guerra colonial y desastre del 898
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El fin del imperio colonial y
sus repercusiones
Guerra colonial y crisis de 1898
Durante el último cuarto del siglo XIX España sufrió la pérdida de los últimos residuos de su viejo imperio colonial frente al empuje irresistible del nuevo imperealismo norteamericano. La pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas significó un durísimo golpe para la opinión pública española, dando lugar a la llamada crisis del 98.
Causas del levantamiento en Cuba
Inexistencia de una politica colonial que diera cumplimiento a los compromisos adquiridos por España con la Paz de Zanjón en 1878.
Cambio en la situación mundial justificando una nueva distribución colonial.
El imperealismo norteamericano, necesitado de nuevos mercados en donde colocar sus excedentes de producción y de capital.
Protagonistas de la revolución cubana
Máximo Gómez
Calixto García
Antonio Maceo
José Martí (líder de la insurrección y autor del manifiesto de Monte-Christi)
Respuesta española al levantamiento cubano
La actitud negociadora del general Martínez Campos se convirtió en 1896 en una táctica militar de aplastamiento de la insurrección pero al negarsele tomar medidas contra la población civil que permitía, secundaba y apoyaba la guerrilla fue sustituido por Valeriano Weyler
Weyler dividió el territorio mediante largas líneas fortificadas llamados trochas para evitar el apoyo civil a los insurrectos, entrando así en una guerra larga y dura debido también al apoyo norteamericano a los sublevados
Insurrección filipina
Descontento de ciertos grupos indígenas con la administración española y con la órdenes religiosas, cuyos intereses materiales prevalecían sobre los apostólicos.
Conllevó a unos sentimientos independentistas que fueron canalizados a través de la Liga Filipina, fundada por José Rizal y la Katipunán, una organización clandestina para expulsar a los españoles y las órdenes religiosas.
Con la expansión del movimiento independentista en 1896, España manda al general García de Polavieja quien, tras una enérgica y metódica acción militar acabó con el conflicto, siendo José Rizal condenado a muerte
Guerra hispano-norteamericana
El conflicto comienza con el hundimiento del Maine, el 15 de febrero de 1898.
La guerra comienza el 25 de abril en dos escenarios muy alejados entre sí: el océano Pacífico y el mar de las Antillas, en el océano Atlántico.
La escuadra española en Filipanas, al mando del almirante Montojo, sería aniquilada en la bahía de Manila el 1 de mayo por la escuadra del comodoro Dewey.
Desembarco estadounidense en Guantánamo que llevó a España a perder las posiciones de Caney y la loma de San Juan, claves para la defensa de la ciudad.
El día 3 de julio la escuadra española al mando del almirante Cervera fue aniquilada en el combate naval de Santiago
Tratado de París
Cese de la soberanía española en Cuba
El abandono de Puerto Rico y demás islas de las Indias Occidentales
Abandona de la isla de Guam y de las islas Filipinas.
Trato de favor por 10 años de los barcos y mercancías españolas en las islas Filipinas.
Cláusula militar relativa a repatriación de prisioneros.
Problemas de derecho privado
Derechos de propiedad intelectual e industrial
Derecho consular
Repercusiones de
la guerra.
La crisis del 98
Para Cuba, ...
Q uedó devastada, arruinada y hambrienta, supuso cambiar de amo: Estados Unidos la convirtió en su protectorado, ocupándola militarmente entre 1 899 y 1 902, bajo el pretexto de proporcionarle las condiciones necesarias para su andadura política
Para Estados Unidos, ...
1898 marcaba el inicio de una etapa imperealista. Dueños del Caribe, aplicaron la diplomacia del dólar en toda América Latina y el control de las Filipinas ponía en contacto al gigante americano con Asia oriental. En 1903, el problema del canal interoceánico se resolvía a su favor mediante la independencia de Panamá. De esta forma, quedaba establecido en sus líneas generales el dispositivo estratégico norteamericano como
potencia mundial durante toda
la primera mitad del siglo XX.
Para España, ...
El desastre del 98 abrió un debate sobre las responsabilidades de la guerra, el revisionismo político y el regeneracionismo nacional. Aunque España nunca debió aceptar la guerra, las clases dirigentes no supieron afrontar la impopularidad que hubiera supuesto un enfoque realista de la cuestión.
Por otra parte, un sector de la prensa enardeció los ánimos de la opinión pública al tiempo que presionaba al Gobierno con la falsa alternativa del deshonor o la guerra, sugiriendo, además, que ésta podía ser