flaubert: la libertad del escritor

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Flaubert: La libertad del escritor ne, el ser más querido de su niñez y adolescencia); los años también de la revolución del 48, a cuyo estallido asiste en París y que provoca en él una profunda decepción. El romanticismo ya es agua pasada; los últimos de sus grandes hombres, como Chateau- briand y Balzac, desaparecen ahora, cuando Victor Hugo se exilia por odio al tercer Napoleón. La República del 48 ha acabado nada menos que en un Imperio; es el final triste y cansado de una gran tensión eufórica. Sólo queda encerrarse en mismo y buscar a fuerza de constancia la Belleza y la Verdad. Esta va a ser su vocación. Un Flaubert romántico Gustave Flaubert nace en diciem- bre de 1821 en Ruán, en el mismo sombrío edificio del hospital de la ciudad en el que su padre es cirujano jefe. De sus hermanos sólo sobrevivi- rán dos; el mayor, Achille, el más formal de la familia, será también cirujano, y sustituirá a su padre en su puesto del hospital, sin ejercer ningu- na influencia en el escritor; pero Caro- line, nacida en 1824, será inseparable de Gustave, su amiga y confidente. La madre, de soltera Caroline Fleuriot, alcanzó una edad avanzada, y fue otro de los grandes amores de Flaubert, prototipo del artista solterón, mima- do y a veces tiranizado por el cariño maternal. Su niñez no tuvo gran historia. Varios años de duro internado en el Colegio de Ruán, despertándose a las cinco de la madrugada a toque de tambor, lecturas apasionadas del Qui- jote, vacaciones con la familia en Pont- l'Evéque y Trouville... En esta última playa, en 1836, encontró sú gran pa- sión de adolescente, el amor imposi- ble por Madame Schlesinger, once años mayor que él, que será la Mada- me Arnoux de La educación sentimental (L'Education sentimentale). 41 A mediados del siglo XIX, cuan- do se inicia el reflujo del ro- manticismo, Flaubert aparece en la novela francesa como un símbo- lo genial del espíritu de esos tiempos: repliegue y desilusión, contra lo cual no conoce más armas que la tenaci- dad del trabajo y el empeño en conse- guir la perfección del arte. A los vein- titantos años, cuando empieza a pen- sar seriamente en qué hará de su vida, una serie de acontecimientos de todo orden le marcan en plena juventud el camino de la soledad y de la dedica- ción a la literatura. No va a mezclarse con el mundo ni a luchar con él o por él; se apartará de todo —el amor, la política, las ambiciones de fama o de riqueza— para convertirse al ascetis- mo de la literatura. Los años cuarenta son para Flau- bert los del descubrimiento de su epi- lepsia mal de consecuencias decisi- vas en cuanto a las determinaciones que toma— y los de una doble muerte familiar que le afecta en lo más hondo (en pocos meses mueren inesperada- mente su padre y su hermana Caroli- Gustave Flaubert fue el gran maestro del realismo francés y uno de los prosistas más impecables de todos los tiempos (Biblioteca Nacional de Madrid). La Comuna de París de 1871 constituyó un hecho político que marcó profundamente a los escritores de la época. «Sesión de club durante la Comuna», dibujo de Worms.

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Page 1: Flaubert: La libertad del escritor

Flaubert: La libertad del escritor

ne, el ser más querido de su niñez y adolescencia); los años también de la revolución del 48, a cuyo estallido asiste en París y que provoca en él una profunda decepción. El romanticismo ya es agua pasada; los últimos de sus grandes hombres, como Chateau-briand y Balzac, desaparecen ahora, cuando Victor Hugo se exilia por odio al tercer Napoleón. La República del 48 ha acabado nada menos que en un Imperio; es el final triste y cansado de una gran tensión eufórica. Sólo queda encerrarse en sí mismo y buscar a fuerza de constancia la Belleza y la Verdad . Esta va a ser su vocación.

Un Flaubert romántico Gustave Flaubert nace en diciem-

bre de 1821 en Ruán , en el mismo sombrío edificio del hospital de la ciudad en el que su padre es cirujano jefe. De sus hermanos sólo sobrevivi-rán dos; el mayor, Achille, el más formal de la familia, será también cirujano, y sustituirá a su padre en su puesto del hospital, sin ejercer ningu-na influencia en el escritor; pero Caro-line, nacida en 1824, será inseparable de Gustave, su amiga y confidente. La madre, de soltera Caroline Fleuriot, alcanzó una edad avanzada, y fue otro de los grandes amores de Flaubert , prototipo del artista solterón, mima-do y a veces t iranizado por el cariño maternal .

Su niñez no tuvo gran historia. Varios años de duro in ternado en el Colegio de Ruán, despertándose a las cinco de la madrugada a toque de tambor , lecturas apasionadas del Qui-jote, vacaciones con la familia en Pont-l 'Evéque y Trouville... En esta últ ima playa, en 1836, encontró sú gran pa-sión de adolescente, el amor imposi-ble por M a d a m e Schlesinger, once años mayor que él, que será la M a d a -me Arnoux de La educación sentimental (L'Education sentimentale). 41

Amediados del siglo XIX, cuan-do se inicia el reflujo del ro-manticismo, Flaubert aparece

en la novela francesa como un símbo-lo genial del espíritu de esos tiempos: repliegue y desilusión, contra lo cual no conoce más armas que la tenaci-dad del t raba jo y el empeño en conse-guir la perfección del arte. A los vein-titantos años, cuando empieza a pen-sar seriamente en qué hará de su vida, una serie de acontecimientos de todo orden le marcan en plena juventud el camino de la soledad y de la dedica-ción a la l i teratura. No va a mezclarse con el m u n d o ni a luchar con él o por él; se apa r t a rá de todo —el amor, la política, las ambiciones de fama o de riqueza— para convertirse al ascetis-mo de la l i teratura.

Los años cuarenta son para Flau-bert los del descubrimiento de su epi-lepsia — mal de consecuencias decisi-vas en cuanto a las determinaciones que toma— y los de una doble muerte familiar que le afecta en lo más hondo (en pocos meses mueren inesperada-mente su padre y su hermana Caroli-

Gustave Flaubert fue el gran maestro del realismo francés y uno de los prosistas más impecables de todos los tiempos (Biblioteca Nacional de Madrid).

La Comuna de París de 1871 constituyó un hecho político que marcó profundamente a los escritores de la época. «Sesión de club durante la Comuna», dibujo de Worms.

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Vista de la ciudad de Ruán a orillas del Sena, lugar de nacimiento de Flaubert.

1870: caída del Imperio de Napoleón III. Los parisinos proclaman la república frente al Hotel de Vi lie de París.

Fragmento del manuscrito de La educación sent imenta l . (Biblioteca de la Ville de París.)

