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80 GRAN ÉXITO EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE LOS RECORDS DE ESPAÑA Por Miguel Villaseñor. Fotos: Miguélez marzo 2015 atletismo español E l pasado 6 de febrero, en la se- de del Consejo Superior de De- portes, y con el Secretario de Estado, Miguel Cardenal, como anfi- trión, se presentó el libro “Cronología de los Récords y Mejores Marcas Espa- ñolas de Atletismo”, elaborado por la Asociación Española de Estadísticos de Atletismo y editado por la Real Fede- ración Española de Atletismo. Al acto acudieron casi un centenar de plusmar- quistas españoles de todas las épocas, dando brillo a una reunión irrepetible en la historia del atletismo español. José Javier Etayo, presidente de la AEEA, y José Luis Hernández han sido los principales artífices de la magnífi- ca obra. También son autores José Ma- ría García (Presiente de Honor de la AEEA), Francisco Ascorbe, Enrique Tre y Miguel Villaseñor. Asimismo nume- rosos estadísticos e historiadores es- pañoles y extranjeros han contribuido en mayor o menor medida. José Javier Etayo abrió el acto y des- granó el contenido del libro, fruto de 15 años de trabajo que se plasman en un volumen de 650 páginas. Como ha ocurrido con otros trabajos de la AEEA, la obra es quizá la obra definitiva sobre la historia de los récords atléticos es- pañoles. Han sido muchos años de com- pilación, resumen e investigación, años de búsqueda de nombres, marcas y da- tos, de resolución de dudas y contro- versias. Porque el libro no se limita a la información somera de la marca, el atle- ta, el lugar y la fecha, como ha venido siendo habitual en las progresiones de los récords, sino que junto con cada ré- cord y atleta (con el dato de su club y federación) figura toda la información Reunión irrepetible en la historia del atletismo español Miguel Villaseñor, José Luis Hernández, Paco Ascorbe, Odriozola, Miguel Cardenal, Javier Etayo y José María García.

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GRAN ÉXITO EN LAPRESENTACIÓN DEL LIBRO

DE LOS RECORDS DE ESPAÑAPor Miguel Villaseñor. Fotos: Miguélez

marzo 2015 � atletismo español

E l pasado 6 de febrero, en la se-de del Consejo Superior de De-portes, y con el Secretario de

Estado, Miguel Cardenal, como anfi-trión, se presentó el libro “Cronologíade los Récords y Mejores Marcas Espa-ñolas de Atletismo”, elaborado por laAsociación Española de Estadísticos deAtletismo y editado por la Real Fede-ración Española de Atletismo. Al actoacudieron casi un centenar de plusmar-quistas españoles de todas las épocas,dando brillo a una reunión irrepetibleen la historia del atletismo español.

José Javier Etayo, presidente de laAEEA, y José Luis Hernández han sidolos principales artífices de la magnífi-ca obra. También son autores José Ma-ría García (Presiente de Honor de laAEEA), Francisco Ascorbe, Enrique Trey Miguel Villaseñor. Asimismo nume-rosos estadísticos e historiadores es-pañoles y extranjeros han contribuidoen mayor o menor medida.

José Javier Etayo abrió el acto y des-granó el contenido del libro, fruto de15 años de trabajo que se plasman enun volumen de 650 páginas. Como ha

ocurrido con otros trabajos de la AEEA,la obra es quizá la obra definitiva sobrela historia de los récords atléticos es-pañoles. Han sido muchos años de com-pilación, resumen e investigación, añosde búsqueda de nombres, marcas y da-tos, de resolución de dudas y contro-versias. Porque el libro no se limita a lainformación somera de la marca, el atle-ta, el lugar y la fecha, como ha venidosiendo habitual en las progresiones delos récords, sino que junto con cada ré-cord y atleta (con el dato de su club yfederación) figura toda la información

Reunión irrepetible en la historia del atletismo españolMiguel Villaseñor, José Luis Hernández, Paco Ascorbe, Odriozola, Miguel Cardenal, Javier Etayo y José María García.

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entrevistareferida a cada plusmarca: competición,clasificación completa, datos de la pis-ta, condiciones meteorológicas y, porsupuesto, cualquier otro hecho desta-cable.

Volviendo a la presentación del li-bro, a continuación tomaron la palabraTomás Barris, Loles Viles, Luis MiguelMartín Berlanas, que fue el presenta-dor del acto, y Carlota Castrejana, quehablaron en nombre de los hombres ymujeres que en algún momento de lahistoria de nuestro atletismo batieronuna plusmarca nacional. Sus discursos,llenos de emotividad y anécdotas, hi-cieron las delicias del público que aba-rrotaba la sala.

Fueron proyectados vídeos y foto-grafías de atletas del pasado y del pre-sente, que levantaron aplausos y mues-tras de admiración espontáneas de to-dos. Y es que, como hemos apuntado,casi 100 plusmarquistas estuvieron pre-sentes, que disfrutaron sobremaneracon un reencuentro pleno de emotivi-dad. José María Odriozola, Presidentede la Real Federación Española de Atle-tismo, tomó la palabra y elogió el tra-bajo de los estadísticos españoles y secongratuló de la presencia de tantascaras conocidas entre el público. Mi-guel Cardenal, Secretario de Estado pa-ra el Deporte, cerró el acto con senti-das palabras de cariño hacia los allí pre-sentes y hacia el atletismo español.

Después de una foto de familia mul-titudinaria en las escaleras de accesoal Consejo Superior de Deportes, losinvitados se dirigieron a la pista de atle-tismo del Centro de Alto Rendimientoy al Módulo Cubierto anexo. La visita

fue muy gratificante para todos, puesno en vano muchos de los plusmarquis-tas de nuestra historia entrenaron ycompitieron allí. Seguidamente una co-mida en la Residencia Blume fue un finde fiesta que completó un día, comoya hemos dicho, irrepetible.

Ni que decir tiene que la alegría, ca-maradería, confraternización y cariñoentre todos fue la nota común. Muchosde nuestros históricos se vieron las ca-ras después de muchos años. Los abra-zos, besos y muestras de cariño fueroncontinuos. Se vieron no pocas lágrimasen muchos ojos, pues se vivieron mo-mentos de enorme emotividad, comoen el que la imagen del malogrado Ya-

go Lamela se proyectó en las pantallas.Para que el lector se haga una clara

idea de lo acontecido, esta es la rela-ción de los plusmarquistas presentes.En mujeres estuvieron Ana Barrenechea,Ana Isabel Alonso, Ana Pérez, AsunciónSinobas, Blanca Miret, Carlota Castre-jana, Carmen Valero, Conchi Paredes,Dana Cervantes, Julia Takacs, Loles Vi-ves, Lourdes Valdor, Maite Zúñiga, Ma-ría José Mardomingo, Natividad Vizca-íno, Pilar Fernández, Rosa Colorado, Sa-grario Aguado, Sandra Myers y SusanaCruz.

La nómina masculina fue más nu-merosa y estuvo compuesta por Alber-to Esteban, Alberto Ruiz, Alfonso Ga-

José María Odriozola, presidente de la RFEA, Miguel Cardenal, Secretario de Estadopara el Deporte y Javier Etayo, presidente de la AEEA.

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entrevista

bernet, Anacleto Jiménez, Ángel Cruz,Ángel Heras, Antonio Burgos, AntonioCorgos, Antonio Fernández Ortiz, An-tonio Prieto, Antonio Serrano, ArturoOrtiz, Carlos Pérez, Cayetano Cornet,Colomán Trabado, Emilio Francisco

Campra, Enrique Bondía, Fermín Cacho,Francisco Aritmendi, Francisco MartínMorillas, Francisco Sánchez Vargas, Fran-cisco Suárez Canal, Gerardo Trianes, Ig-nacio Sola, Isidoro Hornillos, Jaime Ló-pez-Amor, Jenaro Talens, Jesús Ranca-

ño, Jordi Llopart, Jorge González Amo,Jorge Zapata, José Alcántara, José Jai-me Sanguino, José Javier Arques, José

Luis Albarrán, José Luis González, JoséLuis Martínez, José Luis Sánchez Paraí-so, José Luis Torres (el plusmarquistapresente de mayor edad), José ManuelArcos, José Manuel Pérez, José Marín,Josep Molins, Kevin López (el más jo-ven), Lorenzo Riezu, Luis Felipe Areta,Luis Javier González, Luis María Garri-ga, Luis Miguel Martín Berlanas, Luis Sa-rría, Manuel Carballo, Manuel Gonzá-lez, Manuel Pancorbo, Mariano Haro,Mario Pestano, Martí Perarnau, MiguelMaría Iraundegui, Rafael Cano, RamónMagariños, Raúl Jimeno, Rodrigo Gave-la, Rogelio Rivas, Tomás Barris y Vicen-te Egido. Se esperaban a más plusmar-quistas aún. Pero problemas e impon-derables de última hora, especialmen-te la gran nevada que hubo en buenaparte de la Península, impidieron venira un buen número de nuestros mejoresatletas.

Brillantes y simpáticas palabras de LolesVives.

José Luis Albarrán, Sandra Myers,Aritmendi, Pilar Fernández, ConchiParedes, Mariano Haro...

Sagrario Aguado, Paco Martín Morillas, Paco López.... Paraíso, Mariano Haro, Ana Isabel Alonso y Pilar Martínez.

