filosofía de la mente cap 1

22
7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1 http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 1/22 Colección : Albatros D irector de la co lección:  u n Manu el Burgos  Juan José Sangu ineti, 2007  Ediciones Palabra , S.A., 2007 Paseo de laCastellana , 210 - 28046 M DRID  España Telf. :  34 9 1 3 5 0 77 2 0 34 91  5 77 9 P ág. web: www.ed icionespalabra .es Correoelectrón ico: e [email protected] Diseñode la cubiert : Carlos Caso IS N: 978-84-9840·121-9 Depósito Legal: M. 16.977-2007 Impresión : Gráficas Anzos , S. L. Printed i n Sp ai n - I mp re so e n E sp añ a  ilosofía de la mente Un enfoque ontológico y antropológico  u n  osé Sanguineti  alabra

Upload: fisfil490

Post on 22-Feb-2018

235 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 1/22

Colección : Albatros

D

irector

de la colección:  u n Manuel Burgos

  Juan José Sangu

inet

i, 2007

  Ediciones Palabra, S.A., 2007

Paseo de la Castellana, 210 - 28046 M DRID  España

Telf.:

 34  9135077 20 .  34 91

 5 77 9

Pág. web: www.edicionespalabra .es

Correo electrónico: epalsa@edicionespalabra. es

Diseñode la cubiert : Carlos Caso

IS N

: 978-84-9840·121-9

Depósito Legal: M. 16.977-2007

Impresión : Gráficas Anzos, S.

L.

Printed inSpain - Impreso en España

 ilosofía de la mente

Un enfoque ontológico

y

antropológico

 u n  osé

Sanguineti

 alabra

Page 2: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 2/22

PRESENTACIÓN

La filosof ía de la mente es un área de investigación ca-

racterística de la tradición filosófica anglosajona Nació

po r

la necesidad epistemológica y

lingüística

de

hablar

de la

mente

y

de los actos

mentales

para

referirse a ciertos aspectos

de las operaciones   de la conducta humana En la filosofía

clásica  las temáticas

propias

de este sector

del saber

corres-

pondían de

algún

modo a la psico logía entendida en el sen-

tido aristotélico.

Con la crisis de la metafísica ocasionada po r el empi-

rismo

 

kantismo   muchos filósofos

pensaron que

los temas de

alma y cuerpo

habían

quedado

superados para

siempre

Sin

embargo la neurociencia la psicología la informática   la di-

námica

de la filosofía del lenguaje obligaron a reproponer la

terminología «rnentalista» con el uso de términos como

inten-

cion lid d 

repres

ent ción

y

otros

de este t ipo.

Aunque

los filóso-

fos no volvieron   en general a planteamientos ontológicos al

menos apareció un a especie de dualismo de las

propiedade

s

en

el sentido de la distinción entre operaciones físic s   opera-

ciones

ment les

Al mismo tiempo no dejaron de surgir nuevos intentos

de desautorizar el t em a d el a lm a  a menudo

mencionada

como la «mente»

po r ejemplo con

el conductismo

y

el re

7

Page 3: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 3/22

n/mI/jiu

d

/u 1111 111

 

durciouismo neurológico. Se plantearon así innumerables de

hau-s, a CJlte

no

un a

filosofía

propiamente

sistemática, sobre

u-mas

«mentalistas»

como

la

percepción

, la

sensación

, las

emociones, la conciencia, la inteligencia y la

conocida

cues

tión

sobre las relaciones

entre

la

mente

y el cereb ro . Co n la

aparición de las ciencias cognitivas, la Philosophy 01Mind en

contró

un a colocación

en

esta

área

epistémica, configurán

dose como

un a

disciplina filosófica distinta de la teoría del co

nocimiento.

En este l ibro

pretendo

analizar algunos

punto

s centra

les normalmente discutidos entre los filósofos de la mente,

s in la pretensión de ser exhaustivo. Después de un breve ca

pítulo histórico capítulo 1), ya no

tendré

más espacio para

entrar

en los detal les de la h is toria de esta d iscipl ina o para

desentrañar

las posiciones de cada

un o

de los autores. Enfo

caré

los temas sistemáticos

de

modo

directo,

co n

un a pro

puesta

de

fondo

propia,

aunque

inspirada

en

la filosofía de

Aristóteles y Tomás

de Aquino .

Da ré un a especial importan

cia al

problema

filosófico de las relaciones

entre

las operacio

nes cognitivas y la actividad cerebral capítulos 2 a 4), y dedi

caré

los c

apítulos

f in al es a la

inteligencia de

los

animales

 capítulo 5) y a la automatización computacional de los pro

cesos cognitivos capítulo 6).

Por tanto

, el lector encontrará

en

este

libro un a

serie

de co n

sid

eraciones sobre

las «tres

mentes  q ue s ue le n s er

objeto

de la atención de esta disci

plina: humana o personal, animal y artificial. A lo largo de es

tas páginas

h a ré u n a

alusión

in e

vitable

en

algunos

momentos

a cuestiones científicas, sobre

todo

neurológicas,

pero

sin en

trar

en detalles. Presupongo, pues, la base científica de los te-

 

En algunas páginas de este trabajo haré referencia al pensamiento

de Tomás deAquino en una perspectiva no historiográfica. Traduzco sustex

tos sobrela base del texto original. Alpare

cerm

e pertinentes algunas de sus

tesissobre lacuestión «ment  cuerpo»,las incorporo con libertaden el con

tex to de mi exposición , con independencia de losesquemasen que salen en

el Aquinate .

8

Presentación

mas qu e voy a considerar, qu e el lector

puede

cons ultar en

los sitios

oportunos, para

concentrarme sobre las cuestiones

de principio, apuntando , más

que

nada, a

un a

evaluación fi

losófica de los problemas.

Los estudios de filosofía de la

mente

co n fre cuencia se

limitan a reflejar el estado actual de las cuestiones. Son útiles

para

obtener una visión histórica, pero suelen ser poco conclu

sivos, quizá porque las discusiones

entre

las escuelas funcio

nalismo, dualismo, eliminativismo, emergentismo siguen vi

gentes y no se vislumbran otras perspectivas en el horizonte.

Los

autores

de manuales- tienden a presentar conclusiones

más

bien

eclécticas o

con

sugerencias positivas muy breves.

Nos introducen

seriamente

en los debates,

p er o n o

siempre

superan el planteamiento de la confrontación

entre

lasopinio

nes. Un ejemplo de esta situación podría ser la

obra

de H. Put

nam, La trenza de tres

cabos:

la ment  el cuerpo y elmundcé   donde

el

autor

vamostrando de

modo

heurístico sus opiniones sobre

la cuestión de la

mente

, a

menudo

variables, con

un

estilo inci

sivo

pero

a la vez ligero, co n proliferación de argumentacio

nes, ejemplos, contraejemplos y llamadas al sentido común.

No todos los autores comprometidos con este sector de

la filosofía tienen esta actitud. Algunas posiciones

pueden

ser

muy radicales. Pero, en general, muchos prefieren limitarse a

la discusión de los problemas. Este planteamiento, como es na

tural , está

condicionado po r

la si tu aci ó n h i st ó ri ca d el mo

mento

, y en

el

ámbito filosófico anglosajón, ampliamente di

fundido en todo el mundo, po r la v igenci a de la tradición

empirista. Desde el

punto

de vista

que

seguiré en estas pági

nas, en cambio, confío en que será posible llegar a

un a

valora

ción especulativa de las posturas gracias a la luz de un a pers-

  Por e

je

mplo, Bechtel, Be

rmúdez

, Di Francesco, Flanagan, HeH,

Hierro-Pescador, Kim, Lowe, Martínez-Freir e, Moya:cfr. bibliografía final.

3

Cfr. H.

P

UTN M La

trenzade tres cab

os:

la mente el cuerpo y el mundo

Si

glo XXI de España, Madrid 2001.

9

Page 4: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 4/22

Filosofía de la mente

pectiva más alta. Esta perspec ti va se a lc an za, a mi

par

ecer,

cuando se s upera la ambientación pu ramente científica de es

tos estudios, con la consiguiente apertura a

una

visión metafí

sica y antropológica de la

per

sona humanas.

  Para los temas antropológicos que afrontaré en estas páginas, como

el cu erpo h um ano, los sentimientos , la conciencia , el lenguaje o la acción ,

remito a estudios sistemáticos de antropología, por ejemplo, J. M. BU GOS,

Antropo

logí

: una guíapara

la

existencia

Palabra, Madrid 2003, yJ. F.

SELLÉS

Antropologí parainconformes

Rialp, Madrid 2006.

10

 ntroducción

¿POR

QUÉ

MENTE YCUERPO?

Desde las épo cas más remotas, en todas las culturas, reli

gion es y doctrinas filosóficas si

emp

re ha existido la idea de que

el

homb

re ,

aun

siendo uno, está constituido no solo

por part

es

físicas, sino

por

elementos psíquicos, espiritualeso inmateriales,

c om o los p

en

samientos, las imaginaciones, el alma, el espíritu,

el

int

electo o la razón. Esta pluralidad de actos, potencias e in

cluso almasexplicaría la complejidad de laconducta

humana

.

Nuestras acciones son de muy diverso tipo. Algunas son

externas

, otras

internas

. Ciertas actividades pueden

pr

edomi

na r sob re o tras  una persona

pu

ede estar muy dominada po r

su parte sensitiva , o

pueden

favorecer tensiones o influir so

bre

otros ac tos, creando

una

sinergia

que

da raz

ón

de los di

n

am

ismos de

nuestra condu

cta. El

hombre

ha

de ver se , sí,

como unidad

pero

como unidad compleja Se enti

ende

la ne

cesidad de

hablar

de potencias, m ód u lo s o n iv eles psíquicos.

S

egún

santo Tomás, tendríamos dos inteligencias :

para

Gard

ner, nu estras inteligencias serían sietes: en la

tradición

cris-

1

Intelecto agente e intel ecto paciente : cfr. S.

Th 

1, q. 79, aa. 2 y 3.

2

Cfr.H .

G R NER

,

Inteligenciasmúltiples:

la

teorí en

la

práctica

Paidós

Ibérica, Barcelona 2005.

 

Page 5: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 5/22

Filosofia de la mente

tiana

se habla

del

hombre viejo que lucha cont ra el hombre

nuevo.

Cada

uno de esos

elementos tiene

su

autonomía

y exi-

gencias exigencias de los sentidos, de los sentimientos , de la

razón .

Estamos, pues,

constituidos po r

una

pluralidad

de ele-

mentos estructurales. Si hay pluralidad

ha

y una distinción una

integr ción

y una causalidad

entre

esos elementos. Yaquí está la

complejidad humana.

No todos los

autores

reconocen

la uni-

dad de la persona. Minsky, por ejemplo, imagina nuestra plu-

ralidad interior como una «sociedad de

agencia

s» en compe-

tencia , sin que haya

un

yo supervisor que garantice la unidad

del

conjunto.

