filosofía de la mente cap 1
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7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 1/22
Colección : Albatros
D
irector
de la colección: u n Manuel Burgos
Juan José Sangu
inet
i, 2007
Ediciones Palabra, S.A., 2007
Paseo de la Castellana, 210 - 28046 M DRID España
Telf.:
34 9135077 20 . 34 91
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Diseñode la cubiert : Carlos Caso
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: 978-84-9840·121-9
Depósito Legal: M. 16.977-2007
Impresión : Gráficas Anzos, S.
L.
Printed inSpain - Impreso en España
ilosofía de la mente
Un enfoque ontológico
y
antropológico
u n osé
Sanguineti
alabra
7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1
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PRESENTACIÓN
La filosof ía de la mente es un área de investigación ca-
racterística de la tradición filosófica anglosajona Nació
po r
la necesidad epistemológica y
lingüística
de
hablar
de la
mente
y
de los actos
mentales
para
referirse a ciertos aspectos
de las operaciones de la conducta humana En la filosofía
clásica las temáticas
propias
de este sector
del saber
corres-
pondían de
algún
modo a la psico logía entendida en el sen-
tido aristotélico.
Con la crisis de la metafísica ocasionada po r el empi-
rismo
kantismo muchos filósofos
pensaron que
los temas de
alma y cuerpo
habían
quedado
superados para
siempre
Sin
embargo la neurociencia la psicología la informática la di-
námica
de la filosofía del lenguaje obligaron a reproponer la
terminología «rnentalista» con el uso de términos como
inten-
cion lid d
repres
ent ción
y
otros
de este t ipo.
Aunque
los filóso-
fos no volvieron en general a planteamientos ontológicos al
menos apareció un a especie de dualismo de las
propiedade
s
en
el sentido de la distinción entre operaciones físic s opera-
ciones
ment les
Al mismo tiempo no dejaron de surgir nuevos intentos
de desautorizar el t em a d el a lm a a menudo
mencionada
como la «mente»
po r ejemplo con
el conductismo
y
el re
7
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n/mI/jiu
d
/u 1111 111
durciouismo neurológico. Se plantearon así innumerables de
hau-s, a CJlte
no
un a
filosofía
propiamente
sistemática, sobre
u-mas
«mentalistas»
como
la
percepción
, la
sensación
, las
emociones, la conciencia, la inteligencia y la
conocida
cues
tión
sobre las relaciones
entre
la
mente
y el cereb ro . Co n la
aparición de las ciencias cognitivas, la Philosophy 01Mind en
contró
un a colocación
en
esta
área
epistémica, configurán
dose como
un a
disciplina filosófica distinta de la teoría del co
nocimiento.
En este l ibro
pretendo
analizar algunos
punto
s centra
les normalmente discutidos entre los filósofos de la mente,
s in la pretensión de ser exhaustivo. Después de un breve ca
pítulo histórico capítulo 1), ya no
tendré
más espacio para
entrar
en los detal les de la h is toria de esta d iscipl ina o para
desentrañar
las posiciones de cada
un o
de los autores. Enfo
caré
los temas sistemáticos
de
modo
directo,
co n
un a pro
puesta
de
fondo
propia,
aunque
inspirada
en
la filosofía de
Aristóteles y Tomás
de Aquino .
Da ré un a especial importan
cia al
problema
filosófico de las relaciones
entre
las operacio
nes cognitivas y la actividad cerebral capítulos 2 a 4), y dedi
caré
los c
apítulos
f in al es a la
inteligencia de
los
animales
capítulo 5) y a la automatización computacional de los pro
cesos cognitivos capítulo 6).
Por tanto
, el lector encontrará
en
este
libro un a
serie
de co n
sid
eraciones sobre
las «tres
mentes q ue s ue le n s er
objeto
de la atención de esta disci
plina: humana o personal, animal y artificial. A lo largo de es
tas páginas
h a ré u n a
alusión
in e
vitable
en
algunos
momentos
a cuestiones científicas, sobre
todo
neurológicas,
pero
sin en
trar
en detalles. Presupongo, pues, la base científica de los te-
En algunas páginas de este trabajo haré referencia al pensamiento
de Tomás deAquino en una perspectiva no historiográfica. Traduzco sustex
tos sobrela base del texto original. Alpare
cerm
e pertinentes algunas de sus
tesissobre lacuestión «ment cuerpo»,las incorporo con libertaden el con
tex to de mi exposición , con independencia de losesquemasen que salen en
el Aquinate .
8
Presentación
mas qu e voy a considerar, qu e el lector
puede
cons ultar en
los sitios
oportunos, para
concentrarme sobre las cuestiones
de principio, apuntando , más
que
nada, a
un a
evaluación fi
losófica de los problemas.
Los estudios de filosofía de la
mente
co n fre cuencia se
limitan a reflejar el estado actual de las cuestiones. Son útiles
para
obtener una visión histórica, pero suelen ser poco conclu
sivos, quizá porque las discusiones
entre
las escuelas funcio
nalismo, dualismo, eliminativismo, emergentismo siguen vi
gentes y no se vislumbran otras perspectivas en el horizonte.
Los
autores
de manuales- tienden a presentar conclusiones
más
bien
eclécticas o
con
sugerencias positivas muy breves.
Nos introducen
seriamente
en los debates,
p er o n o
siempre
superan el planteamiento de la confrontación
entre
lasopinio
nes. Un ejemplo de esta situación podría ser la
obra
de H. Put
nam, La trenza de tres
cabos:
la ment el cuerpo y elmundcé donde
el
autor
vamostrando de
modo
heurístico sus opiniones sobre
la cuestión de la
mente
, a
menudo
variables, con
un
estilo inci
sivo
pero
a la vez ligero, co n proliferación de argumentacio
nes, ejemplos, contraejemplos y llamadas al sentido común.
No todos los autores comprometidos con este sector de
la filosofía tienen esta actitud. Algunas posiciones
pueden
ser
muy radicales. Pero, en general, muchos prefieren limitarse a
la discusión de los problemas. Este planteamiento, como es na
tural , está
condicionado po r
la si tu aci ó n h i st ó ri ca d el mo
mento
, y en
el
ámbito filosófico anglosajón, ampliamente di
fundido en todo el mundo, po r la v igenci a de la tradición
empirista. Desde el
punto
de vista
que
seguiré en estas pági
nas, en cambio, confío en que será posible llegar a
un a
valora
ción especulativa de las posturas gracias a la luz de un a pers-
Por e
je
mplo, Bechtel, Be
rmúdez
, Di Francesco, Flanagan, HeH,
Hierro-Pescador, Kim, Lowe, Martínez-Freir e, Moya:cfr. bibliografía final.
3
Cfr. H.
P
UTN M La
trenzade tres cab
os:
la mente el cuerpo y el mundo
Si
glo XXI de España, Madrid 2001.
9
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Filosofía de la mente
pectiva más alta. Esta perspec ti va se a lc an za, a mi
par
ecer,
cuando se s upera la ambientación pu ramente científica de es
tos estudios, con la consiguiente apertura a
una
visión metafí
sica y antropológica de la
per
sona humanas.
Para los temas antropológicos que afrontaré en estas páginas, como
el cu erpo h um ano, los sentimientos , la conciencia , el lenguaje o la acción ,
remito a estudios sistemáticos de antropología, por ejemplo, J. M. BU GOS,
Antropo
logí
: una guíapara
la
existencia
Palabra, Madrid 2003, yJ. F.
SELLÉS
Antropologí parainconformes
Rialp, Madrid 2006.
10
ntroducción
¿POR
QUÉ
MENTE YCUERPO?
Desde las épo cas más remotas, en todas las culturas, reli
gion es y doctrinas filosóficas si
emp
re ha existido la idea de que
el
homb
re ,
aun
siendo uno, está constituido no solo
por part
es
físicas, sino
por
elementos psíquicos, espiritualeso inmateriales,
c om o los p
en
samientos, las imaginaciones, el alma, el espíritu,
el
int
electo o la razón. Esta pluralidad de actos, potencias e in
cluso almasexplicaría la complejidad de laconducta
humana
.
Nuestras acciones son de muy diverso tipo. Algunas son
externas
, otras
internas
. Ciertas actividades pueden
pr
edomi
na r sob re o tras una persona
pu
ede estar muy dominada po r
su parte sensitiva , o
pueden
favorecer tensiones o influir so
bre
otros ac tos, creando
una
sinergia
que
da raz
ón
de los di
n
am
ismos de
nuestra condu
cta. El
hombre
ha
de ver se , sí,
como unidad
pero
como unidad compleja Se enti
ende
la ne
cesidad de
hablar
de potencias, m ód u lo s o n iv eles psíquicos.
S
egún
santo Tomás, tendríamos dos inteligencias :
para
Gard
ner, nu estras inteligencias serían sietes: en la
tradición
cris-
1
Intelecto agente e intel ecto paciente : cfr. S.
Th
1, q. 79, aa. 2 y 3.
2
Cfr.H .
G R NER
,
Inteligenciasmúltiples:
la
teorí en
la
práctica
Paidós
Ibérica, Barcelona 2005.
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Filosofia de la mente
tiana
se habla
del
hombre viejo que lucha cont ra el hombre
nuevo.
Cada
uno de esos
elementos tiene
su
autonomía
y exi-
gencias exigencias de los sentidos, de los sentimientos , de la
razón .
Estamos, pues,
constituidos po r
una
pluralidad
de ele-
mentos estructurales. Si hay pluralidad
ha
y una distinción una
integr ción
y una causalidad
entre
esos elementos. Yaquí está la
complejidad humana.
No todos los
autores
reconocen
la uni-
dad de la persona. Minsky, por ejemplo, imagina nuestra plu-
ralidad interior como una «sociedad de
agencia
s» en compe-
tencia , sin que haya
un
yo supervisor que garantice la unidad
del
conjunto.
Pero la
verdad
es
que
tenemos
un a
fuerte
conciencia de nuestra identidad, una conciencia
personal que
nos permi te decir yo especialm
ente
, cuando
somos
activos y
responsables
vesto
lo hice
yo»
Es muy difícil
chocar contra
esta evidencia. Pero hay
que
explicar cómo somos idénticos y
múltiples a la vez, y
en
qué
sentido
tenemos que
autointegrar-
nos,
porque podemos
también desintegrarnos.
Por otra
parte,
si el yo fen omenológico manifiesta un espacio de conciencia
con
elementos
que podemos controlar deun modo más o me-
nos directo
,
sub
yacen
también en nosotro
s aspectos o
scuro
s
que
influyen en
nuestro modo
de
comportarnos tendenci
as,
predisposiciones
profundas,
emociones latentes).