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entrevista

En definitiva, el acto de presenta-ción del “libro de los records”, como lellamamos los estadísticos, fue un com-pleto éxito y por dos motivos. Por el li-bro en sí, que enseñamos con orgullo,que recibió grandes elogios y que estáya al alcance de todos los aficionados,y por la reunión de tal número de plus-marquistas de la historia de nuestroatletismo, una reunión muy difícil desuperar y que ha llenado de satisfac-ción a la Asociación Española de Esta-dísticos de Atletismo. Hemos citado amuchos de los grandes de nuestra his-toria. A todos ellos les agradecemos detodo corazón su presencia y el cariñoy reconocimiento que nos han dado,nos ha llegado muy dentro.

Nunca olvidaremos ese día, quizáel más grande e importante de la his-toria de nuestra Asociación. Es de jus-ticia terminar con palabras de agrade-cimiento hacia el Consejo Superior deDeportes y su Presidente, Miguel Car-denal, por prestarnos su casa que esedía fue la nuestra. Y también hacia laReal Federación Española de Atletis-mo, que nos prestó su apoyo incondi-cional y logístico y que es continuaciónde una larga y fructífera colaboraciónmutua en bien del atletismo español.

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Paco Sánchez Vargas, Anacleto Jiménez,María José Mardomingo, Rosa Coloradoy Asunción Sinobas.

José Luis Torres, toda una institución del atletismo español, del brazo de José MaríaOdriozola.

Campanal, Carmen Valero ....

Fermín Cacho y José Luis González. Cuántas imágenes evocan este simpático gestode dos grandísimos atletas que tantas alegrías dieron al atletismo español.

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entrevista

José Luis González: “¿Acaso lacalle era de Said Aouita?” y “Lamilla de ensueño de Oslo fue unsueño que jamás olvidaré”

Le pido a José Luis González que mecuente su récord preferido y el toleda-no se explaya no con uno sino con dos.Y lo hizo con todo lujo de detalles. Dis-frutad con la narración, primero de su3:30.92 en 1.500 metros y después desu 3.47.79 en la milla, récord aún hoy vi-gente. Ambas marcas conseguidas enel verano de 1985, con sólo 11 días dediferencia entre ambas.

“Aunque han pasado casi 30 añosson carreras o veranos que no se olvi-dan nunca, era la temporada de aire li-bre y tocaba Niza. Siempre era agrada-ble correr en la Costa Azul, en un esta-dio pequeño, de unos veinte mil espec-tadores, más aún ante un público comoel francés, siempre ávido de deleitarsecon buen atletismo. El programa am-plio y diverso pasaba por la pértiga, porsupuesto, pero al final del programa ha-cia las 21:30 se iba a celebrar la pruebacumbre esa noche, los 1.500 metros. Laparticipación era excelente, a priori unduelo envidiable, Said Aouita contraSteve Cram, con unos invitados de grannivel como Joaquim Cruz, campeónolímpico de 800 en Los Ángeles 84 y que

ya había corrido en 3:35 esa temporaday que pretendía probarse en la pruebasuperior. También estaba el americanoSteve Scott y yo mismo”.

“Se comentaba que habría un asal-to al récord de Steve Ovett, 3:30.77. Es-taba claro que si había récord mundialestaba en las piernas de Aouita o Cram,yo me propuse ser valiente en la carre-ra y así lo hice. El ritmo fue infernal demenos a más, 54.36 para el 400 para laliebre, el senegalés Babacar Niang. Cramsiempre delante detrás del africano yAouita muy retrasado. Los 800 se pa-saron en 1:53.68 por mi amigo el sud-anés Omar Khalifa. Ya se llevaba retra-so con relación al récord del mundo deOvett (1:51.70 en Rieti) pero la pruebase aceleraba, nos esperaba el paso del1.000. En mitad de la curva, lidera la lie-bre y detrás Cram y yo, -me lo habíaprometido, valiente hasta la muerte-,Joaquim Cruz con problemas y Scott afinal de grupo. En mitad de la curva, a

escasos metros de los mil metros, Aoui-ta me toca por la espalda avisándomede que quiere pasar. Yo, pendiente demi carrera, no me di por aludido; volvióa tocarme para que le dejara calle libre.Pero yo no me iba a amedrentar: “siquieres pasar hazlo por mi derecha, sino de aquí no me muevo”. MientrasCram ataca como es su estilo, siempreun ataque largo en la campana. El milme lo cantaron en 2:19, probablementesería 2:20. Aouita permanecía retrasa-do con respecto al británico en el pasode la campana en 2:36.1. Yo seguía de-trás; Cruz ya estaba muerto, demasia-do para un ochocentista puro y Scott sedescolgó más tarde en contrameta. Losque quedábamos éramos tres y nos pre-sentamos en los últimos 200 con Crampor delante de Aouita, que reaccionómuy tarde al ataque del inglés, Antesde darme cuenta ya estábamos en elsprint y yo ya no pude con el últimocambio. Cram volaba por delante, con

HISTORIAS DE RECORDS28 plusmarquistas españoles nos relatan sus records de España

Durante el acto de presentación del libro de los records de España tuve ocasión de charlar conmuchos plusmarquistas españoles, del pasado y del presente. Les pedí algo muy simple pero muybonito, que me contaran la historia de uno de los records que consiguieron. Unas veces les di a ele-gir el que ellos prefirieran, otras les pedí uno en concreto. Muchísimas gracias a todos por las fa-cilidades que me dieron y por el exquisito trato que me dispensaron. Creo que los atletas han dis-frutado mucho contando las “batallitas” que os disponéis a leer; seguro que los lectores disfruta-ran igualmente. Estos son los 28 testimonios que recogí.

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entrevistael marroquí intentando batirlo en losmetros finales. Yo estaba pagando elritmo frenético y la última se me con-virtió en un infierno”.

“Aouita hizo un alarde de su forta-leza pero le fue imposible alcanzar albritánico, que realizó una última vuel-ta extraordinaria. Récord del mundo pa-ra Cram, 3:29.67, más de un segundo conrespecto al anterior récord de SteveOvett. Aouita, al terminar, estaba muyenfadado y me llamó ”fils de putain”;confieso que yo no le había dejado pa-sar en los 800 y que me había avisadoen la espalda. Me culpó de que le frenésu acometida hacia el británico y quepor eso no logró batirle y hacer récorddel mundo. Incluso su amigo MoussaFall, un compañero de entrenamiento,se acercó muy amenazador repitiendolo de “fils de putain”, ¡mi madre que erauna santa! Pasé de ellos y celebré esanoche una marca que hace 30 años eraalgo extraordinario. Al día siguiente elinsulto apareció en una entrevista en“L´Equipe” y fui protagonista sin pre-tenderlo. Yo declaré que “¿por qué te-nía que cederle la calle a Aouita, acasoes suya?” Meses después el marroquíbatió el récord mundial en Berlín y yomantuve durante mi carrera deportivauna relación magnifica con Said Aoui-ta, un atleta completo y muy grande.”

José Luis González está disfrutan-do con su relato, seguro que el lectortambién, y prosigue con de su récordde la milla: “Los Bislett Games fueronuna semana y media después de Niza.Se celebraban a últimos de julio y se es-peraba una milla de relumbrón. La oca-sión era magnífica, se anunciaba un due-lo sajón Sebastian Coe contra SteveCram. No era usual que Coe aceptaraeste tipo de enfrentamientos y, muchomás cuando Cram venía de hacer récorddel mundo de 1.500 sólo diez días an-tes. Es difícil explicar la atmósfera delestadio Bislett, estaba repleto, con másde 32.000 espectadores todos muy en-tendidos que seguían a los corredoresen un ambiente muy ruidoso, ¿quién di-jo que los nórdicos son fríos?”.

“No sólo se programaba la milla, seacompañaba según los años con el 800,el 1.000 o el 1.500. Algunos se refugia-ban en algunas de estas pruebas. Aoui-ta alguna vez y el mismo Seb Coe, que

ganó varias veces. Pero siempre fue lamilla la prueba favorita de la reunión.Mandaba la ABC, la televisión ameri-cana, y siempre se establecía para quese celebrara alrededor de la mediano-che, las 6:00 de la tarde en hora ameri-cana. No en vano, era Mobil quien pa-trocinaba las millas en aquella época.El elenco de milleros era extraordina-rio; a parte de los británicos y de yo mis-mo, Steve Scott, John Walker, Ray Flynn,Omar Khalifa, Pierre Délèze y un joven-císimo somalí, Abdi Bile. De liebres Ja-mes Mays y el australiano Mike Hillardt.La milla es una prueba diferente a to-das las del medio fondo, esos 109 me-tros de más la otorgan una dureza ex-trema a esta distancia mítica. Visionarel marcador de 4 vueltas supone unadureza psíquica y física diferente a los1.500”.

“La prueba comenzó de forma tre-pidante. La sensación en Oslo era comoestar en una montaña rusa, aislado. Lagrada te llevaba en volandas, el 400 sepasó en 54 segundos. La prueba iba tanrápida que, realmente, a partir de quetirara Hillardt, fuimos en fila india; Cram,Coe, yo, Bile, Flynn. Yo iba aguantandoel ritmo endiablado, pero más a gustoque en Niza. Los 800 se pasaron en 1:53,transcurría el ecuador de la prueba y elritmo progresaba. Cram empujaba lite-ralmente a la liebre. El toque de cam-pana de la última vuelta desató otrocambio de ritmo de Cram en pos del ré-cord, Coe y yo resistíamos detrás. Losdemás se fueron diluyendo en contra-meta. Entramos en los últimos 200 me-tros y Cram da su último cambio y se vacomo un rayo en busca de la victoria ydel récord del mundo. Yo veo flojear aCoe, le paso en la curva y me voy de-trás de Cram. El paso del británico enlos 1500 fue de 3:32.29, el mío de 3:33.30”.

