fundamentos para eliminar la prueba de ingreso isef

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Fundamento respecto a eliminar la prueba de ingreso al ISEF El ISEF tiene una prueba de ingreso a la licenciatura cuyos fundamentos, grosso modo, pueden categorizarse en dos: 1. dado el tipo de formación que supone el grado en educación física, se considera necesaria la evaluación de la aptitud para la actividad físico-deportiva, que incluye la valoración de capacidades condicionales y desempeño motriz. 2. dadas las condiciones actuales del ISEF en términos de infraestructura, recursos humanos y presupuesto general, se establece la necesidad de un cupo de ingreso, de modo que sea posible ofrecer una formación de calidad al estudiante de la licenciatura. La discusión sobre la necesidad de la prueba de ingreso es de larga data, y las posiciones al respecto son variadas. Sin embargo, entre el colectivo docente del ISEF hay un cierto consenso respecto de la necesidad de trabajar para ofrecer condiciones para que en un plazo razonable el ingreso a la licenciatura sea sin límite de cupo. No obstante, no está saldada la discusión sobre la necesidad de una prueba de aptitud físico-deportiva, sobre lo cual hay diferentes posiciones. Durante gran parte de la historia de la formación en educación física ha predominado una visión que supone que el estudiante es necesariamente un atleta y gimnasta, y por ello la prueba de ingreso ha supuesto, durante décadas, evaluaciones que establecen si una persona tiene aptitudes para ello. Pocos años atrás, en el intento de ponderar la formación intelectual y académica del estudiante, se estableció una “prueba teórica”. El formato de esta última ha variado, estableciéndose, desde que el ISEF ingresó al ámbito de la UdelaR, una prueba con contenidos de historia de la UdelaR, del ISEF, planes de estudio de EF y reglamentos. Un hecho es incontrastable: la prueba de ingreso al ISEF está naturalizada. Más allá de las recurrentes discusiones, pocas veces cobró fuerza la idea de eliminar la prueba definitivamente. Algunos elementos llevan hoy a hacer un esfuerzo por repensar el ISEF en su conjunto tras la idea de “construir universidad”, dentro de lo cual se encuentra la revisión de este dispositivo. Así, surgen dos grandes elementos: 1. se está trabajando para un ingreso libre, sin cupos establecidos, para lo cual se precisa contar con mayores recursos. De todos modos, se ha ido aumentando la matrícula paulatinamente, de modo que el crecimiento en número de estudiantes sea sustentable por la infraestructura, la estructura docente y administrativa con la que se cuenta. 2. se plantea la necesidad de revisar la pertinencia de la prueba de ingreso. Sobre este segundo punto, se han realizado varias consideraciones. En primer lugar, la reflexión general parte del siguiente supuesto: a pesar de la tradición democrática y democratizante del sistema educativo uruguayo, las estructuras sociales y culturales hacen que pesen sobre los estudiantes, a veces de modo explícito, pero generalmente de modo implícito, la inercia de desigualdades históricamente constituidas e históricamente disimuladas. Abundan trabajos de investigación que muestran cómo el sistema educativo contribuye con la reproducción cultural y social, de donde se deduce que la educación favorece a los ya favorecidos, excepto excepciones que no hacen otra cosa que confirmar el modo del funcionamiento de un sistema y fundamentar todo un punto de vista político sobre la función de la educación. Sabemos que el sistema educativo es selectivo, y que los estudiantes con menores recursos económicos, culturales y sociales, encuentran más escollos que caminos abiertos para permanecer incluso en los ámbitos de formación

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Reflexión del orden docente de Montevideo ISEF - UdelaR para eliminar la prueba de ingreso

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Fundamento respecto a eliminar la prueba de ingreso al ISEF

El ISEF tiene una prueba de ingreso a la licenciatura cuyos fundamentos, grosso modo, pueden categorizarse en dos:

1. dado el tipo de formación que supone el grado en educación física, se considera necesaria la evaluación de la aptitud para la actividad físico-deportiva, que incluye la valoración de capacidades condicionales y desempeño motriz.

2. dadas las condiciones actuales del ISEF en términos de infraestructura, recursos humanos y presupuesto general, se establece la necesidad de un cupo de ingreso, de modo que sea posible ofrecer una formación de calidad al estudiante de la licenciatura.

La discusión sobre la necesidad de la prueba de ingreso es de larga data, y las posiciones al respecto son variadas. Sin embargo, entre el colectivo docente del ISEF hay un cierto consenso respecto de la necesidad de trabajar para ofrecer condiciones para que en un plazo razonable el ingreso a la licenciatura sea sin límite de cupo. No obstante, no está saldada la discusión sobre la necesidad de una prueba de aptitud físico-deportiva, sobre lo cual hay diferentes posiciones.

Durante gran parte de la historia de la formación en educación física ha predominado una visión que supone que el estudiante es necesariamente un atleta y gimnasta, y por ello la prueba de ingreso ha supuesto, durante décadas, evaluaciones que establecen si una persona tiene aptitudes para ello. Pocos años atrás, en el intento de ponderar la formación intelectual y académica del estudiante, se estableció una “prueba teórica”. El formato de esta última ha variado, estableciéndose, desde que el ISEF ingresó al ámbito de la UdelaR, una prueba con contenidos de historia de la UdelaR, del ISEF, planes de estudio de EF y reglamentos.

