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623 * Lectura efectuada en la sesión ordinaria del 24 de mayo de 2005 con la cual su autor tomó posesión como Miembro Correspondiente de la Academia Colombiana de Historia. 1 Sr. HEAD, Francis Bond: Memoria sobre la Pampa y los Gauchos (Nichols, the Gaucho). 1923. pp. 44-45. Citado por Richard Slatta, en: Los Gauchos y el Ocaso de la Frontera, Buenos Aires, Suramericana, 1985, p. 41. 2 SLATTA, W. Richard: op. cit., p. 15. GAUCHOS Y LLANEROS EN LA INDEPENDENCIA Elementos para un referencial comparativo* POR EDUARDO PÉREZ OCHOA “No hay verdadero conocimiento, si no se tiene el sentido de la comparación” (Marc Bloch). Entre los sectores sociales que en buena parte de la documentación y en los relatos de los cronistas, se señala como a “gentes de tez oscura, bajos y mal encarados”, grupos de clase inferiores, compuestos en su mayoría, por “ladrones y bandidos”, “vagos y mal entretenidos”, “camiluchos y malandros”, y con otros epítetos despectivos, se encuentran los estereotipados como gauchos o gauderios. Estos habitantes de la pampa subtropical, así como sus congéneres, los habitantes de la pampa tropical u Orinoquia, estu- vieron presentes en el transcurso de la independencia; su rebeldía e insurgen- cia regional fue determinante en el proceso bélico-político que condujo a la conformación de los estados nacionales suramericanos. Gauchos y Llaneros, étnicamente, fueron grupos y masas de mestizos, mulatos, zambos o pardos que se movilizaban originalmente en trashuman- cia, en un espacio que un viajero inglés describía como: “inmensas llanuras que se extienden hasta donde alcanza la vista, con una superficie cubierta de pastizales y cardales” 1 y otro extranjero, refería como: “una superficie de apariencia ondulante, casi como el mar en un día de calma” 2 , a la cual, por

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623EDUARDO PÉREZ OCHOA: GAUCHOS Y LLANEROS EN LA INDEPENDENCIA

* Lectura efectuada en la sesión ordinaria del 24 de mayo de 2005 con la cual su autor tomóposesión como Miembro Correspondiente de la Academia Colombiana de Historia.

1 Sr. HEAD, Francis Bond: Memoria sobre la Pampa y los Gauchos (Nichols, the Gaucho). 1923.pp. 44-45. Citado por Richard Slatta, en: Los Gauchos y el Ocaso de la Frontera, Buenos Aires,Suramericana, 1985, p. 41.

2 SLATTA, W. Richard: op. cit., p. 15.

GAUCHOS Y LLANEROS EN LA INDEPENDENCIAElementos para un referencial comparativo*

POR

EDUARDO PÉREZ OCHOA

“No hay verdadero conocimiento, si no se tiene elsentido de la comparación” (Marc Bloch).

Entre los sectores sociales que en buena parte de la documentación y enlos relatos de los cronistas, se señala como a “gentes de tez oscura, bajos ymal encarados”, grupos de clase inferiores, compuestos en su mayoría, por“ladrones y bandidos”, “vagos y mal entretenidos”, “camiluchos ymalandros”, y con otros epítetos despectivos, se encuentran los estereotipadoscomo gauchos o gauderios. Estos habitantes de la pampa subtropical, asícomo sus congéneres, los habitantes de la pampa tropical u Orinoquia, estu-vieron presentes en el transcurso de la independencia; su rebeldía e insurgen-cia regional fue determinante en el proceso bélico-político que condujo a laconformación de los estados nacionales suramericanos.

Gauchos y Llaneros, étnicamente, fueron grupos y masas de mestizos,mulatos, zambos o pardos que se movilizaban originalmente en trashuman-cia, en un espacio que un viajero inglés describía como: “inmensas llanurasque se extienden hasta donde alcanza la vista, con una superficie cubierta depastizales y cardales”1 y otro extranjero, refería como: “una superficie deapariencia ondulante, casi como el mar en un día de calma”2, a la cual, por

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extensión, se le llama “pampa”, palabra que en la lengua nativa significaba“llanura”, “estero”.

