finalrelatos de vida de palenqueras en organizaciones[1]

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Publicado en: María Mercedes Jaramillo y Lucía Ortíz. HIJAS DEL MUNTU, biografías críticas de mujeres afrodescendientes de América Latina. Edit. Panamericana, Bogotá, Colombia, noviembre de 2011, pp.229-244. 1 Relatos de vida de mujeres palenqueras en organizaciones del Caribe colombiano DORIS LAMUS CANAVATE San Basilio de Palenque es un corregimiento del Municipio de Mahantes, Departamento de Bolívar, cuya capital es la ciudad de Cartagena de Indias, en la costa Caribe colombiana. A unos 50 kilómetros de la capital, San Basilio es un poblado que simboliza la resistencia que sus antepasados opusieron a la violencia colonial y a la esclavitud a que fueron sometidos. Representa también hoy la resistencia a las condiciones de pobreza, exclusión y marginalidad en que continúan viviendo como consecuencia de aquella historia. Pese a todos los embates de la vida, el Palenque de San Basilio es una comunidad de cerca de 3.000 personas con residencia permanente, que pueden llegar a unos 10.000 habitantes, cuando se trata de las festividades patronales o las vacaciones de fin de año, época ésta en que la familia palenquera regresa a casa. El poblado de San Basilio permanece como congelado en el tiempo. Las mismas calles polvorientas de hace siglos, las mismas casas modestas con sus techos de paja, algunas; otras que décadas atrás fueron hermosas, hoy se encuentran en franco deterioro por el tiempo y el abandono. Una amplia plaza bajo los árboles y en un costado una escultura de Benkos Biohó, el mítico rebelde que luchó por la libertad de su pueblo (Arrázola). Allí cerca, en el marco de la plaza, una pequeña y antigua capilla de paredes blancas. Unas cuantas cuadras divididas en “el barrio arriba” y “el barrio abajo” conforman el

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Este artículo forma parte de una compilación de historias de vida de mujeres afrodescendientes de las Américas. Cierra la parte correspondiente a Colombia y recoge la experiencia de las mujeres de San Basilio de Palenque, población cercana a Cartagena, Colombia. En Las hijas del Muntu, biografia crítica de mujeres afrodescendientes de las Américas, Compilado y editado Maria Jaramillo y Lucía Ortíz, publicado Por Panamericana en en 2011, Colombia.

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Publicado en: María Mercedes Jaramillo y Lucía Ortíz.

HIJAS DEL MUNTU, biografías críticas de mujeres afrodescendientes de América Latina. Edit. Panamericana, Bogotá, Colombia, noviembre de 2011, pp.229-244.

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Relatos de vida de mujeres palenqueras en organizaciones del Caribe colombiano

DORIS LAMUS CANAVATE

San Basilio de Palenque es un corregimiento del Municipio de Mahantes, Departamento

de Bolívar, cuya capital es la ciudad de Cartagena de Indias, en la costa Caribe

colombiana. A unos 50 kilómetros de la capital, San Basilio es un poblado que

simboliza la resistencia que sus antepasados opusieron a la violencia colonial y a la

esclavitud a que fueron sometidos. Representa también hoy la resistencia a las

condiciones de pobreza, exclusión y marginalidad en que continúan viviendo como

consecuencia de aquella historia. Pese a todos los embates de la vida, el Palenque de

San Basilio es una comunidad de cerca de 3.000 personas con residencia permanente,

que pueden llegar a unos 10.000 habitantes, cuando se trata de las festividades

patronales o las vacaciones de fin de año, época ésta en que la familia palenquera

regresa a casa.

El poblado de San Basilio permanece como congelado en el tiempo. Las mismas calles

polvorientas de hace siglos, las mismas casas modestas con sus techos de paja, algunas;

otras que décadas atrás fueron hermosas, hoy se encuentran en franco deterioro por el

tiempo y el abandono. Una amplia plaza bajo los árboles y en un costado una escultura

de Benkos Biohó, el mítico rebelde que luchó por la libertad de su pueblo (Arrázola).

Allí cerca, en el marco de la plaza, una pequeña y antigua capilla de paredes blancas.

