finis gloriae mundi - fulcanelli

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    FINIS

    GLORIAEMUNDI

    Fulcanelli1999

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    SUMARIO

    Prefacio: Jacques d'ARES

    FINIS GLORIAE MUNDI

    IntroduccinFulcanelli: Finis Gloriae Mundi

    - La inversin de los polos- El secreto alqumico- Errores sobre el sujeto de los sabios- La Tabla de Esmeralda- Las resistencias de la materia- Ni ms ni menos- Multiplicacin

    ota introductoria, Jacques d'Ares

    Confieso haberme quedado sorprendido -y no es para menos, incluso debo decir queme qued estupefacto- cuando a finales de julio de 1999 recib una larga cartafechada a 25 de julio de 1999 a la que se adjuntaba un manuscrito que llevaba porttulo Finis Gloriae Mundi. Busqu inmediatamente la firma de esta carta y misorpresa se multiplic cuando le la ltima lnea:

    Suyo, Fulcanelli - Frater Adeptus Heliopolitensis.

    Ciertamente conoca muy bien la obra firmada "Fulcanelli" gracias a mi fiel amigoEugenio Canseliet a quien tuve el honor -y despus el placer- de encontrar porprimera vez en 1934 gracias a Paul Le Cour, cuando yo tena nueve aos.

    Me acordaba de la primera frase del Prefacio de Eugne Canseliet a la segundaedicin de Las Moradas Filosofales, escrita en febrero de 1958 y publicada en 1960en las ediciones Champs Elyses Omnium Litteraire. Tanto ms cuanto que elfundador de esta editorial, Jean Lavritch, que se haba casado con Sonia Bentkousky,una amiga de mi madre, haba sido el editor de Paul Le Cour. A travs de este ltimofue adems como Eugne Canseliet haba conocido "LOmnium Litteraire".

    Me permito recordar esta primera frase:"Las Moradas filosofales que tenemos el honor de prologar de nuevo no deba ser elltimo libro de Fulcanelli. Con el ttulo de Finis Gloriae Mundi (El fin de la gloria del

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    mundo) exista una tercera parte que su autor retir y que hubiese elevado la obradidctica a la triloga alqumica ms extraordinaria"Eugne Canseliet me haba dedicado esta segunda edicin.

    "A Jacques dAres, como testimonio de fiel afecto,

    esta obra que ya conoce bien, y en la que un Filsofo-Adeptoexamina para nuestro siglo la Ciencia que constituyeel fundamento material de la Filosofa atlante.Avenida de los Campos Elseos,este viernes 9 de septiembre de 1960.E. Canseliet".

    De hecho yo ya conoca no slo Las Moradas Filosofales sino igualmente El misteriode las Catedrales, habindolas ledo en su primera edicin, una y otra dedicadas porEugne Canseliet a Paul Le Cour (Tuve la suerte insigne de vivir junto a Paul Le

    Cour desde 1933 hasta su muerte en 1954). Estos volmenes desaparecieron cuando,en mi presencia, el autor de La era de Acuario sufri, un registro de la Gestapo que sellev un nmero importante de obras de su biblioteca.

    Paul Le Cour haba sido el primero en los medios filosfico-esotricos de la poca enresear El misterio de las catedrales en enero de 1927, en la revista AEsculape en laque colaboraba. Igualmente apareci un amplio resumen de Las Moradas Filosofalesfirmado por Paul Le Cour en 1931.

    La carta del 25 de julio a m dirigida empezaba as:

    "Muy querido Jacques:"He aqu una manera muy particular de felicitaros en vuestro santo; esperamos sinembargo que el don que representa no pese en absoluto sobre vuestra conciencia.Hemos decidido enviaros nuestra ltima obra. No es, aunque lleva el mismo ttulo, laque retiramos a nuestro leal y muy buen discpulo Eugne Canseliet, hace ya de esoms de 70 aos. Nos pareci entonces que si haban llegado los signos de hacerpblicos el modus operandi de la va seca, los tiempos no estaban, ay!, todavamaduros para desvelar arcanos del ars brevis. Nuestra prudencia fue ampliamenteconfirmada por la llegada y crecimiento de esa plaga inmunda que fue el nazismo."-1-

    Ms adelante la misma carta precisa:

    "As que hemos vuelto a poner en el bastidor nuestro Finis Gloriae Mundi liberado delas escorias de la inexperiencia y teniendo en cuenta las ms recientes locurashumanas. Publquela Vd. a su conveniencia, pues nos es penoso volver sobre nuestraspropias huellas volviendo a tomar el nombre de Fulcanelli que drena ya demasiadasquimeras romnticas para que nuestra serenidad se mantenga. Pero como sin duda

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    sabe Vd., el juramento de Helipolis nos impone el deber de ayudar y cuidar, y nopodemos sustraernos al mismo por ms tiempo. Sin embargo no intente contactarnos.Como los antiguos Rosacruces permanecemos visibles e invisibles y nadie llegarhasta nosotros por simple curiosidad, ni incluso por necesidades de la enseanza, afortiori para intentar forzarnos a servir intereses que rechazamos. Es por lo que

    hemos escogido este medio informtico para llegar a Vd., ms seguro para nuestroanonimato que un envo especial cuyo sello proporcionara algunos indicios a quienesquisieran jugar a detectives de lo oculto."

    En efecto el manuscrito, acompaado por la carta, me lleg por Internet a travs delCentre Europen des Mythes & Lgendes del cual soy uno de los Presidentes dehonor. Tengo la debilidad de pensar que lo uno explica lo otro. En mi opinin, estava llamada informtica puede transmitir, y transmite, tanto lo mejor, digamos lo queviene del Espritu, como lo peor, es decir lo satnico; dicha antinomia constituye amis ojos una de las caractersticas ms flagrantes de este "fin de los tiempos" (que no

    tiene nada que ver con lo que algunos llaman "el fin del mundo") y ello en relacinestrecha con los textos sagrados.

    Me plante la pregunta a cul de estas dos categoras pertenece el manuscrito queme ha sido enviado? Su lectura me hizo comprender que esta obra perteneca sinduda alguna posible a la primera categora, a la del Espritu.

    La fecha de 25 de julio, fiesta del apstol Santiago el Mayor, en que se envi estemanuscrito evidentemente no es fortuita puesto que el peregrinaje a Santiago deCompostela reviste incuestionablemente un carcter alqumico, siendo la

    transfiguracin el fin ltimo de este viaje.Pero el hecho de que esta fecha sea la de mi santo patrn no explicabasuficientemente por qu era yo quien haba sido escogido para recibir este don, yoque nunca haba trabajado el horno. Verdad es que nunca he sido ajeno a laspreocupaciones alqumicas y he ido tres veces a Compostela por diferentes caminos.Adems, recuerdo veinticinco programas de radio que hice en la O.R.T.F. Inter-Variets, julio 1964- con el clebre Compagnon de la Tour de France Raoul Vergez,con el ttulo Estn vivos, son de piedra? Realizamos un verdadero peregrinajesaliendo del Mont Saint Michel para acabar en Compostela, presentando ycomentando al pasar los ms importantes edificios cristianos que jalonan elperegrinaje. En Notre Dame de Paris, mirando al clebre personaje esculpido en elmedalln de la puerta central a los pies de Cristo que Fulcanelli dice que representa laalquimia, el periodista que nos entrevistaba me pregunt a quemarropa: "Para Vd.,Jacques dAres, qu es la alquimia?" Le respond inmediatamente: "Para m laalquimia es la ciencia de la vida". Al da siguiente, Canseliet que haba escuchado laemisin me telefone para decirme: "Jacques, con eso ha dado Vd. la mejordefinicin de la alquimia".

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    De hecho, la carta de Fulcanelli me daba la respuesta en su ltimo pasaje:

    "No me pregunte Vd. demasiado sobre las razones que motivaron la eleccinunnime de su persona para recibir este depsito, son de lo ms sencillo. Escoger auno de los herederos en el arte de nuestro fiel Canseliet, no hubiese dejado de atizar

    fastidiosas envidias, rencores y dudas perjudiciales a su trabajo. Conocemos yhonramos la integridad de Vd. y en Vd. vemos al heredero de Paul Le Cour y dePhileas Lebesgue quienes supieron acoger y alentar a nuestro propio alumno cuandose encontr slo en su laboratorio. Reciba Vd. en contrapartida este don de confianzadel que estamos seguros que Vd. sabr hacer buen uso".

    Me v obligado a reconocer lo bien fundado de la argumentacin. Tanto ms cuantoque haba conocido a Phileas Lebesgue en la misma poca; y fue Paul Le Cour quienlo puso en contacto con el Maestro de Savignies, hasta el punto de que ste fue elejecutor testamentario de Phileas Lebesgue.

    Una primera pregunta me vino entonces al espritu: poda descubrirse quien seocultaba tras el seudnimo de Fulcanelli? Desde 1926, y ms especialmente desde1929, ao de la aparicin de la segunda hoja del trptico de Fulcanelli, no han dejadode abordarse toda clase de hiptesis sin prueba alguna segura e incluso sin ningnindicio serio, contradichas las unas por las otras. Algunos incluso se han atrevido ahablar de camelo! Calidad como la de Fulcanelli nos gustara tenerla msfrecuentemente! Pero subrayar que cuando despus de tres milenios se plantea lacuestin de saber si Homero ha existido y seguimos sin respuesta, nos vemosobligado a constatar la existencia de la Ilada y la Odisea, obras a las que se reconoce

    un enorme inters. Igual ocurre con la obra firmada por Fulcanelli. Esta obra cuyovalor es incuestionable est ah y ha sido escrita por una mano humana (o por variasmanos?)

    Por mi parte siempre pens que El misterio de las catedrales y Las moradasfilosofales eran la expresin escrita, bajo el nombre de Fulcanelli, del Colegio de losHermanos de Helipolis, de los que se reclamaba Eugne Canseliet discpuloincontestable del Adepto. Pues bien, en la carta de envo del manuscrito que aqu sepresenta se precisa a mi intencin: "Sepa Vd. tambin que no somos en nuestroopsculo sino el heraldo del Colegio de los Adeptos". Lo que confirma perfectamentemi intuicin.

    Por aadidura, esta bsqueda obstinada de un autor identificable me parece vana yconcerniente solamente al "haber" mientras que en estas circunstancias slo deberacontar "el Ser". Adems son constatables numerosas contradicciones (quizsvoluntarias?) que no pueden resolverse. Me viene al espritu una de ellas. Se dice yescribe habitualmente que Fulcanelli habra retirado su tercer manuscrito justamentetras la publicacin por el editor Jean Schemit (al que he conocido personalmente) dela primera edicin de Las moradas filosofales en 1929, y que Fulcanelli habra

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    desaparecido en 1930. Ahora bien, el mismo Eugne Canseliet escribe en el primerprrafo de su Prefacio a la primera edicin del Misterio de las catedrales, fechada enOctubre de 1925, las siguientes lneas:

    "El autor de este libro no est, desde hace ya mucho tiempo, entre nosotros. El

    hombre se ha borrado. Slo flota su recuerdo".