En ese marco geográfico de infinitos horizontes, evolucionó un hombreapasionado por la independencia, formador y forjador de “culturas ecues-tres”, a las cuales se refirieron algunos científicos y naturalistas, entre ellosBouganville, Saint Hilaire, Charles Darwin, y autores anónimos, como elque desde finales del siglo XVIII predijo su comportamiento político-socialy bélico, al afirmar: “... si estos hombres se agavillasen alguna vez con elpropósito de resistir, sostendrían una defensa rigurosa y costaría mucho lle-gar a someterlos, porque es un linaje de gente que no le ha visto la cara almiedo...”3. En realidad, cuando se organizaron en bandas o guerrillas de acaballo, piquetes montados, no fue posible someterlos, y en los sucesos deemancipación su valor quedó demostrado, una y otra vez; más cuandoactuaban en su propio medio natural.

Mitre, historiador argentino y actor de los sucesos de nacionalidad e inde-pendencia, señaló que San Martín empleó el término de gauchos para referirsea las “valientes fuerzas patriotas”; otro tanto escribió J. M. Restrepo, historia-dor colombiano de la posindependencia, quien comentó cómo Bolívar, en tér-minos similares, se refirió a los “valientes llaneros”. Caracterizando amboselementos sociales, se subrayó: “... son gente de incomparables jinetes perodifícilmente se les puede formar en cuerpos regulares. Hacen muy bien la gue-rra de los cosacos, a los que se les parecen mucho en ciertas cosas”4, entreellas, montan, desmontan y disparan desde el lomo de sus caballos.

Esta afirmación comparativa, ciertamente, fue ya advertida por uno de losmemorialistas, quien conceptuó:

Eran hombres extraordinarios a caballo en todas las armas, indi-vidualmente valientes, hábiles para dispersarse y volver de nue-vo al ataque, con una confianza, soltura y sangre fría queadmiraba a los militares europeos, tanto más jinetes que loscosacos y mamelucos; capaces de mantener a pie y a caballo unfuego semejante al de la buena infantería, con excelentes dispo-siciones para la guerra de guerrillas y sorpresas5.

3 ANÓNIMO: Crónicas de América. Noticias sobre el Río de la Plata: Montevideo en el sigloXVIII,Madrid, Ediciones de Nelson Martínez Díaz, Historia-16, 1988, p. 115.

4 ADAM, Graaner: Las Provincias del Río de la Plata 1816. Informe dirigido al PríncipeBernardotte, Buenos Aires, Librería y Editorial El Ateneo, 1949, p. 72.

5 RIBEIRO, Helio: Literatura Gauchesca Rio-platense, En: Revista do Arquivo da Universidadede Bahía, vol. III. Salvador, 1954-55. p. 79. Corresponde a una afirmación del General GarcíaGamba en sus Memorias.

625EDUARDO PÉREZ OCHOA: GAUCHOS Y LLANEROS EN LA INDEPENDENCIA

Encontrándose en el Perú, otro militar de los europeos patentizó su singu-lar identidad, así:

La caballería patriota se componía tal vez de los mejores jinetesdel mundo, los gauchos de las pampas, los guasos de Chile y losllaneros de Colombia, estaban todos acostumbrados a montar acaballo desde la edad más tierna... los llaneros nacidos en losllanos de Colombia (y de Venezuela) no son tal vez menos dies-tros en el manejo del caballo, pero no son tan airosos como losgauchos de Buenos Aires o los guasos de Chile6.

Modernamente, un militar e historiador brasileño prosigue la tipificaciónde gauchos y llaneros de la época de la independencia; al referirse a suscostumbres observa:

Sin fe, ni ley constituían un agrupamiento heterogéneo de hom-bres semisalvajes, cuya alimentación era exclusivamente carnesecada al sol y cargada en tiras bajo la silla para que quedasesalada con el sudor del caballo. Bárbaros sólo conocían el dere-cho de la fuerza, bravos seguían a los jefes con ilimitada con-fianza, luchaban instintivamente sin planos, sin preparación ocosa que permitiese deslumbrar ideas de orden de conexión decomando...7.

Concluye su observación sobre: “los elementos sociales que habitan enlas planicies, donde el clima es bueno y la naturaleza pródiga”, al agregar:“el gaucho es caballero, pomposo y flamante, tan hábil y diestro como elllanero maneja la lanza con igual pericia y coraje... son, en fin, guerrerosprecisos dotados de inaudita bravura y pasmosa astucia...”8.

