flora acuatica de chile

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Las plantas acuáticas constituyen la ora hidróla que crece en humedales, especialmente dulceacuícolas, con- formando el eslabón inicial de varias cadenas trócas y sir- viendo de lugar de refugio, alimentación y anidamiento de numerosos animales, especialmente aves. Estas plantas no son algas, sino que pertenecen al reino vegetal; es decir, la mayoría de ellas presentan un cormo con raíz, tallo y hojas, como cuerpo vegetativo y or, frutos y semillas como cuerpo reproductivo. Se trata de plantas superiores con ores, que escogieron como lugar de vida los humedales. Se conocen con los nombres de plantas acuáticas, hidró- tos, macrótos, macrótos vasculares, limnótos y también como malezas acuáticas. Este último nombre indica que mu- chas de ellas actúan como maleza, dicultando la utilización de los cuerpos de agua. Tradicionalmente han sido separadas en dos grandes grupos ecológicos, los hidrótos o plantas acuáticas propiamente tales, y los helótos o plantas palus- tres (o de pantano). Las primeras presentan la mayor parte del cuerpo en el agua, incluso fotosintetizan en ese medio, y las segundas tienen gran parte de sus órganos fotosintéticos en el aire. Las primeras crecen en agua libre y las segundas en pan- tanos, ubicados en las riberas de los cuerpos dulceacuícolas. Las plantas acuáticas no conforman un grupo taxonómi- co homogéneo o monolético. Ellas se distribuyen en mu- chas clases, órdenes y familias diferentes del reino vegetal. Se trata de plantas que volvieron al hábitat primitivo, el agua, del cual evolucionaron las plantas terrestres. Esta vuelta al medio original se produjo en los comienzos de la evolución de las angiospermas, por lo que varios grupos primitivos tie- nen representantes acuáticos. El nexo que une a todas las plantas acuáticas y palustres es únicamente el hábitat que ocupan, es decir, el agua. BREVE HISTORIA DE LOS ESTUDIOS CHILENOS EN PLANTAS ACUÁTICAS Las plantas acuáticas chilenas como grupo importante en la ora nativa, comenzaron a estudiarse en la década de 1970 en el laboratorio de geobotánica de la Universidad Aus- tral de Chile. Anteriormente, se realizaron trabajos de siste- mática que tocaban tangencialmente especies acuáticas, por ejemplo, los estudios de Hugo Gunckel. Desde esa fecha, el grupo ha seguido trabajando en forma ininterrumpida, DIVERSIDAD DE ESPECIES FLORA ACUÁTICA CARLOS RAMÍREZ Y CRISTINA SAN MARTÍN 1 2 3 4 6 5 7 8 9 10 1. Aponogeton distachyon, hidróto natante, neóto valdiviano de origen sudafricano. 2. Ceratophyllum chilense (sin. C. demersum) hidróto sumergido libre. 3. Nymphaea alba (Loto), hidróto natante, asilvestrado en el centro-sur de Chile. 4. Eichhornia crassipes (Jacinto de agua) hidróto otante libre en supercie. 5. Egeria densa (Luchecillo) hidróto sumergido. Las masas verdes algodonosas corresponden a algas verdes lamentosas. 6. Zannichellia palustris (Cachudita de las lagunas) hidróto sumergido de amplia distribución en Chile. 7. Lemna gibba (Lenteja de agua) en lagunas altiplánicas. Cada planta mide un par de milímetros. 8. Scirpus californicus (Totora) helóto que crece nativo entre Norteamérica y Tierra del Fuego. 9. Elodea potamogeton (Luchecillo) especie sumergida nativa que abunda en cuerpos dulceacuícolas de Chile central. 10. Potamogeton lucens (Huiro verde) hidróto sumergido abundante en albuferas de Chile central. Fotos: Carlos Ramírez. 358

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Page 1: Flora Acuatica de Chile

Las plantas acuáticas constituyen la fl ora hidrófi la que crece en humedales, especialmente dulceacuícolas, con-formando el eslabón inicial de varias cadenas trófi cas y sir-viendo de lugar de refugio, alimentación y anidamiento de numerosos animales, especialmente aves. Estas plantas no son algas, sino que pertenecen al reino vegetal; es decir, la mayoría de ellas presentan un cormo con raíz, tallo y hojas, como cuerpo vegetativo y fl or, frutos y semillas como cuerpo reproductivo. Se trata de plantas superiores con fl ores, que escogieron como lugar de vida los humedales.