La presencia de
una identidad en medio
de
una
plurali-
dad de fuerzas de una
naturaleza compleja
es
testimoniada
por la experiencia personal. Sentimos la fu
erza
interior de los
deseos, sentimientos, pulsiones.
Indicam
os nuestro yo
fenom
e-
nológico
con
expresiones
como
«mi alma», «mi corazón», «mi
interior
»,
frecuentes en
la
literatura
espiritual.
Pero
hay qu e
adentrarse a un nivel más profundo y
ontológico,
para averi-
guar
cuáles son los
elementos intrín
secos constitutivos de lo
que
realmente somos. Además, la pluralidad de instancias de
3
Cfr. M . M INSKY, TheSo
ciety
ofMind Simon and Schuster, Nueva York
1985.
12
Introdu cción qué mente r cuerpo?
nuestro
ser y sus interacciones no son
siempre del
mismo tipo.
Hace falta, entonces, un análisis
profundo
y cuidadoso de los
términos
del problema.
En la historia de la filosofía y de las ciencias psicología,
neurología) a veces se recurrió a
modelos
analógicos
para
re-
presentarnos cómo podría configurarse la
ontología
de nues-
tra
e
structura pe r
sonal. Así tenemos,
po r
ejemplo, el
modelo
platónico
de
un a ciudadela
interior, u
sado
por
Aristótele
s
cuando habla de un «dominio político» sobre nuestros estados
de ánimo,
aunque
lasociedad, a suvez, fue muchas veces com-
parada
a un organismo. En el platonismo y en Descartes, el do-
minio
del
alma sobre el
cuerpo
se
explicó
acudiendo al mo-
delo del t imonel ,
del fontanero
o del
conductor
de
un
m
edio
de
transporte. Desde
los
tiemp
os de Descartes se
hizo
fre-
cuente, además, el modelo
mecánico del
cuerpo y
del hombre
,
en
el sentido de
concebir nuestra estructura como
compuesta
por una
serie
de
piezas
que
se van
ensamblando para
consti-
tuir
un a máquina, de la que
na
cen un a serie de funciones. En
los últimos
decenios
se u
saron modelos computacional
es la
mente y el cerebro vistos según la analogía del ordenador) y
modelos conexionistas redes neurales). Los modelos pu
eden
ser
jerárquicos
, estratificados , sinérgicos, sistémicos.
En estas páginas quisi
era
proponer como punto de par-
t ida el «modelo hilernórfico
»
de tipo aristotélico. Realmente,
no
es
un
modelo en el
sentido
científico de la palabra donde
la modeliza
ción
simplif ica o idealiza la
realidad
). El hilemor-
fismo es una aproximación ontológica capaz de abarcar múlti-
ples
dim
ensiones de la real idad, siguiendo
una
línea
interpre-
tativa
en
la que el ser y la causalidad adquieren
sentido
s
diversos. El hilemorfismo aristotélico tiene
que
ver con una fi-
losofía de la substancia: el ser «ind ependiente», el ser en sen-
tido fuerte. Hoy se advierte la necesidad de un empleo de cate-
gorías ontológicas
para
dar cuenta de las diferencias entre la
mente humana, el cuerpo, la
ment
e animal, el ordenador, las
«mentes colectivas» como el conjunto de conocimientos de
13
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Filosofía de la mente
una biblioteca o de Internet y los
robots humanoides dotados
de inteligencia artificial y quizá de emociones. Los grandes de
bates de la f ilosof ía de la mente l legan a poner en crisis la dis
tinción entre estas realidades. A veces solo cabe confiar en el
conocimiento
corriente, cuando el esfuerzo analítico parece
haberse
agotado, o cuando se dice, por ejemplo, que «el orde
nador
no
piensa, pero
no
sabemos explicar por qué».
Dentro de est e
cuadro, en
la
tradición
filosófica resalta
especialmente la
dualidad
de alma erp
0
4 Aunque el cuerpo
es una estructura compleja y el alma desempeña funciones en
niveles diversos, la dualidad alma/cuerpo siempre aparece
como
fundamental
e históricamente prevaleció sobre la con
cepción tricotómica
de cuerpo-alma-espíritu,
que también
tiene su sentido. De algún
modo,
puede
decir
se, problemática
se con
ce
ntra so
bre
el
modo
en que se concibe la dualidad de alma
y
cuerpo o de lo que es propiedad, acto o evento psíqui
co
de lo
que
es
propiedad,
acto o e
vento
físi
co.
A causa del ab andono de la categoría del alma, la «duali
dad
originaria» se transformó hoy
en
el binomio
mente/cuerpo
el alma fue sustituida por la «mente» y, en consecuencia, la
investigación se planteó en torno a la dualidad de actosfísicosy
actos mentales. El uso de mente en vez de alma favorece el dua
lismo, en mi opinión, en el sentido de que separa la «mente»
respecto del cuerpo con más fuerza que antes, cuando se ha
blaba de alma al menos en el aristotelismo, donde el alma
era
la
forma
del
cuerpo .
Sea
como
sea,
en
este libro a veces me
adecuo
a la
terminología
«rnen talista» para dar a entender me
jo r
los
puntos en
discusión. Las
posturas
filo sóficas de
fondo
son,
po r
tanto, posturas relativas a la distinción o no distin
ción y a la interacción entre lo físico y lo mental.
4 Para una visión de síntesis de laproblemática
mente
/ cerebro en las
ciencias cognitivas, cfr.J.M.
M L
A \l É, Sciences cognitiues neurosciences el ame
humaine «Revue Thomiste», 106 1998 , pp. 282-322. Cfr. mi trabajo Opera-
zioni cognitive: un approccio
ontologi
co al problema mente ceruello «Acta Philosop
hica- ,
14 2005 , pp. 233-258.
14
Introducción: ¿Por qué mente y cuerpor
La
fenomenologí
a,
tomad
a en
un
sentido amplio,
en
un
primer momento ayuda a comprender lo que sucede
en
nues
tro s actos y en nuestro
comportami
ento. T
odos ten
emos viven
cias de sensacione s, emociones, pensamientos, actos volunta
rios. Pero la fen
omenol
ogía no basta. El papel del cerebro en
el pen s
amient
o , po r e
je
mplo,
pasa
compl
etamente inad
ver
tido. Nos
damo
s cuen ta de él indirectamente, gracias al an áli
sis causal. Por tanto, las descripciones y explicaciones sobre las
relaci
on
es entre lo físico y lo mental están condicionadas y a
veces son ilustradas
por
ciertas indicaciones científicas gracias
a la neurología , po r ejemplo, descubrimos la correspondencia
entr
e el
lengu
aj e y la re
gión
cortical lingüística . Algo pare
cido ocurre en el nivel ontológico profundo . Las in t
erpr
eta
ciones sob re la naturaleza de la mente, las funciones psíquicas
o la inteligencia artificial su e len estar vinculadas a ciertas cate
gorías metafísicas
empl
eadas por los
auto
re s no ciones de cau
sali
da
d , substancia, sujeto , inteli
gencia
, r
epr
e
sentación
.
Antes de afron tar las cue stiones de fon do qu e he selec
cionado acerca de la f ilosofía de la mente,
daré
una visión de
conjunto
de
las posiciones históricas
predominantes
en el es
cenario filosófico. En el siguiente capítulo se podrá compren
de r más fácilmente la importancia de la s problemáticas que
han ido
presentándose
sobre las relaciones en tr e lo físico y lo
ment
al. La exposición servirá como punto de
part
ida y estí
mulo para motivar a lo s
lectore
s a proseguir en el estudio y
para
pr
eparar los análisis y
argumentacion
es de los
restant
es
capítulos.
15
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Capítulo 1
LASPOSICIONES FILOSÓFICAS
En estas páginas examino de modo sintético las grandes
respuestas filosófi cas al problema mente cuerpo, sin la p re
ten sión de
presentar
una
historia de la filosofía de la
mente
.
Dejo de lado, por tanto, los matices de cada uno de los auto
res, para centrarme en un encuadramiento de las tesis princi
pale s. En teoría habría solo dos posiciones de fondo: dualismo
men te / cuerpo y monismo e spi ri tual is ta o materialista).
Como severá, al final las concepciones filosóficas resultan más
complicadas
y
cierto dualismo,
aun
siendo la posición más an
tigua , reaparece siempre de un
modo
u otro.
Dualismo
y
paralelismo
La corriente dualista sostiene, en términos generales, la
distinción real entre alma y cuerpo dualismo ontológico), o
1
ara
una
vis ión histórica de conjunto de la filo
sofía
de la mente ,
has ta cierto pe ríodo, cfr. los estud ios de S. M
OR VI
, L enigma della mente
-
terz
a, Rorn a-B
ari
1988,
y
J.HIERRO PES DOR,
Filosoía de lamente
y
dela
i n-
ciacognitiva Akal, M
adrid
2005.
17
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Filosofía de la mente
al
menos
entre los actos psíquicos
vmentales»
y los actos físi
cos dualismo de las propiedades . En un sentido más preciso,
el dualismo no
concibe una integración
entre las dos instan
cias en la unidad de una sola substancia
como
en el caso de
Aristóteles . En el dualismo, la insistencia recae sobre la distin
ción, que a veces l lega a ser una separación entre la mente y el
cuerpo, tanto que su relación mutua puede llegar a concebirse
como extrínseca,
como
sise tratara de «dos cosas» distintas.
Existe un dualismo popular,
frecuente
en las tradiciones
culturales y religiosas, donde la distinción entre alma y
cuerpo
es un presupuesto indiscutido. Este dualismo
puede
conside
rarse, al menos
hasta cierto
punto,
legítimo
e incluso verda
dero, ya que responde al conocimiento corriente o a la
per
cepción
común
según la cual,
junto
al cuerpo, nosotros
tenemos
o somos según
una
dimensión
también
espiritual, no
sensible y
no
espacial, en la que
acontecen
nuestros pensa
mientos, ideas,
sentimientos, intenciones. Cierto dualismo
es
natural
en
cualquier persona,
en
un a perspectiva fenomenoló
gica inicial, común a todos y siempre presente
en nuestra
auto
percepción.
En este sentido, el dualismo es la posición más po
pular
y tradicional respecto al
tema
que nos ocupa.
El
dualismo espontáneo
de la
gente puede estar
in
fluido,
ciertamente,
po r la educación moral, religiosa, cientí
fica, filosófica, y
desde
este
punto
de vista está
condicionado
po r las
características
de la cultura
en
que se vive. La civili
zación semíticay griega, de la
que
el Occidente es deudor,
po r
ejemplo, en las
religiones
hebrea y cristiana,
está
penetrada
po r un
dualismo
ontológico moderado.