Los amores contrar iados se expre-san en forma literaria con un fuerte sabor de romant ic ismo, como indican los títulos de estas obras juveniles que quedaron inéditas: Rabia e impotencia (Rage et impussance), Sueño de infierno (Reve d'enfer), Pasión y virtud (Passion et vertu), La danza de los muertos (La dance des Morís), Memorias de un loco (Memoi-res d'un fou)... Frenesí y truculencia que subrayan una vez más ese ta lante de Flauber t como románt ico reprimi-do, dominado . Mient ras , se g radúa de bachiller, emprende un viaje por los Pirineos y Córcega, y en 1841 se insta-la en París pa ra estudiar Derecho.

Ante los destrozos causados por la Comuna de París de 1871 (derecha), Flaubert escribe a Georges Sand: «Creo que la multitud, el rebaño, será siempre odioso.»

Con muy pocas ganas de llegar a ser abogado, ronda a su adorada M a d a m e Schlesinger (cuyo mar ido es editor de música, como el Jacques Arnoux de La educación sentimental), escribe Noviembre (Novembre), confe-sión de una prost i tuta , y roba corazo-nes como el de esa joven inglesa cono-cida en Trouville, que describe a un Flauber t tan dist into de la imagen del hombre m a d u r o que todos solemos tener en la memoria : «A los dieciocho años parecía un joven griego. Era alto y esbelto, ágil y de movimientos ar-moniosos como un atleta».

El retiro de Croisset Dos años después, este Flaubert

apuesto, juvenil y lleno de ilusiones empezará a sufrir una gran transfor-mación; en enero de 1844, en el curso de un viaje a Pont- l 'Evéque, sufre un síncope que él mismo describió así: «He tenido una congestión cerebral, como si d i jéramos un a t aque de apo-plejía en min ia tura , a c o m p a ñ a d o de

M B I ü f • 3 M

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trastornos nerviosos». M u c h o se ha especulado sobre esta enfermedad que hoy sabemos con toda certeza que fue epilepsia.

Pronto a b a n d o n a sus estudios de Derecho, deja París pa ra recluirse en la finca de Croisset, que había com-prado su padre , y renuncia a todos sus proyectos pa ra no pensar más que en la literatura. En 1846 muere su padre y al cabo de poco también su hermana Caroline, después de haber dado a luz a la pequeña Caroline, la sobrina del escritor, que tan ta impor tancia llega-ría a tener en su vida. A part i r de ahora Flauber t se retira a Croisset, aceptando la cómoda pero mediocre posición del pequeño rentista.

Todavía en los años siguientes ha-brá un curioso intermedio sentimen-tal, una vez más con una mujer once años mayor que él, Louise Colet, poe-tisa de escaso talento pero de una gran belleza. En los dos años que duraron sus relaciones (1846-1848) los dos amantes sólo se vieron contadas ve-ces, y sabemos por la correspondencia que el idilio fue a menudo tormentoso. Se produce una nueva crisis de su mal, llega la rup tu ra con la que él llamaba «la Musa» , y en 1848, encon-trándose en París, la revolución esta-lla ante sus mismos ojos.

Pero la l i teratura y el estado de su salud absorben toda su atención. Está escribiendo una extraña novela sim-bólica t i tulada La tentación de san Anto-nio (La Tentation de Saint Antoine), que sus amigos le aconsejan que no publi-que, por considerarla un error, y co-mo un médico le recomienda un viaje por países cálidos, emprenderá un largo recorrido (1849-1851) en com-pañía de su fiel camarada Máxime du C a m p por Egipto, Turqu ía , Palesti-na, Grecia e Italia. U n episodio de este viaje va a dejar huellas durade-ras: sus relaciones con una cortesana egipcia le ocasionarán una sífilis que se supone fue la causa de su muerte .

Escándalo de la gran obra En París otra vez es testigo de un

gran cambio político, el golpe de Esta-do de Luis Napoleón; pero se ha lanzado a escribir otra novela, Mada-me Bovary, a la que consagra todo su interés, con breves paréntesis amoro-sos que dedica a Louise Colet, con quien vuelve a verse hasta que, cuan-do ejla t ra ta de introducirse en el santuar io artístico de Croisset, se pro-duce la rup tu ra definitiva. En Crois-set, donde vive con su madre y su sobrina, t raba ja como un forzado en Madame Bovary, que termina en 1856.

En octubre de aquel mismo año empieza a publicarse la obra en «La Revue de Paris», y como algunas de sus escenas causaron cierto escánda-lo, el escritor fue procesado por ofen-sas a la moral; no obstante, en febrero de 1857, tras un resonante proceso, fue absuelto de estas acusaciones, y la publicación de la novela en forma de libro constituyó un enorme éxito. A los treinta y cinco años, Flauber t se hacía famoso; es el momento en que empieza a gustar de las mieles de la vida m u n d a n a en París (aunque con la llegada del buen t iempo no dejaba de ir a refugiarse a Croisset), y pierde la cabeza por una actriz de veinte años, Jeanne de Tourbey , modelo de la Rosanet te de La educación senti-mental.

Madame Bovary es un admirable es-tudio de la grisura burguesa en el que el antiguo romántico parece corregir sus sueños insensatos de años atrás; más aún, castigarse por ellos, elimi-nando sin piedad todo lo que personal y estéticamente le parece superfluo y engañoso. Desciende de las al turas de lo sublime hasta la vulgaridad, se recrea en ella, la t raba ja como un orfebre y nos cuenta esa historia deso-lada y ácida de la adúl tera soñadora ante un horizonte que no admite sal- 43

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vación. T o d o es gris y patético, salvo el minucioso y perfecto t raba jo de las pa labras que lo describen, las pala-bras redentoras que evitan la asfixia moral del tema.

Flauber t , agobiado y obsesionado por la mezqu indad y la sordidez del ambien te que acaba de describir,

piensa en dedicar su próxima novela a un asynto comple tamente distinto. «Siento la necesidad de salirme del m u n d o moderno», dirá, y se embarca en la empresa de un apara toso relato arqueológico sobre la ant igua Car ta -go. Su título, Salambó (Salammbó), nombre de la hija de Amílcar , enamo-

Entre el 30 de abril y el 28 de mayo de 1871 fueron ejecutados 20.000 comuneros. «Fusilamientos en el Jardín de Luxemburgo> grabado de época.

rada en secreto del jefe de los merce-narios bárbaros , el libio Ma tho . Du-ran te cinco largos años el escritor peleará incansablemente con ese te-ma histórico, documentándose con el rigor de cos tumbre y emprendiendo incluso un viaje a Túnez de dos meses, en 1858, pa ra visitar el escenario de su obra .