Pero la

verdad

es

que

tenemos

un a

fuerte

conciencia de nuestra identidad, una conciencia

personal que

nos permi te decir yo especialm

ente

, cuando

somos

activos y

responsables

 vesto

lo hice

yo»

Es muy difícil

chocar contra

esta evidencia. Pero hay

que

explicar cómo somos idénticos y

múltiples a la vez, y

en

qué

sentido

tenemos que

autointegrar-

nos,

porque podemos

también desintegrarnos.

Por otra

parte,

si el yo fen omenológico manifiesta un espacio de conciencia

con

elementos

que podemos controlar deun modo más o me-

nos directo

,

sub

yacen

también en nosotro

s aspectos o

scuro

s

que

influyen en

nuestro modo

de

comportarnos tendenci

as,

predisposiciones

profundas,

emociones latentes).

La presencia de

una identidad en medio

de

una

plurali-

dad de fuerzas de una

naturaleza compleja

es

testimoniada

por la experiencia personal. Sentimos la fu

erza

interior de los

deseos, sentimientos, pulsiones.

Indicam

os nuestro yo

fenom

e-

nológico

con

expresiones

como

«mi alma», «mi corazón», «mi

interior

»,

frecuentes en

la

literatura

espiritual.

Pero

hay qu e

adentrarse a un nivel más profundo y

ontológico,

para averi-

guar

cuáles son los

elementos intrín

secos constitutivos de lo

que

realmente somos. Además, la pluralidad de instancias de

3

Cfr. M . M INSKY, TheSo

ciety

ofMind Simon and Schuster, Nueva York

1985.

12

Introdu cción qué mente r cuerpo?

nuestro

ser y sus interacciones no son

siempre del

mismo tipo.

Hace falta, entonces, un análisis

profundo

y cuidadoso de los

términos

del problema.

En la historia de la filosofía y de las ciencias psicología,

neurología) a veces se recurrió a

modelos

analógicos

para

re-

presentarnos cómo podría configurarse la

ontología

de nues-

tra

e

structura pe r

sonal. Así tenemos,

po r

ejemplo, el

modelo

platónico

de

un a ciudadela

interior, u

sado

por

Aristótele

s

cuando habla de un «dominio político» sobre nuestros estados

de ánimo,

aunque

lasociedad, a suvez, fue muchas veces com-

parada

a un organismo. En el platonismo y en Descartes, el do-

minio

del

alma sobre el

cuerpo

se

explicó

acudiendo al mo-

delo del t imonel ,

del fontanero

o del

conductor

de

un

m

edio

de

transporte. Desde

los

tiemp

os de Descartes se

hizo

fre-

cuente, además, el modelo

mecánico del

cuerpo y

del hombre

,

en

el sentido de

concebir nuestra estructura como

compuesta

por una

serie

de

piezas

que

se van

ensamblando para

consti-

tuir

un a máquina, de la que

na

cen un a serie de funciones. En

los últimos

decenios

se u

saron modelos computacional

es  la

mente y el cerebro vistos según la analogía del ordenador) y

modelos conexionistas redes neurales). Los modelos pu

eden

ser

jerárquicos

, estratificados , sinérgicos, sistémicos.

En estas páginas quisi

era

proponer como punto de par-

t ida el «modelo hilernórfico

»

de tipo aristotélico. Realmente,

no

es

un

modelo en el

sentido

científico de la palabra  donde

la modeliza

ción

simplif ica o idealiza la

realidad

). El hilemor-

fismo es una aproximación ontológica capaz de abarcar múlti-

ples

dim

ensiones de la real idad, siguiendo

una

línea

interpre-

tativa

en

la que el ser y la causalidad adquieren

sentido

s

diversos. El hilemorfismo aristotélico tiene

que

ver con una fi-

losofía de la substancia: el ser «ind ependiente», el ser en sen-

tido fuerte. Hoy se advierte la necesidad de un empleo de cate-

gorías ontológicas

para

dar cuenta de las diferencias entre la

mente humana, el cuerpo, la

ment

e animal, el ordenador, las

«mentes colectivas»  como el conjunto de conocimientos de

13

Page 6: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 6/22

Filosofía de la mente

una biblioteca o de Internet y los

robots humanoides dotados

de inteligencia artificial y quizá de emociones. Los grandes de

bates de la f ilosof ía de la mente l legan a poner en crisis la dis

tinción entre estas realidades. A veces solo cabe confiar en el

conocimiento

corriente, cuando el esfuerzo analítico parece

haberse

agotado, o cuando se dice, por ejemplo, que «el orde

nador

no

piensa, pero

no

sabemos explicar por qué».

Dentro de est e

cuadro, en

la

tradición

filosófica resalta

especialmente la

dualidad

de alma  erp

0

4  Aunque el cuerpo

es una estructura compleja y el alma desempeña funciones en

niveles diversos, la dualidad alma/cuerpo siempre aparece

como

fundamental

e históricamente prevaleció sobre la con

cepción tricotómica

de cuerpo-alma-espíritu,

que también

tiene su sentido. De algún

modo,

puede

decir

se,   problemática

se con

ce

ntra so

bre

el

modo

en que se concibe la dualidad de alma

y

cuerpo o de lo que es propiedad, acto o evento psíqui

co

  de lo

que

es

propiedad,

acto o e

vento

físi

co.

A causa del ab andono de la categoría del alma, la «duali

dad

originaria» se transformó hoy

en

el binomio

mente/cuerpo

 el alma fue sustituida por la «mente» y, en consecuencia, la

investigación se planteó en torno a la dualidad de actosfísicosy

actos mentales. El uso de mente en vez de alma  favorece el dua

lismo, en mi opinión, en el sentido de que separa la «mente»

respecto del cuerpo con más fuerza que antes, cuando se ha

blaba de alma  al menos en el aristotelismo, donde el alma

era

la

forma

del

cuerpo .

Sea

como

sea,

en

este libro a veces me

adecuo

a la

terminología

«rnen talista» para dar a entender me

jo r

los

puntos en

discusión. Las

posturas

filo sóficas de

fondo

son,

po r

tanto, posturas relativas a la distinción  o no distin

ción y a la interacción entre lo físico y lo mental.

4 Para una visión de síntesis de laproblemática

mente

/ cerebro en las

ciencias cognitivas, cfr.J.M.

M L

A \l É, Sciences cognitiues neurosciences el ame

humaine «Revue Thomiste», 106 1998 , pp. 282-322. Cfr. mi trabajo Opera-

zioni cognitive: un approccio

ontologi

co al problema mente ceruello «Acta Philosop

hica- ,

14  2005 , pp. 233-258.

14

Introducción: ¿Por qué mente y cuerpor

La

fenomenologí

a,

tomad

a en

un

sentido amplio,

en

un

primer momento ayuda a comprender lo que sucede

en

nues

tro s actos y en nuestro

comportami

ento. T

odos ten

emos viven

cias de sensacione s, emociones, pensamientos, actos volunta

rios. Pero la fen

omenol

ogía no basta. El papel del cerebro en

el pen s

amient

o , po r e

je

mplo,

pasa

compl

etamente inad

ver

tido. Nos

damo

s cuen ta de él indirectamente, gracias al an áli

sis causal. Por tanto, las descripciones y explicaciones sobre las

relaci

on

es entre lo físico y lo mental están condicionadas y a

veces son ilustradas

por

ciertas indicaciones científicas  gracias

a la neurología , po r ejemplo, descubrimos la correspondencia

entr

e el

lengu

aj e y la re

gión

cortical lingüística  . Algo pare

cido ocurre en el nivel ontológico profundo . Las in t

erpr

eta

ciones sob re la naturaleza de la mente, las funciones psíquicas

o la inteligencia artificial su e len estar vinculadas a ciertas cate

gorías metafísicas

empl

eadas por los

auto

re s  no ciones de cau

sali

da

d , substancia, sujeto , inteli

gencia

, r

epr

e

sentación

 .

Antes de afron tar las cue stiones de fon do qu e he selec

cionado acerca de la f ilosofía de la mente,

daré

una visión de

conjunto

de

las posiciones históricas

predominantes

en el es

cenario filosófico. En el siguiente capítulo se podrá compren

de r más fácilmente la importancia de la s problemáticas que

han ido

presentándose

sobre las relaciones en tr e lo físico y lo

ment

al. La exposición servirá como punto de

part

ida y estí

mulo para motivar a lo s

lectore

s a proseguir en el estudio y

para

pr

eparar los análisis y

argumentacion

es de los

restant

es

capítulos.

15

Page 7: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 7/22

Capítulo 1

LASPOSICIONES FILOSÓFICAS

En estas páginas examino de modo sintético las grandes

respuestas filosófi cas al problema mente cuerpo, sin la p re

ten sión de

presentar

una

historia de la filosofía de la

mente

 .

Dejo de lado, por tanto, los matices de cada uno de los auto

res, para centrarme en un encuadramiento de las tesis princi

pale s. En teoría habría solo dos posiciones de fondo: dualismo

men te / cuerpo y monismo   e spi ri tual is ta o materialista).

Como severá, al final las concepciones filosóficas resultan más

complicadas

y

cierto dualismo,

aun

siendo la posición más an

tigua , reaparece siempre de un

modo

u otro.

  Dualismo

y

paralelismo

La corriente dualista sostiene, en términos generales, la

distinción real entre alma y cuerpo   dualismo ontológico), o

1

  ara

una

vis ión histórica de conjunto de la filo

sofía

de la mente ,

has ta cierto pe ríodo, cfr. los estud ios de S. M

OR VI

, L enigma della mente

  -

terz

a, Rorn a-B

ari

1988,

y

J.HIERRO PES DOR,

Filosoía de lamente

y

dela

 i n-

ciacognitiva Akal, M

adrid

2005.

17

Page 8: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 8/22

Filosofía de la mente

al

menos

entre los actos psíquicos

 vmentales»

y los actos físi

cos dualismo de las propiedades . En un sentido más preciso,

el dualismo no

concibe una integración

entre las dos instan

cias en la unidad de una sola substancia

 como

en el caso de

Aristóteles . En el dualismo, la insistencia recae sobre la distin

ción, que a veces l lega a ser una separación entre la mente y el

cuerpo, tanto que su relación mutua puede llegar a concebirse

como extrínseca,

como

sise tratara de «dos cosas» distintas.

Existe un dualismo popular,

frecuente

en las tradiciones

culturales y religiosas, donde la distinción entre alma y

cuerpo

es un presupuesto indiscutido. Este dualismo

puede

conside

rarse, al menos

hasta cierto

punto,

legítimo

e incluso verda

dero, ya que responde al conocimiento corriente o a la

per

cepción

común

según la cual,

junto

al cuerpo, nosotros

tenemos

o somos según

una

dimensión

también

espiritual, no

sensible y

no

espacial, en la que

acontecen

nuestros pensa

mientos, ideas,

sentimientos, intenciones. Cierto dualismo

es

natural

en

cualquier persona,

en

un a perspectiva fenomenoló

gica inicial, común a todos y siempre presente

en nuestra

auto

percepción.