Pero en donde más demostraron su valor y su “bravura” fue en mediosfísicos y sociales, totalmente distintos al de su hábitat u originalidad nativa;en particular, en la empresa de cruzar los Andes, conducidos, como es sabi-do, en el norte de suramérica por Bolívar, y en el sur por San Martín, paraconcluir con la acertada táctica de converger con fuerzas de línea y fuerzasirregulares, amalgamadas para actuar en el más empecinado de los reductosde resistencia proespañolista; esto es, en el altiplano peruano-boliviano.Movilizaciones con la cuales se consiguió el estratégico objetivo político-militar de independencia.

6 MILLER, Geen Guillermo: Memorias del General Miller, Tomo I, Lima, Ed. Arca, Col. Perú-Historia, 1975.

7 MONJARDIN, Adelpho Poli: Bolívar e Caxias – Paralelo entre duas vidas, Rio de Janeiro,Biblioteca do Exército, 1907. pp. 103-104.

8 MONJARDIN, Adelpho Poli: op. cit., p. 104.

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En dicha campaña, tales fuerzas ecuestres participaron en acciones prác-ticas de “tira y afloje”, operaciones rápidas de sorpresa, de azar, de confu-sión; actuaron sin disciplina, guiados más por la “malicia bélica”, con la cual,y con originalidad, en argucias defensivas y ofensivas, terminaron por des-concertar a las poderosas fuerzas coloniales.

Las dos figuras libertarias, para la mencionada empresa, se apoyaron enlos hijos de las sabanas y de los esteros. San Martín y Belgrano, a más de lasfuerzas regulares, reunieron las irregulares de los gauchos rasos de la pampacentral y las del noroeste argentino que acaudillara Güemes; concentraron,entre Jujuy, Salta y Tucumán, a más de 4000 gauchos, en su mayoría, provis-tos de lanzas, sables y el arma indígena de las “boleaderas”; todas esas fuer-zas insurgentes, con destino a Chile y al Perú. Esto, mientras que Bolívar ySantander, del Apure a Arauca y Casanare, concentraron un equivalente dellaneros organizados, originalmente por Páez en Venezuela, y por Galea yNonato Pérez en la Nueva Granada, con destino a las capitales de losvirreinatos de la Nueva Granada y del Perú.

El hecho histórico de la travesía de los Andes se presenta, a propósito, paraparangones; valga decir que se pueda comparar con el paso de los Pirineos,por Aníbal. Mas, para encontrar analogía entre las mismas fuerzas bolivarianasy las sanmartinianas valga, también, la apreciación de que los ejércitos de Bo-lívar, así mismo, provenían de organizaciones irregulares, gestadas y madura-das en la pampa tropical. Con ellas, en un riguroso invierno, cruzó los Andes y,al igual que San Martín, lo hizo por donde menos era esperado; llegó al altipla-no cundiboyacense, en donde se dieron las dos batallas de campo abierto, quesellan la independencia de esta parte del continente. Un historiador del Río dela Plata reflexiona, y sobre esta relación escribió, así:

Por eso el único paso de montaña comparable bajo este aspectocon el de los Andes meridionales por San Martín, aunque seauna de sus consecuencias es el de Bolívar dos años después(años de 1819), a través de los Andes ecuatoriales que dio porresultado la victoria americana de Boyacá, complemento de lasde Chacabuco y Maipú (año de 1818) y la reconquista de laNueva Granada, complemento de la de Chile al sur9.

Ciertamente, Chacabuco y Maipú, en la campaña trasandina, son el equi-valente teórico-práctico de las batallas del Pantano de Vargas y del Puente deBoyacá. Esas jornadas prepararon el contundente encuentro de Ayacucho,pero, para efectos de comparación con lo sucedido en el altiplano central de

9 MITRE, Bartolomé: op. cit., p. 506.

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1819-Patriotas en los Llanos. Óleo de J.M. Zamora (1910).Galería de la Academia Colombiana de Historia.

Medalla de Oro, Exposición del Centenario.