Su salud deja m u c h o que desear, ap rox imadamen te cada cuat ro meses se repi ten las crisis y a m e n u d o se siente depr imido. «Pocos adivinarán has ta qué pun to he tenido que estar triste pa ra decidirme a resucitar Car-tago». Louise Colet publ ica en 1859 una novela en clave, El, que contiene un re t ra to poco ha lagador de Flau-bert , pero el novelista sólo piensa en

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Los modelos de «Madame Bovary»

Se conoce la existencia de un modesto médico llamado Eugene Delamare

que fue discípulo del doctor Flaubert, que casó en primeras nupcias con una mujer mayor que él, y que después de enviudar contrajo nuevo matrimonio con una joven llamada Alice-Delphine Couturier. Esta Madame Delamare fue sin duda el modelo más directo de la famosa adúltera flaubertiana. De ella sabemos que no tenía fortuna personal, que no era tampoco muy atractiva y que, en palabras de Máxime du Camp, íntimo amigo del escritor, «su-fría de ninfomanía». Alice-Delphine tu-vo una serie de amoríos, contrajo deu-das y murió a los veintisiete años, el 6 de marzo de 1848, sin que haya habido ninguna prueba que permita hablar de suicidio.

El paralelismo de esta desgraciada historia conyugal —que se desarrolló en la región ruanesa, ya que el doctor

Delamare era médico de la villa de Ry, probable modelo del Yonville de Flau-bert— con el argumento de la novela es evidente; hay una multitud de detalles que coinciden (entre ellos los anteceden-tes del marido e incluso el hecho de que muriera un año después de su esposa), y parece claro que el escritor tuvo en cuenta estos hechos al imaginar el dra-ma. En cualquier caso Ry se convirtió muy pronto en lugar de peregrinación de devotos flaubertianos, y en 1896 al-guien robó la lápida de la tumba de Madame Delamare.

Otra adúltera que el novelista cono-ció muy bien fue Madame Pradier, casa-da con un célebre escultor que le dobla-ba la edad. Flaubert frecuentaba en París la casa de Pradier, quien había esculpido sendos bustos de su padre y de su hermana, y fue allí precisamente donde conoció a Victor Hugo y vio por vez primera a Louise Colet. En 1833 el

escultor había contraído matrimonio con una joven de diecinueve años, Loui-se Darcet, hija de un químico que había sido amigo y colega del doctor Flaubert. Madame Pradier, que a diferencia del personaje novelesco ya era viuda, y ha-bía heredado de su primer marido una importante fortuna, dio mucho que ha-blar por sus constantes aventuras amo-rosas, muchas de las cuales recuerdan episodios del libro.

Al igual que Madame Bovary, con-trajo enormes deudas que inevitable-mente terminaron originando un gran escándalo, y acosada por prestamistas, acreedores y alguaciles, tuvo el impulso de poner fin a su vida arrojándose al Sena. Pero no llegó a hacerlo, hubo una separación y murió muchos años des-pués, en 1885, pobre y retirada a un convento. Parece indudable que influyó en las características que en la novela se atribuyen a Emma.

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Salambó, se encierra cada vez más en Croisset para te rminar «ese maldito libro», que por fin aparece en 1862. Los arqueólogos le hacen reproches, la crítica tuerce el gesto y el lector en general queda un poco apabul lado ante ese derroche lírico de su recons-trucción histórica.

Intermedio mundano Sigue en su vida un interludio de

mundanidades. En París cena encasa de la princesa Mat i lde y de su herma-no el príncipe Jerónimo Bonaparte , primos de Napoleón I I I , t ra ta habi-tualmente a muchos escritores, entre ellos los hermanos Goncourt , Gau-tier, Taine, Renán, el ruso Turgué-niev, traba una fuerte amistad con George Sand, y asiste a bailes y repre-sentaciones teatrales. Es ya un señor corpulento y bas tante calvo, de ojos saltones, con un impresionante bigo-te, muy gruñón y famoso por su cruda manera de hablar . En octubre de 1864 escribe: «Traba jo desde hace un mes en una novela de costumbres mo-dernas cuya acción t ranscurre en París».

Ésta será, si no la más famosa, sí quizá la más impor tan te de sus obras, La educación sentimental, que en reali-dad es una refundición de un texto anterior que seguía inédito. El libro le va a llevar otros cinco años, a pesar de que requería muy poca documenta-ción, ya que ahora se basaba en expe-riencias personales. El a rgumento ele-gido no es otro que la historia de la pasión que inspiró al joven Flauber t Madame Schlesinger; sin embargo, detrás de esa t r ama hay la p intura del desencanto de un joven cuyas ilusio-nes van desapareciendo una a una , en cierto modo el fracaso de unas genera-ciones que viven la agonía del roman-ticismo.

Su querida sobrina Caroline se ha casado en 1864, y empieza una copio-

San Antonio ve pasar ante sus ojos las tentaciones que representan diferentes formas de la ilusión y del engaño. «Las tentaciones de san Antonio Abad», de Hieronymus Bosch.

Flaubert en los años en que escribió Sa lambó . La obra fue mal recibida.

sa y cariñosísima correspondencia en la que «el anciano tío», como se l lama a sí mismo, vuelca una insospechada efusividad, mos t rando una faceta casi desconocida de su carácter. Es nom-brado caballero de la Legión de Ho-nor, se le invita al baile de las Tulle-rías que se da a los soberanos extran-jeros que han visitado la gran Exposi-ción de París, pero todo eso no impide que tenga crecientes dificultades eco-nómicas. Por otra parte, los ambien-tes que describe en la novela le exas-peran una vez más, pese a lo cual sigue t r aba jando obst inadamente , en-cerrado en Croisset. «Vivo como una ostra».

En 1869 La educación sentimental se publica y es recibida de un modo hostil por la prensa, aunque hay en su favor varios artículos muy significati-vos, entre otros uno de Zola y otro de su amiga George Sand. V a n a empe-zar los años más sombríos de su vida; se siente enfermo —tiene eczemas, forúnculos, jaquecas — , mueren va-rios de sus amigos más íntimos, se 4 5

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siente desa lentado en su t rabajo , aho-ra que reescribe por enésima vez La tentación de san Antonio. Y 1870 va a ser t ambién el año de la guerra , del de-r r u m b a m i e n t o del Segundo Imper io y de la invasión prus iana .

La guerra y La Comuna Sigue con ansiedad el curso de la

breve c a m p a ñ a , en sept iembre es en-fermero en R u á n y luego se le nombra teniente de la Gua rd i a Nacional ; en oc tubre se desahoga en una car ta a su sobrina: «Nues t ra angust ia a u m e n t a de día en día. Q u é ganas tengo de salir def ini t ivamente de nuestro pobre país. Quis iera vivir en un lugar donde no me viese obligado a oír el t ambor , a votar , a luchar , muy lejos de todos esos horrores que son aún más necios que atroces. Por encima de la pena que me a b r u m a siento un tedio sin nombre , una inexpresable repugnan-cia por todo».

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o > u oo o CC

La obra de Flaubert es representativa del espíritu de transformación que se manifestó en la Exposición Universal de París de 1878.

