazados y a los pecadores. Nosenseñó a amar a todos y a ayudarnosunos a otros. Él dijo: “Un manda-miento nuevo os doy: Que os améisunos a otros; como yo os he amado,que también os améis unos a otros”(Juan 13:34). Al mostrar amor poraquellos a quienes enseñamos, ellosllegan a comprender su valor eterno,sienten más entusiasmo por apren-der y son más receptivos al Espíritu.

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Ser maestro del Evangelio significamucho más que presentar una leccióncada semana. También implica preo-cuparse por los miembros de la clase.Esfuércese por llegar a conocer a cadauno como persona; eso le servirá paraenseñar con mayor eficacia. Es posi-ble que ellos necesiten la ayuda de

usted si están pasando por proble-mas, si han dejado de asistir o si tie-nen discapacidades. Recuerde laparábola del Salvador de la oveja per-dida (véase Lucas 15:3–6).

La maestra de un niño que rara vezasistía a clase se dio cuenta de quesiempre que ella mantenía contactocon la familia de él durante la se-mana, el niño asistía a la Iglesia esedomingo. Ella se esforzó por hablarcon los padres a menudo y hacerlessaber del cariño que sentía por elniño. Incluso lo recogía del colegiocuando los padres de él estaban en eltrabajo para que no se perdiera las ac-tividades de la clase.

Como maestro, usted también puedehacer mucho para hermanar a losmiembros y ayudarles a nutrir suconversión al Evangelio. Esto es es-pecialmente importante en el caso delos nuevos miembros. Siempre hagaque se sientan bienvenidos; busqueoportunidades para que participenen clase; prepárese para enseñar lasverdades del Evangelio a través delEspíritu y con amor.

Enseñe las verdades del EvangelioEl Salvador enseñó las verdades delEvangelio e hizo hincapié en los prime-ros principios y ordenanzas: fe, arre-pentimiento, bautismo y la recepcióndel Espíritu Santo. Nos enseñó a amar-nos y a servirnos unos a otros. Nos en-señó en cuanto al sacerdocio, losconvenios y las ordenanzas y todo lo

que debemos saber, hacer y ser paravenir a Él. Nosotros también debemosenseñar el Evangelio según ha sido re-velado en las Escrituras y en las pala-bras de los profetas de los últimos días.Los temas seculares, las opiniones per-sonales y las enseñanzas especulativaso controvertidas no son apropiadas.

El Salvador enseñó las verdades delEvangelio con sencillez. Utilizó unlenguaje claro y comprensible, relatosy ejemplos de la vida diaria. En suslecciones se mencionaban muchas ex-periencias comunes que el pueblopodía entender; como por ejemplo, élhabló acerca de la búsqueda de laoveja y de la moneda perdidas y delregocijo que produjo el retorno delhijo pródigo (véase Lucas 15).

El Salvador a menudo recurrió a lasEscrituras mientras enseñaba. Durantela lección, dirija a las personas a quie-nes enseña al uso frecuente de lasEscrituras. Ayúdeles a comprenderque las personas de las Escrituras fue-ron personas reales que experimenta-ron pruebas y gozo en su esfuerzo porservir al Señor. Formule preguntasque requieran que las personas a lasque enseñe consulten las Escrituraspara buscar la respuesta. Inste a losmiembros de la clase a estudiar en elhogar y muéstreles la forma de lograrque ese estudio sea productivo.Enséñeles la manera de utilizar lasayudas para el estudio de lasEscrituras. Dé asignaciones en las quelos miembros de la clase tengan queutilizar las Escrituras y las palabras delos profetas de los últimos días.

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Enseñe por el EspírituLos maestros deben procurar tener elEspíritu del Señor al enseñar. Unapersona podrá enseñar verdades pro-fundas y los miembros de la clase po-drán participar en charla fascinantes,pero a menos que el Espíritu esté pre-sente, estas cosas no quedarán pro-fundamente grabadas en el alma.Cuando el Espíritu está presente, sefortalece el amor de todos los miem-bros por nuestro Padre Celestial yJesucristo y del uno por el otro, asícomo su dedicación a vivir elEvangelio. A continuación se encuen-tran algunas cosas que usted puedehacer para invitar al Espíritu durantesu enseñanza:

• Comience con una oración.

• Enseñe utilizando las Escrituras ylas palabras de los profetas de losúltimos días.

• Exprese su testimonio.

• Comparta experiencias e invite aotros a hacerlo también.

• Utilice la música (véase pág. 11).

• Muestre amor por el Señor y porlos demás.

Si usted se ha preparado debida-mente, el Espíritu Santo le iluminará yle guiará en su enseñanza. Quizá re-ciba impresiones en cuanto los queesté enseñando y sobre lo que debe re-calcar al enseñarles. Podrá recibirideas y sentimientos en cuanto a lamanera de enseñarles con más efica-

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cia. Sus esfuerzos diligentes seránmagnificados al obedecer con humil-dad los susurros del Espíritu. Tambiénpodrá ayudar a los que enseña a reco-nocer la influencia del Espíritu.

