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Por

Alfredo García Avilés

INICIACIÓN A LA

FILOSOFÍA

México 2010

© Iniciación a la FilosofíaAlfredo García Avilés

Registro INDA-SEP No. 03-2002-082012215900-01

Diseño de portada: Jessica VillarrealImagen: Starline / Alvaro_cabreraFreepik.comFormación editorial: Jessica Villarreal

Derechos resevados conforme a la ley.Se prohibe su reproducción parcial o total sin autorización por escrito del autor.

I N T R O D U C C I Ó N

El libro que el lector tiene en sus manos está escrito pensan-do en el lector común, de cualquier edad y condición, que

esté interesado en adentrarse por primera vez en el anchuroso campo de la filosofía. De ahí su título de “Iniciación a la Filoso-fía”, pues, a partir de su lectura, el estudiante o el lector común, obtendrán las bases fundamentales de la filosofía, quedando en condiciones de profundizar, posteriormente, su conocimien-to de los múltiples temas y problemas que abarca, para lo cual puede acudir a la bibliografía que al final del libro se propone, compuesta tanto por obras de historia de la filosofía, de manua-les de diverso tipo, como de obras de autores originales básicos, desde los autores clásicos de la antigüedad griega hasta autores modernos y contemporáneos.

Por su carácter de ensayo didáctico, al texto propiamente dicho se le ha agregado, orgánicamente, un aparato didáctico instrumental que le permita al lector utilizarlo para fijar los co-nocimientos adquiridos.

Este aparato didáctico consiste de lo siguiente:

Un primer Anexo, que contiene una serie de ejercicios que el lector deberá resolver, no acudiendo solamente a la memo-rización, sino principalmente a la reflexión, el razonamiento, la argumentación lógica y la obtención de conclusiones lógicas. Tales ejercicios pueden servirle al lector para llevar a cabo la evaluación de sus conocimientos, con la ventaja de que a través de tales ejercicios poseerá la evidencia física y práctica de una disciplina eminentemente teórica.

Un segundo Anexo cuenta con la incorporación de un cues-tionario de auto evaluación, que al ser resuelto permita al lector saber el porcentaje de comprensión de los temas estudiados.

Por último, el lector cuenta con una extensa bibliografía de primera calidad a la cual puede acudir para profundizar los di-versos temas, bibliografía que ha sido estudiada concienzuda-mente por el propio autor.

Es importante destacar que el estilo que se adoptó para redactar el texto es el de un lenguaje exento de tecnicismos innecesarios, cuidando de emplear los conceptos filosófi-cos básicos propios del discurso filosófico allí donde era im-prescindible, dotando al texto de la terminología filosófica tradicional de manera que el texto sea claro y fácilmente comprensible para un lector que se asoma por primera vez al pensamiento filosófico. Así mismo se evitó en lo posible recargar el texto de citas, notas a pie de página, fechas y lugares, indicándolos solamente en aquellos casos en que era necesario, logrando una lectura más ágil e interesante, lo que hace a este libro diferente de los manuales comunes que, o pecan de simplicidad o bien son arduos y de obscura lectura, cuando no un galimatías de refritos mal hechos o de un eclecticismo delirante.

Este libro pretende, también, llenar la laguna que ha dejado la exclusión de la Filosofía en los planes y programas de estudio de las escuelas de educación media superior y superior, y opone el enfoque HUMANISTA, a la visión EMPRESARIAL que quiere imponer el neoliberalismo en nuestro país. Está también dirigi-do, por tanto, a todos los estudiantes del país.

Desde luego que todos los errores, deficiente enfoque de los temas u omisiones imperdonables, son totalmente imputables

al autor, que ha tratado de hacer su trabajo con el mayor esmero y habilidad de que es capaz.

Si el autor ha logrado su propósito o no, será un juicio que corresponde al lector emitir.

El Autor

Ciudad de México.

T E M A R I O

C A P Í T U L O P R I M E R O . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 1EL UMBRAL DE LA FILOSOFÍA.

C A P Í T U L O S E G U N D O . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 1EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO.

C A P Í T U L O T E R C E R O . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8 3ELEMENTOS DE LÓGICA.

C A P Í T U L O C U A R T O . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 2 1ÉTICA.

C A P Í T U L O Q U I N T O . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 4 7EL PROBLEMA AXIOLÓGICO.

C A P Í T U L O S E X T O . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 6 5LA FUNCIÓN DE LA ÉTICA EN LA REALIDAD.

C O N C L U S I O N E S G E N E R A L E S . . . . . . . . . 2 2 9

A N E X O 1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 3 3

A N E X O 2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 5 9

B I B L I O G R A F Í A . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 6 9

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Iniciación a la Filosofía

C A P Í T U L O P R I M E R O .

EL UMBRAL DE LA FILOSOFÍA.

¿Para qué estudiar filosofía?

Antes de intentar una definición de la filosofía, sería prudente iniciar estas notas con una reflexión importante: ¿Para qué

estudiarla? ¿De qué nos va a servir? ¿Cómo nos va a ayudar en nuestra vida y en nuestra profesión? Son todas ellas preguntas legítimas que se puede hacer un estudiante que va a comenzar un curso de filosofía o de cualquier lector que, curioso, quiere saber filosofía y se acerca a este libro con la esperanza de satis-facer su deseo.

Pues bien, antes que nada, podríamos responder que es-tudiamos la filosofía porque tenemos sed de conocimientos y queremos saber qué han dicho los filósofos sobre el mundo, la naturaleza, el hombre, Dios, la vida, la muerte y muchos temas más.

Queremos saber por qué ignoramos y sabemos que la fun-ción de la filosofía es conocer.

Estudiamos también la filosofía porque en ella hay un orden, un sistema y utiliza como herramienta principal la razón, el pen-samiento lógico, es decir, la filosofía es formativa y nos enseña a pensar con claridad.

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

Estudiamos filosofía porque en los conocimientos conquis-tados por los filósofos existen normas de vida, reglas de con-ducta, indicaciones de cómo debemos vivir bien y plenamente.

Porque en la filosofía hallamos también comprensión de las leyes, causas y tendencias que producen los cambios y la organi-zación social, política, económica y cultural de nuestros países. La filosofía es también, por lo tanto, guía de acción política.

En fin, estudiamos filosofía para saber más y tener una visión coherente, clara y emocionante del extraño y maravilloso mundo en que vivimos y encontrar así el lugar que ocupamos en él.

Creo que estas son suficientes razones. En la sección de ejer-cicios sería interesante que el lector añadiera algunos motivos más que al autor se le hayan escapado.

Una vez dicho esto abramos la puerta y entremos al lumino-so templo de la filosofía.

1.1 La filosofía como concepción del mundo y como forma de vida.

Precisando lo dicho anteriormente, los filósofos, a través de sus ideas y de las explicaciones que deducen sobre el mundo, en base a la observación (o como dirían los más antiguos: la con-templación) construyen una concepción del mundo o cosmo-visión, es decir, una idea de conjunto de lo que es el mundo, de qué esta hecho, cómo es que llegó a existir, incluyendo, desde luego, el origen del propio hombre.

Este, en su actitud de filósofo, requiere de una cosmovisión, no tanto por curiosidad, o por el asombro que le produce el uni-verso, como diría Aristóteles, sino por necesidad.

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Iniciación a la Filosofía

Imaginemos a una persona que está parada en la esquina de una calle de cualquier ciudad y que no supiera quien es, cómo se llama, en donde vive, donde nació, quien es su familia. Sin saber donde vive, a donde va ni de donde viene, es seguro que esa persona sería presa de gran angustia. Es muy posible que tal persona no pudiera sobrevivir mucho tiempo sin ayuda y diría-mos de ella que está perdida, extraviada.

Imaginemos ahora que esa persona es toda la humanidad, para mayor precisión, la humanidad primitiva. Aquellas perso-nas estaban en esa situación y por una necesidad fácil de en-tender se dieron a la búsqueda de todo aquello que no sabían: quienes eran, que era este mundo en que vivían, que era la vida y la muerte, cual era el objeto de su vida y muchas preguntas más.

En conclusión: el hombre no puede sobrevivir sin tener algu-na respuesta a estas preguntas: ese es el impulso que da origen a la filosofía y posteriormente a la ciencia, que como veremos, primero adoptaron la forma de mitos y religiones, pues el hom-bre, además de pensar, también siente e imagina.

Con mayor rigor, podemos decir ahora que una cosmovisión o concepción del mundo es la respuesta que el hombre encuen-tra a sus dudas fundamentales sobre el mundo.

Y así llegamos al origen esencial de todo conocimiento: la duda, la ignorancia, el desconocimiento y su correspondiente reacción: la pregunta. El hombre empieza su desarrollo en este mundo preguntando, cuestionando, interrogándose sobre todo lo que le rodea:

• ¿Qué es?• ¿Dónde es?• ¿Cuándo es?

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

• ¿Para qué es?• ¿Por qué es?• ¿De qué es?• ¿Cómo surgió?• ¿Quién soy?

Y un etcétera infinito.

Podemos hacer una cantidad inmensa de preguntas, aunque lo importante no está en preguntar, que ya es bastante, dicen que una buena pregunta es la mitad de la respuesta, no, el ver-dadero centro de la cuestión está en encontrar la respuesta o so-lución al problema planteado en la pregunta, pues recordemos, siempre un conocimiento nuevo comienza por una pregunta, a lo que sigue encontrar la respuesta, para lo cual necesitamos observar, investigar, experimentar y, sobre todo, pensar sobre todas nuestras vivencias y obtener conclusiones.

Actuando de esta forma tenemos que el filósofo, ya sea anti-guo o moderno, llega a obtener ciertas respuestas, siempre pro-visionales, aunque él las crea definitivas, que forman una idea general de lo que es el mundo: una cosmovisión, una concep-ción del mundo.

También decíamos que la filosofía es una forma de vida, es

decir, una guía de conducta moral. Y así es. Si analizamos la con-ducta humana y observamos a qué se dedican los distintos seres humanos llegaremos a la conclusión de que la gente actúa se-gún a qué se dedique: “dime qué haces y te diré quien eres”, po-dríamos sentenciar: un comerciante será una persona ávida de dinero, generalmente buscando la manera, legal o no, de ganar más; un ladrón será una persona sin escrúpulos que hará cual-quier cosa, incluso matar, para obtener lo que desea; un médico, en cambio, es una persona que pone sus conocimientos al servi-cio de los demás para salvar una vida, aunque esto no le impida

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Iniciación a la Filosofía

cobrar por ello; un político organiza la vida social pero también obtiene algún provecho por ello, actuando corruptamente y, además, buscando honores; un profesor realiza una gran labor social transmitiendo sus conocimientos a las nuevas generacio-nes, aunque también buscando un provecho material en ello y a veces la alabanza y la admiración vanidosa. Hagan bien o mal, los hombres generalmente buscan los honores, la riqueza y la felicidad por medios materiales y esas son formas de actuar y de conducirse de la mayoría de las personas que nos rodean.

Pues bien, los filósofos nos piden actuar de otra manera, pues así han actuado ellos: honesta y desinteresadamente. Por lo gene-ral, desde luego que hay excepciones, los filósofos afirman que ni la riqueza, ni el placer, ni los honores dan la felicidad, sino que al contrario, a la larga nos acarrean dolor y sufrimientos. Debemos entonces buscar la sobriedad, vivir sin grandes pretensiones, no alimentar vanidades y sobre todo, buscar el conocimiento sin nin-gún interés que no sea el conocimiento mismo.

Esa es una buena guía moral para nuestra vida, pero ¿qué piensas tú, mi querido lector? ¿Se podrá lograr su ideal en el mundo actual, globalizado, mercantilizado y en gran parte des-humanizado? Danos tu respuesta en la sección de ejercicios. ¿Podrías vivir tú como piden los filósofos?

1.2 La filosofía como guía política en la vida social. La filosofía no es neutral.

La filosofía surgió en Grecia en el siglo VI antes de Cristo, aunque hay que señalar que Grecia no era entonces un país como lo conocemos ahora, sino un conjunto de ciudades-esta-do independientes, con sus propias leyes y tribunales, unidas entre sí en la guerra por pactos que se hacían y deshacían. Estas ciudades-estado recibían el nombre de polis, de donde deriva la

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

palabra “política”. Sus ciudadanos estaban divididos en nobles y plebeyos, ricos y pobres, libres y esclavos, hombres que no te-nían derecho sobre nada, incluso sobre su propia vida, que no les pertenecía. La actividad política en las plazas y calles de Atenas, por ejemplo, era muy intensa, se discutían los temas del día, se intercambiaban opiniones y se llegaba a acuerdos y alianzas que después se hacían sentir a la hora de las votaciones en el Ágora o plaza principal. Por cierto que los esclavos, en esta incipiente democracia, no tenían derecho a votar, al igual que las mujeres, por lo que esta democracia era imperfecta y excluyente, es de-cir, no era una verdadera democracia.

En Esparta, por poner otro ejemplo, no había democracia, sino una aristocracia que conformaba una monarquía. Allí no había votaciones populares, pero igual se discutían acalorada-mente los asuntos del estado en calles y plazas, pues el Rey, muy a menudo, tomaba en cuenta la opinión del pueblo. Era un pueblo muy severo y disciplinado, militarista y de rígidos princi-pios morales. Y desde luego, la voz autorizada de los filósofos se hacía sentir. Aunque las afirmaciones de los filósofos no afecta-ban directamente a los asuntos del estado, sí influían en la so-ciedad por el método que usaban para abordar los problemas: la reflexión racional, que debía prevalecer sobre las pasiones y las disputas. Método que ligó por entonces a los filósofos con la política y marcó un camino que se sigue hasta la fecha.

Otro punto importante es la cuestión del origen clasista de la filosofía. En efecto, como ya mencionamos, la sociedad de la Grecia antigua estaba marcadamente dividida en hombres libres y esclavos, donde estos últimos se encargaban de los tra-bajos manuales en la agricultura, la construcción, los talleres y las labores domesticas. En aquella época, hace más de dos mil años, se consideraba indigno de un hombre libre el trabajo con sus manos, siendo digno de ellos solamente el trabajo intelec-tual y militar. Los esclavos no tenían ningún derecho y no sabe-

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Iniciación a la Filosofía

mos de ningún filósofo que haya sido esclavo. Por el contrario, la mayoría de los filósofos pertenecían a la clase dominante, y como es fácil de entender, sus enseñanzas iban destinadas a educar a la nobleza principalmente. La filosofía, entonces, nació con el sello de la clase dominante, situación que ha mantenido hasta la actualidad, pues un filósofo sólo puede prepararse ade-cuadamente si tiene acceso a la educación superior, lo cual no todos pueden costear.

La filosofía, por tanto, y dado que la clase dominante incluye a los gobernantes, ha sido siempre un apoyo ideológico de la clase en el poder. Por eso decimos que la filosofía no es neutral.

1.3 Definición etimológica de la palabra “filosofía”.

Sabemos quien fue el primer filósofo porque tenemos algu-nos datos y restos de sus obras y de su persona. Fue Tales de Mileto. Pero no sabemos el origen de la palabra que designa su nueva actividad: filosofía.

Según una leyenda no confirmada, el rey de Siracusa, ciu-dad-estado del oriente de Italia, organizó un suntuoso banquete al cual, como máxima figura, estaba invitado Pitágoras, famo-sísimo matemático griego. Al llegar este al palacio fue recibido por el rey con mucho afecto, agradeciendo que tan grande “sa-bio” (sophos, en griego), lo honrara con su visita. Pitágoras, hu-mildemente, le contestó que no era justo que le llamaran sabio, pues no era cierto, ya que él, cuando mucho no era mas que un “amante de la sabiduría” (filósofo, en griego). De donde surgió la palabra que nos interesa.

Sea como sea, la palabra “filosofía” está compuesta de dos palabras griegas: Philos, que significa “amor”, aprecio, apego, en el sentido del que no puede estar sin lo que quiere, y Sophia,

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

que significa “sabiduría”, conocimiento, en el sentido del cono-cimiento que tiene un anciano por sus muchos años de experien-cia o también el conocimiento del que pasa sus días indagando el porqué de las cosas con afán y constancia. Ahora diríamos de un sabio que es aquel que se la pasa leyendo, estudiando, un ratón de biblioteca en suma, ratón que por cierto, está en vías de extinción...

Por lo tanto, la palabra “filosofía” significa amor a la sabidu-ría, y filósofo es aquel que ama, que busca o procura con afán de enamorado hallar conocimientos, entender, saber cada día más.

1.4 Definición actual de filosofía.

No existe. Podríamos decir con toda seguridad que cada fi-lósofo expone su propia definición, e incluso los autores de li-bros didácticos como el presente se atreven a dar su propia de-finición. Desde luego, tenemos que partir de la etimología de la palabra filosofía, como amor a la sabiduría, no es suficiente, pues la filosofía es algo más. Por lo tanto nos vemos obligados a buscar una más adecuada:

“La Filosofía es una forma de conocimiento basada en la re-flexión racional, que busca encontrar una respuesta y dar una explicación acerca del mundo y del hombre, encontrando sus principios y causas.”

Y algo más, siempre algo más, tornándose el asunto com-plejo, pues no olvidemos que en la actualidad las ciencias par-ticulares (física, química, biología, etc.) se ocupan de buscar explicaciones similares por medios más prácticos: la experimen-tación, por medio de la cual pueden poner a prueba sus conoci-mientos con mayor rigor que la pura demostración lógica. No obstante, por el momento tomaremos como buena la definición

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Iniciación a la Filosofía

propuesta más arriba, esperando que el lector, con la informa-ción de este capítulo se atreva a exponer la suya en la sección de ejercicios, sobre todo tomando en cuenta que la filosofía no es un conjunto de conocimientos acabados y terminados de una vez y para siempre, sino que se está haciendo, creciendo, for-mándose, transformándose continuamente.

1.5 La concepción idealista y materialista en filosofía.

Ya vimos en otro apartado por qué la filosofía es una con-cepción del mundo, pues el filósofo es un ser que busca darle respuesta a todas las preguntas sobre el mundo y el hombre.

Ahora bien, aunque de hecho se forman mucho más tarde en la historia de la filosofía, el carácter introductorio de este ca-pítulo me permite hablar de las dos grandes concepciones del mundo que se formaron en el desarrollo del pensamiento filosó-fico: la Concepción Idealista y Materialista del mundo.

Podemos afirmar que el idealismo es la concepción del mundo que considera que lo primario, lo esencial y fundamen-tal en el mundo son las ideas y que lo secundario o derivado es el mundo material. Es decir, primero existieron las ideas y des-pués el mundo material. Esta concepción del mundo tiene su origen muy posiblemente en Platón, filósofo griego, aunque este pudo tomar algunos conceptos de otros filósofos anterio-res, entre ellos su maestro Sócrates. Platón sostenía una teo-ría que llamaremos “de los dos mundos”. Según él, existen dos mundos, el mundo de las ideas, localizado en un lugar indeter-minado, fuera de este mundo, al que llamó “Topus Uranus.” En ese extraño lugar, el alma humana, todavía nonata, estuvo en presencia de todas las ideas, las cuales según nuestro filósofo tienen la característica de ser eternas, perfectas e inmutables. El alma humana al nacer y encarnar en un cuerpo físico “olvi-

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

da” las ideas vistas en el mundo de las ideas y cree aprender en su vida los conceptos correspondientes a los objetos que observa y experimenta: un árbol, un edificio, las montañas, los sentimientos, etc. Pero en realidad no está aprendiendo nada nuevo, lo que hace es “recordar” las ideas correspondientes a esos objetos, vistos antes de nacer, en el mundo de las ideas. Por eso para él aprender es recordar. En cuanto a las cosas ma-teriales, estas no son más que malas copias, reflejos, sombras, proyecciones de las ideas que representan: por eso las cosas materiales son efímeras, imperfectas y cambiantes. Esta con-cepción idealista, con variantes más o menos importantes se mantiene en pie hasta nuestros días.

Por otro lado, completamente opuesta, la concepción ma-terialista del mundo afirma que lo primario, lo fundamental y esencial del mundo es su ser material, del cual se derivan, pos-teriormente, en la cabeza de los hombres, las ideas correspon-dientes. Es decir, primero existió el mundo material, el universo, la naturaleza, y después el hombre, al conocer y nombrar las co-sas, se forma ideas sobre estas cosas, en base a su experiencia. Esta concepción filosófica quizá tenga su origen en el filósofo de Estagira, Aristóteles, alumno de Platón, aunque es probable que haya tomado de filósofos anteriores algunos conceptos im-portantes. Según él, nuestro intelecto es una pizarra vacía don-de la experiencia va grabando, por así decir, las características y propiedades de las cosas, a las cuales les pone un nombre, las numera, las ordena y las clasifica, es decir, las conoce, para des-pués poner sus conocimientos en práctica. Esta concepción es de carácter realista y concuerda mejor con los datos de la cien-cia moderna y del sentido común, por lo cual predomina, con algunas variantes, hasta nuestros días.

De tal manera que tenemos el panorama de dos concepcio-nes del mundo antagónicas que se enfrentan a lo largo de toda la historia de la filosofía, defendida cada una por su correspon-

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Iniciación a la Filosofía

diente ejercito de filósofos, sin que ningún bando de concesión alguna al contrario.

Sería interesante que el lector, analizando las dos concep-ciones llegue a una conclusión y se manifieste por alguna de las dos posiciones, materialista o idealista. En la sección de ejerci-cios encontrará el espacio para ello.

1.6 Las características de la filosofía.

Con todo lo dicho hasta el momento podemos establecer ya cuatro características principales de la filosofía, que son las siguientes:

La Racionalidad. La principal característica que llama la atención, a diferencia de otras formas de conocimiento como el mito, la expresión artística, la revelación intuitiva, etc., es el carácter racional de la filosofía, es decir, el hecho de que los co-nocimientos que adquieren los filósofos se obtienen por el pen-samiento lógico, buscando demostraciones, pruebas y compro-baciones para sus afirmaciones, con la finalidad de establecer, lo mejor posible, su veracidad, evitando la contradicción en los términos en que se enuncia un conocimiento.

La Sistematicidad. Otro rasgo notable del conocimiento fi-losófico es el hecho de que los conocimientos conquistados se ordenan en grupos, familias o géneros afines, clasificándolos de acuerdo a su sustancia, forma, esencia, etc. Esta clasificación da lugar a la definición de los objetos de estudio, logrando un siste-ma ordenado de ideas, conceptos, juicios y teorías.

La Universalidad. Es la característica más asombrosa de la filosofía, pues a diferencia de las ciencias particulares, que sólo pretenden conocer una parte de la realidad, la filosofía pretende

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

conocer la totalidad del universo, agotando todos sus aspectos. Este puede ser considerado un propósito descabellado, pero es lo que le da a la filosofía su carácter de síntesis global o cosmovi-sión, abarcando los conocimientos que aportan las ciencias na-turales y sociales y las disciplinas consideradas metafísicas, con conceptos como los de esencia, causa, principio, espacio, tiem-po, espíritu, alma, Dios, etc., que las ciencias convencionales no estudian, recordemos que la filosofía quiere llegar más allá de los físico, a lo meta físico.

La Radicalidad. Tenemos por último otra característica muy importante que significa que la filosofía no se contenta con lle-gar a conocer la superficie de las cosas, sino que quiere llegar a la raíz, a las causas fundamentales que hacen que las cosas existan, es decir, descubrir su esencia, aquello que hace que una cosa sea lo que es.

Así tenemos que la filosofía desde sus comienzos en la Grecia antigua es racional, sistemática, universal y radical, ca-racterísticas que hicieron posible que de su seno surgieran las ciencias modernas que comparten estas mismas características. Recordemos aquel dicho popular, muy cierto, de que la filosofía es la madre de todas las ciencias.

1.7 Antecedentes de la filosofía.

No siempre existió la filosofía, es más, podemos decir que es un producto cultural reciente, tomando en cuenta la edad de la humanidad actual que es por lo menos de cien mil años.

La filosofía tuvo su origen en Grecia entre los siglos VII y VI antes de Cristo, por lo cual cuenta con una edad de 2600 años. Ante esta situación la pregunta que surge de inmediato es ¿cómo pensaban los hombres antes de la aparición de la fi-

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Iniciación a la Filosofía

losofía? O dicho de otro modo, ¿cómo se explicaban los hom-bres el mundo en los miles y miles de años que antecedieron no sólo la aparición de la filosofía, sino el surgimiento de la ci-vilización humana? Para responder estas preguntas tenemos que remontarnos al hombre primitivo, prehistórico, y tratar de entender su pensamiento.

Este pensamiento pre-filosófico se desarrolló en tres formas históricamente reconocibles: el pensamiento mágico, el pensa-miento mítico y el pensamiento religioso.

Para entender mejor, imaginemos al hombre primitivo que vivió hace miles de años antes del desarrollo de cualquier civi-lización, en una situación muy precaria, antes de la invención de la escritura y la aparición de las primeras ciudades de la anti-güedad como Jericó y Babilonia. Era un hombre tan inteligente como el actual, aunque de aspecto diferente, más parecido a un mono que a un hombre moderno, vivía en cuevas forman-do pequeños grupos tribales, era tosco y rudimentario, sabía ya hacer y controlar el fuego y tenía la capacidad sorprendente de crear herramientas de piedra para usos específicos. En su vida elemental tenía que luchar afanosamente por la sobrevivencia, desafiando al clima, las fieras y a otros grupos humanos hosti-les. ¿Cómo pensaban estos hombres?

Desde luego que su pensamiento era racional y coherente y que actuaban de acuerdo a sus experiencias y aprendizaje, resul-tado de su contacto con la naturaleza. Seguramente eran muy ignorantes y supersticiosos, pero sin embargo esa ignorancia no les impedía saber lo necesario para elaborar herramientas que les permitieran cazar animales a los que tenían que conocer muy bien en sus costumbres y hábitos, capaces de ponerles trampas, creando lanzas y dardos adecuados a los distintos tipos de ani-males; redes para pescar en los pueblos lacustres o costeros; ingeniosos para elaborar cestas con hojas de diferentes plan-

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

tas, o recipientes de barro que les permitían recolectar semillas, raíces y frutos; talentosos para buscar sus refugios, elaborar su ropa y utilizar las partes de un animal muerto. Esto quiere decir que eran capaces de usar su razón con tanto éxito como cual-quier hombre moderno, respondiendo satisfactoriamente a los requerimientos prácticos de la vida cotidiana. Ese era su saber fundamental, el que obtenían a través de la razón práctica: eran creativos, ingeniosos e inventivos y gracias a sus logros la humanidad pudo sobrevivir hasta llegar a nuestros días.

Sin embargo, una vez satisfechas las necesidades básicas, al atardecer de un día de mucha actividad, calentados por el fuego de sus hogares, que a la vez los protegían de las fieras, contemplando al anochecer las estrellas, podemos imaginar-los haciéndose muchas preguntas que su razón práctica no po-día responder: ¿Qué es el mundo? ¿Por qué hay día y noche? ¿Qué son las estrellas que brillan allá arriba en el firmamento? ¿Qué es la vida y la muerte? ¿Por qué corre el agua del río? ¿Por qué crecen las plantas? ¿Por qué escupen fuego las montañas? ¡¿Cómo llegó a existir todo esto?! Y muchas preguntas más que tienen la característica de no llevarnos a nada práctico, sino sólo a saber, satisfaciendo una necesidad fundamental ante el asombro que el espectáculo del universo nos provoca. Por eso no nos extraña tanto que la razón práctica, tan útil para descu-brir como cazar un animal o como elaborar una herramienta no les fuera útil para responder estas preguntas. Podían haber usado su razón, pero para eso necesitaban conocimientos que en esa época tan remota no tenían y que la humanidad con-quistó muchos miles de años después. Por lo tanto, el hombre primitivo suplió su ignorancia con otras cualidades suyas: la imaginación, la fantasía, sus emociones y sentimientos. Este hombre antiquísimo no creó la filosofía, ni siquiera una ciencia rudimentaria, sino por el contrario, creó el pensamiento sobre-natural: mágico, mítico, religioso.

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Iniciación a la Filosofía

Veamos en qué consiste cada uno de ellos:

El pensamiento mágico es la creencia en fuerzas sobre-naturales, invisibles, que influyen en la naturaleza y que el hombre, por medio de diversos ritos y conjuros, puede con-trolar a distancia.

¿Cómo llegó el hombre a la idea de un mundo sobrenatural? No lo sabemos, pero quizá los sueños tuvieron algo que ver. Es un hecho que los sueños han sido siempre un acontecimiento perturbador e inquietante para los seres humanos. Sean agra-dables o terroríficas pesadillas, los sueños han tenido siempre un halo misterioso que estimula la fantasía de los hombres. Si en la actualidad sabemos poco sobre los sueños, a pesar de los estudios de Sigmund Freud y Gustav Jung, no debemos extra-ñarnos de que los hombres primitivos los confundieran con re-velaciones de un mundo existente más allá de la naturaleza.

Es posible que todo haya empezado con la muerte de una persona de la tribu con especial significado. Se suele soñar con personas que han muerto hace poco y con las cuales mantuvi-mos lazos afectivos muy fuertes: un padre, un amigo, un jefe, un dirigente. Es muy probable que lo mismo le pasara a aquellas personas de tiempos remotos: habían visto en sueños a la perso-na recién fallecida y eso las confundió, cómo, si les constaba que su cuerpo físico ya no existía, entonces ¿qué era lo que habían visto en sueños? La respuesta fue un alarde de imaginación: lo visto en sueños no era más que la imagen, el espíritu inmaterial del muerto, la fuerza que lo hacía vivir y que al morir deja el cuer-po físico y renace en otra vida, en el mundo espiritual.

Así se formó la idea del alma, ánima o fuerza vital que mueve no sólo al hombre, pues pronto la idea se extendió a todas las co-sas: el fuego, el agua, las plantas, los animales, las montañas, los ríos, las estrellas, todo estaba animado por esa fuerza sobrenatu-

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

ral, por ese espíritu que se esconde en todos los objetos y los hace vivir, crecer, moverse, cambiar, reproducirse. El mundo espiritual había cobrado forma en la imaginación del hombre y esta idea lo ayudó a contestar muchas de las preguntas que se formulaba y le inquietaban, además de que lo consolaban de la muerte al forjar la creencia de que algo de la persona muerta seguía vivo y que por lo tanto no se moría realmente. El hecho de que los hombres primitivos enterraran a sus muertos es la prueba de su creencia en una vida de ultratumba y una peculiaridad únicamente humana. Así surgió el pensamiento mágico, que indicaba que si se podía controlar a los espíritus o por los menos mantenerlos contentos, estos podrían obedecernos y evitarnos calamidades, tragedias, sequías y demás penas que afligen a los hombres.

Apareció también como resultado den esto una clase espe-cial de hombres, con la función principal de comunicarse con los espíritus y realizar los rituales, sacrificios y conjuros necesarios para mantenerlos favorables a los hombres: los brujos, hechi-ceros o chamanes, que eran a la vez el médico y el psicólogo de las tribus primitivas. Una vez dado este paso, la creencia en dioses creadores del mundo y del hombre, sobrenaturales y so-brehumanos, era cuestión de tiempo, dando lugar a otra forma de pensamiento más elaborada.