    Dicho de otra manera, conviene buscar siempre el Espritu y no la letra. Era puesnecesario intentar asegurarse en la medida de lo posible- que este Finis GloriaeMundi estaba efectivamente y de manera estricta en la lnea de Fulcanelli. Y que porlo tanto era del mismo autor. La lectura atenta me ha convencido que era en efectodel Adepto Fulcanelli.

    En primer lugar volvemos a encontrar en este texto consideraciones incuestionablessobre la evolucin de nuestras civilizaciones que justifican ampliamente el ttulo de la

    Obra. Ya era as hace setenta aos, pero la aceleracin de la historia se haamplificado de tal manera que se comprende que el autor haya vuelto "a poner sobreel bastidor" su obra.

    A continuacin, segn el mtodo ya utilizado en las dos obras precedentes, se danindicaciones preciosas sobre el "modus operandi", veladas intencionadamente comose debe, para desvelar los arcanos del ars brevis -lo que nunca se haba hecho- aquienes intentan aproximarse al Adeptado. Mil detalles vienen a confirmar en cadapgina la identidad de pensamiento a travs de las tres obras del Maestro,constatndose sin embargo una progresin en la ampliacin de este pensamiento

    desde El misterio de las Catedrales hasta Finis Gloriae Mundi lo que me parece deuna lgica inalterable en funcin del fin profundo de esta magistral triloga.

    Para m est fuera de cuestin analizar o comentar todos los elementos apasionantesque esmaltan esta obra incluso si, en algunos detalles, sera posible sorprenderse antealgunas formulaciones. Esta reflexin slo me concierne a m. Por el contrario, ellector descubrir un comentario bastante extraordinario de la Tabla de esmeralda.Igualmente respecto al secreto alqumico podra reflexionarse en la frase siguiente:

    "El deber de un alquimista consiste hoy en revelar lo que los ladrones han robado yproporcionar a sus vctimas los medios de asegurar su propia salvaguardia". Tambinen lo concerniente a la fecha (?) del "fin de la gloria del mundo", cuando Fulcanelliescribe: "Si, como hemos escrito, conviene llegar a la hora suprema con sangre fra,nunca recomendamos asustar a los pueblos con paparruchas ni fechar con una horatotalmente humana el fin de los tiempos. Para el alquimista con que guste lasprimicias de ello cuando la trompeta resuene en su crisol".

    Resulta que Fulcanelli me confa su ltimo trabajo el mismo ao del centenario delnacimiento de su discpulo Eugne Canseliet. Eso no me parece una casualidad.

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    Mientras da la impresin que algunas personas se complacen en minimizar -es lomenos que se puede decir- el conjunto de la obra de Canseliet, pienso que este FinisGloriae Mundi viene por el contrario a subrayar la importancia de sus trabajos. Comomnimo conviene reconocer su aportacin extraordinaria para mantener en estematerialista siglo XX la Tradicin hermtica que tanta importancia tuvo a lo largo de

    los siglos. Ello me recuerda la reflexin que Ren Alleau hizo en un banquete que yohaba organizado en honor de Eugne Canseliet con motivo de su 80 cumpleaos,deplorando que no ensearan la historia de la Alquimia en la Universidad. El maestrode Savignies lo ha hecho a su manera transmitiendo lo esencial de la Tradicin,permitiendo as que algunos prosigamos ms o menos felizmente sus investigacionesen este terreno excepcional.

    Un buen nmero de nuestros contemporneos y especialmente algunos investigadoresy dirigentes, no son ms que "especialistas" lo que es muy grave en una poca en laque todos los dominios de la vida se entrecruzan a escala mundial. Carecen de ese

    "espritu de sntesis" propio de quienes aplican la clebre frmula orare, orare etlaborare (reza, reza y trabaja) y volvindose aprendices de brujo no pueden asir lasconsecuencias de la profunda transformacin del mundo que padecemos. El nuevotexto de Fulcanelli es particularmente relevante al respecto en la introduccin deFinis Gloriae Mundi.

    Estas consideraciones se inscriben perfectamente tanto en la lnea de las reflexionesde Phileas Lebesgue en su notable Au del des grammaires y en el conjunto de suobra, como en las de Paul Le Cour (muerto en 1954) expresadas en su ms clebrelibro LEre du Versau et le plus proche avenir de lhumanit. Por cierto este libro

    retuvo particularmente la atencin de Eugne Canseliet. A menudo lo sacbamos acolacin en nuestras charlas asociando al mismo el pensamiento de Phileas Lebesguequien, a su manera, fue un incuestionable precursor en la materia. Paul Le Cour yPhileas Lebesgue se complementaban perfectamente.

    El lector comprender as por qu Fulcanelli me consideraba como el herederoespiritual de Paul Le Cour y Phileas Lebesgue cuyas obras se inscriben perfectamenteen la lnea preparatoria de este Finis Gloriae Mundi, ttulo perfectamente revelador.-2-.

    As, la triloga de Fulcanelli forma un todo perfectamente coherente y es normal queeste libro escrito en la urgencia sea el ltimo que firme Fulcanelli.

    Teniendo en cuenta lo que precede y atendiendo a su actualidad me convencrpidamente de la necesidad de publicar esta tercera parte. Pero a quin confiarla?Conozco varios editores, la mayor parte amigos, entre los cuales algunos sonespecialistas en el terreno de la Alquimia. Cmo elegir? Top con la mismadificultad que Fulcanelli para escoger el depositario de su ltima obra, Considerandoel hecho de que el texto me lleg a travs del sitio Internet del Centre Europen des

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    Mythes et Legendes -3- me dirig naturalmente a su Presidente, Jean Marc Savary, lmismo editor en el terrenos del hermetismo de calidad, alejado de los "grandesmontajes comerciales". Adems, conociendo su integridad personal desde hacemucho me pareci normal confiarle este manuscrito como una "antorcha" tradicionaly l ha aceptado realizar esta tarea, por lo que le estoy agradecido.

    En este mismo espritu me permito precisar que no percibir ningn derecho de autor.La publicacin de este libro me parece saludable, lo que comprende perfectamente eleditor Liber Mirabilis.

    Hago votos porque el lector pueda realizar en s, gracias a la "Ciencia de la Vida" elequilibrio perfecto simbolizado por la Esmeralda hexagonal, lo que sin duda lepermitir, a sus espaldas pero de manera positiva, participar en la renovacin delmundo. Fulcanelli y su discpulo Eugne Canseliet, Adeptos ejemplares no deseabanotra cosa.

    JACQUES D ARESPresidente de honor delCentro Europeo de Mitos y Leyendas.

    1.- En el mismo orden de ideas se podra evocar la otra plaga que fue el comunismo estaliniano.Ponindolo en paralelo con el nazismo bastara, desgraciadamente, con comparar el nmero devctimas de cada lado. Todo ello forma parte integrante de las innumerables locuras humanas denuestro siglo XX, que Fulcanelli no poda enumerar de modo exhaustivo.

    2.- La reproduccin del cuadro de Valds Leal Finis Gloriae Mundi puede hallarse en internet.

    3.- Centre Europen des Mythes et Lgendes :Lile de la Cit, 11000 Carcassonne Tel. : +04.68.25.2096Fax : +04.68.79.80.34http://www.mnet.fr/carcasun

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    INTRODUCCIN

    No es costumbre que un Adepto vuelva a coger la pluma despus de haberfranqueado su propia transmutacin y slo razones imperiosas que ponen en juego eldestino de la humanidad entera han podido convencernos para que rompamos estaregla, habitualmente inquebrantable, y abandonemos el manto de silencio con el quese cubre quien pasa por las ascuas del Fnix.

    Si uno de nuestros discpulos, a saber, nuestro leal seguidor Eugne Canseliet, creyoportuno dar alguna vana resonancia mundana al nombre que abanderaba nuestraobra an incompleta, que esta niera sirva hoy al menos como sello a la advertenciaque, tenemos que hacer en estos das tumultuosos en los que el hombre est comosuspendido entre el abismo y la regeneracin y en los que el error sera literalmentefatal. Esta obra no es el manuscrito que una vez retiramos de las manos del querido

    Canseliet; aquel antiguo trabajo, imperfecto, no hubiera sino extraviado sino a quienbusca, como buscamos nosotros mismos durante un tiempo: fue arrojado a las llamassin remordimientos. Insondable presuncin la del hombre! Tuvimos la audacia deescrutar el fin y la renovacin de los tiempos antes que se hubieran operado ennuestro propio crisol y que la experiencia nos enseara las ltimas sutilezas del arte.Sin embargo, la humanidad ha alcanzado un umbral de los ms peligrosos, sobre cuyaproximidad ya habamos hecho una advertencia sin ambigedades; reiteramos pues,con la insistencia que exige la inminencia del peligro, las necesarias advertencias quequizs le eviten adentrarse ms por caminos en los que la perdicin sera irreversible.

    El Sr. Bergier tuvo otrora la cortesa de hacerse eco de las advertencias que lehicimos en su tiempo, cuando sus colegas y l mismo trataban de desencadenar lasconsiderables energas encerradas en la estructura profunda de la materia -1-. Loshombres de ciencia eran entonces nios maravillados aunque nosotros no tenamosilusin alguna sobre el alcance de su tarea. La ciencia moderna ha vuelto hoy aencontrar numerosos secretos alqumicos sin que este emparentamiento cada vez msestrecho haya generado en los nuevos sopladores la acuidad de conciencia y ladisciplina espiritual necesaria para dirigir la Obra. Adems de los riesgos denaturaleza fsica siempre presentes con ocasin de una manipulacin desconsideradade determinadas fuerzas, los efectos de estos tejemanejes sobre los propios

    investigadores y, poco a poco, sobre las poblaciones humanas en su conjunto, podranrevelarse nefastsimos incluso antes de ser descubiertos por conciencias atrofiadas. Elarte del V.I.T.R.I.O.L. exige una prudencia de la cual puede temerse que estn faltosquienes se dejan dominar por la ebriedad de su propio poder, si sigue siendocompletamente externo y, por ello, ilusorio.

    Abordar las temibles cuestiones del fin y la renovacin de los tiempos significa,paradjicamente, sondear los orgenes. Cuando recogimos a Eugne Canseliet las

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    lneas demasiado apresuradamente escritas al respecto, las exploracionesarqueolgicas no haban desvelado sino una nfima parte de la oscuridad que rodea elnacimiento del hombre. Ahora el asunto se ha aclarado a condicin de tener en cuentatodos los datos de un problema ms complejo de lo que pensbamos. Las enseanzasde la paleontologa han barrido quimeras para enfrentarnos al misterio. Segn los

    trabajos de los Srs. Wilson, Cann y Stoneking sobre el ADN mitocondrial -2-, habraque pensar en aproximadamente 50.000 aos de silencio entre la aparicin biolgicadel hombre llamado "moderno" -nuestra humanidad- y sus primeras expresionesmediante herramientas y el arte rupestre. La humanidad no se habra vuelto hacia latransformacin de la materia sino muy tardamente. Qu fueron estos"aproximadamente 50.000 aos" que representan una vuelta de rueda del Gran Aoprecesional? Nos aproximamos al fin de la segunda vuelta de rueda complementariaque, por el contrario, vive el hervidero de las obras humanas? Sometidos a laimplacable verificacin del crisol, las revelaciones transmitidas por las tradicionesuna nitidez que barre cualquier especulacin puramente intelectual. Nos habamos

    adherido a la doctrina de las cuatro Edades creyendo al Libro de Daniel, confirmadopor Hesodo entre los griegos y por los hindes. Esta doctrina es verdica; perotodava hace falta de entenderla de otra manera que como un engranaje mecnicopues no consiste sino en un desarrollo csmico de determinadas fases de la Obra o suinversin. En este terreno una comprensin parcial o excesivamente simplista serams peligrosa que la vulgar ilusin metafsica del progreso lineal o de las evolucionesal azar.

