fundamentos hermenéuticos de cuatro corrientes sociológicas contemporáneas
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FUNDAMENTOS HERMENEUTICOS EN CUATRO CORRIENTES
SOCIOLÓGICAS CONTEMPORÁNEAS
Jorge Enrique GONZALEZ1
RESUMEN
En este estudio se presenta un análisis de la forma como los
fundamentos de cuatro corrientes sociológicas contemporáneas (la
doble hermenéutica, la investigación acción participativa, la
intervención sociológica y la hermenéutica diatópica), se relacionan
con la hermenéutica para desarrollar las funciones de comprensión
del sentido de la acción de los actores sociales y para propiciar las
transformaciones y los cambios en estos actores. En particular se
explora las posibilidades de dialogo con los aportes de la
hermenéutica analógica icónica.
Palabras claves: métodos de investigación, teoría sociológica,
hermenéutica, acción social, comprensión (Verstehen).
1 Director del grupo de investigación “Cultura y Nación” del Centro de Estudios Sociales CES y profesor del Departamento de Sociología, Universidad Nacional de Colombia. Correo: [email protected]
1
A finales de la década de 1960 se registra en la sociología internacional
una transformación notable desde el punto de vista de la adopción de
una postura en cuanto a la querella sobre el método y la cientificidad
del conocimiento. Resulta verosímil considerar que se trata del
fenómeno que señala R.K. Merton (1980: 149) como la crisis cíclica de
la disciplina expresada en la percepción que tiene cada nueva
generación de enfrentarse con problemas decisivos que la tradición no
les permite resolver, aún cuando en algunos casos se trataría, en
efecto, de problemas epistémicos de fondo, como por ejemplo aquel
referido a la necesidad de definir una postura frente a la capacidad
explicativa de la disciplina, es decir, problemas relativos al alcance de
los métodos y técnicas de investigación.
En la sociología de los Estados Unidos de Norteamérica encontramos
señalamientos de este tipo de crisis en P. A. Sorokin (1956) cuando se
refiere a la “cuantofrenia” como uno de los achaques y manías de la
disciplina, que muestra la indeterminación en cuanto al valor de las
técnicas cuantitativas y al uso desmedido de explicaciones causales
apoyadas en variables de naturaleza estructuralmente numérica.
También en Norteamérica C. W. Mills (1959) elabora su diagnóstico en
términos de la separación entre aquello que denominó como “la gran
teoría” y “el empirismo abstracto”, para expresar el vacío en cuanto a
la orientación de la producción de conocimiento y la práctica
profesional.
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En Europa encontramos en Francia con G. Gurvitch una concepción
del desarrollo de la sociología en razón de las crisis periódicas que
sufre: “La sociología en una ciencia que da saltos, o al menos fluctúa
con cada gran crisis de envergadura”. En 1969 A. Touraine precisaba
que el planteamiento de la crisis de la sociología según Gurvitch debía
entenderse en una doble vertiente: de un lado la declinación de las
doctrinas sociales y del pensamiento precientífico y, de otra parte, “la
ausencia sentida demasiado a menudo de un método positivo para
tratar los problemas que estaban en el centro del pensamiento de los
precursores” (p. 24).
Un planteamiento de fondo acerca de la naturaleza epistémica de la
crisis de la investigación sociológica se presentó a comienzos de la
década de 1960 a instancias del congreso de la Sociedad alemana de
sociología celebrado en Tubingen en octubre de 1961, cuando las dos
ponencias centrales, a cargo de K. R. Popper y T. W. Adorno, se
refirieron respectivamente al falsacionismo y a la dialéctica. En los
años subsiguientes esa polémica se amplió y dio lugar a otras
intervenciones que dieron como resultado la confrontación entre el
positivismo y la dialéctica.
En América Latina también encontramos constancia de esta crisis, que
dio sus primeras muestras una década después de la profesionalización
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de la disciplina, tal como lo mostraremos en la siguiente sección. No
obstante, antes del proceso de profesionalización llevado a cabo en
algunos países de la región a finales de la década de 1950, se
registraron algunos antecedentes para introducir en Latinoamérica la
tradición de pensamiento de las Ciencias Sociales. Uno de los
primeros estudios al respecto fue el de J. Medina Echeverría (1941),
sociólogo español transterrado en varios países de Latinoamérica
(México, Colombia, Puerto Rico, Chile), quien introduce de manera
temprana las discusiones de la sociología europea, en especial la
alemana. En esta tradición Medina se inclina por el estilo de trabajo
intelectual que equilibra la teoría y la investigación empírica, al mismo
tiempo que reconoce la importancia de superar la falsa distinción entre
naturaleza y espíritu al complementar la comprensión (Verstehen), tal
como en la Sociología comprensiva de Max Weber, con la descripción
empírica a la manera en que lo hicieron Durkheim, así como la mayoría
de los sociólogos estadounidenses.
En ese sentido también es elocuente el análisis de G. Germani (2010,
publicado originalmente en 1959) intitulado “Una década de
discusiones metodológicas”, en el que muestra las principales
tendencias que se fueron delineando hasta constituir lo que no vaciló
en denominar como “El Methodenstreit2 en Latinoamérica” (Germani:
2010, 325). En ese estudio muestra la controversia en torno a las
2 En referencia al célebre debate de finales del siglo XIX y primeras dos décadas del siglo XX en la economía austriaca, debate en el que tuvo un lugar destacado el aporte sociológico de Max Weber.
