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  • 7/22/2019 Gonzalo Bravo - Ejrcito, agitacin social y conflicto armado en occidente tardoromano, un balance - 22 pg

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    PUS . Revista de ideas y formas politicas de la Antigedad Clsica 19,2007, pp. 7-34.

    EJRCITO, AGITACION SOCIAL y CONFLICTO ARMADO ENOCCIDENTE TARDORROMANO: UN BALANCEGonzalo Bravo

    Universidad Complutense

    1. INTRODUCCINEs un hecho apenas discutible que la historiografia se renueva cada da.Pero naturalmente el tiempo de la historiografia no es el del presente - quecambia a cada instante - sino el de la historia, en la que los cambios se apre

    cian a veces por milenios, siglos o perodos ms cortos, pero dificilmentemenos de una o dos generaciones.Esta primera reflexin merece un breve comentario. En efecto, en las ltimas dos dcadas se han producido cambios notables en la historiografiasobre el tema, especialmente en algunas vertientes. Ha cambiado no slo laterminologa ( entonces, movimientos, hoy conflicto; entonces revueltas, hoyrebelin) sino tambin la conceptualizacin del problema' : en lugar de "revuelta social" se propone ahora la nocin ms difusa de agitacin social y,en cambio, el concepto ms abstracto de "conflicto social" se reemplaza aqupor el ms concreto de conflicto armado.Un ttulo ms concreto, pero tambin ms restringido, ya que aunque quiz todos los conflictos tardorromanos tengan en comn el trasfondo social,no todos los conflictos de la Antigedad tarda (esto es, referido slo a laI Vase un balance reciente sobre los cambios operados en la historiografa sobreel tema en G. Bravo, Utopa social y revolucin en la Antigedad tardia: un balance,en Actas del JI Congreso Peninsular de Historia Antigua. Vitoria, ( en prensa) [ un

    resumen de la misma puede verse en las Preactas del Congreso, vol. 1,Vitoria, 1994,pgs . 309-314.].7

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    parte occidental del Bajo Imperio romano) desembocaron en conflictos armados en los que tuviera que intervenir el ejrcito imperial.Un conflicto armado, que pudo ser una simple rebelin, pero que en elcaso de las revueltas bagudicas galo-hispanas del siglo V, a las que me referir a menudo, canalizaron quiz en una verdadera guerra, una guerra social,como pretenden algunos investigadores o simplemente una guerra y no ciertamente entre estados - sino "within a state", como intentar demostrar.Una ltima precisin. Entiendo que por agitacin social se remite al clima, escenario ideolgico y social del conflicto y no a las revueltas sociales,propiamente dichas, en cuanto a las acciones registradas en las fuentes de lapoca o inmediatamente posteriores a los acontecimientos.Dado que los hechos son bien conocidos/ y han sido repetidos - o reescritos - a menudo durante los ltimos aos', no har una descripcin detallada ysistemtica de los mismos, sino que me referir a ellos cuando sea oportuno.

    2 Remitir exclusivamente a mis propios trabajos: G. Bravo, Cuestiones metodolgico-histricas en la renovacin de la problemtica tardoantigua, en Memorias deHistoria Antigua 1, Oviedo, 1977, pgs. 119ss.; Para la problemtica social de laRoma tarda. Periodizacin y estructuras, en Klio 62, 1980, pgs. 495ss. ; Las revueltas campesinas del alto Valle del Ebro a mediados del siglo Vd. C. y su relacin conotros conflictos sociales contemporneos, en Cuadernos de Investigacin.HistoriaIX,1, Logroo, 1983a, pgs. 219ss.; La relativa importancia de los conflictos sociales tardorromanos en relacin con los diferentes esquemas de transicin, en K/io 65,1983b, pgs. 383ss.; Acta Bagaudica (1): Sobre quines eran bagaudas y su posibleidentificacin en los textos tardos, en Gerin 2, 1984, pgs. 25 Iss.; Ciudades, obispos y bagaudas: Len, obispo de Turiaso, en In memoriam A. Daz Toledo, GranadaAlmera, 1985, pgs. 35ss. ; La bagauda galo-hispana y la identidad de los possesso-res de la Tarraconense ( Puntualizaciones sobre la teora social), en Segundo Colo-quio sobre historia de La Rioja, Logroo , 1986, pgs. 197ss.; Los bagaudas: vieja ynueva problemtica, en I Congreso Peninsular de Historia Antigua, /l1,Santiago deCompostela, 1988, pgs 187ss.; Poder poltico y desarrollo social en la Roma anti-gua, Madrid, 1989; pgs. 266 ss.; Los lmites del concepto Revolucin en la historiografia. El exemplum de la Tardoantigedad, en Historia y Crtica 1, 199Ia, pgs.I 19ss.; Revueltas internas y penetraciones brbaras en el Imperio, Madrid, 1991;Historia del mundo antiguo . Una introduccin crtica, Madrid, 1998; pgs. 552 ss.;Limitaciones del modelo histrico de La Transicin:un problema historiogrfico?,en M,J. Hidalgo-Mil.R. Gervs (eds), Romanizacin y Reconquista en la PennsulaIbrica: nuevas perspectivas, Salamanca, 1998, pgs. 216ss .; Cristianizacin y conflictos sociales en el Valle Medio del Ebro, en Revisiones de Historia Antigua I l l,8

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    2. CONTEXTUALIZACIN DEL PROBLEMA

    Cualquier hecho histrico es susceptible de mltiples valoraciones o interpretaciones dependiendo de los parmetros utilizados en el anlisis. Enhistoriografia - como en cualquier otra ciencia - suelen usarse slo los pa-rmetros adecuados al caso: la demografia para evaluar los movimientos dela poblacin, los precios para determinar las fluctuaciones econmicas, elejrcito para sopesar los sistemas de defensa, las formas de gobierno paravalorar los cambios polticos, las ideologas para definir las estructuras mentales y, en fin, los conflictos sociales para establecer el grado de consolidacin de la estructura social. Pero en determinados casos resulta tambin tilrecurrir a parmetros supuestamente no afines, que proyectan luz sobre lassombras del entorno: las ideologas para medir la cohesin de los conflictossociales, la demografia para valorar los cambios polticos, o el ejrcito parainterpretar cambios sociales o polticos.Valga esta breve reflexin metodolgica para presentar a grandes rasgosun outline del doble problema aqu tratado: de un lado, la naturaleza del descontento social caracterstico de la Antigedad tarda occidental; de otro lado,la respuesta del gobierno central, provincial y, en su caso, local a las revueltas sociales que, finalmente, debieron ser reprimidas con la intervencin delejrcito imperial romano.El concepto de Antigedad tarda queda aqu restringido a la parte occidental del Imperio ( pars occidentis) , aunque el comienzo de este perodosuele remontarse hasta la poca de Diocleciano (284-305). No obstante, sondifusos los lmites superior e inferior de este perodo, varan quiz de unaregin a otra y, sin duda , entroncan con el Alto Medievo.