    Nos es particularmente penoso constatar que algunos de nuestros antiguos discpuloshan cedido a la tentacin de una lectura lineal o de una interpretacin estrecha de los

    ciclos temporales que regulan el destino del cosmos. Sin embargo los habamosadvertido: "Los Filsofos aseguran ellos mismos que nunca hablan ms oscuramenteque cuando parecen expresarse con precisin; as su aparente claridad engaa aquienes se dejan seducir por el sentido literal, y no verifican en absoluto si coincide ono con la observacin, con la razn y con las posibilidades de la naturaleza" -3-

    Los extraviados hubieran podido comprobar si la inversin de los polos, tal como sela imaginan leyendo con la fe del carbonero nuestra exgesis del obelisco deDanmartin-sous-Tigeaux obedece a estas ltimas! Atenindose al arte del papagayo,aumentaron las ilusiones de los hombres de inteligencia escasa y, desgraciadamente,contribuyeron a reforzar las ms turbias actividades de sopladores que intentanapropiarse de una funcin demirgica propiamente luciferina. No es nuestra intencinponer aqu de manifiesto cada uno de sus errores, y la utilizacin que han hecho denuestro nombre nos deja indiferentes: pero importa rectificar lo que los aprendicesbrujos han empezado que, en la fina punta de la hlice cclica, tendra consecuenciasincalculables.

    Este libro, escrito desde la urgencia, ser el ltimo que firmar Fulcanelli. Ojalpodamos tras eso, habiendo cumplido el deber que nos incumbe, volver a entrar en el

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    Finis Gloriae Mundi

    El hospital de la Santa Caridad de Sevilla conserva un muy curioso cuadro de Juan deValds Leal que no dudaremos en calificar como filosfico. Este pintor del sigloXVII, contemporneo de Zurbarn y Murillo, representa como ellos lo que loscrticos de arte consideran los principios del realismo espaol, el cual contemplaimplacablemente las miserias materiales y morales de ese tiempo. Espaa apenashaba pasado el Siglo de Oro y, arruinada por las guerras, perda una tras otras susricas provincias del norte de Europa: sus conquistas americanas ya no bastaban paraasegurarle la supremaca. Con el oro y la plata del Per parece haber recogido enestas tierras lejanas un gusto brbaro por la muerte y la crueldad y, mientras las

    naciones europeas hacan la guerra finamente, trazaban el mapa de Tendre -1- y sepreparaban para la buclica, Espaa exaltaba la inquisicin, encenda los autos de fey persegua con el mismo rigor a sus sabios y a sus msticos. Pese a ello, y al igualque en el resto de Europa, florecieron escuelas de alquimistas en Santiago deCompostela y en Sevilla; sin embargo debieron operar en una clandestinidad casitotal, encubiertos por boticas, o industrias para preparar los colores necesarios a lospintores; los hidalgos o los monjes que instalaron sus hornos en el interior de castillosy conventos tuvieron que encontrar una razn plausible para frenar las habladuras,por lo general la fabricacin de remedios, pues su estado no les protega contra unaacusacin de brujera o de hereja que inmediatamente les habra conducido a la

    hoguera o a la crcel. Por lo tanto no encontraremos ni en Galicia ni en Andalucaesas composiciones mitolgicas o simblicas que nos hemos complacido en descifraren Las moradas filosofales. Los artistas espaoles y especialmente Juan Valds Lealtransmitieron los secretos de la obra a travs de temas religiosos y, ms raramente,picarescos. Finis Gloriae Mundi representa, sin duda alguna al respecto, el mensajems acabado de la escuela hermtica sevillana.

    Encima de una cripta donde yacen, en atades abiertos, tres cuerpos en diferentesestadios de aparente descomposicin, las nubes se abren sobre una mano elegante ycasi femenina marcada por los estigmas de la pasin, que tiene una balanza cuyos dos

    platillos desbordantes se equilibran timbrados con las palabras ni ms ni menos.Delante de una escalera dbilmente alumbrada que parece subir hacia un mundo msacogedor, quizs el mismo mundo del que sale la mano fatdica, la lechuza deMinerva vela la metamorfosis de los cadveres. En primer plano yace un obispo concapa y mitra de oro muy plido, casi blancas, que todava mantiene su bculo de oroentre sus manos cruzadas sobre el pecho, en tanto que el terciopelo escarlata quecubre el atad se desgarra y comienza a dejar ver la madera de roble de la que esthecho. En segundo plano, la cabeza a los pies del primer personaje, reposa uncaballero que, como atestigua la bandera que lo cubre, perteneci a una de las

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    rdenes religiosas militares, Calatrava, San Juan o Santiago que fueron, tanto ensentido propio como figurado, avanzadilla de la Reconquista. El tercer atad,completamente al fondo, no contiene sino un esqueleto sin atributos, a los pies delcual se amontonan huesos y crneos desencajados. Delante del obispo, una filacteriaserpentea descuidadamente por el suelo y lleva estas palabras: Finis Gloriae Mundi.

    El conjunto de la escena est baado por una luz purprea que, ms que iluminar,apenas tie las nubes fuliginosas en las que se funden las paredes del sepulcro.

    La mayora de los historiadores del arte no han visto en este lienzo sino una alegoramoral: las vanidades del mundo no pasan la tumba y estn condenadas a lapodredumbre, hasta el anonimato del osario final. La balanza en la que se amontonanlos atributos de los nobles personajes acostados en su ltimo sueo tendra el sentidodel bblico Man, tecel, phares. Esta interpretacin, que por cierto no compartimos,no explica ninguna de las sutilezas del cuadro, de los ms sugerentes en cuanto a lalectura alqumica que debe hacerse de l; si lo interpretamos as aparece entonces

    como una obra mayor del filsofo qumico que seguramente fue Valds Leal.

    Los platillos de la balanza parecen perfectamente equilibrados, aunque una miradaatenta descubrira un ligero sobrepeso en el de la derecha, que contiene los smboloslitrgicos y est suspendido encima del cuerpo del caballero. Porque aqu lossmbolos estn cruzados: sobre el obispo vemos los smbolos de la caballera, yelmo,perro y joyas marcadas con un corazn escarlata, mientras que encima del caballerodistinguimos una estola, un pan empezado, un libro, un almirez de cristal con sumazo, y el corazn rojo rematado por la cruz. Este cambio de platillos a la hora de lapesada de los corazones y la disposicin invertida de los dos personajes designan una

    va muy poco evocada en los escritos alqumicos, a la que nosotros mismos nodedicamos sino escasas alusiones, conocida como va real. Raimundo Lulio, alconsagrarle el Ars Brevis no describe sino sus principios y de manera particularmenteoscura. Si esta va permite conseguir rpidamente la Piedra, su prctica es de las mspeligrosas; el dominio de las medidas y equilibrios es esencial a ella en cadamomento de un trabajo realizado temiblemente a ciegas.

    Los hbitos litrgicos blancos que viste el obispo no se llevan sino en dos pocas,Navidad y Pascua, el nacimiento del nio y la resurreccin, que transcurren ambas enel seno de la negrura de una gruta. Los Padres griegos de la iglesia ya establecen laanaloga entre la tumba y el nacimiento, las vendas que envuelven al recin nacido ylas que mantienen el sudario. En Navidad, Dios muere para nacer hombre limitado;durante la Semana Santa este ltimo muere para que en la maana de Pascuas surjaen su perfeccin el hombre-Dios.

    Lo que aqu se nos muestra con un simbolismo cristiano fue conocido por losegipcios cuando representaban a Path atado en la mina muerte del Neter ynacimiento al mundo bajo la forma limitada de una piedra opaca- y liberado despuspor la leona Sekhmet, llama viva y devoradora. Esta segunda operacin de muerte y

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    resurreccin deba llevarse con la mayor prudencia pues si Sekhmet escapaba alcontrol, la potencia de Path, liberada demasiado bruscamente, se volva devastadoracomo lo ha comprendido muy bien, nica entre todos los egiptlogos, la seora IshaSchwaller de Lubicz. Es tambin lo que han descubierto a lo largo de este siglo lossabios atomistas. No los denostaremos por haber intentado leer las hojas ms internas

    del Liber Naturae, pero nos parece extraordinariamente lamentable que su primerapreocupacin haya sido la puesta a punto de la bomba A.

    Si el cuadro de Valds Leal tiene un sentido muy preciso en cuanto alperfeccionamiento de los metales, y acabamos de ver por las indicaciones litrgicasque las dos operaciones que abren y acaban el trabajo se parecen pero cruzan sussignificados, la eleccin de los personajes implica una advertencia de las ms ocultasque hubiera sido, como mnimo, inoportuno desvelar claramente antes de hoy. Vemosa un obispo, a un caballero y a un hombre sin atributos particulares, que debemossuponer campesino o artesano: estamos ante las tres rdenes, oratores, bellatores y

    laboratores. En ellos leeremos la alegra de las tres operaciones que acaban la obra enla materia: recogida del espritu celeste, combate de las dos naturalezas, humildetrabajo en la oscuridad, cada una de las cuales necesita la virtud de cada uno de lostres estados. Se trata tambin de las tres maestras necesarias al obrero en la conductadel arte, la del ars sacer, la de la iniciacin caballeresca o ars regis, finalmente la delcompagnon realizado o magisterio. Con esta eleccin Valds Leal sugiere que, a unamayor escala, los procesos alqumicos se aplican a las sociedades humanas.,revelacin que entonces no poda osarse sino bajo el manto de una meditacinreligiosa. Observemos al respecto que en la sociedad medieval los maestrosreconocidos de las tres rdenes tuvieron derecho a llevar blasn; no estaba en el

    espritu de la poca, al menos mientras no se extravi debido a ambicionesexageradas o mercantiles, jerarquizar las rdenes a semejanza de las castas rgidasaparecidas en la decadencia de la India. El mismo Mahabharata reconoce que lapertenencia a las castas no se deriva del solo nacimiento sino, en primer lugar, deltemperamento tal como lo definan los escritos ayur-vdicos. Las rdenestradicionales poseen una marca visible sobre las mismas virtutes, que en alquimiallamamos sal, azufre y mercurio.