4
relaciones entre teoría y técnicas de investigación empírica, que obró a
la manera de tema central para separar la tradición ensayística y de
reflexión filosófica, del estilo de trabajo propio de las Ciencias Sociales
caracterizado por la investigación con técnicas de recolección y
análisis de información empírica, para construir y poner a prueba
postulados teóricos. De una manera temprana para la región (1951)
Germani pone de presente la importancia de la reflexión sobre los
métodos a emplear en el trabajo de las Ciencias Sociales, entendidos
como el nexo que vincula la teoría y la investigación empírica.
En esas circunstancias puede inscribirse el interés por desarrollar los
aspectos de método que la hermenéutica ofrece a las Ciencias Sociales.
Desde ese ángulo un primer problema a resolver tiene que ver con la
argumentación de G. H. Gadamer (1960), cuando se refiere desde el
punto de vista filosófico al carácter fundamental de la comprensión
hermenéutica, entendida desde una perspectiva ontológica.
Subrayemos de paso que esta obra aparece originalmente en 1960, es
decir, corresponde al periodo que hemos identificado antes como
momento de interrogación sobre el conocimiento científico y sus
implicaciones en las ciencias sociales y humanas, que ya registra el
impacto del denominado “giro lingüístico” en estas disciplinas y
prepara el llamado “giro cultural” que vivimos en la actualidad, en el
que el estudio de los procesos de construcción y reconstrucción del
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sentido se constituye en un elemento de primer orden en el estudio de
los procesos de interacción humana.
El planteamiento central de Gadamer se resume en el título de su obra
Verdad y método (Wahrheit und methode), que al decir de Paul Ricoeur
(2002: 91) en realidad plantea una dicotomía entre “verdad o método”,
es decir, si se debe privilegiar el aspecto ontológico de la reflexión
hermenéutica sobre su dimensión epistemológica. Ahora bien, en lo
que sigue retomaré la línea de argumentación de varios autores
(Ricoeur, Habermas, Beuchot, entre otros), que con diferencias entre sí
han asumido el análisis del planteamiento gadameriano para mostrar
las complementariedades entre lo ontológico y lo epistemológico en la
reflexión hermenéutica.
Quisiera en este escrito avanzar en el estudio de las relaciones entre el
fundamento epistemológico y la fundamentación ontológica en el caso
de la sociología contemporánea, expresado en cuatro tendencias de
importancia que se preocupan por desarrollar el problema de la
comprensión en sus trabajos: la doble hermenéutica (A. Giddens); la
investigación participante (O. Fals Borda); la hermenéutica diatópica
(B.S. Santos); la intervención sociológica (A. Touraine).3 El argumento
central refiere que la utilización y apropiación de elementos de la
reflexión hermenéutica en la sociología contemporánea no se 3 He seleccionado estas cuatro tendencias por su relación explícita con la hermenéutica. No obstante, es necesario reconocer que otras tendencias contemporáneas mantienen interés en esta perspectiva, p.ej. Z. Bauman, M. Maffesoli, J. Alexander, P. Bourdieu, E. Morin, entre otros
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comprometen con un desarrollo sistemático de los fundamentos y
procedimientos de la comprensión e interpretación, tanto en su
dimensión ontológica como epistemológica, e incluso, en algunos casos,
la aplican simplemente de manera implícita.
En ese sentido considero que la exploración sistemática del recurso a
la hermenéutica para fundamentar una opción de método en la
sociología contemporánea, aunque no sólo para esta disciplina, es una
labor inaplazable para el trabajo de investigación y de intervención
social. Encuentro dos aportes significativos en esa labor. De un lado el
aporte de P. Ricoeur respecto de la textualidad y la historicidad de la
acción que constituye, a mi juicio, un vínculo sólido entre la labor
hermenéutica y los paradigmas de las ciencias sociales que asumen a
la acción social como uno de sus conceptos centrales. En estos cabe
considerar a aquellos paradigmas que se interesan por la acción social
en la tradición anglosajona, con el concepto de agencia (agency),
respecto del cual el mismo Ricoeur tuvo relación en su paso por
Norteamérica.
De otro lado, los aportes de la hermenéutica analógica icónica de M.
Beuchot permiten establecer una cartografía de la situación actual de
la reflexión hermenéutica, al mostrar las tendencias univocas o
positivistas en la interpretación del sentido, frente a las críticas propias
del pensamiento posmoderno que proponen una concepción relativista
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que lleva a una hermenéutica débil y a una ontología débil. Este
panorama es el que se ofrece a las ciencias sociales en general y a la
sociología en particular, sin que encontremos a la fecha actual un claro
posicionamiento para definir alternativas de trabajo. Frente a ese
panorama Beuchot examina las limitaciones de las dos posturas
extremas para los propósitos ontológicos y epistemológicos de la
hermenéutica, con el fin de elaborar su propuesta de una hermenéutica
analógica icónica que pone acento en el estudio de la dimensión
simbólica de los fenómenos humanos.