Invíteles a estudiardiligentementeEl Señor dijo: “Buscad palabras de sa-biduría de los mejores libros; buscadconocimiento, tanto por el estudiocomo por la fe” (D. y C. 88:118). Todomiembro tiene la responsabilidad deobtener un conocimiento de la verdada través de su propio esfuerzo. La res-ponsabilidad del maestro es despertaren los demás el deseo de estudiar, en-tender y vivir el Evangelio. Para cum-plir con esta responsabilidad, debeconcentrarse en tres cosas:

1. Despierte y mantenga el interés deaquellos a los que enseña. Una delas claves para lograr esto es supropio entusiasmo por el estudiodel Evangelio. Otra de ellas es eluso de métodos didácticos queaporten claridad a sus clases y las

hagan interesantes y fáciles derecordar (véanse las págs. 10–14).El despertar interés es especial-mente importante al comienzo dela lección. Al planificar la en-señanza, busque maneras de invi-tar al Espíritu y de lograr laatención de todos con una intro-ducción interesante, y concéntreseen la doctrina o principio que seenseñe en la lección.

2. Fomente la participación. Planifiquemaneras de que todos participendurante la lección. Puede pedirle aalguien que lea una cita o un pasajede las Escrituras o que relate unahistoria. También puede invitarles aresponder preguntas y comentarabiertamente el material de la lec-ción. Podría pedir a una o a variaspersonas que canten un himno otoquen un instrumento. Con es-píritu de oración, también podríaseleccionar a alguien para que com-parta su testimonio o una experien-cia personal que se relacione con eltema de la lección. A veces será im-portante solicitar esta participaciónpor adelantado a fin de que los par-ticipantes puedan prepararse y sen-tirse cómodos.

Un maestro enseñaba una leccióncuya idea principal trataba sobre laimportancia de leer el Libro deMormón. Invitó a los jóvenes de laclase a que pensaran en un pasajede las Escrituras que hubiera cam-biado sus vidas. Después pidió quetres o cuatro voluntarios se

pusieran de pie y compartieranesos pasajes de Escritura con laclase y que describieran la formaen que esos pasajes habían cambia-do su vida. Por medio de los dulcessentimientos que compartieron losmiembros de la clase en cuanto alpoder del Libro de Mormón, losmiembros de la clase obtuvieron unprofundo deseo de leer y meditarlas Escrituras a diario.

Hay algunas personas que semuestran reacias a participar. Nopida a ninguna persona que lea envoz alta o que ofrezca una oraciónsin antes averiguar si se siente có-moda haciéndolo. Si duda encuanto a la disposición que unapersona tenga a participar, pidavoluntarios en vez de pedirle a al-guien que se muestre renuente. Laspersonas que estén aprendiendogradualmente empezarán a sentirsecómodas al participar, al ver queaquellos que participan se les tratacon respeto y cortesía.

3. Ayúdeles a poner en práctica loque aprendan. Debe ayudar a losmiembros de la clase a aplicar loque se enseñe a su propia vida ycircunstancias. Una manera de lo-grar esto es extender asignacionesy desafíos que les permitan disfru-tar experiencias de aprendizaje conlas verdades que se enseñen.Recuerde que el aprendizaje delEvangelio no tendrá ningún valor amenos que se convierta en unapauta para vivirlo.

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Fomente un ambiente propicio para la enseñanzaEl entorno ideal para el aprendizajedel Evangelio es aquel en el que todaslas personas que están presentes sepreocupan por que los demás miem-bros del grupo aprendan. El deseo deaprender aumenta cuando los maes-tros y los alumnos se aman unos a

otros y se ayudan mutuamente a en-tender y vivir el Evangelio. Cuandousted y aquellos a los que usted en-seña se esfuerzan juntos por fomentarun ambiente de aprendizaje positivo,hay menos probabilidades de quesurjan situaciones tensas en la clase.Usted debe hacer todo lo que esté asu alcance por fomentar ese tipo deambiente y ayudar a los que enseña asaber cómo pueden contribuir a él.

A continuación se enumeran algunascosas que usted puede hacer paracrear un ambiente propicio para laenseñanza:

• Llegue puntualmente con todos los

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materiales didácticos y el equiponecesario.

• Asegúrese de que el salón de claseesté limpio, ordenado y libre dedistracciones y que las personasque estén en él puedan sentirse có-modas.

• Comience y finalice a tiempo.

• Dé la bienvenida y salude a todoslos miembros individualmente, sies posible.

• Haga cosas que inviten al Espírituy fomenten la reverencia y lacortesía.

• Ame a los miembros de la clase yhágales sentir cómodos cuandoparticipen.

• Haga preguntas que ayuden a losmiembros de la clase a centrarse enel tema en cuestión.

• Aliente a los miembros de la clase aque se escuchen unos a otros conrespeto y comprensión.

• Evite conversaciones que podríandañar o debilitar testimonios o quepodrían causar el alejamiento delEspíritu.