Es
prop io de
la cul
tura
griega,
que
influyó sobre la semítica, la convicción de la
existencia del
cuerpo
y del alma como elementos distintos,
hasta el
pun to de que, en
la visión cristiana, el
alma
es vista
como inmortal y subsistente después de la muerte. Pero,
en
el
judeo-cristianismo,
el
cuerpo
es visto de
modo
positivo,
no
como un a
substancia
vinculada al mal, o como raíz del mal,
como
sucede,
en
cambio,
en
el maniqueísmo y
en
las concep-
18
s posiciones filosóficas
ciones gnósticas. En la terminología religiosa cristiana, el
cuerpo que se ha de combati r no es el cuerpo como tal, sino
los deseos sensibles desordenados concupiscencia, orgullo,
ambición . En este sentido, san Pablo
contrapone
la
carne
al es-
píritu
2
• Pablo no es dualista en el
sentido
de que
niegue
valor
al cuerpo. La fe crist iana, al sostener la
encarnación
del Hijo
de Dios y la
resurrección
de la
carne,
valora positivamente la
corporeidad.
Hay muchas modalidades de dualismo antropológicos.
El
dualismo moderado
considera el alma y el
cuerpo
como
dos substancias,
pero no necesariamente niega
su
unidad
a
través de relaciones interactivas. Un dualismo radicalizado,
en cambio,
concibe al
hombre
como
idéntico
sin
más
a su
alma, viendo en el cuerpo un domicilio provisional del alma,
o incluso su cárcel, es decir ,
una
instancia
opuesta
a los int e
reses del a lma y, po r tanto, raíz de l mal. En la
teoría
de la
transmigración,
las almas
pueden
ir
reencarnándose
en un a
sucesión de
cuerpos,
en los que solo encuentran una
sede
ex
trínseca.
2 Cfr.
a
5,16 ss.
Cfr., sobre el tema,
J.
SElFERT Das
Leib Seele Problem
und diegegenwar-
tigephilosophische Diskussion
Wissenschaftliche Buchgesellschaft, Darmstadt
1989, pp. 158-162,
con una
útil aclaración sobre los diversos tipos de dua
lismo.
Seifert
se
reconoce
dualista,
con una postura propia que
no ve al
cuerpo
de
modo
negativo ni accidental. La persona humana, según este au
tor,es
una solasubstancia constituidapordossubstancias
una espiritual
la otra
material el cuerpo orgánico . Seifert encuentra ciertas dificultades
en
la
noción
de alma como
forma
del cuerpo cfr. pp. 215-223 , por lo que pro
pone una ontología
que , a mi par ecer , no es del
todo
satisfactoria
no al
canza a explicar
muchos
aspectos de la unidad dinámica alma/cuerpo. Su
postura se inscribe en la tradición espiritualista cristiana, enriquecida con el
personalismo, sin llegar a
acoger
plenamente la tesis tomista del
alma
hu
mana comoforma del
cuerpo
humano. Aunque To Á QUINO en S.
Th
1,q. 75, habla del hombre como «compuesto poruna substancia espiritual
una substancia material», allí está solo
usando
una
fórmula
introductoria,
sin
proponeruna
verdadera tesis.
19
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Filosofia de la
m nt
e
El dualismo de los filósofos , más sofisticado y preciso,
admite muchas variantes. El dualista clásico de más enverga
dura es Platón. Las tesis filosóficas de los dualistas pretenden
explicar en
qué
sentido el alma, el espír itu y el
cuerpo
algu
nos admiten dos niveles supra-corpóreos, por lo
que
se habla
de «trialismo»
son
distintos, para luego
afrontar
la tarea de
explicar su interacción.
El dualismo cartesianohoyes considerado quizá injusta
mente
como el dualismo po r antonomasia. Esta nueva pos
tura está situada ya e n u n ambiente
moderno
, donde la expli
cación física de cuño galileano o cartesiano es el paradigma de
lo científico. El dualismo de Descartes abandona la noción
aristotélica de alma como forma o como acto substancial del
cuerpo. El alma ahora es tomada
en
la línea de la presencia
fenomenológica
de la
concien
cia. Se comprende así
cómo
poco a poco el término
alma
fue sustituido por el de
ment
El
cuerpo
ya
no
es más el
cuerpo informado por
el a lma, s ino
que ahora
aparece como una
máquina autónoma que fun
ciona según las leyes de la naturaleza. La separación ontoló
gica de almay cuerpo sevuelve así muy fuerte e incluye
una
se
paración
epistemológica
fundamental.
Nace el problema de
cómo
un
evento consciente, no físico el acto de la concien
cia ,
puede
transmitir movimientos físicos a los engranajes me
cánicos de un cuerpo.
pérdida
de la noc ión de alma no significa, por tanto,
la desaparición del dualismo en la filosofía contemporánea. Al
contrario,
en
cierto sentido, la filosofía y la ciencia moderna
adolecen de
un
profundo
dualismo, solo
que
epistemológico y
no metafísico. Todo lo
que corresponde
al pensamiento, a la
conciencia, a la persona y a la existencia humana suele po
nerse bajo la competenciade lafilosofía fenomenología, exis
tencialismo, hermenéutica . A esto se contrapone lo que per
tenece
al organismo humano, visto según los
cánones
de la
biología, cánones a
menudo
deterministas, que no raramente
siguen el
principio
de la «causalidad física cerrada» todo
20
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ las Rosiciones filosóficas
evento físico debe tener un antecedente físico . La neurología
refuerza, en muchos autores , esta concepción cerrada del
cuerpo humano
s.
El dualismo epistemológico está implícito, por ejemplo,
en la distinción de Dilthey
entre
«ciencias del espíritu»y «cien
cias
naturales
». La psicología
moderna
, en este sentido, al
principio mantuvo una metodología incierta, fluctuante entre
una visión espiritualista de los fenómenos psíquicos y una con
cepción naturalista, subordinada a los cri terios de las ciencias
naturales pensemos
en
las dudas de Husserl o Wittgenstein
sobre la naturaleza de la psicología .
El dualismo moderno , en definitiva, tiene un carácter
fundamentalmente epistemológico. Po r esto suele relacio
narse con la contraposición fuerte entre la filosofía y las cien
cias. En su radicalidad epistémica, el dualismo moderno favo
rece
el paso a los monismos. La autonomía cerrada de la
neurobiología,
acentuada
po r
el positivismo y las
corrientes
«cientificistas»,
prepara
la concepción monista materialista. La
desvalorización del conocimiento científico y la primacía de la
filosofía, en el sentido del idealismo, hace inclinar la balanza,
en cambio, en favor del monismo espiritualista.
Una postura cercana al dualismo es el
paralelismo
psicofi-
sico La diferencia
con
el dualismo está en
que
el paralelismo
abandona
el problema de la
interacción
entre lo físico y lo
mental. La relación
entre
lo mental y lo físico tiende a verse en
términos de «coordinación». El acto psíquico de ver, por ejem
plo,
correspondería
al funcionamiento biológico del ojo. Para al
gunos
paralelistas, el
alma
estaría «bien
coordinada
» con los
movimientos del cuerpo.
En otros t iempos, el paralelismo era ontológico, como
sucede en el antiguo ocasionalismo. Hoyes más frecuente el
4
Para D.
BRAINE,
esta es una concepción abstracta o reductiva del
cuerp
o: cfr.
The Human erson: n imal and SPirit
University of Notre Dame
Press, Notre Dame Indiana 1992.
21
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tillIlIlJkU / . lu1IIt 1llt
--
- -
Las posiciones filosóficas
pantlrlilllllCl tll üt moMgico aunque no
se use est a
denomina-
dÚ
íácil Ilegar a pensar,
por
ejemplo, que los actos menta
les son tales según un a descripción psicológica,
aunque
a su
vez tendrían un correlato físico (neurológico),
por
lo que tam
bién podrían ser objeto de una descripción neurológica.
Con este planteamiento se
pone
en primer p lano la
cuestión de la
correlación
entre lo físico y lo mental. Por ejem
plo, las emociones tendrían un correlato en el dinamismo ce
rebral. El sentido en que se interpreta esta correlación al final
hará
que la postura sostenida sigasiendo dualista o
que
se des
place hacia
el
monismo. La insistencia
en
la «doble descrip
ción
»
podría hacer pensar que
,
en
el fondo no
habría
más
que
un solo fenómeno, susceptible de una descripción psicoló
gica o neurofisiológica.
Para
algunos autores la descripción psicológica sería
importante a efectos comunicativos. La «psicología
popular
»
sería útil,
en
este sentido,
pero
la verdadera explicación sería
neurológica
(el «monismo
anómalo
» de Davidson está cer
cano a esta posici ón ), así como
para entendernos
hablamos
en términos fenomenológicos y no científicos, aunque pense
mos que la verdadera explicación está en las ciencias naturales
(física, química).
2. Monismo espiritualista
Para el monismo el alma y el cuerpo son lo mismo,
quizá vistos de
modo
diverso. Esta equiparación
entre
alma y
cuerpo puede
ir
en
la l ínea de uno de los dos t érminos de la
identidad. El monismo espiritualista no es un a corriente muy
difundida. En un sentido riguroso fue sostenido,
entre
los filó
sofos más conocidos, solo
por
Berkeley. Según el principio de
5
Cfr. D.
D VlDSON
, nt
e mundo y acción
Paidós Ibérica, Barcelona
1992.
22
conciencia de Berkeley, los cuerpos no serían más
que
objetos
observados por una conciencia. Obviamente, cualquier posi
ción filosófica en la que la noción de cuerpo entre
en
crisis es
propen
sa a la reducción de la realidad a espír itu. En el idea
lismo occidental, esta reducción sigue una vía gnoseologista.
Una forma cercana al monismo espiritualista es el pan-
psiquismo para el cual las realidades inferiores a la vida hu
mana
y animal tendrían una forma de psiquismo, de modo se
mejante a como ciertos
autores
sostuvieron la existencia de
una
inteligencia del cosmos.
Dejando
de lado las antiguas mitologías animistas, la
atribución de psiquismo a las cosas inanimadas y a los vegeta
les, como hoy sostiene el filósofo australiano Chalmers , es un
signo de la debilidad de un a ontología que permite asignar ra
cionalidad, intenciones o conciencia a cualquier tipo de reali
dad. Bajo ciertas formas de
un aparente
panpsiquismo con
temporáneo
a veces se esconde
un
materialismo sutil (como
cuando se habla de «genes inteligentes»). La extensión indis
criminada de propiedades intencionales a todo lo que mani
fiesta auto-organización y finalidad nos hace ver la importan
cia de
un
uso controlado de la
terminología intencional.
Ciertos autores atribuyen demasiado fácilmente inteligencia,
capacidad conceptual y razonamientos a los animales. Otros
no ven problemas
en
asignar conciencia a robots dotados de
inteligencia artificial. Incluso se ll egó a atribuir una
oscura
forma de inteligencia a lavida o al universo en su conjunto.