El pensamiento mítico es aquel que nos cuenta las acciones creadoras de los dioses o las hazañas civilizadoras de los héroes culturales. El pensamiento mágico dotó al hombre de estabili-dad emocional y psicológica aunque no tuviera realmente una repercusión importante en sus actividades prácticas diarias: caza, pesca, recolección, elaboración de herramientas, etc. Si bien el pensamiento mágico no conduce a un conocimiento ra-cional del mundo, sí le da a este un sentido y una finalidad, que, aunque fantasiosa, le sirvió al hombre de soporte emocional para resistir las desgracias, angustias y pesares que la vida con-lleva fatalmente.

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El pensamiento mítico es un desarrollo del mágico en el mis-mo contexto de la creencia en espíritus sobrenaturales, invisi-bles, los cuales ahora serán magnificados, dotados de grandes poderes hasta hacerlos responsables de la creación del mundo y del hombre. A la pregunta ¿quién creó la vida y el mundo? el hombre primitivo y de las primeras civilizaciones contestarían sin dudar: los dioses, e incluso el Dios, único. Los mitos entonces son cuentos y leyendas populares que nos narran las acciones creadoras de los dioses o de Dios, según el pueblo y la época de que se trate, es decir, nos cuentan cómo los dioses crearon el mundo y después al hombre con distintos fines y medios, dife-rentes en cada pueblo, aunque con similitudes increíbles, sobre todo tomando en cuenta, por ejemplo, que los mitos de la crea-ción son muy similares entre pueblos que nunca se conocieron y que vivieron en zonas y épocas muy distintas.

Pero los mitos no hablan solamente sobre la creación, hay mitos fundacionales, mitos sobre la fertilidad (asociados con la fertilidad de la mujer, por lo que los primeros dioses en reali-dad fueron diosas), mitos de resurrección, mitos de iniciación, de pubertad; mitos sobre el origen de plantas y animales, mitos sobre la pareja primigenia, sobre el nacimiento de los mares y montañas. Mitos sobre todo aquello que el hombre se quería explicar y no podía por medios racionales, aunque los mitos no significan necesariamente algo falso, siempre se encuentra en ellos un núcleo de verdad revestido de fantasía, algo así como un ropaje multicolor para adornar una realidad gris, pues en efecto la naturaleza es fértil y resurge cada primavera, los jóve-nes se hacen adultos, los pueblos se fundan en algún momento, los hombres y las mujeres se inician como cazadores o tejedoras o guerreros y en general el hombre tiene imaginación y fantasía creadoras, por lo que de hecho, al hablar de dioses creadores, lo que hacemos es atribuirle a estos personajes de ficción una cualidad humana real: la capacidad de crear, inventar, innovar,

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

transformar los recursos naturales en herramientas, armas, ves-tidos, objetos de arte y formas artísticas en general que distin-guen al hombre de los animales. Si el hombre crea todas estas cosas, piensa el hombre primitivo, ¡qué tan poderosos deben ser los dioses para crear el mundo y la vida! Espíritus sobrehuma-nos, divinidades, seres invisibles que viven fuera de este mundo pero que lo afectan con sus acciones, de eso hablan los mitos, generalmente muy hermosos e interesantes.

Es muy importante comprender que el pensamiento mágico y mítico es tan antiguo que se encuentran firmemente arraiga-dos en la imaginación popular, en la cultura de los pueblos trans-mitida de padres a hijos, de una generación a otra a través de miles y miles de años. Esa antigüedad, que se pierde en la niebla de los tiempos, digamos que les da carta de naturalidad a esos mitos y leyendas y los convierte en creencia, en un hecho con-siderado verdadero aunque no se disponga de prueba alguna. A eso se le llama fe y constituye la actitud completamente opues-ta a la actitud filosófica y que dará lugar a un desarrollo posterior del pensamiento mítico y que llega hasta nuestros días.

El pensamiento religioso es entonces la creencia o fe que los hombres tienen en la existencia de un dios creador del mun-do y el hombre, con el cual se entra en relación, con la esperan-za de ser perdonados de sus pecados y vicios para alcanzar la gracia y el perdón y al morir no morir, es decir, seguir viviendo en espíritu, en compañía del dios en que se cree. La religión es una institución social compleja que involucra una vasta organi-zación socio-política, la existencia de una casta sacerdotal y la ubicación de la práctica de sus ritos y ceremonias en edificios o templos especiales.

La religión es el producto desarrollado del pensamiento má-gico y mítico y sobrevive hasta nuestros días a pesar del gran avance de la ciencia y la tecnología, la cual, a pesar de sus gran-

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des logros, no llega a las grandes masas populares del mundo, sumidas en la pobreza, la ignorancia y la angustia por el futuro, razón por la cual siguen necesitando del consuelo que propor-ciona la religión y que es el motivo por el cual sigue existiendo, además de que la ciencia aún es incapaz de explicar los grandes misterios del universo.

Como conclusión, podríamos afirmar que tanto el pensa-miento mágico, como el mito y la religión, son en lo esencial una respuesta emocional y fantasiosa del hombre a los grandes enigmas del mundo y de la vida, mientras que la filosofía es la respuesta racional e imaginativa del hombre ante los mismos enigmas. Son dos actitudes completamente diferentes.

La revolución que operó la filosofía a través de Tales de Mile-to, el primer filósofo conocido, consistió en que por primera vez en miles y miles de años, conscientemente, se pretendió expli-car el mundo sin recurrir a los dioses, sino en base al mundo mis-mo, buscando causas y leyes naturales, utilizando no la fantasía, sino la razón.

Para terminar con este tema sería instructivo que el lector buscara en algún libro la narración de un mito y lo transcribiera con sus propias palabras en la sección de ejercicios, mencionan-do también cuatro religiones practicadas en la actualidad y que explicara en qué consiste su doctrina.

1.8 Las épocas de la filosofía.

Desde la aparición de la filosofía se ha dado un desarrollo que llega hasta nuestros días y que para fines de su estudio los historiadores de la filosofía han dividido en épocas, división ar-bitraria, desde luego, pero que nos permite comprender mejor cómo ha evolucionado el pensamiento filosófico. Veamos a con-

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

tinuación cada una de estas épocas, los problemas filosóficos que han dominado en cada una, su contexto histórico y algunos de los principales filósofos representativos de cada una de ellas:

La Época Antigua, también caracterizada por tener como base económica la institución de la esclavitud, que es el contex-to en que nació la filosofía.

En historia se entiende comúnmente por “antigüedad” la época que comienza con la invención de la escritura y termina con la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo V des-pués de Cristo. Es por lo tanto un periodo muy extenso en el cual aparecieron y florecieron las grandes civilizaciones antiguas como la India y China en el extremo oriente, Egipto, Babilonia y Asiria, en el oriente medio y Grecia y Roma en Europa occiden-tal, por mencionar las más importantes. No obstante, abría de corresponderle a Grecia, el menor de estos centros culturales, ser la cuna de la filosofía y la base de la cultura y civilización mo-dernas. Pero, ¿por qué en Grecia?

Existen varias razones. Una de ellas consiste en el hecho de que Grecia, formada principalmente por una península y multi-tud de islas esparcidas en el mar Egeo y Jónico, en el gran mar Mediterráneo, se convirtió rápidamente en un centro comercial, marítimo por excelencia, lugar de reunión de miles de hombres que llegaban a sus puertos en sus barcos llenos de mercancías de todo el mundo conocido y que en sus tabernas y plazas inter-cambiaban ideas y experiencias, enriqueciendo la vida cultural y afirmando la libertad de expresión. De la misma manera, mu-chos de los filósofos antiguos pudieron viajar y conocer la forma de pensar en Egipto, Babilonia, Chipre, etc.

Otra razón es que Grecia no era una unidad política sino la confederación más o menos estable de una multitud de ciuda-des-estado, libres y autónomos que, por ende, no constituían un

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imperio petrificado, con una religión oficial e ideas férreamente tradicionales. Por el contrario, en las ciudades griegas predomi-naba la tolerancia y la libertad de pensamiento.

Por último, su ubicación geográfica le permitió estar aleja-da de la influencia y el control administrativo y político (y por lo tanto ideológico) de las grandes potencias de la época, una base más de su libertad, que hizo posible la observación desin-teresada de la naturaleza y el cuestionamiento de los asuntos humanos, haciendo posible la filosofía.

Esta primera época antigua o esclavista es por tanto muy ex-tensa, al grado de que los historiadores de la filosofía la dividen a su vez en dos etapas.

Una primera etapa, que correspondería a la filosofía Griega entre los siglos VI a III antes de Cristo, y una segunda etapa de filosofía Greco-Romana, considerada de decadencia después de la muerte de Aristóteles y que abarca de los siglos II A.C. a III D.C.

La primera etapa está representada por los filósofos llama-dos en bloque “pre-socráticos”, porque vivieron antes de Sócra-tes, el gran filósofo griego, pero que en los hechos pertenecen a muy distintos siglos y lugares, desde Abdera hasta Mileto. A este periodo se le llama Cosmológico, porque la preocupación fundamental de filósofos como Tales, Pitágoras, Parménides, Demócrito, Heráclito, Anaxímenes, Anaximandro, Empédocles y otros, era el mundo, la naturaleza o el universo, como diría-mos actualmente, señalando su principal característica o la que podemos notar a primera vista, que es la de existir, la de SER, existencia que tiene un orden en su desarrollo, orden al que los griegos llamaron Cosmos. Estos primeros filósofos centraban su interés en la estructura de la realidad, tratando de responder la pregunta, ¿cómo es esa naturaleza o fisis que existe fuera de nosotros, de qué está hecha, para qué, y sobre todo, por qué?

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

Aunque no pudieron dar respuesta a todas estas preguntas, son los primeros pensadores que intentan contestarlas basados en la observación y el raciocinio.

Un segundo periodo de esta época antigua se denomina An-tropológico, y está caracterizado por el pensamiento de Sócra-tes, filósofo casi mítico de Atenas, que fuera maestro de Platón y principal inspirador de los temas fundamentales de la filosofía platónica, cuya tradición llega hasta nuestros días. Es notorio que a Sócrates no le interesará nunca como filósofo, el estudio de la naturaleza, su ser y su sustancia, su orden o su forma. A él lo que le importaba era el hombre, en griego antropos; sobre todo, los móviles de su conducta moral, tratando de entender la clásica dicotomía entre bien y mal, saber e ignorar y las causas de la virtud y vicios humanos. Es un filósofo moral considerado el fundador de la Ética, ciencia que estudia la conducta moral de los hombres. En otras palabras, se interesa por el interior subje-tivo del hombre y no por la realidad objetiva exterior al hombre. Con él, los problemas de la filosofía se completan: la filosofía se encargará de conocer no sólo al mundo, sino también al hom-bre, su habitante más ilustre...

El tercer periodo está representado por quizá los dos filó-sofos más grandes de todos los tiempos: Platón y Aristóteles, maestro y alumno respectivamente. Al periodo en que desarro-llan su obra se le llama Sistemático, porque parten de un examen de la obra de los filósofos anteriores a ellos, estableciendo un orden lógico a sus temas y doctrinas, sistematizando el saber adquirido, al cual ellos aportaron como ningún otro filósofo lo ha hecho después, estableciendo sobre bases sólidas todos los temas imaginables y aún inimaginables que la filosofía estudia-rá a partir de ellos y que siguen rigiendo hasta nuestros días.

A la muerte de Aristóteles, según consenso de los historia-dores de la filosofía, esta entra en decadencia en las décadas e

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incluso siglos posteriores, formando lo que hemos denominado, segunda etapa greco-romana de la filosofía antigua, pues para entonces Grecia ha sido ya dominada por lo que será en el futuro el más grande imperio de la historia antigua: Roma.

En esta etapa no hablaremos ya de filósofos y de su doctri-na, sino de escuelas, que ha imitación de la Academia de Platón y el Liceo de Aristóteles, surgieron por toda Grecia, en la cual destaca la escuela de Epicuro, fundador del Hedonismo y la de los Cínicos, como Diógenes.

La primera escuela que surge es la del Escepticismo, que se caracteriza por la confusión y el desorden conceptual que sur-gen después de la muerte de Aristóteles y que se fundamenta en la duda y la incertidumbre: nada es seguro, de nada podemos estar ciertos, es preciso dudar de todo, el mundo es misterioso y nuestros sentidos nos engañan demasiado a menudo.

Dentro de esta confusión y desorden es comprensible que hiciera su aparición el Eclecticismo, doctrina que se basa en to-mar ideas de todas partes, ya fueran de Platón, de Aristóteles o de cualquiera de los pre-socráticos y que mezclaran estas ideas, por más contradictorias que resultaran, formando un amasijo en ocasiones indescifrable, haciendo honor al relativismo.

Sin embargo, dentro de aquella decadencia surgiría un filósofo mucho más claro y ordenado, Epicuro, que desarro-llaría una doctrina filosófica muy atractiva, que no dejaría de tener su dosis de escepticismo: el Hedonismo, de la palabra griega Edoné, que significa placer, según el cual, en esta vida incierta, más que buscar verdades inconmovibles, debemos buscar el placer y encanto de una vida dedicada al estudio y la contemplación, sin grandes pretensiones de certeza y se-guridad. Desde luego, no una vida dedicada a los goces car-nales: beber, comer o fornicar, sino al estudio de los grandes

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sabios y a la contemplación desinteresada de la naturaleza y sus misterios.

Pero el sello de una nueva forma de vida, influida por la frial-dad y mayor seriedad de la vida de los conquistadores romanos, llena de inquietudes, sufrimientos y angustias propias de los pueblos guerreros, no podría dejar de marcar su huella en los filósofos, orillándolos al Estoicismo, doctrina que sostiene que la máxima virtud moral es la de sufrir con resignación, renuncian-do a los honores, riquezas y goces de este mundo, contentándo-nos con vivir con lo necesario y dedicados a enaltecer y purificar las propias pasiones y defectos en base en una vida virtuosa y digna. Diógenes, su antecesor cínico, viviendo en su tonel, en compañía de su perro siempre más querido que los hombres, y con su lámpara, con la que busca amigos, sin encontrarlos ja-más, es un claro ejemplo.

La Época Medieval, también llamada de la Edad Media o Feudal, por el sistema económico prevaleciente, consistente en la fracción de la tierra laborable en feudos, propiedad de un Se-ñor Feudal o terrateniente, el cual tenía a su servicio cientos y aún miles de campesinos o ciervos, nominalmente libres, pero de hecho sujetos a la tierra, de la cual no podían alejarse a volun-tad, que trabajaban gratis para su señor a cambio de pequeñas parcelas que trabajaba para mantener a su familia y de protec-ción en caso de guerra o invasiones.

Se le denomina Edad Media a la época que siguió al colapso del Imperio Romano a fines del siglo V D. C., colapso que dejó des-conectadas de la metrópoli a todas las provincias romanas que paulatinamente, sobre todo en Europa, se van convirtiendo en grandes Feudos y pequeños Reinos y se aíslan, desapareciendo los famosos caminos que llevaban todos a Roma, e incluso per-diéndose entre el pueblo el uso de la moneda y la habilidad de leer y escribir. Los primeros siglos de esta nueva época se cono-

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cen como oscurantismo, precisamente por el paulatino apagar-se de las luces del conocimiento y el florecer de la superstición y la leyenda popular fantástica. Durante estos primeros siglos va a dominar políticamente, y después económicamente, la Iglesia Católica, Apostólica Romana, oficializada por el Imperio Romano, que de tener una religión pagana y perseguir a los cristianos, ter-minó siendo un estado cristiano, el primero en la historia. La igle-sia sobrevivió al estado y dominó todo el panorama cultural de la Edad Media, de mil años, y se concentró en las abadías, monaste-rios y demás templos de la cristiandad, y la filosofía pasó a ser un instrumento de la fe, de la teología, (ciencia de Dios), y de los in-tereses ideológicos de la casta sacerdotal y papal, concentrada en la vicaría de San Pedro, en Roma. El control cultural de la iglesia era férreo, al grado de ver con malos ojos o incluso persiguiendo hasta la muerte a todo aquel filósofo, científico o escritor que se opusiera o intentara enseñar algo contrario a las escrituras sagra-das, el viejo y nuevo testamento que componen la Biblia. La au-toridad en asuntos de cultura era entonces la iglesia y la filosofía se caracterizó por servir a sus intereses, utilizándola sus teólogos como herramienta para tratar de lograr lo imposible: demostrar racionalmente la existencia de Dios.

Podemos afirmar, por lo tanto, que la época medieval se ca-racterizó por la relación (y el conflicto), entre Razón y Fe, y que esta intentona de explicar a Dios en términos racionales y filo-sóficos fue el tema central de la filosofía entre los teólogos de esa época tan extensa, que, para efectos de esta introducción, dividiremos en dos periodos distintos:

El periodo de la Patrística o de los padres de la iglesia, re-presentado por San Agustín de Hipona, de filiación platónica, y el periodo de la Escolástica o de los estudios financiados por la iglesia y las primeras universidades, representado por Santo To-más de Aquino, de filiación aristotélica.

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Platón y Aristóteles, como podemos notar, serán los dos pi-lares sobre los que se basará la argumentación filosófico-teoló-gica que dará origen a la doctrina Católica, Apostólica y Roma-na, pues Roma será la sede del vicario de Cristo, el Papa. Desde luego que se trata de un Platón y un Aristóteles muy adultera-dos y desfigurados según los intereses políticos e ideológicos de la nueva y poderosa iglesia, acontecimientos matizados por la aparición entre los pueblos semitas árabes de la nueva religión del Islam.

En orden cronológico primero tendríamos a San Agustín, con sus escritos fundacionales, en los que realiza una reflexión mística sobre la función de la iglesia en la nueva época que na-cía, vista como un Estado Terrenal, reflejo del Estado Celestial, y después a Santo Tomás de Aquino que, muchos siglos después, intenta una síntesis de los conocimientos de su tiempo, en su obra “Summa Teológica”, donde pretende armonizar las exi-gencias de la razón lógica con los misterios de la fe, logrando un híbrido no teológico, ni científico, sino todo lo contrario...

La Época Moderna es el nombre que se le da al periodo his-tórico posterior a la Edad Media, la cual duró mil años, del siglo V al siglo XV después de Cristo. Su final simbólico es la caída de Constantinopla, hoy Estambul; la Reforma, liderada por Mar-tín Lutero o el Descubrimiento de América por Cristóbal Colón, acontecimientos históricos todos ellos de gran trascendencia para la historia de la humanidad. A la época moderna se le lla-mó también “Renacimiento”, por contraste con la Edad Media, considerada una época oscura y apagada, muerta, lo cual es falso, pues es durante la Edad Media cuando se forjó el mundo moderno, incluyendo la economía burguesa o capitalista, que sustituyó al feudalismo y que surgió entre los comerciantes y fa-bricantes de los Burgos, las incipientes ciudades que rodeaban el castillo del señor feudal. Este capitalismo, que inició con la fabricación de mercancías a mano, en la manufactura, pronto

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desarrolló máquinas novedosas que hacían el trabajo más fácil y barato, logrando producir más mercancías a más bajo costo. La época moderna es el inicio de este proceso y también la época en que finalmente se unen la mecánica práctica con la ciencia teórica, dando lugar a la tecnología, que, aunque incipiente, dará lugar a una revolución industrial en el siglo XIX.

En lo que respecta a la filosofía, esta situación tuvo repercu-siones muy importantes, pues a partir de este momento empe-zará a desdeñarse el conocimiento contemplativo, desinteresa-do, teórico y abstracto (metafísico, se diría en esa época), para sustituirlo por un conocimiento práctico, útil y capaz de crear objetos o ideas que sirvieran y mejoraran en cualquier forma la vida humana. Es decir, es la época en que se desprecia la filoso-fía especulativa del escolasticismo, llena de aristotelismo inútil o de platonismo místico, igualmente inútil, para fomentar un conocimiento útil, práctico, que pueda tener aplicaciones técni-cas. A esta época que va del siglo XVI a mediados del XIX perte-necen filósofos como Descartes, Bacon y Hume, hasta Hegel, y científicos como Galileo y Newton, hasta Darwin. Es importan-te destacar que mientras los científicos emprenden un camino eminentemente experimental, los filósofos se van en camino opuesto hacia la especulación y el subjetivismo, iniciando el posterior divorcio entre la ciencia y la filosofía, o mejor dicho, el despojo que las hijas, las ciencias particulares, hacen de su ma-dre, la filosofía.

La característica de esta época es el interés de todos estos filósofos mencionados, no ya tanto en la ontología, como era tradición desde la antigüedad, sino por la Gnoseología o teoría general del conocimiento, llegando por este camino a la fun-damentación metodológica de la investigación científica, que consiste en abandonar el razonamiento deductivo, que pasa de los conocimientos generales a su demostración en muchos casos particulares, para adoptar, gracias sobre todo a Gali-

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leo, el método inductivo, que consiste en lo opuesto, es decir, pasar del estudio de muchos casos particulares para llegar a formular una ley general que explicará los hechos particula-res investigados, que es el método de la ciencia moderna. Con esta revolución metodológica, que pone de cabeza a Platón y Aristóteles, como se hace con los santos que no cumplen con lo solicitado, empieza la decadencia de la filosofía tradicional y su fraccionamiento en múltiples doctrinas; para otros, aquí empieza el fin de toda filosofía.

Lo que va a interesarle a los filósofos de esta época es por tanto, en otras palabras, el método científico, hipotético-expe-rimental, que dará gran impulso a un conocimiento científico de nuevo tipo que se ligará cada vez más con la industria y la eco-nomía capitalista, vigente hasta nuestros días.

La Época Contemporánea. En nuestro tiempo, la filosofía se caracteriza por el surgimiento de dos doctrinas filosóficas que han tenido repercusiones hasta nuestros días: el marxismo y el positivismo, ambas dándole de hecho su acta de defunción. La primera en nombre del materialismo y el socialismo y la se-gunda en nombre de la ciencia y el progreso humano capitalista. Esta última época de la historia de la filosofía, en la cual vivimos, comenzó por tanto a mediados del siglo XIX y continúa hasta nuestros acelerados días que marcan el principio del siglo XXI. En esta época los filósofos se van a interesar principalmente por la fundamentación de las ciencias y el desarrollo de las ciencias sociales, precisamente con las dos doctrinas señaladas, princi-palmente, a las que podríamos añadir la “Fenomenología” de Edmund Husserl y el “Existencialismo” de Martín Heidegger y Jean Paul Sartre. No obstante, será con Marx y Comte, que la fi-losofía ya no volverá a ser la misma y su influjo en la ciencia y en las aspiraciones humanas se tornará más literaria que científica, es decir, la filosofía se convertirá cada vez más en algo parecido a un género literario, que a una ciencia confiable, lo que equivale

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a decir que a partir de estos autores la filosofía se diferenciará tajantemente de la ciencia, al grado de que ya muchos científi-cos en el siglo XX y hasta hoy ya no toman en serio a los filóso-fos actuales, ni a la filosofía anterior. ¿Cómo ha ocurrido esto? Veamos:

Nuestra época se caracteriza por el desarrollo y consoli-dación del sistema económico político capitalista. El proceso científico que comenzó con Bacon y Galileo culminó en una Revolución Industrial sustentada en conocimientos científicos aplicables en la práctica, que modificaron el mundo y sus valo-res tradicionales de manera radical. Esta revolución continuó con el desarrollo vertiginoso científico tecnológico del siglo XX y sigue hasta nuestros días con la aceleración de los cambios sociales y tecnológicos de la comunicación electrónica recien-temente ocurridos. Cerca de trescientos años que han puesto al mundo patas arriba en una crisis de valores, de ideas y de proyecciones al futuro que están destruyendo la naturaleza y poniendo en riesgo la misma sobrevivencia de la humanidad a mediano plazo.

Quizá todo comenzó con Kant, al final de la época anterior, y con Hegel, que llevaron a la filosofía al callejón sin salida del idealismo. Este idealismo, sumamente especulativo y poco científico, llevó a la filosofía a extremos descabellados en la con-cepción del mundo, lindantes con el agnosticismo, por un lado, y al misticismo, por otro. Ante esta situación la reacción no se hizo esperar en la persona de Carlos Marx.

Este pensador, abogado de profesión, economista por ne-cesidad y filósofo de vocación, reaccionó contra el idealismo de Hegel y sus antecesores con virulencia, acompañado por su amigo Federico Engels, adoptando una posición materialista ra-dical, negando el idealismo en sus conclusiones más extremas como la incognoscibilidad de la esencia de las cosas (la “cosa

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en sí” kantiana) y el “espíritu universal” hegeliano que es una manera elegante de llamarle a Dios. Marx y Engels señalan que no existe ningún espíritu universal que esté por encima de la historia y más allá de la naturaleza, es decir, afirma al mundo material y social como un ser material e histórico, en constan-te desarrollo sí, pero en el que no cabe ningún Dios. Y señala también, por otro lado, que el mundo es cognoscible, que existe objetivamente, fuera de nuestro pensamiento y nuestros sen-tidos y que es susceptible de ser transformado por la actividad productiva consciente del hombre, o sea, por el trabajo o praxis. Su filosofía será entonces materialista y dialéctica, pues acepta, con Hegel, que el mundo cambia, se transforma de fases sim-ples a complejas, cambia en base a la lucha de fuerzas opues-tas y que estos principios son aplicables no sólo a la naturaleza sino también a la sociedad humana, rechazando al mismo tiem-po, de Hegel, que esto fuera producto de un espíritu universal, más fantasioso que real. Y declara Engels que esta concepción está acorde con los datos de la ciencia, por lo que de hecho es una nueva concepción filosófica, esta vez científica. Por lo tan-to, toda la filosofía anterior es no sólo poco científica sino anti-científica, especulativa y falsa. Sólo el materialismo dialéctico va por buen camino. Porque esta reacción no abarca sólo a los idealistas, sino que la emprende también con los materialistas anteriores a los que llama “mecanicistas” y “vulgares”, pues, acertados en considerar al mundo esencialmente material, no comprenden que las leyes de la mecánica no lo pueden explicar a satisfacción, pues, por ejemplo, la vida orgánica no es mecá-nica. Con estas afirmaciones, de hecho, decretan la muerte de la filosofía tradicional, colocando en su lugar al conocimiento científico. No obstante, el marxismo es todavía una reacción humanista, que con el socialismo, aspira a lograr el bien de la humanidad, llevando a la sociedad a una forma de organización en la que no exista la explotación del hombre por el hombre, el abuso de los ricos sobre los pobres, en la que estos son principal-mente los obreros creados por la revolución industrial, creando

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una nueva sociedad con justicia e igualdad para todos. ¿Utopía? Quizá, pero, en todo caso, una utopía a favor de la humanidad o por lo menos de la mayoría de la humanidad, que es la mayoría pobre y explotada, que propone un sistema económico, político y social distinto al capitalista, que se caracteriza precisamente por la explotación de los trabajadores, el afán de lucro y el valor del dinero por encima de cualquier otra consideración. El huma-nismo estará ausente, por cierto, de la otra gran corriente de pensamiento que surge en el siglo XIX, el Positivismo, corriente más bien opuesta al humanismo y que, al fin de cuentas, dará lugar a la tecnocracia, que domina actualmente en la economía y la política globalizadas a nivel mundial.

Augusto Comte, filósofo francés, que por cierto le negó todo valor y futuro a la filosofía, sostenía que el hombre había vivido en el engaño y el error, haciéndole caso a su fantasía y a sus te-mores, creyendo que conocía el mundo, pero en realidad cons-truyendo un saber falso, no científico. Según él, la humanidad había pasado por tres etapas en su desarrollo social. Primero, una etapa “religiosa”, en la que el hombre cree que todo lo que existe en el mundo es creación de Dios o de una fuerza sobrena-tural de carácter espiritual; después, una segunda etapa “meta-física”, en la que el hombre, por medio de la filosofía tradicio-nal, busca explicaciones al mundo igualmente fantasiosas, por medio de conceptos como el de idea, espacio, tiempo, materia, sustancia, forma, esencia, etc., que en realidad no nos dicen nada y que cada filósofo define a su modo; por último, una ter-cera etapa, que es la actual, en la que domina la ciencia, capaz de lograr un conocimiento fáctico. Es la etapa “positiva”, ya no basada en ilusiones, deseos o temores, sino en la demostración y comprobación experimental. Es decir, positivo significa que el conocimiento sólo es confiable si puede demostrar y comprobar sus afirmaciones. Aquello que no podemos comprobar es falso. Como podemos ver, se trata también de una concepción mate-rialista y atea, pero no humanista. Comte es el fundador de la

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Sociología, en la cual se ve al hombre como “cosa” y a los he-chos sociales como “la cosa social” y que no se propone, como Marx, buscar la manera de crear una sociedad nueva, mejor a la capitalista. Lo que Comte quiere es estudiar a la sociedad con la misma precisión con que estudiamos a la naturaleza física o biológica, por lo que propone estudiar al hombre como cosa, la cosa social ya señalada. Aquí no hay ni atisbos de humanismo, donde el hombre no es lo importante, sino su explicación, en términos científicos, al igual que lo haríamos con un árbol o un mineral. De hecho, es una doctrina que concuerda con la forma de ver el mundo de los empresarios y políticos capitalistas, para los cuales, desde luego, el hombre es una cosa, igual que cual-quier otra mercancía que sale de sus fábricas y a la que el político le elabora leyes para su comercialización y uso. Además de estas características, el positivismo también decreta, a su manera, la muerte de la filosofía y la sustituye con el conocimiento cientí-fico, positivo.

Tenemos entonces que lo que caracteriza a la época con-temporánea es la negación de la filosofía como saber verdadero y confiable, la acentuación del papel de la ciencia y su funda-mentación racional y epistemológica, remarcando su carácter experimental, y el surgimiento de las ciencias sociales, como la sociología y la historia, con Comte y Marx, antes patrimonio de la “filosofía del espíritu”, algo así como el último escondite de la filosofía hasta el que llegó la ciencia con su potente luz y sor-prendió a la esquiva, expulsándola definitivamente del campo del conocimiento humano.

Pero, ¿ha muerto en verdad la filosofía?