Unas cuantas cuadras divididas en “el barrio arriba” y “el barrio abajo” conforman el

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poblado1, circundado por dos arroyos –uno a cada costado– delimitan el lugar. La

misma precariedad y marginalidad en que han vivido por siglos ha permitido que

importantes elemento de su cultura ancestral se conserven, pero la tradición oral

fácilmente puede desaparecer. Por ello, desde hace unas tres décadas, los hijos e hijas

del Palenque que han logrado educarse, sin olvidar sus orígenes, han hecho enormes

esfuerzos no sólo por recuperar sino por fortalecer la riqueza cultural que les ha valido

el reconocimiento de San Basilio de Palenque como “Obra Maestra del Patrimonio

Intangible de la Humanidad”, por la Unesco en 2005. Parte de este esfuerzo ha estado

orientado a la recuperación de una de las lenguas criollas que existen en Colombia. Y el

mecanismo fundamental para su preservación y revitalización ha sido la etnoeducación.

Los agentes directos de este trabajo, los educadores, en su mayoría mujeres, con un

profundo compromiso con su historia, su lengua, sus costumbres y prácticas sociales y

culturales. Volveré sobre estos asuntos más adelante.

If Capilla e imagen de Benkos Biohó en la plaza de San Basilio

Es en el puerto de Cartagena de Indias donde se inicia la historia del cimarronaje y de

los palenques en esta región del Caribe colombiano. Cimarrón era el africano que huía

de sus captores y se escondía en el monte. Cuentan que los africanos, tanto hombres

1Alcaldía de Mahates. Web. feb. 18. 2010. http://mahates-bolivar.gov.co/apc-aa-

files/36643130326533343562336633303566/sbasilio_poblacion.jpg

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como mujeres, en cuanto llegaban a Cartagena, o a otros puertos, iniciaban la huída y,

muy pronto también, la formación de palenques, lugares fortificados en los cuales

vivían, se protegían y que, con el tiempo, dieron origen a una forma de vida en libertad

desde el siglo XVI, siempre perseguidos por las autoridades locales con el propósito de

someterlos. Por ello, serán los palenques lugares de resistencia y de lucha por la

conservación de la vida, la libertad y lo que podía sobrevivir de sus prácticas culturales

de África. De este modo, los palenques constituyeron el punto de partida para la

creación de una organización social de nuevo tipo que, además de extenderse por la

región, dejó un legado cultural importante que sobrevive hasta hoy. Esta historia de

rebeldía se recrea en el actual Palenque de San Basilio, una comunidad descendiente de

los cimarrones del siglo XVII.

Lengua ri palenge y proyecto etnoeducativo

En San Basilio de Palenque sobrevive una de las dos lenguas criollas existentes en la

actualidad en Colombia: el criollo palenquero. La otra es el criollo que se habla en las

islas de San Andrés y Providencia, producto de la colonización inglesa. En la década de

los años 80 algunos investigadores (Friedmann y Patiño), había presagiado la

desaparición de la lengua palenquera, si no se tomaban medidas urgentes al respecto.

Para esa misma época en Cartagena, en el barrio Nariño, lugar de asentamiento de

personas provenientes de Palenque, surgió una iniciativa que consistió en un programa

de alfabetización a cargo de jóvenes palenqueros, hombres y mujeres, entre 16 y 18

años que cursaban el bachillerato, como parte de los requisitos académicos para su

grado. Estos jóvenes, además de desarrollar su tarea educativa, “fueron partícipes de un

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proceso de interacción con la comunidad negra del barrio Nariño que les permitió

observar su propia realidad desde otra perspectiva…” (Cassiani 20). “En la

alfabetización empezaron a trabajar la lengua, la situación cultural. Los mismos rituales

religiosos. Lo que significaba la lengua para ellos. Las danzas, los bailes. Para las

vacaciones se iban a Palenque y hacían una serie de actividades que tenían que ver con

el patrimonio cultural”. (Cunin 230).

Una respuesta activa y comprometida surgió de la propia comunidad y con ella los

procesos de etnoeducación que, con posterioridad, se institucionalizarían como política

de Estado (Bodnar, y Rojas y Castillo). Se propusieron no sólo la recuperación de la

lengua palenquera, sino la reestructuración de la educación y la reconstrucción de la

historia general y local, así como el fortalecimiento de las propias relaciones internas de

la comunidad y su interacción con su entorno social (Hernández, et alt).