La carencia de una filosofía de la naturaleza puede ser
la causa de estas posiciones tan extrañas. La presencia de fina
lismo y
orden
racional en el
mundo
de la naturaleza no siem
pre
tiene la misma valencia. Los antiguos
incluso
Tomás de
6 Chalmersen un
primermomento
parece dualista, en cuanto reivin
dica con poderosos
argumentos
el carácter irreductible de la conciencia a
actos de otro t ipo. Pero al final él extiende la conci encia a toda entidad del
universo capaz de contener información: cfr. D. CH
LMERS La mente cons-
ciente enbusca
un
a teoríafundamental Gedisa, Barcelona 1999.
23
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qllillo
hablaban algo metafóricamente de un «apetito natu
ral.. )d e un « amor n atural», según el cual todas las cosas ten
lía n a sus fines n aturales. Ese a pe tito no
era
un real d eseo n i
una verdadera
tendencia.
La piedra no c ae al s ue lo
porque
«ama» caer
en
su «lugar natural».
y
sin e mb argo , la p ie dra, al
caer al suelo según leyes precisas, está manifestando un orden
in te lig ib le d e la naturaleza. Al
obrar
de ese modo, ella está
contribuyendo a la
armonía
del cosmos. La lección
que puede
aprenderse de estas atribuciones indiscriminadas de
tenden
cias y rac io na lida d a to do lo
que
obra de
modo
racional es la
necesidad de emplear categorías ontológicas adecuadas y de
contar con el significado analógico de los términos.
El monismo espiritualista tiende a una concepción uni
taria de toda la realidad, pero no según la línea de la materiali
d ad. En a lg ún sen tido , este mon ismo supone cierta finura in
telectual y,
aunque
sea muy
minoritario
en la
cultura,
se
comprende que
sea típico de algunas mentalidades filosóficas.
Muchos antiguos se sintieron atraídos por él,
dado
que deter
minadas distinciones ontológicas y conceptuales no
eran
toda
vía explícitas en ciertas culturas en el estoicismo y el neopla
tonismo,
por
ejemplo, las
nociones
de cuerpo y espíritu son
imprecisas). El dualismo radical cartesiano, en cambio, es un
resultado extremo de lamentalidad científica típica de la men
talidad occidental.
Las perfecciones trascendentales -ser,
unidad
,
bien
, in
teligibilidad, belleza-, junto a o tros a sp ec to s a fine s a lo s tras
cendentales, como el orden, las relaciones, la causalidad, están
presentes
por
doquier
en
el universo.
Pero
no son idénticos
en
todos los casos y por eso no tie ne n que tomarse de una manera
unívoca. La vida artificial no esla vida natural. La inteligencia
de un animal, de una s oc ie da d o de un robot
humanoide
no
son «inteligencias» en el mismo sentido. De ahí la urgencia de
contar con
una ontología
que sea c ap az d e dar cuenta de las
distinciones fuertes presentes en nuest ro conoc imiento
común.
24
s posiciones filos áfic s
3.Conductismo
El conductismo psicológico fue una reacción contra la psi
cología introspeccionista. Como es sab id o, el p ro ye cto b eh a
viorista inicios del siglo xx) consistía en reducir los conteni
dos psíquicos «interioristas» a esquemas de comportamiento
externo, seg ún la
estructura
«estímulo
ambiental-respuesta
conductual
», adquirida
po r experiencia aprendizaje .
El
hambre,
la sed , el dolor, deberían
interpretarse
en
términos
de actos externos, analizables científicamente y eventualmente
reductibles a leyes, conforme al método de las ciencias experi
mentales hipótesis y verificación). La secuencia estímulo res-
puest
se asumía, normalmente,
en
un sentido fisiológico.
El behaviorismo psicológico es deudor
del
verificacio
nismo epistemológico. En la medida en q ue , a p ar ti r de u na s
supuestas leyes fenoménicas, se intentó
remontar
a ciertas hi
pótesis causales
profundas por
ejemplo, a predisposiciones
para
actuar de un
determinado
modo) , el behaviorismo se fue
atenuando
en su rigor. La psicología cognitiva nació como re
acción contra el
conductismo en
la segunda
mitad
del si
glo xx), demostrando la inevitabilidad del recurso a represen
taciones y a e st ad os interiores cognitivos y emotivos, con el
objeto de
explicar
el comportamiento intencional externo
lenguaje, actos de la conducta).
El «behaviorismo» filosófico -aunque esta expresión no
sea muy común- pretendió, en cambio, explicar el vocabulario
psicológico interiorista actos privados, solo accesibles al yo), tí
pico del cartesianismo, en términos de
grupos
d e a cto s e xte r
nos y públicos junto a las disposiciones) . No se va tanto a la
descripción c ie ntífic a, sin o a un plano fenomenológico ex
te rn o, a la conducta común. Esta es, por ejemplo, la postura de
Ryle . Esta orientación filosófica desplazó la atención a las rela
ciones de los estados cognitivos y emotivos con la actividad ex-
7 Cfr. G. RYLE,
l
concepto
e
lo
mental Paid ós, BuenosAires 1967.
7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1
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Filosotia de la triente
terna de las personas, donde esos estados semuestran efectivos,
así
como
la cólera se expresa en
una
serie de acciones persona
les
-ataques,
venganzas-, o
como
alguien
muestra
inteligencia
por
su habilidad
para
realizar acciones inteligentes concretas.
La idea de dejar marginados los actos psíquicos interio
res -dolor, sensaciones, intenciones,
voluntad-,
llamados qualia
en lafilosofía de la
mente
cuando se tratade sensaciones, no es
convincente. Ningún conjunto de actos externoses equivalente
a un acto interno. Los actos interiores pueden manifestarse de
modos muy contingentes:
no hay una manifestación
externa
unívoca
que pueda
servir para definirlos. Lo
que
de verdad ex
plica la conducta racional de
una
persona son sus motivacio
nes . Si tomo una medicina, será
porque deseo
curarme, po r
ejemplo, de un
dolor
decabeza deseo, dolor: estados interiores .
Los conductistas reconocieron a veces las disposiciones o predispo-
siciones como un factor que da razón de los actos públicos. Pero
esto
no
basta. Las disposiciones
para
realizar ciertos actos,
en
los agentes intencionales,
son
precisamente las representacio
nes, las emociones, las razones en cuanto estados habituales .
4. Neurologismo
y
emergentismo
a Teoría dela identidad
El dualismo de lo físico /l o
mental
se resuelve en algu
nos autores en la identidad en favor de los actos físicos. El can
didato
a acto
mental
idea,
emoción
, sentimiento no pasaría
de ser un acto físico complejo de tipo nervioso.
El desarrollo de la neurología hace atractiva esta hipóte
sis. El descubrimiento de las localizaciones cerebrales de las
funciones
superiores lenguaje, memoria, percepción, emo
ción, conciencia favorece la
idea
de que los fenómenos psíqui
cos
no
serían sino
una
actividad nerviosa sofisticada. Inicial
mente, este fenómeno pasaría inadvertido, como sucede con
26
Las posiciones filosóficas
tantas realidades fenoménicas cuya explicación físico-química
se descubre posteriormente, gracias al progreso científico. La
variabilidad y las anomalías de los comportamientos psíquicos
recibirían una explicación científica cabal en el
terreno
de las
condiciones
dinámicas de
las
transmisiones neurales: redes
neuronales, asociaciones
entre
áreas del cerebro, computacio
nes neurales, propiedades sinápticas. La explicación
profunda
del psiquismo estaría situada en el nivel neurofisiológico. Signi
ficativamente, el problema filosófico de la
relación
«mente
cuerpo» suele indicarse con el par
mente/cerebro
Parael neurolo
gismo, la actividad mental es loquehace elcerebro La
mente
sería,
sencillamente, el funcionamiento de
conjunto
del
cerebro
o del
sistema nervioso. Esta tesis, como posición filosófica, suele lla
marse teoría
de la identidad
aunque me parece preferible el
nombre de neurologismo Ha sido sostenida, por ejemplo,
po r
H. Feigl, U. Place yJ J Smart y en un
grado
más sofisticado y
cercano al funcionalismo, por D.
Lewisy D.Armstrong.
El neurologismo tiene una
parte
de verdad, porque mu
chas funciones psicológicas sensaciones, percepciones, pasio
nes
son realmente
causadas
po r
eventos
neurofisiológicos.
Esta causalidad es
parcial
En una visión aristotélica, se trata de
una
causalidad
material Pero cabe investigar más a fondo la re
lación entre los pensamientos, actos libres y la actividad cere
bral. No basta detenerse en la base física.
Aquí hay dos tipos de problemas: 1.Problema descriptivo:
¿cabe reducir el
pensamiento,
la voluntad, las emociones a la
actividad
electroquímica
cerebral? 2.
Problema
causal ¿pode
mos
decir
que
el
pensamiento,
el amor, las
creencias son
sin
más causados po r la actividad electroquímica del sistema ner
vioso? La respuesta del neurologismo a estas preguntas es afir
mativa. Se sostiene incluso la tesis fuertemente anti-intuitiva
de que los mismos qualiaserían irreales.
Un dolor no
sería más
que actividad electroquímica. El dolor psíquico no existiría.
Muchas crí ticas a este t ipo de
reduccionismo
se limita
ron
a reivindicar, a veces de modo ingenioso, la existencia tan
27
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Filosofía de la mente
evidente
de los
actos
interiores o
actos de
la
conciencia.
La
causa de este radicalismo reductivo parece epistemológica. Los
neurologistas
no
conocen más ciencias que las naturales: fí
sica, química, biología. «Explicar» una realidad superando los
parámetros de las ciencias experimentales no sería científico.
Pero
la explicación científica de las ciencias naturales, si
no
se
admiten
otras
dimensiones ontológicas y epistemológicas, es
inevitablemente reduccionista.
Los que sostienen la teoría de la identidad neurologista
parecen abocados a una especie de «esquizofrenia» epistemo
lógica. Son conscientes de su
propia
actividad mental, gracias
a la cua l comprenden y enseñan sus teorías, pero no están
pre
parados
para explicar la realidad psíquica humana sino en tér
minos neurológicos , y así seven obligados a ser reduccionistas,
aunque
apelando
al apoyo de una teoría epistemológica.
El
neurologismo siempre
está
en
la incómoda situación
de tener que enfrentarse
con
la evidencia de la presencia de la
conciencia, que, de todos
modos
, queda
marginada
del
cuadro
científico o es negada o reinterpretada. Esta tensión provoca la
necesidad de construir teorías
para
«explicar »
por
qué, después
de todo, creemos
que
amamos, pensamos , decidimos, cuando
en realidad no seríamos más
que
entidades físico-químicas. Está
debajo el prejuicio
en
virtud
del
cual nadapodría existir
po r
en
cima del nivel físico, o
que,
en definitiva,
todo
se
debería
siem
pre a causas físicas. A veces esto se propone
como
si fuera una
novedad de la ciencia más reciente, cosa
que
no es verdad: sen
cillamente estamos ante una interpretación filosófica.
