Flor de LotoKaren Álvarez Nicaragua

Flor de Loto

C.N BLUE pertenece a la agencia FNC Entertainment. Ni la agencia ni los integrantes están involucrados en este proyecto, el cual es meramente ficción.

Las frases con las que finaliza cada capítulo van acompañadas del nombre de su autor, excepto las anónimas.

Las letras de canciones utilizadas pertenecen a Bette Midler, Yiruma, Vienna Teng y Josh Groban.

Portada

Diseño y diagramación

Flor de Loto (2014). Realizada con el software ADOBE Illustrator CS6 por Karen Álvarez Nicaragua.

Karen Álvarez Nicaragua

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P R E S E N T A C I Ó N

Este material es una historia ficticia sobre

personalidades reales y personajes originales, cuyo

propósito es entretener a jóvenes que disfrutan de

la lectura y que pueden ser o no, seguidores de la

cultura o música surcoreana.

Esta edición no persigue fines de lucro, por lo tanto

está prohibida su venta.

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D E D I C A T O R I A

Para todas las amigas y amigos que me han

acompañado en tan divertido viaje estos últimos

años.

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P R Ó L O G O

Me encontraba escuchando música en YouTube en cierta ocasión; recuerdo que era música “neoclásica” con mucho violín, piano y a veces las hermosas voces de coros se unían a las melodías. De pronto, una historia empezó a llenar mi mente, casi podía ver las imágenes en movimiento y me puse a escribir.

A decir verdad, lo primero que vino fue el momento cumbre de una trama que ni yo misma sabía cómo había de empezar, ni mucho menos cómo terminaría.

Después de varios días escribiendo, pausé el proyecto y mi computadora se dañó, por lo que perdí el documento.

Pasaron meses o quizás años cuando decidí empezar de nuevo. Encontré aquella música que me había inspirado e incluso descubrí nuevas canciones que me impulsaban a escribir más en el mismo hilo de la historia.

Empecé a publicarlo en Facebook y la historia obtuvo mucha aceptación.

Los comentarios de las lectoras siempre me llenaron de ánimo y me encantaba saber que cada capítulo les había impactado o se habían sentido relacionadas con una situación o sentimiento. Sé que los nuevos lectores podrán conectarse con esto también y que disfrutarán de la historia.

C O N T E N I D O

I. El trueno

II. Una trampa celeste

III. El peor castigo

IV. Palabras en el corazón

V. Lo más doloroso

VI. Gozo inocultable

VII. La vida misma

VIII. Amar por ambos

IX. El arcoiris en la tormenta

X. Agonía

XI. La almohada de la fe

XII. La cosa más difícil es...

XIII. Grandes riesgos

XIV. El primer beso

XV. Máximas adversidades

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XVI. Inscrito en el corazón

XVII. Más que una palabra

XVIII. No puedes cerrar el corazón

XIX. Enemiga del amor

XX. Escondido tras una sonrisa

XXI. Lucha

XXII. El amor no conoce su propia

profundidad

XXIII. Lágrimas y recuerdos

XXIV. Asumiendo el dolor

XXV. Iluminando el dia

XXVI. Es difícil renunciar

XXVII. Autógrafo del amor

XXVIII. En la agonía de una despedida

XXIX. Símbolo de la eternidad

XXX. F lor de loto

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I . E l T r u e n o

E l loto tiene sus raíces en el fango, más al crecer hacia arriba aspirando llegar a la luz, sus pétalos se abren convirtiéndose en una hermosa flor.

Según la mitología griega, una hermosa diosa huyó hacia el bosque, asustada, y fue a parar a un lugar llamado “Loto” donde se hundió, lugar llamado así por los supremos dioses, destinado para los fracasados y perdedores en la vida. La joven diosa luchó durante siglos y logró salir en forma de una hermosa flor de largos pétalos.

Por ello, para los griegos significaba el triunfo después de haber luchado incasablemente en contra del fracaso.

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F lor de Loto

Por favor, Yong Hwa, no la dejes volver a caer en el fango. No sé si pueda resistirlo dos veces.

Termina esta melodía por mí… Y ámala tanto como yo.

Era una calurosa mañana de Mayo en la hermosa ciudad de Seúl y el aire acondicionado trabajaba a toda su capacidad, tratando de crear un ambiente agradable para los más de 80 músicos que se encontraban en el escenario del gran “Salón de Arte Baegam”, preparándose para un ensayo más.

Por doquier se escuchaban las asonancias creadas por los diferentes instrumentos musicales, mientras eran afinados delicadamente por las expertas manos de sus propietarios.

De pronto, entre tanto caos melódico, aparecieron en el escenario cinco individuos extraños, quienes se abrían paso con mucha confianza entre todos los presentes; aunque en realidad solo el mayor de ellos sabía el propósito por el cual estaban ahí esa mañana.

- ¿Qué hacemos en este lugar? – Susurró el líder, sonando algo disgustado.

- No tengo idea, hyung. – Le respondió uno de ellos.

- Se supone que deberíamos estar grabando un disco en este momento. – Protestó nuevamente el chico.

Así es, los cuatro integrantes de la famosa banda C.N

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El trueno

Blue deberían estar en un estudio de grabación preparando su nuevo disco, en lugar de visitar a la orquesta sinfónica nacional de Corea. Sin embargo, fue el mismo productor de dicho disco quien los llevó al Salón Baegam.

- No te preocupes Yong Hwa. – Le indicó el hombre, quien escuchó sus quejas. – Es justamente por ello que estamos aquí.

Sus palabras dejaron confundidos a los cuatro jóvenes, aún más cuando se detuvo frente a una joven quien sacaba con delicadeza un precioso violín de su estuche. - Señorita Hill. – Le llamó el hombre ganándose un rápido vistazo de su parte, para luego ponerse de inmediato de pie frente a él.

Era una joven blanca, de media estatura, larga cabellera negra y ojos celestes como el cielo, los cuales cautivaron de inmediato al líder.

- Sr. Park Dae-Ho. – Devolvió el saludo con una hermosa sonrisa. - ¿A qué se debe el honor de su visita?

Obviamente la señorita Hill era extranjera, pero hablaba muy bien el idioma. Sin embargo, la cordial conversación que sostenía con el Sr. Park no aclaraba la mente de ninguno de los cuatro.

- Como se lo había comentado señorita Hill, he traído a los integrantes de C.N Blue hasta usted. – Comentó Dae-Ho, captando la atención de los jóvenes. De inmediato, Park Dae-Ho prosiguió a presentarlos individualmente, del menor al mayor.

Respetuosamente, ella estrechó sus manos a como suelen

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F lor de Loto

hacerlo en el occidente, ganándose extrañas miradas de parte de los chicos. Sin embargo, al llegar el turno de Yong Hwa, en el mismo segundo en que sus manos entraron en contacto, un estremecedor hormigueo subió por el brazo del líder, dejándolo atónito.

-Por favor, tomen asiento. – Les indicó ella, sin darse cuenta de lo que había ocasionado.

Los cinco se dirigieron a los cómodos asientos del salón, Dae-Ho con una gran sonrisa en su rostro.

- ¿Qué está pasando? – Susurró Jung Shin.

En definitiva, sentarse a escuchar una pieza musical de violín no era del gusto de ninguno de ellos. Sin embargo, nadie estaba listo para lo que acontecería seguidamente.

La joven llamó a otro par de músicos de la orquesta, quienes se acomodaron a su lado con sus instrumentos y luego, a otros dos individuos vestidos como raperos americanos. La escena simplemente no concordaba.

- Muy bien. – Dijo la chica dirigiéndose hacia ellos nuevamente. – Esta pieza que interpretaremos a continuación se llama “Thunder” (“Trueno”).

Ella comenzó a tocar su violín delicadamente, mientras los raperos introducían, pero cuando uno de ellos dijo “let’s go!” fue como una… ¡explosión rítmica! Jamás en sus vidas hubieran esperado tan magnifica presentación de una delicada joven violinista. ¡Era como si el instrumento se hubiera vuelto una extensión misma de su cuerpo!

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El trueno

Los otros instrumentos apenas y se lograban distinguir al fondo, ya que aquel violín era el verdadero protagonista y los cuatro chicos no podían hacer más que mirar con sus bocas abiertas del asombro. Aquel sonido era exquisito para sus oídos.

Yong Hwa estaba totalmente hipnotizado, observando cada movimiento de la joven, sosteniendo con fuerza su brazo que no dejaba de sentir aquella electricidad corriendo de arriba hacia abajo. Incluso su corazón sentía aquel “trueno” que explotaba por dentro, sin poder contenerlo, hasta que la música paró con un final no menos distinguido.

Los cinco se levantaron de sus asientos, ovacionando a la asombrosa artista.

- ¡Eso fue genial! – Exclamó Min Hyuk sin poder contenerse más. Y por supuesto, todos estaban de acuerdo.

La sonrisa de Park Dae-Ho era aún más amplia, viendo el deleite y la euforia de los jóvenes. - ¡Espléndido! Tal como lo esperaba de usted, señorita Hill. – Le dijo subiendo al escenario nuevamente.

- Muchas gracias. – Respondió ella con el rostro sonrojado ante tantos halagos.

- Por favor, espere nuestra llamada pronto. – Continuó Dae-Ho, haciendo que las interrogantes volvieran a la mente de los jóvenes, quienes yacían detrás de él.

El hombre se despidió y comenzó a caminar hacia la salida. Por supuesto, ellos lo siguieron, pero esta vez estaban más confundidos que al entrar al lugar.

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F lor de Loto

- ¡Sr. Park! – Exclamó Yong Hwa ya fuera del edificio. - ¿Puede de una vez explicarnos qué está pasando?

- Por supuesto. – Respondió entrando a la mini Van que los esperaba. Una vez que ya estaban todos dentro, Dae-Ho les explicó la bizarra visita al salón “Baegam”.

Hana Hill, un genio musical, experta en instrumentos de cuerda y sobretodo en el violín, había viajado desde Inglaterra promocionando su banda de música neo-clásica, “Secret Essences” y estaría en Corea por mucho tiempo, razón por la cual fue invitada por la orquesta sinfónica para dar una serie de asombrosos conciertos en el salón de arte.

Por otro lado, C.N Blue comenzaría el proceso de grabación de un nuevo disco de estudio. Los chicos habían estado buscando ese “toque especial” para el nuevo material y Park Dae-Ho, como productor, estaba convencido de que el violín de Hana Hill era justamente eso. Sin embargo, esos cuatro testarudos jamás le hubieran creído sin ver lo que Hana Hill realmente valía… y ya que lo habían visto, tenían en sus manos la decisión.

“¿Acaso no retumba el corazón como el trueno cuando el alma se refleja en los ojos del amado?” – Indira Glez

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I I . U n a T r a m p a C e l e s t eNarra Yong Hwa

C orría rápidamente por largos pasillos blancos, al menos tan rápido como mis pesados pies me lo permitían. Y entre más corría, los pasillos parecían

hacerse incluso más largos, interminables.

Me detuve a dejar que el aire entrara a mis pulmones, colocando mis manos sobre mis piernas por el cansancio. En ese instante me percaté de que vestía ropas tan blancas como las paredes del lugar.

De pronto, escuché un grito desgarrador a lo lejos y

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F lor de Loto

mi cuerpo entero se estremeció, indicándome que debía seguir corriendo hasta llegar a ese lugar. Pero había tantas puertas que me encontraba perdido, ¿cuál de todas era? Me desesperé.

Un dolor en mi pecho me obligó a detener la carrera nuevamente, pero sabía que debía seguir a pesar de ello.

Levanté mis ojos y observé una puerta al final del pasillo, por lo que, escuchando a mi instinto e ignorando mi propio dolor, continué hasta llegar a ella. Coloqué mi mano en la perilla, la cual estaba totalmente fría… un miedo paralizó mis pies y dudé si abrirla o no.

Escuché otro grito del otro lado y mi corazón se retorció en mi interior, saltando de dolor, pero eso no me detuvo de abrir la puerta y correr hacia adentro.

…Una luz demasiado brillante que entraba por la ventana me cegó por unos instantes. Finalmente mi vista se ajustó y observé que estaba en una habitación totalmente blanca, con una cama vacía en el medio. Unos sollozos llegaron a mis oídos y mi cabeza rotó automáticamente hacia su fuente.

Esa mujer en el centro de la habitación, vestida de ropas largas, totalmente negras, llorando desconsoladamente de cara al piso frío. Ella levantó su mirada hacia mí y mis ojos se abrieron grandes de la impresión, reconociendo cada una de sus facciones a pesar del gran dolor que entonces reflejaban sus tristes ojos celestes.

- ¡¡¡YONG HWA!!!

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Una trampa celeste

Abrí mis ojos de golpe, respirando aceleradamente; mi boca estaba seca y sentía mi sangre pulsar fuertemente en las sienes, mi cuerpo estaba totalmente empapado de sudor y mi cabeza dolía terriblemente. Observé el lugar con cuidado y reconocí que estaba en mi habitación, a pesar de la oscuridad que embargaba todo el lugar.

Entonces entendí que fue una pesadilla, pero me pareció tan real que incluso sentía dolor en mi pecho. Esos abatidos ojos celestes estaban ahora grabados en mi mente y…

Cerré mis ojos y casi de inmediato, perdí la conciencia.

El sol había salido y me sentía, de manera inevitable, nervioso por el importante encuentro que se llevaría a cabo esa mañana. Park Dae-Ho había arreglado una cita entre nosotros y la violinista en un café, para discutir acuerdos sobre una colaboración entre C.N Blue y Secret Essences.

Mientras me duchaba, no dejaba de pensar en aquella corriente eléctrica que recibí cuando mi mano alcanzó la de la joven, la cual de hecho, parecía hecha de seda. Era tan suave y delicada…

¡Pero ya tengo que dejar de pensar en ella!

Llegué al café antes de la hora acordada y, no sabía si para suerte o para desgracia, ella ya se encontraba ahí. No podía decidirme si ir hacia la mesa o esconderme mientras llegaban los demás, pero antes de resolver mi dilema, ella volteó y me

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F lor de Loto

miró.

- ¡Hola! – Me saludó agitando su mano desde la mesa.

Yo solo sonreí y caminé lentamente, como queriendo evitar llegar. Al final me senté frente a ella, manteniendo el silencio y la vista hacia el menú. Pasaron unos minutos y ambos estábamos incómodos con el silencio, así que me armé de valor para hacer al menos un comentario.

- Ehm… estuviste asombrosa ayer.

Ella se sonrojó un poco.- Gracias, pero no creo que sea tanto así…

En ese instante nuestras miradas se encontraron y fue como si el tiempo se hubiera detenido para mí, perdido en aquel mar celeste.

“- ¡YONG HWA!” - Una mujer gritó en mi cabeza.

Y fue ahí, viendo sus preciosos ojos, que reconocí a la mujer de mi pavoroso sueño y un escalofrío subió por mi espalda, estremeciéndome en mi asiento.

¿Por qué Hana Hill gritaría mi nombre con tanto dolor?

- Oh, pero claro que lo eres, tanto así. – Interrumpió una tercera voz, con un acento extraño.

Era un chico alto, rubio y de ojos verdes. Tenía una gran sonrisa en su rostro y sus ojos se iluminaban mientras veía a la pelinegra.

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Una trampa celeste

- ¡Zane! – Exclamó ella sonrojada aún más. - ¡Siempre estas llenándome la cabeza con tu marrullería!

- ¡No es marrullería! – Le dijo riendo. – ¡Es la pura verdad!

La forma en cómo se miraban, me hizo sentirme un poco extraño por dentro y hasta ya empezaba a sentirme demás en la mesa, cuando el chico volteó hacia mí.

- Lo siento. – Se disculpó extendiendo su mano. – Soy Zane Walsh, la otra mitad de Hana.

“La otra mitad de Hana”, esa frase me golpeó y no supe por qué. Sin embargo, él de inmediato se echó a reír, mientras ella se puso tan roja como un tomate. Yo estreché su mano enmudecido.

- No pienses mal. – Me dijo aun riendo, mientras tomaba asiento junto a ella. – Me refiero a que soy la otra mitad de “Secret Essences”.

Ah si, el chico que canta.

Por la noche, antes de dormir, realicé mi propia investigación en línea sobre ellos. La señorita Hill era prácticamente la encargada de la música y sus arreglos, mientras que él era la voz y el encargado de ensayar al coro… Oh sí, esa banda no era corriente del todo.

Por suerte, antes de que las cosas se pusieran más incómodas, el señor Park y el resto de mis compañeros llegaron para rescatarme de tan perturbador momento.

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F lor de Loto

Narrador

Finalmente estaba decidido, Hana Hill, en representación de Secret Essences colaboraría con algunas melodías para el disco de C.N Blue. Yong Hwa estaba completamente seguro que quedaría sensacional, pero otra parte de él no estaba tan emocionado de tenerla cerca. Sin embargo, sus compañeros no sentían ese pequeño repelo en lo absoluto.

Por la tarde, cuando el líder llegó al estudio, estaban los tres reunidos, muriendo de risa en un sofá.

- ¿Qué sucede? – Les preguntó extrañado.

- ¡Parece que Min Hyuk recibió un flechazo de cupido! – Exclamó Jung Shin entre carcajadas.

Inocentemente, él también se echó a reír hasta que sus amigos revelaron su humorístico secreto.

- ¡Cállate Jung Shin! – Reprochó Min Hyuk. – ¡A ti también te gusta Hill!

Ante el develamiento, Yong Hwa sintió un espasmo en el pecho.

- ¡Y hyung! – Continuó Min Hyuk, esta vez refiriéndose a Jong Hyun. - ¡A ti también, así que no se burlen de mí!

La expresión del líder fue tan insólita, que sus tres compañeros se le quedaron viendo totalmente extrañados.

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Una trampa celeste

- ¿Qué pasa? – Le preguntó Min Hyuk. - ¿Tu no crees que es bonita?

Un nudo se posó en su garganta y hasta sintió un poco de mareo ante la pregunta. ¿Qué debía responderles a los tres camaradas que estaban secretamente compitiendo con él?

- ¡Vamos! – Exclamó Jung Shin y luego suspiró. - ¿No te gustan esos bellos ojos celestes?

- S-supongo que es guapa. – Respondió finalmente algo nervioso.

- ¡Lo ven! – Prorrumpió Min Hyuk con alegría. – Así que dejen de molestarme tanto, ¡porque todos pensamos que es una chica linda!

Sin embargo Jung Shin continuó torturando a su amigo. Mientras tanto, Jong Hyun se acercó disimuladamente al nervioso líder.

- Entonces te gusta. – Le susurró.

Los ojos de Yong Hwa se abrieron como platos al escucharlo.- ¿Q-qué dices?

- ¡Ay vamos! – Continuó el otro. – No te hagas conmigo, lo noté desde el principio.

Ambos se miraron a los ojos, Jong Hyun con una sonrisa maliciosa en su rostro.

- No les digas. – Le rogó Yong Hwa luego de un suspiro.

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F lor de Loto

“El amor es una trampa. Cuando aparece, sólo vemos su luz, no sus sombras.” – Paulo Coelho.

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I I I . E l p e o r c a s t i g o

E l sol brillaba nuevamente sobre la ciudad y el clima estaba mucho más agradable que en días anteriores. Hana Hill había llegado al estudio para

conocer un poco más sobre el material en que C.N Blue estaba trabajando y lo que llevaban en avances hasta el momento. Por otro lado, Yong Hwa se encontraba algo nervioso ya que su amigo, Jong Hyun, había descubierto su afecto hacia la violinista y no paraba de sentirse observado bajo su lupa.

- Bueno, manos a la obra. – Comentó el joven, tratando de sacar de su mente la idea.

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F lor de Loto

- ¿Te encuentras bien?- Preguntó Dae-Ho a la joven pelinegra, notándola un poco distraída. Esto llamó la atención de los chicos, especialmente del líder.

- Sí, es solo que… - Respondió la chica, haciendo una pequeña pausa, con tristeza en su mirada. - Me parece extraño que Zane no esté aquí todavía.

Su respuesta no fue del agrado de Yong Hwa.

Narra Yong Hwa

¿Por qué tiene que estar ese tipo en la grabación de NUESTRO disco? ¡No hay ninguna razón!

Pero por desgracia, no hay forma de evitarlo… Zane Walsh, o como se llame, es su compañero y no pueden estar separados… Lo sé solo con ver su cara de desánimo en este momento. Sin embargo, no deja de oprimírseme el pecho. ¡¿Por qué me siento así?! ¡Es estúpido! ¡Apenas y la conozco hace unos días!

Horas después, Zane finalmente apareció en el estudio. Hana brincó sobre él al verlo, causándome más disgusto de ser posible.

- ¡Zane! – Exclamó ella con sus brazos rodeando el cuello de su amigo. - ¿Dónde te habías metido? ¡Me tenías preocupada!

El solo sonrió y corrió sus dedos entre los cabellos negros de

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El peor castigo

la violinista. Sin embargo, su gesto me pareció muy extraño. No lo sé, hay algo en su mirada…

- No te preocupes más. – Le dijo con una sonrisa. –Fui al hospital a hacerme un chequeo general que el médico me recomendó, pero ya estoy aquí.

Ella también sonrió y lo abrazó más fuerte, haciendo que mi pecho se estrujara. Y para empeorar el asunto, Jong Hyun no dejaba de mirarme mientras esto acontecía.

-Y bien, ¿cómo va todo? – Preguntó Zane.

- ¡Genial! – Exclamaron Min Hyuk y Jung Shin casi al unísono. Al parecer a ellos no les afectaba para nada que su “preciosa” Hana fuera tan afectuosa con Zane.

¿Entonces por qué yo dejo que me afecte tanto?

¡Ay, ¿pero qué castigo estoy pagando?! Hana Hill, te conocí hace tan poco tiempo y ya me has hecho sentir algo que ninguna otra persona había logrado. Aun siento aquella corriente en el corazón cada vez que te veo y no lo puedo sacar de mi cuerpo. ¡No tiene sentido!

Narrador

Nuevamente cayó la noche y el clima se puso incluso más fresco que por la mañana. Los cuatro jóvenes se encontraban abrigados a las afueras de la “Torre N” de Seúl, esperando a

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F lor de Loto

‘Secret Essences’, ya que les habían invitado a cenar.

Mientras los dos menores estaban distraídos conversando acerca de la experiencia del día, Jong Hyun se acercó a Yong Hwa con disimulo.

- Oye, ¿estás bien? – Le preguntó. – Esta tarde te noté algo incómodo.

Yong Hwa solo asintió con la cabeza.

- ¿Estás seguro? – Insistió el otro. – Me parece que Hill realmente te ha afectado.

Los ojos del líder se abrieron como platos. No entendía cómo Jong Hyun lo estaba leyendo tan bien… ¿será que ella también lo podría notar?

Pensando en ello estaba cuando la voz de la joven lo trajo de vuelta a la realidad.

- ¿Dónde está Walsh? – Preguntó Jung Shin extrañado, luego de saludarla. Así se percató Yong Hwa que la pelinegra había llegado sola.

- Se quedó en el hotel. – Respondió ella. – No sé por qué, pero el frío lo puso muy indispuesto.

- ¿Está enfermo? – Preguntó rápidamente el líder, recordando que hoy lo había notado algo extraño.

- No. – Dijo ella sonriendo. – Bueno… él me dijo que estaba bien.

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El peor castigo

Su rostro cambió rápidamente de expresión. Se notaba llena de dudas.

- Bueno, ¡ahora ya estamos aquí! – Comentó apresuradamente el joven, queriendo cambiar el tema de conversación. – Pasemos adelante.

Y así los cinco jóvenes subieron a la torre, dándole un tour personalizado a su extranjera visitante. Luego pasaron al restaurante a cenar con ella.

- ¡Estuvo delicioso! – Exclamó la ojos celestes, recostándose a su silla.

- Me alegra que te gustara. – Comentó Min Hyuk con una sonrisa. - ¿Hay algo más que te gustaría hacer?... ¿o conocer otro lugar?

- Muchas gracias. – Respondió ella sonriendo también. – Pero creo que está bien por hoy. Mañana será un día largo y cansado, así que creo que debo regresar al hotel a dormir temprano.

- ¡Oh, es verdad! – Prorrumpió el menor de los C.N Blue. - ¡Mañana es tu primer concierto con la orquesta nacional!

- Sí. – Continuó ella. – Y tenemos ensayo desde muy temprano en la mañana.

- Entonces no te retrasamos más. – Comentó Jong Hyun. – Creo que todos debemos dormir temprano hoy.

- Así es. – Aseveraron todos.

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F lor de Loto

Levantándose de la mesa, luego de pagar la cena, caminaron hacia la salida con ánimo. Los chicos estaban contentos de haber pasado ese rato ameno con Hana, ya que pudieron conocerla un poco más y ver lo dulce, amable y humilde que era. Sin embargo, Yong Hwa se mantuvo en silencio la mayor parte del tiempo, pareciéndole extraño a sus compañeros, pero ninguno quiso comentarlo delante de ella.

Al llegar a la salida de la torre, se detuvieron de nuevo.

- Entonces, ¿a qué hotel vas? – Preguntó Jong Hyun.

- Uhmm – Murmuró la chica, tratando de recordar el nombre. – Pacific Hotel, en Myeong-dong.

- ¡Oh! – Exclamó el joven con alegría. – Yong Hwa va por esa zona, él puede acompañarte de camino.

El líder le torció los ojos sin que los demás lo notaran, pero ya era demasiado tarde.

- ¡Bien! – Dijo ella con alegría. – Algo de compañía estaría perfecto.

Después de despedirse, los dos jóvenes partieron camino al hotel. Como se hacía costumbre, el vocalista se mantenía en silencio cuando estaban a solas. Sin embargo, notó que ella parecía algo triste.

- ¿E-estás bien? – Musitó Yong Hwa, colocando suavemente una mano en su espalda.

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El peor castigo

“No hay gloria más grande que el amor, ni castigo peor que los celos.” – Lope de Vega.

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I V . P a l a b r a s e n e lc o r a z ó n

Narra Yong Hwa

A hí estaba yo, a avanzadas horas de la noche, rodeando con mis brazos a una pequeña pelinegra mientras ésta sollozaba sobre mi hombro. Y

aunque no sabía lo que sucedía, había una pesadez en mi pecho al no poder frenar su tristeza. En esa cercanía podía oler su cabello y sentir sus palpitaciones latir contra mi cuerpo. ¿Será que ella podía sentir también mi acelerado corazón?

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F lor de Loto

Pero, ¿cómo habíamos llegado a ese momento?

- ¿E-estás bien? – Musité, colocando suavemente una mano en su espalda. Ella se detuvo y me miró a los ojos, al borde de lágrimas. - O-oye, ¿qué sucede? – Le pregunté sorprendido al verla así.

Sin decir una palabra, las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas y ella se aferró a mí, fuertemente. Me quedé paralizado unos segundos, estupefacto; no sabía cómo reaccionar. Pero sentir sus lágrimas mojar mi hombro me trajo de vuelta a la realidad. Entonces, suavemente, coloqué mis manos a su alrededor y las fui deslizando despacio hasta el centro de su espalda, sintiendo cómo un calor interno me calentaba el pecho.

Ella corrió sus manos de igual manera, atrapándome en su abrazo y nos quedamos así.

- Lo siento mucho. – Dijo finalmente, rompiendo el abrazo para desagrado mío. – Te debo parecer patética en este momento.

- ¡Oh no! – Exclamé intentando hacerla sentir mejor. – Yo estaré siempre para ti.

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Palabras en el corazón

¿“Yo estaré siempre para ti”? Yo mismo me sorprendí de mis palabras.

- Muchas gracias. – Me dijo ella con una tímida sonrisa. – De verdad lamento hacerte pasar por esto, no sé lo que me pasa.

- ¿Estás bien? – Indagué. - ¿Estás enferma? ¿Te duele algo?

