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Publicación dedicada a problemas metacientíficos Segunda Época - Nº 41 - mayo de 2010 Departamento de Historia y Filosofía de la Ciencia Instituto de Filosofía Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Universidad de la República Magallanes 1577 11200 Montevideo - Uruguay [email protected] Editada bajo la dirección de: Mario H. OTERO, Alción CHERONI, Juan Arturo GROMPONE y Lucía LEWOWICZ versión electrónica disponible en http://galileo.fcien.edu.uy GALILEO GALILEO GALILEO GALILEO GALILEO 9 770797 953001 ISSN 0797-9533 Colabora en impresión: Delia Correa y Oscar Río Diagramación: Wilson Javier Cardozo CÓMO DERROCHAR CAPITAL POLÍTICO Mario BUNGE EL CONTRUCTIVISMO Y NELSON GOODMAN; PROBLEMAS EN SU TAXONOMIZACIÓN Washington MORALES RECONSTRUIR EL BARCO EN ALTA MAR. LA NECESIDAD PLANTEADA POR LA FISICA DE REVISAR ALGUNOS CONCEPTOS METAFÍSICOS Rodolfo GAMBINI 3 7 39 39 39 39 39

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GalileoGalileoGalileoGalileoGalileo - Segunda Época - Nº 41 - Mayo de 2010 11111

Publicación dedicada a problemas metacientíficos

Segunda Época - Nº 41 - mayo de 2010

Departamento de Historia y Filosofía de la CienciaInstituto de Filosofía

Facultad de Humanidades y Ciencias de la EducaciónUniversidad de la República

Magallanes 157711200 Montevideo - Uruguay

[email protected]

Editada bajo la dirección de:Mario H. OTERO, Alción CHERONI,

Juan Arturo GROMPONE y Lucía LEWOWICZ

versión electrónica disponible enhttp://galileo.fcien.edu.uy

GALILEOGALILEOGALILEOGALILEOGALILEO

9 770797 953001

ISSN 0797-9533

Colabora en impresión:Delia Correa y Oscar Río

Diagramación:Wilson Javier Cardozo

CÓMO DERROCHARCAPITAL POLÍTICOMario BUNGE

EL CONTRUCTIVISMOY NELSON GOODMAN;PROBLEMAS EN SUTAXONOMIZACIÓNWashington MORALES

RECONSTRUIREL BARCO EN ALTA MAR.LA NECESIDAD PLANTEADAPOR LA FISICA DE REVISARALGUNOS CONCEPTOSMETAFÍSICOSRodolfo GAMBINI

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Departamento de Publicaciones deFacultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

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CÓMO DERROCHAR CAPITAL POLITICO

El capital político de un individuo ogrupo es el conjunto de conciudada-nos que están dispuestos a ayudarlocon su voz, voto, tiempo o dinero.Quien posea algún capital políticoquerrá acrecentarlo o, al menos,conservarlo. Pero es claro que eldestino de semejante caudal depen-de tanto de la conducta de su propie-tario como de las circunstancias.

El señor Barack Obama podría es-cribir el manual definitivo sobre có-mo ganar y cómo despilfarrar el ma-yor capital político acumulado en supaís en el curso de un mero par deaños. Le regalo un título vendedor:From political riches to rags , «Delmanto purpúreo al andrajo».

¿Cómo ganó Obama el capital políti-co fabuloso del que disponía hace unaño? Lo ganó prometiendo efectuarlos grandes cambios que deseabandecenas de millones de gringos detodos los colores y muchas creen-cias, y encendiendo el entusiasmo decentenares de miles de voluntarios.

Contrariamente al entusiasmo quedespertaron en su tiempo FranklinRoosevelt, John Kennedy, LyndonJohnson y Jimmy Carter, el que pro-vocó Obama fue organizado por esosvoluntarios, casi todos sin filiaciónpartidaria, cuyo trabajo fue costeadopor millones de donaciones de unospocos dólares cada una.

El intendente de Nueva York acabade ser reelegido al costo de 100 mi-llones de dólares, o sea, a razón de180 dólares por voto. Los obamistasgastaron diez veces más, pero parauna población 30 veces mayor yusando más Internet que las cadenasde TV.

El señor Obama creyó ser elegidopresidente de una gran democracia,pero, de hecho, fue coronado empe-rador, aunque cubierto con un mantoque inmoviliza nada menos que alapóstol del cambio. Y creyó poderhacer cuenta nueva después del granborrón que había perpetrado su ante-cesor. Pero heredó un partido y un

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aparato estatal hostiles a todocambio radical, ya que habían sidodeformados por las dos presidenciasde Reagan, y otras tantas de Clinton,las cuatro «liberales», o sea,conservadoras.

El presidente Carter fue demasiadomoderado, blando y derecho parahacer frente a tanta corrupción. Sumayor reforma en la Casa Blancafue hacer instalar paneles solares enla azotea. Reagan mandódesmantelarlos en cuanto ocupó lamansión, ya que constituían un mudo,pero elocuente desafío al monopolioenergético que ostentan las grandesempresas petroleras.

El presidente Obama empezó muybien. Tuvo gestos de buena voluntadpara con la comunidad internacional,que había sido manoseada eintimidada por el presidente Bush.En particular, declaró terminada la«guerra del terror» y dijo palabrasconciliatorias al mundo islámico. Elnuevo gobierno también inyectó unaenorme suma de dinero en lacomunidad científica, que había sido

hambreada por el «gobierno basadoen la fe» de su predecesor.

Pero Obama fracasó en todo lodemás. En particular, usó plata delcontribuyente para salvar a losgrandes banqueros en lugar deinvertirla en obras públicas, salud yeducación, como lo había prometido.Y declaró que la guerra deAfganistán es una guerra buena,aunque después de ocho años sóloha afectado a la población civil y laha exportado a Paquistán. (Además,las agresiones militares son inmoralesy son buenas solamente para losmercaderes de guerra.)

No culpemos exclusivamente a lapersona, porque su alto cargo vienejunto con el Estado que encabeza.El Estado que heredó Obama incluyeno sólo una burocracia enorme, sinotambién tres aparatos inamovibles:la CIA, la red de unas mil basesmilitares ubicadas en el exterior, yunas fuerzas armadas íntimamenteentrelazadas con ejércitos privadoscuyos mercenarios no están sujetosa tribunal militar alguno. ¿Qué ha

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hecho el comandante en jefe de losEE.UU. para controlar tanta fuerza?Nada, sino reforzarla aún más.

En efecto: ha declarado que laguerra en Afganistán es «una guerrabuena», y el nuevo jefe de la CIAha prohibido que fueran enjuiciadoslos torturadores. Y debido a laoposición del Congreso, el Presidenteno ha logrado desmantelar siquierala más siniestra de las bases militaresen el exterior: la de Guantánamo. Selo han impedido los legisladores desu propio partido, aliados con susadversarios.

El presidente Obama tambiénheredó un sistema financierodesquiciado por banqueroscodiciosos y deshonestos,amparados por la Fed o BancoCentral. Este fue presidido durantedemasiados años por AlanGreenspan, el discípulo dilecto deAyn Rand. Esta lumpenfilósofa sehabía constituido en profetisa del«egoísmo racional». Esta es unageneralización de la llamadaracionalidad económica, que manda

maximizar las utilidades esperadas,sin escrúpulos por lo que puedapasarles al prójimo o al descendiente.

La crisis desatada en octubre de2008, y de la que aún no hemossalido, tomó a Greenspan porsorpresa, como lo confesó en sumomento. También dijo que,confiado en la doctrina del egoísmoracional, había esperado que losbanqueros no fueran tan estúpidoscomo probaron serlo. El zar de lasfinanzas había ignorado el apotegmade David Hume: «La razón esesclava de las pasiones.» Esteprincipio no vale en las ciencias nien las técnicas, pero vale en elmundo de las finanzas, a juzgar porlas «burbujas» especulativas que sevienen formando desde la Burbujade los Tulipanes, ocurrida enAmsterdam en el siglo XVII.

Además de heredar un Estadoenormemente inflado y endeudadopor su predecesor, el presidenteObama heredó un PartidoDemócrata desvirtuado desde lostiempos de Reagan: un partido tan

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conservador y tan comprometido conlas grandes corporaciones que nosería reconocido por ninguno de losdos presidentes Roosevelt.

¿Cómo podría semejante dinosauriohacer suya la consigna de«¡Cambiemos!» que le dio a Obamael extraordinario capital político queganó durante su campaña electoral?

A juzgar por la magnitud de suspromesas preelectorales, el señorObama pensó que presidir suenorme país consistiría en compartirsus lindos planes con su partido y con

la burocracia estatal. Supongo quenunca imaginó que sería como sacara pasear a la vez a un dinosaurio yun paquidermo.

En resumen, el manual sobre capitalpolítico que podrá escribir elpresidente Obama cuando se jubilenecesitará tener solamente doscapítulos: 1- «Cómo ganar capitalpolítico, o lo que hay que aprender yprometer para triunfar». 2- «Cómoderrochar capital político, o lo quehay que olvidar y traicionar parafracasar».

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EL CONSTRUCTIVISMO Y NELSON GOODMAN;PROBLEMAS EN SU TAXONOMIZACIÓN

Introducción.En este artículo demuestro cómoa partir de la ponderación de lacarga semántica de etiquetas querefieren a determinadas concep-ciones del conocimiento puedenvariar las clasificaciones que haga-mos de los filósofos que se conci-ben a sí mismos, o son concebi-dos, bajo esas ciertas etiquetas.Específicamente se ha clasificadoa Nelson Goodman, Bruno Latoury a Steve Woolgar como cons-tructivistas sin reparar en los pro-fundos rasgos conceptuales quelos distinguen. En gran medida, laaparición del término «construc-ción» tanto en los textos de Good-man cuanto el uso de términossimilares en La vida en el laborato-rio confunde e incluso hasta incitaa usar acríticamente la etiquetaconstructivismo. Por consiguiente,parecería necesario afinar los usosde «construcción» en cada autor

para luego decidir con qué gradode legitimidad cada uno de ellosse podría incorporar efectivamentea qué etiqueta; dado, además, queLa vida en el laboratorio generó jus-tamente etiquetas que refieren aconcepciones del conocimientoque son decididamente dicotómi-cas al sentido de constructivismoque allí se defiende, como el cons-titutivismo por ejemplo.

En este artículo afirmaré que eltérmino «construcción» usado porNelson Goodman puede ser susti-tuido tanto por «combinación»cuanto por « composición» sin quehaya pérdida semántica que afectelas tesis que defiende. Y en lamedida en que sostendré tambiénque «construcción» en el sentidoen que lo usan Bruno Latour ySteve Woolgar no puede ser susti-tuido por «combinación» y «com-posición» sin alterar la estructuray los contenidos de sus tesis, de-

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fenderé, por último, entonces quesólo puede llamarse constructivistasstrictu sensu a Latour y a Wool-gar. De acuerdo a esas hipótesis,por consiguiente, afirmaré inclusoque la expresión «constructivismo,en el sentido de Goodman» notiene sentido. Para fundamentartodo esto, la estrategia será expo-ner la dicotomía entre el constituti-vismo y el constructivismo de La-tour y Woolgar y poner en cues-tión si Goodman usa el términoconstrucción para referirse a com-binaciones de entidades dadas obien si lo hace para referirse alos materiales que los científicosproducen, o crean, y utilizan en losprocesos que, según los propiosLatour y Woolgar, son condicionesde la afirmación de enunciadosque proyectan pseudo entidades.Por último, justamente en virtud delexamen de la carga semánticade construcción en Goodman, ana-lizaré cuál de las dos etiquetas(si acaso el constitutivismo o bienel constructivismo en el sentidolatouriano) admitirá el uso deconstrucción resultante.

En principio, analizaré dos textosde Goodman («A world of indivi-duals» de 1964 y Maneras de ha-cer mundos de 1978), luego presen-taré lo que Sal Restivo llama pa-radigma constructivista y por últi-mo, a la luz de los resultadosprevios, responderé a la preguntaacerca de si Goodman es cons-tructivista o no lo es.1

I.Las tesis de Nelson Goodman en«A world of individuals» podríansintetizarse en los siguientes ítems.El mundo es un mundo de indivi-duos. Por lo cual su etiqueta filo-sófica correspondiente es la denominalista. Sin embargo este no-minalismo, tal como él mismo admi-te, tiene diferencias profundas conel nominalismo clásico: algo esun individuo si se construye co-mo tal2. Y, aunque todo pueda serconstruido como individuo, siguien-do a su vez un principio de recha-zo a las clases, Goodman sostieneque ninguna clase puede ser cons-truida como un individuo; y un in-

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dividuo, además, no puede serconstruido como una clase.3 Deesto se sigue, entonces, una condi-ción, al menos suficiente, de laaceptación de un mundo propues-to. Un mundo es aceptable, poreste nominalismo, si ese mundopropuesto es un mundo cuyasentidades están construidas comoindividuos y rechazable si esemundo es un mundo de clases.

¿En qué consiste que una entidadsea construida como un individuo?Y ¿Por qué el hecho de construirentidades según esa regla excluyeconstruirlas como clases? De larespuesta de estas dos preguntaspuede resolverse la cuestión acer-ca de cómo diferenciar un sistemaplatónico de uno nominalista ycómo construir un sistema de unou otro tipo.

Las entidades son, para Goodman,los elementos atómicos de un sis-tema, los individuos de ese siste-ma y el sistema mismo comoconjunto compuesto por una seriede individuos a modo de una nue-va entidad. Si el sistema está en

construcción, el material del cualse creará el nuevo sistema seráel conjunto de las entidades atómi-cas de ese nuevo sistema, a sa-ber: las unidades a partir de lascuales construir. Si este nuevo sis-tema se pretende nominalista, laregla de construcción de un indivi-duo será una fórmula combinatoria;si los átomos del sistema a cons-truir son dos, entonces los indivi-duos del sistema serán tres, porlo cual las entidades del sistemaserán tres individuos. Si el sistemase pretende platónico se aplicarála misma fórmula combinatoria pe-ro luego de aplicarla a los elemen-tos atómicos del sistema, dadoque para un platónico un individuosupone una clase de individuos,la aplicará igualmente una vezmás al número de individuos delsistema, de lo cual se sigue quelas entidades del sistema platónicoserán veintidós. Pero dado que unaclase, para el platónico (segúnGoodman), también supone otraclase correspondiente, entonces lacombinatoria se disparará ad infi-nitum. Por lo tanto, un sistema

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que se pretende construir de modonominalista se diferencia de unsistema que se pretende construirde modo platónico en virtud delno abuso de la fórmula combinato-ria, por lo tanto en la no prolifera-ción ad infinitum de entidades.Ahora bien, ¿cómo diferenciar siun sistema ya hecho es nominalis-ta o platónico? La respuesta deGoodman es: «[…] para el nomina-lista, dos entidades son idénticassi se descomponen de cualquiermodo en las mismas entidades.»4

Lo que es lo mismo a: si dos enti-dades son idénticas entonces tie-nen los mismos elementos atómi-cos componentes. Dado un siste-ma nominalista de tres individuosel criterio de distinción de las en-tidades de ese mismo sistema se-ría la descomposición de los tresindividuos en los dos elementosatómicos iniciales. Sea el sistemacompuesto por los individuos {h-i-j, h-i, i-j}, al descomponer «h-i-j»notamos que es distinto a «h-i»en la medida que el segundo indi-viduo tiene en falta el elementoatómico «j» con el que sí cuenta

el primer individuo «h-i-j». Sin em-bargo, según Goodman, en un sis-tema platónico dos entidades po-drían ser distintas aunque poseye-sen las mismas entidades compo-nentes. En la medida que un siste-ma platónico está compuesto porinfinitas entidades (clases de cla-ses), al intentar descomponer dosclases que tengan los mismosmiembros no puede uno sino vol-verse sobre otras clases que sebifurquen (trifurquen y así sucesi-vamente), a su vez, en otras cla-ses-miembros; de modo que, afin de cuentas, siempre terminauno girando sobre la misma enti-dad-clase sin que sea posible, enúltimo término, dar con las entida-des atómicas iniciales. Por lo tanto,si el sistema qualsiasi en cuestióntiene entidades que se diferencianentre sí, aún teniendo los mismoscomponentes, entonces el sistemaes platónico; y si el sistema encuestión consta de entidades queson desarmables en las entidadesatómicas del sistema, y por otraparte son distinguibles sólo en vir-tud de que están compuestas por

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En resumen, el principio nominalis-ta es: «dos entidades son distintassolamente si están compuestas porátomos distintos y dos entidadesson iguales en la medida que suscomponentes atómicos sean losmismos». Y en vista de que unaclase supone otra clase, de lacual es miembro, entonces cons-truir una entidad como una claseexcluye construirla como individuo,porque de ser construida comoindividuo sería tanto descomponibleen sus elementos atómicos cuantosólo descomponible en sus miem-bros-clases, y tal cosa, en «Aworld of individuals», es absurda.

Un sistema, que a fin de cuentaspara el nominalista, es un conjuntode individuos puede participar ar-mónicamente, a su vez, como unaentidad atómica de otro sistemamayor. De modo que el principionominalista aplicado a un nivel ma-cro podría formularse así: «dosversiones del mundo son las mis-mas si al ser descompuestas lle-

gásemos, posteriormente, a las mis-mas entidades atómicas iniciales;y dos mundos son distintos si aldescomponerlos llegásemos a dis-tintas entidades atómicas inicia-les».Es al menos sospechoso que, en«A world of individuals», «mundo»y «sistema» sean términos sinóni-mos, que no se utilice «sistema» o«mundo» sino «mundos» y «siste-mas» y, por último, que Goodmanutilice expresiones tales como«construir sistemas» y «construirindividuos» en cuanto ambas ope-raciones de construcción, segúnel texto mismo, se realizan segúnuna fórmula combinatoria.5 A conti-nuación pongo en contrapunto a«A world of individuals» y algunosconceptos de lo que Sal Restivollama «paradigma constructivista»6

(definido, a su vez, mayormentede acuerdo a Bruno Latour ySteve Woolgar) para explicitar porqué sostengo que las sinonimiasque acabo de indicar son, pordecirlo así, la sintomatología (estoes lo que sospecho) de confusio-nes conceptuales, que en última

átomos distintos, entonces el siste-ma es nominalista.

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instancia, puedan demostrar luegoel uso equívoco de ciertas etique-tas filosóficas, y específicamenteel uso de «constructivismo».

Goodman sostiene que un sistemaes nominalista si el resultado dela descomposición de sus indivi-duos se resuelve en la distinciónde sus entidades atómicas. Ahorabien, la fórmula combinatoria, apartir de la cual se «construyen»los individuos de un sistema paraGoodman, no resuelve, como esobvio, la disposición de los ele-mentos atómicos al momento deconformar los individuos del siste-ma, esto es: el sistema {h-i-j, h-i, i-j} pudo perfectamente disponersecomo {i-h-j, h-i, j-i} y no modificar,sin embargo, su identidad. El modoen que «se construyen» los siste-mas es arbitrario, según «A worldof individuals», aunque no asumeallí, por otra parte, el problemaacerca de la creación de cadauna de las piezas componentesde los individuos y de los sistemasen cuestión. La fórmula combina-toria no resuelve el orden de losátomos del sistema al conformar

los individuos (el ejemplo del siste-ma {h-i-j, h-i, i-j}), tal conformaciónademás es combinación (es decir,colocar piezas contra otras piezasdel mismo modo que al armar unpuzzle) y, en último lugar (siguien-do un orden indistinto), la fórmulacombinatoria no puede decirnosnada acerca de la generación dela materia que conforma a loselementos atómicos componentesde los individuos de un sistema.Por lo tanto «construcción» al mo-do en que lo define Goodman eslo mismo que «combinación» o«composición».¿Hay otros usos disponibles de«construcción» según los cualessea ilícito, valga la redundancia,usarlos como sinónimos de «com-posición» o «combinación»? En loque sigue haré una breve reseñade las notas centrales que consti-tuyen el constructivismo definidoal modo de Steve Woolgar yBruno Latour.