No, lo que sucede es que la filosofía se tiene que transfor-mar, o mejor dicho, sus temas de reflexión en la actualidad son otros; la situación de la vida social humana es tan distinta hoy que hace dos mil años, y los cambios operados en su forma de

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vivir y pensar tan radicalmente diferentes que la filosofía no puede, ni debe, seguir investigando los mismos problemas que interesaban a Demócrito, a Aristóteles o a Kant, pues en efecto, muchos de estos problemas ya los investigan las ciencias par-ticulares, lo que nos obliga a plantear, aunque sea de manera muy general, los problemas que nos propone el siglo que acaba de terminar:

El siglo XX comenzó con una serie de guerras y revoluciones sociales que sacudieron la estabilidad y aparente seguridad del siglo XIX, siglo en que la opinión pública estaba convencida en que la razón y la ciencia habían de guiar a la humanidad a un futuro sin guerras ni enfermedades y en que la pobreza y la ignorancia debían ser por fin vencidas. Aparentemente los va-lores de la Ilustración se harían realidad: el imperio de la razón y la justicia universal. Pero no fue así. Muy pronto la Primera Guerra Mundial imperialista y las luchas anticolonialistas en Asia, África y América Latina se pondrían al orden del día. La Revolución Rusa de 1917 ponía en la palestra internacional el nacimiento del socialismo; la Revolución Mexicana de 1910, con su marcado carácter campesino, ponía en aprietos a la burguesía agraria y al liberalismo burgués, en la misma fronte-ra con Estados Unidos, y la Primera Guerra Mundial de 1914-18 le mostraba al mundo el horror de la guerra tecnológica y del monstruo que podía ser la ciencia al servicio de los intereses capitalistas. El sueño se convertía en pesadilla. La crisis de los valores tradicionales del bien, la belleza, la justicia y la verdad se hacían añicos, crisis de valores que se agudizó conforme avanzaba el siglo. De pronto la humanidad se encontró con que no sabía en qué creer o en qué pensar.

La Segunda Guerra Mundial (1939-1945), sólo demostró y confirmó lo temido: el hombre, con toda la gloria de su civiliza-ción no había dejado de ser un salvaje y a los estados no les inte-resaba el bienestar de sus pueblos sino la repartición de los mer-

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cados internacionales. Un nuevo monstruo tecnológico había surgido: la bomba atómica, dos de ellas arrojadas a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, asesinando, en cuestión de minutos, a más de 140,000 civiles inocentes. La guerra terminó, pero el sueño estaba roto. Más tarde, en la post guerra, querien-do olvidar los horrores de Hitler y la bomba nuclear, la humani-dad se encontró con nuevos horrores: la guerra fría entre Esta-dos Unidos y la Unión Soviética, la guerra de Corea y Vietnam, la amenaza constante de una conflagración mundial atómica que haría desaparecer al ser humano de la faz de la tierra...

El hombre común se encontró de pronto desorientado, vi-viendo la más grande paradoja de todos los tiempos: por un lado, el desarrollo tecnológico más espectacular, por otro lado la pobreza, enfermedad e ignorancia en las tres cuartas partes de la población mundial. Y aún no es todo.

El desarrollo tecnológico se ha realizado a un costo altísimo: la destrucción lenta pero segura de la naturaleza: selvas, bos-ques, especies animales y vegetales; contaminación del aire, la tierra y el agua en mares, lagos, ríos y océanos; el calentamiento de la atmósfera y el adelgazamiento de la capa de ozono que cubre a la tierra y protege a la vida de los rayos ultravioleta del sol. La tecnología tan espectacular, hija de la ciencia y la técni-ca, obtiene sus logros a un alto costo: la explotación irracional de los recursos naturales, que hace posible a mediano plazo un colapso natural que acabe con la vida en el planeta.

¿Qué nos espera en el futuro? La ciencia parece no tener respuesta, los científicos están amordazados por las institucio-nes que pagan sus servicios, los políticos sólo ofrecen futuros ideales que les reporten votos y los gobiernos, sobre todo en América Latina, supuestamente trabajan para el logro del bien-estar común, siempre aplazado, cuando en realidad vemos que trabajan para su propio beneficio. ¿Qué nos queda? La filosofía,

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Iniciación a la Filosofía

con su búsqueda de la verdad desinteresada; la filosofía como ejercicio racional que podemos realizar a muy bajo costo. Desde luego, no la filosofía como se entendía en el siglo XIX cuando le dieron su acta de defunción y la enterraron. Efectivamente, las cuestiones por las que se preocupó la filosofía en el pasado son ahora tarea de las ciencias particulares. Entonces, ¿de qué se debe ocupar ahora la filosofía? Según mi humilde opinión, debe dedicarse a reflexionar sobre los problemas que se le plantearon a la sociedad en el siglo XX y buscar soluciones para el presente siglo en los siguientes temas preponderantes:

La relación del hombre con la ciencia, es decir, buscar so-cialmente, por vía democrática, un uso racional y pacífico para el conocimiento científico, evitando sus efectos nocivos para el hombre y la naturaleza.

La relación del hombre con la naturaleza, esto es, la bús-queda de soluciones al problema ecológico, dejando de consi-derar a la naturaleza como un almacén inagotable de materias primas, darnos cuenta de que la naturaleza es la única fuente de vida para el hombre y de que si la destruimos nos estamos destruyendo a nosotros mismos, comprender que la naturaleza es sagrada y que no podemos profanarla explotándola impune-mente sin profanarnos y degradarnos nosotros mismos, como ya está sucediendo.

La relación del hombre con el hombre, o sea, la búsqueda de una sociedad justa e igualitaria, realmente comunitaria, que evite los polos de extrema riqueza para unos pocos y extrema pobreza para la mayoría, buscando nuevos causes para la lucha social, que ya no pueden ser por la vía de las armas, sino por medio de la democracia real, participativa y no solamente re-presentativa, como es hasta la fecha; la tolerancia, el respeto a la forma de ser y pensar de los demás y la pluralidad de ideas. Comprender que el capitalismo no ha solucionado, ni puede so-

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

lucionar, a pesar de la globalización, la enfermedad y la pobreza de cinco mil quinientos millones de seres humanos en todo el mundo. Buscar por lo tanto otro modelo de desarrollo social y económico menos dañino.

La relación del hombre con la máquina, es decir, la re-flexión sobre el papel de las máquinas en la vida humana, so-bre todo las computadoras y la comunicación e información electrónica, que son una herramienta de trabajo y no un subs-tituto de la inteligencia humana, que llegue a dominarla y haga inútil la capacitación, educación y preparación del pueblo tra-bajador. La computadora es un utensilio, no un ser pensante, con emociones, valores e ideales, como el hombre. La infor-mación que obtenemos por vía electrónica no debe sustituir el conocimiento directo de la realidad y el estudio y disfrute de los libros, objetos maravillosos en los que se encierra el conoci-miento total de la humanidad. No es con resúmenes y síntesis hechos a la carrera como se adquiere el conocimiento, cultura y conciencia social, tenemos que hacer el esfuerzo y leer las grandes obras completas y en su fuente original. Que la má-quina sea un sirviente del hombre y no el hombre un esclavo de la máquina.

En fin, la filosofía no ha muerto. Somos nosotros, son us-tedes, los que tienen que darle vida pensando, reflexionando, razonando, decidiendo y actuando. Tomemos en cuenta que cuando la filosofía muera, o la dejemos morir, también morirá nuestra libertad.

Sería conveniente que el lector, en la sección de ejercicios, distinga, primero, cuáles son los 10 problemas más importantes que enfrenta la humanidad en la actualidad y, segundo, propon-ga 5 formas en que la filosofía podría ayudar a solucionarlos.

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Iniciación a la Filosofía

1.9 Los problemas fundamentales de la filosofía y las disciplinas filosóficas.

Con lo expuesto hasta aquí estamos ya en condiciones de abordar los grandes problemas de la filosofía, que de alguna manera ya he mencionado en temas anteriores. Estos proble-mas son el Ontológico, el Gnoseológico y el Axiológico, que tratan respectivamente sobre el ser, el conocer y el deber ser. Todos los filósofos, en sus respectivas épocas, los han tratado, dándoles diversas soluciones. A estos problemas se ha añadido aquí uno más, generalmente no incluido en los textos conven-cionales de filosofía, pero que considero muy importante, el problema de la Praxis, que de hecho transforma a la filosofía, de un ejercicio de especulación intelectiva, a una posibilidad de acción práctica sobre la realidad. Analicemos pues cada uno de estos problemas.

El problema Ontológico. La palabra ontología deriva de la palabra griega ontos que significa SER. Este concepto lo debe-mos entender, para mejor comprensión, como el verbo grama-tical ser, emparentado con el de estar.

¿Qué es el ser?

Ya vimos que los primeros filósofos, a los que denomina-mos pre-socráticos, se dedicaron preferentemente a estudiar la fisis o naturaleza física, y que por tanto buscaban conocer el mundo exterior a la conciencia. A la naturaleza le podemos llamar también: realidad, universo, mundo, existencia, etc., la cual se compone de la materia inorgánica, los animales, las plantas y el ser humano. Es decir, en términos generales, la na-turaleza y la sociedad.

Resulta obvio que son muchos términos para designar la misma cosa. Pues bien, el filósofo Parménides tuvo la genial

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

idea de hacer una gran abstracción o generalización y llamar a la naturaleza en su conjunto SER, y dijo:

“El ser es” y “El no ser no es”, lo cual parece la mayor simple-za que se pueda decir. Sin embargo, encierra todo un mundo de posibilidades en el saber.

Significa que el mundo, el universo, la naturaleza, la socie-dad, las cosas y todo lo que existe, ES, que es lo que cualquiera, sea filósofo o no, puede constatar: las cosas son, están, existen, es decir, tienen SER. Por lo tanto el ser, es. Si el ser es, entonces se puede pensar, y si se puede pensar, entonces se puede cono-cer. Así, SER-PENSAR-CONOCER, se encuentran ligados.

En cambio el NO SER no existe, no es, no está, es la nada, y de la nada no podemos decir nada, es decir, no podemos pen-sarla ni conocerla. Tenemos entonces que el no ser, que no se puede pensar ni conocer, sólo nos será útil para afirmar las cua-lidades del ser.

Con este enunciado de que lo que es, es, y lo que no es, no es, Parménides inicia la lógica, con la ley de la identidad: lo que es, es: un árbol es un árbol, un hombre un hombre; no se da el caso de que un hombre sea un árbol, ni un árbol un hombre, etc. Fue algo así como establecer un punto de partida.

Ahora bien, ¿de qué está hecho el ser, cómo es? A la res-

puesta a esta pregunta le llamaron los filósofos principio, no en el sentido de origen, sino en el de sustancia, consistencia. Y tam-bién ¿qué causa el ser? Esto es, como es que llegó a existir, de donde salió, quien lo hizo, cómo, para qué. Entonces tenemos que el ser tiene principio y causa.

Como podemos notar, con el problema ontológico se da inicio a la Física, en sentido moderno y a la ciencia, en sentido

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Iniciación a la Filosofía

general. Pero Parménides era todavía muy primitivo y sus res-puestas, muy simples, y sobre todo, aún mezcladas de mitolo-gía. En el fondo, lo que él busca es una cosmología u origen del universo, que hasta entonces se solucionaba atribuyéndoselo a los dioses. Parménides hace otra cosa, ya no busca la explica-ción en los dioses sino en un Arkhé o principio generador, origen de todas las cosas, un respaldo permanente de las cosas, a pesar del cambio que sufren con el paso del tiempo. Ese es el ser, al que le atribuye varias características:

Primero: el ser es infinito, pues si tuviera principio y fin que-rría decir que antes y después del ser estaría el no-ser, pero como el no-ser es la nada, que no produce nada, este razonamiento no es válido. El ser continúa siempre.

Segundo: el ser es eterno, pues si tuviera origen en el tiem-po, antes de su aparición tendría que estar el no-ser, lo cual es imposible, por lo anteriormente dicho. El ser ha estado siempre.

Tercero: el ser es inmóvil, pues si se moviera tendría que mo-verse sobre algo que no es el ser, o sea, sobre el no-ser y el ser no puede moverse sobre la nada. Si se moviera sobre algo ese algo sería el ser y el ser no pude moverse sobre el mismo ser. En realidad, no se mueve.

Cuarto: el ser es perfecto, pues si fuera imperfecto significa-ría que carecería de algo, que le faltaría ser, es decir que el ser tendría parte de no-ser y esto es un contrasentido imposible. El ser es pleno, completo.

Parménides comparaba el ser a una esfera, la cual es perfec-ta, eterna, inmóvil, infinita.

De esta forma se ponía la primera piedra para entender el mundo, desde ahora llamado Ser en filosofía.

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

Sólo que había un problema. Nosotros, la gente común, ve-mos que las cosas son imperfectas, finitas, se mueven y cam-bian, es decir, son perecederas, existen y luego dejan de existir. ¿Cómo armonizar estos hechos con las ideas de Parménides? Según nuestros sentidos, el mundo no es como dice Parméni-des. Y así empezó la controversia. Los demás filósofos comen-zaron a opinar también, dando cada uno su versión de los que era el ser.

El más importante es Heráclito, el cual considera, al contra-rio de Parménides, que el ser cambia, se mueve y se transforma, y entonces en lugar ya de hablar de SER, habla de DEVENIR, que significa el cambio constante, perpetuo, de todo lo existente. Su elemento o Arkhé, es el fuego. Él decía: “nadie se baña dos veces en el mismo río”, pues de un momento al otro las aguas del río ya son otras y nosotros mismos hemos cambiado. Pero entonces surge la cuestión, ¿quién de los dos tiene la razón? Tal vez aquí habría que hacer una distinción importante, la diferen-cia entre SER y ENTE. El ser sería un concepto general, abstrac-to, referido al mundo en su totalidad, mientras que el ente es un concepto concreto que se refiere a las cosas cotidianas: un árbol, una mesa, un perro, un libro, etc. Lo más probable es que Parménides hablara del ser y Heráclito del ente, y entonces los dos tendrían razón, o bien que al hablar los dos de lo mismo, destacaran en conjunto el carácter contradictorio de la realidad.

Sea como fuere, otros filósofos también hablaron del asunto.

Veamos algunos casos:

Para Tales de Mileto, el Arkhé generador del ser es el agua, pues en todas las cosas encontramos un mayor o menor grado de humedad, estando el agua presente en varias formas, liqui-das, sólidas y gaseosas, como sabemos.

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Iniciación a la Filosofía

Para Anaximandro, el elemento primordial del ser es el ápei-ron, que significa lo indeterminado o indefinido, eterno e inter-no a las cosas, pero que como su nombre lo indica, no podemos establecer con claridad y precisión.

Para Anaxímenes, ese elemento originario es el aire, prin-

cipio incorpóreo e invisible, móvil y sin límites, constituido por partes tan pequeñas que no las podemos ver. El aire, en una ver-sión religiosa de esta teoría, se asocia con el alma (el soplo divi-no) que en griego es el “neuma”.

Para Pitágoras, el ser está constituido por el número, pues ob-serva que todo es cuantificable y está formado por partes cuanti-tativamente designables. El número es orden, sistema, de donde es posible que se derive la idea de cosmos, es decir, el universo ordenado, sujeto a leyes, como las operaciones matemáticas.

Para Jenófanes el cosmos, otra forma de llamarle al ser, es Dios.

Para Platón, el Arkhé es la idea, aunque hay que hacer no-tar que para Platón la idea era algo tangible que deriva de una palabra griega que significa “forma”, la forma de las cosas que podemos distinguir sensiblemente. Las ideas serían para Platón una especie de pequeños ladrillos, todos iguales, con los cuales podemos hacer millones de combinaciones para construir todas las cosas que existen.

Para Empédocles, los principios del mundo son cuatro: agua, tierra, aire y fuego, que, combinados, forman las cosas que nos rodean, una idea que tuvo en común con otros pueblos del mun-do, como los pueblos prehispánicos de México.

Para Anaxágoras, son las homeomerías o “semillas”, ger-minadoras e infinitas en su diversidad. Estas semillas serían

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

“sembradas” o bien ordenadas por una “inteligencia ordena-dora” o Nous.

Para Demócrito, es el átomo, partícula mínima de lo que está hecho todo lo que existe. Átomo significa “indivisible”, en el sentido de parte mínima que no puede reducirse más y que está en la base de todo lo existente. Es asombrosa la anticipa-ción de Demócrito al descubrimiento efectivo del átomo por la física moderna.

Otros filósofos posteriores también opinaron sobre el ser:

Para Descartes, el principio generador del mundo es el “Yo” pensante. “Pienso, luego existo”, decía, pues si no existiera, no podría pensar, y si no pensara no sería capaz de darse cuenta de la existencia, por lo tanto la realidad surge toda entera de mi yo pensante.

Para Kant, el ser está constituido por una serie de categorías innatas, como las de tiempo, espacio, forma, sustancia, mate-ria, etc., que en forma a priori nos permiten construir intelecti-vamente el mundo tal como lo vemos. El ser es por lo tanto una construcción de nuestro intelecto.

Para Hegel, el origen del ser está en el “Espíritu Universal”, que se desarrolla a sí mismo, creando la historia y haciéndose consciente a través del hombre pensante, el cual tiene así una auto consciencia, pues se da cuenta de que es hombre y a la vez parte del espíritu universal, que de esta forma, llega a la culmi-nación de su desarrollo.

Para Marx, por último, el mundo está formado por materia y energía interactuando en miles de formas posibles a través de su desarrollo y transformación dialéctica constante y eterna.

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Iniciación a la Filosofía

Como podemos ver, la idea de SER y su constitución, es muy variada y rica, según el filósofo y la época, sin que por lo pronto lleguemos a ninguna conclusión sobre quien es el que tiene la verdad de su lado de todos ellos. Por el momento podemos decir que el problema de la constitución, estructura y funcionamiento del universo es ya más tarea de la física que de la ontología en su forma tradicional, la cual ha sido propiamente abandonada por la mayoría de los filósofos, que prefieren atenerse en esta cuestión a los datos aportados por la ciencia.

La disciplina filosófica que se encarga de estudiar al SER en cuanto que ES, es la metafísica, que significa “lo que está más allá de lo físico”, propiamente, las ideas que son producto de una generalización o abstracción.

El problema Gnoseológico. Este tema, también denomi-nado Teoría del Conocimiento, hace referencia al estudio de la contraparte del ser, el CONOCER. La preocupación de los filó-sofos por este problema es tardía, pues corresponde a la época moderna de la historia de la filosofía, con Descartes y Hume a la cabeza.

¿Qué es conocer? ¿Cómo conocemos? ¿Qué validez tienen nuestros conocimientos? ¿Cómo distinguir lo verdadero de lo falso? Son algunas de las cuestiones que se plantean los filó-sofos en el terreno de la Gnoseología. Para responder a ellas el problema se divide a su vez en cinco temas centrales:

Primero: La esencia del conocimiento, es decir, la relación entre un Sujeto Cognoscente, el hombre dotado de conciencia, y un Objeto del Conocimiento, es decir, el mundo, la naturaleza, la sociedad. Es en la relación entre el sujeto y el objeto donde reside la cuestión central y la discusión filosófica de este proble-ma, que se plantea así: quien es preponderante en el proceso del conocimiento, ¿el sujeto o el objeto?

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

Segundo: El origen o fuente del conocimiento. Existen dos posiciones: el Racionalismo, centrado en Descartes, y el Empi-rismo, basado en Hume. Dicho de otra manera, según los racio-nalistas, el conocimiento tiene su origen en la razón, y según los empiristas, en la experiencia sensible.

Tercero: La posibilidad del conocimiento, que hace referen-cia a la capacidad humana de conocer, y más concretamente, a establecer la posibilidad de la certeza o verdad de lo conocido. Existen varias teorías:

El dogmatismo. Posición de la filosofía antigua, ingenua, en la que ni siquiera se discute el problema, dándose por hecho que el conocimiento es posible, como si fuera una facultad humana como la de caminar o hablar.

El escepticismo. Posición que establece que no podemos tener certeza en que nuestro conocimiento sea verdadero, sino sólo probable. En su sentido más radical, nos lleva al ag-nosticismo, el cual niega, de un modo rotundo, que el hombre pueda conocer.

El relativismo. Como su nombre lo indica, sostiene que el co-nocimiento es relativo y parcial, jamás absoluto.

El pragmatismo. Posición que mencionamos aquí por ser una doctrina muy extendida en países como Estados Unidos e Ingla-terra, pero que de hecho abandona el terreno gnoseológico del conocimiento para trasladarlo al axiológico o valorativo. Según esta posición, el conocimiento es verdadero cuando es útil. El concepto de utilidad es un valor y no una categoría gnoseoló-gica que establezca alguna relación entre el sujeto y el objeto. En todo caso, es totalmente subjetiva, y no toma en cuenta las propiedades del objeto en un sentido filosófico, sino practico.

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Iniciación a la Filosofía

Cuarto: Los tipos de conocimiento. El conocimiento filosófi-co y científico no es el único que existe. Los seres humanos han desarrollado también el Arte, la Literatura, la intuición mística, que también le permiten conocer el mundo. Aquí nos referire-mos sólo a dos tipos:

El conocimiento común o vulgar, es decir, el conocimiento que adquiere la mayoría de la gente en su vida diaria a través de la experiencia y la repetición.

El conocimiento científico, más preciso y sistemático.

Quinto: Por último, la Gnoseología, se ocupa del problema de la verdad del conocimiento desde una nueva posición, el co-nocimiento como praxis, en donde de lo que se trata es de hallar un criterio de verdad válido universalmente.

El problema Axiológico. Se refiere al espinoso problema de definir los valores, descubrir su naturaleza y establecer una teo-ría que permita abarcar toda su complejidad. Como este tema lo analizaremos en detalle en el capítulo quinto de este libro, no desarrollamos de momento el tema en este apartado.

El problema de la Praxis. Este que apuntamos aquí no es un problema tradicional de la filosofía y no se encuentra por tanto en los textos tradicionales de filosofía, pues de hecho rompe con la filosofía tradicional y nos cuestiona sobre su validez en el desa-rrollo histórico de la sociedad humana. El problema de la praxis se desprende de la concepción dialéctico materialista del mundo y es piedra angular del materialismo histórico, cuyo objeto de es-tudio es el desarrollo de la sociedad, sus leyes y tendencias. En el problema de la praxis se trata de dar solución al problema de la verdad del conocimiento, desde una posición diferente a la de la lógica, tomándose en cambio un enfoque histórico y antropo-

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

lógico, donde se afirma que el conocimiento es el resultado de la interacción e interrelación del hombre con la naturaleza. Pero no se trata del hombre en abstracto, que es más una idea que un ser real, sino del hombre concreto de carne y hueso que vive en una sociedad determinada y en un momento histórico preciso: el hombre que trabaja para sobrevivir y en su trabajo entra con los demás hombres en determinadas relaciones sociales.

Se parte entonces en el problema de la praxis de la categoría de trabajo. Praxis, palabra griega, significa “práctica”, aunque considerada como aquella práctica que transforma la natura-leza creando herramientas y bienes materiales que le sirven al hombre para sobrevivir y reproducir su sociedad. La categoría de trabajo se torna central al querer comprender cómo el hom-bre, al transformar la naturaleza en objetos útiles, se transforma a sí mismo, tanto física como intelectualmente, en un proceso histórico, produciendo y reproduciendo la sociedad en que vive, proceso en el cual, además, conoce el mundo que transforma, validando a través de su praxis, la verdad de su pensamiento. Es decir, sólo el trabajo real, material y transformador, confirma en su propia praxis las ideas que tenemos acerca del mundo, con lo cual se supera el nivel filosófico especulativo tradicional.

El problema esencial es que la filosofía, para que tenga ver-dadero sentido y valor práctico, social e histórico, debe realizar-se en los cambios y transformaciones sociales, es decir, dejar de ser sólo cuestión de pensamiento y convertirse en praxis.

Como lo señaló Marx: “los filósofos han intentado expli-car el mundo de diferentes modos... pero de lo que se trata es de transformarlo”.

Esto significa que la filosofía debe pasar de los terrenos de las puras ideas, políticas, económicas e históricas, y convertirse en la base intelectual y cultural del desarrollo humano.

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Iniciación a la Filosofía

De nada nos sirve pensar el mundo si el producto de este pen-sar no nos sirve para actuar, para transformar ese mundo en el sentido de mejorarlo. Y la forma de hacerlo es actuando política y socialmente en el mundo real en que vivimos, tanto con respecto a la naturaleza, a la tecnología, como a las relaciones humanas, buscando un mundo más justo, más equitativo y equilibrado. Es decir, actuando, haciendo, trabajando por uno mismo y por el bien común. La verdad o falsedad de lo que pensamos sobre el mundo, lo que filosofamos, sólo lo podemos establecer en la práctica, en los hechos reales de nuestros actos y conductas, en las activida-des en que aplicamos nuestros conocimientos. De nada nos sirve, por ejemplo, estudiar la Ética, la moral y discutir sobre el bien y el mal, si no lo llevamos a la práctica y actuamos moralmente.

En cuanto a las disciplinas filosóficas veremos que cada pro-blema fundamental de la filosofía está estudiado por su corres-pondiente disciplina. Así, tenemos la siguiente relación:

El problema Ontológico es estudiado por la Metafísica.

El problema Gnoseológico es estudiado por la Epistemolo-gía, la Lógica y la Metodología.

El problema Axiológico, principalmente por la Ética y la Estética.

El problema de la Praxis es abordado por la Historia y la An-tropología.

1.10 Diferencias entre la filosofía y la ciencia.

Aunque es común decir que la ciencia surgió de la filosofía, en realidad desde el momento en que los filósofos decidieron basar sus conocimientos en la razón, dieron inicio a la ciencia.

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Capítulo I. El Umbral de la Filosofía

En el fondo, en la antigüedad, la filosofía englobaba con ese nombre a la ciencia incipiente y aún sin dividir en disciplinas par-ticulares. No obstante, conforme se desarrolló el conocimiento científico, se hizo patente que existían diferencias con respecto al modo de proceder de la filosofía. Tenemos así que, sobre todo a partir de Galileo Galilei, podemos hablar de similitudes y dife-rencias entre ciencia y filosofía.

Lo que tienen en común es sobre todo el hecho de ser un saber buscado intencionalmente por medio de la observación de la naturaleza y el uso de la razón para explicar lo observado, la búsqueda de la demostración y el rigor lógico en las conclusio-nes y razonamientos.

Ambos tipos de conocimiento buscan la esencia escondida de las cosas y sistematizan sus datos, que pretenden tener vali-dez universal.

Todo eso tienen en común, pero he aquí las diferencias.

Las diferencias entre ciencia y filosofía son de dos tipos: di-ferencias de propósito y diferencias de método.

Las diferencias de propósito son fáciles de explicar: la filo-sofía, como ya vimos, pretende conocer la totalidad de lo exis-tente, busca el todo, llegar a establecer una concepción general del universo y del hombre. Propósito que, como podemos ima-ginar, es imposible, pues si el mundo es virtualmente infinito y se encuentra en constante cambio y transformación, es obvio que el hombre no llegará nunca a explicarlo todo. En otras pala-bras, no existe la verdad absoluta y total. Aún así, es loable que la filosofía pretenda esa totalidad.

Con respecto a la ciencia, es importante decir que en reali-dad lo que hay son ciencias particulares, que estudian cada una

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Iniciación a la Filosofía

sólo un fragmento de la realidad. No pretenden por tanto la to-talidad. Por ejemplo, la Biología estudia los procesos de la vida, la Astronomía el movimiento de los astros, la Física la consti-tución de la materia, la Economía los procesos productivos y comerciales, etc. Aunque en ocasiones se cruzan sus caminos y unas necesitan de otras, cada ciencia trabaja aparte y en su pro-pio campo de acción, por eso les llamamos ciencias particulares. No buscan la totalidad ninguna de ellas ni todas en un conjunto multidisciplinario. Sería la filosofía la que, tomando sus datos, intentara una síntesis global.

Las diferencias de método son más importantes. La cien-cia, sobre todo las llamadas ciencias naturales, se basan princi-palmente en el método inductivo-experimental, mientras que la filosofía en el método deductivo-demostrativo. La filosofía con-fía mucho en la intuición o captación inmediata de una verdad, que en la ciencia tiene un papel marginal. La filosofía usa tam-bién la reflexión subjetiva y la introspección, que en la ciencia se ven con recelo.

De otra manera tenemos que aunque buscando el mismo objetivo, conocer el mundo, la filosofía y la ciencia lo hacen de diferente modo.

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Iniciación a la Filosofía

C A P Í T U L O S E G U N D O .

El PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO.

En la historia de la filosofía, como ya vimos, los primeros filó-sofos se ocuparon muy poco del problema del conocimien-

to, concentrándose preferentemente en el estudio de la fisis o naturaleza, del cosmos, como le llamarían al universo ordena-do y sujeto a leyes en que vivimos. No fue hasta las obras de Platón y luego de Aristóteles, cuando los filósofos comenzaron a ocuparse de una cuestión aparentemente marginal pero que resultó después muy importante: ¿Cómo conocemos? No obs-tante, salvo el desarrollo de la lógica por Aristóteles, fue poco lo que los filósofos de la antigüedad aportarían para responder a esta pregunta. Durante la Edad Media, los teólogos, más que propiamente filósofos, estuvieron más ocupados por darle un fundamento racional a la religión cristiana, que por cuestiones relativas al conocimiento.

Sería hasta la época moderna, a partir del Renacimiento y el Humanismo, cuando los filósofos comenzaron a preocuparse por el problema del conocimiento, y más concretamente, en la certeza, en la verdad de lo conocido. Podemos decir que fue con la obra de Descartes “El Discurso del Método”, y con las obras de Francis Bacon, cuando se da inicio serio al análisis de esta cuestión. Desde esa época hasta la actualidad, el problema de la Gnoseología, de la Epistemología y de la Metodología, han ocupado un lugar destacado en la obra de todos los filósofos.

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Capítulo II. El Problema del Conocimiento

Veamos entonces de qué se trata:

Como ya sabemos, la disciplina filosófica que se encarga del estudio del conocimiento es la Gnoseología o teoría del conoci-miento, en sentido general, de la que se desprende más tarde la Epistemología, que trata de los problemas específicos del cono-cimiento científico, y la Metodología, que estudia los métodos y técnicas que se emplean para obtener conocimientos.

Los problemas de que se encarga la Gnoseología se refieren a la esencia del conocimiento, el origen del conocimiento, la po-sibilidad del conocimiento y los tipos de conocimiento.

Abordemos a continuación cada uno de ellos:

2.1 La esencia del conocimiento.

Para entender correctamente el problema del conocimien-to, comencemos por establecer los elementos necesarios para que el conocimiento sea posible, sin perder de vista que la pre-gunta fundamental que queremos responder es ¿qué es el co-nocimiento? Acompañada de esta otra: ¿cómo se lleva a cabo el proceso del conocimiento?

Podemos adelantar que conocer es tener noticia, datos, infor-mación sobre qué es, cómo es y porqué es aquello que estamos conociendo. Es decir, conocer es obtener datos acerca de la forma, estructura, características, cualidades y propiedades del objeto de nuestro interés, así como de la relación que dicho objeto tiene con otros objetos y con el hombre a través de su historia. Estos datos llegarán a nuestra conciencia, los razonaremos y guardaremos en nuestra memoria, y desde luego, los pondremos en práctica.

Pues bien, para que esto sea posible se requiere que exista antes que nada:

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Iniciación a la Filosofía

Un Sujeto Cognoscente, es decir, el sujeto que conoce, que no es otro que el ser humano, dotado de razón y de conciencia y

Un Objeto del Conocimiento, es decir, la cosa, fenómeno o proceso que queremos conocer, vale decir, todo el mundo que nos rodea, incluyendo al propio ser humano y su sociedad.

