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14 septiembre, 2015 Génova, el puerto de Italia Banderolas como foto principal de la entrada… ¡algo muy relacionado con la ciudad que hoy os presento! ¡Génova! La ciudad de la alegría, donde todo está permitido y donde el Mediterráneo forma parte tanto de la ciudad (si Génova no se hubiese encarado al Mediterráneo no sería lo que es ahora) como de la vida y atmósfera que se respiran en ella. Hace ya unos días hablamos de la ciudad de Torino , una ciudad ideal para ser visitada en un fin de semana / puente largo. Sin embargo, también puede convertirse en un interesante destino combinado, mediante un trayecto de tren de poco más de 2h, con una segunda ciudad italiana de lo más prometedora, Génova. Esto es precisamente lo que hice, dedicar una semana para conocer ambas ciudades, cogiendo un tren en Torino Porta Nuova que acabaría su trayecto en Genova Porta Principe. El regreso, pues, lo hicimos desde Genova, cuyo aeropuerto se encuentra a tan sólo pocos minutos de la ciudad. Podéis encontrar horarios y precios en la página de Trenitalia . Torino y Genova, dos ciudades muy diferentes entre ellas, tanto que, al llegar a la segunda ciudad después de haber pasado por el orden y racionalidad de la primera, el caos os invadirá de golpe, aunque pronto aprenderéis también a convivir con él y a saborear este caos, incluso gustándoos y fascinándoos con él. ¡Os lo aseguro! ;)

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14 septiembre, 2015

Génova, el puerto de Italia

Banderolas como foto principal de la entrada… ¡algo muy relacionado con la ciudad que hoy os

presento! ¡Génova! La ciudad de la alegría, donde todo está permitido y donde el Mediterráneo

forma parte tanto de la ciudad (si Génova no se hubiese encarado al Mediterráneo no sería lo que es

ahora) como de la vida y atmósfera que se respiran en ella.

Hace ya unos días hablamos de la ciudad de Torino, una ciudad ideal para ser visitada en un fin de

semana / puente largo. Sin embargo, también puede convertirse en un interesante destino

combinado, mediante un trayecto de tren de poco más de 2h, con una segunda ciudad italiana de

lo más prometedora, Génova. Esto es precisamente lo que hice, dedicar una semana para conocer

ambas ciudades, cogiendo un tren en Torino Porta Nuova que acabaría su trayecto en Genova

Porta Principe. El regreso, pues, lo hicimos desde Genova, cuyo aeropuerto se encuentra a tan sólo

pocos minutos de la ciudad. Podéis encontrar horarios y precios en la página de Trenitalia.

Torino y Genova, dos ciudades muy diferentes entre ellas, tanto que, al llegar a la segunda ciudad

después de haber pasado por el orden y racionalidad de la primera, el caos os invadirá de golpe,

aunque pronto aprenderéis también a convivir con él y a saborear este caos, incluso gustándoos y

fascinándoos con él. ¡Os lo aseguro! ;)

Y es que Génova, a diferencia de Torino, es una ciudad llena vida (afirmación que no significa que

Torino no la tenga ya que precisamente en la entrada anterior desmentimos que se tratase de una

ciudad aburrida), donde el sabor mediterráneo rebosa por cada uno de sus rincones. Un caos muy

marcado en gran parte por el desorden de sus calles (Génova se caracteriza por estar formada de

distintas estrechas callejuelas entrelazadas entre ellas y de estar rodeada de un sinfín de pequeñas

colinas que hacen imposible su circulación) donde no es de extrañar, pues, que Génova tenga

también un gran scalextric en toda su ciudad, un gran viaducto y un sinfín de túneles bajo suelo

que permiten la circulación de los automóviles. Éste sería, quizá, el principal motivo de esta

sensación de caos.