El constructivismo es contingentis-ta, no esencialista, realista ontológi-co, y no relativista. La ontología

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de una forma tal del enunciadoafirmado que, invirtiendo el proce-so de su afirmación, pareciera serla razón de la formulación delenunciado y, además, síntoma delolvido de las condiciones de pro-ducción del enunciado mismo. Elobjeto entonces, una vez proyecta-do, es considerado como algo des-cubierto, por lo tanto algo cuyaexistencia es previa a toda enun-ciación.

a la cual parecieran adecuarselos enunciados científicos, segúnLatour y Woolgar, es la proyec-ción de lo que ellos han llamado«estabilización de un enunciado».Llámese «estabilización de unenunciado» a la afirmación de unenunciado al liberarse de las deter-minantes de lugar, tiempo, toda re-ferencia a sus productores y asu proceso de producción. Unenunciado estabilizado es, además,el resultado de procesos agonísti-cos entre los científicos (enmarca-dos en las determinantes de lugar,tiempo, etc., ya citadas), que, luegode la resolución de las afirmacio-nes, terminan en la bifurcaciónde los enunciados tanto en conjun-tos de palabras cuanto, posterior-mente, en objetos que aparecenproyectados como correspondien-tes a los enunciados de los cualesse suponen independientes. El ob-jeto, en un proceso de estabiliza-ción creciente (en virtud de quela presión, en el proceso de nego-ciación entre científicos, tiendepaulatinamente hacia un lado dela tensión agonística), se despega

De esta mínima, y quizás grosera,síntesis del constructivismo de La-tour y Woolgar extraigo las si-guientes conclusiones.7 Los proce-sos previos a la división de unenunciado y sus objetos proyecta-dos son contingentes en la medidaque los científicos no sólo no dis-ponen de una sola opción o crite-rio para la afirmación de enuncia-dos resultantes sino que, además,las variables que inciden en laelección de alguna de las alternati-vas (sea un material y no otro,cierta bibliografía previa y no otra,y así sucesivamente) son tambiéncontingentes (intereses relativos a

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una publicación inmediata, relativosa afinidades entre científicos, etc.).Por otra parte, este contingentismoes materialista y pragmático por-que los científicos operan con ma-teriales que ellos mismos manufac-turan (los péptidos de Wilson se-gún La vida en el laboratorio, porejemplo) o bien que han manufac-turado otros científicos; de lo cual,a fin de cuentas, la ontología, deacuerdo a los procesos de produc-ción de enunciados (previos a susestabilizaciones), es el conjuntode artefactos creados por los mis-mos científicos. Efectivamente larealidad para los constructivistas,como Latour, no es el conjuntode entidades proyectadas al divi-dirse los enunciados sino que esel conjunto de procesos (y lo quehace a esos procesos) previos ala estabilización. De modo que,este constructivismo no es: subjeti-vista (porque los procesos previosa toda estabilización se estudiancomo procesos comunitarios, no in-dividuales), ni relativista (porqueel relativismo, entendido como losmúltiples modos de recibir objetos

que son independientes a los es-quemas conceptuales que los ca-tegorizan, supone que los objetosson causa de los enunciados cuan-do, por el contrario, los objetos,para el constructivismo de Latoury Woolgar, son la consecuenciade la afirmación de los enuncia-dos), y, por último, no es tampoconaturalista porque no hay entidadno sólo que no sea taxonomizablede acuerdo a criterios que nosean producidos por humanos sinoque además toda entidad de laontología constructivista es un pro-ducto humano.

Si establecemos que las caracte-rísticas del constructivismo de La-tour son también condiciones paradecidir si llamar legítimamente«constructivista» (en el sentidoque Latour le da al término, insis-to) a la obra de x filósofo, podre-mos entonces decidir si Goodmanes constructivista o no lo es.Efectivamente para Goodman elproceso de construcción de unmundo nominalista es contingente.Esto es, la fórmula combinatoria

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establece cómo construir un indivi-duo pero deja al arbitrio del cons-tructor cómo disponer los elemen-tos atómicos al momento de cons-truirlo; de lo cual se sigue queno hay regla necesaria para ladisposición del orden de las pie-zas. Ahora bien, Goodman no ex-plica cómo se han creado cadauna de las piezas que conformanun individuo, asunto, por otra parte,que efectivamente estudia el cons-tructivismo de Latour (en cuantodice no sólo quiénes crean los ar-tefactos sino además de acuerdoa qué condiciones). Se sigue, ade-más, que si el contingentismo deacuerdo al constructivismo de La-tour efectivamente explica cómose crean los materiales para laestabilización de nuevos enuncia-dos (y división de nuevos objetos)y, a su vez, esa explicación esmaterialista y pragmática entoncessi el contingentismo de Goodmanconsiste sólo en la contingenciade la combinación de las piezasexcluye el materialismo y lo prag-mático de la explicación del con-tingentismo de Latour. Por lo tanto,

el contingentismo en ambos casoses profundamente distinto.

IIQuedan por explicar las otras si-nonimias de «A world of indivi-duals». Ya hemos visto que no esnecesario entender el término«construcción» como sinónimo de«combinación» en función de queen el constructivismo de Latoury Woolgar no se habla de «combi-nar los materiales» sino de «pro-ducir los materiales». En lo quesigue investigaré en qué consistenpara Goodman mundo y sistema,y explicaré por qué no utiliza,además, el término «sistema» ysí el plural «sistemas».Goodman presenta dos argumentosque intentan sostener que la esferaontológica es no un mundo, nimundos sino versiones de mun-dos.8

Por lo pronto, la expresión «ver-siones de mundos» es, en princi-pio, algo confusa respecto a sutesis, en virtud de que el término«versión» intuitivamente hace su-poner términos familiares a «pers-

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pectiva» que, como segunda ob-servación, parecen dar cuenta deque preexisten objetos a cadaperspectiva, por lo cual si se pre-tende afirmar que sólo hay modosde percibir que generan sus obje-tos y sus hechos, la expresiónquizás no resulta la más adecuada.Goodman utiliza, sin embargo, otraexpresión, siguiendo a «A worldof individuals», que es «sistema».En Maneras de hacer mundosGoodman presenta una clasifica-ción de los sistemas en descripti-vos, representativos y no-represen-tativos-expresivos que evita el usode «versión de mundos» y la con-fusión que podría causar a nivelintuitivo. Propongo entonces, paraen principio ser caritativo conGoodman, que la expresión máscorrecta es «sistema» y no «ver-sión», y que, además, «sistema»en «A world of individuals» es ungermen de su uso en Manera dehacer mundos. Sin embargo, apesar de que conceda que «siste-ma» es la expresión más adecua-da a los planteos de Goodman,mostraré que los dos argumentos

que presenta traen consigo sóloalguna lejana semejanza con laferretería teórica kantiana en lamedida en que son incompatiblesademás con las conclusiones alas que pretende llegar y que ta-les conclusiones exigen premisasde una epistemología no constituti-vista.Como dije los argumentos deGoodman son dos. El primerosostiene que no podemos reducirtodos los sistemas (descriptivos,representativos, etc.) a un únicosistema, por lo cual la ontologíaconsiste en una pluralidad de siste-mas igualmente legítimos; el se-gundo consiste en negar la exis-tencia de una estofa independientey común a todos los sistemas.Las teorías, asimismo, se hacentomando materia de otras teoríasprevias; por lo tanto, para Good-man, una teoría se confeccionano de la aprehensión de una esto-fa común, e independiente a todaslas teorías, sino de la materia deotras teorías, cada una de lascuales genera, a su vez, su propiaontología.

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Según Goodman no hay regla pa-ra la reducción de las teoríascientíficas a una única teoría, y,por otra parte, es tan legítimo unlenguaje no-descriptivo como eldescriptivo, por cual, para Good-man, no sólo no hay regla «amano» para reducir lenguajes quetienen el rasgo común de serdescriptivos sino que además, in-cluso aún suponiendo que ese seael caso, no hay mecanismo quetraduzca lo dicho representativa-mente, o expresivamente, a enun-ciados descriptivos.9 Según Good-man, la estética debe ser una ra-ma de la epistemología en cuantoel arte, como cualquier representa-ción o mera expresión no artística,tiene un papel tan relevante en elconocimiento10 como el que tienenlas ciencias; los argumentos quepresenta para sostener esto, a suvez, son dos. El primero. La meto-dología de la construcción de lasteorías científicas, de los cuadroso de cualquier tipo de representa-ción se podría reducir a la seriede modos de hacer de Goodman,es decir: un pintor podría pintar

un cuadro, por ejemplo, por des-composición y composición de uncuadro pintado por otro pintortanto como un científico podríapor las mismas maneras construiruna nueva teoría científica a partirde teorías anteriores o contempo-ráneas. Por lo tanto, para Good-man, en cuanto las maneras dehacer versiones de mundos son lasmismas en las artes y en lasciencias, sostiene entonces que ladiversidad de sistemas generadosdesde otros sistemas tienen encomún los modos según los quese generan. El segundo argumentoconsiste en negar que las obrasde arte sean mundos posibles yen afirmar, por el contrario, queson mundos reales; porque aunque,por ejemplo, «Quijote» no refieraliteralmente en el mundo cotidiano,o en la ontología proyectada poralguna teoría científica, lo hacede modo indirecto a sujetos que«… como […el] autor de este li-bro [luchan] en sus torneos conlos molinos de la lingüística con-temporánea.»11 Es decir, «Quijo-te», o cualquier término de ficción,

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puede no referir literalmente perosí hacerlo metafóricamente, lo cualconsiste, por ejemplo, en que hayarasgos quijotescos en Goodman oen cualquier persona en la vidacotidiana. Asimismo, la vida coti-diana puede dar la materia paragenerar versiones artísticas12 ytambién en la ciencia pueden, enlos procesos de construcción deuna teoría, participar enunciadosrepresentativos, o por decirlo deotro modo: ficciones.13 De modoque si lo no-descriptivo es tan le-gítimo como lo descriptivo y a suvez no hay reducción posible, entreambos lenguajes,14 entonces nohay una versión del mundo quesea la única legítima, porque lapluralidad de versiones no esreductible a una única versión.15

El segundo argumento, como dije,considerado indistintamente (acer-ca de que la esfera ontológica esuna diversidad de versiones demundos y no mundos o un únicomundo), es el de la negación deuna estofa común a las versionesde mundos. En este punto Good-man reformula el aforismo kantiano

de «las intuiciones sin conceptosson ciegas y los conceptos sinintuiciones vacíos» en una versiónque nos recuerda inevitablementeel giro lingüístico; cito a Goodman:«Podemos concebir [a las] palabrassin un mundo, pero no podemosconcebir un mundo sin [las]palabras.»16 Creo que lo que qui-zás esté queriendo decir Goodman,siendo en principio caritativo conel aforismo, es que podemos con-siderar a las palabras tanto sintác-tica cuanto semánticamente y elmundo, sin embargo, sólo puedeser considerado en virtud de lacapacidad denotativa de las pala-bras, o lo que es igual a: el mun-do es sólo la cara semántica delas palabras y por lo tanto de nohaber palabras (por lo tanto enun-ciados) no habría mundo.En primer lugar, del hecho deque toda mirada esté cargada deteoría no se sigue que no hayaestofa común. El mismo Goodmanlo reconoce: «¿No deberíamos, talvez, abandonar esta loca prolifera-ción de mundos y retornar a lacordura? ¿No debiéramos dejar de

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hablar de versiones correctas, co-mo si cada una fuera o tuvierasu propio mundo, y no sería mejor,acaso, reconocerlas a todas comoversiones distintas de un mismomundo neutral que las subyace atodas? El mundo así recuperado,como antes comentamos, sería unmundo sin géneros, sin orden nimovimiento, sin reposo o sin es-quema, un mundo, en suma, con-tra el cual, ni a favor del cual, nomerecería la pena luchar.»17 Puedeque haya una estofa neutral co-mún pero para Goodman lo intere-sante, y el objeto de la epistemo-logía, está en las versiones demundos y no en esa estofa co-mún.18

En segundo lugar, propongo pen-sar esta traducción lingüística quehizo Goodman del aforismo kantia-no desde el punto de vista segúnel cual pensar es pensar con pala-bras. «No podemos concebir unmundo sin palabras» parecería encierto modo trivialmente verdaderaporque cualquier expresión por laque se sustituyese «mundo» seresolvería inevitablemente en tau-

tología; el punto es: no importa loque sea concebido, siempre seconcebirá verbalmente.19

De concederse la legitimidad dela relación de consecuencia en elsiguiente enunciado «si la miradaestá cargada de teoría entoncesno hay materia neutral, indepen-diente y común entre las versionesde mundos y sí sólo miradascargadas de teorías de las cualesse generan los hechos», también seconcederá, entonces, que el pro-blema acerca de la determinaciónde la primera versión, que dio lu-gar a la generación de mundosposteriores, es un problema node la epistemología sino de lateología. Es decir, la epistemologíano se encargaría, para Goodman,de la determinación de la primeraversión que hizo posible la plurali-dad de versiones con la que ac-tualmente contamos, sino de estu-diar las relaciones (y los modosde combinación) entre las versio-nes; porque es, en primer lugar,desde una versión previa que segenera la materia para una ver-sión posterior y, a su vez en se-

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gundo lugar, ninguna de ellas com-parte una tercera que les sea in-dependiente, por lo cual, en últimainstancia, que sea una versión.(Recuérdese que el argumento deGoodman es: cada vez que nospreguntamos ¿qué es tal cosa?vamos a la definición de la cosapara dar la respuesta y tal defini-ción es teoría, es decir: los objetosno son accesibles sino a travésde las versiones, por lo cual nohay acceso a una ontología quesea independiente a las taxonomi-zaciones que ellas establezcan; yen segundo lugar, como conse-cuencia de lo primero: el problemaacerca del acceso a una estofaneutral es irresoluble, por lo tantodebe abandonar la lista de proble-mas epistemológicos).Como conclusión y resumen hastaaquí, sobre la segunda serie desinonimias sobre «sistemas» y«mundo» he indicado que Good-man defiende que cada uno delos conjuntos de enunciados des-criptivos y no-descriptivos tienela facultad de generar sus propioshechos de modo tal que, a su

vez, no tenga sentido siquiera paraél, sostener que la esfera ontológi-ca es un mundo o pluralidad demundos independientes a los sis-temas descriptivos y no descripti-vos.

IIIHaré, en esta parte, algunas bre-ves consideraciones sobre el papelde la filosofía kantiana, y másespecíficamente sobre la aparentelegitimidad de las reformulacionesde algunos conceptos kantianosque presenta Goodman en Mane-ras de hacer mundos. Más arribahe dado por válidos determinadosenunciados: 1) el aforismo deGoodman es una paráfrasis delaforismo kantiano; y, 2) el problemade la estofa neutral común deGoodman es el mismo que el dela cosa en sí kantiana. ¿Es com-parable «podemos concebir pala-bras sin un mundo, pero no pode-mos concebir un mundo sin pala-bras» y «las intuiciones sin losconceptos son ciegas y los con-ceptos sin las intuiciones vacías»?

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Gilbert Ryle decía que dos concep-tos son comparables legítimamenteen la medida que ambos pertenez-can a la misma categoría o tipológico. Según esta idea de Ryle,yo sostengo que palabra, en unsentido adecuado al contexto delaforismo de Goodman, no sólo noes sinónimo de concepto, en elcontexto de la filosofía trascendentalkantiana, sino que ambos concep-tos siquiera son comparables legíti-mamente. Goodman, como vimos,dice: lo que conocemos son versio-nes de mundos y estas versionesson sistemas descriptivos, represen-tativos y expresivos no-representa-tivos. Kant, por otra parte, sostu-vo: conocemos fenómenos. En am-bos casos lo conocido es profunda-mente distinto, e incluso sus estra-tegias argumentativas son tambiénmuy distintas.20 Mientras que Kantexplora las condiciones de posibili-dad del conocimiento, es decirargumenta trascendentalmente y,por decirlo groseramente, afirmaque las premisas menores de susargumentos trascendentales pre-sentan las condiciones a priori,

no empíricas, del conocimiento,Goodman, por otra parte, ni argu-menta trascendentalmente ni ex-plora condición a priori algunadel conocimiento. Y sostengo esto,además, porque los argumentosde Goodman no pueden ser tras-cendentales: los sistemas no sonlas condiciones de posibilidad dela ontología sino que de modomás fuerte lo que pretende Good-man de ellos es que sean los ge-neradores de la ontología. En sín-tesis: sus concepciones del conoci-miento, sus compromisos con cier-tas entidades teóricas y sus meto-dologías argumentativas son encada caso diametralmente distintasentre sí. Aún más, son concepcio-nes del conocimiento de tal mododiametralmente distintas que am-bos sistemas son conjuntos disjun-tos, es decir: no comparten sinosólo rasgos lejanamente similares.Para Goodman las palabras, confi-gurando redes de enunciados arti-culados en teorías, imposibilitan elacceso a entidades no determina-das por la esfera epistémica, demodo que las versiones son, a fin

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de cuentas, la ontología con laque contamos y, por otro lado,Kant efectivamente enfrentó elproblema del acceso a materiano condicionada; sin embargo este,a diferencia de Goodman, ni en-frentó ese problema en virtud deque el condicionamiento fuese ver-bal ni sostuvo de ningún modoque de lo que se predicara el co-nocimiento fuese enunciado algu-no. En la medida, por lo tanto,en que las semejanzas e intersec-ciones de estos sistemas teóricosson triviales se sigue que ambosson categorialmente distintos, encuanto pertenecer a la misma ca-tegoría supone conceptos queyuxtapongan algún contenido, porconsiguiente que no sean disjun-tos.21

IVDe aquí en más pondré en discu-sión a «A world of individuals»,Maneras de hacer mundos y lascondiciones del paradigma cons-tructivista.La primera semejanza que en-cuentro entre «A world of indivi-

duals» y Maneras de hacer mundosconsiste en que en ambos textos,Goodman, no se ocupa del proble-ma de la generación o producciónde la materia que hace a un sis-tema descriptivo. Según dijimos, elGoodman de Maneras de hacermundos delega el problema de lageneración del primer sistemadescriptivo a la teología y lo des-plaza, por consiguiente, del con-junto de los problemas epistemoló-gicos; por lo cual, el proceso deconstrucción de un mundo (el ha-cer mundos) es para Goodman lomismo que disponer, combinar uordenar, de algún modo materiaya construida y dada por otrossistemas descriptivos previamentehechos.22 Por lo cual, nuevamente(del mismo modo que concluí con«A world of individuals»), lo másrelevante para el paradigma cons-tructivista queda relegado de ladiscusión epistemológica que plan-tea Goodman porque, tal comovimos, en La vida en el laboratoriose investiga exactamente lo queen los textos de Goodman no, asaber: cómo se generan y quiénes