Además de esto, como CONDICIONES DEL CONOCIMIEN-TO no sólo es necesario que exista un sujeto y un objeto, sino que es necesario también que estos entren en relación, que se pongan en contacto, suceso que ocurre, fundamentalmente, en la actividad productiva.

Para conocer, el sujeto cognoscente cuenta con ciertos ME-DIOS DEL CONOCIMIENTO, que son:

Los medios humanos, es decir, las facultades humanas de sensibilidad y percepción de la realidad que lo rodea: los senti-dos de la vista, el oído, el tacto, el olfato, el gusto y la razón, que organiza e interpreta la información así obtenida…

Los medios físicos, es decir, las herramientas e instrumentos que el hombre crea para facilitar el conocimiento: instrumentos de medición, de cálculo, de peso, de observación, como el telescopio, el microscopio, la regla métrica, la balanza, etc., todo un arsenal técnico creado por el hombre, desde una lente hasta un microchip.

Los medios metodológicos, esto es, los procedimientos lógicos y técnicos por medio de los cuales operamos dichos instrumentos y las operaciones lógicas que necesitamos para razonar correcta-mente y seguir una secuencia coherente de investigación.

Con estas condiciones dadas, podemos, ahora sí, abordar el problema de la esencia del conocimiento, que parte de esta

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Capítulo II. El Problema del Conocimiento

cuestión: ¿qué es lo fundamental en el proceso del conocimien-to? La respuesta es: lo fundamental es la relación entre el sujeto y el objeto, terreno en el cual, por cierto, se han debatido las distintas corrientes, ideas, teorías y concepciones del mundo de la filosofía. Racionalistas y mecanicistas, idealistas y empiristas, realistas y materialistas, positivistas y marxistas, todos tienen su opinión acerca de cómo es esta relación esencial entre el su-jeto cognoscente y el objeto del conocimiento.

Para hacer más comprensible el problema, de entre tantas teorías haremos una síntesis y reduciremos a tres modelos bási-cos la relación sujeto-objeto:

Primer Modelo, Idealista.

Este primer modelo representaría a todas las corrientes idealistas del conocimiento a partir de Platón. Como recorda-rán, para este gran filósofo existían dos mundos: el mundo ma-terial, imperfecto, mutable, transitorio, reflejo y proyección del otro mundo, y el mundo de las ideas, perfecto, eterno, real y luminoso. De esta concepción se desprende la representación del mundo en que vivimos como un producto de la mente, o me-jor dicho, de la conciencia intelectiva del hombre, que podemos esquematizar así:

SUJETO ------------------ OBJETO

Donde en la relación sujeto-objeto predomina el papel del sujeto, el cual es activo, reflexivo y productor de las ideas, de-jando al objeto en una reproducción más o menos obscura y de-fectuosa, pasiva e imperfecta. El defecto de este modelo, aparte de no aclarar donde existe este mundo de las ideas, ni como las obtenemos al nacer, reside en que es unilateral, es decir, sólo

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Iniciación a la Filosofía

desarrolla el lado activo del sujeto y deja sin desarrollar el papel del objeto. Por eso en el esquema subrayamos al sujeto.

Segundo Modelo, Materialista Mecanicista.

Este segundo modelo representaría a todas las corrientes del realismo y del materialismo. Según Aristóteles, el hombre no poseía ninguna idea sobre el mundo al nacer, nuestra men-te y conciencia estarían en blanco, vacías, y sería la experiencia del diario vivir la que se encargaría de ir llenando el vacío con los datos que nuestros sentidos nos revelarían sobre el mundo sensible. Posteriormente, en la época de Bacon, Descartes, Ga-lileo, etc., cuando se empieza a desarrollar la industria y el ma-quinismo, esta concepción adoptaría una variante mecanicista que corresponde a la época en que al mundo y al hombre se les veía como una máquina. Esta teoría se podría esquematizar así:

SUJETO --------------- OBJETO

Donde en la relación sujeto-objeto predominaría el objeto, el cual impresionaría el aparato perceptivo del sujeto, reflejan-do en su conciencia al objeto, algo parecido a como operaria un espejo o una cámara fotográfica. El objeto impacta nuestros sentidos y nuestra conciencia realiza una copia o reproducción mecánica del objeto. Según este modelo, el sujeto sería un ser pasivo, únicamente contemplativo, que con sólo observar (ver, oír, tocar, etc.) al objeto, se formaría una idea de él. Por su par-te, el objeto sería el que tendría el papel activo al impresionar con su presencia nuestros sentidos. El defecto de este mode-lo es que, en definitiva, el hombre no es una máquina, sino un organismo muy complejo, además de que para nada es un ser contemplativo y pasivo, sino todo lo contrario, es un ser activo e inquisitivo. Es un modelo que peca de simplista y es también

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Capítulo II. El Problema del Conocimiento

unilateral, pues carga el peso del proceso en un solo lado de la relación, en el objeto, dejando al sujeto en calidad de mero es-pectador del mundo que lo rodea. Por eso en el esquema subra-yamos al objeto.

Tercer Modelo, Dialéctico Materialista.

Según este tercer modelo, en la relación sujeto-objeto no predomina ninguno de los dos términos, sino que en su lugar lo que en realidad se produce es una interacción e interconexión entre los dos y que se podría esquematizar de la siguiente ma-nera:

SUJETO ---------------------- OBJETO

Según este modelo, para la concepción dialéctico materia-lista el conocimiento es el resultado de la interacción entre el sujeto y el objeto. Para Karl Marx, el sujeto es un ser activo y no pasivo y contemplativo, como lo caracteriza el mecanicismo; es un ser activo, real, concreto, que vive y trabaja en una socie-dad específica y en un momento histórico determinable. Es ac-tivo, pero no en el sentido del modelo idealista, según Platón o Kant, sino que es activo, en el sentido de que trabaja, produce con su trabajo los bienes necesarios para su subsistencia y re-producción, y sobre todo, que en ese proceso productivo, trans-forma y modifica a la naturaleza, lo que le permite conocer sus cualidades y propiedades, a la vez que se transforma él mismo, dando lugar a la historia del género humano y al conocimien-to que el hombre tiene del hombre. El conocimiento pues, es el resultado de la actividad del sujeto. ¿Pero qué decir del objeto? Para el materialismo dialéctico el objeto también es activo, en el sentido de que el universo, el mundo, la naturaleza, está en movimiento, en constante cambio, proceso que estudia la físi-

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Iniciación a la Filosofía

ca, la geología, la química y la biología, por ejemplo, y en ese movimiento viene a afectar y modificar sustancialmente la vida del sujeto. Es decir, el objeto también transforma al sujeto. La naturaleza es ciega, se dice, pero no por eso menos activa. Por eso en el esquema subrayamos tanto al sujeto como al objeto y la flecha que los une va en ambos sentidos. En conclusión, en el proceso de mutua afectación y transformación, del sujeto sobre el objeto y del objeto sobre el sujeto, en ese intercambio de mu-tuas modificaciones, el hombre, sujeto cognoscente, en la pra-xis, conoce al mundo, el objeto del conocimiento.

El lector, analizando los tres modelos, puede decidir cuál es el más convincente, señalando por qué, en la sección de ejerci-cios que encontrará en el anexo al final del libro.

A continuación mencionaremos las distintas teorías que tra-tan de resolver el problema de la esencia del conocimiento:

El Objetivismo: según el cual el objeto determina al sujeto; el sujeto reproduce en su conciencia las propiedades del objeto. El objetivismo se relaciona con el segundo modelo, mecanicista, del conocimiento.

El Subjetivismo: funda el conocimiento humano en el sujeto; el sujeto determina al objeto. El subjetivismo se expresa en el modelo idealista del conocimiento.

El Realismo: reconoce la existencia independiente del obje-to, haya o no una conciencia que lo conozca.

El Idealismo: sustenta la tesis de que no hay cosas reales, independientes de la conciencia. Sólo es real la idea.

El Materialismo: sustenta la tesis de que el universo ente-ro está compuesto, fundamentalmente, de materia, y de que el

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Capítulo II. El Problema del Conocimiento

hombre, con su razón y su praxis, puede conocerlo y conceptua-lizarlo, es decir, expresarlo en ideas.

2.2 EL origen del conocimiento.

En la sección anterior tratamos la cuestión sobre “cual” es la esencia del conocimiento, el aspecto central del proceso cog-noscitivo. Ahora le toca el turno al problema de “cómo” se da este proceso, es decir, donde reside la fuente u origen del co-nocimiento en el sujeto cognoscente, pues es evidente que el conocimiento parte de hay un mundo por conocer, pero, cómo es que el sujeto puede hacerlo.

Existen dos respuestas básicas: para unos el origen o fuente del conocimiento en el hombre, es la razón, pues es gracias a ella que el objeto puede hacerse consciente de su entorno y de su participación en él, ordenar las impresiones recibidas y clasi-ficar, definir y entender el conocimiento así obtenido.

Para otros, la fuente u origen del conocimiento está en la experiencia, pues, si ni hubiera datos recogidos por nuestros sentidos acerca del mundo sensible que nos rodea, ¿con qué material trabajaría la razón? Para que la razón de cuenta de las cualidades del mundo exterior, primero deba tener datos, infor-mación, y esta se obtiene primero y antes que nada, por medio de la empiria o experiencia.

Pues bien, ya tenemos a los dos bandos principales en acción. A los que afirman que la razón es la fuente u origen del conoci-miento se les llama Racionalistas, con René Descartes a la cabeza.

A los que afirman que la experiencia es el origen del conoci-miento se les llama Empiristas, con David Hume como su expo-nente más desarrollado.

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Iniciación a la Filosofía

Veamos brevemente los argumentos de cada uno:

Para un racionalista como Descartes, el problema del cono-cimiento fue siempre su dolor de cabeza principal, sin ironía, y es natural al enterarse de su carácter acucioso y metódico. Para él, la gran mayoría de los conocimientos que los filósofos de la antigüe-dad y la Edad Media habían adquirido y sistematizado, santifica-do y dogmáticamente aceptado, eran falacias y aproximaciones que adolecían de una falta grave: la certeza. Desde su época de estudiante le inquietaba la pregunta ¿cómo estar seguros de que lo que sabemos es verdad? Llegó a una respuesta muchos años después: no hay certeza alguna y todo es incertidumbre, y se pro-puso como método, dudar de todo conocimiento anterior. Por lo tanto, había que plantearse el asunto desde el principio. Así llegó a su famoso razonamiento: puedo dudar de todo, más al dudar de todo sólo de algo no puedo dudar y es de que estoy pensando en lo que dudo, o dicho de otra manera, lo único cierto es que pienso y si pienso es que existo, pues, si no existiera no podría pensar, ni dudar, ni nada. Entonces, claro está, “si pienso, luego existo”, su famosa frase que en latín se lee: “cogito ergo sum”. Por lo tanto, lo único cierto y verdadero, que no deja lugar a dudas es el pensa-miento, la razón. Si esto es así, el origen de todo conocimiento es la razón y asunto concluido. Más tarde elaboró todo un método para conocer racionalmente, que no dejara la mínima posibilidad de duda, pero que desgraciadamente no es este el lugar para ex-poner. Baste decir que estableció firmemente a la razón como base del conocimiento. Descartes era francés.

Por su lado, los ingleses, más pragmáticos, le dieron una solución diferente al problema, comenzando por John Locke, George Berkeley y terminando con David Hume.

Según Hume, la cuestión se aborda completamente de otra manera: no sabemos nada del mundo, por mucho que pense-

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Capítulo II. El Problema del Conocimiento

mos y razonemos, más que aquello a lo que soy sensible por me-dio de la experiencia, que es lo que en latín significa la palabra empirismo. A mi conciencia, decía Hume, sólo llegan sensacio-nes a las que podemos llamar ideas. Estas ideas surgidas de mi experiencia pueden ser simples o complejas, pero son, al fin de cuentas, sensaciones, con las que nuestra razón construye una imagen del mundo, es decir, una idea, compleja en este caso. ¿Qué sea el mundo más allá de mis sensaciones? Eso nadie lo sabe salvo quizá Dios, si es que existe, cosa que él no podía afir-mar. Se podría decir mucho más de la filosofía de Hume, pero aquí nos bastará con saber que para él el origen del conocimien-to estaba en la experiencia que tenemos del mundo sensible.

¿Cuál de las dos teorías es la verdadera?

Trataremos de responder con un ejemplo: He aquí que un día muy soleado caminamos por un claro del campo y tenemos mucho calor y estamos cansados; llegamos a una gran roca en la que podemos reposar y nos sentamos... ¡Pero nos paramos de inmediato! ¡La roca está muy caliente! Entonces nos pregunta-mos ¿Por qué está caliente la roca?

¿Cómo respondemos, en base al racionalismo o en base al empirismo? Analicemos el problema con más detenimiento.

En primer lugar ¿cómo supimos que la piedra estaba caliente? Desde luego que no fue con la razón, sino con la sensación que-mante de la piel, es decir, por medio de la experiencia: por lo tanto, podemos afirmar que para darme cuenta de cómo son las cosas, necesito de la experiencia: la piedra está caliente porque la siento y la comparo con la sensación contraria, lo frío. Sin embargo, eso no responde la pregunta inicial: ¿por qué está caliente la piedra?

Tenemos, en segundo lugar, que la experiencia no me sir-ve para responder el por qué de las cosas, pues en tal caso sólo

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Iniciación a la Filosofía

es útil mi razón. Entonces pienso, relacionando dos fenómenos muy diferentes: por un lado la piedra que no se calentó por sí sola, cosa que sé por experiencia, por otro lado está el sol, fuen-te de luz y de calor, que también sé por experiencia es capaz de calentar las cosas que le están expuestas. Entonces, la piedra expuesta a los rayos del sol está caliente porque el sol la calen-tó. Problema resuelto, pero resuelto con mi razón que relacionó dos fenómenos diferentes. Conclusión: la experiencia me per-mite conocer el cómo de las cosas; la razón me permite conocer el por qué son las cosas, o planteado de otra forma, si pregunto cómo es algo, responderé con la experiencia, pero si pregunto por qué acerca de algo, responderé con la razón, aunque para un conocimiento completo necesito a las dos juntas e interrela-cionadas en un todo dialéctico: la respuesta al cómo y al porqué de las cosas.

Ahora ya pueden trabajar juntos los racionalistas y los empi-ristas sin pelear y discutir inútilmente.

Resumiendo lo dicho, presento enseguida las principales posiciones filosóficas que abordan el problema del origen del conocimiento:

El Racionalismo. Posición que sostiene que la Razón es la fuente principal del conocimiento.

El Empirismo. Posición que sostiene que la Experiencia es la fuente principal del conocimiento.

El Apriorismo. Posición idealista emparentada con el racio-nalismo y que sostiene, por pluma de Kant, que el conocimiento es una construcción subjetiva que el hombre realiza en base a ciertas categorías e ideas que posee ya de una forma innata, es decir, a priori, lo que significa “anterior a la experiencia” (por lo que a posteriori significa “después de la experiencia”).

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Capítulo II. El Problema del Conocimiento

El Materialismo Dialéctico. Posición que sostiene que el conocimiento requiere tanto de la razón como de la expe-riencia, según queramos saber cómo son las cosas, o por qué son las cosas. En última instancia, es la praxis, la unión de la teoría y la práctica, la razón y la experiencia, la fuente u ori-gen del conocimiento.

2.3 La posibilidad del conocimiento.

Hemos hablado ya de la esencia del conocimiento y de su origen, y llegado a algunas conclusiones importantes y parecie-ra que ya está todo dicho. Y sin embrago aún podemos pregun-tar: ¿es posible el conocimiento? En realidad ¿podemos saber algo acerca del mundo en que vivimos, o nuestros conocimien-tos no son más que ilusión y fantasía? La pregunta es tentado-ra y pareciera que puede ponernos en problemas, sobre todo cuando grandes filósofos como Kant, sostienen que la esencia del mundo, “la cosa en sí”, es imposible conocerla y que sólo po-demos conocer el aspecto superficial de las cosas; pero no nos dejaremos atrapar, pues ya estamos alertados: el conocimien-to se comprueba llevándolo a la práctica, socialmente, en la in-dustria, en la agricultura, en el laboratorio, en la vida diaria y su expresión actual más típica es la tecnología, sobre todo, en la electrónica y la genética, es decir, la física y la biología. Y aunque nos parezca algo natural, como veremos, han existido distintas posiciones filosóficas acerca de esta cuestión, que van desde considerar al conocimiento como algo obviamente posible, has-ta su total negación. Veamos estas teorías sobre la posibilidad del conocimiento.

El Dogmatismo. Es la doctrina que da por hecho que el cono-cimiento es posible, que ni siquiera se cuestiona que este se pue-da lograr. Considera el conocimiento como un proceso natural.

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Iniciación a la Filosofía

Se le llama Dogma a todo aquel conjunto de creencias que se profesan en una religión, es creer en algo sin tener algún tipo de demostración, por eso la palabra dogma se relaciona siem-pre con la fe. Por extensión, se le llama dogmático a alguien que defiende una idea o un principio filosófico sin poseer suficien-tes pruebas. En este caso, el dogmatismo se está aplicando a los primeros filósofos griegos, en la antigüedad, los cuales nun-ca pusieron en duda la capacidad del hombre para conocer la realidad, pues consideraban el conocer como una cualidad tan natural en el hombre como hablar o caminar, aunque a mí me parecería mejor aplicarles el epíteto de “ingenuos”, pues ahora sabemos que el hombre requiere de un largo y penoso periodo de aprendizaje y vivir entre humanos para aprender a hablar y caminar, e, igualmente, para aprender a pensar. De cualquier forma, el dogmatismo aquí aludido nos indica que en los inicios de la filosofía y la ciencia, se consideraba la capacidad cognos-citiva del hombre como algo incuestionable, natural y perfecta-mente posible. Pero no fue siempre así, pues a la vuelta de algu-nos cientos de años empezaron las dudas, lo que nos da paso a la siguiente doctrina.

El Escepticismo. Es la posición filosófica que sostiene que el conocimiento de la verdad es imposible, es decir, que no po-demos tener certeza de que el conocimiento sea verdadero, por lo cual es siempre sólo probable, una aproximación siempre im-perfecta, nunca acabada, relativa y parcial, por lo que la verdad “absoluta” no existe ni podrá existir nunca.

La palabra escepticismo significa dudar y como ya vimos, se inicia como doctrina filosófica con Descartes, aunque ya siglos antes, en el escolasticismo medieval, se ponía en duda que fuera el hombre, con su observación y razón, el que lograra el conoci-miento, hablándose más bien de que lo que en realidad sucedía era que el hombre recibía “una revelación divina”, que como don

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Capítulo II. El Problema del Conocimiento

de Dios, le permitía hacerse consciente de algo. Con Descartes, esas ideas ya han sido superadas, aunque no así la duda en la posibilidad del hombre de conquistar la verdad sobre el mundo.

En su posición más extrema, el escepticismo se convierte en franco agnosticismo, el cual niega rotundamente que el hom-bre pueda conocer algo, o en un agnosticismo relativo como el de Kant, que sostenía que sólo conocemos de las cosas su apa-riencia externa, o fenómeno, pero nunca su esencia interna o noúmeno, pues el entendimiento humano tiene límites y solo elabora lo que le llega vía los sentidos, es decir, todo lo sabemos por medio nuestro, no sabemos lo que las cosas son sin nosotros sentirlas. Cómo es un árbol no pensado ni sentido por los hom-bres, no lo sabemos ni lo podremos saber nunca.

Sea como fuere, nunca estará de más una dosis de escepticis-mo en nuestro acercamiento al conocimiento, aunque solo sea para ser críticos y no aceptar fácilmente cualquier idea u opinión hasta tener suficientes pruebas de su veracidad. El escepticismo será negativo, por el contrario, si empezando por dudar de algo, acabamos por dudar de todo, y perder así toda seguridad en los conocimientos bien fundados. Por otro lado, el escepticismo es acertado al afirmar que no existe una verdad absoluta, lo cual es siempre un buen antídoto contra el dogmatismo.

El Pragmatismo. Aunque el pragmatismo no es propiamen-te una doctrina filosófica, sino una política cultural de los países capitalistas globalizados, lo mencionamos aquí porque es la tris-te opinión de mucha gente, sobre todo entre los empresarios. Pragmático significa útil, funcional. Y el pragmatismo entonces sostiene que el conocimiento es verdadero sólo cuando es “útil” o sirve para algo, y falso cuando es “inútil”, entendiendo aquí por útil aquello que permite ganar dinero o poder político. El problema central del pragmatismo, de donde se desprende su falsedad filosófica, es que desplaza el problema de la posibilidad

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Iniciación a la Filosofía

del conocimiento y de su verdad, del terreno de la gnoseología al de los valores, pues el concepto de utilidad es un valor y no una categoría gnoseológica, por lo que el concepto de verdad ya no tiene nada que ver con la relación sujeto-objeto que ya analizamos, sino con una supuesta utilidad que puede significar lo que usted quiera...

El Materialismo Dialéctico. Es la doctrina filosófica, por últi-mo, que sostiene que el conocimiento es posible y que la verdad del conocimiento se demuestra y comprueba en la praxis o prácti-ca productiva social del hombre, donde al ponerse en práctica los conocimientos que tenemos, estos son refutados o confirmados por la realidad. Sostiene que la verdad es siempre relativa y parcial, históricamente limitada y que la verdad absoluta es imposible. En base al tercer modelo del conocimiento que analizamos más atrás podemos concluir que entenderemos por verdad la corres-pondencia entre las propiedades que el objeto del conocimiento posee y las ideas que acerca de este se forma el sujeto cognos-cente. Si hay concordancia, el conocimiento será verdadero, si no hay concordancia, no habrá conocimiento, sino ilusión, confusión o franco y simple error. Recordemos que el conocimiento falso no existe, El conocimiento, o es verdadero o no es conocimien-to, sino error. Por ejemplo: si tomo una piedra y digo: “al soltar la piedra esta se elevará por los aires”, y después al soltarla esta cae pesadamente al suelo, será obvio que no hay concordancia entre el objeto y el sujeto y que por tanto la afirmación “las piedras se elevan por los aires por su propio impulso” será falsa y un craso error que tendré que corregir con nuevas observaciones y nuevas proposiciones más acordes con los hechos observados.

2.4 Los tipos de conocimiento.

Abordemos, por último, el problema de los tipos de conoci-miento, que es el menos problemático de todos. Resulta claro

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Capítulo II. El Problema del Conocimiento

que la filosofía y sus derivados modernos, las ciencias particula-res, no son las únicas formas de conocer el mundo con que cuen-ta el ser humano. Si partimos de definir el conocimiento como la adquisición de datos, información o noticia del mundo en que vivimos por medio de la experiencia, datos que llegan organiza-dos por la razón a nuestra conciencia, nos veremos forzados a reconocer varias formas de conocimiento: el conocimiento sen-sible; el conocimiento racional; el conocimiento intuitivo; el co-nocimiento estético; el conocimiento místico e incluso, pues se han dado casos muy famosos, el conocimiento onírico (cuando un sueño nos revela un descubrimiento o llegamos a saber algo que ignorábamos en estado de vigilia). Es verdad que no están muy bien estudiados y diferenciados y algunos no han sido in-dagados en lo más mínimo, por lo cual, para fines de este libro, reconoceremos los siguientes tipos de conocimiento:

• El conocimiento religioso (místico, intuitivo).• El conocimiento artístico (sensual, estético).• El conocimiento común (sensible, cotidiano).• El conocimiento científico (lógico, racional).• El conocimiento filosófico (racional, intuitivo).

Para los fines de este libro nos ocuparemos tan sólo del co-nocimiento científico y común, por ser los más típicos, del filo-sófico ya hemos hablado lo indispensable y dejamos el conoci-miento religioso y el artístico para mejor ocasión.

El conocimiento común, por su parte, es el conocimiento que todas las personas obtenemos por medio de la experiencia en el transcurso de cada día, para las tareas más simples y co-munes y por nuestros propios medios, ayudados por nuestros padres en nuestra infancia, por maestros y amigos ya mayores y por la televisión, el cine, la radio y la internet el resto de nuestra vida, (desgraciadamente los libros no forman parte de los hábi-tos de la mayoría de la población, la cual prefiere ver la tele, que

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Iniciación a la Filosofía

requiere menos esfuerzo, que leer; o también porque no tiene dinero, aunque es justo decir que hay libros mucho más baratos que una botella de ron o un juego para computadora).

El conocimiento común o vulgar (de vulgo = pueblo) es por tanto el conocimiento que obtenemos en nuestra vida diaria y que nos enseña a hablar, abrocharnos los zapatos, cruzar las ca-lles, tomar el camión, usar la estufa, manejar un auto, etc. Es, como su nombre lo indica, el conocimiento práctico que el co-mún de la gente obtiene para manejar los objetos de la tecno-logía casera diaria y que nos permite jugar, trabajar, transpor-tarnos, comunicarnos y convivir con los demás. Añadiríamos los conocimientos que obtenemos, de manera superficial, confusa e incompleta por medio de la prensa, la radio y la televisión y que nos permite opinar sobre cuestiones de las que no enten-demos realmente nada. (El caso del internet es diferente, pues está en sus inicios y sus posibilidades son enormes para alma-cenar y transmitir información sobre la más extensa gama de temas). El conocimiento común, por tanto, es el conocimiento práctico de valor inmediato para la vida diaria.

El conocimiento científico, por otra parte, aunque surge de inicio del conocimiento común, se eleva sobre este, se espe-cializa, se profundiza y sus características se tornan muy dife-rentes: es el conocimiento que obtenemos con muchos años de esfuerzo en las aulas de las universidades, en las bibliotecas leyendo cientos de libros y en los laboratorios y talleres reali-zando múltiples investigaciones y experimentos, trabajos de campo, encuestas y en fin, un sin número de ensayos, memo-rias, resúmenes y notas de mediciones, cuantificaciones y un etcétera muy largo.

Es un conocimiento especializado, sistematizado, que de-sarrolla un lenguaje preciso, generalmente matemático, de-mostrable, susceptible de comprobación experimental y que

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Capítulo II. El Problema del Conocimiento

además de ser práctico, es teórico, y su finalidad, al igual que la filosofía, es explicar racionalmente la realidad en que vivimos, además de pretender ser predictiva, anticipándose a los hechos, tanto naturales como sociales, para beneficio de los hombres.

Con el fin de sintetizar en un cuadro comparativo las carac-terísticas de ambos tipos de conocimiento presentamos el si-guiente esquema:

TIPOS DE CONOCIMIENTO

CONOCIMIENTO COMÚN

· Subjetivo:· Responde sólo al cómo de las cosas.· Es práctico.· Es inexacto.· Usa un lenguaje vulgar.· Es válido sólo para algunos.· Se basa en la fe o en el principio de autoridad.· Se adquiere al azar.

CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

· Objetivo:· Responde al cómo y al por qué de las cosas.· Es práctico y teórico.· Es preciso.· Usa un lenguaje especializado.· Es universal.· Se basa en la comprobación experimental.· Se adquiere siguiendo un método.· Es predictivo.

2.5 Relación entre filosofía, ciencia e ideología.

He dejado para el final, la diferencia entre conocimiento científico, filosofía e ideología, entendida esta última en su sig-nificado marxista de “falsa conciencia”.

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Iniciación a la Filosofía

De las diferencias y similitudes entre la ciencia y la filosofía, que se circunscriben a la cuestión del método y los propósitos, ya hemos hablado en el primer capítulo, por lo que no es nece-sario volverlo a mencionar aquí, centrándonos preferentemente en la ideología.

Ya desde los tiempos de Francis Bacon, en el siglo XVIII, este decía, en su obra “El Nuevo Organon”, que existían ideas, prejui-cios, intereses y obstáculos de todo tipo que se interponían en el avance del conocimiento científico y que denominó “ídolos”. La ciencia debía desechar estos ídolos o ideas falsas sobre las cosas para poder llegar al verdadero conocimiento.

Más tarde, en la Ilustración, filósofos y pensadores como Di-derot, Montesquieu, Rousseau, D´Alembert y otros, opinaban, en su lucha contra el feudalismo, representado por la aristocra-cia monárquica, que esta se fundaba sobre una serie de ideas erróneas y falsas que sin embargo mantenían como verdaderas a fuerza de autoridad y poder, pues así convenía a sus intereses de clase. El ejemplo típico es la creencia, que la aristocracia in-ventó y la iglesia difundía, de que los reyes eran elegidos en base a un “derecho divino”, y que por lo tanto los reyes lo eran por voluntad de Dios. Los enciclopedistas y revolucionarios ilustra-dos del siglo XVIII lucharon contra este embuste que mantenía al pueblo ignorante, en la sumisión.

Posteriormente, en el siglo XIX, un periodista francés llama-do Antoine-Louis-Claude Destutt, de Tracy, introdujo el término “ideología” en sus escritos. Para él la ideología era todo conjun-to de ideas, más o menos coherentes, que sostenía un individuo o un partido político, dándole al término el sesgo de ideas fal-sas o no bien sustentadas, que se mantenían por simple inte-rés político o económico, aunque la palabra degeneró y llegó a significar simplemente las ideas que defiende una persona, una institución, un partido, un estado, un gobernante, cualquier per-

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Capítulo II. El Problema del Conocimiento

sona de la calle. Después se amplió y se designó como ideología incluso al conjunto de tesis y teorías defendidas por un filósofo o un científico. Este es el sentido general en que se le usa común-mente hoy en día.

Sin embargo, fue Karl Marx el que le dio su significado filo-sófico, e incorporó el término “ideología” como una categoría científica del materialismo histórico. Según este, la ideología es el conjunto de ideas, intereses y valores que defiende la clase dominante en una sociedad, aún sabiendo que son falsos, con el objeto de enmascarar la realidad, ocultar las verdaderas carac-terísticas sociales de opresión y explotación y así poder legiti-mar su dominación y ayudar a que el sistema económico y políti-co en que dominan se reproduzca. Es un término aplicado sobre todo a la sociedad capitalista moderna. Según Marx, la ideolo-gía de la clase dominante se difunde a través de los órganos de estado: gobierno, tribunales, ministerios, juzgados, escuelas, y de los medios de información: prensa, radio, cine, etc., para lle-gar al pueblo oprimido y convencerlo de que la realidad social es como la clase dominante dice y no como el pueblo experimenta que es, propagando, por ejemplo, las ideas de que el capitalismo ha existido siempre, que es el mejor sistema posible, que siem-pre existirían pobres y ricos, que las revoluciones son inútiles, que la explotación del pueblo se debe a la maldad “natural” del hombre, que en la sociedad siempre triunfa el más fuerte, sin importar los medios que use y una serie de barbaridades más, que a pesar de su falsedad manifiesta, la gente va repitiendo por ahí sin saber lo que dice. En realidad lo que la clase dominan-te (políticos, empresarios, terratenientes, comerciantes, ban-queros) hace con la propagación de esas ideas es tergiversar la realidad social, ocultarla a los ojos del pueblo, proponer expli-caciones falsas de los hechos sociales y así poder continuar su dominación, evitando que el pueblo trabajador tome conciencia de las causas reales de su miseria moral y económica y se revele. La ideología sería entonces, en sentido marxista, el conjunto de

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Iniciación a la Filosofía

ideas, prejuicios, valores, intereses y procedimientos de la clase dominante, que esta difunde para ocultar la realidad, legitimar su poder y reproducir el sistema, logrando crear entre el pueblo una “falsa conciencia” que le impediría ver la realidad tal como es, adquirir conciencia de clase y luchar contra el opresor por todos los medios, pacíficos o violentos.