Una de aquellas jóvenes que se iniciara con la alfabetización en el reconocimiento de su

“propia realidad”, es Teresa Cassiani2, quien fuera Rectora del Instituto Técnico

Agropecuario “Benkos Biohó”, institución en la cual dirigió en 1992 el primer proyecto

etnoeducativo basado en la tradición e historia de Palenque y la memoria colectiva de

los abuelos palenqueros. Junto con Dorina Hernández Palomino, y otros educadores,

presentaron el proyecto “La etnoceducación como camino de salvaguarda del

patrimonio cultural palenquero” (Hernández), ganador del Premio en Gestión Cultural

2006 del Ministerio de Cultura. El proyecto proponía fortalecer y desarrollar la

identidad cultural, histórica y social de la comunidad de Palenque de San Basilio a

partir del respeto y el reconocimiento de la diversidad cultural del país. También

2 También fue la primera docente de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos de la región Caribe. Hoy es

líder de una organización de mujeres afrodescendientes llamado “Graciela Cha Inés”. Vuelvo sobre ello

más adelante.

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fortalecer la memoria colectiva y el sentido de pertenencia al territorio, así como la

interculturalidad y la comprensión de todas las culturas (Hernández 9-10). En resumen,

reconstruir y fortalecer la historia, la cultura, la lengua, la organización social, las

prácticas medicinales, rituales de vida y muerte, la música, la danza, junto con las

estrategias pedagógicas requeridas para incorporar toda esta riqueza cultural en la

formación de las nuevas generaciones de Palenque. Con la etnoeducación la comunidad

ha desarrollado un proyecto de vida a partir de elementos propios.

Sobre la implementación del proyecto etnoeducativo, quise averiguar directamente en

el Instituto “Benkos Biohó” de San Basilio qué había pasado a lo largo de estos años. La

respuesta la obtuve de Moraima Simarra Hernández3, quien nos recibe en un salón de

clases del “Benkos Biohó” y nos saluda en lengua palenquera. Cuenta Moraima que en

1993 lograron desarrollar el proyecto institucional etnoeducativo hasta quinto de

primaria. A partir de 2007 se continuó con sexto y hasta undécimo, es decir, la

secundaria completa. Sobre la organización del currículo, comenta:

Aquí se ve únicamente historia afroamericana. Está en proyecto la

etnomatemática; ya no va a ser castellano sino arte…, allí entra lo artístico, la

lengua, la educación física; en cosmovisión y religiosidad entra sociales, historia

afro y religiosidad palenquera. Vemos la lengua palenquera desde preescolar

hasta undécimo.

3 Entrevista con Moraima Simarra Hernández, docente etonoeducativa del Instituto Técnico Agropecuario

“Benkos Biohó” de San Basilio. Trabaja con niños y niñas de cuarto grado de primaria. Es Licenciada en

Ciencias Naturales y Educación Ambiental. Hace parte del Consejo Comunitario Macancamaná, la

máxima autoridad de Palenque, es la consejera de vivienda; es instructora de danzas en las Escuela de

Danzas y Músicas Tradicionales Batata, se ocupa de las coreografías. Pertenece a la organización de

mujeres afrodescendientes “Graciela Cha Inés”, y participa también en Asopraduse, asociación que

incluye, además de los campesinos, a las productoras de dulces tradicionales del Palenque. 11 de agosto

de 2009.

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…la tarea de la etnoeducación es mantener las raíces, la cultura palenquera,

porque siempre para conocer lo de afuera debe conocer lo suyo y Palenque,

teniendo una lengua propia, no podemos enseñar solamente castellano e inglés

(…), con la globalización se estaba perdiendo un poco [la lengua palenquera],

pero gracias a que nosotros nos pusimos al frente con el proceso de comunidades

negras, se está recuperando…

El proceso al cual alude Moraima Simarra, el de “comunidades negras”, fue una amplia

e importante movilización que tuvo lugar en Colombia en los procesos previos y

posteriores al cambio constitucional de 1991. Los debates que llevaron a la definición

de la nación colombiana como multiétnica y pluricultural propiciaron la multiplicación

de espacios de reflexión entre aquellos “grupos étnicos” existentes en el país y que

habían sido “incorporados”, en un proyecto de nación homogénea, con una sola lengua

y una sola religión, lo cual produjo a lo largo de los tiempos, un efecto borramiento de

las diferencias culturales y de los valores que aquellos “otros” portaban históricamente,

así como de sus conocimientos y prácticas, instaurando lo que algunos autores han

denominado “democracia racial” (Rodríguez). La Constitución Nacional de 1991, la

reglamentación de su artículo transitorio 55 y la ley 70 de 1993 (conocida como Ley de

Comunidades Negras), constituyen el marco normativo de la movilización y

organización nacional denominada “Proceso de Comunidades Negras” que forma parte

activa hoy del amplio movimiento afrocolombiano.