Incluso después de haber hecho todolo posible por fomentar un buen am-biente de enseñanza, podrían produ-cirse problemas. Las siguientessugerencias podrían servirle para re-solver algunas dificultades y proble-mas comunes:

• Si se produce una situación tensa,deje de hablar hasta que cuente conla atención de todos. Después con-tinúe con la lección.

• Si se da cuenta de que algunas per-sonas están charlando durante lalección, hable con ellas en privadodespués de la clase y pregúntelesqué pueden hacer usted y ellos paraque la clase sea más productiva.

• Si una persona acapara la partici-pación en la clase, haga preguntasa otros miembros de la clase o

sugiera con mucho tacto que legustaría escuchar a aquellos quetodavía no han participado.

• Si los miembros de la clase hacencomentarios que se alejan del temade la lección, deles la debida aten-ción, pero dirija la conversaciónhacia el tema de la lección.

Los problemas de disciplina dismi-nuirán a medida que usted encuentrela manera de que todos los miembrosdel grupo se sientan queridos y acep-tados y participen satisfactoriamente.

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Use una variedad de métodos didácticos

Hay muchas cosas que puede hacerpara lograr que la presentación de suslecciones sea interesante y ayude a losmiembros de la clase a aprender lasverdades del Evangelio. A continua-ción se dan algunas sugerencias:

Use relatos y ejemplosLos relatos y los ejemplos despiertany mantienen el interés de las personasy muestran la forma en que los prin-cipios del Evangelio se aplican a lavida diaria.

En el manual del maestro y en lasEscrituras encontrará muchos relatosmaravillosos. Antes de dar la lección,estudie todos los relatos que pienseutilizar; practique relatarlos con suspropias palabras. La clase prestará

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más atención si usted cuenta el relatocon sus propias palabras que si lo lee.Asimismo, a los niños más pequeñosles gusta representar los relatos.

Una maestra de la Primaria siemprecomenzaba la lección con un relato delas Escrituras. Por ejemplo, para lalección que trataba acerca de ser bon-dadosos, contó el relato del buen sa-maritano. Los niños podíanimaginarse al hombre que fue robadoy a los que apartaron la vista y siguie-ron su camino apresuradamente, y lesconmovió la bondad y dignidad delsamaritano que cuidó de aquel he-rido. A los niños les entusiasmabanesos relatos. La maestra aprendió autilizar su voz y sus gestos para man-tener la atención de la clase. Como re-sultado, los miembros de la clase se

familiarizaron con las Escrituras y seinteresaron en ellas.

Use láminas y objetosCon frecuencia, el Salvador utilizabaobjetos sencillos en su enseñanza.Utilizó trigo, arena, piedras y otrascosas comunes para ayudar a la gentea comprender lo que estaba ense-ñando. Por ejemplo, Él comparó elreino de Dios a un tesoro tan preciosoque un hombre estuvo dispuesto avender todo lo que tenía para obte-nerlo (véase Mateo 13:44).

Mire a su alrededor. ¿Qué objetos co-munes podría utilizar para que losmiembros de la clase comprendieranmejor los principios del Evangelio?

También podría utilizar láminas o di-bujos sencillos para ilustrar los princi-pios del Evangelio. Muestre unalámina del paquete Las Bellas Artes delEvangelio al contar un relato de lasEscrituras. Trace dibujos sencillos en lapizarra o en un pliego de papel parahacer sus relatos más interesantes.

Un maestro estaba enseñando unaclase basada en la parábola de Jesúsdel trigo y la cizaña. Los miembros dela clase vivían en una zona agraria, asíque el maestro sabía que ellos entende-rían que las pequeñas plantas del trigoquedarían destruidas si se quitaban lasmalas hierbas demasiado pronto.Preparó un pequeño manojo de espi-gas de trigo mezcladas con malas hier-bas y las utilizó para ilustrar su lección.

Otro maestro pidió a los miembrosde la clase que pensaran en algo quepudieran comparar con el arrepenti-miento. Uno de los miembros de laclase sugirió que el arrepentimientoes como el jabón, porque nos limpiade nuestros pecados.

Utilice la músicaLa música es una manera excelentede invitar al Espíritu del Señor du-rante sus clases. La música nos per-mite expresar sentimientos que talvez sea difícil expresar con palabras.

Los himnos de la Iglesia enseñan mu-chos principios del Evangelio y pue-

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den ser útiles para casi todas las lec-ciones. Podría invitar a una persona,a un grupo, a una familia o a toda laclase a cantar un himno que guarderelación con la lección. También po-dría leer en voz alta la letra de unhimno mientras se toca el acompaña-miento; o podría escuchar un himnograbado.

Una maestra preparó una lección encuanto al servicio; escogió un himnoque apoyaba la idea principal de lalección. Durante la lección, invitó auna hermana a leer la letra de esehimno mientras otra persona tararea-ba suavemente la melodía. Pidió a laclase que meditara en silencio las pa-labras a medida que se iban leyendo.La música ayudó a los miembros dela clase a sentir con mayor intensidadla importancia del servicio.