“Aun me quedaban 109 metros y mispiernas contradecían dolorosamente ami cabeza. Terminé la recta como pudey escuché el rugido del público, señal deque algo grande había ocurrido. Al ter-minar, la meta estaba llena de gente yel británico, alborozado, daba una vuel-ta de honor. La merecía: 3:46.32 era unrécord increíble y alucinante. Cuandome enteré de mi marca, 3:47.79, no me lopodía creer, era todavía mejor que la del1.500 de Niza y en mi prueba favorita.

Esta marca era un pasaporte para cual-quier sitio anglosajón y, además, Coe ha-bía estado detrás con 3:49. La milla sedenominaba “Dream Mile”, la milla deensueño, y, para mí claro que fue un sue-ño, un sueño que jamás olvidaré.”

Tomás Barris: “Los recordssalen cuando tiene que salir”

A mi querido amigo Tomás Barris leencanta contarme sus “batallitas”. Y loque yo disfruto. Le pido que me hablede aquellos 3:41.7 en 1.500 metros, deallá por el año 1958 y en Finlandia, en-tonces el registro de más valor de la his-toria del atletismo Español: “Una inci-dencia que mucho tuvo que ver con es-ta plusmarca de 3:41.7, sin duda la demás crédito de todos mis 34 records alaire libre, sucedió tres días antes de Tur-ku. Fue en Tampere el día 26 de agostode 1958, cuando intenté batir el récordde España de 5.000 metros, que a pun-to estuve de alcanzar. Cuando faltabanunos 500 metros para el final, llevabauna ventaja alrededor de unos 15 segun-dos por debajo de esta plusmarca, y muy

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entrevistacerca de un húngaro que ganó la prue-ba, en 14:02, pero no pude responder asu ataque final, porque de forma repen-tina, me sentí bloqueado, sin fuerza pa-ra apenas mantenerme de pie. Tuve quepararme con vómitos, siendo atendidopor las asistencias, pero sin más conse-cuencias, dado que se trataba de unamala digestión de unos frutos del bos-que, que comí como postres”.

“Como puedes imaginar, mi desilu-sión fue enorme, pues había estado muycerca de conseguir mi objetivo. Creo queera la primera vez que corría esta dis-tancia sin más... y pagué las consecuen-cias. Regresé en tren a mi punto de re-sidencia, que era el hotel Hospits de Tur-ku, en el centro de la ciudad y muy cer-ca del estadio donde dos días despuéstenía que cumplir el trámite, que se tra-taba de un intento de récord mundialpor parte de los finlandeses, que tení-an todo a punto. Todo este tiempo deespera lo pasé muy desilusionado y que-riendo regresar a España. Pensada detodo menos en la prueba de 1.500 me-tros a la cual acudí, como si fuera a cum-plir un expediente más del contrato demis giras nórdicas. En esos días sólo hi-ce un poco de footing, sauna, más foo-ting y más de lo mismo”.

“El día de la prueba, unas dos horasantes, al bajar de mi habitación, saludécomo hacia siempre, a gente conocidadel vestíbulo del hotel, donde estabanlos pequeños comercios del mismo,cuando de pronto la dueña de la pelu-quería de señoras,  muy rubia por cier-to, que siempre nos saludamos al ver-nos, sale de su gabinete deseándomesuerte. Comencé una animada charla ytomamos algo. Estuvimos una hora lar-ga juntos. Me despedí de ella totalmen-te relajado y alegre, olvidando por com-pleto lo de Tampere, como si ya fuerauna cosa muy lejana, y mira por donde,un rato después alcanzo una marca his-tórica que marcó un poco el rumbo delatletismo español. Es un ejemplo vivode que siempre después de la tempes-tad viene la calma, por lo que continuécon mis giras durante unos cuantos añosmás, batiendo muchos records españo-les. Muchos entrenadores, los buenospor descontado, entenderán perfecta-mente que los records salen cuando tie-nen que salir”.

Jorge González Amo: “Le dijea Alberto Esteban que no mequedaba más remedio que batir-le el récord”

Jorge González Amo, actualmenteresponsable del sector de mediofon-do del Comité Técnico de la RFEA, noscuenta con gusto su mítico 3:40.0 en1.500 metros, del año 1968: “Cuandopasado el tiempo un atleta repasa sutrayectoria, siempre le quedarán infini-dad de recuerdos y detalles del momen-to de conseguir su mejor marca. Cuan-do a esa marca se le añade el hecho deser un “récord” de algo y cuanto másimportante sea ese “algo”, esos recuer-dos le quedarán aún más marcados. Enmi caso no fue una excepción y muchomás cuando para conseguir esa marcao récord se tenía que mejorar un regis-tro que cuando empezamos a entrenara finales de los cincuenta nos parecíatotalmente imposible, el realizado porun atleta legendario como lo era paranosotros Tomás Barris”.

“La primera anécdota es que nuncase lo pude quitar, porque un mes antesun extraordinario atleta como era Al-berto Esteban tuvo el honor de mejo-rarlo por cuatro décimas, dejándolo en3:41.3. Yo no pude correr esa carrera deEstocolmo por exámenes y al no estarbien por pequeños problemas de salud.La marca de Esteban me espoleó y al nocontar la Federación conmigo para losdiferentes encuentros internacionalesadelanté mi estancia en el centro de en-trenamiento de Volodalen, en Suecia.Allí entrené con dos atletas extraordi-narios como eran el sueco Anders Gär-

Alberto Esteban levanta la mano de Tomás Barris, a quien sustituyó en la lista de losrécords de España de los 1.500 metros.

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entrevistaderud y el alemán Bodo Tümmler y quefueron con los que coincidí también el26 de agosto en el 1.500 de Göteborg.Esa misma mañana le comenté al bue-no de Esteban, que “sintiéndolo mucho”,por la noche no me quedaba más reme-dio que batirle el récord de España por-que la mínima para los Juegos Olímpi-cos era de 3:41.4 y mi intención era ir alos Juegos. Alberto me dijo que eso noera necesario, que con 3:41.4 hacía la mí-nima y así no le quitaba el récord. Lecontesté que lo sentía, pero que no po-día ajustar tanto. Por supuesto que to-do esto entre bromas y risas”.

“El caso es que ese día cayó el récord,porque precisamente la pista (de ceni-za) estaba en malas condiciones al ha-berse realizado en ella el día anteriorunas pruebas de motos. Y digo esto por-que me había comprometido con Tümm-ler en tirarle a 2:24 el 1.000 para que ba-tiese el récord de Europa. Él luego secomprometía a hacerme de liebre en lassiguientes semanas en las pruebas quequisiera. El caso es que al ver el estadode la “ceniza”, me comentó que con esapista no se podía hacer ese récord (3:35.6),así que nos dijo a Gärderud y a mí quenos ayudaría a mejorar nuestros respec-tivos records nacionales. Así lo hizo y yoconseguí el 3:40.0 y Gärderud con 3:38.8se quedó a una décima. Mala suerte pa-ra Gärderud y también para mí, porquepor también esa décima no conseguí elansiado 3:39.9, que eso sí que ya hubie-ra sido importante. La verdad que en esemomento tampoco me preocupó, por-que estaba convencido que tendría opor-tunidad de mejorarlo, pero eso claro, eraimposible entonces saber que no iba asuceder”.

Mario Pestano: “Cuando sa-lió el disco de mi mano supe quevolaría muy lejos”

Le pido al discóbolo canario MarioPestano que nos relate su vigente ré-cord de España, 69.50, conseguido enel transcurso del Campeonato de Espa-ña de 2008, celebrado en Santa Cruzde Tenerife: “Para mí ese récord signifi-ca la medalla que hasta ahora no me hepodido colgar en un gran evento. Paramí tiene ese significado por el lugar don-de se hizo, mi tierra, delante de mis pa-dres, de mi familia y amigos, en una tar-

de especial y en una competición espe-cial, cargada de ese momento áureo quejamás olvidare. La tercera mejor marcadel mundo en ese momento y unas delas mejores de la historia, hecha delan-te de todos, no en un lugar perdido dela Tierra. Ahí donde tenía que ser”. 

“Recuerdo mi seguridad en la com-petición, el poderío que tenía, tambiénlos nervios, pero fue una competiciónmuy preparada psicológicamente du-

rante todo el año y por supuesto fue elúnico en mi vida que las lesiones me res-petaron. No tuve ningún problema físi-co ese año, y se tradujo en eso, en el díamás bonito de mi vida, sensación inex-plicable por otro lado. Supe desde elprimer momento que mi disco salido dela mano volaría muy muy lejos… y lue-go el griterío de la grada, el abrazo demis compañeros de entreno, el beso demi entrenador, y el marcador: 69.50 me-tros. Recuerdo la grada azul, camisetasazules con mi fotografía que llevabantoda mi familia con una gran pancartaque decía “Vamos Mario”. Siempre lo di-

ré, mi particular medalla de oro en lahistoria de mi vida deportiva”.

Sagrario Aguado: “El primerrécord lo batí saltando a rodilloy el último a fosbury”

La saltadora de altura madrileña Sa-grario Aguado rememora las sensacio-nes de superar una plusmarca: “cadavez que he batido un récord ha repre-sentado un momento importante en mivida, ha sido la compensación al traba-jo, al esfuerzo, a la disciplina, etc. Esome ha servido de mucho a lo largo demi vida tanto profesional como perso-nal, aunque en ese momento no me die-ra cuenta. Pero sí recuerdo dos recordsimportantes, quizá porque fueran el pri-mero en un encuentro internacional enRiazor, con 1.54, que se lo quité a Mer-cedes Morales saltando a rodillo y el úl-timo, con 1.73 en otro encuentro inter-nacional en Barcelona saltando a fos-bury. Recuerdo que salí de Madrid a las13.30 en avión, salté a las 19.30 y volvía Madrid a las 22.30, ya que al día si-guiente tenía que trabajar y entonces

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entrevistano había las facilidades de ahora. Yo hi-ce mi vida deportiva compatibilizándo-la con la carrera y un trabajo en una fi-nanciera de 8 a 15 horas todos los días,pero creo que me compensó y me me-reció el esfuerzo; eso es lo que es lo quetrato de transmitir a los más jóvenes”.