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la Nueva Granada, conviene recordar que la caballería irregular de llaneros,conducidos por Rondón, decidió el importante encuentro de armas en el Pan-tano de Vargas, con el que se condicionó el éxito de la batalla del Puente deBoyacá, así como en el altiplano peruano-boliviano el trascendente encuen-tro de Junín, condicionó el éxito del presentado en Ayacucho.

En Junín, las fuerzas ecuestres, provenientes de la pampa y los llanos,articuladas en las montañas y en las punas, bajo y alto peruanas, con la de loscampesinos, “alzados” o insurrectos, decidieron la refriega; sobre ese parti-cular veamos el relato realizado de un académico adscrito a ese medio: “Cuan-do la batalla militarmente estaba perdida para los independientes, los húsaresformados por aguerridos montoneros e indios a caballo, cuyo mando eraejercido por el comandante de guerrilla Manuel Isidoro Suárez..., salieron desu escondite y cargaron violenta y exitosamente contra el blanco enemigo”10.

Ahora bien, uno de los puntos esenciales que, nos parece, no se ha reve-lado suficientemente en el norte, como en el sur de la América meridional, enla actividad político-militar de Bolívar y Sucre como la de San Martín,Belgrano, Güemes y otras individualidades heroicas, es el de ser capaces decanalizar esas fuerzas espontáneas, dándoles mayor eficacia y coherencia,en la evolución de la guerra en sus tres fases: la de guerrillas o partidas, la demovimiento, y la de posiciones, hasta hacer sucumbir el aparato bélico de lospeninsulares, objetivo alcanzado, finalmente, con las jornadas ya menciona-das, después de las cuales, como se sabe, el Virrey Lacerna debió firmar lacapitulación y entregar las posiciones del último baluarte de la resistenciaprocolonialista; con ello, se dio paso a una nueva sociedad y a una nuevaeconomía, en el desarrollo político e histórico suramericano.

Razón se tiene cuando, en lo puramente bélico-operacional, se afirma: “elarma de la caballería decidió la guerra”, pues así queda demostrado con lostriunfos ya referidos, los que se lograron con las fuerzas insurgentes,extractadas dominantemente de los sectores populares provenientes de laOrinoquia y de la región rioplatense. Sectores sociales y fuerzas ecuestresque, indudablemente, contribuyeron al surgimiento del Estado de derecho.

Al respecto del usufructo de esos Estados liberales y de derecho, por par-te de los sectores populares de gauchos y llaneros, éstos, no obstante habersido el garante material del proceso de independencia, en la nueva legisla-ción, quedaron al margen de las prebendas políticas y aun de los elementalesderechos civiles, pues como lo señala J. Lynch: “... no fueron incluidos en la

10 PINEDA R., Virgilio: Historia Social y Económica de la Colonia, Lima, 1970 (s.c.), p.118.

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nación ...[porque] la nación fue una nación criolla, no una nación popular:sus instituciones estaban designadas para proteger a los intereses criollos y seidentificaba a éstos con la República Constitucional”11. Desde luego, las cons-tituciones del norte y del sur de la América meridional “al imponer restriccio-nes a los analfabetas y no propietarios, privaban a la masa del pueblo delderecho de votar, y la defensa de la Constitución, se convirtió no en un pro-ceso de extender la participación sino de restringirla y de prohibir que otrosgrupos sociales se uniesen a la nación política”12.

En relación con la participación política, es evidente un notable parale-lismo entre el proceso de la Gran Colombia y el de los países del extremomeridional de América; se pueden advertir delineamientos institucionales,fundamentados en principios liberales excluyentes en cuanto a la participa-ción política de los sectores populares. En este aspecto, conviene mencio-nar que en la zona norte, la constitución de Cúcuta de 1830 reflejó el poderde la aristocracia y oligarquía criolla. De dicha Carta, emanaron disposi-ciones que estipulaban las condiciones civiles para ser elector, así: un hom-bre debía tener 23 años, saber leer y escribir, ser dueño de propiedades conrenta significativa, tener una profesión u oficio con ingresos superiores aciento cincuenta pesos. Esos requisitos económicos y sociales, si bien escierto, a la vez condicionaban a la élite criolla para contribuir con determi-nado porcentaje de sus ganancias, destinado a sostener el funcionamientodel nuevo Estado, también hicieron que las clases desposeídas, no queda-ran exentas del pago de antiguos y nuevos impuestos, pues debían aportar-los hasta la edad de los cincuenta años. Esto fue la resultante de la políticatributaria, derivada y elaborada con base en “la influencia directa e indirec-ta de un régimen fiscal español familiarizado con instituciones inglesas ynorteamericanas” 13.