Formule preguntas para fomentar la meditación y la participación

El formular las preguntas apropiadasfomentará la participación y el apren-

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dizaje concienzudos. Las preguntas ylos análisis en clase sirven para logrardiversos propósitos. Ayudan a losmiembros de la clase a permaneceratentos durante la lección y le sirvena usted para averiguar si ellos la hancomprendido. Los miembros de laclase se enseñan unos a otros al res-ponder y comentar las preguntas yaprenden a aplicar los principios delEvangelio a sus propias vidas.

Al preparar las lecciones, decida laspreguntas que utilizará. A continua-ción se dan algunas sugerencias quepueden ayudarle:

• Formule preguntas que ayuden alos miembros de la clase a pensaren cuanto al principio delEvangelio y la forma en que puedeaplicarse a su vida. Las preguntasque inducen al razonamiento amenudo comienzan con ¿por qué?o ¿cómo? En general, deben evi-tarse las preguntas que puedancontestarse con un simple “sí” o“no” o con una sola palabra.

Por ejemplo, al enseñar una leccióncuyo tema sea el de centrar nuestravida en el Salvador, podría formu-lar preguntas como las siguientes:

“¿Qué significa edificar en la rocade Cristo?”

“¿En qué otros cimientos, que nosea la roca de Cristo, edifican aveces su vida algunas personas?”

“¿De qué manera han sido bendeci-dos al cimentar su vida en la rocade Cristo?”

• Formule preguntas que estimulen alos miembros de la clase a compar-tir ideas y experiencias personales.Por ejemplo:

“¿Por qué nos manda el Señor queoremos siempre?”

“¿De qué manera ha contestado Éllas oraciones de ustedes?”

• Formule preguntas que ayuden alos miembros de la clase a aplicarlos principios del Evangelio a suvida. Por ejemplo:

“¿Cómo podemos prepararnosmejor para recibir respuesta anuestras oraciones?”

“¿De qué manera pueden saberque Jesucristo es el Salvador delmundo?”

“¿Cómo pueden fortalecer su testi-monio de que José Smith es unprofeta de Dios?”

Si alguien le hace una pregunta a laque no sabe cómo responder, pida alos miembros de la clase que le ayu-den a contestarla o dígale a la per-sona que buscará la respuesta y se ladirá la próxima vez.

No se inquiete si los miembros de laclase permanecen en silencio duranteunos segundos después de haberleshecho una pregunta; por lo generalnecesitan tiempo para pensar en larespuesta. Sin embargo, si no enten-dieran la pregunta, vuelva a formu-larla utilizando otras palabras.Cuando le haga una pregunta a al-guna persona, es conveniente diri-

girse primero a ella por su nombre yenseguida formular la pregunta.

Finalmente, asegúrese de no termi-nar prematuramente una conversa-ción productiva a fin de presentartodo el material que tenía preparado.Lo más importante es que los miem-bros sientan la influencia delEspíritu, aumenten su comprensióndel Evangelio, aprendan a aplicar losprincipios del Evangelio en su vida yfortalezcan su compromiso de vivirel Evangelio.

Lleve invitados especialesDe vez en cuando, puede invitar a unapersona especial a participar en laclase. Podría pedir a un miembrodigno de la Iglesia que dé un informe,comparta un relato o exprese su testi-monio. Haga saber a la persona conantelación de cuánto tiempo dispondrápara su presentación. Pida permiso asu obispo o presidente de rama antesde invitar a alguien que viva fuera delos límites de su barrio o rama.

Un presidente del quórum de élderesinvitó a un miembro para que ense-ñara a los élderes maneras de hacerque sus mensajes de orientación fami-liar resultaran interesantes para losniños de las familias a las que visita-ban. Los élderes no sólo obtuvieronun nuevo concepto de la razón por laque los niños deben participar du-rante las visitas, sino que también re-cibieron muchas sugerencias encuanto a la manera de ayudar a losniños a participar.

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Use actividadesLas actividades sencillas que se rela-cionen con el tema de la lección pue-den ser de ayuda para los miembrosde la clase, especialmente los niños y

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los jóvenes, para aprender principiosdel Evangelio. Las actividades debenser apropiadas para el aprendizaje delEvangelio. En muchos de los manua-les de la Iglesia se dan sugerencias encuanto a tales actividades.

Prepare la lección

Es importante preparar con esmero laslecciones que enseñe para presentarlos principios del Evangelio de maneramás productiva. Las siguientes suge-rencias le ayudarán a prepararse:

Busque los recursos didácticosLa Iglesia ha preparado detenida-mente los materiales aprobados de loscursos de estudio basados en lasEscrituras y las enseñanzas de losprofetas de los últimos días. Preguntea su líder del sacerdocio o de las or-ganizaciones auxiliares si los siguien-tes recursos están disponibles:

• Un manual para el maestro publi-cado por la Iglesia para la clase quecorresponda.