Rosa Colorado: “Valía menosde dos minutos, no pude, sé quefue culpa mía”

A la atleta salmantina Rosa Colora-do le pido que me cuente uno de losnumerosos records de España que ba-tió. Pero elige dos, unidos entre sí porun sentimiento: “Hay dos momentos derecords en mi vida deportiva que las sen-saciones que tuve antes durante y des-pués eran muy parecidas, dos momen-tos donde me encontraba en “estado degracia” o “momento dulce” en diferen-tes pruebas y de edad, momentos don-de todo parece fácil. En Oslo, en 1987,tenía 32 años, batí el récord de Españade 800 metros. Este récord fue para mí

una frustración ya que por inseguridadme quedé a 34 centésimas de bajar de2 minutos y sé que fue mi culpa. En es-ta carrera estaba desinhibida, de las ve-ces que disfrutas sin echarte la respon-sabilidad en los hombros ni tener la ob-sesión de hacer marca, el hecho de es-tar en el meeting de Oslo, sería mi ter-cera participación, ya me confortaba.Sabía que estaba bien pero con la des-confianza de haber superado una seriede lesiones que casi terminan con latemporada”.

“El ritmo de la carrera iba rápido sepasó a 57.89 y yo pasé a 1 segundo más,al paso por el 500 comenzaron a pasar-me sin yo reaccionar, pero el empujónde una atleta búlgara intentando pa-sarme por dentro me hizo sacar mi amorpropio y a falta de 200 metros tenía unagran fuerza y comencé a remontar que-dando tercera, subiendo al pódium deese gran meeting pero sin ser la prime-ra atleta española en bajar de 2:00.00en el 800 y me di cuenta que lo valía.Siempre en mi carrera deportiva cuan-do conseguía algún objetivo venía se-guido de un gran vacío y me pregunta-ba, ¿y ahora qué? A los pocos días merecomponía y me decía, hay que hacer-lo mejor”.

La salmantina nos cuenta tambiénotro interesante relato de otro récord,este en pista cubierta, el que consiguióen los 400 metros del europeo indoorde San Sebastián, en 1977, diez años an-tes del anterior, con 22 años: “Las sen-saciones fueron muy parecidas a las deOslo diez años más tarde. Recuerdo quelo que necesitaba era estar sola y mi en-trenador empeñado en que hiciéramoscosas para distraerme. Las sensacioneseran que iba a pasar algo pero no sabíasi era bueno o malo, pero me manteníaen un estado de alerta constante. Todoera correcto, punto de nerviosismo jus-to controlado y con una gran decisiónde entregarme a la competición con va-lentía. Las sensaciones calentando eranexcelentes, los progresivos, cada vez meencontraba mejor, con mucho temor,era mi primera final de un Europeo y lasemifinal la había realizado a muertecon récord de España y el cansancio ha-cía su presencia, pero el hecho de estarcompitiendo en la final con la todopo-derosa Marita Koch, deseando y temien-

do salir a la pista, me motivaba y medecía “Rosamari (así me llamaba mi san-ta madre) eres poca cosa pero sé que lopuedo hacer mejor de lo que esperande mí”.

“Me vacié en la carrera y el premiome llegó con el quinto puesto y un nue-vo récord de España con un tiempo de53.78. Marita Koch batió el récord delmundo. Comprobé que ella también secogía pájaras y eso me motivó, ella noera una extraterrestre, era humana y siera capaz de correr así, era porque tra-bajaba duro y eso para mí fue un estímu-lo para seguir trabajando. Con el tiem-po me enteré que había quedado detrásde mí en esta competición otra gran atle-ta, Jarmila Kratochvilova, que batiría añosdespués el récord del mundo de 400 me-tros en pista cubierta y el de 800 metrosen 1983, aún vigente. Me hice la mismapregunta que diez años después: ¿y aho-ra qué? Sin ganas de superación e ilusiónes muy difícil entregarse a este deporteque te fortalece como persona pero exi-ge una gran entrega.”

José Marín: “Terminé, me fuial hotel, me duché, me comí unbocadillo y volví al circuito”

El marchador José Marín relata surécord de 3h40:46 en 50km, logrado enValencia en 1983, y que en su día fue me-jor marca mundial. Marín lo recuerdatodo muy bien: “Al tiempo que se dis-putaba nuestra prueba estaban en ac-ción también las chicas sobre 10 km. Erapara mí un aliciente, pues entrenabancon nosotros. Apretaba para verlas, pa-sé los primeros kilómetros rapidísimoporque tenía prisa en volver a verlas yanimarlas. Cuando me di cuenta habíapasado muy rápido el 20, llegué al 40 yme dicen: “oye, que haces récord, quehaces 3h40”; le digo: ”va hombre va, quete has equivocado, míralo bien”. A la vuel-ta siguiente: “que no, que lo haces”. Le

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pregunto a José, ¿sufriste mucho ahí alfinal?: “No, no, no pinché al final. En nin-gún momento miré el crono. Terminé,me fui al hotel, me duché, me comí unbocadillo, volví y estaba todavía la gen-te marchando. En el momento que yoacabé no era mejor marca mundial, por-que había unos rusos unos rusos que enel campeonato de Rusia de 1980 habíanbajado de 3h40. Yo tan campante y tancontento con mi marca, con mi récordde España. El récord del mundo era delmexicano Bautista, 3h41. Pero al cabo deunos meses anulan aquellas marcas por-que los rusos habían recorrido 48 km,entonces es cuando dijeron que era ré-cord del mundo”.

Jordi Llopart: “Quiero ir muyrápido antes de que salga el sol”

El marchador catalán Jordi Llopartme atiende amablemente y charla con-migo. Le digo que me cuente la marcaque le dio el título europeo en 50 km,pero él prefiere relatarme su 3h44:33de 1979, en Reus, de la que guarda ungran recuerdo: “La prueba se inició a las

siete de la mañana, era la semifinal dela Copa Lugano, hoy la Copa del Mun-do de Marcha, España debía participarpara clasificarse para la final. Hicimospreparación en el Teide, con mi padre(Moisés Llopart) y allí entrenamos pa-ra marchar a 4:30 el kilómetro, lo quedaría una marca final de 3h45. Yo salífuerte, a ritmo, iba ganando un segun-do, dos, tres segundos por kilómetro,hasta que, a las ocho de la mañana, vi-no Juan Manuel de Hoz, entonces pre-sidente de la RFEA, y me dijo: “oye, Jor-di, ¿dónde vas?”, refiriéndose a que ibademasiado rápido. Yo le dije “va a salirel Lorenzo, el sol, y va a calentar fuer-te, yo quiero ir muy rápido ahora. Eraun circuito de 5 km con subida y baja-da. Fui a ritmo muy uniforme toda laprueba y controlando totalmente y pu-de ir robando segundos, en total bajé27 segundos de las 3 horas y 45 minu-tos. Recuerdo que Martí Perarnau escri-bió entonces “Jordi Llopart, la máquinade caminar”.

Le pregunto si sufrió al final espe-cialmente: “Nada, nada, nada, inclusola última vuelta la hice más rápida. Lamarca era en aquel momento la mejoreuropea y fue la mejor marca de mi ca-rrera. Tuve una sensación gratísima, por-que era la satisfacción del deber cum-plido. Si en Praga fue el deber cumpli-do como campeón de Europa y en Mos-cú como medallista olímpico, en 1979fue la satisfacción de la marca. Miguel,te voy a contar una anécdota: no sabía

dónde ducharme y unos aficionados quehabía presenciando la prueba, cuyo hi-jo practicaba la marcha y que vivían allímismo, me ofrecieron amablemente sucasa para ducharme; subí, me duché ycambié y bajé rápidamente para la en-trega de premios.”

Fermín Cacho: “Estuve a pun-to de alcanzar a El Guerrouj enel sprint final”

Hablo con Fermín Cacho y le pidoque me hable de su 3:28.95, actual ré-cord de España y récord de Europa du-rante muchos años: “Zúrich fue prácti-camente una semana después del mun-dial de Atenas 1997. Después de un cam-peonato me solía ir a casa, pero ese añome quedé para intentar hacer una bue-na marca. Cuando me levanté el 13 deagosto por la mañana le dije a Mosta-za que tenía todas las sensaciones deque podía hacer récord de España, te-nía intención de bajar los 3:30.92 deGonzález, y tenía todas las sensacionespara poder hacerlo. Sabía que la carre-ra iba a ser muy rápida, había que estar

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entrevistamuy atento y bien colocado para no te-ner que hacer mucho recorrido para lle-gar a la cabeza en la parte final, me sen-tí bien, me sentí con muchísimas fuer-zas, estuve a punto de alcanzar a El Gue-rrouj en el sprint final”.

