fisiologia del estres en combate

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Publicado con autorización de su autor 1 David Grossman, nació en 1956 en Frankfurt (Alemania). Teniente Coronel (R) del Ejército de los EE.UU. Psicólogo. Historiador. Experto en el campo de la agresión humana y las raíces de la violencia y el delito violento. PÁG. TEMA AUTORES TRADUCCIÓN DE: 2 "Efectos psicológicos del combate" http://www.killology.com/article_psychological.htm Dave Grossman y Bruce K. Siddle Carlos G. Blanco 15 “El costo psicológico de aprender a matar” http://www.killology.com/grossman_OnKilling_II.pdf Dave Grossman Roberto Hoyos 26 "Enseñándole a los niños a matar" http://www.killology.org/article_teachkid.htm Dave Grossman Carlos G. Blanco 37 "Evolución del armamento" http://www.killology.com/article_weaponry.htm Dave Grossman Carlos G. Blanco 58 "Agresión y violencia" http://www.killology.com/article_agress&viol.htm Dave Grossman Carlos G. Blanco Traducción de: Carlos Guillermo Blanco Comandante Mayor (R) Magister en Ciencias en Liderazgo y Gestión Policial [email protected] [email protected] «Killology» Es un neologismo que intenta definir el estudio de los efectos psicológicos y fisiológicos del combate en los seres humanos.

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Publicado con autorización de su autor

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David Grossman, nació en 1956 en Frankfurt (Alemania). Teniente Coronel (R) del Ejército de los EE.UU. Psicólogo. Historiador. Experto en el campo de la agresión humana y las raíces de la violencia y el delito violento.

PÁG. TEMA AUTORES TRADUCCIÓN

DE:

2 "Efectos psicológicos del combate" http://www.killology.com/article_psychological.htm

Dave Grossman y Bruce K. Siddle

Carlos G. Blanco

15 “El costo psicológico de aprender a matar” http://www.killology.com/grossman_OnKilling_II.pdf

Dave Grossman Roberto Hoyos

26 "Enseñándole a los niños a matar" http://www.killology.org/article_teachkid.htm

Dave Grossman Carlos G. Blanco

37 "Evolución del armamento" http://www.killology.com/article_weaponry.htm Dave Grossman

Carlos G. Blanco

58 "Agresión y violencia" http://www.killology.com/article_agress&viol.htm Dave Grossman

Carlos G. Blanco

Traducción de:

Carlos Guillermo Blanco Comandante Mayor (R)

Magister en Ciencias en Liderazgo y Gestión Policial [email protected]

[email protected]

«Killology» Es un neologismo que intenta definir el estudio de los efectos psicológicos y

fisiológicos del combate en los seres humanos.

Publicado con autorización de su autor

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"Efectos psicológicos del combate" Teniente Coronel Dave Grossman y Bruce K. Siddle

Academic Press, 2000 Traducción de Carlos G. Blanco, M.Sc.

El teniente coronel Dave Grossman, con Doug Willie, Jefe de Redacción de PoliceOne, habló ante una

multitud de más de 250 policías en un acto organizado por la Asociación de Oficiales de Paz de California.

El efecto psicológico del combate es un concepto que abarca una amplia variedad de procesos e impactos negativos, todo lo cual debe tenerse en cuenta en cualquier evaluación de los costos inmediatos y de largo plazo de la guerra. Esta entrada se ocupará del amplio espectro de los efectos psicológicos del combate, que incluyen: bajas psiquiátricas sufridas durante el combate, activación fisiológica y miedo, la fisiología del combate cuerpo a cuerpo, el precio de matar, y trastorno por estrés postraumático (TEPT). Introducción: Un legado de mentiras. Un examen de los efectos psicológicos del combate debe empezar por reconocer que hay algunos aspectos positivos en el combate. A lo largo de la historia registrada esos aspectos positivos han sido enfatizados y exagerados con el fin de proteger la propia imagen de los combatientes, para honrar la memoria de los caídos y racionalizar sus muertes, engrandecer y glorificar a los líderes políticos y comandantes militares, y para manipular a la población para que apoye la guerra y envíe a sus hijos a la muerte. Pero el hecho que esos aspectos positivos han sido manipulados y explotados no niega su existencia. Hay una razón para la poderosa atracción del combate a lo largo de los siglos, y no hay ningún valor en ir desde el extremo disfuncional de glorificar la guerra hasta el extremo igualmente disfuncional de negar su atracción. La habilidad para reconocer y enfrentar el peligro, la poderosa unión del grupo que ocurre en momentos de estrés, el espectáculo imponente de una nación enfocada y alineada para lograr un único objetivo, la dedicación desinteresada a los conceptos abstractos y metas, y la habilidad para superar los poderosos imperativos del instinto de supervivencia y voluntariamente morir por los demás: esos aspectos comunes de la guerra representan dos rasgos importantes de la supervivencia y un comentario potencialmente positivo sobre la naturaleza humana básica. Pero si la guerra tiene una capacidad para reflejar algunos aspectos positivos generalmente ocultos de la humanidad, irrefutablemente lo hace a un gran y trágico costo. Un precio obvio y trágico de la guerra es la carga de muerte y destrucción. Pero hay un costo adicional, un costo psicológico a cargo de los sobrevivientes del combate, y una plena comprensión de ese costo ha sido reprimida demasiado tiempo por un legado de auto-engaño y desinformación intencional. Después de pelar este "legado de mentiras" que ha perpetuado y glorificado a la guerra no se puede escapar a la conclusión de que el combate, y el asesinato que se encuentra en el corazón del combate, es una tarea extraordinariamente traumática y costosa psicológicamente que afecta profundamente a todos los que participan en ella.

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Este costo psicológico de la guerra es más fácilmente observable y medible a nivel individual. A nivel nacional, un país en guerra puede anticipar un pequeño pero estadísticamente significativo aumento en la tasa de homicidios domésticos, probablemente debido a la glorificación de la violencia y la consiguiente reducción en el nivel de represión de los instintos naturales agresivos que Freud sostenía que era esencial para la existencia de la civilización. A nivel de grupo, incluso la unidad de élite usualmente es destruida psicológicamente cuando le han infligido entre 50 y 60% de bajas, y la integración del individuo en el grupo es tan fuerte que esta destrucción a menudo conduce a la depresión y el suicidio. Sin embargo, la nación (si no es eliminada por la guerra) generalmente es resistente, y el grupo (si no es destruido) inevitablemente se desbanda. Pero la persona que sobrevive al combate, bien puede terminar pagando un costo psicológico profundo para toda la vida. El impacto acumulativo de esos efectos en cientos de miles de veteranos es un fenómeno generalizado, con un potencial significativo para tener un efecto profundo en la sociedad en general. Bajas psiquiátricas en la Guerra. Richard Gabriel ha señalado que: "las Naciones acostumbran a medir los ‘costos de la guerra’ en dólares, pérdida de producción, o el número de soldados muertos o heridos". Pero, "rara vez los establecimientos militares intentan medir los costos de la guerra en términos de sufrimiento individual. La ruptura psiquiátrica sigue siendo uno de los elementos más costosos de la guerra cuando se expresa en términos humanos". De hecho, para los combatientes en cada gran guerra peleada en este siglo, ha habido una mayor probabilidad de convertirse en una baja psiquiátrica que de ser asesinado por fuego enemigo. Una baja psiquiátrica es un combatiente que ya no es capaz de participar en el combate, debido al debilitamiento mental (opuesto al físico). Las bajas psiquiátricas rara vez representan un debilitamiento permanente, y con el cuidado adecuado puede girar de nuevo en la línea. (Sin embargo, la investigación israelí ha demostrado que, después del combate, las bajas psiquiátricas están fuertemente predispuestas hacia la manifestación más permanentemente debilitante y a más largo plazo de Trastorno de Estrés Post-Traumático). La víctima real puede manifestarse de muchas maneras, que va desde los trastornos afectivos a los trastornos ‘somato formes’, pero el tratamiento de las muchas manifestaciones del estrés de combate consiste en la simple remoción del soldado del entorno de combate. Pero el problema es que los militares no quieren simplemente retornar las bajas psiquiátricas a la vida normal, quieren retornarlos al combate. Y esas víctimas son comprensiblemente reacias a hacerlo. El síndrome de evacuación es la paradoja de la psiquiatría de combate. Una nación debe cuidar a sus bajas psiquiátricas, ya que no tienen ningún valor en el campo de batalla (de hecho, su presencia en el combate puede tener un impacto negativo en la moral de los otros combatientes) y aún pueden utilizarse de nuevo como valiosos reemplazos experimentados una vez que se han recuperado de la tensión del combate. Pero si los combatientes comienzan a darse cuenta de que los combatientes insanos están siendo evacuados, el número de bajas psiquiátricas se incrementará dramáticamente. La proximidad contínua al campo de batalla (a través del tratamiento hacia adelante, por lo general dentro del alcance de la artillería enemiga), combinada con una "expectativa" de un rápido retorno al combate, son los principios desarrollados para superar la paradoja del síndrome de evacuación. Esos principios de proximidad y expectativa han demostrado ser muy eficaces desde la Primera Guerra Mundial. Permiten a la víctima psiquiátrica que obtenga el descanso que es la única cura

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actual para su problema, mientras no le de un mensaje a los compañeros todavía sanos que la insania es un billete de salida de la locura de la batalla. Pero incluso con la cuidadosa aplicación de los principios de proximidad y expectativa, la incidencia de bajas psiquiátricas sigue siendo enorme. Durante la II Guerra Mundial, 504.000 hombres de las fuerzas de combate norteamericanas se perdieron debido al colapso psiquiátrico - suficiente para conformar 50 divisiones. Estados Unidos sufrió la pérdida pese a los esfuerzos para eliminar a aquellos mental y emocionalmente ineptos para el combate, clasificando como 4-F (ineptos para el servicio militar) a más de 800.000 hombres, debido a razones psiquiátricas. En un momento de la II Guerra Mundial, las bajas psiquiátricas del Ejército de los EE.UU. eran descargadas más rápido que la carga de nuevos reclutas. El estudio de Swank y Marchand de la II Guerra Mundial de los combatientes del Ejército de Estados Unidos en las playas de Normandía encontró que después de 60 días de combate continuo, el 98% de los soldados sobrevivientes se había convertido en bajas psiquiátricas. Y el restante 2% se identificó como "agresivas personalidades psicopáticas". Así pues, no está demasiado lejos de la marca observar que hay algo sobre el combate continuo e ineludible que llevará al 98% de todos los hombres a la insania, y el otro 2% estaba loco cuando llegó allí. La figura 1 es una representación esquemática de los efectos del combate continuo.

Figura 1 - Efectos del combate contínuo

Se debe entender que el tipo de combate continuo, prolongado, que produce las altas tasas de bajas psiquiátricas es en gran parte un producto de la guerra del siglo XX. La batalla de Waterloo sólo duró un día. Gettysburg duró sólo tres días - y se tomaron las noches libres. Fue solo en la Primera Guerra Mundial que los ejércitos comenzaron a experimentar meses de 24 horas de combate y un gran número de bajas psiquiátricas fueron observadas por primera vez. Las naciones democráticas de este siglo han sido mejor que la mayoría al admitir y hacer frente a sus bajas psiquiátricas en combate. La información de fuentes no occidentales es muy limitada, pero ahora sabemos que la experiencia de Estados Unidos de la Segunda Guerra Mundial es

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representativa del costo universal de la guerra moderna, prolongada. Los ejércitos de todo el mundo han experimentado bajas psiquiátricas similares en masa, pero muchos simplemente han llevado a estos heridos a la batalla a punta de bayoneta, disparándoles a los que se negaban o eran incapaces de continuar. Las unidades japonesas en la Segunda Guerra Mundial empleaban un conjunto único de poderosos procesos culturales y de grupo para retardar su rompimiento psiquiátrico, pero sólo consiguieron retrasar temporalmente el costo del combate, un costo que a la larga se manifiesta en el suicidio en masa. En última instancia el número de víctimas del combate moderno es verdaderamente terrible, y ninguna nación o cultura ha sido capaz de escapar de ella. Excitación fisiológica y miedo. El soldado en combate resiste muchas indignidades. Entre esas pueden ser interminables meses y años de exposición al calor del desierto, sofocado por la selva, las lluvias torrenciales, o las montañas heladas y la tundra. Por lo general, el soldado vive en medio de un enjambre de animales dañinos. Muy a menudo faltan alimentos, falta sueño, y la constante incertidumbre que corroe el sentido de control de los combatientes sobre sus vidas y su entorno. Pero, malos como son, todos estos factores de estrés se pueden encontrar en muchas circunstancias culturales, geográficas o sociales, y cuando el ingrediente de la guerra se remueve, los individuos expuestos a esas circunstancias no sufren bajas psiquiátricas en masa Para comprender plenamente la intensidad del estrés de combate, debemos mantener estos otros factores de estrés en la mente, mientras que la comprensión de la respuesta fisiológica del organismo para combatir, tal como se manifiesta en la movilización de los recursos del sistema nervioso simpático. Y entonces tenemos que entender el impacto del "rebote" del sistema nervioso parasimpático que ocurre como resultado de las demandas que se le plantean. El sistema nervioso simpático (SNS) moviliza y dirige los recursos de energía del cuerpo para la acción. Es el equivalente fisiológico de los soldados de primera línea del cuerpo que realmente pelean en una unidad militar. El sistema nervioso parasimpático es el responsable del proceso digestivo y de recuperación del cuerpo. Es el equivalente psicológico de los cocineros del cuerpo, los mecánicos y los oficinistas que sostienen una unidad militar durante un período prolongado de tiempo. Normalmente, el cuerpo se mantiene en un estado de homeostasis, que asegura que estos dos sistemas nerviosos mantengan un equilibrio entre sus demandas sobre los recursos del cuerpo. Pero en circunstancias extremadamente estresantes, la respuesta de "lucha o huida" se activa y el SNS moviliza toda la energía disponible para la supervivencia. Esto es el equivalente psicológico de tirar a los cocineros, mecánicos y oficinistas a la batalla. Este proceso es tan intenso que los soldados muchas veces sufren diarrea, el estrés debido a la reorientación de las energías esenciales de los procesos parasimpáticos, y no es nada raro que pierdan el control de la micción y la defecación porque el cuerpo, literalmente, "quema su lastre" y vuelve a dirigir toda la energía disponible en un intento de proporcionar los recursos necesarios para asegurar la supervivencia. Esto se refleja en las encuestas de la II Guerra Mundial en el que una cuarta parte de los veteranos de guerra admitió que se orinó en los pantalones de combate, y una cuarta parte admitió que defecó en sus pantalones en el combate. Un combatiente debe pagar un precio fisiológico para un proceso enervante tan intenso. El "precio" que paga el cuerpo es una "reacción violenta" igualmente poderosa, cuando las demandas desatendidas del sistema nervioso parasimpático se vuelven ascendentes. Esta reacción parasimpática ocurre tan pronto como el peligro y la emoción ha terminado, y toma la forma de un cansancio muy potente y somnolencia de parte del soldado.

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Napoleón declaró que el momento de mayor peligro era el instante inmediatamente después de la victoria, y al decirlo, demostró un poderoso entendimiento de la forma en que los soldados se ven fisiológica y psicológicamente incapacitados por la reacción parasimpática que se produce tan pronto como el impulso del ataque para y el soldado brevemente se considera a sí mismo seguro. Durante este período de vulnerabilidad de un contraataque por parte de tropas de refresco puede tener un efecto totalmente fuera de proporción con el número de tropas atacantes. Es básicamente por esta razón que el mantenimiento de una reserva "no explotada" históricamente ha sido esencial en combate, con batallas a menudo girando en torno a qué lado puede ofrecer y desplegar último sus reservas. Clausewitz entendió el peligro de fuerzas de reserva debilitándose y agotándose prematuramente (y da una idea de la causa raíz de la inervación), cuando advirtió que las reservas siempre se deben mantener fuera de la vista de la batalla. En el combate continuo el soldado va en una montaña rusa a través de una serie aparentemente interminable de esas oleadas de adrenalina y sus subsecuentes reacciones violentas, y la respuesta natural, útil y apropiada del cuerpo ante el peligro en última instancia, se vuelve extremadamente contraproducente. Incapaz de huir e incapaz de superar el peligro a través de un breve estallido de lucha, postura, o rendición, los cuerpos de los soldados modernos en el combate sostenido agotan su capacidad para enervar. Se deslizan en un estado de profundo agotamiento físico y emocional de tal magnitud que parece ser casi imposible de comunicar a los que no lo han experimentado. La mayoría de los observadores del combate engloban el impacto de este proceso de activación fisiológica bajo el título general de "miedo", pero el miedo es en realidad una etiqueta cognitiva o emocional para la activación fisiológica no específica en respuesta a una amenaza. El impacto del miedo y de su activación fisiológica asistente es importante, pero debe entenderse que el miedo es sólo un síntoma y no la enfermedad, es un efecto pero no la causa. Para entender verdaderamente los efectos psicológicos del combate, debemos entender exactamente qué es lo que causa esta respuesta de miedo intenso en las personas. Se ha vuelto cada vez más claro que hay dos factores estresantes claves, fundamentales, que causan el efecto psicológico asociado con el combate. Estos factores de estrés son: el trauma asociado con ser víctima de la agresión interpersonal a corta distancia, y el trauma asociado con la responsabilidad de matar a un ser humano a corta distancia. El trauma de la agresión interpersonal a corta distancia. Durante la Segunda Guerra Mundial, la carnicería y la destrucción causada por los meses de continuos bombardeos alemanes en Inglaterra y los años de los bombardeos aliados en Alemania fue infligido de manera sistemática a fin de crear bajas psicológicas entre la población civil. Día y noche, en un patrón intencional impredecible, civiles, familiares y amigos fueron mutilados, asesinados y sus casas fueron destruidas. Estas poblaciones civiles sufrieron el miedo y el horror en una magnitud que pocos seres humanos experimentarán. Este reino impredecible e incontrolable de shock, horror y terror es exactamente lo que los psiquiatras y psicólogos antes de la Segunda Guerra Mundial creían era responsable de la gran cantidad de bajas psiquiátricas que sufrieron los soldados en la Primera Guerra Mundial. Y aún, increíblemente, el Estudio del Bombardeo Estratégico de la Rand Corporation publicado en 1949 halló que sólo hubo un leve aumento en los trastornos psicológicos en estas poblaciones en comparación con las tasas en tiempos de paz y que éstos se produjeron principalmente entre las personas que ya estaban predispuestas a la enfermedad psiquiátrica. Esos bombardeos, destinados a quebrar la voluntad de la población, parece que han servido primariamente para endurecer el corazón y aumentar la determinación de luchar entre aquellos que resistieron.

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El impacto del miedo, la excitación fisiológica, el horror y las carencias físicas en el combate no debe ser subestimado, pero se ha hecho evidente que otros factores son responsables de las bajas psiquiátricas entre los combatientes. Un factor es el impacto de corto alcance de la confrontación agresiva interpersonal. A través de las montañas rusas, la acción y las películas de terror, las drogas, la escalada de montañas, el rafting, el buceo, el paracaidismo, la caza, los deportes de contacto, y un centenar de otros medios, la sociedad moderna persigue el miedo. El miedo en sí mismo rara vez es causa de un trauma en la existencia diaria en tiempos de paz, pero frente a la agresión interpersonal cercana y el odio de sus conciudadanos es una experiencia terrible de una magnitud totalmente diferente. El máximo temor y horror en la mayoría de las vidas modernas es el de ser violado, torturado, golpeado o físicamente degradado frente a sus seres queridos o que tienen el carácter sagrado de la casa invadida por intrusos agresivos y llenos de odio. El Manual de Diagnóstico y Estadística de la Asociación Americana de Psiquiatría afirma esto cuando señala que, el "trastorno de estrés postraumático... puede ser especialmente severo o duradero cuando el agente estresante es de diseño "humano". El trastorno de estrés postraumático que resulta de desastres naturales como los huracanes, los tornados y las inundaciones es comparativamente raro y leve, pero los casos agudos de trastorno de estrés postraumático siempre serán el resultado de la tortura o la violación. En última instancia, como los tornados, inundaciones y huracanes, las bombas de 20,000 pies simplemente no son "personales" y son mucho menos traumáticos para la víctima y el agresor. La muerte o debilitamiento es estadísticamente mucho más probable que se produzcan por enfermedad o accidente que por una acción malintencionada, pero las estadísticas no tienen nada que ver con el miedo. Estadísticamente hablando, el tabaquismo es una actividad sumamente peligrosa que anualmente ocasiona muertes lentas y horribles a millones de personas en todo el mundo, pero este hecho no disuade a millones de personas de que fumen, y alrededor de las naciones del globo pocos se sienten motivados a aprobar leyes para proteger a sus ciudadanos de esta amenaza. Pero la presencia de un violador en serie en una gran ciudad puede cambiar el comportamiento de cientos de miles de personas, y hay una amplia tradición de leyes destinadas a proteger a los ciudadanos de la violación, asalto y asesinato. Cuando las serpientes, las alturas o la oscuridad causan una reacción de miedo intenso a un individuo, se considera una fobia, una disfunción, una anormalidad. Pero es muy natural y normal responder a un ataque agresivo de un ser humano con una respuesta fóbica a gran escala. Es una fobia universal humana. Más que cualquier otra cosa en la vida, es la hostilidad humana intencional y abierta y la agresión las que asaltan la imagen de sí mismos, el sentido de control y, en última instancia, la salud física y mental de los seres humanos. El soldado en combate es insertado directamente en el medio ineludible del psicológicamente más traumático de los ambientes. En última instancia, si el combatiente no es capaz de conseguir algo de respiro del trauma de combate, y si no es herido o muerto, el único escape disponible es el escape psicológico de convertirse en baja psiquiátrica y huir mentalmente del campo de batalla. La fisiología del combate cercano. Una comprensión del estrés del combate cercano comienza con un entendimiento de la respuesta fisiológica a la agresión interpersonal cercana. La visión tradicional de combatir el estrés está a menudo asociada con la fatiga de combate y el trastorno de estrés postraumático, que son en realidad manifestaciones que se producen después, y como resultado de, el estrés del combate. Bruce Siddle ha definido combatir el estrés como la percepción de una amenaza inminente de herida grave o muerte, o el estrés de ser encargado de la

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responsabilidad de proteger a un tercero de lesiones graves o muerte inminente, bajo condiciones donde el tiempo de respuesta es mínimo. Los efectos debilitantes del estrés de combate han sido reconocidos desde hace siglos. Fenómenos como la visión de túnel, la exclusión auditiva, la pérdida del control motor fino y complejo, la conducta irracional y la incapacidad para pensar con claridad, han sido observados como subproductos del estrés del combate. A pesar de que esos fenómenos han sido observados y documentados por cientos de años, muy poca investigación se ha llevado a cabo para entender por qué el estrés del combate deteriora el rendimiento.

Frecuencia cardíaca (latidos por minuto)

Más de 175 latidos por minuto ~ Pelea irracional o huida. Congelación. Comportamiento sumiso. Vasoconstricción ( = sangrado reducido

de las heridas) Anulación de la vejiga y los intestinos. Gran destreza motora (correr, cargar,

etc.) al más alto nivel de desempeño.

220

175 latidos por minuto ~ Deterioro del proceso cognitivo. Pérdida de visión periférica (visión de

túnel) Pérdida de percepción profunda. Pérdida de visión cercana. Exclusión auditiva (audición de túnel)

200

180

160

115-145 latidos por minuto ~ Nivel óptimo de desempeño en combate y de supervivencia para: Destrezas motoras complejas. Tiempo de reacción visual. Tiempo de reacción cognitiva.

155 latidos por minuto ~

140 Deterioro de destrezas motoras complejas.

120

115 latidos por minuto ~

Deterioro de destrezas motoras finas. 100

60-80 latidos por minuto ~ 80 Frecuencia cardíaca normal en reposo.

Figura 2 - Efectos del incremento del ritmo cardíaco inducido por las hormonas

La característica clave que distingue al estrés de combate es la activación del SNS. El SNS se activa cuando el cerebro percibe una amenaza a la supervivencia, lo que resulta en una descarga inmediata de las hormonas del estrés. Este "flujo masivo" está diseñado para preparar el cuerpo para luchar o huir. La respuesta se caracteriza por un aumento de la presión arterial y el flujo de sangre a la gran masa muscular (resultando en un aumento de las capacidades de fuerza y realce de las habilidades motoras gruesas, tales como correr o cargar contra un oponente), la vasoconstricción de los vasos sanguíneos menores al final de los apéndices (que sirve para reducir el sangrado de las heridas), dilatación de la pupila, cese de los procesos digestivos y temblores musculares. La Figura 2 presenta una representación esquemática de los efectos del aumento del ritmo cardíaco inducido por las hormonas como resultado de la activación del SNS.