En noviembre los prusianos se alo-jan en Croisset, y F lauber t y su ancia-na madre tienen que refugiarse en Ruán , en medio de un invierno gla-cial. Después de unas rápidas visitas a Bélgica e Ingla ter ra , en abril de 1871 vuelve a su casa de Croisset, que encuent ra intacta . En el curso del verano está en París, donde se horro-riza por las destrucciones que han ocasionado los combates de la Comu-na, y escribe a George Sand: «Creo que la mul t i tud , el rebaño, será siem-pre odioso». No t a rda rá en morir su madre , a los setenta y ocho años, y sobreponiéndose a la a m a r g u r a de tantas adversidades, te rmina por fin La tentación de san Antonio, que se publi-ca en 1874.

Estos pr imeros años setenta son invenciblemente tristes. Su mala sa-lud, el f racaso de un intento teatral , la comedia El candidato (Le Candidat), que tiene que ret irarse del cartel des-

Fotografía del novelista en sus años de madurez, cuando el éxito de Madame Bovary ya lo había convertido en un clásico.

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pues de i a cuarta representación, vie-jos recuerdos del pasado, como un nuevo encuentro con M a d a m e Schle-singer, y una vez más los agobios de dinero (para ayudar a su sobrina, cuyo marido se había declarado en quiebra, vendió su única propiedad, la granja de Deauville, ya que Crois-set había sido legado por su madre a Caroline). Todo conspira contra él, y hasta teme ahora carecer de los medios económicos indispensables que le garant izaban la libertad para escribir.

Pese a todo, la l i teratura sigue sien-do el norte de su existencia. H a conce-bido la idea de escribir una larga y elaborada sátira de la tontería uni-versal, Bouvard y Pécuchet (Bouvard et Pécuchet), con dos personajes conmo-vedores y ridículos que se consagran a la tarea de dominar todos los conoci-mientos humanos . Para documentar -se, lee infatigablemente, acumulando numerosísimas estupideces, que a un tiempo le asquean y le fascinan. H a iniciado una ínt ima amistad con el joven escritor Guy de Maupassan t , quien le considera como su maestro, como también se dicen discípulos su-yos Edmond de Goncour t , Zola, Dau-det y otros. Su nombre sirve de agluti-nante al embrión del naciente na tura-lismo.

Mientras, paradój icamente , el no-velista duda de su vocación y de su talento, y, abur r ido por Bouvard y Pécu-chet, emprende la redacción de lo que titulará Tres cuentos: San Julián el Hospi-talario, Un corazón sencillo (Trois contes: Saint-Julien l'Hospitalaire, Un cceur sim-ple) - p a t é t i c o estudio de un ser hu-milde e insignificante— y Herodías (Hérodias). Mien t ras t r aba ja en ellos, en 1876 mueren Louise Colet y Geor-ge Sand. Al año siguiente, la obra se publica con un éxito relativo, sin lle-gar al gran público, pero Flauber t ha superado ya la crisis de desánimo y vuelve a su Bouvard y Pécuchet, una

Las veladas en casa de Emma Bovary, en una ilustración de la novela por Blaizot.

Portada de M a d a m e Bovary, edición Lémerre, París, 1878. (Biblioteca de Cataluña.)

CEUVRES

GUSTAVE FLAUBERT

MQEWKS. P I t t o n t t h

PARIS A L F H O N S E L F . M E K K E , É D 1 T E U R

*I-Jt» »4S*»«M oomvi, M neee isimu

novela «que quizá sea idiota, pero que no será trivial».

Los últimos años son sin historia, o, mejor dicho, son la historia repetida de tantas otras veces: achaques de salud, problemas de dinero, lucha encarnizada con la p luma y el papel. Después de haberse f rac turado el pe-roné en París, en sept iembre de 1879 volvió a Croisset, de donde ya no iba a salir vivo. En 1880 estaba leyendo Guerra y paz, de Tolstoi, y en el mes de marzo reunía en su casa a varios de los mejores discípulos; allí es taban M a u -passant , Zola, Goncour t y Daudet , su descendencia. El ocho de mayo moría repent inamente de una hemorragia cerebral, de jando inconcluso Bouvard y Pécuchet.

Vocación y herencia de Flaubert

Flaubert es el prototipo del escritor que sólo vive para la l i teratura, y que posee un afán de perfección al que sacrifica mucho t iempo y al que dedi-ca titánicos esfuerzos (su lentitud y sus exagerados escrúpulos —nos habla a veces de días enteros de an-gustia para elegir un adjetivo— son proverbiales). Es el artista solitario y exclusivo que hace del arte un abso- 47

T»m« premier

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luto intransigente, una religión, y que de este modo ant ic ipa toda una men-tal idad que se irá desarrol lando a fi-nes del siglo XIX pa ra cu lminar en la época actual . Por ello, es discutible que Flauber t sea el mejor novelista francés de su siglo, pero no cabe la menor d u d a de que es el más moder-no, en el sentido de que ant icipa pos turas y zozobras que son en buena par te las del escritor de hoy. En t re

George Sand y Flaubert se conocieron en 1863, año en el que comenzarían una estrecha amistad, personal y por correspondencia, que sólo interrumpiría la muerte de la escritora en 1876.

otros escritores modernos , no es ca-sual que Jean-Pau l Sartre dedicara sus últ imos años a escribir El idiota de la familia, un larguísimo y complejo estudio analí t ico de Flauber t , con mu-chos de cuyos rasgos fundamenta les se ident if icaba.

En la obra f lauber t iana hay dos vertientes muy dist intas, pero que se complementan . De una par te , la evo-cación de un pasado prestigioso que

Francia de 1851 a 1900: Cronología comparativa

1851

POLÍTICA Y ARTE Y LITERATURA SOCIEDAD PENSAMIENTO

CIENCIA Y TÉCNICA

1851 / v

1852 T . Gaut ier : Esmaltes I y camafeos

1853 n. Ju les L e m a i t r e i 1854 n. A r t h u r R i m b a u d , i Nerva l : Las hijas del fuego

' v

/ 1851 G o l p e d e E s t a d o d e Luis N a p o l e ó n 1852 R e s t a u r a c i ó n del Imper io . N a p o l e ó n I I I , e m p e r a d o r

' "V /

/ ^

1852 A u g u s t e C o m t e : Catecismo positivista 1853 Franco i s R u d e e s c u l p e el s e p u l c r o de C a v a i g n a c

' V /

CIENCIA Y TÉCNICA

1855 i 1856 F laubert : Madame Bovary

1857 n. Paul H e r v i e u . ; Baude la i re : Las flores del mal. i 1859 n. H e n r i Bergson . ¡ P o n s o n d u Terrai l : Rocambole