Un elemento, este sí, absolutamente exógeno que ha ingresado (¿colonizado?) junto con

la revaloración de „lo propio‟, de las tradiciones del palenque, y con relativa

importancia y visibilidad, al menos en los discursos de las mujeres en organizaciones y

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de las maestras, es el asunto de la igualdad de género. Al respecto, dicen las propias

mujeres, existe el reconocimiento al dominio masculino en la vida cotidiana y en los

escasos espacios públicos, pero las cosas empiezan a cambiar, señalan ellas.

En San Basilio [como en el resto de la región Caribe y en Colombia], “existe el

machismo, pero aquí lo tratamos las mujeres que estamos al frente de lo de género”. A

juicio de Moraima Simarra, un buen indicador del cambio es que los hombres, sus

compañeros, utilizan en su discurso las expresiones “nosotros y nosotras”; es decir,

“manejamos el discurso de la igualdad, la igualdad de género”. Y, con respecto al

currículo, puntualiza: “En el currículo, lo de género, lo estamos trabajando, lo

generalizamos en la reestructuración del proyecto educativo institucional”. Las maestras

de San Basilio están haciendo lo que en el contexto de la formulación de políticas

públicas se denomina “transversalizar el género”4. Es decir, el Instituto “Benkos Biohó”

de Palenque lleva algunos pasos adelante con respecto a la formación de los niños y

niñas con una visión de igualdad de género frente a la mayoría de las instituciones de

educación de este país y, además, “desde lo afro”.

Por otro lado, así como desde las instituciones educativas se fortalecieron los procesos

de identidad y valoración del patrimonio palenquero y, en general, afrodescendiente,

4 El debate acerca de la relación sexo/género, de las implicaciones de asignar al sexo biológico unas

determinaciones inscritas en la naturaleza y en la fisiología humana vs. la cultura, dieron lugar a la

elaboración de lo que desde los años 70, en Norteamérica, se va a desarrollar como la categoría género

(gender). Gayle Rubin (1975), introdujo la categoría sexo-género en la teoría y el debate feminista. Joan

Scott (1990), usa el género como una categoría analítica; sostiene, que “el género es un elemento

constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos” y “una forma

primaria de relaciones significantes de poder”. Desde los tempranos años 80, organismos de Naciones

Unidas han promovido un proceso de institucionalización del discurso y la estrategia “de género”, el

cual se ha ido instalando con el concurso de las organizaciones locales (latinoamericanas) de mujeres y

feministas, en los planes de igualdad de oportunidades nacionales y locales y en muchos otros espacios

estratégicos para su inserción y desarrollo, con el ánimos de combatir el sexismo y el androcentrismo

reinante en tales instancias de poder y en la cultura en general. El debate es, sin embargo, mucho más

amplio y complejo, pero no es este el lugar para extendernos en su análisis.

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organizaciones sociales y personas oriundas del lugar o descendientes de palenqueros,

desde diversos frentes, trabajan para preservar la lengua. Rutzely Simarra, integrante de

la Asociación de Mujeres Afrodescendientes del Caribe “Graciela Cha Inés”, participa

en un grupo de investigación llamado Montú, cuyo propósito es el de contribuir en la

recuperación de la lengua. Fruto de ello es el Léxico de la lengua palenquera,

publicado en 2008 (Simarra et alt.), con la participación de educadores, estudiantes,

padres de familia de la Institución Educativa “Benkos Biohó”, e instituciones como la

Secretaría de Educación y Cultura del Departamento de Bolívar y el Ministerio de

Cultura, así como especialistas en lingüística, como Rutsely Simarra, han logrado

desarrollar un léxico que contiene más de setecientos vocablos de la lengua palenquera,

el cual se constituye en una importante herramienta para la revitalización del legado de

tradición oral de Palenque.