Se conocen con los nombres de plantas acuáticas, hidró-fi tos, macrófi tos, macrófi tos vasculares, limnófi tos y también como malezas acuáticas. Este último nombre indica que mu-chas de ellas actúan como maleza, difi cultando la utilización de los cuerpos de agua. Tradicionalmente han sido separadas en dos grandes grupos ecológicos, los hidrófi tos o plantas acuáticas propiamente tales, y los helófi tos o plantas palus-tres (o de pantano). Las primeras presentan la mayor parte del cuerpo en el agua, incluso fotosintetizan en ese medio, y las segundas tienen gran parte de sus órganos fotosintéticos en el aire. Las primeras crecen en agua libre y las segundas en pan-tanos, ubicados en las riberas de los cuerpos dulceacuícolas.

Las plantas acuáticas no conforman un grupo taxonómi-co homogéneo o monofi lético. Ellas se distribuyen en mu-chas clases, órdenes y familias diferentes del reino vegetal. Se trata de plantas que volvieron al hábitat primitivo, el agua, del cual evolucionaron las plantas terrestres. Esta vuelta al medio original se produjo en los comienzos de la evolución de las angiospermas, por lo que varios grupos primitivos tie-nen representantes acuáticos. El nexo que une a todas las plantas acuáticas y palustres es únicamente el hábitat que ocupan, es decir, el agua.

BREVE HISTORIA DE LOS ESTUDIOS CHILENOS EN PLANTAS ACUÁTICAS

Las plantas acuáticas chilenas como grupo importante en la fl ora nativa, comenzaron a estudiarse en la década de 1970 en el laboratorio de geobotánica de la Universidad Aus-tral de Chile. Anteriormente, se realizaron trabajos de siste-mática que tocaban tangencialmente especies acuáticas, por ejemplo, los estudios de Hugo Gunckel. Desde esa fecha, el grupo ha seguido trabajando en forma ininterrumpida,

DIVERSIDAD DE ESPECIES

FLORA ACUÁTICACARLOS RAMÍREZ Y CRISTINA SAN MARTÍN

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1. Aponogeton distachyon, hidrófi to natante, neófi to valdiviano de origen sudafricano. 2. Ceratophyllum chilense (sin. C. demersum) hidrófi to sumergido libre. 3. Nymphaea alba (Loto), hidrófi to natante, asilvestrado en el centro-sur de Chile. 4. Eichhornia crassipes (Jacinto de agua) hidrófi to fl otante libre en superfi cie. 5. Egeria densa (Luchecillo) hidrófi to sumergido. Las masas verdes algodonosas corresponden a algas verdes fi lamentosas. 6. Zannichellia palustris (Cachudita de las lagunas) hidrófi to sumergido de amplia distribución en Chile. 7. Lemna gibba (Lenteja de agua) en lagunas altiplánicas. Cada planta mide un par de milímetros. 8. Scirpus californicus (Totora) helófi to que crece nativo entre Norteamérica y Tierra del Fuego. 9. Elodea potamogeton (Luchecillo) especie sumergida nativa que abunda en cuerpos dulceacuícolas de Chile central. 10. Potamogeton lucens (Huiro verde) hidrófi to sumergido abundante en albuferas de Chile central. Fotos: Carlos Ramírez.