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producen los artefactos para laafirmación de los enunciados que,luego de sus estabilizaciones, pro-yectarán objetos que serán consi-derados independientes y agentescausales de los propios enuncia-dos.23

Sin embargo, hay una diferenciaprofunda respecto al modo en quese establece la composición delos sistemas de individuos en «Aworld of individuals» y en Manerasde hacer mundos. En Maneras dehacer mundos figuran algunos tér-minos platónicos tales como: «gé-nero», «subespecie», «subclase» y«clase». En «A world of indivi-duals» teníamos no sólo patronespara componer sistemas sino tam-bién para diferenciar sistemas; delmismo modo en Maneras de ha-cer mundos también hay patronesde composición y diferenciaciónde sistemas que, sin embargo, alser explicados por Goodman inclu-yen los términos platónicos queindiqué. Así, la ponderación nosólo es un modo, o manera, espe-cial de componer mundos sinotambién de diferenciar al menos

dos sistemas. Cito a Goodman:«No es tanto que algunos de losgéneros que son pertinentes enun mundo estén ausentes del otro,sino que aunque también estánen él no son esta vez génerossignificativos, de tal manera quealgunas de las diferencias quehay entre los diversos mundos norefieren tanto a las entidades queincluye cada uno cuanto a los di-versos énfasis o acentos que cadauno de ellos pone.»24 La pondera-ción, como se ve, es un modode composición que permite com-poner mundos distintos desde lasmismas entidades y de diferenciardos mundos que hayan sido com-binados con las mismas entidades.En segundo lugar, es evidente quela diferenciación depende exclusi-vamente, no de las entidades indi-viduales sino, de los géneros deambos mundos. Quizás debamospreguntarnos si esta posibilidad es-tá, o no, negada en «A world ofindividuals». En una crítica deHempel, que el mismo Goodmancita, se objeta que dos entidadespodrían ser distintas aún teniendo

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los mismos componentes, y quesus diferencias se basarían en lasdescripciones que se hiciesen deesas dos entidades; es decir, dosentidades, según Hempel, podríanser distintas si, aún teniendo losmismos átomos, fuesen descriptasde distinto modo. Cito la respuestade Goodman: «En la vida diariauna diversidad de descripcionesno es evidencia de una correspon-diente diversidad de cosas descrip-tas.»25 «Habitualmente no conclui-mos que describimos diferentes en-tidades compuestas cuando nom-bramos dos personas en diferenteorden más que lo que concluimosque una casa del frente al fondoy la casa del fondo al frente sondiferentes entidades.»26 Queda ne-gada entonces, desde «A world ofindividuals», la posibilidad de queaún habiendo descripciones distin-tas de una misma entidad pudie-sen, esas descripciones, multiplicarlas entidades desde la inicial yque de diferenciarse, según el prin-cipio nominalista, la razón de esamultiplicación únicamente consisti-ría en que esas dos entidades

distintas tendrían clases componen-tes.Si la ponderación es efectivamentela manera de diferenciar por des-cripciones a dos mundos y lasdescripciones efectivamente no soncriterios de diferenciación, enton-ces sólo puede hacerse un mundopor ponderación si el mundo resul-tante es un mundo platónico y nonominalista. Efectivamente Good-man se ve en problemas al utilizargéneros como diferenciadores deal menos dos mundos (con lasmismas entidades), y no hay laxi-tud del uso de «género» que valgasi es un claro caso de incumpli-miento del principio nominalista.Tal como vimos, la composiciónde mundos según el principio no-minalista no exigía ninguna reglade ordenación determinada de laspiezas iniciales y, dado que elcontingentismo a su vez no dauna regla necesaria para la afir-mación del resultado (sea un indi-viduo o un enunciado del que seproyecten objetos), dijimos enton-ces que en «A world of individuals»podría haber algún tipo de contin-

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gentismo; sin embargo, la pondera-ción, como manera de componersistemas, exige que las entidadesatómicas, piezas según las cualesse conforme el sistema mismo,se dispongan en un orden no arbi-trario, por lo cual no contingente,que está prescripto por clases ogéneros. Si dos mundos se diferen-cian por la distinta disposición delas mismas entidades componentesen distintas clases, entonces nohay posibilidad de ordenar arbitra-riamente los elementos atómicosde un sistema porque la identidadde los sistemas se modifica alser descriptas, esas piezas inicia-les, de distinto modo. Por lo tanto,no hay posibilidad de composicióncontingente de sistemas en Mane-ras de hacer mundos. Y como vi-mos, si no hay contingentismo en-tonces no hay constructivismo.El contingentismo es una de lascondiciones que debe cumplir unaepistemología que pretenda ser lla-mada constructivista; sin embargo,también debe cumplir, además, conuna postura realista y no relativis-ta. Veamos si Goodman puede

cumplir al menos con esta últimacondición.Goodman no puede negar, sinosólo desplazar, la aporía de la es-tofa neutral común en tanto irreso-luble, manteniendo, aún así, lasmismas condiciones del sistemateórico que dan, valga la redun-dancia, las condiciones para laemergencia de esa aporía. Comoa su vez demostré, Goodman fallaen la fundamentación de la tesissegún la cual la esfera ontológicaes generada por versiones o siste-mas y, por otro lado, tal como élmismo admite también se compro-mete con el problema del origenuna primera versión, dejándolo irre-suelto. Dado que Goodman debili-ta el carácter productor de lossistemas y, a su vez paralelamentea ese debilitamiento, no resuelveel problema de una materia neu-tral entonces no puede invertir larelación objeto-sistema que es con-dición del relativismo. Esto es: silas versiones pasan a ser mera-mente una diversidad de modosde categorización de materia queles es independiente, entonces las

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mismas versiones son relativizacio-nes de la ontología. Dicho desdeLa vida en el laboratorio, Goodmanse compromete con pseudo entida-des en la medida en que la estofacomún, relativizada según distintastaxonomizaciones, es la causa ge-neradora de los enunciados y noviceversa.27 En cuanto Goodmanno es realista, sino relativista, en-tonces tampoco es constructivista.¿Cuál es entonces la etiqueta filo-sófica adecuada a los textos deNelson Goodman? El constitutivis-mo consiste exactamente en lascaracterísticas dicotómicas delconstructivismo de Latour y Wool-gar. Una epistemología es constitu-tivista si es esencialista, no contin-gentista, relativista y no realista. Elesencialismo, como lo estableceWoolgar,28 es una concepción delconocimiento que defiende quehay objetos independientes a losmodos en que se los categoriza yque estos modos de categorizacióndescriben (organizándolos, condi-cionándolos, etc.) a los objetos queles son independientes. Dado quehe defendido que Goodman no

puede deshacerse del problemade la estofa neutral, concluyo en-tonces que no ha podido desha-cerse tampoco del esencialismo.29

De modo que el Goodman deManeras de hacer mundos es cons-titutivista y no constructivista.30

El caso de «A world of individuals»es más complejo de determinar.El punto es que el contingentismoque allí se defiende (al igual quelo veíamos respecto a las manerasde hacer) podemos llegar a conce-birlo como compatible con unesencialismo de base, en virtudde que no resuelve el problemade la creación de las piezas. Aun-que se combinen, una vez creadas,de una forma contingente pudieronhaber sido concebidas como elresultado del condicionamiento deobjetos independientes a esquemasconceptuales condicionantes. Laontología para el constructivismode Latour consiste en los procesossociales de producción de materia,por lo cual Goodman en «A worldof individuals» también podría clasi-ficarse como relativista en virtudde que no sostiene que la combi-

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nación presupone procesos mate-riales que constituyen la realidadpara el constructivismo de Latour(combinar, como dije además, noes construir) y siquiera presenta,por otro lado, el problema de silas piezas son producidas o sison dadas.

Conclusiones.Del análisis de los textos de Nel-son Goodman he extraído sinoni-mias que ponen en duda el usolícito de ciertos términos; allí figura«construcción» como sinónimo de«combinación» y «sistemas» comosinónimo de «mundos». He soste-nido que no es necesario aceptarla primera sinonimia en la medidaque «construcción», según el cons-tructivismo de Latour, no es sinó-nimo de «combinación» sino de«artefacto» o de «producto». Enla medida, además, en que elconstructivismo de Latour generóuna dicotomía con las condicionesdel constitutivismo, y es el consti-tutivismo la categoría que mejorle cabe a Goodman entonces, aún

figurando «construcción» en sustextos, no es necesario clasificarlocomo constructivista. Sobre la se-gunda sinonimia afirmé que esincompatible con un uso de «cons-trucción», en un sentido latouriano,y la defensa de un relativismo;porque en cuanto Maneras de ha-cer mundos no escapa del proble-ma de la estofa neutral, y esteproblema da, además, las condicio-nes para el esencialismo y el re-lativismo, se sigue entonces queGoodman es constitutivista. Porotra parte, en el centro de estadiscusión, sobre etiquetas filosófi-cas, he indicado las diferenciasentre «A world of individuals» yManeras de hacer mundos. En esteúltimo texto, el esencialismo esmás evidente que en el primercaso, porque en «A world of indivi-duals» no se prescribe una reglanecesaria de composición de losindividuos; sin embargo, en el artí-culo de 1964, en cuanto «construc-ción» es sinónimo de«composición» no se sostiene elmismo contingentismo que en elconstructivismo de Latour y Wool-

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gar, e incluso hasta pudiese serlecompatible un esencialismo comobase justamente porque las piezasson dadas para la composición,no construidas. En resumen, elconstitutivismo es más radical y

explícito en Maneras de hacer mun-dos que en «A world of individuals»porque incumple el principio nomi-nalista que justamente se defineen «A world of individuals».

1José Ferrater Mora, por ejemplo, ha clasificado, contrariamente a lo que yo que sos-tengo, a Nelson Goodman como constructivista. Puede que esté, sin embargo,usando implícitamente construcción como sinónimo de combinación. De todos mo-dos me opondré a esta sinonimia en cuanto no sólo contamos con la etiquetaconstructivismo, sino que también disponemos de otra: el constitutivismo, la cualatribuiré a Goodman. Cito a Ferrater. «Los principales representantes del Tipo 1 sonlos llamados, a menudo, ‘formalistas’ (el ‘primer Russell’, el ‘primer Wittgenstein’, losatomistas lógicos, algunos ‘construccionistas’ o ‘constructivistas’, como Carnap yNelson Goodman, y diversos lógicos y filósofos del lenguaje, como W. van O. Quine).»Ferrater Mora, José. 1970. La filosofía actual. Madrid: Alianza. Pág.: 77 y 78.2 Cito un fragmento en el cual efectivamente Goodman utiliza claramente el término«construido»: «Nominalism as I conceive it […] requires only that whatever is admittedas an entity at all be construed as an individual.» Goodman, Nelson. 1964. «A world ofindividuals». En: Philosophy of mathematics. 1era edición. New Jersey: Prentice-Hall.Págs.: 198 y 199.Por otra parte, para explicitar su diferencia con el nominalismo clásico véase quepara Ockham en la esfera ontológica hay particulares o individuos que como talesse tienen por indivisibles y no construibles a partir de otros individuos. Segúneste último caso, si se construyera una entidad a partir de un conjunto de indivi-duos, cometeríamos el absurdo, para Ockham, de decir que algo es divisible e in-divisible.

Notas

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3 Ciertos conceptos como clase, conjunto, miembro e individuo por lo generalson definidos confusamente por mucha literatura lógico-matemática y en la medi-da en que, de aquí en más, recurriré a ellos constantemente creo que será necesa-rio definirlos con detenimiento y claridad. Comenzaré con un comentario de To-rretti a una cita de Russell que aparece en El paraíso de Cantor; el comentarioes el que sigue. «Aparentemente, Russell identifica aquí la clase-como-uno queforman ciertos objetos con lo que llamaríamos hoy la fusión o suma mereológicade esos objetos (su relación con ellos es como la que tiene una barra de acerocon los átomos de hierro y carbono de que consta).» Torretti, Roberto. 1998. El pa-raíso de Cantor. La tradición conjuntista en la filosofía de la matemática. Santiagode Chile: Editorial de la Universidad Andrés Bello. Pág.: 181. Por otra parte, consideraré,paralelamente con este comentario, las definiciones de clase y conjunto, en rela-ción a su vez con las definiciones de miembro e individuo, que da Susann Lan-ger. Para Langer un miembro y un individuo nos indican cuándo enfrentamos unenunciado general y cuándo un enunciado particular; un enunciado es particular,para Langer, si la referencia del sujeto de ese enunciado puede indicarse ostensi-vamente, y un enunciado es general si lo denotado por el sujeto de ese enuncia-do no puede indicarse ostensivamente y supone eventualmente, sin embargo, queparticulares, para Langer indicables ostensivamente, puedan ser miembros de laclase denotada por el sujeto del enunciado general. Clase para Langer es el cam-po de aplicación de un concepto determinado, esto es: una clase es una extensióndelimitada por un concepto. Un particular puede entonces ser incorporado poruna clase siempre y cuando haya sido admitido, según un concepto, en calidadde miembro, y no de individuo a cierta extensión. Según el comentario de Torretti,además, en cuanto una clase aniquila las diferencias particulares de cada indivi-duo para incorporarlos a sí mantiene, sin embargo, sólo aquellas propiedades quesegún el concepto de clase definen a esa clase. Podría decir, siendo algo más vio-lento, que un åéäïò platónico es todos sus ejemplos y ninguno a la vez. Un miem-bro, por lo tanto, se distingue de un individuo en que el miembro pierde, en cuan-to se incorpora a una clase, todas aquellas propiedades que el concepto de laclase no distingue como determinantes para conformar la clase. (Veremos, sinembargo, que Goodman si bien mantiene la definición de miembro presentará supropia definición de individuo).

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Conjunto, por otro lado (en una específica acepción), prescinde de membresías envirtud de que prescinde también de la intensión (me refiero a conceptos específi-camente) e incluso de la extensión (de acuerdo al vocabulario lógico, por determi-nación relativa a conceptos). Entiéndase, de aquí en más, por conjunto a una co-lección de objetos, a los cuales también podremos llamar elementos del conjunto,qualsiasi bien delimitada. Esta es básicamente la definición de Cantor (puede en-contrarse en Torretti, 1998). Como se ve, en la medida en que un conjunto no di-suelve las propiedades de los objetos sino que los incorpora tal como se presen-tan, entonces un conjunto se diferencia de una clase en virtud de que una claseincorpora miembros, determinados por conceptos, y un conjunto prescinde deconceptos e incorpora a sus objetos mintiendo intactas todas sus propiedades.4 Cita del original: «[…] for the nominalist, two entities are identical if they break downin any way into the same entites.» Goodman, Nelson. 1964. «A world of individuals».En: Philosophy of mathematics. 1era edición. New Jersey: Prentice-Hall. Págs.: 199 y200.5 Véase que en la última cita que hago de «A world of individuals» (pág. 4 de esteartículo) el mismo Goodman utiliza «break down» (lo que traduzco por «descompo-ner») y no el antónimo de «construed» (término, «construed», que por otra parte,y como vimos, utiliza explícitamente).6 En: Science, society and values. Toward a sociology of objectivity.7 Pueden encontrarse también en el libro de Sal Restivo Science, society and va-lues. Toward a sociology of objectivity.8 Cito a Goodman: «Nos hallamos confinados a las formas de descripción que emplea-mos cuando nos referimos a aquello que describimos, y podríamos decir que nuestrouniverso consiste en mayor grado en esas formas de descripción que en un únicomundo o en varios mundos.» Goodman, Nelson. 1990. Maneras de hacer mundos. Ma-drid: Visor. Pág.: 19. «Podremos enfrentarnos a las preguntas sobre cómo se hacenmundos, cómo se comprueban, cómo se conocen si, como hemos propuesto, nos des-pedimos de la falsa esperanza en un fundamento firme, si sustituimos la idea de unmundo por la de varios mundos que no son sino versiones, si disolvemos la sustanciaen función, y si por último, reconocemos que lo dado es, más bien, algo que tomamospor nosotros mismos.» Op. Cit. Pág.: 24. «Todos los procesos de construcción demundos que hemos señalado forman parte del conocimiento. La percepción del movi-

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miento, como hemos visto, consiste frecuentemente en producirlo; el descubrimientode leyes físicas implica también su diseño; el reconocimiento de modelos y de pautasdepende en gran medida de cómo se inventen y se impongan. Comprensión y creaciónvan de la mano.» Op. Cit. Pág.: 43. «Si nos sentimos ciertamente tentados de considerarque ambas versiones [perceptual y física] son ‘versiones de los mismos hechos’, nodebemos pensar que con ello se implica la existencia de hechos independientes sobrelas cuales pueden formularse esas versiones, en la misma medida en que tampoco elque dos términos tengan un significado semejante implica que existan unas entidadesseparadas llamadas significados. ‘Hecho’, al igual que ‘significado’, es un término sin-categoremático, pues obviamente, y después de todo, los hechos son facticios, artificia-les.» Op. Cit. Pág.: 129. «Las diferencias que pudiera haber entre ajustar una versióna mundo, un mundo a una versión, o una versión con otras versiones, se desvanecencuando reconocemos el papel que las versiones tienen a la hora de hacer [las cursivasson mías] aquellos mundos con los que se ajustan.» Op. Cit. Pág.: 185.9 No sólo esto, la reducción de mundos representativos, o expresivos, a un únicomundo representativo o expresivo tampoco es posible.10 Me detendré muy brevemente, aquí y más adelante, en la definición de conoci-miento para Goodman. La resumiré, desde ya, como un ejercicio constante y pro-gresivo del entendimiento por captar los detalles de una versión del mundo qual-siasi. La tendré presente simplemente para contraponerla luego con la definiciónque da Sal Restivo del conocimiento científico para el paradigma constructivista.11 Op. Cit. Pág.: 142.12 Un ejemplo de esto es la serie de caricaturas que podemos encontrar sobre lospersonajes mediáticos de la vida cotidiana o igualmente cualquier cuadro de Tizia-no, o pintor retratista qualsiasi, sobre los personajes públicos de la Venecia delsiglo XVII.13 «…suponer que la ciencia ha de ser pedestremente lingüística, literal y denotativasería pasar por alto, por ejemplo, el instrumental analógico frecuentemente empleado,la metáfora que ponemos en juego a la hora de medir con un esquema numérico los da-tos de un nuevo ámbito, o la manera en que los físicos y los astrónomos hablan de laatracción y la extrañeza que los agujeros negros les suscitan.» Op. Cit. Pág.: 146. Yoagregaría que en la ciencia podemos encontrar claros ejemplos de la participación deficciones en los llamados experimentos mentales.