    Por otra parte, hoy suele definirse la Antigedad tarda como una pocade transicin, que por su amplitud ( entre tres y cinco siglos [ ss. I1I-V o ss.I1I-VIII] ) puede ser considerada como un perodo histrico con entidad propia, si bien enmarcado en las constantes que definen a una sociedad de transicin en trminos histricos: dimensin temporal mal definida, diversidad

    Vitoria, 2000, pgs. 325ss.; Claves econmicas y sociales de la transicin al Medievo, en La cada del Imperio Romano y la gnesis de Europa. Madrid, 200l.3 Vase una reciente contribucin en J.C. Snchez Len, Los bagaudas: rebeldes,

    demonios, mrtires. Revueltas campesinas en Galia e Hispania durante el BajoImperio. Jan, 1996, que contiene ms ideas ajenas que propias sobre el tema.9

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    espacial acusada, evolucin diferente por reas" . Antes que nada convienetener clara la contextualizacin del conflicto armado como un fenmenocaracterist ico de la Spatantike, esto es, del Occidente tardoantiguo en cualquiera de sus dos fases: la tardorromana ( ss. IV y V ) Yla germnica o protoeuropea. Pues bien, la primera limitacin es que el conflicto (social) armado no se manifiesta en todas las provincias del Occidente tardorromano sinode forma especial en los territorios extremo occidentales: Galia, Hispania,frica.La segunda limitacin del problema se refiere a los parmetros elegidospara el anlisis, que son bsicamente la adecuacin o no a la situacin social,poltica y militar del Occidente tardoantiguo de conceptos tales como : guerra, ejrcito,conflicto social, conflicto armado, revuelta social, rebelin, revolucin social y contrarrevolucin, entre otros.

    3. ELEMENTOS DE ANLISIS1. Situacin de Occidente en la primera mitad del V

    La presin brbara sobre las reas fronterizas de Occidente se intensificdesde el lt imo tercio del siglo IV. Los efectos econmicos de estos desplazamientos - si no masivos, al menos peridicos - son bien conocidos: muchas tierras fueron abandonadas y quedaron sin cultivo durante aos, otrasfueran ocupadas por los nuevos grupos recin llegados a territorio romano y,en fin, las de las reas limitneas, entregadas a los grupos germnicos encalidad de federados( fo ederati) de los romanos. Pero la incidencia de estanueva situac in fue ms clara en el mbito militar que quiz en ningn otro.En efecto, la nueva situacin poltica de fines del siglo IV y comienzosdel V , con dos imperios legtimamente constituidos, la penetracin de gru-

    4 El concepto historiogrfico del periodo debe mucho a la obra de P. Brown, Elmundo en la Antigedad tarda,Madrid, 1989; vase un desarrollo adecuado de ladefinicin de este concepto en G. Bravo, Limitaciones del modelo histrico de LaTransicin:un problema historiogrfico?, en M.J. Hidalgo-M.J.R. Gervs (eds),Romanizacin y Reconquista en la Pennsula Ibrica: nuevas perspectivas, Salamanca, 1998, pgs. 217 s. ; y ahora una nueva discusin sobre el concepto de .. Antigedad tarda" en el nmero monogrfico de la revista Antiquit tardive, 2001, concontribuciones de J.-M. Carri, H. Zurutuza, H. Botalla y otros.10

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    pos de brbaros por los puntos dbiles del limes imperial y, ante todo, la reaparicin del fenmeno de la usurpacin dinstica, repercutieron de formaclara en la capacidad militar del Imperio, con un ejrcito fraccionado entresus valedores respectivos, ya fueran romanos o semibrbaros . En definitiva,en esta poca la debilidad del poder imperial era bsicamente incapacidaddel Imperio para resolver por s solo los problemas militares. A comienzosdel V el Imperio Romano de Occidente presenta una imagen sin precedentesen la historia poltica y militar romana : frentes mltiples en el interior, presin brbara dentro y fuera de las fronteras, agitacin social en las provinciastodava controladas por el gobierno central, formacin de clientelas militares- mal llamadas a menudo ejrcitos privados, que serian en todo caso perso-nales - al mando de un general, de un oficial desertor o de un rico dominus opatronus, rebeliones y usurpaciones, tendencias separatistas, independentistas o autonomistas en algunas regiones . En definitiva, un panorama nuevoque reclamaba tambin soluciones nuevas a viejos y nuevos problemas. Enconsecuencia, slo ocasionalmente los responsables del ejrcito imperialadoptaron medidas de este tipo, como lo hizo el patricio Constancio - general de Honorio y futuro emperador de Occidente - tras la derrota del usurpador Constantino III en la Galia en 411. Constancio orden un masivo movi-miento de tropas - no menos de 21 legiones de limitanei - que pasaron de lafrontera al interior del territorio galo convertidas en ejrcito de campaa dela Galia. Pero tal medida no implica reforma alguna de la organizacin militar vigente, sino que se trataba ms bien de reponer una estrategia de defensa,que ya haba sido ensayada en otras ocasiones". En efecto, tambin Constancio reforz su posicin militar con un ejrcito personal de seguidores deorigen brbaro reclutados por l mismo o que sobrevivieron al desastre deEstilicn en 408 frente al ejrcito africano de Herac1iano, que lucharon en laGalia contra los usurpadores Constantino, Constante y Jovino, y en Hispaniacontra los vndalos. Pero no slo Constancio, antes y despus de su subida altrono imperial, sino tambin usurpadores" como Bonifacio y Sebastiano en

    5 As E.N. Luttwak, The Grand Strategy ofthe Roman Empire, Baltimore, 1976,quien consideraba los movimientos de las legiones como un argumento a favor del"imperialismo defensivo".

    6 Sobre los usurpadores del siglo V en Occidente y, en particular, en Hispania,caracterizados como" tyranni'eu los textos de la poca, vase especialmente M.V.Escribano, Tyrannus en las Historiae de Orosio: entre brevitas y adversum paganos,

    I I

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    Africa y Castino en Hispania en 422 incluan en sus ejrcitos respectivos aeste tipo de soldados. Entretanto, el gobierno imperial perda progresivamente el control sobre sus ejrcitos ( imperial y provinciales) y, en consecuencia,se haca cada vez ms dificil afrontar con xito problemas mayores.La situacin poltica y militar en Occidente se agrav a mediados del V,cuando el general romano Aecio se vio obligado a dirigir un ejrcito dehunos para reprimir las revueltas sociales de la regin gala de la Annrica,entre los ros Loira y Sena. Aecio fue sin duda el ltimo gran general delejrcito romano en Occidente, al trmino de una excelente carrera militar yprobada experiencia poltica en puestos de la administracin de especial responsabilidad: como curator palatii del usurpador Juan en 423-425 , magister

    militum de Valentiniano III y Gala Placidia del 425 al 432. Tras una derrotaen Italia, cerca de Rmini, contra Bonifacio en 432, Aecio logra huir y refugiarse entre los hunos, a los que pronto pedira su ayuda a favor de la legitimidad del poder imperial romano. Con su ayuda Aecio logr reponer al emperador legtimo y desterrar al usurpador. Los hunos combatieron tambincomo federados de los romanos en la Galia entre 435 y 440, pero de hechooperaban como un ejrcito personal de Aecio, quien por estas fechas gozabade autoridad suficiente como para decidir el asentamiento de grupos alanos yburgundios en territorio galo, en los valles del Loira y del Rdano, respectivamente. Por eso cuando en 45I Aecio, con la ayuda de los federados germnicos asentados en la Galia, logr infligir una sonada derrota al ejrcitohuno de Atila en Chalons-sur-mer, el emperador Valentiniano III orden suejecucin, temeroso quiz del poder militar y poltico acumulado por el general romano. Aunque Aecio no logr detener la entrada de Atila en Italia en452 , que en pocos meses logr tomar las ciudades de Aquileya y Miln, elemperador Valentiniano III esper en vano la llegada del refuerzo militar deAecio desde la Galia. Para entonces el ejrcito romano estaba ya formadoexclusivamente por grupos de federados: francos, srmatas, burgundios, sajones formaron parte del ejrcito romano de Aecio en la Galia, pero tambinlos armoricanos y los olibriones, ahora ya tambin a ttulo de federados delos romanos, lo que se ha interpretado como condicin propia de estados opueblos independientes o, al menos, al mismo ttulo de los hrulos, francos,hunos y srmatas que haban secundado a Aecio y al general romano Avito

    en Augustinianum 36, 1996, pgs. 185-214, y ahora J. Arce, Brbaros y Romanosen Hispania, 400 - 507A.D., Madrid, 2005, pgs. 170 ss.12