- No, no. – Insistió la ojos celestes, secando las lágrimas de su rostro. Nuevamente me quedé en silencio, esperando una explicación para lo sucedido. - Por favor, solo ignora lo que pasó.- Me dijo dándose la vuelta y reiniciando la marcha en dirección al hotel.

Sin pensarlo, estiré mi mano para agarrar fuertemente la de ella. - Espera, no puedo ignorarlo. Por favor, dime qué sucede.

Hana volteó hacia mí nuevamente y una vez más vi la tristeza reflejada en sus ojos, lo cual me estremeció.

- P-puedes confiar en mí. – Le dije casi susurrando.

La violinista suspiró con angustia y bajó su cabeza otra vez. - Es solo que… estuve pensando en mi mamá. – Dijo pausadamente.

¿Su mamá? ¿Qué sucedía con su mamá?

Tuve intenciones de preguntar, pero la expresión en su rostro me detuvo. La verdad es que no tengo la confianza suficiente para indagar sobre su vida. Así que, sin decir

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F lor de Loto

mucho, continuamos nuestro camino hasta llegar a la parada del autobús.

Narrador

Finalmente los dos jóvenes estaban en el lobby del hotel, bajo el gigantesco candelabro que adornaba exquisitamente tal lugar. No había nadie más, solamente la recepcionista, quien se encontraba realizando sus deberes a lo lejos.

- Muchas gracias por acompañarme. – Comentó dulcemente la ojos celestes.

- Para nada, me alegra haberlo hecho. – Dijo el joven, haciendo una pequeña pausa. - …Y estar seguro que has llegado bien.

Ella sonrió ampliamente ante su último comentario. - ¡Que lindo eres! – Exclamó, haciéndolo sonrojar. – Eres muy dulce, Jung Yong Hwa.

El joven pelinegro aclaró su garganta, tratando de deshacerse del nudo que se había posado en ella. - Puedes llamarme solo Yong Hwa. – Le dijo aún sonrojado.

- ¡¿De verdad?! – Exclamó emocionada, pues sabía que el significado de esto era que él tenía confianza en ella.

- Claro.

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Palabras en el corazón

Nuevamente se quedaron unos instantes en silencio. Yong Hwa sabía que era hora de despedirse, pero no quería hacerlo.

- Oye. – Le llamó Hana con voz baja, parecía tímida. - ¿Quieres acompañarme hasta mi habitación?

El chico se sorprendió ante la pregunta, pero por supuesto, no iba a negarse. Así asintió y caminaron hacia el ascensor en silencio. Al llegar al quinto piso, continuaron hasta la habitación de la pelinegra. Ya en la puerta, ambos se detuvieron, pues sabían que esta vez sí era la hora de despedirse.

- Fue muy lindo de su parte lo que hicieron hoy. Muchas gracias. – Le reconoció la pelinegra luego de abrir la puerta de su habitación.

- Por favor, fue muy placentero para nosotros y… bueno, ahora somos colegas así que es lo mínimo que podríamos hacer. – Comentó el joven con una sonrisa.

- Espero verlos mañana en la noche. – Continuó ella. – ¡Adiós!

- Por supuesto. – Aseveró él. – Cómo perdernos el concierto de la fabulosa señorita Hana Hill.

La violinista sonrió y tomó su mano para estrecharla, sin saber lo que su mero toque provocaba en el cuerpo del joven.

- Por cierto, llámame solo Hana. – Le dijo con otra de sus lindas sonrisas. Luego, entró a su habitación y cerró la puerta, dejando a Yong Hwa todo embobado del otro lado.

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F lor de Loto

Narra Yong Hwa

La bella pelinegra cerró la puerta de su habitación y yo retuve un suspiro, mientras la mano que ella había tomado pocos segundos atrás, recobraba poco a poco su sensibilidad. Volteé para marcharme y, para mi sorpresa, me topé con el pelirrubio a la puerta de la habitación contigua, mirándome con una sonrisa extraña.

- Hey. – Me dijo.

Lo observé rápidamente de pies a cabeza. Vestía un suéter grueso, pantalones de pijama, calcetines y pantuflas. Su rostro parecía algo desmejorado.

- Hola. – Respondí al saludo.

- Me pareció escuchar a Hana y salí a ver. – Me expuso observando en dirección a la habitación de la chica.

- Si, ella ya está aquí… bueno, que tengas buenas noches. – Le dije inclinando mi cabeza para despedirme. Él hizo lo mismo y continué caminando hacia el ascensor.

- ¡Oye! – Escuché su voz nuevamente, por lo que giré mi rostro. Walsh se acercó un poco, pareciendo algo perturbado. - ¿S-sucedió algo con ella esta noche? – Farfulló. Su pregunta me cogió fuera de lugar.

- ¿A qué te refieres? – Le pregunté confundido.

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Palabras en el corazón

Él sonrió incómodamente y continuó. - Sé que te parecerá extraño, pero Hana sabe que no me sentía muy bien. – Me dijo. – Y no hay forma de que no pasara por mi habitación antes de ir a la suya, a menos que…

Su respuesta y, la confianza con que la dijo, me afectaron de una manera inexplicable; sin embargo, tenía mucha curiosidad de escuchar el final de su argumento.

- ¿A menos que…?

Su rostro reflejó consternación a lo inmediato.- A menos que algo le haya sucedido a ella.

Por mucho que doliera, no dejaba de sorprenderme lo bien que la conocía, haciéndome sentir totalmente inferior e indigno a la par de él.

- Estaba algo triste. – Le dije, sin confesarle que había llorado en mis brazos. – Algo con su mamá.

De inmediato sus ojos se abrieron como platos. - ¿Su mamá? – Preguntó y su rostro se entristeció nuevamente. -… Ya veo.

De nuevo sentí aquellas tremendas ganas de preguntar lo que sucedía, pero simplemente las palabras no salían, así que incliné mi cabeza nuevamente para continuar mi camino.

- ¡Oye! – Me detuvo por tercera vez.

Lo miré nuevamente y entonces estaba sonriendo. - Me alegro que Hana haya tenido esa confianza contigo. – Me dijo. – No a cualquier persona le comentaría algo sobre su

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F lor de Loto

mamá.

Realmente no supe qué decir, sin embargo, por dentro esas palabras fueron un alivio. Estaba convencido que hoy había roto esa pequeña capa de hielo entre ella y yo.

- Eres un buen chico, Jung Yong Hwa. – Continuó el ojos verdes. – De verdad me hace feliz que mi querida Hana esté abriéndose a nuevas amistades.

“Mi querida Hana”… Su declaración tan abierta me sacudió.

El joven inclinó su cabeza y regresó a su habitación, dejándome una incógnita en la mente. ¿Será que esto que siento por ella es simplemente imposible?

“Una de las cosas más difíciles en la vida es tener palabras en el corazón, que no puedes pronunciar.” – James Earl Jones.

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V . L o m á s d o l o r o s o

H abía pasado un mes entero desde que Hana empezó a trabajar con C.N Blue. Ya todos los chicos sabían de los sentimientos de Yong Hwa

hacia la pelinegra, ya que Jong Hyun no había podido mantener el secreto. El líder se molestó mucho con él al principio, pero para su propia sorpresa, sus compañeros le demostraron mucho apoyo respecto al tema.

Sin embargo, los sentimientos de ella no parecían haber evolucionado de la manera en que él deseaba, ya que lo miraba con ojos muy amistosos, pero no más. La mirada que Yong Hwa deseaba que ella le diera, era la mirada que le daba a Zane cada vez.

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F lor de Loto

Esa noche, todos se reunirían en un bar karaoke para tener un tiempo relajado y tranquilo. Jung Yong Hwa llegó tan puntual como siempre y decidió esperar a todos afuera. En ese tiempo a solas, su mente no podía evitar deambular hacia la belleza de ojos celestes. Recordaba su cálida mirada… su tímida sonrisa… el dulce olor de su pelo, el cual había olido secretamente en algunas ocasiones; y el muy suave, como aterciopelado, toque de sus manos.

De pronto, reconoció sus dos largas trenzas doblando la esquina. No pudo evitar sonreír ampliamente, pero su rostro, de manera rápida, se tornó serio al ver a Zane justo a su lado. Ambos se sonreían entre ellos, lo que provocaba punzadas en el corazón del joven.

Al llegar, inmediatamente, Hana se colgó del cuello de Yong Hwa, haciéndolo sonrojar. Zane solo asintió con su cabeza.

- ¡Annyong haseyo! – Ella exclamó, fingiendo una voz muy aguda.

- H-hola- Él murmuró nervioso, sin poder reunir el coraje suficiente para poner su brazo a su alrededor de igual manera. – Me alegro que pudieran venir.

- ¿Dónde están los chicos? ¿Aún no llegan? – Preguntó ella, observando los alrededores.

- No, todavía no. – Respondió él. – Pero es temprano aún. ¿Esperamos adentro?

Mientras ambos hablaban, Zane permanecía quieto, observándolos con una sonrisa mientras un pensamiento cruzaba por su cabeza. Como acordado, ingresaron al lugar

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Lo más doloroso

y el resto de la pandilla no tardó en llegar.

Al comienzo, todos sentían timidez y ninguno se anegaba de valor para ser el primero en tomar el micrófono. El líder, quien usualmente era muy seguro de sí mismo entre sus amigos e incluso sobre el escenario, se sentía algo intimidado por la presencia del rubio. Los cuatro miembros de C.N Blue habían ido a algunos de los conciertos de Secret Essences, por lo que conocían la asombrosa voz de Zane Walsh.

Pero esa noche, fue Min Hyuk quien valientemente decidió mostrar sus habilidades al micrófono al ir primero… y el hielo se rompió entre los cinco varones. Por el otro lado, Hana estaba igualmente intimidada por ellos. Ella era un asombroso músico, pero no era una cantante segura en lo absoluto. Probablemente se reirán de ella, pensaba.

- ¡Vamos! – Jung Shin y Min Hyuk le animaban, pero ella continuaba negándose, coloreándose de la vergüenza.

- ¡Oh, vamos cariño! – Le dijo Zane, tomando su mano para llevarla al micrófono.

El corazón de Yong Hwa se estrujaba con solo verlos. Era doloroso darse cuenta de que ella haría cualquier cosa que ÉL le pidiera. Mientras todos le aplaudían en expectación por su “debut” de cantante, el joven se mantenía en silencio, adolorido y turbado.

Pronto, una lenta pero agradable melodía empezó en la máquina de karaoke. Ella se notaba muy nerviosa y suspiraba pesadamente. Todos leyeron el título de la pieza, al éste ser proyectado por la máquina. Era “Wind Beneath My Wings” (Viento bajo mis alas) de Bette Midler.

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F lor de Loto

Podría parecer un sacrificio estar siempre cuidándome,y nunca esperar el reconocimiento que merecías.

Te complacía verme salir adelante (ese era tu orgullo),siempre detrás apoyándome en todos los momentos.

Así que yo era la que se llevaba todo el honor y la gloria,mientras tú eras quien mantenía esa resistencia y coraje.

Un hermoso rostro detrás del escenario (desde que recuerdo)una hermosa sonrisa siempre dispuesta a cubrir el dolor.

Ya ni sé si alcancé a decirte que eres mi adoración, y todas las cosas que me hubieran gustado ser.

Ahora puedo volar más alto que un águila,ya que por ti está el viento bajo mis alas.

Podría parecer que me fui sin agradecértelo, pero créeme que me llevo todo aquí en mi corazón.Quiero que sepas que sí entendía lo que me decías,

(por supuesto que lo comprendía)no hubiera sido nadie sin esos tus regaños y consejos.

Creo que nunca te dije cuánto significas para mí,representas todo lo que me hubiera gustado ser.Justo ahora podría volar más alto que un águila, por ti no tengo miedo a tomar mi propio rumbo.¡No, jamás te dije en realidad cuánto te admiro!

¡Tú eres todo, todo... lo que yo deseaba poder ser!Oh, y hoy, hasta puedo superar el vuelo de una águila,

por ti está presente el viento bajo mis alas, porque tú, eres esa fuerza que me impulsa a seguir.

Oh, el viento bajo mis alas. Tú, tú... tú eres el viento bajo mis alas.

Vuelo, vuelo, emprendo el vuelo, es hora que me dejes ir (ya no llores más).

Oh, tú, tú, tú... el viento bajo mis alas. Oh, tú, tú, tú... la que me enseñó a volar.

Me elevo, vuelo... tan alto enfrentando el infinito, tan alto que ya merito toco el cielo con mi mano. Gracias, gracias a ti, gracias a Dios por crearte:

El viento bajo mis alas.

Era un hecho, ella no tenía una ‘oh-cuan-asombrosa-increíblemente-maravillosa’ voz, pero aun así, su tono era muy suave y dulce. Además había un sentir melancólico en

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Lo más doloroso

su canto. Yong Hwa estaba simplemente cautivado con su presentación. Todos le aplaudían y ella se puso de color rojo carmesí.

- ¿Lo ves? No moriste. – Le dijo Jong Hyun con una sonrisa

- ¡Eso estuvo muy bien! – Min Hyuk irrumpió en voz alta.

- ¡Chicos! – Exclamó ella, soltando una risita. - ¡Hacen tanto alboroto por una nada!

- ¿Estás bien? - El rubio le susurró al oído, poniendo una mano alrededor de sus hombros. Ella solo aseveró.

- ¡Brindemos! – Jung Shin exclamó de pronto, levantando su copa.

Todos acordaron y Yong Hwa procedió a servirles un poco de licor. Zane lo detuvo antes de que vertiera en su copa, señalando el vaso con agua que yacía a su lado, insistiendo que brindaría con eso. Yong Hwa lo observó con sospecha, pero continuó con su trabajo llenando el resto de copas.

Media hora después, todos habían parado de cantar, pero continuaban tomando. Los coreanos habían estado disfrutando del Soju, mientras que Hana se había pasado de algunos tequilas. Pero Zane solo había tenido jugo y agua.

Finalmente, decidieron que era tiempo de marcharse y dormir bien. A la salida, se detuvieron para despedirse. Yong Hwa se quedó al último junto con los dos extranjeros. Se notaba preocupado por Hana, quien aunque no estaba ebria, se encontraba algo mareada.

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F lor de Loto

- ¿Estás bien? – Le preguntó, sosteniéndola del brazo para evitar que cayera.

- Sí. – Ella rió apenada.

- ¿Necesitas ayuda para llegar al hotel? – Le insistió nervioso.

- No te preocupes. – Le interrumpió Zane, sonriéndole. – Yo cuidaré de ella.

Ambos se miraron a los ojos. La mirada de Yong Hwa era muy fría, pero Zane le sonrió más ampliamente, provocando que el pelinegro se relajara. Era insólito, la expresión del ojos verdes era, de una forma extraña, dulce y amistosa.

- Gracias, tierno. – Le dijo la ojos celestes, colgándose de su cuello nuevamente y tomándolo por sorpresa. – Estaré bien con Zane.

Pero en esta ocasión, el joven audazmente colocó una mano en su espalda. - Está bien, buenas noches entonces. – Le susurró al oído.

Zane tomó la mano de la pelinegra, mirando a los ojos al joven con una expresión ilegible. Pero antes de que Yong Hwa pudiera siquiera pensar en algo, el rubio le sonrió e inclinó su cabeza para despedirse. Inmediatamente, ambos se marcharon.

Yong Hwa se quedó atrás, solo observando mientras otro hombre se llevaba al objeto de su afecto lejos de él.

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Lo más doloroso

“Duele amar a alguien y no ser correspondido, pero lo que es más doloroso es amar a alguien y nunca encontrar el valor para hacerle

saber a esa persona cómo te sientes.” – Anónimo

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V I . G o z o i n o c u l t a b l e

Narra Hana

A brí mis ojos con pereza mientras los radiantes rayos de sol entraban a través de la ventana, ya que me olvidé de bajar las cortinas por la noche.

Me torcí bajo el pesado edredón tratando de combatir la helada mañana de Junio en Seúl.

Cerré mis ojos por unos cinco minutos y luego me estiré al no poder conciliar el sueño nuevamente. Busqué mi celular en la mesita de noche, junto a la cama, para saber la hora y vi un nuevo mensaje. Era de Yong Hwa.

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F lor de Loto

Lo abrí sorprendida. ¿Qué podría ser?

Hey, ¿llegaste sin problemas al hotel?

Era de anoche, cuarenta minutos luego que dejamos el bar. Recordé que estaba mareada por el licor y que él se ofreció para traerme de regreso al hotel. ¡Ese chico es tan dulce! Es extraño como nos hemos hecho amigos en un mes. Me llevo bien con todos ellos, pero… no lo sé, él es especial.

Otro rápido recuerdo vino a mi mente. Zane no tomó anoche, lo cual no es usual en él. ¿Lo hizo por mí? ¿Estaba pensando que yo necesitaría ayuda, así que no tomó para hacerse cargo de mí?...No pude pensar en otra razón y me sonrojé por la idea.

Decidí entonces responderle a Yong Hwa.

Hola, lamento no haber respondido ayer. No tuve mayores problemas. Gracias por preguntar.

Dejé el teléfono en el mismo lugar y me dirigí a ducharme.

Regresé quince minutos después, envuelta en una toalla y tratando de secar mi cabello con otra. Entonces escuché mi celular vibrando en la mesa. Lo tomé y vi dos mensajes nuevos. Uno de Yong Hwa y otro de Zane.

Leí el de Yong Hwa primero.

Me alegra mucho saberlo. Te deseo una linda mañana.

Luego el de Zane.

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Gozo inocultable

Esperándote en el restaurante del hotel para el desayuno ;)

Sonreí ampliamente, mi corazón latía muy rápido. ¡Oh Yong Hwa, tu deseo se acaba de hacer realidad! Rápidamente me coloqué mi ropa interior, mis jeans favoritos y un suéter negro; cepillé mi húmedo cabello y corrí emocionada hacia el restaurante.

Narrador

El día pasó muy rápido. A la mañana siguiente, Yong Hwa se levantó temprano, emocionado por ver a Hana nuevamente, ya que trabajarían en el estudio. Al llegar, Jong Hyun y la violinista yacían conversando amenamente.

- ¡Yong Hwa! – La chica exclamó su nombre al verlo.

Jong Hyun le sonrió oscuramente y el líder le torció los ojos, pero luego le sonrió a la joven. El resto de camaradas no tardaron en llegar y así comenzaron a trabajar su magia, pero fueron interrumpidos abruptamente por el Sr. Park Dae-Ho.

- Sr. Park. – Yong Hwa le saludó incómodamente.

- Tengo noticias para ustedes. – Les dijo el hombre con una sonrisa.

Todos lo miraron asombrados. ¿Qué podría ser? El señor Park les explicó en detalle sus “noticias”. El nuevo material

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F lor de Loto

de C.N Blue ya estaba casi terminado, pero aún tenían que grabar una canción en japonés, como usualmente. Para esto, el Sr. Dae-Ho había convenido con Ryo-Z, un famoso rapero japonés, miembro de la banda Rip Slyme, para colaborar con ellos. Pero él también deseaba que el violín de Hana figurara en tan grandiosa fusión y por ende, debían viajar a Japón la siguiente semana.

Todos lo miraron estremecidos de la emoción. Esa era una grandiosa revelación y todos acordaron saltar a la aventura.

Ya era domingo por la noche cuando llegaron “de incógnito” al aeropuerto internacional Incheon, listos para su viaje. Al contrario de Hana, Yong Hwa estaba secretamente emocionado porque Zane no iría con ellos. El rubio había volado de regreso a Irlanda, mientras la ojos celestes estuviera en Japón.

Ya dentro del avión, viajarían en primera clase. Jung Shin obtuvo el asiento junto a la violinista, y el líder, el asiento de adelante junto a Min Hyuk.

Hana dio un grito apagado al ver las luces de Seúl cuando el avión finalmente ascendió. Yong Hwa sonreía viendo también a través de la ventana, escuchando el entusiasmo en su voz. Luego se relajaron mientras volaban por la oscuridad del océano Pacífico, dedicando dicho tiempo para tomar champaña, brindando por su nueva aventura y para hacer bromas unos de otros, hasta que poco a poco se fueron quedando dormidos.

El líder se colocó sus audífonos, encendiendo su reproductor para escuchar pistas de violín. Ese tipo de melodías habían captado su atención en semanas recientes. “Pájaro Herido”

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Gozo inocultable

era el título de la que atrajo su curiosidad de inmediato.

Cerca de las dos horas de viaje, una azafata los despertó, pidiéndoles que se colocaran los cinturones de seguridad ya que estaban por aterrizar. Nuevamente, Hana se emocionó al ver las sorprendentes luces de Tokio y la imponente torre de dicha ciudad, la cual se hacía más y más grande mientras ellos se acercaban al suelo.

El avión finalmente aterrizó seguro y se le acopló la pasarela de acceso que conectaba con la puerta de embarque. Los encargados abrieron la puerta de la nave indicándoles la salida. Los cuatro miembros de C.N Blue compartieron una sonrisa de complicidad entre ellos.

- ¿Qué sucede? – La joven les preguntó, vigilándolos con sospecha.

- Auto-defensa. – Respondió Yong Hwa con una sonrisa maligna.

Los cuatro se colocaron gorras y grandes gafas de sol, prosiguiendo a tomar sus bolsos de mano.

- ¿Qué? – Les pregunta totalmente confundida.

Ellos empezaron a caminar hacia la salida, ya que primera clase tenía el privilegio de salir antes que el resto de tripulantes. Yong Hwa caminaba a la par de la linda pelinegra. - Solo intentamos escondernos de las fans. – Le explicó en voz baja.

Ella lo miró con los ojos abiertos en sorpresa y luego rompió en carcajadas. Él le sonrió con dulzura, deleitándose en el

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F lor de Loto

sonido que producía su alegría.

- Bueno. – Continuó el joven. – Incluso cuando no anunciamos nuestra visita, de alguna manera ellas siempre logran enterarse.

Hana le asintió con la cabeza deliberadamente.

En efecto, al atravesar las puertas del aeropuerto internacional Narita hacia el estacionamiento donde aguardaba la Van del hotel, fueron inmediatamente interceptados por un grupo de escandalosas fans y sus flashes.

“El gozo profundo que sentimos en compañía de la persona de quien nos hemos enamorado recientemente es inocultable”. – John Cheever.

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V I I . L a v i d a m i s m a

F . ue una experiencia absolutamente aterradora para Hana Hill. La joven incluso estaba pálida y fría por haber tenido que lidiar con las frenéticas fans

de C.N Blue a las afueras del aeropuerto, las cuales le tomaron muchas fotografías y no dejaban de preguntar por su identidad. Si no hubiese sido por la intervención de los agentes de seguridad del Narita, el puñado de chicas seguro hubiese saltado sobre ellos.

Minutos después, el Sr. Park los recibió seguros en el lobby del “The Peninsula Tokyo”, un lujoso hotel en Yurakucho, Chiyoda. El hombre tenía una enorme sonrisa plasmada en su rostro.

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F lor de Loto

- ¿Qué pasa? – Le preguntó Jong Hyun, extrañado por su expresión tan mordaz.

- ¡Que entrada! – Exclamó el hombre, sonriendo más ampliamente.

- ¿A qué se refiere? - Indagó Yong Hwa. - ¿Es sobre lo que sucedió en el aeropuerto?

- Si, ya aparece la noticia en todos los portales. – El Sr. Park respondió, mostrándoles en un dispositivo que, en efecto, había fotografías de ellos en las páginas web de distintos noticiero locales.

- “¿Quién es la bellísima acompañante de C.N Blue?” – El hombre leyó el titular, provocando que Hana se sonrojara intensamente.

- Tienen razón en lo de bellísima. – Comentó Min Hyuk, haciendo que todos se echaran a reír, aún más cuando la chica cubría su rostro con sus manos por la timidez.

Para los jóvenes, los días pasaban casi demasiado rápido dentro de la cabina de grabación. Por suerte, trabajar con Ryo-Z era muy placentero y enriquecedor, e incluso el rapero había llegado a encantarse con el arte de la violinista.

Más bien la situación era muy cómica, ya que Hana no sabía nada de japonés, más que saludar, y se comunicaban a través de señas; pero cuando se trataba de música, las

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La vida misma

palabras simplemente no eran necesarias.

- Pensé que también hablabas japonés. – Le comentó Yong Hwa mientras estaban a solas, tomando té durante el descanso.

- No. – Le dijo la ojos celestes. – Solamente inglés y coreano.

- Eres muy fluida. – Continuó el líder, refiriéndose a su idioma natal. – E incluso noté que lo escribes bien.

Ella bajó su mirada un momento, suspirando, y luego lo miró a los ojos con una sonrisa. - Mi mamá me enseñó. Ella…era coreana, nacida en la isla Jeju. – Reveló para sorpresa del pelinegro.

En ese momento, la sala pareció dar un giro de 180º para Yong Hwa, quien no concebía la idea hasta que empezó a reconocer algunos rasgos orientales en la bella chica.

- Ahora que lo mencionas… - Comentó aun sorprendido, pero sin poder terminar su frase.

- Sé que es difícil de creer. – Dijo ella, riendo ante su reacción. – Yo siempre digo que heredé los ojos de mi padre y el cabello, estatura y talento de mi madre.

- ¿Su talento? – Indagó el joven de inmediato. - ¿Ella es violinista?

Automáticamente, la sonrisa abandonó el rostro de la joven y su mirada se tornó algo oscura. - No, en realidad era pianista. Ese fue el primer instrumento que aprendí. – Respondió con un tono lleno de nostalgia, sus ojos fijos en la nada. –…De

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F lor de Loto

hecho, también me enseñó a tocar el gayageum.

- ¿Era? – Preguntó Yong Hwa, pero de inmediato se dio cuenta de lo que significaba aquello y se disculpó rápidamente.

De pronto, los chicos se acercaron a ellos, interrumpiendo el momento.

- Hana, Ryo-Z quiere trabajar contigo en el ‘beat’. – Le informó Jung Shin.

La chica se levantó del sofá donde se encontraba con el líder y se marchó hacia la cabina de grabación, tratando de ignorar sus lóbregos pensamientos. Los tres jóvenes regresaron detrás de ella, dejando a Yong Hwa a solas en el lugar. El joven estaba sumamente concentrado, tratando de empaparse en toda la nueva información que recién había obtenido de la ojos celestes.

Minutos después, Min Hyuk regresó por él. - Hyung. – Lo llamó el chico, sacándolo de su trance. – Ya está listo para integrar las guitarras y el piano.

El líder se puso en pie y ambos regresaron adentro una vez más.

- ¡La pista quedó increíble! – Exclamó Lee Jong Hyun muy emocionado. – ¡Ahora podemos empezar a vocalizar!

Todos estaban felices y mientras saltaban exageradamente de alegría, Yong Hwa estaba perdido en sus propios pensamientos.

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La vida misma

- ¡Oye! – Escuchó la voz del rubio nuevamente, por lo que el joven volteó. Walsh se acercó un poco, pareciendo algo perturbado. - ¿S-sucedió algo con ella esta noche? – Farfulló.

- ¿A qué te refieres? – Le preguntó Yong Hwa confundido.

Él sonrió incómodamente y continuó.- Sé que te parecerá extraño, pero Hana sabe que no me sentía muy bien. – Le dijo. – Y no hay forma de que no pasara por mi habitación antes de ir a la suya, a menos que…

- ¿A menos que…? – Indagó el líder.

Su rostro reflejó consternación a lo inmediato. - A menos que algo le haya sucedido a ella.

- Estaba algo triste. – Le dijo, sin confesarle que había llorado en sus brazos aquella noche. – Algo con su mamá.

De inmediato aquellos ojos verdes se abrieron como platos. - ¿Su mamá? – Preguntó y su rostro se entristeció nuevamente. -… Ya veo.

Yong Hwa inclinó su cabeza una vez más para continuar su camino.

- ¡Oye! – Le detuvo el otro por tercera vez.

El pelinegro lo miró nuevamente y Zane le sonreía. - Me alegro que Hana haya tenido esa confianza contigo. – Le expuso Walsh. – No a cualquier persona le comentaría algo sobre su mamá.