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14 Aquí asimismo puede uno remitirse también a Wittgenstein quien decía que laúnica descripción posible de una obra de arte es la mimética, por lo cual sosteníaque ninguna reducción de lo no-descriptivo a un lenguaje descriptivo es posible.(Lecciones y conversaciones sobre estética, psicoanálisis y creencia religiosa).15 Otra consecuencia de la consideración de la legítima igualdad de los lenguajesno-descriptivos y los descriptivos para el conocimiento es la necesidad de pre-sentar otro criterio que el de la concepción semántica de la verdad de Tarski paradecidir si una versión del mundo es legítima o no lo es. Porque el concepto deverdad expuesto por Tarski es aplicable únicamente a enunciados descriptivos,y en virtud de que Goodman sostiene, por ejemplo, que una representación pictó-rica también tiene valor cognitivo, al igual que cualquier enunciado descriptivode una teoría, entonces no bastaría el concepto de verdad de Tarski para legislarsu legitimidad, en la medida en que una representación pictórica no es un enun-ciado descriptivo. El criterio para decidir si una versión es legítima o correcta paraGoodman es el de validez. Este criterio varía en relación a los tipos de signos (lingüísti-cos y no lingüísticos) y al modo en que referencien esos signos (metafórica o literalmen-te); sin embargo, conserva una identidad, aún en esas variaciones, que consiste en laaplicabilidad de cuales sean principios para legislar un tipo de operación constructivatambién cual sea. «La validez consiste en la conformidad con las reglas de inferencia,reglas en las que se codifica la práctica deductiva de aceptar o rechazar determinadasinferencias». Op. Cit. Pág.: 170. «…igual que la deducción [la inducción], consiste enla conformidad con determinados principios que codifican una práctica dada.» Op.Cit. Pág.: 170. A su vez agrega: «Así, y en primer lugar, una inducción correcta debebasarse no sólo sobre premisas verdaderas sino también [a diferencia de una de-ducción] sobre todas aquellas posibles pruebas verdaderas de las que se disponga[positivas y negativas].» Op. Cit. Pág.: 171. El tercer tipo de validez general es llama-do por Goodman «validez de las formas de categorización». «…la validez de losprocesos de aplicación de categorías se refiere [a diferencia de la validez inductivay deductiva], más bien, a predicados y categorías, o a sus sistemas, todos loscuales carecen de valores de verdad.» Op. Cit. Pág.: 173. La elección para Goodmande los predicados correctos (según mi lectura de Goodman, debo decir en realidad«predicados de clase correctos») se decide en mayor medida por el hábito, es decir:por lo que él llama «predicados mejor atrincherados». Si la comunidad científica ha

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convenido tradicionalmente aplicar «verde» será más conveniente entonces aplicarel predicado «verde» que «verdul» al sujeto cual sea de un enunciado protocolarde una inducción. Parafraseando a Goodman: si «verde» ha sido más eficaz que«verdul» para construir y comprender mundos entonces es más correcto su usoque el de «verdul» para esos fines. Estos tres tipos de validez son sin embargosólo aplicables a versiones construidas lingüísticamente. Al igual que sucede conla determinación de una categoría, en las versiones descriptivas, hay en las ver-siones representativas una tensión entre la tradición y la innovación. Es decir,citando el ejemplo de Goodman, se llama versión realista correcta a aquella re-presentación tanto que se adecue a los hábitos técnico-representativos de la tradi-ción pictórica realista cuanto «…[cuando se alcanza] un nuevo grado de realismo,y ello es así porque [se] descubren y presentan nuevos aspectos de la realidadal crear o develar aspectos del mundo que hasta entonces no habían sido nuncavistos.» Op. Cit. Págs.: 176 y 177. (Yo hubiese escrito este final, para evitar malas inter-pretaciones, de este modo: «…que hasta entonces nunca habían sido vistos.») En am-bos casos (en lo descriptivo y lo representativo) la verdad es sustituida o, másbien, incorporada por la validez, toda vez que a esta se la entienda como la ade-cuación entre una operación de construcción y los hábitos de una tradición (obien a un sistema que dé cuenta de aspectos nunca vistos) que prescribe cómoconstruir un tipo de sistema determinado. La validez también es un criterio de co-rrección de las versiones expresivas no-representativas abstractas. Dice Goodman:«La posible validez de las obras visuales o musicales contendrá aspectos comola validez de su diseño o la de su estructura». Op. Cit. Pág.: 179. Los símbolos queno representan, describen ni nada denotan pueden, sin embargo, para Goodman,ejemplificar versiones de mundos; de modo que el problema de la corrección deversiones no denotativas se formularía en la pregunta acerca de cuándo un ejem-plo es correcto. Goodman responde que las muestras, o ejemplos, deben ser apli-cables a aquellos sistemas de los cuales son muestras, y esto se decide del mis-mo modo por el cual se decide la validez en sistemas denotativos, es decir enrelación al hábito de utilizar ciertos procedimientos que «conduzcan desde lamuestra a aquello que la muestra ejemplifica». «Es decir, y en otras palabras, lavalidez de un diseño, de un color, de una armonía de formas -el que una obra seaadecuada muestra de esas características- queda comprobada por nuestro éxito a la

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hora de descubrir y aplicar aquello que se ejemplifica en ese diseño o ese color. Y, a suvez, lo que podamos considerar éxito a la hora de alcanzar ese acuerdo dependerá deaquellos géneros que sean aplicables en ese caso según hayan sido adoptados pornuestros hábitos, los cuales, se han ido modificando progresivamente al irse encontran-do con nuevas propuestas. […] La validez de un diseño o de una imagen no difiere dela validez de la representación o de la descripción tanto por su naturaleza o por sus cri-terios cuanto por el tipo de simbolización y el modo de referencia que están implicados.»Op. Cit. Págs.: 184 y 185. «Así pues, y brevemente, la verdad de los enunciados y la va-lidez de las descripciones, representaciones, ejemplos y expresiones, ya sean diseños,dibujos, dicciones o ritmos, es básicamente una cuestión de ajuste: ajuste a todoaquello a lo que de una manera u otra se refiere, o a otras formas de interpretación, o amodos y maneras de organización.» Op. Cit. Pág.: 185.16 Goodman, Nelson. Maneras de hacer mundos. Madrid: Visor. 1990. Pág.: 24.17 Op. Cit. Pág.: 40. En este fragmento de la traducción que estoy manejando hayun problema gramatical importante; a saber (para resolverlo), donde dice: «[…] unmundo en suma, contra el cual, ni a favor del cual, no merecería la pena luchar.»,léase en su lugar: «[…] un mundo en suma, contra el cual, ni a favor del cual,merecería la pena luchar.»18 Es sí interesante, sin embargo, tener en consideración la tesis de Roy Bhaskarsobre este asunto. Esta estofa común podría ser ni más ni menos que la condiciónde posibilidad de la comunicación de las distintas, y hasta dicotómicas, versionesdel mundo; y no sostenerla no sólo implicaría la ausencia de comunicación entreversiones sino además siquiera la existencia de la ciencia. De todas formas, Good-man no se ocupa de este argumento, y yo sólo lo pongo en consideración. Estepunto de vista puede encontrarse en A realist theory of science de Roy Bhaskar.19 Sea un signo lingüístico o no lingüístico.20 Kant no sostiene siquiera que los objetos del conocimiento sean series deenunciados (descriptivos, representativos o meramente expresivos) o proposiciónalguna.21 Aquí uso «disjunto» metafóricamente porque usado literal y legítimamente essólo un predicado exclusivo de los conjuntos, no de los conceptos. «Si dos con-juntos A y B no tienen elementos comunes, es decir, si ningún elemento de A estáen B y si ningún elemento de B está en A, se dice que A y B don disjuntos.»

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Lipschutz, Seymur. 1970. Teoría y problemas de teoría de conjuntos y temas afines.México: McGraw-Hill. Pág.: 5.22 Como ya dije Goodman no sólo se ocupa de los sistemas descriptivos; sin em-bargo, usaré «sistemas descrptivos» para economizar las palabras. Recuérdeseque, para Goodman, hay también sistemas no-descriptivos.23 Remito a las dicotomías del esencialismo que presenta Woolgar en el capítulo II deCiencia: abriendo la caja negra; una de las cuales es: «conocimiento-hecho».24 Goodman, Nelson. Maneras de hacer mundos. Madrid: Visor. 1990. Pág.: 29. Las cur-sivas de la cita son mías.25 Cito el original: «In a daily life a multiplicity of descriptions is no evidence for a co-rresponding multiplicity of things described.» Goodman, Nelson. 1964. «A world ofindividuals». En: Philosophy of mathematics. 1era edición. New Jersey: Prentice-Hall.Págs.: 204.26 Cito el original: «Normally we no more conclude that we describe different compositeentities when we name two people in different order than we conclude that a housefrom top to bottom and the house from bottom to top are different entities «.Goodman,Nelson. 1964. «A world of individuals». En: Philosophy of mathematics. 1era edición.New Jersey: Prentice-Hall. Págs.: 204.27 «No deseamos decir que los hechos no existen, ni que no hay tal cosa comola realidad. En este sentido simple, nuestra postura no es relativista. Nuestra ideaes que la ‘exterioridad’ es consecuencia del trabajo científico, no su causa.» La-tour, Bruno. Woolgar, Steve. 1991.28 En el capítulo II de Ciencia: abriendo la caja negra.29 Con sólo ser esencialista además se fundan las bases para ser relativista, e in-cluso para ser escéptico, según Woolgar. Véanse los ejemplos de «desastres meto-dológicos» del capítulo II del libro citado en la nota 28.30 También las concepciones acerca del conocimiento de Goodman y el paradigmaconstructivista son muy distintas. La definición de conocimiento en el paradigmaconstructivista es: «Knowledge, according to the constructivist interpretation, is thesum of these decisions, selections, and conditions.» Restivo, Sal. 1994. Science, socio-logy and values. Toward a sociology of objectivity. Bethlehem: Lehigh universitypress. Pág.: 129. Por otra parte, la definición de Goodman es: «El conocimiento apun-ta en gran parte a un objetivo distinto de la creencia verdadera o de cualquier creencia.

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[…Consiste en:] comprender rasgos y estructuras que antes no podíamos discernir,más que un cambio de creencias, se produce un incremento de la agudeza de nuestraintuición y de nuestra capacidad de discernimiento, un aumento de la amplitud denuestra comprensión.» Goodman, Nelson. 1990. Maneras de hacer mundos. Madrid:Visor. Pág.: 43. En un caso, según el constructivismo, la definición centra su objetode investigación en los procesos agonales entre los científicos enmarcados en uncontexto social, y en el otro caso, según Goodman, en la capacidad de aguzar pro-gresivamente (tal como un proceso educacional) al entendimiento en el discernimien-to de detalles no registrables en el primer análisis de un sistema. Este segundocaso define al conocimiento como un proceso individual que, además, pone elacento en el resultado de la composición (en el sistema) más que en sus condicio-nes materiales comunitarias previas de producción a la estabilización del sistemamismo.

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Bibliografía.

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GalileoGalileoGalileoGalileoGalileo - Segunda Época - Nº 41 - Mayo de 2010 3939393939Rodolfo GAMBINI

RECONSTRUIR EL BARCO EN ALTA MAR.LA NECESIDAD PLANTEADA POR LA FÍSICADE REVISAR ALGUNOS CONCEPTOS METAFÍSICOS

Muchos son los que en la actualidadconsideran que si bien la física esun formalismo muy útil para hacerpredicciones precisas y ejercer con-trol sobre la naturaleza, poco tieneque decir acerca del mundo cuandose trata de aportar un conocimientomás profundo de la realidad. Las difi-cultades para basar alguna reflexiónfilosófica en la física se acentúancuando se intenta tomar como puntode partida las teorías fundamentalesdesarrolladas a lo largo del siglo XX,que son muy abstractas desde elpunto de vista matemático. Uno ter-mina teniendo una estructura formalcon ciertas reglas de corresponden-cia que le permiten sacar conclusio-nes empíricas, pero se tropieza conenormes obstáculos cuando intentaproporcionar imágenes.

¿Por qué resulta entonces tan difícilexplicar la física en términos sencillosdel lenguaje natural y hacerla accesi-ble a cualquier persona culta? A mientender hay dificultades de caráctercientífico y filosófico a superar. Por

un lado, existen algunas teorías físi-cas como la mecánica cuántica queaún no han sido unívocamente inter-pretadas por los físicos. Es decir,no ha sido posible expresarlas ha-ciendo uso de un lenguaje no mate-mático de modo de proporcionar unavisión del mundo en que la consisten-cia de sus postulados resulte eviden-te. Es claro que estamos hablandode teorías matemáticamente consis-tentes, si no lo fueran serían simple-mente inaceptables. Sin embargo,ocurre que si bien los postulados sonlógicamente consistentes y dancuenta de los hechos observados nologramos construir una imagen cohe-rente del mundo a partir del ellos.Es decir, no tenemos una descrip-ción donde resulte transparente elsignificado y consistencia de algunode sus axiomas. Voy a volver luegosobre este punto para explicar porqué aparece esta dificultad para al-gunas teorías actuales, y como se haresuelto para las teorías que lasprecedieron.

* Publicado originalmente en Textos G (http://galileo.fcien.edu.uy) en 2007.

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Por otro lado, hay muchas teorías físi-cas del siglo XX, que son muy impor-tantes como la relatividad especialo la relatividad general, que si bienno despiertan controversias entre losfísicos en cuanto a su interpretación,no han sido cabalmente aprovecha-das para renovar los conceptos y ca-tegorías filosóficas tradicionales.Aquí el problema es que nos hemosconformado con expresar el forma-lismo matemático en términos deconceptos básicos muy inadecuados.Usualmente se sostiene que ello sedebe a que los fenómenos descritospor estas teorías están muy alejadosdel mundo de nuestra experienciacotidiana y por consiguiente de losconceptos elaborados por nuestrolenguaje natural. Ello es correcto,pero más cierto aún es que los con-ceptos filosóficos tradicionales fue-ron derivados a partir de un procesode abstracción en fases más primiti-vas del conocimiento humano que seremontan a Aristóteles. Si bien fue-ron ulteriormente modificados paraincorporar la física newtoniana, re-sultan absolutamente inadecuadospara explicar las teorías actuales.Por esa razón muchas veces confun-den, e impiden que las teorías puedanser incorporadas en esquemas expli-cativos más amplios, de carácter fi-losófico.

Las dificultades mencionadas ade-más de tener graves consecuenciasfilosóficas afectan profundamentenuestra visión de la realidad. Lasciencias físicas, que son las que nosdan el conocimiento más precisoacerca del mundo, parecen habersetransformado en impotentes a la ho-ra de contribuir a una comprensiónuniversalizadora, que incluya alhombre junto al mundo físico. Estas aparentes limitaciones hancontribuido además a las incertidum-bres propias de nuestros tiempos. Vi-vimos en una época de continuocuestionamiento a los valores e ideasde la modernidad. Se cuestiona la ra-cionalidad característica del iluminis-mo y se enfatizan las visiones relati-vistas, las perspectivas múltiples yparciales. Hemos ido descreyendodel discurso moderno acerca de laverdad y la certeza, de la universali-dad del conocimiento, y de los siste-mas. También consideramos supera-das las narrativas históricas liberta-rias y revolucionarias que estuvieronen la base de tantos acontecimientosen los siglos precedentes. Este nue-vo encare de los problemas de la fi-losofía, del arte y de la ciencia denuestra época no resulta de una po-sición caprichosa de los pensadorescontemporáneos o de pereza en lareflexión. El mismo ha acompañado

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en muchas ocasiones progresos rea-les en la comprensión de las capaci-dades y limitaciones humanas y lasuperación de posiciones que hoy yano pueden ser retomadas en formacreíble. Sin embargo, esta actitud es llevadaen ocasiones a extremos y generali-zaciones que traicionan justamenteel valor de los avances logrados yconvierten en absolutas las limitacio-nes tan difícilmente descubiertas.Limitaciones que deberían prevenir-nos de aseveraciones demasiadocontundentes aunque éstas adoptenun cariz negativo. Es así que se niegaen ocasiones a nuestra época la ca-pacidad de sustituir una verdad su-perada por otra, un criterio de bellezapor otro, un ideal de vida por otro.«La mente postmoderna parece con-denarlo todo, sin proponer nada... Sepronuncia por una vida sin verdades,normas o ideales»1

Ni los pueblos primitivos ni las civili-zaciones avanzadas pueden vivir sincosmovisiones mínimamente com-partidas. La ausencia de cosmovi-siones coherentes, va penetrando enel entramado social y conduce a loshombres al conformismo, el aburri-miento, y la decadencia. Cada épocareacciona ante los obstáculos y desa-fíos que encuentra en su desarrollo.

Su reacción dependiente de suscreencias mas arraigadas, de sus es-peranzas, temores y valores, deter-mina su éxito o fracaso. Vivimos entiempos que nos plantean grandesdesafíos intelectuales, porque lospuntos de vista tradicionales han co-lapsado. Depende de nosotros definiruna nueva visión del mundo, quecombine racionalidad con reveren-cia, ciencia con sentido o seguir sien-do una época que se define negati-vamente como post-algo. Con la pretensión de dar algún pasoen esa dirección intentaré extraer al-gunas enseñanzas y revisar algunosconceptos filosóficos, en muchoscasos implícitamente aceptados, par-tiendo de la física contemporánea.Se trata de objetivos parciales queno intentan desarrollar sistemas sinoreconocer errores. Aún así son obje-tivos ambiciosos, porque las ense-ñanzas resultantes de la ciencia delsiglo XX contradicen el sentido co-mún y en muchos casos son sorpren-dentes y desconcertantes. Las difi-cultades enfrentadas por el pensa-miento filosófico no tienen prece-dentes porque, para progresar, debeabandonar un conjunto de conceptosy suposiciones implícitas que han re-sultado muy exitosos por siglos, peroque hoy resultan inadecuados y noshan conducido a incertidumbres apa-

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rentemente insuperables. Es difícil,por consiguiente, que cualquier inten-to en ese sentido no se perciba comoun retroceso o como un riesgo, peroen definitiva no parece existir otraposibilidad que «reconstruir el barcoen alta mar»2

El rol de las interpretacionesde las teorías físicas.