Un
modo mu
y radical de
ser
neurologista es el
llamado
eliminativismo cónyuges Churchland:
Paul
y Patricia
Church
land ).
Los
eventos
mentales pertenecerían a la «psicología
8 Cfr. P .S. CHURCHLAND Neurophilosophy. Toward a
Unified
Science ofthe
Mind/Brain, The MIT Press, Cambr
idge
Mass.) 1986; P. M. CnURCHLAND,
TheEngineo
Reason
, TheSeat ofthe Soul,
MIT Press, Cambridge Mass.) 1996;
Materia y conciencia Introducción contemporánea a la filosojia
la mente, Gedisa,
Barcelona 1992.
28
Las posicion es filosóficas
popular», reducida a la categoría de las explicaciones precien
tíficas, así como
cuando
nos referimos al
mundo
físico
de
modo vulgar, pero equivocado, decimos «el Sol se pone», «las
estrellas son
puntos luminosos del
firmamento
».
Pero
sivamos
al nivel de la explicación seria , la fraseología
neurológica
ten
dría
que ir
poco
a
poco
sustituyendo la jerga fenomenológica.
La sustitución
aquí
es una eliminación. Decir «hago esto porque
quiero» podrá tener
un
sentido popular, pero la verdadera ex
plicación de esta
impresión fenomenológica
sería exclusiva
mente neurofisiológica.
Algunos
filósofos
materialistas intentaron
justificar el
uso
del
«lenguaje mentalista»,
con
el
objeto de garantizar un
ámbito
de autonomía a la psicología. Se lo quiso legitimar, po r
ejemplo , proponiendo
que
la «vitualla» mentalista sería un
conjunto de construcciones teóricas, semejantes a las hipótesis
causales inobservables de la física, quizá útil a efectos científi
cos , lingüísticos o representativos. De este
modo nos
acerca
mos
al funcionalismo. En esta
línea
se coloca la
propuesta de
Dennett
de la actitud intencional intentional stance , que «per
mite»
atribuir
estados
mentales
a los animales e incluso a las
máquinas robots u otras cosas) , Aquí se está tomando pres
tada
una
categoría de la f ilosofía de la ciencia, a menudo en
tendida en
un
sentido instrumentalista
,
para dar razón de
la
conveniencia de abandonar el lenguaje mentalista. Paradójica
mente , lo que es más obvio nuestras sensaciones, ideas, inten
ciones) ahora se ha
convertido
en
una
«construcción teórica»
que , como mucho, podría ser felizmente útil.
Las consecuencias del
neurologismo
, s i se
tomaran con
coherencia
,
podrían ser
totalitarias. Toda actividad
humana
,
moral, religiosa, política, artística, científica, debería someterse
al
primado
de la neurología,
con
implicaciones inquietantes de
tipo educativo yjurídico. No por casualidad se habla de neurofi-
loso ía Patricia Churchland). En los últimos
años hemos
asís-
Cfr. D.C . D
E NNEIT
,
La actitud intencional,
Gedisa, Barcelona 1991.
29
7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1
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f i l ~ 1 l f f 11 1
l o
inflación del uso del prefijo neuro en fórmulas
como
I/ I/HI/ lim, neurorreligion; neuroestética y
otras semejantes.
b Biologismo naturalista
Las restricciones lingüísticas
y
conceptuales de la
teoría
de la identidad no son necesarias para sostener una visión neu
rologista. Algunos autores, especialmente en el campo neuroló
gico, más
que
filosófico, reconocen
de buen
grado los niveles
psíquicos elevados
(emociones, conceptos),
solo
que
les
dan
igualmente
una interpretación neurologista. Su
postura
no es
tanto la de una escuela filosófica elaborada, sino más bien
una
cosmovisión de tipo biologista neural,
defendida
a veces
con
el
entusiasmo provocado
por
los avances de la neurociencia en las
últimas décadas. Elbiologismo prevalece especialmente en nues
tros días, después de la relativa crisisdel funcionalismo computa
cional
que
veremos más adelante. Estos autores suelen criticar el
conductismo y el
computacionalismo,
viéndolos como insufi
cientes
po r
haber descuidado la importancia de la biología.
Algunos investigadores conocidos en esta línea son, por
ejemplo
]
P. Changeux ? y M. S. Cazzaniga , fuertemente
neurologistas. Otros menos radicales, aunque tendencial-
mente materialistas y de todos modos,
importantes
po r sus es
tudios
neurológicos, son
A. Damasiot y G.
Edelman
, Más
Una obra suya
mu
y conoc ida es
El hombre neuronal
Espasa-Calpe,
Pozuelo de A1arcón 1986.
11 Cfr., entre otros escritos,
Cuestiones de
la
mente: cómo interactúa la
mente y el cerebropara crear nuestravida consciente Herder
, Barcelona 1998;
El
pasadode
la
mente Andrés
Bello , B
arcelona
1999.
12 Cfr., po r ejemplo, La sensación de loque ocurre Debate, Barcelona
2001;
En buscadeSpinoza: neurobiología de
la
emoción y
los
sentimientos
Crítica,
Barcelona2005.
3 Cfr.
TheRememberedPresent
BasicBooks, Nueva York 1989;
B ight Air
BnlliantFire.
On
the Mauerof
the
Mind Basic Books, Nueva York 1992; en cola
boración con G.TO
N N
,
El universo
de la
conciencia
Crítica, Barcelona 2002.
30
Las posiciones filosóficas
abierto
a una visión no reduccionista nos parece, en cambio,].
LefIoux .
Algunas posiciones de estos
autores
podrían ser compa
tibles
con
el
emergentismo
,
que
veremos en seguida. Sus indi
caciones científicas
sobre
el lenguaje, la
conciencia
, las emo
ciones y tantos otros puntos situados
entre
la
neurociencia
y la
psicología son aportaciones significativas.
Pero
no
es aceptable
el eventual intento de
dar
cuenta de modo radical de la moral,
la religiosidad o,
más
en general, del comportamiento hu-
mano
en
todas
sus
dimensiones.
La
neurología proporciona
una
plataforma
básica
para
la
antropología,
sin
ser
su núcleo
esencial. Pero todo lo
que
en esos estudios sea científicamente
correcto es compatible con la visión de la filosofía de la
mente
propuesta en este libro.
c Emergentismo
Para
esta posición filosófica, la complejidad orgánica ner
viosa
produciría
ciertas
propiedades holísticas
superiores, no de
ducibles de la
suma
de las
partes del
organismo, así
como
de
muchas
entidade
s microscópicas
emergen
propiedades macros
cópicas en los cuerpos, propiedades que, en cierto sentido, son
«nuevas» respecto a las de las partes. Lo mismo cabría decir de
las
propiedades
de la vida. Los rasgos de la vida y la conciencia
«emergerían» desde cierta complejidad química. Esta posición
se llama
emergeruismo.
La sostiene,
po r
ejemplo, Mario Bunge'>
El
notrum
«emergente»
desde
abajo, en esta filosofía, se
acerca
en parte a la
noción de
forma aristotélica, al
menos
en
sentido
amplio.
Claramente
,
un
edificio
posee
una estructura
propia, suscitada
por
el orden entre los componentes materia-
14 Cfr.
Synapt ic Self:
R l }
Our Brains Become Who We Are
Penguin ,
Nueva York 2002;
El
cere
bro
emo
cional
Planeta, Barcelona 2000.
15 Cfr. M. BUN
GE The Mind-Body Problem. A Psychobiologi calApproach
Pergamon
Press, Oxf
ord
1980.
31
7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 15/22
/IIIfIif f1 d /
_
Ir e
la
construcción (ladrillos,
cemento,
etc.).
Pero
la pro
piedad holística, en
cuanto
entramado de relaciones, no goza
del nivel ontológico de la formalidad aristotélica. La propie
dad holística no posee
un papel
causal respecto al nivel infe
rior. La «form
de una estatua o de una casa es irreductible a
sus
partes
, a las que les da un sentido, pero no las organiza
bajo
ningún
concepto. La forma de
un
todo artificial, en todo
caso, sirve como criterio o modelo que inspira al fabricante en
su trabajo. La causalidad formal aristotélica, en cambio, es un
principio «fuerte» del que depende la estructuración global
del individuo de una especie.
Otros filósofos emergentistas reconocen a ciertas confi
guraciones de la materia la capacidad de suscitarperfecciones
realmente nuevas y no
meramente
propiedades del todo. Sos
tienen esta posición, por ejemplo, Popper, Margolis y, proba
blemente
, Searle. La aparición de
una
novedad ontológica a
partir
de transformaciones materiales sigue , según estos auto
res, las víasde la evolución. Esasí
como
, según
Popper
, la vida
surge de la no-vida, la conciencia procede de la vida y la mente
humana emerge de la vida animal. El emergentismo de Pop
pe r desemboca en el dualismo dualismo emergentista . Los nive
les superiores (conciencia, l ibertad) ejercen un control sobre
los niveles inferiores. Entre la mente y el cuerpo se
producen
verdaderas
interaccione
s. El emergentismo de Popper no es
materialista: la mente surge por evolución, pero es diversa de
la realidad fisica. Su aparición es casi una creación o un mila
gro
de la naturaleza' . El emergentismo holístico, en cambio,
16 Cfr.] .
MARGOLIS
Persons andMinds, Reidel, Dordrecht 1978.
17 Para Popper, el psiquismo mundo 2) es diverso del mundo mate
rial (mund o 1). Los pensamientos, las
opiniones,
los
deseos,
el yo, la
conciencia, no son cosas materiales. Cfr. K POPPER ]. C ECCLES Elyoy su -
rebro Labor, Cerdanyola 1985; K POPPER, Conjeturas y refutaciones: el desarrollo
delconocimiento científico,Paidós Ibérica, Barcelona 1994; Conocimiento objetivo,
Tecno
s, Madrid 1974. La pos ición de Eceles en la obra citada Elyo
y
su cere-
bro
) es, en cambio, dualista extrinsecista. Para una evaluación de esta tesis)
32
Las posiciones filosóficas
es materialista, en cuanto las operaciones mentales se reducen
a propiedades holísticas del cerebro.
En el emergentismo de John Searle , la organización y
el dinamismo cerebral causanlos fenómenos mentales (pero la
conciencia, la subjetividad y las sen saciones
son verdaderos
qualia). No sabemos explicar bien cómo se produce este salto,
pero
el
evento
es real y es de n
aturaleza
biológica.