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    en la Galia en 436 . La muerte de Aecio slo contribuy a debilitar aun msla situacin militar del Imperio. No obstante, podra pensarse que el motivode esta ejecucin no fue slo el temor a una nueva usurpacin sino tambinla incorporacin de los efectivos militares mandados por Aecio en el ejrcitoregular romano, en un ltimo esfuerzo por reforzar la capacidad militar delImperio romano de Occidente. Pero la muerte de Valentiniano poco despusa manos de dos oficiales de Aecio"y la escasa habilidad poltica de Mayoriano - su sucesor - impidieron la plena integracin de estos grupos de brbarosen la administracin y el ejrcito romanos. Incluso ms, Mayoriano procedia su desmovilizacin en 461 y se rode de un pequeo ejrcito de seguidores,derrotados sin dificultad por el brbaro Ricimero ( hijo de un suevo y de unavisigoda, hermana del rey Walia ), quien accedi al patriciado romano trasderrocar al emperador Avito en 456 y todava poco antes de su muerte logrderrocar en 472 al emperador Antemio, impuesto a Occidente por Constantinopla.Finalmente, habra que plantear una serie de preguntas, de no fcil solucin por el momento, tales como: no haba ya ejrcito romano - o ejrcito regular, integrado por ciudadanos romanos - propiamente dicho? Si lohaba, dnde operaba? qu funciones se le asignaban? cul era su estructura? Y, en suma: haba un solo ejrcito o varios ejrcitos regionales, provinciales o incluso locales?

    2. Guerra y ejrcitoSi por guerra se entiende el enfrentamiento armado entre dos estados re

    conocidos como tales y que movilizan a sus respectivos ejrcitos en defensade su soberana o territorio, entonces los conflictos sociales tardorromanosquiz no fueron realmente guerras, porque una de las partes en conflicto nofue reconocida - salvo ocasionalmente - como estado; pero tampoco huboejrcitos, propiamente dichos, en los enfrentamientos, si por ejrcito se entiende una organizacin militar profesional, homognea en cuanto a la procedencia de sus miembros, internamente jerarquizada y con funciones precisas para cada uno de los grupos, cuadros o cuerpos. Adems, si como yasostena Aristteles, la estructura social y poltica de una sociedad dada va

    7 Optila y Traustila, segn Jordanes, Rom.. 33.13

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    estrechamente ligada a la organizacin militar de dicha sociedad'[de tal manera que la entidad del ejrcito, los sistemas de reclutamiento o las estrategias de defensa son diferentes en cada caso ( teora rehabilitada por Andreskiy Marwick, entre otros)", cabe preguntarse en qu medida el cambio de estaorganizacin militar implica un cambio social previo o si, por el contrario,ste es consecuencia de aqul o incluso si se trata de dos variables independientes de un mismo modelo sin que exista relacin aparente entre ellas.Como es sabido, el ejrcito bajoimperial experiment una profunda transformacin desde la poca de la Tetrarqua. Pero los cambios esenciales en la

    organizacin y estructura militar tardorromana se vinculan con tres momentos fundamentales de la evolucin del ejrcito tardorromano.El primero se remonta a la poca de Diocleciano y particularmente a sureforma de la asignacin de un nmero determinado o, mejor dicho, limitado- no ms de dos - de legiones por provincia, con independencia de que stas

    fueran fronterizas o del interior; si aceptamos que el nmero de legiones enel ejrcito no fue superior a 60, que el nmero de provincias fronterizas aument considerablemente por divisin de las existentes, y que el nmero deprovincias en el Imperio en esta poca es de 96 en el Laterculus Veronensisde ca. 304 10, es evidente que en el nuevo esquema tetrrquico muchas provincias quedaron sin tropas legionarias, desplazadas desde entonces a posiciones de frontera o limitneas, de ah el nombre de limitanei o ripenses, conel que son conocidas en la documentacin de la poca; ms tarde Constantino constituir el comitatus, integrado por fuerzas mviles o comitatenses,que acompaaban al emperador en sus desplazamientos o expeditiones blicas.El segundo momento de cambio esencial en la organizacin y estructuradel ejrcito tardorromano es la medida puesta en prctica por Constantino si no ya ensayada por Diocleciano - de separar las funciones civiles y militares en la administracin; la repercusin poltica de esta medida, que no ha

    8 Aristteles, Politiea 4, 1289b (edic . J. Marias, Madrid, 1970, pgs. 80s. y 168s. )9 Vanse S. Andreski, Military Organization and Society, Londres, 1968; A.

    Marwcik(ed), Total War and social Change, Londres, 1988 (sobre las dos guerrasmundiales); una aplicacin de estos modelos al mundo romano en J. Patterson, Military organization and social change in the later Roman Republic, en J. Rich-G. Shipley, War and Society in the Roman World, Londres, 1993, pgs. 92ss.

    10 Sobre el contenido e incidencia de estas reformas, vase, por ejemplo, G. Bravo, Diocleciano y las reformas administrativas del Imperio, Madrid, 1991.14

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    sido bien analizada en la historiografia, es evidente: para los funcionariosciviles dej de tener inters la carrera militar o ecuestre mientras que paralos oficiales del ejrcito dejaron de ser atractivos los cargos civiles al serviciode la administracin imperial. Como consecuencia de estas actitudes recprocas se produjo un mimetismo sin precedentes en la esfera poltica ( militar) yadministrativa ( burocrtica ) del Imperio, un fenmeno que R, Macmullenha calificado comomilitarizacin de los cargos civiles y, en correspondencia,civilismo - que no civilizacin - de los efectivos militares 11. Ms recientemente el proceso ha sido resumido por D. Whittaker como la conversin delos soldados en propietarios y los propietarios de tierras en soldados ( "soldiers tuming into landlords and landlords becoming soldiers,,12. Pero elproblema es que este proceso, al menos por lo que se refiere al mbito de lapropiedad, est mucho mejor documentado en Oriente que en el Occidentedel Imperio, donde son escasas - y dudosas - las referencias a adquisicionesde tierra por parte de los soldados en las fuentes. Pero ello no significa quelos sodados no fueran propietarios de tierras sino que, por el contrario , laalusin a sus tierras o posesiones ':' se explica precisamente por tratarse decampesinos - pequeos propietarios de tierras o colonos libres - que nohaban podido sustraerse a la conscripcin mediante pago, huda o proteccin.Quiz por la misma razn, el patrocinio militar, que est bien documentadoen Oriente", no est documentado de forma expresa en Occidente, aunquealgunos casos como el de Merobaudes en la Btica o el de Jovino en la Galiapueden encubrir esta situacin.En fin, el tercer momento de esta evolucin se refiere a los cambios operados en la composicin del ejrcito tardoantiguo, no constituido ya porcampesinos itlicos o provinciales, ni siquiera por ciudadanos romanos sinoal menos por tantas fuerzas auxiliares (auxilia ) como legionarias o, si se

    11 En general R. Macmullen, Soldier and Civilian in the Later Roman Empire,Cambridge, Mass., 1963.12 D. Whittaker, Landlords and warlords in the later Roman Empire, en J. Rich-

    G. Shipley (eds), War andSociety in the Roman World, Londres, 1993, pg.282.13Nov. Val. 13,13, a. 445.14 A propsito de Libanio y otros testimonios: J.-M . Carri, Patronage et propietmilitaire au Ive si cle, Objet thorique et objet rel du discours Sur les Patronages

    de Libanius, en Bulletin de Correspondence Hellnique-C, 1, 1976, pgs. 159-176;sobre las diferencias entre Oriente y Occidente, 1. Hahn, Das baerliche Patrociniumim Ost und West, en Klio 50,1968, pgs. 261-276 y, en general , A. Wallace -Hadrill(ed), Patronage in ancient Society, Londres, 1989.