Sandra Myers: “Lo que másalegría me dio fue ganar aBreuer”

Sandra Myers habla conmigo ani-madamente en el módulo madrileñodel CSD. Le pido que nos relate su 49.67,aún vigente récord de España de 400metros y le cuesta hacer memoria: “Fueen Oslo, recuerdo que había un ambien-tazo. Yo tenía una gran rival, la alema-na… “. No le sale el nombre, sí, le digo,Breuer, “sí, sí, Grit Breuer, lo recuerdoahora bien, no tenía ninguna esperan-za de ganarla y cuando la gané me sen-tí muy bien, fue muy bonito, muy boni-to”. Le pregunto si esperaba bajar de los50 segundos: “Sí, a lo mejor, pero lo quemás alegría me dio fue ganar a la Breuer(risas), era 1991, era el año antes de los

Juegos Olímpicos. Era una de mis máxi-mas rivales y ella se quedó con una ca-ra…”, y Sandra hace un gesto como imi-tando la que se le puso a la alemana”.

Luis Miguel Martín Berlanas: “Enla última recta los númeroscambiaban lentamente en elcrono de pista”

Le digo a Luismi Martín Berlanas queme cuente su primer o su cuarto y úl-timo último récord en la prueba de obs-táculos. Elige los 8:11.18 con los que des-bancó a Domingo Ramón en lo alto dela lista de la prueba: “Acudí al meetingde Sevilla por indicación de la RFEA, quetenía la necesidad de vernos correr pa-ra hacer la selección para la Copa deEuropa de Selecciones, no estaba pla-nificado correr allí. Estaban todos losespañoles y algunos de los mejores afri-canos y europeos del momento. La lie-bre pasó por el primer km en 2:43.2 y yomarchaba en la parte delantera; duran-te el siguiente kilómetro empecé a sen-tirme muy bien, muy confortable y pa-samos en 5:32, yo miraba la pantalla,

veía la carrera y disfrutaba de ella, aun-que sin ser consciente del ritmo. A esasalturas la fila ya no era tal y a falta de700 metros, aún no sé por qué, arran-qué con fuerza y se preparó una esca-bechina considerable en carrera. Recuer-do la charanga en contrameta tocandoa tope y el público en pie. Iba lanzadoy no podía creer que pudiera ganar, demodo que me entró un ataque de res-ponsabilidad y pasé la última vuelta sal-tando con precaución cada obstáculo,no fuera a ser que tropezase y perdieralo ganado. La última recta fue lo con-trario a lo habitual, vi el crono antes delúltimo obstáculo y los números cam-biaban lentamente. Al llegar señalé elcronómetro 8:11.18, con una mezcla dealegría, satisfacción y emoción, difícil-mente igualable. Además suponía la me-jor marca mundial en ese momento”.

“Te cuento además una anécdota.Bien entrada la noche me pasaron unallamada a la habitación del hotel y lasorpresa que me llevé fue grande, puesse trataba de Domingo Ramón, récord-man español de 3.000 obstáculos des-de hacía más de 19 años, hasta esa mis-ma tarde. Recordaba aquella final deMoscú 1980, yo tenía 8 años, en la queconsiguió su magnífica cuarta plaza yun récord extraordinario. Yo acababade rebajarlo, para mí era un honor in-menso. Y Domingo, que estaba en casaviendo el meeting por televisión, al ter-minar empezó a hacer llamadas paraaveriguar dónde podía estar yo y loca-lizarme. Me contó que guardaba un vi-no de Rioja de una añada estupendadesde hacía un montón de años espe-rando este momento y esa misma no-che, en familia, dieron cuenta de aquelvino a mi salud y a la de los 19 añazosque contemplaron su hazaña.”

Antonio Corgos: “El 8,23 fueun poco inesperado”

Charlo con Antonio Corgos y le pi-

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do (¡cómo no!) que rememore sus fa-mosos 8,23 metros, logrados a escasosmetros de donde nos encontramos.Amablemente me cuenta que “fue unrécord un poco atípico, venía de un via-je fuera, había estado quince días en Fin-landia y no preparé el campeonato deEspaña especialmente, no había entre-nado prácticamente nada, fue despuésde los Juegos Olímpicos, yo tenía 20años. En el último momento decidí ve-nir, pero una vez puesto en faena puesquieres ganar. Tenía el aliciente de queAlberto Solanas estaba muy bien y Ja-vier Moracho había hecho una incur-sión en la longitud, y que me ganara unvallista no me hacía mucha gracia (ri-sas). Supongo que aquel día salió todoel trabajo del año, en los Juegos no ditodo lo que llevaba dentro y quizá te-nía que haber salido en Moscú, no aquí.”Le pregunto si le ayudaron esos 15 díasmás relajado: “Seguro, seguro, en Fin-landia entrené poco, hice dos competi-ciones para no perder el tono, pero pa-ra mí fue un viaje lúdico, de vacaciones.El 8,23 salió, fue un poquito inesperado,durante la competición me decía “québien estoy”, cada vez me encontraba me-jor, me dije hay que aprovechar estoporque luego nunca se sabe”.

Ignacio Sola: “En la pista nosupe que había batido el récordolímpico”

El bilbaíno Ignacio Sola se pone a midisposición y me relata su récord de Es-paña de 5,20 metros, logrado en los Jue-gos Olímpicos de México, el último desu larga lista de plusmarcas: “Acudí aMéxico con una buena planificación demi temporada por parte de mi entrena-dor, José Luis Torres. Temporada que deantemano se sabía que iba a ser larga,habida cuenta de las fechas tardías decelebración de los Juegos Olímpicos, puesquiero recordar que la clasificación fueel 14 de octubre y la final el 16. En el mesde junio conseguí saltar en Madrid 5,10,que me situaban en una buena posiciónen el ránking mundial, para así afrontarlos Juegos que comenzarían casi tres me-ses más tarde. Llegué a México con unobjetivo: batir mi propio récord de Es-paña, convencido de que el lograr unamarca de 5,15 o 5,20, que estaba a mi al-cance, suponía obtener un buen puestoen la final. Podía hacerlo ya que habi-tualmente mi rendimiento en competi-ciones importantes crecía”.

“Me clasifiqué sin apuros y a los dosdías se celebró la gran final con 15 atle-tas, a los cuales ya conocía de otras oca-siones en las que había competido conellos. Logré igualar el récord de Espa-ña, batirlo una primera vez y una segun-da. Había cumplido mi deseo, pero nosupe que fue récord olímpico hasta queanochecida la tarde, subí a la grada enla que se encontraba José Luis Torres,que había estado siguiendo la compe-tición, y el periodista José María Loren-te, ellos me lo dijeron y solo así me en-teré.”

Martí Perarnau: “Luis MaríaGarriga y yo fuimos competido-res nobles y honestos”

Le pido al barcelonés Martí Perar-nau que haga memoria sobre aquel sal-to de 2.14 con el que desbancó de la ta-bla de records al aragonés Luis MaríaGarriga. Estos son recuerdos y sus pre-ciosas palabras: “Decir Luis María Ga-rriga era pronunciar la palabra leyen-da. Fue una época dorada: Areta, Garri-ga, Sola, Blanquer… Saltadores excep-cionales. Quitarle el récord de altura aGarriga era lo más parecido a un sue-ño. Pero era un sueño que en cada en-trenamiento con Hans Ruf se acercabaun poco más. Día a día, sesión de técni-ca tras sesión, ese listón que Garriga ha-bía colocado en 2.13 parecía más ase-quible hasta que una buena tarde con-seguí superar los 2.14. Con sinceridad,no recuerdo mucho de aquél día, salvouna foto posterior con mi padre, mis doshermanos y Ernesto Pons, que había si-do plusmarquista español años antescon 1,91”.

“El verdadero reto, sin embargo, con-sistía en ganar a Garriga. Él tenía tam-bién 2,14 en pista cubierta, por enton-ces no tenía rango de valor absoluto co-mo ahora, y, además, era un competi-dor formidable. El mejor. En el Campeo-

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nato de España nos vimos las caras enlo que fue un auténtico cambio de guar-dia: con 2.15 batí todos los récords y Ga-rriga, con esa elegancia tan extraordi-naria que siempre tuvo y tiene, me en-tregó la corona. 28 años frente a 18. Unailusión inmensa porque ambos, creo, porencima de competir y luchar a cara deperro fuimos competidores nobles y ho-nestos. Mi récord se lo debo especial-mente a él, así que muchos años des-pués vuelvo a darle las gracias”.

Alberto Ruiz: “Recuerdo lailusión con que fui y le di la no-ticia a mi madre, que estabahospitalizada”

El pertiguista catalán Alberto Ruizme atiende amablemente y me cuentauno de sus récords: “Si tengo que ele-gir entre uno de los récords de Españade los que tuve la suerte de conseguiren mi carrera deportiva, no tengo dudaen seleccionar el que realicé durante loscampeonatos de España de Barcelonaen 1984, el año de los Juegos Olímpicos

de Los Ángeles, con una marca de 5,55metros.”

“Por supuesto que todos los récordstienen un significado especial, como po-dría ser el primero por ejemplo, pero eneste en concreto se reúnen una serie defactores que lo hicieron muy especial.En primer lugar la competición, el Cam-peonato de España es el mejor escena-rio posible y una de las competicionesmás bonitas para conseguirlo. Las con-diciones no suelen favorecer, pues se es-tá más pendiente del puesto que de lamarca, la competición suele durar mu-cho tiempo y se llega cansado a las úl-timas alturas, con lo que es un escena-rio difícil para mejorar la marca perso-nal en esta especialidad. Otro factor esel lugar, el estadio Joan Serrahima deBarcelona, mi pista. Tuve la suerte y lagentileza por parte de la organizacióny de la RFEA de que se colocara para laocasión el saltadero delante de la gra-da, muy cerca del público. La competi-ción fue en horario nocturno y esa no-che se creó un ambiente muy especialque nunca olvidaré”.