En este sentido, el dualismo es la posición más po

pular

y tradicional respecto al

tema

que nos ocupa.

El

dualismo espontáneo

de la

gente puede estar

in

fluido,

ciertamente,

po r la educación moral, religiosa, cientí

fica, filosófica, y

desde

este

punto

de vista está

condicionado

po r las

características

de la cultura

en

que se vive. La civili

zación semíticay griega, de la

que

el Occidente es deudor,

po r

ejemplo, en las

religiones

hebrea y cristiana,

está

penetrada

po r un

dualismo

ontológico moderado.

Es

prop io de

la cul

tura

griega,

que

influyó sobre la semítica, la convicción de la

existencia del

cuerpo

y del alma como elementos distintos,

hasta el

pun to de que, en

la visión cristiana, el

alma

es vista

como inmortal y subsistente después de la muerte. Pero,

en

el

judeo-cristianismo,

el

cuerpo

es visto de

modo

positivo,

no

como un a

substancia

vinculada al mal, o como raíz del mal,

como

sucede,

en

cambio,

en

el maniqueísmo y

en

las concep-

18

  s posiciones filosóficas

ciones gnósticas. En la terminología religiosa cristiana, el

cuerpo que se ha de combati r no es el cuerpo como tal, sino

los deseos sensibles desordenados  concupiscencia, orgullo,

ambición . En este sentido, san Pablo

contrapone

la

carne

al es-

píritu

2

• Pablo no es dualista en el

sentido

de que

niegue

valor

al cuerpo. La fe crist iana, al sostener la

encarnación

del Hijo

de Dios y la

resurrección

de la

carne,

valora positivamente la

corporeidad.

Hay muchas modalidades de dualismo antropológicos.

El

dualismo moderado

considera el alma y el

cuerpo

como

dos substancias,

pero no necesariamente niega

su

unidad

a

través de relaciones interactivas. Un dualismo radicalizado,

en cambio,

concibe al

hombre

como

idéntico

sin

más

a su

alma, viendo en el cuerpo un domicilio provisional del alma,

o incluso su cárcel, es decir ,

una

instancia

opuesta

a los int e

reses del a lma y, po r tanto, raíz de l mal. En la

teoría

de la

transmigración,

las almas

pueden

ir

reencarnándose

en un a

sucesión de

cuerpos,

en los que solo encuentran una

sede

ex

trínseca.

2 Cfr.

  a

5,16 ss.

 

Cfr., sobre el tema,

J.

SElFERT Das

Leib Seele Problem

und diegegenwar-

tigephilosophische Diskussion

Wissenschaftliche Buchgesellschaft, Darmstadt

1989, pp. 158-162,

con una

útil aclaración sobre los diversos tipos de dua

lismo.

Seifert

se

reconoce

dualista,

con una postura propia que

no ve al

cuerpo

de

modo

negativo ni accidental. La persona humana, según este au

tor,es

una solasubstancia constituidapordossubstancias

una espiritual

 

la otra

material el cuerpo orgánico . Seifert encuentra ciertas dificultades

en

la

noción

de alma como

forma

del cuerpo  cfr. pp. 215-223 , por lo que pro

pone una ontología

que , a mi par ecer , no es del

todo

satisfactoria

 

no al

canza a explicar

muchos

aspectos de la unidad dinámica alma/cuerpo. Su

postura se inscribe en la tradición espiritualista cristiana, enriquecida con el

personalismo, sin llegar a

acoger

plenamente la tesis tomista del

alma

hu

mana comoforma del

cuerpo

humano. Aunque To Á QUINO en S.

Th

1,q. 75, habla del hombre como «compuesto poruna substancia espiritual  

una substancia material», allí está solo

usando

una

fórmula

introductoria,

sin

proponeruna

verdadera tesis.

19

Page 9: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 9/22

Filosofia de la

m nt

e

El dualismo de los filósofos , más sofisticado y preciso,

admite muchas variantes. El dualista clásico de más enverga

dura es Platón. Las tesis filosóficas de los dualistas pretenden

explicar en

qué

sentido el alma, el espír itu y el

cuerpo

 algu

nos admiten dos niveles supra-corpóreos, por lo

que

se habla

de «trialismo» 

son

distintos, para luego

afrontar

la tarea de

explicar su interacción.

El dualismo cartesianohoyes considerado quizá injusta

mente

como el dualismo po r antonomasia. Esta nueva pos

tura está situada ya e n u n ambiente

moderno

, donde la expli

cación física de cuño galileano o cartesiano es el paradigma de

lo científico. El dualismo de Descartes abandona la noción

aristotélica de alma como forma o como acto substancial del

cuerpo. El alma ahora es tomada

en

la línea de la presencia

fenomenológica

de la

concien

cia. Se comprende así

cómo

poco a poco el término

alma

fue sustituido por el de

ment

  El

cuerpo

ya

no

es más el

cuerpo informado por

el a lma, s ino

que ahora

aparece como una

máquina autónoma que fun

ciona según las leyes de la naturaleza. La separación ontoló

gica de almay cuerpo sevuelve así muy fuerte e incluye

una

se

paración

epistemológica

fundamental.

Nace el problema de

cómo

un

evento consciente, no físico el acto de la concien

cia ,

puede

transmitir movimientos físicos a los engranajes me

cánicos de un cuerpo.

 

pérdida

de la noc ión de alma no significa, por tanto,

la desaparición del dualismo en la filosofía contemporánea. Al

contrario,

en

cierto sentido, la filosofía y la ciencia moderna

adolecen de

un

profundo

dualismo, solo

que

epistemológico y

no metafísico. Todo lo

que corresponde

al pensamiento, a la

conciencia, a la persona y a la existencia humana suele po

nerse bajo la competenciade lafilosofía fenomenología, exis

tencialismo, hermenéutica . A esto se contrapone lo que per

tenece

al organismo humano, visto según los

cánones

de la

biología, cánones a

menudo

deterministas, que no raramente

siguen el

principio

de la «causalidad física cerrada»  todo

20

_ _ _ _ _ _ _ _   _ _ _ _ _ _ _ las Rosiciones filosóficas

evento físico debe tener un antecedente físico . La neurología

refuerza, en muchos autores , esta concepción cerrada del

cuerpo humano

s.

El dualismo epistemológico está implícito, por ejemplo,

en la distinción de Dilthey

entre

«ciencias del espíritu»y «cien

cias

naturales

». La psicología

moderna

, en este sentido, al

principio mantuvo una metodología incierta, fluctuante entre

una visión espiritualista de los fenómenos psíquicos y una con

cepción naturalista, subordinada a los cri terios de las ciencias

naturales pensemos

en

las dudas de Husserl o Wittgenstein

sobre la naturaleza de la psicología .

El dualismo moderno , en definitiva, tiene un carácter

fundamentalmente epistemológico. Po r esto suele relacio

narse con la contraposición fuerte entre la filosofía y las cien

cias. En su radicalidad epistémica, el dualismo moderno favo

rece

el paso a los monismos. La autonomía cerrada de la

neurobiología,

acentuada

po r

el positivismo y las

corrientes

«cientificistas»,

prepara

la concepción monista materialista. La

desvalorización del conocimiento científico y la primacía de la

filosofía, en el sentido del idealismo, hace inclinar la balanza,

en cambio, en favor del monismo espiritualista.

Una postura cercana al dualismo es el

paralelismo

psicofi-

sico La diferencia

con

el dualismo está en

que

el paralelismo

abandona

el problema de la

interacción

entre lo físico y lo

mental. La relación

entre

lo mental y lo físico tiende a verse en

términos de «coordinación». El acto psíquico de ver, por ejem

plo,

correspondería

al funcionamiento biológico del ojo. Para al

gunos

paralelistas, el

alma

estaría «bien

coordinada

» con los

movimientos del cuerpo.

En otros t iempos, el paralelismo era ontológico, como

sucede en el antiguo ocasionalismo. Hoyes más frecuente el

4

Para D.

BRAINE,

esta es una concepción abstracta o reductiva del

cuerp

o: cfr.

The Human   erson:  n imal and SPirit

University of Notre Dame

Press, Notre Dame Indiana 1992.

21

Page 10: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 10/22

tillIlIlJkU  / . lu1IIt 1llt

--  

- -

Las posiciones filosóficas

pantlrlilllllCl tll üt moMgico aunque no

se use est a

denomina-

íácil Ilegar a pensar,

por

ejemplo, que los actos menta

les son tales según un a descripción psicológica,

aunque

a su

vez tendrían un correlato físico (neurológico),

por

lo que tam

bién podrían ser objeto de una descripción neurológica.

Con este planteamiento se

pone

en primer p lano la

cuestión de la

correlación

entre lo físico y lo mental. Por ejem

plo, las emociones tendrían un correlato en el dinamismo ce

rebral. El sentido en que se interpreta esta correlación al final

hará

que la postura sostenida sigasiendo dualista o

que

se des

place hacia

el

monismo. La insistencia

en

la «doble descrip

ción

»

podría hacer pensar que

,

en

el fondo no

habría

más

que

un solo fenómeno, susceptible de una descripción psicoló

gica o neurofisiológica.

Para

algunos autores la descripción psicológica sería

importante a efectos comunicativos. La «psicología

popular

»

sería útil,

en

este sentido,

pero

la verdadera explicación sería

neurológica

(el «monismo

anómalo

» de Davidson está cer

cano a esta posici ón ), así como

para entendernos

hablamos

en términos fenomenológicos y no científicos, aunque pense

mos que la verdadera explicación está en las ciencias naturales

(física, química).

2. Monismo espiritualista

Para el monismo el alma y el cuerpo son lo mismo,

quizá vistos de

modo

diverso. Esta equiparación

entre

alma y

cuerpo puede

ir

en

la l ínea de uno de los dos t érminos de la

identidad. El monismo espiritualista no es un a corriente muy

difundida. En un sentido riguroso fue sostenido,

entre

los filó

sofos más conocidos, solo

por

Berkeley. Según el principio de

5

Cfr. D.

D VlDSON

,   nt

e mundo y acción

Paidós Ibérica, Barcelona

1992.

22

conciencia de Berkeley, los cuerpos no serían más

que

objetos

observados por una conciencia. Obviamente, cualquier posi

ción filosófica en la que la noción de cuerpo entre

en

crisis es

propen

sa a la reducción de la realidad a espír itu. En el idea

lismo occidental, esta reducción sigue una vía gnoseologista.

Una forma cercana al monismo espiritualista es el pan-

psiquismo para el cual las realidades inferiores a la vida hu

mana

y animal tendrían una forma de psiquismo, de modo se

mejante a como ciertos

autores

sostuvieron la existencia de

una

inteligencia del cosmos.