Génova, además, es el puerto de Italia, esa gran ciudad que, ya desde tiempos inmemorables, se ha

dedicado al comercio por todo el Mediterráneo. Una población con sabor a mar pero,

precisamente por este hecho, también a multiculturalidad, en la que todo el mundo es bien

recibido y tiene su lugar. Es por ello que, a diferencia de en el caso de Torino, desde siempre

Génova ha sido un lugar de confluencias de personas, culturas y clases sociales, encontrando un

sinfín de nacionalidades e, incluso, oficios. Una ciudad, pues, abierta y capaz de acoger ideas y

culturas de todo tipo.

Se podría decir, de hecho, que se trata de una población muy parecida a Barcelona. Aunque

salvando las distancias, lógicamente, ambas conservan ese punto rebelde, se encuentran abiertas al

mar, tienen un cierto aire sucio fruto de todo este ajetreo comercial y barrios de calles estrechas

llenos de desigualdades sociales. Incluso, podríamos decir que su puertos marítimos son muy

parecidos, dándonos la sensación que nos encontramos en la Barceloneta, en vez de en Génova,

cada vez que miramos su puerto antiguo.

De todas formas, a los que hayáis estado en ciudades como Estambul, a primera vista,

especialmente por su multiculturalidad y sinfín de comercios, puede que también os recuerde un

poco a Turquía, una vez más, obviamente, salvando las distancias y añadiendo los rasgos

propiamente italianos que encontramos en ella.

Pero Génova es también una ciudad señorial en la que, además de marineros y prostitutas, se

encontraban también los grandes navegantes, comerciantes y burgueses del Mediterráneo. Esto

es precisamente lo que podemos encontrar en el llamado barrio de Il Rolli, una zona señorial llena

de grandes palacios con ciertas peculiaridades como podréis apreciar en unas líneas más abajo.

Un buen ejemplo que aúna toda esta tradición es también el edificio del Palazzo di San Giorgio,

con su majestuoso San Jorge, patrón de Génova, se convierte en la sede del primer banco del

Mediterráneo que, como no podía haber sido de otra manera, nació en Génova.

Justo en frente, su puerto, moderno y lleno de construcciones fruto de la Exposición del 92, como

podría ser el Acuario o Il Bigo (ascensor panorámico), nos recuerda que ese pasado comercial

todavía es vigente.

Otro ejemplo de este pasado comercial es la Loggia dei Mercanti, la lonja de mercaderes y

primera bolsa de Italia, que se encuentra actualmente destinada a llevar a cabo distintas

exposiciones en su interior.

¿Una guía?

De la misma manera que ocurrió con el caso de Torino, encontrar una buena guía de la zona no fue

tan fácil y más si pretendíamos combinarla con Torino… así que, finalmente, me decanté por la

combinación Anaya Touring y Lo mejor de Italia de Lonely Planet, puesto que, desde Génova,

la idea era también moverse por sus alrededores, la región de la Liguria.

¿Un hotel?

En este caso, nos inclinamos por un hotel con buenas vistas y una ubicación excepcional, en el

mismo puerto histórico de Génova. Se trata del hotel NH Collection Genova Marina, en el

mismo muelle del puerto, con un restaurante y terraza fantásticos y un trato de su personal

realmente atento y servicial.

¡La verdad es que quedamos realmente satisfechos con nuestra elección!

¿La gastronomía?

Nos encontramos en la región de la Liguria y, por lo tanto, una zona caracterizada, especialmente,

por tres elementos… el pescado, el pesto (sobre todo como salsa para la típica pasta de la zona

llamada troffie) y las farinatas (pizza de harina de garbanzos) y foccaccias de queso.

¡Comida italiana pero con su propio toque de la zona! :P

¿Un restaurante?

A pesar de tratarse de una cadena, nos decantamos por I Tre Merli, un restaurante localizado en el

mismo puerto de Génova en el que pudimos degustar casi todas las delicias de la gastronomía típica

de la zona. Los platos que habéis podido ver en el punto anterior son todos de ahí.

¿Arquitectura?

Veréis que la arquitectura de la mayor parte de las edificaciones de la zona es muy parecida y, a su

vez, muy peculiar. Nos encontramos en la zona del Mar Tirreno, es decir, que gran parte de las

construcciones de Génova y de los pueblos colindantes se caracteriza por ese juego de grises y

blancos y entre mármoles tan curioso.