LA DOBLE HERMENÉUTICA
La primera etapa de la obra de A. Giddens, comprendida entre 1971
y1984, estuvo consagrada a un análisis de los autores clásicos de la
sociología (Durkheim, Weber, Marx), para examinar los antecedentes
mayores en la disciplina y retomar los aspectos sustanciales para el
estudio de las sociedades contemporáneas4. Esa revisión le permitió
establecer que en la conceptualización de las sociedades modernas
occidentales la teoría sociológica oscilaba entre destacar los aspectos
estructurales (macro), o privilegiar el papel de los actores en
situaciones de interacción (micro).
4 Se pueden identificar dos etapas más, una referida a la elaboración de su “Teoría de la estructuración” y otra a su relación con la denominada “Tercera vía”, que sirvió de referencia a los gobiernos de A. Blair y W. Clinton. En este escrito no me referiré a los recientes vínculos de Giddens , la London School for Economics y otras prestigiosas universidades con el régimen del coronel Khadaffy.
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Las primeras publicaciones sobre estos temas en 1971 y 1973 lo
llevaron a identificar la necesidad de emprender una “crítica positiva
(o constructiva) de las sociologías interpretativas”, subtitulo de su
trabajo intitulado Las nuevas reglas del método sociológico, que revela
el verdadero propósito. De estas sociologías interpretativas destaca
que el análisis de Alfred Schütz sobre los principios metodológicos de
la sociología comprensiva de Max Weber, análisis hecho a partir de los
planteamientos de la fenomenología de Husserl, deja claro como en el
desarrollo de este campo del conocimiento se entiende que
fundamentación ontológica y fundamentos epistemológicos se
requieren mutuamente.
En efecto, Schütz en sus Collected papers: The problem of social reality
(1959: 56, traducción propia) considera que “El hecho de que desde el
punto de vista del sentido común asumimos como evidente nuestro
actual o potencial conocimiento del sentido de las acciones humanas y
sus productos es, desde mi perspectiva, precisamente lo que el
científico social quiere decir cuando habla de comprensión o
Verstehen*”. Lo anterior le permite a Schütz concluir que la
comprensión es antes que un método de conocimiento de las ciencias
sociales, la forma particular de conducir la experiencia del sentido
común en el mundo sociocultural de los actores.
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Este será un principio básico para fundamentar la propuesta de
Giddens acerca de la denominada “doble hermenéutica”, que consiste
en reconocer la necesidad de esta “primera hermenéutica” señalada
arriba, para subrayar que la capacidad interpretativa del agente
(agent) se ve continuamente enriquecida por los metalenguajes de las
ciencias sociales y su capacidad ampliada para la comprensión. En
palabras del mismo autor se trata de “la intersección de dos marcos de
sentido como parte lógicamente necesaria de una ciencia social, el
mundo social provisto de sentido tal como lo constituyen los actores
legos y los metalenguajes investigados por los especialistas en ciencia
social; hay un constante ‘deslizamiento’ entre un marco y otro,
inherente a la práctica de las ciencias sociales” (Giddens, 1998: 396)
En ese sentido, el aporte inicial de Schütz al subrayar la importancia
de la capacidad inherente al conocimiento humano para la
comprensión, entendida como fundamentación ontológica del método
de conocimiento, se verá ampliada en Giddens por su énfasis de
mostrar la dinámica por medio de la cual la producción de las
estructuras de la vida cotidiana en las sociedades modernas se
encuentra en permanente proceso de ampliación por el esfuerzo de la
crítica y el conocimiento de esas estructuras, proceso a partir del cual
se amplía nuestro universo de la comprensión de manera constante,
pues esos aportes pasan por diferentes mediaciones desde el
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metalenguaje de las disciplinas del saber en las ciencias sociales al
conocimiento común.
Lo que no resulta claro en esta concepción es cómo ocurre esta ‘fusión
de horizontes’ entre la doxa y la episteme. En ese punto neurálgico de
su teoría la concepción hermenéutica de Giddens carece de un claro
planteamiento sobre los procedimientos de la comprensión del sentido,
pues parece que se toma como algo evidente que esto pueda ocurrir.
Al respecto parece apropiado introducir aquí el planteamiento de la
hermenéutica analógica icónica de Beuchot, para establecer que en la
interpretación de una textualidad predomina la diferencia y que la
interpretación que se hace desde los metalenguajes por el
conocimiento de los expertos puede convertirse en univoco y atentar
contra la diferencia.
INVESTIGACIÓN (ACCION) PARTICIPANTE
En América Latina, una década después de la organización de los
primeros institutos de investigación en Brasil, Argentina y Chile, así
como de los primeros departamentos universitarios para formar
profesionales de esta disciplina en Argentina, Colombia y Venezuela, se
pusieron en evidencia algunos factores que fueron considerados como
indicadores de la crisis de la sociología en la región (Costa Pinto, 1963;
Verón 1968[1974]; Ianni, 1961; Fernandes, 1963).
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En 1959 Orlando Fals se refiere a la necesidad de un método propio
que de cuenta de las particularidades de Latinoamérica y una década
después presenta una ponencia en el IX Congreso latinoamericano de
sociología, realizado en México (1969), en el marco de la sección 6ª.
dedicada al estudio del tema “Sociología de la crisis latinoamericana”,
en la que puso de presente que el estudio de la crisis en la región,
expresada en el desgaste de las investigaciones sobre el desarrollismo,
sin la crítica suficiente a los factores estructurales del atraso
económico y social, precipitaba la crisis de la novel disciplina: “La
sociología respondiendo a esta crisis, entra ella misma en crisis” (Fals,
1974: 63).