    Este ltimo secreto de Hermes, a saber, la aplicacin del arte a las sociedadeshumanas, no deba desvelarse nunca, ni incluso en la transmisin oral del maestro alaprendiz, antes de que el artista no la hubiera descubierto por la observacinminuciosa de su crisol y de la naturaleza. Pero, ay!, en este siglo algunos han credoatinado arrancar los velos de Isthar ms bien que incitarle a un desnudamientoprogresivo en el curso de su bajada a los infiernos de Ereshkigal. Este descensoevocado por el V.I.T.R.I.O.L de los filsofos -2- se ve en el cuadro bajo la forma dela escalera vigilada por la lechuza de Minerva, pjaro cuya mirada penetra laoscuridad, faro para la travesa de la noche esencial.

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    Notemos que la lechuza se mantiene a la altura de los platillos de la balanza divina.Juan de Valds Leal insiste sobre la necesidad del equilibrio, de una regulacin de losprocesos y la mano celeste que sostiene la balanza indica claramente que estaregulacin debe venir de lo alto, de la parte ya sublimada de la materia, del hombre, ode la naturaleza, puesto que aunque la mano lleve los estigmas de la Pasin, parece la

    mano de una mujer. La naturaleza entonces, cuando cumpliera su Pascua, estara ensu perfeccin. Pero aqu reside un arcano temible que todava es inoportuno desvelarms claramente.

    No carece de consecuencias que los hombres de ciencia, contrariamente a estaprudencia completamente filosfica, hayan dejado el control de su obra a los nuevosprncipes de la poltica. Los Adeptos del pasado siempre pusieron en guardia a susdiscpulos contra el apetito de riquezas y poder de los reyes. La alquimia de lassociedades humanas que sugiere Valds Leal sigue las mismas vas que elperfeccionamiento de la materia mineral y sabemos qu dificultades acarrea la

    explosin accidental del crisol; sabemos a qu traumatismos, por usar un lenguajecontemporneo, se expone el "laborator" y cun larga y penosa ser la curacin que lepermita volver a empezar el trabajo en el laboratorio. Arrojar la bomba A sobreHiroshima no slo fue criminal por los sufrimientos infligidos a las vctimas directas,sino tambin por la conmocin en el alma y en el espritu de la humanidad que de elloresult. El crimen se multiplic por diez por la fecha escogida, el 6 de agosto, fiestalitrgica de la Transfiguracin de la que el fogonazo atmico representaba unafalsificacin literalmente diablica. Que, a continuacin, los sabios hayan encontradolos medios de regular la actividad de Sekhmet para fabricar electricidad no corrigeeste primer sesmo. Por ah habra que haber empezado si lo que verdaderamente se

    quera era realizar a escala industrial lo que los filsofos no intentaban a lo largo detoda su vida ms que sobre algunas onzas de materia. Hay que subrayar adems queen las centrales nucleares la obra casi no va ms all del estado preparatorio, de ah laacumulacin de tantos deshechos envenenados cuya actual "retirada" no es ms queuna farsa siniestra. Puede esperarse sin duda que, con una mayor experiencia, con elenvejecimiento de las centrales y la necesidad de substituirlas, los sabios atomistasencontrarn maneras ms cannicas de acabar el trabajo que tan imprudentementehan empezado.

    Desde la primera experiencia de Rutheford en 1912 hasta los aceleradores gigantes departculas como los del CERN o los de Brookhaven, los fsicos se han contentado conromper la materia para descubrir su estructura interna. No son sino bombardeosviolentos las ms de las veces mediante flujo de neutrones, que vienen a alterar ladelicada arquitectura de los ncleos atmicos; con el choque los fsicos consiguenefectivamente transmutaciones, bien de los cuerpos atacados, bien de las mismaspartculas. No ha sido sino muy recientemente cuando se han dado cuenta que podanrecibir una respuesta de la materia perturbando ligeramente y con baja energa losequilibrios internos del tomo aunque esta innovacin de hecho esta recuperacin dela ciencia de los filsofos- todava no ha franqueado la puerta de los laboratorios. La

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    participar ms en la evolucin de la naturaleza y sometido nicamente a una lentadegradacin.

    Los filsofos insistan sobre la necesidad de apresurarse lentamente y de seguir lasvas de la naturaleza.-4- La aparicin de la Prostituta escarlata siempre significa que

    uno se ha alejado de los caminos naturales. As que debemos reiterar nuestrasadvertencias: la tentacin ser tanto mayor para los que practican una ciencia sinconciencia y no hablamos aqu sino de conciencia moral. Siempre es peligrosoobjetivar aquello que se toca, de creerse amo de fuerzas ciegas en el interior deestructuras inertes. Du gleichst dem Geist den du begleicht, responde Mefistfeles enel segundo Fausto, "te pareces al espritu que concibes": Ay de quien no conciba msque un espritu petrificado y no una Piedra viva!

    El artista no hace sino reproducir a escala ms reducida el proceso que sirve de base alo que los antiguos llamaban reintegracin o transfiguracin. No discutiremos aqu

    las interpretaciones teolgicas dadas a estos trminos que, muy a menudo, notraducen sino la incapacidad del profano de anticipar el fin al que tiende la naturalezaentera. Slo los Adeptos, los Sabios y los Santos conocen su significacin exactapero, como dice el Apstol "la creacin entera gime con los dolores del parto". Nosomos dueos de cambiar a nuestro antojo las vas inscritas por el Artista divino en laestructura ntima de cada tomo del universo. El relato de la cada en la tradicinjudeocristiana o los comentarios sobre el kali-yuga en el Vedanta hind muestra queexisten potencialidades secundarias cuya expresin desordenada no lleva sino acallejones sin salida.

    Estas potencialidades secundarias tienen su papel a desempear en determinadasetapas del proceso csmico. Llamarlas demasiado pronto o demasiado tarde, o creerque alcanzarlas por una especie de atajo sin asegurar la preparacin de la materiabasta para asegurar la concrecin de los sueos de inmortalidad, de omnipotencia, ode ciencia infusa, he aqu el medio ms seguro para llegar a las aberraciones de lasque la Prostituta, por su parecido con la Piedra, es el ejemplo ms espectacular. En lapoca en la que pintaba Valds Leal, la civilizacin espaola se hunda a causa deuna cristalizacin de la jerarqua eclesistica y de la confiscacin de la Obra por losoratores y bellatores que dejaban a los laboratores en el desenlace de una muerte sinrecursos simbolizado por el esqueleto casi descarnado del tercer atad. Aunquerevestidos de los colores de la Obra, los primeros no llegan a levantarse de la tumba,y los cuatro crneos del osario, completamente al final del sepulcro, no estn encimasino de un montn de huesos pelados. Slo los emblemas llevados por los platillos dela balanza tiene el frescor de la vida. Sin embargo, un rayo de luz ilumina la frentedel ltimo muerto, como para indicar que, tambin para l, se espera la resurreccin.

    Los cuatro crneos del osario representan las cuatros edades muertas, el fin de unciclo ya acabado y olvidado. Si nos fijamos en cmo el pintor hace jugar la luz en elsepulcro, comprenderemos cmo se opera la regeneracin del mundo. Pero antes nos

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    es preciso examinar el quinto crneo que apenas se divisa tras de los cuatros que todoel mundo puede ver y contar. En la obra qumica, los crneos as dispuestoscorresponden a los cuatro elementos y el quinto a la quintaesencia; sin embargotenemos que insistir todava sobre el hecho de que son elementos muertos, reducidosal estado de osamentas. Esta afirmacin chocar a los aprendices que creen que la

    quintaesencia es activa desde su separacin de lo que Hermes llamaba lo denso o loespeso.

    Sin embargo, y por primera vez revelaremos uno de los secretos del arte mscelosamente guardados, cuando se quiere proseguir la obra ms all de solaregeneracin mineral y acabarla plenamente, la misma quintaesencia debe serpurificada y separada de las superfluidades mortales. El artista interfiere plenamentecon su crisol, Muchos principiantes comprenden que as la materia trabajada lestrabaja recprocamente y les hace pasar del estado profano al de Adepto. Este no essino un aspecto del arcano. La primera quintaesencia obtenida, aunque

    indiferenciada, lleva en s como la signatura del operante y es l quien, porresonancia, introduce las superfluidades que todava lleva consigo. Por lo tantotodava queda por realizar en s mismo una ltima purificacin para no introducir msgrmenes de muerte en el elemento vital.

    Llegaron los tiempos de revelar este secreto mayor. Hablar claramente de l noaumenta el riesgo pues se trata de una barrera infranqueable. Quien quisiera pasarlasin purificar estas mondaduras no hara sino volver contra s mismo la potencia de laprimera quintaesencia, quintaesencia mortfera, y sufrira sus catastrficoscontragolpes. Sabemos que las potencias militares han escrutado los escritos

    alqumicos para encontrar en ellos remedios que les protejan de sus propias armas yque algunos, envalentonados por los xitos obtenidos sobre pequeos particulares,acarician esperanzas demirgicas. Que encuentren aqu la ms caritativa de lasadvertencias. No basta con haber fabricado algn oro potable capaz de invertir losefectos fisiolgicos de una irradiacin atmica para remodelar el universo aconveniencia.

    Bajo su presente forma, los crneos, o los elementos, podran perdurar hasta hacersepolvo. El estado de muerte en su ltimo estadio es tan estable y estril como el de laProstituta. La luz de la resurreccin no les alcanza directamente, quizs sta baecuerpos momificados pero en los que mora el principio de la carne, el germen de larevitalizacin.

    Tal constatacin suministra la llave para comprender las cuatro edades tradicionales.En el Libro de Daniel, la sucesin de los cuatro "reinos" se acaba por la irrupcin dela piedra arrojada desde el cielo, que viene a quebrar su encadenamiento; en lamitologa nrdica todo se termina por el "tiempo de los lobos" -5- y el espantosoconflicto del ragnark, el "destino de las Potencias"; el Asvesta iran tambindescribe el combate csmico en el curso del cual los seores de las tinieblas sern

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    vencidos definitivamente. Ni Hesodo ni los hinds precisan como se realiza el paso.La mayora de los exgetas, desde hace un siglo, han concluido en el obligado ysucesivo descenso desde la Edad de Oro hasta la de Hierro, y algunos autores quepractican sinceramente el arte de Hermes incluso se han hecho eco de talesespeculaciones abstractas, en contra de todo lo que ha podido ensearles su propio

    crisol. Segn ellos, el fin de la Edad de Hierro ve aparecer todas las potencialidades"intiles"; tanto la naturaleza como la humanidad alcanzan entonces un estado dedesagregacin y de contaminacin que es tentador confundir con el solve alqumico.Despus de lo cual, mediante un cataclismo o por la varita mgica de un hada hastaaqu bien silenciosa se produce de golpe el ascenso hacia el Oro para un nuevo ciclode degeneracin. El Sr. Ren Guenon ha conseguido al menos llegar a convencer asus lectores, hasta el punto de que ya ni se plantea contemplar la tradicin fuera delcuadro as trazado.