Así, con el diseño y la implementación de un currículo escolar basado en la enseñanza

de la historia, la lengua y la cultura palenquera que ya cumple 17 año, la formación de

maestros y maestras etnoeducadores, el trabajo de investigación participativa y

comunitaria y el re-descubrimiento de una inmensa riqueza cultural, niños, niñas y

jóvenes han empezado a valorar positivamente aquello de lo que habían llegado a

avergonzarse: su lengua, la que hoy aprenden junto con el español y el inglés.

Alegría, alegría: sabores de Palenque

Hace cerca de 15 años, caminando por la Avenida Amazonas de la ciudad de Quito, me

encontré con un cuadro casi surrealista en aquel momento y lugar. En la fría ciudad, en

sentido contrario al mío venía una robusta mujer de piel negra con una generosa

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´ponchera´ en la cabeza y su atuendo habitual, cual si se encontrara a la orilla del mar en

Cartagena. Era una mujer de Palenque vendiendo sus dulces en aquella distante y ajena

tierra. Con el tiempo, las fuimos encontrando en las calles de Caracas, en las ciudades

del interior de Colombia, tal como en nuestra infancia las vimos en las de Barranquilla.

En la puerta de la casa todas las tardes, esperábamos oír sus voces graves anunciando:

“alegría, alegría, con coco y anís”.

Hoy en Cartagena son un ícono frecuentemente utilizado en campañas publicitarias5

institucionales para promocionar la imagen de la ciudad y del país en el exterior. Pero,

en la vida real, la producción y venta de dulces, como toda actividad informal, es hoy

complicada, competida, poco rentable y hasta perseguida por las autoridades. Cada vez

resulta más controlada y regulada por la policía, sobre todo en Cartagena, por tratarse de

una ciudad eminentemente turística, pretendiendo velar por la seguridad y el orden

público en las playas.

Campaña „Colombia es pasión‟. Los atuendos son aquí, “estilizados”con

propósitos publicitarios.

Todo ello hace que las palenqueras se vean obligadas a ir cada vez más lejos con sus

platones de dulces sostenidos en su cabeza. Organizan entonces su periplo, una especie

de ciclo de tres y más meses durante los cuales un grupo sale de San Basilio hacia

5 El titular de El Tiempo, en los 50 años de BID, en Medellín, dice: “Con movimientos de cadera, las

palenqueras de San Basilio llevan frutas a los visitantes del BID”. 29 mar. 2009. Web. 10 jul. 2010.

<http://www.eltiempo.com/bid/con-movimientos-de-cadera-las-palenqueras-de-san-basilio-llevan-frutas-

a-los-visitantes-del-bid_4911148-1>

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distintas ciudades del país (o hacia las fronteras al norte y al sur de Colombia). Al cabo

de ese tiempo regresan unas y salen otras, cuando no se quedan definitivamente en estas

ciudades, lo cual ocurre con alguna frecuencia. Para su estancia y trabajo, alquilan una

modesta vivienda en el lugar.

Por ello, siempre han tenido el sueño, el proyecto, de producir y no tener que dejar a los

hijos e hijas, “sin control” en la casa. Con este propósito han creado una organización

(junto con los productores rurales y los servicios de etnoturismo), Asopraduse, con la

cual aspiran a resolver este dilema.

Ana Benilda Cáceres Obeso6 es una mujer palenquera y participa del proyecto de

Asopraduse. “Hago cocadas, alegrías, enyucados, dulces sueltos, que son muy

famosos”. Y los hace desde que tenía 12 años. “Aprendí viendo a mi mamá”. Tiene tres

hijos, “el mayor tiene 20, el segundo 14 y la niña 9 años. El papá se fue a Caracas y no

vino más”. Ana Benilda distribuye sus dulces “en varias ciudades: Caracas, Montería,

Cartagena, Garzón (Huila), Sincelejo, en donde uno vea el núcleo de venta”.

A Caracas se fue Ana Benilda la primera vez,

…sin papeles; entré por la frontera de Maicao, pusieron mucho problema pero

como las cocadas producen una emoción en todas partes donde uno las muestra,

entonces hay policías que ponen problema pero hay otros que no. Iba con dos

compañeras más, con sus cocadas, con platón y todo. Llevamos poquitas hechas

pero allá mismo las fabricamos y salimos a promocionarlas. Nos va bien pero

6 ENTREVISTA realizada en Agosto de 2009, en San Basilio de Palenque.

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todo se queda acá, no hay cómo presionar a los hijos para que vayan a la escuela

y esa es la idea de Asopraduse, no tener que salir de acá. Otras compañeras van a

Cúcuta, a Bucaramanga, a Ecuador.