Las implicaciones de esta situación se pusieron en evidencia, según
Fals, tanto en el plano de la teoría en el que plantea la necesidad de
conceptualizaciones propias sobre los fenómenos latinoamericanos que
darían lugar a lo que denominó como una “sociología de la liberación”,
tanto como en el plano de “los métodos clásicos de observación e
inferencia”. Al respecto subraya la importancia de los planteamientos
y las acciones de Camilo Torres, cofundador junto a Fals Borda y otros
del programa de sociología en la Universidad Nacional de Colombia,
cuando en 1961 en el marco de las Jornadas latinoamericanas y
argentinas de sociología presenta la ponencia El problema de la
estructuración de una auténtica sociología latinoamericana, “que es
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un planteamiento franco sobre la incidencia de los valores en los
enfoques metodológicos” (Fals, 1974: 65).
Para mayor claridad en nuestro análisis, en este momento es necesario
introducir la precisión conceptual acerca de las diferencias y las
relaciones entre métodos y técnicas de investigación. La instancia del
método en un proceso investigativo define las decisiones que se deben
tomar acerca de cómo construir el objeto de estudio (De Bruyne et al,
1974: 50-51), es decir, se trata de las categorías a partir de las cuales
se toma una perspectiva de análisis respecto del problema social que
nos concierne, con el propósito de construir un objeto para el
conocimiento, esto es, se trata de una lógica aplicada que orienta el
conocimiento.
Diferente es la instancia de las técnicas de recolección y análisis de
información, que obran en un proceso de investigación de acuerdo a
las categorías propias del método seleccionado; no obstante, una vez
establecidas las diferencias es necesario establecer sus relaciones,
pues las técnicas de recolección y análisis de la información corren el
riesgo de tornarse puro empirismo, y el método sin el auxilio de las
técnicas corre el riesgo de quedarse en un nivel meramente
especulativo. A este respecto, desde el punto de vista de la sociología
comprensiva, bien ha precisado M. Weber que “la interpretación
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persigue la evidencia”, para referirse al necesario complemento entre
estas dos instancias del proceso de investigación.
También se debe tomar en cuenta las relaciones entre el método y la
teoría, puesto que sí el primero define la instancia en la que se
construye el objeto de estudio, lo hace gracias al uso de elementos de
tipo conceptual que permiten formarse una visión del mundo, una
perspectiva de análisis, con la cual avanzar en la creación y/o
validación del conocimiento. Además, la teoría no sólo proporciona por
la vía deductiva los elementos conceptuales con los que investigar, sino
que por la vía inductiva permite la formación de nuevos conceptos, o la
articulación diferente de éstos, lo que constituye la dinámica constante
de la sistematización de conocimientos por la dialéctica entre
deducción e inducción, aquello que C. S. Peirce denominó la abducción.
En este orden de ideas, se comprende que la relación entre teoría y
método es de correspondencia mutua, así como las relaciones entre
método y técnica es de complementariedad.
Retornando a los planteamientos de Fals respecto del método, él
propuso partir del principio básico de la praxis, propio del
materialismo histórico-dialéctico, en el sentido de “afirmarse en la
realidad vinculando el pensamiento con la acción”, para examinar, a
continuación, el tipo de técnicas de recolección y análisis de la
información que más se ajustaran a su cometido. Encuentra en la
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técnica de observación-participación el punto de partida para analizar
las diversas etapas que le llevarían a conducir su trabajo de
investigación en el terreno.
Respecto de la observación-participación considera que es el grado
más elemental de análisis, en el que la actitud del investigador es
eminentemente “simpática”, en el sentido expresado por Charles
Horton Cooley, como comunidad de sentimientos en los grupos
primarios. En seguida Fals considera un segundo grado denominado
observación-intervención que “implica experimentar con elementos
culturales dentro de una situación para observar los efectos
inducidos”; en este tipo de observación la actitud del investigador es
fundamentalmente de empatía con la población estudiada, con lo que
se obtiene un vínculo parcial con éstos.
Por último, destaca la denominada observación-inserción, utilizando
una denominación que tomó de Marcos Kaplan, para designar la
adopción de las dos técnicas anteriores, pero elevándolas a un grado
superior en el que se trata de “ganar una visión interior completa de
las situaciones y procesos estudiados, con miras a la acción presente y
futura” (Fals, 1989:72). Para llevar a cabo este tipo de observación
propone aplicar el concepto de “comprensión total” (Verstehende
erfassen) de Wilhelm Dilthey, entendido como el proceso por medio
del cual el investigador se involucra a favor de los actores participes
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del problema que estudia, “porque ha tomado una posición a favor de
determinadas alternativas, aprendiendo así no sólo de la observación
que hace, sino del trabajo mismo que ejecuta con los sujetos con
quienes se identifica” (Ibíd.).
En el caso de Fals, su compromiso fue con el “pueblo”, entendido este
como las clases más pobres y desvalidas de la sociedad. El concepto
de “pueblo” está muy cerca de la concepción que circuló en la Teología
de la liberación latinoamericana, por ejemplo en Scannone quien la
considera como una categoría histórico-cultural. Cultural en cuanto se
trata de un grupo social que representa un ethos, una opción de vida
alternativa y potencialmente liberadora, e histórica puesto que solo en
el contexto de las circunstancias en que le corresponde vivir podrá
desarrollar ese potencial. La mayor parte de su actividad investigativa
la concentró, en consecuencia, con los campesinos de Colombia y de
otros países de América Latina (Nicaragua, México), enfatizando el
rescate de lo autentico del modo de vida de esas comunidades.