“Ya había batido el récord de Espa-ña esa temporada en varias ocasionesy había cierta expectación por ver loque podía conseguir esa noche mágicaen el Serrahima. Se unieron otros fac-tores como que era año olímpico y, aun-que ya había hecho la mínima en variasocasiones, incluido algún récord de Es-paña más, el director técnico de la épo-ca, Carlos Gil, no me incluyó en la lista

hasta después del campeonato de Es-paña, cuando había dado varias listasdurante la temporada. Luego me con-fesó que no me había incluido en las lis-tas anteriores para motivarme y por-que estaba seguro que de esta maneramejoraría más mi marca. El tiempo ledio la razón y parece que acertó peroel sufrimiento lo pasé yo durante la tem-porada. Gran decisión la de Carlos y porsupuesto que le perdoné”.

“No puedo obviar que también conesa marca mejoraba la categoría de mibeca federativa que luego refrendé enlos Juegos con el noveno puesto. Y enplano más personal, recuerdo con emo-ción que durante esas fechas estaba mimadre hospitalizada con cierta grave-dad y la ilusión con la que fui esa mis-ma noche al hospital a darle la noticia.En unos momentos difíciles, llevar la fe-licidad a un ser querido es lo mejor quete puede pasar. Un gran recuerdo paramí el de esa noche de verano en Barce-lona y supongo que también significó unpequeño grano de arena en la historiadel salto con pértiga y del atletismo.”

Antonio Fernández Ortiz:“Correr es muy fácil, sóloconsiste en perseguir sombras”

Le pido al almeriense Antonio Fer-nández Ortiz que me relate aquel 1:46.8en los 800 metros del Campeonato deEspaña de 1972, en Vallehermoso: “Ami-go Miguel, correr es muy fácil, sólo con-siste en perseguir sombras. Esa noche,la noche de aquel Campeonato de Es-paña donde hice récord de España, ce-namos mi novia y yo en la calle Fernan-do El Católico en una pequeña terraza(la prueba era a las 23:50). Hablamos,pues de todo lo que unos jóvenes ena-morados hablan. Después de cenar pa-seamos y hablamos de inquietudes e ilu-siones y también hablamos del ritmoque tendría que llevar en el cuatrocien-

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tos para una buena marca en el ocho-cientos y que tenía que ser de menos de51 segundos… y dejábamos correr nues-tra imaginación mientras nos aproximá-bamos a Vallehermoso”.

“Y así fue, salí sin duda y llegué conmenos duda. Y todo fue posible porqueme entrené para atrapar sombras. Deaquella carrera lo más que recuerdo esque durante casi treinta años he disfru-tado con mi familia frente a la televi-sión viendo los Campeonatos de Espa-ña y cómo aquel récord de 800 del cam-peonato de España se resistía a caer. Pe-ro todo llega, y se tuvo que batir ese ré-cord de los campeonatos treinta añosdespués en semifinales y con liebre…persiguiendo liebres, me hubiera gusta-do de alguien que hubiera perseguidosombras.”

Loles Vives: “El día que bajépor primera vez de 12.00 nadielo supo. Yo tampoco”

Loles Vives fue una de las atletas que,en el acto de presentación del libro de

los records, hablaron en nombre de loshombres y mujeres que en alguna oca-sión habían superado una plusmarca es-pañola. Esta es la parte del divertido yjugoso discurso de Loles en las que serefirió a la primera vez que descendióde los 12 segundos en 100 metros concronometraje eléctrico: ”Resulta que eldía que en realidad bajé por primera vezde los 12 segundos eléctricos nadie lo su-po. Yo tampoco. Era julio de 1979 en lapista del Serrahima de Barcelona, mi pis-ta. El crono que me otorgaron fue de12.00 y así se quedó. La marca mejora-ba los 12.04 que yo misma había hechoen semifinales y los 12.11 que tenía ante-riormente Olga Martorell.”

“En mayo de la temporada siguien-te, aquí abajo en la pista del INEF, mipista ahora marqué 11.96. Y entonces sípor primera vez se consideró que unaespañola había bajado de los 12 segun-dos en el hectómetro. Y así quedó re-flejado en la prensa y en la cronologíade records, supongo. Y lo supongo por-que, posteriormente, algún estadísticoquisquilloso se encargó de revisar losrecords y tras analizar la fotofinish deaquel 12.00 se cambió a 11.99. ¡Genial!Pero yo sin enterarme. ¡Lo supe 15 añosdespués! mientras revisaba un libro decronología de los records. Alguna vezme he preguntado: ¿Y si durante los diezmeses que transcurrieron entre ambosrecords otra velocista española hubie-

ra logrado bajar de los 12 segundos? Sinduda, ella habría sido la que se habríallevado la gloria del momento, mien-tras que mi mérito quedaría únicamen-te reflejado como puro dato estadísti-co. Sin duda, seguiría siendo un gran da-to para vosotros los estadísticos, peroa mí, sinceramente, no me habría hechoni pizca de gracia”.

“Esto no tiene más importancia queuna simple anécdota, pero refleja unagran verdad: las marcas en atletismo nosiempre son lo que aparentan ser. Porsuerte, cuando el tiempo no se encargade poner las cosas en su sitio, lo hacenlos estadísticos”.

Dana Cervantes: “Todo esperfecto, pongamos la guinda”

Le pido a la pertiguista Dana Cer-vantes que me relate un récord concre-to de los muchos que consiguió. Se po-ne a mi disposición inmediatamente yla malagueña de la eterna sonrisa merelata el 4,46 que logró en la pista cu-bierta de Zaragoza el 31 de enero de2004: “Fue en el Palacio de los Depor-tes de Zaragoza, en enero de 2004. Enel Gran Premio estábamos las mejorespertiguistas del momento, Mar Sánchezy Naroa Agirre, que eran rivales y ami-gas, y yo misma. Llegaba muy seguradel trabajo hecho en invierno y moti-vada por alcanzar la mínima para losJuegos Olímpicos de Atenas. Calentébien y en pocos saltos hice los ajustes.Me sentía confiada y con buen ánimo.Todo fluía, la temperatura, música, am-biente”.

“Empecé en 4,01 y continué en 4,21,4,31 y 4,41. Lo superé todo al primer in-tento. Ya tenía marca personal y míni-ma para los Juegos pero quería más, por-que sabía que era el día. Pedí 4,46 e hi-ce dos nulos por muy poco. Estaba con-vencida que iba a saltarlo a la tercera.El speaker anunció que iba y yo pedí pal-

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mas. La respuesta fue inmediata. Ade-más, sonaba una canción que me moti-vaba muchísimo. Sonreí y pensé: “Todoes perfecto, pongamos la guinda”. Y, derepente, silencio. Solo veía el pasillo, lacolchoneta y el listón. Lo siguiente querecuerdo es estar arriba y caer sabien-do que lo había conseguido. Me quedéinmóvil en la colchoneta tres segundoshasta que oí las palmas, los gritos, lamegafonía. Salí corriendo para abrazar-me a Juanjo Sánchez, mi entrenador. Sa-bíamos que estábamos viviendo uno delos mejores días de nuestras vidas”.

Mariano Haro: “Tuve la satis-facción de haber cumplido hon-radamente con misposibilidades”

El grandísimo Mariano Haro reme-mora los 10.000 metros de los JuegosOlímpicos de Múnich 1972. Me agrade-ce con gran humildad que me acuerdede él. Aquellos 27:48.14 le situaron enese momento como quinto atleta mun-dial de todos los tiempos: “Es difícil

acordarse después de tantos años. Yofui a Múnich en unas óptimas condicio-nes e intuía que podía conseguir unagran marca. Corrí las semifinales de5.000 y me clasifiqué para la final, pe-ro no la pude correr debido a un aga-rrotamiento muscular. En aquellos añosera complicado porque en España nohabía pistas de tartán, sólo existían tresy no te podías entrenar por falta de me-dios, con lo cual yo me entrenaba enpistas de ceniza que era lo que tenía máscerca”.

“La carrera de 10.000 metros fueapasionante, se batieron todos los re-cords existentes hasta ese momento.Cuando vi aquella marca en el crono su-puso una gran alegría y sobre todo lasatisfacción de haber cumplido honra-damente con mis posibilidades. Conse-guí ser la quinta mejor marca del mun-do y ser uno de los mejores atletas delmundo. Como recuerdo de aquella olim-piada quizás la matanza de los palesti-nos a los israelíes quedó grabada en mimemoria y supongo que también en lade los demás atletas. Fueron momen-tos de gran tristeza, también de incer-tidumbre porque no sabíamos que ibaa pasar, si se iban a suspender o no losJuegos. Me acuerdo de que compré a losrusos una cámara fotográfica con ungran objetivo e hice un montón de fo-tos de aquellos momentos y que des-

pués regalé a un periodista de la agen-cia Efe. Y cómo no recordar a Mark Spitzcon sus siete medallas de oro. Por cier-to, que después de la matanza se lo lle-varon rápidamente de vuelta a su casapor su ascendencia judía”.