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La activación del SNS es automática y virtualmente incontrolable. Se trata de un reflejo provocado por la percepción de una amenaza. Una vez iniciado, el SNS dominará todos los sistemas voluntarios e involuntarios hasta que la amenaza percibida haya sido eliminada o escapado, el rendimiento se deteriora, o el sistema nervioso parasimpático se activa para restablecer la homeostasis. El grado de activación del SNS se centra alrededor del nivel de amenaza percibida. Por ejemplo, un bajo nivel de activación del SNS puede ser consecuencia de la anticipación del combate. Esto es especialmente común con los policías o los soldados minutos antes de hacer un asalto táctico en un entorno potencial de fuerza letal. Bajo esas condiciones los combatientes generalmente experimentarán aumentos en la frecuencia cardíaca y la respiración, temblores musculares y una sensación de ansiedad. En contraste, un alto nivel de activación del SNS se produce cuando los combatientes se enfrentan a una amenaza de fuerza letal inesperada y el tiempo de respuesta es mínimo. En estas condiciones los efectos extremos del SNS causarán una falla catastrófica del sistema visual, cognitivo, y de control motor. Aunque existe un sinfín variables que pueden desencadenar el SNS, hay seis variables clave que tienen un impacto inmediato en el nivel de activación del SNS. Esos son el grado de intencionalidad maliciosa humana detrás de la amenaza, el nivel de percepción de amenaza, que van desde el riesgo de lesiones a la posibilidad de muerte, el tiempo disponible para la respuesta, el nivel de confianza en las habilidades personales y el entrenamiento, el nivel de experiencia en el tratamiento de la amenaza específica, y el grado de fatiga física que se combina con la ansiedad. Una vez activado, el SNS causa cambios fisiológicos inmediatos, de los cuales la más notable y fácilmente controlable es el incremento de la frecuencia cardíaca. La activación del SNS impulsará el ritmo cardíaco de un promedio de 70 latidos por minuto a más de 200 en menos de un segundo. A medida que aumenta el estrés del combate, el ritmo cardíaco y la respiración se incrementarán hasta su fallo catastrófico o hasta que el sistema nervioso parasimpático es activado. En 1950, La carga del soldado y la movilidad de la Nación de S.L.A. Marshall fue uno de los primeros estudios para identificar cómo se deteriora el rendimiento de combate cuando los soldados están expuestos al estrés del combate. Marshall llegó a la conclusión de que debemos rechazar la superstición de que los hombres en peligro pueden esperar a tener sus facultades más normales, y que van a superar sus mejores esfuerzos, simplemente porque sus vidas están en peligro. De hecho, en muchos sentidos la realidad indica justo lo contrario, y los individuos bajo estrés son mucho menos capaces de hacer nada que no sea correr ciegamente desde o hacia una amenaza. Los seres humanos tienen tres sistemas principales de supervivencia: visión, procesamiento cognitivo y desempeño de las habilidades motoras. En situaciones de estrés, los tres se rompen. La destacada investigación de Bruce K. Siddle en PPCT involucró el monitoreo de las respuestas de la frecuencia cardíaca de los agentes del orden en las simulaciones de los conflictos interpersonales con armas de simulación del tipo “bola de pintura”. Esta investigación ha registrado un aumento del ritmo cardíaco a más de 200 latidos por minuto, con unas frecuencias cardiacas máximas de hasta 300 latidos por minuto. Se trataba de simulaciones en las cuales los combatientes sabían que su vida no corría peligro. El combatiente, en una verdadera situación de vida o muerte (sea soldado o agente de la ley), se enfrenta a la última fobia universal humana de la agresión interpersonal y, ciertamente experimentará una reacción fisiológica incluso mayor que la de los sujetos de Siddle. La verdad fundamental del combate moderno es que el estrés de enfrentar de cerca la agresión interpersonal es tan grande que, si soportó durante meses sin ningún otro medio de descanso o de escape, el combatiente inevitablemente se convertirá en una baja psiquiátrica.

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Incluso mayor que la resistencia a ser la víctima de la agresión a corta distancia es la poderosa aversión del combatiente de infligir agresión a otros seres humanos. En el corazón de este temor está la resistencia de la persona promedio saludable para matar a alguien de su propia especie. Una resistencia a matar. El tipo de bajas psiquiátricas usualmente identificadas con la exposición a largo plazo al combate se ha reducido notablemente entre el personal médico, capellanes, oficiales y soldados en patrullas de reconocimiento detrás de las líneas enemigas. El factor clave que no está presente en cada una de esas situaciones es que, a pesar de que están en las líneas del frente y el enemigo puede tratar de matarlos, no tienen ninguna responsabilidad directa de participar personalmente en las actividades de matanza de corto alcance. Aun cuando el peligro de morir es igual o mayor, el combate es mucho menos estresante si usted no tiene que matar. La existencia de una resistencia a matar se encuentra en el corazón de esta dicotomía entre asesinos y no asesinos. Este es un factor de estrés adicional, final, que el combatiente debe enfrentar. Para comprender verdaderamente la naturaleza de esta resistencia a matar primero hay que reconocer que la mayoría de los participantes en el combate cuerpo a cuerpo están, literalmente, "asustados fuera de juicio". Una vez que las balas comienzan a volar, los combatientes dejan de pensar con el cerebro anterior, que es la parte del cerebro que nos hace humanos, y empiezan a pensar con el cerebro medio, o cerebro de los mamíferos, que es la parte primitiva del cerebro que generalmente es indistinguible de la de un animal. En situaciones de conflicto este proceso primitivo, del cerebro medio, puede observarse en la existencia de una poderosa resistencia a matar a su propia especie. Durante las batallas territoriales y de apareamiento, los animales con astas y cuernos se golpean juntos cabeza a la cabeza de un modo relativamente inofensivo, las serpientes de cascabel luchan entre sí, y las pirañas luchan contra su propia clase, pero en contra de cualquier otra especie estas criaturas dan rienda suelta a sus cuernos, colmillos y dientes sin restricciones. Este es un mecanismo esencial de supervivencia que previene a las especies destruirse a sí mismas durante los rituales de apareamiento y territoriales. Una gran revelación moderna en el campo de la psicología militar es la observación de que esta resistencia a matar a alguien de la propia especie es también un factor clave en el combate humano. El general de brigada SLA Marshall lo observó por primera vez, durante su trabajo como historiador oficial de EE.UU. del Teatro de Operaciones Europeo en la II Guerra Mundial. En base a sus entrevistas post-combate, Marshall concluyó en su libro de referencia, “Hombres contra el fuego”, que sólo el 15 al 20% de los tiradores individuales en la II Guerra Mundial dispararon sus armas contra un soldado enemigo expuesto. Las armas especializadas, como el lanzallamas, generalmente fueron usadas. Las armas servidas por un equipo, como una ametralladora, casi siempre fueron usadas. Y el fuego se incrementaría en gran medida si un líder cercano exigiera que el soldado dispare. Pero cuando se le deja a su suerte, la gran mayoría de los combatientes individuales a través de la historia parecen haber sido incapaces de -o no estaban dispuestos a- matar. Los hallazgos de Marshall han sido un tanto controversiales. Frente a la preocupación académica acerca de la metodología científica del investigador y las conclusiones, el método científico impone replicar la investigación. En el caso de Marshall, todos los estudios paralelos disponibles validan sus resultados académicos básicos. Las encuestas de oficiales franceses de Ardant du Picq en la década de 1860 y sus observaciones acerca de antiguas batallas, los numerosos relatos de fuego inefectivo de Keegan y Holmes a lo largo de la historia, la evaluación de las tasas argentinas de disparo de

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Richard Holmes en la Guerra de Malvinas, los datos de Paddy Griffith sobre la extraordinariamente baja tasa muertes entre los regimientos napoleónicos y los de la Guerra Civil Norteamericana, las representaciones con láser del ejército británico de batallas históricas, los estudios del FBI de las tasas de no-disparo entre los agentes del orden público en los años 1950 y 1960, e innumerables observaciones anecdóticas individuales, todo ello confirma la conclusión fundamental de Marshall de que el hombre no es, por naturaleza, un asesino. La excepción a esta resistencia puede observarse en los sociópatas quienes, por definición, no sienten empatía o remordimiento por sus semejantes. Los perros “pit bull” han sido criados selectivamente a fin de garantizar que realicen el acto antinatural de matar a otro perro en la batalla. Del mismo modo, los sociópatas humanos representan el 2% de Swank y Marchand, que no fueron bajas psiquiátricas después de meses de combate continuos, porque no fueron perturbados por el requisito de matar. Sin embargo, los sociópatas serían una herramienta errónea que es imposible de controlar en tiempo de paz, y la dinámica social hace muy difícil que los seres humanos se críen a sí mismos con tal rasgo. Sin embargo, los seres humanos son muy expertos en la búsqueda de medios mecánicos para superar las limitaciones naturales. Los seres humanos han nacido sin la capacidad física para volar, así que encontramos mecanismos que superaron esta limitación. Los seres humanos también nacieron sin la habilidad psicológica de matar a nuestros semejantes. Así, a lo largo de la historia, hemos dedicado un gran esfuerzo para encontrar una manera de superar esta resistencia. Desde una perspectiva psicológica, la historia de la guerra puede ser vista como una serie de mecanismos tácticos y mecánicos sucesivamente más eficaces para permitir o forzar a los combatientes a superar su resistencia a matar. Superar la resistencia a matar. Para 1946, el Ejército de EE.UU. había aceptado las conclusiones de Marshall. La Oficina de Investigación de Recursos Humanos del Ejército de los EE.UU., subsecuentemente, fue pionera en la revolución del entrenamiento de combate que finalmente reemplazó el disparo a la diana de los objetivos con el profundamente arraigado "acondicionamiento" usando objetivos realistas, con forma humana, que caen cuando son impactados. Los psicólogos saben que este tipo de condicionamiento operante de gran alcance es la única técnica fiable que influirá en el proceso primitivo, en el cerebro medio, de un ser humano asustado, así como los simulacros de incendio condicionan a los aterrorizados niños de la escuela a responder adecuadamente en caso de incendio, y un condicionado y repetitivo "estímulo-respuesta" en los simuladores de vuelo permite a los pilotos asustados responder reflexivamente a situaciones de emergencia. A lo largo de la historia los ingredientes de los grupos, liderazgo y distancia han sido manipulados para permitir y forzar a los combatientes a matar, pero la introducción del acondicionamiento en el entrenamiento moderno fue una verdadera revolución. La aplicación y el perfeccionamiento de esas técnicas básicas de acondicionamiento aumentó la velocidad de disparo de cerca del 20% en la II Guerra Mundial a aproximadamente el 55% en Corea y alrededor del 95% en Vietnam. Similares altas tasas de fuego, como resultado de técnicas de condicionamiento modernas, se puede ver en los datos del FBI sobre las tasas de disparo de la aplicación de la ley desde la introducción a nivel nacional de técnicas de acondicionamiento modernas a finales de 1960. La Figura 3 (abajo) muestra una representación esquemática de la interacción entre los factores que permiten matar que han sido manipulados a lo largo de la historia, incluyendo el ingrediente clave, moderno, del acondicionamiento.

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Uno de los ejemplos más dramáticos de valor y poder de esta revolución psicológica moderna en el entrenamiento se puede ver en las observaciones de Richard Holmes de la Guerra de Malvinas de 1982. Las magníficamente entrenadas (es decir, condicionadas) fuerzas británicas se quedaron sin superioridad aérea y de artillería y fueron constantemente superados en número de tres a uno mientras atacaban a los mal entrenados, pero bien equipados y cuidadosamente atrincherados defensores argentinos. Las superiores tasas de disparo británicas (que Holmes estima en más del 90%), como resultado de las técnicas modernas de entrenamiento, ha sido acreditado como un factor clave en la serie de victorias británicas en esa breve pero sangrienta guerra. Cualquier futuro ejército que intenta ir a la batalla sin preparación psicológica similar es probable que cumpla una suerte similar a la de los argentinos.

El precio de superar la resistencia a matar. La tasa de disparo extraordinariamente elevada como resultado de los procesos de acondicionamiento modernos fue un factor clave en la capacidad de Estados Unidos para lograr que las fuerzas terrestres de EE.UU. nunca perdieran un combate importante en Vietnam. Pero el acondicionamiento que deroga tal poderosa resistencia innata lleva consigo un enorme potencial para la reacción psicológica. Cada sociedad guerrera tiene un "ritual de purificación" para ayudar a los guerreros que regresan a hacer frente a su "culpa de sangre", y para asegurarles que lo que hicieron en combate era "bueno". Las características del ritual son una sesión de "terapia de grupo" y una ceremonia que abarca el regreso de los veteranos a la tribu. Los rituales modernos occidentales tradicionalmente implican largos períodos de tiempo, mientras marchan o navegan a casa, desfiles, monumentos, y la aceptación incondicional de la sociedad y la familia.

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TABLA I La racionalización de la experiencia de matar y los procesos de aceptación: Un Estudio Comparativo

Proceso Guerras del

pasado Vietnam

Elogios de sus compañeros y superiores (medallas, citaciones) Sí Sí (no se usan) Presencia de los compañeros maduros, más viejos. Sí No (reducido) Circunstancias limitando la matanza de civiles o atrocidades. Sí No (reducido) Líneas de retaguardia y áreas de seguridad. Sí No Presencia de amigos cercanos, de confianza durante toda la guerra. Sí No

Periodo de enfriamiento con los compañeros mientras regresaba a casa.

Sí No

Conocimiento de la victoria, ganancia y logros. Sí No Paradas y monumentos. Sí No (retrasado) Reuniones y comunicaciones continuas con los compañeros tras la guerra.

Sí No

Aceptación y elogio de los amigos, la familia y la sociedad. Sí No (mixto) Apoyo de los sistemas religiosos y políticos a los veteranos. Sí No (mixto)

La Tabla I expone algunos factores clave en la racionalización de la experiencia y los procesos de aceptación de matar, utilizando el ejemplo de las tropas estadounidenses en Vietnam como un estudio de caso de una circunstancia extrema en la que los rituales de purificación se rompieron. Por ejemplo, los combatientes no hacen lo que hacen en el combate por las medallas: están motivados en gran parte por la preocupación por sus compañeros, pero después de la batalla, las medallas sirven como una especie de "tarjeta para salir de la cárcel": un talismán poderoso que proclama a ellos y a los demás que lo que hizo el combatiente fue honorable y aceptable. Aunque las medallas fueron emitidas después de Vietnam, el ambiente social era tal que los veteranos no podían usar las medallas o sus uniformes en público. Del mismo modo, el combatiente joven necesita la presencia de compañeros maduros, adultos mayores, para buscar su orientación y apoyo, pero en Vietnam, especialmente en los años de apogeo de la guerra, la edad promedio del combatiente fue probablemente menor que en cualquier otra guerra en la historia de EE.UU. Otros factores claves únicos para la experiencia estadounidense en Vietnam incluyen la ausencia de cualquier área verdaderamente segura en el país. Además, el sistema de reemplazo individual obstaculizó la unión y aseguró que los soldados llegaran y partieran como extraños. El uso de aviones para regresar de inmediato a los veteranos a los Estados Unidos dejó a los soldados sin el habitual período de enfriamiento, de terapia de grupo, que ha sido experimentado durante miles de años cuando veteranos navegaban o marchaban a casa. Para los veteranos de Estados Unidos en Vietnam el ritual de purificación fue en gran parte negado, y una serie de estudios han demostrado que uno de los factores causales más importantes en el trastorno de estrés postraumático es la falta de estructura de apoyo después del evento traumático, que en este caso se produjo cuando el veterano que vuelve fue atacado y condenado en una forma sin precedentes. Los horrores tradicionales del combate fueron magnificados por modernas técnicas de condicionamiento, la combinación de la naturaleza de la guerra con un grado sin precedentes de condena social. Esto creó una circunstancia de Trastorno de Estrés Post-Traumático (TEPT) entre los 3,5 millones de veteranos estadounidenses del sudeste de Asia. Las estimaciones son entre 0,5 y 1,5 millones de casos, aunque los resultados de esos estudios varían

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mucho. Esta incidencia masiva de trastornos psiquiátricos entre los veteranos de Vietnam dio lugar al "descubrimiento" del trastorno de estrés postraumático, una condición que ahora sabemos que siempre ha ocurrido como resultado de la guerra, pero nunca antes en esta cantidad. Los ejércitos de todo el mundo han integrado estas lecciones de Vietnam, y en la guerra de las Islas Malvinas de Gran Bretaña, la incursión de Israel en el Líbano en 1982, y en la Guerra del Golfo estadounidense las lecciones de Vietnam y la necesidad del ritual de purificación ha sido cercana y cuidadosamente considerado y aplicado. En la primera guerra de la URSS en Afganistán esta necesidad fue ignorada otra vez, y la agitación social resultante era uno de los factores que condujeron a la caída de esa nación. En efecto, la Doctrina Weinberger, más tarde conocida como la Doctrina Powell, que sostiene que los Estados Unidos no se involucrarán en una guerra sin apoyo social fuerte, es un reflejo de las trágicas lecciones aprendidas de los efectos psicológicos del combate en Vietnam. El TEPT es un trastorno psicológico como resultado de un evento traumático. El trastorno de estrés postraumático se manifiesta en la persistente re-experimentación del evento traumático, embotamiento de la reactividad emocional, y síntomas persistentes de aumento de la excitación, dando lugar a un malestar clínicamente significativo o deterioro en el funcionamiento social y ocupacional. A menudo hay un retraso entre el evento traumático y la manifestación del trastorno de estrés postraumático. Entre los veteranos de Vietnam en los Estados Unidos, el trastorno de estrés postraumático ha sido fuertemente vinculado con las altas tasas de divorcio, una mayor incidencia de abuso de alcohol y drogas, y el aumento de las tasas de suicidio. De hecho, datos de la Administración de Veteranos indican que, a partir de 1996, los veteranos de Vietnam han muerto por suicidio tres veces más después de la guerra que los que murieron a causa de la acción del enemigo durante la guerra, y este número está aumentando cada año. Pero rara vez el estrés postraumático se traduce en actos delictivos violentos, y la investigación de la Oficina de Estadísticas de Justicia de EE.UU., indica que los veteranos, entre ellos los veteranos de Vietnam, estadísticamente tienen menos probabilidades de ser encarcelados que un no-veterano de la misma edad. La salvaguardia fundamental en este proceso parece ser la disciplina profundamente arraigada que el soldado internaliza con el entrenamiento militar. Sin embargo, con la llegada de soportes tipo "apuntar y disparar" y juegos de video interactivos, hay bastante preocupación de que la sociedad está imitando el acondicionamiento militar sin la salvaguardia fundamental de la disciplina. Hay fuerte evidencia que indica que la aplicación civil indiscriminada de técnicas de condicionamiento de combate como entretenimiento puede ser un factor clave en todo el mundo, de las altísimas tasas de crímenes violentos, incluyendo un aumento en siete veces de asaltos agravados per cápita en los Estados Unidos desde 1956. Por lo tanto, los efectos psicológicos del combate se pueden ver cada vez más en las calles de las naciones de todo el mundo. Conclusión: Una conspiración cultural. Es esencial reconocer que los buenos fines han sido y seguirán siendo realizados a través del combate. Muchas democracias deben su existencia a un combate exitoso. Pocas personas negarán la necesidad de combatir contra la Alemania nazi y el Japón imperial en la II Guerra Mundial. Y en todo el mundo el precio de la civilización es pagado cada día por las unidades militares en operaciones de mantenimiento de la paz y por las fuerzas de seguridad y policiales que se ven obligados a participar en combate cercano. Ha habido y seguirá habiendo tiempos y lugares donde el combate es inevitable, pero cuando una sociedad requiere que sus fuerzas armadas y policiales participen en el combate es esencial comprender plenamente la magnitud de la inevitable cifra psicológica. A menudo se dice que "todo vale en el amor y la guerra", y esta expresión proporciona una valiosa visión de la psique humana, ya que estos campos tabú individuales, de la sexualidad y de la agresión, son los dos ámbitos en los que la mayoría de las

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personas siempre se engañan a sí mismos y a otros. Nuestra incapacidad psicológica y social para confrontar la verdad sobre los efectos del combate es la base para la conspiración cultural de la represión, un engaño y una negación que han ayudado a perpetuar y propagar la guerra a lo largo de la historia registrada. En el campo de la psicología del desarrollo, un adulto maduro se define a veces como alguien que ha alcanzado un grado de conocimiento y dominio de sí mismo en las dos áreas de la sexualidad y la agresión. Esto también es una definición útil de la madurez de las civilizaciones. Por lo tanto, dos tendencias importantes y tranquilizadoras en los últimos años han sido el desarrollo de la ciencia de la sexualidad humana, que se ha denominado la "sexología", y un desarrollo paralelo de la ciencia de la agresión humana, que D. Grossman ha denominado "killology". Existe un consenso universal de que la investigación continua en este ámbito antes tabú de la agresión humana es vital para el desarrollo futuro, y tal vez para la propia existencia, de nuestra civilización.

Acerca de Matar II: El costo psicológico de aprender a matar "On Killing II: The Psychological Cost of Learning to Kill"

Teniente Coronel (Retirado) Dave Grossman Traducción de Roberto Hoyos, marzo de 2007

La presentación se basa en: • Mi investigación sobre las experiencias de los veteranos que han matado en combate (como se relata en mi libro On Killing). • Mi experiencia como instructor de la aplicación de la ley y entrenador de los profesionales de la salud mental (en el sitio después de los disparos a 15 estudiantes y profesores en Jonesboro, Arkansas, y después de varios otros grandes tiroteos en las escuelas). La presentación cubrirá: • Las respuestas fisiológicas y psicológicas al combate: la investigación reciente de la aplicación de la ley que ofrece una visión de gran alcance sobre el combate interpersonal como "la fobia humana universal", el poderoso incremento de la frecuencia cardíaca documentada ahora y que ocurre en combate, y las resultantes respuestas fisiológicas, incluyendo el apagado o cierre del cerebro anterior.

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• La existencia de una resistencia a matar que existe en el cerebro medio de los miembros más saludables de la mayoría de las especies, volviéndose ascendente cuando el cerebro anterior se cierra en combate, y el impacto de esta resistencia a través de los siglos y tal como se documentó en la Segunda Guerra Mundial. • Cómo han aprendido a superar la resistencia a la muerte las comunidades de la aplicación de la ley y los militares, primariamente a través de las respuestas operativamente condicionadas que usan simuladores de asesinato en el entrenamiento que fueron diseñados por B.F. Skinner como "un ejemplo casi perfecto de condicionamiento operante", el consiguiente aumento dramático en la participación en las actividades de matanzas que aumentó del 15 al 20% en la Segunda Guerra Mundial a alrededor del 95% en Vietnam, y el costo trágico que puede resultar, y que resultó en Vietnam. • El precio de este condicionamiento y un análisis detallado de algunos de los factores en la etiología y el tratamiento del trastorno de estrés post-traumático (TEPT). La fobia universal humana. Hoy sabemos que, en la mayoría de los casos, el temor a la muerte o a sufrir daño físico no es generalmente suficiente para manifestarse en sí mismo en una poderosa respuesta post-traumática. La sociedad moderna persigue el miedo a través de montañas rusas, películas de acción y horror, montañismo, salto del bungee, y muchos otros medios legales e ilegales. El miedo en sí es pocas veces una causa de trauma en nuestra cotidiana y pacífica existencia, pero enfrentarse a agresión interpersonal cercana es una experiencia traumatizante de una magnitud completamente diferente. El Manual de Diagnóstico y Estadística [1] de la Asociación Americana de Psiquiatría afirma que el desorden de estrés postraumático (PTSD, Post-traumatic Stress Disorder) "...puede ser especialmente severo o de larga duración cuando el estresante es de diseño humano (por ejemplo la tortura o la violación)." El DSM-IIIR también nota que, "algunos estresantes frecuentemente causan el desorden (ejemplo, la tortura), y otros sólo la producen ocasionalmente (ejemplo, desastres naturales o accidentes automovilísticos)." [1] Nota del traductor: Diagnostic and Statistical Manual, DSM-IV es un manual para profesionales de la salud mental que incluye una lista de desórdenes mentales y el criterio para diagnosticarlos. De tal forma que, 400,000 norteamericanos morirán lentas, repulsivas, horribles y prevenibles muertes este año, debido a los cigarrillos, pero eso no cambia generalmente su comportamiento. Sin embargo, la presencia de sólo un violador en serie o un asesino serial en una ciudad puede cambiar el comportamiento de toda la ciudad. Sólo la distante posibilidad de confrontación interpersonal nos preocupa más e influencia nuestro comportamiento más que la certeza estadística de una muerte lenta y repulsiva por cáncer. Cuando hablo ante las audiencias me gusta preguntarles, "¿Cuál es la diferencia entre, (a) un tornado que despedaza tu casa y pone a tu familia y a ti en el hospital, y (b) alguien que entra en tu casa a la mitad de la noche, roba tu casa y te golpea con la pistola y te manda a ti ya tu familia al hospital?" Y la respuesta de la audiencia es siempre que uno es el "acto de Dios," y el otro es "personal." Y ese es el punto: es personal. Con énfasis en la palabra "persona" como en "humano." Cuando serpientes, alturas, u obscuridad causan una reacción intensa de miedo en el individuo, se considera fobia, una disfunción, una anormalidad. Pero es muy natural y normal responder a un

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atacante, agresivo ser humano, con una respuesta en la escala fóbica. Esto puede muy bien ser "la fobia universal humana." Más que cualquier cosa en la vida, es el potencial de la declarada, intencional confrontación humana que tiene la más grande habilidad para cambiar e influenciar el comportamiento de los seres humanos. Lo que eso significa para nosotros hoy día es que todo el cuerpo de psicología y psiquiatría, y toda la historia en este campo, todas, afirman que un soldado, un oficial de policía, un pacificador en la calle es infinitamente más efectivo al influenciar nuestro comportamiento que cualquier cantidad de bombas impersonales en el aire, sin importar cuán "inteligentes" sean esas bombas. Cualquier otra cosa es simplemente estar soñando. Psicológicamente, bombardeos aéreos o de artillería son efectivos, pero sólo en las líneas del frente cuando se combinan con la amenaza de ataque físico que usualmente sigue a tales bombardeos. Es por eso que hubo bajas psiquiátricas en masa siguiendo a los bombardeos de artillería en la Primera Guerra Mundial, pero la estrategia de la Segunda Guerra de bombardear centros poblaciones fue sorprendentemente contraproducente en romper la voluntad del enemigo. Tales bombardeos sin el consiguiente asalto a corto alcance, o al menos la amenaza de tal asalto, son inefectivos y pueden incluso servir para inocular al enemigo y endurecer su voluntad y su determinación. Esto por esto también que introducir unidades detrás del enemigo es infinitamente más importante y efectivo que los bombardeos más comprensivos detrás de las líneas o atrición en su frente. Vimos esto en los primeros años de la guerra de Corea, donde el ritmo de bajas psiquiátricas fue casi siete veces más alto que el promedio en la Segunda Guerra Mundial. Sólo cuando la guerra bajó de intensidad, las líneas se estabilizaron, y la amenaza de tener al enemigo en la retaguardia decreció, el promedio se fue abajo del de la Segunda Guerra (Gabriel, 1986). De nuevo, sólo el potencial para la cercana, ineludible, confrontación interpersonal es más efectiva y tiene un impacto mayor en el comportamiento humano que de hecho la presencia de la ineludible, muerte impersonal y la destrucción. (Como un comentario aparte, quisiera hacer notar que por esto, tal como presenté en un artículo para la Fuerza Aérea, en Washington, D.C., en julio de 1998, "...con pocas, muy pocas excepciones, el castigo distante en la forma de bombardeos aéreos es: psiquiátricamente falso, psicológicamente impotente, estratégicamente contra producente, moralmente ruin, y probable que sea pronto ilegal." Creo que pueden imaginarse que no fui un invitado popular en esa fiesta.) Resistencia para matar. Para verdaderamente comprender la naturaleza de la agresión y la violencia en el campo de batalla debemos primero reconocer que la mayoría de los participantes en combate próximo está literalmente "asustada fuera de sus casillas." Una vez que las balas empiecen a zumbar, y los combatientes se estrellen de cabeza en la "fobia universal humana," dejarán de pensar con sus cerebros anteriores (la parte del cerebro que nos hace humanos) y empezarán a pensar con el cerebro medio (aquella porción del cerebro que es indistinguible de aquélla de un animal). En situaciones de conflicto este primitivo procesamiento del cerebro medio puede ser observado en la existencia de una poderosa resistencia a matar a aquellos de nuestra propia especie. Animales con cuernos chocan sus cabezas entre sí en una forma relativamente inofensiva, y la piraña pelea con los suyos con coletazos, pero contra otras especies estas criaturas utilizan sus cuernos y dientes sin reserva. Este es un mecanismo esencial de supervivencia que prevé que una especie se destruya a sí misma durante rituales territoriales y de apareamiento.