Esta forma de involucrarse es sustentada por Fals adoptando
inicialmente el punto de vista de J-P. Sartre sobre el compromiso
(engagement) contenido en su trabajo de 1948 ¿Qu’est-ce que la
littérature? En ese trabajo aparece de manera temprana el
planteamiento de la vinculación entre pensamiento y acción que más
tarde (1957) será desarrollado en Questions de méthode.
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Otro aspecto importante del método de la investigación-acción
participativa en Fals, susceptible de analizar desde la perspectiva
hermenéutica, es lo relacionado con el proceso de comunicación de los
resultados. A partir del postulado del conocimiento comprometido a
favor de los pobres y desvalidos del sector rural, que lo conduce a
plantear de manera abierta una “ciencia popular o ciencia del pueblo”,
encuentra la necesidad de hacer una devolución sistemática del
conocimiento logrado por los(as) investigadores(as) para ser
contrastado con los propios actores sociales, a la vez que se activa y se
potencia su capacidad de acción. Aquí encontramos implícitamente el
problema hermenéutico de la comprensión, en su formulación clásica
del círculo hermenéutico entre la textualidad (en este caso la acción
entendida como textualidad) y la “lectura” o interpretación que hace el
lector (investigador-a), para retornar a la textualidad y confrontar el
sentido interpretado.
A este respecto Fals se refiere a tres niveles de la comunicación, desde
le nivel 0, que también denomina de “mapas orales”, por medio de los
cuales se comunica con poblaciones en los que prima esa tradición, por
ejemplo, comunidades indígenas o de campesinos analfabetas, que
lleva a confrontar de manera directa el conocimiento adquirido por
los(as) investigadores(as), utilizando eventualmente gráficos muy
simples, tales como diagramas dibujados sobre la tierra o la arena de la
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playa. El nivel 1 consiste en la información convertida en
presentaciones más elaboradas tales como audiovisuales o material de
secuencias de dibujos o viñetas con un desarrollo narrativo (cómic); el
nivel 2 se trata del mismo contenido, pero preparado para los
“cuadros”, o conjunto de dirigentes de la comunidad con la cual se
trabaja; por último, contempla el nivel 3 en el que se trata “los mismos
temas tratados a un nivel descriptivo y teórico más general, tomando
en cuenta contextos regionales y nacionales, para los intelectuales
comprometidos, los universitarios, profesores y funcionarios.” (Fals,
1989: 100). Resulta claro que este último nivel se refiere a la necesidad
de llevar la información al nivel de los metalenguajes propios de las
disciplinas científicas y, en ese sentido, operar al nivel de lo que
Giddens denomina la “doble hermenéutica”.
En síntesis, los fundamentos hermenéuticos del método de la
investigación acción participativa en los trabajos de Fals y de sus más
cercanos colaboradores, se refieren a: 1) la propuesta de la
comprensión total (Verstehende erfassen); 2) los diversos niveles de la
comunicación, por medio de la cual se confronta el conocimiento
logrado por la capacidad de interpretación de los-as investigadores-as,
respecto a los propios actores de un proceso social, 3) la concepción de
la verdad como consenso por medio de la comunicación y 4) el
reconocimiento de la importancia de la phronesis como actitud básica
en el proceso interpretativo. (Fals, 1998)
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No obstante, las relaciones entre este método y la teoría no resultan
claras. En principio lo que se encuentra es una articulación diversa
entre elementos conceptuales de diferentes horizontes teóricos
(dialéctica materialista, hermenéutica), sumada a una cierta
subvaloración, incluso desprecio, por la teoría que debería cumplir con
la exigencia de servir de guía inmediata a la praxis transformadora. A
pesar de que se reconoce la existencia de los metalenguajes propios de
las disciplinas del saber especializado, como medio de comunicación
indispensable al nivel de la episteme, y como forma de afrontar el rigor
del conocimiento, a la postre ese es el nivel de menor importancia
frente a las necesidades de interactuar con los actores mismos.
A pesar de esos presupuestos, una revisión analítica de este método
deja ver que los vacíos o insuficiencias en el uso de los elementos
teóricos atentan contra el desarrollo de esta propuesta. Por ejemplo, la
decisión estratégica para Fals en el sentido de tomar como actores
sociales principales a los campesinos, denota una interpretación del
problema social principal de las sociedades dependientes en las que el
sujeto histórico potencialmente revolucionario correspondería a éstos.
Ahora bien, sin desconocer la importancia que mantiene hasta
nuestros días la propiedad de la tierra agrícola en América Latina, en
cualquiera de sus formas actuales que van desde la agroindustria,
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pasando por el latifundio, hasta los cultivos ilegales, la identificación
de un sujeto privilegiado de la historia hace difícil entender la dinámica
de transformación de los sujetos colectivos y la formación de nuevos de
éstos.