El mencionado Congreso, en su artículo primero, además, establecía: “... nopodrán ser destinados al servicio por ninguna clase de persona sin pagar elcorrespondiente salario”14. Tal tópico, en lo relacionado con indios y mesti-zos, apuntaba a controlar el mercado de la virtual y potencial fuerza de traba-jo, la cual se encontraba en “tránsito” hacia un sistema de producción

11 LYNCH, John: Los Caudillos de la Independencia: Enemigos y Agentes del Estado-Nación,En: Revista Repertorio Boyacense. Órgano de la Academia Boyacense de Historia. No. 316. AñoLXVIII, agosto 1984, Tunja, p. 31.

12 Idem. p. 31.13 CRUZ SANTOS, Abel: Economía y Hacienda Pública, En: Historia Extensa de Colombia.

Tomo I, Vol. XV, Bogotá, Lerner, 1964. p. 284.14 Ídem. p. 288.

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agropecuario basado en el peonaje. En el medio rioplatense, las condicionespara adquirir derechos de ciudadanía eran parecidas a las de la Gran Colom-bia: “En la Argentina la ley electoral de 1821 estableció el sufragio universalpara los hombres pero... no había espacio político para los gauchos y lossectores populares”15; sin embargo, éstos sí tenían obligaciones tributarias.

Tampoco había “espacio político” en la naciente república Oriental delUruguay, donde la aparente:

Constitución liberal era un documento socialmente conservadorque estaba lejos de las ideas de Artigas. Hablaba de un gobiernorepresentativo, pero en él sólo estaba representado un pequeñosector de la sociedad. Ciertas categorías, comprendidas aquellasque habían soportado el peso del servicio activo de la guerra deindependencia, fueron especialmente excluidas del sufragio,peones, vaqueros, trabajadores asalariados, soldados rasos y va-gabundos. Un término lo suficientemente vago como para cu-brir la totalidad de la población gaucha...16.

Se trataba de una población representada por “el hombre común” de laspraderas mitificado, a veces, en lenguaje figurado, con el apelativo personificadordel gaucho. Protagonista principal, como nos permitimos ratificar, de las gue-rras de independencia quien, seguidamente, desempeñó un papel decisivo enlas siguientes confrontaciones civiles. Elemento social no abstracto, sino con-creto, del cual un literato del siglo pasado, según lo anota Slatta, reaccionandoen su favor, sustanció su devenir y situación histórica, al expresar: “no habíaaprendido a trabajar mucho porque había tenido que pelear mucho; no estabaacostumbrado a regar la tierra con el sudor de su frente porque durante muchotiempo lo había regado con la sangre de sus venas”17.

Respecto de sus congéneres, o equivalentes teóricos y prácticos, exis-tentes en los Llanos de la Gran Colombia, el gobierno emitió decretostendientes a sojuzgar sus reacciones manifiestas en “bandas y pandillas”.Se encontraban, igualmente, como los de la Pampa, en miseria ydesubicados de la producción pecuaria concentrada en los “hatos” (equi-valentes de las estancias); en estos, robaban ganados, caballos y enseresde los ranchos, también chinas o mujeres; además, asaltaban caminos ysaqueaban poblados. Para controlarlos, se creó un aparato represivo es-

15 LYNCH, John: Los Caudillos de la Independencia: Enemigos y Agentes del Estado-Nación”,En: Repertorio Boyacense, citado p. 31.

16 SLATTA, Ricardo W: Los Gauchos y el Ocaso de la Frontera, Buenos Aires: Suramericana,1985. Pp. 242-243.

17 Ídem.

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pecializado: “la institución de la policía general, que hizo bien morali-zando a los esclavos, disminuyendo los vagos y acosando las guerrillas oa sus partidarios...”18.