    Sin duda el Sr. Guenon conoca bien los textos del Vedanta pero hemos observado

    con frecuencia que simplific abusivamente los textos que le fueron transmitidos.Nos parece lamentable sin embargo que los alquimistas experimentados por suprctica en el laboratorio no hayan rectificado esa aproximacin ingenua. Nos espreciso pues repetirlo: el artista no hace sino imitar a la naturaleza y sus modosoperatorios son los del cosmos. Incluso admitiendo que la ltima de estas edades seauna putrefaccin, sera extraordinariamente inslito ver surgir de ella la tierra desopetn sin el trabajo de la segunda y la tercera obra. Si creemos al profeta Daniel,instruido en toda la ciencia avstica en la misma corte de los reyes medos, e inspiradode Dios, qu es lo que nos describe exactamente? Las cuatro edades o los cuatroreinos que se encadenan, perdiendo en cada etapa parte de su nobleza y de su

    vitalidad, no vuelven sino tras haber sido golpeados por la Piedra. Ceden el sitio a lamontaa que acaba llenando todo el espacio. El sueo de Nabucodonosor no describepor lo tanto un proceso cclico natural sino una de esas aberraciones anlogas a la dela Prostituta de la que hablbamos ms arriba y que se alejan de las vas de lanaturaleza. La ineluctable degeneracin de las "cuatro edades" firma un desvo de laObra que, si lo dejamos desarrollarse, no puede conducir ms que al montn dehuesos pelados pintados por Valds Leal. Cuando este proceso se desencadenaaccidentalmente es muy difcil, por no decir imposible, intervenir antes que hayaalcanzado uno de sus trminos. En ese momento, el estado catico que se producedeja ms margen al artista y entonces se ofrecen ante l varias vas de rectificacincuyo eco encontramos en los filsofos de la Edad Media y en los autores rabes -5-.Por otra parte, no aconsejamos otra tcnica en el crisol a los imprudentes que sehubieran salido sin querer de las reglas del arte y que estuvieran bien arrepentidos deello.

    Una de estas vas, lenta pero bastante segura consiste en "remontar" de edad en edadhasta volver a encontrar las condiciones que prevalecan antes del error demanipulacin. A continuacin hay que volver a empezar en el buen sentido el trabajoinacabado. Daniel evoca otra posibilidad que consiste en utilizar la Piedra ya obtenida

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    en otro crisol para que se incorpore la materia descompuesta. Pero despus sernecesario purificar de nuevo esta Piedra aumentada si no hubiera alcanzado un gradosuficiente de perfeccin. En fin, una de las soluciones ser dejar obrar a la naturaleza,y es lo que describe el ragnark: las fuerzas disolventes se combaten hasta elagotamiento, pero, porque al mismo tiempo est en obra el perfeccionamiento del

    universo, puede aparecer una materia nueva y el trabajo empezar por su principio. Elparecido superficial de este proceso con la obra al negro ha engaado sin embargo ams de un filsofo.

    Un pasaje del Desiderabile, atribuido no sin alguna razn a Nicols Flamel, quedistingue cuatro colores en la Obra, podra inducir a error al no atento y hacerlepensar que la subida de las edades representa el camino alqumico en cualquiercircunstancia: "Nuestra agua toma cuatro colores principales: el negro como elcarbn, el blanco como la flor de lis, el amarillo parecido al color de las patas delesmerejn y el rojo parecido al color del rub". Subrayemos que si se tratara de los

    colores simblicos de las edades, habra que invertir el amarillo del bronce o latn yel blanco de la plata. En verdad el color amarillo que viene a deslizarse entre lasegunda y la tercera obra representa la realizacin en va breve, en la cual no se debeexaltar la Piedra ms all de un azafranado claro, a causa de la potencia de laoperacin que, si escapara al control del artista, podra devastar ms que sulaboratorio. La leyenda budista cuenta que el rey Azoka, habindola llevado alnaranja, qued tan espantado que prohibi que nadie en su reino le imitara y quemlos textos cuyas indicaciones le haban permitido alcanzar ese punto.

    Es necesario reafirmarlo vigorosamente: la aparicin del ciclo de las cuatro edades es

    siempre consecuencia de un error, de lo que el Gnesis describe como pecadooriginal. Al igual que la Prostituta escarlata, pero de modo inestable y por lo tantoms fcilmente rectificable, se trata de un accidente que sucede cuando se quierecoger un atajo y saltarse una etapa necesaria. En el crisol se pierde el tiempo y, amenudo, aos de trabajo se vuelven vanos. Pero una falsa interpretacin de los ciclosde las cuatro edades o, peor, la tentacin de conseguir un estado estable antes de queel fruto est maduro, son de lo ms temible en alquimia humana. Cuando los pintoresdel Renacimiento representaban a Adn y Eva al pie del rbol de "la ciencia del bieny del mal" les hacan tender la mano hacia un fruto todava verde. El primer errorpide la llegada del cataclismo, suponindolo necesariamente salvador; por lo generalno genera sino sufrimientos intiles. El segundo, la voluntad de salir del tiempohistrico sin que nada haya sido adquirido, ya ha petrificado a civilizaciones enterasde las que no quedan sino murallas cubiertas de arena y tumbas saqueadas. Lascivilizaciones, una vez llegadas a la decadencia de las cuatro edades, o cristalizadasen la Prostituta escarlata, desaparecen para siempre sustituidas por otros pueblos.

    El fin de este siglo ve resurgir juntas ambas tentaciones, la de acabar la civilizacin"occidental" con una triunfal salida de la historia y la de acelerar un proceso dedegeneracin con la esperanza de alcanzar mecnicamente, gracias al cataclismo,

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    alguna nueva Edad de Oro. La conjuncin de estos peligros con un dominioincompleto de las potencias de Sekhmet-Ptah podra arrastrar a la humanidad a undesastre irreparable. Afortunadamente existen lmites a lo que est permitido alhombre y en absoluto le es permitido transgredirlos. El autor del Libro de Job hablaclaramente de ello cuando escribe: "Aqu se para el orgullo de tus olas", y el Salmista

    insiste: "Pusiste un lmite, el cual no pasarn" Pero si, como en el cuadro de ValdsLeal, la intervencin divina es indispensable a la regulacin csmica, mientras msprofundamente hiera el desequilibrio, ms duras sern las oscilaciones que lleven losplatillos a su posicin ptima. Como lo presinti no sin alguna profundidad el Sr.Bergier, el mito de la Atlntida tal como lo describen los ocultistas y novelistas desdehace un siglo, aunque evoca remotos traumatismos colectivos, tambin advierte de unposible futuro catastrfico que, desgraciadamente, algunos se dedican a hacer quevenga.

    1.- Tendre (ternura) es un pas imaginario ideado por novelistas franceses del XVII. Levantaron elutpico mapa con una toponimia alegrica.

    2.- Visita Interiore Terrae Rectificando Inveniens Occultum Lapidem. Su ilustracin ms explcitase encuentra en la obra de Basilio Valentin Les Douze Clefs de la Philosophie.

    3.- Robert Fludd, Utriusque Cosmi Historia, 1617. La ilustracin muestra las divisiones del mangode una viola.

    4.- En la ilustracin del duodcimo epigrama de la Qute Chimique, retomada de la segundaedicin del Atalanta fugiens de Michel Maier, se ve al filsofo provisto de una linterna, perseguir

    las huellas de la naturaleza, figurada por una ninfa, que le precede en el camino. Por tanto, es laobservacin de los procesos naturales y su desciframiento lo que debe guiar al artista, y nocualquier idea preconcebida sobre el mundo.

    5.- Tiempos rudos en el mundo adulterio universal- tiempo de hachas, tiempo de espadas losescudos estn hendidos- tiempos de tempestad, tiempos de lobos antes que el mundo sedesmorone- nadie nadie se salvar. Vluspa, estrofa 45. LEdda Potique. Fayard, Pars 1992.

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    transformaba alrededor de la materia que se estaba trabajando, ello no implicabafatalmente sobresaltos convulsivos sensibles. Y habiendo descubierto despus laciencia geolgica los misterios del fuego central de una manera ms precisa, sabemosque la inversin de los polos magnticos no significa el derrumbamiento de la masaplanetaria. La doble helicoide del obelisco de Dammartin-sous-Tigeaux no simboliza

    por lo tanto la marcha aparente Sol como imprudentemente habamos supuesto, sino,en relacin con el movimiento entero hacia el pex, la doble rosca magntica interiorde nuestro globo y la formacin temporal de un tetrapolo.

    Estos conocimientos son sin embargo recientes. Un artculo de los Srs. Valet yCoutrillot describe con inteligencia la historia geomagntica de nuestro planeta yalgunas de sus causas. Slo le falta sacar las conclusiones de lo que han puesto antelos ojos del lector. En los diagramas vemos que las inversiones del polo se sucedenrpidamente y que despus cesan durante largos perodos de aproximadamente cienmillones de aos solares, o sea un cuarto o una estacin de la rotacin media de

    nuestra galaxia.

    Cuando despus de semejantes altos los polos reemprenden su danza,la paleontologa nos ensea que esta nueva puesta en marcha coincide con unarenovacin drstica de flora y fauna y que igualmente es ah donde parecen situarselas convulsiones volcnicas generalizadas y las inundaciones purificadoras. Dos deestos paros han sido fechados con una precisin suficiente y el fin del segundo vio laextincin de los grandes saurios de la era secundaria.

    Despus de la aparicin de la humanidad actual, y aunque nos encontremos en unafase de alternancia rpida a escala geolgica, la Tierra no ha conocido ms que unabreve inversin. Hemos calculado la fecha aproximada gracias a los diagramas de los

    seores Valt y Courtillot: el movimiento que volvi a colocar el polo magntico enlos alrededores del norte geogrfico tuvo lugar hacia el 8.000 antes de Jesucristo, osea, en el mismo tiempo en que la humanidad dej tras ella la vida salvaje de loscazadores nmadas para domesticar al animal, cultivar el suelo, edificar las primerasciudades, y as, construir el germen de las grandes civilizaciones histricas. Lacoincidencia no es un simple azar: significa que durante el breve tiempo en que laslneas de fuerza del campo magntico terrestre se ensanchaban como una rosamstica, el hombre se despert a una conciencia superior. Sin duda tardar todo eltiempo del ciclo siguiente en traducir en sus obras este despertar.

    Escrutando as el pasado de la Tierra, los gelogos, al igual que los fsicos quesondean las profundidades de los tomos, vuelven a descubrir algunos fragmentos delos secretos del Gran Arte cuya naturaleza es el crisol y el Artista, el Creador mismo.Aunque las escalas de tiempo sean inconmensurables, el ritmo de la inversin de lospolos magnticos terrestres reproduce con exactitud sorprendente lo que se ve en lava breve. Mil aos son para Dios un da, dicen el salmista y el apstol. As pues, elArtista creador conduce su Obra csmica segn la va breve. El trabajo del alquimistaen las vas ms lentas, aunque es ms fcil de dominar, introduce una ligeradesviacin rtmica respecto a las vas de la naturaleza, desviacin que hay que

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    corregir mediante numerosas purificaciones de la Piedra. Mientras ms se aproximael ritmo al molde divino, ms sensibles sern las fases iluminadoras comparables aldespertar neoltico.