Para
de
fender
la realidad de los qualia (realidad de «pr imera per
sona»,
no
de «tercera persona
»}
, Searle ha propuesto argu
mentos formidables, todos
contrarios
al
conductismo
, al
neurologismo y al emergentismo hol ís tico, e igualmente
opuestos al funcionalismo que veremos a continuación . Es
decir, Searle se
ha
opuesto decididamente a toda forma de
reduccionismo que elimine la subjetividad. El dolor, por ejem
plo, es una cualidad subjetiva real que el sujeto sufre de ver
dad, no
una
característica del organismo que
podría
explicarse
suficientemente solo en tercera persona':'. Lo mismo cabe de
cir del yo , no equ ipar ab le a la mera estructura unitaria del ce
rebro. Searle rechaza ser considerado un dualista: la concien
cia no es una
propiedad
separada
del
cerebro, sino que se
vincula a él de
modo
intrínseco y unitario, así como la propie
dad de ser l íquido o sól ido de una substancia «emerge» de las
relaciones causales de las moléculas. Su posición, a diferencia
cfr . P. F. MARTÍNEZ-FRElRE, La nuevafi losofía de la mente,
Gedi
sa, Barcelona
1995, pp. 132-142.
18 Cfr.
J.
SEARL
E Mentes cerebros y ciencia C
átedra,
Madrid 1985; El des-
cubrimiento de la mente,
Crítica, Bar
celona
1996;
El m
isterio
de
c
oncienci
a,
Pai
dós Ibérica, Barcelona 2000; Consciousness and
Language
Cambridge Un iver
sityPr ess, C
ambridge
2002.
9La descripción «en tercera persona»es objetiva con independencia
de los fenómenos
subjetivos
(así son todas las descripciones fisico-quími cas y
las formulaciones matemáticas). La descripción «en
primera
persona) se re
f ie re a una subjetividad que la siente como propia.
Para
Searle, los fenóme
nos subjetivos son reales (<<epistémicam
en t
e objetívos- . Si intentamos redu
cirlos a fen ómenos objetivos (vontol ógicamente objetivos- ), sencillame
nte
los eliminamos.
33
7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 16/22
Filosofía de la mente
d e la d e P op per, es m aterialista20: los estados mentales o subjeti
vos son estados fisicos «de nivel alto», irreductibles a estados fisi
cos no subjetivos, y son explicables po r la causalidad cerebralt .
d Superveniencia
Los f il ós of os de l a
mente
afrontaron la
temática
de la
emergencia
de los estado s m entales a
partir
d e los eventos n er
viosos
con
la c at eg or ía de l a
superveniencia.
Aceptando la duali
dad
problemática
d e even to s fisicos y ev en tos m entales, alg u
nos autores Kim
22
, Davidson- ,
Chalmers)
sostuvieron
que
tales fenómenos estarían
en una
correlación recíproca, en el sen
tido de que un sujeto con propiedades fisicas F neurológicas)
tendría un
exacto correlato en
una
serie d e propiedades men
tales M.Dos sujetos fisicamente indiscernibles, entonces, serían
psíquicamente
indiscernibles. Se dice, entonces, que las p ro
piedades
M «sobrevienen» sobre las
propiedades
F,ya
que
estas
últimas
determinan
el aparecer de M. Al i gu al que
en
el caso d el
emergentismo, las propiedades
fisicas determinan la aparición
de la s propiedades «más altas» mentales), así como la disposi
ción d e las p alab ras o frases de una composición literaria deter
minan el «sobrevenir» de sus cualidades artísticas o literarias.
20
Searle es materialista en el se ntido de que no reconoce la mente
humana como independiente de la materia. El materialismo neurologista de
otros filósofos consiste, además, en negar la re alida d de los a ctos subje tivos
sensaciones, emociones o
el
mismo yo o suje to). Estos a utores te me n, c on
razón, que el reconocimiento de los actos subjetivos
ponga
e n pe ligro la pri
ma cía a bsoluta de la físic a, lo que a l final a c aba ría
por
favorecer la afirma
c ión de
una
realidad metafísicao espiritual.
Para
S e arle, la neurología actual no
explica cómo
el cerebro
«causa» la conciencia, pero un día podría conseguirlo. Por el momento, la
realidad de la conciencia sigue siendo un «misterio».
22 Cfr. J.
K M , The
Philosophy
of Mind
Westview Press, Boulder Colo
rado)
1996.
23 Cfr.
D.
DAVIDSON,
Mente,
mundoy
acción,
to
34
s posiciones filosóficas
La sobreveniencia supervenience es una
correlación
mo
nodireccional: el evento fisico determina el ev en to m ental, no
al r ev és . Se aplica
muy
bien al clásico
ejemplo del dolor:
es
claro
que el dolor no
causa
un a estimulación nerviosa, sino
que más bien la
estimulación nerviosa causa
esa sensación.
Pero no es tan fácil decir lo m ism o d e los estado s mentales más
altos,
como
una
emoción
o
un
pensamiento.
La relación
de
sobreveniencia puede interpretarse en
muchos sentidos, según el tipo de «realidad ontológica» que
cada
autor
reconozca
a los estad os mentales o subjetivosv . En
el neurologismo radical, el estado mental «sobreveniente- es
idéntico a la b as e neural. En el funcionalismo,
como ahora
ve
remo s, la so breven ien cia se interpreta en el sentido de que la
base cerebral causa la ap arició n d e los estado s m entales.
Los funcionalismos
a Computacionalismo
El emergentismo y el
principio
de
sobreveniencia
se
acercan a la propuesta funcionalista. Esta corriente nació con
ocasión del desarrollo de las ciencias cognitivas. Estas discipli
nas superaron la renuencia behaviorista de
indagar
en la «caja
negra» de la
mente
in terio r, g racias a la d escrip ció n yexplica-
ción
d e los eventos mentales en b as e a
modelos
computaciona-
les. La mente se
toma
aquí según la analogía del software de
un
ordenador, es d ecir, como un programa o un método de ela
borar y transmitir la información. La do s cien cias p rin cip ales
24 Cfr., para una discusión del tema, N.
MuRPHY,
Superoenience and the
DownwardEffiou» oftheMental:a nonReductiuePhysicalist AccountofHuman Ac-
tion en
R RUSSELL
e t a l. e d. ), Neuroscience and thePersono Scientific Perspecti
ves on Divine Action Vatican Observatory Publications, Vatican City State
1999, pp. 147-164; J. SElFERT, Das Leib-Seele-Problem und diegegenwiirtige philo-
sophische Diskussion cit., pp. 74-76.
35
7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 17/22
Filosofia de la mente
del cognitivismo
-con
influjos
mutuos-
son la
informática
y la
psicología cognitiva
2
La posición funcionalista
pretende
reaccionar contra la
reducción de los estados mentales a simples estados neurales o
a actos de laconducta. Es preciso reconocer a los estados men
tales un estatuto autónomo. Una primera forma de funciona
lismo, iniciada
po r
Putnam
pero luego
abandonada po r
este
filósofo), esla versión fuerte de
funcionalismo
computacional Así
como la máquina informática posee ciertos «estados internos»
de tipo funcional, irreductibles a sus partes físicas o electróni
cas programas, secuencias de símbolos, memoria, instruccio
nes, operaciones de cálculo), del mismo modo
cabría concebir
a nuestra mente como una especie de estructura computacio
nal propia del cerebro que sería el hardware 26
La
verdad
es
que
los ordenadores
fueron creados
si
guiendo una analogía con nuestros procesos cognitivos, y no al
revés. El
input
equivale a la llegada de datos como sucede con
nuestras sensaciones), a lo
que
sigue su elaboración con pro
cesos análogos,
en
cierto modo, a la percepción, traducciones
e inferencias y conservación memoria , hasta l legar al
output
así como nuestra
mente
llega a conclusiones o da órde
nes
que
configuran nuestra conducta. Los
ordenadores
pue
den,
entonces, simular emulare incluso superar los resultados
cognitivos elaborados por nuestra
mente
cálculos, traduccio
nes, comandos de acciones inteligentes). De aquí nació la ten
tación del funcionalismo
computacional
radical, a veces lla-
5
Hoy, el cognitivismo psicológico sigue
una línea
renovada. Aquí
me refiero al cognitivismo en su fase «clásica» últimos decenios del siglo
xx) . Como escuela psicológica, el cognitivismo reaccionó contra el behavio
rismo, reconociendo la realidad de los estados mentales atención, percep
ción, memoria, emociones. razonamientos). El acercamiento a la ciencia
computacional no es necesariamente una reducción, sino más bien una ins
piración, según lametáforade la mente como un ordenador.
6Cfr. H.
PUTN M
Mind Language and
RRality
: Philosophical
Papers
vol. 2, Cambridge University Press, Cambridge 1975, pp. 325-440; Representa-
cióny
realidad:
un
balance critico
delfuncionalismo Gedisa, Barcelona 1990.
36
Las posiciones filosóficas
mado teoría de la
inteligencia artificial
fuerte Conforme a esta
teoría, no se vería
ninguna
diferencia de fondo
entre
nuestra
inteligencia y el funcionamiento de las máquinas inteligentes
Minsky,Dennett- ).
Por
desgracia, el funcionalismo computacional es
una
nueva
forma
de reduccionismo. Los estados subjetivos de la
mente
se toman aquí
como
estados informáticos.
Por
eso, la te
sis funcionalista fue más convincente, po r lo menos en parte,
aplicada a los procesos
puramente
cognitivos cálculos, solu
ciones de problemas, deducciones), ylo fue mucho menos res
pecto a estados más claramente subjetivos, como el dolor, la
sensación o la emoción. Un
ordenador puede
efectuar un ver
dadero cálculo no como un acto cognitivo,
pero
síllegando a
resultados correctos), pero no puede sino imitar las emocio
nes o el yo dolor, angustia, amor, gozo) .
El funcionalismo implica,
en
general, la
reducción
de
los actos o estados mentales a las funciones de una máquina,
sin llegar a reconocer la realidad de los
actos
de un
sujeto
Por
eso el funcionalismo se parece al emergentismo. Pero el fun
cionalismo computacional, como he dicho,
apunta
a los «esta
dos internos» del ordenador tradicional- . Estos estados son
informáticos o simbólicos El
ordenador
«parece»
tener
una
mente
no solo
porque
calcula o deduce, sino
porque
elabora
la información
mediante un
lenguaje o gramática, utilizando
«categorías representativas».
27
Cfr.
M . MINSKY
The
Society
ofMind cit.;
D .
C.
DENNETT,
actitud in-
tencional; cit.; M. BODE , Inteligenciaartificialy hombre t u r ~ Tecnos, Madrid
984;ThePhilosaphy ofArtificial Intelligence
ed.), Oxford UniversityPress, Ox
ford 1989/1990. Aunque con más moderación, Margaret Boden está cer
cana a lavisión computacionalistade la mente humana.