Dejando

de lado las antiguas mitologías animistas, la

atribución de psiquismo a las cosas inanimadas y a los vegeta

les, como hoy sostiene el filósofo australiano Chalmers , es un

signo de la debilidad de un a ontología que permite asignar ra

cionalidad, intenciones o conciencia a cualquier tipo de reali

dad. Bajo ciertas formas de

un aparente

panpsiquismo con

temporáneo

a veces se esconde

un

materialismo sutil (como

cuando se habla de «genes inteligentes»). La extensión indis

criminada de propiedades intencionales a todo lo que mani

fiesta auto-organización y finalidad nos hace ver la importan

cia de

un

uso controlado de la

terminología intencional.

Ciertos autores atribuyen demasiado fácilmente inteligencia,

capacidad conceptual y razonamientos a los animales. Otros

no ven problemas

en

asignar conciencia a robots dotados de

inteligencia artificial. Incluso se ll egó a atribuir una

oscura

forma de inteligencia a lavida o al universo en su conjunto.

La carencia de una filosofía de la naturaleza puede ser

la causa de estas posiciones tan extrañas. La presencia de fina

lismo y

orden

racional en el

mundo

de la naturaleza no siem

pre

tiene la misma valencia. Los antiguos

  incluso

Tomás de

6 Chalmersen un

primermomento

parece dualista, en cuanto reivin

dica con poderosos

argumentos

el carácter irreductible de la conciencia a

actos de otro t ipo. Pero al final él extiende la conci encia a toda entidad del

universo capaz de contener información: cfr. D. CH

  LMERS La mente cons-

ciente  enbusca 

un

a teoríafundamental Gedisa, Barcelona 1999.

23

Page 11: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 11/22

  qllillo

hablaban algo metafóricamente de un «apetito natu

ral.. )d e un « amor n atural», según el cual todas las cosas ten

  lía n a sus fines n aturales. Ese a pe tito no

era

un real d eseo n i

una verdadera

tendencia.

La piedra no c ae al s ue lo

porque

«ama» caer

en

su «lugar natural».

y

sin e mb argo , la p ie dra, al

caer al suelo según leyes precisas, está manifestando un orden

in te lig ib le d e la naturaleza. Al

obrar

de ese modo, ella está

contribuyendo a la

armonía

del cosmos. La lección

que puede

aprenderse de estas atribuciones indiscriminadas de

tenden

cias y rac io na lida d a to do lo

que

obra de

modo

racional es la

necesidad de emplear categorías ontológicas adecuadas y de

contar con el significado analógico de los términos.

El monismo espiritualista tiende a una concepción uni

taria de toda la realidad, pero no según la línea de la materiali

d ad. En a lg ún sen tido , este mon ismo supone cierta finura in

telectual y,

aunque

sea muy

minoritario

en la

cultura,

se

comprende que

sea típico de algunas mentalidades filosóficas.

Muchos antiguos se sintieron atraídos por él,

dado

que deter

minadas distinciones ontológicas y conceptuales no

eran

toda

vía explícitas en ciertas culturas  en el estoicismo y el neopla

tonismo,

por

ejemplo, las

nociones

de cuerpo y espíritu son

imprecisas). El dualismo radical cartesiano, en cambio, es un

resultado extremo de lamentalidad científica típica de la men

talidad occidental.

Las perfecciones trascendentales -ser,

unidad

,

bien

, in

teligibilidad, belleza-, junto a o tros a sp ec to s a fine s a lo s tras

cendentales, como el orden, las relaciones, la causalidad, están

presentes

por

doquier

en

el universo.

Pero

no son idénticos

en

todos los casos y por eso no tie ne n que tomarse de una manera

unívoca. La vida artificial no esla vida natural. La inteligencia

de un animal, de una s oc ie da d o de un robot

humanoide

no

son «inteligencias» en el mismo sentido. De ahí la urgencia de

contar con

una ontología

que sea c ap az d e dar cuenta de las

distinciones fuertes presentes en nuest ro conoc imiento

común.

24

  s posiciones filos áfic s

3.Conductismo

El conductismo psicológico fue una reacción contra la psi

cología introspeccionista. Como es sab id o, el p ro ye cto b eh a

viorista inicios del siglo xx) consistía en reducir los conteni

dos psíquicos «interioristas» a esquemas de comportamiento

externo, seg ún la

estructura

«estímulo

ambiental-respuesta

conductual

», adquirida

po r experiencia aprendizaje .

El

hambre,

la sed , el dolor, deberían

interpretarse

en

términos

de actos externos, analizables científicamente y eventualmente

reductibles a leyes, conforme al método de las ciencias experi

mentales   hipótesis y verificación). La secuencia estímulo res-

puest

se asumía, normalmente,

en

un sentido fisiológico.

El behaviorismo psicológico es deudor

del

verificacio

nismo epistemológico. En la medida en q ue , a p ar ti r de u na s

supuestas leyes fenoménicas, se intentó

remontar

a ciertas hi

pótesis causales

profundas por

ejemplo, a predisposiciones

para

actuar de un

determinado

modo) , el behaviorismo se fue

atenuando

en su rigor. La psicología cognitiva nació como re

acción contra el

conductismo en

la segunda

mitad

del si

glo xx), demostrando la inevitabilidad del recurso a represen

taciones y a e st ad os interiores cognitivos y emotivos, con el

objeto de

explicar

el comportamiento intencional externo

  lenguaje, actos de la conducta).  

El «behaviorismo» filosófico -aunque esta expresión no

sea muy común- pretendió, en cambio, explicar el vocabulario

psicológico interiorista actos privados, solo accesibles al yo), tí

pico del cartesianismo, en términos de

grupos

d e a cto s e xte r

nos y públicos junto a las disposiciones) . No se va tanto a la

descripción c ie ntífic a, sin o a un plano fenomenológico ex

te rn o, a la conducta común. Esta es, por ejemplo, la postura de

Ryle . Esta orientación filosófica desplazó la atención a las rela

ciones de los estados cognitivos y emotivos con la actividad ex-

7 Cfr. G. RYLE,

 l

concepto

 e

lo

mental Paid ós, BuenosAires 1967.

Page 12: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 12/22

Filosotia de la triente

terna de las personas, donde esos estados semuestran efectivos,

así

como

la cólera se expresa en

una

serie de acciones persona

les

-ataques,

venganzas-, o

como

alguien

muestra

inteligencia

por

su habilidad

para

realizar acciones inteligentes concretas.

La idea de dejar marginados los actos psíquicos interio

res -dolor, sensaciones, intenciones,

voluntad-,

llamados qualia

en lafilosofía de la

mente

cuando se tratade sensaciones, no es

convincente. Ningún conjunto de actos externoses equivalente

a un acto interno. Los actos interiores pueden manifestarse de

modos muy contingentes:

no hay una manifestación

externa

unívoca

que pueda

servir para definirlos. Lo

que

de verdad ex

plica la conducta racional de

una

persona son sus motivacio

nes . Si tomo una medicina, será

porque deseo

curarme, po r

ejemplo, de un

dolor

decabeza  deseo, dolor: estados interiores .

Los conductistas reconocieron a veces las disposiciones o predispo-

siciones como un factor que da razón de los actos públicos. Pero

esto

no

basta. Las disposiciones

para

realizar ciertos actos,

en

los agentes intencionales,

son

precisamente las representacio

nes, las emociones, las razones  en cuanto estados habituales .

4. Neurologismo

y

emergentismo

a Teoría dela identidad

El dualismo de lo físico /l o

mental

se resuelve en algu

nos autores en la identidad en favor de los actos físicos. El can

didato

a acto

mental

 idea,

emoción

, sentimiento no pasaría

de ser un acto físico complejo de tipo nervioso.

El desarrollo de la neurología hace atractiva esta hipóte

sis. El descubrimiento de las localizaciones cerebrales de las

funciones

superiores   lenguaje, memoria, percepción, emo

ción, conciencia favorece la

idea

de que los fenómenos psíqui

cos

no

serían sino

una

actividad nerviosa sofisticada. Inicial

mente, este fenómeno pasaría inadvertido, como sucede con

26

Las posiciones filosóficas

tantas realidades fenoménicas cuya explicación físico-química

se descubre posteriormente, gracias al progreso científico. La

variabilidad y las anomalías de los comportamientos psíquicos

recibirían una explicación científica cabal en el

terreno

de las

condiciones

dinámicas de

las

transmisiones neurales: redes

neuronales, asociaciones

entre

áreas del cerebro, computacio

nes neurales, propiedades sinápticas. La explicación

profunda

del psiquismo estaría situada en el nivel neurofisiológico. Signi

ficativamente, el problema filosófico de la

relación

«mente

cuerpo» suele indicarse con el par

mente/cerebro

Parael neurolo

gismo, la actividad mental es loquehace elcerebro La

mente

sería,

sencillamente, el funcionamiento de

conjunto

del

cerebro

o del

sistema nervioso. Esta tesis, como posición filosófica, suele lla

marse teoría

de la identidad

 aunque me parece preferible el

nombre de neurologismo Ha sido sostenida, por ejemplo,

po r

H. Feigl, U. Place yJ J Smart y en un

grado

más sofisticado y

cercano al funcionalismo, por D.

 

Lewisy D.Armstrong.

El neurologismo tiene una

parte

de verdad, porque mu

chas funciones psicológicas sensaciones, percepciones, pasio

nes

son realmente

causadas

po r

eventos

neurofisiológicos.

Esta causalidad es

parcial

En una visión aristotélica, se trata de

una

causalidad

material Pero cabe investigar más a fondo la re

lación entre los pensamientos, actos libres y la actividad cere

bral. No basta detenerse en la base física.

Aquí hay dos tipos de problemas: 1.Problema descriptivo:

¿cabe reducir el

pensamiento,

la voluntad, las emociones a la

actividad

electroquímica

cerebral? 2.

Problema

causal  ¿pode

mos

decir

que

el

pensamiento,

el amor, las

creencias son

sin

más causados po r la actividad electroquímica del sistema ner

vioso? La respuesta del neurologismo a estas preguntas es afir

mativa. Se sostiene incluso la tesis fuertemente anti-intuitiva

de que los mismos qualiaserían irreales.

Un dolor no

sería más

que actividad electroquímica. El dolor psíquico no existiría.

Muchas crí ticas a este t ipo de

reduccionismo

se limita

ron

a reivindicar, a veces de modo ingenioso, la existencia tan

27

Page 13: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 13/22

Filosofía de la mente

evidente

de los

actos

interiores o

actos de

la

conciencia.

La

causa de este radicalismo reductivo parece epistemológica. Los

neurologistas

no

conocen más ciencias que las naturales: fí

sica, química, biología. «Explicar» una realidad superando los

parámetros de las ciencias experimentales no sería científico.

Pero

la explicación científica de las ciencias naturales, si

no

se

admiten

otras

dimensiones ontológicas y epistemológicas, es

inevitablemente reduccionista.

Los que sostienen la teoría de la identidad neurologista

parecen abocados a una especie de «esquizofrenia» epistemo

lógica. Son conscientes de su

propia

actividad mental, gracias

a la cua l comprenden y enseñan sus teorías, pero no están

pre

parados

para explicar la realidad psíquica humana sino en tér

minos neurológicos , y así seven obligados a ser reduccionistas,

aunque

apelando

al apoyo de una teoría epistemológica.