Antonio Prieto: “La mejormanera de demostrar la admira-ción por una persona es llegan-do más allá de sus logros”

En 1983 el segoviano Antonio Prie-to realizó la hazaña de batir el récordque acabamos de citar, un récord míti-co, el que había establecido el gran Ma-riano Haro once años antes en los 10.000metros de los Juegos Olímpicos de Mú-nich 1972. Amablemente el popular Ta-ca nos cuenta que “han pasado más detreinta y un años desde aquel 30 de ju-nio de 1983 en el estadio de Lausana don-de batí uno de los records de España máshistóricos y relevantes en aquel momen-to, por lo que representaba. La marcaestaba en posesión de una leyenda delatletismo español, y además se habíaconseguido rozando una medalla en losJuegos Olímpicos de Múnich 1972. El su-perar el récord fue una enorme satisfac-ción, ya que como acostumbran a decirlos japoneses: “la mejor manera de de-mostrar la admiración por una persona

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entrevistaes llegando más allá de sus logros”. Di-go esto porque a la persona a la que meestoy refiriendo era mi gran ídolo duran-te mi niñez: Mariano Haro. La alegría fuedoble porque rompía un récord que du-rante mucho tiempo me parecía inalcan-zable y porque se lo arrebataba a Ma-riano Haro. ¡Casi nada!”.

Ángel Cruz: “Batiríamos elrécord o moriríamos en elintento”

El salmantino Ángel Cruz, actual-mente miembro de la AEEA, rememo-ra el 13 de septiembre de 1979 en Ciu-dad de México. Ese día un cuarteto es-pañol batía el récord nacional de 4x 400metros, con 3:04.22: “Aquel día nos le-vantamos mirando al cielo. Corríamosla final de los 4x400 metros de la Uni-versiada de México a primeras horas dela tarde y en esos momentos solía caercada día un diluvio bíblico. Pero el diosde la lluvia azteca Tlatoc nos fue pro-picio y aplazó la tormenta una hora.Benjamín González, tristemente falle-cido, José Casabona (en las series corrióJenaro Iritia, pero fue baja por una obs-trucción intestinal), Isidoro Hornillos yyo mismo estábamos conjurados parabatir el récord. Nos interesaba la mar-ca, no el puesto”.

“Decidimos que yo saldría como side un 200 se tratase y que ellos iban acorrer a lo kamikaze, sin reserva algu-na. Batiríamos el récord o moriríamosen el intento. Y lo batimos. Cambiamosel testigo con el atleta que entregabamostrándolo recto y hacia arriba y el

receptor mirando hacia el interior y arre-batándoselo con la mano izquierda pa-ra pasarlo luego a la derecha. Nosotrosmismos nos organizamos, desobede-ciendo a Manuel Pascua, responsablede los relevos en la RFEA, que no habíaviajado, y que pretendía que cambiáse-mos al sexto apoyo. Nos salió bien. Ycasi alcanzamos el bronce, porque Isi-doro le iba comiendo terreno a Italia.Medalla de chocolate. Y tan rica. Comola cena a la que nos invitó Carlos Gil, elentrenador jefe del equipo, que aún noera director técnico de la RFEA, en unode los mejores restaurantes del centrodel Distrito Federal. Casi nos comemoshasta la cáscara de un coco.”

Isidoro Hornillos: “Tenía elobjetivo claro de batir el récordotra vez”

Le pido a Isidoro Hornillos, hoy pre-sidente de la federación gallega, queme cuente aquel récord suyo de 46.24en 400 metros, logrado en la Univer-siada de México, en 1979, y el cuatro-centista gallego está encantado de co-laborar: “Me enfrentaba a la eliminato-ria de la Universiada. Se clasificaban lostres primeros de forma directa para se-mifinales. Hacía dos días que había co-rrido un control de 400 en 46.50, récordde España eléctrico, en ese histórico Es-tadio Olímpico. Tenía la moral muy al-ta y dos objetivos claros: pasar la ron-da y batir el récord otra vez”.

“Como principales rivales tenía alrumano Horia Toboc, que en el Europeode Viena de pista cubierta de ese añoconsiguió el bronce en 400 metros con46.86. También Roberto Tozzi, campe-ón de Europa Junior de 400 en Donetskdos años antes y que al año siguienteconquistó el bronce con Italia en el4x400 de los Juegos Olímpicos de Mos-cú 80, con un decisivo Pietro Mennea.

Corrí por la calle 7, sin la referencia demis rivales. Salí rápido, como era habi-tual en mí. Al paso por los 300 me veosólo superado por Toboc, que finalmen-te ganaría con 46.15. Yo entro en segun-da posición con 46.24. Objetivos cum-plidos y una inmensa alegría. Me di ungran abrazo con Ángel Cruz y “Benja”González que, junto a José Casabona,integraríamos el cuarteto del 4x400 quedías más tarde hicimos un excelente ré-cord de España. Sensaciones tan recon-fortantes que hoy perduran, resistien-do el paso del tiempo”.

Luis Felipe Areta: “Fue unagozada cuando vi los tres sietesen el marcador”

Pipe Areta me atiende amabilísima-mente, le doy a elegir que me cuenteel récord que quiera y, para mi sorpre-sa, no elige un récord de triple, sino delongitud: “fue en el estadio Olímpico deHelsinki, el 4 de Julio de 1963. Allí habíallegado guiado por Tomás Barris, quetenía muy buen cartel por aquellas la-titudes para participar en los “Maal-mankisat” (o algo parecido), es decir, los

96 marzo 2015 � atletismo español

entrevista

llamados Juegos Mundiales de Atletis-mo, que se solían y continúan celebrán-dose todavía en la capital finlandesa.Habíamos llegado como el último pa-so de lo que podríamos llamar una gi-ra atlética: comenzamos Tomás, LuisGarriga, Virgilio González Barbeitos yyo. En Maguncia había ganado la lon-gitud con récord de España de 7,69, el26 de junio, y en el estadio Olímpico deBerlín, impresionante, había vencido enla prueba de triple”.

“Pero Helsinki fue muy especial.Mientras nos acercábamos en avión, elatardecer finlandés tenía una luz nue-va; sobrevolando lagos y abetos inter-minables tuve la sensación de adentrar-me en un mundo distinto y bellísimo.Después de haber aterrizado en el en-tonces diminuto aeropuerto, y de serconducidos al hotel por la organización,me fui dando cuenta de lo importanteque era para aquél país el atletismo: laprensa, la afición por las calles, en el es-tadio... No he visto una afición comoaquella. ¡Qué público tan maravillosoy entendido! ¡Cómo rugía durante elvuelo de la jabalina, como queriendosostenerla en el aire, hasta el aterriza-je! Los gritos in crescendo hasta que loscorredores llegaban a la meta. Su capa-cidad de estar al tanto de todo lo queocurre en cada rincón de las pistas: asíel clamor ante el salto de Eskola, sub-

campeón de Europa en Belgrado, cuan-do superó los 8 metros por 4 cm. Inclu-so cuando conseguí 7,77, récord de Es-paña, escuché un ¡oohh! de aplauso yadmiración. ¡Qué gozada cuando com-probé los tres sietes uno detrás de otro,demostrando que había conseguido su-perar los 7,70 que era como superar untecho que te hacía acceder a los mejo-res! En Roma 1960, Valkama había sido5º con esa marca y el francés Collardot6º con 7,69. Quedé el 2º detrás de Pen-ti Eskola y por delante de Rainer Ste-nius, tercero en los europeos de Belgra-do. Allí, con 21 añitos recién cumplidos,y en pista de ceniza, había conseguidolo que para mí era un marcón. Por esoguardo de ese récord un especial y gra-to recuerdo...y el agradecimiento a To-más que me animó a acompañarle y co-nocer la Meca del atletismo”.

Conchi Paredes: “Al llegar acasa lloré de felicidad”

De triplista a triplista. La palentinaConchi Paredes relata sus 14,30, conse-guidos en Segovia en 1994: “Ya viendocómo iba la semana, de entrenos, el gu-sanillo que tenía en el estómago, hacíaprever que algo bueno podía pasar. Esedía viajamos a Segovia, hacia un día per-fecto para competir, me sentía muy bien,relajada, centrada y dispuesta a todo.Realicé varios talonamientos y seguíateniendo esas cosquillas en el estóma-go. Ese día era el mío y ¡boom! salió 14,30metros. Durante el salto se te pone lacarne de gallina, aunque todavía me pa-sa cuando lo recuerdo, y volví hacerloen el tercero, quería más pero hice tresnulos. Eran nulos de 14.60 y había tes-tigos, uno de ellos nuestro Antonio Prie-to y también mi entrenador SantiagoMoreno. Me fui a casa tan contenta.Cuando llegué, ya estando sola, lloré defelicidad”.

Antonio Serrano: “La carrerafue como un sueño”

El manchego Antonio Serrano seconvirtió el 25 de septiembre de 1994en el primer maratoniano español encorrer la distancia de Filípides en me-nos de 2 horas y 10 minutos. Le pido quenos lo cuente: “Después del fracaso delCampeonato de Europa de 10.000 me-tros en Helsinki tenía muchas ganas deenfrentarme a la maratón de Berlín, des-de junio estaba inscrito pero no sabía sillegaría ese día. Yo sabía que estaba biende forma pues en el mítin de Bruselas amitad de agosto bajé de 28 minutos, pe-ro la preparación no había sido al usocomo se dice, ya que había hecho prue-bas de pista, incluso dos de 3.000 me-tros y pocos entrenamientos largos, pe-ro el ritmo de 3:05 no me era difícil y laduda era si mi musculatura aguantaríamás de dos horas corriendo, pues el en-treno más largo había sido 28 km”.

97marzo 2015 � atletismo español

entrevista

“Viajé a Berlín con mi pareja, Nata-lia Azpiazu, y a un hotel con populares,pues la organización sólo me pagaba amí el hotel, por ello no me alojé ni vivícomo un atleta de élite aunque sí teníabonos personales por ser conocido enla pista. Viernes y sábado lo pasamoscomiendo pasta y descansando, a la vezalgún que paseíto pues Berlín lo mere-cía. El domingo madrugamos, desayu-namos y nos dirigimos a la salida, ca-lenté 10 minutos de trote y unos estira-mientos, como no había ido con los deélite me costó que me dejaran pasar ala primera fila, pero lo conseguí”.