Un hecho es incontrastable: la prueba de ingreso al ISEF está naturalizada. Más allá de las recurrentes discusiones, pocas veces cobró fuerza la idea de eliminar la prueba definitivamente. Algunos elementos llevan hoy a hacer un esfuerzo por repensar el ISEF en su conjunto tras la idea de “construir universidad”, dentro de lo cual se encuentra la revisión de este dispositivo. Así, surgen dos grandes elementos:

1. se está trabajando para un ingreso libre, sin cupos establecidos, para lo cual se precisa contar con mayores recursos. De todos modos, se ha ido aumentando la matrícula paulatinamente, de modo que el crecimiento en número de estudiantes sea sustentable por la infraestructura, la estructura docente y administrativa con la que se cuenta.

2. se plantea la necesidad de revisar la pertinencia de la prueba de ingreso.

Sobre este segundo punto, se han realizado varias consideraciones. En primer lugar, la reflexión general parte del siguiente supuesto: a pesar de la tradición democrática y democratizante del sistema educativo uruguayo, las estructuras sociales y culturales hacen que pesen sobre los estudiantes, a veces de modo explícito, pero generalmente de modo implícito, la inercia de desigualdades históricamente constituidas e históricamente disimuladas. Abundan trabajos de investigación que muestran cómo el sistema educativo contribuye con la reproducción cultural y social, de donde se deduce que la educación favorece a los ya favorecidos, excepto excepciones que no hacen otra cosa que confirmar el modo del funcionamiento de un sistema y fundamentar todo un punto de vista político sobre la función de la educación. Sabemos que el sistema educativo es selectivo, y que los estudiantes con menores recursos económicos, culturales y sociales, encuentran más escollos que caminos abiertos para permanecer incluso en los ámbitos de formación

básica. Según datos del INE, menos del 20 % de la población uruguaya completa más de 13 años de escolaridad1. En el año 2011, Uruguay registraba la siguiente realidad:

“Entre las personas de 25 a 59 años de edad, los hogares más ricos se caracterizan por una mayor proporción de personas que cuentan con estudios terciarios. Los más pobres por no alcanzar a superar primaria” (MEC, 2012, p. 10)2.

También pueden destacarse los siguientes datos:

“A partir de los 13 años de edad comienza a perderse la homogeneidad de la cobertura educativa, al considerarla según los diferentes quintiles de ingreso. Este proceso afecta el nivel de cobertura general a la baja y significa la primera pérdida de cobertura al comparar por edades simples. Entre los 13 y los 14 años de edad, la proporción de jóvenes que asisten a algún establecimiento educativo desciende muy lentamente y es a partir de los 15 años que este descenso se vuelve manifiesto. Pero este deterioro en la participación adquiere mayor significación al ser examinado en su desigual distribución socioeconómica” (MEC, 2012, p. 24).

“La brecha relativa se incrementa de manera constante hasta los 17 años, luego se produce un incremento repentino a los 18 (del 42,5% a los 17 años, al 52,5% a los 18). A los 21 años la diferencia entre el 1º quintil y el quintil mayor es del 60,7% (72,3% y 11,7%, respectivamente)” (MEC, 2012, p. 26).

En suma: el problema de la desigualdad cultural y social es estructural y afecta a todo el sistema educativo, pero es evidente que el tránsito hacia la educación superior es poco propicio para los sectores más desfavorecidos.

¿Qué relación tienen estos datos con la prueba de ingreso a ISEF? En primer lugar, debemos decir que cuando los aspirantes llegan a rendir la prueba, ya han pasado por todos los filtros culturales y sociales que impone el sistema educativo. Luego, debemos decir que la prueba de ingreso no hace más que sumar un nuevo filtro, un nuevo escollo para acceder a la educación superior. Si seguimos la hipótesis fundamental, hemos de suponer que quienes están en mejores condiciones para tener éxito en la prueba, son aquellos que por sus antecedentes culturales y sociales cuentan con más y mejores herramientas. La única manera de eliminar ese escollo es asumir que, según está pautado en nuestro sistema educativo, todo estudiante que culmine el bachillerato, está habilitado para acceder a estudios terciarios y universitarios. Eso implicaría eliminar la restricción de cupos. Sin embargo,

1. habiendo valorado la imposibilidad de la eliminación inmediata de los cupos, 2. con la certeza de que una prueba escrita (examen de “múltiple opción”) no

representa un criterio válido para establecer un orden de prelación (ranking) para ocupar cupos en la licenciatura en EF,

3. en el entendido que este mecanismo de prueba escrita es apenas un débil dispositivo para una fuerte invisibilización de la competencia desigual por un lugar en la educación superior,

4. con la necesidad de dar discusión sobre la pertinencia de una prueba práctica de aptitud física y motriz en relación con los requerimientos de la formación de grado,

5. los docentes de ISEF entienden que es necesario eliminar la prueba de ingreso y realizar un sorteo para acceder a los cupos entre todos los inscriptos para cursar la

licenciatura en Educación Física.6. Finalmente, es imprescindible destacar que el sorteo de cupos de ninguna manera

resuelve (ni contribuye a resolver) los problemas estructurales del sistema educativo, pero entendemos que disminuye el peso de las variables culturales y sociales con las cuales un joven se enfrenta a una prueba de conocimientos para acceder a la educación superior.

1 Disponible en: http://www.ine.gub.uy/socio-demograficos/ensenanza2008.asp

2 MEC (2012). Logro y nivel educativo de la población http://www.mec.gub.uy/innovaportal/file/20072/1/logro_2011_web.pdf

ORDEN DOCENTE ISEFdiciembre 2012