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Una revelación importante en el campo de la psicología militar es la observación de que la resistencia para matar a los de la misma especie también es un factor importante en el combate humano. El general brigadier S.L.A. Marshall primero observó esto su trabajo como historiador oficial del teatro de operaciones en la Segunda Guerra Mundial. Basado en sus entrevistas post-combate, Marshall concluyó en su libro, Men Against Fire, (1946, 1978), que solamente del 15 al 20 por ciento de los carabineros en la Segunda Guerra disparó sus armas contra un enemigo al descubierto. Armas clave, como los lanzallamas, usualmente dispararon. Armas servidas por un grupo, como la ametralladora, casi siempre dispararon. Y el disparar se incrementaría en grande si un líder cerca demandaba que el soldado disparara. Pero, cuando se le dejaba a sus propios medios, la gran mayoría de los combatientes a lo largo de la historia parece que era incapaz, o no tenía la intención, de matar. Los descubrimientos de Marshall han sido controversiales. Enfrentados con la preocupación escolástica acerca de la metodología de un investigador y sus conclusiones, el método científico involucra replicar la investigación. En el caso de Marshall, todo estudio disponible y paralelo, valida sus resultados básicos. La investigación de Ardant du Picq sobre los oficiales franceses en los 1860s y sus observaciones sorbe batallas antiguas (Battle Studies, 1946), las numerosas razones de Keegan y Holmes sobre cadencias de rito de argentinos en la Guerra de las Malvinas (Acts of War, 1985), los datos de Paddy Griffith sobre la extraordinariamente baja mortandad entre los regimientos napoleónicos y de la Guerra Civil Norteamericana (Battle Tactics of the American Civil War, 1989), las reconstrucciones con láser de batallas históricas por parte del ejército británico, los estudios del FBI sobre oficiales que no disparaban entre los policías en los 50s y 60s, y otras numerosas observaciones anecdóticas e individuales, todas confirman la conclusión fundamental de Marshall de que los humanos no son, por naturaleza, asesinos. De hecho, desde una perspectiva psicológica, la historia de la guerra puede ser vista como una serie de sucesivos y más efectivos mecanismos y tácticas para forzar a los combatientes a sobreponerse a su resistencia a matar. Sobreponiéndose a la resistencia. Para 1946 el ejército de EE.UU. había aceptado las conclusiones de Marshall. La oficina de investigación de recursos humanos del ejército de EE.UU. subsecuentemente fue pionera en una revolución de entrenamiento de combate en la cual eventualmente se reemplazaron los blancos y las dianas con un "condicionamiento" más profundo usando objetivos de silueta humana, más reales, apareciendo de sopetón que son derribados al ser disparados. Esta clase de poderoso condicionamiento operante es la única técnica que confiablemente influenciará al primitivo cerebro medio de un ser humano asustado. Los simulacros de incendio condicionan a niños asustados para que respondan reflexivamente durante un incendio. Condicionamiento en simuladores de vuelo permite que los pilotos asustados respondan reflexivamente a situaciones de emergencia. Aplicaciones similares y perfección de técnicas de condicionamiento incrementan el ritmo de fuego a aproximadamente 55% en Corea y a alrededor de 95% en Vietnam. Mientras serví como profesor asistente de psicología en la academia militar de West Point, me fue dicho por mi jefe, Coronel Johnston Beach, que el programa de entrenamiento de puntería, con sus objetivos que salen de sopetón y un itinerario intrincado de refuerzo, fue identificado por B.F. Skinner, durante una visita a West Point, como un "ejemplo casi perfecto de condicionamiento operante". Igualmente, ritmos de tiro alto resultado de técnicas de condicionamiento moderno pueden ser vistas en las observaciones de Holmes de fuego en las Malvinas, y datos del FBI sobre policías desde la introducción a escala nacional de técnicas modernas de condicionamiento a finales de los 60.

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(Debo notar aquí que basé mi afirmación en la investigación de Marshall, y los exitosos mecanismos de la milicia de EE.UU. para burlar esa resistencia, en varios artículos de enciclopedias, y en mi colaboración revisada sobre "Agresión y Violencia" en el Oxford Companion to American Military History publicado en la primavera de 2000.) PTSD y el precio del condicionamiento. El extraordinariamente alto ritmo de fuego resultante de modernos procesos condicionantes fue un factor clave en nuestra habilidad para decir que nunca hemos perdido un enfrentamiento importante desde Vietnam. Pero condicionamiento que deroga tal poderosa resistencia innata tiene un enorme potencial para causar efectos psicológicos secundarios. Toda sociedad guerrera ha tenido un "ritual de purificación" para ayudar al guerrero que regresa para sobrellevar su "carga de sangre" y asegurarle que lo que hizo en combate estuvo "bien." En tribus primitivas esto generalmente involucra un baño ritual, una separación ritual (que sirve para tranquilizar y también como una sesión de "terapia de grupo"), y una ceremonia que recibe al guerrero de nuevo a la tribu. Rituales occidentales modernos tradicionalmente involucran una separación larga mientras marchan o navegan a casa, desfiles, monumentos, y la aceptación incondicional de la sociedad y la familia. Después de Vietnam estos rituales de purificación fueron tornados de cabeza. El veterano que regresaba fue atacado y condenado de una forma sin precedentes. Los horrores tradicionales del combate fueron magnificados por modernas técnicas de condicionamiento, y esto combinado con la condena de la sociedad creó una circunstancia que resultó en 0.5 a 1.5 millones de casos o desorden de estrés post-traumático (PTSD) en los veteranos de Vietnam. Esta incidencia masiva de desórdenes psiquiátricos entre los veteranos de Vietnam resultó en el "descubrimiento" del PTSD, una condición que ahora sabemos siempre ocurrió como resultado de la guerra, pero nunca en tal cantidad. El PTSD rara vez resulta en actos criminales violentos, y al regreso a la sociedad el receptor de acondicionamiento militar moderno es, estadísticamente, menos propenso a cometer crímenes violentos que un no-veterano de la misma edad. La salvaguarda clave en este proceso parece ser la fuerte disciplina que un soldado interioriza con su entrenamiento militar. (Cabe mencionar, que fui llamado como un consultor, y como un testigo experto para el gobierno de EE. UU., en el caso contra Timothy McVeigh en el bombazo al edificio de la ciudad de Oklahoma. Parecía que la defensa iba a apelar que el entrenamiento militar de McVeigh y sus experiencias en la Guerra del Golfo eran "elementos atenuantes" que podrían ayudar a explicar su horrendo crimen, y fui capaz de refutar este argumento, obteniendo mucha información del Buró de Justicia, información estadística que demostró que el veterano que regresa es un miembro superior de la sociedad y es menos probable que sea encarcelado que un no-veterano de la misma edad y sexo.) Sin embargo, con el advenimiento de juegos interactivos de "apunta u dispara" hay preocupación de que se conviertan en condicionamientos similares a los del ejército, pero sin la salvaguarda vital de la disciplina. Hay fuerte evidencia que indica que la aplicación indiscriminada de condicionamiento de combate en la población civil como entretenimiento puede ser un factor en numerosísimos casos de crímenes violentos a escala mundial, incluyendo un incremento de siete veces en asaltos agravados per cápita en Estados Unidos desde 1956. De tal forma que, el último capítulo de la historia militar norteamericana puede estar ocurriendo en nuestras calles. Sólo la ansiedad está prohibida. Hasta ahora hemos observado que la agresión interpersonal a corto rango es, quizá, "la fobia universal humana," que puede resultar en un mayor grado de grado psicológico que posiblemente cualquier otra experiencia humana.

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Pero el más grande trauma puede estar ocurriendo después, como resultado del "secuestro" del cerebro anterior por parte del cerebro medio. En una situación extrema de miedo el cerebro medio toma el control. Después parece haber un inmediato atajo neuronal al cerebro medio, que moviliza al cuerpo para la supervivencia en respuesta a cualquier cosa relacionada con el incidente traumático. Se incrementa el ritmo cardíaco, la respiración, y la transpiración y otras respuestas fisiológicas ocurrirán por la más mínima razón y a veces por ninguna razón en absoluto. Esto puede ser pensado como una forma poderosa de condicionamiento Pavloviano asociativo, en el cual un grupo de estímulos neutrales ahora se han convertido en estímulos condicionantes que tocarán un poderoso "aprendizaje de un sólo ensayo," creando una respuesta condicionada en el sistema nervioso autónomo. El tiempo puede ser un mecanismo valiosísimo de supervivencia. Cuando nuestros ancestros escuchaban el rugido del león tuvieron que pensar, si acaso por un milisegundo, "Oh, así que ése es un león, mejor corro." Subsecuentemente el proceso de ese estímulo (el rugido del león) ignorará al cerebro anterior y esencialmente irá directo de los oídos a los pies, salvando milisegundos y aumentando la probabilidad de supervivencia en el proceso. Incluso, no sólo el rugido del león, sino el olor del león, la naturaleza del terreno, aquél punto en la jungla, y aquella hora del día también pudieran ser procesados. Subsecuentemente los individuos ni siquiera saben qué los puso a correr, pero algo les causó ansiedad, hizo que su cabello se erizara, y provocó que se escabulleran de allí en silencio. Soldados en el combate aprenden pronto (si son tan afortunados para sobrevivir lo suficiente) a reaccionar reflexivamente a la más leve sospecha del sonido de la artillería, e incluso distinguir entre tipos de artillería y la variedad de respuestas requeridas para la supervivencia, todas sin siquiera usar el cerebro anterior. Pero para aquellos de nosotros que no vivimos en el campo de batalla, o cazamos en la jungla, y salvo la excepción de experiencias menores como estufas calientes, las poderosas asociaciones involucradas en este "aprendizaje de un sólo ensayo" hacen de las experiencias algo extremadamente estresante. Me aventuraré a decir que nada preocupa más a seres humanos saludables que pensar que están perdiendo el control de sus mentes. El "secuestro" por parte del cerebro medio, el "cableado directo", o la "derogación" del cerebro anterior puede subsecuentemente resultar en reacciones fisiológicas erráticas e incontrolables. Incluso bajo las mejores condiciones esto puede a veces continuar hasta por un año luego de la situación traumatizante. Cuando esto ocurre las víctimas pueden verse grandemente estresadas por la sensación de que están perdiendo el control de sus mentes. Pero las "mejores condiciones" raramente ocurren naturalmente. Usualmente la reactividad fisiológica que ocurre causará que teman más incidentes, porque ellos "saben lo que va a pasar." De tal forma que su miedo y su reacción fisiológica se vuelven un círculo vicioso, una profecía que se cumple en la cual la ansiedad crea miedo y el miedo crea más ansiedad y así sucesivamente. Rápidamente el individuo empieza a manifestar una respuesta de desorden de estrés post-traumático.

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Frecuencia cardíaca (latidos por minuto)

Más de 175 latidos por minuto ~ Pelea irracional o huida. Congelación. Comportamiento sumiso. Vasoconstricción ( = sangrado reducido

de las heridas) Anulación de la vejiga y los intestinos. Gran destreza motora (correr, cargar,

etc.) al más alto nivel de desempeño.

220

175 latidos por minuto ~ Deterioro del proceso cognitivo. Pérdida de visión periférica (visión de

túnel) Pérdida de percepción profunda. Pérdida de visión cercana. Exclusión auditiva (audición de túnel)

200

180

160

115-145 latidos por minuto ~ Nivel óptimo de desempeño en combate y de supervivencia para: Destrezas motoras complejas. Tiempo de reacción visual. Tiempo de reacción cognitiva.

155 latidos por minuto ~

140 Deterioro de destrezas motoras complejas.

120

115 latidos por minuto ~ Deterioro de destrezas motoras finas.

100

60-80 latidos por minuto ~

80 Frecuencia cardíaca normal en reposo.

Figura 2 - Efectos del incremento del ritmo cardíaco causado por hormonas

En un intento para volver a ejercer control, o evitar estas reacciones, las víctimas intentarán (como muestra el DSM-IV): reprimir memorias; Evitar pensamientos, lugares, o actividades que les recuerden el incidente; 'híper-controlan' sus emociones; limitas sus expresiones de emoción y afecto; y cesan las actividades que antes les causaban placer emocional. Este intenso esfuerzo por sobre-controlar sus propias mentes y evitar estas temibles reacciones físicas resultarán en problemas para dormir porque lo que niegan en el día los confrontará en las noches. Experimentaran ‘híper-vigilancia’ y reacciones espontáneas exageradas provocadas por ello. Sus emociones, prohibidas a seguir en un flujo constante, vendrán en arranques de ira y furia. Pero no tiene por qué ser así. Sí, al principio, podemos enseñar a los sujetos a controlar sus reacciones fisiológicas, entonces pueden terminar este proceso de raíz, deteniendo este círculo vicioso de miedo y ansiedad antes de que los consuma. "Pero," decimos, "se le llama respuesta autonómica porque es 'automática,'" Sí, pero el puente entre el sistema nervioso somático y el autónomo es respirar, y un creciente cuerpo de investigación y experiencia en cuerpos policiales indica que si enseñamos a la víctima a controlar su respiración también pueden controlar sus reacciones físicas. (Esto está basado en información y realimentación ganada por entrenamiento de 20,000 oficiales en esta técnica en los últimos tres años) La técnica de respiración que se les enseña a los equipos SWAT, departamentos de policía, batallones de boinas verdes, y otras fuerzas de elite alrededor del mundo (algo referido como "respiración autogénica") consiste simplemente en una profunda respiración ventral: Respira en

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una cuenta de cuatro, aguanta por otros cuatro segundos, suelta a la cuenta de cuatro, aguanta por cuatro segundos, y repite tres veces. No lo inventé yo, pero he estado enseñando esta técnica a practicantes de salud mental, milicia, fuerzas policiales, y a mi clase de psicología por cinco años ya. En un caso un joven estudiante que no había visto por varios años vino a mí en el supermercado con una historia que ansiaba contar. "Estuve en un accidente de tráfico," me dijo. "Mi coche se volcó, y quedé atrapado, con una pierna rota y un pulmón destrozado." "¿Qué hiciste?" Pregunté. "Me agarró pánico," dijo. "Y luego recordé lo que nos enseñó: 'respira, dos, tres, cuatro; mantén, dos, tres, cuatro; fuera, dos tres, cuatro; mantén, dos, tres, cuatro' y me empecé a calmar." "¿Luego qué?" "¿Qué mas podía hacer? Prendí el radio y esperé que alguien me sacara. Y así lo hicieron. Abrieron el coche y me sacaron y me dijeron que de haber querido salir en pánico me hubiera podido matar." En una situación clínica un oficial de policía que sufría de un ataque cardíaco se sentó en una unidad de cuidados intensivos y le demostró al doctor cómo podía cortar sus pulsaciones a la mitad utilizando esta técnica. Alrededor del mundo esta técnica está siendo adoptada por organizaciones militares y policiales que se encuentran usándola y probando su utilidad inmediatamente antes y durante las más extremas de todas las circunstancias posibles. Y está siendo usada por practicantes de la salud mental después de situaciones estresantes para enseñar a los sobrevivientes a controlar sus respuestas físicas y prevenir el PTSD. En la secuela de la masacre de Jonesboro en marzo de 1998, enseñé esta técnica a los profesionales de la salud mental y un clérigo que se habían reunido allí la primera noche. El plan era para mí conducir una breve sesión de información, estableciendo el fundamento cognitivo de lo que vendría, incluyendo entrenamiento y ensayo de las técnicas de respiración. Los sobrevivientes serían separados en pequeños grupos y hablarían de sus experiencias, uno por uno. Durante esos momentos se permite todo menos ansiedad. Risas y lágrimas salieron, pero tan pronto comenzaban a mostrar ansiedad, usualmente manifiesta por hiperventilación, fueron hechos que pararan y empezaran a respirar. De tal forma que, los sobrevivientes de este terrible y trágico evento fueron capaces de confrontar sus memorias y emociones, mientras trabajan desde el principio para desafanarse de cualquier clase de respuesta fisiológica. Al siguiente día, los profesionales de la salud mental, el clérigo, y los profesores condujeron sesiones con los niños, usando las mismas técnicas y las mismas reglas. Los resultados fueron muy buenos. Realmente no puedes medir el éxito bajo esas circunstancias, pero hubo respuestas inmediatas y positivas de consejeros y pacientes, y gran apoyo anecdótico por la técnica y su aplicación en esta circunstancia. En un caso, una mamá se quejó con un consejero que estaba tan ansiosa que no había podido dormir por dos noches. El consejero reportó que había hecho que ella hiciera un ciclo de respiración autogénica --tres respiraciones profundas-- y su siguiente respuesta, para su asombro, fue simplemente bostezar. También, no ha habido ningún suicidio relacionado con los disparos de Jonesboro, aunque ha habido muchos resultados de aquellas en Littleton, Colorado, y el bombazo del edificio de Oklahoma.

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Estás tan enfermo como tus secretos. Si entendemos que la "fobia universal humana" es de corto rango, agresión personal y que sistemáticamente permite a nuestros combatientes matar en combate, entonces también podemos empezar a entender que las agresiones de un enemigo humano resultarán en un trauma de tal magnitud que es como ningún humano podrá encontrar jamás. Si nunca has experimentado tal trauma, eres bienvenido a que trates de aplicarlo en los términos de tus propias experiencias y traumas, pero la realidad es que esto será fundamentalmente un ejercicio fallido. Quizá uno de nuestros más grandes limitantes para tratar de identificarnos con la víctima de una agresión humana es el hecho de que no podemos sino ser influenciados por Hollywood. Le pregunto a mis audiencias o a mis clases de psicología, "¿Todo se vale en... qué?" Siempre responden, "la guerra y el amor." "Así es," respondo. "Verán, hay dos cosas sobre las cuales los hombres usualmente mentirán. Mentirán sobre lo que pasó en la cita del día anterior y mentirán sobre lo que les pasó en combate. Así que, eso significa que lo que creemos que pasa en el combate está de hecho, basado en 5,000 años ¿de qué?" Y la respuesta siempre es, "mentiras." Así es, Hollywood nos miente, y no podemos más que ser influenciados por estas mentiras. Hay una gran variedad de profundamente penosas respuestas fisiológicas y psicológicas a la agresión interpersonal cercana. Incluyen pérdida de control de esfínteres, pérdida sensorial, pérdida de control motor fino y complejo, y pérdida de memoria. Por ejemplo, en una investigación conducida durante la Segunda Guerra Mundial, un cuarto de todos los combatientes admitieron que se orinaron y defecaron en sus pantalones en el combate. (Esos son los que lo admiten. El número real puede ser bastante más alto.) Entre aquellos heridos, defecar y orinar es casi universal. Pero nunca lees acerca de eso en los libros o lo ves en las películas, ¿o sí? Aún así esto sólo es la punta del iceberg de mentiras y engaño que debemos enfrentar para examinar el impacto de la agresión interpersonal. Para comprender lo que pasa por completo en un individuo en tales circunstancias, tenemos que entender que el sistema nervioso simpático se ha vuelto completamente ascendente, apagando todos los procesos parasimpáticos como la digestión. Además, y más importante, un individuo furioso o temeroso ha apagado su cerebro anterior, resultando en un cerebro medio poderoso, o ascendencia cerebral mamaria, que está exclusiva y absolutamente enfocada en una cosa: sobrevivir. Un resultado de esto es que el cerebro medio (que es un mecanismo relativamente simple, incapaz de engaño o transferencia) dice "¡Hey! ¡Algo muy malo acaba de pasar, averigua qué es y no dejes que ocurra de nuevo!" Claro que el cerebro medio no nos habla con palabras, sino más bien en arranques de emoción, y aquellas emociones son traducidas, casi siempre, en un sentimiento de "es mi culpa." Durante las sesiones informativas luego de la masacre de Jonesboro, muchos de los sobrevivientes (incluyendo niños de 11, 12 y 13 años) dijeron en un punto, "fue mi culpa." Y aquellos que se convencieron de que no era su culpa eran quienes habían compartido esa experiencia con ellos. Quizá la respuesta más inmediata de todos es el común, inmediato, "instinto de supervivencia" y la reacción de intenso descanso después de incluso la muerte de un ser querido, que usualmente se articula así, "¡Ese pudo haber sido yo!" o, "¡Gracias a Dios que no fui yo!" El cerebro medio puede ser inmisericordemente lógico, así como es el intento de sobrevivir. Para ser capaz de ayudar a sobrevivir, primero debes sobrevivir tú mismo. Es como los pasajeros en un avión que, "En caso de pérdida de presión en la cabina," debe "... poner su propia máscara de oxígeno primero y luego asistir a cualquier niño pequeño viajando con usted." En un inmisericorde sistema lógico debes

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tener claro que para ayudar a tus hijos primero debes sobrevivir, con pocas excepciones, primero tú. Claro, después, este impulso egoísta puede resultar en sentimientos de culpa si no se trata. Durante las sesiones iniciales para los maestros que sobrevivieron al tiroteo en Jonesboro, les dije: lo que sucedería, la obligación moral de participar, la necesidad de deslindar la memoria del evento con la ansiedad, el ejercicio de respiración que les ayudaría en este proceso y algunas otras cosas que tenían que saber. Una de las cosas que dije fue la pérdida de control de esfínteres, la pérdida de memoria, la pérdida sensorial, y estrechamiento de visión (visión de túnel) que eran muy comunes y perfectamente naturales. Luego les expliqué sobre la aceptación irracional de responsabilidad y la reacción humana de "Gracias a Dios que no fui yo," después de presenciar muerte violenta. Luego de que les dije esto último, esta respuesta de "Gracias a Dios que no fui yo," y de haberles dicho que era una reacción perfectamente natural y común, muchos de estos maestros dejó caer sus cabezas en sus brazos y empezaron a llorar incontrolablemente. Habían experimentado la intensa sensación de haber tenido su más profundo y obscuro secreto puesto sobre la mesa, sólo para encontrar que todos los demás también habían tenido ese mismo secreto en común, y que estaba bien. Era perfectamente normal. No había nada malo con ellos si se sentían así. Quizá la mitad de la esencia de ayuda terapéutica es que sólo estás tan enfermo como tus secretos, y hasta que empecemos a atacar algunos de estos secretos nunca seremos capaces de ayudar por completo en el proceso de sanación. La otra mitad de la esencia de la ayuda puede ser que el dolor compartido es dolor dividido. Y los medios por los cuales este "compartir" puede ocurrir en un incidente crítico de grupo, es en sesiones, luego del trauma, en el cual el individuo dice lo que ocurrió y recibe aceptación, perdón y apoyo de sus compañeras víctimas. Conclusión: Una aplicación del PTSD resultado de Matar. Así que, hemos visto que hay una poderosa resistencia a matar en la mayoría de los seres humanos saludables. También hemos visto que organizaciones militares y policiales alrededor del mundo han iniciado un poderoso proceso condicionante, a través del entrenamiento militar, que ha permitido a los combatientes burlar esta resistencia. Un extraordinario porcentaje de tiro resultó de esto proceso en las tropas de Vietnam, tropas británicas en las Malvinas y entre modernos oficiales de policía. Pero condicionamiento que deroga tal poderosa resistencia innata tiene un potencial enorme para una reacción psicológica negativa. Se ha notado que toda sociedad guerrera tiene un "ritual de purificación" para ayudar al guerrero que regresa para llevar su "culpa" y asegurarle que lo que hizo en combate estuvo "bien." En tribus primitivas esto generalmente involucra un baño ritual, una separación ritual (que sirve para calmar los ánimos y como "terapia de grupo"), y una ceremonia recibiendo al veterano de vuelta a la tribu. Los rituales modernos occidentales involucran una larga separación mientras se marcha o navega a casa, desfiles, monumentos, y la aceptación incondicional de la sociedad y la familia. Como fue notado anteriormente, después de Vietnam este ritual fue puesto de cabeza, y Norteamérica pago un precio trágico, donde cualquiera entre 0.5 y 1.5 millones de casos de PTSD ocurrió como consecuencia de esa guerra. Un vital, aspecto antiguo de este "ritual de purificación", puede y ha sido, reintroducido desde Vietnam y ése es "la sesión informativa," conducida cada noche alrededor de la fogata. La introducción de combate las 24 horas durante meses en la Primera Guerra Mundial creó un ambiente en el cual se volvió imposible para el soldado perpetuar este antiguo ritual nocturno. A través del siglo XX la oportunidad de conducir una sesión de procesamiento de las experiencias de combate desapareció del campo de batalla. La plática de grupo no es una nueva ocurrencia en el