• Ejemplares de las Escrituras paralos miembros de la clase.

• La revista Liahona, la cual contienelas enseñanzas de los profetas delos últimos días.

• Las ayudas para el estudio de lasEscrituras que estén disponibles ensu idioma.

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• Un paquete de láminas llamado LasBellas Artes del Evangelio, que debeestar en la biblioteca del centro dereuniones.

Examine los materiales disponibles afin de que planifique la forma en quelos utilizará en sus lecciones. Para serun buen maestro, no es necesario con-tar con materiales complicados.Cristo enseñó muchas lecciones encircunstancias muy humildes. La in-fluencia más importante que puedahaber en su enseñanza es la delEspíritu. La utilización adecuada delos recursos didácticos, junto con laguía del Espíritu, proporciona los me-jores resultados en la enseñanza.

Empiece a prepararse con suficiente tiempoPrepare las lecciones con tiempo. Amenudo es conveniente comenzar aestudiar la lección unas semanas antesde enseñarlas. Eso le dará tiempo parapensar y orar en cuanto al tema de lalección y prepararse adecuadamente.

Concéntrese en el objetivode la lecciónToda lección que se enseñe debe tenerun objetivo. Por ejemplo, el objetivode una lección que trata en cuanto alayuno podría consistir en ayudar a losmiembros de la clase a comprenderlas bendiciones que se derivan delayuno y la importancia de ayunar porun propósito específico durante el do-mingo de ayuno. La presentación y la

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conversación que se genere durante lalección debe centrarse en ese objetivo.

Para determinar el objetivo de la lec-ción, estúdiela junto con los pasajes delas Escrituras que la acompañan. Pidaal Señor que le ayude a comprenderlos mensajes de la lección que puedenresultar más significativos para laspersonas a las que enseña. Pregúntesea sí mismo: “¿Qué cambios debe moti-var esta lección en la vida de las per-sonas a las que enseño?”. Muchas delas lecciones de los manuales de laIglesia especifican su objetivo. Eso leayudará a determinar la forma en quela lección debe influir en las personasa las que enseñe.

Determine lo que ha de enseñarDespués de que haya determinado elobjetivo de la lección, decida quéprincipios deben enseñarse a fin delograr ese propósito. La mayor partede los manuales contienen pasajes delas Escrituras, relatos y otra informa-ción útil para enseñar la lección, peroa menudo, la lección contendrá másmaterial del que usted podrá presen-tar en el tiempo señalado para pre-sentarlo. En ese caso, debe escoger elmaterial que sea de mayor utilidadpara las personas a las que enseña.Pregúntese a sí mismo: “¿Qué doctri-nas y principios de esta lección ayu-darán a los miembros de la clase avencer los desafíos a los que se en-frentan actualmente?”.

Si necesita más material, que no estéen el manual ni en las Escrituras, tomeen consideración la utilización de losrelatos y discursos de los Mensajes dela Primera Presidencia, los Mensajes delas Maestras Visitantes y la revistaLiahona, especialmente los mensajesde las conferencias generales.

Para determinar lo que ha de ense-ñarse, haga lo siguiente:

• Con espíritu de oración, estudie elcontenido de la lección.

• Haga una lista de los principios ylas doctrinas claves que contiene lalección.

• Tenga siempre presente las necesi-dades y las circunstancias de laspersonas a las que enseña.

• Siga la guía del Espíritu.

Normalmente es mejor concentrarseen uno o dos principios básicos.

Determine la manera de enseñarDespués de haber decidido lo que hade enseñar, debe decidir la manera dehacerlo. Estudie el material y mediteen oración en cuanto a la mejor ma-nera de presentarlo. Los métodos queutilice deben facilitar la comprensióny aplicación de lo que enseñe.

Estudie con detenimiento lasEscrituras, los relatos y demás infor-mación que contiene la lección y cual-quier otro pasaje de las Escrituras quele sirva para enseñar la doctrina o elprincipio en cuestión. Prepárese para

ayudar a los miembros de la clase aentender la forma en que tales pasajesde las Escrituras se aplican a su vida(véase 1 Nefi 19:23).

También puede tomar en considera-ción el uso de relatos y ejemplos desu propia vida y de la vida de losmiembros de la clase. Por ejemplo, unjoven dejó de fumar tras una clase delsacerdocio que trataba en cuanto a laPalabra de Sabiduría, en la que elmaestro describió la experiencia quetuvo su hermano al abandonar esehábito. Ese ejemplo sirvió para mos-trar que un fumador puede cambiarsus hábitos. El escuchar este relatosirvió para que este miembro de laclase tomara la determinación decambiar su vida.

Para la información en cuanto a méto-dos de enseñanza útiles para presen-tar las lecciones, véanse las págs.10–14 de esta guía.