Cuando uno se dispone a atacar unproblema de cualquier índole: prácti-ca científica o filosófica no puede li-brarse de las ideas preconcebidas ylos prejuicios, no puede aislarlos, ellosforman parte de lo por lo general sellama el sentido común. Reacciona-mos ante los problemas, a partir deciertos conocimientos resultantes denuestras experiencias, creencias oestudios anteriores. Se trata en mu-chos casos de conocimientos vagos,y a veces contradictorios. El sentidocomún incluye además en un todomás o menos coherente a nuestrasheurísticas. Cuando juego al tenis,utilizo experiencias previas de fenó-menos que son estudiados científica-mente por la mecánica, o la mecáni-ca de fluidos, pero que como tenistano he obtenido a partir de un estudioteórico. Es simplemente conocimien-to empírico que no se integra en tér-minos de enunciados explícitos que

uno haya de alguna forma acumula-do. Es incorporado a partir de imáge-nes, reacciones, relaciones kinesté-sicas que involucran a todos nuestrossentidos y al cuerpo. El científico también asume comoválidas, sin someterlas a una críticaexhaustiva, una serie de creencias:que sus sensaciones reproducen si-tuaciones de hecho, que los reportesde otros físicos acerca de ciertas si-tuaciones experimentales son confia-bles y que, por consiguiente, no esnecesario someterlos a una verifica-ción personal. Cree en el sistema devalidaciones y garantías propio de suciencia particular. Confía en la exis-tencia de una realidad externa acer-ca de la cual reportan investigadorescuya credibilidad es «comprobada»por otros en condiciones de reprodu-cir la misma situación experimental.El científico cree, como cree otrocualquiera, en una red de «eviden-cias» que depende de una serie decausas físicas, biológicas y psicológi-cas que trascienden su propia cien-cia y no son puestas en cuestión. Másaún cree en el sano funcionamientode una comunidad especial de sereshumanos que cultivan su disciplinay que actúan veraz y objetivamente.La ciencia nos advierte, en muchasocasiones, cuando fallan algunos deesos enunciados que damos por cier-

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tos, pero las dificultades de interpre-tación de las teorías físicas actualespueden provenir de inadecuacionesdel sentido común demasiado arrai-gadas como para resultar reconoci-bles como erróneas únicamente apartir de los descubrimientos cientí-ficos. En ese sentido BertrandRussell y con él la mayoría de los fi-lósofos analíticos parecen ser exce-sivamente conservadores cuando es-peran que sea inmediato reconocerlos cambios de sentido común reque-ridos para entender las nuevas teo-rías físicas, mientras que AlfredNorth Whitehead representa la posi-ción contraria y propone un cambioextremadamente radical en las cate-gorías metafísicas, muchas veces sinuna justificación suficiente, a losefectos de interpretar correctamen-te los conocimientos científicos. El sentido común es dinámico, se hadesarrollado a lo largo de los siglos.Asuntos que resultaban de difícilasimilación en el pasado son hoy uni-versalmente comprendidos. Galileo,por ejemplo, ridiculizaba a la genteque en su época se oponía a la ideade rotación terrestre haciendo usode una noción absoluta de arriba yabajo con argumentos como el si-guiente «Bueno, ¿cómo puede serque la Tierra rote? Si yo estoy su-biendo a una montaña y la Tierra ro-

ta, entonces llega un momento enque empiezo a bajar la montaña.»Razonando, de este modo, a partirde conceptos de arriba y abajo abso-lutos, externos, sin relación con laTierra. Nociones que predominabanen el sentido común de la Edad Me-dia y aún pervivían en la época deGalileo, y que han sido superadascompletamente. Las teorías científicas requieren in-terpretación cuando no es posibleencontrar ninguna forma de expre-sar los conceptos fundamentales dela teoría dentro de los límites del sen-tido común establecido. La relevan-cia de las interpretaciones resulta dedos elementos. El fundamental eseste: poner en evidencia la coheren-cia interna de las leyes y su capaci-dad de reproducir los hechos obser-vados. Es lo que hace creíbles a lasteorías científicas. Hace comprensi-ble y natural a la teoría y abre por lotanto las puertas al segundo. La in-terpretación nos proporciona unmarco conceptual que puede aplicar-se a campos de la experiencia quetrascienden, en principio, a la Físicay permite iluminarlos al descubrir enellos la acción de sus leyes. Voy a ilustrar cómo juegan estos doselementos a partir de un ejemplo to-mado de Galileo. El proceso de in-

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terpretación de la mecánica por Ga-lileo ha sido discutido de manera bri-llante por Feyerabend3. Concentré-monos en el llamado argumento dela torre. Dicho argumento planteaobjeciones a la idea de la rotaciónterrestre sustentada por Galileo. Élse sentía enormemente atraído porlas ideas del heliocentrismo coperni-cano. Necesitaba, por consiguienteexplicar la rotación de la esfera ce-leste a partir de la rotación de la Tie-rra, y explicarla además, en términosde movimiento relativo: la Tierra rota,por lo tanto vemos rotar a las estre-llas en sentido opuesto. Comienzapor atacar entonces cierto argumen-to utilizado en la época para refutarla posibilidad de rotación de la Tie-rra. El argumento dice así: «Loscuerpos pesados que caen desde unaaltura describen una línea recta yvertical hacia la superficie terrestre.Por consiguiente la Tierra no puedemoverse. Porque si ésta tuviese unmovimiento de rotación diurno, al de-jar caer la piedra desde lo alto deuna torre, transportada por el girode la Tierra, habría viajado cientosde metros hacia el Este en el tiempoen que la piedra emplearía en su caí-da. Por lo que la piedra debería cho-car con la Tierra en un punto queestuviese a esa distancia del pie dela torre.»

La gente de la época razonaba asu-miendo la validez de la física de Aris-tóteles. Para Aristóteles, un cuerpolibre de fuerzas tiende al reposo. En-tonces, cuando yo suelto la piedraella tiende al reposo y la torre siguegirando, por lo que la piedra se quedaatrás. Entonces uno no vería que lapiedra cae verticalmente, la vería vo-lar hacia el oeste a gran velocidad.Esa es la idea del argumento de latorre. El argumento aristotélico recu-rre a un hecho: las piedras caen ver-ticalmente. Y da por supuesto lo quepara el sentido común de la épocaera la forma dominante de pensar:el movimiento es absoluto, hay unanoción de reposo absoluto, y loscuerpos tienden al reposo. De esaspremisas el razonamiento aristotélicoconcluye que la rotación terrestre esimposible. Por supuesto, Galileo no discute elhecho de que las piedras caigan ver-ticalmente, lo que va a mostrar esque existe una interpretación diferen-te del hecho. El primer punto a reba-tir es la idea del movimiento absoluto.Recurre a la experiencia y dice:«cuando viajan en un barco, y elbarco se está moviendo, ¿acaso uste-des tienen que girar la cabeza paraseguir el movimiento del mástil?» Elbarco se está moviendo, yo me mue-

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vo con el barco, no hay entonces nin-guna percepción del movimiento. Entonces agrega »Si el movimientoes relativo, no debo explicar por quéla rotación no se aprecia mientras lapiedra no cae. Debo explicar quéocurre en el momento en que sueltola piedra.» Y para ello utiliza otroprincipio de la nueva mecánica quees el principio de inercia. El principiode inercia establece que un cuerpomantiene su estado de movimiento,es decir su velocidad. La piedra te-nía una velocidad inicial igual a lavelocidad de la rotación terrestre, yes esa velocidad, que se mantieneconstante de acuerdo al principio deinercia, la que hace que la piedra cai-ga verticalmente en vez de moversehacia atrás. Así que él combina dos ideas nuevas:la de movimiento relativo y la deinercia, y logra dar una descripciónnuevamente consistente de los mis-mos hechos. Lo notable es que loshechos admiten interpretacionesmúltiples. Uno tiene que vestir loshechos con cierta estructura con-

ceptual para explicarlos. La estruc-tura inicial en principio parecía total-mente aceptable, Galileo proporcio-na una nueva estructura que salvalos hechos pero ahora los hace con-sistentes con el principio inspiradorde su mecánica que es el heliocen-trismo copernicano. Con la nueva in-terpretación la Tierra puede rotar na-turalmente, los planetas pueden giraralrededor del Sol. No existe más unpunto central que permanece eter-namente en reposo, tal noción care-ce de sentido, ya que, en virtud delprincipio de inercia, no es posible dis-tinguir el reposo absoluto del movi-miento uniforme con velocidad cons-tante. De manera que las nocionesmismas que están en la base de lacosmología aristotélica se vienenabajo con la nueva interpretación. Vemos pues que Galileo se ha limita-do a poner en evidencia la consisten-cia de los principios de la nueva me-cánica: el principio de relatividad yel principio de inercia con la cosmo-logía de Copérnico.* Lo notable esque Galileo parece haber desarrolla-do la mecánica buscando encontrar

* Cosmología que el propio Copérnico no se atrevió a defender. Conservó su trabajosin publicar hasta su muerte y se limitaba a considerarlo una forma alternativa y simplifi-cada de entender el movimiento planetario, porque seguía pensando aristotélicamentey no había forma de entender el movimiento terrestre sin alterar el marco conceptualaristotélico.

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* Si el espacio es físico, puede ser finito.Curiosamente con Einstein se vuelve a concebiral espacio como físico De hecho, la Relatividad dice que el espacio es curvo, perocarece de sentido pensar en el espacio en el cual esta inmerso y se curva. La Física sedesarrolla en el interior del espacio y no en ese hiperespacio sobre el cual se curva.

argumentos a favor de la visión helio-céntrica. En ese sentido resulta unavez más demostrado que el desarro-llo de la interpretación acompaña yno sigue al desarrollo de la teoría físi-ca. La teoría no se concluye primeroy luego es interpretada. Una inter-pretación incompleta es signo deuna teoría física que probablementetambién es incompleta. Quisiera ahora hacer referencia alimpacto que tuvo esta transforma-ción conceptual sobre el pensamien-to de su época. Un primer ejemploque es consecuencia directa de estainterpretación es su impacto en el de-sarrollo de la cosmología moderna.El universo aristotélico estaba basa-do en un espacio físico limitado porla bóveda celeste, que posee un pun-to central donde se encuentra la Tie-rra. Existe un sistema de referenciaen reposo absoluto cuyo origen pue-de ubicarse en ese punto. La nuevafísica, con el concepto de inerciadestruye la idea de reposo absoluto.No hay forma de distinguir un siste-ma en reposo de uno en movimientouniforme y los puntos del espacio son

indistinguibles. No hay un punto pri-vilegiado que pueda considerarse co-mo centro fijo. Por otro lado se susti-tuye la idea de un espacio físico porla idea de un espacio geométrico, elespacio de Galileo es el espacio dela geometría de Euclides. Lo mismovale para la física de Newton, es unespacio dado de una vez para siem-pre donde se mueven los objetos. Elespacio de la mecánica es el espaciomatemático, dice Newton. Entonces, si el espacio es geométri-co no tiene ningún sentido pensar enuna bóveda celeste que limite el es-pacio.* Por eso, los principios de re-latividad y de inercia condujeron ala aceptación progresiva de la ideade un Universo infinito. A tal punto,que esta idea comenzó a predominarpoco después de Galileo, si bien de-moró casi doscientos años en sercomprobada. En 1725, Bradley em-pezó a hacer mediciones de parala-jes estelares con resultados negati-vos. Estaban demasiado lejos paralas capacidades instrumentales de laépoca. Se siguieron haciendo medi-ciones sin éxito hasta que en 1838

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se hicieron las primeras observacio-nes de paralajes estelares. A pesar de que se demoró más deun siglo en tener una comprobaciónexperimental, pocos ponían en dudaque el Universo fuera infinito, y me-nos aún pensaban que estuviese limi-tado por la bóveda celeste. Ya en1750 Kant había propuesto la hipóte-sis cosmológica de que el sistema so-lar forma parte de una galaxia quecontiene un enorme número de estre-llas y que había muchas otras gala-xias como la nuestra. Pasemos ahora a las consecuenciasde carácter filosófico que tuvo estamecánica En el siglo XVII los des-cubrimientos científicos hacen evi-dente la quiebra del pensamientoaristotélico que había estado en labase de la escolástica medieval. Los fundamentos de la posición me-canicista fueron enunciados con no-table claridad por el propio Galileomucho antes de que las leyes deter-ministas de la dinámica fueran esta-blecidas por Newton. Afirma Galileoque los conceptos básicos para com-prender la materia son los de núme-ro espacio y tiempo y estableceque «el libro del Universo esta escri-to en el lenguaje de las matemáti-cas»4 Establece, siguiendo a Demó-crito, una distinción entre lo que des-

pués se llamarían las cualidades pri-marias intrínsecas al objeto, que in-cluyen los conceptos de espaciotiempo y numero, que acabamos demencionar, y las secundarias asocia-das a las sensaciones de color, olor,sabor o sonido que designan estadoscambiantes de nuestra mente. Dice«Suprimamos mentalmente a los se-res vivos y sus órganos y desapare-cerán del mundo esas cualidades.»5

El diálogo que desde los tiempos deAgustín se había desarrollado entrela filosofía griega y el cristianismoincorpora entonces a un nuevo prota-gonista, las ciencias naturales, fun-damentalmente la mecánica, cienciadel movimiento. De hecho, la deca-dencia de las autoridades tradiciona-les en materia de conocimiento, conel concomitante desarrollo de co-rrientes ateas y la creciente confian-za en la autonomía de la razón, trasla-daba a la filosofía la responsabilidadde responder a los embates del es-cepticismo y el ateismo. Descartes,fuertemente preocupado por el es-cepticismo creciente procura encon-trar bases seguras para el conoci-miento y construir sobre ellas su sis-tema filosófico. Su confianza en elnuevo método racional lo lleva a ex-presarle al decano de la Facultad deTeología de la Universidad de París:«He sido siempre de la opinión que

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dos cuestiones –aquellas relaciona-das con Dios y el alma– están entrelas principales que deben ser demos-tradas por la filosofía más que la teo-logía.» A la metafísica le correspon-de establecer la primacía de la razóny probar la existencia de Dios, y éstea su vez se convierte en la garantíade la existencia del mundo. Una vezestablecidos estos fundamentos, elestudio del mundo se reduce a ex-traer las consecuencias de los princi-pios de la mecánica. Así las dos ba-ses sobre los que descansará su nue-vo edificio conceptual serán la meta-física y la física. Al respecto estable-ce que «…la totalidad de la filosofíaes como un árbol, las raíces son lametafísica, el tronco la física y lasramas que salen del tronco las de-más ciencias.»6

Descartes aplica los principios de lanueva física al ámbito más generalposible. No sólo los planetas y losobjetos inanimados obedecen las es-trictas leyes deterministas de la me-cánica, también las plantas y los ani-males son tratados en términos me-canicistas. La fisiología humana re-cibe un tratamiento similar y en esesentido se aboca a la tarea de propo-ner distintos modelos mecánicos parafunciones tales como la vista o el oí-do. Se mantiene en todo momentofiel a su concepción de la filosofía

concebida como un árbol donde to-das las otras ciencias crecen deltronco que es la física. Sólo el ámbito de lo mental, será re-servado, por intervención divina, alhombre, autor de esa proeza de larazón que es la nueva física, será ex-cluido. Su confianza en el pensa-miento racional, es absoluta. Las cer-tezas se dan como «ideas claras ydistintas» y su acuerdo con la reali-dad empírica esta garantizado porDios. Así construye al mundo a partirde dos substancias con atributos dis-tintos e irreconciliables: la sustanciacorpórea y la sustancia mental. Entrelos distintos atributos de cada sustan-cia hay uno que constituye su esen-cia sin el cual la sustancia deja deser concebible, estando los demás re-feridos a él. Siguiendo una vez mása Galileo, da preeminencia a un atri-buto puramente matemático, la ex-tensión, que es considerado como elatributo esencial de la sustancia cor-pórea. Los demás atributos «corpó-reos» como el tamaño, la forma, oel movimiento se derivan de ella. Tomando al pie de la letra los mode-los abstractos de la mecánica clásicaDescartes identifica al mundo comouna sucesión de configuraciones ins-tantáneas de sistemas materiales:partículas fluidos o sólidos que ocu-

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pan posiciones sucesivas en el espa-cio matemático de la geometría eu-clídea. A pesar de que, como vere-mos, la física abandonó esta visiónsimplista de la materia hace más de100 años, ella sigue teniendo fuerteinfluencia y podríamos decir que si-gue formando parte de la idea demateria más arraigada en el sentidocomún..Con Descartes y la nueva física deGalileo y Newton, se crean las basesde la filosofía moderna. Fundada enuna comprensión aún primitiva delmundo físico, nace signada por el pro-blema insoluble del dualismo. Buenaparte de la filosofía posterior a Des-cartes puede entenderse como unesfuerzo esencialmente infructuosopor resolver este problema. Por ellono resulta sorprendente que el inten-to cartesiano de preservar un espa-cio para la libertad humana resultaseuno de los puntos más débiles de susistema. Diría Voltaire acerca delmismo: «Seria muy raro que toda lanaturaleza, todos los planetas, obe-dezcan leyes eternas, y que debaexistir un pequeño animal, de cincopies de altura, quién despreciandoesas leyes, pueda actuar como leplace.»7

Cuando la noción de materiaempieza a cambiar Es en el siglo XIX cuando se abre labrecha entre la física y filosofía queaún hoy no hemos podido colmar. Estambién a mediados de ese siglo quese inician los cambios que conduci-rán a la nueva física. Debido a estosdos procesos que ocurren con dife-rencias de pocas décadas la revolu-ción científica que se inicia con lateoría electromagnética y aún no haculminado no fue acompañada sufi-cientemente por la reflexión filosófi-ca. A la vista de los objetivos del pre-sente trabajo, conviene ver con algúndetalle cuáles han sido las principalesetapas del proceso que conduce ala física actual y que cambios con-ceptuales se fueron produciendo. La concepción del mundo presenta-da por la mecánica clásica parecíaser, hasta mediados del siglo XIX,totalmente satisfactoria. En el ámbitode aplicación de la mecánica no seencuentra inconsistencia alguna. Siesta teoría fue finalmente superadafue por ser incompleta. En el siglodiecinueve se comenzaron a estudiaren forma sistemática los fenómenoseléctricos y magnéticos conocidosdesde la antigüedad. A principios desiglo los científicos establecieron quela electricidad y el magnetismo son

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en realidad fenómenos relacionados.Hacia 1830, Joseph Henry y MichaelFaraday demostraron que cuando unalambre se mueve cerca de un imánse establecen corrientes eléctricas.Las ecuaciones finales de la teoríaelectromagnética que unificaban laelectricidad y el magnetismo en unmismo formalismo, extremadamenteelegante que incluye además a losfenómenos lumínicos, fueron obteni-das por James Clerk Maxwell en1873. Durante las siguientes tres dé-cadas se realizaron esfuerzos deno-dados para reducir los fenómenoselectromagnéticos a fenómenos me-cánicos. Se creía que ellos debíanresultar del movimiento de un mediomaterial hipotético que se llamó éterEl fracaso de eso intentos demostróque la mecánica era incompleta yque existen otra formas de materiamás allá de las partículas materiales,reconociéndose en los campos elec-tromagnéticos a los primeros siste-mas materiales no mecánicos. Con el advenimiento de la nueva físi-ca, iniciado con el desarrollo la teoríaelectromagnética que sería seguidopor el de la relatividad y la cuántica,cuatro de las principales nocionesde la Mecánica Clásica debieron serabandonadas. Ellas eran: a) el deter-minismo que establece que el cono-cimiento preciso de las condiciones

iniciales de un sistema mecánicopermite determinar con total preci-sión su evolución futura. b) la ideade que los intervalos espaciales ytemporales son absolutos. Es decir,que las medidas de los intervalos detiempo o de las distancias no depen-den del movimiento de los cuerpos,o de los observadores. c) la concep-ción de un espacio absoluto y mate-mático donde vale la geometría deEuclides tridimensional, independien-te de todos los fenómenos. Un reci-piente donde se ubican y evolucio-nan las partículas, que tiene las mis-mas propiedades en todas partes ypara siempre, y de un tiempo tambiénmatemático asociado con una varia-ble real absoluta. Newton dice: «Eltiempo absoluto, verdadero y mate-mático fluye igualmente sin depen-der de nada externo debido a su pro-pia naturaleza, y el espacio absoluto,por su propia naturaleza permanecesiempre el mismo e inmóvil sin de-pender de nada externo.»8 d) la no-ción de simultaneidad absoluta. Deacuerdo con la Mecánica Clásica sepuede saber exactamente lo que estápasando en cualquier parte del Uni-verso en este preciso instante. ElUniverso se puede pensar como algoinstantáneo; el pasado dejó de exis-tir, el futuro aún no ha llegado. Parala mecánica la realidad se concentraen el filo de una cuchilla que avanza