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concentrándose en humedales del sur de Chile, tales como bosques pantanosos, pantanos y turberas. Posteriormente, se incorporó a esta tarea el Departamento de Botánica de la Universidad de Concepción con los autores Rodríguez y De-llarosa (1998), quienes han realizado varias publicaciones de la fl ora acuática de la VIII Región. En 1976, Pisano publicó un artículo sobre las plantas acuáticas del extremo sur de Chile. Hauenstein, en la Universidad Católica de Temuco, ha hecho importantes contribuciones a la fl ora hidrófi la chile-na, especialmente lacustre (Hauenstein et al. 1992). Actual-mente se trabaja poco en ese grupo, lo cual crea un vacío importante, que debería ser llenado, dada la importancia de las temáticas propias de estos vegetales y de su función en los ecosistemas dulceacuícolas. A medida que aumenta la contaminación y eutrofi zación de los cuerpos de agua va siendo necesario realizar un catastro y estudios detallados que permitan establecer el real estado de conservación de las especies de plantas acuáticas y palustres chilenas.

DIVERSIDAD TAXONÓMICA

Según Ramírez y San Martín (2005), en Chile existirían aproximadamente unas 415 especies que podrían conside-rarse plantas acuáticas o palustres. La incertidumbre se debe a que hay familias donde aún no se delimitan en forma clara y precisa las especies, es decir, aún hay problemas sistemá-ticos. Si se considera que la fl ora chilena presenta un poco más de 5.000 especies, las plantas acuáticas y palustres co-rresponden aproximadamente a un 10 por ciento de ellas.

La fl ora hidrófi la chilena se distribuye en siete clases, de las cuales dos —dicotiledóneas y monocotiledóneas— son las más importantes, porque reúnen el 90 por ciento del total. En la clase lycopodiopsida sólo existe una especie, Isoetes savatieri (Isete), en la clase equisetopsida, dos: Equi-setum bogotense (Limpiaplata) y E. giganteum y también en la clase pinopsida: Lepidothamnus fonckii (ciprés enano) y Pilgerodendron uviferum (ciprés de las Guaitecas). La clase polypodiopsida (helechos) contiene nueve especies de plan-tas acuáticas chilenas que se reproducen por esporas.

GRADO DE ENDEMISMO

La fl ora dulceacuícola constituye lo que se conoce como una vegetación de tipo azonal, es decir, su presencia no depende tanto del clima sino que del agua del suelo; por ello, la mayoría tiene una amplia distribución en el plane-ta. El 70 por ciento (293 especies) de las plantas acuáticas chilenas pueden considerarse cosmopolitas. Sin embargo, podemos suponer que el resto (30 por ciento) son nativas, es decir, se originaron en el territorio nacional o llegaron a él en épocas prehistóricas y por medios naturales de dis-persión, como por ejemplo aves migradoras que usan los hábitat de plantas acuáticas (humedales) como paraderos en sus rutas. De hecho, varias plantas acuáticas extranjeras aparecieron en las zonas de inundación que se formaron en el sur de Chile como consecuencia de los hundimientos de terreno durante el terremoto de 1960. Ellas son Scrophularia umbrosa (escrofularia), Lycopus europaeus (pata de lobo) y Lythrum salicaria (romerillo), de origen europeo, y Apono-geton distachyon, de origen africano. Lo anterior demuestra su gran capacidad de reproducción y dispersión (San Martín et al. 1998).

FORMAS DE CRECIMIENTO

Los hidrófi tos pueden diferenciarse en sumergidos, natan-tes y fl otantes libres. Los primeros viven, en su mayoría, bajo la superfi cie del agua y sólo en primavera suelen emerger sus fl ores para ser polinizadas; algunas, incluso se polinizan bajo la superfi cie, como, por ejemplo Ceratophyllum chilense; casi siempre están arraigadas al sustrato fangoso, pero algu-nas pueden fl otar libremente a media agua (Utricularia gibba, manguera). Los hidrófi tos natantes están arraigados al fango con tallos y pecíolos sumergidos, que llevan en su extremo hojas que fl otan sobre la superfi cie del agua (Nymphaea alba, loto). A veces suelen presentar hojas sumergidas diferentes a las natantes, fenómeno que se conoce como dimorfi smo fo-liar. Los hidrófi tos fl otantes libres (Eichhornia crassipes, jacinto de agua), como su nombre lo indica, fl otan libremente sobre