El joven no supo qué decir, sin embargo, por dentro esas

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F lor de Loto

palabras fueron un alivio para él.

- Eres un buen chico, Jung Yong Hwa. – Continuó el ojos verdes. – De verdad me hace feliz que mi querida Hana esté abriéndose a nuevas amistades.

Hoy Hana, una vez más, había puesto su confianza en él y eso le trajo un sentimiento inexplicable de llenura a su alma.

“Sin confianza, las palabras se convierten en el sonido hueco de un gong de madera. Con confianza, las palabras se convierten en la vida

misma.” – Anónimo

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V I I I . A m a r p o r a m b o s

Narra Hana

E staba recostada en mi cama, casi dormida, cuando escuché que llamaban a mi puerta. Mi corazón se sobresaltó y mis ojos se abrieron de

golpe. Corrí hasta la puerta y suspiré de alivio al ver a los chicos en el pasillo.

- Hola, disculpa que nos presentemos a esta hora. – Dijo Jung Shin, sonriendo. Seguramente mi rostro somnoliento y mi cabello alborotado le eran razones suficientes para hacerlo.

- ¿Qué pasa? – Les pregunté extrañada, y luego más aun al

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F lor de Loto

notar la ausencia de uno de ellos. - ¿Dónde está Yong Hwa?

- Es de él de quien venimos a hablarte. – Me respondió Jong Hyun. - ¿Podemos entrar?

Mi pecho se estrujó de inmediato. ¿Le había sucedido algo? Por supuesto, los dejé entrar al instante. Para mi alivio, no había sucedido nada malo, sino por el contrario. Los jóvenes se habían presentado para decirme que el cumpleaños de Yong Hwa era al día siguiente y querían darle una sorpresa. Por supuesto que yo estaba más que encantada de participar y ellos se apresuraron a compartirme su plan.

Narrador

El tiempo pasó rápidamente y el atardecer empezó a caer. A pesar de haber sido un buen día, Yong Hwa ni se imaginaba lo que sus amigos estaban planeando para esa noche. Hana, por su parte, siguió minuciosamente las instrucciones que ellos le habían dado, sin tener la menor idea del verdadero objetivo de los jóvenes.

Narra Yong Hwa

El sonido de unos delicados golpes a mi puerta llegó a mis oídos. Caminé hasta ella sin esperar a quien finalmente

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Amar por ambos

encontré del otro lado… Mis ojos se abrieron como platos al verla y pude sentir mis piernas debilitándose ante su preciosa mirada.

- Hola. – Me saludó con una sonrisa que me dejó sin aliento. En realidad, cualquier cosa que ella hiciera me dejaría sin aliento.

Yo le sonreí y la dejé pasar sin decirle palabra alguna, tal vez debido al enorme nudo que se ancló en mi garganta al darme cuenta de que Hana Hill estaba en mi habitación.

- El Sr. Park me dijo que tenías un piano de cola aquí. – Me dijo la pelinegra, adentrándose cada vez más. Esa sonrisa cautivante no se borraba de su rostro.

- Sí. – Le dije, finalmente encontrando mi voz.

- ¿Puedo tocar un poco? – Me preguntó, deteniéndose.

¡Vaya, no lo podía creer! La señorita Hill estaba en mi habitación y dispuesta a darme un concierto privado. Mi corazón se aceleró con solo pensarlo.

Asentí con la cabeza y la guié hasta donde se encontraba el precioso Bösendorfer. Ella lo examinó extasiada y yo estudié cada expresión suya, abstrayéndome en su rostro angelical. La pelinegra se sentó en el banquillo y para sorpresa mía, me hizo un gesto para que me sentase junto a ella. Yo tragué con dificultad y vacilé sin hacerlo o no, pero la joven insistió.

Con cuidado, me senté también en el banquillo, evitando cualquier contacto entre nosotros. No sabía lo que su toque me hubiera podido ocasionar en ese momento. Sus delicadas

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F lor de Loto

manos se posaron en las teclas, degustando los sonidos que producían. Mi respiración se aceleraba con cada nota.

- ¿Cómo lo pasaste hoy? – Me preguntó de repente, sacándome de mi trance.

- Muy bien, gracias. – Le dije apenas audiblemente.

- Espero que hayas pedido un deseo. – Continuó, sonriendo.

Nuestros ojos se encontraron en ese momento, haciendo que todo a mí alrededor desapareciera. Éramos solo ella y yo… Sin darme cuenta, me fui acercando a su rostro poco a poco y las palabras se armaron dentro de mí, subiendo por mi garganta hasta que las dejé escapar. - Tengo lo que deseo justo frente a mí. – Le dije sin reservas, mi mirada nunca apartándose de la de ella.

La pelinegra pestañeó varias veces, como intentando procesar mi franca declaración. Luego rompió la mirada para posar sus ojos en sus dedos, los cuales yacían delicadamente sobre las teclas del piano. La pude ver sonrojándose y luego agitando su cabeza, quizás ahuyentando algún pensamiento. Nos quedamos en silencio tal vez un minuto, pero para mí fue como una eternidad de angustia.

- Me dijeron que te gusta el piano, así que quise venir a tocarte algo. – Me dijo sin levantar su mirada.

- Te han dicho la verdad. – Comenté.

- ¿Te gustaría escuchar algo en particular? – Me preguntó buscando mis ojos, pero esta vez fui yo quien escondió la vista.

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Amar por ambos

Pensé profundamente en su pregunta y me di cuenta de que sí, había una pieza que quería escuchar precisamente en ese momento, en especial de sus manos. Me levanté del banquillo a buscar unas viejas partituras en mi mesa de noche. Ella me siguió con la mirada, posiblemente extrañada por mis acciones.

- Esto. – Le dije entregándole las hojas.

- “Love me” (Ámame). – Leyó el título en voz alta y de inmediato sus ojos se abrieron en sorpresa. -… Está bien.

Cerré mis ojos, dejando que mis oídos disfrutaran aquella dulce melodía. En realidad que el violín no era lo único que esa belleza tocaba maravillosamente. Despacio, tomé lugar otra vez a su lado y mi mente se dejó llevar por las notas de aquella pieza.

“Ámame”… Hana, eso es lo que más deseo.

Al terminar, abrí mis ojos y ella me sonreía tiernamente, sin embargo había cierta tristeza en aquellos ojos celestes.

- Es una sinfonía preciosa. – Susurró.

Yo asentí y mi mano alcanzó la de ella. Pude sentirla moverse bajo mi contacto, incómoda, lo cual me entristeció en gran manera. ¡Oh Hana, no sabes lo difícil que es sentir esto y saber que no me correspondes! Mi corazón se dolió al recordar las varias veces que la vi feliz bajo el toque del pelirrubio.

- Yong Hwa. – Me llamó suavemente, retirando su mano de debajo de la mía.

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F lor de Loto

Narra Hana

No sabía qué le sucedía exactamente, pero mi corazón sentía cierta pesadez.

Amigo, realmente espero que no sea lo que pienso, porque no quiero lastimarte.

- Vamos, acompáñame al restaurante. – Le dije.

A esa hora los chicos ya debían tener todo preparado para la pequeña fiesta sorpresa. Yo ya había cumplido con mi parte del plan y no quería alargar más mi estadía ahí. Tenía miedo de que Yong Hwa malinterpretara la situación y que pudiera verse afectada nuestra amistad.

Narra Yong Hwa

Asentí lentamente y nos levantamos del banquillo para salir de la habitación, camino al restaurante. Tenía la sospecha de que me esperaban allá abajo y que la ojos celestes solo había sido una distracción.

Mis esperanzas se desvanecían una vez más… Pero no me daría por vencido aún.

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Amar por ambos

“Si no me amas, no importa, de todos modos puedo amar por ambos”- Stendhal

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I X . E l a r c o i r i s e n l a t o r m e n t a

A tempranas horas de la madrugada se podía escuchar una taciturna melodía proveniente de un piano de cola. Un joven, sentado frente a

dicho instrumento, mantenía sus ojos cerrados mientras dejaba salir todos sus sentimientos a través de aquella sinfonía.

“Porque te amo” era el título de aquella pieza tan sentimental… y era justo lo que él sentía, pensando en ella.

Recordar la manera en que tan solo unas horas atrás ambos

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F lor de Loto

habían estado sentados en ese mismo lugar, tomados de las manos, y cómo ella se había sentido tan incómoda bajo su toque, hacía que su pecho se constriñera de dolor. Pero él no podía evitar esos crecientes sentimientos hacia ella.

Era ya la tarde cuando se prepararon para regresar a Corea. El viaje dentro de la Van hacia el aeropuerto Narita fue un poco infrecuente; los tres miembros menores de C.N Blue conversaban y reían normalmente, pero Yong Hwa se mantuvo en total silencio todo el recorrido. Por su parte, la joven ojos celestes parecía incómoda también, mirando a través de la ventana hacia las calles de Tokio.

Jong Hyun los observaba intensamente, estudiando sus comportamientos. Para el tiempo en que arribaron al aeropuerto, él estaba seguro de que algo había sucedido entre ellos.

Una hora después ya se encontraban dentro del avión. Esta vez el líder obtuvo el asiento junto a la violinista, volviendo la situación incluso más extraña de ser posible. Ambos se sentaron en silencio por un rato, esperando que iniciara el vuelo.

Las azafatas de primera clase explicaron los procedimientos de emergencias, como siempre lo hacían, y luego se escuchó la voz del piloto informando a todos los pasajeros que se colocaran sus cinturones y apagaran todo dispositivo electrónico. El avión empezó el rodaje por la pista, esperando su turno para despegar y poco a poco empezó a elevarse.

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El arcoiris en la tormenta

Yong Hwa notó que la pelinegra se puso muy tensa durante ese momento, sosteniéndose con fuerza de su asiento.

- ¿Estás bien? – Le preguntó en voz baja, nervioso incluso.

Ella se sobresaltó al escuchar su voz y lo miró con el rostro ruborizado. Solo sacudió su cabeza en afirmación. El joven buscó en su bolsillo por goma de mascar y se la ofreció tímidamente. - Toma. – Le dijo. – Esto te ayudará a aliviar la presión.

La joven la tomó despacio, asintiendo de nuevo. Una vez que ya estaban en el aire, volando sobre la ciudad, la chica se relajó visiblemente.

- Gracias. – Le dijo al fin. – Los despegues y aterrizajes no son mi fuerte.

El líder la miró y le sonrió débilmente.

Había pasado alrededor de una hora desde que el vuelo despegó y Yong Hwa dormía profundamente desde hacía veinte minutos, ya que pasó la noche entera en vela. Fue repentinamente despertado por un frío y fuerte agarre a su mano. Era Hana, se le veía muy asustada.

- Lo siento. – Dijo retirando su mano.

- ¿Qué sucede? – Preguntó el joven, sonando aún somnoliento. De pronto, el avión se agitó rigurosamente. El viento soplaba demasiado fuerte desde hacía un rato. - No te preocupes. – Le dijo con una sonrisa. – Es solo turbulencia, es normal.

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F lor de Loto

- Sé que la turbulencia es normal. No es eso lo que me preocupa. – Dijo ella, mirando a través de la ventana.

Inmediatamente un rayo golpeó cerca de ellos, haciéndola saltar en su asiento y los ojos de Yong Hwa se abrieron grandes en sorpresa. Había una tormenta en medio del Pacífico y ellos se estaban dirigiendo justo a ella.

- T-todo va a estar bien. – Él le aseguró, no sonando convencido ni él mismo.

Ella respiró profundamente y cerró sus ojos, intentando mantener la calma. Cinco minutos más tarde entraron al centro de la tormenta. El viento era muy poderoso, sacudiendo violentamente el avión; la lluvia era intensa y los rayos golpeaban muy cerca. Yong Hwa cerró el parasol de la ventanilla tratando de ayudar a los nervios de la joven.

- No se preocupe. – Le dijo una azafata a la pelinegra, sonriendo inquieta. Luego la voz del capitán se escuchó, explicando que estaban atravesando un tifón que se había formado repentinamente, pero que todo estaba bajo control. Sin embargo, pidió a todos los pasajeros colocarse sus cinturones de seguridad.

Pocos minutos pasaron, agonizantemente lentos, cuando de la nada el avión se sacudió de la forma más violenta y salvaje, como en ninguna de las ocasiones anteriores. Esto provocó que todos se revolotearan en sus asientos, incluso con sus cinturones puestos. Algunas maletas de mano cayeron de los compartimentos y las azafatas prácticamente fueron forzadas a caer al suelo.

Hana tomó la mano de Yong Hwa con extremada fuerza, su

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El arcoiris en la tormenta

rostro indescriptiblemente turbado y aterrado.

- Creo que nos golpeó un rayo. – La pelinegra susurró a su oído.

- No, no creo que haya sido eso. – Dijo el joven, tratando de mantenerse calmo.

Un hombre joven salió de la cabina de vuelo y habló con una de las aeromozas de manera muy rápida, volviendo a ingresar de inmediato. Las azafatas corrieron a tomar sus asientos y se fijaron los cinturones tal como un pasajero más.

- ¡¿Lo ves?! – Se sobresaltó la joven. – ¡Ellas saben y no nos quieren decir!

La violinista realmente se estaba aterrorizando y a punto de perder la cordura. Yong Hwa apretó su mano, frozándola a mirarlo a los ojos. - Solo lo hacen por seguridad. – Le dijo con una voz dulce. – Estaremos bien… te lo prometo.

La joven se perdió en sus cándidos ojos, olvidando toda la situación por un momento. Luego asintió, apretando su mano aún más fuerte. - Gracias. – Le dijo moviendo solamente sus labios y luego cerró sus ojos.

Él mantuvo su mirada fija en ella, viendo como su respiración volvía a la normalidad poco a poco. Antes de que pudieran notarlo, ya estaban fuera de la tormenta. El capitán habló nuevamente por los altavoces, asegurando que todo estaba bajo control y que ya se acercaban a Corea.

Hana subió el parasol de la ventana para asegurarse, encontrando una imponente puesta de sol frente a ellos.

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F lor de Loto

Ambos lanzaron un grito apagado, sorprendidos por aquello. Luego se miraron a los ojos. El mundo pareció detenerse en ese momento para Yong Hwa, viendo con intensidad aquellos ojos celestes que tanto amaba, con un cielo naranja y rosa de fondo a aquel rostro angelical. La violinista miró hacia sus manos que aún se aferraban la una a la otra y se sonrojó, lentamente retirando la suya.

- Te lo agradezco mucho. – Le susurró dulcemente. – No sé qué hubiese sucedido conmigo si no fuese por ti.

El solo asintió, temeroso de decir algo que pudiera hacerla sentir más incómoda.

Arribaron seguros en el aeropuerto Incheon de Seúl y se dirigieron al parqueo después de tomar sus maletas, conversando sobre su inaudita experiencia. Cuando ya estaban fuera, Hana comenzó a mirar por los alrededores del lugar, buscando a Zane, pero el rubio no estaba ahí. La joven parecía decepcionada.

- Oye, allá está la Van de tu hotel. – Jung Shin le señaló. Ella asintió y procedió a despedirse de todos. Finalmente, cuando llegó a Yong Hwa, lo abrazó con fuerza, agradeciéndole una vez más.

Al llegar a su habitación, la chica brincó sobre su cama, prendiendo su laptop para revisar su correo electrónico. Debería haber algo de Zane explicando por qué no había regresado aún. Y por supuesto, había un mensaje. La joven lo abrió con ansiedad.

Hana querida,

Sé que esperabas encontrarme a tu llegada, sin

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El arcoiris en la tormenta

embargo todavía estoy en Irlanda.

Déjame excursarme al decirte que mientras estabas en Japón, conversé con Andreas Fleming y finalmente lo he convencido de firmarnos y grabar nuestro álbum con Decca Records. Esta es una increíble oportunidad para nosotros y necesito que regreses a Inglaterra lo más pronto posible.

Espero que hayas disfrutado tu viaje junto a los chicos. No puedo esperar a saber todos los detalles la próxima vez que nos veamos.

Tuyo,Zane W.

Posdata: Tengo una sorpresa esperando por ti.

La violinista no lo podía creer. Habían querido trabajar con Decca Records desde hacía mucho tiempo y ahora finalmente iba a suceder. ¡Estaba tan emocionada! Rápidamente procedió a responderle.

Zane queridísimo,

Así es, esperaba verte aquí y me preocupé mucho cuando no te encontré.

Estoy súper emocionada al saber sobre nuestro nuevo contrato con la compañía discográfica con la que por tanto tiempo hemos soñado trabajar. ¡Nunca dejas de sorprenderme!

Tampoco puedo esperar para verte en Inglaterra y empaparte de todos los detalles de mi aventura japonesa, y para descubrir mi sorpresa.

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F lor de Loto

Acerca de mi partida, lo haré en cuanto me sea posible, pero primero debo asegurarme que he terminado con C.N Blue.

Sinceramente tuya,H.H

Luego de enviar el correo, un rostro familiar llegó a su mente... ¿Cómo reaccionaría Yong Hwa ante estas noticias?

“Que Dios te dé... Para cada tormenta un arco iris, para cada lágrima una sonrisa, para cada preocupación una promesa y una bendición para cada intento. Para todos los problemas que la vida manda, un amigo fiel para compartir; para cada suspiro una dulce canción y una

respuesta para cada oración.” – Bendición Irlandesa.

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X . A g o n í aNarra Yong Hwa

E ra una mañana radiante cuando los chicos y yo llegamos a la oficina del Sr. Park. Era algo inusual de su parte habernos llamado, pero yo estaba tan

feliz desde el día anterior que ni siquiera me importaba. Cuando Jung Shin abrió la puerta, logré escuchar su voz.

- Si, bueno… el álbum está prácticamente terminado. – Dijo.

Al entrar por la puerta, miré a la ojos celestes sentada frente a él. ¿Qué estaba sucediendo?

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F lor de Loto

- ¡Hey, chicos! – Nos saludó el señor Park, un poco sorprendido también.

- Buenos días. – Le devolvimos el saludo.

- ¿Qué sucede? – Preguntó Min Hyuk, expresando en voz alta mis propios pensamientos. - Hola Hana, ¿qué haces aquí?

Ella sonrió débilmente.

- Vino a hablar conmigo. – Respondió el Sr. Park. – Y yo los llamé a ustedes por ello. Por favor, tomen asiento.

Mi corazón estaba hecho pedazos. Había una sensación abrumadora penetrando todo mi cuerpo. ¡No podía creerlo! Es decir, sabía que ocurriría un día, pero no tan repentinamente…Ella dejaría Corea…me dejaría a mí.

- Solo debía asegurarme que ya no me necesitaban más. – Dijo, no mirándome del todo. ¡Pero yo te NECESITO a ti Hana! ¡Por favor, no me dejes!

Los chicos solo observaban en silencio y sabía que Jong Hyun me veía desde la esquina de sus ojos.

- Bueno jóvenes, saben que ella debe seguir adelante y trabajar en sus propias cosas. – El hombre continuó, interrumpiendo nuestro silencio muerto. – Y ustedes prácticamente han terminado el nuevo álbum y no la necesitan

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Agonía

más… ¿o sí?

Si, de hecho si, Sr. Park, pero no para álbumes o música, sino para mantener mi corazón latiendo.

Mis tres compañeros voltearon para verme, dejando en mis manos la respuesta de tan pesada pregunta. Luego, su mirada celeste se posó en mi rostro. Estudiando su expresión atentamente, me decía esperar por mi respuesta positiva, para así poder correr hacia su preciado Zane.

Eso es lo que más me frustra. No importa lo que pasemos juntos, ¡ella siempre correrá a su lado!

Me levanté, mirando a sus ojos con intensidad. - Puedes irte cuando tú quieras, señorita Hill. – Le dije tratando esforzadamente de no sonar grosero. – Te agradecemos mucho por tu colaboración y te deseamos un viaje seguro de vuelta a casa. Ahora, por favor discúlpenme… debo irme.

Narra Hana

Mis ojos se abrieron en sorpresa ante las frías palabras de Yong Hwa. No sabía qué esperar, pero esto no estaba en mi lista. Los demás también parecían sorprendidos y apenas lograron despedirse e ir detrás de él. Dirigí la mirada hacia el Sr. Park, aún atónita. Su expresión era ilegible, como si tampoco había visto ese lado de ellos antes.

- B-bueno.- Tartamudeó. – Entonces, creo que es libre,

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F lor de Loto

señorita Hill. Realmente aprecio lo que hizo por C.N Blue.

- Fue una experiencia placentera para mí. Le agradezco por la gran oportunidad. – Le dije, inclinando mi cabeza en reverencia.

De pronto, la puerta se abrió nuevamente, haciéndome brincar en mi asiento. No me atreví a voltear luego de lo que había sucedido.

- Lee Jong Hyun – Le llamó el señor Park, permitiéndome relajarme y voltear.

- Hey, quería hablar con ustedes dos. – Dijo el joven, pareciéndome nervioso.

- ¿Qué sucede? – El hombre le preguntó.

- Hay algo que desearía que Hana hiciera por nosotros antes de irse. – Respondió, haciendo que mis ojos se sobresaltaran.

Narrador

- ¡No puedo creer que hicieras eso! – Yong Hwa le gritó en completa frustración.

- ¡Vamos hyung!

- ¡No! Esa canción no está… no…- Intentó, fallando miserablemente en completar su oración.

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Agonía

Jong Hyun había estado discutiendo con él, tratando de convencerlo de grabar la última canción junto a Hana y su violín.

- Hyung, sé qué tan especial es esa canción para ti- Continuó el joven.

- No la escribí para grabarla en un álbum. – Comentó Yong Hwa, ahora con nostalgia.

- Sé por qué la escribiste y creo… que ha sucedido.

Los ojos del líder se abrieron grandes, mostrando nada más que miedo. - Ok. – Dijo finalmente dándose por vencido, su voz apenas perceptible.

Nuevamente era de mañana, una muy nublada, como el propio humor de Yong Hwa. Entró calladamente al estudio, sabiendo que la joven ya estaría dentro. Ella lo miró con ojos llenos de ansiedad mientras él cruzaba por la puerta. El joven se detuvo por un momento y luego le sonrió con timidez.

- Hola.- Hana le saludó, devolviéndole una sonrisa dulce. Él asintió y se sentó en el sofá, manteniendo su distancia. - ¿E-estás bien? – La violinista preguntó con un poco de nerviosismo.

Él asintió de nuevo, guardando el silencio. Luego de unos minutos, finalmente resolvió decirle algo que estaba reteniendo desde hacía tiempo. - Queremos tener una fiesta

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F lor de Loto

de despedida para ti, mañana. – Le dijo casi en un susurro.

Los ojos de Hana se abrieron en sorpresa. - ¿D-de verdad? – Farfulló la joven y él asintió una tercera vez, haciéndola sonreír radiantemente. - ¡Eso es muy dulce!

Al fin estaban dentro de la cabina, listos para grabar la canción. Jong Hyun estaba a la guitarra, Hana al violín y Yong Hwa al piano y micrófono. El joven estaba demasiado nervioso, ya que esa canción era especial en desmedida y muy significativa. Grabarla simbolizaba dar su corazón… a ella.

“River Flows in You/Holding You” (“Un río fluye en tí/ Sosteniéndote”) era una balada que él escribió hacía unos años, dedicada a esa persona especial que esperaba conocer algún día. Debía tener ese “río fluyendo” en ella para hacer que él le entregara su corazón… y así la podría “sostener” en sus brazos por siempre.

Ahora Jong Hyun le había abierto los ojos para ver que Hana era todo eso. Darse cuenta de esto abrumó al líder y solo pensar que la perdería en un par de días era desgarrador.

Él empezó a tocar las preciosas notas en el piano, cerrando sus ojos. Pronto, el violín se le unió y empezó a cantar.

Si hay un camino hecho solo para tiese camino está justo dentro de tu corazón.

Si puedes resistir sin rendirtey luego, poner toda tu alma a confiar.

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Agonía

Sosteniéndote, sosteniéndoteEstá en ti, un río fluye en ti.

Poco a poco, más lentamente,hay un río que fluye dentro de mí.

Sosteniéndote, sosteniéndoteEstá en ti, un río fluye en ti.

Esperando, esperando.¿Estaré allí entonces?

La guitarra se unió luego del primer coro.

Quiero lanzarte mi corazón,para poder sentirte siempre.

Si puedes aferrarte a él un poco más, y luego tratar de poner todo tu corazón en él.

Yong Hwa abrió sus ojos para ver a Jong Hyun y a Hana ambos tocando con sus ojos cerrados del mismo modo. Su mirada se fijó en la violinista mientras cantaba y su corazón empezó a encogerse.

Sosteniéndote, sosteniéndoteEstá en ti, un río fluye en ti.

Poco a poco, más lentamente,hay un río que fluye dentro de mí.

Antes de que pudiera evitarlo, una lágrima corrió por su mejilla y cayó en una tecla del piano debajo de él. El joven cerró sus ojos con fuerza, luchando contra las otras lagrimas que querían asomarse.

Sosteniéndote, sosteniéndoteEstá en ti, un río fluye en ti.

Esperando, esperando.¿Estaré allí entonces?

Un río fluye en ti…

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F lor de Loto

La canción terminó y lentamente abrieron sus ojos. Su mirada celeste inmediatamente buscó la de él.

- ¡Eso fue hermosísimo! – Le dijo luego de un suspiro.

Él sonrió débilmente y asintió. - Discúlpenme un momento. – Dijo caminando hacia la puerta y hacia fuera de la habitación, otra lágrima muda cayendo de sus ojos.

“No existe amor en paz. Siempre viene acompañado de agonías, éxtasis, alegrías intensas y tristezas profundas.” – Paulo Coelho

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X I . L a a l m o h a d a d e l a f e

C erca de las cinco y treinta, todos comenzaron a reunirse en la casa de Yong Hwa. Había sido un día muy caluroso por lo que disfrutaban de

bebidas heladas. Antes de que pudieran notarlo, Min Hyuk encendió la máquina de karaoke y empezó a cantar como un loco, haciéndolos reír a todos. Yong Hwa rápidamente quedó absorbido en la risa de Hana, derritiéndose ante el sonido.

Min Hyuk logró convencerla de unírsele y al contrario de la ocasión pasada, ella rápidamente aceptó y se dejó llevar por el momento.

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F lor de Loto

Cerca de las nueve, el clima cambió de forma drástica. Las nubes del cielo estaban color rojo y podían escucharse truenos a lo lejos. Sin mucha demora, Jung Shin y Jong Hyun se despidieron, excusándose por la tormenta que se acercaba, y Min Hyuk no tardó en seguirles también. La ojos celestes tenía una expresión de ansiedad en su rostro y el joven intentaba calmarla.

- No te preocupes. – Le dijo con una sonrisa. – Puedes pedir un taxi para que te lleve al hotel.

Ella asintió y se dirigió al teléfono, pero antes de que pudiera tomarlo, un rayo golpeó muy cerca de la casa, haciéndola brincar de pánico y la lluvia comenzó a caer pesadamente sobre el techo.

- No puedo usar teléfonos con esta tormenta. – Comentó la chica con el rostro palidecido.

- Está bien. – Dijo Yong Hwa, luego de un suspiro. – Sentémonos a esperar que pase para que puedas irte.

La joven asintió nuevamente y se sentó junto a él, ambos en silencio. Después de una hora, para sorpresa de ambos y mayor terror de Hana, la casa quedó sin electricidad luego del golpe de un trueno. De inmediato, ella tomó la mano del él, sorprendiéndolo una vez más, al igual que en el avión.

- No te preocupes, aquí estoy. – Le aseguró, apretujando un poco más su mano. Apenas logró captar un pequeño sonido

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La almohada de la fe

de afirmación de parte de ella.

Narra Yong Hwa

Allí estábamos, sentados en el sofá, tomándonos de las manos en medio de la oscuridad mientras truenos explotaban a cada minuto. Solo me preguntaba por qué esa linda joven estaba tan aterrada, cuando ella misma era un rayo.