De otra parte, sería importante profundizar el interés que el mismo
Fals manifestaba por diversos aportes de la hermenéutica para darle la
fundamentación que requiere su método de trabajo. Por ejemplo, en
1997 a instancias del Congreso mundial de investigación participativa
celebrado en Cartagena de Indias (Colombia), reconocía el valor del
planteamiento de Agnes Heller (1989) respecto a la “reciprocidad
simétrica” entre los sujetos del conocimiento, planteamiento que tiene
un contenido de analogicidad innegable, que pueden contribuir al
fundamento epistemológico de este método.
HERMENÉUTICA DIATÓPICA
B.S. Santos, sociólogo portugués (Doctor en Sociología del Derecho,
Yale University), ha desarrollado una teoría social a partir de
investigaciones empíricas sobre las formas que adopta la regulación
jurídica en las sociedades contemporáneas, en las que muestra la
coexistencia de diversas formas de racionalidad. Sus estudios le han
permitido elaborar una serie de análisis, en el género de ensayo, con
los que construye de manera progresiva una teoría de estas
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sociedades, en las que la reflexión sobre el Derecho es de primera
importancia.
En cuanto a la definición de opciones de método para sus estudios
comparativos, en particular en el campo de la Sociología del derecho,
Santos retoma el planteamiento de R. Panikkar (2007) respecto de la
hermenéutica diatópica. Panikkar arriba a un planteamiento
semejante gracias a sus estudios comparados de religiones, en los que
llega a establecer que en la búsqueda de la interculturalidad religiosa
es necesario tomar en cuenta los topoi, o lugares comunes que forman
el sentido común de cada cultura, con el propósito de preparar el
camino para la traducción de lenguajes y con esto lograr la
comunicación que permita la construcción intercultural.
“Yo la llamo la hermenéutica diatópica, en cuanto que la distancia a superar no es meramente temporal, dentro de una única y amplia tradición, sino que es la distancia que existe entre los tópoi humanos, “lugares” de comprensión y autocomprensión, entre dos (o más) culturas que no han elaborado sus modelos de inteligibilidad. La hermenéutica diatópica parte de la consideración temática de que es necesario comprender al otro sin presuponer que éste tenga nuestro mismo autoconocimiento y conocimiento de base. Aquí está en juego el último horizonte humano y no solamente contextos diferentes entre sí”. (Cursivas en el original).
Ahora bien, la principal utilización de esta hermenéutica por Santos
ha sido en el análisis de la universalidad de los Derechos del hombre y
del ciudadano (DD.HH), ámbito en el que se ha inspirado en Panikkar
y otros autores para explorar las reflexiones filosóficas sobre la
dignidad humana y las formas en que estas se traducen en legalidad
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instituida. Un presupuesto principal de este razonamiento tiene que
ver con el principio de pluralismo jurídico, tema de especial
importancia en el marco de la Unión Europea para tratar de conciliar
las normas nacionales en el espacio común europeo, pero trasladado
al escenario de países periféricos, lo que le permite acercarse a
formas de legalidad y justicia muy diversas. De hecho, fue en su tesis
doctoral en Sociología del derecho en la Universidad de Yale donde
trató este tema en las favelas de Río de Janeiro, Brasil.
Sus cuestionamientos sobre la universalidad de los DD.HH han tenido
múltiples momentos de discusión en espacios académicos pero, más
allá de estos, Santos reconoce la importancia de dos momentos de
confrontación con comunidades culturales que representan
concepciones alternativas sobre esta materia. Señala este autor
(2002):
“quisiera mencionar dos momentos cruciales en el delineamiento de mis ideas tal y como ahora se presentan: el Primer Seminario sobre la Jurisdicción Especial Indígena y la Autonomía Territorial, celebrado en la primera semana de marzo de 1997 en Popayán (Colombia), organizado por el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) y por el gobierno de Colombia, al que asistieron más de 500 líderes y activistas indígenas; un seminario inolvidable en el Center for the Study of Developing Societies en Nueva Delhi, el 25 de abril de 2000”.
Si bien el contacto con las comunidades indígenas colombianas ha sido
importante en el interés de Santos por la interculturalidad, realidad
que ha sido analizada en la investigación sobre las diferentes formas
de legalidad en Colombia (Caleidoscopio de las justicias en Colombia,
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2001), ha sido la reflexión de Panikkar sobre la interculturalidad en el
caso Indio el que le ha servido de sustento para aplicar los principios
de la Hermenéutica diatópica en el ámbito jurídico, para sustentar su
tesis de una “globalización desde abajo”, que se oponga al
universalismo de los DD.HH fundados en el europeocentrismo, es
decir, una forma de etnocentrismo, al que Santos denomina como un
“localismo globalizado”.
Ha sido el estudio de Panikkar sobre la cultura y la religión en India la
que ha servido de antecedente a Santos para interesarse por el valor
del Dharma en tanto que cosmovisión religiosa y cultural que
contempla de una manera integral la relación del individuo con el
universo, para derivar de allí el sentido de la existencia, incluidas las
normas, en términos de lo que va en el correcto sentido de ese devenir
(dharmico). Sumado a ese punto de partida Santos se interesa
también por otra realidad religiosa y cultural, a saber, la islamista a
través de los estudios de Abdullahi An-Na’Im, quien asume una
posición evolucionista que le permite distinguir los diversos momentos
históricos de definición de la Umma, es decir, de los derechos
colectivos como el principal sustento de la noción de derecho, a
diferencia de la tradición occidental basada en el principio de los
derechos individuales.