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    prefiere, por cuerpos de ejrcito mixtos, integrados por romanos y brbaros eincluso por ejrcitos brbaros actuando como federados (foederati) de losromanos. En todos estos casos es evidente que el ejrcito regular romano,constituido por legiones y fuerzas auxiliares, haba perdido ya todas - o casitodas - sus funciones tradicionales: servir de retaguardia en el combate iniciado por los auxilia, intervenir de forma decisiva al mando de un generalromano o simplemente destruir al ejrcito o grupo oponente del enemigo. Enestas circunstancias, los jefes del ejrcito imperial - generales o usurpadores- se vieron obligados a introducir cambios estructurales en la composicindel tradicional ejrcito romano. Tuvieron que recurrir con frecuencia a reclutar a sus propios soldados como refuerzo de las tropas regulares ( fuerzaslegionarias y auxiliares) y, en algunos casos, a reclamar la ayuda militar degrupos brbaros, ya asentados en territorio romano como laeti, gentiles osimples limitanei e incluso la ayuda de grupos brbaros que actuaban de forma autnoma a favor del gobierno romano. La puesta en prctica de algunade estas alternativas, de las dos por separado o de forma sucesiva e inclusosimultnea, evit la adopcin de medidas drsticas y el aplazamiento de unareforma militar del ejrcito tardorromano adecuada a la nueva situacin deOccidente.

    3. Guerra y conflictoPor esta razn, los conflictos sociales tardorromanos se suelen adscribir ,si acaso, a un contexto de guerra social, que habra que entender simplemen

    te como una situacin de descontento generalizado en ciertos grupos sociales,aunque restringida a mbitos regionales determinados. Pero P. Docks", quees el autor de esta sagaz interpretacin, la restringe en dos sentidos: primero,referida exclusivamente a la bagauda gala, aunque asume inexplicablementela veracidad de la bagauda de fines del III ; segundo, referida slo a la libe-racin de los esclavos, de la que hay casos frecuentes en la Galia a comienzos del siglo V, quiz debido sobre todo a un cambio en la estructura de propiedad ". No obstante, es posible e incluso probable que en la revuelta ba-gudica gala participaran tambin esclavos ( urbanos o rurales) a modo de

    15Rvoltes bagaudes et Ensauvagement, Lyn, 1980.16Del mismo autor, vase tambin: La liberacin medieval, Mxico, 1984.

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    uuz factio servilis, pero no slo ellos sino junto con grupos de libres oprimidos de extraccin social variada. Pero no se puede decir lo mismo acerca dela revuelta bagudica hispana . La documentacin referida a los bagaudas noproporciona aqu, en Hispania, informacin alguna acerca de la condicinjurdica de los insurrectos.

    4. Guerra o revueltas?Estas revueltas sociales, que no canalizaron en una guerra, propiamentedicha, ni tampoco - salvo ocasionalmente - en una guerra social, s provoca

    ron en cambio una situacin de inestabilidad poltica y social generalizada, sibien ms acusada en algunas regiones del Imperio occidental que en otras.Sin duda las provincias ms afectadas por este clima de agitacin social quegeneraba una situacin de inestabilidad peridica entre los ciudadanos, fueron las norteafricanas y, en particular, Numidia; las provincias galas y, enespecial, la regin de la Armorica - entre los cursos del Mame y del Loira -,actual Bretagne, y en Hispania, la Tarraconense , sobre todo en el mbito dela antigua Vaseonia.Estos movimientos sociales tenan el denominador comn de manifestarse como una lucha contra el poder establecido, ya se tratara de la Iglesia, elEstado o las autoridades locales. En realidad, estos movimientos expresabanlas contradicciones propias de la sociedad tardoantigua, en la que el clima dedescontento e injusticia social se uni a la confusin general ante la emergencia de nuevos centros de poder, dentro y fuera de las ciudades . Al menosen Occidente, el gobierno central dej de ser el referente legal para muchosciudadanos, que buscaron, en cambio, la proteccin de los potentes en susvil/ae rustieae ante las insoportables exigencias - y no slo fiscales - dequel. Cuando esta organizacin de tipo seorial adquiri suficiente fuerzase constituy, de hecho, en un poder paralelo al del Estado y los grandespropietarios lograron una cierta autonoma fiscal y militar respecto al inoperante control del poder central, desbordado por la simultaneidad de numerosos frentes: brbaros, Iglesia, provinciales . Por otra parte, este contexto eraterreno abonado para que emergieran de nuevo, no slo las formas de rebelda poltica tradicionales sino tambin las de disidencia religiosa y, sobretodo, las llamadas revueltas campesinas armadas conocidas como los bagau-

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    das' ', Frente a esta interpretacin de los hechos, en los ltimos aos ha cobrado fuerza la vertiente sociopoltica del conflicto, en la que la condicincampesina de los insurgentes es un elemento secundario, especialmente en laahora denominada la bagauda hisp nica '"No obstante, estas revueltas no se habrian manifestado como conflictosarmados si no hubieran adquirido dimensiones preocupantes para la estabili-dad interna, que propugnaba el gobierno central romano de Occidente. Sinembargo, la difusin de la bagauda galo-hispnica durante la primera mitaddel siglo V puso en peligro - si no desbarat definitivamente - los planes delgobierno central. Fuentes tan diversas como la Chronica Gallica y el Degubernatione dei de Salviano de Marsella coinciden en afmnar que la ba-gauda haba adquirido grandes proporciones" . Es fcil rechazar estos testimonios como producto de la alta carga retrica caracterstica del estilo literario del tiempo, pero resulta difcil encontrar argumentos razonables que expliquen adecuadamente estas coincidencias en textos tan diversos como untratado de contenido religioso y una crnica.

    5. Revuelta o rebelin?Guerra o revueltas parece, en cualquier caso, una valoracin ms ajustadaque la de rebelin, imagen del conflicto que pretenden trasmitir algunasinterpretaciones recientes.Es cierto que en el Norte de frica el grupo de los circumcelliones propici el levantamiento de algunos funcionarios imperiales como Firmo entre373 y 375 YGildn , en 397-398; pero tales rebeliones fueron pronto sofocadas . Tambin en la Galia e Hispania, unos aos despus, al abrigo de la confusin poltica originada por las penetraciones brbaras, reemergi la figura17 Vase supra n. 2.18 Sobre todo G. Bravo, Acta bagaudica ( 1), loc.cit.. y especialmente vase su-

    pra n. 28; reconocido ahora, entre otros, por J. Arce, Brbaros y romanos ... pg.159, n. 35.19 Chron. Gall.II?, a. 435: omnia paene Galliarum servitia in Bacaudam conspi-

    ravere ; Salviano, De buernatione dei, V, 23: pars magna Hispanorum et non mini-ma Gallorum; dice Salviano refirindose a los bacaudae, que no dejan de aumentardebido a la romana iniquitas, por lo que .. los que an no son bagaudas, se ven obli-gados a serlo" ( VI. 26: .. qui adhuc bacaudae non sunt, esse coguntur"),18