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campo de batalla. La ausencia de ésta es lo que es nuevo, y ahora lo estamos reintroduciendo, este ritual antiguo, con un grado de experiencia sistemática y científica que no había ocurrido antes. Ahora, hay una obligación moral, médica y legal para conducir estas sesiones de grupo. Estas sesiones deben incluir todos los individuos que estuvieron involucrados en el incidente crítico, o, si no es posible, individuos que estuvieron involucrados en incidentes similares. Cualquier organización que mande individuos a situaciones riesgosas, y especialmente aquélla que manda a humanos a participar de ese psicológicamente tóxico reino de la agresión interpersonal (que es, tal vez, la "fobia universal humana"), y que no conduce subsecuentemente una sesión está siendo moralmente, médicamente, y legalmente negligente. Además, debe haber un ambiente donde no haya "secretos", ya que los perpetradores estarán "sólo tan enfermos como sus secretos." Eso significa, para lo mejor de nuestras habilidades, crear un ambiente de transparencia y rendición de cuentas en la cual no puedan ocurrir atrocidades o actos criminales, desde que estos son, en última instancia, "secretos" que casi siempre no pueden ser confesados y deben ser guardados a toda costa. El coronel Greg Belenke, un psiquiatra y jefe de uno de los equipos de combate al estrés en el Guerra del Golfo, ha definitivamente dicho que los actos criminales y las atrocidades son uno de los caminos más seguros al PTSD. PTSD puede ser visto como "el regalo que continua dando," ya que impacta no sólo a los perpetradores, sino también sus esposas e hijos en las décadas por venir (Belenke, 1996). Rachel MacNair, en su investigación, ha encontrado que: "El asunto, 'Hubo ciertas cosas que hice en la milicia que no puedo decir a nadie,' fue un fuerte indicador de grupos que perpetraban en cualquier forma que lo viera. Cuando comparé aquellos que estuvieron directamente involucrados en la matanza de civiles o prisioneros con aquellos que presenciaron eso pero no estaban directamente involucrados, pero mataron en otros contextos (presumiblemente más en línea con combate tradicional), las dos cosas que se diferenciaban eran ellos y las pesadillas" (R.M. MacNair, comunicación personal, junio 15, 2000). Esto quiere decir que las atrocidades, la matanza intencional de civiles y prisioneros, deben ser sistemáticamente erradicadas de nuestra forma de guerra, porque el precio de estos actos es muchísimo muy alto como para que sean tolerados en el más pequeño grado. Esto quiere decir que entramos en una era de transparencia y rendición de cuentas en todos los aspectos de quienes aplican la ley, mantienen la paz y quienes realizan operaciones de combate. Esto también dice algo acerca de aquellos a los que la sociedad llama para "estar en el peligro," para usar fuerza letal, y lidiar con agresión humana interpersonal. Estos individuos requieren apoyo psicológico tanto como requieren apoyo logístico, de comunicaciones y médico. De tal forma, así como nuestra sociedad entra en la era post-Guerra Fría, los campos de la psiquiatría y psicología tienen mucho que contribuir para la continua evolución del combate, y para la evolución de nuestra civilización. Grossman, Dave [online, March 2007] On killing II: The psychological cost of learning to kill, http://www.killology.com/art_onkilling_phobia.htm, Killology Research Group, 2000 Crozier, Dave, A killing mind: understanding the psychological effects on combat, Fort Bliss, April 2006. Referencias:

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American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (3rd ed.). Revised. Washington, D.C.: Author.

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Ardant du Picq, C. (1946). Battle studies. Harrisburg, PA: Telegraph Press. Belenke, G. (1996). Presentation to U.S.M.C. and U.S. Navy personnel, Camp Lejeune, NC. Gabriel, R. A. (1986). Military Psychiatry: A Comparative Perspective. New York: Greenport Press. Gabriel, R. A. (1987). No More Heroes: Madness and Psychiatry in War. New York: Hill and Wang. Griffith, P. (1989). Battle Tactics of the American Civil War. Yale University Press. Grossman, D. (2000). "Aggression and violence." The Oxford Companion to American Military

History. New York: Oxford University Press. Holmes, R. (1985). Acts of War: The Behavior of Men in Battle. New York: Free Press. Keegan, J and R Holmes. (1985). Soldiers. London: Guild Publishing. Marshall, S.

"Enseñándole a los niños a matar" Tcnl (R) Dave Grossman

Traducción de Carlos G. Blanco. M.Sc. Nota del autor: Este artículo fue publicado en el " Phi Kappa Phi Foro Nacional", en su edición de otoño 2000. "Foro Nacional" es una de las más prestigiosas revistas interdisciplinarias académicas. Una versión anterior fue publicada en "Christianity Today", "Saturday Evening Post", "EE.UU. Católico", "Hinduismo hoy", y muchas otras publicaciones de Estados Unidos, y fue traducido y publicado en los periódicos en nueve idiomas diferentes. Yo soy el titular de los derechos de autor, y autorizo la reproducción y distribución de este artículo por los lectores de esta página web. Un Estudio de Caso: Paducah, Kentucky. Michael Carneal, el asesino de 14 años de edad, en el tiroteo de la escuela de Paducah, Kentucky, nunca había disparado una pistola real en su vida. Robó una pistola .22, disparó algunos tiros de práctica, y la llevó a la escuela. Disparó ocho tiros a un grupo de oración de la escuela secundaria, alcanzando a ocho niños, cinco de ellos dirigidos a la cabeza y los otros tres a la parte superior del torso (Grossman y DeGaetana, 1999). Entreno a numerosos militares de élite y organizaciones de aplicación de la ley en todo el mundo. Cuando les digo este logro, se sorprenden. En ninguna parte de los anales de la historia militar o de la aplicación de la ley podemos encontrar un "logro" equivalente. Un muchacho de 14 años de edad que nunca disparó un arma antes, ¿dónde obtuvo la habilidad y la voluntad de matar? Videojuegos y violencia en los medios. Un virus de violencia. En primer lugar debemos comprender la magnitud del problema. La tasa de homicidios no representa con exactitud nuestra situación. El asesinato ha sido pulsado por el desarrollo de destrezas y técnicas para salvar vidas cada vez más sofisticadas. Un mejor indicador del problema es la tasa agravada de asalto - la velocidad a la que los seres humanos están tratando de matarse unos a otros. Y que ha pasado de alrededor del 60 por 100.000 en 1957, a más de 440 por 100.000 a mediados de 1990 (resúmenes estadísticos de los Estados Unidos, 1957-1997). Incluso con pequeñas caídas recientemente, la tasa de delitos violentos se encuentra todavía en un nivel extraordinariamente alto, y esto es cierto no sólo en América sino en todo el mundo. En Canadá, los asaltos per cápita aumentaron casi cinco veces entre 1964 y 1993. Según la Interpol, entre 1977 y 1993 la tasa de asalto per cápita casi se ha quintuplicado en Noruega y Grecia, y en Australia y Nueva Zelanda se incrementó aproximadamente cuatro veces. Durante el mismo

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período se ha triplicado en Suecia, y aproximadamente el doble en: Bélgica, Dinamarca, Inglaterra, Gales, Francia, Hungría, Países Bajos y Escocia. En la India durante este período la tasa de homicidios por habitante se duplicó. En México y Brasil, el crimen violento también se ha disparado, y en Japón la delincuencia juvenil violenta subió 30% en 1997. Este virus de violencia está ocurriendo en todo el mundo, y la explicación para ello es que tiene que haber algún nuevo factor que está ocurriendo en todos esos países (Grossman, 1999b). Al igual que las enfermedades del corazón, hay muchos factores implicados en la etiología de la delincuencia violenta, y no debemos restar importancia a ninguno de ellos. Pero sólo hay una nueva variable que está presente en cada una de estas naciones, que lleva el mismo fruto en cada caso, y eso es la violencia en los medios que se presenta como "entretenimiento" para los niños. Matar es antinatural. Antes de retirarme del ejército, pasé casi un cuarto de siglo como oficial de infantería del ejército y psicólogo, aprendiendo y estudiando cómo capacitar a las personas para matar. Créanme, somos muy buenos en eso. Pero no viene naturalmente, hay que ser enseñados a matar. Y así como el ejército está acondicionando a la gente para matar, indiscriminadamente estamos haciendo lo mismo a nuestros hijos, pero sin las garantías. Después de las matanzas en Jonesboro, el jefe de la Fuerza de Trabajo de la Academia Americana de Pediatría sobre la violencia juvenil llegó a la ciudad y dijo que los niños, naturalmente, no matan. Es una habilidad que se aprende. Y aprenden de los abusos y la violencia en el hogar y, más penetrantemente, de la violencia como entretenimiento en la televisión, las películas y los videojuegos interactivos. Matar requiere entrenamiento porque no hay una aversión incorporada para matar a alguien de la propia especie. La mejor manera de ilustrar esto es extrayéndolo de mi propio trabajo en el estudio acerca de matar en el ejército. Todos sabemos que no se puede tener un argumento o una discusión con un ser humano asustado o enojado. La vasoconstricción, el estrechamiento de los vasos sanguíneos, literalmente, ha cerrado el cerebro anterior - ese gran trozo de materia gris que te hace un ser humano y te permita diferenciarte de un perro. Cuando esas neuronas se cierran, el cerebro medio se hace cargo y sus procesos de pensamiento y reflejos son indistinguibles de los de su perro. Si usted ha trabajado con animales, tiene una cierta comprensión en el ámbito de las respuestas del cerebro medio. Dentro del cerebro medio hay una poderosa resistencia, dada por Dios, a matar a su propia especie. Todas las especies, con algunas excepciones, tienen una resistencia cableada a matar a su propia especie en las batallas territoriales y de apareamiento. Cuando los animales con astas y cuernos luchan unos contra otros, se golpean la cabeza pero de una manera inofensiva. Pero cuando pelean con otras especies, van al costado a destripar y sangrar. Las pirañas hincarán sus colmillos en cualquier cosa, pero se pelean entre sí con las películas de la cola. Las serpientes de cascabel morderán cualquier cosa, pero luchan entre sí. Casi todas las especies tienen esta resistencia cableada a matar a su propia especie. Cuando los seres humanos nos sentimos abrumados por la ira y el miedo, golpeamos frontalmente la resistencia del cerebro medio, que generalmente nos impide matar. Sólo los sociópatas -que por definición no tienen esa resistencia- carecen de este sistema inmune a la violencia innata. A lo largo de la historia humana, y cuando los seres humanos luchan entre sí, hay un montón de posturas. Los adversarios hacen ruidos fuertes y se inflan, tratando de acobardar al enemigo. Hay

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una gran cantidad de huidas y sumisión. Las batallas antiguas eran nada más que grandes partidos a empujones. No fue sino hasta que un lado se volvió y corrió que ocurrieron los asesinatos, y la mayor parte fue apuñalando a la gente en la espalda. Todos los historiadores militares antiguos informan que la gran mayoría de las matanzas ocurrió durante la persecución cuando un lado estaba huyendo. En tiempos más modernos, la tasa de disparos fue increíblemente baja promedio en las batallas de la Guerra Civil. Paddy Griffith demuestra que el potencial para matar del regimiento promedio de la Guerra Civil en cualquier lugar era de quinientos a mil hombres por minuto. La tasa de muerte real fue de sólo uno o dos hombres por minuto por regimiento (“Las batallas tácticas de la Guerra Civil Americana”). En la batalla de Gettysburg, de los 27.000 mosquetes recogidos de entre los muertos y moribundos después de la batalla, el 90% por ciento estaban cargados. Esta es una anomalía, porque toma un 95% del tiempo para cargar los mosquetes y sólo el 5% para disparar. Pero aún más sorprendente, de los miles de mosquetes cargados, más de la mitad tenían cargas múltiples en el cañón, uno con 23 cargas en el tambor. En realidad, el hombre medio cargaría su fusil y lo llevaría al hombro, pero no se atrevía a matar. Sería valiente, se ponía de pie hombro con hombro, haría lo que estaba entrenado para hacer, pero en el momento de la verdad, no se atrevía a apretar el gatillo. Por lo tanto, bajó el arma y la cargó de nuevo. De los que hicieron fuego, sólo un pequeño porcentaje disparó para impactar. La gran mayoría disparó sobre la cabeza del enemigo. Durante la Segunda Guerra Mundial, el General de Brigada del Ejército de EE.UU. S.L.A. Marshall tenía un equipo de investigadores estudiando lo que los soldados hicieron en la batalla. Por primera vez en la historia, les preguntaron a los soldados individuales qué hicieron en la batalla. Descubrieron que sólo el 15 al 20% de los tiradores individuales podían llegar a disparar a un soldado enemigo expuesto. Esa es la realidad del campo de batalla. Sólo un pequeño porcentaje de los soldados son capaces y están dispuestos a participar. Los hombres están dispuestos a morir; están dispuestos a sacrificarse por su país, pero no están dispuestos a matar. Se trata de una visión extraordinaria de la naturaleza humana, pero cuando los militares se dieron cuenta de eso, sistemáticamente fueron sobre el proceso de tratar de solucionar este "problema". Desde el punto de vista militar, una tasa de tiro del 15% entre los fusileros es como una tasa de alfabetización del 15% entre los bibliotecarios. Y para arreglarlo, los militares lo hicieron. En la Guerra de Corea, alrededor del 55% de los soldados estaban dispuestos a disparar a matar. Y por Vietnam, la tasa se elevó a más del 90%. Los métodos de esta locura: la insensibilización. Cómo aumentaron los militares la tasa de muertes de los soldados en combate es instructivo, porque nuestra cultura hoy está haciendo lo mismo a nuestros hijos. Los métodos de entrenamiento militar son: brutalización, condicionamiento clásico, condicionamiento operante y modelado de rol. Voy a explicar esto en el contexto militar y mostraré la forma en que estos mismos factores están contribuyendo al aumento fenomenal de la violencia en nuestra cultura. Brutalización e insensibilización es lo que sucede en el campo de entrenamiento. Desde el momento en que se baja del ómnibus, usted es abusado física y verbalmente: innumerables flexiones de brazos, horas interminables horas de atención o correr con cargas pesadas, mientras profesionales cuidadosamente capacitados se turnan para gritarle. Su cabeza es rapada, lo llevan desnudo en manadas o vestidos todos iguales, perdiendo toda individualidad. Esta brutalización

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está diseñada para romper todos sus valores y normas existentes, y aceptar un nuevo conjunto de valores que abrazan la destrucción, la violencia y la muerte como una forma de vida. Al final, usted está insensibilizado a la violencia y la acepta como una destreza esencial y normal de supervivencia en su nuevo mundo brutal. Algo muy similar a esa insensibilización hacia la violencia le está ocurriendo a nuestros niños a través de la violencia en los medios de comunicación, pero en vez de a los 18 años de edad, comienza a los 18 meses cuando un niño primero es capaz de discernir qué está pasando en la televisión. A esa edad, un niño puede ver algo que sucede en la televisión e imitar esa acción. Pero no es hasta que los niños tienen seis o siete años que la parte del cerebro se activa y les permite entender de dónde proviene la información. A pesar de que los niños pequeños tienen una cierta comprensión de qué significa pretender, su desarrollo es incapaz de distinguir con claridad entre la fantasía y la realidad. Cuando los niños pequeños ven a personas disparadas, apuñaladas, violadas, brutalizadas, degradadas o asesinadas en la televisión, para ellos es como si estuviera ocurriendo realmente. Tener un hijo de tres, cuatro, o cinco mirando una película "rociadera", aprendiendo a relacionarse con un personaje en los primeros 90 minutos y luego en los últimos 30 minutos ver con impotencia cómo el nuevo amigo es cazado y brutalmente asesinado, es el equivalente moral y psicológico de presentar a su hijo a un amigo, dejarle jugar con ese amigo, y luego descuartizar al amigo frente a los ojos de su hijo. Y esto les sucede a nuestros niños cientos y cientos de veces. Claro, se les dice: "Oye, todo es por diversión. Mira, esto no es real, es sólo la televisión". Y ellos asienten con la cabeza pequeña y dicen: "bien". Pero no pueden contar la diferencia. ¿Recuerdas un punto en su vida o en las vidas de sus hijos cuando los sueños, la realidad, y la televisión fueron todos revueltos juntos? Eso es lo que es en ese nivel de desarrollo psicológico. Eso es lo que los medios de comunicación les están haciendo. La revista de la “American Medical Association” publicó el estudio epidemiológico definitivo sobre el impacto de la violencia de la televisión. La investigación demostró lo que ocurrió en numerosas naciones después que la televisión hizo su aparición en comparación con las naciones y regiones sin televisión. Las dos naciones o regiones comparadas son idénticas demográfica y étnicamente; sólo una variable es diferente: la presencia de la televisión. En cada nación, región o ciudad con televisión, hay una explosión inmediata de violencia en el patio de recreo, y dentro de 15 años hay una duplicación de la tasa de homicidios. ¿Por qué 15 años? Ese es el tiempo que toma la brutalización de un niños de tres a cinco años de edad, para llegar a la "edad principal de crimen". Ese es el tiempo que toma para que usted pueda cosechar lo que ha sembrado cuando brutaliza e insensibiliza a un niño de tres años de edad. Hoy en día los datos que vinculan la violencia en los medios de comunicación con la violencia en la sociedad son superiores a los que une el cáncer y el tabaco. Cientos de sanos estudios científicos demuestran el impacto social de la brutalización por los medios de comunicación. La Revista de la Asociación Médica Americana concluyó que "la introducción de la televisión en la década de 1950 ha causado una duplicación posterior de la tasa de homicidios, es decir, a largo plazo la exposición infantil a la televisión es un factor causal detrás de aproximadamente la mitad de los homicidios cometidos en los Estados Unidos, o aproximadamente 10.000 homicidios anualmente". El artículo continuó diciendo que "... si, hipotéticamente, la tecnología de la televisión nunca se hubiese desarrollado, habría hoy 10.000 homicidios menos cada año en los Estados Unidos, 70.000 violaciones menos y 700.000 asaltos dañosos menos" (10 de junio de 1992).

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Acondicionamiento clásico. El acondicionamiento clásico es como el famoso caso de los perros de Pavlov que aprendió en Psicología 101: Los perros aprendieron a asociar el sonido de la campana con la comida, y, una vez acondicionados, los perros no podían escuchar la campana sin salivar. Los japoneses eran maestros usando el acondicionamiento con sus soldados. A principios de la II Guerra Mundial, los prisioneros chinos eran ubicados en una zanja de rodillas con las manos atadas detrás de ellos. Y uno por uno, un grupo de pocos soldados japoneses selectos van a la zanja y pasan a la bayoneta a "su" prisionero hasta la muerte. Esta es una manera horrorosa de matar a otro ser humano. Arriba en la tribuna, muchos otros soldados jóvenes les animaban a la violencia. Comparativamente pocos soldados mataron realmente en esas situaciones, pero al hacer que los demás miren y alienten, los japoneses fueron capaces de usar ese tipo de atrocidades para acondicionar clásicamente a un público muy amplio para asociar el placer con la muerte y el sufrimiento humanos. Inmediatamente después, los soldados que habían sido espectadores eran bien tratados, con la mejor comida que habían tenido en meses, y las llamadas chicas de consuelo. ¿El resultado? Ellos aprendieron a asociar la comisión de actos violentos con el placer. Los japoneses descubrieron que este tipo de técnicas tienen una eficacia extraordinaria para rápidamente permitir a un gran número de soldados a cometer atrocidades en los años venideros. El acondicionamiento operante (que veremos en breve) te enseña a matar, pero el acondicionamiento clásico es un mecanismo sutil pero poderoso que le enseña a gustar. Esta técnica es tan censurable moralmente que hay muy pocos ejemplos de ella en el entrenamiento militar moderno de los EE.UU., pero hay algunos ejemplos claros de ella que están siendo hechos por los medios a nuestros hijos. Lo que está pasando con nuestros hijos es el reverso de la terapia de aversión que se presentó en la película “La naranja mecánica”. En “La naranja mecánica”, un psicópata brutal, un asesino de masas, es atado a una silla y forzado a ver películas violentas mientras se le inyecta una droga que le da náuseas. Así que él se sienta, se atraganta y tiene arcadas mientras mira las películas. Después de cientos de repeticiones de esto, él asocia la violencia con la náusea, y limita su capacidad de ser violento. Cada vez que un niño juega un videojuego interactivo, está aprendiendo exactamente las mismas habilidades de reflejo condicionado, como un soldado o un policía en el entrenamiento. Estamos haciendo exactamente lo opuesto: Nuestros hijos miran imágenes gráficas del sufrimiento humano y la muerte, aprenden a asociarlas con su gaseosa favorita y el caramelo, o el perfume de su novia. Después del tiroteo en Jonesboro, un profesor de secundaria me dijo cómo reaccionaron sus alumnos cuando les contó sobre los tiroteos en la escuela media. "Se rieron," me dijo con desaliento. Una reacción similar ocurre todo el tiempo en los cines cuando hay violencia sangrienta. Los jóvenes ríen y aplauden y siguen comiendo sus palomitas y tomando sus gaseosas. Hemos criado a una generación de bárbaros que han aprendido a asociar la violencia con el placer, como los romanos que aplaudían y merendaban mientras mataban a los cristianos en el Coliseo. El resultado es un fenómeno que funciona mucho como el SIDA, que yo llamo SIDVA - Síndrome de Inmuno-Deficiencia de Violencia Adquirida. El SIDA nunca ha matado a nadie. Destruye su sistema inmunológico, y luego otras enfermedades que no lo matarían se vuelven fatales. La violencia televisiva por sí sola no lo mata. Destruye su sistema inmunológico a la violencia y lo acondiciona a derivar placer de la violencia. Y una vez que se encuentra cerca de otro ser humano, y es el momento para apretar el gatillo, el Síndrome de Inmunodeficiencia de la Violencia Adquirida puede destruir la resistencia de su cerebro medio.