11. Nierenbergia repens, especie helófi ta de lagunas primaverales. 12. Mimulus luteus (Berro) helófi to nativo de arroyuelos del centro-sur de Chile. 13. Grupo de Myrceugenia exsucca (Pitra), árbol de bosques pantanosos. 14. Arroyuelo cubierto por Callitriche stagnalis (Estrella de agua) hidrófi to natante. 15. Pistia striatotes (Repollito de agua) extinguida o muy escasa en Chile. 16. Marsilea mollis (Trébol de agua) helecho acuático en arroyuelos de Pichidangui. 17. Carpetas de Donatia fascicularis. 18. Carpetas de Sphagnum magellanicum (Pon-Pón), musgo de color rojizo. 19. Salix humboldtiana (Sauce amargo) árbol ribereño abundante en cursos de agua del norte y centro de Chile. Fotos: Carlos Ramírez.

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la superfi cie, sin arraigo al sustrato. Por lo anterior, colonizan remansos de poca corriente o cuerpos acuáticos lénticos sin corriente. Generalmente forman embalsados o camalotales que son disgregados por los animales o el hombre y trans-portados por el viento o el agua en épocas de inundación. En comparación con estos tres tipos de hidrófi tos, a los helófi tos se les considera plantas acuáticas emergidas (Ramírez y Steg-maier, 1982).

Considerando las formas de crecimiento en que se pue-den clasifi car las plantas acuáticas chilenas, existen 350 es-pecies emergidas (helófi tos), lo que corresponde a más de un 80 por ciento de toda la fl ora. Del resto de plantas acuáticas (hidrófi tos), 37 son sumergidas, 14 natantes y 14 fl otantes libres (véase el cuadro 1).

Cuadro 1. Especies por forma de crecimiento.

Forma de crecimiento Especies Porcentaje

Helófi tos: Emergidos 350 84,34

Hidrófi tos: Sumergidos 37 8,92

Natantes 14 3,37

Flotantes libres 14 3,37

Total 415 100

ZONACIÓN Y SUCESIÓN

De acuerdo a las formas de crecimiento descritas ante-riormente, las plantas acuáticas y palustres se disponen en las riberas de los cuerpos acuáticos, en franjas paralelas a la orilla. Desde el agua libre hasta la tierra con vegetación terrestre, se establecen cinturones de plantas sumergidas, plantas natantes, plantas emergidas. En cuerpos acuáticos sin corriente se puede agregar una franja intermedia de plan-tas fl otantes libres. En esta zonación se producen procesos dinámicos de transporte y acresión de sedimentos y de de-positación de materia orgánica descompuesta, lo que levanta el fondo y hace disminuir la profundidad del agua. De esta manera, la franja más cercana a la tierra puede invadir aque-lla contigua pero más cerca del agua libre, la que se ve obli-gada a avanzar hacia el centro del cuerpo acuático. En este proceso, llamado sucesión, la vegetación palustre y terrestre va invadiendo el cuerpo de agua, lo que en el largo plazo provocará su colmatación, siempre que no exista corriente o profundidad que lo impidan (Ramírez et al. 2004). Debido a este proceso natural, los ambientes acuáticos límnicos se consideran efímeros (en tiempo geológico), es decir, desapa-recerán por embancamiento (San Martín et al. 1999).

DISTRIBUCIÓN EN CHILE

Sólo cuatro especies de hidrófi tos se presentan a lo lar-go de todo el país: Potamogeton berteroanus, Zannichellia palustris, Myriophyllum quitense y Azolla fi liculoides. Las tres primeras son sumergidas arraigadas y pueden crecer en

aguas salobres. La última es una especie de helecho fl otante libre en superfi cie, que crece de preferencia en aguas lénti-cas eutrofi cadas. Con amplia distribución tenemos además a Potamogeton pectinatus, P. strictus, Ruppia fi lifolia, Isete, Lilaeopsis macloviana, Myriophyllum aquaticum y Lemna gibba. Prospectadas en un solo lugar en Chile fi guran: Pota-mogeton reniacoensis, P. gayi, P. obtusifolius y Aponogeton distachyon (Ramírez et al. 1986).