    Cada una de las inversiones del polo magntico se acompaa, a lo que parece, por

    perturbaciones climticas y de los suelos. Hacia los aos 10.000 antes de Jesucristo,cuando se inicia el movimiento de inversin, fue el fin de la ltima era glacial; losbancos de hielo retrocedieron mientras que las aguas marinas crecanprogresivamente y sumergan las zonas litorales. Ahora bien, segn el testimonio dePlatn, sta es tambin la fecha dada por los sacerdotes de Sais al legislador atenienseSolon para la desaparicin de la Atlntida.

    A principios de este siglo todava podamos creer el relato del gran filsofo quesituaba la isla maravillosa de la Atlntida "ms all de las columnas de Hrcules" yque le atribua una superficie "mayor que Asia y Libia juntas". El esfuerzo de los

    arquelogos nos ha convencido que los sacerdotes de Sais no tenan sino unconocimiento parcial de sus propios archivos y que confundan dos cataclismo dealcances incomparables. La lucha de los atlantes con los primeros atenienses, losejrcitos diezmados por los maremotos, e incluso la reunin anual de los prncipestienen que ver con acontecimientos mucho ms recientes: la explosin de la islavolcnica de Santorn. La erupcin de Santorn, ms mortfera que la del Krakatoasumi a Egipto y Asia Menor en una oscuridad de varios das, mientras que una olade doscientos o trescientos metros de altura asolaba las costas del Mediterrneooriental. La brillante civilizacin minoica no volvi a recuperarse y los aqueos, antesde oponerse a Troya, igualmente debilitada, hicieron tributarios a los prncipes-

    mercaderes del Egeo. Pero ms all de este cataclismo reciente, la memoria de lasconvulsiones ocanas y de un hundimiento sucedido milenios antes "ms all de lascolumnas de Hrcules", todava imperaba en el templo de Sais. Podr tratarse delcataclismo que abri el estrecho de Gibraltar debido a la subida de las aguasocenicas y a la actividad ssmica que acompaaron la inversin de los polos.Observemos que en esta misma poca tambin se produjo la inmersin del delta delEfrates por la creacin del Golfo Prsico.

    La Atlntida que naufrag con ocasin de esta ruptura, fuese isla o costa, sustentabaya una civilizacin comparable a las que deban florecer posteriormente en elcontorno del Mediterrneo? Todava en nuestros das es imposible tener la menorcerteza al respecto. Pero la Atlntida que desde hace un siglo recomponen los poetas,los novelistas y los ocultistas expresa una angustia premonitoria ms bien que unamemoria; poco importa que se adorne con las galas del Renacimiento veneciano, conlas sutilezas de Bizancio o que resuene en las caracolas marinas de Knossos;condensa todas las civilizaciones desaparecidas por haber querido transgredir ellmite alqumico del que hablbamos antes, la utilizacin de una quintaesenciamanchada de impurezas. Todos los autores que entonan su canto de muerte coincidensobre este punto esencial: la Atlntida se quebr porque sus sacerdotes-magos

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    menos ingenuas pero considerablemente ms siniestras. Son el poder oculto sobre elalma del mundo usando indistintamente para conseguirlo las armas triviales de lapoltica o la economa y conocimientos procedentes de una ciencia fragmentada. Poruna parte se osa tocar al germen de la vida y fabricar con fines terroristas virus deefectos incurables con la medicina ordinaria, algunos tan fulminantes que ni siquiera

    la medicina universal tendra tiempo de actuar; por otra se simula la inversin de lospolos magnticos o se realizan distorsiones sobre el campo terrestre para llevar a lasmuchedumbres a estados de hipnosis, de disponibilidad medimnica o de furor ciego;se toca deliberadamente la regulacin de los climas y los tiempos: Finalmente sepervierte la teurgia y se invocan monstruos que incluso los ms degenerados magosasirios no se habran atrevido a sacar de sus honduras abisales. Los mticos atlantes searriesgaban a estas prcticas degradantes a la luz del da; los sopladores reales deestos tiempos agregan a la perversin de las prcticas, la del secreto.

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    El Secreto Alqumico

    Recordamos haber escrito: "La alquimia no es oscura sino porque est escondida. Los

    filsofos que quisieron transmitir a la posteridad la exposicin de sus doctrinas y elfruto de sus trabajos se guardaron mucho de divulgar el arte presentndolo en formacomn, para que el profano no pudiera penetrarlo"-1-. Esta regla de disimulo dursiglos, si no milenios, sin que ningn filsofo la transgrediera. El mantenimiento delsecreto, la utilizacin de una lengua oscura, los smbolos y la cbala fontica de losque hemos dado bastantes ejemplos en nuestras obras precedentes, se justificaban porla distancia entre los conocimientos alqumicos y las preocupaciones del mundo.Todava en la primera mitad de este siglo podamos decir: "La qumica es la cienciade los hechos, como la alquimia es la de la causas"-2-. Haba que mantener el velosobre los arcanos ms fundamentales; el uso de la qumica en los horrores de la

    guerra de trincheras no poda sino inducirnos a silenciar el terrible potencial que seagazapaba en las profundidades de la materia ms humilde.

    Posteriormente la ciencia moderna ha franqueado los lmites que la separaban de laalquimia y comienza a interesarse por las causas ms que por los efectos puramentemateriales. En revistas de divulgacin hemos visto descripciones de nuestrospequeos particulares e incluso algunas fases de la obra. En tal situacin ya no es tilusar un lenguaje simblico, tanto menos cuanto que el uso perverso cuya tentacinteman los filsofos, ha llegado a ser un juego diario de las potencias militares y desus servicios especiales. Algunos alquimistas incluso se aferran a las metforas

    tradicionales por esttica, o para conservar las claves de la lectura de los tratadosantiguos, pero eso no es sino elegancia de los dandies -3-. No ignoramos la necesidadde preservar los pocos secretos ltimos que siguen siendo oscuros para la cienciaprofana y no tenemos la intencin de facilitar el trabajo a los destructores, pero paraobedecer al espritu que animaba a los antiguos filsofos, los tiempos actuales exigen,ms que letra muerta, hablar alto y claro. Cuando el ladrn ya est en la casa de nadasirve poner cerrojos a las puertas.

    El secreto se vuelve un manto de sombra en el que se envuelven quienes, burlando lasprecauciones de los alquimistas del pasado, han descifrado los indicios que dejaron,

    gracias a los trabajos de los atomistas y los bilogos. Mientras que las ecuaciones deestos ltimos y los smbolos mitolgicos de los antiguos Adeptos no seancomprendidos sino por un puado de hombres, aquellos bandidos se reservarn elpoder que da la comprensin de las causas y reducirn a los pueblos a la peor de lasservidumbres, la del alma. Su casta orgullosa trata de reinar desde una fortalezainexpugnable, rodeada de lo que Sir Winston Churchill llamaba "una muralla dementiras. Escribir en lengua oscura fortalecera sus manejos; el deber de unalquimista consiste hoy en revelar lo que los ladrones han robado y proporcionar asus vctimas los medios de asegurar su propia proteccin.

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    Vemos claramente la dificultad de la tarea pues no basta con lanzar advertenciascomo algunos lo hacen ya. El artista descubre en su laboratorio que entre su ser y lasustancia que hierve a borbotones en su crisol se establece un lazo estrecho,espiritual, emocional y fsico. Comprueba a travs de los obstculos que encuentra loque debe templar o rectificar en s mismo para seguir siendo capaz de conducir al

    mineral hacia su perfeccionamiento, y en ello radica a menudo la labor ms dura.Aprende, sin caerse, a rozar los abismos de la sinrazn cuando las emanacionesmagnticas vienen a perturbar el equilibrio de su psique. Cmo, pues, proponercomo remedio esta larga y difcil ascesis a hombres ordinarios a los queartificialmente se imponen condiciones parecidas? La ignorancia, la incredulidad, ladificultad del trabajo los repelern, tanto ms cuanto que no estn acostumbrados a lacalidad de la introspeccin que se necesita. Pero el alquimista sabe tambin cuantoresiste la materia si, por inadvertencia, fuerza su evolucin; por lo tanto estaresistencia es la que hay que favorecer.

    El secreto alqumico no se limita a la necesidad de alejar las almas malvadas de unpoder que no debe utilizarse sino con el mayor de los respetos. Las metforas deamor con las que los antiguos filsofos esmaltaban sus escritos traducen el grado deintimidad que se establece entre el artista y su obra y que ninguna ecuacin puedeexpresar. San Mateo, explicando las enseanzas de Cristo sobre la montaa, se haceintrprete de ello: "Cuando reces, entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu Padreque mora en el secreto". Y Valentn Andreae precisa en las Bodas Qumicas queChristian Rosenkreutz comete una falta mirando a Venus desnuda sin haber sidoinvitado a ello. Sobre estas bodas conviene extender el pudor y el silencio, nico quepermite que se realicen verdaderamente. Dudamos mucho que sopladores con

    intenciones demirgicas puedan alcanzar la intensidad de semejantes esponsales. Surelacin con la materia no sabra reflejar sino su voluntad de esclavizarla; la tratancomo a esclava, no como a amante y, si consiguiese arrancarle bastante sumisin paraevitar hacerla estril, no obtendrn castigndola sino una piedra imperfecta, capaz sinduda de operar alguna transformacin en la estructura metlica, pero muy alejada dela medicina de los sabios. Para alcanzar la perfeccin de la obra tendran que curar enprimer lugar la lepra del orgullo. Ahora bien: la medicina imperfecta, si llega aaminorar durante algn tiempo las decrepitudes corporales o a reparar los accidentesque amenazan la vitalidad del hombre, acaba siempre por volverse contra suprogenitor.

    La leyenda de Fausto lo ilustra abundantemente: el recurso a Mefistfeles, que sepresenta a s mismo como "el espritu que siempre niega" no le procura sino la ilusinde la eterna juventud, hasta la cada final en el espanto y el delirio. El nombre deMefistfeles fue construido a partir de una cbala fontica en griego: Comienza por lanegacin . A continuacin podemos or la raz , futuro del verbo quesignifica afirmar, aconsejar o mandar: el poder que hace reflejar se ve negado inclusoantes lo guste. El fin del nombre construye un sustantivo sobre el verbo , hacerorgulloso. Si las consecuencias del llamamiento a Mefisto son temibles para el

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    imprudente alquimista que lo evoca en la desesperacin de sus fracasos, en el crisoldesencadenan un cataclismo incontrolable: , la naturaleza, o mejor la fuerza decrecimiento interno se exacerba en , se abraza a , el tornado, de dondeprocede nuestra palabra tifn. Adems designa el soplo, el viento o laarrogancia. Quien siembra viento recoge tempestades, dice la sabidura popular. Lo

    que promete el espritu negador no sera otra cosa sino una tromba de fuego que sevuelve como un castigo preparado por la justicia divina contra quien intentaimponerla al universo.