¡El Duomo de San Lorenzo de Génova es un buen ejemplo de ello!

Como curiosidad, si os animáis a visitarlo, no olvidéis de fijaros en la Capilla di San Giovanni

Battista y de buscar el proyectil de artillería que cayó en la Catedral sin estallar y que se conserva

todavía ahora en su interior.

Y, hablando de iglesias, justo al lado del Palazzo Ducale y muy cerca del Duomo, ¡no os podéis

olvidar de visitar la Chiesa dei Gesú! ¡Se conservan un par de Rubens en su interior! ;)

¿Un barrio?

Todo el barrio antiguo de Génova, amurallado (se conservan todavía dos de las puertas de sus

murallas) y con un trazado completamente medieval, se encuentra declarado Patrimonio de la

Humanidad por la UNESCO. Se trata del conjunto de carroggi, pequeñas callejuelas, muchas de

ellas estrechas, laberínticas y algo oscuras, que por la noche pueden crear cierta sensación de

inseguridad (veréis que en muchas de ellas también se esconde bastante prostitución), que

conforman uno de los barrios más carismáticos de Italia.

En este barrio es donde también se ubican los comercios más antiguos de la ciudad.

¿Una calle?

A tan sólo pocos metros de los estrechos carroggi y mostrando claramente esas diferencias sociales

que encontramos en Génova en bastantes lugares de la ciudad, declarada Patrimonio de la

Humanidad por la UNESCO, encontramos la Via Garibbaldi. Una calle señorial, llena de

palacios cuyos propietarios, dadas las desigualdades que ya se daban en la ciudad en el s.XVI,

decidieron comunicar y crear en ellos un sistema palaciego llamado Il Rolli.

De esta manera, concebido como un paseo interno entre los palacios de distintas familias

dominantes de Génova, los nobles no tenían que mezclarse con las clases más bajas para poder

vivir y relacionarse.

¿Su arquitecto? Galeazzo Alessi, procedente de las escuelas de Bramante y Michelangelo

Buonarotti.

El Palazzo del Municipio, antiguo Ayuntamiento, es quizá el de más fácil acceso al encontrarse

casi siempre abierto al público. Sin embargo, el resto de palacios, por cortesía de sus propietarios o

por tratarse muchos de ellos sedes de distintas entidades bancarias, también se encuentran abiertos

al visitante.

¿Una leyenda?

Son muchos los que se disputan la nacionalidad de Cristóbal Colon y, obviamente, Génova no

podía ser menos. Es más, los genoveses afirman que la casa del navegante se encuentra en Génova

y es incluso visitable (desembolsando una cantidad bastante elevada de euros para ello, como no

podía ser menos). Yo mucho la verdad es que no me lo creo, más que nada teniendo en cuenta su

ubicación, fuera de las murallas pero justo al lado de una de sus puertas, en una época en la que

nadie se atrevía a vivir en el exterior de la ciudad, pero no deja de ser algo entrañable a tener en

cuenta en Génova e, incluso, divertido de ver desde fuera.

Encontraréis un sinfín de esculturas de Cristóbal Colón en la ciudad y alrededores:

¿Un medio de transporte?

Dicen que Lisboa es la ciudad de los elevadores… ¡pues Génova no se queda atrás! Y es que,

además de un sinfín de ascensores que nos llevan de un punto a otro de la ciudad (hay que tener en

cuenta que Génova se compone de colinas), encontramos el primer ascensor de Europa que no

sólo es vertical sino también horizontal. Construido en el año 1929, con acceso desde la Via Balbi,

se convirte en algo realmente curioso de coger. En definitiva, ¡en toda una experiencia!

Dicho ascensor os llevará al Castello d’Albertis, actual Museo de las Culturas del Mundo.

En mi estancia, además, cogí un segundo ascensor para subir a uno de los puntos con mejores

vistas de la ciudad, el Casteletto.

¿El precio? Para ambos ascensores, tan sólo poco menos de 1eur.

¿Un icono de la ciudad?