DIVERSIDAD GEOGRÁFICA

En la zona endorreica del extremo norte del país, sólo en el altiplano, se presentan lagos, lagunas y bofedales como lugares de vida para macrófi tos. Estos cuerpos acuáticos se alimentan del agua de la lluvia del invierno boliviano, la que retienen debido a su escaso drenaje. En torno a estos cuerpos de agua se desarrolla la vida del altiplano y por ello reciben un importante aporte de nutrientes y materia orgánica prove-niente de residuos domésticos. En el espejo de agua de estas lagunas (cotas) crecen hidrófi tos fl otantes libres como la fl or del pato y las lentejas de agua, que cubren toda la superfi cie. Además, como especies sumergidas arraigadas prosperan el huiro rojo, un pasto pinito y un luchecillo nativo. En torno a estas lagunas hay una zona de mayor humedad edáfi ca, cubierta por plantas palustres que crecen formando cojines, como las llaretas Oxychloe andina y Patosia clandestina. En arroyuelos que cruzan estos bofedales se pueden encontrar berros que, aunque comestibles, son indicadores de conta-minación orgánica. Un helófi to importante en las lagunas altiplánicas es la totora (Scirpus californicus) con la cual se han construido y mantenido las culturas indígenas entre Ca-lifornia y Tierra del Fuego. Esta planta les sirve como material de construcción de islotes, vivienda y embarcaciones y su rizoma, que crece enterrado en el fango, es comestible.

En la zona arreica del desierto, donde no hay escurrimien-to de agua, sólo es posible encontrar hábitat para macrófi tos en pequeñas lagunas y arroyuelos de los salares ubicados en la alta cordillera. Debido al contenido en sales de estos cuerpos de agua, sólo pueden ser colonizados por halófi tos, plantas tolerantes a la salinidad. Importantes son las especies Ruppia fi lifolia y Zannichellia palustris (pelos de marisma), que crecen sumergidas, en lugares con algo de corriente. En los biotopos más secos se encuentra el cachiyuyo, Distichlis spicata.

En el desierto chileno de Atacama, es importante men-cionar la presencia del río Loa, cuyos pequeños valles dan lugar a la formación de oasis, donde abundan los helófi tos y algunas hidrófi tos con carácter de halófi tos. Entre estos úl-timos fi guran el género Ruppia y Z. palustris. Plantas palus-tres abundantes son la totora, el vatro (Typha angustifolia) y algunas cortaderas. Estos oasis son lugares cultivados desde épocas anteriores a la Conquista, por lo tanto, su vegetación está afectada por la acción humana.

Del Norte Chico al sur se inicia la zona exorreica, en la cual los ríos que nacen de los Andes llegan al mar. En el Norte Chico, sus ríos correntosos y pedregosos no permi-ten la sobrevivencia de plantas acuáticas. En sus riberas es

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posible encontrar un matorral donde abundan especies de helófi tos leñosos, como el sauce amargo (Salix humboldtia-na) y la brea (Pluchea absinthioides), acompañados por la limpiaplata, una hierba de gran tamaño. Sin embargo, en la cercanía del mar la corriente se aquieta y permite la forma-ción de remansos y lagunas salobres, donde abundan espe-cies acuáticas y palustres. Estas lagunas salobres, que suelen estar bastante eutrofi cadas, se conocen con el nombre de albuferas y en ellas se encuentran huiros, un luchecillo nati-vo (Elodea potamogeton) y Z. palustris. Sobre el agua fl otan libremente algunas lentejas de agua y la hierba guatona. En torno a las lagunas se forma una franja de pantano, domina-do por el vatro. En lugares más extremos aparecen cojines de marismas con halófi tos de pequeño tamaño, como la hierba sosa (Sarcocornia fruticosa).