    Se trata en efecto del abrazo purificador del que habla el apstol Pablo cuando, alevocar los ltimos das, dice que todos no morirn pero que todos sern cambiados yque, probadas las obras, el hombre ser salvado como a travs del fuego. Peromientras no le llegue la hora fijada a la Tierra el cicln gneo no podr extenderse yno har sino devorar a quienes, en su orgullo, lo hayan evocado. Firmes pues loscorazones! Los falsos profetas hablan de paz cuando habra que armarse para el

    combate y aterrorizan a los dbiles anunciando llamas que no quemarn ms que alos que las desencadenan. Basta de cometas deletreos, de meteoritos errantes, deestaciones espaciales locas hasta que el ngel no haya desenvainado la espada delJuicio. No est escrito que ninguno sabe el da, ni la hora, slo el Padre que est enlos cielos? Basta de traiciones al viejo Nostradamus. l mismo no impuso silencio alos orgullosos y a los necios. Si, como hemos escrito, conviene llegar a la horasuprema con sangre fra, nunca hemos recomendado asustar a los pueblos conpaparruchas ni fechar con una hora totalmente humana el Fin de los tiempos. Para elalquimista basta con que guste las primicias de ello cuando la trompeta resuene en sucrisol.

    1.- Les Demeures Philosophales, tomo I pag. 147 de la 3 edicin.

    2.- Ibdem p.115

    3.- Hemos quedado gratamente sorprendidos leyendo a Atorne, Le Laboratoire alchimique,Trdaniel, Pars 1981, por la incisiva claridad con la que gua a los nefitos, sin jams sobrepasarlos lmites de la prudencia.

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    Confusiones referentes al Sujeto de los Sabios

    En todo tiempo los alquimistas han operado solamente sobre la materia mineral. Enesto tenemos ms que una regla del arte. No porque la alquimia no pueda operarsobre otras materias, ya hemos visto que se aplica al gobierno de las sociedadeshumanas. Pero la inspiracin divina que cre a los primeros maestros del hermetismo,si les permiti disfrutar el conocimiento en toda inocencia, no ha levantado laprohibicin sobre el rbol de la vida. Algunos boticarios han sabido superar lasrecetas espagricas y sacar de las plantas remedios realmente quintaesenciales. Noconocemos sino a tres que, sobre el vegetal, hayan practicado segn los principios del

    arte de Hermes y dejado algunos tratados: Hidelgard von Binen, Paracelso y, en estesiglo, Armand Barboult. Si hubo ms, y sospechamos que los hubo entre los grandesmdicos rabes y judos tales como Geber o Ibn Kaldum, trabajaron en un secretoms absoluto que los filsofos qumicos y no legaron a la posteridad nada ms que lasrecetas de pequeos particulares tiles que no necesitaban una iniciacin msprofunda.

    Maestros semejantes son todava ms raros que los Adeptos del Arte metlico. Sireciben permiso para trabajar el vegetal es porque Dios dio primero los frutos y lashierbas como alimentos a los animales y al hombre y coloc a Adn en el jardn del

    Edn "para cultivarlo y guardarlo" como se dice en el Gnesis. Cuando Can intentvolver a empezar esta obra vegetal fuera del Edn no consigui sino ofrendas impurasy sus descendientes Jubal y Tubal Can tuvieron que limitarse al arte de la msica yde los metales. Sin embargo vemos que No planta la vid al salir del Arca y, con lainvencin del vino, se dedica a una labor ms cercana a la Alquimia que a la solaespagiria. Ningn hijo de Hermes fue nunca autorizado a practicar sobre el animal niincluso sobre secreciones de seres vivos: los mentruos, leche, orinas o lgrimas queencontramos en los textos alqumicos deben entenderse como expresionesmetafricas de las exudaciones minerales.

    Hasta el siglo XVIII la prohibicin se extenda incluso a la ciencia profana,ligeramente suavizada sin embargo puesto que le era lcito a los espagiristas y a lamayor parte de los artesanos usar cueros, orinas, huesos, grasas y, en contados casos,sangre de animales sacrificados para las necesidades del hombre -1-. No estabapermitido ir ms all del permiso, dado por Dios despus del Diluvio para asegurar lasubsistencia de una humanidad desprovista de sus recursos anteriores, de usar lasbestias para su alimentacin, trmino que hay que entender en el sentido denecesidades vitales. Los libertinos que se reclamaban "de las luces" tuvieron el mrito

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    de rechazar numerosas supersticiones y trabas acumuladas por los usos, la pereza o laincomprensin de las antiguas reglas. Tambin tuvieron la imprudencia de deshacersede los lmites que Dios pona ante los pasos del hombre y, entre ellos, la prohibicinde impulsar las investigaciones sobre los vivos ms all de las necesidades. Lasexperiencias de Galvani no servan ni a la medicina ni a la fsica naciente; en

    electricidad Volta fue ms til. Todava no eran sino actos aislados. Cuando a finesdel ltimo siglo vimos que los mdicos renegaban del juramento de Hipcrates para,so pretexto de investigacin, aplicar verdaderas torturas elctricas a los internos deasilos y prisiones, por no hablar de los animales vivos, comprendimos que la cienciaprofana se aproximaba al abismo. No se nos dio ninguna seal de que Dios hubieralevantado la prohibicin de tocar el rbol de la vida.

    Admitamos, al lmite extremo, que ms vale ensayar nuevos medicamentos sobre loscultivos virales in "vitro" que no de entrada en los hospitales; admitamos tambin quese prueben los remedios en ratas o monos. Tales sacrificios pueden justificarse por el

    alivio que debido a ello tendrn los enfermos. Pero cuando torturan conejos en lasfbricas de cosmticos o descerebran gatos para establecer los ritmos del sueo, yaconocidos en el hombre por mtodos ms suaves, la justificacin no es ms que unahipocresa. A quin harn creer que lacar el cabello de las mujeres es una necesidadvital? Cuando se implantan electrodos en el cerebro de animales y seres humanospara dirigir su comportamiento mediante la emisin de ondas hertzianas, hemosconfesar que la utilidad de esta esclavitud escapa a nuestra entendimiento.Autorizando a tratar al vivo a semejanza del mineral, los sabios se transformaninsensiblemente en verdugos. La prohibicin divina tena como primera finalidadimpedir estas abominaciones por las que el hombre, ms que ganar, pierde su

    curiosidad insaciable.Cada cual sabe que con la ingeniera gentica se franquea el ltimo lmite: comoprueba los angustiosos debates de legisladores y comits ticos. Los bilogosfabrican nuevos virus como los espagiristas hacan oro y se les podra aplicar elrefrn que pretendes que eso es ms fcil de hacerlo que de deshacerlo. Cmo se hanatrevido los mdicos a violar su juramento ms solemne, hasta el punto de buscararmas de exterminio antes que remedios al sufrimiento humano?

    Que no se nos diga que se trata de los ltimos sobresaltos del kali-yuga, de unanecesaria manifestacin de la degeneracin cclica! No. Esta transgresin va muchoms lejos que el desorden de una decadencia. Lo que vemos es una alquimia invertidaque se aproxima peligrosamente al pecado contra el espritu. Quienes asientes asemejantes abominaciones amontonan carbones en ascuas sobre su propia cabeza. Silogran conseguir de los pueblos, no la pasividad presente que no traduce sino laimpotencia de los mismos para deshacerse de un puado de demiurgos dementes,sino el asentimiento de su corazn, ser el fin del planeta. Entonces s, slo entonces,el diluvio de fuego caer, o algn astro errante destruir con un choque el nido deescorpiones que se habr vuelto la Tierra. Hubieran bastado diez justos para salvar a

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    Sodoma, y por justos Abrahm entenda no seres perfectos ni santos sino hombrescuyo corazn se negara a violar a los ngeles. Lot se comport como un campesinoastuto pero no haba perdido el respeto de s mismo ni de los dems y saba dondesituar los lmites puestos ante los hombres. En este sentido encontraramos paradetener la mano divina ms de diez justos.

    La ingeniera gentica no est sino en sus blasfematorios balbuceos pero, ya desdeahora, no se trata de un saber emprico. Sin embargo le falta el conocimiento esencialfuera del cual todo intento de obra alqumica se desviar fatalmente hacia la inversinsi el fracaso repetido no viene a ponerle trmino: la revelacin divina de la perfeccinque es preciso alcanzar. El hermetista que trata de realizar la Gran Obra sabe desde elmomento que enciende su primer fuego que busca la quintaesencia. Si no tuviera sinouna premonicin vaga de su naturaleza, se gua por los escritos de los antiguos y lasindicaciones de sus maestros. Hasta los archimistas de antao intentaban obtener oroy plata, arrancarlos de la mena de los cuerpos vulgares, sabiendo por rumores que

    eran los ms nobles de los metales. La prohibicin de trabajar sobre materia animaltiene como corolario la ignorancia en la que todos estamos de lo que significara laperfeccin de este reino, y del proyecto divino sobre ranas, saltamontes, gatos, perros,ballenas o jirafas.

    Los mitos sumerios o griegos y el midrash hebreo contienen advertencias al respecto,que no pueden ser ms claras, sobre lo que hay que esperar de un trabajodesconsiderado sobre el viviente. Tiamat, o Lilith simbolizan la materia matrix delos orgenes. Cuando sale de su reposo tras el fin de su tiempo, por accidente o porrevuelta, no engendra sino monstruos vidos de vida humana como hidras, gorgonas,

    vampiros o quimeras. Entre los sumerios haca falta que se reunieran los dioses paraacabar con ello. Los griegos dejaban el trabajo de matar monstruos a los hroes,nacidos de la unin de un dios y una mortal. No se podra afirmar mejor que lasfuerzas humanas no bastan para deshacer las producciones anrquicas de la matrixvit imprudentemente liberadas. Dejemos que se extiendan las plantas transgnicas.Si sus efectos se revelaran mortales cmo asegurarnos, incluso arrancando todas lasplantas conocidas, que ningn polen no transmitir los genes supernumerarios aalguna variedad salvaje, o que ninguna abeja no las libar?. La hidra de Lerma almenos hacia crecer todas sus cabezas del mismo cuerpo.

    La vida es un todo, cosa que han vuelto a descubrir los ecologistas (no hablamos delos movimientos polticos sino de los sabios que estudian la imbricacin de los reinosy los ciclos naturales de transformacin). Los genes introducidos en el maz paraalejar de l los insectos "parasitarios" tienen como primera consecuencia incitar adichos parsitos a modificar sus propios genes para continuar alimentndose. De unoen otro, de respuesta en respuesta, a qu mundo llegaremos? Nadie sabra predecirloy nadie puede anticipar las mutaciones correctoras que exigir la continuacin delOrden divino, hombre incluido. Cundo se entender que el rbol de la vida fueerigido para protegernos y no por un capricho tirnico?