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Acondicionamiento operante. El tercer método que usan los militares es el acondicionamiento operante, un procedimiento muy poderoso de estímulo-respuesta, estímulo-respuesta. Un ejemplo benigno es el uso de simuladores de vuelo para entrenar a pilotos. Un piloto en entrenamiento se sienta delante de un simulador de vuelo horas y horas; cuando una luz de advertencia en particular continúa, se le enseña a reaccionar de una manera determinada. Cuando surge otra luz de advertencia, una reacción diferente es requerida. Estímulo-respuesta, estímulo-respuesta, estímulo-respuesta. Un día el piloto está volando realmente un avión jumbo; el avión cae y 300 personas están gritando detrás de él. Él está mojándose y tiene miedo de su juicio, pero hace lo correcto. ¿Por qué? Porque ha sido acondicionado para responder en forma refleja a esta crisis en particular. Cuando la gente está asustada o enojada, harán lo que han sido acondicionados a hacer. En los simulacros de incendio, los niños aprenden a salir de la escuela en forma ordenada. Un día hay un incendio real, y están asustados fuera de juicio, pero hacen exactamente lo que han sido acondicionados a hacer, y salvan sus vidas. La comunidad militar y de la aplicación de la ley han hecho del matar una respuesta acondicionada. Esto ha elevado sustancialmente la tasa de disparos en el campo de batalla moderno. Mientras que el entrenamiento de infantería en la II Guerra Mundial usaba dianas como objetivos, ahora los soldados aprenden a disparar contra siluetas realistas, con forma humana, que saltan a su campo de visión. Ese es el estímulo. Los alumnos sólo tienen una fracción de segundo para batir el blanco. La respuesta acondicionada es disparar a al blanco, y luego cae. Estímulo-respuesta, estímulo-respuesta, estímulo-respuesta: soldados o policías experimentan cientos de repeticiones. Más tarde, cuando los soldados se encuentran en el campo de batalla o un policía está caminando en su sector y alguien aparece con un arma de fuego, ellos dispararán en forma refleja y dispararán a matar. Sabemos que del 75 al 80% de los disparos en el campo de batalla moderno es el resultado de este tipo de entrenamiento de estímulo-respuesta. Ahora, si usted está un poco molesto por esto, ¿cuánto más debería preocuparnos el hecho de que cada vez que un niño juega un videojuego interactivo de apuntar y disparar, él está aprendiendo precisamente el mismo reflejo acondicionado y las mismas habilidades motoras? Yo era un testigo experto en un caso de asesinato en Carolina del Sur ofreciendo mitigación para un chico que estaba enfrentando la pena de muerte. Traté de explicarle al jurado que los juegos de vídeo interactivos le habían acondicionado a disparar un arma para matar. Él había gastado cientos de dólares en juegos de video aprendiendo a apuntar y disparar, apuntar y disparar. Un día, él y su compañero decidieron que sería divertido robar una tienda local de conveniencia. Entraron y apuntaron su pistola .38 corta a la cabeza del secretario. Éste giró para mirarlo, y el acusado disparó reflexivamente desde unos dos metros. La bala le dio al cajero entre los ojos - un disparo bastante notable con esa arma a esa distancia - y mató a ese padre de dos hijos. Después, se le preguntó al niño qué pasó y por qué lo hizo. Claramente no era parte del plan matar al hombre - estaba siendo grabado en vídeo desde seis direcciones diferentes. Él dijo: "Yo no lo sé. Fue un error. No se suponía que debía suceder". En los mundos de la aplicación de la ley y de los militares, la opción correcta a menudo es no disparar. Pero nunca, nunca pone monedas en esa máquina de video con la intención de no disparar. Siempre hay algún estímulo que lo pone en marcha. Y cuando él estaba muy excitado, y su ritmo cardíaco subió, y la vasoconstricción apagó la parte frontal del cerebro, este joven hizo

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exactamente lo que estaba acondicionado a hacer: en forma refleja apretó el gatillo, disparando con precisión tal como todas esas veces que jugó juegos de video. Este proceso es extraordinariamente poderoso y aterrador. El resultado es cada vez hay más seudo-sociópatas caseros que matan reflexivamente y no muestran remordimiento. Nuestros niños están aprendiendo a matar y aprender a gustar de ello, y entonces tenemos la osadía de decir: "¡Oh Dios mío!, ¿qué está mal?" Uno de los chicos presuntamente implicados en el tiroteo en Jonesboro (y ellos son sólo niños) tenían una buena cantidad de experiencia en disparar armas reales. El otro no era un tirador y, según lo mejor de nuestro conocimiento, casi no tenía experiencia anterior en disparar. Entre ambos, esos dos chicos dispararon 27 tiros a una distancia de más de 100 metros, y alcanzaron a 15 personas. Es un disparo muy extraordinario. Nos encontramos con esas situaciones a menudo - niños que nunca han recogido un arma en su vida toman un arma real y son increíblemente precisos. ¿Por qué? Modelos de rol. En el ejército, usted es inmediatamente confrontado con un modelo a seguir: su sargento instructor. Él personifica la violencia y la agresión. Junto con los héroes militares, esos modelos de roles violentos siempre han sido utilizados para influir en las mentes jóvenes e impresionables. Hoy en día los medios de comunicación están proporcionando a nuestros hijos con modelos a seguir. Esto puede ser visto no sólo en los sociópatas fuera de la ley en las películas y programas de televisión, sino en los medios de comunicación inspirados, imitando aspectos de los asesinos de Jonesboro. Esta es la parte de esos delitos juveniles de los que las cadenas de televisión prefieren no hablar. La investigación en la década de 1970 demostró la existencia de "suicidios en grupo" en los que la TV local reportaba suicidios de adolescentes que causaron directamente numerosos suicidios de adolescentes imitadores impresionables. En alguna parte en cada población hay niños potencialmente suicidas que se dirán a sí mismos: "Bien, le mostraré a todas aquellas personas que han sido significativas para mí. Yo sé cómo salir en la televisión, también". Debido a esta investigación, las estaciones de televisión hoy en día generalmente no cubren los suicidios. Pero cuando las fotos de asesinos adolescentes aparecen en la televisión, el efecto es el mismo: En alguna parte hay un niño potencialmente violento que se dice a sí mismo: "Bien, le mostraré a todas aquellas personas que han sido significativas para mí. Yo sé cómo obtener mi foto en la televisión también". Así conseguimos imitación; los asesinos en grupo que se abren camino a través de América, como un virus transmitido por el noticiero de las seis. No importa qué hizo alguien, si usted pone su foto en la televisión, lo convierte en una celebridad, y alguien, en algún lugar, lo emulará. El linaje de los disparos en Jonesboro se inició en Pearl, Mississippi, menos de seis meses antes. En Pearl, un joven de 16 años de edad, fue acusado de matar a su madre y luego ir a su escuela y dispararle a nueve estudiantes, dos de los cuales murieron, incluyendo su exnovia. Dos meses más tarde, este virus se propagó a Paducah, Kentucky, donde fue detenido un joven de 14 años por matar a tres estudiantes y herir a otras cinco personas.

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Un paso muy importante en la propagación de este virus criminal copiado ocurrió en Stamps, Arkansas, 15 días después de Pearl y sólo un poco más de 90 días antes de Jonesboro. En Stamps, un niño de 14 años de edad, que estaba enojado con sus compañeros de clase, se escondió en el bosque y disparó a los niños cuando salían de la escuela. ¿Suena familiar? Sólo dos niños resultaron heridos en este crimen, por lo que la mayoría del mundo no se enteró de este, pero consiguió gran cobertura regional en la televisión, y dos niños pequeños en Jonesboro, Arkansas, probablemente se enteraron de ello. Y luego estuvo Springfield, Oregón, y tantos otros. ¿Es esto un precio razonable a pagar por el "derecho" de las cadenas de televisión a convertir a acusados menores de edad en celebridades y modelos a seguir jugando con sus imágenes en la televisión? Nuestra sociedad necesita estar informada acerca de esos crímenes, pero cuando las imágenes de los jóvenes asesinos se propagan por la televisión, se convierten en modelos a seguir. El niño en edad preescolar promedio en Estados Unidos mira 27 horas de televisión a la semana. El niño promedio obtiene más comunicación uno-a-uno de la televisión que todos sus padres y maestros juntos. El último logro para nuestros hijos es difundir su foto en la televisión. La solución es simple, y viene directamente de la literatura de la “suicidología”: Los medios de comunicación tienen todo el derecho y la responsabilidad de contar la historia, pero no tienen derecho a glorificar a los asesinos presentando sus imágenes en TV. Chequeo de la realidad: El sesenta por ciento de los hombres en la televisión están involucrados en la violencia; el 11 por ciento son asesinos. A diferencia de las tasas reales, en los medios la mayoría de las víctimas de homicidio son mujeres (Gerbner, 1994). En una ciudad de Canadá en la que la televisión se introdujo por primera vez en 1973, hubo un aumento del 160% en agresiones, golpes y empujones, y las mordeduras fueron documentadas en los estudiantes de primer y segundo grado después de la exposición, sin cambio en el comportamiento en los niños de dos comunidades de control (Centerwall 1992). Quince años después de la introducción de la televisión, los homicidios, violaciones, asaltos y se duplicaron en los Estados Unidos (American Medical Association). Veinte por ciento de los estudiantes de secundaria suburbana aprueban disparar a alguien "que te ha robado algo" (Toch y Silver, 1993). En los Estados Unidos, aproximadamente dos millones de adolescentes portan cuchillos, pistolas, palos, o máquinas de afeitar. Nada menos que 135.000 los llevan a la escuela (Estados Unidos por los números). Los estadounidenses gastan más de $ 100 millones de dólares en armas de juguete cada año (Qué cuenta: El Índice Completo de Harper © 1991). Desaprender la Violencia. ¿Cuál es el camino a casa desde el lugar oscuro y solitario al que hemos llegado? Una de las rutas infringe las libertades civiles. La ciudad de Nueva York ha hecho progresos notables en los últimos años en la reducción de los índices de criminalidad, pero es posible que lo hayan hecho a expensas de algunas libertades civiles. Las personas que tienen miedo a decir que es un precio que están dispuestos a pagar. Otra ruta sería la de "simplemente apagarla"; si no te gusta lo que está en la televisión, usa el botón "off". Sin embargo, si todos los padres de las 15 víctimas del tiroteo en Jonesboro hubieran protegido a sus hijos de la violencia en la televisión, habrían hecho un poco de bien. Porque en algún lugar había dos niños pequeños cuyos padres "simplemente no la apagaron".

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En la noche de los disparos en Jonesboro, el clero y los consejeros estaban trabajando en grupos pequeños en la sala de espera del hospital, consolando a los grupos de familiares y amigos de las víctimas. Entonces se dieron cuenta de una mujer sentada sola en silencio. Un consejero se acercó a la mujer y descubrió que ella era la madre de una de las chicas que habían sido asesinadas. Ella no tenía amigos, ni marido, ni familia. Estaba sentaba en el hospital, aturdida por su pérdida. "Sólo he venido a encontrar la manera de obtener el cuerpo de mi niña", dijo. Pero el cuerpo había sido llevado a Little Rock, a 100 kilómetros de distancia, para una autopsia. Su preocupación siguiente fue: "Yo no sé cómo voy a pagar el funeral. No sé cómo puedo costearlo". Esa niña era realmente todo lo que ella tenía en el mundo. Venga a Jonesboro, amigo, y dígale a esta madre que ella debe "simplemente apagarla". Otra ruta de reducción de la violencia es el control de armas. No quiero restar importancia a esa opción, pero Estados Unidos está atrapado en un círculo vicioso cuando se habla de control de armas. Los estadounidenses no confían en el gobierno, creen que cada uno de nosotros debe ser responsable de cuidar de nosotros mismos y nuestras familias. Esa es una de nuestras grandes fortalezas - pero también es una gran debilidad. Cuando los medios fomentan el miedo y perpetúan un entorno de violencia, los estadounidenses se arman a fin de hacer frente a esa violencia. Y cuantas más armas haya por ahí, más violencia habrá. Y cuanta más violencia haya, mayor es el deseo por las armas de fuego. Estamos atrapados en esta espiral de auto-dependencia y falta de confianza. El progreso real no será hecho nunca hasta tanto reduzcamos este nivel de miedo. Como historiador, yo os digo que tomará décadas -tal vez incluso un siglo- antes que los americanos dejen de depender de sus armas. Y hasta que no reduzcamos el nivel de miedo y de crímenes violentos, los estadounidenses preferirían morir antes que entregar sus armas. Diez videojuegos no violentos. La siguiente lista de juegos de video no violentos ha sido desarrollada por “El Proyecto de los Juegos” (The Games Project) (en 1999). Esos juegos se clasifican altos por su valor social y de juego y por el mérito técnico: Bust a Move. Tetris. Theme Park. Absolute Pinball. Myst. NASCAR. SimCity. The Incredible Machine. Front Page Sports: Golf. Earthworm Jim. Defiéndase. Tenemos que hacer progresos en la lucha contra el maltrato infantil, el racismo y la pobreza, y en la reconstrucción de nuestras familias. Nadie niega que la ruptura de la familia sea un factor. Sin embargo, las naciones sin nuestras tasas de divorcio también están teniendo incrementos en la violencia. Además, la investigación demuestra que una de las principales fuentes de daño asociado a las familias mono-parentales se produce cuando la televisión se convierte en la niñera y el segundo padre. Es necesario trabajar en todas esas áreas, pero hay un nuevo frente - tomar a los productores y proveedores de violencia en los medios. En pocas palabras, debemos trabajar por la legislación que prohíba los videojuegos violentos para los niños. No existe un derecho

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constitucional para que un niño juegue un videojuego interactivo que le enseña el manejo de armas o habilidades que simulan la destrucción de las criaturas de Dios. El día también puede venir cuando seamos capaces de establecer jurados en los Estados Unidos que estén dispuestos a pegarle a las redes en el único lugar que realmente entienden - sus billeteras. Después de los disparos en Jonesboro, la revista Time dijo: "En cuanto a la violencia en los medios, el debate allí se está acercando rápidamente al mismo punto que las discusiones sobre el impacto sanitario del tabaco que llegó hace algún tiempo - se acabó. Pocos investigadores se molestan más en discutir que el derramamiento de sangre en la televisión y en las películas tiene un efecto sobre los niños que lo presencian" (6 de abril de 1998). Por encima de todo, el pueblo estadounidense necesita aprender la lección de Jonesboro: la violencia no es un juego, no es divertida, no es algo que hacemos para el entretenimiento. La violencia mata. Todos los padres en los Estados Unidos necesitan desesperadamente ser advertidos del impacto de la televisión y otros medios violentos contra los niños, al igual que les advierten de algunos carcinógenos extendidos. El problema es que las cadenas de televisión, que usan las ondas públicas que hemos autorizado, son nuestros principales medios de educación pública en Estados Unidos. Y son evasivos. En los días posteriores a la matanza en Jonesboro, fui entrevistado por la TV canadiense nacional, la BBC, y muchos espectáculos internacionales de radio y periódicos de los EE.UU. Sin embargo, las cadenas de televisión estadounidenses simplemente no tocaron este aspecto de la historia. Nunca en mi experiencia como historiador y psicólogo he visto ninguna institución en los Estados Unidos tan claramente responsable de la muerte de muchos, y abusando tan claramente de su autoridad y poder de licencia pública para encubrir su culpabilidad. Una y otra vez, los jóvenes idealistas productores de la red me contactaron desde una de las redes, fascinados por la ironía de que un experto en el campo de la violencia y la agresión, estaba viviendo en Jonesboro y estuvo en la escuela casi desde el principio. Pero a diferencia de todos los otros medios, esas historias de las noticias de la red siempre tuvieron una muerte repentina, en silencio, cuando los poderes de la red dijeron: "Sí, necesitamos esta historia como necesitamos un agujero en la cabeza". Muchas veces desde el tiroteo me han preguntado: "¿Por qué no estuvo en la televisión hablando de las cosas de su libro?" Y cada vez mi respuesta tuvo que ser: "Las cadenas de televisión están enterrando esta historia. Ellos saben que son culpables y quieren demorar la retribución tanto como puedan". Como autor y experto en matar, creo que he hablado sobre el tema en cada Club de Rotary, Kiwanis y de Leones en un radio de 75 kilómetros de Jonesboro. Así que cuando la plaga de antenas parabólicas desciende sobre nosotros como langostas enormes, muchas personas aquí eran conscientes de los datos científicos que vinculan la violencia televisiva y el crimen violento. Las redes apuntarán sus lentes a cualquier lugar y con coraje expondrán cualquier cosa. Al igual que moscas en heridas abiertas, no encuentran nada que sea demasiado privado o vergonzoso para sus lentes de sondeo - excepto ellos mismos y su parte de culpa en el terrible y trágico crimen que ocurrió aquí.

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Un ejecutivo de CBS me contó su plan. Él sabe todo acerca de la relación entre los medios y la violencia. La gente de su propia casa le ha aconsejado proteger a su hijo por el veneno que su industria está llevando a los niños de Estados Unidos. Él no va a exponer a su hijo a la televisión hasta que tenga edad suficiente para aprender a leer. Y entonces él va a seleccionar con mucho cuidado lo que verá. Él y su esposa planean enviarlo a un centro de cuidado infantil que no tiene televisión, y planean mostrarle sólo vídeos apropiados para la edad. Ese debe ser el mínimo con los niños: Mostrar sólo vídeos apropiados para la edad, y pensar mucho sobre lo que es apropiado para su edad. El producto más benigno que va a obtener de las redes son 22 minutos de las comedias de enredo o dibujos animados que ofrecen soluciones instantáneas para todos los problemas de la vida, entrelazados con los anuncios que te dicen qué babosa eres si no ingieres las sustancias adecuadas con azúcar y no usas el calzado adecuado. El peor producto que su hijo se va a obtener de las redes está representado por un comentarista de televisión que me dijo: "Bueno, sólo tenemos un programa muy violento en nuestra red, y que es Policías de Nueva York (“NYPD Blue”). Voy a admitir que eso es malo, pero es sólo una noche a la semana". Me pregunté en ese momento cómo se sentiría ella si alguien dijera: "Bien, sólo le pego a mi mujer delante de los niños una noche por semana". El efecto es el mismo. "¡Se supone que no debes saber quién soy!" dijo Kim Delaney, la estrella de “NYPD Blue”, en respuesta a los niños pequeños que la reconocieron por su rol en ese programa. De acuerdo con USA Weekend, ella se sorprendió de que los espectadores menores de edad vieran su show, el cual está clasificado TV-14 por los crímenes horribles, el lenguaje crudo y las escenas de sexo explícito. Pero lo miran, ¿no? La educación sobre los medios y la violencia hace una diferencia. Yo estaba en una llamada en un programa de radio en San Antonio, Texas. Una mujer llamó y dijo: "Yo nunca habría tenido el valor de hacer esto hace dos años. Pero déjeme decirle lo que pasó. Usted me dirá si estaba en lo cierto. Mi muchacho de 13 años de edad pasó la noche con un niño vecino. Después de esa noche, empezó a tener pesadillas. Lo insté a que admitiera sobre qué eran las pesadillas. Mientras estaba en la casa del vecino, vieron películas “sangrientas” toda la noche: gente cortando gente con moto-sierras y cosas por el estilo. Llamé a los vecinos y les dije: ‘Escuchen: ustedes son gente enferma. No me sentiría diferente de ustedes si le hubiesen dado a mi hijo pornografía o alcohol. Y yo no quiero tener nada más que ver con usted o su hijo -y nadie en este barrio, si tengo algo que ver con ello- hasta que deje de hacer lo que está haciendo'". Eso es poderoso. Eso es censura (censure), no censura (censorship). Debemos tener el valor moral de censurar a la gente que piensa que la violencia es un entretenimiento legítimo. Una de las maneras más eficaces para los cristianos a ser sal y luz es simplemente confrontando la cultura de la violencia como entretenimiento. Un amigo mío, un oficial del ejército retirado que enseña en una escuela secundaria cercana, utiliza la película “Gettysburg” para enseñar a sus estudiantes acerca de la Guerra Civil. Una escena en esa película muy dramáticamente muestra la tragedia de la Carga de Pickett. A medida que las tropas de la Confederación cargan contra las líneas de la Unión, los cañones disparan a quemarropa, y no hay nada más que una niebla roja que sube desde el humo y las llamas. Me dijo que cuando mostró por primera vez esta desgarradora, trágica escena sus estudiantes, se echaron a reír. Él comenzó a hacer frente a este comportamiento antes de tiempo, diciendo: "En el pasado, los estudiantes se han reído de esta escena, y quiero decirles que este es un comportamiento

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totalmente inaceptable. Esta película representa una tragedia en la historia estadounidense, una tragedia que sucedió a nuestros antepasados, y no voy a tolerar ninguna risa". A partir de entonces, cuando muestra la escena a sus alumnos, a lo largo de los años, él dice que no hubo más risas. En cambio, muchos de ellos lloraron. Lo que los medios enseñan no es natural, y si son confrontados con amor y seguridad, la casa que han construido sobre la arena se desmoronará. Sin embargo, nuestra casa está construida sobre la roca. Si no presentamos activamente nuestros valores, entonces los medios con toda seguridad los infligirán a nuestros hijos, y los niños, como los de la clase mirando “Gettysburg”, simplemente no saben nada mejor. Hay muchas otras cosas que la comunidad cristiana puede hacer para ayudar a cambiar nuestra cultura. Las actividades para jóvenes pueden ofrecer alternativas a la televisión, y las iglesias pueden abrir el camino en el suministro de lugares alternativos para los niños cuyas madres trabajan. Los grupos de becas pueden proporcionar orientación y apoyo a los padres jóvenes que se esfuerzan por criar a sus hijos sin las influencias destructivas de los medios. Los programas de mentores pueden emparejar a los adultos maduros y educados con padres jóvenes, ayudándoles a través de los años pre-escolares de sus hijos sin necesidad de utilizar la televisión como una niñera. Y, sobre todo, las iglesias pueden ofrecer el toque de clarín de la decencia y el amor y la paz como una alternativa a la muerte y la destrucción - no sólo por el bien de la iglesia, sino para la transformación de nuestra cultura.

"Evolución del armamento" "Evolution of Weaponry" Tcnl (R) Dave Grossman Academic Press, 2000

Traducción de Carlos G. Blanco, M.Sc. Los seres humanos han demostrado ser infinitamente ingeniosos para la creación y el uso de dispositivos para superar sus limitaciones. Desde una perspectiva de la historia humana, puede ser vista como una serie de dispositivos cada vez más eficientes para ayudar a los seres humanos a comunicar, viajar, comerciar, trabajar, e incluso pensar. Del mismo modo, la historia de la violencia, la paz y el conflicto puede ser vista como la historia o la evolución, de una serie de cada vez más eficiente de dispositivos que permitan a los seres humanos matar y dominar a sus semejantes. El concepto de una "evolución" del armamento es muy apropiado, ya que el campo de batalla es el reino supremo de la selección natural darwiniana. Con pocas excepciones, cualquier arma o sistema que sobrevive por mucho tiempo, lo hace por su utilidad. Nada sobrevive por mucho tiempo en el campo de batalla, simplemente a causa de la superstición. Cualquier cosa que sea efectiva se copia y se perpetúa, cualquier cosa ineficaz resulta en muerte, derrota y extinción. Hay modas y los restos (el equivalente militar del apéndice), pero en el largo plazo, todo sucede por una razón, y una teoría válida de la evolución de las armas tiene que hacer claras esas razones, explicando todas las extinciones y todas las supervivencias. Armas como dispositivos para superar las limitaciones físicas y psicológicas. En última instancia la naturaleza de los seres humanos determina la naturaleza de sus armas. Está la naturaleza del cuerpo y la naturaleza de la mente; vamos a examinar primero la naturaleza de las limitaciones físicas de los seres humanos y la evolución de las armas para superar estas limitaciones.