En Chile central se encuentra una gran cantidad y varie-dad de cuerpos de agua dulce, entre ellos albuferas, arroyos, embalses, canales de regadío, arroyuelos y lagunas efímeras primaverales. Por la anterior, la mayor diversidad de plantas acuáticas y palustres de Chile se encuentra en esta zona, es-pecialmente en la V Región. Las lluvias invernales transfor-man los arroyos y arroyuelos en torrentes que pueden causar grandes daños a instalaciones humanas. Además, provocan una gran fl uctuación estacional en la vegetación hidrófi la (San Martín et al. 2001) debido a que las plantas son arrastra-das por la corriente y sólo logran recuperarse en primavera. Posteriormente, al aumentar la sequía, las lagunas se secan y

se produce la muerte de las poblaciones de plantas, como los embalsados o camalotales del jacinto de agua.

En arroyos, arroyuelos y canales de regadío abundan el huiro rojo y el luchecillo chileno, que suele transformarse en una plaga. Un importante número de estas plantas acuáticas y palustres se transforman en malezas perjudiciales en los cultivos de arroz, que deben permanecer inundados; entre ellas, el hualcacho, la hualtata y el té de burro (San Mar-tín et al. 1983). En las riberas de los arroyos se forma una exuberante vegetación palustre donde abundan hierbas al-tas, totoras y arbustos. Entre estos últimos es común el culén (Psoralea glandulosa) y Lobelia excelsa. De la misma forma los embalses que reciben sedimentos provenientes de la ero-sión de los suelos adyacentes comienzan a ser invadidos por estas plantas.

En el litoral de esta región abundan albuferas salobres pequeñas, como la laguna el Peral (Ramírez et al.1987) o de mayor superfi cie como el lago Vichuquén (Ramírez et al. 2004). Todas ellas están siendo colmatadas por la vegetación acuática que se ha incrementado mucho en los últimos años, debido a una eutrofi zación, provocada principalmente por las aguas servidas de viviendas de veraneo. Entre las especies que causan problemas fi guran el Potamogeton lucens (huiro verde), P. berteroanus (huiro rojo), el ceratófi lo, un pasto pi-nito y los luchecillos, tanto nativos como introducidos. Las riberas están siendo también colonizadas por un abundan-te totoral. Estas albuferas colmatadas son lugar de vida para

Las plantas acuáticas se distribuyen en muchas clases, órdenes y familias diferentes del reino vegetal. Se trata de plantas que volvieron al hábitat primitivo, el agua, del cual evolucionaron sus homólogas terrestres. Conforman el primer eslabón de varias cadenas trófi cas y sirven de lugar de refugio, alimentación y anidamiento de numerosos animales, especialmente de aves. Foto: Nicolás Piwonka.

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aves y mamíferos acuáticos, y no son aptas para la recreación ni la práctica de deportes náuticos.

En los espinales de Acacia caven y también en terrenos planos en las cercanías del litoral, donde fl uyen arroyos de agua dulce (chorrillos), se forman lagunas primaverales que se secan en la época estival. En estas lagunas encuentran refugio una buen número de plantas hidrófi las nativas que tienen problemas de conservación, tales como el trébol de agua (Marsilea mollis).

En la regiones de La Araucanía y de Los Lagos (zona cen-tro-sur) también abundan los cuerpos acuáticos, ríos, arro-yos, arroyuelos, lagos, lagunas, albuferas, etc. Pero la diversi-dad de macrófi tos es menor, seguramente debido a la menor temperatura que restringe el desarrollo de las formas natantes y fl otantes libres. En este caso, entre los hidrófi tos abundan las especies de huiro, pasto pinito y luchecillos sumergidos y arraigados al sustrato. En los lagos la fl ora acuática propia-mente tal es más bien pobre; quizás las especies más abun-dantes y frecuentes sean isete, Litorella australis, Eleocharis pachycarpa (quilmén), la fl or de la piedra y un pasto pinito. Todas ellas crecen en aguas bastante oligotrófi cas. Cuando los lagos se contaminan y hay mayor disponibilidad de nu-trientes, las especies acuáticas comienzan a colonizar los sectores más someros, lo que puede traer problemas de em-bancamiento. En este caso prosperan huiros, luchecillos y la hierba del pato, principalmente. En la región de Chol-Chol aparecen microlagunas primaverales, que también sirven de refugio a especies nativas como Navarretia involucrata y Nie-rembergia repens (Ramírez et al. 1994).