El

neurologismo siempre

está

en

la incómoda situación

de tener que enfrentarse

con

la evidencia de la presencia de la

conciencia, que, de todos

modos

, queda

marginada

del

cuadro

científico o es negada o reinterpretada. Esta tensión provoca la

necesidad de construir teorías

para

«explicar »

por

qué, después

de todo, creemos

que

amamos, pensamos , decidimos, cuando

en realidad no seríamos más

que

entidades físico-químicas. Está

debajo el prejuicio

en

virtud

del

cual nadapodría existir

po r

en

cima del nivel físico, o

que,

en definitiva,

todo

se

debería

siem

pre a causas físicas. A veces esto se propone

como

si fuera una

novedad de la ciencia más reciente, cosa

que

no es verdad: sen

cillamente estamos ante una interpretación filosófica.

Un

modo mu

y radical de

ser

neurologista es el

llamado

eliminativismo  cónyuges Churchland:

Paul

y Patricia

Church

land ).

Los

eventos

mentales pertenecerían a la «psicología

8 Cfr. P .S. CHURCHLAND Neurophilosophy. Toward a

Unified

Science ofthe

Mind/Brain, The MIT Press, Cambr

idge

 Mass.) 1986; P. M. CnURCHLAND,

TheEngineo

Reason

, TheSeat ofthe Soul,

MIT Press, Cambridge  Mass.) 1996;

Materia y conciencia Introducción contemporánea a la filosojia

 

la mente, Gedisa,

Barcelona 1992.

28

Las posicion es filosóficas

popular», reducida a la categoría de las explicaciones precien

tíficas, así como

cuando

nos referimos al

mundo

físico

de

modo vulgar, pero equivocado, decimos «el Sol se pone», «las

estrellas son

puntos luminosos del

firmamento

».

Pero

sivamos

al nivel de la explicación seria , la fraseología

neurológica

ten

dría

que ir

poco

a

poco

sustituyendo la jerga fenomenológica.

La sustitución

aquí

es una eliminación. Decir «hago esto porque

quiero» podrá tener

un

sentido popular, pero la verdadera ex

plicación de esta

impresión fenomenológica

sería exclusiva

mente neurofisiológica.

Algunos

filósofos

materialistas intentaron

justificar el

uso

del

«lenguaje mentalista»,

con

el

objeto de garantizar un

ámbito

de autonomía a la psicología. Se lo quiso legitimar, po r

ejemplo , proponiendo

que

la «vitualla» mentalista sería un

conjunto de construcciones teóricas, semejantes a las hipótesis

causales inobservables de la física, quizá útil a efectos científi

cos , lingüísticos o representativos. De este

modo nos

acerca

mos

al funcionalismo. En esta

línea

se coloca la

propuesta de

Dennett

de la actitud intencional intentional stance , que «per

mite»

atribuir

estados

mentales

a los animales e incluso a las

máquinas robots u otras cosas) , Aquí se está tomando pres

tada

una

categoría de la f ilosofía de la ciencia, a menudo en

tendida en

un

sentido instrumentalista

,

para dar razón de

la

conveniencia de abandonar el lenguaje mentalista. Paradójica

mente , lo que es más obvio nuestras sensaciones, ideas, inten

ciones) ahora se ha

convertido

en

una

«construcción teórica»

que , como mucho, podría ser felizmente útil.

Las consecuencias del

neurologismo

, s i se

tomaran con

coherencia

,

podrían ser

totalitarias. Toda actividad

humana

,

moral, religiosa, política, artística, científica, debería someterse

al

primado

de la neurología,

con

implicaciones inquietantes de

tipo educativo yjurídico. No por casualidad se habla de neurofi-

loso ía  Patricia Churchland). En los últimos

años hemos

asís-

 

Cfr. D.C . D

E NNEIT

,

La actitud intencional,

Gedisa, Barcelona 1991.

29

Page 14: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 14/22

f i l ~ 1 l f f 11 1

l o

 

inflación del uso del prefijo neuro en fórmulas

como

I/ I/HI/ lim, neurorreligion; neuroestética y

otras semejantes.

b Biologismo naturalista

Las restricciones lingüísticas

y

conceptuales de la

teoría

de la identidad no son necesarias para sostener una visión neu

rologista. Algunos autores, especialmente en el campo neuroló

gico, más

que

filosófico, reconocen

de buen

grado los niveles

psíquicos elevados

(emociones, conceptos),

solo

que

les

dan

igualmente

una interpretación neurologista. Su

postura

no es

tanto la de una escuela filosófica elaborada, sino más bien

una

cosmovisión de tipo biologista neural,

defendida

a veces

con

el

entusiasmo provocado

por

los avances de la neurociencia en las

últimas décadas. Elbiologismo prevalece especialmente en nues

tros días, después de la relativa crisisdel funcionalismo computa

cional

que

veremos más adelante. Estos autores suelen criticar el

conductismo y el

computacionalismo,

viéndolos como insufi

cientes

po r

haber descuidado la importancia de la biología.

Algunos investigadores conocidos en esta línea son, por

ejemplo

  ]

P. Changeux ? y M. S. Cazzaniga , fuertemente

neurologistas. Otros menos radicales, aunque tendencial-

mente materialistas y de todos modos,

importantes

po r sus es

tudios

neurológicos, son

A. Damasiot y G.

Edelman

, Más

  Una obra suya

mu

y conoc ida es

El hombre neuronal

Espasa-Calpe,

Pozuelo de A1arcón 1986.

11 Cfr., entre otros escritos,

Cuestiones de

la

mente: cómo interactúa la

mente y el cerebropara crear nuestravida consciente Herder

, Barcelona 1998;

El

pasadode

la

mente Andrés

Bello , B

arcelona

1999.

12 Cfr., po r ejemplo, La sensación de loque ocurre Debate, Barcelona

2001;

En buscadeSpinoza: neurobiología de

la

emoción y

los

sentimientos 

Crítica,

Barcelona2005.

 3 Cfr.

TheRememberedPresent

BasicBooks, Nueva York 1989;

B ight Air

BnlliantFire.

On

the Mauerof

the

Mind Basic Books, Nueva York 1992; en cola

boración con G.TO

N N

,

El universo

de la

conciencia

Crítica, Barcelona 2002.

30

Las posiciones filosóficas

abierto

a una visión no reduccionista nos parece, en cambio,].

LefIoux .

Algunas posiciones de estos

autores

podrían ser compa

tibles

con

el

emergentismo

,

que

veremos en seguida. Sus indi

caciones científicas

sobre

el lenguaje, la

conciencia

, las emo

ciones y tantos otros puntos situados

entre

la

neurociencia

y la

psicología son aportaciones significativas.

Pero

no

es aceptable

el eventual intento de

dar

cuenta de modo radical de la moral,

la religiosidad o,

más

en general, del comportamiento hu-

mano

en

todas

sus

dimensiones.

La

neurología proporciona

una

plataforma

básica

para

la

antropología,

sin

ser

su núcleo

esencial. Pero todo lo

que

en esos estudios sea científicamente

correcto es compatible con la visión de la filosofía de la

mente

propuesta en este libro.

c  Emergentismo

Para

esta posición filosófica, la complejidad orgánica ner

viosa

produciría

ciertas

propiedades holísticas

superiores, no de

ducibles de la

suma

de las

partes del

organismo, así

como

de

muchas

entidade

s microscópicas

emergen

propiedades macros

cópicas en los cuerpos, propiedades que, en cierto sentido, son

«nuevas» respecto a las de las partes. Lo mismo cabría decir de

las

propiedades

de la vida. Los rasgos de la vida y la conciencia

«emergerían» desde cierta complejidad química. Esta posición

se llama

emergeruismo.

La sostiene,

po r

ejemplo, Mario Bunge'>

El

notrum

«emergente»

desde

abajo, en esta filosofía, se

acerca

en parte a la

noción de

forma aristotélica, al

menos

en

sentido

amplio.

Claramente

,

un

edificio

posee

una estructura

propia, suscitada

por

el orden entre los componentes materia-

14 Cfr.

Synapt ic Self:

R l }

Our Brains Become Who We Are

Penguin ,

Nueva York 2002;

El

cere

bro

emo

cional

Planeta, Barcelona 2000.

15 Cfr. M. BUN

GE The Mind-Body Problem. A Psychobiologi calApproach  

Pergamon

Press, Oxf

ord

1980.

31

Page 15: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 15/22

  /IIIfIif f1 d /

_

Ir e

la

construcción (ladrillos,

cemento,

etc.).

Pero

la pro

piedad holística, en

cuanto

entramado de relaciones, no goza

del nivel ontológico de la formalidad aristotélica. La propie

dad holística no posee

un papel

causal respecto al nivel infe

rior. La «form

 

de una estatua o de una casa es irreductible a

sus

partes

, a las que les da un sentido, pero no las organiza

bajo

ningún

concepto. La forma de

un

todo artificial, en todo

caso, sirve como criterio o modelo que inspira al fabricante en

su trabajo. La causalidad formal aristotélica, en cambio, es un

principio «fuerte» del que depende la estructuración global

del individuo de una especie.

Otros filósofos emergentistas reconocen a ciertas confi

guraciones de la materia la capacidad de suscitarperfecciones

realmente nuevas y no

meramente

propiedades del todo. Sos

tienen esta posición, por ejemplo, Popper, Margolis y, proba

blemente

, Searle. La aparición de

una

novedad ontológica a

partir

de transformaciones materiales sigue , según estos auto

res, las víasde la evolución. Esasí

como

, según

Popper

, la vida

surge de la no-vida, la conciencia procede de la vida y la mente

humana emerge de la vida animal. El emergentismo de Pop

pe r desemboca en el dualismo  dualismo emergentista . Los nive

les superiores (conciencia, l ibertad) ejercen un control sobre

los niveles inferiores. Entre la mente y el cuerpo se

producen

verdaderas

interaccione

s. El emergentismo de Popper no es

materialista: la mente surge por evolución, pero es diversa de

la realidad fisica. Su aparición es casi una creación o un mila

gro

de la naturaleza' . El emergentismo holístico, en cambio,

16 Cfr.] .

MARGOLIS

Persons andMinds, Reidel, Dordrecht 1978.

17 Para Popper, el psiquismo  mundo 2) es diverso del mundo mate

rial (mund o 1). Los pensamientos, las

opiniones,

los

deseos,

el yo, la

conciencia, no son cosas materiales. Cfr. K POPPER ]. C ECCLES Elyoy su   -

rebro Labor, Cerdanyola 1985; K POPPER, Conjeturas y refutaciones: el desarrollo

delconocimiento científico,Paidós Ibérica, Barcelona 1994; Conocimiento objetivo,

Tecno

s, Madrid 1974. La pos ición de Eceles en la obra citada  Elyo

y

su cere-

bro

) es, en cambio, dualista extrinsecista. Para una evaluación de esta tesis)

32

Las posiciones filosóficas

es materialista, en cuanto las operaciones mentales se reducen

a propiedades holísticas del cerebro.