Planifique la conclusiónEl Salvador a menudo resumía lo queenseñaba y alentaba a las personas aaplicarlo en su vida (véase la paráboladel buen Samaritano, Lucas 10:30–37).Al finalizar la lección, debe repasar yresumir lo que se ha enseñado. Sugieralas formas en que los miembros de laclase pueden aplicar esas doctrinas oprincipios del Evangelio y pídales aellos que sugieran otras maneras dehacerlo. Ínsteles a poner en prácticauna de esas ideas durante la semana si-guiente. En una lección posterior, po-dría preguntarles qué han aprendidopor medio de este esfuerzo.

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Los alumnos de una clase fueron in-vitados a llevar a cabo un acto deservicio anónimo cada día duranteuna semana. Al comienzo del si-guiente periodo de clases, el maestropidió un breve informe de esta acti-vidad. Algunos miembros de la clase

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compartieron con entusiasmo susexperiencias y el gozo que sintieronal poner en práctica esta lección. Larespuesta positiva de esos miembrosde la clase motivó a los demás aprestar más servicio.

Comprenda a los que enseña

Es importante comprender a los queenseña. Tenga en cuenta la madurez yla experiencia de los miembros de suclase. Las personas de diferentes eda-des tienen necesidades diferentes yaprenden de manera distinta.

NiñosLos niños están en el proceso de cre-cer o progresar en el plano físico, so-cial, emocional y espiritual. Alpreparar la lección, tenga en mente lacapacidad, los talentos y las necesida-des de todos los niños.

A los niños les encanta la variedad.Utilice relatos cortos, juegos sencillos,láminas, objetos comunes y cancionespara mantener su interés.

Los niños están empezando a apren-der a compartir y a ser bondadosos ypacientes. Ayúdeles a superar sus de-fectos recordándoles el ejemplo deJesús e instándoles a seguirle.

Los niños son muy confiados y cree-rán lo que usted les enseñe. Tambiénobservarán y seguirán su ejemplo.

JóvenesEl periodo de transición entre laniñez y la edad adulta representa aveces un difícil desafío. Es posibleque los miembros de la clase tenganmuchas responsabilidades que aten-der en su familia, en la escuela y enel trabajo. Las siguientes sugerenciaspueden ayudarle a influir en los jóve-nes para bien:

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Prepare las lecciones a fin de que ten-gan una relevancia directa para suvida. Ayúdeles a ver la forma en queel Evangelio puede proporcionar res-puesta a sus preguntas y ayudarles atomar buenas decisiones.

A veces los jóvenes se sienten solos ofaltos de cariño. Ayúdeles a convertirseen una parte importante de la clase. Elpertenecer a un grupo que se guía porlas normas del Evangelio proporcionaa los jóvenes fortaleza espiritual y lesayuda a mantener una vida pura.

Muéstreles que respeta sus opiniones.Aliénteles a participar en la lección ycomentar sus ideas con usted y con elresto de los miembros de la clase.

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AdultosLos miembros adultos de una clasetienen edades y circunstancias per-sonales muy diversas. Utilice estasdiferencias para enriquecer la clase.Aliente a los miembros de la clase acompartir la sabiduría que han ad-quirido por medio de su experienciay aproveche los muchos talentos quetienen.

Enseñe las verdades del Evangeliocon sencillez. El Espíritu Santo ayu-dará a los miembros de la clase acomprender y aplicar estas verdadesen su vida personal.

Recompensas que provienen de la enseñanza

Como maestro, usted puede experi-mentar el gozo que proviene de ayu-dar a los demás a aumentar suconocimiento del Evangelio. Sus es-fuerzos fieles y diligentes por ense-ñar el Evangelio serán de utilidad alos demás al desarrollar un testimo-nio de Jesucristo más firme y vivirde acuerdo con los mandamientos.

A un maestro de la EscuelaDominical le preocupaba que en laclase hubiera muchas otras personasmás preparadas para enseñar que ély se preguntaba si su enseñanzatenía alguna utilidad; un domingouna persona de la clase fue a hablarcon él en privado. Ella le dijo que de-

bido a las experiencias espiritualesque su esposo había tenido durantelas clases, ahora él se había pro-puesto juntar a su familia todos losdías para ofrecer la oración familiar;además de eso, se había comprome-tido a prepararse para asistir al tem-plo para que su familia pudierasellarse. Ella expresó su profundoaprecio y amor por todo el esfuerzoque el maestro había realizado parainvitar al Espíritu durante sus clases.De esta manera, el corazón de esemaestro se llenó de humildad y com-prendió el verdadero propósito y lasrecompensas que provienen de la en-señanza.

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Al enseñar, tanto usted como los quele escuchen serán bendecidos. Su co-nocimiento personal del Evangelio ysu testimonio del Salvador se veráfortalecido a medida que estudie,prepare y enseñe las lecciones delEvangelio. Sentirá mayor amor hacia

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los demás; sentirá que el Espíritu sederramará abundantemente en suvida diaria por medio de su esfuerzodiligente y humilde de vivir lo queenseñe. Su vida se verá enriquecidapor su servicio como maestro.

Administración del mejoramiento de maestros en la rama

La presidencia de rama es responsablede la calidad de la enseñanza en larama.