"V

1855 A t e n t a d o contra N a p o l e ó n 1856 T r a t a d o de París para p o n e r f in a la Guerra d e C r i m e a

/

/ ^

1856 A u g u s t e C o m t e : Síntesis I subjetiva

1857 J e a n - F r a n g o i s M i l l e t p in ta Las espigadoras

V

/i 1 1856 C l a u d e Bernard 1 desarro l la el c o n c e p t o d e 1 medio interior

f m

1860 f

t

i V -

1862 n. Barres . F laubert : Salambó. V . H u g o : Los miserables

¡ 1863 H . T a i n e : Vida de Jesús f 1864 n. Ju les R e n a r d

-v )

1863 T o m a d e P u e b l a ( M é x i c o ) por los franceses 1864 T r a t a d o f ranco- i ta l iano para la e v a c u a c i ó n de R o m a

y

t

i ^

1863 M a n e t p inta El almuerzo campestre 1864 O f f e n b a c h c o m p o n e La bella Helena

"V )

\ ^ 1860 M a r c e l i n Berthe lot : Química orgánica 1861 Pasteur: Memoria sobre los corpúsculos orgánicos que existen en el aire

**

1865 i "V"

1866 n. R o m a i n Ro l land . D a u d e t : Cartas de mi molino 1868 D a u d e t : El poquita cosa 1869 F laubert : La educación sentimental

V )

1868 C o n c e s i ó n de u n d e r e c h o l i m i t a d o de reun ión p ú b l i c a 1869 El G o b i e r n o g a n a las e l ecc iones p a r l a m e n t a r i a s

Y )

1866 Coro t p inta La iglesia de Marissei, M o n e t , Mujeres en el jardín 1867 G o u n o d es trena su ópera Romeo y Julieta

* V /

\ V

1865 C . Bernard: Introducción a la medicina experimental 1867 Pas teur real iza e s t u d i o s sobre la f e r m e n t a c i ó n del v i n o

-V- -)

1870 f

/

y

1870 f A . D u m a s (padre ) 1871 n. M a r c e l Proust , n. Paul V a l e r y . R i m b a u d : Carta del vidente, El barco ebrio 1872 n. Henr i Bata i l l e

1870 Guerra f ranco -prus iana . C a í d a de N a p o l e ó n U I 1871 Esta l la la C o m u n a de París

•)

1872 D e g a s p in ta Clase de baile 1874 El cr í t ico Leroy p u b l i c a la reseña « L a e x p o s i c i ó n de los i m p r e s i o n i s t a s »

1870 Pasteur: Las enfermedades de los gusanos de seda

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Primera sesión de la Academia Goncourt reunida en casa de Leon Hennique. De izquierda a derecha: Descaves, Geoffroy, Rosny el mayor, Huysmans, Hennique, Leon Daudet, Rosny el joven y Elemir Bourge.

parece salvarle de la trivialidad y eL tedio de la vida cotidiana; es la subli-mación artística de un ideal románt i -co que encontramos en Salambó, Hero-días y La tentación de san Antonio. Por otra parte, el empeño obsesivo por recoger hasta el último pormenor de experiencias vulgares en las que se insiste morbosamente, pero que se contemplan con fascinada repugnan-cia. Un corazón sencillo, Madame Bovary,

LITERATURA POLÍTICA Y SOCIEDAD

ARTE Y PENSAMIENTO

CIENCIA Y TÉCNICA

1875 1875 Sul ly-Prudhomme: Las vanas ternuras 1876 n. Max Jacob, n. Anna de Noailles. Daudet: Jack 1879 P. Loti: Azyadé

" V

1876 Elecciones republicanas 1879 Dimisión de Mac-Mahon . Lo sucede Jules Grevy

1875 V a n Gogh se instala en París. Bizet estrena la ópera Carmen 1877 Rodin esculpe La edad de bronce

— y

1875 Se firma en París la Convención Internacional Métrica 1877 Monier patenta la viga de hormigón armado -

Z^I

1880 1880 Maupassant: Bola de sebo. Zola: Las veladas de Médan. f Flaubert 1884 n. Gaston Bachelard. Huysmans: Contra natura

1880 Se decreta la disolución de los jesuítas 1881 Francia ocupa Túnez 1884 Se restablece el divorcio

Y

V 1881 Offenbach compone Los cuentos de Hoffman 1883 Pissarro presenta a Gauguin a los impresionistas

1885

1890 ^ v 1892 Henri Moissan realiza avances en la industria de aleaciones ferrosas 1894 Los hermanos Lumiére inventan el c inematógrafo

v 1888 Se funda el Instituto Pasteur 1889 Construcción de la Torre Eiffel

1895 -V 1898 Caso Dreyfus: Zola publica el Yo acuso 1899 Caso Dreyfus: es declarado inocente, condecorado

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V

1895 Se inaugura en París la exposición «Art Nouveau» 1897 Gauguin pinta Nevermore

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1898 El matrimonio Curie descubre el radio

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vivido y expresado los románticos. «Cuando se publicó Madame Bova-

ry», escribió su discípulo Zola, «se produjo toda una revolución literaria. Nos pareció que la fórmula de la

La educación sentimentaly Bouvard y Pécu-chet representan facetas diferentes de lo que él entendía por realismo, el sentimiento del fracaso de unos idea-les tal como desde siempre los habían

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Hermanos Goncourt: El camino al naturalismo

Los hermanos Goncourt, por su crono-logía y sus actitudes literarias, perte-

necen al mismo ámbito que Flaubert y Maupassant, y marcan muy bien el tránsito de la literatura de grandes ambi-ciones artísticas a lo Flaubert, a la cruda descripción, a veces con pretensiones clí-nicas, que ya corresponde al naturalismo. Artistas en primer lugar, con un gusto exigente y depurado, pero también volca-dos hacia una estética realista sin conce-siones que anticipa a Zola.

Edmond de Goncourt nació en Nancy en 1822 y su hermano Jules en París en 1830, hijos de un antiguo oficial del Impe-rio de origen aristocrático. Ambos vivie-ron siempre en una excepcional comu-nión de sentimientos y de ideas, y hasta la muerte temprana de Jules su obra parece pertenecer a un único autor, hasta tal punto estaban identificados.

En 1849, a la muerte de su madre deciden emplear la pequeña fortuna que han heredado para viajar y cultivar sus aficiones pictóricas y literarias. Por el momento les atrae más el arte y la histo-ria: pintan acuarelas, coleccionan objetos raros y preciosos, se hacen críticos artísti-cos y publican estudios históricos sobre el siglo X V I I I , como Historia de la sociedad francesa durante la Revolución (1854). Poco después Jules iniciará también una bri-llante carrera como grabador.