En el emergentismo de John Searle , la organización y

el dinamismo cerebral causanlos fenómenos mentales (pero la

conciencia, la subjetividad y las sen saciones

son verdaderos

qualia). No sabemos explicar bien cómo se produce este salto,

pero

el

evento

es real y es de n

aturaleza

biológica.

Para

de

fender

la realidad de los qualia (realidad de «pr imera per

sona»,

no

de «tercera persona

»}

, Searle ha propuesto argu

mentos formidables, todos

contrarios

al

conductismo

, al

neurologismo y al emergentismo hol ís tico, e igualmente

opuestos al funcionalismo  que veremos a continuación . Es

decir, Searle se

ha

opuesto decididamente a toda forma de

reduccionismo que elimine la subjetividad. El dolor, por ejem

plo, es una cualidad subjetiva real que el sujeto sufre de ver

dad, no

una

característica del organismo que

podría

explicarse

suficientemente solo en tercera persona':'. Lo mismo cabe de

cir del yo , no equ ipar ab le a la mera estructura unitaria del ce

rebro. Searle rechaza ser considerado un dualista: la concien

cia no es una

propiedad

separada

del

cerebro, sino que se

vincula a él de

modo

intrínseco y unitario, así como la propie

dad de ser l íquido o sól ido de una substancia «emerge» de las

relaciones causales de las moléculas. Su posición, a diferencia

cfr . P. F. MARTÍNEZ-FRElRE, La nuevafi losofía de la mente,

Gedi

sa, Barcelona

1995, pp. 132-142.

18 Cfr.

J.

SEARL

E Mentes cerebros y ciencia C

átedra,

Madrid 1985; El des-

cubrimiento de la mente,

Crítica, Bar

celona

1996;

El m

isterio

de

 

c

oncienci

a,

Pai

dós Ibérica, Barcelona 2000; Consciousness and

Language

Cambridge Un iver

sityPr ess, C

ambridge

2002.

  9La descripción «en tercera persona»es objetiva con independencia

de los fenómenos

subjetivos

(así son todas las descripciones fisico-quími cas y

las formulaciones matemáticas). La descripción «en

primera

persona) se re

f ie re a una subjetividad que la siente como propia.

Para

Searle, los fenóme

nos subjetivos son reales (<<epistémicam

en t

e objetívos- . Si intentamos redu

cirlos a fen ómenos objetivos (vontol ógicamente objetivos- ), sencillame

nte

los eliminamos.

33

Page 16: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 16/22

Filosofía de la mente

d e la d e P op per, es m aterialista20: los estados mentales o subjeti

vos son estados fisicos «de nivel alto», irreductibles a estados fisi

cos no subjetivos, y son explicables po r la causalidad cerebralt .

d Superveniencia

Los f il ós of os de l a

mente

afrontaron la

temática

de la

emergencia

de los estado s m entales a

partir

d e los eventos n er

viosos

con

la c at eg or ía de l a

superveniencia.

Aceptando la duali

dad

problemática

d e even to s fisicos y ev en tos m entales, alg u

nos autores   Kim

22

, Davidson- ,

Chalmers)

sostuvieron

que

tales fenómenos estarían

en una

correlación recíproca, en el sen

tido de que un sujeto con propiedades fisicas F neurológicas)

tendría un

exacto correlato en

una

serie d e propiedades men

tales M.Dos sujetos fisicamente indiscernibles, entonces, serían

psíquicamente

indiscernibles. Se dice, entonces, que las p ro

piedades

M «sobrevienen» sobre las

propiedades

F,ya

que

estas

últimas

determinan

el aparecer de M. Al i gu al que

en

el caso d el

emergentismo, las propiedades

fisicas determinan la aparición

de la s propiedades «más altas» mentales), así como la disposi

ción d e las p alab ras o frases de una composición literaria deter

minan el «sobrevenir» de sus cualidades artísticas o literarias.

20

Searle es materialista en el se ntido de que no reconoce la mente

humana como independiente de la materia. El materialismo neurologista de

otros filósofos consiste, además, en negar la re alida d de los a ctos subje tivos

 sensaciones, emociones o

el

mismo yo o suje to). Estos a utores te me n, c on

razón, que el reconocimiento de los actos subjetivos

ponga

e n pe ligro la pri

ma cía a bsoluta de la físic a, lo que a l final a c aba ría

por

favorecer la afirma

c ión de

una

realidad metafísicao espiritual.

 

Para

S e arle, la neurología actual no

explica cómo

el cerebro

«causa» la conciencia, pero un día podría conseguirlo. Por el momento, la

realidad de la conciencia sigue siendo un «misterio».

22 Cfr. J.

K M , The

Philosophy

of Mind

Westview Press, Boulder   Colo

rado)

1996.

23 Cfr.

D.

DAVIDSON,

Mente,

mundoy

acción,

  to

34

  s posiciones filosóficas

La sobreveniencia  supervenience es una

correlación

mo

nodireccional: el evento fisico determina el ev en to m ental, no

al r ev és . Se aplica

muy

bien al clásico

ejemplo del dolor:

es

claro

que el dolor no

causa

un a estimulación nerviosa, sino

que más bien la

estimulación nerviosa causa

esa sensación.

Pero no es tan fácil decir lo m ism o d e los estado s mentales más

altos,

como

una

emoción

o

un

pensamiento.

La relación

de

sobreveniencia puede interpretarse en

muchos sentidos, según el tipo de «realidad ontológica» que

cada

autor

reconozca

a los estad os mentales o subjetivosv . En

el neurologismo radical, el estado mental «sobreveniente- es

idéntico a la b as e neural. En el funcionalismo,

como ahora

ve

remo s, la so breven ien cia se interpreta en el sentido de que la

base cerebral causa la ap arició n d e los estado s m entales.

  Los funcionalismos

a Computacionalismo

El emergentismo y el

principio

de

sobreveniencia

se

acercan a la propuesta funcionalista. Esta corriente nació con

ocasión del desarrollo de las ciencias cognitivas. Estas discipli

nas superaron la renuencia behaviorista de

indagar

en la «caja

negra» de la

mente

in terio r, g racias a la d escrip ció n yexplica-

ción

d e los eventos mentales en b as e a

modelos

computaciona-

les. La mente se

toma

aquí según la analogía del software de

un

ordenador, es d ecir, como un programa o un método de ela

borar y transmitir la información. La do s cien cias p rin cip ales

24 Cfr., para una discusión del tema, N.

MuRPHY,

Superoenience and the

DownwardEffiou» oftheMental:a nonReductiuePhysicalist AccountofHuman Ac-

tion en

R RUSSELL

e t a l. e d. ), Neuroscience and thePersono Scientific Perspecti

ves on Divine Action Vatican Observatory Publications, Vatican City State

1999, pp. 147-164; J. SElFERT, Das Leib-Seele-Problem und diegegenwiirtige philo-

sophische Diskussion cit., pp. 74-76.

35

Page 17: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 17/22

Filosofia de la mente

del cognitivismo

-con

influjos

mutuos-

son la

informática

y la

psicología cognitiva

2

 

La posición funcionalista

pretende

reaccionar contra la

reducción de los estados mentales a simples estados neurales o

a actos de laconducta. Es preciso reconocer a los estados men

tales un estatuto autónomo. Una primera forma de funciona

lismo, iniciada

po r

Putnam

 pero luego

abandonada po r

este

filósofo), esla versión fuerte de

funcionalismo

computacional Así

como la máquina informática posee ciertos «estados internos»

de tipo funcional, irreductibles a sus partes físicas o electróni

cas programas, secuencias de símbolos, memoria, instruccio

nes, operaciones de cálculo), del mismo modo

cabría concebir

a nuestra mente como una especie de estructura computacio

nal propia del cerebro  que sería el hardware 26

La

verdad

es

que

los ordenadores

fueron creados

si

guiendo una analogía con nuestros procesos cognitivos, y no al

revés. El

input

equivale a la llegada de datos como sucede con

nuestras sensaciones), a lo

que

sigue su elaboración con pro

cesos análogos,

en

cierto modo, a la percepción, traducciones

e inferencias y conservación  memoria , hasta l legar al

output

así como nuestra

mente

llega a conclusiones o da órde

nes

que

configuran nuestra conducta. Los

ordenadores

pue

den,

entonces, simular emulare incluso superar los resultados

cognitivos elaborados por nuestra

mente

 cálculos, traduccio

nes, comandos de acciones inteligentes). De aquí nació la ten

tación del funcionalismo

computacional

radical, a veces lla-

 5

Hoy, el cognitivismo psicológico sigue

una línea

renovada. Aquí

me refiero al cognitivismo en su fase «clásica» últimos decenios del siglo

xx) . Como escuela psicológica, el cognitivismo reaccionó contra el behavio

rismo, reconociendo la realidad de los estados mentales atención, percep

ción, memoria, emociones. razonamientos). El acercamiento a la ciencia

computacional no es necesariamente una reducción, sino más bien una ins

piración, según lametáforade la mente como un ordenador.

 6Cfr. H.

PUTN M

Mind Language and

RRality

: Philosophical

Papers

 

vol. 2, Cambridge University Press, Cambridge 1975, pp. 325-440; Representa-

cióny

realidad:

un

balance critico

delfuncionalismo Gedisa, Barcelona 1990.

36

Las posiciones filosóficas

mado teoría de la

inteligencia artificial

fuerte Conforme a esta

teoría, no se vería

ninguna

diferencia de fondo

entre

nuestra

inteligencia y el funcionamiento de las máquinas inteligentes

 Minsky,Dennett- ).

Por

desgracia, el funcionalismo computacional es

una

nueva

forma

de reduccionismo. Los estados subjetivos de la

mente

se toman aquí

como

estados informáticos.

Por

eso, la te

sis funcionalista fue más convincente, po r lo menos en parte,

aplicada a los procesos

puramente

cognitivos cálculos, solu

ciones de problemas, deducciones), ylo fue mucho menos res

pecto a estados más claramente subjetivos, como el dolor, la

sensación o la emoción. Un

ordenador puede

efectuar un ver

dadero cálculo  no como un acto cognitivo,

pero

síllegando a

resultados correctos), pero no puede sino imitar las emocio

nes o el yo dolor, angustia, amor, gozo) .

El funcionalismo implica,

en

general, la

reducción

de

los actos o estados mentales a las funciones de una máquina,

sin llegar a reconocer la realidad de los

actos

de un

sujeto

Por

eso el funcionalismo se parece al emergentismo. Pero el fun

cionalismo computacional, como he dicho,

apunta

a los «esta

dos internos» del ordenador tradicional- . Estos estados son

informáticos o simbólicos El

ordenador

«parece»

tener

una

mente

no solo

porque

calcula o deduce, sino

porque

elabora

la información

mediante un

lenguaje o gramática, utilizando

«categorías representativas».

27

Cfr.

M . MINSKY

The

Society

ofMind cit.;

D .