En este sentido, la ideología sería contraria a la filosofía y la ciencia, pues, mientras estas últimas quieren descubrir la verdad, la primera quiere “encubrir” la realidad. Por eso son opuestas, a menos, claro, que el filósofo y el científico estén a sueldo de la clase dominante y que en sus obras, en lugar de decir la verdad, utilicen el lenguaje científico para ocultarla o tergiversarla, volviendo el panorama oscuro y confuso, que los hay. Pero si no es así y el científico y el filósofo son honestos, en sus obras se opondrán siempre, aún sin saberlo o quererlo, a la ideología dominante.

Para comprenderlo mejor podríamos establecer lo siguiente:

¿Qué es la filosofía? Es el conocimiento racional del mundo que el hombre logra con la observación, la reflexión y el pensa-miento lógico.

¿Qué características posee? Es racional, sistemática, univer-sal y radical.

¿Qué es la ciencia? Es la explicación racional y objetiva de la realidad, ya sea natural o social.

¿Qué es la ideología? Es el conjunto de ideas que defiende la clase dominante para reproducir su dominio.

¿Qué significa el término ideología? Hay dos acepciones marxistas: La acepción epistemológica dice que es una falsa

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Capítulo II. El Problema del Conocimiento

conciencia de la realidad. La acepción sociológica que afirma que oculta la realidad, legitima la dominación de la clase domi-nante y reproduce el sistema en que domina.

Tenemos entonces que la función de la legítima filosofía y el auténtico saber científico, es revelar la realidad, buscar la verdad, encontrar las causas de los hechos sociales y naturales, dándole al hombre las herramientas para construir un mundo humano cada vez mejor y más justo, y desde luego, luchar con-tra la demagogia ideológica de los líderes políticos del capitalis-mo globalizado que se escudan en la terminología científica y tecnológica para hacer la guerra, explotar al pueblo trabajador de todo el mundo y enriquecerse a costa de la pobreza y el ham-bre de los pueblos que dominan.

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Iniciación a la Filosofía

C A P Í T U L O T E R C E R O .

ELEMENTOS DE LÓGICA.

Como vimos en el primer capítulo de este libro, que no es más que una visión panorámica de la filosofía en su conjunto, los

primeros filósofos se mostraron interesados, preferentemente, por el cosmos, por ese universo maravilloso y extraño en el que vivimos, que comprende el movimiento de los astros iluminados en la noche, como diamantes sobre un inmenso paño negro, la diversidad increíble de la naturaleza y los afanes de los hombres en su efímera vida.

Sin embargo, no fue sino hasta Sócrates cuando el objeto de estudió de los filósofos dio un giro radical, y de la fisis, se pasó al estudio del hombre, el ser social, perteneciente a una comu-nidad, con responsabilidades políticas y familiares. Sócrates, en pocas palabras, se desentendió de la naturaleza y se centró en el hombre, sobre todo en su conducta moral, por algo es conside-rado el padre de la Ética, como veremos en su momento.

Sócrates fue el maestro callejero e informal del brillante jo-ven Aristocles, mejor conocido por su apodo de Platón, el cual fue a su vez maestro más formal, en su Academia, del joven Aris-tóteles, la primera mente enciclopédica de la historia.

Aristóteles se interesaba por todo, incursionó en muy di-versos campos de estudio y fundó y le dio nombre a una gran variedad de ciencias que se cultivan hasta nuestros días. Era as-

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Capítulo III. Elementos de Lógica

trónomo, matemático, naturalista, biólogo, químico, político y lógico, que es lo que aquí nos interesa, además de historiador del conocimiento alcanzado hasta su época y sistematizador del conocimiento existente. Y aún así, todavía se dio tiempo para ser maestro del hijo del rey de Macedonia, Alejandro Magno, y escribir decenas de libros.

Entrando a nuestro tema, debemos decir que no fue él quien inició los estudios de lógica, sino Parménides, pero sí fue el que la sistematizó y desarrolló.

Desde luego que el ser humano desde tiempos prehistó-ricos antiquísimos ya pensaba lógicamente, pero no lo sabía, pues realizaba sus razonamientos de una forma espontánea y acuciada por las necesidades, a pesar de su fantasía inquieta y la creación de mitos y leyendas fantásticas. ¿Y no hasta hoy en día existen novelistas, cuentistas y cineastas que crean obras de ficción maravillosas? ¡Claro que sí! Y esas leyendas, mitos y obras son perfectamente lógicas, es decir, coherentes, a pesar de ser fantasía.

La maravilla de Aristóteles, influenciado por Sócrates, a tra-vés de Platón, su gran maestro, es que por primera vez se hizo este planteamiento: el hombre conoce el mundo por medio de la razón, pensando, solo que ¿cómo pensamos? Es decir, fue el primero que pensó en el pensamiento, y en cómo podría estruc-turarse este.

De este modo enfocó su talento al nuevo problema y decidió averiguar cómo pensamos los seres humanos. ¿El resultado? “El Gran Órganon”, o tratado de lógica, que escribió como resulta-do de sus estudios. En este capítulo daremos un repaso general a los elementos fundamentales de la lógica formal o aristotéli-ca, por ser necesarios para la comprensión del mundo y el avan-ce a formas de pensamiento más desarrolladas.

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Iniciación a la Filosofía

3.1 Función e importancia de la lógica.

El estudio de la lógica nos permite desarrollar un pensa-miento correcto, aunque no necesariamente verdadero. Pense-mos en que lo que le interesaba a Aristóteles, como a cualquier científico y filósofo de nuestros días, era evitar errores en sus ideas, y por la vía de un razonamiento preciso, tener más posibi-lidades de llegar a la verdad de un conocimiento cualquiera. La lógica permite eso precisamente.

Por lo tanto, su función consiste en evitar errores y contra-dicciones en nuestros razonamientos, haciéndolos más claros y precisos, sirviéndonos de guía en el camino de la investigación de cualquier hecho o proceso de la realidad. En el fondo, la ló-gica no es más que el método de investigación aplicado en un caso concreto de conocimiento, aunque el desarrollo de la me-todología como disciplina gnoseológica será labor de filósofos de épocas posteriores.

De ahí que la importancia de la lógica sea obvia: facilitar la labor del científico y el filósofo en su investigación de la realidad.

3.2 Definición de lógica.

La palabra “lógica” proviene de dos palabras griegas: lo-gos, que significa en este contexto pensamiento, y el sufijo iké, que significa relativo a. Por lo que, etimológicamente, lógica significa “pensamiento sobre el pensamiento”, y en la acep-ción correlativa de logos, que también significa estudio, trata-do, ciencia, sería: “ciencia del pensamiento”, que es la defini-ción que nos interesa.

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Capítulo III. Elementos de Lógica

3.3 Las formas del pensamiento.

Aristóteles, abocado al estudio del pensamiento, descubre algo muy importante: el pensamiento, objeto de la lógica, se compone de dos partes: la Forma y el Contenido.

El contenido del pensamiento es todo aquello en que pensa-mos, todo lo que ocupa nuestra atención en un momento dado, ya sea lo que deseamos, lo que imaginamos, necesitamos, año-ramos o esperamos. El contenido del pensamiento puede ser virtualmente infinito, pues es todo aquello que pasa por nuestra mente. Las causas por las cuales pensamos algo determinado son de carácter psicológico. Se dice que el que hambre tiene en pan piensa. Por lo tanto, el contenido del pensamiento es objeto de otra ciencia diferente de la lógica, la psicología, que estudia entre otras cosas, las motivaciones de nuestros pensamientos. Por eso a la lógica no le interesa el contenido del pensamiento.

La forma del pensamiento se refiere a cómo pensamos lo que pensamos, es decir, la estructura que tienen nuestros pen-samientos. Hagamos un símil. Sabemos que el agua no tiene forma, adquiere la forma del recipiente que la contiene. De igual manera, podríamos imaginar que nuestros pensamientos son un fluido que no tiene forma alguna pero que al ser pensados adquieren la forma de ciertas estructuras, que Aristóteles llamó “Formas del pensamiento”. Esto sí le interesa a la lógica, por lo cual se llama también Lógica Formal.

La lógica formal es entonces la ciencia que estudia las formas del pensamiento, analizadas desde el punto de vista de su estructura. Como es una ciencia normativa, como la gramática, también pode-mos decir que la lógica es la ciencia de las reglas que se deben seguir para obtener un pensamiento correcto, igual que tenemos que ob-servar las reglas de la gramática para escribir correctamente.

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Iniciación a la Filosofía

Aristóteles, investigando las formas del pensamiento, llega a la conclusión asombrosa de que el número infinito de cosas que podemos pensar lo hacemos sólo en base a tres formas del pensamiento, que son:

• El concepto.• El juicio.• El razonamiento.

Vemos en qué consiste cada uno de ellos.

El concepto.

El desarrollo de la idea de “concepto” es una de las contribu-ciones más notables en la historia del pensamiento, pues resul-ta, valga la redundancia, un concepto básico.

El concepto es la unidad mínima del pensamiento, algo si-milar a los ladrillos necesarios para construir una casa. Por con-cepto entenderemos un pensamiento acerca de las propiedades de un objeto, una síntesis del conocimiento, adquirido a través de miles de años, de las múltiples características de un objeto, condensada en una idea.

Así, cuando enunciamos el concepto “árbol”, estamos sig-nificando el objeto designado con ese nombre, más todas sus propiedades y características: forma, tamaño, consistencia, co-lor, etc., sin mencionarlas todas, pues el concepto ya las implica.

La expresión verbal del concepto, es el nombre con que de-signamos los diferentes objetos que nos rodean.

Los conceptos nos sirven para identificar un objeto de otros y a la vez para diferenciarlo de otros objetos parecidos. No es lo

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Capítulo III. Elementos de Lógica

mismo la nieve que el hielo, un arbusto que un árbol, una cani-ca que un balón, un hombre que un mono. Son parecidos, pero cada uno es designado por su propio nombre, detrás del cual se encuentra su concepto.

El juicio.

Cuando en nuestra mente unimos dos o más conceptos, co-menzamos a “armar” ideas más complejas, que implican aña-dir al objeto alguna de sus propiedades sobresalientes. No es lo mismo decir: “ese objeto es un árbol”, que “es un árbol her-moso”, o “un árbol frondoso”. En el segundo caso se trata de un pensamiento más completo porque estamos adjudicándole al simple concepto de “árbol”, una propiedad, una característi-ca: “hermoso”, “frondoso”. Pues bien, cuando hacemos eso, ya no estamos en el terreno de los conceptos, sino que llegamos a otra forma del pensamiento, a la que llamamos juicio.

El juicio es un pensamiento en el que afirmamos o negamos algo de algo, donde esto que se afirma o que se niega puede ser verdadero o falso.

Los juicios están compuestos de conceptos que forman propo-siciones. Por eso, la expresión verbal del juicio es la proposición. Todo juicio es una proposición, pero no toda proposición es un juicio. Por ejemplo, la proposición imperativa “¡cállate!” no es un juicio, al igual que la proposición interrogativa “¿cómo te llamas?” tampoco lo es.

Veamos algunos ejemplos de juicios o proposiciones:

• “El árbol es un ser vivo y es un vegetal”.• “Si es una estrella entonces posee luz propia”.• “El cuadrado no es un cubo”.• “X + 2 = 3”• “A + B = C”

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Iniciación a la Filosofía

El razonamiento.

El razonamiento es la forma del pensamiento más comple-to, pues está formado de conceptos, que a su vez forman juicios, que a su vez se relacionan entre sí en diversa forma que veremos más adelante.

El razonamiento es el pensamiento por medio del cual obte-nemos un conocimiento nuevo, inferido, a partir de otros cono-cimientos adquiridos previamente.

La expresión verbal del razonamiento es el argumento, con el cual explicamos, demostramos o defendemos una tesis, cual-quiera que esta sea.

Si vemos, por vía de ejemplo, salir humo de una casa, pode-mos inferir que en esa casa algo se está quemando, aunque no veamos el fuego, pues tenemos ya el conocimiento previo de que el fuego produce humo. Si lanzamos una piedra al río, sabemos que esta se hundirá, etc. El razonamiento nos guía en la vida prác-tica para decidir qué acciones llevar a cabo y cuáles no, y en el pensamiento teórico nos permite elegir los argumentos válidos y necesarios para explicar determinados hechos. Sin embargo, el razonamiento por sí mismo, independiente de la experiencia, puede hacernos caer en errores. Por ejemplo, si lanzamos dos ob-jetos de diferentes pesos desde una altura determinada, podemos inferir que el objeto de mayor peso caerá primero. Sin embargo, si esto lo llevamos a la práctica en un experimento, veremos que no es así, ambos objetos caen al mismo tiempo. Eso sucedió en la historia de la ciencia en la época de Galileo Galilei, el cual se ocu-pó de poner en práctica muchas conclusiones que los científicos obtenían antes por puro razonamiento, sin ocuparse de probarlo mediante un experimento, lo cual hacía caer a la ciencia en mu-chas tonterías: se creía que la tierra era plana, que no se movía,

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Capítulo III. Elementos de Lógica

que era el centro del universo, que era el sol y los astros lo que se movían alrededor de la tierra, que el movimiento de los astros era circular, que las especies vegetales y animales no variaban, que la edad del mundo no pasaba de cuatro mil años, etc. El razona-miento es entonces necesario, pero no suficiente, pues tiene que ser corroborado por la experiencia.

Ejemplo de un razonamiento:

• “Todos los hombres son racionales”.• “Juan es un hombre”.• “Por lo tanto, Juan es racional”.

*• “Todas las estrellas poseen luz propia”.• “Nuestro sol es una estrella”.• “Por lo tanto, nuestro sol posee luz propia”.

Todos los días hacemos miles de razonamientos, de forma tan espontánea, que ya no nos damos cuenta, pero en los he-chos nos permiten tomar decisiones continuamente:

“En los talleres mecánicos reparan autos, mi auto se descom-puso, por lo tanto llevaré mi auto al taller mecánico”. “En la uni-versidad se estudia para abogado, yo quiero ser abogado, por lo tanto, estudiaré en la universidad”. “Trabajando se gana dinero, yo necesito dinero, por lo tanto yo trabajaré”, etc. No importa lo simple o complicado del razonamiento, siempre partiré de unas premisas o conocimiento antecedente, para llegar a una conclu-sión o conocimiento consecuente, como veremos a continuación.

La forma lógica de los juicios y los razonamientos.

Lo importante de la lógica es que descubre, tanto en los jui-cios como en los razonamientos, una forma o estructura, que es siempre la misma, sea cual sea el contenido que expresan.

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Iniciación a la Filosofía

Ilustremos esto de manera concreta, viendo la forma lógica de los juicios:

Los juicios, como ya vimos, están constituidos por concep-tos, designan diversos contenidos, pero poseen todos, la misma forma lógica.

Por ejemplo, tenemos los siguientes juicios:

• “Todos los seres humanos son racionales”.• “Todos los gatos son mamíferos”.• “Todos los cuadrados son figuras geométricas”.

Podemos ver que estos tres juicios tienen diferentes conte-nidos, pero siempre la misma estructura:

Así es: Cada uno de ellos posee un sujeto, simbolizado con la letra (S), es decir, de quién se habla:

• Seres humanos.• Gatos.• Cuadrados.

Así mismo, cada uno de ellos posee una propiedad que los caracteriza, en lógica llamada predicado, y que se simboliza con la letra (P). Los predicados de nuestros sujetos serían:

• Racionales.• Mamíferos.• Figuras geométricas.

Analizando estas características de los juicios, podemos for-mular una regla general para ellos, que es:

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Capítulo III. Elementos de Lógica

“Todos los S son P”

O bien, todo sujeto tiene un predicado. Es importante hacer notar que entre el sujeto y su predicado hay una partícula que los enlaza: es el verbo ser (si, nuestro SER ontológico): “El árbol ES un vegetal”. También puede ser un enlace el verbo tener y estar.

Veamos ahora la forma lógica del razonamiento en base a algunos ejemplos:

• “Todos los planetas giran alrededor de una estrella”.• “La tierra es un planeta”.• “Por lo tanto, la tierra gira alrededor de una estrella”.

O bien:

• “Todos los vegetales son seres vivos”.• “El árbol es un vegetal”.• “Por lo tanto, el árbol es un ser vivo”.

En estos dos razonamientos, a pesar de su diferente conte-nido, encontramos una forma lógica común: los dos constan de TRES JUICIOS, de los cuales los dos primeros constituyen PRE-MISAS o “conocimiento antecedente”, y el último está formado por conceptos ya incluidos en las premisas, formando la CON-CLUSIÓN o “conocimiento consecuente”.

A la primera premisa la llamaremos PREMISA MAYOR, pues su grado de generalidad es el mayor. Por ejemplo, al decir: “To-dos los vegetales son seres vivos”, nos estamos refiriendo a la totalidad de los vegetales, sin excepción alguna.

A la segunda premisa le llamaremos PREMISA MENOR, pues su grado de generalidad es menor. Por ejemplo, al decir:

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Iniciación a la Filosofía

“El árbol es un vegetal”, queremos indicar que de todos los ve-getales, una parte son los árboles, existiendo vegetales que no son árboles.

La conclusión, que también es un juicio, está formada por conceptos que ya se encuentran en las dos premisas anteriores, infiriéndose de ellas, pues ya está de hecho implícita. Por ejem-plo, si razono:

• “Todos los partidos políticos luchan por el poder”.• “El PRD es un partido político”.

Es obvio que la conclusión debe ser:• “Por lo tanto, el PRD lucha por el poder”.

La conclusión tiene todavía un grado de generalidad menor que las premisas, pues, en el ejemplo anterior, el PRD es sólo uno de los muchos partidos políticos que existen en México. Se trata en este caso de un juicio singular.

Recordemos que los razonamientos están formados por juicios y que estos, según se refieran a uno, varios o todos los objetos de una misma clase, poseerán diferente grado de gene-ralidad. Tenemos entonces que los juicios, por su grado de gene-ralidad, pueden ser:

• Singulares afirmativos. Por ejemplo: “María es bonita”, pues nos referimos a una sola mujer de la que afirma-mos algo.

• Singulares negativos. Por ejemplo: “María no es bonita”, pues negamos algo a María: el ser bonita.

• Particulares afirmativos. Por ejemplo: “Algunos planetas del sistema solar son gaseosos”, pues afirmamos una propiedad de sólo una parte de los planetas del sistema solar, no de todos.

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Capítulo III. Elementos de Lógica

• Particulares negativos. Por ejemplo: “Algunos ciudada-nos no son estudiantes”, pues negamos que una parte de la ciudadanía sea estudiante.

• Universales afirmativos. Por ejemplo: “Todas las estre-llas son soles y poseen luz propia”, pues afirmamos que la totalidad de las estrellas, sin excepción, son soles y po-seen luz propia.

• Universales negativos. Por ejemplo: “Ningún planeta es una estrella”, pues negamos que en su totalidad, ningún planeta posee la cualidad de una estrella.

Recordemos que tanto los juicios, como los razonamientos, están formados, al fin de cuentas, por conceptos. Pues resulta que los conceptos también pueden ser singulares, particulares y universales.

Los términos “un”, “algunos”, “todos”, “ningún”, se llaman CUANTIFICADORES y expresan el grado de generalidad de los conceptos y los juicios.

Los conceptos poseen también otras dos cualidades im-portantes:

La intensión (o contenido), que hace referencia al objeto que expresa el concepto. Por ejemplo: “campesino asalaria-do”, donde establecemos la característica especial de un cam-pesino dado, el de ser asalariado, diferenciándolo de aquellos que no lo son.

La extensión, que hace referencia a la cantidad de objetos que poseen la misma cualidad. Por ejemplo “en México, el 70% de los campesinos son asalariados”.

Todos los conceptos que se refieren al mismo objeto forman una clase. Por ejemplo: la clase de los campesinos; la clase de los

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Iniciación a la Filosofía

planetas; la clase de los vegetales, etc., que es la forma en que los científicos CLASIFICAN los objetos de estudio, los diferen-cian y ordenan y pueden DEFINIRLOS según su cualidad común. Por ejemplo: de los vegetales, el ser seres vivos; de las estrellas, el ser soles con luz propia; de los hombres, el tener razonamien-to; de las moléculas, el estar constituidas por átomos, etcétera.

Como podemos ver, la lógica nos permite poner orden y coherencia en nuestros pensamientos, facilitándonos la tarea de elaborar razonamientos correctos, lo que nos ayuda, al final de cuentas, a conocer más fácilmente el mundo que nos ro-dea. De igual forma, nos ayuda, al estudiar un texto científico, o al apreciar una obra literaria, establecer la corrección de sus enunciados, y por ende, la posible verdad de sus afirmaciones o negaciones.

La lógica no nos permite comprobar la verdad de una pro-posición, pero sí, establecer la demostración de su corrección y coherencia. Por eso, se dice que la lógica formal “es necesaria, pero no suficiente”. Esto quiere decir que en la mayoría de los casos, la demostración de un enunciado se tiene que obtener recurriendo a la experiencia, o directamente aplicando un expe-rimento científico para el caso que se trate.

3.4 Los tipos de razonamiento.

La ciencia y la filosofía se expresan por medio de razona-mientos, es decir, de argumentos, en los cuales ya van incluidos juicios y conceptos. Ahora bien, resulta que existen diversos ti-pos de razonamiento. Los que hemos analizado como ejemplos en la sección anterior son todos razonamientos deductivos, en los que la primera premisa es de mayor grado de generalidad que la conclusión, pero los hay también inductivos y por ana-logía, como veremos enseguida. Lo importante que se podría

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Capítulo III. Elementos de Lógica

decir antes de ver los diferentes tipos, es que el razonamiento deductivo, en su forma clásica, establecida por Aristóteles, do-minó el pensamiento filosófico por más de mil años, convirtién-dose con el tiempo en un obstáculo para el avance del conoci-miento científico, pues en ese tipo de razonamiento se parte siempre de un juicio universal como premisa mayor, sin que se discuta su validez o verdad, convirtiéndose en un dogma lógico, afirmándose muchas tonterías que después el método experi-mental inductivo demostró como falacias. Por ejemplo: la exis-tencia de esferas celestes perfectas, la existencia de un primer motor inmóvil, la existencia del éter, la afirmación de que las co-sas pesadas deberían caer más rápido que las ligeras, la imposi-bilidad de la existencia de otros mundos, etc. Afirmaciones que el razonamiento inductivo, aplicado por primera vez, con éxito, por Galileo Galilei, echó por tierra.

El razonamiento deductivo.

La deducción es una operación racional que podemos en-tender como el razonamiento que va de un conocimiento gene-ral a un conocimiento nuevo de carácter particular, y que tiene la función de DEMOSTRAR la validez del conocimiento general (verdadero o supuesto), a través de su veracidad en muchos ca-sos particulares. Ejemplo:

• “Todos los planetas son esferas celestes perfectas”.• “La Tierra es un planeta”.• “Por lo tanto, la Tierra es una esfera celeste perfecta”.

(Podemos cuestionar la veracidad de este razonamiento, pero su forma lógica es correcta).

En la estructura de este razonamiento deductivo vemos que se parte de un juicio de carácter general:

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Iniciación a la Filosofía

• “Todos los planetas son esferas celestes perfectas”.

ya conocido (o imaginado), que denominamos conocimiento antecedente, para llegar a su demostración a través de una clase especial de planeta, la Tierra, expresado en el juicio particular:

• “La Tierra es un planeta”.

lo que nos permite deducir que, efectivamente, los planetas son esferas celestes perfectas, conclusión que denominamos conocimiento consecuente.

Como podemos ver, la deducción no descubre, sólo demuestra.

En este caso he decidido tomar como ejemplo un razonamien-to falso, refutado por la astronomía moderna, para demostrar que aún partiendo de razonamientos lógicamente correctos, se pueden afirmar enormes errores. Ahora sabemos que las famosas “esferas celestes” de Aristóteles no existen, y sin embargo, esta opinión prevaleció en el discurso filosófico por más de mil años.

El razonamiento inductivo.

La inducción es una forma de razonar que conduce al descu-brimiento de propiedades generales en los objetos, partiendo de la investigación de muchos casos particulares.

La inducción es un razonamiento opuesto a la deducción, y consiste en que, partiendo del conocimiento de muchos casos particulares, se llega a establecer un conocimiento general apli-cable a todos los casos estudiados, es decir, descubre una o va-rias propiedades que son comunes a toda una clase de objetos, e incluso a todos los objetos existentes. A partir de ese conoci-miento general, común a muchos objetos de la misma clase, es posible establecer una ley científica.

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Capítulo III. Elementos de Lógica

Por ejemplo: “Se estudian los movimientos de los planetas del sistema solar observados desde la Tierra. Primero, se descu-bre que la Tierra gira alrededor del sol y no el sol alrededor de la Tierra, como se observa aparentemente; después, se descubre que Mercurio y Venus giran también alrededor del sol; posterior-mente se descubre que Marte, Júpiter, Saturno y Urano giran también alrededor del sol; por último, se confirma que Neptuno y Plutón también giran alrededor del sol”. Conclusión: “En base a las observaciones confirmadas se establece que todos los pla-netas del sistema solar giran alrededor del sol”.

Este conocimiento, obtenido inductivamente, se establece como una ley general. Posteriormente, se descubre que estas evoluciones de los planetas alrededor del sol son regulares y que sus órbitas son elípticas y no circulares, como se creía antigua-mente. Se establecen entonces las leyes del movimiento plane-tario gracias a las observaciones de Johannes Kepler.

Como podemos ver, la inducción es un razonamiento que es-tablece un procedimiento completamente diferente a la deduc-ción y que permite, efectivamente, descubrir nuevas propiedades y características en los fenómenos y procesos de la naturaleza y la sociedad, permitiendo constatar muchas aseveraciones que antes se tenían por ciertas por vía deductiva. Es un método o pro-cedimiento revolucionario que dio lugar al desarrollo de la ciencia moderna y al método experimental, aunque los filósofos y cientí-ficos requirieron para lograr esto oponerse críticamente a la auto-ridad de Aristóteles, basada en el razonamiento deductivo. Se lo debemos esto a hombres como Galileo, Newton, Bacon, y otros más. De esta manera se le da el primer golpe demoledor a la filo-sofía tradicional de tipo especulativo-deductivo.

Ahora bien, podemos distinguir dos tipos de inducción: la in-ducción incompleta y la inducción completa.

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Iniciación a la Filosofía

La inducción incompleta formula una ley general par-tiendo del estudio de una parte de los objetos de una clase, extendiendo esa ley a todos los casos no estudiados. Se em-plea en los casos de clases infinitas. Por ejemplo: “la clase formada por las estrellas de la vía láctea”. Es obvio que re-sulta imposible estudiar las características de todas y cada una de las estrellas de nuestra galaxia, que suman aproxima-damente cien mil millones. En tal caso se estudian las más cercanas, en diferentes etapas de formación, composición, tamaño, y después, las propiedades descubiertas en ellas se amplían o extienden a las estrellas no estudiadas, partiendo del supuesto de la semejanza, es decir, a través del razona-miento por analogía.

La inducción completa formula una ley general partiendo del estudio de todos los objetos de una clase. Se aplica cuando los miembros de una clase son finitos y se pueden estudiar en su totalidad. Por ejemplo: la clase formada por las figuras geomé-tricas planas, las cuales sí podemos analizar una por una.

Se comprende que el tipo de inducción más empleado es la incompleta o amplificadora, pues la mayoría de los objetos del universo que nos rodea forman clases virtualmente infinitas.

El razonamiento por analogía.

Existe un tercer tipo de razonamiento que ha sido muy útil a lo largo de toda la historia de la humanidad y que quizá sea el más antiguo de todos: la analogía. Pasar de lo conocido a lo desconocido, basándose en el parecido entre dos objetos, entre dos ideas, entre dos sucesos, es una forma común de co-nocimiento. Y es un hecho natural ¿No es verdad que el pareci-do entre dos mujeres nos hace experimentar el mismo tipo de reacciones? Claro que sí, y el hecho se funda en que las cosas se

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parecen entre sí. ¿No se parece el humo a la neblina, no es si-milar una mula a un caballo, un lobo a un perro, un ladrón a una persona honrada? ¿No nos parece semejante el dormir al mo-rir, el imaginar al soñar? Y desde luego, ese parecido nos hace suponer que las propiedades y características de una cosa, las ha de tener también su semejante. Y sin embargo, ¿cuántas veces nos equivocamos? Y es que la semejanza es sólo proba-ble, nunca unívoca.

Veamos.

El razonamiento por analogía consiste en atribuir a una cosa, fenómeno o suceso que investigamos, las propiedades de otro objeto SIMILAR ya conocido.

Una característica de la analogía, consiste en que la con-clusión se mantiene en el mismo grado de generalidad que en las premisas, por lo que en rigor no pertenece ni a la deducción ni a la inducción, aunque se asocia a esta última por el carácter probable de las conclusiones obtenidas. Es una “transducción”. En efecto, en la analogía, nuestro pensamiento no pasa de lo general a lo particular, ni de lo particular a lo general. La causa de esta peculiar cualidad de la analogía consiste en que ambos términos comparados son análogos, palabra griega que significa “iguales”, “semejantes”, “similares”.

En la analogía se deja ver con clara sencillez el tránsito de lo conocido a lo desconocido, basándose en la semejanza entre dos cosas. Porque algo importante que nos enseña la analogía es que el proceso del conocimiento, al contrario de lo que obvia-mente pudiéramos creer, pasa de lo ya conocido a lo desconoci-do, de lo ya comprendido a lo que aún no entendemos.

La fórmula de la analogía es:

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Iniciación a la Filosofía

• “S es P• S’ es semejante a S• Luego entonces, S’ es probablemente P”

Recordemos la fórmula del juicio: “todo S es P”, y veamos ahora que si S (el sujeto) es P (su predicado) y si S’ prima (el ob-jeto análogo) es semejante a P (el objeto conocido), entonces es probable que el objeto análogo sea como P, el predicado de S.

Veamos un ejemplo:

• “La Tierra (S) es un planeta habitado por seres vivos (P),• Marte (S’) es muy semejante a la Tierra (S),• Luego entonces Marte (S’) también está, probablemen-

te, habitado por seres vivos (P)”.

Nótese que siempre decimos probablemente, pues la certeza del conocimiento, como ya vimos, es problemática y requiere de una comprobación que, en el caso de Marte, es difícil de lle-var a cabo.