Pero estos diletantes amigos de la rare-za y la exquisitez se van a revelar en seguida como novelistas de una singular crudeza, retratando tipos y ambientes. Su primera novela, Charles Demailly (1860), pinta el mundillo de los escritores, y a este l ibro seguirán Sor Filomena (Soeur Filomene) (1861), Renata Mauperin (Renée Mauperin) (1864), Germinia Lacerteux (Germinie Lacer-teux) (1865), Manette Salomon (1867) y Ma-dame Gervaisais (1869). Su extremado rea-lismo podía ser tolerado en la novela, pe-ro no lo fue en el teatro, y el estreno de Henriette Maréchal provocó tal escán-dalo que las representaciones tuvieron

que suspenderse al cabo de pocos días. En 1870, a los treinta y nueve años,

muere Jules de Goncourt, pero su herma-no va a seguir escrupulosamente fiel a su memoria, continuando solo la obra em-prendida por ambos. Quizás el más ambi-cioso de sus libros comunes haya sido su Diario (Journal) - reple to de indiscrecio-nes y comentarios que obligaban a que su publicación íntegra fuese de carácter pos-tumo—; Edmond continuará redactándo-lo. Como también prolongará una pro-ducción novelística, La ramera Elisa (La filie Elisa) (1877) que con el tiempo iba a confundirse con la escuela de Zola.

Edmond de Goncourt, sin embargo, no se solidariza con el naturalismo, que le parecía brutal y chapucero, y a pesar de la similitud de temas y procedimientos, sólo se declara precursor de esos nuevos escri-tores, afirmando una altiva independen-cia y una superioridad de su gusto y de su cultura. Si en la época final del Segundo Imperio, él y su hermano habían tratado

Edmond y Jules de Goncourt, retrato de Paul Gavarni de 1853. (Biblioteca de Cataluña.)

Portada del Diario. Memorias de la vida literaria. 1851-1861 de los hermanos Goncourt. (Biblioteca de Cataluña.)

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Page 11: Flaubert: La libertad del escritor

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e en el salón de la princesa Matilde a Flau-bbert y a Gautier, de alguna manera, los ú últimos románticos, después de la muerte

\d ¿e v̂Aes su amigo íntimo será Daudet, el n más creativo de los discípulos de Zola.

Edmond de Goncourt vuelve a sus t( temas históricos y escribe una serie de n monografías sobre las actrices del si-g glo X V I I I ; es el gran descubridor y revalo-r¡ rizador del arte japonés —Utamaro ( (1891), Hokusai(1896) —que tanta impor-t. tancia iba a tener en la estética del fin de si siglo, y se le considera como uno de los h hombres de gusto más fino y exigente de P París. Pero, por paradoja, no supo y no q quiso entender jamás a los grandes pinto-r res franceses que eran contemporáneos si suyos, los impresionistas, cuya primera e exposición es de 1874, de los que habló si siempre muy poco.

Desde el primero de febrero de 1885 r reunió todos los domingos a sus amigos es escritores en la parte alta de su casa de A Auteuil, un barrio residencial de París, q que albergaba sus famosas colecciones de 0 objetos artísticos. Estas reuniones, a las q que asistían entre otros Daudet, Zola — -por quien no obstante no sentía mucha si simpatía—, Mallarmé, Huysmans, etc.— f' fueron el embrión de la llamada «Acade-n mia Goncourt» que instituyó en su testa-n mentó, jurado del célebre premio anual d de novela que todavía hoy sigue conce-d diéndose y que tiene la reputación de ser el el más importante en lengua francesa.

Edmond de Goncourt murió en julio de 1 1896 en Champrosay, la casa de campo d de los Daudet, habiendo publicado nueve v< volúmenes (incompletos) de su Diario, q que no podría aparecer sin cortes hasta d después de su muerte. Este voluminoso 1 Diario es una ingente masa de informacio-n nes, chismes, anécdotas, casi siempre pi-c. cantes, observaciones y reflexiones que h hace de él un curiosísimo retrato de los n medios intelectuales de esta época, al ti tiempo que pinta muy bien el tempera-n mentó de su autor.

novela m o d e r n a , f r a g m e n t a d a en la ob ra colosal de Balzac, a c a b a b a de reducirse y enunc ia rse c l a ramen te en las cua t roc ien tas pág inas de un libro. A c a b a b a de redac ta r se el código del nuevo ar te» (Los novelistas naturalistas, 1881). Efec t ivamente , F lauber t , con sus fr ías y precisas descr ipciones y sus enfoques c rue lmente irónicos y deses-pe r anzados (como en el re t ra to de la vu lga r idad y de la tonter ía d o m i n a n -tes, caso del f a rmacéu t i co H o m a i s , de M a d a m e Bovary, de los protagonis-tas de Bouvard y Pécuchet, etc.) repre-sentó u n a a v a n z a d a del na tu ra l i smo f rancés .

Otro coloso G u y de M a u p a s s a n t parece a sim-

ple vista un t ipo h u m a n o de u n a especie m u y dis t in ta de la de su maes-tro F lauber t , de qu ien ap rend ió el oficio. Es te h o m b r e atlético, robus to y chillón, de m a n e r a s bruscas , impe-ni tente muje r i ego y en tus ias ta del ejercicio físico, que pasó por la vida

como un vendava l , podr ía parecer la antí tesis del eremita de Croisset , el p e q u e ñ o rent is ta obses ionado por la pu lc r i tud y perfección de las pa l ab ra s que al inea en el papel .

Sin embargo , no sólo hay ent re ellos u n a relación de discípulo y maes t ro , F laube r t y M a u p a s s a n t es tán unidos por lazos poco visibles pero m u y pro-fundos . Son dos pes imis tas esenciales a m e n a z a d o s por la desesperación y la locura , que viven sus contradicc iones de un m o d o opuesto , pero que coinci-den en u n a mul t i tud de rasgos defini-torios. F l aube r t se def iende de sí mis-mo con su t r aba jo , que considera por enc ima de todo; M a u p a s s a n t se de-r r a m a en act iv idades exteriores, y tal vez por ello fuera de los dos el más vulnerab le , y el que t e rminó por ser t r ág icamente vencido por sus fan tas -mas ínt imos.