El señor Park Dae-Ho nos había obligado a acompañarlo al Salón de Artes “Baegam” y ahí conocí a esta preciosidad de ojos celestes.

Al presentarnos, ella estrechó nuestras manos uno por uno. Sin embargo, al llegar mi turno, en el mismo segundo en que nuestras manos entraron en contacto, una estremecedora electricidad subió por mi brazo, dejándome atónito.

Incluso hasta ese día, seguía sintiendo aquella corriente que me sacudía el cuerpo entero. Y ella aún ni se percataba de lo que me causaba.

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F lor de Loto

Luego de tal vez dos horas, la electricidad regresó, haciéndola brincar cuando las luces de la sala se prendieron repentinamente.

- ¿Estás bien? – Le pregunté aun sosteniendo su mano.

Ella me miró a los ojos y asintió, sonrojada, luego retiró su mano. - Es muy tarde ya. – Dijo mirando al reloj de pared. – Y esta tormenta no parece acabar aún.

- No te preocupes. – Comenté, nervioso por lo que diría a continuación. – Puedes quedarte en mi casa esta noche… si lo deseas.

A como lo esperaba, ella me miró con los ojos muy abiertos en sorpresa, sus labios entreabiertos.

- Digo, no puedes irte bajo esta lluvia y… tu vuelo no sale sino hasta mediodía mañana. – Intenté explicar sin farfullar.

Ella suspiró pesadamente y miró al reloj una vez más. - Tienes razón. – Me dijo finalmente en un susurro.

Narrador

- Cuando yo era un pequeño y me asustaba por los truenos, mi mamá solía cantarme esta canción de cuna para que me durmiese. – Le dijo Yong Hwa con una dulce sonrisa, tratando de transformar el pesado ambiente.

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La almohada de la fe

- ¿Qué canción? – Preguntó ella, sonriendo también ante su nostálgica expresión.

- Va así. – Dijo el joven, aclarando su garganta, preparándose para cantar.

Pequeño niño, no tengas miedoA pesar de que la lluvia golpea con dureza contra el vidrio

Al igual que un extraño no deseado, no hay peligroEstoy aquí esta noche

Mientras él cantaba, los ojos de Hana se abrían más y más.

- ¿Qué sucede? – Le preguntó preocupado. Parecía que ella estaba a punto de llorar.

- ¡Mi mamá también solía cantarme esa canción! – Gritó.

Hana lo tomó de la mano y corrió hacia el piano, del otro lado de la sala. Ambos se sentaron y ella empezó a tocar.

Pequeña niña, no tengas miedoA pesar de que la lluvia golpea con dureza contra el vidrio

Al igual que un extraño no deseado, no hay peligroEstoy aquí esta noche

Pequeña niña, no tengas miedoEstalla el trueno y el rayo destellaIlumina tu cara llena de lágrimas

Estoy aquí esta noche

Y algún día sabrás Que la naturaleza es tan

La misma lluvia que te trae cerca de míCae en los ríos y en la tierraEn los bosques y la arena

Hace el mundo hermoso que verás Por la mañana

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F lor de Loto

Pequeña niña, no tengas miedoLas nubes de tormenta ocultan tu amada luna

Y sus rayos como luz de velas, aún conservan sueños placenterosEstoy aquí esta noche

Pequeña niña, no tengas miedo El viento hace criaturas de nuestros árboles

Y de sus ramas manos, no son reales, entiende Y yo estoy aquí esta noche.

Y algún día sabrás Que la naturaleza es tan

La misma lluvia que te trae cerca de míCae en los ríos y en la tierraEn los bosques y la arena

Hace el mundo hermoso que verás Por la mañana

Y sabes, una vez incluso yo fui una pequeña niña, y tuve miedo

Sin embargo, una persona gentil siempre veníapara secar todas mis lágrimas, cambiar temores por dulces sueños

Y para darme un beso de buenas noches

Bueno, ahora crecí Y estos años han demostrado

Que la lluvia es parte de cómo la vida siguePero está oscuro y ya es tarde

Así que voy a sostenerte y esperar Hasta que tus ojos asustados se cierren

Y algún día sabrás Que la naturaleza es tan

La misma lluvia que te trae cerca de míCae en los ríos y en la tierraEn los bosques y la arena

Hace el mundo hermoso que verás Por la mañana

Todo está bien por la mañanaLa lluvia se habrá ido por la mañana

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La almohada de la fe

Aun así, todavía estaré aquí por la mañana.

“El miedo nos puede mantener despiertos durante toda la noche, pero la fe hace una almohada muy fina”. – Anónimo.

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X I I . L a c o s a m á s d i f í c i l e s . . .

L a lluvia se había apaciguado y los truenos se oían cada vez más lejanos. Los dos jóvenes yacían acostados en el piso, sobre la alfombra de la

sala, usando cojines como almohadas mientras aún se tomaban de las manos.

Yong Hwa observaba su rostro con cautela, notando que aunque su mirada estaba fija al techo, su mente vagaba mucho más allá del cielo, pensando en ÉL. Aunque su corazón dolía al reconocerlo, no podía evitar sentirse curioso por la relación de la violinista y el rubio. Tanto así que decidió indagar.

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F lor de Loto

- Hana. – La llamó despacio.

- Hmm. – Respondió la joven sin apartar su mirada del techo.

- ¿Cómo empezó “Secret Essences”?... ¿Cómo conociste a Zane? – Le preguntó finalmente.

Una sonrisa melosa se posó de inmediato en los labios de la joven al escuchar su nombre, lo que hizo que el corazón de Yong Hwa se comprimiera, pero realmente quería saberlo.

Hana le explicó que su padre no quería que ella se convirtiese en artista como su fallecida madre, pero ella no lo escuchó y se unió a la “Purcell School” de Londres para perfeccionarse en el violín y estudiar algunos otros instrumentos. Allí conoció al ojos verdes y tuvieron una conexión casi instantánea. Ambos hicieron una presentación juntos, ella tocando el violín y Zane al piano y cantando. A todos les encantó y más pronto que tarde, decidieron dejar la institución y convertirse en “Secret Essences”.

Yong Hwa la escuchaba atentamente, absorbiendo cada oración y cada expresión de la pelinegra, cuyo rostro no mostraba más que añoranza mientras narraba su experiencia.

- La familia de Zane es muy adinerada, así que con su ayuda logramos grabar nuestros primeros álbumes y viajar a diferentes países para tocar en salas de conciertos. – Continuó Hana, acomodándose para quedar frente a él. – Y ahora él nos ha conseguido un contrato con la disquera con la cual anhelábamos trabajar desde nuestros inicios.

Las horas continuaban pasando y ambos estaban sumergidos en conversación, ansiosos por saber uno del

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La cosa más difícil es...

otro. Finalmente se quedaron en silencio por un momento, sin saber qué más decir. Yong Hwa sin embargo, disfrutaba del silencio para observar su rostro y grabar cada detalle en su memoria. Ella notó que la observaba y se sonrojó.

- ¿Qué pasa? – Preguntó nerviosa, ganándose otra sonrisa del guitarrista.

- Estaba pensando… - Respondió y luego suspiró.

- ¿Pensando en qué? – Indagó Hana, curiosa por la actitud del joven.

El tragó con dificultad, tratando de deshacer el nudo en su garganta. Lo que diría a continuación era algo importante para él.

- Me gustaría que… me llamaras “oppa”.

Los ojos celestes se abrieron como platos. Hana estaba aterrorizada por su petición.

- Yong Hwa…yo… - Le dijo, tratando de formar una oración coherente.

- No te alteres. – Le solicitó. – Es que en este tiempo nos hemos llegado a conocer así, que me siento como… tu hermano mayor.

Por supuesto, esto era la mayor mentira que él le había dicho jamás, pero sería la única manera de convencerla. En efecto, ella sonrió ampliamente y se relajó en un instante.

- Eres dulce. – Le dijo manteniendo su sonrisa. – Yong

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F lor de Loto

Hwa…oppa.

El corazón del pelinegro se detuvo por un segundo al escucharla y luego reinició sus latidos a todo galope. No pudo evitar la gran sonrisa que se formó en su rostro, con una felicidad indescriptible corriendo por su sangre.

- Prométeme que seguiremos en contacto. – Le rogó Yong Hwa.

El joven había llegado a tiempo al aeropuerto para despedirse de Hana. Su pecho ardía en llamas, pero no se perdería ese momento por nada del mundo.

- Lo prometo…oppa. – Afirmó ella, lanzándose a su cuello para abrazarlo fuertemente.

- Cuídate pequeña Hana. – Susurró a su oído, luchando esforzadamente para que su voz no se quebrase. – Nunca te olvidaré.

La voz que anunciaba el abordaje a los pasajeros con destino a Londres se escuchó por tercera vez, así que ella se soltó de su agarre y se despidió nuevamente. Tomando su equipaje de mano, caminó hacia la puerta de la terminal de Asiana Airlines. Yong Hwa la miraba alejarse, totalmente devastado, pero a como se había prometido anteriormente, no se daría por vencido aún.

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La cosa más difícil es...

Había sido un viaje realmente agotador, tanto física como mentalmente. Hacer memoria lo que sucedió la última vez que abordó un avión había hecho estragos en la mente de Hana, pero a la vez, recordar la manera en que Yong Hwa se comportó en tal ocasión le había impreso una sonrisa durante toda la marcha. Además, su recompensa estaba cada vez más cerca; sabía con certeza que esta vez, Zane si estaría esperándola al cruzar las puertas del aeropuerto.

Como siempre, el Heathrow estaba repleto de personas que iban y venían de todas partes del mundo. La joven caminaba a prisa, tratando de no golpear a nadie con su equipaje y en otras ocasiones, esquivar el equipaje de los demás.

Al observar la puerta de salida hacia el estacionamiento, la violinista corrió y buscaba ansiosamente al rubio entre la multitud. Ya casi perdía las esperanzas cuando de pronto, alguien la tomó con fuerzas de la cintura y la suspendió por los aires.

Narra Hana

Mientras me daba vueltas como a una niña, reconocí su risa y me contagié rápidamente de ella. Finalmente me puso de vuelta al suelo y me giré de prisa para verlo. Entonces vi esa gran sonrisa atravesando su rostro y aquellos ojos verdes con una chispa de felicidad que brillaba radiantemente.

- ¡Zane! – Grité tirándome a sus brazos.

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F lor de Loto

¡Cuánto extrañaba sentirlo así de cerca! Él me rodeó con fuerza, su nariz acariciando mi cuello, provocándome a reír a carcajadas.

- ¡Te extrañé tanto! – Exclamó para mi deleite. ¡Si tan solo tuviera una idea de cuánto lo extrañé yo!

- Yo también querido amigo, yo también.

Entonces estaba en casa. Zane había insistido en dejarme descansar, pero yo no aguantaba a enterarme sobre las noticias que me había dado a saber unos días atrás, así que el rubio no tuvo más opción y me explicó con detalle la manera en que convenció a Andreas Fleming.

- Hana. – Me dijo. – No quiero que pienses en otra cosa más que en que grabaremos el mejor álbum de nuestras vidas. ¿Entiendes?

Noté que realmente estaba apasionado con este proyecto. Siempre ha amado lo que hacemos, pero había algo especial en su voz cuando hablaba de este nuevo álbum.

- Claro que sí. – Le dije sonriendo tímidamente, pero no parecí convencerle.

- ¡El mejor álbum que haremos en la vida! – Insistió, viéndome con esos ojos que me hacían perder el balance y la cordura.

- ¡El mejor álbum de nuestra vida! – Grité, esta vez haciéndolo reír con placer.

- Ah… - Dijo, pero luego se detuvo.

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La cosa más difícil es...

Su rostro cambió súbitamente de feliz a… cómo saberlo, su expresión era indescriptible.

- ¿Qué pasa? – Le pregunté preocupada.

Él se acercó lentamente y me tomó de las manos, besándolas delicadamente. Un escalofrío recorrió mi espalda. - ¿Recuerdas la sorpresa que te mencioné? – Preguntó mirándome directo a los ojos.

Mi cuerpo se puso pesado, su actitud me ponía muy nerviosa. - Dime. – Le pedí.

- ¿Prometes que no te enojarás? – Indagó, poniéndome más nerviosa aun.

- ¡Dime ya, por favor! – Me exalté. Mi estómago estaba hecho un nudo y necesitaba saber de inmediato lo que acontecía.

Él suspiró, cerrando los ojos por unos segundos, para luego abrirlos y suspirar de nuevo. - Hay otra cosa que negocié con Fleming. – Respondió finalmente, apretando mis manos un poco más. – Tu propio álbum…Solo.

¡No lo podía creer! ¡¿Por qué había hecho una cosa de esas?! Mi respiración se aceleró y solté mis manos de su agarre de inmediato, caminando hacia una ventana de la habitación.

No puedo creer que este tema resurja nuevamente entre nosotros. Desde hace unos meses Zane me ha instado a trabajar separada de “Secret Essences”. De hecho, fue él quien me convenció de aceptar la propuesta de tocar conciertos con la orquesta de Corea y también la del Sr. Park

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F lor de Loto

de trabajar con C.N Blue… Pero esto se excedía, ¡grabar mi propio álbum!

- ¿Por qué? – Lo cuestioné, tratando de no alterar mi tono de voz, incluso cuando me sentía muy molesta y frustrada.

- Vamos Hana, te lo he dicho antes. – Respondió, caminando nuevamente hacia mí. – Tienes un talento increíble y no es justo-

Volteé de inmediato al escuchar su oración no terminada. ¿No es justo? ¿Qué no es justo? ¡Injusto es que haga esto sabiendo que me opongo totalmente!

- ¡Termina! – Le demandé con fuerza. – ¡Simplemente jamás entenderé tus razones!

- ¡Tu talento va más allá de lo extraordinario! ¿Cuándo vas a entenderlo? – Insistió, colocando sus manos en mis hombros para sostenerme. – ¡No quiero que lo frenes o que lo sujetes solo a mi voz!

Mis ojos se abrieron en sorpresa. No recordaba haberlo visto tan exaltado alguna vez y me preguntaba si realmente tenía razón… tal vez, no haría daño experimentar un poco más fuera de “Secret Essences”. Solo espero no quedar fuera eternamente…

“Sabes que amas a alguien cuando la cosa más difícil es decir adiós.” – Anónimo.

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X I I I . G r a n d e s r i e s g o s

Un año y seis meses después...

Narra Yong Hwa

C aminaba por los largos corredores de ese enorme e infernal aeropuerto. Había demasiada gente, por lo cual avanzaba con lentitud, soportando

los apretones y golpes que recibía a cada segundo. Escuchando como diez idiomas diferentes al mismo tiempo, suspiré frustrado. ¿Por qué se me ocurrió viajar a Londres acercándose la navidad?

¡Ah claro! Recordé la razón y mi corazón se aceleró al pensar

F lor de Loto

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que finalmente vería a la pelinegra después de tanto tiempo. Habíamos estado comunicándonos con frecuencia por Skype y correo electrónico, pero verla cara a cara de nuevo me causaba miles de sensaciones. Realmente pensé que lograría olvidarla con el tiempo, pero mis sentimientos hacia ella solo se habían incrementado por cien. Había realizado este viaje completamente decidido a hacérselo saber de una vez.

Al fin, una hora después, logré salir en una pieza y con mis maletas intactas. Respiré profundamente y me detuve a estudiar los alrededores, esperando divisarla pronto entre tanta gente. Pasaron otros quince minutos y mi corazón se aceleraba un poco más cada segundo, hasta que finalmente se detuvo…

- ¡Oppa! – Gritó una pelinegra a unos cincuenta metros delante de mí.

El mundo entero se detuvo en ese instante y literalmente dejé de respirar. Ahí estaba ella, sonriendo ampliamente y agitando su mano, resguardaba del frío por un guante, mientras gritaba por mí. Aquellos ojos que añoré ver por tanto tiempo entonces brillaban de alegría al verme y su cabellera negra bailaba con el viento. A pesar de que había tanta gente, ella logró escurrirse para llegar hasta mí. Yo por mi parte permanecía inmóvil, pues mis pies no respondían.

- ¡Oppa! – Exclamó nuevamente, abalanzándoseme. Sentir su cuerpo contra el mío de nuevo, de esa manera, fue alucinante. Había soñado tanto con tenerla entre mis brazos y ahí estaba la oportunidad.

Mis extremidades finalmente respondieron y la apreté fuertemente contra mi pecho, aprovechando para oler el

Grandes riesgos

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dulce aroma de su cabello. Era ella… era ella la mujer que tanto amaba; aquella por la cual crucé dos continentes para vivir ese preciso momento…

- ¡Oppa! – Dijo por tercera vez, haciendo que mi corazón brincara dentro de mi pecho. – ¡Me alegra tanto de que estés aquí!

- No tienes idea que lo feliz que estoy, Hana. – Le dije, encontrando mi voz finalmente.

La pelinegra se soltó de mi abrazo y me miró a los ojos con esa sonrisa que hacía temblar mis rodillas. - Cuando me dijiste que vendrías, ¡no lo podía creer! – Exclamó. - ¡Te extrañé mucho!

Y tú no tienes ni la menor idea de cuánto te extrañé yo, querida Hana. Desde tu partida me has atormentado cada noche; dejaste un vacío enorme e irreparable en mi corazón. Jamás volví a ser el mismo desde que te conocí.

El sol había salido ya, pero el día estaba muy frío. Yo me encontraba muy abrigado, esperando que fuesen las nueve para bajar al restaurante del The Royal Horseguards, el hotel donde me estaba hospedando. Me preparaba mentalmente para mi encuentro con Hana… y seguro Zane vendría con ella.

Al entrar al restaurante, observé al lugar con atención. Definitivamente era fino y todas las personas que se

F lor de Loto

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encontraban dentro estaban vestidos demasiado elegantes como para un desayuno. Tal como lo pensé, encontré a los dos jóvenes sentados en una pequeña mesa a un rincón. La ojos celestes parecía extasiada, estudiando el lugar con atención. Por su parte, Zane parecía incluso relajado y luego recordé una de mis últimas conversaciones con la violinista en mi casa. El tipo era de dinero y sin lugar a dudas estaba acostumbrado a ese tipo de lugares.

Al verme, ella destelló una brillante sonrisa y agitó su mano.

- Hola. – Le saludé con una sonrisa tímida.

Ella se puso de pie y me abrazó rápidamente. Luego Zane le siguió y estiró su mano hacia mí. Lo miré por un segundo… era tal como lo recordaba, un rubio amable que portaba una sonrisa genuina en el rostro, lo cual me fastidiaba y a la vez me intimidaba en sobremanera. Tomé su mano y la estreché fuertemente. Él levantó una ceja, sorprendido tal vez por mi exceso de fuerza para un simple saludo. Luego sonrió de nuevo, pero esta vez parecía una sonrisa maliciosa. Rápidamente deseché el pensamiento.

- Cuánto tiempo sin verte. – Me dijo, yo solo asentí y tomé asiento junto a Hana.

- ¡Vaya oppa! – Me llamó la pelinegra con una expresión de asombro. – Este lugar es lindísimo, pero seguro que también es muy costoso. Te dije que te podías hospedar en mi casa sin ningún problema.

- Oh, no te preocupes por eso. – Respondí levemente sonrojado. – No quiero incomodarte.

Grandes riesgos

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En realidad, por mucho que me encantaría quedarme junto a ella estos pocos días que tengo para hacerlo, no podría. He venido a Londres con un solo objetivo y temo que si me acerco demasiado lo terminaría arruinando.

- Y dime, ¿cómo has hallado tiempo para realizar este viaje? – Preguntó Zane mientras el mesero servía nuestros desayunos.

- Lee Jong Hyun y Kang Min Hyuk están trabajando juntos en un drama. – Les expliqué. – Así que C.N Blue está en receso por un tiempo.

- ¡Vaya, eso es genial! – Exclamó Hana, emocionada por las noticias. - ¿Y por qué no trabajaste en uno también? ¡Me encanta verte en los dramas!

¿Hana mira mis dramas? Vaya, eso si es excitante e irónico.

- Recibí varias ofertas, pero las rechacé. Necesitaba un tiempo para descansar. – Le respondí, mintiendo. La verdad era que había rechazado todo para poder estar con ella.

Hana, si supieras a todo lo que sería capaz de renunciar solo para estar a tu lado…

- Que lástima. De verdad me encantan. – Comentó la violinista. – Lloré de tristeza porque Kang Shin Woo no ganó el corazón de Go Mi Nyu en “Minami Shineyo”… y luego lloré de felicidad porque Lee Shin y Lee Kyu Won tuvieron su final feliz en “Neon Naege Banhaesseo”.

Interesante… su concisa explicación me hizo indagar en lo profundo de mi mente. Hana, ¿saldré ganador o perdedor en

F lor de Loto

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nuestra propia historia?

“ Ten en cuenta que el gran amor y los grandes logros requieren grandes riesgos”.- Dalai Lama.

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X I V . E l p r i m e r b e s o

E ra otra fría mañana en Londres; el sol brillaba, pero no transmitía su calor y la mayoría de las nubes parecían haberse ocultado para protegerse del

frío. Yong Hwa vestía unos jeans, un jersey gris mangas largas y una chaqueta negra sobre éste, combinando con los guantes negros que protegían sus manos del helado clima. Esperaba impaciente por Hana, ya que irían juntos al “Ojo de Londres” y luego por el centro de la ciudad.

Finalmente recibió la llamada de la recepción y corrió hacia el Lobby para encontrarla. La joven vestía un abrigo rojo con botas negras a la rodilla y un bonito gorro negro para

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combinar con sus guantes. Su nariz también estaba un poco roja del frío, lo cual hizo sonreír a Yong Hwa.

- Hey. – Le saludó, abrazándola.

- ¡Hola oppa! Es un día frío, ¿cierto? – Preguntó de manera casual.

- Oye, pensé que Walsh vendría con nosotros. – El pelinegro preguntó, realmente sorprendido de no ver al rubio cerca.

El rostro de Hana se entristeció casi de inmediato, luego sonrió débilmente. - Se marchó a Irlanda ayer por la noche. – Le explicó, tomándolo por sorpresa con la noticia. – Dijo que aprovecharía el hecho de que estabas aquí conmigo para pasar las fiestas con su familia.

Narra Yong Hwa

¿Walsh se marchó a Irlanda? Eso es bastante extraño... ¿o no lo es? Tal vez estos dos no tienen el tipo de relación que yo tenía en mente.

De todas maneras, no debería importarme siquiera. Definitivamente son grandiosas noticias para mí. ¡Tengo a Hana solo para mí!

El primer beso

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Narrador

La pareja dejó el edificio y empezaron a caminar hacia “El Ojo de Londres”, también conocido como “La Rueda del Milenio”, lugar que convenientemente quedaba cerca de allí. Todo el camino se mantuvieron en silencio, pero muy sonrientes el uno con el otro.

Yong Hwa, en secreto, observaba sus bellos rasgos cada vez y cuando, sorprendido de cuanto más linda se había puesto en los últimos 18 meses que estuvieron separados.

Entraron en una de las cápsulas y poco a poco empezaron a elevarse. Serían 30 minutos a solas en un pequeño espacio que se levanta hasta 135 metros de altura frente al río Támesis. La vista era espectacular y ambos observaban atónitos, incluso tal vez inspirados por ella.

Pronto, los ojos de Yong Hwa se fijaron al rostro de la chica. Sus ojos celestes estaban brillando mientras miraban aquel cielo; sus labios rosados se separaron levemente y los ojos del joven se abrieron como platos. En ese momento, un impetuoso sentimiento se apoderó de su cuerpo, dándose cuenta de cuánto deseaba acariciar aquellos delicados labios.

De repente, ella volteó hacia él, haciéndolo tragar con dificultad y mirar rápidamente hacia otra dirección. Hana levantó una ceja, intrigada por sus acciones. - ¿Por qué me mirabas así? – Le preguntó confundida.

Él se sonrojó y aclaró su garganta para mirarla de nuevo. - Lo siento. – Se disculpó. – Estaba pensando… en cuan bella te ves en este momento… y como tus ojos armonizan con el cielo frente a nosotros.

F lor de Loto

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Los ojos de Hana se abrieron en sorpresa, mirándolo boquiabierta mientras su corazón se aceleraba. Luego volteó su rostro hacia otro lado, sonrojada también.

- Lo siento. – Yong Hwa repitió sus disculpas. – No era mi intención ponerte incómoda. ¡Lo siento!

Hana rió rápidamente y lo tomó del brazo. - ¡No te preocupes oppa! Gracias por el cumplido…eres tierno.

Mientras paseaban por el centro de la ciudad, entrelazando sus brazos, a Yong Hwa se le atravesaba una enorme sonrisa por el rostro.

- Oppa. – Ella lo llamó de pronto.

- ¿Si? – Preguntó él.

- Mañana es noche buena. – Respondió la violinista, sonando casual. Él solo asintió, aun sonriendo.

Hana se detuvo frente a una enorme ventana y empezó a reír, viendo a un Santa Claus bailar ridículamente dentro de la tienda. El joven la miraba al rostro, absorbido en aquel sonido que le parecía tan encantador.

- ¡Que gracioso! – Exclamó la ojos celestes, señalando al irrisorio hombre. – ¡Amo a Santa Claus!

- Y tú pareces la señora Claus. – Comentó Yong Hwa, riendo

El primer beso

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mientras la señalaba de pies a cabeza.

Ella paró de reír de inmediato y se sonrojó al darse cuenta de que se había vestido de manera similar al personaje. Luego de esto, tomándose del brazo nuevamente, siguieron su camino.

- Entonces… - Continuó la joven. – Me preguntaba si tú…

Se detuvo de nuevo y se ruborizó.

Narra Yong Hwa

Mis ojos se abrieron como platos ante su expresión. ¿Hana está ruborizada? ¿Qué es lo que quiere decirme que incluso se enrojece?

- ¿Si yo…? – Le pedí que continuara. Ella volteó su rostro hacia la ventana de otra tienda, obviamente huyendo de mi vista.

- Quería saber si te gustaría pasar la noche de mañana en mi casa. – Dijo finalmente.

Mi boca se abrió ante su sorprendente solicitud. - ¿T-tú quieres eso? – Logré preguntarle.

Ella me miró con una genuina sonrisa y asintió despacio, haciendo a mi corazón derretirse. Rápidamente me encontré reflejando su expresión, sonriéndole ampliamente.

F lor de Loto

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Narrador

Ya era de noche y ambos estaban de regreso en el hotel, luego de haber cenado juntos.

- Tuve un día maravilloso. Muchas gracias. – Le dijo Yong Hwa, sonriendo.

- ¡Oh, gracias a ti! Yo también me divertí mucho contigo. – Comentó la joven.

Luego ambos se quedaron en silencio por unos momentos, no sabiendo que más decir o hacer.

- Entonces… - Hana rompió el silencio al fin. – Te veré mañana.

Él asintió y sonrió. La violinista lo abrazó brevemente y se marchó, dejandolo inmóvil mientras la veía alejarse poco a poco, pensando en lo mucho que deseaba que fuese la noche siguiente y en lo mucho que debía preparar…

“No olvides nunca que el primer beso no se da con la boca, sino con los ojos”. - O. K. Bernhardt

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X V . M á x i m a s a d v e r s i d a d e s

F . eliz Navidad! - Ambos se desearon en cuanto el reloj dio la media noche, brindando con sus copas llenas de un delicioso vino rosado.

Habían pasado toda la noche conversando, tomando y riendo; incluso vieron juntos una película luego de haber cenado. Entonces estaban sonrientes, viendo a través de la ventana mientras la nieve caía en la calle frente a la casa de Hana.

- Bueno. – Dijo la joven, riendo. – Ya me has probado que Santa Claus no existe.

F lor de Loto

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- Te lo dije. – Comentó Yong Hwa con una gran sonrisa.

- Ok, está bien. ¡Ahora es tiempo de abrir los regalos! – Gritó emocionada, corriendo hacia la mesita del centro de la sala que estaba frente a la hermosa chimenea. - ¡Ven oppa!