Responsabilidades delcoordinador de mejoramientode maestrosA medida que el número de miem-bros de la rama aumente, un miem-bro de la presidencia de la ramapuede llamar y apartar a un coordi-nador de mejoramiento de maestrospara que supervise el progreso delos mismos. El coordinador puedeser tanto un hermano como una hermana. Participa como miembrodel consejo de rama y presta servicioa los líderes del sacerdocio y de lasorganizaciones auxiliares en sus es-

fuerzos por mejorar la enseñanzadel Evangelio. El coordinador ayudaa los líderes a planificar y llevar acabo reuniones de mejoramiento demaestros y enseña el cursoEnseñanza del Evangelio si se leasigna a ello.

Apoyo de los líderes a los maestrosLos líderes del sacerdocio y de lasorganizaciones auxiliares son res-ponsables de la calidad de la ense-ñanza del Evangelio en susrespectivas organizaciones. Debenser modelos idóneos de la enseñanzay ayudan a los maestros a entenderla importancia de su llamamiento.Deben extender agradecimiento,

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ayuda y aliento a los maestros quesirven junto a ellos. La excelencia enla enseñanza dentro de la Iglesiamejorará a medida que los líderesproporcionen apoyo y aliento a losmaestros de sus organizaciones ymuestren interés por ellos.

Reuniones de mejoramientode maestrosTodo líder y maestro del sacerdocioy de las organizaciones auxiliaresdebe asistir a una reunión de mejo-ramiento de maestros una vez cadatres meses a fin de aprender losprincipios, métodos y habilidadesnecesarios para mejorar la ense-ñanza y el aprendizaje delEvangelio. El coordinador de mejo-ramiento de maestros toma la inicia-tiva a la hora de planificar y asignaruna fecha para estas reuniones, coor-dinándolo con los líderes del sacer-docio y de las organizacionesauxiliares. Las reuniones debentener lugar cuando sea convenientepara los maestros y líderes pero sinentrar en conflicto con el horario dereuniones habituales de los domin-gos. Por regla general, las reunionesno deben durar más de una hora.

Una reunión de mejoramiento de ma-estros debe constar de lo siguiente:

• Un mensaje breve por parte de unmiembro de la presidencia de larama o un líder del sacerdocio o delas organizaciones auxiliares quetrate en cuanto a un principio rela-

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cionado con la enseñanza o elaprendizaje.

• Una presentación que trate sobreun método o técnica de enseñanzapor parte de un líder del sacerdocioo de las organizaciones auxiliares oun maestro.

• Tiempo para que los maestros ylíderes compartan ideas y analicenmaneras de ayudar a miembros es-pecíficos de la clase.

A medida que aumente el número demaestros y líderes en la rama, sepuede llevar a cabo una reunión demejoramiento de maestros una vezcada tres meses para los siguientesgrupos por separado:

• Los maestros y líderes que están acargo de miembros a partir dedieciocho años de edad.

• Los maestros y líderes que están acargo de miembros de doce adiecisiete años de edad.

• Los maestros y líderes de laPrimaria.

Estas reuniones se pueden planificarpara alternarlas y realizar una cadames.

Curso Enseñanza del EvangelioEl curso Enseñanza del Evangelioproporciona una base para ayudar alos miembros a mejorar como maes-tros del Evangelio en el hogar y en lasreuniones de la Iglesia. En las páginas

26–28 de esta guía se incluye un es-quema del curso. El coordinador demejoramiento de maestros enseñaeste curso a menos que la presidenciade la rama escoja a otro miembro dela rama para hacerlo.

La presidencia de la rama invita alos miembros a tomar el curso. Porregla general, no debe haber más dediez miembros en el curso a la vez,para que todos puedan participarplenamente.

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Esquema del curso Enseñanza del Evangelio

El curso Enseñanza del Evangelioproporciona una oportunidad de quetodos los miembros de la Iglesiaaprendan la manera de mejorar comomaestros. El instructor del curso es elcoordinador de mejoramiento de ma-estros u otro maestro experimentadoque haya sido llamado por la presi-dencia de rama. Este curso podría en-señarse durante la Escuela Dominicalo en cualquier otro momento que seaconveniente. Si el curso se está dandoa favor de los líderes y los maestrosde una organización en particular, sepodría enseñar como parte de su reu-nión de liderazgo habitual. En lugaresen los que la distancia o el espaciolibre de la capilla durante la EscuelaDominical dificulte la realización delcurso en este horario, se podría consi-derar la combinación de estudio encasa por cuenta propia y unas cuantasclases presenciales (en las que en cadaclase se tratarían varias lecciones).