La Lanterna, un gran faro del cual se tiene constancia desde el año 1128, a pesar de que la altura

actual es fruto de una remodelación que se llevó a cabo durante el s.XV y que su apariencia haya

también ido cambiando hasta nuestros días.

¿Justo al lado? El Matitone o “ladrillazo”, un gran rascacielos muy criticado en Génova, a pesar de

que actualmente se haya convertido en un icono más de la ciudad.

Para llegar a la Lanterna, el acceso no es del todo fácil ya que actualmente se encuentra todo en

obras. Tenéis bastantes buses que recorren todo el muelle hasta él pero no os dejarán justo al lado,

sino más bien en el Matitone para, a partir de la Passeggiata della Lanterna, llegar a él andando a

través de una pasarela con vistas a uno de los puertos más importantes del Mediterráneo.

¿Una visita?

El cementerio monumental de Staglieno se convierte en un lugar de obligatoria visita,

especialmente teniendo en cuenta su monumentalidad, los magníficos panteones que encontramos

en él, así como también las grandes figuras de la política italiana, como podría ser la tumba de uno

de los genoveses más destacables de la Unificación Italiana, Giuseppe Mazzini. Un cementerio

lleno de símbolos e iconografías en el que, incluso, podemos encontrar una zona construida durante

época fascista, con los rasgos y magnitudes propios del momento.

El bus número 34, con salida desde el puerto antiguo, tiene su final de línea justo delante de la

puerta principal del cementerio.

Tumba de Giuseppe Mazzini

¿Una playa?

Yendo hacia el norte, encontramos pequeñas aldeas de pescadores, reconvertidas posteriormente

en zona de veraneo de los burgueses genoveses, llenas de encanto y que os ayudarán a saborear un

poco de la Riviera Italiana.

En mi caso, nos decidimos en coger un tren (su precio era de unos 2eurs el billete) hacia Nervi,

lugar residencial y de veraneo por excelencia de las clases altas del s.XIX, para desde ahí continuar

nuestro paseo en bus por la costa hasta Boccadasse, pequeño pueblecito lleno de encanto.

Sin embargo, después de haber ido, quizá me hubiese estado de Nervi y mejor dedicado

exclusivamente a disfrutar de estos pequeños enclaves de pescadores a partir del bus que va por

toda la costa desde Génova hasta Nervi.

¡Consejo! ¡Las playas son bastante rocosas! Así que unas cangrejeras no os estarán de más si os

queréis dar un baño en ellas. ;)

La vuelta a Génova la realizamos en bus desde Boccadasse. El bus os deja cerca de la estación de

Brignole.

Foto de la costa desde Nervi:

Boccadasse:

¿Una salida?

Ir a la Rivera Italiana significa no olvidarse de uno de los rincones más fotografiados de Italia,

Cinque Terre. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este parque natural se

caracteriza por tener en él cinco pequeños pueblos (Riomaggiore, Manarola, Corniglia, Vernazza,

Monterosso), llenos de encanto y perspectivas de postal, interconectados entre ellos mediante

caminos y senderos (algunos con más dificultad que otros) y una línea de tren. ¡Realmente una

maravilla!

Sin embargo, teniendo en cuenta que era pleno mes de agosto, cabe decir que, al menos yo, me

agobié bastante, teniendo incluso ganas de marchar del lugar, a causa de la gran afluencia de

gente que había. Y es que, como muchos otros enclaves turísticos, Cinque Terre se convierte en una

zona realmente muy visitada, incluso masificada, en el mes de agosto.

De esta manera, por ejemplo, teniendo en cuenta que el gran número de visitantes es agobiante y

que no hay mucha afluencia de trenes entre los cinco pueblos (entre tren y tren puede haber más

de 1h de diferencia), al menos en mi caso, no salió a cuenta comprar la Cinque Terre Treno Card,

una tarjeta que, por 12eurs, te permite coger el tren tantas veces como quieras para desplazarte de

un pueblo a otro.

