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Una caja.Tan simple como eso.Una simple caja de cartón ondulado totalmente reciclable.
Cuando comenzó
a fabricarse solo era un trozo de cartón ondulado que no sabía donde y como iba a acabar. Otras partes de ese trozo de cartón habrán seguido distintos destinos, pero este, este
iba a acabar siendo una caja de color azul de Beberlis.
La imaginación de un niño es capaz de crear universos increíbles con una sola caja de cartón. Le pondrá
una cuerdecita
y la convertirá
en un coche que arrastrará
por el pasillo de su casa, dará
golpecitos sobre ella como si de un tambor se tratara, le hará
varios agujeros y tendrá
una bonita casa para sus muñequitos de juguete o simplemente guardará
esos muñecos en ella.
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En algún caso la convertirá
en su cajita de secretos, le acompañará
toda su vida, guardando en ella todo aquello que le recuerde algún momento de su vida, una entrada de la primera vez que sus padres le llevaron al zoológico, su primera fotografía con los amigos del colegio, su primera carta de amor, el cd
de música que le regalo un amigo, fotos de sus padres, de su familia, recortes de periódico de su cantante favorito o el ticket de compra del primer par de zapatos Beberlis
que sus padres le compraron y con el que esta caja llego a su vida.
Esa es la magia de ser niño y tener una caja de cartón.
Para nosotros es todo esto y mucho más.
En nuestra fábrica hay miles de cajas de cartón azul, todas ellas bien embaladas, guardadas en un rincón esperando el momento de cobrar vida.
Cobrar vida, sí, lo consideramos así. Cuando una caja de Beberlis
se coloca por primera vez sobre la mesa de embalado, se le pone una pegatina que indica su
número de pie, su modelo y se guardan en ella delicadamente unos zapatos, en ese momento cobra vida, deja de ser un trozo de cartón.
Como cada mañana cuando nos vestimos, una caja azul de Beberlis
viste a cada uno de nuestros zapatos. Nuestros zapatos se colocan cuidadosamente dentro de cada una de ellas, se les prepara una cama de delicado papel que los envuelva y finalmente se les pone la tapa de la caja para cuidarlos, evitar que alguna mota de polvo los ensucie o que la luz los
despierte antes de su gran momento.
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Porque no nos engañemos, nuestros zapatos son los actores de un gran momento, el momento en el que un niño o una niña reciben la caja y descubren ese par de zapatos Beberlis
que tanto deseaban.
Unos padres llegan a uno de nuestros distribuidores en
cualquier parte del mundo, eligen uno de nuestros zapatos, se lo dejan a su niño para que se lo pruebe y todos deciden cual es el modelo que van a regalarse.
El niño ve como le quitan de las manos el zapato que se ha probado, el
que le ha gustado, “No, por favor, es mi zapato”, ve como esa dependienta se marcha,
“Yo quería ese zapato, es mi regalo”, segundos de duda, de preguntarse por qué
se lo ha llevado y después de esos segundos, ver aparecer a la misma dependienta, que le había arrebatado nuestro zapato, con una bonita caja azul de Beberlis.
Ese es el gran momento de un par de zapatos Beberlis, el momento en el que se le entrega esta caja de cartón ondulado azul que días antes no sabía su destino. El niño la recibe en sus manos, la deja sobre el mostrador o su asiento y decide abrirla para comprobar, de modo analítico, si es el zapato que se había probado, el que había elegido.
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Que bonito sería poder plasmar, desde la óptica de esa caja y ese zapato Beberlis, las caras de ilusión de tantos y tantos niños y niñas que, en cualquier parte del mundo, reciben uno de nuestros pares de zapatos.Los zapatos le acompañarán durante algunos años, los niños crecen, pero, ¿y nuestra caja?, ¿dónde estará
nuestra caja?…
Nuestra caja azul de Beberlis, ese trozo de cartón que no sabía su destino, puede que siga toda su vida con este niño o esta niña y junto a ella, el recuerdo de todos los momentos felices que vivió
calzando uno de nuestros zapatos.
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