28
Los ordenadores tradicionales siguen la «arquitectura» de Turing
o de Von Neumann,
que
se basa en el simbolismo . es decir, en una gramática
reglas sintácticas) constitutiva del programa. La computación artificial no
simbólica sigue, en cambio, la arquitectura conexionista redes neurales),
como veremos en elcapítulo 6.
7
7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 18/22
Filosofia de la mente
La
posibilidad de implementar los
pro
gramas
computa
cionales en bases electrónicas diversas (y no solo electrónicas)
se
ña
laba la existencia de un abismo en tre la «mente» del orde
nador
y el h rdw re Los funcionalistas defendieron ,
en este
sentido, la tesis de la múltiple realizabilidad de los estados men
tale s, un punto que alejó la teoría de la mente de la base fisica.
El soporte nervioso aparecía c
omo
algo accid
ental
, así c
omo
el
contenido de un l ibro es
independiente
de la materialidad de
sus p
ágina
s.
Por cur iosa paradoja, el funcionalismo comput
acional
generó
una nue
va
forma
de dualismo. La «mente»
er
a tan in
dep
endiente
de la plataforma
materi
al, qu e
podía
re alizarse
en todo
tipo
de ordenadores, en los
ce r
ebros humanos o en
robots cuánticos de u n futuro de ciencia-ficción. De aquí na
cieron
idea
s fantasiosas hoy
mu
y
conocid
as,
como
la posibili
dad
de que el «con tenido i
nfor
mático» de
nuestra
pers
on
ali
dad pudiera ser un día preservado y
transf
erido a ordenadores
cósmicos del
futuro
(casi como una «reencarnación de almas»
o
una
«resur recc ión»).
La confusión
-mezcl
a indiferenciada- entre las nociones
de sensación, actos intelectuales y contenidos del pensamiento
favoreció estas ideas extravagantesw. Es ve
rdad que
los
ntenidos
ob etivos de l pen samiento son
inmateriales
y pueden transcri-
19 Los protagonistas de los deba tes de lafilosofia de la ment e tiende n
a tomar losestados mentales como si fue ran de un único tipo, sin distinguir
ent re el nivel sensitivo y el nivel intelectual. Esta costumbre es fuente de no
pocasoscuridades (un do lor fisico es algo muy distinto de un pensamien to) .
Muchos
aut
ores as
ume
n ciertos actos mentales bajo la categoría de las actitu
des proposicionales
( reo qu e t-. «deseo que p» , do nde el verbo
pr
incipal
(v
creo-
,
«deseo»,
«pienso»)
indica una actit ud men tal de c ar a a un ob
je
to
ind icado
por
la proposición sub ordinada ( e seo que vengas- ) qu e sirve
como complemento directo del verbo principal. Pero la noción de actitud
proposicional,
aunqu
e es interesante para la filosofia del lenguaje , no es de
cisiva p
ara
l a gnoseología o epistemología. Más impor tante es la distinción
entre conocimiento sensible e int electual. Por ejemplo, ver un a casa es un
acto sensitivo; en cambio, decir «veo un a casa» expresa un juic io , un verda
dero acto intelectual.
38
Las posiciones filosóficas
birse en
mu
chas lenguas, en libros
impr
esos, en sopor tes elec
trónicos, y que pueden pasar de
una
pcrsona a ot ra . Pero esto
no vale para los actos subjetivos. No tiene sentido decir que un
acto de fe o una emoción sean un «estado informático-w.
El funcionalismo computacional, concluyendo, aunque
supera el reduccionismo neurológico y c
onductual,
acabó por
poner
en
crisis la
distin
ci
ón
entre la m
ente hum
an a y la
«men te» de la m
áquina
, en tre la inteligencia
human
a y la inte
ligencia artificial. Así lo hizo Turing cuando apuntó a la posibi
lidad de que nuestra in teligencia no se
ría
algo esencialmente
diverso de lo que hacen las funciones computaciona les de al
gunos
po t
en tes ordenadores .
John Searle, con su conocida
pa r
ábola de la «habitación
china» y con otros argumentos, introdujo la neta distinción
entre intencionalidad intrinseca
e
intencionalidad
derioada
La
in tencionalidad
intrínseca pert enece a los genu inos actos cog
niti vos. La
deri
v
ada
es
relativa a u n observador
un in térprete .
Así como un libro no contie
ne
pensamientos, pero sus símbo
los indican c
on tenido
s que
un lector
puede
entend
er (in ten
cionalidad derivada), algo análogo ocurr e con el ordenador.
El lenguaje de los programas lo es solo con relac ión a un intér
prete humano. Una máquina no puede tener una semántica,
ni una sintaxis intrínseca, aunque el lenguaje siempre va a ma
terializarse en una base material. La intencionalidad
rel
ativa
está en fun ción de la intencionalidad in trín seca.
El com putacion alismo abst racto provocó , p
or
reacción , nu evas
orie n taciones del cogn itivismo, con
el
a
cento
puest o en la dimen sión ex
te
rna
(vecol ógíca») donde la cognición se sitúa , o en el tipo de c
orpor
eidad
donde se incardina. El conocer está siempre
situado
y es
encarnado embodied
knowledge .
La nueva orientación ha repercutido en la robótica, con la ten
dencia a fabricar no ya «inteligencias artificial es g
ene
rales», sino agentes in
te lectuales situ ados, con un cuer po específi co , competente s pa ra ciertas
tare as.
31 Cfr. A. T URING,
Computing Machiner and Intelligence,
«Mind», 59
(1950) , pp. 433460, donde se p rop on e el cél
ebr
e «test de
Turing».
32Cfr.] . SEARLE,
Consciousness andLangllage,
cit., pp . 77-89, 106-129.
39
7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 19/22
f ilr lwfífl dr u nw -
,lt
_
Las
redes
conexionistasñ
en
cuanto
modalidades no
sim
bólicas de computación , parecerían
substraerse
a
esta
obje
ción. Las crí ticas a la metáfora del cerebro
como
un
ordena-
do r mostraron
que el
sistema
nervioso
no
computa
con
símbolos.
Pero también aquí
hay
que hacer
una serie de distin
ciones. Los términos computacióne información tienen varios
sentidos. La
computación
estricta es
un
método
inventado
po r
el
hombre para efectuar
cálculos
mediante
la manipulación de
símbolos. Más ampliamente, es el
método con
que el hombre
aprendió
a procesar la información
mediante
símbolos>. Esta
elaboración consiste, en definitiva, en producir secuencias or
denadas
entre los
símbolos,
según
regl
as
preestablecidas,
como
se hace,
po r
ejemplo, en una traducción o
en
un cálculo
aritmético (los pasos entre las secuencias son las operaciones
computacionales
. A su vez, la
información
es, en general, el
orden que se ha
introducido
en una serie de
elementos
, dispo
nible
para
ser transmitido. La informática se ocupa de la trans
misión y elaboración de la información mediante el simbo
lismo por ej. , codificación y descodificación).
La
información
y la
computación
, en un primer
momento
se referían a procesos cogn itivos «<informar» c1ásicamente, es
transmitir
un
conocimiento
. Derivadamente, esos términos
aluden
a
operaciones
simbólicas automáticas de
máquinas
(or
denadores ,
indicadas con
una terminología
cognitiva analó
gica «<mensaje», «memoria», «inferencia»).
Pero
el hombre
siempre descubre un orden dinámico «<información») en la
naturaleza.
Podemos
describir y calcular este
orden en
térmi
nos abstractos
(leyes,
funciones
matemáticas ,
también
de
modo informático y computacionaL
33Cfr.
nuestr
o capítulo6, n. 8.
34
En la
comput
ación
estr
icta, el
proceso
lo hace
una
m
áquina
de
modo automático (« intencion alídad
derivada
») , aunque
nuestr
a
mente
puede también c
omputar
, siguiendo los pasos de la razón ( inten cionalidad
intrínseca»).
40
Las posiciones filosóficas
En este sentido, cabe
hablar analógicamente
de
un
com
portamiento
«inteligente »
de
la naturaleza, como si e ll a hi
ciera cálculos matemáticos, y po r eso atribuimos a los organis
mos un «código genético», o
decimos
que «el cerebro
computa». Algo semejante ocurre en las redes
neurales
artifi
ciales. Su modo de computar
imita
los procesos
neurales
de
procesar la información, solo
que
lo
hacen separadamente
de
los verdaderos actos intencionales. Yno po r eso estamos subes
timando
el orden
natural
no cognitivo.
Análogamente
,
enten-
d
emos
la naturaleza con la matemática,
pero
en el mundo
físico
propiamente
no existe la matemática (como equivocada
mente pensaban
los pitagóricos). El
orden del
cosmos
no
es
una fotocopia de la matemática, ni viceversa.
El funcionalismo computacional no fue capaz de llevar a
un discernimiento ontológico entre estos aspectos. Los actos
personal
es cognitivos no
pueden confundirse con
las
opera-
ciones simbólicas o no simbólicas de un ingenioso
procesador
de la información, ni tampoco son iguales a los procesos natu
rales ordenados,
inteligibles
pero
no inteligentes, «racionales»
solo en el
sentido
derivado con que
podemos hablar
de la ra
cionalidad de la naturaleza .
b
tros fun
cionali
smos
Ha
y otras formas más moderadas de funcionalismo. El
funcionalismo
repr
esentacional
Fodor
)
emplea
el
modelo
com-
35 Otra defensa de la realidad de los actos subjetivos, contra el com
putacionalismo y la teoría de la identidad, puede verse en TH. NAGEL,
WhatIs
lt LikeToBea Bat?,
The Philosophical
Review- ,
83 (1974), pp. 435-450. Este
arúculo tuvo un gran impacto
entr
e los filósofos de lamente.
36
Cfr.
J.
A.
F üDÜR, El lenguaje delpensamiento
Alianza, Madrid 1985;
La modularidadde la mente
Morata, Madrid 1986; La
mente nofun ciona así: al-
cance
y
límitesdela psicología computacional
Siglo XXI de España Editores, Ma
drid 2003.
41
7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 20/22
FiII/.wfillllt ll/ mente
_
putacional en
sentido
amplio, más bien metafórico,
aunque
esto genere algunas ambigüedades. En
una
línea inaugurada
po r la psicolingüística de
Chomsk
y, el
punto central
de esta
posición está en ver los procesos de la mente como
una
serie
de relaciones «sintácticas »
entre
representaciones
concep-
tos), en el
contexto
de
un lenguaje
del
pensamiento
«<menta
les») constituido po r proposiciones mentales. Contra el elimi
nativismo neurologista, la psicología
fodoriana
sigue de ce rca
la fenomenología de la «psicología
popular
».