Así, pues, al menos en mi salida viajera, teniendo en cuenta que los trayectos de tren entre pueblo y

pueblo eran de unos 2,10eurs, que sólo hay 5 pueblos y que entre dos de ellos (Riomaggiore y

Manarola) se puede realizar el traslado a pie mediante la Via dell’Amore, una camino que no llega

a la media hora de paseo por un sendero al más puro estilo de nuestros Caminos de Ronda, no me

salió a cuenta económicamente hablando.

En nuestro caso, fuimos de Génova a La Spezia (central de comunicaciones de la zona) por unos

11eurs y, una vez ahí, nos desplazamos a Riomaggiore desde donde empezamos nuestra visita. A

causa de la gran afluencia de gente y de los pocos trenes que había en el horario, sólo pudimos

visitar Riomaggiore, Manarola y Vernazza… así, pues, de ahí nuestra desilusión en Cinque

Terre…

Aparte, cabe tener en cuenta que la comida y servicio de sus restaurantes, por su importante

turismo, no es la mejor de Italia precisamente…

Todo ello, pues, me llevó a sacar como conclusión que a Cinque Terre es mejor ir en una época que

no sea el mes de agosto…

Aún así, la verdad es que nos encantó ir, especialmente por las imágenes de postal de sus

pueblecitos y, es más, en otra época del año, volvería.

Podéis encontrar más información en la entrada que dedicó a Cinque Terre, a partir de su propia

experiencia, el bloc Viajar lo Cura Todo y en su página oficial de turismo.

Riomaggiore:

Imágenes de la Via dell’Amore:

Manarola:

Vernazza:

En Vernazza, además del sinfín de viñas para la producción del vino Sciacchetrà y limoneros que

podéis observar en sus alrededores, si pasáis por debajo de una pequeña cueva ubicada a un

costado de su calle principal, llegaréis a una cala de lo más encantadora para daros un baño. Desde

ella, además, podréis observar algunas de las torres de vigía medievales de la población.

¿Un emblema de la zona?

Portofino, la ciudad de los famosos de la Riviera Italiana. Un lugar de veraneo de la jet set italiana

en el que, además de un sinfín de yates, encontraréis también tiendas de las firmas más prestigiosas.

Podéis llegar a este pequeño pueblo de pescadores, ya para nada con el mismo encanto que debería

de tener antaño, a partir de un barco desde Santa Marguerita di Portofino. A dicha población

llegamos en tren desde Génova por unos 3eurs el trayecto.

¡Consejo! Si no queréis que os cobren mucho por nada, es decir, precios realmente elevados por

platos y un servicio que no sobrepasan lo normal, en un restaurante sin aire acondicionado y para

nada lujoso… ¡intentad que no se os haga la hora de comer, como nos pasó a nosotros, en

Portofino!

Os muestro el tíquet de nuestra comida… ya os digo, en un restaurante para nada lujoso y sin aire

acondicionado en un pueblo donde el calor realmente apreta… imagino que no hacen falta más

palabras…

¿Qué quedó pendiente?

Para poder finalizar por completo nuestro viaje, nos quedamos con las ganas de visitar dos

lugares…

1)El Mercado Oriental de especias, cerrado los jueves, el día que pretendíamos irlo a visitar sin

saberlo…

Dado que estaba cerrado… ¡aprovechamos para hacer el típico aperitivo italiano con su famoso

Spritz!

2) Portovenere, un pueblecito muy cercano a Cinque Terre pero al que, sin embargo, después del

agobio que pasamos en la zona, realmente masificada, no tuvimos ganas de ir. Así que, ¡nos quedó

también pendiente para otra ocasión!

Finalmente… Después de 4 días llenos de aventuras… Último día en Génova… ¿Hacemos un

paseo nocturno?

Y, con él, acabamos nuestras vacaciones en este rincón de Italia que, junto con Torino, ¡nos fascinó!

Dos ciudades, como os he dicho antes, realmente diferentes pero… ¡a la par de bellas y

encantadoras!

Sin más que decir que querer volver… ¡Ciao y arrivederci! :)

Para más información:

Turismo de Génova www.visitgenoa.it