23
Bajo esos dos antecedentes Santos desarrolla la hermenéutica
diatópica considerando que los topois, o lugares comunes en una
cultura, deben entrar en diálogo con los de otras culturas, tomando en
cuenta cinco premisas para avanzar en lo que denomina un
“multiculturalismo progresista”: a) el punto de partida debe ser el de
la incompletud de cada cultura y, por lo tanto, la necesidad de entrar
en contacto con otras; b) pasar de versiones estrechas a versiones
amplias de las culturas; c) de momentos impuestos unilateralmente
para el diálogo multicultural, a momentos compartidos y
consensuados; d) de temas impuestos unilateralmente, a temas
compartidos y e) el respeto por la diferencia.
La consecuencia para el tratamiento de los DD.HH, desde el punto de
vista de la hermenéutica diatópica, es la búsqueda de una concepción
“mestiza” de estos, en la que se tenga en cuenta el diálogo respetuoso
entre las culturas, o más preciso aún, entre los diversos lugares
comunes (topois) desde los que se formulan los argumentos de cada
cultura. El carácter hermenéutico de esta diatópica (pasar a través
de los lugares comunes) supone tanto una fundamentación ontológica
como un fundamento epistemológico. En el primer caso, encontramos
en el planteamiento del pluralismo cultural analógico de Beuchot
(2005) una vía sugestiva para avanzar en el intrincado camino de paso
desde la multiculturalidad a la interculturalidad, al mostrar que la
analogía como guía del pensamiento y de la acción debe tener en
24
cuenta el problema de los límites. También resultan de valor las
discusiones en torno a los derechos morales y con esto el carácter
iusnaturalista de los DD.HH vistos en un contexto intercultural.
De manera complementaria, para el desarrollo de los fundamentos
hermenéuticos de la diatópica resulta de importancia la vía
procedimental de considerar la analogía de proporcionalidad para
avanzar en el diálogo intercultural, tratando de establecer la
proporción de lo que se debe respetar de cada cultura y lo que tienen
de semejante entre sí, para poder establecer una concepción de tipo
intercultural sobre los DD.HH.
LA INTERVENCION SOCIOLOGICA
Este método fue concebido por Alain Touraine en la década de 1968 a
1977 y presentado en su obra titulada La voix et le regard (1977), con
el propósito de servir al estudio de los nuevos movimientos sociales
que se formaron con el paso de la sociedad industrial, propia del
capitalismo clásico organizada en torno al conflicto sobre el trabajo
asalariado, a la sociedad posindustrial, o sociedad programada,
producto de los procesos de acumulación de capital por la vía de la
plusvalía relativa, asociada ésta a las notables transformaciones del
proceso de trabajo asalariado a causa de la asociación de la ciencia y
la técnica en la producción de mercancías.
25
Este nuevo tipo de organización de las relaciones sociales fue también
el resultado de la transformación de la sociedad de clases de la
primera etapa del capitalismo en el siglo XIX, en la sociedad de masas
donde se diversifican los segmentos sociales y las clases sociales, con
nuevos referentes identitarios, tales como la preocupación por el
medio ambiente, la pertenencia a una etnia, o a un sexo, o a una
creencia religiosa, entre otros.
El principio del cual parte Touraine es el de que la sociedad se
produce a sí misma por la vía de la actividad intencional (acciones) de
los actores sociales. Se trata de una tesis de tipo materialista que se
inscribe en la senda de lo planteado por K. Marx en El dieciocho
Brumario de Luis Bonaparte cuando plantea que “la historia la hacen
los hombres, pero la hacen en circunstancias que escapan a su
control”. El aporte de Touraine ha sido importante al mostrar que el
proceso histórico es un cambio permanente en el que se debe
identificar las transformaciones de los nuevos actores colectivos.
En ese sentido, la primera parte de su obra (1955-1968) se concentró
en el estudio del mundo del trabajo industrial hasta llegar a identificar
las notables transformaciones que se presentaron durante el proceso
de reconstrucción europeo en el periodo de la posguerra. En
particular pudo constatar el cambio producido en la lógica de la
acción colectiva en los trabajadores vinculados en los procesos
26
industriales altamente tecnificados. De este periodo voy a detenerme
de manera breve en el trabajo de 1969 intitulado Sociología de la
acción en el que el autor desarrolla su propuesta del método
accionalista, en un contexto dominado hasta ese momento por el
método dialéctico, el funcionalista y el estructuralista, para establecer
los fundamentos de tipo hermenéutico que contiene su propuesta.
El método accionalista se inscribe en la corriente de la sociología
comprensiva de Max Weber, aunque establece rupturas, y postula que
la unidad básica de análisis (la acción) “es, ante todo, creación,
innovación, atribución de sentido” (Touraine, 1969: 19). Su interés
inicial y fundamento de su obra es lo que denominó como “el
descubrimiento del sujeto”, para hacer referencia al sujeto histórico
que se ocupa de la creación permanente del sentido como base de las
orientaciones de la acción, aunque a diferencia de Weber no funda su
teoría sobre la noción de actor social, a la que considera ambigua al
no tomar suficientemente en cuenta los motivos no racionales de la
acción (Zweckrational), que lo llevaron a privilegiar el estudio de la
acción racional con arreglo a fines (Wertrational).