En rigor, podemos afirmar que todos los conocimientos científicos y filosóficos son probables, son hipótesis en vías de comprobación, pues, aunque las usemos y las experimentemos, nadie sabe con certeza qué es la luz, la gravedad, la energía, la vida, la muerte, la naturaleza, el universo. No lo olvidemos, no existe la verdad absoluta, sólo verdades parciales, relativas, aproximadas, a lo que son las cosas. El razonamiento por ana-logía deja esto bien claro. Imaginar y soñar puede parecernos semejante, pero, ¿quién sabe en realidad que es el sueño y que es la imaginación?

Sin embargo, el razonamiento por analogía es posible gra-cias a la certidumbre que tenemos de la certeza del contenido de la primera premisa u objeto ya conocido, que nos sirve de

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Capítulo III. Elementos de Lógica

punto de apoyo para hacer la analogía, y que se basa en la con-vicción que tenemos de la LEGALIDAD de la naturaleza, es de-cir, en que está sujeta a leyes que podemos descubrir, formular y utilizar en nuestro beneficio.

3.5 Las reglas básicas de la lógica.

Antes de pasar al tema de la lógica proposicional, es nece-sario mencionar las reglas o leyes básicas de la lógica formal, que nos permiten, al ser llevadas a la práctica, es decir, cuando la ley se convierte en regla, obtener un pensamiento correcto con valor de verdad. Es importante aclarar que la lógica formal es bivalente, esto es, posee sólo dos valores posibles en cual-quier proposición: verdadero o falso, sin término medio posible. Un juicio cualquiera, por ejemplo: “el capitalismo globalizado es causante de pobreza”, es verdadero o es falso, pero no puede ser las dos cosas al mismo tiempo. Aunque para eso debemos llamar a las cosas por su nombre y entender que nos referimos al mismo objeto o suceso que nombramos: si hablamos de un árbol nos referimos a un árbol y no a otra cosa. Si hablamos de capitalismo debemos atenernos a su definición y no confundir-lo con otras cosas como “industrialismo” o “democracia”, pues sólo causará confusión en nuestro discurso.

Pues bien, las leyes de la lógica tienen por objeto evitar confusiones.

Ley de la identidad.

Esta ley se puede expresar por medio de la fórmula: “A es A”, que significa que si sustituimos el signo “A” por la designa-ción de un objeto cualquiera, este sería siempre igual a sí mis-mo. Si en lugar de la letra “A” ponemos el objeto “silla”, ten-dríamos que “una silla es una silla”, o dicho de otro modo, que

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una silla siempre será identificada como una silla y no como un banco o una mecedora. De ello se concluye que esta ley exclu-ye la diferencia y el cambio de una cosa consigo misma. Sería falso decir que una silla es una mesa. Una mesa es una mesa y no un escritorio, aunque a veces usemos el escritorio como mesa o la mesa como escritorio. Un niño no se parece en nada a sí mismo cuando es ya un anciano y sin embargo siempre lo identificamos con el mismo nombre, a pesar de lo que haya cambiado en su vida. Esto significa que la ley de la identidad hace caso omiso de los cambios y transformaciones que sufre una cosa mientras existe. Esto nos permite evitar confusiones al designar a un objeto siempre con el mismo nombre (y el mis-mo concepto), a pesar de sus cambios.

Ley de la no contradicción.

Aristóteles le tenía terror a la contradicción, y veía en ella una señal de error en cualquier proposición. Sin embargo, es justo admitir que las contradicciones existen y hay que tomar-las en cuenta. A veces decimos lo que no pensamos o actua-mos en franca contradicción con lo que decimos o pensamos. En los países capitalistas se dice que la libre empresa es into-cable y sin embargo vemos la existencia de enormes monopo-lios económicos. En los países democráticos se dice que reina la libertad y no obstante vemos represión y autoritarismo. En los países latinoamericanos dicen sus gobiernos que trabajan para el pueblo y cada vez vemos más ciudadanos pobres y más gobernantes ricos, etc.

A pesar de la existencia de la contradicción, la lógica formal se hace de cuenta de que esas contradicciones no existen y es-tablece que, en la forma, las proposiciones no deben ser contra-dictorias. Recordemos que lo lógico no necesariamente es real, ni lo real necesariamente lógico, aunque si no actuáramos regi-dos por la lógica, difícilmente nos podríamos poner de acuerdo.

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La ley de la no contradicción nos dice que si tenemos dos jui-cios, en uno de los cuales se afirma algo acerca de un objeto: “A es B”, mientras que en otro juicio, al mismo tiempo, se niega lo mismo de dicho objeto: “A no es B”, ambos juicios no pueden ser verdaderos a la vez. Esto quiere decir que alguno de los dos jui-cios es verdadero y el otro falso, necesariamente. Por ejemplo, si digo “La tierra es un planeta” y en seguida otra persona dice “La tierra no es un planeta”, es obvio que las dos proposiciones no pueden ser verdaderas al mismo tiempo. Por necesidad lógi-ca una es verdadera y la otra falsa. Si no fuera así, no nos podría-mos entender.

Ley de tercero excluido.

Esta ley complementa la anterior al afirmar que de dos jui-cios que se niegan (“A es B”; “A no es B”), al no poder ser los dos verdaderos y por lo tanto uno de los dos ser necesariamente verdadero y el otro falso, no existe una tercera posibilidad. No puede un juicio ser medio falso o medio verdadero, o aproxima-do o quizá, tal vez, falso o verdadero. Es una ley tajante, un jui-cio o es falso, o es verdadero.

Sería interesante que el lector realizara en base a todo lo dicho hasta ahora sobre lógica, algunos ejercicios que amable-mente se le proponen en la sección correspondiente, pues si no lo hiciera, no sería lógico.

3.6 Las proposiciones descriptivas.

Hemos llegado así al último tema de este capítulo, en el cual señalaremos que, desde luego, la lógica no ha permaneci-do estática desde su sistematización por Aristóteles. Ha tenido también un proceso de desarrollo, como todas las ciencias, en

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Iniciación a la Filosofía

el cual se ha modificado y profundizado, por lo que de hecho podemos hablar de tres tipos de lógica:

Primero, tendríamos a la lógica aristotélica o lógica for-mal, que ya vimos en sus aspectos más esenciales y que es la más antigua.

Segundo, el desarrollo, a partir de Hegel, de una lógica dia-léctica, aún en estado embrionario, que tuvo su ulterior desarro-llo, también muy elemental, por Marx y los siguientes pensado-res marxistas de Europa y América. De hecho, podríamos decir que la dialéctica es más que un tipo de lógica, pues se presen-ta, tanto en Hegel en su versión idealista, como en Marx, en su versión materialista, como una concepción general del mundo, como un proceso lógico del pensamiento y como un método de investigación científico de la realidad. La dialéctica considera al mundo como un proceso en movimiento, cambio y transforma-ción continuos, donde el motor, por decirlo así, de los cambios y transformaciones que sufren todos los objetos del universo, es la existencia de contradicciones internas en los mismos objetos y fenómenos, contradicciones que en su interacción producen el movimiento y existencia misma del universo todo. Esos cam-bios y contradicciones que sufre el mundo se verán reflejados en la conciencia del hombre en forma de lógica, pero de una lógica que va más allá de la lógica formal, pues tomaría en cuenta no sólo a la contradicción del pensamiento consigo mismo, sino a la contradicción del pensamiento con la realidad, y de la reali-dad consigo misma. Desgraciadamente, no tenemos espacio aquí para desarrollar este tema que requeriría por sí sólo un libro entero, por lo que invitamos al lector a profundizar en él toman-do como base algunas de las sugerencias bibliográficas que se hacen al final del libro.

Tercero, la lógica simbólica o lógica matemática, desarrollada a partir de los trabajos de matemáticos como Henri Poincaré, Ber-

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trand Russell y filósofos como Wittgenstein, que se conoce como lógica proposicional y que en sus aspectos más elementales vere-mos enseguida, dado el carácter introductorio de este libro.

3.6.1 Proposiciones descriptivas,conectivas lógicas y tablas de verdad.

Comenzaremos por el análisis de las conectivas lógicas, las cuales enlazan proposiciones descriptivas. Les llamamos pro-posiciones descriptivas porque toda proposición lógica describe al sujeto que designan, adjudicándole una o más propiedades esenciales. Por ejemplo, cuando afirmamos que “La tierra es un planeta”, con el predicado “planeta” estamos describiendo una de las propiedades más importantes de la Tierra. Cuando deci-mos “Las estrellas poseen luz propia” estamos señalando con el predicado “luz propia” su característica esencial.

Es necesario indicar que todo objeto, sin excepción, po-see dos cualidades fundamentales: su apariencia externa, sensible a nuestros sentidos y que llamamos fenómeno, y una esencia interna que no vemos, pero que podemos descu-brir. La esencia de un objeto es aquella cualidad que hace que una cosa sea lo que es. Por ejemplo: tomemos una cosa cual-quiera, digamos una tasa que usamos para beber. Lo esencial de la tasa es que contenga líquidos, es decir, que tenga un espacio vacío en el cual verter el líquido. Esa es su esencia. En cambio, no es esencial si la tasa es de metal o de barro, si es verde o amarilla, cúbica o cilíndrica, lo esencial es que contenga líquidos. Pues bien, las proposiciones descriptivas hacen referencia a esa cualidad esencial de las cosas, lo que es importante para su conocimiento científico.

Veamos algunas proposiciones descriptivas:

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Iniciación a la Filosofía

• “El hombre es un ser social”.• “Si es metal entonces es conductor de calor”.• “Los protones tienen carga positiva o negativa”.• “Todo efecto tiene una causa y toda causa tiene un

efecto”.• “El cuadrado no es un cubo”.

De estos ejemplos podemos diferenciar dos tipos de propo-siciones: las proposiciones simples o atómicas, y las proposicio-nes compuestas o moleculares.

Las proposiciones atómicas, son utilizadas para establecer simplemente que una cosa posee determinada propiedad. Se les llama atómicas porque son la unidad básica del lenguaje. Por ejemplo:

• “Los mamíferos tienen la sangre caliente”.• “Todo concepto científico es racional”.• “X - 1 = 0”.

Las proposiciones simples o atómicas se simbolizan con las letras P, Q, R, S, hasta la Z, en mayúsculas.

Las proposiciones moleculares, están formadas por dos o más proposiciones atómicas, enlazadas por un conectivo lógico o término de enlace.

He aquí algunos ejemplos de proposiciones moleculares:

“Si es metal entonces es conductor de electricidad”.“Los protones tienen carga positiva ó negativa”.“El hombre es un ser racional y social”.“Es planeta sí y solo sí no posee luz propia”.“El cuadrado no es un cubo”.

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Capítulo III. Elementos de Lógica

Todas las palabras marcadas en negritas son conectivas ló-gicas, pues sirven de enlace entre dos proposiciones atómicas. Por ejemplo:

• “El hombre es un ser racional” es una proposición atómi-ca a la que añadimos esta otra:

• “El hombre es un ser social”.

Para abreviar la proposición molecular se añade el conectivo lógico “y” que implica una “conjunción”, quedando así:

• “El hombre es un ser racional y social”.

Las conectivas lógicas expresan funciones lógicas que nuestra mente es capaz de realizar, son funciones intelecti-vas nuestras simbolizadas con signos para facilitar su utiliza-ción. Así, tenemos que nuestro intelecto es capaz de afirmar algo: “ La tierra es un planeta”, pero igualmente es capaz de negar algo, por ejemplo: “La tierra no es una estrella” y tene-mos entonces la negación. También somos capaces de juntar dos ideas que se relacionan, por ejemplo: “El sol es una es-trella y emite luz y calor”, y tenemos entonces una conjun-ción. Pero igualmente podemos separar, desjuntar dos ideas que se contraponen, por ejemplo: “Los gatos son mamíferos o son ovíparos”, y tenemos entonces la disyunción. Nuestro intelecto puede también condicionar una cosa si ocurre otra, por ejemplo: “Si es hombre entonces es racional”, y tenemos una condicional, o reforzar la condición, por ejemplo: “Es hombre sí y solo sí es racional”, y tenemos entonces una bi-condicional, que equivale a decir: Si no es racional entonces no es hombre.

Las conectivas lógicas y su simbolización son las siguientes:

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Iniciación a la Filosofía

Símbolo deconectiva Nombre Cómo se lee

-p Negación No PP Q Conjunción P y Q

P Q DisyunciónExclusiva P ó Q

P Q DisyunciónInclusiva P ó Q

P Q Condicional Si P entonces QP Q Bicondicional P sí y solo si Q

Donde P y Q son proposiciones atómicas cualesquiera, pues la forma lógica de una proposición molecular depende del co-nectivo lógico que une dos proposiciones atómicas, y no del contenido específico que pueda tener P o Q. Por ejemplo, pode-mos negar que Marte este habitado, o negar que un gato es un canino, o que María es bonita, y de todas maneras todas estas proposiciones serán una negación.

Lo que nos interesa de las proposiciones descriptivas es si son verdaderas o falsas, y los conectivos lógicos expresan ese valor de verdad en las proposiciones moleculares, si sabemos el valor de verdad o falsedad de las proposiciones moleculares que la componen. Ya sabemos que la verdad o falsedad de una proposición cualquiera, en este caso atómicas, sólo se puede determinar por la experiencia y por su comprobación científica, empírica, determinación que escapa al dominio de la lógica. Las conectivas lógicas nos indican por tanto, solamente, la verdad lógica de las proposiciones moleculares, es decir, su corrección formal. Entonces, por medio de ciertas fórmulas generales pro-pias de cada conectivo, se pueden establecer TABLAS DE VER-DAD que nos auxilien a determinar la veracidad de una propo-

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Capítulo III. Elementos de Lógica

sición cualquiera, filosófica o científica, que caiga en nuestras manos o que formulemos nosotros mismos después de sesudas reflexiones. Existe una tabla de verdad para cada una de las co-nectivas y su función lógica: negación, conjunción, disyunción en sus dos casos, condicional y bicondicional.

Antes de ver cada una de las tablas de verdad, tenemos que entender algo importante. Ya decíamos que la lógica es bivalente, es decir, tiene dos valores: verdadero o falso. Esto significa que cualquier proposición atómica tendrá dos valores posibles sola-mente, verdadero o falso. Simbólicamente lo señalaríamos así:

P= proposición V= verdadero F= falso

Si tuviéramos dos proposiciones atómicas, P y Q, sus posibi-lidades de verdad o falsedad las simbolizaríamos así:

P Q V F F V

Una vez señalado esto, pasemos a analizarlo en las tablas de verdad.

REGLA Y TABLA DE VERDAD DE LA NEGACIÓN.

Sea la proposición P “Sirio es una estrella”. Sea la proposición -P “Sirio no es una estrella”.

Si aplicamos la ley de la no contradicción, sabremos que es-tas dos proposiciones no pueden ser verdaderas al mismo tiem-po, una ha de ser verdadera y otra falsa. Esto se expresa en la regla de la negación de la siguiente manera:

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Iniciación a la Filosofía

Regla: “Cuando una proposición es verdadera, la negación de la misma proposición es falsa”.

En el caso del ejemplo propuesto, sabemos por lo datos que nos proporciona la astronomía que la proposición P:

• “Sirio es una estrella”, es verdadera (V),

Y por lo tanto la proposición -P:

• “Sirio no es una estrella”, es falsa (F).

La tabla de verdad de la negación sería la siguiente:

P P -P V V F F F V

La primera columna nos indica los valores posibles de P, o sea, ser verdadera (V) o falsa (F) pues ya vimos que la lógica es bivalente.

En la segunda columna tenemos el valor de verdad de la proposición que analizamos, en este caso, verdadera (V); por lo tanto, en la segunda columna -P, la proposición resulta falsa (F); de bajo de estos primeros valores están los valores de la otra posibilidad: si la proposición P fuera falsa (F), la proposición -P resultaría verdadera (V).

Recordemos que P y Q son cualquier proposición atómica, y sus posibilidades de verdad o falsedad se expresarían en una tabla de la siguiente manera:

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Capítulo III. Elementos de Lógica

P Q V F F V V V F F

No pudiendo existir ninguna otra posibilidad.

REGLA Y TABLA DE VERDAD DE LA CONJUNCIÓN.

Proposición: “El hombre es un ser racional y un ser social”.

Fórmula: P y Q

Regla: “Sólo cuando ambas proposiciones son verdaderas la conjunción es verdadera, en los demás casos es falsa”.

Tabla:

P Q P y Q V F V V V F V V F F V V F F V F F F F F

Analicemos esta tabla. Identifiquemos primero la proposi-ción atómica P:

• “El hombre es un ser social”.

Que según datos de la ciencia y la experiencia es verdadera (V).

Identifiquemos ahora la proposición atómica Q:

• “El hombre es un ser social”.

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Iniciación a la Filosofía

Que también la ciencia certifica como verdadera (V).

Ambas proposiciones atómicas forman una proposición mo-lecular unida por el conectivo lógico (y) que expresa la función de la Conjunción.

La regla nos indica que solo si ambas proposiciones P y Q son verdaderas, toda la proposición molecular resultará ver-dadera, en todos los demás casos será falsa. La tabla expresa simbólicamente esa regla: las dos primeras columnas indican las posibilidades de verdad o falsedad de P y Q; la tercera columna indica el valor de verdad o falsedad de P, que en el ejemplo es verdadera (V); la cuarta columna indica el valor de verdad o fal-sedad de toda la proposición molecular conjuntiva, que en este caso es verdadera, por eso la distinguimos subrayándola, pues la quinta columna nos indica que Q es también verdadera (V). Los demás símbolos de V y F que están debajo indican todas las demás posibilidades en que la conjunción resultaría falsa.

Es interesante señalar que la lógica proposicional no hace más que sistematizar y formalizar operaciones discursivas, racionales, que hacemos todos los días a cada momento, sólo que de forma espontánea y sin ser conscientes de cómo se llaman y a que regla lógica obedecen. Si somos personas comunes y corrientes, eso no tiene importancia, pero si somos científicos, técnicos o filósofos, sí estamos obligados a conocer su forma lógica.

REGLA Y TABLA DE VERDAD DE LA DISYUNCIÓN.

La disyunción puede ser de dos tipos, inclusiva o exclusiva. Es “exclusiva” cuando las alternativas que propone se oponen tajantemente, según la ley de la no contradicción. Por ejemplo, si digo “Este mueble es una mesa ó es una cama” estoy esta-bleciendo que ese mueble es alguna de esas dos cosas, es decir,

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Capítulo III. Elementos de Lógica

que no puede ser cama y mesa al mismo tiempo. En cambio es “inclusiva” cuando las alternativas no se oponen. Por ejemplo: “Este sofá es para sentarse o para acostarse”, es obvio que de estas dos alternativas, las dos pueden coexistir, es decir, en un sofá nos podemos sentar, pero también nos podemos acostar.

Veamos la tabla y regla del primer caso, la DISYUNCIÓN EXCLUSIVA.

Proposición: “El sol es una estrella ó un planeta”.

Fórmula: P ó Q

Regla: “La disyunción exclusiva es falsa sólo cuando ambas proposiciones son falsas o ambas verdaderas, en los demás ca-sos es verdadera”.

Tabla:

P Q P ó Q V F V V F F V F V V V V V F V F F F F F

Analicemos esta tabla: Identifiquemos primero la proposi-ción atómica P:

• “El sol es una estrella”,

Que según los datos de la astronomía es verdadera (V).

Identifiquemos ahora la proposición atómica Q:

• “El sol es un planeta”,

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Iniciación a la Filosofía

Que según la misma ciencia, es falsa (F).

Ambas proposiciones forman la proposición molecular disyuntiva exclusiva, ligada por el conectivo lógico (ó).

La regla nos indica que la disyunción exclusiva es falsa cuan-do ambas proposiciones atómicas son verdaderas o ambas fal-sas. Recordemos que aquí se aplicaría de nuevo la ley de la no contradicción, que nos dice que de dos proposiciones que se contradicen, una es verdadera y la otra falsa, necesariamente.

En este caso la proposición P resulta verdadera, por eso la ponemos en negritas, y la proposición Q es falsa; entonces la disyunción exclusiva es verdadera en P: “ El sol es una estrella” y Q es falsa, pues, efectivamente, el sol no es un planeta.

REGLA Y TABLA DE VERDAD DELA DISYUNCIÓN INCLUSIVA.

Proposición: “La ballena es una animal acuático ó es un mamífero”.

Fórmula: P ó Q

Regla: “La disyunción inclusiva es falsa sólo cuando ambas proposiciones son falsas, en los demás casos, es verdadera.

Tabla:

P Q P ó Q V F V V V F V V V F V V F V V F F F F F

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Capítulo III. Elementos de Lógica

Analicemos esta tabla: Identifiquemos primero la proposi-ción atómica P:

• “La ballena es un animal acuático”.

Que en base a la ciencia y la experiencia resulta una propo-sición verdadera (V).

Identifiquemos ahora la proposición atómica Q:

• “La ballena es un mamífero”,

Que también, en base a la ciencia, sabemos que es ver-dadera (V).

La regla nos dice que la disyunción inclusiva es falsa sólo cuando ambas proposiciones son falsas, por lo que en el ejem-plo expuesto ambas proposiciones, P y Q, son verdaderas, y por ello toda la proposición molecular resulta verdadera, por lo que anotamos en negritas sus valores.

Como podemos ver, en la disyunción inclusiva las dos pro-piedades que se nos dan como excluyentes, en realidad no lo son, pues una ballena es, en efecto, un animal acuático y también un mamífero. No hay contradicción, ni se viola la ley de la identidad.

REGLA Y TABLA DE VERDAD DE LA CONDICIONAL.

La Condicional o implicación y la Bicondicional o doble im-plicación se diferencian de las otras funciones en que, como su nombre lo indica, las proposiciones atómicas que la componen se condicionan entre sí en una relación de antecedente a conse-cuente. Recordemos que en la forma lógica del razonamiento la

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Iniciación a la Filosofía

conclusión se obtiene o infiere de las premisas, pues ya está im-plicada en ellas. Las premisas son el conocimiento antecedente y la conclusión el conocimiento consecuente.

En la condicional, de forma similar, la proposición atómica P funciona como antecedente, y la proposición atómica Q, como consecuente. Por ejemplo, si decimos “Si es barco entonces flo-ta”, estamos condicionando el hecho de flotar a que el objeto sea un barco. Es como si dijéramos, si no flota no es barco, aun-que tenga la forma de tal.

Veamos primero la CONDICIONAL.

Proposición: “Si es metal, entonces es conductor de elec-tricidad”.

Fórmula: P --- Q

Regla: “La Condicional es falsa sólo cuando el antecedente (P) es verdadero y el consecuente (Q) es falso, en todos los de-más casos es verdadera”.

Tabla:

P Q P --- Q V F V V V F V F V V V V V F F F F F V F

Analicemos esta tabla: Identifiquemos primero el antece-dente P o primera proposición atómica:

• “Si es metal”

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Capítulo III. Elementos de Lógica

Que es la contracción o forma abreviada de decir, tal cosa es un metal.

Esta proposición será verdadera sólo en el caso de que el consecuente resulte verdadero. En este caso es:

• “es conductor de electricidad”.

La física nos demuestra que efectivamente los metales tienen la propiedad de transmitir la electricidad, por lo que la proposición atómica Q, que es verdadera, por implicación hace que la proposición atómica P resulte también verdade-ra, lo que hace que toda la proposición molecular condicio-nal resulte verdadera. Por eso subrayamos el signo (V) Los demás signos en la tabla indican las demás posibilidades de verdad o falsedad.

REGLA Y TABLA DE VERDAD DE LA BICONDICIONAL.

Veamos la última función de las conectivas lógicas, que en el fondo no es más que una variación de la Condicional, pues también en la Bicondicional o doble implicación, P y Q son tér-minos implicativos, reforzándose la relación entre consecuen-te y antecedente.

Proposición: “El ser humano sí y sólo sí es un ser racional”.

Símbolo: P --- Q

Regla: “ La Bicondicional es verdadera sólo cuando ambas proposiciones implicadas son verdaderas o ambas falsas, en to-dos los demás casos es falsa”.

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Iniciación a la Filosofía

Tabla:

P Q P --- Q V F V V V F V F V F V V V F F F F F F V

Al igual que en la Condicional, en la Bicondicional la propo-sición P: “Es ser humano”, será verdadera sólo en el caso de que la proposición Q: “es un ser racional” resulte ser una propiedad que el sujeto de la proposición antecedente realmente posee. En el caso de nuestro ejemplo, se puede comprobar experimental-mente que el ser humano es un ser racional, por lo que la propo-sición molecular resulta verdadera, la lógica aquí, una vez más, sólo demuestra formalmente que la proposición es correcta.

Habría aún mucho que decir sobre las proposiciones descrip-tivas y las conectivas lógicas, pero para los fines de este libro, que es introductorio a la filosofía, con esto es suficiente para que el lector comprenda la función de la lógica en el conocimiento y pueda ya, en la lectura de un texto científico, técnico o filosó-fico, detectar su corrección y coherencia lógica. Además, en la sección de ejercicios encontraran las prácticas necesarias para reforzar la comprensión de este tema.

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Iniciación a la Filosofía

C A P Í T U L O C U A R T O .

ÉTICA.

En este capítulo de nuestro libro, abordaremos otro de los problemas fundamentales de la filosofía, el problema axioló-

gico, que se encarga de estudiar los valores, dentro de los cuales destacaremos los valores morales, referentes a las consecuen-cias de los actos humanos en su conducta social, englobados en la Moral, representados por los valores clásicos del bien y el mal.

La disciplina filosófica que se encarga de estudiar la conduc-ta moral de los hombres en la sociedad es la Ética, que da nom-bre a este capítulo. Sin embargo, antes de pasar a definir la ética y la moral, trataré de desarrollar una concepción general del ser humano, describiéndolo desde el punto de vista de sus variadas y complejas características y propiedades, adoptando el méto-do histórico, que es la forma más rica de hacerlo.

¿Por qué comenzar hablando del ser humano? La razón es muy sencilla: porque los valores, ya sean sociales, económicos, políticos, estéticos o morales, sólo son atribuibles al hombre. Ni los animales, ni las plantas, ni los objetos inanimados, desarro-llan valores con sus conductas, pues responden propiamente ya sea a instintos, a reflejos condicionados aprendidos o a la fun-ción para lo que fueron hechos. Por ejemplo, si un perro muerde a una persona que pasa frente a la casa en que habita, no pode-mos decir que el perro sea “malo”, pues es parte de sus instintos morder defendiendo su territorio. De igual manera, si utiliza-

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Capítulo IV. Ética

mos un cuchillo y este corta con eficacia, no podemos decir que el cuchillo sea “bueno”, pues el cortar es la función para lo que fue fabricado. Únicamente el ser humano, al actuar socialmen-te, puede ser malo o bueno, justo o injusto, sincero o falso, es decir, sólo el hombre crea, con su conducta, valores.

Ahora bien, para entender por qué el hombre es un ser con valores, tenemos que entender, primero, qué es un ser humano. Sólo después de dar ese importante rodeo podremos abordar el estudio de la Axiología, la Ética y la Moral.

4.1 Concepción general del ser humano.

El ser humano, desde sus orígenes, ha sido el mayor enig-ma para el ser humano, y podemos decir, categóricamente, que hasta hoy día, el mayor afán de los hombres está destinado a entenderse a sí mismo. Aunque en un principio trató de enten-der a la naturaleza que lo rodeaba, podemos afirmar que este interés tenía como finalidad inconsciente comprenderse a sí mismo a través de la naturaleza.

En el pensamiento mágico, mítico y religioso, que es el más antiguo, el hombre se imaginó como un ser creado por los dio-ses, un ser de origen divino; en épocas más cercanas, la ciencia descubrió un origen más bien biológico, animal, lo que causó un gran trastorno y una revolución en la forma en que el hombre se entendía a sí mismo. Pero sea como fuere, siempre tuvo la conciencia de que era un ser diferente al resto de la naturale-za, diferencia que se basó, fundamentalmente, en su capacidad de hablar, capacidad que no hizo más que aumentar el enigma sobre sí mismo, pues la pregunta ahora fue, ¿cómo un primate, homínido, perteneciente a la familia de los mamíferos, pudo lle-gar a tener conciencia, pensar, hablar y crear cultura? Pregunta tremenda a la que humildemente trataré de dar respuesta.

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Iniciación a la Filosofía

El primer punto que debemos aclarar es que al preguntar-nos sobre el hombre no debemos decir qué es, sino quién es, pues el hombre no es un objeto, sino un sujeto con conciencia, creador de cultura, con personalidad, carácter, temperamento y un extremado y complejo enramado de reacciones, conductas y actos psicológicos, sociales y políticos, inmerso en un desarrollo histórico que él mismo va creando (en este sentido la naturaleza no tiene historia, pues no es consciente de su propio desarrollo). El hombre actúa conscientemente y para sobrevivir no sólo se adapta a la naturaleza, sino que además la transforma, creando cultura, que en definición de José Ortega y Gasset, filósofo es-pañol del siglo XX, es todo aquello que el hombre le agrega a la naturaleza. Es por tanto un ser muy complejo.

En términos generales existen dos explicaciones sobre el origen del hombre.

Una es la explicación religiosa-mítica, que nos dice que el hombre fue creado por Dios (cualquiera que sea el contenido que le damos a ese concepto), explicación que tiene el incon-veniente de no aportar hechos que la comprueben; la otra es la explicación científica, que afirma que el hombre es el resultado de la evolución de una especie de mamíferos muy específicos: los primates, y que tiene el mérito de aportar hechos que la de-muestran. Por eso mismo, en esta exposición nos atendremos a la explicación científica, la cual, justo es advertirlo, no es todavía una teoría unificada, aceptada por todos los especialistas, y en la cual existen aún muchas lagunas fundamentales.

Según la versión religiosa del origen del hombre, y mencio-no aquí la tradición religiosa judeo-cristiana, Dios creó al primer hombre, Adán, de barro, al cual le dio el “soplo” de vida. Ese so-plo, que es aire, en griego se dice “neuma”, de donde derivará la palabra “alma”, el soplo divino o fuerza vital. El hombre enton-

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Capítulo IV. Ética

ces fue hecho de barro, o arcilla, o en un término más vulgar, de lodo. Ahora bien, el lodo o barro no es más que tierra mezclada con agua, que encontramos a la orilla de los lagos, los ríos o las costas. Esa tierra húmeda es muy fértil para la germinación de plantas, y se le llama humus. El hombre fue pues hecho de hu-mus, de donde derivará la palabra humano, que significa: ser he-cho de humus, o bien, hombre fértil. He aquí el origen del nom-bre de nuestra especie, el ser humano.

Este mito es, a no dudarlo, muy bello, pero desgraciadamen-te no se puede comprobar, por lo que queda sólo creer en él, en un acto de fe, por lo cual es un dogma religioso, que perduró inmaculado durante miles de años hasta la publicación de los libros de Charles Darwin, “El origen de las especies” y “El origen del hombre”, que lo cambiaron todo.