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    de los usurpadores ( 407-411); pero tambin, aunque con mayor dificultad,el ejrcito imperial acab con las pretensiones independentistas de la aristocracia gala. En cualquier caso, el conflicto bagudico fue ms duradero( unos cuarenta aos en la Galia y al menos trece en Hispania ) y, ante todo,fueron vanas las tentativas iniciales del ejrcito imperial para reprimirlo. Enrealidad, ms que de una rebelin local o regional se trataba de una verdadera guerra. La confusin se produce quiz porque los propios textos bag udicos califican a Tibatton, el principal lder de estas revueltass , como princepsrebellionis, y sus acciones de sedicin (seditio) o separatismo, segn laChrnica Gallica20 . Pero en otros textos, los bagaudas reciben atributos decontenido moral tales como perfidia", Y aunque las campaas de Tibattonen la Galia son consideradas en los textos como "pequeas batallas,,22o meras revueltas'", por la duracin del conflicto se puede considerar una autntica guerra, en la que finalmente se enfrentaran dos bandos en condicionessimilares: el ejrcito imperial debilitado por las usurpaciones y los problemasmilitares en las fronteras ( lo que explicara de algn modo la relativa duracin del conflicto) y un tumultus/motuslturba de provinciales y semibrbaros,que actuaba a menudo junto a brbaros, quienes sin duda les provean dearmas. Con stas y las que detraan a grupos del ejrcito imperial de regresoa Italia, los bagaudas estaban en condiciones militares de terica igualdadhasta el punto de que la ayuda de los federados fue ineludible para erradicarel conflicto en ambas regiones. Primero, Litorio con los hunos;luego, Aeciocon los alanos; ms tarde, Federico con los visigodos; ste ltimo dirigiendoun ejrcito de federados "por mandato de los romanos", segn la Crnica deHidaci024.

    6. Revueltas o revolucin?La consideracin de este conjunto de revueltas sociales como elementos

    de un proceso revolucionario en la Antigedad tarda ha sido a menudo mal20 117, a. 435: (Tibbatton) " a romana societate discessit".21 Constancio de Lyn, Vita Germani, VII, 40 : Tibattonis perfidia; Hidacio,

    Chron. 128, a. 443: insolentia bacaudarum.22 As en Chron. Gallica, a. 452: proeliis.23 Ibid. 133. a. 439: pacatis motibus.24 158, a. 454: (Fredericus) " ex auctoritate romana ".

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    interpretada al adscribirla a la concepcin marxista de la teora de la revolucin, que pretende explicar el cambio de una sociedad histrica determinadaa otra sociedad diferente. Como respuesta, en el otro extremo del posicionamiento terico, algunos historiadores han incluido estas revueltas socialescomo expresin de la contrarrevolucin, organizada desde arriba por la claseo grupo social que detentaba el poder", En realidad, ambas teoras son susceptibles de mltiples puntualizaciones, como propondr despus. Por elmomento, baste recordar la advertencia de W. Seyfarth de no confundir incluso en trminos marxistas - "revolucin" y " poca de revolucin social"26 . La diferencia esencial entre ambos conceptos no es, pues, la dimensin temporal o espacial - que puede ser en algunos casos notoria - sinoprecisamente la dimensin estructural, en cuanto que el primero define lanaturaleza del cambio histrico-social (de abajo a arriba) mientras que elsegundo slo alude a las transformaciones sociales que generan el cambio,pero sin prejuzgar el resultado final del proceso en el que ocurren. No obstante, algunas tendencias son claras. Por ejemplo, desde comienzos del sigloIV se intensifica notablemente la dependencia entre pobres y ricos, pero noen un sentido unvoco sino ms bien en trminos de reciprocidad: la fuerza(potentia) de los ricos depende en gran medida de la colaboracin y trabajode los humildes (tenuiores); a su vez, la defensa de los dbiles (humiliores)frente a la administracin y los abusos de otros potentes se lograba generalmente mediante la proteccin (patrocinium) de un rico patrono (honestior).Entre propietarios y colonos, de un lado, y patronos y clientes, de otro lado,se estableci una estrecha relacin que, en ocasiones y lugares, canaliz enuna verdadera relacin de dependencia personal; personal y no slo econmica, que exista ya desde haca tiempo. En efecto, las tradicionales formasde arrendamiento y explotacin de la tierra a corto plazo, en el marco de lalocatio-conductio imperial, dejaron paso a formas de explotacin prolongadas e incluso a perpetuidad que, en virtud del derecho sobre la tierra ( iusperpetuum, ius originarium ) hicieron del colonato una institucin socialestable, probablemente ms de lo que las propias fuentes juridicas dan a en-

    25 R. Van Dam, Leadership and Community in Late Antique Gaul, Berkeley,1985, y sobre todo L.A. Garca Moreno, Disidencia religiosa y poder Episcopal en laEspaa tardoantigua (ss. V-VII), en F.J. Lomas-F.Devs (eds), De Constantino aCariomagno,. Disidentes, heterodoxos, marginados, Cdiz, 1992, pg. 140 n. 28 .26 Especialmente: Der Begriff "Epoche sozialer Revolution" und die Spatantike,

    en K/io 49, 1967, pgs. 271-28320

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    tender. Conviene recordar una vez ms que, frente a los esclavos , los colonoseran juridicamente libres y, por tanto, sin vnculos de dependencia personalcon un dominus y/o patronus. Cuando stos , voluntariamente o por la fuerza,contraan este ltimo tipo de relacin, las fuentes se refieren a ellos con otrosnombres: adscripticii ( en virtud de su adscripcin legal a la tierra cultivada),originarii ( por seguir vinculados a su origo). Pero los primeros son virtualmente inexistentes en la documentacin referida al Occidente tardorromano ylos segundos slo son mencionados de forma espordica en algunos textos.Es posible incluso que este tipo de relacin existiera de hecho en muchoscasos, pero que no quedara constancia en la documentacin de la poca. Unproblema diferente es el de la pretendida homogeneidad de status social deesclavos (servi) y colonos (en cualquiera de sus acepciones), divulgada, entreotros, por M. Finley". Que los colonos, con independencia de su condicinjuridica de libres, fueran tratados como esclavos, y que a su vez los esclavos,a pesar de su condicin de no libres, vivieran en la prctica como colonos, nosignifica que se borraran las diferencias sociales e ideolgicas entre ambosgrupos sino que, por el contrario, se acentuaran con seguridad en algunoscasos concretos. Una vez ms, resulta significativo un dato que ha pasadogeneralmente desapercibido a la investigacin moderna y es el hecho de laausencia de colonos - mencionados o aludidos como tales - en un contextobagudico'" , esto es, en las revueltas sociales de Galia e Hispania entre el407 y el 454. An ms, en la historiografia reciente se ha presumido la participacin de stos en un conflicto que, en apariencia , era contrario a sus intereses, tanto si actuaban voluntariamente - y por qu habrian de hacerlo - encontra de los propietarios y patronos, como si eran instrumentalizados porstos para salvaguardar su posicin econmica, poltica o social.

    27 Sobre todo en La economa de la antigedad. Madrid, 1974, pgs. 115 ss. ; 10 .,Esclavitud antigua e ideologa moderna, Barcelona, 1982, pgs. 164 ss.28 He aludido a este hecho en varias ocasiones: vase supra n. 2: G. Bravo, 1983a,

    pg. 229; 1983b, pg. 395 ; 1984, pgs. 259 y 264; 1985, pg. 35; 1986, pg. 208;1988, pg.191; 1991a, pg. 130.

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    4. PUNTUALIZACIONES AL DEBATE HISTORIOGRFICO1. Dos posiciones extremas:A) La teora social de inspiracin marxista

    En un contexto de clara inestabilidad poltica y ante la incapacidad delEstado romano para frenar los abusos de los domini y/o patroni provincialesresultaba atractiva la teora social de la bagauda galo-hispnica al asumir quelos bagaudas eran en realidad los campesinos oprimidos (esto es, colonos yesclavos) que se levantaron contra la explotacin de sus seores o patronos ylas injusticias de stos sobre aquellos, consentidas por el Estado'" .Pero el primer problema que la teora -social o no - planteaba era identificar de la forma ms precisa posible a estos bagaudas, primero en las fuentesde la poca" y, posteriormente, en el discurso historiogrfico. Aun asumiendo que se trataba de un conflicto campesino, interesaba luego saber de qutipo de campesino ( pequeo propietario, colonos o esclavos ) se trataba;dicho de otro modo, quines, dentro del campesinado, podran haberse rebelado contra la opresin de las aristocracias locales, representantes de losintereses del Estado romano en las provincias y, en opinin de los defensoresde la teora, protegidos por las fuerzas del ejrcito imperial. Segn la mismateora, los ataques bagudicos fueron dirigidos contra las grandes vi//ae senatoriales de las provincias de Galia e Hispania durante la primera mitad delsiglo V y, en consecuencia, los insurrectos seran los colonos y esclavos levantados contra sus propios seores y/o patronos.