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    Nuestros propsitos no son los de los "tradicionalistas" petrificados para quienes lasabidura consiste en volver a los modos de vida o pensamiento y a las tcnicasconocidas por sus abuelos. Pensando as habra que cobijarse en tiendas de pieles yfabricar cuchillo de slex! El esfuerzo desplegado para construir civilizaciones,aumentar los conocimientos y las tcnicas, ms bien debe arrancarnos gritos de

    admiracin. Tanta ingeniosidad, tanto valor y trabajo paciente no son vanidad y yahemos expresado en otros sitios cuanta estima nos merecen los sabios profanos. Laprohibicin de la que hablamos no significa que Dios prefiera a los ignaros: si nohubiera querido sino un animal suplicante habra puesto tanta curiosidad en elhombre? Nuestros primeros padres recibieron el dominio de todos los reinosinferiores y, por lo tanto, licencia para descubrir las leyes que rigen el cosmos y queel Creador instituy mediante "nmero, peso y medida". La misma complejidad de laurdidumbre ecolgica no debe desanimar de su estudio.

    El problema de la prohibicin y su transgresin es ms sutil que una simple barrera

    moral. Preguntado por los saduceos sobre la resurreccin mediante una casusticaengaosa respecto al matrimonio, Cristo responde con una frase a la que conviene dartodo su alcance: el hombre, dice, se volver el igual de los ngeles. Le incumberealizar para s y por la naturaleza un trabajo anglico cuya alquimia no ninguna otracosa sino su anticipacin o germen. Una obra semejante no puede hacerse a ciegas.No slo nada puede hacerse sin conocer el fin y el del viviente, repitmoslo, todavano ha sido revelado, sino que, por aadidura, hay que afrontar el peligro de laquintaesencia impura. La experiencia adquirida en el trabajo sobre los metales nos haconvencido de la dificultad de esta ltima purificacin; tocar a la vida exige mspureza todava, ms de la que el hombre actual puede soportar sin perecer.

    Este es el sentido de la prohibicin y de la presencia del kherub de espada flamgeradelante del rbol de la Vida. El hombre no puede franquear su barrera de llamas sinoen la medida en que vuelva a encontrar la estatura anglica que fue la suya en elParaso. Pero esta limitacin temporal, fruto de la cada y del oscurecimiento delalma, no est inscrita en parte alguna del hombre ni del universo tangible; Dios no haquitado de nuestra naturaleza la promesa del arte real sobre todos los reinos. Laprohibicin espejea ante el hombre como un horizonte infinito ms bien que como lamuralla de una fortaleza en la que estuviera encerrado; por lo tanto nadie puededeterminar claramente donde se encuentra el lmite, al igual que un nio que tampocopuede encontrar el tesoro al pie del arco iris. Sin embargo un paso de ms y la espadase abatir. La razn, la prudencia, el respeto a la naturaleza y a la vida cuyo laboreo,pastoreo y servicio son la primera vocacin del hombre, resultan la gua ms seguraen estos parajes, con la certeza de que Dios no nos permitir volver a entrar en elconcierto anglico antes de que la ltima purificacin no nos haya hecho dignos deello. Salvo quizs permitir por un tiempo a los sedientos de transgresin la ilusoriafamiliaridad de los altos ngeles de las tinieblas.

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    En este punto Cristo evoca la parbola de las Bodas. Para examinar la suerte delhombre rechazado de la sala del banquete, consideremos los invitados recalcitrantes yla invitacin a todos los lisiados, mendigos y salteadores, que al menos nos dejaninguna ilusin sobre nuestro valor. En los pases de Oriente, y muy especialmente enJudea es el novio quien viste a sus invitados con un hbito nupcial cuando entran en

    la casa, una tnica ligera y blanca, tejida con hilos de oro o plata, que cubre losvestidos ordinarios o los sustituye para que ninguno de los convidados pasevergenza si es pobre o para que no intente llamar la atencin con ropas ostentosas.Por lo tanto aqul a quien el Rey sorprende sin esta tnica de luz es que se ha negadoa llevarla cuando le fue ofrecida. Pero qu es el vestido de luz sino el signo de lapurificacin? Nos las habemos con un ladrn que trata de disfrutar de las capacidadesanglicas, vueltas a dar al hombre, sin consentir en pasar por la purificacin, es decirpor el fuego del kherub, y que, por lo tanto, rehsa practicar la inocencia. Siconsiguiera evitar la llama del Guardin y volver a entrar rompiendo muros o llaves,su suerte sera peor que la condicin mezclada del hombre actual: ser atado, es decir,

    que en l, en su naturaleza, sern inhibidas las capacidades anglicas potenciales, yser arrojado a las tinieblas exteriores, por lo tanto privado de toda revelacinesotrica. Nada nos asegura que tal estado deba ser definitivo, pero antes de volver aencontrar la integridad de su humanidad, deber probar indudablemente que aceptasometer su corazn y su voluntad al fuego del ngel.

    1.- Slo los tintureros de Israel podan, sin atraer sobre su cabeza la clera celeste, blanquear lalana en la sangre del cordero; pero en este caso se trataba de una prctica proftica.

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    La Tabla de Esmeralda

    Desde que el presidente Truman mand lanzar sobre Hiroshima la primera bomba A,intil desde el punto de vista estratgico puesto que el Japn, exange, se preparabapara rendirse, rendicin que no se adelant sino unos das, adquirimos la certidumbreque un grupo de hombres persegua secretamente un fin ms exigente que terminar laguerra. El Sr. Truman y sus consejeros no slo queran probar su proyecto mortal encondiciones reales sino asegurar al gobierno americano una supremaca sinparticipacin y probarlo a los ojos del mundo. No comprendimos el alcance exacto desu proyecto que poda pasar entonces por la ambicin de una nueva Roma en el

    imperio occidental. A lo largo de los decenios siguientes todo el plan se volvi claroa nuestros ojos pues se inspiraba estrechamente en el ms corto y esencial de losescritos alqumicos, la Tabla de Esmeralda.

    Releamos por lo tanto este texto mayor para comentar las adaptaciones hechas en ellacon el fin de gobernar orientadamente a las sociedades y para el desarrollo de lasciencias.

    Es verdad, sin mentira, cierto y muy verdadero:Lo que est abajo es como lo que est arriba y lo que est arriba es como lo que est

    abajo; por estas cosas se hacen los milagros de una sola cosa. Y como todas lascosas son y provienen de UO, por la mediacin de UO, as todas las cosas son y

    provienen de esta cosa nica, por adaptacin.

    La unidad, sustrato de toda cosa, fue presentida desde la antigedad por los filsofoshindes y griegos como lo atestiguan los Upanishad y el Poema de Parmnides. Elsentido profundo de estos textos ha sido desarrollado en numerosos comentarios y noinsistiremos en ello. Los fsicos que conocimos antes de la guerra le daban el nombrede campo unitario y desesperaban encontrarlo mediante sus clculos y comprendersus efectos. Por nuestra parte ni alentamos ni desalentamos sus esfuerzos en este

    sentido. Varios de estos sabios, conscientes de las amenazas que hacan pesar sobre elmundo las convulsiones de Alemania y la cristalizacin de fuerzas oscuras, soabanentonces en uniformar las sociedades humanas en una misma civilizacin pacficaque fuera como el reflejo del campo unitario de la materia. Eran, ya lo hemos dicho,nios deslumbrados por la luz del Umbral, ignorantes de los peligros y desbordantesde entusiasmo. Se preparaban, como en los cuentos de hadas, a vencer al lobo paravivir felices el resto de sus das. Cmo concibieron tantas ilusiones sobre lo quefermentaba desde decenios en las sociedades iniciticas occidentales con las que

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    algunos de ellos se haban sin embargo relacionado? Cmo pudieron entregarse a losjefes militares y polticos americanos, no atados de pies y manos sino corriendo yretozando como nios tras el flautista? Los primeros trabajos en los que se los empleversaban sobre el campo unitario. Como habamos previsto fueron vanos. Las rarasconfidencias del Sr. Rosen, asistente del profesor Einstein, confidencias que nos han

    sido contadas, daban cuenta del abandono de las investigaciones a causa de terriblesaccidentes de los que no comprendan nada y que sus ecuaciones no haba permitidoprever. Los suministradores de fondos, almirantes de la Navy o directores de agenciascreadas ex profeso y dependientes del Secretariado de Defensa, exigieron secreto yaislaron a todos los testigos. Sin embargo, si el campo fsico resista a todos susesfuerzos, la idea de la unificacin de los hombres se abra paso y los accionistas dela industria hacan sus clculos, seducidos menos por la esperanza de que se acabaranlas guerras que por la perspectiva de un imperio mundial invisible al servicio deAmrica.

    Fue entonces cuando algunas mentes febriles se dieron cuenta de la similitud entrelas preocupaciones de los sabios y los primeros versculos de la Tabla de Hermes, oya acariciaban la ambicin de remodelar el mundo "reconciliando" tradicin ymodernidad que la mayor parte de los epgonos del esoterismo se dedicaban a separarcuando no a oponer? No tenemos respuesta a esta pregunta. El esoterismo occidentalapareca desde finales del otro siglo como un campo cerrado en el que se enfrentabanvoluntades y proyectos que de tradicional no tenan sino la apariencia y de los que elnazismo ofreca el ms lamentable de los espectculos. fusticas locuras! Al menoshasta entonces estas quimeras bullan en vasos cerrados, en las trastiendas de libreraspolvorientas o en los salones privados de rentistas muertos de aburrimiento. Pero la

    aventura nazi dio a muchos de que el poder estaba al alcance de la mano de losaudaces. La sinarqua del Sr. Alveydre, que en sus orgenes no era sino una plidaimitacin de la sociedad medieval, tomaba el sentido de una dictadura oculta de"superiores desconocidos" y todo soplador insignificante, por poco que se hubierarozado con los ritos mgicos de moda, se senta el alma de un Cagliostro.

    El Sol es su padre...

    En 1943, tras los fracasos parciales sobre los trabajos del campo unitario, el intersrefluy hacia las energas intra-atmicas. A decir verdad ya haban visto la luz, almenos sobre el papel, varios ensayos de "pilas" y todo lo que retena a los sabios paraintentar liberar la energa de Path era el temor a la reaccin en cadena. La carta delSr. Einstein al presidente Roosvelt sirvi de pretexto. Hablad de huesos a los perros,de bombas a los militares y los veris gruir de gusto!. La continuacin es conocidade todos. El Sr. Oppenheimer, citando ante el fogonazo los versos del Mahabharata -1- -"Si de repente apareciera en el cielo el resplandor de mil soles, su brillo no harasino aproximarse a la gloria de este espectculo"- confirmaba a los ojos de losaprendices demiurgos la exactitud de la Tabla de Esmeralda. Faltaba todava que estesol concebido por las manos del hombre apareciese al mundo en el esplendor de sus

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    nubes; nuestros rufianes saban su Biblia y su salmo 18: "De sus narices sala humo yde su boca un fuego devorador... Delante suyo, nubes de las que salan relmpagos,granizos y carbones de fuego..." As el presidente Truman orden bombardearHiroshima y Nagasaki para que se viera que los rayos y la potencia de los astros yano pertenecan al Zeus olm