C.

DENNETT,

 

actitud in-

tencional; cit.; M. BODE , Inteligenciaartificialy hombre   t u r ~ Tecnos, Madrid

  984;ThePhilosaphy ofArtificial Intelligence

 ed.), Oxford UniversityPress, Ox

ford 1989/1990. Aunque con más moderación, Margaret Boden está cer

cana a lavisión computacionalistade la mente humana.

28

Los ordenadores tradicionales siguen la «arquitectura» de Turing

o de Von Neumann,

que

se basa en el simbolismo . es decir, en una gramática

 reglas sintácticas) constitutiva del programa. La computación artificial no

simbólica sigue, en cambio, la arquitectura conexionista redes neurales),

como veremos en elcapítulo 6.

 7

Page 18: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 18/22

Filosofia de la mente

La

posibilidad de implementar los

pro

gramas

computa

cionales en bases electrónicas diversas (y no solo electrónicas)

se

ña

laba la existencia de un abismo en tre la «mente» del orde

nador

y el h rdw re Los funcionalistas defendieron ,

en este

sentido, la tesis de la múltiple realizabilidad de los estados men

tale s, un punto que alejó la teoría de la mente de la base fisica.

El soporte nervioso aparecía c

omo

algo accid

ental

, así c

omo

el

contenido de un l ibro es

independiente

de la materialidad de

sus p

ágina

s.

Por cur iosa paradoja, el funcionalismo comput

acional

generó

una nue

va

forma

de dualismo. La «mente»

er

a tan in

dep

endiente

de la plataforma

materi

al, qu e

podía

re alizarse

en todo

tipo

de ordenadores, en los

ce r

ebros humanos o en

robots cuánticos de u n futuro de ciencia-ficción. De aquí na

cieron

idea

s fantasiosas hoy

mu

y

conocid

as,

como

la posibili

dad

de que el «con tenido i

nfor

mático» de

nuestra

pers

on

ali

dad pudiera ser un día preservado y

transf

erido a ordenadores

cósmicos del

futuro

(casi como una «reencarnación de almas»

o

una

«resur recc ión»).

La confusión

-mezcl

a indiferenciada- entre las nociones

de sensación, actos intelectuales y contenidos del pensamiento

favoreció estas ideas extravagantesw. Es ve

rdad que

los

  ntenidos

ob etivos de l pen samiento son

inmateriales

y pueden transcri-

 19 Los protagonistas de los deba tes de lafilosofia de la ment e tiende n

a tomar losestados mentales como si fue ran de un único tipo, sin distinguir

ent re el nivel sensitivo y el nivel intelectual. Esta costumbre es fuente de no

pocasoscuridades (un do lor fisico es algo muy distinto de un pensamien to) .

Muchos

aut

ores as

ume

n ciertos actos mentales bajo la categoría de las actitu

des proposicionales

(  reo qu e t-. «deseo que p» , do nde el verbo

pr

incipal

(v

creo-

,

«deseo»,

«pienso»)

indica una actit ud men tal de c ar a a un ob

je

to

ind icado

por

la proposición sub ordinada (  e seo que vengas- ) qu e sirve

como complemento directo del verbo principal. Pero la noción de actitud

proposicional,

aunqu

e es interesante para la filosofia del lenguaje , no es de

cisiva p

ara

l a gnoseología o epistemología. Más impor tante es la distinción

entre conocimiento sensible e int electual. Por ejemplo, ver un a casa es un

acto sensitivo; en cambio, decir «veo un a casa» expresa un juic io , un verda

dero acto intelectual.

38

Las posiciones filosóficas

birse en

mu

chas lenguas, en libros

impr

esos, en sopor tes elec

trónicos, y que pueden pasar de

una

pcrsona a ot ra . Pero esto

no vale para los actos subjetivos. No tiene sentido decir que un

acto de fe o una emoción sean un «estado informático-w.

El funcionalismo computacional, concluyendo, aunque

supera el reduccionismo neurológico y c

onductual,

acabó por

poner

en

crisis la

distin

ci

ón

entre la m

ente hum

an a y la

«men te» de la m

áquina

, en tre la inteligencia

human

a y la inte

ligencia artificial. Así lo hizo Turing cuando apuntó a la posibi

lidad de que nuestra in teligencia no se

ría

algo esencialmente

diverso de lo que hacen las funciones computaciona les de al

gunos

po t

en tes ordenadores  .

John Searle, con su conocida

pa r

ábola de la «habitación

china» y con otros argumentos, introdujo la neta distinción

entre intencionalidad intrinseca

e

intencionalidad

derioada

 

La

in tencionalidad

intrínseca pert enece a los genu inos actos cog

niti vos. La

deri

v

ada

es

relativa a u n observador

 un in térprete .

Así como un libro no contie

ne

pensamientos, pero sus símbo

los indican c

on tenido

s que

un lector

puede

entend

er (in ten

cionalidad derivada), algo análogo ocurr e con el ordenador.

El lenguaje de los programas lo es solo con relac ión a un intér

prete humano. Una máquina no puede tener una semántica,

ni una sintaxis intrínseca, aunque el lenguaje siempre va a ma

terializarse en una base material. La intencionalidad

rel

ativa

está en fun ción de la intencionalidad in trín seca.

  El com putacion alismo abst racto provocó , p

or

reacción , nu evas

orie n taciones del cogn itivismo, con

el

a

cento

puest o en la dimen sión ex

te

rna

(vecol ógíca») donde la cognición se sitúa , o en el tipo de c

orpor

eidad

donde se incardina. El conocer está siempre

situado

y es

encarnado embodied

knowledge .

La nueva orientación ha repercutido en la robótica, con la ten

dencia a fabricar no ya «inteligencias artificial es g

ene

rales», sino agentes in

te lectuales situ ados, con un cuer po específi co , competente s pa ra ciertas

tare as.

31 Cfr. A. T URING,

Computing Machiner and Intelligence,

«Mind», 59

(1950) , pp. 433460, donde se p rop on e el cél

ebr

e «test de

Turing».

32Cfr.] . SEARLE,

Consciousness andLangllage,

cit., pp . 77-89, 106-129.

39

Page 19: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 19/22

f ilr lwfífl dr  u nw -

,lt

  _

Las

redes

conexionistasñ

en

cuanto

modalidades no

sim

bólicas de computación , parecerían

substraerse

a

esta

obje

ción. Las crí ticas a la metáfora del cerebro

como

un

ordena-

do r mostraron

que el

sistema

nervioso

no

computa

con

símbolos.

Pero también aquí

hay

que hacer

una serie de distin

ciones. Los términos computacióne información tienen varios

sentidos. La

computación

estricta es

un

método

inventado

po r

el

hombre para efectuar

cálculos

mediante

la manipulación de

símbolos. Más ampliamente, es el

método con

que el hombre

aprendió

a procesar la información

mediante

símbolos>. Esta

elaboración consiste, en definitiva, en producir secuencias or

denadas

entre los

símbolos,

según

regl

as

preestablecidas,

como

se hace,

po r

ejemplo, en una traducción o

en

un cálculo

aritmético (los pasos entre las secuencias son las operaciones

computacionales

. A su vez, la

información

es, en general, el

orden que se ha

introducido

en una serie de

elementos

, dispo

nible

para

ser transmitido. La informática se ocupa de la trans

misión y elaboración de la información mediante el simbo

lismo  por ej. , codificación y descodificación).

La

información

y la

computación

, en un primer

momento

se referían a procesos cogn itivos «<informar»   c1ásicamente, es

transmitir

un

conocimiento

. Derivadamente, esos términos

aluden

a

operaciones

simbólicas automáticas de

máquinas

(or

denadores ,

indicadas con

una terminología

cognitiva analó

gica «<mensaje», «memoria», «inferencia»).

Pero

el hombre

siempre descubre un orden dinámico «<información») en la

naturaleza.

Podemos

describir y calcular este

orden en

térmi

nos abstractos

(leyes,

funciones

matemáticas ,

también

de

modo informático y computacionaL

33Cfr.

nuestr

o capítulo6, n. 8.

34

En la

comput

ación

estr

icta, el

proceso

lo hace

una

m

áquina

de

modo automático (« intencion alídad

derivada

») , aunque

nuestr

a

mente

puede también c

omputar

, siguiendo los pasos de la razón (  inten cionalidad

intrínseca»).

40

Las posiciones filosóficas

En este sentido, cabe

hablar analógicamente

de

un

com

portamiento

«inteligente »

de

la naturaleza, como si e ll a hi

ciera cálculos matemáticos, y po r eso atribuimos a los organis

mos un «código genético», o

decimos

que «el cerebro

computa». Algo semejante ocurre en las redes

neurales

artifi

ciales. Su modo de computar

imita

los procesos

neurales

de

procesar la información, solo

que

lo

hacen separadamente

de

los verdaderos actos intencionales. Yno po r eso estamos subes

timando

el orden

natural

no cognitivo.

Análogamente

,

enten-

d

emos

la naturaleza con la matemática,

pero

en el mundo

físico

propiamente

no existe la matemática (como equivocada

mente pensaban

los pitagóricos). El

orden del

cosmos

no

es

una fotocopia de la matemática, ni viceversa.

El funcionalismo computacional no fue capaz de llevar a

un discernimiento ontológico entre estos aspectos. Los actos

personal

es cognitivos no

pueden confundirse con

las

opera-

ciones simbólicas o no simbólicas de un ingenioso

procesador

de la información, ni tampoco son iguales a los procesos natu

rales ordenados,

inteligibles

pero

no inteligentes, «racionales»

solo en el

sentido

derivado con que

podemos hablar

de la ra

cionalidad de la naturaleza  .

b

tros fun

cionali

smos

Ha

y otras formas más moderadas de funcionalismo. El

funcionalismo

repr

esentacional

 Fodor

  )

emplea

el

modelo

com-

35 Otra defensa de la realidad de los actos subjetivos, contra el com

putacionalismo y la teoría de la identidad, puede verse en TH. NAGEL,

WhatIs

lt LikeToBea Bat?,

  The Philosophical

Review- ,

83 (1974), pp. 435-450. Este

arúculo tuvo un gran impacto

entr

e los filósofos de lamente.

36

Cfr.

J.

A.

F üDÜR, El lenguaje delpensamiento 

Alianza, Madrid 1985;

La modularidadde la mente

Morata, Madrid 1986; La

mente nofun ciona así: al-

cance

y

límitesdela psicología computacional

Siglo XXI de España Editores, Ma

drid 2003.

41

Page 20: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 20/22

FiII/.wfillllt ll/ mente

_

putacional en

sentido

amplio, más bien metafórico,

aunque

esto genere algunas ambigüedades. En

una

línea inaugurada

po r la psicolingüística de

Chomsk

y, el

punto central

de esta

posición está en ver los procesos de la mente como

una

serie

de relaciones «sintácticas »

entre

representaciones

 concep-

tos), en el

contexto

de

un lenguaje

del

pensamiento

«<menta

les») constituido po r proposiciones mentales. Contra el elimi

nativismo neurologista, la psicología

fodoriana

sigue de ce rca

la fenomenología de la «psicología

popular

».