En las riberas de los lagos existe una abundante vegeta-ción palustre, que crece en sectores con mucha humedad edáfi ca, arroyos y arroyuelos que desembocan al lago y en los pantanos ribereños. En los primeros aparecen bosques pantanosos en los cuales dominan el temo y la pitra. En arro-yos y arroyuelos aparecen especies de aguas limpias y co-rrientes, como Mimulus cupreus y Verónica anagallis-aquati-ca. En los pantanos ribereños abundan hierbas higrófi las tales como Anagallis alternifolia, la orquídea Habenaria paucifolia y la margarita del pantano (Aster vahlii). Junto a ellos también se pueden desarrollar amplios totorales, dependiendo de la sedimentación de la orilla por erosión.

En el curso de los ríos de cordillera a mar de la región centro-sur de Chile se diferencian claramente crenón, ritrón y potamón. Los dos primeros sectores del río presentan mu-cha corriente y fondos pedregosos de cantos rodados por lo que la vegetación acuática es prácticamente inexistente. Sin embargo, en el potamón, el acopio de sedimento que re-llena el fondo y la disminución de la corriente permiten la colonización de numerosos helófi tos e hidrófi tos. Entre las especies sumergidas y arraigadas al fondo fi guran nueve hui-ros, Z. palustris, Myriophyllum aquaticum y Juncus bulbosus. Con hojas natantes son frecuentes el loto, el ahuiranque, el clavito de agua (Ludwigia peploides) y A. distachyon. Todas estas especies colonizan remansos y bañados adyacentes a los ríos. En lagunas es posible encontrar la especie carnívora manguera. Las riberas del potamón de estos ríos presentan extensas zonas de pantanos dulceacuícolas en su parte supe-rior y marismas, cerca de la desembocadura. En los pantanos

habita una interesante y rica fl ora palustre integrada por es-pecies, tales como el vatro, la totora y el carrizo (Phragmites australis), además de la cortadera, la cortadera azul y varias especies de junquillos.

En arroyos eutrofi cados, es posible encontrar la estrella de agua (Callitriche verna sin. C.Stagnalis) y un berro, espe-cies que indican alta contaminación orgánica y riqueza de nutrientes. En canales de drenaje que se secan en verano aparecen algunos junquillos anuales y el pasto Glyceria mul-tifl ora.

En Chile austral disminuye el número de especies de la fl ora hidrófi la; sin embargo, estas pocas especies crecen en poblaciones de alta cobertura. Muy importante son Potamo-geton stenostachys y M. quitense. La primera presenta hojas natantes en primavera y la segunda, hojas aéreas cuando fl o-rece. En los pantanos abundan totora y junquillos. También destaca la especie introducida desde Europa, el pinito de agua (Hippuris vulgaris), en lagunas.

Al considerar los humedales turbosos, tanto pulvinados como esfagnosos, la cantidad de helófi tos chilenos se incre-menta en forma considerable (San Martín et al. 2004). Esos ambientes son pantanos fríos, muy oligotrófi cos, donde cre-cen especies herbáceas pulviniformes (acojinadas) como Donatia fascicularis, el musgo Sphagnum magellanicum y arbustos bajos. La pobreza en nutrientes se refl eja en la pre-sencia de plantas insectívoras Pinguicula chilensis, P. antarc-tica (violetas del pantano) y Drosera unifl ora (rocío de sol).

Tanto en Chile central como en el centro-sur existen bos-ques pantanosos que permanecen anegados varios meses en el año; incluso los ubicados en Chiloé lo están todo el año. Estos bosques pantanosos de mirtáceas, también llamados hualves, están formados por pitra y chequén en Chile cen-tral, por temo y pitra en el centro-sur de Chile y por tepú en la cordillera costera, de Valdivia a Chiloé. En estos bosques pantanosos está siempre presente el canelo, un árbol de luga-res húmedos muy frecuente en Chile. Los tepuales de Chiloé son un tipo de bosque húmedo muy especial porque el tepú crece con troncos horizontales, formando un estrato sobre el agua, del cual salen tallos verticales (Ramírez et al. 1996).