G u y de M a u p a s s a n t nació en el castillo de Miromesni l , cerca de Diep-pe — era, pues , al igual que F lauber t , n o r m a n d o — , en 1850, c u a n d o su

Los años del reinado de Napoleón III fueron decisivos para la historia y la literatura francesas. Flaubert se mantuvo siempre fiel a la amistad de la princesa Matilde. Aun después del derrocamien-to y de la muerte del emperador, continuó visitándola asiduamente en su exilio de Bruselas. 51

Page 12: Flaubert: La libertad del escritor

f CKUVRES COMPÜ5TKS ILLUSTRÉES

G U Y D E M A U P A S S A N T

B eh Ami

P A R I S NOClíTl! o'liBiTIONS MTOtlAMKS rr a»TIST¡<íUSiS

LlhnMl Paul O/W.f// So, uiiAUsmin u ' í n t i n , 5u

Tolls droit» rttervés

maes t ro sufría la g ran crisis de su juven tud . Su pad re era un propie tar io rura l frivolo y l ibertino, su madre , h e r m a n a de un inseparable amigo de F lauber t , una m u j e r culta y sensible que no se avenía en absoluto con su esposo. Las diferencias ma t r imon ia -les mot ivaron su separación en 1862, año en que el n iño pasó a depender exclusivamente de la madre . El M a u -passan t adolescente fue un colegial rebelde, expulsado del colegio de Yve-tot, rudo, jovial y más bien irr i table, que sentía una g ran afición por los depor tes violentos. En 1868 le encon-t ramos en el liceo de R u á n , y allí el e jemplo de F lauber t será decisivo en su vocación l i teraria; t e rminado el bachi-l lerato irá a París pa r a es tudiar Dere-cho, pero en la capital le sorprende el estallido de la guer ra f ranco-prus iana y es movilizado; a u n q u e no llega a par -t icipar d i r ec tamenteen n i n g ú n c o m b a -te, las experiencias de estos meses deb ían causar u n a p r o f u n d a i m p r e s i ó n en su án imo, la guer ra se le aparecerá s iempre como a lgosórd ido ,a t rozy bár-baro, y en su obra posterior a b u n d a r á n los sarcasmos ant imil i tar is tas .

Una antología: «Las veladas de Médan»

Para subsistir , M a u p a s s a n t tra-ba ja d u r a n t e más de ocho años (1872-1880) como oficinista, p r imero en el ministerio de M a r i n a y luego en el de Ins t rucción Pública; tareas poco gra tas pa r a el joven que sólo sueña en la l i tera tura . Bajo la dirección del exigente F lauber t (en cuya casa cono-ce a E d m o n d de Goncour t y a Zola), ap rende a observar y a escribir, domi-n a n d o su na tu ra l fogosidad y encau-

Portada de la segunda novela de Maupassant, Bel-Ami. (Biblioteca de Cataluña.)

Ilustración de Ferdinand Bacpara Bel-Ami. (Biblioteca de Cataluña.)

Guy de Maupassant, pocos años antes de que la locura le impidiera proseguir su obra y lo arrastrara a la muerte a los 43años.

La pintura de Camille Corot, contemporánea de las obras de Flaubert y Maupassant, constituye un puente entre el arte romántico y el impresionismo que aparece en 1874. «Lectura interrumpida», 1870.

zando su t emperamen to con orden y método. En 1875 publ ica sus pr ime-ros t raba jos , muy modestos aún , pero la p l u m a no le basta , y pa ra desfogar-se tiene que hacer cont inuas escapa-das a las orillas del Sena, donde fre-cuenta la pintoresca y ab igar rada compañ ía de los merenderos ribe-reños.

A par t i r de 1876 empieza a quejarse de t ras tornos cardíacos, de fuertes jaquecas y de s íntomas nerviosos que al parecer hay que a t r ibui r a una enfe rmedad venérea, p robab lemente de origen hereditario; todo ello le depr ime mucho , pero no renuncia ni a sus incesantes amoríos (que contaba con los detalles más escabrosos a F lauber t , muy divert ido con tales relatos) ni a la gloria l i teraria. En torno a Zola se reúnen diversos escri-tores que en 1880 publ ican una serie de cuentos en el vo lumen colectivo Las veladas de Médan (Les soirées de Médan). Es como un manif iesto del naciente na tura l i smo. M a u p a s s a n t contr ibuye con Bola de sebo (Boule de suif), y a los t reinta años se da así a conocer con una obra maes t ra .

Bola de sebo, que se si túa en el m o m e n t o en que las t ropas prus ianas ocupan R u á n , cuenta la historia de un heterogéneo grupo de personas que a b a n d o n a la c iudad en diligencia, hu-yendo an te el invasor: un comerciante en vinos, el propie tar io de unas hilan-derías, un mat r imonio de aristócra-tas, dos monjas . . . y «una mu je r de esas que se l laman galantes», y que es conocida por el apodo de «Bola de sebo». La relación de este accidenta-do viaje a través de las líneas prusia-nas se convierte en una rabiosa y feroz car ica tura de «la gente con honradez y buena fama» , y M a u p a s s a n t se reve-la como un escritor de p r imer orden. F lauber t apenas tiene t iempo de gozar del t r iunfo de su discípulo, ya que desa fo r tunadamen te mor i rá en

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Flaubert y Maupassant eran normandos. Ambos compartían recuerdos juveniles de Ruán. «Vista del puerto», óleo de Camille Pissarro.

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este mismo año, el día 8 de mayo. A pesar de Las veladas de Médan,

M a u p a s s a n t no quiere que le confun-dan con un natural is ta , habla con desapego de Zola y busca un camino más personal . Ahora está seguro de sus posibilidades, deja el ministerio y se dedica sólo a escribir, sobre todo cuentos, que van apareciendo en la prensa y que no ta rda en recoger en

forma de libro: de 1881 es La mancebía (La maison Pellier), con el famoso rela-to que da título al volumen, las pupi-las de una mancebía que asisten emo-cionadas a la pr imera comunión de una niña; del año siguiente, Mademoi-selle Fifí, con temas escabrosos y gran-guiñolescos, de irresistible fuerza có-mica y también una exasperada cruel-dad . Mientras , inicia sus viajes y visi-

ta Córcega y Argelia, países que des-cribirá en las crónicas de Al sol (Au soleil) (1884).

Una vida (Une vie), de 1883, su pri-mera novela, obedece a la misma concepción que inspiró a Flauber t Un corazón sencillo, su interés por los temas humildes, las vidas grises y monóto-nas que se p in tan con un realismo minucioso y voluntar iamente imper-sonal. La protagonis ta del libro, Jean-ne, aprende res ignadamente la lec-ción de que la vida es una in in ter rum-pida sucesión de desengaños; su mari-do la decepciona con su egoísmo y sus infidelidades —el modelo de este per-sonaje era el propio padre de M a u -passant—, al enviudar tampoco su hijo responde a sus esperanzas, y en la vejez su único a m p a r o es el de la cr iada Rosalie, an t igua a m a n t e de su mar ido. Aquí no hay ni sarcasmos ni bril lantez cínica, sólo un pesimismo de. tonos apagados y neutros, de des-cripciones escuetas.

Cronología de Flaubert 1820 1830 1840

1821 Nac imiento de Gustave Flaubert en Ruán

1841 Se inscribe en la Facultad de Derecho de París

1850 1843 Comienza La educación sentimental. Es reprobado en el examen de Derecho del segundo año

1844 Sufre un ataque (epilepsia) . Su padre compra la casa de Croisset

1848 Es testigo de la revolución de febrero

1851 Vue lve a Croisset. En sept iembre comienza Madame Bovary

1856 Publ icación y proceso de Madame Bovary

1857 Flaubert es absueltH • los cargos de e scánda lo ! público. Comienza Salam

1842 Noviembre 1856 Madame Bovar)

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Calendario popular de 1880, año de la muerte de Flaubert, que representa el Salón de los Diputados en la Asamblea Nacional.