El sujeto histórico se refiere a las orientaciones de la acción colectiva
(principio de unidad y de significación de un sistema de acción
histórica), que conduce a este autor a privilegiar el estudio de los
movimientos sociales en los que se expresan nuevas orientaciones de
27
la acción, por medio de la actividad productiva (trabajo). La categoría
de sujeto histórico, aclara Touraine (1969:127) “no es un objeto de
estudio empírico, o una categoría de hechos sociales, sino un
instrumento de análisis”. El concepto de trabajo (der Arbeit) es
asumido aquí en el amplio significado de producción material, por
ejemplo de mercancías (objetos), así como de la producción del
sentido, que correspondería a lo que se denomina la semiosis (Peirce,
Morris), aunque en la Sociología de la acción, no es planteada en esos
términos, sino de manera global como un “principio cultural”
(1969:138).
Es interesante hacer estas precisiones a partir del primer trabajo de
envergadura de este autor, porque permite comprender las
transformaciones de los temas originales en la formulación del método
de la intervención sociológica –IS- (1978) y en las precisiones
contenidas a partir de 1985 en la Teoría del Sujeto, en las que los
fundamentos de tipo hermenéutico serán más elaborados, aunque no
explícitos (Ballantyne, 2007).
En primer término, el método de la IS contempla la necesidad de
tomar en cuenta ante todo la narración que los propios actores
sociales hacen de sus estados de confrontación o conflicto social. Es
necesario precisar que este método fue concebido de manera
específica para el estudio de los movimientos sociales, es decir,
28
aquellas circunstancias en que los actores entran en confrontación
con el modelo cultural imperante y avanzan en la elaboración o
consolidación de uno alternativo, que lleva al cambio de las formas de
historicidad dominantes.
Esto quiere decir que al tomar como premisa fundamental que los
actores sociales crean su propia historia, aunque en circunstancias
que escapan a su dominio, las orientaciones predominantes de la
acción son las que establecen las formas de historicidad dominantes,
las cuales se expresan en tipificaciones de la acción, tales como las
instituciones que forman la sociedad moderna.
La actividad de los investigadores no consiste en establecer la
objetividad de esta situación de conflicto, sino establecer la manera
como los actores en situación comprenden su mundo. Para esto crean
un dispositivo de diálogo colectivo en el que dos sociólogos
(investigadores) se entregan a la tarea de establecer las formas en
que comprenden la situación de conflicto y, a su turno, ofrecen formas
alternativas de comprensión para ser debatidas con esos actores. Este
tipo de dispositivos se encuentra cercano del encuadre propio del
encuentro psicoanalítico entre terapeuta y paciente, en este caso se
trataría de la terapia psicoanalítica de grupos.
29
La búsqueda de conocimiento se hace, entonces, en un contexto
marcado por el privilegio de la intersubjetividad, mucho más cuando
obran por la vía de proponer para la controversia colectiva los
principales hallazgos y señalamientos de los investigadores, para que
los actores del conflicto fijen su posición al respecto y avancen en la
búsqueda de soluciones. Un dispositivo de este tipo se ubica bien en
el marco de la interpretación analógica, puesto que de la narración
que surge en el trabajo con los grupos se trata de proponer líneas de
interpretación que pueden ser aceptadas o rechazadas por los actores,
sin que se pretenda proponer la verdad única por parte de los
investigadores
CODA
La crisis de los paradigmas de cientificidad, o transición
paradigmática como la denominan algunos, en el caso de la sociología
contemporánea se ha expresado en la búsqueda de una
fundamentación para guiar la comprensión y establecer un nuevo
vínculo entre esta y la explicación. Este proceso ha dado lugar a una
mirada renovada a los métodos cualitativos y, en particular, al recurso
a la hermenéutica como respuesta al impacto del giro lingüístico y
cultural. En esas circunstancias se presenta la influencia del
pensamiento posmoderno con su énfasis en la hermenéutica, la cual
es presentada como la nueva koiné del pensamiento contemporáneo,
30
pero en este caso entendida desde un punto de vista relativista o
equivocista.
Algunos de las principales tendencias en la sociología contemporánea,
de las cuales hemos estudiado cuatro en esta ocasión, presentan un
interés la mayor parte de las veces explícito, aunque la
fundamentación hermenéutica diste mucho de ser consistente. Esto
quiere decir que aunque se asumen elementos claramente
hermenéuticos, tal como lo hemos mostrado antes, no se mantiene un
interés profundo en esta materia para asumir las implicaciones de
este interés.
En mi concepto, el desarrollo de nuevos paradigmas en las teorías
sociológicas contemporáneas requiere: a) un esfuerzo de explicitación
de los fundamentos hermenéuticos y b) profundización de sus
implicaciones. En ese escenario resulta ineludible fijar una posición
frente a los tipos de hermenéutica tal como se nos presentan en la
actualidad, esto es, frente a las concepciones univocas del sentido y
frente a las concepciones relativistas. Los aportes de la hermenéutica
analógica icónica, en particular, aunque también los recursos que
provienen desde la lingüística, por ejemplo en R. Jakobson, en torno
al valor del uso de la metáfora y la metonimia, así como los
desarrollos de P. Ricoeur sobre estas materias, pueden brindar
elementos para avanzar en la fundamentación de la mirada
31
hermenéutica en la sociología y otras ciencias sociales
contemporánea.
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