    No obstante, aunque resulte atractiva, esta teora planteaba al menos tantos problemas como los que pretenda resolver, por lo que era susceptible dealgunas puntualizaciones" , como las siguientes:

    l. Contingente bagudico ( ms que esclavos y colonos)2. Ausencia de coloni en contexto bagudico

    29 Esta teora de inspiracin marxista fue sostenida en su da sobre todo por A.Barbero-M. Vigil, Sobre los orgenes sociales de la Reconquista, Barcelona, 1974,especialmente pgs. 43 ss.30 As G. Bravo, Gerin 2, 1984 ( vase supra n. 2 )31 Ibid.: G. Bravo, Logroo, 1986.

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    3. Adhesin progresiva de amplios sectores de la poblacin ( y no sloreducida a los "medios rurales ,,)32 , pero con acciones en medios urbanos.

    4. Grandes propiedades en zona bagudica? No hay vil/ae importantes nirestos de fortificacin ni probablemente vil/ae destruidas por bagaudas

    5. Presencia de foederati en estas zonas, con importantes repercusionesen las economas de los provinciales, va tertia ( en Hispania, dos tercios) o va impuestos

    6. La pequea propiedad subsisti como base de formacin de la granpropiedad

    7. Presin fiscal? Pero no slo eso8. Abuso de grandes propietarios, s, pero por la debilidad del sistema.

    B) La interpretacin regionalistaFrente a esta interpretacin ambiciosa y, ante todo, de dbil fundamenta

    cin en las fuentes, en los ltimos aos se ha impuesto una interpretacinregionalista e incluso localista del conflicto social tardorromano y, en particular, del conflicto bagudico galo-hispnico del siglo V. Segn esta teora,un anlisis vertical - frente al horizontal de los marxistas - de la sociedadgala tardoantigua permite afirmar que los bagaudas no eran ms que los dependientes de los grandes propietarios, a los que stos instrumentalizaron ( sise prefiere, movilizaron) convirtindolos en pequeos "ejrcitos" privadospara lograr sus objetivos polticos, es decir , la autonoma y la independenciadel control romano. Esta teora que con frecuencia se atribuye a R. VanDam 33, en realidad est ya explcitamente formulada en la tesis de e.E. Minar ( 1974), publicada en 197934, quien recientemente despus de veinte aos

    32 Argumento utilizado por R. Teja, Sobre la actitud de la poblacin urbana enOccidente ante las invasiones brbaras, en Hispania Antiqua 6, 1976, pgs. 7-18,minimizando la importancia de estas revueltas frente a las masivas migraciones brbaras.

    33 Especialmente: Leadership and Community in Late Antique Gaul, Berkeley,1985

    34 Brigand, lnsurrectionist and Separatist Mouvements in the Later Roman Em-pire. Ann Arbor, 1979.

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    - ha revisado el tema desde nuevas perspectivas". No obstante, pueden formularse tambin algunas puntualizaciones:

    l. La participacin de los obispos, no siempre es en apoyo de la bagauda: Germano de Auxerre, a favor en 445, como intermediario anteAecio; pero Len, el obispo de Turiaso en 449, en contra y a favor delos federados.2. Viene a ser la inversin mecnica de la "teora social marxista", peromanteniendo el presupuesto de opresin y explotacin del campesinado dependiente.3. No es preciso hacer intervenir en el conflicto a los colonos, porqueste deba ser contrario a sus particulares intereses, tanto si actuabanvoluntariamente como si se vean forzados a hacerlo por la presinde los grandes propietarios4. El modelo de la community dinamics, propuesto por Van Dam, pudofuncionar en el caso del priscilianismo y otros conflictos religiosos,pero en la bagauda la "comunidad" pierde entidad ante la magnitudde los insurrectos: multitudo bacaudarum",5. La lectura verticatt ' no excluye una dinmica horizontal del conflicto, con importantes repercusiones sociales e institucionales como elafianzamiento de una nueva concepcin del ejrcito romano.6. En fin, por esta va de minusvaloracin histrica de hechos decisi-vos - aun sin aceptar su contenido revolucionario - se corre el riesgo,como se ha hecho recientemente, de reducir estos y otros conflictos auna cuestin religiosa, como si , en lugar de una guerra o de un pro-ceso de connotaciones revolucionarias o al menos de una tentativaseparatista o autonomista ( compartida por Minor y Van Dam ) setratara de un mero movimiento ideolgico, cuyo corolario fue laconversin de los bagaudas en hroes-rebeldes para unos, pero en"santos" o "demonios" para otros' " , una manipulacin de los hechosque puede rastrearse en la historiografia del XVIII y XIX, pero quese sigue practicando en cierto sentido en nuestros das.

    35 Vase ahora su propia revisin del problema en Ancient World 27, 1997, pgs.l 67ss.

    36 Hidacio, Chron . 125, a. 441.37 Especialmente L.A., Garca Moreno, loe.cit.38 Vase en este sentido le. Snchez Len, op.cit. passim.

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    2. Una tercera interpretacinLa presin fiscal como factor responsable de la crisis econmica y social

    tardorromana y, en consecuencia, como factor desencadenante del conflictosocial tardoantiguo, deberia ser revisada tambin. Es evidente que el mante-nimiento del Imperio en el siglo IV fue mucho ms costoso que antes, pero lapropia aplicacin del sistema fiscal funcion como mecanismo selectivoentre los potenciales responsables del impuesto, que no siempre recaa en lamisma persona. El Estado intent garantizarse el monto imponible anualhaciendo responsables del impuesto a los propietarios de las tierras, aunquestas hubieran sido cedidas para su explotacin a tenentes . La respuestalgica fue que a su vez los grandes propietarios hicieron repercutir la partecorrespondiente del impuesto en la renta de los tenentes, fueran stos colonoso campesinos libres, y de esta forma evadieron la obligacin fiscal impuestapor el Estado. No obstante, es obvio que la presin fiscal existi. Los autoresde la poca denunciaron a menudo la injusticia de este sistema opresivo. Dosreferencias son fundamentales al respecto: Orosio y Salviano de Marsella. Aldescribir la forma en que los brbaros se asentaron en territorio romano y seintegraron en las nuevas formas de vida afirma el presbtero hispano que lapreocupacin por los tributos entre los provinciales es tal que prefieren viviren pobreza entre los brbaros'". Unos decenios despus, hacia mediados delsiglo V, Salviano se expresaba en trminos similares, aunque no exentos decierta carga retrica'". Sin embargo, no es claro que la presin fiscal fuera eldetonante de los conflictos sociales tardorromanos. No cabe duda de que fueuna de las causas, pero no la nica ni probablemente la ms importante.