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La superación de las limitaciones físicas. Las limitaciones físicas de los seres humanos son un factor clave en su búsqueda de armas. La necesidad de fuerza, movilidad, distancia y protección han sido los requisitos claves en este ámbito. • La necesidad de fuerza: Los límites de resistencia física de los seres humanos llevó a la necesidad de una mayor fuerza física para golpear a un oponente más duro y más eficazmente, resultando en el desarrollo de métodos más efectivos para transferir la energía cinética a un oponente. Este proceso evolucionó desde golpear a alguien con una piedra de mano (proporcionando el ímpetu de energía de una masa mayor que un puño), a rocas afiladas (centrando la energía en un punto de impacto más pequeño), a una piedra afilada en un palo (proporcionando impulso mecánico combinado con un borde filoso), a las lanzas [utilizando la última tecnología de materiales (sílex, bronce, hierro, acero) para concentrar la energía en los puntos de penetración cada vez más pequeños], a las espadas (que permiten la opción de usar un punto de penetración o empuje como una lanza o la palanca mecánica de un borde seco y filoso), al arco largo (usando energía mecánica almacenada y un punto de penetración refinado), a las armas de fuego (transfiriendo energía química a un proyectil con el fin de entregar una dosis extremadamente potente de energía cinética ). • La necesidad de movilidad: Limitado por las restricciones de un cuerpo bípedo que pueda correr más rápido que la mayoría de las criaturas terrestres y reconociendo que un ser humano que ha dejado las armas y la armadura es duro para un humano portar un arma para atrapar y matar seres humanos con limitaciones de velocidad a campo traviesa, creó la necesidad de una ventaja en la movilidad. El resultado, una sucesión de armas para proporcionar medios más eficientes para eludir o perseguir a un enemigo. Esas armas evolucionaron desde: los carros de los egipcios, babilonios y persas (que eran sin arneses, una invención de los romanos) y por lo tanto eran bastante ineficientes [ya que el sistema de montaje ahogaba al caballo], a la caballería de los griegos y los romanos (que, sin estribos, limitaba pero no prevenía completamente la capacidad de atacar a caballo); a la caballería, que dominó el campo de batalla a lo largo de la edad de los caballeros europeos (la introducción de los estribos hizo posible dar un golpe poderoso montado a caballo, sin peligro de caerse) y continuó desempeñando un rol clave (aunque decreciente) hasta el comienzo del siglo XX; a la infantería mecanizada moderna; tanques; y (la última forma de movilidad) aviones. Al mismo tiempo, una evolución similar a las cada vez más eficaces formas de movilidad se realizó con los barcos en el mar hasta la introducción de los aviones [originalmente basados en buques (portaaviones), pero cada vez más basados en tierra, de largo alcance] llegó a dominar este reino. • La necesidad de distancia: Similarmente, los limitados seres humanos crearon la necesidad de una amplia ventaja, en un esfuerzo para atacar a más personas que sólo a aquellas de alcance inmediato (es decir, incrementar la zona de influencia) y hacerlo sin ponerse en peligro. Esta necesidad resultó en medios cada vez más eficientes para matar a distancia, pasando de la lanza, a la larga lanza de la falange griega, a las lanzas arrojadizas del legionario romano, al arco, a la ballesta, el arco largo inglés, a las armas de fuego, a la artillería, misiles y aviones. • La necesidad de protección: La vulnerabilidad física dio lugar a una necesidad continua de armadura que ayudaría a limitar la capacidad del enemigo para infligir un daño (en forma de energía cinética) en las propias fuerzas. Esta evolución generalmente siguió los últimos desarrollos de la tecnología de los materiales, incorporando cuero, bronce, hierro y acero, hasta que la invención de las armas de fuego creó un grado de fuerza tan grande que el cuerpo humano no podía llevar acero suficiente para detener la penetración. El único remanente de la armadura era el casco, para evitar las heridas por fragmentación (granadas y artillería) en el área del cerebro

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vulnerable y crucial. Hoy en día, esta evolución continúa en el tanque y en la armadura de la nave. Curiosamente, en los últimos años, la tecnología de fibra hecha por el hombre (como el Kevlar) ha vuelto a hacer prácticos chalecos antibalas, y por primera vez en siglos, el combatiente promedio, en los reinos de la aplicación de la ley y militares, nuevamente llevan una armadura corporal. Armas como dispositivos para superar las limitaciones físicas y psicológicas. Factores psicológicos habilitantes. Esas necesidades físicas de fuerza, movilidad, distancia y protección interactúan unos con otros en la evolución de las armas, pero las limitaciones psicológicas del hombre son aún más influyentes en este proceso. Lord Moran, el gran médico militar de la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, llamó a Napoleón el "psicólogo más grande", y Napoleón dijo que: "En la guerra la moral es a lo físico como tres es a uno". Lo que significa que las ventajas psicológicas, o apalancamiento, son tres veces más importante que la ventaja física, y los estudios modernos apoyan la afirmación de Napoleón. La resistencia a matar: En el corazón de los procesos psicológicos en el campo de batalla está la resistencia a la matanza de la propia especie, una resistencia que existe en todos los miembros sanos de cada especie. Para comprender verdaderamente la naturaleza de esta resistencia a la muerte debemos primero reconocer que la mayoría de los participantes en combate cuerpo a cuerpo están, literalmente, "asustados fuera de juicio". Una vez que las flechas o las balas comienzan a volar, los combatientes dejan de pensar con el cerebro anterior (que es la parte del cerebro que nos hace humanos) y los procesos de pensamiento se localizan en cerebro medio o cerebro mamífero, que es la parte primitiva del cerebro, generalmente indistinguible de la de un animal. En situaciones de conflicto este primitivo proceso del cerebro medio se puede observar en la existencia en general y extendida de una poderosa resistencia a matar a su propia especie y, en particular, los machos adultos compañeros de la propia especie. Durante las batallas territoriales y de apareamiento, los animales con astas y cuernos se golpean entre sí en una forma relativamente inofensiva cabeza a cabeza, las serpientes de cascabel luchan entre sí, y las pirañas luchar contra su propia clase con las películas de la cola, pero contra cualquier otra especie, estas criaturas dan rienda suelta a su cuernos, colmillos y dientes sin restricciones. Este es un mecanismo esencial de supervivencia que impide que una especie se destruya a sí misma durante los rituales territoriales y de apareamiento. Una gran revelación moderna en el campo de la psicología militar es la observación de que esta resistencia a la matanza de especies propias es también un factor clave en el combate humano. El brigadier general S.L.A. Marshall lo observó por primera vez, durante su trabajo como el principal historiador del teatro de operaciones europeo en la Segunda Guerra Mundial. Sobre la base de su técnica innovadora de entrevistas post-combate, Marshall concluyó en su libro “Hombres contra el fuego” que sólo el 15 al 20% de los tiradores individuales en la Segunda Guerra Mundial dispararon sus armas contra un soldado enemigo expuesto. Las conclusiones de Marshall eran y siguen siendo controvertidas. Frente a la preocupación académica sobre la metodología científica del investigador y las conclusiones, el método científico consiste en replicar la investigación. En el caso de Marshall, todos los estudios paralelos disponibles validan sus resultados académicos básicos. Uno de esos estudios fue la encuesta de Charles Jean Jacques Joseph Ardant du Picq (1821–1870) de oficiales franceses, en la Guerra de Corea cuando la tasa de bajas psiquiátricas fue casi siete veces superior a la media de la Segunda Guerra Mundial.

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Sólo después que terminó la guerra, las líneas se estabilizaron, y la amenaza de tener enemigos en la retaguardia disminuyó, la tasa media bajó a la de la Segunda Guerra Mundial. Una vez más, sólo el potencial de la confrontación inevitable, en el primer plano, interpersonal, es más eficaz y tiene un mayor impacto en el comportamiento humano que la presencia real de la muerte y la destrucción ineludible e impersonal.

Samuel Lyman Atwood Marshall (1900-1977)

Charles Jean Jacques Joseph Ardant du Picq (1821–1870)

Las encuestas de Ardant du Picq de oficiales franceses en la década de 1860 y sus observaciones acerca de antiguas batallas (Battle Studies, 1946), los numerosos relatos de John Keegan y Richard Holmes de disparos inútiles largo de la historia (Soldiers, 1985), la evaluación de Holmes de las tasas de disparo de los argentinos en la guerra de Malvinas (Acts of War, 1985), los datos de Paddy Griffith sobre la tasa extraordinariamente baja disparada entre los regimientos de Napoleón y los estadounidenses en la Guerra * Civil (Battle Tactics of the American Civil War, 1989), las representaciones con láser del ejército británico de batallas históricas, los estudios del FBI de las tasas de no-fuego entre los agentes del orden público en los años 1950 y 1960, y un sinnúmero de otras observaciones individuales y anecdóticas, todas confirman la conclusión fundamental de Marshall que los seres humanos no son, por naturaleza, asesinos. En efecto, desde una perspectiva psicológica, la historia de la guerra puede ser vista como una serie de mecanismos tácticos y mecánicos sucesivamente más eficaces para permitir o forzar a los combatientes a superar su resistencia a matar a otros seres humanos, incluso cuando son definidos como el enemigo.

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Armas como dispositivos para superar las limitaciones físicas y psicológicas. Posturas como arma psicológica: La resistencia a la matanza pueden ser superada, o anulada al menos, por una variedad de técnicas. Una técnica consiste en hacer que el enemigo corra (a menudo poniéndose en su flanco o retaguardia, que casi siempre causa una derrota), y es en la subsiguiente persecución de un enemigo quebrado o vencido que la gran mayoría de la matanza sucede. Es ampliamente sabido que la mayoría delas matanzas ocurren después de la batalla, en la fase de persecución (Clausewitz y Ardant du Picq comentaron sobre esto) y es, al parecer, debido a dos factores. Primero, el perseguidor no tiene que mirar a los ojos de su víctima, y parece ser mucho más fácil denegar la humanidad de un oponente si puede apuñalarlo o dispararle por la espalda y no tiene que mirarlo a los ojos cuando la mata. Segundo (y probablemente mucho más importante), en el cerebro medio, durante una persecución, el oponente ha cambiado de ser un hombre primitivo, simplista, ritual, de pelear cabeza a cabeza por lo territorial o el acoplamiento, a presa, que debe ser perseguida, derribada y muerta. Cualquiera que haya trabajado con perros entiende este proceso: usted generalmente está seguro si se enfrenta a un perro hacia abajo, y siempre hay que alejarse de un perro (o de casi todos los animales) en una situación amenazante, porque si se da vuelta y corre, está en gran peligro de ser atacado con saña. Lo mismo puede decirse de los soldados en combate. Así, una clave de la batalla es simplemente conseguir que el enemigo corra. El campo de batalla es verdaderamente de naturaleza psicológica, y en este reino del individuo que se hace más grande, o hace el ruido más fuerte, es más probable que gane. La batalla real es, desde una perspectiva, un proceso de postura hasta que un bando u otro, se da vuelta y corre, y luego comienza la matanza real. Así, la postura es fundamental para la guerra, y la victoria puede lograrse a través de una postura superior. Gaitas, clarines, tambores, armaduras brillantes, sombreros altos, carros, elefantes y la caballería han sido factores en la postura exitosa (convencerse a sí mismo del propi o valor, mientras intimida al enemigo), pero, en última instancia, la pólvora demostró ser la herramienta de la postura final. Por ejemplo, el arco largo era mucho más preciso y con una frecuencia mucho mayor de fuego y una gama mucho más precisa que los fusiles de avancarga utilizadas hasta la primera parte de la guerra civil norteamericana. Por otra parte, el arco largo no necesitaba la base industrial (hierro y pólvora) requerida por los mosquetes, y el entrenamiento de un arquero no era realmente tan difícil. Por tanto, mecánicamente hablando, hay pocas razones por las que no debería haber habido regimientos de arqueros largos en Waterloo y el 1º Bull Run cortando vastas extensiones a través del enemigo. [Similarmente hubo armas por presión de aire muy eficiente, disponible ya en la época napoleónica (similar a las modernas armas de “bolas de pintura”, que tenía una cadencia de tiro muy por encima de los fusiles de la época, pero nunca fueron utilizados.] Sin embargo, debe ser constantemente recordado que, parafraseando a Napoleón, en la guerra, los factores psicológicos son tres veces más importantes que los factores mecánicos. La realidad es que, en el campo de batalla, si está yendo "doink, doink", no importa cuán efectivamente, y el enemigo está pasando "¡Bang!, ¡Bang!", no importa cuán ineficaz, en última instancia, los "doinkers" pierden.

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Este fenómeno ayuda a explicar la eficacia de la alta producción de ruido de las armas que van desde los pequeños cañones móviles “Gustavo Adolfo”, asignados a las unidades de infantería del Ejército de EE.UU. a la ametralladora M-60 en Vietnam, que disparaban municiones muy grandes, muy fuertes, de 7,62 mm, en un ritmo lento de fuego frente al M-16 más pequeño (y, comparativamente, mucho menos ruidoso) 5,56 mm de municiones disparadas a un ritmo rápido de fuego. (Tenga en cuenta que la ametralladora y el cañón también se sirven de grupos, que es un factor clave que debe abordarse en breve.) Movilidad como arma psicológica: Una vez que se entiende que la mayor parte de la matanza (y por lo tanto la destrucción verdadera y la derrota de un enemigo) ocurre en la persecución, entonces la verdadera utilidad de las armas que proporcionan una ventaja de movilidad se hace evidente. Primero, una ventaja de movilidad permite a menudo poner una fuerza en el flanco del enemigo o en la retaguardia. Los combatientes parecen tener una comprensión intuitiva de su vulnerabilidad (tanto psicológica como física) de un oponente en su retaguardia, y esto casi siempre resulta en pánico masivo y derrota. Segundo, durante la persecución de un enemigo derrotado es necesaria una ventaja de movilidad si una fuerza persigue al enemigo para matarlo. Un oponente que ha dejado de lado sus armas y armaduras puede, generalmente, escapar de un perseguidor armado, pero un hombre a pie no puede correr más rápido que los carros o caballería, y es aquí, apuñalando y baleando hombres por detrás, que los carros y la caballería tuvieron su mayor utilidad. Distancia como arma psicológica: Otro factor clave en la superación de la resistencia a la muerte es la distancia, que ha sido parcialmente abordado antes. La utilidad de las armas que matan a distancia no puede entenderse verdaderamente sin comprender el aspecto psicológico que permite la distancia, el cual, en pocas palabras, significa que cuanto más lejos esté, más fácil es matar. Por lo tanto, arrojar bombas desde 20.000 pies o disparar artillería desde 2 kilómetros de distancia, psicológicamente hablando, no es nada difícil (y no hay ninguna indicación de ningún incumplimiento en esas situaciones), pero el combate mano-a-mano y disparando un rifle desde los 20 pies es muy difícil (con alta incidencia de no-tiradores) y desde unos pocos pies de distancia, es prácticamente imposible apuñalar a un oponente. El libro de referencia de John Keegan, “El rostro de la batalla”, hace un estudio comparativo de Agincourt (1415), Waterloo (1815), y el Somme (1916). En su análisis de esas tres batallas que abarcan más de 500 años, Keegan señala reiteradas veces la sorprendente ausencia de heridas de bayoneta producidas durante los masivos ataques de bayoneta en Waterloo y el Somme. En Waterloo, Keegan nota que: "Habían muchas heridas de espada y de lanza a tratar y algunas heridas de bayoneta, aunque habían sido infligidas por lo general después que el hombre ya había sido incapacitado, porque no hay evidencia de que los ejércitos hayan cruzado bayonetas en Waterloo". En la Primera Guerra Mundial el combate con armas afiladas casi había desaparecido, y Keegan nota que en la Batalla del Somme, "las heridas de armas filosas eran una fracción del uno por ciento de todas las heridas infligidas en la Primera Guerra Mundial". De hecho, toda la evidencia indica que las batallas antiguas no eran más que grandes partidos de empujones, hasta que un lado o el otro huían. Esto se puede observar en el registro de batalla de Alejandro Magno, quien (según los estudios de Ardant du Picq de los registros antiguos) perdió un total aproximado de 700 hombres "a la espada" en todas sus batallas juntas, y esto es simplemente porque Alejandro el Grande siempre ganó, y el asesinato real ocurría sólo a los perdedores después de la batalla (Fig. 1).

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Resistencia a matar

Alta Distancia de combate mano a mano

Distancia de cuchillo Distancia de bayoneta Distancia corta (pistola / rifle) Distancia de granada de mano Distancia media (fusil) Larga distancia (francotirador, misil antiblindaje, etc) Máxima distancia (bombardeo, artillería)

Baja Cerca Lejos Distancia del blanco

Figura 1 - Distancia versus Resistencia

La única cosa más grande que la resistencia a la muerte a corta distancia es la resistencia a ser asesinado a quemarropa. La agresión interpersonal a corta distancia es la fobia humana universal, que es el porqué del inicio del procesamiento del cerebro medio tan poderoso e intenso en estas situaciones. Por lo tanto, una limitación a matar a larga distancia es que la mayor distancia resulta en un efecto psicológico reducido sobre el enemigo. Esto se manifiesta en la constante frustración de cada nueva generación de defensores de la energía del aire y otros adherentes a la guerra estéril, de largo alcance, de alta tecnología, y una necesidad constante de las tropas de combate cercano de derrotar a un enemigo. Armas como dispositivos para superar las limitaciones físicas y psicológicas. Líderes como arma psicológica: La famosa investigación de la obediencia de Milgram demostró la tremenda influencia que puede ser ejercida por una persona desconocida en una bata blanca de laboratorio en una situación de laboratorio, pero en el campo de batalla la influencia de un líder respetado, con las trampas del poder real ejerciendo autoridad sobre la vida y la muerte, puede trascender de lejos los resultados de Milgram. Marshall es uno entre muchos que ha notado que los soldados siempre dispararán si un oficial está encima de ellos y exige que lo hagan, pero este fuego en general, se reducirá tan pronto como el oficial se vaya. El concepto moderno de un líder de combate usualmente llama visiones de un curtido veterano que se mueve detrás de una línea de batalla de sus hombres, exhortando, animando, castigando, reprendiendo, corrigiendo, y recompensándolos. Pero el liderazgo de combate no ha sido siempre así. Los ejércitos siempre han tenido líderes, pero los romanos fueron los primeros en adoptar guerreros probados y sistemáticamente convertirlos en líderes profesionales, comenzando en los niveles más bajos. Antes de este tiempo, de los líderes se esperaba que por lo general entraran en la batalla y lideraran desde el frente, pero los romanos fueron los primeros en colocar a los líderes detrás de sus hombres en un orden abierto de batalla. La influencia de este tipo de liderazgo es uno de los factores clave en el éxito de la forma romana de la guerra, y este proceso de tener un respetado y probado líder de una unidad pequeña, que se mueve detrás de sus hombres y exige de ellos actividad eficaz para matar (pero no necesariamente tiene que matar él mismo) siguió siendo un factor clave en el combate eficaz en los siglos que siguieron. Este tipo de liderazgo inicial desapareció con el Imperio Romano, pero volvió a aparecer de forma esporádica en las líneas de fuego de los arqueros ingleses y luego como un factor sistemáticamente aplicado en las líneas de fuego de los ejércitos exitosos de la era de la pólvora y continuó hasta el presente.

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Grupos como arma psicológica: Konrad Lorenz observó que "el hombre no es un asesino, pero el grupo lo es". Esta observación fundamental de la naturaleza humana tiene una gran utilidad para ayudar a comprender la eficacia de lo que generalmente se conoce como armas "servidas por un equipo". Esas son las armas que requieren más de un individuo para usarlas, que proporcionan una forma de responsabilidad mutua y una difusión de la responsabilidad, que es muy eficaz que hace posible matar. Marshall señaló en la II Guerra Mundial las tasas de disparo de los soldados individuales fueron muy bajas, pero las armas servidas por un equipo (principalmente ametralladoras) dispararon casi siempre. Esas armas generalmente han hecho la mayoría de las matanzas en toda la historia de la guerra, comenzando con el carro, que fue la primera arma atendida por una tripulación. El carro empleaba a menudo un conductor y un pasajero que generalmente disparaba un arco (que añadía el factor de la distancia en la ecuación violencia-facilitadores) y fue más eficaz en la persecución, cuando su ventaja de movilidad les dio la capacidad de dispararle por detrás a un gran número de enemigos huyendo. La poderosa dinámica de grupo del carro (junto con su movilidad) se mostró de nuevo, más de dos milenios más tarde, en los tanques del siglo XX. La falange griega era una masa de lanceros en filas apretadas, con lanzas de aproximadamente 4 metros de largo y protegidas con escudos superpuestos, altamente entrenados para moverse en una formación organizada en profundidad (es decir, moviéndose y luchando "en columna" en lugar de "en línea") y entrenada para golpear al enemigo como una masa coherente. Como tal, era una forma de arma servida por una tripulación en la que los miembros más recientes eran colocados en la parte delantera y estaban por lo tanto bajo la observación directa y la responsabilidad de los guerreros veteranos detrás de ellos. La falange era de tal utilidad que la demostrado en repetidas ocasiones a lo largo de la historia y en todo el mundo. El primer uso sistemático militar de la pólvora estaba en los cañones, y estas armas servidas por un grupo de inmediato comenzaron a dominar el campo de batalla. A diferencia de los primeros mosquetes, los cañones eran asesinos eficaces desde el principio. No sólo proporcionaban la mejor forma de postura (es decir, haciendo ruido) cada vez que se veía en el campo de batalla, pero también eran un arma muy eficaz servida por un equipo (por lo general manejados por numerosos individuos y comandados directamente por un oficial o un sargento con la responsabilidad exclusiva para esa arma y su equipo) cuya dotación casi nunca mostraba ninguna vacilación ni misericordia para matar al enemigo. A corta distancia el cañón disparaba "metralla" hacia las formaciones enemigas apretadas, convirtiéndose así, en efecto, en una escopeta de gran capacidad para matar a cientos de hombres con un solo tiro. Napoleón, ese "psicólogo más grande", demostró su comprensión de la verdadera utilidad mortal del cañón (y de la comparativa inefectividad de la infantería), garantizando que sus ejércitos siempre tuvieran un porcentaje más alto de cañones que sus enemigos y concentrando los cañones en puntos clave en la batalla. En el siglo XX el cañón se convirtió en un sistema de "fuego indirecto" (es decir, disparar sobre las cabezas de los combatientes amigos desde una gran distancia lejos), y la ametralladora (con su "tirador" y su "ayudante de artillero" o "cargador") vino a sustituir al cañón servido por un equipo con un rol de "fuego directo" en el campo de batalla. En la Primera Guerra Mundial, la ametralladora fue llamada la "esencia destilada de la infantería", pero en realidad era una continuación del cañón en su viejo rol edad de arma servida por un equipo para matar en forma masiva. La ametralladora servida por un equipo sigue siendo la asesina clave a corta distancia en el campo de batalla, pero la evolución de los grupos pueden seguir siendo considerados en los tanques y vehículos blindados.

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En el mar la dinámica del arma atendida por la tripulación ha estado en juego desde el comienzo de la era de la pólvora, es decir, las armas atendidas por un equipo, la distancia y la influencia de los líderes. Acondicionamiento como un arma psicológica: Para 1946, el Ejército de EE.UU. había aceptado las conclusiones de Marshall. La Oficina de Investigación de Recursos Humanos del Ejército de los EE.UU., subsecuentemente, fue pionera en la revolución del entrenamiento de combate que finalmente reemplazó el disparo a la diana de los objetivos con el profundamente arraigado "acondicionamiento" usando objetivos realistas, con forma humana, que caen cuando son impactados. Los psicólogos saben que este tipo de condicionamiento operante de gran alcance es la única técnica fiable que influirá en el proceso primitivo, en el cerebro medio, de un ser humano asustado, así como los simulacros de incendio condicionan a los aterrorizados niños de la escuela a responder adecuadamente en caso de incendio, y un condicionado y repetitivo "estímulo-respuesta" en los simuladores de vuelo permite a los pilotos asustados responder reflexivamente a situaciones de emergencia. A lo largo de la historia los ingredientes de los grupos, liderazgo y distancia han sido manipulados para permitir y forzar a los combatientes a matar, pero la introducción del acondicionamiento en el entrenamiento moderno fue una verdadera revolución. La aplicación y el perfeccionamiento de esas técnicas básicas de acondicionamiento aumentó la velocidad de disparo de cerca del 20% en la II Guerra Mundial a aproximadamente el 55% en Corea y alrededor del 95% en Vietnam. Similares altas tasas de fuego, como resultado de técnicas de condicionamiento modernas, se puede ver en los datos del FBI sobre las tasas de disparo de la aplicación de la ley desde la introducción a nivel nacional de técnicas de acondicionamiento modernas a finales de 1960. Uno de los ejemplos más dramáticos de valor y poder de esta revolución psicológica moderna en el entrenamiento se puede ver en las observaciones de Richard Holmes de la Guerra de Malvinas de 1982. Las magníficamente entrenadas (es decir, condicionadas) fuerzas británicas se quedaron sin superioridad aérea y de artillería y fueron constantemente superados en número de tres a uno mientras atacaban a los mal entrenados, pero bien equipados y cuidadosamente atrincherados defensores argentinos. Las superiores tasas de disparo británicas (que Holmes estima en más del 90%), como resultado de las técnicas modernas de entrenamiento, ha sido acreditado como un factor clave en la serie de victorias británicas en esa breve pero sangrienta guerra. Cualquier futuro ejército que intenta ir a la batalla sin preparación psicológica similar es probable que cumpla una suerte similar a la de los argentinos. Un breve repaso de la evolución de las armas. Después de haber establecido la comprensión de los factores físicos necesarios para las armas eficaces (fuerza, movilidad, distancia y protección) y los factores psicológicos habilitantes requeridos para emplear con eficacia esas armas (postura, movilidad, distancia, líderes, grupos y acondicionamiento), una encuesta total de la evolución de las armas se hace posible. Aunque los procesos evolutivos paralelos del armamento se han producido en todo el mundo, el proceso es más fácil de observar en el Oeste, y es en la civilización occidental que el desarrollo evolutivo de las armas alcanzó un grado de ascendencia que permitió la dominación occidental del mundo, comenzando tan pronto como en el siglo XVI y que culminó en la dominación total occidental en los siglos XIX y XX. El combate a lo largo de la historia antigua generalmente involucró más y más aplicaciones efectivas de la fuerza, pasando desde la roca, a la roca afilada, a la piedra afilada en un palo, a las espadas y a las lanzas usando la última tecnología del metal. Este aspecto del combate a corta

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distancia, mano a mano, sigue siendo el mismo hasta fines del siglo XIX, cuando las armas fiables, de repetición y pólvora, sustituyen a espadas y bayonetas como el arma elegida para matar repetidamente a corta distancia. Algunos aspectos de la distancia de las armas han estado presentes, en forma de arqueros y honderos, desde el antiguo Egipto, pero desde que se introdujo el largo arco, la armadura disponible (generalmente sólo un escudo) fue suficiente para parar a esas armas de volverse decisivas. Habilitando la mente para matar. Así, el arma básica, para matar a corta distancia no ha cambiado fundamentalmente en casi un siglo, pero ha habido un nuevo salto evolutivo en el acondicionamiento de la mente que tiene que usar esa arma para matar a corta distancia. El desarrollo de un proceso de acondicionamiento psicológico para permitir a un individuo que supere la aversión promedio, sana, profundamente enraizada de matar a alguien de su propia especie a corta distancia es una verdadera revolución. Mediante el cambio de los blancos tipo ojo de buey a las siluetas con forma humana, tipo pop-up que caen cuando son golpeados, los ejércitos modernos y las fuerzas policiales han aprendido a acondicionar operantemente a sus combatientes a responder en forma refleja, incluso cuando están literalmente asustados y fuera de juicio. Este proceso ha demostrado repetidamente su capacidad para elevar la tasa de disparos entre los tiradores individuales de una línea de base de alrededor del 20% en la II Guerra Mundial a más del 90% en la actualidad. Esta es una revolución en el campo de batalla, y es una revolución que ha tenido también una influencia absolutamente sin precedentes sobre la violencia civil y los crímenes violentos domésticos. El carro. El carro fue introducido en el antiguo Egipto a principios del II milenio a.C, y, posteriormente, se convertiría en la primera gran innovación revolucionaria de las armas. Fue posible como sistema gracias a la domesticación del caballo, la invención de la rueda, y la invención del arco y la flecha - en particular el arco recurvo. El carro era una plataforma de dos ruedas tirado por caballos (normalmente dos) por lo general llevando un conductor y un pasajero. Era de valor limitado para el comercio debido a su capacidad de carga pequeña y fue primariamente un instrumento de guerra. Su movilidad le dio un alto grado de utilidad en el ataque a los flancos vulnerables o en la persecución de un enemigo derrotado, y el pasajero era por lo general un arquero disparaba desde la plataforma mientras estaba en movimiento o durante breves altos.