A las partidas armadas o agrupaciones de vagos, estigmatizados con lostérminos de “bandidos del llano”, se les atribuye buena parte de las depreda-ciones de guerra y posguerra, período en el que, según lo anotado por uninvestigador, en solo una comarca: “Estos hatos contaban entonces con másde 30.000 cabezas de ganado vacuno y más de 5.000 yeguas y caballos; alos doce años no había 500 cabezas, destrucción cometida por los [llaneros]que proclamaban libertad e independencia para robar impunemente...”19. Poresta y otras razones, se les perseguía y extinguía como a delincuentes.

Llaneros y gauchos, en sus respectivos medios geográficos, hicieron par-te “de los individuos que no lograron una ocupación estable y se conviertenen un problema estructural...”20. Cuestión, como ya ha sido elucidado,ubicable en la larga etapa de dependencia ibérica, advertida y continuada enel período nacional, en el cual se confirmó su situación de persecución ypenuria: “para el llanero y el gaucho los años después de la independenciafueron aún más duros que antes... las leyes republicanas, las ordenanzas delos Llanos de Venezuela, los decretos de Rivadavia, de Rosas en la Argenti-na, atacaron la vagancia y la organización de la población rural”21. Dirigen-tes y otros caudillos, no obstante considerar a la población de las planiciescomo “facciosos, montaraces”, por los imperativos o necesidades de la gue-rra, debieron tolerar o aceptar su condición social cuya realidad evolutiva enla Orinoquía se iba perfilando en la “progresión de llanero a vago, a bandido,a guerrillero”22, mientras en el área del Río de la Plata, tendieron a canalizarla espontaneidad guerrera de los gauchos; se procuró hacer de ellos: “el ma-terial ideal para la movilización militar... –y a la manera de los llanos gran-colombianos– los gauchos fueron transformados fácilmente en guerrilleros,bandoleros, o montoneros”23.

18 RESTREPO, José Manuel: Historia de la Revolución en Colombia, Tomo VI, Medellín, Bedout,1969, pp. 318-319.

19 Ídem, pp. 318-319.20 CARDOSO, Ciro F.S., PÉREZ, Brinoli H: Los métodos de la Historia. Introducción a los

problemas, Métodos y Técnicas de la Historia Demográfica, Económica y Social, México,Crítica, Grupo Grijalbo, 1976, p. 326.

21 LYNCH, John: Los Caudillos de la Independencia: Enemigos y Agentes del Estado-Nación,En: Repertorio Boyacense, citado, p. 16.

22 Ibídem, pp. 18-19.23 Ibídem, pp. 17.

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Desde esas condiciones de insurgencia, fue utilizada políticamente su fuerza,según las circunstancias y conveniencias de las clases dominantes respectivas,pues como lo señalara un autor inglés, basado en Sarmiento: “el uso de las fuer-zas populares no significó objetivos populares”24, ni sus movilizaciones, genera-das por causas diversas, tendieron, con contadas excepciones, como las del agraristaArtigas, a transformarlos socialmente. En esto último sólo evolucionarán, laboraly radicalmente, a mediados de siglo, coincidiendo con la desaparición del gana-do cimarrón, y la extinción, en la Pampa abierta, de los pastos y propiedadescomunales. Esto, según los enfoques económicos, culminó con la implantacióndel “alambrado” y, con ello, la culminación del proceso de “domesticación delgaucho”, quien transitó a jornalero de sabana, a peón de brega que, a más de laslabores pedestres de empalizar o de roturar praderas, en la estancia evolucionada,estará dedicado a cuidar ganados, faena en la cual debe poseer destreza paramontar a caballo, enlazar, arrear y apartar bovinos indómitos.

La nueva ubicación laboral del descendiente del gaucho rioplatense res-ponde a la dislocación de la continuidad colonial, a la ruptura de lafundamentación económica, proyectada y mantenida hasta entonces; pues,como ya fue dilucidado por una historiadora: “la producción de toda lazona que hoy forma Argentina y Uruguay, no sufre alteraciones estructura-les desde la colonia española hasta mediados del siglo XIX”25, época en lacual se agudizó la pugna entre fórmulas proteccionistas y librecambistas,derivándose de su dinamización, en los países del extremo sur, como en losdel resto de Iberoamérica, la segunda fase de revolución liberal; o sea laeconómica, que entre sus efectos, consecuenció la desaparición de gau-chos y llaneros, grupos sociales a quienes en el primer liberalismo, debidoa la monopolización de los instrumentos de poder por parte de los criollos,no se les permitió participar de los usos o beneficios del gobierno. Lo ante-rior, no obstante que, por las vías irregulares y luego convencionales deguerra, habían contribuido para el triunfo del sistema moldeado por losEstados nacionales en formación.