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en el tiempo. Estas nociones aún es-tán muy arraigadas en las formas co-rrientes de pensamiento acerca delUniverso, esencialmente porque sebasan en observaciones que valencon una gran aproximación y bastanpara orientarnos y actuar sobre lamayor parte de los fenómenos de lavida cotidiana. Aunque en la socie-dad altamente tecnológica en que vi-vimos usamos permanentemente re-sultados de la nueva física que lascontradicen, en la mayor parte de loscasos nos manejamos sin tomarlosen cuenta. Con la introducción de la noción decampo por el electromagnetismo laconsistencia monolítica de la físicase pierde definitivamente. Se suce-den a partir de entonces cambios re-volucionarios donde nuevas esferasde la realidad son descubiertas pro-gresivamente. El proceso aún no haconcluido y no hemos vuelto a po-seer una visión absolutamente cohe-rente y matemáticamente perfectacomo la proporcionada por la mecá-nica clásica. Pero lo que se perdióen pureza formal se ganó en riquezay profundidad. La imagen proporcio-nada por la mecánica clásica era infi-nitamente monótona y aburrida. Elmundo compuesto por sistemas departículas en movimiento en el espa-cio vacío es un mundo de autómatas,

incapaz de albergar la riqueza y vita-lidad que observamos a nuestro alre-dedor. El mundo resultante de lanueva física parece superar todo loque la imaginación humana ha podidoconcebir revelándonos una realidadque no hemos sido aún capaces deasimilar. El siguiente diagrama, al cual recu-rro en muchas ocasiones, es una re-presentación tridimensional, que nopretende ser rigurosa, de las distintasteorías físicas en función de tres va-riables. Recordemos que las teoríascientíficas se introducen general-mente en etapas relativamente avan-zadas del estudio de ciertos fenóme-nos cuyas regularidades ya han sidodescritas mediante leyes empíricas.Las teorías procuran explicar dichasregularidades y proporcionar unadescripción más profunda y exactadel conjunto de fenómenos en cues-tión. Para ello se reinterpretan dichosfenómenos en términos de entidadesy procesos que están por detrás delos observados y que permiten expli-car las uniformidades empíricas yadescubiertas y predecir nuevas regu-laridades. Al precisar la descripciónde los fenómenos ya conocidos, unateoría permite delimitar el ámbito deaplicación de las leyes empíricas ymostrar su carácter aproximado. Asílas leyes de Kepler para el movi-

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miento planetario son validas, en lamedida en que despreciemos las per-turbaciones producidas por la atrac-ción de los demás planetas. Figura 1

Por último, una nueva teoría permiteampliar nuestros conocimientos pre-diciendo nuevas propiedades y fenó-menos que no se conocían antes de

que la teoría fuera formulada. Así,la teoría de la relatividad especialpredice que cada masa tiene un con-tenido energético asociado a través

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tran objetos sometidos a camposgravitacionales más intensos. Si seavanza en el eje vertical se encuen-tran objetos más pequeños. La medi-da dinámica de la pequeñez de unsistema físico esta dada por una va-riable llamada acción, que denota-mos con S. La física de Galileo yNewton describe la región central,objetos de tamaño mediano, no so-metidos a fuerzas gravitacionalesdemasiado intensas y que se muevena velocidades pequeñas respecto ala velocidad de la luz. Para estudiarlos campos electromagnéticos y laluz debemos alejarnos de esa zonacentral e incluir fenómenos con ve-locidades comparables a la velocidadde la luz. La Teoría de la RelatividadEspecial permite estudiar esos fenó-menos e incluir simultáneamente alos fenómenos mecánicos en la mis-ma descripción. Si uno desea incluiren un esquema común a los fenóme-nos mecánicos, electromagnéticos ygravitacionales tiene que recurrir ala Relatividad General. Esta teoríadescribe a todos los sistemas «gran-des», desde objetos muy masivoscomo las estrellas a objetos de nues-tra escala, no importa cual sea suvelocidad. Por último, la MecánicaCuántica está asociada a la regiónde objetos microscópicos, átomos,moléculas y partículas elementales,pero indirectamente sus leyes deter-

de la famosa ecuación que iguala laenergía a la masa por la velocidadde la luz al cuadrado. Intervienen en el diagrama las tresconstantes universales de la física:c, es la velocidad de la luz G, es laconstante de gravitación universalde Newton, y h es la constante dePlanck quejuela un papel esecial enlos fenómenos cuánticos. En las uni-dades usuales metro, kilogramo se-gundo, creadas para ser utilizadas enla descripción de los fenómenos deescala humana, como los que encon-tramos a nuestro alrededor, la velo-cidad de la luz es muy grande y lasotras dos constantes extremadamen-te pequeñas. Ello permitió desarro-llar la mecánica clásica antes de to-mar en cuenta las sutilizas de los fe-nómenos cuánticos o relativistas.Todo fenómeno físico conocido sepuede ubicar en algún punto del dia-grama, dependiendo de los valoresque toman algunas magnitudes ca-racterísticas del mismo. El primer ejecoordenado esta asociado al cocien-te entre la velocidad característicade los objetos y la velocidad de laluz. A medida que se avanza en ladirección de ese eje se tienen objetosque se mueven a velocidades mayo-res. A medida que se avanza en ladirección del segundo eje se encuen-

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minan de las propiedades de los másdiversos sistemas macroscópicos:sólidos, líquidos, semiconductores,superconductores, láseres y muchosotros. .A partir de 1870 se agregan nuevasesferas de la realidad a las que seubicaban cerca del origen del sistemade ejes coordenados. Se debe aban-donar la mecánica clásica para cu-brir campos de la experiencia queestán fuera de su rango de validez.En 1870 aparece la descripción deMaxwell de los fenómenos electro-magnéticos, en 1905 se propone laRelatividad Especial. Entre 1908 y1916 se desarrollan los principios dela Relatividad General, que describelos fenómenos gravitacionales juntocon los fenómenos electromagnéti-cos. Las estrellas, agujeros negrosy la estructura del universo a granescala caen en su ámbito de validez.En 1923, nace la Mecánica Cuántica,los fenómenos atómicos, y molecula-res, buena parte de los fenómenosquímicos y de la biología moleculary la genómica caen en su ámbito deaplicación. Para describir fenóme-nos cuánticos con velocidades muyaltas se debió unificar la noción decampos con la cuántica dando lugara la Teoría Cuántica de Campos.

Tanto la Relatividad General comola Mecánica Cuántica y la TeoríaCuántica de Campos son actualmen-te áreas activas de investigación ytodos los días se descubren nuevosy sorprendentes fenómenos que re-sultan de las mismas. Ninguna deesas teorías es completa ya que sólocubre una región parcial del espaciode los fenómenos posibles. Aún nodisponemos de una teoría que descri-ba simultáneamente a aquellos fenó-menos que son cuánticos y gravita-cionales. Los mismos se ubican lejosde los planos formados por pares deejes del diagrama y serían descritospor la gravedad cuántica, teoría queaún se encuentra en proceso de ela-boración. Cuando abandonamos el rango defenómenos descritos por la Mecáni-ca Clásica tenemos una física abier-ta que aún esta en construcción yque por lo tanto todavía es incomple-ta. Mientras no completemos el cua-dro no dispondremos de una visióntotalmente coherente y satisfactoriadel Universo. Aun para las regionesdel diagrama para las cuales posee-mos un marco teórico adecuado, nopodemos sentirnos satisfechos, losfenómenos descritos por la relativi-dad general son también cuánticos,y los átomos y moléculas, que sontan bien entendidos gracias a la

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cuántica, también sienten y produ-cen efectos gravitatorios que no sa-bemos describir precisamente. Ca-be preguntarse entonces si estamosen condiciones de ofrecer una visiónunificada del mundo. Aunque segu-ramente la visión filosófica que pue-da resultar de la física actual no serádefinitiva, existe amplio acuerdo en-tre los físicos en que los cambios pro-metidos por la teoría unificada aúnen desarrollo no afectarán ciertasideas básicas provenientes de las dosgrandes teorías existentes. Dos delos elementos conceptuales más sóli-dos son el carácter probabilista delmundo que se manifiesta en la mecá-nica cuántica y su carácter relacionalque resulta de la relatividad general.Ellos jugarán un rol central en el restode este trabajo. Comenzaré refiriéndome a tresavances que contribuyeron algran cambio en la concepción dela materia que se produce entre1850 y 1925; el atomismo, la in-troducción de la noción de campoelectromagnético y finalmente eldescubrimiento de la naturalezafísica y dinámica del espacio y eltiempo. Ninguno de ellos se ajustaa las leyes y nociones de la mecá-nica newtoniana.

Atomismo Dentro del mecanicismo convivíandos visiones de la materia: la atomís-tica y la continuista. La concepciónatomística tenía una larga historiaque se remontaba a los atomistasgriegos del siglo V antes de Cristo.Sin que existiera evidencia experi-mental confirmatoria durante los si-glos XVII y XVIII, las posiciones es-taban divididas. Aunque conceptual-mente la mecánica debía hacer refe-rencia a partículas que eran tratadascomo puntos, dicho tratamiento po-día ser considerado como una ideali-zación a los efectos de describir con-figuraciones extendidas de materiacomo las de los fluidos y los sólidos.Descartes era partidario de la visióncontinuista mientras que Newton seinclinaba por una visión atomista si-milar a la griega. A pesar de la in-fluencia de Newton y de la acepta-ción muy extendida de que debíaexistir alguna estructura corpuscularsubyacente a la materia, la concep-ción corpuscular resultó científica-mente estéril durante el siglo XVIII.Ni la evidencia experimental ni losavances de la teoría contribuyerona su desarrollo. De hecho el éxitode Euler en la formulación de la hi-drodinámica del continuo en térmi-nos de ecuaciones diferenciales enderivadas parciales aparentó reducir

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el problema de la naturaleza corpus-cular subyacente a términos pura-mente metafísicos. Los principios del atomismo surgencon John Dalton en el ámbito de laquímica. Establece que todos loscuerpos de magnitud observable es-tán constituidos por un gran númerode partículas extremadamente pe-queñas, o átomos ligados por fuerzasde atracción. Y agrega que las partí-culas últimas que componen un cuer-po como el agua deben ser todasidénticas: «toda partícula de agua escomo toda otra partícula de agua, to-da partícula de hidrógeno es comotoda otra partícula de hidrógeno» Lahipótesis de Dalton se origina funda-mentalmente en el estudio de lasreacciones químicas y la observa-ción de que los elementos combina-dos según su peso en proporcionesdefinidas dan lugar a las substancias. A pesar de que estas ideas surgenen la química a comienzos del sigloXIX no impactan hasta la segundamitad del siglo, cuando van siendoadoptadas para explicar las estructu-ras cristalinas y las propiedades mi-croscópicas de los materiales eléctri-cos y magnéticos. Pero donde lasideas del atomismo resultaron másfructíferas fue en el desarrollo de lateoría cinética de los gases, la que

permitió establecer progresivamentelas bases microscópicas de la termo-dinámica, en particular de conceptoscomo la temperatura y el calor. Un aporte del atomismo determinan-te de los cambios que se produciríanen el siglo XX, muy en particular dela mecánica cuántica, fue la intro-ducción debida a H. Lorentz de lahipótesis de la existencia de una car-ga elemental llamada posteriormen-te el electrón, confirmada experi-mentalmente por Thomson en unaserie de experiencias realizadas enla última década del siglo XIX. Elatomismo que había nacido como unadoctrina filosófica con los griegos pa-sa de esta manera a formar partede las ciencias experimentales yconducirá a una de las investigacio-nes más importantes del siglo XX,la búsqueda de las partículas ele-mentales que componen a los átomosde todos los elementos conocidos. La concepción atómica de la mate-ria parecía adecuarse muy bien a losconocimientos de la física clásica.Después de todo, la física newtonia-na trata naturalmente a las partículaspuntuales. Los hechos demostraríanque esta creencia resultaría ser abso-lutamente falsa, y que para describirel comportamiento de los átomos yde las partículas elementales que los

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componen sería necesario introducira la más revolucionaria de las teoríasfísicas hasta hoy conocidas, la mecá-nica cuántica.

La noción de campo A diferencia de las partículas queson objetos localizados los camposse extienden a todo el espacio. Co-mo es sabido, los efectos de una par-tícula cargada se hacen sentir a dis-tancia. En efecto si colocamos otrapartícula cargada, llamada partículade prueba, a una distancia arbitrariade la primera, la partícula de pruebasentirá los efectos de una fuerza. Sise duplica el valor de la carga se ob-servará que la fuerza también se du-plica. La idea de campo eléctrico seintroduce para expresar la influenciade la partícula cargada sobre el me-dio que la rodea independientementede la carga de la partícula de prueba.A cada punto del espacio se le aso-cia un vector campo eléctrico, lafuerza que sufre una carga en esepunto es el producto del valor de lacarga por el valor del campo. Elcampo producido por una partículacargada puede representarse ha-ciendo uso de las llamadas líneas decampo. En el caso de una carga ais-lada positiva, ellas surgen radialmen-te de la partícula y cuanto más inten-

so es el campo más próximas sonlas líneas. Los materiales magnéticoscomo un imán también dejan sentirsus efectos en todo el espacio y és-tos pueden representarse por uncampo que depende del punto de in-terés. Una partícula cargada que semueve en presencia de un campomagnético sufre una fuerza que tien-de a desviarla de su trayectoria. FueFaraday quien primero notó que loscampos debían ser considerados tanreales como las partículas. En efec-to, Faraday observó que las partícu-las cargadas no parecían actuar ins-tantáneamente a distancia, sino a tra-vés de modificaciones del campo queproducen, las cuales se propagan ala velocidad de la luz. James Clerk Maxwell fue el prime-ro en establecer que los fenómenosluminosos no son más que ondaselectromagnéticas. Dichas ondasson originadas por cargas en movi-miento. Si se tiene una carga inicial-mente en reposo, y se la comienza amover, el campo lejos de la cargademora en alterarse por el movi-miento de la carga y sigue apuntandoradialmente hacia fuera de la direc-ción original en que se encontrabala carga. A medida que nos acerca-mos a la carga en movimiento elcampo va cambiando su dirección,surgiendo de puntos que fueron ocu-

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pados por la carga durante su movi-miento, hasta que muy cerca de lacarga el campo proviene directamen-te de ella como si la propagación fue-ra instantánea. Las ondas de radioson producidas de esta manera, porcargas en movimiento en la antenaemisora y detectadas por cargas queen presencia del campo electromag-nético se ponen en movimiento enla antena receptora. Aún cuando elmovimiento de las cargas en la ante-na emisora cese y no exista ningúnagente externo, la onda se sigue pro-pagando. Lleva energía, esa energíaque nosotros detectamos con la an-tena de una radio. Entonces hay un fenómeno ondulato-rio asociado al campo, similar al quese produce cuando lanzamos unapiedra en un lago, Aunque la piedrallegue al fondo y quede en reposolas ondas seguirán propagándose.Por eso, se pensó durante décadasque la propagación de las ondas elec-tromagnéticas era debida a las vibra-ciones de algún fluido. Es decir secreía que existía algún soporte me-cánico, un fluido cuyas oscilacionesmecánicas producían el comporta-miento ondulatorio. El propio Max-well hizo intentos enormemente ima-ginativos para encontrar una explica-ción mecánica, sin éxito. El soportemecánico, que se llamó éter debía

tener propiedades totalmente absur-das e incompatibles, y poco a pocose fue abandonando la idea de quetal fluido existiera. El golpe final a lahipótesis del éter lo dio Einstein consu Teoría de la Relatividad. Al respecto dice Von Laue en 19089:«...una comprensión totalmente re-novada de la propagación de losefectos electromagnéticos en el es-pacio vacío... (surge de las nuevasteorías del campo); ...ellos no sonsoportados por medio alguno ni tie-nen lugar por una inmediata accióna distancia. Sino que el campo elec-tromagnético en el espacio vacío esuna cosa que posee existencia propiay una realidad independiente de todasustancia. En efecto, uno debe acos-tumbrarse a esta idea, pero quizáseste acostumbramiento pueda sim-plificarse si se recuerda que las pro-piedades físicas de este campo, queestán dadas en la forma más ade-cuada por las ecuaciones de Max-well, son más perfectamente y exac-tamente conocidas que las propieda-des de cualquier sustancia.» Porconsiguiente, von Laue observa queademás de las partículas hay otro tipode entidad con existencia propia: loscampos que son independientes y noson un subproducto del movimientode las partículas. Así que pasamosde un Universo en donde tenemos

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un tipo de materia, a un Universodonde en principio aparecen dos ti-pos diferentes de materia.

El espacio-tiempocomo otra forma de materia. Para formular su teoría especial dela relatividad Einstein partió de tresobservaciones.

La primera ya mencionada: Loscampos representan sistemas tanfundamentales como las partículas.Por consiguiente tanto las leyes dela mecánica que describen el movi-miento de las partículas, los sólidosy fluidos como las del electromagne-tismo que describen a los campos,las ondas electromagnéticas y la luzdeben tener un status similar.Segunda observación: el principio derelatividad debe valer para todas lasleyes fundamentales y no sólo las dela mecánica. Entonces, el principiode relatividad de Einstein estableceque: Las leyes de la física son lasmismas para observadores que semueven uno respecto del otro convelocidad constante y no existe for-ma alguna de distinguir, a partir delestudio de las leyes que rigen el mo-vimiento, si un sistema esta en reposoo en movimiento rectilíneo uniforme.

Tercera observación: Dado que elprincipio de relatividad que acaba-mos de enunciar debe valer tambiénpara las leyes de Maxwell que des-criben los fenómenos electromagné-ticos, la velocidad de propagación delas ondas electromagnéticas y de laluz debe ser misma para todos lossistemas de coordenadas con movi-mientos relativos con velocidadconstante, ya que dicha velocidad sepuede calcular directamente partien-do de las leyes de Maxwell. Esta ob-servación es confirmada por la ex-periencia: la velocidad de la luz enel espacio vacío es siempre la mis-ma, independientemente de la veloci-dad de la fuente o del receptor de laluz. De estas observaciones resulta in-mediatamente una primera conclu-sión: dos sistemas de coordenadasque se mueven con velocidad cons-tante uno respecto al otro no puedenestar relacionados por transfor-maciones de Galileo. En efecto, ellasconducirían inmediatamente a unacontradicción con la tercera obser-vación. Si en un sistema la velocidadde la luz es c y valen las transforma-ciones de Galileo, en otro que semueve respecto al primero con velo-cidad v, la velocidad de la luz seriac-v y no c. Si se adoptan entoncescomo axiomas fundamentales de la

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teoría de la relatividad especial lasobservaciones anteriores, se debeabandonar las transformaciones deGalileo y las hipótesis sobre el espa-cio y el tiempo que conducen a ellas.En su lugar deben adoptarse nuevasleyes de transformación para relacio-nar los eventos vistos por dos obser-vadores en movimiento relativo.Ellas son las llamadas transforma-ciones de Lorentz. La relatividad de Galileo esta basadaen principios, aparentemente indis-cutibles para el sentido común, acer-ca de la medida de distancias y tiem-pos. Einstein, como Galileo lo habíahecho en su momento, arremete con-tra el sentido común Adopta una so-lución aparentemente inaceptableque revoluciona completamentenuestras nociones sobre el espacio

y el tiempo. Nuevamente la gran fí-sica va unida a un trabajo de inter-pretación cuyo objetivo es mostrarque los nuevos axiomas son consis-tentes y dan cuenta de los hechosconocidos. En este caso la consisten-cia surge de modificar las nocionesde tiempo y simultaneidad de la físicaclásica. En efecto, Einstein había jugado conestas hipótesis por años. De prontoen 1905 observa que ellas sólo soncompatibles si se revisa la noción detiempo. Los relojes funcionan distin-to cuando el cuerpo está en movi-miento y cuando el cuerpo está enreposo. Para que se comprenda es-to, consideremos el siguiente relojformado por dos espejos paralelosA y B separados por una distanciad.