Arco recurvado

La ascendencia del carro por más de un milenio ha sido llamado "inexplicable" por algunos historiadores, pero una comprensión de la poderosa contribución psicológica del carro hace claro su rol. El carro, sin duda, tenía muchas limitaciones: los caballos eran muy vulnerables a los arqueros y honderos, y si un solo caballo se incapacitaba, todo el carro quedaba fuera de acción, y la ausencia de un arnés (collar de caballo) significaba que el sistema de montaje ahogaba al caballo, con lo que el alcance efectivo del carro era de una fracción de la de la caballería, que luego

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reemplazaría al carro en su rol de movilidad. Y, sin embargo, a pesar de estas limitaciones, la ventaja de la movilidad del carro (muy útil sobre todo en la persecución, cuando la mayoría de los asesinatos ocurrían) en combinación con algunos procesos de grupo (conductor más arquero) y algunos procesos a distancia (arquero disparando desde una plataforma móvil) hizo del carro el arma dominante de una época que va desde la egipcia a los imperios persa. En última instancia, sería derrotado por la falange y sustituido por la caballería. La falange. Una limitación del carro (y más tarde de la caballería) es que los caballos se niegan sistemáticamente a lanzarse a una cobertura de proyección de objetos afilados tal como una falange, con sus filas profundas de hombres apretados que llevan lanzas de 4 metros se protegen a sí mismos solapando los escudos. La falange griega requiere un alto grado de entrenamiento y organización, pero comenzando alrededor del siglo IV a.C, las ciudades-estados griegas fueron capaces de utilizarla para negar el impacto del carro en la batalla. Las filas apretadas de la falange crearon un proceso de grupo que al parecer le permitía actuar como un vasto equipo atendiendo un arma. Este factor, junto con alguna distancia (a través de las largas lanzas) y la simplicidad y viabilidad económica de la falange, lo convirtió en el sistema de armas dominante de su época. Estos aspectos de la falange junto con el dominio griego posterior de la cabalgata (aunque sin estribos) con el fin de acercarse a un enemigo desde los flancos vulnerables y explotar las persecuciones, permitió que los griegos conquistaran una vasta porción del mundo. Los griegos fueron derrotados por los romanos, pero la simplicidad inherente de la falange junto con sus fundamentos psicológicos eran tan poderosas que después de la caída del Imperio Romano, la falange volvió a ser ascendente, con los suizos alcanzando el epítome de la perfección de la falange en la Edad Media y el Renacimiento. Los ejércitos de la temprana época de la pólvora siguieron utilizando formaciones de falange de piqueros en combinación con formaciones de los primeros mosquetes primitivos. Los piqueros fueron reemplazados con la llegada de la bayoneta, lo que hizo de cada hombre un piquero potencial, y un remanente de la dinámica psicológica de la falange se podía ver en las grandes cargas de bayoneta, basadas en columnas, de los ejércitos de Napoleón. El sistema romano. Hay que recordar que el Imperio Romano duró aproximadamente la mitad de un milenio (y más si contamos el Imperio Romano de Oriente) y decir que "los romanos hicieron esto" o "los romanos hicieron aquello" generalmente sería incorrecto cuando se refiere a un sistema militar que evolucionó y cambió constantemente a través de los siglos. Pero ciertas cosas quedaron algo constantes a lo largo de los siglos en las legiones romanas, y fueron esos factores constantes los que generalmente pueden atribuirse al extraordinario éxito militar del Imperio Romano, a partir de los siglos I y II antes de Cristo y continuando por alrededor de 500 años. La falange griega requería un alto grado de entrenamiento para ser eficaz, pero una falange eficiente aun podía lograrse, por ejemplo, como el producto de una milicia local que entrenaba en su tiempo libre. Sin embargo, el sistema romano era un ejército profesional muy complejo que se dedicó a tiempo completo para el desarrollo de sus habilidades y de una estructura de liderazgo con el avance profesional sistemático basado en el mérito, tomando soldados de las filas y poniéndolos a cargo de grupos más y más grandes de hombres a medida que demostraba competencia en cada nivel. El orden abierto romano de batalla permitió a sus líderes de pequeñas unidades moverse detrás de la línea de batalla, haciéndolos responsables de sus hombres y premiándoles la destreza y el valor con el ascenso y el premio. Hoy en día los ejércitos más profesionales se han diseñado en torno a un liderazgo profesional de la pequeña unidad extraído de las filas con el ascenso basado en el mérito, y los líderes de pequeñas unidades que demostraban su

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eficacia en el combate (excepto en casos de emergencia) se espera que permanecieran detrás de sus hombres para influir directamente en sus acciones en la batalla, pero debe recordarse que los romanos fueron los primeros en introducir esos factores de verdad, de manera sistemática, en el campo de batalla a gran escala durante un largo período de tiempo. Otro aspecto clave de la vía romana de la guerra fue el hecho de que cada uno de sus soldados llevaba una gran variedad de lanzas arrojadizas (el número y el tipo variaron a lo largo de los años) con las que eran muy competentes. Un enemigo que se acercaba era recibido con una serie de descargas de lanzas, que servía para romperle las filas y, a menudo, para despojarlos de sus escudos. Esas armas ingeniosamente diseñadas para la distancia incluyen a menudo jabalinas ligeras, arrojadas a una gran distancia, seguidas por una lanza estándar pesada (pilum), lanzada a una distancia media, seguida por un pilum pesado, que era lanzado como una descarga final, con una fuerza enorme, antes de cerrar con espadas (gladius). Después de aplastar a la fuerza enemiga que se acercaba a distancia con una serie de andanadas de lanzas, los romanos cerraban con espadas cortas diseñadas y destinadas a apuñalar. Esas espadas eran a menudo cualitativamente no muy diferentes de las de sus oponentes, pero los romanos eran entrenados sistemáticamente para usar sus espadas para apuñalar y empujar de una manera muy eficaz, en gran medida sin precedentes. Al igual que el entrenamiento posterior a la Segunda Guerra Mundial que fue desarrollado dos milenios más tarde para acondicionar a los hombres al fuego en el combate, el entrenamiento romano usaba una capacitación constante, repetitiva, que podría ser descrita como de acondicionamiento, con el fin de asegurar que los soldados se metieran en el combate en lugar de utilizar los golpes y cortes más naturales. Esta era una técnica que se utilizaría en los siglos posteriores para entrenar a algunos guerreros de élite en la esgrima y la espada, pero nunca antes, ni probablemente desde entonces, ha entrenado un ejército completo hasta este grado de perfección. Otro aspecto clave de la vía romana de la guerra fue el hecho de que cada uno de sus soldados llevaba una gran variedad de lanzas arrojadizas (el número y el tipo variaron a lo largo de los años) con las que eran muy competentes. Un enemigo que se acercaba era recibido con una serie de descargas de lanzas, que servía para romperle las filas y, a menudo, para despojarlos de sus escudos. Esas armas ingeniosamente diseñadas para la distancia incluyen a menudo jabalinas ligeras, arrojadas a una gran distancia, seguidas por una lanza estándar pesada (pilum), lanzada a una distancia media, seguida por un pilum pesado, que era lanzado como una descarga final, con una fuerza enorme, antes de cerrar con espadas (gladius). Después de aplastar a la fuerza enemiga que se acercaba a distancia con una serie de andanadas de lanzas, los romanos cerraban con espadas cortas diseñadas y destinadas a apuñalar. Esas espadas eran a menudo cualitativamente no muy diferentes de las de sus oponentes, pero los romanos eran entrenados sistemáticamente para usar sus espadas para apuñalar y empujar de una manera muy eficaz, en gran medida sin precedentes. Al igual que el entrenamiento posterior a la Segunda Guerra Mundial que fue desarrollado dos milenios más tarde para acondicionar a los hombres al fuego en el combate, el entrenamiento romano usaba una capacitación constante, repetitiva, que podría ser descrita como de acondicionamiento, con el fin de asegurar que los soldados se metieran en el combate en lugar de utilizar los golpes y cortes más naturales. Esta era una técnica que se utilizaría en los siglos posteriores para entrenar a algunos guerreros de élite en la esgrima y la espada, pero nunca antes, ni probablemente desde entonces, ha entrenado un ejército completo hasta este grado de perfección.

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Detalle de la punta de un pilum pesado Diferentes tipos de pilum (http://es.wikipedia.org/wiki/Pilum) Esta combinación de armas proyectiles, entrenamiento intenso y presencia de líderes efectivos en unidades pequeñas que se movían detrás de sus hombres y les exigían actividades eficaces para matar, era una fuerza devastadora que aplastaba las formaciones enemigas que se acercaban, incluyendo la falange. El ingrediente final en una victoria romana en el campo de batalla fue la organización de sus fuerzas en pequeñas unidades con líderes de reserva, desapasionados, altamente capacitados, que operaban detrás de sus hombres en pequeñas unidades, listos para maniobrar su unidad para explotar cualquier flanco enemigo expuesto o penetrar profundamente en la retaguardia enemiga. Una vez que el enemigo era derrotado, el golpe final (y la mayoría de las matanzas) era ejecutado por los auxiliares de caballería (que, aún sin estribos, eran muy poco distintos de la caballería griega), que perseguirían y matarían a un enemigo quebrado, en fuga. El resultado de este complejo proceso fue la “Pax Romana”: cientos de años de relativa estabilidad y paz en el mundo occidental. Pero fue una fuerza frágil, creada a través de la complejidad y la abundancia económica, difícil de mantener en el mejor de los casos, e imposible de reproducir (al menos en Europa occidental) durante casi un milenio después del colapso del Imperio Romano. El caballero montado. Con la caída de Roma la forma compleja de guerra romana se derrumbó, para ser sustituida por sistemas más simples, como la falange, y un nuevo sistema, que era el caballero montado. La introducción del estribo (que viene a Europa desde China y la India alrededor del siglo X, hizo posible que un hombre a caballo golpeara a un oponente con una fuerza notable, sin peligro de ser derribado. Por otra parte, la cría de caballos se había incrementado y los montajes cada vez más grandes y potentes podrían transportar el suficiente peso para el caballo, de la armadura y del hombre casi invulnerable. Un golpe devastador podría ser propinado por una lanza, o lanceta, que podría "estar en reposo" o adosado al caballero. Cargando a toda velocidad, la punta de lanza golpea a un oponente con el impulso combinado del peso del caballo, del hombre y de la armadura, se acerca al galope. Después del golpe inicial, con la lanza el caballero podría continuar para abrirse paso en la formación enemiga, dar golpes desde arriba con armas pesadas (espada, maza, volante, o estrella de la mañana), ayudar a la fuerza y al impulso de la gravedad hacia abajo. Una formación de tales caballeros, golpeando juntos, era una fuerza extraordinariamente terrible y prácticamente abrumadora, la combinación de un alto grado de postura, fuerza y movilidad, que sólo puede ser detenido por un cerco de lanzas y por la falta de voluntad completa y consistente del caballo para empalarse a sí mismo. Por tanto, la respuesta al caballero era una falange, pero la movilidad del caballo permitió maniobrar alrededor de una falange, o de cualquier formación enemiga, a fin de atacar desde una dirección vulnerable y perseguir al enemigo después de haber sido quebrado. Esto creó la

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necesidad de tropas de tierra equipadas con lanzas o bayonetas para formar un "cuadrado" que daba hacia afuera en todas direcciones, manteniendo otras unidades dentro de la protección de la plaza. Se trataba de una maniobra defensiva efectiva siempre y cuando la infantería mantuvo la sangre fría (si sólo unos pocos hombres se quebraron y corrieron, los caballeros podrían moverse en esa brecha y romper toda la formación), pero hasta la introducción del arco largo y (más tarde) la pólvora, las fuerzas dentro de la plaza fueron neutralizadas por completo y, a menudo, podían ser mantenidas a raya por una pequeña fuerza de caballeros. El arco largo (y, más tarde, las armas de pólvora) fueron la perdición del caballero montado y, en última instancia, de toda la armadura individual hasta el siglo XX. La caballería seguiría existiendo en el campo de batalla durante siglos, pero su coste económico y su creciente vulnerabilidad a las pequeñas armas de fuego significaba que para fines del siglo XIX la utilidad de la caballería había vuelto a la de la época griega y romana: útil para el reconocimiento, para mover a los tiradores rápidamente a los tiradores a un lugar clave donde desmontarían y lucharían, y para la movilidad en la persecución. Durante el siglo XX, la mecanización (camiones, tanques, etc.) sustituiría casi por completo la contribución de la movilidad del caballo en el campo de batalla.

Reconstrucción de un arco largo inglés, de gran tamaño, con cerca de 2 metros de altura.

(http://es.wikipedia.org/wiki/Arco_largo_ingl%C3%A9s) La era de las armas proyectiles. Los seres humanos siempre se habían tirado piedras o disparado flechas, pero por lo general estas podían ser neutralizadas por la armadura. Con el advenimiento del arco largo (ca. 1400), por primera vez el combatiente promedio podría por sí solo disparar un arma, desde una distancia, que penetraba incluso la armadura portátil mejor dispuesta del hombre. Esta fue una revolución que introdujo una combinación de distancia y la fuerza que seguiría en su formato básico hasta el presente. El arco largo inició el proceso de extinguir al caballero, pero la llegada de la pólvora introdujo poderosos procesos de posturas en la ecuación que rápidamente (en términos evolutivos) llevó a la extinción del caballero y del arco largo. Una vez que las armas de pólvora individuales fueron introducidas y ampliamente distribuidas (circa 1600), la evolución del armamento de corto alcance, interpersonal, subsecuentemente se movió a lo largo de un camino único y claro para perfeccionar esta arma. Las primeras armas de pólvora en bruto, primitivas, de ánima lisa, de avancarga, eran patéticamente ineficaces. Eran casi imposibles de apuntar, muy lentas para disparar, e inútil en cualquier tipo de condiciones de humedad. Y sin embargo, su postura (es decir, su ruido), combinada con su fuerza absolutamente abrumadora (cuando podían golpear algo) era tan grande, que pronto llegó a dominar el campo de batalla. La pólvora fue inventada en China, pero China se encontraba bajo un gobierno comparativamente centralizado que parece haber visto las armas de pólvora como una amenaza para el orden establecido y tomado una decisión consciente de no desarrollar esta arma. (Más de un milenio más tarde, el japonés haría algo similar.) Un poderoso argumento puede sostenerse, que esta sola decisión en el desarrollo de las armas resultó en la eventual subyugación del Este y la inevitable dominación y colonización del mundo por Europa Occidental. En Europa hubo guerras constantes y agitación y una ausencia total de autoridad centralizada, que creó un ambiente que persiguió un desarrollo continuo y perfeccionamiento de las armas de pólvora. Este proceso dio lugar a las armas que podrían ser disparadas en caso de lluvia (fulminantes de percusión), disparadas con precisión

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(de ánima rayada), cargadas desde una posición de decúbito prono, disparadas varias veces sin cargar (repetidores), y disparadas repetidamente sin ninguna otra acción que apretar el gatillo (automático). Casi todo este desarrollo de armas de fuego ocurrió en el siglo XIX. A principios del siglo XX, este proceso de desarrollo había llegado a su culminación. Un mito común en esta área refiere al aumento de la "letalidad" de las modernas armas de pequeño calibre, que en gran medida carece de fundamento. Por ejemplo, la alta velocidad de las municiones de pequeño calibre (5,56 mm/.223-caliber), usadas en la mayoría de los rifles de asalto de hoy (por ejemplo, el M-16 y el AK-74), fueron diseñadas para herir y no matar. La teoría es que herir a un soldado enemigo es mejor que matarlo, porque un herido eliminaría a tres personas: el hombre herido y otros dos para evacuarlo. Esas armas infligen grandes traumas (heridas), pero son ilegales para la caza de ciervos en la mayor parte de los Estados Unidos debido a su ineficacia para matar en forma rápida. Similarmente, desde la Primera Guerra Mundial y hasta hace poco el arma del ejército de EE.UU. de elección en las pistolas era una automática de .45 (aproximadamente 12 mm). En los últimos años el arma militar de elección ha sido la de 9 mm, que tiene un proyectil pequeño, redondo, más rápido, que muchos expertos sostienen es mucho menos eficaz en la matanza. Lo que esas municiones nuevas, más pequeñas (5,56 mm para fusil y 9 mm para pistola) hacen posible es una mayor capacidad del cargador, y esto ha incrementado la eficacia de las armas de una manera, mientras que decreció en la otra. La cuestión es que no ha habido ningún aumento significativo en la eficacia de las armas disponibles hoy en día. La escopeta es el arma más eficaz para matar a corta distancia y ha estado disponible y sin cambios, básicamente, por más de 100 años. La tecnología de largo alcance para matar (misiles, aviones y vehículos blindados) ha evolucionado a tasas cuánticas, pero la tecnología básica de corta distancia para matar a través de la transferencia de energía cinética al parecer ha alcanzado un callejón evolutivo sin salida en este siglo. El rol de la evolución de las armas en el delito violento doméstico. Las armas juegan el mismo rol en los crímenes domésticos violentos que en la guerra. La resistencia a matar también existe en tiempo de paz, y las armas proporcionarán un impulso psicológico y mecánico para permitir matar en la paz, así como en la guerra. Letalidad de las armas. La letalidad de las armas (en paz y guerra) es un factor de la eficacia de las armas utilizadas para matar y de la capacidad de la tecnología médica disponible para salvar vidas. Por lo tanto, la letalidad de las armas puede ser pensada como una contienda entre la eficacia de las armas (el estado de la tecnología tratando de matarte) y la eficacia médica (el estado de la tecnología tratando de salvarte). Al igual que la letalidad de las armas, la diferencia entre el homicidio (matar a alguien) y el asalto con agravantes (tentativa de homicidio) es también en gran medida un factor de la eficacia de las armas disponibles frente a la eficacia de la tecnología médica disponible para salvar vidas. Avances en la eficacia de las armas. Durante la mayor parte de la historia humana, la eficacia de las armas disponibles para la violencia doméstica fue básicamente estable, una constante relativa. La eficacia relativa de las espadas, hachas y objetos contundentes básicamente no han cambiado, y matar (como un acto de pasión frente a un acto premeditado, como envenenar o arrojar una bomba) sólo fue posible a corta distancia mediante el apuñalamiento, el hachazo y los golpes.

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Los arcos se mantuvieron sin cuerdas, no en un estado de apresto para un acto de pasión. Se requiere premeditación, más entrenamiento, más fuerza, para matar con un arco. Antes, las armas de avancarga con pólvora con frecuencia tampoco se mantenían en apresto. Se requiere tiempo, entrenamiento y premeditación para cargar y disparar un arma. Una vez cargada, la humedad en el aire podía filtrarse en la pólvora y la carga podía no ser fiable.

Tabla I: Hitos en la evolución de la eficacia de las armas

ca. 1700 a.C. Carros dan forma clave de ventaja de movilidad en la antigua guerra. ca. 400 a.C. Falange griega. ca. 100 a.C. Sistema romano (pilum, espada, entrenamiento, profesionalismo, liderazgo)

ca. 900 Caballero montado (los estribos mejoraron en gran medida la utilidad de la guerra montada)

ca. 1350 Pólvora (cañón) en la guerra (Batalla de Crecy, 1346)

ca. 1400 Aplicación generalizada del arco largo derrota a caballeros montados (Batalla de Agincourt, 1415)

ca. 1600 La pólvora (armas pequeñas) en la guerra, derrota a todas las armaduras corporales (Guerra de los Treinta Años y Guerra Civil Inglesa)

ca. 1800 Metralla (explosión de proyectiles de artillería), últimamente crea renovada necesidad de cascos (circa 1915)

ca. 1850 Pistones de percusión permiten el uso en cualquier estación de las armas pequeñas.

ca. 1870 Retrocarga, cartuchos disparados por fusiles y pistolas ª ca. 1915 Ametralladora. ca. 1915 Gas de guerra. ca. 1915 Tanques. ca. 1915 Aviación. ca. 1915 Fusiles y pistolas automáticas. ca. 1940 Bombardeo estratégico de centros poblados. ca. 1945 Armas nucleares.

ca. 1960 Introducción a gran escala del acondicionamiento operante en el entrenamiento para habilitar a los soldados a matar.

ca. 1960 Introducción a gran escala de la violencia en los medios comienza a permitir el crimen doméstico violento ª

ca. 1970 Municiones guiadas de precisión.

ca. 1980 Kevlar proporciona la primera armadura individual para derrotar el estado del arte de los proyectiles en 300 años o más

Nota: Las fechas suelen representar el siglo o década de la primera introducción a gran escala. ª Representa desarrollos influyendo en el crimen doméstico violento. Sólo en el siglo XIX, con la introducción generalizada de la retrocarga, los cartuchos de bronce fueron un verdadero acto de pasión posible con el estado del arte de la tecnología de las armas. Las armas poderosas ahora se pueden mantener en apresto (es decir, cargadas), y ahora requiere una fuerza mínima o entrenamiento para su uso. Este logro en la eficacia de las armas ha permanecido prácticamente sin cambios desde la década de 1870. El revólver Colt o una escopeta de doble cañón tienen básicamente la misma eficacia que las armas pequeñas disponibles en la actualidad (Tabla I).

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Por lo tanto, la eficacia de las armas disponibles para la violencia doméstica se ha mantenido relativamente estable durante la mayor parte de la historia humana. Entonces dio un gran salto cualitativo en el siglo XIX y luego no se ha movido desde entonces, con la única excepción del acondicionamiento psicológico para permitir matar. Avances en la eficiencia médica. Desde 1957 en los EE.UU., la tasa per cápita de asalto con agravantes (que es, en esencia, la tasa de tentativa de homicidio) ha aumentado casi siete veces, mientras que la tasa de homicidios por habitante tiene menos del doble. Gran progreso en la tecnología médica desde 1957 para incluir todo, desde la respiración boca a boca, al sistema telefónico de emergencia nacional "911", a los avances de la tecnología médica, es la razón de esta disparidad. De lo contrario el homicidio seguiría subiendo en la misma proporción que la tentativa de homicidio (Tabla II). Por otra parte, se ha observado que una hipotética herida que habría matado 9 de cada 10 veces a un soldado en la II Guerra Mundial, habría sido sobrevivida 9 de cada 10 veces por soldados estadounidenses en Vietnam. Esto se debe a los grandes saltos en la evacuación del campo de batalla de y la tecnología de la atención médica entre 1940 y 1970. Y hemos hecho un progreso aún mayor desde 1970. Por lo tanto, probablemente sea una afirmación muy conservadora decir que si hoy hemos tenemos las redes de rutas de 1930, de vehículos de evacuación, de comunicaciones, de distribución de la atención médica y de tecnología médica (sin penicilina, etc.), entonces tendríamos 10 veces la tasa de homicidios que tenemos en la actualidad. Es decir, los intentos de infligir daño corporal uno sobre otro resultarían en la muerte 10 veces más a menudo.

Tabla II: Puntos de interés en la Evolución del Socorrismo Médico circa 1600 El ejército francés instituye el primer abordaje científico y sistemático para la cirugía. circa 1840 La introducción de la anestesia supera el shock quirúrgico.

circa 1840 Introducción en Hungría del lavado de manos y de los instrumentos en una solución de cal clorada para reducir la mortalidad debido a la "fiebre puerperal", desde 9,9 hasta 0,85%.

circa 1860 La introducción por Lister del ácido carbólico como germicida, redujo la tasa de mortalidad después de las mayores operaciones de 45 a 15%.

circa 1880 Amplia aceptación y adaptación de los germicidas. circa 1930 Sulfamidas. circa 1940 La penicilina es descubierta.

circa 1945 La penicilina de uso general y cada vez mayor explosión de antibióticos a partir de entonces.

circa 1960 La penicilina es sintetizada a gran escala. circa 1970 RCP introducido en gran escala

circa 1990 911 sistemas centralizados de respuesta de emergencias introducidas en EE.UU. en gran escala.

Nota: Las fechas suelen representar del siglo o la década aproximada de su introducción a gran escala. Consideremos, por ejemplo, algunos de los saltos cuánticos en la tecnología médica a través de los años. Justo hace un siglo, cualquier pinchazo en el abdomen, cráneo, o pulmones creaba una alta

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probabilidad de muerte. Al igual que cualquier pérdida significativa de sangre (sin transfusiones) o heridas más grandes (sin antibióticos ni antisépticos) o la mayoría de las heridas requiriendo cirugía importante (sin anestesia, resultando en la muerte por shock quirúrgico). También considere el impacto creciente de la metodología policial y la tecnología (huellas digitales, comunicaciones, coincidencia de ADN, video-vigilancia, etc.) en la aprehensión de los asesinos, previniendo la reincidencia y disuadiendo el delito. Cada uno de esos avances tecnológicos, en su tiempo y lugar, debería haber anulado los efectos de la evolución de las armas y salvado las vidas de las víctimas de la violencia. Al evaluar el crimen violento a través de cualquier cantidad de tiempo, podemos y debemos preguntar cuál es la proporción de pacientes con trauma que sobreviven hoy en día y qué proporción de esos habrían muerto si tenían: el nivel de la tecnología de 1940 (sin penicilina), el nivel de la tecnología de 1930 (sin antibióticos) , el nivel de la tecnología de 1870 (sin antisépticos), el nivel de la tecnología de 1840 (sin anestesia) o el nivel de la tecnología de 1600 (sin médicos, sin conocimientos anatómicos, etc.) El aumento en los crímenes violentos en todo el mundo. Así, en lugar del asesinato, tenemos que evaluar el intento de asesinato, el asalto agravado, o algún otro ataque definido de forma consistente como un indicador de crímenes violentos, y el aumento de este indicador es asombroso. Entre 1957 y 1992, el asalto agravado en los EE.UU., según el FBI, pasó de alrededor de 60 por 100.000 a más de 440 por 100.000. Entre 1977 y 1986, la tasa de "asalto grave", según lo informado a la INTERPOL: • El aumento casi quintuplicado en Noruega y Grecia, y la tasa de homicidios más que triplicada en Noruega y duplicada en Grecia • En Australia y Nueva Zelanda, la tase del "asalto grave" aumentó aproximadamente cuatro veces, y la tasa de homicidios se duplicó en ambas naciones. • Durante el mismo período la tasa de asalto se triplicó en Suecia y aproximadamente se duplicó en Bélgica, Canadá, Dinamarca, Inglaterra, Gales, Francia, Hungría, Países Bajos, Escocia, y los EE.UU., mientras que todas esas naciones (con la excepción de Canadá) también tuvo un asociado (pero más pequeño) aumento en el asesinato. Todos esos aumentos en el crimen violento, en todas esas naciones, ocurrieron durante un período cuando la tecnología médica y de la aplicación de la ley debería haber descendido las tasas de homicidios y de criminalidad. No es accidental que esto haya estado ocurriendo generalmente sólo en los países industrializados occidentales, porque el mismo factor que causó todos esos incrementos es el mismo factor que causó una revolución en el combate cercano (Tabla III).