El joven la siguió y tomó una caja envuelta en lazos rojos para entregársela a la pelinegra.

- ¡Espera un minuto! – Exclamó Hana, tomando un pequeño obsequio de la mesa. – Por favor, abre el mío primero.

El asintió y sonrió débilmente.

Narra Yong Hwa

Suspiré internamente, sintiéndome casi demasiado aliviado de que decidiera abrir mi regalo por último. Mis ojos escanearon la interesante pieza que había en mis manos; estaba envuelta en papel azul oscuro con una gran “estrella de Belén” al centro y lindas campanitas plateadas por todo alrededor. Era apenas más grande que mi mano.

- ¿Qué es? – Le pregunté.

- Ábrelo. – Me indicó con una sonrisa nerviosa. Su mirada también se mostraba algo intranquila.

Empecé a desenvolverlo lentamente, sin apartar mi mirada de la suya. - ¿Por qué estás tan nerviosa? – Le pregunté,

Máximas adversidades

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tomándola por sorpresa.

De inmediato se sonrojó y luego respondió. - Es algo muy importante para mí. Realmente espero que te guste.

¿Algo muy importante para ella? Estoy seguro que mis ojos se abrieron grandes en sorpresa. Sin dudarlo más, me apresuré a abrirlo y quedé boquiabierto al verlo.

- Es mi nuevo álbum solista. – Respondió a mi pregunta muda.

- Pensé que aún no había salido a la venta. – Le dije sorprendido.

- Y así es. – Me dijo. – Este es muy especial… para ti.

Mi corazón se aceleró al escuchar su acotación. De inmediato posé mi mirada en el álbum para estudiarlo más detalladamente.

La portada me dejó sin aliento. Era Hana vestida en un traje negro con un gran sombrero cubriendo sus ojos y su cabello estaba recogido en un lindo moño; ella tocaba su violín con una hermosa rosa en una linda pose. La imagen estaba toda en escala de grises, excepto por la rosa y sus sublimes labios rojos.

- Es… extraordinaria. – Logré comentar, haciendo que se enrojeciera.

- ¿De verdad? – Me preguntó incrédula. - ¿De verdad lo piensas?

F lor de Loto

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¿Oh Hana, acaso no conoces lo bella que eres en realidad?

- Así es. – Respondí asintiendo. – Lo único que le cambiaría…

El rostro de la violinista se palideció, tal vez esperando algo terrible salir de mis labios. - ¿Qué es? – Preguntó aterrorizada.

Yo sonreí y continué.-… Que pudiese ver tus preciosos ojos celestes.

La joven dejó escapar el aliento que había estado conteniendo y estalló en risas, haciéndome sonreír más ampliamente. ¡Si tan solo supiera cuánto amo ese sonido!

- ¡Muchas gracias, oppa! – Me dijo con deleite. – ¡Me alegra mucho que te haya gustado!

- Oh, pero me encanta. – Le aseguré. – Muchas gracias a ti. Me cercioraré de escucharlo todos los días.

Ella rio de nuevo y luego se detuvo, mirando intensamente la pequeña caja que yacía aún en la mesa.

- ¿Puedo abrir el mío? – Preguntó con timidez y mi corazón se detuvo.

…El momento ha llegado.

Apenas logré asentir cuando la entusiasmada pelinegra tomó el regalo con goce, desenvolviéndolo sin una gota de duda. La caja vacía cayó al suelo y ella destelló una sonrisa, observando el pequeño estuche de terciopelo rojo en forma de violín que sostenía entre sus manos.

Máximas adversidades

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- ¡¿No es lindo?! – Expuso en voz alta.

- …Ábrelo. – Le indiqué con el corazón en la garganta.

Lo hizo lenta y delicadamente y sus ojos celestes brillaron de inmediato, reflejando el fino collar de oro blanco dentro de dicho estuche. - ¡Santo Cielo! – Exclamó entre suspiros. - ¡Esto es precioso!

Colocó con cuidado el estuche en la mesa y tomó el collar entre sus manos, examinando con atención el dije, el cual era un pequeño corazón de oro blanco con pequeños zafiros incrustado por todo alrededor.

- ¡Oppa! – Exclamó de nuevo, su boca abierta en sorpresa.

Aclaré mi garganta y tomé la prenda de sus manos, caminando alrededor de ella hasta colocarme a sus espaldas. Coloqué el collar en su cuello y me dispuse a fijarlo, aunque mis dedos casi no respondían. También luchaba por controlar mi respiración cerca de su oído.

- Ahora lo tienes. – Le susurré.

Ella volteó hacia mí. Su expresión me era ilegible.

- ¿Qué es lo que tengo? – Me preguntó, también susurrando.

La miré a los ojos, recordando la primera vez que los vi y como habían crecido mis sentimientos desde ese entonces.

-…Mi corazón. – Finalmente respondí.

Sus ojos se abrieron en sorpresa y sus labios se separaron

F lor de Loto

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un poco.

- ¿T-tu corazón? – Musitó, tomando el dije entre sus dedos. - ¿Este es tu corazón? ¿Qué significa esto?

Aclaré mi garganta una vez más y tomé la pieza de entre sus dedos, haciéndola saltar sutilmente.

- Esto representa mi corazón, y estas piedras azules… - Respondí corriendo mis dedos sobre los pequeños zafiros. – Te representan a ti. Te has implantado en lo profundo de mi corazón y ahora lo tendrás muy cerca del tuyo.

- O-oppa. – Intentó interrumpirme, pero no se lo permití.

- ¡Shhh! Por favor… tienes que saberlo. – Continué sin apartar mi mirada, incluso cuando sus ojos se ocultaron de los míos. – Realmente intenté detenerlo, pero no pude… Yo te a-

- ¡No, por favor! – Me detuvo, caminando hacia la chimenea, de espaldas hacia mí. – Por favor, no hagas esto.

- ¿Por qué no? – Demandé saber. – Yo de verdad-

- ¡Vas a arruinarlo! – Me interrumpió nuevamente, esta vez exaltada.

- ¿Arruinarlo? – Le pregunté muy aturdido. - ¿Arruinar qué?

-… Arruinar lo que siento por ti.

¿Lo que siente por mí? ¿Y qué es eso?

Máximas adversidades

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Ella volteó hacia mí, con una lágrima cayendo por su mejilla. - Me aseguraste que yo era como una hermana menor para ti. – Expuso la violinista. – Querías ser mi “oppa”, pero-

- Hana, por favor escúchame. – Le rogué. – ¡Esto es algo que no puedo controlar! He luchado contra mi propio corazón, pero-

- ¡Siempre tuviste otras intenciones! – Me gritó, terminando su oración mientras lágrimas corrían por su rostro. - ¡Me mentiste!

Su enfurecida aseveración me sacudió y mi pecho se comprimió en profundo dolor. ¿Realmente la había lastimado tanto así? ¿De verdad era yo la causa de su llanto? Aquello se había convertido en mi peor pesadilla. Yo solo quería hablar y defenderme, pero las palabras simplemente no salían.

- Así que por favor, detente. – Hana continuó, secando sus lágrimas.

- Pero yo te amo. – Le dije sin siquiera pensarlo, viendo cabizbajo hacia el piso alfombrado. – Nunca fue mi intención lastimarte.

Ella suspiró y dio un paso hacia mí. - Lo sé. – Susurró. – Pero por favor, para… detén estos sentimientos.

¿Que detenga estos sentimientos? ¿Siquiera sabe lo que dice? ¿Sabe lo que le hace a mi corazón?

- ¡¿Cómo podría hacerlo?! – Exclamé frustrado.

- No lo sé…

F lor de Loto

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- ¡Entonces por qué me dices esto!

- ¡PORQUE NO PUEDO CORRESPONDERTE!

De pronto mi mundo se rompió en mil pedazos, al igual que mi corazón. Escuchar al fin esas palabras que tanto temí por más de un año, fue lo más doloroso que había experimentado en toda mi vida. Fue como si una parte de mi muriera.

- Lo último que quiero hacer es herirte, así que… te ruego que pares.

Creo que ya es muy tarde para eso.

- Yo…yo no quería incomodarte. – Logré decir. – Así que… me iré.

- ¡No! ¡¿Cómo puedes irte en medio de la noche?!

- ¿Acaso hay alguna razón por la cual deba permanecer aquí?

- ¡Por favor! – Me rogó. – ¡Me sentiría la peor persona del mundo dejándote marchar así!

Narra Hana

Mi corazón latía a toda velocidad y también dolía increíblemente ante la confesión de amor de Yong Hwa. Sabía que sus sentimientos eran puros, pero no podía ofrecerle

Máximas adversidades

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nada a cambio. Me mortificaba verlo de esa manera y no poder hacer nada para aliviar su pena, pero tampoco podía dejarlo marcharse así.

- Por favor. – Insistí. – Duerme en mi casa y… en la mañana ya hablaremos.

“El amor depara dos máximas adversidades de opuesto signo: amar a quien no nos ama y ser amados por quien no podemos amar”. -

Alejandro Dolina

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X V I . I n s c r i t o e n e l c o r a z ó n

Narra Hana

B ajé las escaleras hacia la sala, sabiendo que él ya estaría ahí. En efecto, el joven ya estaba preparado para irse, tal vez solo esperándome

para despedirse.

Yo estaba muy nerviosa de verlo cara a cara, pues no sabía qué decirle luego de lo sucedido esa madrugada.

- Me marcho al hotel. – Dijo sin mirarme.

F lor de Loto

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Por su rostro tan marchito podía decir que tampoco había dormido. Aclaré mi garganta y me preparé para hablar.

- ¿Qué resolviste? – Le pregunté nerviosa.

Él se paralizó, como si mi pregunta lo había impresionado.

- ¿A qué te refieres? – Indagó en un susurro.

Yo suspiré… Aquí vamos.

- ¿Has decidido…desistir de tus sentimientos?

De inmediato me miró a los ojos, la primera vez desde hacía horas. Pero en esta ocasión fue muy diferente; sentí como si podía traspasar mi alma con esa mirada, tanto así que me hizo tragar con dificultad.

- No.me.daré.por.vencido. – Respondió con toda confianza, enfatizando cada palabra.

Mis ojos se abrieron en sorpresa y un escalofrío recorrió mi espalda. ¿Habla en serio? ¡Le he dicho que no puedo corresponderle! ¡¿Por qué es tan persistente?!

- Te he dicho-

- Sé lo que me has dicho. – Me interrumpió. – Y he decidido no renunciar a ti aún.

- P-pero, ¿por qué? – Le pregunté con incredulidad.

- … Cuando el mundo dice “ríndete”… la esperanza susurra “inténtalo una vez más”.

Inscrito en el corazón

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- ¿Esperanza? – Indagué. - ¿Aún tienes esperanza de que yo…?

Yong Hwa asintió y tomó su bolso. - No voy a discutir más contigo. – Me dijo, sorprendiéndome. – Ahora ya sabes lo que siento por ti y el tiempo se encargará del resto.

El dolor en mi pecho se agudizó al escucharlo. ¡Si tan solo entendiera que mi corazón ya le pertenece a otra persona!

- Yo-

- Me voy. – Dijo, interrumpiéndome de nuevo.

Corrí hacia la puerta, sin saber si dejarlo ir o detenerlo. - Aún no entiendo por qué. – Le dije sin pensarlo.

El me miró a los ojos nuevamente, su expresión era ilegible. Se acercó un poco más a mi rostro, haciendo que mi corazón se acelerara y la sangre me subiera al rostro.

- Conocerte fue el destino, ser tu amigo fue mi opción… pero enamorarme de ti, de eso no tuve control.

Sus palabras… Hicieron que el mundo se detuviera a mí alrededor, trayendo miles de recuerdos a mi mente y miles de sensaciones a mi corazón. Entonces lo entendía todo… entonces sabía lo que debía hacer.

- Gracias. – Le dije, sin aliento.

Sus ojos se abrieron como platos. - ¿Gracias por qué?

- Fuiste muy valiente en confesarme tus sentimientos, a

F lor de Loto

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pesar de mi rechazo. – Respondí. – Y me has abierto los ojos. Ahora sé lo que debo hacer.

Una lágrima empezó a correr por mi mejilla.

- ¿Q-qué?

- …Yo…debo confesarle a Zane lo que siento por él… no importa si me rechaza, ¡lo tiene que saber de todas formas!

Narra Yong Hwa

Todo el aire abandonó mi cuerpo en ese instante y literalmente sentí brasas ardientes quemando mi corazón. ¡Me estaba diciendo que mi confesión la había inspirado para ir tras otro hombre! ¡Tras Zane! El destino no podía ser más sarcástico y cruel conmigo. ¿No sería mejor simplemente morir?

- Muchas gracias. – Continuó ella, secando sus lágrimas. – Lamento habértelo dicho así, pero tienes que saber que mi corazón ya le pertenece a él.

Siempre lo supe, ¡pero escucharlo de su boca duele tanto! ¡Quisiera poder arrancarme el corazón para ya no sentir esto!

Abrí la puerta a prisa y salí hacia la calle, queriendo huir de mí mismo. Entré al taxi que ya esperaba por mí y luego me detuve, sabiendo que ella estaba detrás de mí.

Inscrito en el corazón

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- Buena suerte. – Logré decirle y me marché sin ver atrás. No podía resistirlo.

Sin darme cuenta, había llegado al hotel. Le pagué al conductor y corrí hacia mi habitación, encerrándome de inmediato. Me tiré sobre la cama, avergonzado de mí mismo, de mi patética situación; el dolor en mi pecho se hacía más insoportable, impidiéndome respirar. Hundí mi cabeza en la almohada y ¡grité!

Grité como nunca en mi vida lo había hecho. Las lágrimas siguieron, saliendo sin control de mis ojos. Me levanté de la cama y di vueltas y vueltas, queriendo huir de mi cuerpo con desesperación, pero por supuesto, me fue imposible. Entonces vi el piano…

- Me dijeron que te gusta el piano, así que quise venir a tocarte algo. – Me dijo Hana.

- Te han dicho la verdad. – Comenté.

- ¿Te gustaría escuchar algo en particular? – Me preguntó buscando mis ojos.

Pensé profundamente en su pregunta y me di cuenta de que sí, había una pieza que quería escuchar precisamente en ese momento, en especial de sus manos. Me levanté del banquillo a buscar unas viejas partituras en mi mesa de noche.

F lor de Loto

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- Esto. – Le dije entregándole las hojas.

- “Love me” (Ámame). – Leyó el título en voz alta y de inmediato sus ojos se abrieron en sorpresa. -… Está bien.

Cerré mis ojos, dejando que mis oídos disfrutaran aquella dulce melodía. Despacio, tomé lugar otra vez a su lado y mi mente se dejó llevar por las notas de aquella pieza.

Al terminar, abrí mis ojos y ella me sonreía tiernamente, sin embargo había cierta tristeza en aquellos ojos celestes.

- Es una sinfonía preciosa. – Susurró.

Yo asentí y mi mano alcanzó la de ella. Pude sentirla moverse bajo mi contacto, incómoda.

- Yong Hwa. – Me llamó suavemente, retirando su mano de debajo de la mía.

¡Siempre lo supe! Pero no pude detener mis sentimientos… y no había nada que pudiera hacer en ese momento tampoco… Caminé lentamente hasta el piano y me senté en el banquillo, colocando mis manos sobre las delicadas teclas, acariciándolas mientras mis lágrimas caían sobre ellas.

Inscrito en el corazón

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- Hyung, sé qué tan especial es esa canción para ti- Continuó el joven.

- No la escribí para grabarla en un álbum. – Comentó Yong Hwa, ahora con nostalgia.

- Sé por qué la escribiste y creo… que ha sucedido.

Mis manos empezaron de inmediato a tocar aquella melodía que conocían tan bien.

Hana, ese río fluye en ti… lo sé.

“El amor no está escrito en papel, pues del papel puede borrarse. Tampoco está tallado en piedra, pues esta puede romperse. Si no que está grabado en el corazón y allí permanecerá para siempre.” - Jalal

Ad-Din Rumi.

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X V I I . M á s q u e u n a p a l a b r a

Narra Hana

E l taxi se detuvo a la entrada de aquella magnificente casa estilo castillo antiguo. La pelinegra observaba desde la ventana aquellos

impresionantes jardines que por el momento estaban cubiertos de nieve, pero que en el verano amaba recorrer a SU lado.

De pronto, las enormes puertas de cristal se abrieron y el ojos verdes las atravesó corriendo directamente hacia ella,

F lor de Loto

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seguido por un hombre de mediana edad vestido en un traje negro.

- ¡¿Hana, estás bien?! – Exclamó Zane, con una expresión de preocupación en su rostro y en su tono de voz.

La joven lo miró a los ojos y sonrió, asintiendo. Luego lo abrazó. - Todo está bien. – Le aseguró, pero la expresión de él no cambió para nada.

- ¿Estás segura? ¡¿Qué sucedió?! – Insistió él.

- Hablemos adentro… y por favor, cálmate.

El joven suspiró y volteó hacia el hombre de negro. - Por favor Declan, toma las maletas de Hana y llévalas al cuarto que preparaste.

- Sí, señor. – Respondió el hombre cortésmente, luego volteó hacia la joven. – Bienvenida señorita Hill.

- ¡Gracias señor Barrett! – Le dijo ella con una brillante sonrisa. – Es un placer verlo de nuevo.

Narra Hana

Escuché un golpe a la puerta así que corrí a abrirla; Zane estaba del otro lado con una expresión de preocupación en el rostro.

Más que una palabra

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- La cena está servida. – Me dijo, pero por supuesto sabía que no había subido solo a decirme eso.

- Ok. – Respondí, esperando su siguiente movimiento.

Suavemente, colocó una mano sobre mi cabeza y me dio unas palmaditas, luego corrió sus dedos por mi cabello hacia los lados de mi rostro. Un escalofrío recorrió mi espalda en respuesta a su toque.

- ¿Me dirás lo que sucedió con Jung Yong Hwa? – Preguntó finalmente en un susurro lleno de ansias.

- Te lo diré en el comedor. – Le dije, tomándolo de la mano y caminando hacia dicho lugar que ya conocía tan bien.

Para mi sorpresa, Zane casi ni se inmutó al saber que Yong Hwa me había declarado su amor. Más bien sonrió ampliamente y luego comenzó a reír a carcajadas.

- Pero siempre supe que tenía sentimientos por ti. – Me dijo entre risas. - ¿De verdad apenas te diste cuenta?

Me sonrojé profundamente, ¿cómo es que él lo había notado y yo no?

- Pues… en algún momento lo sospeché, pero después deseché la idea.

- Definitivamente eres muy distraída, por eso es que no te das cuenta de muchas cosas… - Me dijo el rubio, en un tono un tanto extraño.

¿Qué quiso decir?

F lor de Loto

136

- ¿A qué te refieres? – Indagué.

- A nada. – Respondió rápidamente, tomando una cucharada de su sopa.

Así nos quedamos en silencio un momento mientras yo trataba de descifrar sus palabras, pero de pronto me di cuenta de que no había nadie más en casa, sino solamente Zane y el personal.

- ¿Dónde está tu familia? – Le pregunté de inmediato, sorprendida.

Él se detuvo un momento y sin verme a la cara respondió. - Pasando las fiestas en un crucero.

- ¿Y por qué no fuiste con ellos? – Indagué confundida.

- Porque no les hice saber que vendría y… cuando llegué ya se habían marchado. – Respondió con una débil sonrisa.

- Pero ¿por qué no les avisaste que estabas aquí?

-… No quería arruinarles las vacaciones. – Respondió de una manera extraña.

- ¿A qué te refieres?

El ojos verdes me sonrió ampliamente y sacudió su cabeza. - No es nada. Mejor dime, ¿por qué saliste corriendo de Inglaterra cuando Yong Hwa te dijo que te amaba? – Me preguntó levantando una ceja. – Cuando me dijiste que estabas aquí me asusté, pensé que te había sucedido algo malo.

Más que una palabra

137

Nuevamente me sonrojé. Por supuesto que él aún no sabía el verdadero motivo por el cual había realizado ese viaje tan imprevisto. Agité mi cabeza al igual que él lo había hecho pocos segundos atrás y le indiqué que continuáramos con la cena.

Narrador

Por la mañana el sol que brillaba radiantemente, a diferencia de los días anteriores. Los senderos del jardín permanecían cubiertos de nieve, como una impecable alfombra de color blanco, mientras los árboles mostraban sus diferentes tonos de verde por todo el lugar. Hana caminaba tranquilamente en busca de las flores que tanto le gustaban, vistiendo un largo vestido rosa pálido, con botas y una gruesa bufanda alrededor de su cuello.

Ya llevaba dos días en casa de Zane, pero aún no reunía el coraje para hacerle saber de sus sentimientos. Pensaba profundamente en ello, cuando de pronto chocó su frente contra el pecho de alguien. Era él.

- ¿Por qué caminas tan distraída? – Le preguntó el ojos verdes.

Ella sonrió ante su propia torpeza. - Solo pensaba. – Le dijo, sintiendo como la sangre le subía a las mejillas.

- ¿En Yong Hwa? – Preguntó el rubio en tono de burla,

F lor de Loto

138

sonriendo.

- No…en alguien más.

Su respuesta lo dejó en silencio. En ese instante, la ojos celestes se dio cuenta de que ese era el momento que había estado esperando.

- Zane… yo-

- Hana. – La interrumpió el joven. - ¿Por qué no entras a casa y te cubres con algo? No quiero que te enfermes.

A la joven le pareció extraño su comentario, pero decidió ignorarlo y continuar. - Acompáñame. – Le dijo tomando su mano.

Así siguieron el sendero hasta llegar al hermoso estanque, donde en otras temporadas los patos solían nadar. Ambos miraban en silencio el hermoso lugar hasta que Hana continuó. - El motivo por el que vine a buscarte… fue por él.

Aquellos ojos verdes se abrieron en sorpresa.

- Lo que Jung Yong Hwa hizo, fue un abrir de ojos para mí. – Continuó la violinista. – Me di cuenta de que si quieres a alguien… esa persona tiene que saber lo que sientes aunque-

- Hana. – La interrumpió nuevamente el joven, soltando su mano.

Ella suspiró y continuó. - Por favor, escúchame. – Le dijo, volteando para verlo a los ojos. – Zane yo… yo te amo.

Más que una palabra

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El joven volteó su rostro nuevamente, huyendo de su mirada. Cerró sus ojos con dolor y luego la miró de nuevo. - Hana… no puedes sentir eso por mí… por favor. – Le rogó. – Porque yo…no puedo…

El corazón de la pelinegra se comprimió en su pecho al escucharlo. - Zane… tú amas a otra persona, ¿cierto? – Le preguntó al borde de lágrimas.

- ¡No! – Él exclamó a prisa. – No hay nadie más Hana, por favor no pienses eso. Yo también… te amo.

Los labios de la joven se abrieron en sorpresa. - Pero entonces-

- Pero no podemos Hana. – Insistió él.

- ¡¿Por qué no?! – Exclamó. – Si ambos-

- ¡No Hana, no! - La interrumpió de nuevo. - … Nosotros somos compañeros y…no puedes sentirte así por mí, ni yo por ti.

Ambos se quedaron en silencio, cada uno luchando con su propio dolor. Finalmente Hana se acercó a él y tomó su rostro entre sus manos. - Zane. – Lo llamó. - Conocerte fue el destino, ser tu amiga fue mi opción… pero enamorarme de ti, de eso no tuve control.

El rubio se sorprendió al escuchar sus palabras y su cuerpo se estremeció. ¿Cómo podrían controlar lo que sentían? Poco a poco cortó la distancia, hasta que sus labios quedaron a centímetros de los de ella. Ambos cerraron sus ojos y cedieron ante el deseo que los consumía. Sus labios se

F lor de Loto

140

unieron delicadamente y sus alientos se volvieron uno solo, saboreando el dulce sabor del otro en cada caricia.

“Un beso es solo un beso hasta que encuentras la persona a quien amas. Un abrazo es solo un abrazo hasta que encuentras en quien siempre estás pensando. Un sueño es solo un sueño hasta que se vuelve realidad. Amor era solo una palabra hasta que la escuché de ti”. –

Mercy Cabrera.

141

X V I I I . N o p u e d e s c e r r a r e l c o r a z ó n

Narra Hana

H abían transcurrido ya tres meses desde mi confesión, sin embargo, Zane aún se resistía a que estuviéramos juntos. Al menos estaba segura

de que él también me amaba y que solo sería cuestión de tiempo para que al fin aceptara lo nuestro. Aún con todo, me sentía feliz por cada minuto que podía pasar a su lado, como en esa ocasión, que viajamos juntos a Japón por una semana para promocionar nuestro último álbum y mi álbum solista.

F lor de Loto

142

Narrador

Ambos integrantes de Secret Essences se dirigieron hacia la “Ciudad de Ópera de Tokio” a un importante encuentro de músicos extranjeros influyentes en el Japón y donde Hana había sido invitada para tocar su violín. Por supuesto, había sido Zane quien la había convencido y ella aceptó únicamente con la condición de que él tocara el piano junto a ella.

- ¿Estás lista? – Preguntó el rubio antes de salir al escenario. Hana asintió y así salieron a tomar sus lugares, él al piano y ella al micrófono. Todos aplaudían al verlos.

Ella aclaró su garganta y se preparó para introducir la pieza musical. - Buenas noches a todos. Es un honor para nosotros tocar ante ustedes hoy. – Dijo la pelinegra observando al público cuidadosamente. – Esta pieza que interpretaremos a continuación es inédita y la he titulado “My Heart I Give to You” (Mi corazón te doy.)

Así, tomó su violín y se colocó cerca de Zane. Ambos asintieron y la magia dio inicio.

Aquella bella melodía que emanaba de su violín era un tanto melancólica. Casi un minuto después, las hermosas notas del piano se unieron, creando una romántica fusión.

Todos los presentes los admiraban en silencio, impresionados. Hana miró hacia el público nuevamente, observando cada rostro con cuidado… hasta que encontró

No puedes cerrar el corazón

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uno familiar, uno que lo miraba con ojos tristes. La joven se sorprendió en sobremanera al reconocerlo; era Yong Hwa, acompañado del resto de C.N Blue. Aquella expresión en el rostro del chico resonaba dolorosamente dentro de su cabeza.

La música terminó y todos empezaron a ovacionarlos, realmente placidos por la presentación tan exquisita. La ojos celestes asintió, agradeció a todos y salió apresurada del escenario. Zane la siguió de cerca, extrañado por su comportamiento.

- ¡Hey, ¿qué sucede?! – Le preguntó angustiado.

Hana respiraba agitadamente, aferrándose a él con fuerza. - Él está aquí. – Le dijo. – No sé qué hacer.

El joven se quedó un momento en silencio y luego prosiguió. - Solo sé tú misma.

- ¡Hana! – Exclamaron los otros tres miembros de C.N Blue al acercarse a ella.

Ella sonrió ampliamente al verlos y les saludó con un fuerte abrazo. - ¡Chicos, me alegra tanto verlos! – Les saludó contenta. - ¡Que sorpresa encontrarlos aquí!

- Estamos en gira promocional de nuestro nuevo disco. – Le explicó Jong Hyun.

Mientras ellos conversaban, el rubio se acercó al solitario

F lor de Loto

144

líder del otro lado de la habitación.

- Hola. – Le saludó con una sonrisa.

Yong Hwa repitió el saludo y estrechó su mano, sin perder la seriedad en su rostro ni por un momento.

- Que sorpresa encontrarnos aquí. – Continuó Zane. - ¿Estarán mucho tiempo acá en Japón?

- Unas semanas. – Respondió el otro, observando de lejos a sus compañeros junto a su amada ojos celestes.

- Nosotros nos iremos en unos días. – Comentó el rubio. – Me gustaría poder hablar contigo antes de partir.

Esto último llamó la atención del líder. ¿Qué podría querer hablar con él si no de Hana? El ojos verdes le sonrió amplia y sinceramente, a como solía hacerlo en los momentos menos esperados.