Obstáculos y realizaciones Pese a las enfermedades que han

comenzado a afectarle sin cesar, en 1885 da a conocer la segunda de sus novelas largas, Bel-Ami, que tiene por escenario el París de los ambientes periodísticos, literarios y mundanos . Su protagonista, Georges Duroy, es un advenedizo provinciano, semejan-te al Lucien de Rubempré de Balzac, que lucha por tr iunfar en medio de una sociedad corrompida que acaba corrompiéndole. Al adquir i r la fama, Maupassant había logrado introdu-cirse en las altas esferas sociales, pero allí se sentía incómodo y torpón, y sus retratos del gran m u n d o acusan siem-pre una amarga dosis de resentimien-to y de venganza.

Bel-Ami es una sátira de gran dure-za, pero al mismo tiempo contiene los sueños y aspiraciones del propio escri-tor en una mezcla de rencores y deseos insatisfechos: Duroy tiene algunas de sus cualidades, pero está concebido

suponiendo a este personaje unos irre-sistibles atractivos para la conquista de las mujeres de elevada posición de los que Maupassan t evidentemente carecía.

Publica docenas y docenas de cuen-tos que va reuniendo en forma de libro: Cuentos de la becada (Contes de la

bécasse) (1883), que refleja su pasión por la caza, Las hermanas Rondoli (Les sceurs Rondoli) (1884), Yvette (1885), Cuentos del día y de la noche (Contes dujour et de la nuit (1885), Monsieur Parent (1886), etc. Hab ía reunido una nota-ble for tuna, lo cual le permitió com-prar un yate y viajar por el extranjero,

1 1860 m m Problemas de s a lud , 'urliurante la guerra es ifemrfermero en R u á n , d e s p u é s 'nineniente de la G u a r d i a íacVacional. Los p r u s i a n o s ntnwtran en Croisset

1862 Salambó

1871 Se qui ta el l istón de la Legión de H o n o r . V ia ja a Bruselas a vis i tar a la princesa Mat i lde . E n nov iembre , M a d a m e Schles inger vis ita Croisset .

1870 1873 Re lac iones amis tosas con M a u p a s s a n t

1874 Presentac ión de El Candidato en el teatro del V a u d e v i l l e , q u e resulta un fracaso. V ia ja a Suiza. Frecuenta a Vic tor H u g o

1877 F laubert trabaja en Bouvardy Pécuchet

1879 Se fractura el peroné y d e b e guardar c a m a durante tres m e s e s

1880 1880 El 8 de m a y o m u e r e v íc t ima de una hemorrag ia cerebral

1869 La educación sentimental 1874 La tentación de san Antonio

1876 La leyenda de san Julián el hospitalario, Un corazón sencillo. C o m i e n z a Herodías

1880y 1881 Bouvardy Pécuchet

1877 Tres cuentos

C A L E N D R 1 E R S P O P U L A I R É S N " 3

JUIllET SEPTEHB, OECEHBRE

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Page 16: Flaubert: La libertad del escritor

Castillo de Miromesnil, cerca de Dieppe, en Normandía, lugar de nacimiento de Guy de Maupassant.

Carta autógrafa con monograma y firma de Guy de Maupassant.

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7

El ocaso De 1890 es su úl t ima novela, Nuestro

corazón (Notre cceur), los cuentos de La inútil belleza (L'inutile beauté) y las cró-nicas de La vida errante (La vie errante). Su aspecto físico hab ía cambiado en muy poco t iempo, el deterioro hab ía llegado a límites casi intolerables, su-fría terribles insomnios y se manifes-taba en él una clarísima man ía perse-cutoria; los médicos le r ecomendaron hacer curas en los Alpes y en la Costa Azul; n a d a d a b a resul tado y el pr ime-ro de enero de 1892 intentó suicidarse abr iéndose la ga rgan ta con un corta-p lumas . H a b í a perdido has ta el últi-mo vestigio de lucidez cuando sus amigos le in te rnaron en la clínica parisiense del famoso doctor Blanche; y allí murió , t ras crisis periódicas de violencia que obl igaban a los enfer-meros a ponerle la camisa de fuerza, sin haber recobrado la razón, diecio-cho meses más tarde. Era el 6 de julio de 1893, cuando le fa l taba un mes pa ra cumpli r los cuaren ta y tres años.

Carlos Pujol Doctor en Filosofía y Letras por la

Universidad de Barcelona. Profesor de Literatura Francesa

en par te movido por su afán de obser-vación, en par te por una necesidad moral de t ra ta r de huir de sus obsesio-nes. En 1887 publica su tercera novela larga, Mont Oriol, y uno de sus más impresionantes volúmenes de cuen-tos, ElHorla (LeHorla), dominado por la angustiosa amenaza de una pre-sencia misteriosa que siente a su lado.

Aparecen aún varias novelas más, como Pierre y Jean (Pierre et Jean) (1888), historia de dos hermanos , y Fuerte como la muerte (Fort comme la Mort) (1889), inspi rada al parecer en su amor imposible por M a d a m e Strauss, la an t igua viuda del músico Bizet, la gran amiga semimaterna l de Proust , con cuyo m u n d o enlaza así el de M a u p a s s a n t . Pero no son sus mejo-res obras, y pocos títulos más añad i rá a su producción antes de que el mal le condene al silencio. Sus t ranstornos nerviosos le impiden ya escribir, y el recuerdo de lo sucedido con su he rma-no Hervé —que mur ió loco en 1889 — ensombrecía todas las perspectivas de curación.

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Bibliografía en español

S. H. EOFF, El pensamiento moderno y la novela espa-ñola. Barcelona, Seix-Barral, 1965.

HARRY LEVIN, El realismo francés. Stendhal, Balzac, Flaubert, Zola, Proust. Barce-lona, Laia, 1974.

MAURICE NADEAU, Gusta-ve Flaubert escritor. Barcelo-na, Lumen, 1971.

MARIO VARGAS LLOSA, La orgía perpetua. Barcelona, Bruguera, 1978.

CARLOS PUJOL, La novela

extramuros. Barcelona, Laia, 1975.

JORGE LUIS BORGES, Dis-cusión. Madrid, Alianza Edito-rial, 1976.

H U G O FRIEDRICH, Tres clásicos de la novela francesa. Stendhal, Balzac, Flaubert.

Buenos Aires, Losada, 1969. * * *

Esta bibliografía incluye las obras más asequibles para el lector de lengua española. Sólo se mencionan textos en otros idiomas en los casos en que di-chos textos se consideren im-prescindibles.