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Tabla III: Tasa Internacional de Crímenes Violentos Tentativa de homicidio Homicidio

1977 1993 1977 1993 1977 1993 Australiaº 21.9 81.3 +3.7 2.8 4.5 +1.6 Bélgica 65.9 125.0 +1.9 2.2 3.1 +1.4 Canada¹ 447.0 916.0 +2.0 3.0 2.0 ----- Dinamarca 78.7 179.0 +2.3 2.5 4.8 +1.9 Inglaterra-Galesº 163.0 362.0 +2.2 1.4 2.5 +1.8 Francia 59.8 99.0 +1.7 3.4 4.9 +1.4 Grecia 14.4 68.4 +4.8 1.2 2.5 +2.1 Hungria² 45.1 76.9 +1.7 3.5 4.5 +2.1 Holanda³ 101.1 196.0 +1.9 8.3 27.4 +1.3 Nueva Zelandaº 83.4 313.0 +3.8 1.8 4.0 +3.3 Noruega 12.8 62.0 +4.8 .7 2.5 +2.2 Escocia† 53.0 123.0 +2.3 8.4 11.4 +3.6 Suecia 17.3 51.1 +3.0 4.8 8.8 +1.8 Estados Unidos 241.0 440.0 +1.8 8.8 9.5 +1.1

Nota: Todos los datos representan incidentes por cada 100.000 habitantes, según lo informado por cada nación a Interpol y es registrado en las Estadísticas Criminales Internacionales de Interpol (Interpol International Crime Statistics), Volúmenes 1977 a 1994. (Excepto para los datos de Canadá, como se indica a continuación en al pie de nota 1). Las diferentes naciones utilizan diferentes criterios para definir el "homicidio" y el "asalto grave", por tanto, la capacidad para usar estos datos para comparar entre países es limitada, pero la comparación de los incrementos dentro de cada nación a través del tiempo es válida. Esta información ha sido reportada previamente en un formato diferente en On Killing, © 1996, Dave Grossman. º Datos son sólo a través de las siguientes fechas cuando las naciones indicadas dejaron de informar a Interpol: Australia, 1988; Inglaterra-Gales, 1991; India, 1991; Nueva Zelanda, 1992. ¹ Canadá no reporta datos sobre la delincuencia a Interpol, los datos canadienses son del Centro Canadiense para la Justicia. ² Los datos comienzan en 1980, cuando Hungría comenzó a informar a Interpol. ³ Holanda no comenzó a reportar datos de asaltos graves a Interpol sino hasta 1981, pero los datos de homicidios comienzan en 1977 † Datos serios de Escocia asalto comienza en 1977, pero los datos de asesinatos comienza en 1985 (cuando al parecer, comenzaron a reportar el asesinato en una definición más amplia) y los dos asesinatos y graves de asalto de datos única carrera hasta 1991 cuando Escocia dejó de informar a la Interpol. Acondicionamiento militar como entretenimiento para niños. El tremendo impacto del acondicionamiento psicológico para superar la resistencia a matar ha sido observado en Vietnam y las Malvinas, que dio a las unidades de EE.UU. y de Gran Bretaña una gran ventaja táctica en el combate cuerpo a cuerpo, incrementando la tasa de disparos desde la línea base de la II Guerra Mundial de alrededor del 20% a más del 90% en esas guerras. A través de los programas violentos en la televisión y en las películas, y a través de juegos interactivos de vídeo de apuntar y disparar, las naciones occidentales están introduciendo de manera indiscriminada a sus hijos la misma tecnología de las armas más importantes que los ejércitos y las fuerzas policiales de todo el mundo

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utilizan para "apagar" el "cierre de seguridad" del cerebro medio que el general de brigada S.L.A. Marshall descubrió en la II Guerra Mundial. La investigación de la Oficina de Estadísticas de Justicia de EE.UU. indica que los agentes del orden y los veteranos (incluidos los veteranos de Vietnam) son estadísticamente menos propensos a ser encarcelados que un no-veterano de la misma edad. La salvaguardia fundamental en este proceso parece ser la disciplina profundamente arraigada que el oficial militar y policial internalizan con su formación y capacitación. Sin embargo, saturando a los niños con la violencia de los medios como entretenimiento y luego exponerlos a juegos interactivos de "apuntar y disparar" y de vídeo, se volvió cada vez más claro que la sociedad está imitando el acondicionamiento militar, pero sin la salvaguardia fundamental de la disciplina. La observación de que la violencia en los medios está causando la violencia en nuestras calles no es nada nueva. La Academia Americana de Pediatría, la Asociación Americana de Psiquiatría, la Asociación Médica Americana, y sus equivalentes en muchos otros países han hecho declaraciones inequívocas sobre la relación entre la violencia en los medios y la violencia en nuestra sociedad. La APA, en su informe de 1992 “Big World, Small Screen”, llegó a la conclusión de que el "debate científico ha terminado". Y en 1993 la comisión de la APA sobre la violencia y la juventud llegó a la conclusión de que "no hay absolutamente ninguna duda de que los niveles más altos de ver violencia en la televisión se correlacionan con una incrementada aceptación de actitudes agresivas y de comportamiento agresivo". La evidencia es simplemente abrumadora. El Dr. Brandon Centerwall, profesor de epidemiología en la Universidad de Washington, ha resumido la naturaleza abrumadora de este cuerpo de evidencia. Su investigación demuestra que en todo el mundo donde se introduce la TV, 15 años después la tasa de homicidios se duplica. (Y recuerde, a través de 15 años, la tasa de homicidios significativamente sub-representará el problema, porque la tecnología médica salvará cada vez más vidas cada año.) Centerwall concluye que si la tecnología televisiva nunca hubiese sido introducida en los EE.UU., entonces hoy tendríamos 10.000 homicidios menos cada año en los Estados Unidos; 70.000 violaciones menos, y 700.000 tentativas de homicidio menos. Los delitos violentos en general serían la mitad de lo que son. Centerwall nota que el efecto neto de la televisión ha sido incrementar la predisposición agresiva de aproximadamente el 8% de la población, que es todo lo que se requiere para duplicar la tasa de homicidios. Estadísticamente hablando, el 8% es un aumento muy pequeño. Cualquier cosa menor al 5% ni siquiera es considerado estadísticamente significativa. Sin embargo, en términos humanos, el impacto de la duplicación de la tasa de homicidios es enorme. Síndrome de Inmuno Deficiencia de Violencia Adquirida (SIDVA). Hay dos filtros que una mente humana tiene que pasar para matar a corta distancia. El primer filtro es cerebro anterior. Un centenar de cosas pueden convencer al cerebro anterior a tomar la pistola en la mano e ir a cierto punto: pobreza, drogas, pandillas, líderes, políticas radicales, y el aprendizaje social de la violencia en los medios - magnificado cuando el niño está en un hogar roto y busca un modelo a seguir. Pero tradicionalmente, todas esas influencias chocan contra la resistencia que un ser humano asustado, enojado, enfrenta en el cerebro medio. Con la excepción de los sociópatas (que, por definición, no tienen esa resistencia), la vasta mayoría de las circunstancias no son suficientes para superar esta red de seguridad del cerebro medio. Pero, si usted está acondicionado para superar esas inhibiciones del cerebro medio, entonces usted es una bomba de tiempo caminando, un seudo-psicópata, solamente esperando los factores aleatorios de la interacción social y la racionalización del cerebro anterior para ponerlo a usted en el lugar equivocado en el momento equivocado.

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Una efectiva analogía se puede hacer con el SIDA en el intento de comunicar el impacto de esta tecnología. El SIDA no mata a la gente, simplemente destruye el sistema inmune y hace que la víctima sea vulnerable a la muerte por otros factores. El "sistema inmune a la violencia" que existe en el cerebro medio, y el acondicionamiento de los medios crea una "deficiencia adquirida" en este sistema inmune, resultando en el "Síndrome de Inmunodeficiencia de Violencia Adquirida" o SIDVA. Como resultado de este sistema inmune debilitado, la víctima se torna más vulnerable a la violencia – habilitando factores como la pobreza, la discriminación, las drogas, las pandillas, las políticas radicales, y la disponibilidad de armas de fuego. En términos de tecnología de armas este uso indiscriminado de técnicas de acondicionamiento de combate en los niños es el equivalente moral a dar un arma de asalto a todos los niños de todas las naciones industrializadas del mundo. Si esto se hiciera, hipotéticamente, la gran mayoría de los niños casi seguramente no mataría a nadie con sus rifles de asalto, pero si sólo un pequeño porcentaje lo hace, entonces el resultado sería trágico e inaceptable. Pero es cada vez más claro que no es una situación hipotética. La aplicación civil indiscriminada de las técnicas de acondicionamiento de combate como entretenimiento ha sido cada vez más identificada como un factor clave en todo el mundo, de las altísimas tasas de crímenes violentos descritos anteriormente. Por lo tanto, las influencias de la tecnología de armas cada vez más se puede observar en las calles de las naciones de todo el mundo. Conclusión: El futuro de la evolución de las armas. Las guerras son libradas por un grupo de seres humanos para obligar a otro grupo a someterse a su voluntad. Las armas son herramientas para ayudar a los seres humanos a superar sus limitaciones físicas y psicológicas con el fin de imponer su voluntad sobre otros. Las naciones democráticas rara vez, si acaso, van a la guerra unas contra otras, eligiendo en cambio métodos menos destructivos de influencia. Así, con la llegada de la era de las democracias, el tiempo de las guerras puede estar llegando a su fin, y el paso de la guerra también puede marcar el paso de algunos instrumentos de la guerra. De hecho, un precedente para poner fin a la guerra se puede encontrar en la evolución de las armas. Se ha vuelto cada vez más obvio que cada acto de violencia genera niveles cada vez mayores de violencia, y en algún momento el genio debe ser puesto de nuevo en la botella. El estudio de la muerte en combate nos enseña que los soldados que han tenido amigos o familiares heridos o muertos en combate son mucho más propensos a matar y a cometer crímenes de guerra. El mundo recién ahora se está recuperando del siglo más violento y sanguinario en la historia humana, y las calles de las naciones occidentales industrializadas son las escenas de un nivel de violencia que no tiene precedentes en la historia humana. Cada individuo que es herido o muerto por la violencia provee un punto de partida para nuevos actos de violencia por parte de sus amigos y familiares. Cada acto destructivo corroe el dominio de si mismo de los seres humanos. Cada acto de violencia corroe el tejido de nuestra sociedad como un cáncer, diseminándose y reproduciéndose a sí misma en ciclos de horror y destrucción en constante expansión. El genio de la violencia no puede realmente meterse nunca de nuevo en la botella. Sólo se puede cortar aquí y ahora, y luego el lento proceso de curación y re-sensibilización puede comenzar. Se puede hacer. Se ha hecho en el pasado. Como Richard Heckler ha observado, hay un precedente para limitar la tecnología habilitadora de la violencia. Comenzó con los griegos clásicos, que por 4 siglos se negaron a implementar el arco y la flecha, incluso después de ser introducido a éstos de una manera muy desagradable por los arqueros persas.

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En “Renunciando al arma” (“Giving Up The Gun”), Noel Perrin dice cómo los japoneses prohibieron las armas de fuego después de su introducción por los portugueses en el año 1500. Los japoneses reconocieron rápidamente que el uso militar de la pólvora amenazaba la estructura misma de su sociedad y cultura, y se movieron agresivamente para defender su modo de vida. Los señores de la guerra japoneses destruyeron todas las armas existentes e hicieron que la producción o importación de cualquier arma nueva fuera punible con la muerte. Tres siglos más tarde, cuando el comodoro Perry forzó a los japoneses a abrir sus puertos, ni siquiera tenían la tecnología para fabricar armas de fuego. Del mismo modo, los chinos inventaron la pólvora, pero decidieron no utilizarla en la guerra. Pero los ejemplos más alentadores de restricción de la tecnología letal han ocurrido en este siglo. Después de la trágica experiencia de usar gases venenosos en la I Guerra Mundial, el mundo en general ha rechazado su uso desde entonces. El tratado de prohibición de pruebas nucleares en la atmósfera continúa vigente después de dos décadas, la prohibición sobre el despliegue de armas anti-satélite todavía es fuerte después de dos décadas, los EE.UU. y la antigua Unión Soviética han ido reduciendo la cantidad de armas nucleares en las dos últimas décadas, y hemos visto un Premio Nobel de la Paz otorgado a un nuevo movimiento para eliminar las minas terrestres. Como hemos disminuido los instrumentos de destrucción masiva indiscriminada también podemos disminuir los instrumentos de insensibilización masiva e indiscriminada como entretenimiento en los medios. Las armas de fuego probablemente no desaparecerán en el corto plazo, pero su abuso casi sin duda estará fuertemente influenciado por la tecnología que hará armas "bloqueadas" que sólo pueden ser disparadas por una persona designada y, por tanto, serán inútiles a los demás. Del mismo modo, la violencia en los medios no desaparecerá, en tanto y en cuanto haya un mercado para ello, pero probablemente habrá un movimiento de alejamiento de la violencia indiscriminada y habilitadora para los niños a través de los violentos video-juegos y la violencia en los medios y hacia la protección de los niños de esas cosas mientras permite aún su disponibilidad para los adultos, en la mayor parte del mismo modo como el alcohol, el tabaco, los medicamentos recetados, la pornografía y las armas. Heckler señala que ha habido "una casi desapercibida serie de precedentes para reducir la tecnología militar por razones morales", antecedentes que muestran el camino para comprender que tenemos una elección en la forma en que pensamos acerca de la guerra, de matar, y sobre el valor de la vida humana en nuestra sociedad. En los últimos años hemos ejercido la opción de movernos desde el borde de la destrucción nuclear. De la misma manera, nuestra sociedad también puede realizar los pasos evolutivos alejándose de la tecnología que psicológicamente permite matar en los niños. La educación y la comprensión es el primer paso. El resultado final puede ser, para la evolución de las armas, dar un considerado paso atrás y para nuestra civilización venir a través de los años oscuros del siglo XX y entrar en una saludable sociedad más consciente de sí misma.

"Agresión y Violencia" "Aggression and Violence"

Dave Grossman Oxford Press, 2000

Traducción de Carlos G. Blanco, M.Sc. Para entender la naturaleza de la agresión y la violencia en el campo de batalla, en primer lugar, hay que reconocer que la mayoría de los participantes en combate cercano están, literalmente, "asustados fuera de sus juicios". Una vez que las balas comienzan a volar, la mayoría de los

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combatientes deja de pensar con el cerebro anterior (la parte del cerebro que nos hace humanos) y empieza a pensar con el cerebro medio (la parte primitiva de nuestro cerebro, que es indistinguible de la de un animal). En situaciones de conflicto, este proceso primitivo del cerebro medio se puede observar en la existencia de una poderosa resistencia a matar a su propia especie. Los animales con astas y cuernos se golpean en forma relativamente inofensiva de cabeza a cabeza, y las pirañas luchar contra su propia clase con las películas de la cola, pero en contra de cualquier otra especie estas criaturas dan rienda suelta a sus cuernos y dientes sin restricciones. Este es un mecanismo esencial de supervivencia que impide que una especie se destruya a sí mismo durante los rituales de apareamiento y territoriales. Una gran revelación moderna en el campo de la psicología militar es la observación de que tal resistencia a la matanza de especies propias es también un factor clave en el combate humano. * El Brigadier General Samuel Lyman Atwood Marshall (1900-1977) lo observó por primera vez, durante su trabajo como historiador oficial del Ejército de EE.UU. en los teatros de operaciones del Pacífico y Europa en la Segunda Guerra Mundial. En base a sus entrevistas post-combate, Marshall concluyó en su libro “Hombres contra el fuego” (1946, 1978) que sólo el 15 al 20% de los tiradores individuales en la Segunda Guerra Mundial disparó sus propias armas contra un soldado enemigo expuesto. Armas clave, como los * lanzallamas, fueron por lo general fueron usadas. Las armas atendidas por un grupo, como las ametralladoras*, casi siempre fueron usadas. Y la acción podía aumentar considerablemente si un líder cercano exigía que el soldado disparase. Pero cuando se le dejaba por su cuenta, la gran mayoría de los combatientes individuales parecen haber sido incapaces o no estaban dispuestos a matar. Las conclusiones de Marshall eran y siguen siendo controvertidas. Frente a la preocupación académica sobre la metodología científica del investigador y las conclusiones, el método científico consiste en replicar la investigación. En el caso de Marshall, todos los estudios paralelos disponibles validan sus resultados académicos básicos. Uno de esos estudios fue la encuesta de Charles Jean Jacques Joseph Ardant du Picq (1821–1870) de oficiales franceses, en la Guerra de Corea cuando la tasa de bajas psiquiátricas fue casi siete veces superior a la media de la Segunda Guerra Mundial. Sólo después que terminó la guerra, las líneas se estabilizaron, y la amenaza de tener enemigos en la retaguardia disminuyó, la tasa media bajó a la de la Segunda Guerra Mundial. Una vez más, sólo el potencial de la confrontación inevitable, en el primer plano, interpersonal, es más eficaz y tiene un mayor impacto en el comportamiento humano que la presencia real de la muerte y la destrucción ineludible e impersonal. Las encuestas de Ardant du Picq de oficiales franceses en la década de 1860 y sus observaciones acerca de antiguas batallas (Battle Studies, 1946), los numerosos relatos de John Keegan y Richard Holmes de disparos inútiles largo de la historia (Soldiers, 1985), la evaluación de Holmes de las tasas de disparo de los argentinos en la guerra de Malvinas (Acts of War, 1985), los datos de Paddy Griffith sobre la tasa extraordinariamente baja disparada entre los regimientos de Napoleón y los estadounidenses en la Guerra * Civil (Battle Tactics of the American Civil War, 1989), las representaciones con láser del ejército británico de batallas históricas, los estudios del FBI de las tasas de no-fuego entre los agentes del orden público en los años 1950 y 1960, y un sinnúmero de otras observaciones individuales y anecdóticas, todas confirman la conclusión fundamental de Marshall que los seres humanos no son, por naturaleza, asesinos. En efecto, desde una perspectiva psicológica, la historia de la guerra puede ser vista como una serie de mecanismos tácticos y

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mecánicos sucesivamente más eficaces para permitir o forzar a los combatientes a superar su resistencia a matar a otros seres humanos, incluso cuando son definidos como el enemigo. En 1946, el Ejército de EE.UU. había aceptado las conclusiones de Marshall. Y la Oficina de Investigación de Recursos Humanos del Ejército de los EE.UU., subsecuentemente, fue pionera en una revolución en el entrenamiento de combate, que reemplazó el disparar a blancos con un acondicionado profundamente arraigado, usando blancos realistas, con forma humana, que caen cuando son impactados. Los psicólogos afirman que este tipo de acondicionamiento operante poderoso es la única técnica fiable que influirá en el proceso primitivo del cerebro medio, de un ser humano asustado. Los simulacros escolares de incendios acondicionan para responder correctamente, incluso cuando está aterrorizado durante un incendio. El acondicionamiento en simuladores de vuelo permite a los pilotos responder reflexivamente a situaciones de emergencia, incluso cuando están asustados. Y una similar aplicación y perfección de las técnicas de acondicionamiento básico aumentó la tasa de fuego a aproximadamente 55% en Corea y alrededor del 95% en Vietnam. Igualmente las tasas altas de fuego a causa de las técnicas modernas de acondicionamiento se pueden ver en la observación de Holmes de las tasas de fuego británicas en las Malvinas y los datos del FBI sobre las tasas de disparo de la aplicación de la ley desde la introducción a nivel nacional de las técnicas modernas acondicionamiento a finales de la década de 1960. La tasa de disparo extraordinariamente elevada como resultado de esos procesos fue un factor clave en la capacidad estadounidense para afirmar que Estados Unidos nunca perdió un combate importante en Vietnam. Pero el acondicionamiento que anula tal poderosa resistencia innata tiene un enorme potencial para la reacción psicológica. Cada sociedad guerrera tiene un "ritual de purificación" para ayudar al guerrero que regresa con su "culpa de sangre" y asegurarle que lo que hizo en combate era "bueno". En las tribus primitivas, esto generalmente involucraba un baño ritual, una separación ritual (que sirve para la reflexión y la sesión de "terapia de grupo"), y una ceremonia que abarca el regreso del veterano a la tribu. Los rituales modernos occidentales tradicionalmente implican una larga separación, mientras marchan o navegan a casa, los desfiles, los monumentos, y la aceptación incondicional de la sociedad y la familia. En la *Guerra de Vietnam, este ritual de purificación se dio vuelta. El veterano norteamericano que volvió fue atacado y condenado en una forma sin precedentes. Los horrores tradicionales del combate fueron magnificados por las técnicas modernas de acondicionamiento, y esto combinado con la condena social para crear una circunstancia que resultó en 0,5 a 1,5 millones de casos de Trastorno de Estrés Post-Traumático (TEPT) en veteranos de Vietnam. La incidencia masiva de los trastornos psiquiátricos entre los veteranos de Vietnam dio lugar al "descubrimiento" del trastorno de estrés postraumático, una enfermedad que ahora conocemos que tradicionalmente ocurría como consecuencia de la guerra, pero nunca en tal cantidad. El trastorno de estrés postraumático rara vez se traduce en actos de violencia criminal, y al regresar a la sociedad, el destinatario de acondicionamiento militar moderno no es estadísticamente más propenso a involucrarse en el crimen violento que un no-veterano de la misma edad. La salvaguardia fundamental en este proceso parece ser la disciplina profundamente arraigada que el soldado de combate interioriza con su entrenamiento militar. Sin embargo, con el advenimiento de juegos interactivos del tipo "apuntar y disparar" y juegos de vídeo, preocupa que la sociedad esté imitando el acondicionamiento militar, pero sin la salvaguardia fundamental de la disciplina. Hay una fuerte evidencia para indicar que la aplicación civil indiscriminada de técnicas de

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acondicionamiento de combate como entretenimiento puede ser un factor en todo el mundo, de las altísimas tasas de crímenes violentos, incluyendo un aumento de siete veces en asaltos agravados per cápita en los Estados Unidos desde 1956. Por lo tanto, el último capítulo de la historia militar estadounidense puede estar ocurriendo en las calles de la ciudad. * Konrad Lorenz, On Aggression, 1963. John Keegan, The Face of Battle, 1976. Jim Goodwin, Post-Traumatic Stress Disorders: A Handbook for Clinicians, 1988. Dave Grossman, On Killing: The Psychological Cost of Learning to Kill in War and Society, 1995. Dave Grossman, On Killing: The Psychological Cost of Learning to Kill in War and Society, 8th ed., 1996. Dave Grossman and Gloria DeGaetano, Stop Teaching Our Kids to Kill: A Call to Action against TV Movie, and Video Game Violence, 1999. AUTORIZACIÓN:

Buenos Aires, July 15, 2012 To: Lieutenant Colonel (Ret.) David Grossman I am writing to request authorization to disseminate –nonprofit- those four attachments on "Killology" which translated into Spanish. In addition, if you want, you can include it in your website. Best regards. Colonel (Retired) Charles William White Argentinean National Gendarmerie Date: Fri, 20 Jul 2012 14:14:39 -0500 Col. White, (aka: Col. Blanco Raadsen) Many thanks for your kind note. I am deeply honored that you have gone to the effort to translate these works of mine, and would be honored for you to disseminate, as per below. I will also post your translations on my website, and I thank you for the opportunity to do so. I will give full credit to you as the translator. Would you like for me to include your e-mail address when I do so? Best regards! Dave.- Date: Fri, 20 de julio 2012 14:14:39 -0500 “Colonel White”, (alias: el coronel Blanco Raadsen) Muchas gracias por su atenta nota. Me siento profundamente honrado de haber hecho usted el esfuerzo de traducir mis obras, y sería un honor para mí que usted pueda difundirlo, como abajo. También voy a publicar sus traducciones en mi sitio web, y le doy las gracias por la oportunidad de hacerlo. Voy a darle todo el crédito a usted como el traductor. ¿Le gustaría que yo incluya su dirección de correo electrónico cuando lo haga? ¡Saludos cordiales! Dave. -