- ¿Te parece que vaya a tu hotel? – Continuó.

- ¡Hyung! – Exclamó Min Hyuk, acercándose con la joven de la mano. – ¡Mira, es Hana!

En ese momento, después de mucho tiempo, finalmente estaban frente a frente. Sin embargo, ambos evitaban verse a los ojos.

- Hola, ¿cómo estás? – Le saludó el joven, intentando sonar casual.

- Jung Yong Hwa. – Respondió ella, asintiendo.

No puedes cerrar el corazón

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Narra Yong Hwa

¿Jung Yong Hwa? Hacía tanto tiempo que no escuchaba su voz y me llama por mi nombre completo, sonando incluso algo hostil al pronunciarlo de esa manera. ¡Cómo duele!

Cuánto daría por que las cosas fueran diferentes entre nosotros… cuánto daría por que me volviese a llamar “Oppa” de aquella manera tan dulce y cálida que solía hacerlo... cuanto daría porque me dijera “te amo”.

“ Puedes cerrar los ojos ante las cosas que no quieres ver, pero no puedes cerrar el corazón ante las cosas que no quieres sentir”. – Anónimo.

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X I X . E n e m i g a d e l a m o rNarra Yong Hwa

N o podía dormir. Simplemente no dejaba de pensar en Walsh y en todo lo que había sucedido horas atrás.

Al escuchar los suaves golpes a la puerta, suspiré y me dirigí hacia ella sabiendo que Walsh estaría del otro lado. Al abrirla, noté que el rubio vestía más abrigado que lo usual para

F lor de Loto

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el clima de esa noche, pero mis nervios me desconcentraron rápidamente.

- Buenas noches. – Saludó el irlandés.

Estrechamos las manos firmemente y de inmediato el ambiente se puso un tanto pesado. Lo invité a pasar adelante, a sentarse al pequeño comedor de mi cuarto de hotel y le ofrecí algo de tomar.

- Vamos directo al grano, ¿te parece? – Dijo Zane con una sonrisa incómoda.

- ¿Quieres hablar sobre… Hana? – Pregunté nervioso. El pianista asintió y sonrió nuevamente. - ¿Sobre qué…? – Indagué.

- Me dijo que le confesaste estar enamorado de ella. – Respondió Zane sin tapujos, haciendo que mis ojos se abrieran como platos.

Ambos nos quedamos en silencio un momento.

- Es verdad… la amo. – Afirmé finalmente, dispuesto a enfrentarme a la realidad. - ¿Has venido aquí para amenazarme o-

- ¡No, no! – Exclamó de inmediato el sonriente ojos verdes, interrumpiéndome. – Por el contrario.

- ¿Lo contrario? ¿A qué te refieres?

Zane me miró a los ojos de una manera intensa y prosiguió. - Vine a agradecerte por tus sentimientos.

Enemiga del amor

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Mi boca se abrió en desconcierto. - ¿Agradecerme por mis sentimientos? – Pregunté molesto. – Walsh, a ti no te incumben mis sentimientos.

- En eso te equivocas. – Comentó el rubio, sin despegar sus ojos de los míos. – Todo lo concerniente a Hana me incumbe.

Un silencio ensordecedor se apoderó de la escena por un momento. Yo mantenía la mirada fijamente a su rostro, tal como una fiera a punto de chocar sus cuernos contra otra.

Zane suspiró y agitó su cabeza, frustrado. - No he venido a provocarte. – Me indicó. – Necesito decirte algo muy importante.

Finalmente bajé mi rostro e intenté relajarme, tomando un trago de agua que con mucha dificultad bajó por mi garganta. - Habla. – Dije toscamente, aún sin mirarlo.

Zane suspiró una vez más y fijó su mirada sobre su vaso con agua, guardando silencio. Esto llamó mi atención, así que lo miré cuidadosamente al rostro. Sus ojos verdes estaban perdidos en la nada y su ceño estaba levemente fruncido.

Lo que sea que quiera decirme realmente le debe preocupar.

De pronto, levantó su mirada nuevamente y nuestros ojos se encontraron. - La amo. – Dijo manteniendo la misma seriedad. – Yo amo a Hana.

Mis ojos se abrieron como platos. Dice que no ha venido a provocarme y aun así insiste en que yo sepa de sus sentimientos. ¡¿Qué le pasa?!

F lor de Loto

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-…Y ella me ama a mí. – Continuó, destrozando mi corazón con su afirmación. Por mi parte, las palabras no salían de mi garganta, donde habían formado un enorme nudo. - Ella me confesó su amor gracias a ti y… el asunto es que yo también la amo… la amo demasiado.

- ¡No quiero escucharlo! – Grité exasperado, levantándome furioso de la silla - ¡Ya sé que ella te ama, no necesitas venir a echármelo en cara!

- ¡Calma, por favor, escúchame! – Exclamó levantándose de su silla al igual que yo.

- ¡No necesito escuchar más! ¡Vete ya!

- ¡Espera! – Insistió.

Sin embargo, mi corazón no aguantaba escuchar una palabra más. Caminé hacia la puerta para abrirla y sacarlo de mi cuarto. - ¡Vete!

- ¡Hana y yo no podemos estar juntos!

Mi cuerpo entero se paralizó al escuchar su exclamación. Lo miré al rostro y por primera vez vi en él algo que jamás había observado…su rostro reflejaba mucho dolor. - ¿Q-qué dijiste? – Indagué aún sin creer lo que había dicho.

El rubio cayó sobre su asiento una vez más y luego sonrió muy débilmente. - Hana y yo…no podemos estar juntos. – Repitió sus palabras.

- ¿A qué te refieres? – Le pregunté de manera apenas audible.

Enemiga del amor

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Él se quedó en silencio nuevamente y luego de un momento, noté cómo una lágrima quiso salir de sus ojos. En sorpresa y confusión, me acerqué lentamente hasta sentarme frente a él una vez más.

- Yo… tengo cáncer…

Me levanté de la cama frustrado y suspiré.

¿Cómo puedo cargar con esto? Zane tiene cáncer avanzado y no se lo ha dicho a Hana… y espera que yo cuide de ella cuando él... ¡No puedo soportar esta carga! Cuando se entere, ¡mi pobre Hana estará devastada!

…Pero ahora más que nunca, sé que debo ser fuerte para ella. No importa si no me ama…yo debo estar ahí cuando los peores momentos se acerquen. Debo ser su fortaleza, su muralla, su lugar seguro…su paz en la tempestad.

Sentándome al borde de la cama, encendí la lámpara sobre mi mesa de noche y abrí la primera gaveta lentamente. Tomé entre mis manos las partituras y las contemplé de nuevo.

- “Lotus” – Leí el título por lo que parecía la milésima vez.

- ¿Qué es esto? – Le pregunté tomando las hojas de papel

F lor de Loto

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entre mis manos.

- Es…una melodía… que estaba componiendo para Hana. – Respondió el rubio con una endeble sonrisa.

- ¿“Lotus”? – Pregunté, leyendo el titulo extrañado.

El asintió y sacó su reproductor para mostrarme lo que había compuesto hasta el momento. En realidad la melodía era un poco extraña, pero reflejaba asombrosamente bien la personalidad de Hana y transmitía un sentimiento especial… algo que sentía al estar con ella, pero que todavía no entendía muy bien.

- ¿Por qué “Flor de Loto”? – Pregunté extrañado.

Zane sonrió nuevamente y sus ojos brillaron por unos instantes. - El loto tiene sus raíces en el fango, más al crecer hacia arriba aspirando llegar a la luz, sus pétalos se abren convirtiéndose en una hermosa flor. – Me explicó con una expresión profunda en su rostro. - Según la mitología griega, una hermosa diosa huyó hacia el bosque, asustada, y fue a parar a un lugar llamado “Loto” donde se hundió, lugar llamado así por los supremos dioses destinado para los fracasados y perdedores en la vida. La joven diosa luchó durante siglos y logró salir en forma de una hermosa flor de largos pétalos. Por ello, para los griegos significaba el triunfo después de haber luchado incasablemente en contra del fracaso.

Yo lo escuchaba con mucha atención, sorprendido por su relato. - ¿Hana es la flor de loto? – Le pregunté intrigado.

El asintió y suspiró. - Un hombre inglés fue a Corea hace cerca de veintidós años y conoció a una bella pianista en la

Enemiga del amor

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isla Jeju. – Me dijo. – Ambos se enamoraron y tuvieron un apasionado romance. Luego de un año, nació una preciosa niña, de ojos celestes como el cielo.

Mis ojos se abrieron de asombro.

- Cuando la niña tenía cuatro años, el hombre recibió orientaciones de volver a Inglaterra, pero la pianista no quiso acompañarlo, pues recibió una gran oportunidad de viajar por el mundo, tocando en las mejores sedes del planeta. – Continuó el rubio. – Así que el hombre se llevó a la niña lejos de su madre. Sin embargo, ambas podían reunirse una vez al año y así hasta que la pequeña se convirtió en una adolescente.

- Me estás hablando de Hana, ¿cierto? – Indagué, a lo que él asintió. – Por favor, continúa.

- Hana creció con el amor a la música y soñaba ser como su mamá. Sin embargo, su padre no estaba de acuerdo. – Comentó Walsh tomando otro trago de agua. – A sus trece años, el tiempo de ir a Corea ya se acercaba cuando recibió terribles noticias; su madre había muerto. Su padre le explicó que ella había enfermado gravemente y no pudo vencer.

- ¿Y qué sucedió? – Le pregunté con mucha curiosidad, intrigado por este vistazo al pasado de mi querida Hana.

- A los diecisiete años, Hana decidió inscribirse a “The Purcell School” para perfeccionarse en su amado violín. Su padre se opuso rotundamente, pero aún así ella eligió la música. Su padre entonces le cortó toda ayuda económica para presionarla, pero ella es una testaruda. – Dijo el rubio riendo.

F lor de Loto

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- Fue allí donde se conocieron. – Comenté sin pensarlo.

Zane asintió y continuó. - Sé que no quieres saberlo, pero la amé desde ese entonces… en fin, yo la ayudaba con sus gastos así que la presión de su padre no hacía efecto alguno. Sin embargo, una tarde él llegó a buscarla y la sacó de clases para llevarla de vuelta a casa. Ella se resistía y le pedía explicaciones por sus actos… Fue entonces cuando descubrió la verdad.

- ¿La verdad? – Pregunté asombrado. - ¿Qué verdad?

- Su madre se había suicidado. – Me respondió finalmente, dejándome en shock. – Su papá le dijo que su madre había sido una drogadicta por muchos años y sufría de depresión constante, así que finalmente decidió quitarse la vida. Su padre aseguraba que Hana tendría el mismo desenlace si no se apartaba de la música.

Mis ojos se abrieron como platos. Nunca imaginé que habría tanto de la vida de Hana que no conocía…tanto que ella nunca quiso compartir conmigo… pero que Zane si sabía muy bien.

- Imagino que fue un duro golpe para ella.

- Fue peor que eso… Hana cayó en un estado depresivo que nunca jamás quiero volver a ver. Pasó meses encerrada e incluso casi se quita la vida también. Con mucho esfuerzo y dedicación logré hacerla sentirse mejor. – Me explicó el rubio. – Finalmente la convencí que dejáramos la institución y nos dedicáramos a ‘Secret Essences’.

Esta información era increíble y algo dura de procesar. La

Enemiga del amor

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expresión de Walsh me indicaba que la situación no había sido para nada buena.

- En fin, no quiero alargarte tanto la historia. – Dijo. – Pasaron años hasta que Hana salió completamente de ese estado… y se convirtió en un hermoso loto… pero ahora pasa esto.

¡Oh no! Si algo sucedía con Walsh, Hana podría… ¡No quería ni pensarlo!

- Por favor, Yong Hwa, no la dejes volver a caer en el fango. No sé si pueda resistirlo dos veces. – Me pidió, tomándome por sorpresa. - Termina la melodía… y entrégasela de mi parte. - Continuó, sorprendiéndome aún más.

- ¡¿Qué?! – Exclamé. - ¿Quieres que termine la melodía? ¿Por qué no lo haces tú mismo?

- Yo ya no puedo más. – Me respondió, colocando sus manos sobre su frente. – Me siento muy mal… presiento que… se acerca…

Algo en mi pecho se contrajo con fuerza al verlo en ese estado. Realmente me era increíble tener a ese tipo frente a mí, entregándome al amor de su vida en mis manos…la mujer que los dos amábamos.

- Termina la melodía por mí… Y ámala tanto como yo.

“Está el amor, por supuesto. Y luego está la vida, su enemiga”. – Jean Anouilh.

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X X . E s c o n d i d o t r a s u n a s o n r i s a

H abía transcurrido un mes desde que estuvieron en Japón. La gira había marchado de maravilla…hasta ese momento.

Narra Hana

Estaba muy feliz y emocionada de estar en Nueva York junto

F lor de Loto

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a Zane, promocionando mi material y el de Secret Essences. Los americanos nos habían recibido con los brazos abiertos y eso me llenaba de mucha satisfacción.

Esa noche sería nuestra tercera presentación en el “Webster Hall”, así que fui en busca del rubio para marcharnos al ensayo. Al llegar a su habitación, toqué a la puerta varias veces, sin embargo no respondió. Extrañada por el hecho, tomé mi celular para llamarlo, pero tampoco respondió. Entonces, bajé al restaurante a buscarlo y también al lobby, pero no estaba en ninguna parte; incluso le pregunté al portero si lo había visto salir, pero su respuesta me fue inútil.

Subí a la habitación, esta vez por las escaleras y al llegar, toqué nuevamente. El pánico se apoderó de mí en ese instante. Tomé el teléfono y lo llamé una vez más…fue ahí que con dificultad, logré escuchar su celular sonando del otro lado de la puerta.

- ¡Zane! – Lo llamé. - ¡Zane, soy Hana!

Pasaron unos instantes en completo silencio y entonces llamé a su nombre más alto. Algo me decía que él estaba allí dentro y que tenía que entrar no importaba cómo.

- Señorita, ¿qué sucede? – Escuché una voz. Al voltear vi a alguien del personal de seguridad. - ¿Por qué esta gritando así?

Fue ahí que me di cuenta de que había estado gritando como una lunática, con lágrimas corriendo por mis mejillas, que hasta un grupo de personas ya se habían reunido a mi alrededor para observarme como una criatura extraña.

Escondido tras una sonrisa

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- ¡Por favor, abran la puerta! – Le rogué. – ¡Algo le sucedió a mi amigo!

Afortunadamente, el hombre no me interrogó más, ni pensó que había perdido la cabeza, sino que de inmediato corrió a Dios sabe dónde y al poco tiempo regresó con otras personas de seguridad y la tarjeta que abría el cuarto del ojos verdes. La tensión y la expectativa crecieron tan enormemente a mi alrededor que incluso sentí que mi corazón se detuvo cuando el hombre deslizó la tarjeta por la cerradura.

Al abrir la puerta, corrí hacia adentro y mis pies se paralizaron a los pocos segundos. Mis ojos se abrieron grandes de terror al ver al rubio tirado en el suelo, cerca de la cama, y cristales rotos por todo su alrededor.

- ¡¡ZANE!!

Narrador

La pelinegra caminaba de arriba-abajo por la habitación, mirando con preocupación al joven que yacía todavía inconsciente en la cama de hospital. Las lágrimas luchaban por salir de sus ojos, pero ella estaba determinada a permanecer fuerte para él. Después de dos días internado en el “Bellevue Hospital Center” de Manhattan, la situación parecía ir de mal en peor para Zane. Lo que ella no sabía, es que apenas esto era la punta del iceberg.

De pronto, aquellos ojos verdes empezaron a abrirse

F lor de Loto

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lentamente. Hana brincó del susto y de la alegría y corrió hacia su amigo.

- ¡Zane! – Exclamó.

Él sonrió al reconocerla y luego examinó sus alrededores. -No te preocupes, estoy bien. – Le aseguró manteniendo su dulce sonrisa.

Ella lo tomó de la mano y suspiró. - ¡Oh Zane, querido! – Le dijo besando su mano. – Me temo que los exámenes dicen lo contrario.

Él solo la miró con aquella sonrisa, pero por dentro estaba hecho un manojo de nervios.

- Los médicos encontraron una masa en tu hígado. Dicen que es bastante grande. – Continuó Hana. – Ellos… temen que sea…cáncer.

La sonrisa desapareció de su rostro, pero aún así, Zane no parecía inmutado por la noticia. Esto desconcertó a la ojos celestes, pero continuó. - Necesitan realizarte una biopsia. – Le aseveró. – Por favor, deja que te traten.

- No Hana, volveremos a casa.

- ¡Pero Zane! – Exclamó la violinista. – ¡Ellos tienen un excelente centro de cáncer!... Si hay algo malo contigo te pueden dar un excelente tratamiento y la quimio-

- ¡No me someteré a quimioterapia, basta! ¡Voy a volver a casa para ser tratado por MI médico!

Escondido tras una sonrisa

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La pelinegra se quedó en silencio, un tanto sorprendida por el breve momento de exaltación de su compañero, pero finalmente aceptó que lo mejor sería regresar al Reino Unido y ser tratado en casa, cerca de su familia y amigos.

“Cada corazón tiene un dolor. Solo la forma de expresarlo es diferente. Los tontos lo esconden con los ojos, mientras que el brillante lo esconde

tras una sonrisa”. – Anónimo.

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X X I . L u c h a

Narra Yong Hwa

E stábamos preparándonos para nuestro segundo concierto en Francia, haciendo la prueba de sonido, cuando mi celular empezó a sonar en

pleno auditorio. Me sorprendí grandemente al reconocer quién llamaba, a través del identificador.

- ¿Hola?

- Hey…¿cómo estás? – La otra persona saludó.

- Yo estoy bien, ¿y tú? ¿Sucedió algo? – Pregunté

F lor de Loto

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preocupado.

- De hecho…si…

Narra Hana

Zane y yo servimos el desayuno a la mesa y esperábamos en mi casa mientras nuestro invitado arribaba. Sin más demora, sonó el timbre y el rubio se dirigió a abrir la puerta.

Mis ojos se abrieron como platos al verlo entrar. De todas las personas en el mundo, nunca hubiera esperado que Jung Yong Hwa fuese el invitado sorpresa de Zane.

- Buenos días. – Saludó cortésmente mientras yo seguía idiotizada por la escena.

Ambos se estrecharon las manos y luego el joven caminó hacia mí.

- Hola, ¿cómo estás? – Me preguntó, sin poder sostener su mirada por más de tres segundos.

Yo tardé un momento en reaccionar, pero finalmente respondí. Luego busqué a Zane con la mirada, quien me observaba con una sonrisa.

- C.N Blue está de gira por Europa y actualmente se encuentran en Inglaterra. – Me explicó el rubio. – Cuando me enteré, decidí invitar a Jung Yong Hwa a desayunar con

Lucha

165

nosotros.

Narrador

Aunque algo incómodo, el desayuno transcurrió con bastante tranquilidad. Zane y Yong Hwa intercambiaban palabras continuamente sobre la gira de la banda, mientras que Hana solo asentía en algunas ocasiones. La joven estaba realmente confundida sobre lo que ocurría frente a sus ojos.

Al finalizar el desayuno, la pelinegra recogió los trastos y los llevó a la cocina para lavarlos. Yong Hwa, alentado por el ojos verdes, le siguió al poco tiempo.

- H-hola. – Dijo nerviosamente, pero ella no respondió. - ¿Quieres ayuda?

Hana volteó para mirarlo y suspiró. - ¿Qué haces aquí realmente? – Lo interrogó con un poco de hostilidad.

-… Zane me invitó. – Respondió un poco sobrecogido por su actitud.

- Dime la verdad. – Insistió ella. - ¿Has venido para insistir en aquel asunto?

- ¿”Aquel asunto”? – Preguntó Yong Hwa, un poco herido por la manera en cómo la ojos celestes se había referido a sus sentimientos, sin embargo no lo quiso demostrar abiertamente. Ella se mantuvo en silencio, así que él

F lor de Loto

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continuó. - No he venido a hablarte de “aquel asunto”, sino por el contrario. – Explicó. – Hana yo…quiero que volvamos a ser amigos.

Los ojos de la chica se abrieron en sorpresa y pronto las lágrimas se asomaron por sus bordes. - ¿Lo dices en serio? – Preguntó aún sin poder creerlo. - ¿Estás siendo sincero, Jung Yong Hwa?

El joven bajó su mirada unos instantes y suspiró, sabiendo que en ese momento debía guardar sus sentimientos en lo más profundo de su corazón para poder verla a los ojos y darle la respuesta más sincera.

- Si…Hana Hill.

Transcurrieron unos segundos que, para el ojos castaños, parecieron horas. Hana se acercó lentamente hasta él y sin aviso alguno, colocó sus brazos alrededor del joven en un tierno y cálido abrazo.

Narra Yong Hwa

Un escalofrío recorrió mi espalda al sentir su delicado cuerpo apegado a mí nuevamente. Por otro lado, mis brazos no imitaron su acción, sabiendo que si lo hacía, mis sentimientos escaparían de inmediato de su cárcel.

- Cuánto me alegra. – Me dijo entre sollozos. – No sabes cuánto necesito de tu amistad en este momento.

Lucha

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¡Oh pequeña Hana, te amo demasiado! Mi amor solo ha crecido desde la última vez que estuvimos en este lugar. Pero ahora te prometo ser fuerte para cuidarte en estos momentos de tempestad que se acercan.

Narrador

El rubio caminaba casi como un zombie por los pasillos del hospital, en dirección al departamento de Oncología, donde ya el franco Dr. Gray le estaría esperando.

- Entonces Zane, ¿realmente quieres hablar de esto? – Le preguntó al ojos verdes una vez que éste ya estaba acomodado en su consultorio.

-…Si.

- Pero, ¿por qué ahora? – El doctor insistía en saber. – Ya hemos hablado de las posibilidades anteriormente.

Zane sonrió débilmente mientras su memoria viajaba a los acontecimientos de la noche anterior.

- ¡Zane, por favor! – La ojos celestes insistió una vez más. - ¡Ve al hospital y toma la quimioterapia!

- ¡Basta Hana! – Gritó. – Ya te dije que no lo haré. ¡Simplemente es inútil!

- ¡¿Cómo puedes decir esas cosas?! ¡¿No deseas vivir?! –

F lor de Loto

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La joven dijo exaltada, con lágrimas corriendo por su rostro. - ¿Quieres dejarme sola en este mundo? ¡¿Ni siquiera estás dispuesto a luchar?!

Sus palabras lo sacudieron y una sensación de pesadez embargó todo su ser.

- L-lo siento Hana. – Se disculpó, con lágrimas amenazando escapar de sus ojos. – Solo estoy…solo estoy asustado.

La pelinegra también se sorprendió; nunca lo había visto en un estado tan frágil. Lentamente se acercó a él y lo abrazó con fuerza, desahogándose en llanto.

- Estaré a tu lado hasta el final. – Le aseguró entre sollozos, besando su frente. – Lo lograrás… Te lo prometo.

- Solo dígame Dr. Gray. – El rubio demandó. - ¿Cuáles son las opciones?

El hombre suspiró y procedió a limpiar sus lentes antes de proseguir. - Como te dije hace largo tiempo, aún no sabemos con certeza dónde está el cáncer primario. Los tumores en tu estómago continúan regresando aún con el tratamiento que cumpliste. – Explicó. – Ahora tu hígado también está afectado y desde ahí el cáncer se ha diseminado a muchas otras partes.

Zane permanecía sentado solo escuchando todo lo que ya conocía muy bien.

- La cirugía está fuera de discusión contigo, lo sabes. – Continuó el doctor. – Sería como acelerar o incluso detonar una bomba de tiempo. Así que si realmente estás

Lucha

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dispuesto a tener un tratamiento agresivo, yo recomendaría la quimiorradiación.

- ¿Quimiorradiación? – El rubio indagó sorprendido. - ¿Y por qué no solo una de ambas?

- Verás Zane, no conocemos la fuente primaria y está muy diseminado, así que tenemos que atacar todo con todo. – El hombre insistió. – Por eso te pregunto si estás realmente dispuesto a hacer esto.

- ¿Y cuáles son las posibilidades? – Preguntó el ojos verdes, evadiendo su propia respuesta.

- Bueno… - Suspiró el doctor. – Dos cosas podrían suceder.

- ¿Qué?

- Uno, podrías…morir por el tratamiento. O dos-

- ¿Morir? – Lo interrumpió con la mirada aterrada. - ¿Cómo?

- Una simple gripe te podría hacer perder la vida, ya que tu sistema de defensa quedaría…anulado. – Explicó el médico sin vacilar.

Zane se estremeció y continuó indagando. - ¿Y la opción numero dos es…?

- Podrías vivir desde tres meses hasta un año más que si continúas así. – Expuso. – Si ves, en realidad no ganas mucho tiempo.

- ¿Un año? – Preguntó el rubio. – Un año más al lado de

F lor de Loto

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Hana sería una bendición.

- ¿Qué? – Preguntó el Dr. Gray en asombro.

- Lo haré. – Aseguró Zane finalmente. – Definitivamente lucharé.

“Quien lucha, puede perder; quien no lucha, ya perdió”. – Anónimo.

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X X I I . E l a m o r n o c o n o c e s u p r o p i a p r o f u n d i d a d

Q ué rayos significa esto?! ¡¿Están jugando conmigo?! – Se oyeron los gritos del furioso joven por todo el lugar.

- ¡Hyung! – Le llamó con temor Lee Jong Hyun. - ¿Estás bien? ¿Qué ocurre?

- ¿Por qué? ¡¡¿Por qué?!! – Esta vez sus gritos fueron rápidamente apagados por un llanto.

F lor de Loto

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- ¿Hyung… qué sucedió?

Habían transcurrido unos escasos ocho días desde que Yong Hwa estuvo en Inglaterra, enmendando su amistad con Hana, cuando recibió una noticia que hizo añicos su corazón.

- El doctor dijo que podré empezar el tratamiento la próxima semana. – Explicó el rubio recostado en el sofá. Hana yacía a su lado, sosteniendo fuertemente su mano mientras el dolor cesaba. - Voy a permanecer alrededor de 2 meses en el hospital. – Continuó. – No podremos estar juntos ese tiempo debido a la radiación.

Los ojos de la joven se abrieron como platos al escuchar la información; no había considerado el tiempo que estarían separados. Después de permanecer en silencio un momento, suspiró. - Zane… - Lo llamó de manera apenas audible.

- ¿Sí?

La pelinegra continuó en silencio otros segundos, tomando las fuerzas necesarias para su siguiente movimiento. - ¿Te quieres casar conmigo?

Esta vez fueron los ojos verdes los que se abrieron en asombro. - ¿Q-qué dices Hana? ¿Estás loca?

- ¡¿Por qué es una locura?! – Le reprochó la joven. - ¿Acaso no sabes que te amo?... ¿Acaso no me amas también?

El amor no conoce su propia profundidad

173

Zane suspiró y se sentó en el piso junto a ella, tomando ambas manos entre las suyas. - Por supuesto que te amo Hana, pero sabes que… - Intentó decir, sin poder finalizar su oración.

Ella se soltó de su agarre y colocó una mano en su rostro para acariciarlo. - Solo tenemos una semana más antes de separarnos. – Comentó. – Quiero que sea la semana más maravillosa de nuestras vidas.

Narra Hana

Puedo decir con certeza que hoy es el día más feliz de mi vida. Finalmente, dos días después de mi propuesta, Zane aceptó convertirse en mi esposo; y aunque no fue la boda con la que soñé desde mi niñez, fue simplemente perfecta porque fue con él.

- Amada esposa. – Me dijo nuevamente, haciéndome sonreír como cada vez que lo decía. Ambos yacíamos recostados en mi cama, observándonos el uno al otro.