Realmente,

el

«lenguaje del

pensamiento

» no

parece

muy distante

del

pensa

miento

mismo, o al menos de algunas de las

operaciones

men-

tales

consideradas

po r la filosofía clásica,

como

la

formación

de las proposiciones mentales.

El funcionalismo

causal  po r

ej., Davidson)

toma

los actos

mentales en

su papel causal

respecto

de

otros

actos

mentales

(deseos, creencias) o respecto a instancias no psíquicas (los estí

mulos ambientales causan

un

acto

mental

y este

puede

modifi

car la conducta). Se abre así

el

espacio a un análisis psicológico

autónomo con respecto a las descripciones neurológicas o con

ductuales. Algunos funcionalistas discutieron temáticas episte

mológicas o gnoseológicas, como la cuestión del contenido sig

nificativo de los estados mentales  intencionalidad y relación

con

el

mundo 37. Otros funcionalistas (<<teleológicos » 8 vincu

laron los estados mentales a situaciones biológicas o a funciones

orgánicas adaptativas, surgidas con la evolución de los vivientes.

De todos modos, aquí

no

se llega a ver en los estados psíquicos

verdaderos

actos

subjetivos y mucho menos actos personales

El funcionalismo reivindica la

autonomía de

los estados

mentales

desde

el

punto

de vista epistemológico, pero ontoló-

gicamente es insuficiente.

Por temor

a caer

en

el dualismo, no

elabora una teoría

ontológica y

antropológica

de los actos psí-

37 C.] . M

OY

, en

Filosoia

 e l

mente

Universidad de Valencia, Valen

cia 2006, discute ampliamente estos puntos, cfr., pp. 151-185.

38

Cfr.W L

Y N

,

Consciausness

MITPress, Cambridge (Mass.) 1987.

42

 

s posiciones filosóficas

quicos. La pura funcionalidad es ontológicamente neutra. Sin

las debidas distinciones , siempre cabrá transferirla idealmente

a máquinas o a animales.

6.

Hacia un replanteamiento del debate

«

alm

a/ cuerpo»

La cuestión «mente / cuerpo», «mente/ cerebro» se

ha

planteado de

un

modo muy restringido en la filosofía de la

mente. Los debates se

han

agotado y

no

se

vislumbran

nue-

vos horizontes filosóficos, e incluso tal vez se cierran. Esos de

bates tuvieron

vida

en cuanto acompañaron

al surgimiento

de nuevas perspectivas

interdisciplinares nacidas

en la neu-

rociencia

y en las técnicas

de

computación. Pero al final

no

dejan

espacio

sino

para el

desarrollo

científico, sin darnos a

la vez,

como cabría

esperarse de la filosofía, el apoyo d e u na

visión

humanista.

Epistemológicamente, las controversias se

mantuvieron

bajo

el

dominio tácito de las ciencias. El denominador común

de los contendientes es el rechazo del

dualismo

cartesiano,

que

para ellos aparece como la for ta leza de

un

espiritualismo

ya superado. Algunas voces se alzaron

contra

el reduccio-

nismo, pero dentro de los límitesdel encuadre epistemológico

citado. Ciertas formas de reductivismo

fueron

criticadas solo

para dejar paso a otras nuevas. La confusión ontológica es no

table, y ante ella surgió solo la reacción del

sentido

común ,

útil pero no suficiente.

Uno

de los

autores

más eficaces

en

la crítica

antirreduc-

cionista fue

John

Searle . Sin embargo, ni siquiera Searle con

sigue superar, en mi opinión, los límites de la habitual filosofía

  9

Otro filósofo antirreduccionista es TH.

NAGEL

(cfr. The

View

from

  ouihere; Oxford University Press, Oxford 1988). Nagel es consci

en t

e de la

enorme

dificultad conceptual de la visión científica y filosófica corriente

para concebir la subjetividad

y

se opone al reduccionismo, pero no   l ~ ~ a

proponeruna

teoría propia. Suanálisis se queda en un plano problemauco.

4

Page 21: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 21/22

Filosofia de la mente

de la

mente.

En sus argumentaciones, este filósofo

ha

defen

dido brillantemente la irreductibilidad de la conciencia, opo

niéndose así al

centro

de gravedad de las corrientes más difun

didas. Pero no basta reivindicar la realidad de la conciencia.

Una neurología que se ocupe con éxito de la conciencia será

interesante,

pero insuficiente. Al igual que

en

el plantea-

miento generalizado de la filosofía de la mente, falta en Searle

una verdadera dimensión metafísica y antropológica de los

problemas. Sin esto, afirmar que la conciencia existe se man

tiene a un nivel biológico y,en cierto modo, se banaliza.

Pareceríaextrañoque, en el cuadro de las posiciones filo

sóficas a las que pasamos revista, esté ausente el aristotelismo o

el tomismo- . Su ausencia es un hecho histórico y cultural

que

ahora no voya considerar. Basta tomar nota de lacasi total igno

ranciade lafilosofía de Aristóteles o cercana a él que tienen casi

todos los autores contemplados. El filósofo más antiguo tomado

en consideración, y además no siempre bien comprendido, es

Descartes. Un Descartes simplificado,

reducido

a

un

esquema

fijoy empobrecido. Toda propuesta espiritualista, por tanto, pa

rece

condenada

a recaer en el dualismo cartesiano.

40 De todos modos, hay algunos estudios del tema e n u na línea to

mista.

Aparte

de mi

trabajo

Operazioni

cognitive

«Acta

Philosophica

», cit ., y el

ya

mencionado

de].

M.

MALDAMÉ,

Sciences cognitives cfr:   W  HomoLo-

quens

Uomo

e

linguaggio. Pensieri

 

cervelli

e

macchine

 

Studio Domenicano , Bo

lonia

1989 ; G. BASTI

Il

rapporto mente

corpo nellafilosofia e nella

scienza

Studio

Domenicano ,

Bolonia

1991; voz Mente Corpo

 

Rnpporto en G. TANZELLA-NITTI ,

A.

STRUMIA

 eds. , DizionarioInterdisciplinare di ScienzaeFede Cittá Nuova,

Roma

2002, vol. 1,

pp

. 920-939;

R.

CROSS

Aquinas and the

Mind Body

Problem

 

en].

HALDANE  ed .),

Mind

Metaphysir

s  and

Value

in

the

Thomistic andAnalyti-

cal Traditions  University of Notre Dame Press, Notre Dame  IN) 2002, pp .

36-53;]. HALDANE AnalyticalPh

ilosophy

and theNatureofMind:T ime[or Another

Rebirth  en

R.

WARNER T. SZUBKA

 ed s

.), TheMind Body Problem: A Cuide tothe

Current Debate

 

Blackwell,

Oxford

1994 ,

pp

. 195-203;

Breakdoum of

Philosophy

of

Mind  en]. lfALDANE  ed .), Mind 

Metaphysics

  and

Value

in

the

Thomistic and

AnalyticalTraditions  cit ., pp . 54-75; A.KLJNY metafísica de la

mente:

filosofía

psicología

lingüística

Paidós Ibérica, Barcelona

2000; TomásdeAquino y la

mente

Herder, Barcelona 2000.

44

  s posiciones filosóficas

¿Qué intuición puede ofrecer un autor como Tomás de

Aquino en el cuadro histórico presentado? Yo

diría

que dos

puntos fundamentales:

l . El alma

como

la formadelcuerpo o como su acto subs

tancial en

unidad

con la dimensión física y en la singularidad

ontológica de una persona física. Este punto es correlativo a

una

ontología de la sensacióny la percepción

en

la

que

los ele

mentos físicos y psíquicos están íntimamente unidos. De aquí

sale, por un lado, una peculiar visión de la vida animal y,po r

otro, una filosofía de la corporalidad

humana.

Estos aspectos

no están presentes en el hor izonte de la filosofía de la mente .

La fenomenología

contemporánea

y el personalismo

podrían

contribuir , en este sentido, a una visión completa del

cuerpo

animal y del

cuerpo

humano,

con

todas sus funciones y no re

ducido a la perspectiva científica.

2.La

trascendencia

de la inteligencia, lavoluntad, la liber

tad, la persona,

con

respecto a la organicidad del

cuerpo

hu

mano. Esta es la base

que permite

hablar de la espiritualidad

de la persona

humana,

una espiritualidad encarnada, materia

lizada,

pero no

reducida a la

funcionalidad

corpórea. Este

punto, inaceptable para la mayor parte de los filósofos de la

mente porque

parecería una posición dualista, es absoluta

men

te

fundamen

tal.

En las siguientes páginas usaré este

esquema

de modo

sistemático. Así

podremos

estudiar los temas de lafi losofía de

la

mente

de una

manera

ontológica, evitando los callejones

sin salida en

que

acaban tantos debates históricos. No

po r

eso

ignoro

la situación

contemporánea

filosófica y científica de

este sector de la filosofía. Sigo el

método

de situarme en

una

perspectiva más

alta

con el

objeto

de profundizar de modo

radical en los

problemas planteados, moviéndome desde

el

principio

en una

línea metafísica y antropológica. Presu

pongo

algunos

puntos

fundamentales,

como

el realismo cog

noscitivo, la psicología de la

percepción,

la intencionalidad,

la conciencia, la identidad de la

persona

 a veces, considera-

45

Page 22: Filosofía de La Mente Cap 1

7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 22/22

 ilosofí de l mente

dos

por

los filósofos de la mente aunque con resultados esca

sos en cuanto estimo preferible

que

sevean con holguraen

la filosofía del conocimiento y la antropología Me referiré a

ellos

en

la medida en

que tengan

relación con las cuestiones

afrontadas directamente

en

los siguientes capítulos.

46

Capítulo 2

EL CUERPO SENSITIVO

1. Hilemorfismo: aspectos ontológicos y epistemológicos

El

mundo

físico está caracterizado

po r

la complejidad

no solo

en

el

sentido

que

tiene

este término

en

las ciencias

biológicas sino en un a perspectiva pluridimensional y analó

gica. De ahí que haya muchos tipos de descripciones y explica

ciones de las cosas. El

problema

es ontológico epistemológico

y lingüístico.

En

 

momento del análisis siempre encontraremos una

pluralidad

de elementos

un a

totalidad relaciones de coordi

nación subordinación jerarquías diversos modos de

unidad

substancial y unidades de orden así como variadas formas de

la causalidad.

Cuando

prevalece solo un tipo de análisis

por

ejemplo la perspectiva tipificada de las ciencias naturales la

comprensión se

empobrece

La analítica causal científica es

competente para todo lo que se relacione con la causalidad

material de las cosas.

Por

eso es úti l

para

la técnica

dado que

podemos intervenir en los

cuerpos

solo

alterando

su estruc

tura

material. Pero si los cuerpos

tienen

otras dimensiones la

analítica causal científica será insuficiente.

Con

la física pode-

47