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El reloj cuenta los viajes de ida yvuelta entre espejos de un rayo lumi-noso representado por líneas puntea-das en la figura. En la Fig. 2 semuestra el reloj en reposo, el haz deluz parte de un punto de A se reflejaen B y vuelve a ese punto, y registraun «clic» cada vez que el rayo gol-pea el espejo inferior A. Un observa-dor en reposo cuenta un «clic» cadavez que la luz recorre una distancia2d. Es decir que registra un clic cadaT=2d/c segundos. Si ahora el obser-vador se mueve hacia la izquierdacon velocidad v, ve avanzar el relojcomo se indica en la Fig. 3. La luzparte de A y cuando llega a B el espe-jo superior se desplazó una ciertadistancia como se indica en la figura.La luz debe por consiguiente reco-rrer una distancia mayor para com-pletar el recorrido ABA’ indicado porla línea punteada. Cómo de acuerdoal postulado de Einstein la luz tienela misma velocidad para todos los ob-servadores y tiene que recorrer unadistancia mayor el intervalo T’ entredos «clics» visto por el observadoren movimiento es mayor que T. Elnúmero de «clics» contados por elobservador en movimiento será porconsiguiente menor que el contadopor el observador en reposo. Es de-cir, el observador en reposo ve queel tiempo pasa más rápidamente pa-ra él que para la persona que se en-

cuentra en movimiento. Este hechoes una consecuencia inmediata deque la velocidad de la luz es la mismaen todos los sistemas de referencia. Se pierde, por consiguiente la nociónnewtoniana de que los intervalos detiempo son iguales. Su afirmación:«El tiempo absoluto, matemático yverdadero fluye por si mismo y porsu propia naturaleza igualmente sinrelación alguna con nada externo.»resulta ser simplemente incorrecta.También se pierde la noción de quelos intervalos de espacio (las medi-das de longitudes) son iguales, en dossistemas que se mueven uno con re-lación a otro. Tampoco se sostienela idea de simultaneidad absoluta quepermite saber qué está pasando eneste instante en cualquier punto delUniverso. No tiene sentido pregun-tarse qué está ocurriendo en estemomento en cierto planeta de unaestrella de la Nebulosa de Andróme-da. Por lo menos tiene un sentidomuy relativo. Como la Tierra rota, nuestro movimiento difiere del deaquellos que se encuentran en las an-típodas en unos 3.000 km/h. La no-ción de simultaneidad depende de ladistancia entre los objetos y de la ve-locidad, por consiguiente, un sucesosimultáneo con nosotros en la nebu-losa de Andrómeda puede ser algoque ocurrió hace 10.000 años para

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los que viven en las antípodas. Nohay un Universo instantáneo del quese pueda decir que es todo lo queexiste ahora. Existe una estructuraque es la del espacio-tiempo. Suspuntos están asociados a todos lossucesos del Universo, no importadonde o cuando ocurran. Los suce-sos que coexisten con uno dado sonlos que no pueden ser afectados di-rectamente por él debido a que nadapuede viajar más rápido que la luz. Si bien ni los intervalos de tiempo nilas distancias son invariantes y de-penden del observador, existe unanoción invariante, independiente delobservador, que se llama el intervalorelativista entre dos sucesos. Dichointervalo al cuadrado es igual a ladiferencia de los intervalos de tiempoal cuadrado menos las distancias alcuadrado. No importa que observa-dor mida esta cantidad obtiene el mis-mo valor. El intervalo relativista dotaal espacio-tiempo de una noción dedistancia y de una geometría métrica.Con la relatividad especial se descu-bre que el espacio y el tiempo estánligados en una sola estructura geo-métrica, el espacio-tiempo cuadridi-mensional. ¿Qué agrega la relatividad generala esta noción de espacio-tiempo queya surge con la relatividad especial?

Con la relatividad general el espacio-tiempo se transforma en una entidaddinámica, el espacio-tiempo ya no esalgo geométrico dado de una vez pa-ra siempre, sino que es algo físico,alterado por los objetos y que afectaa los objetos. Eso se traduce, porejemplo, en la ecuación de Einsteinque establece que la curvatura delespacio es proporcional a la energíadel resto de la materia. En otras pala-bras, donde hay más energía el espa-cio se curva más. Las grandes con-centraciones de masa y energía, porejemplo las estrellas, producen ma-yores curvaturas. Cuanto más densay masiva es la estrella, mayor la cur-vatura. Entonces partículas y cam-pos son capaces de interactuar conel espacio y alteran mutuamente suscomportamientos dinámicos inter-cambiando energía. El choque con la física newtonianano puede ser mayor: Con la relativi-dad general se pasa del »espacio ab-soluto, que por su propia naturaleza,permanece sin relación con nada ex-terno siempre igual e inmóvil» a unespacio que es afectado por el restode la materia cambiando su geome-tría según donde se encuentre. Al es-pacio inmóvil que Newton postula yrespecto al cual aceleran los cuerpos,Einstein opone su relatividad general,

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donde el concepto de aceleración estan relativo como el de velocidad. La imagen mecanicista del Universoresultante de los trabajos de Galileo,Newton y Descartes puede descri-birse utilizando el siguiente símil: laspartículas materiales se mueven enel espacio como los actores de unteatro se mueven en un escenariofijo. Todo lo existente resulta de di-versas distribuciones de partículas ydiversos movimientos. Los trabajosde Faraday, Maxwell y Einstein per-mitieron reconocer que un nuevoactor, el campo electromagnético,había irrumpido en el escenario. Unactor cuyo papel en la vida modernaa través de la radio la televisión loscelulares y las computadores se hahecho cada vez más protagónico.Los cambios en las nociones de es-pacio y tiempo y la introducción delconcepto de espacio-tiempo por lateoría de la relatividad especial pue-den interpretarse como los cambiosde escenario necesarios para alber-gar a ese nuevo actor. Cuando ennoviembre de1915 Einstein propusola relatividad general en una seriede conferencias ante la Academiade Ciencias de Prusia, el espacio-tiempo geométrico se transformó enfísico, siendo capaz de actuar sobrepartículas y campos y ser modifica-do por ellos. El espacio-tiempo se ha-

ce de esta manera tan material co-mo las partículas o los campos, po-see una dinámica propia, lleva ener-gía, el espacio se curva en presenciade otras formas de materia y, a suvez, su curvatura altera los movi-mientos de partículas y la luz. Sepuede decir que a partir de 1916 elespacio-tiempo que formaba el esce-nario donde se desplazaba la materiadeja de ser inerte y se transformaen un actor más. El teatro del Uni-verso esta construido por diferen-tes intérpretes que danzan e inte-ractúan entre si, sin nada externoque permanezca como escenario.Es una red de interacciones mu-tuas. Con Einstein y la relatividad generalla física clásica llega a su punto cul-minante. Más alla de las transforma-ciones sufridas por la física desdeGalileo y Newton hasta Einstein elmundo clásico (por oposición al cuán-tico) se rige por leyes deterministas.Lo que ocurre en este momento de-termina completamente lo que ocu-rrirá en el futuro. Por otra parte, seda por descontado que existe unmundo objetivo, «ahí afuera» que nodepende para nada de nosotros mis-mos o de nuestra forma de observar-lo. De hecho, este punto de vista es-taba tan arraigado en la visión clási-ca, que ni siquiera era mencionado

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antes de la aparición de la cuánticacomo parte de los supuestos de lafísica. El mundo clásico estaba com-puesto por partículas y campos inte-ractuando entre si y alterando y sien-do afectados por el espacio-tiempoen el cual evolucionaban. Si la visióndel mundo resultante de la física clá-sica plantea dificultades de carácterfilosófico, estas no están relaciona-das con su interpretación, sino conel problema de compatibilizar sus im-plicaciones con nuestras experien-cias cotidianas y renovar los concep-tos de materia, espacio y tiempo. La mencionada multiplicación de lasformas de materia ha sido seguidaposteriormente por un proceso deunificación de los objetos fundamen-tales. La teoría cuántica de campos,unifica la idea de partícula y la ideade campo y muestra que ambos for-mas de materia pueden interpretarsecomo manifestaciones de una mismaentidad. Se cree, por último que lagravedad cuántica unificará a todaslas formas de materia, O sea, que alfinal de un proceso dialéctico sor-prendente, lo que uno terminará te-niendo es una única entidad con dis-tintas presentaciones, distintos as-pectos, distintos comportamientos.Un sistema cuyo nombre no es defi-nitivo, algunos físicos piensan que elsistema fundamental es el de las su-

percuerdas otros creen que es siste-ma de lazos, pero aún carecemos decertidumbre acerca de ello porqueno disponemos de una teoría finalque complete la unificación y sólotenemos formalismos parciales. Unsistema que, a veces se comportacomo partícula, a veces como cam-po, y simultáneamente da lugar a laestructura del espacio y del tiempo. La mecánica cuántica y la nuevaontología resultante de la física. Con el advenimiento de la mecánicacuántica se plantea la necesidad deuna revisión mucho más drástica delos conceptos filosóficos fundamen-tales con los que se construye nues-tra visión del mundo. Pero antes deprofundizar en esas consecuenciases necesario familiarizar al lectorcon la mecánica cuántica. Ella des-cribe sistemas microscópicos talescomo partículas, átomos y moléculasen campos gravitacionales débiles.Ha permitido establecer los funda-mentos físicos de la química, condu-ciendo a la comprensión de la estruc-tura atómica, la formación de molé-culas y las reacciones químicas. In-directamente, permite comprenderlas propiedades microscópicas demateriales tales como metales o se-miconductores, y de las macromolé-

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culas biológicas. Buena parte de lasaplicaciones tecnológicas de la físicade los últimos cincuenta años estánrelacionadas con fenómenos cuánti-cos. Para mencionar sólo una, la re-volución electrónica iniciada en loscincuenta y que aun hoy continúay se extiende a la informática y larobótica, fue posible gracias a la ca-pacidad de fabricar micro compo-nentes electrónicas basadas en lafísica cuántica de los sólidos. Tiene dos propiedades fundamenta-les: es probabilista y es cuántica. Porcuántica se entiende que las propie-dades de los objetos microscópicosno toman valores continuos. Si midola energía de un objeto microscópico,ésta no toma cualquier valor, sólo to-ma uno de un conjunto discreto devalores posibles. Por ejemplo, en elcaso del átomo de hidrógeno tomalos valores 1, o 4, o 9, o 16, o 25;sólo los cuadrados de números natu-rales multiplicado por una constante,que es la constante de Bohr. En elmedio no hay nada, la energía nopuede tomar valores intermedios. Este es un hecho de suma importan-cia. En definitiva, las sustancias, losátomos y las moléculas, los ladrillosque componen a todos los objetos fí-sicos, son tales que solamente pue-den tener ciertos comportamientos

posibles, y no presentan comporta-mientos intermedios. Si hubiese uncontinuo, entonces por ejemplo tenerun código genético sería algo muycomplicado. El código genético enun sistema discreto que utiliza unaspocas letras. Si tuviésemos sistemascuyas propiedades pueden variar demanera continua, no habría dos le-tras iguales y el proceso de reconoci-miento del código se haría suma-mente complejo. Gracias a la mecá-nica cuántica, un átomo de hidróge-no, helio o cualquier elemento, en elestado fundamental es absolutamen-te idéntico a otro átomo de hidrógenoen el estado fundamental. Todo loque se puede decir acerca de unode esos átomos se podría decir deotro, no importa cuál se elija, la mate-ria esta compuesta por bloques idén-ticos. La teoría cuántica también es proba-bilista, y este hecho tiene consecuen-cias aún más profundas. No pode-mos hacer predicciones sobre elcomportamiento de los objetos mi-croscópicos, que sean deterministas.No podemos saber qué va a hacerun átomo determinado en un instantedeterminado. Por ejemplo, si uno tie-ne átomos radiactivos, los átomosemiten radiación alfa o cualquier otrotipo de radiación. Sólo es posible ha-cer predicciones estadísticas, por

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ejemplo se puede determinar cuál esla probabilidad de que la mitad delos átomos de cierto elemento hayaemitido radiación alfa al cabo decierto tiempo. Pero no es posible:saber con certeza si un átomo deter-minado emitirá un rayo alfa en lospróximos dos minutos. La naturaleza estadística de los fenó-menos cuánticos es esencial. Noexiste una estructura subyacentedesconocida por nosotros. No hace-mos predicciones probabilísticassimplemente porque ignoramos loque está pasando a nivel más funda-mental Se trata de una ignoranciaque tiene un carácter intrínseco: loscomportamientos posibles de los ob-jetos cuánticos están limitados porlas leyes f’isicas, pero no determina-dos unívocamente. Cuando lanzamos un dado, este obe-dece las leyes deterministas de la físi-ca clásica. El dado tiene una proba-bilidad muy parecida de dar cual-quier resultado. Ignoramos el resul-tado porque desconocemos las con-diciones iniciales con las cuales esta-mos lanzando el dado y el movimien-to del dado es muy sensible a esascondiciones. Si tuviéramos informa-ción completa sobre el sistema po-dríamos ajustar cada vez más la pre-cisión de nuestra predicción y obte-

ner el resultado deseado con más ymás certeza. En el caso de la Mecá-nica Cuántica eso no es así. Auncuando uno tenga información com-pleta sobre el sistema no existe nin-guna posibilidad de hacer prediccio-nes con certeza, predicciones conprobabilidad uno. Entonces la Mecánica Cuántica nose refiere al mundo que observamossino a un mundo de potencialidades,habla de lo que puede ocurrir, siem-pre en términos de probabilidades.Y no nos dice cómo pasan los siste-mas físicos de las probabilidades alos hechos observados. Cómo y porqué en ciertas situaciones, por ejem-plo cuando medimos un sistemacuántico, éste elige uno de los posi-bles resultados y se pasa de un mun-do de potencialidades a uno dondesólo una de las posibles opciones esobservada. El cambio en la descripción de la na-turaleza física que impone la Mecá-nica Cuántica es tan profundo queaún no hemos terminado de asimilarsus implicaciones. Pone en cuestiónla naturaleza misma de lo que es unhecho físico. Se debe por ejemploabandonar la noción de que una par-tícula estará en cierta posición auncuando no sea observada. Mas aún,es en general inconsistente suponer

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que cualquier magnitud física tomavalores definidos en un sistema físicoantes de realizar una medida. Para

Figura 4

familiarizarse con los fenómenoscuánticos es conveniente considerarel siguiente ejemplo.

Se considera una fuente, que emiteciertas partículas cuánticas, electro-nes por ejemplo, con muy baja inten-sidad. Los electrones pasan por undiafragma con dos rendijas como seindica en la figura y finalmente sondetectados mediante una placa foto-gráfica colocada en P. Cada vez queun electrón llega a la placa apareceuna pequeña manchita en la misma. Luego de un tiempo suficientementegrande como para que un número apreciable de electrones se deposi-ten, la placa tendrá un oscurecimien-to proporcional a la densidad deelectrones depositados en cada re-

gión. Las curvas C e I son curvasde obscurecimiento. Si el electrón secomportase como una partícula clá-sica cuando se propaga desde lafuente hasta la pantalla, entonces ca-da partícula individual pasaría poruna de las rendijas del diafragma yla distribución final de intensidadesen la pantalla seria simplemente laindicada en C: es decir apareceríauna mancha frente a cada rendija.Sin embargo se observa que sobrela placa aparece un típico patrón deinterferencia I con franjas alternadasoscuras y brillantes. La experienciamuestra que el electrón tiene dos

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fica sólo ocurren en el proceso demedida. Esta interpretación es con-firmada por la siguiente observación.Si se intenta medir por cuál rendijapasa el electrón al atravesar el dia-fragma, por ejemplo iluminando unade las rendijas de modo de detectarlos electrones que pasan por ella, elpatrón de interferencia correspon-diente al comportamiento ondulatoriodesaparece y en la placa apareceuna distribución de manchas comola indicada en C. Vemos pues queen los procesos de medida de la posi-ción se destruye el comportamientoondulatorio y aparecen corpúsculos.Es importante señalar que lo que lla-mamos proceso de medida no involu-cra necesariamente la participaciónde un experimentador humano, sólorequiere que el sistema microscópico(el electrón, en el ejemplo) interactúecon otro sistema cuyo comporta-miento sea aproximadamente clási-co (la placa fotográfica). Se puede pensar este proceso enotros términos, mientras no se obligaal electrón a responder la preguntaacerca de cuál es su posición, elelectrón no opta por ninguna res-puesta. De hecho en el ejemplo se comporta como si pasara simultá-neamente por ambos orificios. Cuando intentamos determinar porcuál orificio pasa el electrón some-

comportamientos aparentementecontradictorios. Si bien cada electrónincidente en la placa deja una man-chita bien localizada como si fuerauna partícula puntual la que ha choca-do, la distribución de tales manchasreproduce un patrón de interferenciatípico de las ondas. La distribución real de intensidadesI correspondiente a la figura de in-terferencia es distinta a la suma delas intensidades resultantes de pasarpor cada rendija, mostrando que elelectrón no tiene un comportamientoclásico. Este fenómeno es indepen-diente de la intensidad del haz deelectrones. Aun cuando la intensidades tan baja que los electrones pasanuno a uno por el diafragma, se obser-va la formación del patrón de interfe-rencia al cabo de un tiempo suficien-temente largo. Tal comportamientosólo puede entenderse pensando quecada electrón interfiere consigo mis-mo y pasa simultáneamente por am-bas rendijas. De alguna manera elelectrón presenta un comportamien-to ondulatorio durante su propaga-ción y sólo se comporta como unapartícula cuando se intenta realizaruna medida de su posición en la placafotográfica. Los eventos o sucesosfísicos, tales como la aparición deuna mancha en una pantalla fotográ-

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tiéndolo a una observación directaalteramos radicalmente su compor-tamiento. Ahora sabemos con certe-za que ubicación tendrá al atravesarla pantalla, pero, lo que hemos gana-do en precisión en el conocimiento de su posición lo perdemos en ladeterminación de su velocidad. Di-cha modificación en la velocidad, al-tera la distribución de partículas enla placa que pasa de I a C. El siste-ma mantiene siempre un ciertogrado de libertad irreducible en sucomportamiento. Esa libertad semanifiesta en el famoso principio deincertidumbre que limita nuestra po-sibilidad de determinar precisamen-te y al mismo tiempo la posición yvelocidad de un objeto microscópi-co. Sólo podemos saber con certeza queun sistema cuántico sometido a cier-ta medición nos dará una respuestaelegida entre un conjunto posible, ycalcular la probabilidad de cada res-puesta. Hay que pensar en los siste-mas cuánticos como sistemas capa-ces de tener ciertos comportamien-tos, que se manifiestan en el procesode medida. Ante una pregunta, quese realiza mediante una medición,dan una respuesta que es el resulta-do de la medición.