- Amado esposo. – Le dije también, a lo que él sonrió de la misma manera. Lentamente cerré la distancia entre nosotros hasta sentir sus labios entre los míos. Él rápidamente respondió a mi toque y se entregó a mis caricias. Coloqué mis brazos alrededor de su cuerpo para profundizar el beso y suspiré.

- Hana… - Me llamó, deteniéndome.

F lor de Loto

174

- ¿Qué sucede? – Le pregunté sorprendida por su acción. Lo miré a los ojos y había cierta tristeza en ellos.

- No puedo hacer esto. – Me respondió esquivando mi mirada.

- ¿Qué cosa? – Pregunté confundida.

- Sé lo que esperas de mí esta noche. – Continuó, provocando que un escalofrío bajara por mi espalda. – Pero no puedo hacerlo.

- Z-zane.

- No es correcto. – Comentó, incrementando la tristeza que me había embargado.

- ¿De qué hablas? Somos esposos ahora. – Señalé con un nudo en mi garganta.

- Hana yo… ni siquiera puedo asegurar de que soportaré el tratamiento. No puedo hacerte esto. – Insistió, causando que las lágrimas empezaran a salir de mis ojos. –Tienes que mantenerte pura para tu futuro… esposo real.

- ¡¿Qué cosas dices, tonto?! ¡Tú eres mi esposo real! – Le dije exaltada y frustrada por sus palabras. – Además, ¡tú vas a regresar a mi después del tratamiento!

Él sonrió al escucharme y con delicadeza, secó las lágrimas que corrían por mis mejillas. - Entonces espérame. Cuando regrese consumaremos nuestro matrimonio. – Me dijo. – Mientras tanto, solo quiero yacer junto a ti toda la noche, sosteniéndote entre mis brazos.

El amor no conoce su propia profundidad

175

Narra Yong Hwa

Mi almohada permanecía empapada por mis lágrimas, siendo la única testigo del dolor tan desgarrador que sentía en ese momento.

Habían pasado cuatro horas desde que recibí la noticia de que Zane y Hana eran marido y mujer, y mi corazón simplemente dolía más y más con cada segundo que transcurría. Pensar que confiaba en él y en todo lo que me dijo en esos meses, entonces me di cuenta de que jamás se separaría de su lado, ¡jamás me dejaría estar al lado de ella!

Y ella… nunca me vería más que como su amigo. No importaba lo que yo hiciera, solo tenía espacio para él en su corazón. Yo era simplemente el amiguito que estaba para hacerla reír y para jugar… nunca sería “más”.

Hana, a partir de este momento arrancaré de mi cuerpo esta caja llena de “ese asunto” que tanto odias. La enterraré en lo más profundo del océano y no la buscaré jamás.

… Finalmente hoy… me doy por vencido.

“Siempre ha sido que el amor no conoce su propia profundidad hasta la hora de la separación”. – Khalil Gibran.

177

X X I I I . L á g r i m a s y r e c u e r d o s

H ola? – El joven respondió la llamada entrante aunque no reconocía el número, ya que algo en su interior le había indicado que lo hiciera.

- ¿Señor Jung? – Preguntó un hombre, de acento extraño, del otro lado de la línea.

- ¿Quién es? – Indagó el ojos castaños.

- Soy el señor Declan Barrett.

F lor de Loto

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- ¿Quién es usted? – Preguntó confundido. Era obvio que el hombre le conocía, pero no viceversa.

- Le llamo desde Inglaterra. – Respondió, haciendo que el corazón del joven de detuviera por un instante. – Debo informarle que el señor Zane Walsh se encuentra en estado crítico en “The Wellington Hospital”.

- …

- ¿Señor Jung? – Le llamó el hombre de nuevo, al no escuchar palabra alguna.

- ¿Qué ha dicho?... ¿Zane…?

- El mismo señor me ha orientado que al llegar este momento, debía inmediatamente hacerle saber. – Continuó Barrett. – Él… confiaba en que usted cumpliría su promesa.

- ¿Mi promesa?

- No lo sé, señor… yo solo recibí orientaciones de llamarle. Por favor, pase usted un buen día. – Finalizó el hombre, terminando la llamada con un triste tono de voz.

Mientras tanto, Yong Hwa permanecía pasmado con el celular en mano. Habían pasado ya tres meses desde que decidió olvidar a Hana y ahora que apenas estaba saliendo adelante, había llegado el momento en que ella más lo necesitaría.

Su cabeza inmediatamente empezó a doler y muchos sentimientos explotaron dentro de su pecho, sobre todo aquel terrible dolor que ella le había causado. - No sé si pueda

Lágrimas y recuerdos

179

hacerlo. – Dijo entre suspiros, sosteniendo con fuerza su cabeza entre sus manos.

- Fue entonces cuando descubrió la verdad.- Le explicó el rubio.

- ¿La verdad? – Preguntó asombrado. - ¿Qué verdad?

- Su madre se había suicidado. – Le respondió finalmente, dejándolo en shock. – Su papá le dijo que su madre había sido una drogadicta por muchos años y sufría de depresión constante, así que finalmente decidió quitarse la vida. Su padre aseguraba que Hana tendría el mismo desenlace si no se apartaba de la música.

- Me imagino que fue un duro golpe para ella.

- Fue peor que eso… Hana cayó en un estado depresivo que nunca jamás quiero volver a ver. Pasó meses encerrada e incluso casi se quita la vida también.

- Las cosas cambiaron mucho desde ese entonces. – Se repetía el joven; sin embargo, las palabras de Zane resonaban en su cabeza una y otra vez.

“Por favor, Yong Hwa, no la dejes volver a caer en el fango.

F lor de Loto

180

No sé si pueda resistirlo dos veces.”

Narra Yong Hwa

En cuanto logré salir del saturado aeropuerto Heathrow, tomé un taxi que me llevó directamente al Wellington.

Sabiendo que estarían en el departamento de pacientes con cáncer, pregunté en recepción y de manera rápida me dieron direcciones. Me apresuré a tomar el ascensor hasta llegar y al abrir la puerta del departamento, me encontré con largos pasillos blancos.

¡¿Dónde diablos están?!

- ¿Podemos ayudarle? – Me preguntó una de las enfermeras.

- ¡Puede por favor decirme en qué habitación se encuentra Zane Walsh! – Inquirí a prisa.

Los ojos de la enfermera se abrieron como platos. - ¿Zane Walsh? ¿Es usted…amigo del paciente?

- ¡Sí!- Respondí algo exaltado. - ¡Me avisaron que estaba aquí!

Ambas enfermeras se miraron entre si y luego nuevamente a mí. Un escalofrío recorrió mi cuerpo en ese instante.

- El señor Walsh…falleció hace ocho minutos…

Lágrimas y recuerdos

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De pronto sentí como si un rayo había caído sobre mí, estremeciendo todos mis sentidos. - ¿F-falle…falleció?

- Si señor, lo sentimos.

¿No pude llegar a tiempo?

- ¿Y qué hay de Hana? – Pregunté. - ¡¿Dónde está Hana?!

- ¿Hana? – Indagó la enfermera. - ¿Quién es Hana?

- ¡¿No había nadie con él?!

- ¡Oh, su familia! – Respondió finalmente la mujer. – Sus parientes acaban de salir. Posiblemente han bajado a la morgue a esperar a que entreguen el cuerpo.

- ¿La morgue? – Pregunté, con un escalofrío recorriendo mi cuerpo nuevamente. - ¿Dónde queda?

- ¡Oh! – Exclamó la otra enfermera. – Creo que su esposa seguía en la habitación.

Sus palabras sacudieron mi corazón. Por un momento había olvidado que ella era su esposa.

- ¿Cuál es la habitación? – La interrogué.

La mujer tomó un libro de registros y empezó a buscar, pero yo no tenía más tiempo para esperar su demorada respuesta, así que simplemente empecé a correr.

Sentía mis pies tan pesados como si hubiese amarrado bloques a ellos, y entre más corría, los pasillos parecían

F lor de Loto

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hacerse más largos aún.

¡Hana espera por mí!

Me detuve un momento a dejar que el aire entrara a mis pulmones, colocando mis manos sobre mis piernas mientras luchaba contra el cansancio. En ese momento me percaté de que llevaba camisa y pantalones blancos y un sentimiento extraño se posó en mi pecho.

¿Déjà vu?

De pronto, escuché un grito desgarrador a lo lejos y mi cuerpo entero se estremeció, indicándome que debía seguir corriendo hasta llegar a ese lugar. Pero había tantas habitaciones que me encontraba perdido.

El dolor en mi pecho me obligó a detenerme nuevamente, pero sabía que debía continuar a pesar de ello. Levanté mis ojos y observé una puerta al final del pasillo. Algo dentro de mí me dijo que era allí donde la encontraría, por lo que, escuchando a mi instinto e ignorando mi propio dolor, continué hasta llegar a ella.

Coloqué mis manos en la perilla, la cual estaba totalmente fría. Mis ojos se abrieron como platos y fue en ese instante que me percaté de que ya había vivido ese momento antes… Fue el día en que conocí a Hana; por la noche llegué a casa y me quedé profundamente dormido… y soñé éste momento de la manera más vivida posible.

De repente, escuché otro grito del otro lado de la puerta que me distrajo de mis oscuros pensamientos e hizo que mi corazón se retorciera en mi interior. Automáticamente giré la

Lágrimas y recuerdos

183

perilla y entré corriendo a la habitación.

La luz del sol que entraba por la ventana me cegó unos instantes, así que cubrí mis ojos hasta que mi vista se ajustó nuevamente. La habitación era completamente blanca y la cama yacía vacía en el centro.

Sus sollozos rápidamente llenaron mis oídos, así que con pasos lentos me acerqué a un lado de la cama, solo para encontrarla tumbada de cara contra el piso frío.

- H-hana. – La llamé despacio.

Trabajosamente levantó su mirada hacia mí, mostrándome sus abatidos ojos celestes, llenos de dolor y tormento.

- ¡¡¡YONG HWA!!!

“Si las lágrimas pudieran construir una escalera y los recuerdos un carril, yo caminaría directo hacia el cielo y te traería de vuelta a

casa…” - Poema de Funeral.

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X X I V . A s u m i e n d o e l d o l o r

H ana? – La llamó Yong Hwa por segunda vez, luego de tocar a su puerta repetidas veces. Al no responderle, el joven la abrió lentamente para

entrar a la habitación, ya que había roto las cerraduras para evitar que la pelinegra se recluyera e hiciera alguna tontería. - ¿Quieres algo de comer? – Le preguntó al verla acostada en su cama, de cara a la pared.

- ¿Todavía sigues aquí? – Indagó ella, sin voltear.

- Sí. – Respondió en voz baja.

F lor de Loto

186

- ¿Cuánto tiempo más piensas permanecer aquí? – Insistió en saber la pelinegra, preguntándole en un tono hostil.

- …El tiempo que sea necesario.

Hana no preguntó más, sino que volteó lentamente para verlo. Su mirada no había cambiado en lo absoluto, era la misma mirada llena de dolor. Por sus mejillas continuaban corriendo aquellas lágrimas saladas que no paraban desde hacía una semana.

El joven se acercó despacio y ella se lanzó a sus brazos para desahogarse en su pecho. El acariciaba su espalda mientras la sostenía con fuerza, deseando que todo su dolor pudiera pasar a él para socorrerla.

Un mes después

- ¡Hana! – La llamó desde la cocina. - ¡¿Quieres que te lleve algo de comer?!

- ¡No tengo hambre!

Al instante, Yong Hwa entró a su habitación cargando una bandeja con un ligero desayuno.

- Dije que no tengo hambre. – Insistió la pelinegra. - ¿Y por qué siempre entras cuando se te place? Te he dicho que coloques la cerradura nuevamente.

Asumiendo el dolor

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- Vamos Hana, debes comer. – Le animó, colocando la bandeja cerca de ella. –Has bajado mucho de peso. ¿Acaso quieres morir de hambre?

- No sería mala idea. – Murmuró, tirándose nuevamente a su cama para no verlo a la cara.

Él suspiró frustrado ante su respuesta. - ¿Crees que eso es lo que a él le hubiese gustado? – Le preguntó.

Hana se levantó nuevamente para verlo a la cara, esta vez frunciendo el ceño, demostrando su enojo. - ¡¿Qué sabes tú de lo que le hubiese gustado o no?! – Exclamó fastidiada. - ¡Deja de actuar como si lo conocieras tan bien!

El joven guardó silencio un momento y ella volvió a tirarse sobre su almohada, derramando lágrimas de tristeza e irritación.

- ¿Sabes lo que sé?... Sé que él te amaba. – Respondió finalmente, con un nudo en su garganta. – Y que al igual que yo, ¡no soportaría verte rendirte ante la vida de esta manera!

Después de decir esto, Yong Hwa salió de la casa frustrado, dejándola atónita en su lecho.

Narra Yong Hwa

Cuando llegué a casa por la noche, escuché una abatida melodía que procedía desde la sala. Caminé despacio y me

F lor de Loto

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sorprendí de ver a Hana sentada al piano, sin embargo, al percatarse de mi presencia se detuvo.

- ¡No, no! – Le pedí. – Continúa, por favor.

Ella solo me miró, manteniendo el silencio por unos minutos. - Ayúdame. – Me dijo, haciendo que mis ojos se abrieran en sorpresa.

La pelinegra señaló el banquillo del piano, así que me senté a su lado. Sin embargo, ella se levantó de inmediato y corrió a otro salón de la casa, regresando después de un instante con un cello. - Toca. – Me dijo, señalando las partituras frente a mí.

Sin dudarlo, empecé a tocar la misma melodía. Después de treinta segundos, el violoncello se unió para crear una melodía incluso más hermosa, pero que aún preservaba un tono de tristeza. Tal vez era un reflejo de la propia Hana.

Yo la observaba atento mientras se desahogaba, con lágrimas saliendo de sus ojos. A pesar de todo, me sentía contento porque desde antes de la muerte de Zane, la pelinegra no había tocado instrumento alguno y ahora finalmente lo estaba haciendo.

- Yong Hwa. – Me llamó luego de unos minutos de haber finalizado.

- Dime.

- Acerca de lo que dijiste hoy…- Dijo. – Sabes que yo no… tus senti-

Asumiendo el dolor

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- Acordamos no volver a hablar de eso. – La interrumpí, antes de resultar herido por sus palabras.

-O-ok…es que quiero que quede claro-

- Oye Hana. – La interrumpí nuevamente. – Necesito que sepas algo.

- ¿Qué? – Me preguntó sorprendida.

- …Tengo que regresar a Corea en una semana. – Confesé finalmente; había recibido la llamada esa misma tarde. Además de haber detenido las actividades de C.N Blue, mis padres también estaban muy preocupados por mí y necesitaba arreglar las cosas de vuelta en casa. Al verla a los ojos, noté que la noticia la había sorprendido, así que suspiré profundamente y continué. - ¿Quieres ir conmigo?

Sus ojos se abrieron como platos al escuchar mi pregunta. - ¿Ir contigo? ¿Por qué? – Indagó. – No quiero.

Suspiré nuevamente y me preparé para responderle. - Solo pienso que te haría bien salir un rato… respirar nuevos aires.

- No voy a ir a ninguna parte… ¡Él está aquí! – Alegó agitada.

¿Está loca? ¿Ahora se va a aferrar a su tumba?

Respiré profundamente para tranquilizarme y aclarar mi mente.

- Solo vete Yong Hwa. – Me dijo. – Yo estaré bien.

- Quisiera tener certeza de eso. – Comenté sobándome las

F lor de Loto

190

sienes.

Hana frunció el ceño y me miró de una manera desafiante. - ¿Qué piensas de mí? ¿Crees que me mataré si no me vigilas?

Esta vez opté por no responder. En lugar de ello, caminé hacia la cocina a preparar un poco de leche caliente para ambos.

Una hora después, Hana se había quedado dormida en mi regazo. Yo la observaba intensamente mientras acariciaba su rostro, pensando en lo terrible que sería alejarme de su lado en ese momento; sin embargo, ya había hablado con el señor Barrett para que permaneciera a su lado durante ese tiempo, a lo cual el hombre había accedido con gusto.

- Supongo que de donde estás, tú también sigues cuidando de ella. – Susurré.

De pronto, recordé aquella melodía que el rubio me había pedido que terminara por él. Durante todo ese tiempo lo había intentado, pero no había forma de hacerlo… ¿Qué era exactamente lo que sentías para inspirarte en esta pieza?

Sin poder descifrar tal misterio, tomé a la ojos celestes entre mis brazos y la cargué hasta su cama.

“El quien es tu amigo en verdad, él te ayudará en tu necesidad: En tu dolor, él llorará; si te despiertas, él no puede dormir; por cada pena del

corazón, contigo él asumirá una parte”. – Richard Barnfield.

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X X V . I l u m i n a n d o e l d í a

H abía transcurrido un largo y agonizante año desde la muerte de Zane. Yong Hwa había estado viajando constantemente de Corea a Inglaterra

y viceversa, para poder cumplir con sus obligaciones y pasar tanto tiempo como fuese posible al lado de Hana, quien aún no se recuperaba completamente del fallecimiento de su amado esposo.

En esa ocasión, el joven había arribado después de dos meses de giras promocionales con C.N Blue. Sus tres compañeros se mostraban muy comprensivos ante la situación, por lo cual estaban de acuerdo en tomar pausas

F lor de Loto

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continuas para permitirle viajar.

Narra Yong Hwa

Hoy fue tu primer aniversario… Como podrás imaginar, Hana lloró mucho este día, igual que un año atrás. Muchas veces me pregunto si alguna vez podrá dejarte ir y hacerme un pequeño espacio en su corazón.

Además, me apena decirte que aún no he podido terminar la melodía que dejaste en mis manos. Todavía no descubro el secreto de tu composición…Sé que amabas a Hana inmensamente y yo lo hago igual, pero eso parece no bastar.

- ¿Yong Hwa? – Escuché su dulce voz, llamándome.

La miré al rostro y vi sus inflamados ojos, afligiéndoseme el corazón. - ¿Si?

- ¿Quieres comer algo? – Me preguntó con calidez. – Preparé lasaña.

Yo sonreí y asentí de inmediato, siguiéndola hasta la cocina.

Ha decir verdad, aunque la alegría por la vida no ha vuelto a ella, Hana ha cambiado, especialmente durante los últimos cuatro meses. Ha dejado de lado aquella hostilidad en su trato y he logrado vislumbrar su sonrisa en distintas ocasiones, especialmente cuando salimos de casa a dar paseos por el parque.

Iluminando el día

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Narra Hana

Jung Yong Hwa, eres un ser maravilloso. Has tenido una paciencia de oro conmigo, incluso cuando te he hecho pasar muy malos ratos queriendo descargar mi enojo y frustración contigo… a pesar de todo eso, te has mantenido a mi lado como el amigo más fiel. Sin tu compañía, sinceramente pienso que no estaría viva en este momento.

- Está deliciosa. – Exclamó con la boca llena de lasaña, haciéndome sonreír.

- Me alegra mucho. – Le comenté.

- ¿Y qué haremos mañana? – Me preguntó mientras continuaba con su cena. - ¿Quieres ir a… “El Ojo de Londres”?

¿“El Ojo de Londres”? Tengo mucho tiempo de no visitar ese lugar.

- Está bien. – Afirmé finalmente.

Al día siguiente, nos abrigamos para protegernos del frío de esa mañana de octubre y nos dirigimos directamente hacia el lugar. Al llegar, la fila estaba un poco extensa, por lo que tuvimos que esperar un tiempo.

Yo por mi parte, sin embargo, estaba muy distraída en mis pensamientos. De pronto sentí un delicado toque en mi brazo y volteé para verlo.

F lor de Loto

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- Toma esto – Me dijo el joven ofreciéndome un espresso. – Te ayudará a mantenerte cálida.

Miré el vaso y luego lo miré al rostro, sorprendida de sus cuidados.

- Especialmente si lo sostienes así entre tus manos. – Me indicó con una sonrisa. – Ya que no trajiste guantes.

Tomé el espresso entre mis manos y sonreí al sentir el calor que me brindaba alivio.

No sé por qué siempre me siento como una niña cuando estoy con Yong Hwa, él cuida de mí día con día. Debido a mi distracción siempre le estoy ocasionando este tipo de problemas.

Finalmente entramos a una de las cápsulas y empezamos a elevarnos lentamente. La vista, la cual ya había olvidado, era fabulosa. Podíamos ver los puentes que cruzaban el Támesis y todos los barcos y yates que transportan turistas.

Entre más subíamos, podía ver mejor el esplendor de la ciudad con sus diferentes arquitecturas. Al llegar al punto máximo, la vista era espectacular y ambos observábamos atónitos.

Sin saber por qué, mi mirada se posó fijamente al rostro de Yong Hwa para estudiarlo cuidadosamente. Sus ojos brillaban mientras miraban aquel cielo tan hermoso.

Nunca había puesto mucha atención en él, por lo que hasta ese momento me percataba de lo realmente apuesto que era. Sus labios se separaron levemente en asombro ante la vista

Iluminando el día

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frente a él y esto captó mi total atención… sus labios eran hermosos, al igual que su sonrisa.

De pronto, él volteó hacia mí, provocándome voltear rápidamente hacia otro lado, apenada.

- ¿Qué sucede? – Me preguntó intrigado, sin saber lo que yo había estado haciendo.

Respiré profundamente y volteé para mirarlo de nuevo. - Nada. Hoy es un lindo día. – Le respondí con una sonrisa. – Gracias por traerme.

“Algunas veces, creo que no se da cuenta cuánto su sonrisa ilumina mi día”. – Anónimo.

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X X V I . E s d i f í c i l r e n u n c i a r

D iciembre estaba a punto de finalizar y Hana había viajado a Corea por invitación de la familia de Yong Hwa para pasar las fiestas con ellos. Era

la primera vez que la pelinegra salía de Inglaterra desde que ella y Zane estuvieron de gira.

Una tarde, el joven salió de casa para cumplir con un par de entrevistas, por lo que Hana y su mamá quedaron a solas.

- Querida, ¿deseas hornear galletas conmigo? – Le preguntó la señora. Ella sonrió y aceptó rápidamente. - Sabes, estoy muy contenta de que finalmente hayas aceptado venir. –

F lor de Loto

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Continuó. – Especialmente por Yong Hwa. Te aseguro que está muy feliz de que estés aquí.

- ¿Q-qué dice? – Preguntó la joven, nerviosa por el comentario.

- Por supuesto Hana, ¿acaso no lo sabes? – Le preguntó. - Tú eres muy especial para mi hijo.

- Solo somos amigos. – Respondió rápidamente.

- Y cuánto me gustaría que lo pudieras ver como algo más. – Comentó la señora entre suspiros. – Él ha sufrido mucho junto contigo, pero es paciente porque te ama.

Hana estaba totalmente sorprendida por la confesión ya que, sumergida dentro de su propio dolor, no había considerado los sentimientos de él. Ahora se sentía muy mal de haber aceptado la invitación, ya que no quería darle falsas esperanzas y lastimarlo aún más.

Hacía un atardecer hermoso; el cielo naranja despedía al sol y las nubes se pintaban en diferentes tonos, desde rosa hasta azul. Yong Hwa y Hana caminaban juntos por senderos tranquilos donde casi no transitaban vehículos y tampoco pasaba mucha gente, viendo aquel hermoso paisaje que se coloreaba sobre ellos.

Ambos se sentaron en una banca bajo un árbol hasta ver el sol ocultarse.

Es difícil renunciar

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- Hace unos días hablé con tu mamá. – Dijo la ojos celestes, rompiendo el silencio.

- ¿Sobre qué? – Preguntó el joven, extrañado.

Ella suspiró y continuó. - Me dijo que…aún me amas.

Los ojos de Yong Hwa se abrieron como platos, pero no respondió palabra alguna.

- ¿No vas a decir nada al respecto? – Indagó Hana, sonando algo irritada.

- Te dije que no volvería a hablarte del asunto. – Él respondió finalmente.

- Lo que yo pensé que dijiste era que habías dejado de lado el asunto. – Continuó ella. – No que ibas a conservarlo en silencio.

El joven mantuvo su mirada al suelo y no respondió. Así transcurrió un minuto.

- ¿Por qué no reaccionas Yong Hwa? – Le preguntó molesta y frustrada. - ¿Acaso te llevarás este amor guardado hasta la tumba?

- ¡¿Entonces qué quieres que haga?! ¡¿Qué te lo grite?! – Exclamó el ojos castaños. - ¡TE AMO HANA, TE AMO!

El corazón de la joven se detuvo un instante al escucharlo; realmente no esperaba esa reacción de él. Entonces se quedó en silencio, no sabiendo qué decir.

F lor de Loto

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- ¿Acaso crees que es fácil para mí? – Continuó Yong Hwa. – Cada día que pasa te amo más y más, pero tú aún lo sigues prefiriendo a él, incluso en la tumba.

- Por favor no digas eso. – Le pidió la pelinegra, con lágrimas corriendo por sus mejillas. – Sabes que lo que siento por él no desaparecerá en tan poco tiempo…tal vez nunca lo haga.

El corazón del líder se estrujó dentro de su pecho al escucharla. - Por eso te pido que te olvides de mí, porque yo simplemente no puedo corresponderte y no sé si lo haré alguna vez. – Prosiguió ella entre sollozos. – Deseo que conozcas a alguien muy especial y que sigas adelante…

Yong Hwa tomó las manos de la joven entre las suyas y la miró a los ojos. - Hana, por favor…no digas más. – Le dijo con un nudo en su garganta y luego besó sus manos. – Olvidémonos de esto y vamos a casa.

- …Yong Hwa. – Lo llamó delicadamente.

Narra Yong Hwa

- ¿Qué sucede? – Le pregunté al ver su rostro marchito.

- Quisiera... quisiera poder hacerlo. – Me respondió y después inspiró profundamente.

- ¿Hacer qué? – Indagué confundido.

Es difícil renunciar

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- Quisiera poder amarte, para ya no verte sufrir así. – Me dijo, dejándome completamente atónito.

El dolor en mi pecho incrementó y la tristeza embargó mi alma en ese instante. - No, Hana.

Sus ojos se abrieron en sorpresa al escucharme. - ¿No? – Inquirió

- Sé que esta frase te sonará cliché. – Continué. – Pero no quiero que me ames porque yo te amo…quiero que me ames porque me amas.

“Es difícil esperar por algo que sabes que nunca puede ocurrir, pero es aún más difícil renunciar, cuando es todo lo que quieres”. – Anónimo.

203

X X V I I . A u t ó g r a f o d e l a m o r

Narra Yong Hwa

L a miré a los ojos, al mismo tiempo que ella miraba a los míos. En ese instante, el tiempo se detuvo a nuestro alrededor y sentí como si no hubiese

nadie en el mundo, más que ella y yo. Sin poder prevenirlo, empecé a recortar la distancia entre nuestros rostros aún más, hasta sentir su aliento contra mí. Hana suspiró impresionada, haciendo que su boca se abriera levemente…fue ahí que no lo pude soportar más y de inmediato rocé mis labios contra los suyos, sintiendo su

F lor de Loto

204

sedosa suavidad y su calidez.

La pelinegra cerró sus ojos lentamente, así que yo hice lo mismo y volví a rozar sus labios, prolongando un poco más el delicioso contacto. Sin resistirlo más, capturé sus labios delicadamente para sentir toda su dulzura y ella suspiró de nuevo.

De pronto, sin embargo, sentí sus manos contra mi pecho, luchando por separarse de mí. Apesarado, me detuve y abrí los ojos para observarla.

Sus ojos celestes, apenas abiertos, mostraban tristeza y arrepentimiento, al mismo tiempo que agitaba su cabeza en negación. - Yong Hwa… no... – Fue lo único que dijo y corrió hacia dentro de la casa.

- ¡Faltan dos horas para el año nuevo! – Alguien gritó con entusiasmo.

Todos en casa estábamos reunidos para esperar el año nuevo occidental, celebrando con soju y otros con champaña, observando además, los hermosos juegos pirotécnicos que adornaban el cielo esa noche.