Folleto publicitario de Asopraduse. La imagen de la vendedora de dulces es auténtica, ni

folclorizada, ni “estilizada”.

El lugar de las mujeres en el movimiento afrocaribe

Los procesos constitucionales a que hice referencia con anterioridad han coadyuvado

para que las comunidades negras de Colombia avancen no sólo en la recuperación de su

cultura y sus tradiciones, sino también en el desarrollo organizativo, cultural, social y

político de estas comunidades. El conjunto de las organizaciones del movimiento han

sido tradicionalmente dirigidas y lideradas por varones. Sin embargo, en décadas

recientes se ha producido una suerte de “implosión” (Flórez) en el movimiento amplio

afrocolombiano y en diversas organizaciones en las cuales las mujeres han ido tomando

lugar destacado. Muchas de ellas han creado espacios propios, sólo de mujeres, en los

cuales definen orientaciones relacionadas con su identidad afrocolombiana o negra y de

género, con una particularidad; contrariamente a lo que la mayoría de las organizaciones

feministas y de mujeres entienden por “el trabajo de género”, las afrocolombianas se

inclinan por una intervención también con los hombres, pues creen que ellos tienen una

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responsabilidad importante en la tarea de construir relaciones de igualdad con las

mujeres.

Además, estas organizaciones participan de las demandas del movimiento

afrocolombiano regional y del movimiento social de mujeres de la costa Caribe (Lamus,

Negras). Defienden así sus derechos y los de muchas otras mujeres que requieren de

formación, capacitación y asesoría en diversos campos. En muy buena medida, los

logros alcanzados por las comunidades palenqueras y afrocolombianas de la región

Caribe colombiana se deben a la participación comprometida de organizaciones

constituidas por mujeres con tales propósitos. Mujeres como la maestra Moraima

Simarra, la ex-Rectora del Instituto “Benkos Biohó”, Teresa Cassiani, o algunas de las

creadoras del Léxico de la lengua palenquera, como Rutsely Simarra, forman parte de

diversas organizaciones que trabajan por el bienestar de su comunidad, sus derechos y

su cultura.

En esta perspectiva se creó en 1992 la Asociación de mujeres afrodescendientes del

Caribe “Graciela Cha Inés”7, radicada en Cartagena y con influencia en la región Caribe

que, dentro del movimiento nacional afrocolombiano, se identifica con el Proceso de

Comunidades Negras (PCN)8, al tiempo que forma parte de otros grupos y

organizaciones de la ciudad y mantiene activas relaciones con el movimiento feminista

7 ENTREVISTA realizada en la sede del PCN, el 6 de agosto de 2009, a Jacqueline Cervantes Obeso,

Rutzely Simarra Obeso, Tatiana Pérez Casiani, Ana María Casiani y Teresa Cassiani. 8 El Proceso de Comunidades Negras del Pacífico Sur (1993), está organizado en palenques regionales, un

comité coordinador y equipos técnicos en el orden nacional y, ocasionalmente, en el regional. Los

palenques como forma organizativa de hoy son espacios de discusión, toma de decisiones y evaluación de

políticas, establecidos en regiones con un alto índice de población negra. Consultar en:

http://www.renacientes.org/

En el trabajo inicial recogimos parte de la historia del Proceso de Comunidades Negras en el contexto de

la Constitución de 1991. Consultar este artículo en:

http://caribdis.unab.edu.co/pls/portal/docs/PAGE/REFLEXIONPOLITICA/6LUGARPOLITICODELAS

MUJERES.PDF

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y de mujeres de la región Caribe. Como explica Jacqueline Cervantes, una de sus

integrantes:

Nos reunimos bajo las directrices del PCN a nivel nacional y bajo los principios

de libertad, identidad y derecho a un territorio, los cuales nos permite consolidar

una visión de trabajo colectiva. Además, como mujeres, trabajadoras del

movimiento de mujeres, reivindicamos la perspectiva de género, tema que nos

ha preocupado mucho…

Pendón de la organización

Sobre el origen del nombre de la organización, cuenta Rutzely Simarra, otra de sus

integrantes:

“Graciela Cha-Inés”, lo tomamos de dos grandes e importantes mujeres de la

cultura palenquera. Graciela es una tamborera, es la más representativa cantaora

del lumbalú9, hace parte de las “Alegres Ambulancias”

10, un grupo de

9 El lumbalú es una ceremonia de carácter funerario y ritual que se realiza con ocasión de un velorio en

San Basilio de Palenque. Colombia Aprende. Web. 25 mar. 2010.

http://www.colombiaaprende.edu.co/html/etnias/1604/article-85706.html 10

“Alegres ambulancias, más alegres que nunca”. Palenque de San Basilio.30 mar. 2007. Web. 10 jul.

2010. http://palenquedesanbasilio.masterimpresores.com/servicios/gestor/page.asp?id=34

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bullerengue11

palenquero muy representativo que ha mostrado su folclor en

muchas partes del mundo; hace como dos años, estuvieron en Francia y en

muchos eventos de Colombia. Y Cha12

Inés es una anciana que tiene mucho

bagaje sobre la cultura palenquera, ya está bastante mayor y es una de esas

insignias que guardan toda esa historia que ha hecho importante a la comunidad

de San Basilio.

La organización “Graciela Cha Inés” está en función de aportar a la construcción y

consolidación del movimiento afrocolombiano con una nueva perspectiva integradora,

puntualiza Rutsely:

Estamos apostándole al desarrollo integral con perspectiva de género; también a

tratar de consolidar nuestros referentes culturales y nuestra historia como

mujeres. A trabajar sobre la equidad, la igualdad y la participación política en los

escenarios públicos, con las instancias de participación política, para que

ganemos también representación y visibilidad en el entorno.

Además de su lucha permanente por incidir en la formulación de políticas públicas para

las mujeres afrodescendientes, las actividades actuales de la organización se centran en

las mujeres vendedoras y peinadoras de las playas de Cartagena y las mujeres de

familias desplazadas por el conflicto armado en el Departamento de Bolívar. El trabajo

consiste, básicamente, en el fortalecimiento organizativo, la promoción de formas de

11

Danza efectuada sólo por mujeres. Es quizás uno de los bailes en los cuales se destaca con mayor

fuerza la ascendencia africana en los tambores, el palmoteo y el canto coral que acompaña su ejecución.

Al parecer, surgió como una reacción cultural dentro del contexto ceremonial de las comunidades

cimarronas, probablemente en el Palenque de San Basilio. En esencia es una danza ritual que se realiza de

manera especial cuando las jóvenes llegan a la pubertad. Simboliza la fecundidad femenina. Colombia

aprende. Web. 25 mar. 2010. http://www.colombiaaprende.edu.co/html/etnias/1604/article-83214.html

Ver video en: http://www.vidoemo.com/yvideo.php?baile-de-bullerengue-escuela-de-danzas-batata-san-

basilio-de-palenke-cartagena-colombia=&i=NmlRVk4tcWuRpS21LbDg 12

Cha significa tía en lengua palenquera.

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asociación que les permitan responder a un proceso que algunos medios han

denominado de “privatización”13

de las playas de Cartagena, y que consiste en entregar

en “concesión” a las cadenas de hoteles extensiones considerables de playa –

constitucionalmente definidas como propiedad estatal–, espacio que estas empresas

entran a controlar, lo cual implicaría la restricción para el ingreso de vendedores,

incluidas las palenqueras.

De este modo, lo que hace el “Graciela Cha-Inés” con cerca de 80 mujeres de las playas,

es consolidar un proceso organizativo que propugna por el acceso a estos escenarios

públicos en igualdad de derechos, dentro de las condiciones del trabajo en las playas y

respetando también su derecho a compartir el espacio público, precisamente porque

ellas, las palenqueras con su atuendo –hoy “modernizado” y folclorizado–, “ son las que

aparecen en las revistas, en los afiches en los aeropuertos, mostrando imágenes de

Cartagena, de Colombia.