Como sabemos, en esos libros Darwin sostiene y demuestra que las especies animales no son invariables sino que por el con-trario, varían y cambian en un proceso natural, que llamó evolu-ción, y que opera con base en un proceso de selección natural, donde sobreviven los individuos más aptos de cada especie. El hombre es un animal en su origen y por lo tanto está sujeto tam-bién a la ley de la evolución. Esto significa que todos los anima-les y plantas, bacterias y virus, y el hombre incluido, no fueron creados por ningún Dios, sino que evolucionaron a partir de un antepasado común, a través de miles y aún millones de años, desde los seres unicelulares hasta el hombre.

El hombre es por tanto, en primer lugar, un ser natural. Esto se confirma por la enorme cantidad de huesos fósiles de esqueletos humanos, generalmente incompletos, que se han encontrado en África, Asia, Europa y América y que tienen una antigüedad de hasta cuatro millones de años. Estos fósiles no muestran un esqueleto igual al del hombre actual, sino mucho más primitivo y tosco, con menor capacidad craneal, donde ca-

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Iniciación a la Filosofía

bía un cerebro más pequeño y que en términos generales son muy parecidos a los monos existentes ahora. Además, los fó-siles encontrados, de diferentes edades, muestran claramen-te un proceso evolutivo de desarrollo cada vez menos tosco y más refinado y funcional, desde primates que caminaban en sus cuatro patas, hasta fósiles que muestran seres bípedos, como el hombre actual. Por todas estas razones se llegó a la conclusión de que el hombre descendía de los monos, lo que después resul-tó que no era correcto, pues se descubrió que tanto los monos como el hombre, descendían de un antepasado común, al que se denominó homínido, por lo que entre ellos eran parientes o primos. Se desprende entonces de estos hechos una pregunta: ¿Por qué el hombre evolucionó hasta caminar erguido, en dos pies, logró la palabra articulada y adquirió conciencia de sí mis-mo, siendo capaz de pensar, mientras que los demás primates no evolucionaron de la misma manera?

No existe una respuesta inequívoca y certera, pero si una serie de hipótesis muy probables, además de aceptar que los demás primates: chimpancés, gorilas, orangutanes, etc., tam-bién han evolucionado. Estas hipótesis nos darían el siguiente cuadro general:

Por motivos que desconocemos, el homínido, que probable-mente vivía en los árboles la mayor parte del día, bajó al suelo en forma definitiva y se volvió terrestre. Por otro proceso que tampoco conocemos, dejó de utilizar las extremidades superio-res para desplazarse y adquirió una posición erecta y un andar bípedo, lo que dio como resultado dos consecuencias muy im-portantes: una mayor capacidad craneal para un cerebro más grande y desarrollado, y dejar las manos libres para ser utiliza-das de otra manera que no fuera ya la locomoción o trepar a los árboles. Se creó entonces una nueva relación, la relación manos, ojos y cerebro. Es decir, el cerebro podía ahora dirigir las fun-ciones de la mano, que se convirtieron en las primeras herra-

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Capítulo IV. Ética

mientas de trabajo, lo que le permitió al hombre primitivo no sólo auxiliarse de lo que encontraba ya hecho por la naturaleza, sino crear nuevas herramientas que imitaban a la mano y que le daban la posibilidad de transformar los materiales más diversos: piedras, huesos, madera, y convertirlos en utensilios de fabrica-ción, caza, pesca y almacenamiento, con una característica muy importante: la herramienta creada tenía una finalidad pensada antes de hacerla, es decir, el hombre aprendió a planear para el futuro lo que haría con la herramienta fabricada: cortar, raspar, cavar, tejer, modelar, atrapar, machacar, etc. Entonces, a nue-vas ideas, nuevas herramientas, a nuevas y mejores herramien-tas, nuevas ideas, a nuevas ideas, nuevas herramientas y así en un proceso de desarrollo técnico que no ha cesado y que va de una simple hacha de piedra de sílex hasta una nave espacial. De esta manera, con la conexión mano-cerebro-mano, el hombre logró algo increíble y asombroso: pensar, idear, anticiparse a los acontecimientos, imaginar y razonar. Estas cualidades, a su vez, lo hicieron muy eficaz y capaz de asegurarse la sobre vivencia en cualquier clima o región geográfica. El hombre primitivo, verda-dero héroe de la humanidad, había triunfado.

En segundo lugar, el hombre es un ser social. Los primates viven en manada, es decir, son animales gregarios, formando grupos muy organizados y jerarquizados. El hombre, al ser tam-bién un primate, fue también desde sus orígenes un ser gregario que vivía en manadas, sólo que en el caso del hombre el nivel de organización fue tan superior que ya no le llamaremos manada, sino sociedad. Todo lo que hemos mencionado anteriormente el hombre no lo hizo sólo, ni las herramientas y utensilios que ideó y fabricó fueron la obra de algún genio solitario, son más bien el resultado del trabajo de toda la comunidad, unos hacien-do una cosa, otros ensayando otra, otros más intentando algo diferente, en otras palabras, la cultura es un producto común, un resultado del esfuerzo de todos, según su sexo, edad y cuali-dades personales. De este hecho se desprende algo sumamente

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Iniciación a la Filosofía

importante: que para poder trabajar en común y organizarse, tuvieron necesariamente que comunicarse. La palabra comuni-cación tiene la misma raíz que comunidad, común, comunión, todas ellas referentes al hecho de lo importante que es para el hombre su vida social.

No sabemos cómo se comunicaron los primeros humanos, pero podemos imaginar que quizá la comunicación comenzó con señales de la mano y los brazos, como lo hacemos hasta ahora, incluso mientras hablamos. Después, conforme las nece-sidades de organización se hicieron más complejas, se esforzó por hacerlo con sonidos como silbidos y gritos. Estos gritos poco a poco se afinaron y se convirtieron en palabras que hacían re-ferencia a algún objeto, suceso o idea. Es el origen del lenguaje. Podemos también suponer, con base en la evidencia, que otra forma de comunicación fue la pictórica. Existen muchos ejem-plos de dibujos y pinturas de carácter simbólico, dejados por el hombre primitivo en las cuevas que habitaron. Esos símbolos gráficos, que hacían referencia también a algún objeto, acon-tecimiento o idea, a través de la metáfora o la analogía, fueron desarrollándose lentamente a lo largo de miles de años, hasta convertirse en números y letras. Es el origen de la matemática y la escritura, además de las artes plásticas: pintura y escultura.

Lo importante a destacar aquí es que la comunicación a través de un lenguaje o conjunto de signos comprensible a toda la comunidad, no sólo les permitió organizarse y po-nerse de acuerdo para realizar sus múltiples actividades, sino que permitió a los miembros de mayor edad transmitir sus conocimientos y habilidades a los más jóvenes, evitando que se perdieran. Es el origen de la educación. Se podían enton-ces transmitir su historia, sus mitos y leyendas, el uso de las herramientas diversas y así mantener unida a la comunidad y sobre todo, dándoles a todos una identidad común. El hecho de vivir, trabajar y entenderse socialmente fue un éxito más

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Capítulo IV. Ética

de sobre vivencia que logró el crecimiento de las comunidades humanas: de tribus pasaron a formar aldeas, después pueblos, mas adelante ciudades y estados y al final naciones, lo que hizo evolucionar también sus hábitats: la cueva se convirtió en ca-baña, esta en casa y más tarde en edificios y monumentos, en un proceso similar al biológico, en que se partió de algo simple para llegar a algo mucho más complejo.

Como hemos podido ver hasta ahora, podemos decir que el hombre es un ser histórico, pues crea conscientemente su vida en común; es un ser natural resultado de la evolución animal; es un ser productivo, pues no sólo se adaptó a la naturaleza sino que la transformó; es un ser creativo, pues inventó y fabricó he-rramientas y utensilios de todo tipo para la vida cotidiana; es un ser social, pues todo esto lo ha hecho con la colaboración de toda la comunidad; es un ser simbólico, pues creó signos y sím-bolos que le permitieron comunicarse por medio del lenguaje hablado y escrito; es un ser racional, porque todo esto lo logró observando el medio ambiente, sacando conclusiones, ideando, planeando y llegando a ciertos resultados prácticos que le per-mitieron sobrevivir en la lucha por la vida con otros animales, incluyendo otros primates y otros homínidos, como el hombre de Neandertal, hoy extinto.

Pero el hombre es mucho más.

El hombre es un ser estético, es decir, que dentro de todo lo que creó: herramientas, armas, utensilios, cestería, ropa, mue-bles, de carácter práctico, creó también una serie de objetos que no tenían utilidad práctica y que estaban hechos buscando in-tencionalmente que fueran bellos. No sólo adornaban su ropa, utensilios y ellos mismos, sino que además crearon dibujos en las paredes de las cuevas y unas pequeñas esculturas de barro sin ningún uso aparente, más allá del mágico y religioso. Estas pequeñas estatuillas, llamadas “Venus”, reproducen la forma

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del cuerpo femenino con sus rasgos sumamente exagerados: enormes senos, abultadas caderas, marcados genitales, lo que nos hace deducir que dichos objetos artísticos eran una repre-sentación divina de la fertilidad de la mujer, que es la que de ma-nera más obvia da la vida al hombre, y que a su vez simboliza la fertilidad de la naturaleza, prodiga en agua, frutos, semillas, animales y plantas, todo indispensable para la vida humana, lo que nos revela un acentuado sentimiento místico y religioso. El hombre es por tanto un ser religioso. Rasgo que también en-contramos enfatizado en las pinturas encontradas en las pare-des profundas de las cavernas, llamada pinturas “rupestres”, en las que podemos ver representadas preferentemente escenas de caza y de animales como el reno y el bisonte en diferentes actitudes, pintados con extraordinario realismo, maestría y be-lleza. Aparecen representados también algunos hombrecillos corriendo con sus lanzas, arcos y flechas, aunque extrañamente pintados sin ningún realismo, siendo apenas un esquema, quizá porque conocían mejor a los animales que cazaban, que a ellos mismos. ¿Qué significado tenían estas pinturas? Si lo vemos con detenimiento, no creemos que hayan sido un simple adorno o el producto de un arrebato creador de algún Miguel Ángel pre-histórico. Se ha notado que estas pinturas murales presentan en algunos casos marcas de lanzas o flechas lanzadas contra ellas, como si quisieran cazar a aquellos animales pintados, lo que nos hace pensar en un rito mágico, donde los cazadores, conducidos por el chaman o brujo de la tribu, eran conducidos hasta el inte-rior de la caverna, iluminada débilmente por antorchas, donde, frente a las pinturas realizadas previamente por los artistas, ce-lebraban un rito o ceremonia en el que, imitando las acciones de caza con aquellos dibujos, esperaban que la misma escena se reprodujera afuera en el campo, con animales reales. Era por tanto un rito propiciatorio, mágico, según el cual las cosas es-taban ligadas entre sí por fuerzas espirituales invisibles que el hombre podía, mediante los conjuros adecuados, hacer actuar a su favor. El arte tuvo entonces un origen mágico-religioso y en

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Capítulo IV. Ética

eso constituía su utilidad. Muchos miles de años después el arte siguió teniendo como tema central asuntos religiosos, aunque ya sin su supuesto poder mágico, sin dejar por ello de ser libre, bello y tener utilidad social: ver el mundo de manera diferente a la cotidiana y enriquecer así nuestra comprensión y goce del mundo en que vivimos.

El hecho de ser el hombre un ser social, con las caracterís-ticas ya señaladas, lo hacen también un ser político. La pala-bra “polis”, de donde deriva la palabra “política”, es de origen griego y significa ciudad o Estado, o más bien, ciudad-estado. Por tanto la Polis era la comunidad de ciudadanos que vivían en una ciudad, digamos Atenas, y que estaban regidos por las leyes y normas en ella vigentes. Por extensión, la palabra polis derivó en el concepto Política que pasó a ser el estudio de las formas de gobierno de un Estado o Ciudad, ya fuera la Aristo-cracia, la Democracia o la Monarquía, y el estudio de las leyes convenientes para organizar la vida social. Por tanto, político pasó a ser el gobernante, representante de las leyes, el orden y la defensa de un Estado. De la palabra polis deriva también la palabra “policía”, que es el ciudadano encargado de vigilar que los demás cumplan con las leyes vigentes en una ciudad o Estado. La política es necesaria porque el hombre, al vivir en sociedad y hacerlo todo en comunidad, necesitó, desde el principio, establecer reglas, normas y acuerdos para hacer la vida común posible y tolerable. Si no existiera alguna forma de organización en la comunidad y cada quien hiciera lo que quisiera, la vida social habría sido imposible, tarde o temprano se hubieran matado unos a otros y la humanidad habría des-aparecido hace muchos miles de años. No fue así, porque las comunidades se organizaron políticamente y se formo algún tipo de gobierno. En un principio, quizá el jefe de la comunidad fuera el hombre más fuerte, o quizá, lo que es más probable, la autoridad recayera en el brujo, chamán o sacerdote, figura muy importante que tenía a su cargo la salud física y mental

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de la comunidad, además de ser el que mantenía la comunica-ción con los espíritus y las deidades. También es posible que la autoridad estuviera representada por un consejo de ancianos.

Sea como fuere, el hombre siempre se ha organizado polí-ticamente, controlando, normando y regulando las relaciones entre los miembros de la comunidad, castigando a los que in-fringían las reglas e impartiendo justicia, cualquiera que fuera la idea que tenían de ella. Hasta hoy en día vivimos en socie-dades organizadas políticamente con un gobierno, leyes y un Estado que los hace valer, aunque, desgraciadamente, hasta la fecha, estas formas políticas sean bastante imperfectas, pero siempre perfectibles.

El hombre es un ser ético. Por las mismas razones que el hombre se organizó políticamente, también lo hizo moralmen-te. La Ética es una disciplina filosófica que estudia a la moral y que luego definiremos. Proviene de la palabra griega “ethos”, que significa “hábito” o “costumbre”, refiriéndose a las actitu-des, conductas y actos que el hombre ejecuta por hábito, cos-tumbre o tradición. La Moral deriva de la palabra latina “more” o “mores”, que significa también costumbre. Ahora, como antes, se entiende a la moral como el conjunto de reglas y normas que de alguna manera regulan la conducta de los hombres en la so-ciedad, haciendo llevaderas y tolerables las relaciones entre las personas; la diferencia con las normas políticas, es que las nor-mas morales se acatan y practican por convencimiento o porque le fueron enseñadas al individuo desde niño, mientras que las normas políticas tienen que ser obedecidas por la fuerza física si fuere necesario.

De la misma forma en que el hombre necesitó organizarse políticamente, también necesitó hacerlo moralmente: actuar bien, ser respetuoso, honesto, sincero, justo, leal, honrado, gen-til, amable, etc. Fueron siempre cualidades deseables en las per-

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Capítulo IV. Ética

sonas, pues, si no fuera así, los choques, disputas y pleitos entre las personas harían imposible la convivencia pacífica en la comu-nidad. Todo hombre o mujer ve en los otros posibles enemigos o competidores, una amenaza para su seguridad o sus bienes: el robo, el asesinato y la difamación han existido siempre, pero sus efectos negativos se atenúan con la conducta moral. Tenemos entonces que las normas y reglas morales, son un medio para suavizar y hacer más tolerable la vida social, por eso el hombre, como ser social, las creó.

Por último, podemos agregar a esta larga y compleja lista de características y cualidades humanas, la de que el hombre es un ser filosófico. Es decir, un ser reflexivo, pensante, racional, que necesita conocer el mundo que lo rodea y a sí mismo, for-mulándose preguntas, dudas, incógnitas y buscando después la manera de resolverlas, pensando antes de actuar y previendo las consecuencias de sus actos.

Con este cuadro general tendremos ya una idea más cla-ra de lo que somos los seres humanos, aunque, desde luego, quedan muchas lagunas y dudas que quizá nunca lleguemos a despejar completamente.

Antes de terminar, es importante mencionar que hay otras maneras de entender al ser humano y que no adoptan la pers-pectiva histórica para hacerlo, sino que parten del hombre tal y como es hoy en día. Es la llamada filosofía antropológica, según la cual el hombre en una unidad psicológica-física-biológica-so-cial y se compone de varias esferas o áreas. Una sería la esfe-ra racional o “mente”; otra la esfera emocional-sentimental o “cuerpo” y otra la esfera creativa o “espíritu”. La esfera racional y emocional, es decir, el cuerpo y la mente, se pueden explicar por los métodos tradicionales de la ciencia, pero la esfera crea-tiva, por ser espiritual, es de difícil acceso. El problema reside en definir el concepto “espíritu”. Para los más conservadores, sería

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el total de la energía que nos hace vivir, algo así como el pro-ducto del funcionamiento total de nuestro ser, y para los más imaginativos y místicos, el espíritu es una entidad separada del cuerpo y la mente y que poseemos transitoriamente, mientras vivimos, por lo que al morir el cuerpo físico este espíritu se libera y continúa una existencia incorpórea. Como podrán apreciar, se trata de una concepción místico-religiosa que, como todas las de su tipo, adolece del defecto de no poderse comprobar. De cualquier forma, es valioso rescatar la teoría de las esferas, pues en efecto, el hombre no es sólo una máquina pensante, tam-bién siente, se emociona, desea, imagina, sufre, se entusiasma o entristece, esfera que no se cultiva en los sistemas educativos de las sociedades industriales modernas; es también un ser que crea, uniendo cuerpo y mente, no sólo máquinas, sino también obras de arte.

En fin, podríamos dedicar un libro entero al tema pero no podemos hacerlo y tenemos que contentarnos con lo básico que, no obstante, es suficiente para entendernos como seres humanos y así poder entrar al terreno de la ética, que se aplica únicamente al hombre.

4.2 El lugar de la ética en la filosofía.

La ética, aunque es una ciencia autónoma, forma parte de la filosofía, a través de la axiología, que se encarga de estudiar los valores, en este caso concreto, los valores morales.

Ética, como ya señalamos, significa costumbre, hábito, o más bien, conducta realizada por costumbre. Como ciencia independiente, interesada en la conducta moral de los hom-bres en sociedad, la ética cumple varias funciones y tiene al-gunas características.

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En primer lugar, trata de descubrir valores de bondad o maldad en los actos humanos, intentando conocer las causas de tales actos.

En segundo lugar, trata de descubrir las causas de la conduc-ta humana. Por lo tanto, es una ciencia racional y objetiva que realiza sus indagaciones siguiendo un método.

Estas causas que la ética busca son de diverso tipo:

Una persona puede actuar, bien o mal, por razones psico-lógicas, es decir, por impulsos y motivaciones emocionales in-ternas que no controla. Por ejemplo: un asesino psicópata, un ladrón cleptómano.

Una persona puede actuar también, bien o mal, por razones económicas. Si se encuentra en extrema pobreza, al grado de no tener para comer, puede robar para satisfacer su necesidad. O al contrario, si es excesivamente rico, por ambición puede come-ter actos ilícitos, sobornos, amenazas, etc., para acumular aún más dinero.

Una persona puede actuar, bien o mal, por razones sociales. Si pertenece a algún partido político u otra organización social, su labor dentro de ellas puede llevarla a actuar con violencia en una manifestación o, al contrario, conducirse pacíficamente al defender los derechos humanos de otras personas aún a riesgo de una represión policíaca.

Puede actuar también por razones políticas, religiosas, fa-miliares, laborales o personales.

El científico de la ética debe tomar todas estas causas y otras más a la hora de explicar la conducta de tal o cual persona, gru-po, clase o sociedad entera, pues, aunque investiga actos mora-

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les particulares, su interés es social, o sea, explicar la conducta global de la sociedad en un momento histórico determinado y en una comunidad específica.

4.2.1 Problemas fundamentales de la ética.

El objeto de estudio de la ética es la Moral, que podemos definir como “el conjunto de normas que regulan la conducta social de los hombres en sociedad”, por lo que la moral tiene que ver con la definición de dos aspectos importantes: por un lado, definir un acto moral y qué no lo es; por el otro, definir una nor-ma moral, que son dos problemas centrales de la ética.

La ética surgió, como ya podemos suponer, en la Grecia An-tigua, y encuentra a su fundador, en Sócrates, el famoso filósofo ateniense, maestro de Platón y del que ya hablamos. Pues bien, lo que hace diferente a Sócrates de todos los demás filósofos de su época y anteriores, es que mientras todos los demás es-taban preocupados por conocer el cosmos, la naturaleza, a él le interesaba el hombre y sus diversas cualidades. Para él el valor supremo era la verdad, y sostenía, en contra de los sofistas, que la verdad era una, certera y no algo relativo. El segundo valor que le importaba, relacionado con el anterior, es el bien, pues quien conoce la verdad no puede actuar más que bien, y por el contrario, el mal era causado por la ignorancia de los que así se conducían. Por ejemplo, si sabemos que fumar tabaco es dañi-no para la salud, sería obvio que nos abstendríamos de hacerlo, no así si ignoramos que hace daño. Sin embargo, dirán ustedes, hay personas que saben que fumar hace daño y aún así fuman. Lo que sucede es que los valores se presentan como un ideal, como algo que debemos o deberíamos hacer, pero el hombre es débil y caprichoso, imperfecto, y raras veces alcanza el ideal. Algo muy importante sobre lo que ya volveremos. El tercer va-lor importante para Sócrates es la justicia, pues quien conoce la

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verdad y actúa bien no puede ser más que justo. Ser justo sería observar las leyes del Estado aún sabiendo que no son del todo buenas, pues si no las cumpliéramos a pesar de sus defectos, acabaríamos quitándoles toda validez. Desde luego, también es correcto luchar por establecer leyes justas. El cuarto valor im-portante para Sócrates es la belleza, tanto física como espiri-tual, pues quien conoce la verdad y actúa bien, con justicia, es bello moralmente. Por lo tanto, Sócrates establece un grupo de valores fundamentales en el desarrollo de la civilización y sus opuestos, el disvalor o valor negativo:

VERDAD --------------- FALSEDAD

BIEN --------------- MAL

JUSTICIA --------------- INJUSTICIA

BELLEZA -------------- FEALDAD

Para los griegos antiguos, su ideal de educación, que ellos llamaban “paideía”, indicaba que quién poseía esos cuatro valo-res por lo menos (pues existen más, como la sobriedad, la valen-tía, la templanza, etc.) poseía el “areté”, o virtud de nobleza, de distinción. Consciente de eso, Sócrates se dedicaba en las pla-zas, mercados y calles de Atenas a dialogar con sus conciuda-danos, interrogándolos sin cesar para que ellos mismos descu-brieran si poseían estos valores o no. Su finalidad era correcta, educar al pueblo, pero su método, llamado “mayéutica”, basado en preguntas y respuestas sobre un mismo tema, no caía bien a todos, lo que le ganó muchos enemigos, pues, desgraciadamen-te, la mayoría de la gente no posee estos valores. Esto a la lar-ga le causó la muerte, pues sus enemigos se conjuraron contra él, acusándolo de negar a los dioses y corromper a la juventud, hasta lograr la condena de muerte de un tribunal ateniense de-cidido a eliminarlo. Su muerte fue injusta, pero él obedeció la

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condena, pudiendo huir, para evitar que el jurado y los jueces quedaran descalificados al ser desobedecidos. Su muerte fue ejemplar y acorde con los valores que predicaba. Por todo eso se le considera padre de la ética.

Es necesario aclarar que el hombre actuó moralmente miles de años antes de que naciera Sócrates, lo importante es que fue él el primero en hacerlo notar conscientemente.

La ética tiene un carácter histórico, el cual es uno de sus pro-blemas fundamentales. El carácter histórico de la ética consiste en afirmar, (contrariamente al pensamiento religioso que dice que las normas morales le fueron dictadas al hombre por Dios), que la moral es un producto cultural humano, y que por lo tanto se desarrolla, cambia, modifica y progresa a la par que la socie-dad humana. También implica que la moral no es la misma en todas las épocas de un mismo pueblo, ni en todos los pueblos, sino que es relativa y se adapta a las circunstancias particulares de cada pueblo.

La ética también se concibe como una ciencia de esencia

social, pues aunque estudia la conducta de los individuos to-mando como eje a la moral, su Interés ulterior es comprender el comportamiento global social y es, de hecho, una ciencia comparativa, pues compara la conducta moral de distintos pueblos, modernos o primitivos, occidentales u orientales, ac-tuales o pasados. Considera que no se puede explicar la con-ducta individual sin tomar en cuenta las características de la sociedad en que vive.

Otro problema de la ética es su origen clasista. Al surgir la ética, en la Grecia antigua, la base económica se fincaba en el trabajo esclavo, y los esclavos no contaban como seres huma-nos auténticos para los griegos libres. Aristóteles afirmaba que estaba en el orden natural que unos hombres nacieran libres, y

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por tanto superiores, y otros esclavos y por tanto inferiores. La ética nace así con un fuerte prejuicio de clase, característica que arrastró a lo largo de los siglos, catalogando de diferente mane-ra a los hombres, en cuanto a sus actos morales, ya fuera rico o pobre, noble o plebeyo. Es decir, la ética era discriminatoria. El surgimiento y consolidación de la lucha de la clase trabajadora y el surgimiento de Estados democráticos en la mayoría de las naciones modernas, ha eliminado este prejuicio y la ética se ha liberado de su estigma clasista, por lo menos, en gran parte.

Por último, la ética estudia a la moral en sí misma, es decir, haciendo abstracción de los hombres que la practican, y se pro-pone definir los que es un acto moral diferenciándolo del que no lo es; definir lo que es una norma moral, diferenciándola de otro tipo de imperativos, reglas o leyes. Se impone también la tarea de establecer qué es la responsabilidad moral y en qué casos juzgar, atribuir o eximir. El problema de la responsabilidad moral lo lleva a otro, a delimitar la valoración moral, y cuándo y cómo, se debe llevar a cabo. Finalmente, estos problemas obli-gan a la ética a definir el concepto de libertad, pues sin su prác-tica los actos humanos no pueden ser valorados moralmente.

Estos son los problemas de la ética que abordaremos especí-ficamente más adelante.

4.2.2 Relación de la ética con otras ramas del saber.

Como hemos podido ver, la ética tiene un objeto de estudio bastante complejo, pues detrás de la conducta moral del hom-bre se encuentra el hombre mismo. Por eso, la ética necesita recurrir a los conocimientos de otras ciencias y ramas del saber humano, como auxiliares de su labor. De esta manera la ética entra en relación interdisciplinaria con otros enfoques sobre el hombre y la sociedad.

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Mencionemos las más importantes:

La ética necesita, primero, de la historia, pues, como ya vimos, la moral no es estática, sino que cambia en el curso del desarrollo de la sociedad, y de un pueblo a otro, por lo que la his-toria le da los parámetros, las explicaciones y las descripciones de los hechos históricos que luego el ético utiliza para compren-der mejor su objeto estudio y prever, en lo posible, los cambios futuros de la conducta moral de la sociedad.

Se relaciona también, muy estrechamente, con el derecho, pues este también establece normas de conducta, de carácter obligatorio. Al derecho lo podemos entender de dos maneras: como la ciencia política que estudia las leyes, su formulación y aplicación, como una ciencia teórica, y también como la institu-ción jurídica que norma todo el proceso legal en una sociedad.

Tiene semejanzas con la moral porque también constituye un conjunto de normas, que llamamos leyes, y que igualmente pre-tenden regular las relaciones entre los hombres y las naciones.

Se diferencia de la moral en que las normas jurídicas han de ser observadas obligatoriamente, y si no lo son, se aplica una san-ción o pena, por lo que de hecho son coercitivas. En cambio, la norma moral no es coercitiva, no se castiga ni penaliza su incum-plimiento, y su aceptación ha de ser voluntaria, porque el indivi-duo se ha convencido de su conveniencia y valor. Si no se cumplen no hay castigo penal, únicamente la reprobación social.

Se diferencia también en que las leyes del derecho están es-critas en un documento oficial y se sabe su fuente: el parlamen-to o congreso de cada Estado. Las normas morales, en cambio, son anónimas y no están escritas, se transmiten oralmente en la familia o en la escuela.

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La ética se sirve del derecho para comprender la naturaleza

de las leyes y normas.

Se relaciona también con la política, porque esta es la forma legal para lograr acuerdos en la sociedad y llevarlos a cabo, cum-pliendo con las normas jurídicas y las morales. La ética toma de ella el conocimiento de las formas de organización social, las instituciones sociales, y conocer sus características y funciones.

Se relaciona también con la religión, pues esta, institucio-nalizada en forma de iglesia, también establece normas mora-les supuestamente emanadas de Dios y cuyo incumplimiento puede acarrear al infractor nada menos que el infierno y sus pe-nalidades para la eternidad. La ética toma de la religión el cono-cimiento sobre la forma de inculcar una norma moral y hacerla cumplir, en este caso, bajo amenaza. Es importante señalar, sin embargo, que a pesar de la civilización y la cultura, el hombre es un ser caprichoso y voluble, generalmente egoísta y ventajoso. Si se le dejara a su libre voluntad para actuar, muy probablemen-te sería más malo que bueno. Por eso, para obligarlo a portarse bien, se le amenaza, ya sea con el desprecio de sus congéneres, con la cárcel, o con las penas del infierno. Parece ser, dicen los éticos, que sólo así el hombre marcha por la senda, algo torcida, del bien. Pero tomemos en cuenta, en descargo de nuestra mala conducta, que el hombre es en el fondo un animal, que se hu-manizó a los largo de dos millones de años y que la civilización apenas cuenta con unos seis mil años. Somos pues, en muchos aspectos, animales sin domesticar...

Por último, la ética tiene relación con la axiología, la rama fi-losófica de la que parte, porque esta le informa acerca de lo que son los valores en general y las normas morales, recordémoslo, son valores.

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También la ética tiene relación con otras ciencias y áreas de conocimiento como la sociología, la psicología, la economía y mu-chas otras que sería tarea del lector investigar, si así lo desea, para lo que se le dan algunas indicaciones en la sección de ejercicios.

4.3 Distinción entre Ética, Moral y Moralidad.

Muchas veces se confunde ética con moral y se usan estas palabras como si fueran sinónimos, y así se dice de una persona de mala conducta que le falta ética, cuando debería decirse que es inmoral o no tiene moral, lo cuál es imposible, como veremos más adelante. Por ello hay que diferenciarlos.

La Ética es una ciencia y su objeto de estudio es la moral. La podemos definir con mayor precisión y formalidad así: “La Ética es la ciencia filosófica que se encarga de estudiar la conducta moral de los hombres en sociedad”.

La Moral, por su parte, es el objeto de estudio de la ética y la podemos definir así: “La moral es el conjunto de normas y reglas que regulan la conducta de los hombres en sociedad”. Esas nor-mas y reglas se transmiten de una generación a otra porque la sociedad las considera valiosas y son más o menos diferentes de un pueblo a otro, tanto en el espacio como en el tiempo.

La Moralidad, por su parte, es el hecho de actuar, efectiva-mente, de una forma moral, ya sea bien o mal. Se habla entonces de moralidad cuando un individuo o un grupo de individuos o un pueblo entero han ya actuado efectivamente, es decir, que ya han llevado a cabo, prácticamente, una conducta, sea buena o mala.

La moral es entonces el canon, el conjunto de normas de conducta válidas en determinada sociedad o en la humanidad en su conjunto.