¿Por qué no tenemos una interpreta-ción completamente satisfactoria dela Cuántica? Porque no tenemos unaCosmología Cuántica, es decir, no te-nemos una descripción de la realidadtotalmente en términos cuánticos.Sabemos que la realidad obedece alas leyes cuánticas que son las leyesfundamentales. Los objetos macros-cópicos están hechos de objetos mi-croscópicos, y por consiguiente, lasleyes de la cuántica deberían ser uni-versales. Sin embargo, el comporta-miento de los objetos macroscópicosque nosotros observamos no es, porlo general, probabilista, El comporta-miento cuántico nos resulta paradóji-co justamente porque no se ajusta alas observaciones de nuestra vida co-tidiana, donde los objetos presentanpropiedades bien definidas. El problema de la interpretación dela Mecánica cuántica reside preci-samente en entender cómo se pro-duce este paso del mundo de poten-cialidades al mundo actual que sepresenta ante nosotros Existen dife-rentes respuestas a esta pregunta yse puede pensar que según cuál seala respuesta adoptada se defiendeuna u otra interpretación El proble-ma tiene 75 años, se han hecho es-fuerzos denodados, mucha gente hapensado que es un problema pura-mente filosófico, otros han pensado

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que es un problema físico, aunquelos que piensan que es un problemapuramente filosófico cada vez sonmenos. Se trata de un problema físi-co, no entendemos cómo se produceeste pasaje del mundo de las posibili-dades a una realidad concreta. Un evento es justamente uno de es-tos pasajes. En el ejemplo de las dosrendijas, un evento es la apariciónde una manchita en la placa fotográ-fica, cada vez que aparece una man-chita se produce un evento. Todo loque nos rodea puede considerarsecomo compuesto por eventos ele-mentales, como el que se da cuandoel electrón deja una pequeña manchaen la placa. De acuerdo con la me-cánica cuántica, los fenómenos ma-croscópicos que observamos sonconstelaciones de eventos. Fuera delos eventos no hay nada definido yconcreto, sólo hay un mundo de po-tencialidades no realizadas en even-tos. Siendo el mundo cuántico y relativis-ta, sólo una ontología basada en am-bas teorías puede dar una visióncompleta y coherente del mismo.Ambas comparten el uso de ciertosconceptos fundamentales: describensistemas físicos que se encuentranen ciertos estados en los que se de-sea medir un conjunto de magnitu-

des que expresan cuantitativamentela ocurrencia de eventos. La noción de sistema físico se origi-na en la idea de objeto: Un sistemapresenta con regularidad ciertas pro-piedades, tamaño, color, energía. Laidea de sistema se va generalizandoa medida que se consideran teoríasmás totalizadoras, pero en todos loscasos mantiene su propiedad esen-cial de presentar un conjunto decomportamientos típicos. Ejemplosde sistemas son las masas puntuales,los campos, el electrón, las moléculaso el espacio-tiempo, pero también untrozo de metal, un fluido o una célula. Un sistema puede presentar comohemos observado diferentes com-portamientos que se manifiestan endiferentes valores de magnitudes fí-sicas. Por ejemplo, una partícula pue-de tener distintas posiciones y veloci-dades, o un átomo puede emitir luzde diferentes colores. El conjuntode propiedades del sistema necesa-rias para definir su comportamientocon la mayor precisión posible ca-racteriza lo que llamamos el estadodel sistema. Conocido el estado deun sistema clásico, se puede prede-cir su comportamiento unívocamen-te. Así, por ejemplo, conocida la posi-ción y velocidad de una partícula ma-siva en un instante dado, las leyes

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* El status de los estados en mecánica cuántica es un punto controversial. Algunos fí-sicos han argumentado por ejemplo que los estados sólo representan la informaciónque poseemos sobre el sistema y no es posible considerarlos como reales ya que dife-rentes observadores podrían asignar distintos estados al sistema. Recientemente9 seha mostrado que es posible asignar unívocamente un estado al sistema, por lo quepueden ser considerados como elementos objetivos de la realidad.

de Newton permiten conocer el va-lor que tomarán esa u otras magnitu-des, como la energía, en el futuro.En la física clásica: mecánica deNewton, electromagnetismo o re-latividad, conocer el estado equi-vale a conocer el comportamientoque tendrá el sistema. En mecáni-ca cuántica, por ser una teoríaprobabilista, conocer el estado*sólo permite conocer la disposi-ción que tendrá el sistema a pre-sentar determinado comporta-miento con determinada probabi-lidad. Para que se comprenda mejoresta última afirmación pensemos enla experiencia de las dos rendijas: to-dos los electrones que salen de lafuente tienen estados muy similarescaracterizados por el tamaño del ori-ficio de salida y la velocidad de loselectrones emitidos. El estado deter-mina las probabilidades de un conjun-to de comportamientos posibles: eneste caso, diferentes comportamien-tos corresponden a la aparición deuna manchita en lugares diferentesde la placa fotográfica. El lugar es-

pecífico en que aparecerá un elec-trón no se puede predecir, sólo pode-mos conocer la probabilidad de queaparezca en una zona determinada.La curva de probabilidades esta da-da por la figura de interferencia I. Las magnitudes físicas están asocia-das a las propiedades que se ponende manifiesto en determinado proce-so de medida, en el ejemplo de lasdos rendijas la magnitud observadasería la posición en que aparece elelectrón en la placa fotográfica. Con-viene pensar a las magnitudes obser-vables no como propiedades del sis-tema sino como respuestas del siste-ma a un proceso de medida, esta dis-tinción es particularmente relevanteen mecánica cuántica porque en esecaso sólo se producen eventos y semanifiestan las propiedades de unsistema durante el proceso de inte-racción del sistema cuántico, el elec-trón por ejemplo, con otro sistemaque presenta un comportamientoclásico y que en muchas ocasioneses llamado aparato de medida.

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Buena parte de los conceptos filosó-ficos que deseamos analizar estánasociados con la idea de sustanciaque la ontología de la física basadaen los conceptos de evento, estado*y sistema nos obliga a revisar. Etimo-lógicamente se entiende por sustan-cia aquello que esta debajo de lasapariencias. Se parte por lo tanto deuna primera clasificación dicotómicaentre las apariencias o los fenóme-nos, y la sustancia. Se afirma la exis-tencia de esta última y se consideraa los fenómenos como propiedadeso atributos de las sustancias. Lejos de descartar a los fenómenoso apariencias como ficticios, la físicamoderna, en particular la mecánicacuántica, los afirma como el centroy punto de partida de su estudio. Loseventos que acompañan y constitu-yen los fenómenos son lo más con-creto. Aquello cuya existencia nosalcanza directamente y que no pode-mos eludir. Son aquello de lo queestá hecho el mundo y de lo quedebe dar cuenta la física. Es natu-ral que la física, como ciencia empíri-ca que es, parta de los eventos queson los datos de nuestra experiencia.Recordemos que fenómeno provienedel griego phenomenon y significa al-go suficientemente aparente comopara ser accesible a la percepción.Los eventos son simplemente fenó-

menos elementales a los que por logeneral en física les asignamos valo-res numéricos. Tal es el caso porejemplo del registro de la posiciónde la aguja indicadora de un voltíme-tro que responde a la diferencia depotencial establecida entre dos pun-tos de un circuito. Sin embargo, la importancia filosófi-ca de la idea de evento, no ha sidosiempre reconocida por los propiosfísicos. Ello se debe a mi entender ados razones: la primera es bastanteobvia: en general los físicos no nossolemos preguntar por las conse-cuencias filosóficas de nuestro traba-jo y la segunda obedece a una per-sistente confusión cuyos orígenes seremontan a Descartes, y que White-head llama la falacia de la concre-ción mal ubicada que consiste enconfundir lo abstracto con lo concre-to. Whitehead sostiene que existen«suposiciones que los adherentes detodos los varios sistemas de una épo-ca asumen inconscientemente. Talessuposiciones parecen tan obvias quela gente no reconoce que están sien-do asumidas porque no se les ha ocu-rrido ninguna otra forma de concebirlas cosas. Dentro de esas suposicio-nes sólo un numero limitado de siste-mas filosóficos son posibles, y estegrupo de sistemas constituye la filo-sofía de la época»10.

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Entre esas suposiciones la mencio-nada falacia ocupa un lugar central.Descartes incurre en ella cuandoconsidera que la extensión es el prin-cipal atributo de la «sustancia corpó-rea». Se incurre en el mismo errorcuando se piensa a los sistemas fun-damentales, por ejemplo a las super-cuerdas, contra todo lo que enseñala propia física, en términos pura-mente mecanicistas de meros des-plazamientos de materia. Para quese entienda este error cabalmentebasta recordar que el Axioma I dela mecánica cuántica identifica a losestados con vectores y al sistemacomo el espacio vectorial. La nociónde sistema no es otra por consiguien-te que el conjunto de las posibles dis-posiciones a presentar comporta-mientos. Los sistemas son el conjun-to de los estados posibles y lo quese da en cada caso, son estados, esdecir, disposiciones a producir deter-minados eventos. Pensar a los siste-mas fundamentales en términos dedesplazamientos de materia es ba-sarse en un resabio de la mecánicaclásica para describir objetos emi-nentemente cuánticos. La idea de sustancia predominantedesde Descartes y cuyos orígenesse remontan a Demócrito involucrados errores: 1) el ya visto, consisten-

te en identificar como sustancia elproducto de una abstracción destina-da a establecer leyes dinámicas váli-das universalmente, caracterizandoel conjunto de los comportamientosposibles en términos de meros des-plazamientos; y 2) pensar que la sus-tancia tiene propiedades o atributos.Veremos que lo que usualmenteidentificamos como atributos, y queen física asociamos con los eventos,no son propios de ninguna sustancia,surgen de la relación entre sistemas. Analicemos este segundo error cu-yos orígenes son aún más antiguosque los del primero y se remontan aAristóteles. La forma más simple deproposición es la que enlaza un sujetocon un atributo. Fue así que Leibnitzfundamentó su noción de sustanciaal afirmar que todo predicado esinherente a un sujeto y que a ese su-jeto debe asociarse una sustancia.Pero físicamente no tiene sentidopensar, dada nustra actual compren-sión del Universo, que el objeto vaacompañado de ciertas propiedadesindependientemente del sistema conel cual interactúe o de quién lo obser-ve. Todo fenómeno físico es el resul-tado de una interacción. Hacíamos referencia a este hechoen el experimento de las dos rendijas,el electrón no da lugar a ningún

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evento, hasta que uno coloca la placafotográfica y lo obliga a elegir enque punto impactar. Se puede decirque ante la pregunta ¿dónde estás?realizada al colocar la placa el elec-trón responde ubicándose en un pun-to de la misma. Si se realiza otra pre-gunta, si se lo hace interactuar conotro objeto, entonces hará una elec-ción entre diferentes opciones y darálugar a un evento completamentedistinto. Ni siquiera es lícito pensarque el electrón lleva un conjunto derespuestas preparadas para todaslas preguntas, y usa la adecuada parala pregunta que se le hace en cadaocasión. La llamada desigualdad deBell permite probar que es imposibleque el electrón lleve respuestas paratodas las posibles preguntas. Las res-puestas se producen en el momentoen que el objeto es medido, en elejemplo, cuando alcanza la placa fo-tográfica. Hace mucho tiempo que los físicosnotaron la naturaleza relacional delmundo. Helmholtz,11 en 1896, decía:«Con respecto a las propiedades delos objetos del mundo exterior, es fá-cil ver que todas las propiedades queles podemos asignar significan sólolos efectos que ellos producen sobrenuestros sentidos o sobre otros obje-tos naturales... En todas partes nosocupamos de las relaciones mutuas

de los cuerpos entre sí... De esto sededuce que de hecho, las propieda-des de los objetos de la Naturalezano son, a pesar de su nombre, nadapropio de esos objetos, en y paraellos, sino que siempre son una rela-ción con un segundo objeto (incluidosnuestros órganos de los sentidos).» La propia existencia de un objeto, deuna partícula surge en relación conun segundo objeto. Esta es posible-mente la demostración más clara deque siempre un objeto se manifiestaen interacción con otros, de que nohay nada que pueda decirse que seapropio del objeto. Existe una expe-riencia muy sencilla que resulta deuna predicción de la teoría cuánticade campos: supongamos que uno tie-ne un detector de partículas, una cajacon un pequeño orificio, tal que cadavez que entra una partícula el detec-tor registra un «clic». Supongamosque coloco este detector en el vacíocon movimiento uniforme, y com-pruebo que no marca nada: entoncesconcluiría que no hay partículas.Ahora pongamos un segundo detec-tor al lado del primero, también enel vacío, pero que está acelerandorespecto al primero. La Teoría Cuán-tica de Campos establece que esacaja ve un mar de partículas que sele acercan. Una caja detecta partí-culas, mientras que la otra no regis-

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tra absolutamente nada. El evento«partícula sí – partícula no» es unefecto relativo, depende del estadode aceleración de un cuerpo. Enton-ces, ¿qué se debe pensar? ¿Qué hayuna partícula, o que no hay una partí-cula? La forma física de pensar elfenómeno es que existe un sistemaextendido a todo el espacio que serepresenta como un campo cuánticoque responde a otro sistema que esel detector. La respuesta que da elmismo sistema a dos detectores dife-rentes es diferente. En la medida enque algunos de los detectores danrespuestas positivas, podemos pen-sar que hay partículas, pero el resul-tado claramente depende de la inte-racción. Muchas veces se piensa que sólo losfenómenos cuánticos se dan en unproceso de interacción entre siste-mas, pero cómo hemos señalado to-dos los fenómenos son básicamentecuánticos, los objetos macroscópicosque tradicionalmente describimosmediante la física clásica, como lacomputadora en que escribo estasnotas o la mesa en que se apoya,son simplemente sistemas que porsu tamaño están en permanente inte-racción con el medio ambiente quelos rodea y por consiguiente estánsiendo sometidos a un continuo pro-ceso de medida por ese ambiente

que destruye las ambigüedades pro-babilísticas de la cuántica. Como todos los eventos, ya ocurranen una placa fotográfica o en un ce-rebro deben ser físicos, es posibleque la ontología que resulta de la físi-ca actual permita colmar el abismoabierto por el mecanicismo cartesia-no al cual le resulta imposible esta-blecer una relación causal un cere-bro donde todo se reduciría a merosdesplazamientos de partículas mate-riales y los fenómenos mentales. Dealguna forma, los eventos psicológi-cos también forman parte del mundode los eventos. Los eventos sensi-bles serían simplemente los eventosque ocurren en el cerebro que se dis-tinguen de los otros sólo porque sonlos únicos que nos resultan directa-mente accesibles y no indirectamen-te a través de una cadena causal queempieza en el objeto externo y pa-sando por nuestros órganos de lossentidos termina en nuestra mente. Las dificultades suscitadas por eldualismo cartesiano se han prolonga-do hasta nuestros días, hoy formanparte del llamado debate mentecuerpo. Esencialmente el debate gi-ra en torno a la posibilidad de reduc-ción de los procesos mentales a pro-cesos físicos. Hay sobre el tema po-siciones absolutamente divergentes,

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en primer lugar acerca de lo que en-tendemos por reducir una ciencia aotra. Incluso entre los que sostienenque todo proceso psíquico debe teneruna contraparte física hay visionesdistintas del problema, algunos comoDaniel Dennet12 consideran que elproblema reside en la reducción delo psíquico a lo físico, otros comoThomas Nagel13 o David Chal-mers14 consideran que a la necesi-dad de explicar lo psíquico se sumala necesidad de explicar lo estricta-mente fenoménico de los procesosconcientes, en particular se debenexplicar las sensaciones, el perfumede una flor, los colores de una puestade sol en términos de procesos físi-cos en el cerebro. ¿Puede la visión cuántica de la mate-ria contribuir a superar el problemade la bifurcación entre cualidadesprimarias y secundarias que arraigóen el pensamiento hasta nuestraépoca y dar algún soporte materiala la conciencia? El carácter no local,holista, y probabilista de la mecánicacuántica, unido a la natural interpre-tación de las sensaciones como uncaso particular de eventos ha dadoa muchos físicos la esperanza de po-der entender los fenómenos concien-tes a partir de la cuántica. En efecto,la conciencia parece involucrar lacapacidad de enfocar la atención en

medio de un complejo de experien-cias, dándole cierta unidad a una acti-vidad cerebral, en principio desorde-nada y caótica, en que coexistenmensajes provenientes de los distin-tos órganos de los sentidos. Algunos físicos y neurofisiólogospiensan que para ello haría falta en-contrar en el cerebro la capacidadde sostener estados cuánticos ma-croscópicos como los encontradosen un superconductor o un superflui-do. Pero tal vez eso no seanecesario. De hecho es posible quebaste con la constatación de que, enel mundo cuántico en que vivimos,los fenómenos descritos por la físicaclásica son casos particulares deprocesos cuánticos y tienen su mis-mo carácter ontológico. Los eventosque se dan en una placa fotográfica,una mesa o el cerebro podrían deeste modo ser considerados de lamisma naturaleza fundamental. De existir procesos cuánticos en elcerebro, se abriría otra posibilidad.En efecto, cómo observaba Voltaire,en el mundo determinista clásico noparece existir margen alguno parala creación; para cambiar algo de loque esta predeterminado desde elprincipio. La visión relativista no ha-ce más que enfatizar este punto devista, el espacio-tiempo en conjunto

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con su pasado presente y futuro pa-rece estar dado por las ecuacionesde Einstein. En el Universo cuántico, existe undeterminismo de potencialidades. Loque efectivamente ocurre no estaúnicamente determinado, sin embar-go el menú de posibilidades pareceestar dado de una vez para siempre.No es claro que un Universo regidopor leyes probabilistas de más mar-gen al libre albedrío que un Universodeterminista. Es un problema abiertocuya solución puede requerir, ade-más de consideraciones de carácterfilosófico, tener una cosmologíacuántica consistente, pero la res-puesta a este problema dista de serobvia cómo lo era en el caso clásico. Puntos de vista similares en cuantoa la naturaleza del mundo físico hansido sostenidos por Russell y White-head y las primeras ideas en estesentido fueron esbozadas por Leib-nitz con su doctrina de las mónadas.Quisiera concluir con una cita toma-da de uno de los últimos trabajos deBertrand Russell:15 «se supone queexiste una brecha entre mente y ma-teria y un misterio que se consideraen algún sentido imprudente tratarde disipar…..Pienso que el misteriose produce por una concepción erró-nea del mundo físico y por un temor

maniqueo a degradar el mundo men-tal al nivel del mundo supuestamenteinferior de la materia.» Los avances en la tarea de revisiónde los conceptos filosóficos tomandoen cuenta los progresos científicosde los últimos ciento treinta años hansido lentos. Mi intención fue recor-dar que el trabajo es posible, que lafísica nos presta algunas herramien-tas que deben agregarse a las pro-porcionadas por las otras cienciaspara reconstruir el barco en el queha navegado el pensamiento durantelos últimos siglos y que el resultadolejos de empobrecer nuestra visióndel mundo y del hombre, puede per-mitir que esta alcance nuevas di-mensiones. Agradecimientos. Un recuerdomuy especial para Uruguay Rosanniquién me impulsó a realizar este tra-bajo y cuyo lamentable fallecimientonos sorprendió al poco tiempo de en-tregarle el primer borrador del mis-mo. Agradezco a Lucia Lewowiczquien realizó una revisión concienzu-da del manuscrito y me hizo notaralgunas consecuencias filosóficasque me habían pasado desapercibi-das.

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Referencias.

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