guerra social y guerra económica

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Economia, guerra

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Guerra social y guerra econmica. La clave paramilitar y mafiosa tras la violencia fascista (II).

20 febrero 2014 surversion

Las declaraciones del presidente Maduro, del ministro Rodrguez Torres y las medidas decretadas para recuperar el orden pblico en el estado Tchira y particularmente en San Cristbal confirman lo que denunciamos en nuestra anterior nota: Voluntad Popular es un partido paramilitar ligado al contrabando que se ha encargado de hacer un corredor de doble va desde Tchira hasta Caracas. Su jefe local es por su puesto Leopoldo Lpez, pero su padrino y patrocinador es lvaro Uribe jefe mximo paramilitar en Colombia.

Los alcaldes de Tchira como Ceballos, Garca y Maldonado son los operadores fronterizos tanto para la entrada de sicarios y paracos como de salida de alimentos, combustible y dems productos contrabandeados. Con ello desestabilizan al tiempo que amasan fortunas.

En ese sentido, aunque tanto Leopoldo como Mara Corina Machado venan anunciado su famoso plan salida al menos desde el 23 de enero en vista del agotamiento de la va electoral tras la derrota oposicionista de diciembre, ser la activacin de las medidas contra el contrabando y particularmente los allanamientos en Torbes (Tchira) y Pez (Apure) de galpones destinados al contrabando, as como los acuerdos con el gobierno colombiano para que el envo de remesas a Colombia se haga en pesos y no en dlares, lo que desatar la violencia.

Buena parte de la plata que financia esas actividades -la que no proviene directamente del contrabando o de las agencias extranjeras- es aportada por empresarios y comerciantes negados a la ley de precios y ganancias.

Daniel Ceballos al igual que Smolansky en El Hatillo (el primer campo de operaciones del paramilitarismo en Caracas, con el guarimbero Robert Alonso a la cabeza con su finca daktari) proviene del movimiento estudiantil de derecha. As pues, hay que dejar las medidas tintas y llamar las cosas como son: no estamos tratando con estudiantes o manifestantes confundidos, enloquecidos o manipulados.

De esos los hay sin duda, desde los tontos tiles que suelen sumarse a estas aventuras hasta aquellos que creyendo tener alguna legtima razn son usados como carne de can. Estamos hablando, por una parte, de miembros de unos sectores medios lumperizados y fanatizados tan ignorantes de sus condiciones materiales de vida como de cualquier otra cosa en el mundo, pero tambin de sujetos entrenados para delinquir y aterrorizar, de sicarios y mercenarios que buscan replicar a la venezolana el formato de la contra nicaragense, las bandas terroristas en Siria y los atrincherados de la plaza Maidn en Ucrania. A ellos se le suman diversos tipos de delincuentes como los que manejan el micro-trfico de drogas en Los Ruces y en la avenida Miguel ngel de Bello Monte y todo aquel que se deje pagar.

Pero sin duda pese a los esfuerzos por expandir la violencia en Caracas y otras ciudades como Valencia, la situacin compleja es la de San Cristbal y Tchira pues la intencin actual de convertir al estado como seal el presidente Maduro anoche- en una especie de Bengazi o Alepo engarza con un viejo proyecto secesionista al cual se dedic especialmente el antiguo gobernador copeyano Prez Vivas con ganaderos de la regin y empresarios financistas de grupos de autodefensa.

Este proyecto fue denunciado e 2009 por el propio presidente Chvez y el entonces ministro del interior y actual gobernador de Aragua Tareck El Aissami. De concretarse, terminara de convertir a Tchira en territorio controlado por los paramilitares y los contrabandista a la vez de cabeza de playa de una ofensiva dirigida desde Colombia fungiendo sta ltima del papel que Turqua juega actualmente contra Siria y Honduras jug contra Nicaragua.

As las cosas, la escena est puesta. De un lado, el presidente colombiano mandando ambiguos mensajes y del otro el gobierno norteamericano redoblando la apuesta. El objetivo ltimo por su puesto es provocar condiciones para una invasin, la cual no tiene como objetivo exclusivo el petrleo venezolano sino derrotar el giro antineoliberal y anticapitalista de la ltima dcada desmantelando todos los intentos de integracin regional.

Pero en fin, como se ha dicho, al fascismo y al imperialismo se le derrota con movilizacin. Ya lo hemos hecho antes y no tiene por qu se distinto ahora. No se trata en esta caso de una lucha de chavistas contra no chavistas.

Se trata de una lucha por aquellos que apuestan por un futuro, que no quieren ver convertida a Venezuela en la ruina que han hecho de Siria, que no desea ser aterrorizada por bandas paramilitares como en Colombia y Siria, ser un santuario de bandas, maras y carteles como lo son actualmente pases como El Salvador, Mxico o Afganistn todos por obra y gracia del gobierno norteamericano y agentes locales disociados o no.

En una prxima entrega nos dedicaremos a dar cuenta de las races del fascismo en Venezuela y su vinculacin con el rebrote actual. Es una historia muy interesante y poco conocida pero que ha llegado la hora de exponerla como se merece.