El “Graciela Cha Inés” trabaja también con un grupo de mujeres afectadas por la

violencia y el desplazamiento forzado y con jóvenes, hombres y mujeres, de La Loma,

un sector altamente deprimido y vulnerable de Cartagena. En estos sectores tratan de

intervenir en problemas como la ausencia de auto-reconocimiento como

afrodescendientes; así mismo desarrollan talleres con temas como la drogadicción, los

embarazos en adolescentes, muy frecuentes en el sector; también tratan de ocupar

creativamente el excesivo tiempo de ocio improductivo, promoviendo actividades

deportivas y recreativas.

13

Artículo publicado en El Espectador, 17 sep. 2009. Web. 1 ago.

2010.<http://www.elespectador.com/noticias/nacional/articulo161985-via-libre-privatizacion-de-una-

playa-cartagena>

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Foto: Jorge Cardona14

Habitantes del barrio Altos de la Loma

Con el movimiento social de mujeres de Cartagena y Bolívar, frente a la alta incidencia

de violencia doméstica y abuso sexual, participan en campañas que se han extendido a

las otras ciudades de la costa Caribe. Las organizaciones denuncian los hechos y

demandan “Una vida libre de violencia para las mujeres”.

Teresa Casiani Herrera es la voz de la experiencia en el grupo. Es la misma que inició

su historia con la alfabetización en el barrio Nariño siendo aún una adolescente: “soy

palenquera, estoy en el Proceso de Comunidades Negras, al frente, con este grupo de

mujeres y otras de la Asociación de Mujeres Afrodescendientes del Caribe”. Su trabajo

se orienta “a todo lo que tiene que ver con género y mujeres”. Desde el 2007 es docente

etnoeducativa en Cartagena, luego de haber trabajado por más de una década en San

Basilio. Reconoce que su proceso ha tenido la influencia del feminismo local, pero que

está pendiente la tarea de “ver el género desde lo afro”; aunque se han hecho intentos

desde el PCN, existen resistencias “de compañeros y compañeras también”, comenta

Teresa.

14

Publicado por El Espectador 22 jul. 2009. Web. 1 ago. 2010.

<http://www.elespectador.com/noticias/nacional/articulo152125-falta-de-agua-potable-100-familias-

protestan-cartagena>

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La resistencia de los hombres y de muchas personas (no sólo afrodescendientes) a la

discusión sobre las asimetrías que ha construido la cultura patriarcal en las relaciones

entre hombres y mujeres y la subvaloración que, con frecuencia, se hace de las

actividades atribuidas al ser femenino, es un problema que las mujeres, no sólo

feministas, siguen y seguirán cuestionando y cambiando en la medida de lo posible,

gracias a una mayor conciencia y conocimiento del carácter socio-cultural y, por tanto,

modificable de unas prácticas naturalizadas. Y esta es su propuesta: “ver el género

desde lo afro”.

Para terminar…

En estas pocas páginas he intentado delinear unos relatos de vida de un grupo de

mujeres, no sólo para destacar su liderazgo y compromiso con su comunidad y con la

región caribe, sino con el propósito de simbolizar, con sus historias, las de muchas

otras, generalmente poco visibles, ocultas tras labores interminables en los hogares de

otras mujeres, cuidando otros hijos, alimentando a otras familias, mientras los propios

esperan por su regreso con el sustento diario. Más que mirar los atributos exóticos y

folclóricos que muchas veces se destacan de estas mujeres, he querido subrayar aquí su

capacidad de lucha, su sentido de responsabilidad social y de compromiso con su

comunidad, con la región y con Colombia.

Muy a nuestro pesar, ellas llevan en su piel el estigma de una historia que hoy se refleja

en las cifras que dan cuenta de su alta vulnerabilidad como población, y los

consecuentes riesgos de que las nuevas generaciones pertenecientes a los estratos más

pobres reproduzcan, casi sin ninguna modificación, las cifras de la afrodiscriminación

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(Viáfara, Urrea-Giraldo y Correa). La tarea que emprenden las organizaciones no es,

por tanto, menor. Con los mínimos recursos y muchas ganas, se enfrentan a problemas

estructurales de la sociedad colombiana: la pobreza, el machismo y el racismo. Pero, es

precisamente porque existen personas con tal grado de conciencia y compromiso que el

mundo cambia, y es precisamente a través de los procesos organizativos de la sociedad

civil movilizada como en la actualidad se demandan y se construyen proyectos de

cambio social y cultural.

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NOTA: la versión final no lleva fotografía.