Realmente,
el
«lenguaje del
pensamiento
» no
parece
muy distante
del
pensa
miento
mismo, o al menos de algunas de las
operaciones
men-
tales
consideradas
po r la filosofía clásica,
como
la
formación
de las proposiciones mentales.
El funcionalismo
causal po r
ej., Davidson)
toma
los actos
mentales en
su papel causal
respecto
de
otros
actos
mentales
(deseos, creencias) o respecto a instancias no psíquicas (los estí
mulos ambientales causan
un
acto
mental
y este
puede
modifi
car la conducta). Se abre así
el
espacio a un análisis psicológico
autónomo con respecto a las descripciones neurológicas o con
ductuales. Algunos funcionalistas discutieron temáticas episte
mológicas o gnoseológicas, como la cuestión del contenido sig
nificativo de los estados mentales intencionalidad y relación
con
el
mundo 37. Otros funcionalistas (<<teleológicos » 8 vincu
laron los estados mentales a situaciones biológicas o a funciones
orgánicas adaptativas, surgidas con la evolución de los vivientes.
De todos modos, aquí
no
se llega a ver en los estados psíquicos
verdaderos
actos
subjetivos y mucho menos actos personales
El funcionalismo reivindica la
autonomía de
los estados
mentales
desde
el
punto
de vista epistemológico, pero ontoló-
gicamente es insuficiente.
Por temor
a caer
en
el dualismo, no
elabora una teoría
ontológica y
antropológica
de los actos psí-
37 C.] . M
OY
, en
Filosoia
e l
mente
Universidad de Valencia, Valen
cia 2006, discute ampliamente estos puntos, cfr., pp. 151-185.
38
Cfr.W L
Y N
,
Consciausness
MITPress, Cambridge (Mass.) 1987.
42
s posiciones filosóficas
quicos. La pura funcionalidad es ontológicamente neutra. Sin
las debidas distinciones , siempre cabrá transferirla idealmente
a máquinas o a animales.
6.
Hacia un replanteamiento del debate
«
alm
a/ cuerpo»
La cuestión «mente / cuerpo», «mente/ cerebro» se
ha
planteado de
un
modo muy restringido en la filosofía de la
mente. Los debates se
han
agotado y
no
se
vislumbran
nue-
vos horizontes filosóficos, e incluso tal vez se cierran. Esos de
bates tuvieron
vida
en cuanto acompañaron
al surgimiento
de nuevas perspectivas
interdisciplinares nacidas
en la neu-
rociencia
y en las técnicas
de
computación. Pero al final
no
dejan
espacio
sino
para el
desarrollo
científico, sin darnos a
la vez,
como cabría
esperarse de la filosofía, el apoyo d e u na
visión
humanista.
Epistemológicamente, las controversias se
mantuvieron
bajo
el
dominio tácito de las ciencias. El denominador común
de los contendientes es el rechazo del
dualismo
cartesiano,
que
para ellos aparece como la for ta leza de
un
espiritualismo
ya superado. Algunas voces se alzaron
contra
el reduccio-
nismo, pero dentro de los límitesdel encuadre epistemológico
citado. Ciertas formas de reductivismo
fueron
criticadas solo
para dejar paso a otras nuevas. La confusión ontológica es no
table, y ante ella surgió solo la reacción del
sentido
común ,
útil pero no suficiente.
Uno
de los
autores
más eficaces
en
la crítica
antirreduc-
cionista fue
John
Searle . Sin embargo, ni siquiera Searle con
sigue superar, en mi opinión, los límites de la habitual filosofía
9
Otro filósofo antirreduccionista es TH.
NAGEL
(cfr. The
View
from
ouihere; Oxford University Press, Oxford 1988). Nagel es consci
en t
e de la
enorme
dificultad conceptual de la visión científica y filosófica corriente
para concebir la subjetividad
y
se opone al reduccionismo, pero no l ~ ~ a
proponeruna
teoría propia. Suanálisis se queda en un plano problemauco.
4
7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 21/22
Filosofia de la mente
de la
mente.
En sus argumentaciones, este filósofo
ha
defen
dido brillantemente la irreductibilidad de la conciencia, opo
niéndose así al
centro
de gravedad de las corrientes más difun
didas. Pero no basta reivindicar la realidad de la conciencia.
Una neurología que se ocupe con éxito de la conciencia será
interesante,
pero insuficiente. Al igual que
en
el plantea-
miento generalizado de la filosofía de la mente, falta en Searle
una verdadera dimensión metafísica y antropológica de los
problemas. Sin esto, afirmar que la conciencia existe se man
tiene a un nivel biológico y,en cierto modo, se banaliza.
Pareceríaextrañoque, en el cuadro de las posiciones filo
sóficas a las que pasamos revista, esté ausente el aristotelismo o
el tomismo- . Su ausencia es un hecho histórico y cultural
que
ahora no voya considerar. Basta tomar nota de lacasi total igno
ranciade lafilosofía de Aristóteles o cercana a él que tienen casi
todos los autores contemplados. El filósofo más antiguo tomado
en consideración, y además no siempre bien comprendido, es
Descartes. Un Descartes simplificado,
reducido
a
un
esquema
fijoy empobrecido. Toda propuesta espiritualista, por tanto, pa
rece
condenada
a recaer en el dualismo cartesiano.
40 De todos modos, hay algunos estudios del tema e n u na línea to
mista.
Aparte
de mi
trabajo
Operazioni
cognitive
«Acta
Philosophica
», cit ., y el
ya
mencionado
de].
M.
MALDAMÉ,
Sciences cognitives cfr: W HomoLo-
quens
Uomo
e
linguaggio. Pensieri
cervelli
e
macchine
Studio Domenicano , Bo
lonia
1989 ; G. BASTI
Il
rapporto mente
corpo nellafilosofia e nella
scienza
Studio
Domenicano ,
Bolonia
1991; voz Mente Corpo
Rnpporto en G. TANZELLA-NITTI ,
A.
STRUMIA
eds. , DizionarioInterdisciplinare di ScienzaeFede Cittá Nuova,
Roma
2002, vol. 1,
pp
. 920-939;
R.
CROSS
Aquinas and the
Mind Body
Problem
en].
HALDANE ed .),
Mind
Metaphysir
s and
Value
in
the
Thomistic andAnalyti-
cal Traditions University of Notre Dame Press, Notre Dame IN) 2002, pp .
36-53;]. HALDANE AnalyticalPh
ilosophy
and theNatureofMind:T ime[or Another
Rebirth en
R.
WARNER T. SZUBKA
ed s
.), TheMind Body Problem: A Cuide tothe
Current Debate
Blackwell,
Oxford
1994 ,
pp
. 195-203;
Breakdoum of
Philosophy
of
Mind en]. lfALDANE ed .), Mind
Metaphysics
and
Value
in
the
Thomistic and
AnalyticalTraditions cit ., pp . 54-75; A.KLJNY metafísica de la
mente:
filosofía
psicología
lingüística
Paidós Ibérica, Barcelona
2000; TomásdeAquino y la
mente
Herder, Barcelona 2000.
44
s posiciones filosóficas
¿Qué intuición puede ofrecer un autor como Tomás de
Aquino en el cuadro histórico presentado? Yo
diría
que dos
puntos fundamentales:
l . El alma
como
la formadelcuerpo o como su acto subs
tancial en
unidad
con la dimensión física y en la singularidad
ontológica de una persona física. Este punto es correlativo a
una
ontología de la sensacióny la percepción
en
la
que
los ele
mentos físicos y psíquicos están íntimamente unidos. De aquí
sale, por un lado, una peculiar visión de la vida animal y,po r
otro, una filosofía de la corporalidad
humana.
Estos aspectos
no están presentes en el hor izonte de la filosofía de la mente .
La fenomenología
contemporánea
y el personalismo
podrían
contribuir , en este sentido, a una visión completa del
cuerpo
animal y del
cuerpo
humano,
con
todas sus funciones y no re
ducido a la perspectiva científica.
2.La
trascendencia
de la inteligencia, lavoluntad, la liber
tad, la persona,
con
respecto a la organicidad del
cuerpo
hu
mano. Esta es la base
que permite
hablar de la espiritualidad
de la persona
humana,
una espiritualidad encarnada, materia
lizada,
pero no
reducida a la
funcionalidad
corpórea. Este
punto, inaceptable para la mayor parte de los filósofos de la
mente porque
parecería una posición dualista, es absoluta
men
te
fundamen
tal.
En las siguientes páginas usaré este
esquema
de modo
sistemático. Así
podremos
estudiar los temas de lafi losofía de
la
mente
de una
manera
ontológica, evitando los callejones
sin salida en
que
acaban tantos debates históricos. No
po r
eso
ignoro
la situación
contemporánea
filosófica y científica de
este sector de la filosofía. Sigo el
método
de situarme en
una
perspectiva más
alta
con el
objeto
de profundizar de modo
radical en los
problemas planteados, moviéndome desde
el
principio
en una
línea metafísica y antropológica. Presu
pongo
algunos
puntos
fundamentales,
como
el realismo cog
noscitivo, la psicología de la
percepción,
la intencionalidad,
la conciencia, la identidad de la
persona
a veces, considera-
45
7/24/2019 Filosofía de La Mente Cap 1
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-1 22/22
ilosofí de l mente
dos
por
los filósofos de la mente aunque con resultados esca
sos en cuanto estimo preferible
que
sevean con holguraen
la filosofía del conocimiento y la antropología Me referiré a
ellos
en
la medida en
que tengan
relación con las cuestiones
afrontadas directamente
en
los siguientes capítulos.
46
Capítulo 2
EL CUERPO SENSITIVO
1. Hilemorfismo: aspectos ontológicos y epistemológicos
El
mundo
físico está caracterizado
po r
la complejidad
no solo
en
el
sentido
que
tiene
este término
en
las ciencias
biológicas sino en un a perspectiva pluridimensional y analó
gica. De ahí que haya muchos tipos de descripciones y explica
ciones de las cosas. El
problema
es ontológico epistemológico
y lingüístico.
En
momento del análisis siempre encontraremos una
pluralidad
de elementos
un a
totalidad relaciones de coordi
nación subordinación jerarquías diversos modos de
unidad
substancial y unidades de orden así como variadas formas de
la causalidad.
Cuando
prevalece solo un tipo de análisis
por
ejemplo la perspectiva tipificada de las ciencias naturales la
comprensión se
empobrece
La analítica causal científica es
competente para todo lo que se relacione con la causalidad
material de las cosas.
Por
eso es úti l
para
la técnica
dado que
podemos intervenir en los
cuerpos
solo
alterando
su estruc
tura
material. Pero si los cuerpos
tienen
otras dimensiones la
analítica causal científica será insuficiente.
Con
la física pode-
47