Por mi parte, yo estaba alucinado observando a Hana, quien lucía preciosa esa noche. Su ropa acentuaba su fina figura y su largo cabello negro bailaba en libertad con el viento, haciendo brincar los rizos que se había hecho especialmente para la ocasión.

Autógrafo del amor

205

Mi madre sabía que yo la miraba idiotizado y reía secretamente, provocándome sonrisas propias.

Así transcurrió el tiempo, entre risas y juegos, hasta que faltaban pocos segundos para la media noche, cuando todos salimos a la calle para observar la pirotecnia y hacer el conteo.

Hana se tomó de mi brazo para evitar tropezar y así mirábamos el cielo. Ella parecía genuinamente feliz viendo toda esa diversidad de formas y colores, sonriendo ampliamente como una pequeña niña.

- ¡Ipuda! (¡Que lindo!)– Exclamó sin aliento.

Yo la continuaba observando mientras sonreía, contagiado por su estado de ánimo tan radiante. De pronto, los demás empezaron el conteo regresivo y nos unimos a ellos rápidamente.

- ¡7…6…5…4!

En ese momento, ambos nos miramos a los ojos.

- ¡3…2…1…!

- Feliz año nuevo. – Le susurré delicadamente. Ella me sonrió y de inmediato me rodeó con sus brazos con fuerza.

Luego, todos empezamos a desearnos un buen año. A lo lejos puede ver a mi madre emocionada, abrazando a la ojos celestes y susurrando algo a su oído.

Unos minutos después, todos volvieron hacia dentro de casa y yo me quedé a la puerta esperando por Hana, quien

F lor de Loto

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aún estaba en la calle, mirando hacia el cielo… pensando en Zane posiblemente.

Por fin la joven volteó en mi dirección y empezó a caminar lentamente, con una sonrisa débil en sus labios. Se detuvo frente a mí y mantuvo su sonrisa, pero sin verme a los ojos.

- ¿Estás bien? – Le pregunté consternado.

La pelinegra asintió y después de un momento en silencio prosiguió. - ¿Sabes? En realidad… - Me dijo pausadamente. – Me alegro mucho de haber venido.

En ese momento mi corazón se estremeció y un escalofrío recorrió mi espalda. Ella no tenía idea de lo poderosas que eran sus palabras y el efecto que causaban en mí… Fue entonces que levantó su mirada y nuestros ojos se encontraron…

“¿No es un beso el mismo autógrafo del amor? “– Henry Finck

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X X V I I I . E n l a a g o n í a d e u n a d e s p e d i d a

Narra Hana

D esperté muy tarde, cerca de las una. Salí de la habitación y me dirigí hacia la cocina, esperando encontrar un delicioso almuerzo para saciar mi

apetito. Tal como anticipaba, la mamá de Yong Hwa me recibió con una sonrisa y sirvió una suculenta sopa de fideos y vegetales en una taza.

Al sentarme a la mesa, busqué con la mirada al ojos castaños, pero no pude divisarlo por los alrededores. Habían

F lor de Loto

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acontecido tres días desde el incidente en la puerta y no había vuelto a ser lo mismo entre nosotros desde entonces; ya casi ni cruzábamos palabras, únicamente lo necesario.

Cuando la señora puso la taza frente a mí, me percaté de su rostro triste, lo que atrajo mi atención.

- ¿Qué le sucede? – Le pregunté preocupada. - ¿Pasó algo?

Ella me miró sorprendida e intentó disimular su estado rápidamente. - No es nada, querida. – Me respondió, pretendiendo sonreír nuevamente. – Come tranquila y luego hablaremos.

Su respuesta me dejó incluso más inquieta, así que me dispuse a comer rápidamente. Al finalizar, corrí hacia la sala para conversar con ella.

- Hola. – Le dije nerviosa, sentándome a su lado en el sofá.

- ¿Ya has terminado tu sopa? – Me preguntó sorprendida.

- Estaba deliciosa, muchas gracias. – Le respondí asintiendo.

Ella sonrió y se quedó en silencio, haciendo crecer mi ansiedad. - ¿Y…qué sucede? – Indagué nuevamente.

La señora me miró a los ojos por un largo tiempo y luego bajó su mirada al suelo. - Ve a tomar un baño, pequeña. – Me dijo, sorprendiéndome. – Yong Hwa no tardará en llegar.

¿Yong Hwa?... ¿Es él quien quiere hablar conmigo?...Algo de esto no se siente bien.

En la agonía de una despedida

209

Sin insistir más, me dirigí a mi habitación para prepararme.

Salí del cuarto lista, cuando de pronto, Yong Hwa cruzó por la puerta de entrada hacia la sala. Observé su rostro en asombro; había una expresión de aflicción en él que no me gustaba en lo absoluto.

Al verme, sus ojos se abrieron como platos y de inmediato dirigió su mirada hacia su madre, quien agitó su cabeza en negación. Entonces el joven se acercó a mí.

- Hola. – Me dijo apenas audiblemente. Yo solo asentí y él continuó. - Quiero hablarte. Por favor, sígueme a mi habitación. – Me indicó, tomándome por sorpresa.

Mi corazón se aceleró en sobremanera, todavía más estando a solas. Él suspiró y bajó su mirada al suelo, turbado. - Sucedió algo hoy. – Me dijo.

Mi corazón dejó de latir unos segundos, sin saber qué esperar. Yong Hwa me miró a los ojos unos instantes y agitó su cabeza.

- ¿Qué es? – Pregunté mortificada.

Se sentó en la cama y volvió a agitar su cabeza, luego me hizo ademán de sentarme junto a él. Lo hice, pero manteniendo una distancia prudente entre nosotros.

- Dime. – Le pedí.

- Antes… quiero saber algo. – Me dijo.

-… ¿Qué cosa?

F lor de Loto

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El pelinegro guardó silencio un momento y de pronto, para mi sorpresa, me tomó de las manos. - Hana…- Me llamó. - ¿acaso tus sentimientos… no cambiaron ni un poco después de ese beso?

Mis ojos se abrieron como platos al escuchar su pregunta y mi corazón se aceleró nuevamente.

¿Por qué me preguntas eso ahora?... ¡Ni yo misma se lo que pasó con ese beso!

Después de mantener el silencio unos minutos, el joven prosiguió. - Hana, sabes que te amo. – Aseguró y luego besó mis manos. – Esto que siento solo crece día con día.

- Yong Hwa, por favor no sigas. – Le rogué con dolor en mi pecho, intentando levantarme.

- Por favor, solo escúchame. – Me suplicó con un nudo en su garganta, logrando detenerme en mi lugar. En ese momento nos miramos a los ojos y pude ver que algo en su alma le estaba atormentando. - Hana…- Me llamó nuevamente. – Necesito saber que ya estas lista para caminar sola de nuevo.

¿Qué está diciendo?

- ¿A qué te refieres? – Indagué.

- Tú… has sido muy valiente todo este tiempo y eso me ha hecho muy feliz. – Respondió. – Sabes que yo he intentado estar siempre para ti y aunque no sé si lo he conseguido, has logrado salir adelante.

- ¿Qué dices tonto? Si no fuese por ti, no sé qué sería de

En la agonía de una despedida

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mí en este momento. – Le aseguré, intentando disipar su inseguridad.

Él suspiró y continuó. - Pero ahora necesito tener la certeza de que no me necesitas. – Comentó, sorprendiéndome en gran manera. – Siempre estaré para ti Hana, pero quiero escuchar de ti que puedes sola.

¿Qué está sucediendo? ¿Por qué me dices estas cosas que me ponen tan triste?

- Por favor, prométemelo. – Insistió.

En ese momento sentí la necesidad de llorar, no sabía lo que ocurría y Yong Hwa solo me confundía más con sus palabras, las cuales me sabían a despedida. ¿Acaso es porque no correspondí a sus sentimientos?

- ¿Me dices estas cosas porque… no compartí tus sentimientos?

Él suspiró y agitó su cabeza.

- Entonces, ¿por qué? – Lo interrogué.

- Solo dime lo que te-

- Entonces ¿por qué preguntaste lo del beso, Yong Hwa? – Le interrumpí, desesperada por conocer el motivo de su discurso. Sin embargo, sucedió algo que no me esperaba; de pronto, una lágrima salió de sus ojos y corrió por su mejilla.

- Porque te amo, Hana. – Respondió poniéndose de pie, agitado. – Y en algún absurdo lugar de mi mente pensé que

F lor de Loto

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tal vez tú podrías sentir aunque fuera un poco de eso por mí, pero ya me quedó claro que no me amas.

Mi boca se abrió en conmoción, pues a pesar de que ya me lo había dicho tantas veces, era la primera vez que lo miraba tan atribulado y adolorido.

- Así que no seguiré insistiendo. – Continuó, paseándose de un lado a otro en la habitación, con lágrimas en sus ojos. – ¡Solo quiero que me digas que estarás bien! ¡Necesito saber que puedes sola!

El dolor en mi pecho se agudizó, sabiendo que lo había lastimado una vez más, pero entonces debía concentrarme en la respuesta que tanto me exigía.

Ese joven frente a mí siempre había estado presente para sostenerme en mi mayor debilidad, haciéndose daño por mi culpa. Era tiempo de que yo me sostuviera con mis propios pies, para que él no se lastimara más…tenía que hacerlo por él, como él ya lo había hecho por mí.

- Yo puedo sola. – Respondí finalmente.

Él detuvo su vaivén y me miró a los ojos, aún empapado en lágrimas. Después de unos segundos, simplemente asintió y salió con urgencia de la habitación, dejándome totalmente confundida y asustada. En cuanto pude reaccionar, me levanté apresurada para seguirlo, pero solo encontré a su mamá en la sala, también con lágrimas enjugando su rostro.

- Salió de casa. – Me indicó.

Yo me quedé perpleja por unos segundos, intentando

En la agonía de una despedida

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discernir lo que sucedía. Luego, me senté al lado de la señora y la abracé fuertemente.

- Todavía no comprendo qué sucede, pero me duele mucho aquí. – Le dije señalando mi pecho, llorando también.

Ella exhaló profundamente y rompió el abrazo para luego acariciar mi cabello. - Veo que no pudo decírtelo.

Mi corazón se aceleró nuevamente al escuchar sus palabras. La miré a los ojos y ella continuó, con desconsuelo. - Hoy, Yong Hwa recibió el aviso para ingresar al servicio militar.

Mi cuerpo entero se paralizó en ese mismo instante.

Llevaba unas tres horas encerrada en mi habitación, tirada sobre mi cama, con mi almohada empapada en lágrimas. Simplemente no podía dejar de llorar pensando en el pelinegro.

Mientras escuchaba “You Raise Me Up (Tú me levantas)” una y otra vez, por mi mente pasaba como una película desde el día en que lo conocí, en aquel gran escenario del “Salón de Arte Baegam” una calurosa mañana de Mayo, hasta esa fría tarde de Enero, cuando aún en su duelo lo único que hizo fue preocuparse por mi bienestar. Dolía mucho darme cuenta de que en todos esos años nunca hice algo especial por él…

Tú me levantas, para que pueda pararme sobre las montañas.Tú me levantas, para caminar sobre los mares tormentosos.

Soy fuerte cuando estoy sobre tus hombros. Tú me levantas más alto de donde puedo llegar.

F lor de Loto

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Yong Hwa, ¿por qué la vida tiene que ser así conmigo? ¡No quiero perderte! Dos años lejos de ti serán un tormento… pero te prometí que estaría bien y voy a cumplirlo, no te causaré más problemas haciéndote pensar en mi felicidad… ya verás que estarás orgulloso de mí.

Aún con todo esto, no puedo dejarte ir así… ¡necesito que lo sepas!

Corrí hacia su puerta y toqué con fuerza hasta que abrió. Entré a la habitación rápidamente, sorprendiéndolo.

- ¿Qué sucede? – Me preguntó, impresionado.

- Necesito hablar contigo.

- ¿Sobre qué? – Indagó.

Lo miré a los ojos y después de un momento, sin poder resistirlo, me lancé contra su pecho y lo abracé fuertemente, bañándolo con mis lágrimas.

Al fin reaccionó y me rodeó con sus brazos. - Está bien, pequeña. – Susurró a mi oído tiernamente, haciendo que mi llanto incrementara.

- No está bien. – Le dije. – Sabes que ya perdí a un ser amado y no quiero perder a otro.

En ese momento pude escuchar cómo los latidos de su corazón se aceleraron. - ¿De qué hablas? – Preguntó atónito.

Encontré su mirada y coloqué mi mano suavemente sobre su mejilla. - Perdóname. – Le rogué. – Perdóname por esperar

En la agonía de una despedida

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hasta este momento para darme cuenta.

Su respiración también se aceleró, pero no pudo decir nada. Lo abracé nuevamente, cerrando mis ojos con fuerza, temiendo su rechazo.

- Te amo, Yong Hwa… ¡Te amo!

“Solo en la agonía de despedirnos somos capaces de comprender la profundidad de nuestro amor”. - George Eliot

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X X I X . S í m b o l o d e l a e t e r n i d a d

Narra Yong Hwa

O bservaba con atención a mis alrededores, sintiendo la fragancia de las rosas blancas y percibiendo cómo se coloreaban bajo las luces

celestes que bañaban todo el lugar. Añadiéndose a esto estaban las sonrisas de todos los presentes, quienes se habían unido para expresar sus buenos deseos. Solo faltaba su presencia para crear el momento más perfecto de mi vida.

F lor de Loto

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Fue entonces que escuché una voz que anunciaba su entrada y el hormigueo en mi estómago se incrementó. Además de esto, mis rodillas empezaron a temblar y sentí un leve mareo, acompañado de sudoración profusa en mis manos y resequedad en mi boca y garganta. Temía que en cualquier momento caería desmoronado al suelo. Sin embargo, en ese preciso momento la vi entrar; usaba un precioso Hanbok de colores celeste y rosa que la hacía parecer toda una princesa, destinada solo para mí.

En el mismo instante que encontré sus ojos, todos mis nervios desaparecieron y no sentía más que una inmensa felicidad que embargaba todo mi ser. Su sonrisa fue como un rayo de luz que iluminó mi alma y no pude hacer más que sonreír de igual manera, hasta que finalmente estaba frente a mí. Una pequeña lágrima escapó de sus ojos y luego sonrió más ampliamente.

- ¡Estas preciosa! – Susurré, tomando su mano.

- Y tú, muy apuesto. – Me dijo. – Pareces todo un príncipe… mí príncipe.

Yo sonreí nuevamente al escuchar sus palabras.

- No puedo creer que ya llegó el momento. – Continuó la pelinegra, muy feliz. – Lo que esperamos por casi tres años ahora se hará realidad.

- Perdóname. – Le rogó Hana. – Perdóname por esperar

Símbolo de la eternidad

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hasta este momento para darme cuenta.

La respiración del joven se aceleró, pero no pudo decir nada. Ella lo abrazó nuevamente, cerrando sus ojos con fuerza. - Te amo, Yong Hwa… ¡Te amo!

- ¿Q-qué? – Preguntó con incredulidad, pensando que no había escuchado correctamente. La pelinegra continuó derramando lágrimas en su pecho, mientras él intentaba comprender lo que sucedía. - Dilo de nuevo. – Le rogó. – Por favor, ¡dilo de nuevo!

Hana lo miró sorprendida y lentamente tomó su rostro entre sus manos, preparándose para repetirlo cuantas veces fuera necesario. - Sarang…hamnida… Jung Yong Hwa.

Sin poder controlarlo, su ser entero se estremeció y las lágrimas empezaron a correr por su rostro, sobrecogido por la confesión de la joven. - H-hana. – Tartamudeó con dificultad. Seguidamente la tomó con fuerza de los brazos y la miró directamente a los ojos. - ¡Hana!

Ella lo miró con una sonrisa, enternecida por el hecho de que él se encontraba aún estupefacto. Lentamente acercó su rostro al de él hasta que sus labios se rozaron. Los ojos de Yong Hwa se abrieron como platos y ella acarició sus labios nuevamente, entonces el joven cerró sus ojos y finalmente los capturó en un desesperado beso.

- Saraghee yo… ¡saranghee yo! ... ¡I love you! ¡Eu te amo! – Exclamó el ojos castaños luego del beso. - ¿De cuantas maneras quieres saberlo?

Hana se echó a reír de felicidad y luego lo abrazó fuertemente.

F lor de Loto

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- Hay una manera. – Susurró a su oído con afecto.

Él se separó de su abrazo y la miró directo a los ojos. - ¿Qué manera? – Le preguntó con interés. – Dime.

La pelinegra respiró profundamente y lo tomó de las manos. - Cuando regreses… prométeme…

- ¿Qué cosa quieres que te prometa? – Indagó Yong Hwa al verla guardar silencio. Ella suspiró y esquivó su mirada, nerviosa. - Pídeme lo que quieras. – Le dijo el joven, tomándola de la muñeca y luego levantando su mentón para encontrar sus ojos nuevamente. – Hana…

- Yong Hwa… cuando vuelvas…

- ¿Sí?

- Conviérteme en tu esposa.

Narra Hana

Entonces estaba frente a mí, después de todo ese tiempo… estaba frente a mí para cumplir su promesa, vestido como todo un príncipe encantado dispuesto a besar a este sapo y convertirlo en una princesa, para vivir ese “felices para siempre” que tanto necesitaba mi vida.

Símbolo de la eternidad

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“El amor es un símbolo de la eternidad. Se borra todo sentido del tiempo, destruyendo todo recuerdo de un principio y todo temor a un

fin .” – Anónimo.

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X X X . F l o r d e l o t o

E l cálido aliento frente a su rostro lo obligó a despertar de su profundo sueño. Al abrir sus ojos, encontró el rostro sonriente de su esposa, quien

yacía sobre él en el sofá.

- Hola, dormilón. – Le saludó la pelinegra con dulzura.

Él le sonrío y frotó sus ojos, intentando ahuyentar el sueño. - ¿Qué sucede? – Le preguntó, manteniendo la sonrisa. - ¿Pasa algo?

Ella agitó su cabeza en negación y se mordió el labio inferior suavemente. - Es solo que llevas dos horas durmiendo y te

F lor de Loto

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extraño. – Le respondió, plantándole un beso delicadamente.

El rió de sus motivos y colocó sus manos en la cintura de la joven. - Está bien. – Le dijo. - ¿Y qué quieres hacer?

La ojos celestes le dio otro beso y susurró a su oído. - Solo quiero abrazarte y llenarte de besitos.

El joven se soltó a reír nuevamente y la abrazó con más fuerza. - Te amo. – Le dijo. – Por favor, haz conmigo como tú quieras, esposa mía.

Hana levantó su rostro para verlo a los ojos y mordió su labio una vez más. - Entonces lo haré, amado mío. – Afirmó, atrapando sus labios en un movimiento.

Narra Yong Hwa

Eran alrededor de las once de la noche cuando Hana finalmente subió a nuestra habitación a dormir. Yo aproveché el momento para encerrarme en el estudio, sintiendo una enorme necesidad en el pecho.

De inmediato, me dirigí hacia la gaveta donde sabía que encontraría lo que estaba buscando a esas precisas horas. Tomé el documento entre mis manos y lo abrí lentamente.

F lor de loto

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- ¿Qué es esto? – Le pregunté tomando las hojas de papel entre mis manos.

- Es…una melodía… que estaba componiendo para Hana. – Respondió el rubio con una endeble sonrisa.

- ¿“Lotus”? – Pregunté, leyendo el titulo extrañado.

- Por favor, Yong Hwa, no la dejes volver a caer en el fango. No sé si pueda resistirlo dos veces. – Me pidió, tomándome por sorpresa. - Termina la melodía… y entrégasela de mi parte.

- ¡¿Qué?! – Exclamé. - ¿Quieres que termine la melodía? ¿Por qué no lo haces tú mismo?

- Yo ya no puedo más. – Me respondió, colocando sus manos sobre su frente. – Me siento muy mal… presiento que… se acerca…

Algo en mi pecho se contrajo con fuerza al verlo en ese estado. Realmente me era increíble tener a ese tipo frente a mí, entregándome al amor de su vida en mis manos…la mujer que los dos amábamos.

- Termina la melodía por mí… Y ámala tanto como yo.

Pasé años intentando cumplir mi promesa, pero simplemente

F lor de Loto

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nada fluía cuando intentaba componer tan especial melodía.

Todo ese tiempo me sentí miserable por no poder cumplirte, pero ahora al fin lo entiendo… Ahora al fin entiendo la fuerza de tu inspiración. Al igual que tú, yo amaba a Hana con todo mí ser, sin embargo, a diferencia de ti, mis sentimientos no eran correspondidos.

Ahora que sé lo poderoso que es ser correspondido, entiendo perfectamente cada nota y cada tono. Ahora entiendo que no tenía ni la más remota idea de lo que sentías aquella vez que me entregaste este tesoro en mis manos. Me cuesta siquiera imaginar lo difícil que fue para ti entregarme ese gran amor aquella noche.

Personalmente no creo que pudiera hacerlo alguna vez… Entregar a Hana a otro hombre, aún sabiendo que mi vida este llegando a su final.

…Me hace feliz que hayas podido tenerla a tu lado en tus últimos momentos. Al menos ahora puedo verlo de esa manera y no te guardo ningún resentimiento, sino por el contrario, no podré dejar de agradecerte nunca por todo lo que hiciste por ella.

Eran las cuatro de la mañana cuando entré a nuestra habitación y la observé durmiendo pacíficamente de mi lado de la cama. Me acerqué lentamente hasta su lado y acaricié su mejilla. Jamás me cansaría de esa vista tan enternecedora.

F lor de loto

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- Mi amor. – La llamé despacio.

Sin esperar mucho tiempo, la pelinegra reaccionó a mí llamar. - ¿Yong Hwa? – Me dijo, apenas abriendo sus preciosos ojos. – ¿Aun no te has acostado? ¿Has pasado toda la noche en el estudio?

Me conoce demasiado bien. La única razón por la que no dormiría con ella, sería pasar la noche componiendo en el estudio. - Ven conmigo. – Le pedí. – Necesito mostrarte algo.

- ¿Ahora? – Me preguntó sorprendida.

- ¡Por favor, ya no aguanto más! – Le respondí.

- Está bien. – Me dijo tomando mi mano.

Al entrar al estudio, la ojos celestes examinó los alrededores con cautela. - ¿Qué es tan especial que no puede esperar a que salga el sol? – Me preguntó.

- Por favor, lee esto y luego reproduce la pista en la computadora. – Le indiqué.

No me sentía digno de explicárselo personalmente, así que luego de entregarle una carta que escribí y las partituras, salí de la habitación, dejándola sola y visiblemente confundida.

Pasaron cerca de quince minutos cuando finalmente me atreví a regresar adentro. Ella volteó de inmediato y pude ver sus lágrimas cayendo por sus mejillas. Quise decir algo, pero las palabras no fluían.

Bajé mi mirada al suelo, esperando algún reclamo de su

F lor de Loto

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parte, pero para sorpresa mía, de pronto sentí sus brazos rodeándome. De inmediato levanté mi rostro, sorprendido, y ella apoyó el suyo en mi hombro para desahogarse. - ¿Tenías miedo de darme esto, cierto? – Me preguntó.

- H-Hana…

- Gracias. – Me dijo, viéndome a los ojos. – No importa cuánto te costó, te agradezco mucho que me hayas dado esto.

Respiré profundamente y sequé sus lágrimas con mis pulgares. - Es el último presente de Zane. – Le dije finalmente. – Es lo único que pude hacer-

- No. – Me interrumpió. – Este regalo es también de tu parte, mi amor.

- Hana yo… - Le dije asombrado por su reacción. – Solo lo terminé porque él ya no tenía tiempo.

- ¿Todavía no lo entiendes, cierto? – Me preguntó, dejándome más confundido.

- ¿Qué cosa? – Indagué.

- Zane… su encargo tiene un significado mucho más profundo. – Me respondió. – Si me lo hubieras entregado antes, tampoco lo hubiese entendido.

- ¿De qué hablas? – Insistí.

- Él también me explicó sobre la flor de loto y le gustaba llamarme así de vez en cuando. – Respondió la pelinegra. –

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Esta melodía me representa a mí. ¿Lo entiendes?

Yo asentí y ella continuó.

- Cuando te dijo que ya no tenía tiempo de terminarla y que te la encomendaba a ti… - Me dijo mientras otra lágrima salía de sus ojos. – No era porque en realidad no podía terminar la melodía per se, pues él murió unos meses después.

- Entonces, ¿a qué se refería? – Indagué con curiosidad por su teoría.

- Se refería a su propia vida y a la mía… Ya no tenía tiempo para seguir cuidando de que la flor saliera completamente del fango… Por eso te pidió que “terminaras” de velar por ella, asegurándote de que lo hiciera.

Al escuchar sus palabras, todo se terminó de esclarecer en mi mente. Lo que Zane siempre quiso fue que yo continuara escribiendo la historia de Hana… Que me volviera su autor hasta darle un final… Uno muy bueno y digno de tan preciosa flor.

- Entonces dime. – Le pedí. - ¿Lo he hecho bien hasta el momento?

En ese instante nuestros ojos se encontraron y de inmediato me perdí en aquel precioso mar celeste. - Yong Hwa. – Me llamó, trayéndome de vuelta a la realidad. – Lo que tú has hecho por mí… A veces creo que ni siquiera lo merezco.

- ¡No digas eso! – Exclamé. – Tú te mereces más que esto. ¡Mereces toda la felicidad del mundo!

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- ¡Te amo tanto! – Me dijo, aferrándose a mi cuello con fuerza. – Y el hecho de que tú me ames, equivale a toda la felicidad de este mundo.

- Hana. – Suspiré su nombre, sintiendo un enorme alivio en mi pecho.

- Por favor, mi amor. – Continuó, viéndome a los ojos. – No quiero que sigas comparándote con Zane… porque aunque nunca lo dices, ¡sé que por dentro te torturas!

Mis ojos se abrieron como platos y mi respiración se detuvo un momento al escucharla. Suavemente acarició mi mejilla y plantó un dulce beso en mis labios.

- Necesito que sepas algo. – Continuó. – Zane siempre estará en mi recuerdo como alguien de suma importancia; sin embargo, desde hace un tiempo solo hay una persona que ocupa mi corazón entero y eres tú y solo tú, Jung Yong Hwa.

Sin poder evitarlo, una lágrima escapó de mis ojos. - Hana.

- ¡Mi amor!

En ese momento la tomé con fuerza por la cintura y atrapé sus labios con pasión. Ella se abrazó a mi cuello, respondiendo a mi beso con igual fervor, suspirando mi nombre.

Hana, mi amada Hana, mi preciosa flor de loto; no habrá día que pase en esta Tierra en que yo no te ame con locura. No habrá día en que no te haré saber lo preciada y deseada que eres para mí. Te prometo que seré tu protector, tu bufón, tu almohada de sueños y también tu paño de lágrimas… Te prometo que seré tu amante hasta el último día de mi vida.

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Incluso con mi último aliento te amaré.

…Por siempre tuyo.

“La belleza y la dulce fragancia de la flor de loto se revelan solamente cuando se eleva desde el agua fangosa y se vuelve hacia el sol.”

FIN

Sobre este libro... Hola, soy Karen Álvarez Nicaragua, nací en el año 1991, en la ciudad de Managua, Nicaragua. En la actualidad soy estudiante de Diseño Gráfico y Mercadeo & Publicidad. Uno de mis pasatiempos preferidos es la escritura, inspirándome muchas veces en series de televisión y en música, sobre todo instrumental.

F lor de Loto fue escrita en el año 2012 y publicada en Facebook como un fanfiction sobre la banda C.N Blue y con la incorporación de personajes originales.

La trama sigue la historia de amor del líder de C.N Blue, Jung Yong Hwa y la violinista prodigio, Hana Hill. Este trayecto estará lleno de desamores, dolor y luchas, pero al final vendrá el triunfo de dos corazones que fueron creados para amarse el uno al otro.