SINGULARIDADES DE LAS PLANTAS ACUÁTICAS

Hay varias plantas acuáticas medicinales colectadas en forma intensiva, lo que pone en peligro su sobrevivencia, por ejemplo Geum queyllon (hierba del clavo). Los macró-fi tos comestibles son escasos, pero quizás los más conoci-dos son los llamados berros (Rorippa nasturtium-aquaticum, Mimulus luteus) que se consumen como ensalada y que crecen en arroyos generalmente contaminados con residuos orgánicos. Muchos macrófi tos tienen utilidad como plantas ornamentales de lagunas y piletas artifi ciales o en acuarios, por ejemplo, Nymphaea alba, Eichhornia crassipes y Apono-geton distachyon. Las vistosas infl orescencias de los vatros son usadas secas para decoración; las totoras, vatros y ca-rrizos como materia prima en todo tipo de construcciones ligeras, en mueblería, cestería y otras artesanías. Con el tallo del carrizo se fabrican instrumentos musicales. Un aspecto

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Capítulo II: Nuestra Diversidad Biológica

relevante en estas plantas es su utilidad como indicadores ecológicos de calidad de agua y algunas han sido emplea-das con éxito como purifi cadoras de aguas eutrofi cadas y contaminadas artifi cial wetlands. Los luchecillos tienen aplicación como material didáctico.

TOXICIDAD

Existen plantas acuáticas y palustres en Chile con propie-dades tóxicas que pueden provocar accidentes fatales, tanto para el ganado, como también para el hombre, por ejemplo Conium maculatum (cicuta), Coriaria ruscifolia (deu), Galega offi cinalis y Senecio aquaticus. Algunas especies de Ranun-culus y Juncus dombeyanus tienen propiedades abortivas. Urtica dioica (ortiga), es un helófi to anual con pelos urtican-tes, que irrita la piel.

Numerosas plantas acuáticas y palustres tienen el ca-rácter de malezas y de plantas invasoras. En los arrozales de Chile central suelen causar serios problemas, impidien-do incluso la cosecha (San Martín et al. 1983). Las especies sumergidas, que proliferan en condiciones de eutrofi cación, provocan embancamientos de cuerpos de agua, impidiendo su utilización. Su retiro mecánico implica un alto costo. Por otra parte, si la cosecha se deja secar muy cerca de la orilla, los nutrientes volverán al ambiente acuático (Ramírez et al. 2004).

CONSERVACIÓN DE LA FLORA ACUÁTICA CHILENA

Aunque no existen estudios científi cos al respecto, de acuerdo a la información bibliográfi ca y a nuestra experien-cia en terreno, es posible señalar que Hydrochleis nymphoi-des, Pistia stratiotes y Salvinia auriculata, especies introduci-das en la V Región, ya han desaparecido. La única especie nativa que podría considerarse extinta es Potamogeton renia-coensis, que crecía en una laguna en Reñaca.

Como vulnerables pueden considerarse a Isete y P. ste-nostachys de lagos y lagunas andinas muy susceptibles a la eutrofi cación. En arroyos y arroyuelos del interior de los bos-ques valdivianos, presentan este estado, Pilea elegans y P. elliptica.

Hay varias especies que se consideran escasamente conocidas y, por lo tanto, es difícil establecer su estado de conservación, por ejemplo, Elatine triandra, Habenaria pau-cifolia, Pilularia americana, Lilaea scilloides, Potamogeton obtusifolius, P. gayi, Gnaphalium cymatioides y Nierenbergia repens.

BibliografíaHauenstein, E., C. Ramírez y M. González. 1992. “Comparación de

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Páginas siguientes: Entre los vegetales que forman parte de los bosques encontramos innumerables plantas que crecen sobre los árboles, plantas que usan a los árboles como apoyo y especies que viven en el suelo o sotobosque, como las de esta fotografía tomada en el Parque Pumalín, donde destacan arbustos, helechos, hierbas, musgos, hongos y líquenes. Foto: Nicolás Piwonka.

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Biodiversidad de Chile, Patrimonio y Desafíos

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Capítulo II: Nuestra Diversidad Biológica