“La carrera fue como un sueño, ha-bía un gran grupo de africanos y varioseuropeos, varias liebres que pasaron a63:53 la media maratón, yo me mante-nía a cola de pelotón y además llevabaánimo “in situ”, pues Natalia, acompa-ñada por el mánager Mostaza, iban enel camión de la prensa que iba en cabe-za. Ellos me gritaban que iba a ritmo derécord de España. Yo seguí disfrutandodel majestuoso Berlín mientras que ibancayendo atletas del grupo cabecero, yen el 28 incomprensiblemente se esca-pó la liebre y nos quedamos un kenia-no, el portugués Antonio Pinto y yo,apreté bien los dientes siempre detrásde ellos que eran los experimentados.Aguanté hasta que en el 35 comencé asentir más cansada la musculatura y

perdí comba. En el 37 adelanté a la lie-bre y me concentré en no perder ritmopues sabía que iba en tiempo de récordnacional, no tenía lejos al africano quese había quedado, pero en el km 40 sen-tí un pinchazo pequeño en un gemelo yme dije, quieto, no aceleres que te jue-gas el récord, como iba con margen, su-frí esos dos km y llegué en esas 2h09:13que me otorgaban el privilegio de ser elprimer español en bajar de la barrerade 2h10”.

“El resto del día fue un sueño, dis-frutar con Natalia, una buena cena concarne que estábamos hartos de la pas-ta, llamadas telefónicas aunque no tan-tas como ahora pues las redes socialesy los móviles no existían. Y a la vueltaa España, entrevistas y sobre todo ce-lebrarlo con familiares y amigos pueshabía sido un verano raro con el atle-tismo que tuve la fortuna de cerrarlo enBerlín con un hito histórico.”

Ana Isabel Alonso: “Fue unasensación muy difícil de descri-bir, entre vacío total y placer”

La palentina Ana Isabel Alonsoatiende amablemente a mi petición. Ledigo que nos cuente qué sintió al batirel récord de España de maratón. Fue en1995 en San Sebastián y consiguió2h26:51, una plusmarca que sigue vigen-te: “Un récord es algo propio, de unomismo, solo tuyo… ¡Dios mío, que sen-saciones! Es curioso pero una vez cru-zada la línea de meta, ver el marcadory oír los altavoces de ambiente procla-mando un nuevo récord de España, ob-servas incrédula cómo no sientes nadafísicamente, como que no acabas de re-alizar tal sobreesfuerzo, es una sensa-ción entre un vacío total y un placer talque es difícil de describir”.

“Hoy día, casi 20 años después, pue-do verme corriendo por las calles de SanSebastián en un día perfecto como si de

una película se tratase, puedo oír a lagente animando y aplaudiendo a mi pa-so, el respirar del grupo de compañeros,por cierto muy numeroso en los prime-ros kilómetros y solos a partir de la mi-tad con mi amigo Paco Villameriel, fielcompañero de viaje, muy pendiente entodo momento, a las motos de la pren-sa adelantando los tiempos de paso delo que presagiaba iba a ser una granmarca, a mi compañera Rocío Ríos másvaliente que yo en los primeros compa-ses de la prueba, a mi entrenador muynervioso preocupado por si los últimoskilómetros de la prueba no estaban bienmedidos y no podía dejar de arañar se-gundos al crono, a compañeros queabandonaban por diferente motivosdonde lo difícil no es seguir corriendo,si no tener la capacidad de seguir su-friendo, es lo que tiene la maratón. Esdifícil dejar la mente en blanco, te datiempo a pensar en todo y de todo loque ha pasado hasta llegar ese momen-to, en tu familia, sobre todo en ellos, conellos y para ellos tu récord tiene senti-do. Hay una lucha interior de enormesatisfacción que quieres compartir conlos demás”.

98 marzo 2015 � atletismo español

entrevista

Anacleto Jiménez: “A mitadde carrera creía que conseguiríaacercarme a los 13 minutos”

Al riojano Anacleto Jiménez le pi-do que haga memoria de su récord deEspaña de 5.000 metros, 13:08.30 en1997: “Guardo especial recuerdo de esacarrera. Ser el primer atleta español enbajar de 13:10 me transmitía haber ro-to una barrera que estaba persiguien-do hace tiempo junto con mis rivales, ya la vez compañeros, de prueba. En esosaños se creó entre nosotros un ambien-te de superación muy positivo en el queel éxito de uno suponía una motivaciónextra para seguir entrenando y superar-nos el resto”.

“Llegué a Roma procedente de Mos-cú, donde el mejor Larios de la historiasucumbió ante el poderío del recién lle-gado Lluch moscovita, donde yo conse-guí ganar en mi prueba a Khalid Boula-mi , que en esos momentos era subcam-peón olímpico de 5.000 metros. El me-eting comenzó con una lluvia torrencialque me hizo pensar lo peor y que seríaun mal día para ir a por récord pero enel momento de nuestra prueba solo ha-bía una pequeña llovizna y había para-do el viento. La prueba salió a ritmo derécord del mundo (ya en esos tiemposni preguntábamos por los pasos). Pasélos 3 primeros kilómetros a un ritmo re-gular de 2.37 por km, descolgándome alprincipio para no pasar tan rápido. Eraesa sensación de “no voy más rápidopor precaución pero tampoco aflojopues igual no vuelvo a encontrarme enuna situación igual”, guardándome laposibilidad de, en un último kilómetro,poder acercarme a los 13 minutos. Algoque en mitad de carrera creí que podríaconseguirlo pero el cuarto kilometrofue implacable y perdí el ritmo y segun-dos necesarios para ello, aunque el re-sultado final me dejó la satisfacción de

romper la barrera del 13:10 que era al-go que me había marcado como obje-tivo durante esos años”.

Maite Zúñiga: “Las piernasme iban solas”

Le he pedido a nuestra vigente plus-marquista de 800 metros, la vitorianaMaite Zúñiga, que haga memoria sobreaquella carrera en Sevilla en donde mar-có unos fantásticos 1:57.45 que siguenen lo más alto de la tabla: “Los recuer-dos que tengo de aquel día, los puedoexpresar en dos palabras: “fue inespe-rado”. Había entrenado bien y mi obje-tivo era acercarme a los 2 minutos. Laorganización puso una liebre que pasómuy lenta, a 59 segundos el 400 y a laque yo iba empujando. Cuando aban-donó, yo me puse en cabeza algo queme resultó extraño pues en la carrerahabía atletas extranjeras con buenasmarcas, pero las piernas me iban solasy aceleré terminando el segundo 400

en 58. La alegría fue inmensa cuando viel reloj pararse en 1:57.45, no me lo po-día creer, había hecho la mejor marcamundial del año hasta ese momento”.

“Y es que qué fácil parece todo cuan-do uno está en forma. Hice la recta demeta al contrario saludando a todo elmundo y, te cuento una anécdota, re-cuerdo que hacia el 50 noté como ve-nía “la pájara”, como la llamamos losatletas; estaba tan mareada que me me-tí en el vestuario y me tumbé en un ban-co sueco hasta que se me pasara y cuan-do pude incorporarme estaba rodeadade atletas masculinos. Claramente mehabía colado en su vestuario. No quie-ro saber lo que debieron pensar al ver-me y la cara que se les debió poner”.

Antonio Burgos: “Pusimos untelegrama para comunicar quehabía batido el récord”

Y terminamos con el madrileño An-tonio Burgos, con el que hablo al fina-

99marzo 2015 � atletismo español

entrevistalizar la comida en el comedor del CARy al que le pido que me dé pormeno-res de un récord en una distancia en-tonces exótica, la milla, y en un país nomenos exótico, Sudáfrica. Allí, en 1974,corrió la distancia en 3:59.0. Nos cuen-ta con orgullo el récord y más cosas:“Yo fui a la Sudáfrica del Apartheid por-que me pudo la curiosidad acerca delsufrimiento de ese país aunque tuvieraque correr por ello. Tuve una sensaciónmuy palpable de la monstruosidad quesuponía aquel régimen. Creo que yo nocontribuí a ello. Corrí tres carreras y enla tercera, en Port Elizabeth, batí el ré-cord de España de la milla, detrás de uncorredor buenísimo que era Van Zijl.Guardo grandes recuerdos, la distanciame parecía misteriosa, corriendo en elotro lado del mundo en un país comoSudáfrica. Me acuerdo que me acom-pañaba el presidente de la federacióncántabra y me dijo que pusiéramos un

telegrama para comunicar en Es-paña que había batido el récordde la milla. Me recorrió un gusani-llo de orgullo de haber batido elrécord de España.”

“Recuerdo que en aquella gi-ra participó Jacques Rousseau, unsaltador francés de raza negra, unatleta maravilloso, y en Port Eli-zabeth, cuando íbamos a coger elavión fui con él a tomar un caféal bar del aeropuerto. En la puer-ta del bar ponía “only white” (só-lo blancos) y allí entramos Rous-seau y yo a tomar un café. Era co-mo un club inglés con todos loshombres blancos leyendo gran-des periódicos. Cuando entróRousseau los periódicos se vinie-ron abajo. Nos tomamos el caféy nos fuimos. Rousseau no pudoaguantar más y desde Pretoria sevolvió a París”.

Los protagonistas de una historia gloriosa del atletismo español con el Secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal yel Presidente de la Real Federación Española de Atletismo, José María Odriozola.