    39 Orosio, Historias VII, 41, 7 : "ya entre ellos [los brbaros] hay algunos ciuda-danos romanos que prefieren soportar libertad con pobreza entre los brbaros quepreocupacin por tributos entre los romanos".40 De gubematione dei V, 29: " Illud indignius ac poenalius, quod omnium onusnon ornnes sustinent, immo quod pauperculos homines tributa divitum premunt, etinfirmieres ferunt sarcinas fortiorum. Nec alia causa est quod sustinere non possunt,nisi quia major est miserorum sarcina quam facultas" ; sobre ste y otros pasajes deSalviano, con especial nfasis en la importancia de la presin fiscal: J.M. Blzquez,La sociedad del Bajo Imperio en la obra de Salviano de Marsella, Madrid, 1990,especialmente pgs. 32 ss

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    5. UNA PROPUESTA ALTERNATIVA

    1. Un cierto consensoA pesar de las diferentes interpretaciones, la historiografia reciente muestra un cierto consenso en algunos puntos concretos.1) El rgido sistema fiscal tardorromano haba creado una nueva relacin campo-ciudad al gravar las unidades de propiedad-cultivo de la tierra yal repercutir la responsabilidad fiscal sobre los propietarios de las mismas,generalmente residentes en las ciudades y miembros de las curias municipales. Adems, el mantenimiento del sistema imperial exiga contribuciones

    extraordinarias de los ciudadanos para el abastecimiento del ejrcito (annonami/itaris) y el pago de los sueldos a los funcionarios de la administracin.Los ciudadanos se vieron privados as, no slo de sus propios recursos oexcedentes, sino tambin de los destinados a los gastos de la vida municipal( obras pblicas, defensa, culto ).2) Muchos curiales se arruinaron y respondieron generalmente con lahuida al campo para evadir la presin fiscal de los exactores municipales yde los funcionarios imperiales, por 10 que se generaliz - el matiz es importante - una forma de vida que, si ya exista antes, hasta ahora haba sido espordica o , en todo caso, episdica: la de las vi/lae rusticae. En poco tiempoestas vi/lae se convirtieron en residencia permanente de los grandes propietarios de tierras, que haban abandonado sus domicilios en las ciudades y entorno a las que, segn algunos historiadores, se generaron las revueltas sociales del perodo.3) Pero de hecho sin la colaboracin de las ciudades habra sido dificilmantener la unidad bsica del Imperio, garante de la proteccin y defensa detodos los ciudadanos. En realidad se produjo un relevo tambin en los centros de poder de la poca. El protagonismo progresivo de los potentes y lasvi/lae rurales fue paralelo al debilitamiento de los gobernadores provincialesy de las provincias como unidades organizativas bsicas del poder poltico yeconmico del Imperio.

    4) Finalmente, la presencia de la Iglesia en los mbitos provincialescambi sustancialmente, no slo la topografia urbana" sino tambin la pro-41Para el caso hispnico vase la aplicacin realizada por L.A. Garca Moreno,

    La cristianizacin de la topografia de las ciudades de la Pennsula Ibrica durante laAntigedad tarda , en Archivo Espaol de Arqueologa 50-51, 1977-78, pgs .26

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    pia estructura de poder, en la que la figura del obispo adquiri una notoriarelevancia poltica.f

    2 La variable independiente del conflictoPero el descontento social fue sin duda la variable independiente del modelo sociopoltico de la Antigedad tarda occidental. En efecto, el sistemaeconmico bajoimperial gener el descontento social en amplios sectores de

    la poblacin: potentes, curiales, pequeos propietarios de tierras, colonos,comerciantes , artesanos, asalariados e incluso soldados. Unos y otros buscaron la forma de evadir sus obligaciones con el Estado, bien mediante la huidaa las grandes villae rurales, bien cambiando de oficio: los campesinos encolonos, los artesanos en asalariados. Pero otros muchos no lograron escapara la presin de los funcionarios imperiales y, si creemos a Salviano, se vieronobligados a unirse a la bagauda" . En la visin de Salviano, los responsablesde los males de la poca son por igual los exactores imperiales , recaudadoresde impuestos, y los potentes propietarios o patroni, que abusan sin recelo delos colonos y tenentes. Aunque la denuncia del presbtero galo tiene tambinun claro trasfondo moral, puesto que estas conductas son considerados pecados sociales que Dios debe castigar, no hay que olvidar que el clima de injusticia social descrito se refiere expresamente a pars magna Hispanorum ' ,probablemente describiendo una realidad contempornea y bien conocida porel autor. La propia legislacin tardorromana corrobora esta imagen negativade la sociedad occidental, en la que apenas era posible acabar con los tradi-

    311 ss. , y X. Barral i Altet, Transfonnacions de la topografia urbana a la Hispani acristiana durant l'Antiquitat tardana, en 11 Reuni d'A rqueologia PaleocristianaHispnica (J978).Barcelona, 1982, pgs. 105 ss.

    42 En este sentido, sobre todo R. Teja, La cristianizacin de los ideales del mundoclsico: el obispo, en E. Falque-F. Gase (eds), Modelos ideales y prcticas de vidaen la Antigedad clsica, Sevilla, 1993 , pgs. 213-230

    43 Salviano, De gubernatione dei,V, 22: " Pues. cmo extraarse de que algunos se hayan hecho bagaudas si no es por nuestras injusticias. por la falta de honradez de los jueces. por las confiscaciones y robos de esos hombres que han hechode la recaudacin de impuestos y de las indicciones tributarias un beneficio perso-l? ..a .44 Salviano, De gubernatione dei, V, 23.

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    cionales abusos de los potentes sobre los humiliores", lo que gener unarelacin de poder entre ambos grupos que a la larga acabara afectando a losgrupos sociales intermedios, abocados a convertirse en dependientes tambinde los primeros. Este descontento generalizado hizo que muchos provincialesse sintieran ms prximos a los brbaros asentados que a los funcionariosimperiales o provinciales, a quienes slo vean como recaudadores. En consecuencia, el patriotismo romano tradicional se resquebraj " e incluso algunos autores, como Salviano, se declaran abiertamente partidarios de los godos frente a los romanos" . El presbtero galo seala tambin que muchosprovinciales, cansados de soportar la iniquidad romana, han decidido unirse alos brbaros, a los godos o a los bagaudas porque "preferan vivir como libres pareciendo esclavos que como esclavos pareciendo libres?". A pesar desu evidente carga retrica, estas opiniones revelan claramente el clima deconfusi n" y descontento propio de la poca, que sin duda aliment la revuelta social y, eventualmente, el recurso a las armas por parte de algunosgrupos entre los provinciales.

    3. Una nueva interpretacinSi contra la teora social, la bagauda fue un conflicto social de raz cam

    pesina, pero que desbord ampliamente el marco rural y si en ella no partici-45 Cod. Theod. XI, 24: de patrociniis vicorum46 Vase todava F. Pasehoud, Roma aeterna. tude sur le patriotisme romaindans l'Occident latin a /'poque des grandes invasions, Neuch tel, 1967, y tambin

    ahora el documentado estudio sobre el tema de S. Teillet , Des goths ala nation go-thique. Les origines de l 'ide de nation en Occident du Ve au VJJe si cle, Pars, 198447 Vanse en este sentido C.E. Minor, Brigand, 1nsurrectionist and SeparatistMovements in the Later Roman Empire, Ann Arbor, 1979, y especialmente S. Teillet ,op. cit., pgs. I7I ss.48 Ibid., V, 22: malunt enim sub specie captivitatis vivere liberi quam sub specie libertatis esse captivi 49 Probablemente los provinciales no distinguan con claridad a los brbaros ro

    manizados de los que an no lo estaban, dado que las posibles diferencias entre ellos(vestido, costumbres y aun lengua) eran similares; vase en este sentido J.P.D.R.Balsdon, Romans and aliens , Londres, 1979, pgs. 214 ss. ; Sobre el "renacimientocltico" en la Galia y otras regiones de Occidente en esta poca, R. Macmullen, TheCelt ic Renaissance , en Historia 14, 1965, pgs. 93 ss.28