En esta guía se proporcionan ideaspara todas las lecciones del curso.Cuando el instructor prepare una lec-ción, debe utilizar las sugerencias dela sección titulada “Use una variedadde métodos didácticos”. Al final decada lección, el instructor debe instara los miembros de la clase a poner enpráctica lo que hayan aprendido esedía, ya sea durante una clase de laIglesia o en una noche de hogar fami-liar. Esto mejorará considerablementesu preparación como maestros. Salvo

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una excepción explícita, el curso debeenseñarse en un periodo de ocho se-manas de acuerdo con el siguienteprograma. Estas sugerencias van diri-gidas al instructor del curso:

Semana 1Entregue a cada alumno un ejemplarde esta guía y repasen sus contenidos.Oriente la lección al análisis de la in-troducción y de la sección titulada“Prepárese espiritualmente”.Recalque la importancia de ser apar-tados como maestros y de vivir elEvangelio para tener el Espíritu.

Semana 2Concéntrese en “Ame a los que en-seña”, que se encuentra en la seccióntitulada “Enseñe como Jesús enseñó”.Asimismo, haga mención de las carac-terísticas de los miembros de la clasesegún su edad, que se encuentran enlas páginas 19–20 de esta guía. Pida alos miembros de la clase que compar-tan experiencias en las que el mostrarcomprensión o extender una manoservicial a los miembros de la familiao de la clase haya surtido un efectopositivo. También podrían analizar laforma en que los maestros puedentender una mano de ayuda y nutrir atodos los miembros de acuerdo consus necesidades, especialmente a losnuevos conversos y a los miembrosque tienen discapacidades.

Semana 3Concéntrese en “Enseñe las verdadesdel Evangelio”, que se encuentra enla sección titulada “Enseñe comoJesús enseñó”. Recalque la importan-cia de enseñar la doctrina con clari-dad, sencillez y fidelidad, utilizandolas Escrituras como ayuda y estable-ciendo un plan para el estudio perso-nal del Evangelio.

Semana 4Concéntrese en “Enseñe por elEspíritu”, que se encuentra en la sec-ción titulada “Enseñe como Jesús en-señó”. Ayude a los miembros de laclase a sentir la seguridad de quepueden lograr la ayuda del Espírituen su enseñanza. Ayúdeles a aprendera reconocer y seguir el Espíritu.

Semana 5Concéntrese en “Invíteles a estudiardiligentemente”, que se encuentra enla sección titulada “Enseñe como Jesúsenseñó”. Recalque las formas específi-cas en las que los maestros puedenayudar a los que enseñan a aceptar suresponsabilidad de aprender elEvangelio y vivirlo más plenamente.

Semana 6Concéntrese en “Fomente un am-biente de aprendizaje”, que se en-cuentra en la sección titulada “Enseñecomo Jesús enseñó”. Ayude a losmiembros de la clase a comprender lamanera de fomentar un ambiente en

el que todos puedan participar y sen-tir el deseo de aprender.

Semana 7Concéntrese en la sección titulada“Use una variedad de métodos didác-ticos”. Para desarrollar una lecciónque sea productiva se requiere refle-xión y creatividad, y el material deesta sección puede serle muy útil.Pida a los miembros de la clase quecompartan experiencias que hayan te-nido utilizando los métodos de ense-ñanza que se describen en la sección.

Semana 8Céntrese en la sección titulada“Prepare la lección”. Ayude a losmiembros de la clase a entender laimportancia de comenzar a prepararla lección con tiempo y analicen lamanera de planificar y presentar lec-ciones eficaces.

En momentos apropiados durante eldesarrollo del curso, podría recalcarpartes de la sección titulada“Recompensas que provienen de la en-señanza”. Pida a los miembros de laclase que compartan alguna forma enque la enseñanza de un maestro hayareportado bendiciones a su vida, y for-mas en que ellos, como maestros,hayan podido ayudar a otras personas.

Al final del curso, aliente a sus parti-cipantes a continuar mejorando comomaestros. En el caso de maestros quehayan sido llamados recientemente,su líder del sacerdocio o de las orga-

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nizaciones auxiliares debe reunirsecon ellos y proporcionarles orienta-ción en cuanto a la clase y sus miem-bros. Después de ello, los maestrosdeben informar periódicamente allíder del sacerdocio o de las organiza-ciones auxiliares de su progreso yanalizar las necesidades y desafíos es-pecíficos que existan. Pueden invitar

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al líder a visitar su clase y ayudarlesde alguna manera. El coordinador demejoramiento de maestros es unafuente de ayuda continua para todoslos maestros, tanto los que enseñanen clase como los que enseñan en sufamilia o en sus responsabilidades deliderazgo.

Cómo obtener materiales de la Iglesia y localizar información sobre historia familiar

Los líderes locales y otros miembrospueden obtener los materiales de laIglesia, entre ellos las Escrituras, loscursos de estudio, la revista Liahona,los gárments y la ropa del templo, através del centro de distribución de laIglesia o centro de servicio correspon-diente, o bien a través del Centro de

Distribución de Salt Lake o del sitiooficial de la Iglesia en Internet, cuyadirección es www.lds.org.

Se puede acceder a información encuanto a la historia familiar a travésdel sitio de historia familiar de laIglesia, cuya dirección en Internet eswww.familysearch.org.

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