Si como lo enseñara Marc Bloch: “Las leyes de las trayectorias valen parala derrota y la victoria”26, podría decirse que los dos grupos culturales, expre-sados en pequeñas y grandes partidas de las masas ecuestres que se batíanpor su existencia, en esta parte del continente, tuvieron trayectorias paralelas,

24 Ibídem, p. 1725 TORRES, Haydée Gorostagui de: “El Virreinato del Río de la Plata”, En: Historia Integral

Argentina. Vol. I “Col. El País Nuevo”. Edición Citada, p. 302.26 BLOCH, Marc: Introducción a la Historia, México, Fondo de Cultura Económica, 1969, p. 157.

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hasta la victoria que consagró la soberanía en las diversas naciones. Empero,debe aclararse que, para la élite, en el concepto de Nación, o de lo nacional,sólo se incluían los intereses de los gobernantes o de los grupos de las clasespor ellos representadas.

La afirmación de Bloch es válida también para entender la derrota de losgrupos y de la masa social informe, constituida por quienes fueron los pione-ros y la carne de cañón en la guerra de independencia, de los que sólo quedóel esbozo de su acontecer histórico. Afirmamos lo anterior pese a la existen-cia de trabajos de “rescate”, elaborados con rigor histórico, compendiadoshasta el presente, incluidos los de contenido literario, o sea aquellos que hantratado de llevar al reino de la poseía o de la prosa verdades histórico-socia-les; retórica con la que han querido historiar las movilizaciones de los hijosde “pajonales bañados”, quienes cruzando ríos, chaparrales y desiertos dearenas, desbordando leguas y leguas, fueron de las vastas llanuras que seextienden hasta perder de vista, a las serranías y sierras, a los horizontesarrugados, a las montañas de los “arcanos majestuosos”; allí donde en labruma, “los árboles van a las nubes”, cerca a las cuales, llaneros y gauchos,con “puño firme” determinante, contribuyeron a imprimir el sello enaltecientede libertad, íbero, afro e indoamericana.

Para terminar, cogitemos algo de esas verdades expresadas, entre otros,por Darbyshire quien, en cierta forma, describiendo a “La desdichada vida ymuerte del Gaucho durante el Siglo XIX”27, apuntó a sus realidades; de ellas,en lo más concreto, puede su análisis aplicarse, igualmente, a los llaneros.Parafraseando al prosista señalado, podríamos concluir: “... vencidos en rea-lidad, gauchos y llaneros, aún cabalgan por las planicies románticas, comomitos idealizados y símbolos políticos...”28.

Finalmente, dirigiéndonos a los humanistas y tratadistas sociales, a lospioneros de la Ciencia aquí presentes, y a los ausentes, aseveraríamos queaún no se ha indagado suficientemente el quehacer histórico de ninguno deestos dos tipos humanos de elocuente similitud que, en su tierra púrpura pin-celada de verde naturaleza, recibieron, hicieron florecer y proyectaron en losAndes la herencia de las virtudes indígenas, negras, pardas y mestizas, ex-presadas, esta vez, en democracia insurgente, en rebeldía anticolonial,

27 SLATTA, Richard W. Op. cit. p. 85. Para ensayos de historia comparada, véase del mismo autor:Cawboys and Gauchos, The Américas 33, Marzo 1961; Gaúcho and Gaucho: comparativesocieconomic and demographic change in Rio Grande do Sul and Buenos Aires Province,1969-1920”, En: Estudios Iberoamericanos, diciembre 1980.

28 Ídem, p. 85.

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disorgánica y orgánica, identificadora del modo de ser de esos “caballerosandantes”, participantes activos en el devenir de las repúblicas consolidadas,entidades que, en prospectiva integradora, han de superar la historia nacionaly, más allá de las fronteras físicas, políticas y sociales, han de fundamentar yconstruir una “Patria Fraterna y Grande, Suramericana”.