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    paron colonos, pero s personas vinculadas a las actividades liberales ( mdico ) e incluso pertenecientes a la aristocracia dirigente de las ciudades ( obispo), parece claro que no puede tratarse de una simple revuelta campesinasino de un conflicto que implic a distintos grupos y medios sociales, quizporque los mviles de la lucha eran tan genricos como oponerse a la injusticia, la opresin, la indefensin y los abusos de todo tipo de los honestiores( ante todo funcionarios y aristcratas) sobre los humiliores.Si contra la teoria regionalista, los bagaudas no eran los subalternos deseores y patronos, y si se trata de un conflicto que trascendi ampliamentetambin los mbitos locales y regionales e incluso provinciales, no seria extrao identificar a los insurrectos, calificados a menudo como rebeldes en lostextos tardos, con un grupo social heterogneo de extraccin rural y urbana,pero con el comn objetivo de oponerse al sistema social vigente, basado enla polarizacin del poder (dirigentes y dirigidos), la riqueza ( ricos y pobres)y el privilegio (inmunes y contribuyentes ). En defmitiva, se tratara de lalucha de los grupos sociales intermedios que corran el riesgo de extinguirsecomo tales abocados hacia uno de los dos polos de la sociedad: bien integrndose en el grupo de los potentes, lo que resultaba harto dificil, por nodecir imposible; bien engrosando el grupo de los inferiores, lo que resultabamuy probable en casi todos los casos.Por su parte, el gobierno central se enfrentaba a un dificil dilema. Dehecho, haba dos vas posibles para salir de esta situacin: una, la reduccindel dominio territorial y, en consecuencia, el reforzamiento del poder efectivo sobre los provinciales; o dos, la vuelta hacia formas de organizacin poltica y econmica ms simples, ms primarias. Pero en el caso del ImperioRomano de Occidente estas dos vas no fueron alternativas sino en todo casocomplementarias y, adems, ambas conllevaban riesgos evidentes de desintegracin. Las sucesivas cesiones territoriales desde fines del siglo IV abocaron a situaciones de autonoma regional o local desde comienzos del V eincluso de pretensiones de independencia poltica como en el caso de losbagaudas, primero, y de los visigodos, despus. La autonoma implicabaasimismo la vuelta hacia formas de organizacin poltica ms primarias, conun poder ejercido sobre espacios polticos nuevos ( comunidad, aldea, sedesepiscopales, villae rurales) y hacia formas econmicas ms simples, de mbito regional e incluso local.El descontento generalizado de amplios sectores de la poblacin frente ala administracin romana y la presencia de grupos brbaros en territorio ro-

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    mano hizo que aflorara de nuevo la violencia en las provincias occidentalesdel Imperio. En Hispania, como en otras regiones y provincias del Occidentetardorromano, los grupos de insurrectos aparecen bien organizados, al mandode jefes carismticos de origen local que fueron reconocidos como verdaderos artfices de la rebelin: Tibatton en la Galia, Basilio en Hispania. Pero laidentificacin precisa de los rebeldes resulta arriesgada y sujeta a la interpretacin de los textos tardos que no siempre se refieren expresamente a ellos.Parece claro, no obstante, que en la bagauda" participaron grupos descontentos de diferente extraccin social: mayoritariamente campesina o mejordicho ex-campesina, con algunos elementos urbanos tambin y, en general,todos los perseguidos por la justicia, discriminados o explotados. Recientemente, siguiendo una idea afortunada de E.A. Thornpson" , J. Arce ha propuesto minimizar su repercusin social e identificar al contingente bagudicocomo un grupo mixto de suevos e hispanorromanos actuando como unaespecie de "alianza militar" slo en las reas an no conquistadas a los romanos y slo por razones de anexin territorial " . Salviano se refiere a elloscomo pauperes, lo que podra interpretarse como el trmino urbano equivalente a rustici, en los medios rurales'" . Por tanto, la lucha se plante en principio contra el Estado romano o sus representantes provinciales, aunque evolucionara despus hacia otros intereses. Pero la regionalizacin de las revueltas y el fraccionamiento del ejrcito imperial, al verse obligado a atendera varios frentes simultneos, impidieron una solucin militar rpida del conflicto. La rebelin bagudica, iniciada en la Galia hacia el 407, alcanz Hispania en 44 1, al noroeste de la Tarraconense. Contrariamente al anlisis delos hechos aqu propuesto y, aunque la similitud de ambos conflictos es evidente , algunos historiadores pretenden que puede comprenderse la bagaudagala sin referirse apenas a la situacin hispnica - as Van Dam54 - o, por el

    50 Hoy hay ya un cierto consenso entre los historiadores en entender bagaudacomo "guerrero" e incluso "guerra", porque algunos textos bagudicos as lo dan aentender ( in bacaudam conspiravere). Esta interpretacin se opone bsicamente a laidentificacin errnea de los bagaudas como vagabundos y ociosos ( de vagantes,vacantes), que se corresponde bien con la identificacin de los bagaudas como bandidos o bandoleros, interpretacin que apenas encuentra justificacin documental enlos textos conocidos51 Romans and Barbarians, Wisconsin, 1982, pg. 18552 J. Arce, Brbaros y romanos.... especialmente, pg. 161-163.53 Especialmente De gubernatione dei, V,21-26.54 R. Van Dam, loe. cit., pg. 52 y passim.

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    contrario, la bagauda hispnica sin mencionar la gala vecina y precedente _as Arce55- Pero es indudable que la bagauda hispnica sigue el modelo galo,aunque presenta ciertas peculiaridades' ": de menor extensin, limitndose alrea del valle del Ebro, pero quizs ms intensa; las acciones bagudicas selocalizan con frecuencia en mbitos urbanos y la Iglesia parece estar directamente implicada en el conflicto. Segn la Chronica de Hidacio, obispohispano contemporneo, los bagaudas de la Tarraconense fueron finalmentederrotados por un ejrcito de federados visigodos en 45457 Entretanto labagauda hispnica lleg a controlar el valle medio del Ebro ( regio caesa-raugustana) e incluso alcanz l/erda ( Lleida) por el norte. En julio de 449Len, obispo de Turiaso ( Tarazona), muri en su iglesia cuando se encontraba reunido con un grupo de federados, vctima de un ataque bagudicoliderado por Basilio en esta ciudad de la Tarraconense" . La implicacin deeste obispo en la refriega no es clara, pero no parece que pueda entenderse deforma genrica sino debida a circunstancias regionales o incluso locales.Finalmente, si se trataba de una lucha contra los grandes propietarios, loscolonos debieron estar en su bando, porque nunca son citados expresamenteen contexto bagudico en los textos tardos". Pero ello no implica tampocoque se deba identificar a los bagaudas como esclavos y colonos de los grandes propietarios, instrumentalizados en grupos paramilitares por ellos mismos y en defensa de sus posesiones, puesto que las vil/ae no presentan restosde algn sistema de defensa o estructuras de fortificacin, ausencia que asimismo arroja serias dudas sobre la teora social de la bagauda hispnica demediados del siglo V, dudas que se irn disipando en los prximos aos.

    55 J. Arce, Brbaros y romanos .... pgs. 159 ss. , basndose exclusivamente en eltestimonio de Hidacio.56 Sobre las peculiaridades de la revuelta hispnica: G. Bravo, Revueltas internas.

    cit., ~ 44ss.5 158 ( a. 454)58 Sobre el caso de Basilio y Len, vase G. Bravo, Ciudades, obispos y bagaudas:Len, obispo de Turiaso, en In memoriam A. Daz Toledo, Granada-Almera, 1985.

    pgs. 35 ss.59 Vase ahora G. Bravo, Los bagaudas: vieja y nueva problem tica, loc. cit, pgs.

    191 s. .

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