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También es importante destacar que ningún individuo, a menos que viva toda su vida en la selva más apartada, como un Tarzán, o en el desierto más despoblado, puede ser inmoral o amoral, lo que significa, “sin moral”. Un hombre puede actuar bien o mal, pero nunca sin moral alguna. Por eso es falsa aquella frase muy sonada de que en tal o cual época “YA NO HAY MO-RAL”. Si la hay, sólo que los individuos actúan en su polo negati-vo, como veremos al hablar de los valores.

Hecha la distinción, adentrémonos en la moral: este concepto, abstracto ya de por sí, se vuelve más tangible cuando entendemos, como ya mencionamos, que su área de influencia se centra en:

• La Norma Moral.• El Acto Moral.• La Valoración Moral.

Hablemos primero del acto moral. La ética establece que un acto es moral cuando sus consecuencias afectan a otras perso-nas, además del que comete el acto, bueno o malo.

Si alguien hace algo, estrictamente privado, y con su conduc-ta no afecta a nadie, no es un acto moral. También un acto moral es aquel que el individuo realiza libremente, por propia decisión. Es decir, si alguien mata porque lo están amenazando u obligán-dola, no puede ser responsable moral de ese hecho. De igual ma-nera, un acto moral debe ser aquel que se realiza conscientemen-te, sobre todo consciente de las consecuencias, si no es así, no es un acto moral. Por ejemplo: si un niño pequeño toma la pistola que su papá dejó sobre la mesa del comedor y le dispara y mata a su hermanita, no lo podemos responsabilizar moralmente, pues, por su edad, no es todavía consciente de lo que hace y de sus con-secuencias. En este ejemplo el responsable moral sería el padre que debió guardar en un lugar seguro su pistola.

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Por lo tanto, un acto moral debe cumplir las siguientes condiciones:

• Afectar a terceros.• Tener un motivo.• Un medio del que se valió para actuar.• Tener un resultado y• Producir una consecuencia.

Por ejemplo: tomemos el caso de un crimen pasional: un hombre llega a su casa por la noche y encuentra a su mujer con otro hombre; ofendido, toma la pistola que tiene guarda-da y los mata a los dos. Analicemos el caso: en este ejemplo, la acción del asesino está afectando a terceros: no sólo está pri-vando de la vida a dos seres, sino que además está rompiendo definitivamente la unidad de su familia, afectando a los hijos. Existe un motivo: los celos, los deseos de venganza, el honor ultrajado. Existe un medio: para lograr su venganza y resti-tuir su honor, el marido utilizó una pistola. Existe un resulta-do obtenido: la venganza cumplida. Existe una consecuencia: la muerte de los amantes y el encarcelamiento del asesino. Al cumplir todos los requisitos, este acto es un acto moral. Pode-mos valorar moralmente el acto del marido y decir que hizo bien o mal, pero el hecho de partida es que una norma mo-ral muy importante dice: no matar, matar es malo. El marido pudo solucionar el problema de otra forma, divorciándose de su mujer en vez de matarla. El hecho es que el marido se hace, con ese acto, responsable moral y legal. En cambio, un hom-bre que ya en edad madura se encuentra sólo, sin familia, en-fermo, y cansado de la vida, decide suicidarse, realiza un acto que al no afectar directamente a terceros, no es un acto moral y por lo tanto no podemos juzgarlo. Podemos valorar su acto como bueno o malo, pero al no afectar a nadie, resulta irrele-vante nuestro juicio.

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Veamos ahora la norma moral.

Una norma moral es una pauta de conducta, considerada valiosa y buena para la comunidad, que tiene carácter de obli-gatoriedad y que pasa a formar parte del acervo cultural de una sociedad. La norma moral, como toda norma, es ideal, un deber ser, por lo que o se cumple, no se cumple o se cumple parcial-mente. Tiene carácter histórico, pues es un producto humano y puede variar en su contenido o en su interpretación en un mo-mento dado. Sólo es válido su cumplimiento cuando se realiza libre y conscientemente.

Pasemos ahora a ver la valoración moral.

La valoración moral es el acto de valorar o juzgar moralmen-te la conducta de una persona, ya sea buena o mala. Para valo-rar y por tanto responsabilizar moralmente a una persona, se deben tomar en cuenta los siguientes aspectos:

Primero, la edad, sexo, estado mental y socio-económica de la persona valorada.

Segundo, que quien valora sea la persona indicada para hacerlo. Por ejemplo, de un hijo, sus padres; de un alumno sus maestros, de un gobernante los gobernados, etc.

Tercero, que la valoración se haga en un tiempo razonable después de cometido el acto juzgado.

Cuarto, que se confirme que la persona valorada actuó libre y conscientemente y no impulsada por una coacción interior o exterior. Por ejemplo, un desequilibrio mental (coacción inter-na), o una amenaza (coacción externa).

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El resultado de la valoración moral es determinar si quien cometió un acto, bueno o malo, es responsable moral o no de su conducta. En caso de delitos legales, ante un tribunal, esta valoración puede ser determinante entre condenar o absolver a una persona. En el caso de actos morales, la sanción puede ser, a menor escala, perder o conservar una amistad. En cualquier caso, de la valoración moral se deriva una condena o una abso-lución, el castigo o el perdón.

Sería útil que el lector, en la sección de ejercicios, propusiera algunos ejemplos de actos morales y los valorara, siguiendo las indicaciones que se le señalan.

4.3.1 Carácter histórico-social de la moral.

Si la ética es una ciencia con dimensión histórica, es porque su objeto de estudio, la moral, es un producto histórico, no sólo porque surgió en determinado momento del desarrollo huma-no, sino porque se ha seguido adecuando, modificando y desen-volviendo en consonancia con la transformación social humana. Surge la moral entonces en un momento histórico determinado (que se pierde en la oscuridad del pasado) y como respuesta a la necesidad de organizar, atenuar y controlar los impulsos agresi-vos del hombre, la violencia generada por la convivencia diaria, haciendo posible la vida en sociedad.

La moral es histórica porque no es inmutable, sino que cam-bia y se desarrolla a la par que el hombre mismo. Tiene carác-ter histórico, porque es un producto consciente del hombre y la comunidad y nace por una necesidad social. Los animales no tienen historia porque no desarrollan cultura ni son conscientes, conceptualmente, de sus actos. El hombre sí. Y a la par que su carácter histórico, está el carácter social de la moral, pues esta surge socialmente para tener un efecto sobre toda la sociedad.

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Capítulo IV. Ética

No es el invento de algún individuo aislado, sino del conjunto total de la comunidad y nadie queda fuera de ella, se cumplan sus normas o no.

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C A P Í T U L O Q U I N T O .

EL PROBLEMA AXIOLÓGICO.

La ética, como ya vimos, es una parte de la Axiología, que a su vez es una de las ramas principales de la filosofía. Ahora bien,

la ética y su objeto de estudio, la moral, y sus valores hechos normas, no son todo el contenido de la Axiología, por lo que ha llegado el momento de ocuparnos de ella.

A la Axiología la podemos definir como “el problema filosófi-co que se encarga de estudiar los valores”, tratando de lograr lo siguiente en base a la pregunta ¿qué son los valores? Buscando lo siguiente:

1. Definir qué es un valor.2. Establecer su naturaleza, características y propieda-

des esenciales.3. Diferenciar los distintos tipos de valores que existen.4. Destacar los valores más importantes, haciendo un ba-

lance sobre la situación actual de las sociedades huma-nas con respecto a los valores, sobre todo en lo referente a la libertad, la responsabilidad moral, la justicia, la igual-dad y otros, fundamentales para entender los problemas de la sociedad humana actual.

La axiología, como en general las ciencias sociales, anta-ño llamadas “filosofía del espíritu”, se desarrolló últimamente. Aunque hemos indicado que la ética, por ejemplo, surge con

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Capítulo V. El Problema Axiológico

Sócrates en la Grecia antigua, lo cierto es que la preocupación por la naturaleza de los valores es muy reciente, prácticamen-te del siglo XX.

En la antigüedad y en la Edad Media, los valores eran consi-derados de carácter ideal, dones divinos que el hombre recibía de Dios, o bien como cualidades que los objetos y las personas adquirían con base en propiedades que hoy llamaríamos psico-lógicas: algo o alguien era valioso porque a los demás le intere-saban, le agradaban o los deseaba; por el contrario, algo que a nadie le interesaba, que a nadie le agradaba o nadie deseaba era algo que no tenía ningún valor.

Sin embargo, era esta una visión demasiado simplista del problema y se vio que los valores eran algo mucho más com-plejos. Fue entonces cuando realmente se les prestó la debi-da atención. Para empezar, se dudó que fueran de carácter ideal, o por decirlo así, inmaterial, por el contrario, los valo-res siempre estaban ligados a un objeto material, como el oro, por ejemplo, o a una conducta humana, como la generosidad, en otro ejemplo. Entonces volvió con más fuerza la pregunta, ¿qué son los valores?

5.1 Noción de valor.

Lo primero que se puede observar, es que la vida humana está rodeada de valores por todas partes y que sin estos no se podría entender la vida del hombre como “humana”. Desde que nacemos, en el seno de una familia, hasta que morimos, nuestra vida está llena de valores en nuestras relaciones con los demás y en el uso e intercambio diario de objetos y mer-cancías, en lo económico al cambiar, vender o consumir bie-nes, en lo social al saludar, conversar o trabajar con las demás personas, en lo estético al presenciar o crear obras de arte, en

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lo religioso al asistir a la iglesia, en lo político al actuar como ciudadano y en lo legal al realizar cualquier trámite, y en fin, en muchas otras actividades, todas las cuales, sin excepción, involucran valores, pero, ¿qué son?

Como siempre, los filósofos no comparten una opinión unificada, debido a que sustentan diversas concepciones del mundo, materialistas o idealistas, por lo que hay varias posi-ciones al respecto.

Un primer grupo de filósofos, a los que identificaremos como idealistas, consideran que los valores son inmateriales, abstractos y al final de cuentas, ideales; sostienen que existen por sí mismos, independientemente de los objetos en que se manifiestan y que forman un mundo aparte que existe en for-ma de categorías innatas, que el sujeto ya posee desde el naci-miento, o en un mundo ideal al estilo del mundo de las ideas de Platón. Según estos autores, los valores son “objetos ideales”. Expliquemos esta noción. Por ejemplo, supongamos una herra-mienta cualquiera como un desarmador. Este sirve para ator-nillar y destornillar diferentes tipos de tornillos para múltiples usos. El “valor” del desarmador es pues el de “utilidad”: un valor práctico. El sentido común nos diría que el valor de utilidad está en el desarmador, en su forma, el material de que está hecho, su tamaño, etc. Por eso es útil. Ahora supongamos que el desarma-dor se rompe y no se puede usar más: se ha vuelto inútil. La pre-gunta sería: ¿qué ha pasado con el valor de utilidad que tenía? ¿Se esfumó? ¿Dejó de existir? Los filósofos idealistas dirían que no, que la “utilidad”, como valor ideal, sigue existiendo y que no depende del desarmador, pues existe por sí mismo... Es más, ¿qué pasaría si todas las herramientas útiles del mundo se estro-pearan? ¿Seguiría existiendo el valor de utilidad? Los filósofos idealistas sostienen que sí, aunque no existiera sobre la tierra un solo objeto útil, la utilidad, como valor, seguiría existiendo. Un ejemplo más: la belleza es un valor estético, consideramos que

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Capítulo V. El Problema Axiológico

un objeto es bello cuando tiene en su forma armonía, propor-ción, equilibrio, etc., que lo hacen agradable y produce placer: una pintura, un poema, una escultura. El “valor” de “belleza” se expresa en esos objetos, ¿qué sucedería si todas las obras de arte fueran destruidas? ¿Seguiría existiendo la belleza? Según estos filósofos, sí, pues la belleza es ideal. Podría no haber cosas bellas y aún así existir la belleza. ¿Dónde? He ahí el problema. Seguramente existiría en nuestra mente, como categoría a prio-ri, o en el mundo de las ideas de Platón. Para tratar de expli-car esto veamos que es un “objeto Ideal”. Pongamos el caso de una figura geométrica, digamos, el rectángulo, ¿quién ha visto alguna vez un rectángulo? Muchas veces, diría cualquiera, por ejemplo, la mesa en que como es un rectángulo, la puerta por la que entro y salgo es un rectángulo, la cama en que duermo es un rectángulo. Pues resulta que no, nadie ha visto jamás un rectán-gulo. La mesa tiene forma rectangular, pero es una mesa, no un rectángulo; la puerta tiene forma rectangular pero no es un rec-tángulo, es una puerta; lo mismo pasa con la cama: tiene forma de rectángulo pero no son un rectángulo. ¿Dónde están pues los rectángulos? En nuestra mente, en forma de objeto ideal: cua-tro líneas, dos de las cuales son más largas que las otras dos y que se unen entre sí formando cuatro ángulos rectos, eso es un rectángulo, además, perfecto, mientras que la mesa, la puerta y la cama son imperfectos, aproximados a la “idea” de rectángulo. Por lo tanto, los rectángulos existen en forma de objeto ideal. De la misma manera existen los valores, según esta concepción: tienen vida propia, existen por sí mismos.

Como podemos ver, esta noción de valor es sumamente confusa y casi mística, muy abstracta e imaginativa. A esta co-rriente le llamaremos objetivismo de los valores, pues se les considera entes independientes de los objetos en que se mani-fiestan y de los hombres que los perciben: podemos pensar en ellos o no, verlos o no, ellos, de todas formas, están ahí.

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Iniciación a la Filosofía

Existe una segunda posición, defendida por otro grupo de filósofos, a los que podríamos llamar realistas. Estos razonan de la siguiente manera: tenemos el caso de una flor, una rosa roja de las que regalamos cuando queremos halagar a una mucha-cha. Bien, ¿la flor es bella en sí misma, por su color, delicadeza o forma, o somos nosotros, los seres humanos, los que la cree-mos bella y le damos ese valor? Según estos otros filósofos, la flor no es bella ni fea, somos nosotros los que le damos su valor. Otro ejemplo: una mujer de una tribu africana primitiva se pin-ta rayas blancas en la cara, se atraviesa huesos de animal en la nariz o se deja crecer de forma descomunal el labio inferior, esa mujer para un hombre occidental, será fea, pero será bella para un miembro de su propia tribu. O por el contrario, una mujer oc-cidental, con los labios y los ojos pintados y vestida a la moda, es bella para un europeo o americano, pero fea para el africano. Es decir, según estos filósofos, los valores son relativos, y somos los seres humanos, de acuerdo a nuestros gustos, costumbres, cultura y educación, los que damos valor a las cosas, valor que de por sí las cosas y las personas no tienen. Una persona que mata a alguien a sangre fría es valorada como mala, un soldado que mata a un enemigo lo consideramos bueno, y el caso es que ambos han matado. A esta corriente le llamamos subjetivismo de los valores, porque sostiene que los valores de por sí no exis-ten, sino que son apreciaciones subjetivas, relativas y variables de las personas.

Existe, por último, una tercera posición, sostenida por otro grupo de filósofos, a los que llamaremos materialistas. Para es-tos los valores dependen de los objetos en que se materializan, pero además, esos objetos solo son valiosos si les damos un uso social. Por ejemplo: tenemos un pedazo de plata. La plata es de agradable aspecto, difícil de obtener, buena conductora de la electricidad y su cualidad maleable la hace susceptible de trans-formarse en una diversidad increíble de objetos. Tiene por tanto un valor debido a las propiedades físicas que posee. Pero ese

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Capítulo V. El Problema Axiológico

valor es latente, sólo potencial, pues de nada nos sirve si lo deja-mos enterrado en la mina, así no posee ningún valor. Solamente cobrará valor si la extraemos y socialmente le damos un uso: transformarla en un objeto de uso popular. Conclusión: el valor de un objeto depende, por una parte, de sus propiedades físicas, y por otra parte, de que esas propiedades sean utilizadas por la sociedad. A esta concepción del valor le llamaremos objetivi-dad social de los valores.

¿Cuál de las tres teorías filosóficas es la correcta? El autor considera a esta tercera posición como la correcta, pero sería oportuno que el lector diera su opinión en la sección de ejerci-cios, llegando a alguna conclusión, estableciendo por qué.

5.2 Tipos y características de los valores.

Hemos hablado de los valores en general, es hora de dife-renciarlos, pues existen gran variedad de valores, como vere-mos a continuación:

Mencionemos en principio los valores morales, dentro de los cuales encontramos primero al bien y el mal, que son los principales y tradicionales. Definirlos no es difícil, la cuestión ra-dica en que se han entendido de diversas maneras en las distin-tas épocas de la historia de la humanidad y han sido manipula-dos para justificar los más diversos sucesos históricos por reyes, príncipes, papas, dictadores, conquistadores y demás persona-jes con poder político, militar o económico.

Sin embargo, todos estamos de acuerdo en llamar Bien a aquellos actos humanos o aquellos objetos que nos ayudan, nos permiten vivir con más facilidad, que nos curan o nos benefician de alguna manera. El bien es lo que nos permite vivir, crecer y desarrollarnos como personas. El Mal sería lo opuesto, aquello

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Iniciación a la Filosofía

que nos destruye o que nos hace destruir a otros. Junto con este par de valores, estarían los valores morales de la honestidad, la sinceridad, la fidelidad, lealtad, justicia, etc., valores que nos permiten mantener relaciones sanas con las demás personas.

Tenemos también los valores económicos, como lo barato, lo caro, lo productivo, lo eficaz, lo constructivo, lo competitivo.

Los valores políticos, de los cuales participamos todos y no sólo los políticos profesionales, como ya vimos en otra parte. No obstante, al político y gobernante, sea cual sea su tipo de gobierno, se le exige honradez, veracidad, responsabilidad, fir-meza, astucia, voluntad, etc. Valores que redundan en el bien de toda la comunidad y que si faltan o se presentan en su polo opuesto destruyen a la comunidad.

Están también los valores estéticos, representados por la belleza y la fealdad, lo agradable y lo desagradable, lo horrendo, lo armonioso, el equilibrio, la proporción, etc., materializados principalmente en el arte y que nos hacen la vida más placentera y llena de sentido. Hasta el arreglo y el adorno personal son va-lores estéticos, el aseo, la limpieza, la pulcritud y sus contrarios, lo sucio, el desaseo, lo mugroso, etc.

Son muy importantes también los valores religiosos, muy cercanos a los valores morales, tales como la caridad, la piedad, la misericordia, la humildad, la esperanza, la fe, la hermandad, etc., que ayudan a las personas a soportar las penas de la vida.

Por último, mencionaremos a los valores del trato social, que nos permiten llevarnos bien y relacionarnos sin violencia con nuestros semejantes, tales como la amabilidad, el respeto, la cortesía, la prudencia y sus contrarios, la grosería, el insulto, la ofensa, etc.

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Capítulo V. El Problema Axiológico

Es importante señalar que todos estos tipos de valores se mez-clan entre sí y se relacionan en cada acto y conducta humana, por lo que separarlos y clasificarlos es una operación artificial útil única-mente para conocerlos y analizarlos, en los sucesos diarios todos los valores se integran en las relaciones sociales y conforman un todo que define el grado de cultura y civilización de un pueblo.

Nos gustaría que el lector, en la sección de ejercicios, aña-diera a la lista algunos otros tipos de valores que se hayan esca-pado al autor.

Pasemos ahora a analizar las características de los valores.

Los valores son importantes, no sólo porque implican idea-les que en forma de normas se proponen al hombre como un “deber ser”, sino porque rodean el mundo en que vivimos, cultu-ral y natural, de significado. Es decir, el paisaje humano se vuel-ve humano porque no todos los detalles del mismo “valen” lo mismo. Vivimos en un mundo humanizado porque le damos un valor a nuestras obras, sean técnicas o artísticas, y a nuestros actos y conductas, porque son nuestros y visten, por así decir, a la naturaleza de un ropaje que no poseía. El hombre es un ser creativo, como ya vimos, y sus creaciones tienen un valor y eso enriquece nuestra vida y la hace muy superior a la de los anima-les y plantas. Los valores, por tanto, hacen humano al hombre, que a su vez, crea los valores. Es una relación dialéctica.

Y precisamente en eso se basa la primera característica de los valores, pues la contradicción dialéctica es una dimensión que rodea completamente al hombre y a la naturaleza. Todo se manifiesta fenomenológicamente en opuestos, en contrarios, que a su vez no se pueden separar, pues forman una unidad. Los valores no escapan a esta característica, a la que llamamos Polaridad y que significa que todo valor tiene su opuesto, sin excepción alguna: Ejemplos:

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Iniciación a la Filosofía

Verdad --------------- Mentira

Amor -------------- Odio

Valentía -------------- Cobardía

En donde la columna de la izquierda representa el valor positivo, deseable, y la columna de la derecha el valor negati-vo o indeseable. En la moral, los valores son normas: se debe ser verdadero, amoroso, valiente, se debe evitar ser mentiro-so, odioso y cobarde. Entre la norma, el ideal, y la realidad so-cial que efectivamente vivimos todos los días, hay distancias: el hombre común cumple o no cumple la norma, pero nunca alcanza el ideal. Es decir, los hombres no somos totalmente buenos, ni totalmente malos, ni absolutamente valientes ni completamente cobardes, más bien, nos movemos en una si-tuación intermedia, pues resulta que los valores tienen “gra-dos”, entre el más y el menos, a lo que llamamos Gradación de los valores, y que significa que entre un valor positivo y su correspondiente valor negativo o disvalor, hay grados que nos acercan más a un polo o al otro. Se podría expresar gráfica-mente como una regla graduada:

-10 +10 Mal -----|-----|-----|-----O-----|-----|-----|----- Bien

Por poner un ejemplo extremo, un santo se acercaría mucho al diez en el polo positivo, mientras que un criminal se acercaría mucho al diez en el polo negativo, aunque no por eso el san-to tenga sus malas actitudes de vez en cuando y el criminal sus buenas acciones de vez en vez. Pasaría igual con una obra de arte, como una obra musical, pues una obra de Beethoven se acercaría mucho al diez del polo positivo, mientras que una obra musical de un aficionado estaría seguramente en el polo negati-

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Capítulo V. El Problema Axiológico

vo, aunque esto no quiere decir que Beethoven no tenga obras malas y que el aficionado pueda en un momento de inspiración creativa crear una obra maestra.

Sin embargo, podríamos preguntar con todo derecho, ¿quién valora estas obras? Bueno, pues resulta que el jurado, por así de-cirlo, es la sociedad entera, sin menospreciar a críticos y expertos, y desde luego, es una valoración subjetiva en cuanto al gusto, y objetiva en cuanto a las cualidades físicas de la obra en cuestión. Se les llama “juicios de valor” porque no hay una manera científi-ca, positiva, de mostrar en un experimento si un cuadro de Picas-so es malo o bueno, pues cada individuo, cada pueblo, en cada época de su historia, establecen una “tabla de valores”, más o menos subjetiva y objetiva en que se ordenan los valores en orden de importancia. A esta característica se le llama Jerarquía, y sig-nifica que unos valores son más importantes que otros, según las circunstancias de tiempo y espacio y de forma totalmente relati-va y arbitraria. Esto se podría representar esquemáticamente así:

Valor supremo | El Bien

Valor menor | La Modestia

Es un ejemplo al azar, pues de hecho cada uno de nosotros podría hacer su tabla de valores, y cada quien colocaría como valor supremo distintos valores: verdad, justicia, valentía, res-peto, etc. El caso es que la persona actúe en consecuencia a esa preferencia que, además, será su punto de referencia para valo-rar los actos y las obras de los demás.

Como vemos, el asunto es complejo, y esto se debe a que el hombre es un ser complejo, en constante cambio, desarrollo, transformación y que se enfrenta siempre a circunstancias dife-rentes. Ahora podemos entender la importancia de la Axiología y la ética para entender al ser humano.

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Iniciación a la Filosofía

5.3 Naturaleza de los valores.

Ya mencionamos que los valores han sido explicados de di-ferentes maneras por los filósofos, según sea la concepción del mundo que sustenten. Son las siguientes:

El Objetivismo, que sostiene que los valores existen por sí mis-mos, independientemente de los objetos en que se materializan.

El Subjetivismo, que sostiene que los valores son un pro-ducto humano, son relativos, arbitrarios y dependen de la cultu-ra, costumbres, hábitos, gustos, etc., de la sociedad en que son vigentes, así como de su momento histórico.

La Objetividad Social, que sostiene que los valores son el resul-tado de la relación entre las propiedades de un objeto y su uso social.

Según esta última teoría un valor sería “la cualidad de un ob-jeto, más su uso social” y habría que diferenciarlo de un bien, en el sentido de “bienes raíces” o “bienes inmuebles”. Un bien sería “un objeto, más su valor”.

Esta distinción es importante porque tendemos a entender el valor de las cosas por lo que cuestan en dinero, lo que es un error, pues en ese caso estamos hablando de bienes y no de va-lores. Ni la verdad, ni la justicia, ni la bondad se pueden comprar, para decirlo más claro. Un automóvil, una casa, un reloj, si se pueden comprar, pero aún así los compramos por su valor, que en este caso es la utilidad.

Ahora bien, es difícil inclinarse por una u otra de las teorías señaladas acerca de la naturaleza de los valores. Para ello ten-dríamos que estar firmes en nuestra concepción del mundo, ya sea idealista o materialista.

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Capítulo V. El Problema Axiológico

Aquí sólo podemos indicar que el objetivismo tiene el incon-veniente de presentar a los valores como entes ideales, incorpó-reos, etéreos, casi místicos, que nos dificulta entenderlos sepa-rados de los objetos en que se manifiestan.

El subjetivismo, por su parte, tiene el inconveniente de pre-sentar a los valores como algo irreal, que el hombre crea y le añade a los objetos y actos humanos, difíciles de definir por su carácter relativo y arbitrario.

El Objetivismo Social, de origen marxista, tiene la ventaja de considerar a los valores como algo real, tangible e inseparable de los objetos en que se manifiestan, añadiéndoles su dimen-sión social e histórica, lo que los hace más comprensibles.

Mientras que las dos primeras teorías presentadas son unila-terales, pues una considera que los valores existen por sí mismos, independientemente de los objetos y la otra considera que los va-lores no existen y son un invento humano, la tercera teoría es bi-lateral y dialéctica, pues existe una estrecha relación entre el valor asignado a un objeto y las propiedades físicas que tiene ese mis-mo objeto, además de que toma en cuenta la inserción del objeto valioso en la sociedad, que le da su verdadero sentido al usarlo.

Sería importante que el lector ejerciera la filosofía pensando por cuenta propia y sacara sus propias conclusiones en base a las observaciones que se hacen en este libro. En la sección de ejercicios encontrará el espacio para hacerlo.

5.4 El problema de la libertad y la responsabilidad.

El ser humano es un ser responsable de sus actos porque es consciente y auto consciente, lo que significa que se da cuen-

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Iniciación a la Filosofía

ta, se percata, de la realidad del mundo exterior como algo independiente a él y al mismo tiempo, se percata de que es consciente de ese percatarse, o sea, es consciente de que es consciente. La Responsabilidad, que consiste en responder, dar la cara, asumir las consecuencias de los propios actos, es una actitud que la comunidad le exige al individuo. Si no fuera así, el individuo se haría el desentendido; pero como vive en una comunidad de la que es dependiente, y con la que a su vez coopera e interactúa, tiene que responder de sus actos, sean buenos o malos, y dar explicaciones, si así se le exige, y en su caso, sufrir el castigo por su conducta.

No obstante, en todo momento tiene dos opciones: respon-der o hacerse el desentendido, puede elegir, es decir, es libre.

Precisamente porque es libre es responsable, pues alguien

que actúa bajo coacción, amenazada u obligada, no puede ser responsable de lo que haga, ni se le puede exigir responsabili-dad. Pero resulta que la libertad sólo es posible si se es cons-ciente de las consecuencias de lo que se hace. Una persona que actúa inconscientemente, ya sea porque su edad se lo impide o porque está mal de sus facultades mentales, tampoco es res-ponsable de sus actos. Resulta así que la responsabilidad, para ser asumida, necesita, como requisito indispensable, la libertad y la conciencia, que son los requisitos mínimos, pues son nece-sarios para que un acto humano sea considerado moral. La res-ponsabilidad es entonces una conducta moral: responder por lo que uno hace con su conciencia y su libertad.

Pero, ¿qué es la libertad?

En este problema, como en todos los demás, las opiniones están divididas. Para unos filósofos la libertad simplemente no existe, pues el hombre, como todo ser vivo, actúa todo el tiempo apremiado por las necesidades y no por gusto, incluso el diver-

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Capítulo V. El Problema Axiológico

tirse, descansar o “no hacer nada”, es una necesidad biológica y psicológica. El hombre no es libre, sostienen, porque está de-terminado por la necesidad. A esta teoría se le llama Determi-nismo, que significa que todo lo que acontece en el mundo, ya sea en la naturaleza o en la sociedad humana, está determinado por una causa. Es decir, nada ocurre si no es producido por una causa. En consecuencia, si el hombre actúa siempre impulsado por una causa, la necesidad de beber, comer, dormir, trabajar, etc., entonces no es libre y la libertad es una ilusión halagadora.

Para otros filósofos, al contrario, el hombre, al ser conscien-te de lo que hace y poder elegir como y cuando hacerlo, es, en todo momento, libre; el único ser vivo con esta cualidad, pues los animales y las plantas no son conscientes de lo que hacen, actúan por instinto, generación tras generación, siempre de la misma manera, y por lo tanto no son libres. El hombre, en cam-bio, es libre en cada instante de su vida, en cada decisión que adopta, en cada opción que toma. Empezando por si continúa viviendo o si muere. A esta teoría se le llama Libertarismo.

En un esquema gráfico podríamos representar estas teo-rías así:

NECESIDADES ------- ACTOS HUMANOS ------- NO LIBERTAD

CONCIENCIA------- ACTOS HUMANOS ------- LIBERTAD

Pero ahí no acaba la cuestión, pues, al decidirnos por algu-na de estas dos opciones, necesitamos tomar en consideración otros factores.

Visto superficialmente, ambas corrientes de pensamiento tienen algo de razón, aunque escamotean el problema princi-pal. Es decir, no se trata de establecer si la libertad es posible o no, sino definir qué es la libertad y cuales son sus limitaciones. Si

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Iniciación a la Filosofía

el determinismo tuviera la verdad de su lado, el hombre estaría reducido a un aparato orgánico que solamente respondería a las necesidades de todo tipo que lo acosan, algo parecido a una má-quina que funciona respondiendo a una señal mecánica. Si fuera así, ¿donde quedaría el raciocinio, la voluntad y la capacidad de elegir entre varias opciones?

Por su parte, si el libertarismo tuviera la verdad de su lado, el hombre sería un ser sin trabas, límites, ni fronteras para sus ac-tos, es decir, podría hacer lo que quisiera. Si todos los hombres hicieran plenamente lo que quisieran, rápidamente sus intere-ses particulares chocarían entre sí y los conflictos aparecerían, impidiendo que la sociedad sobreviviera.

Por lo que resulta que la verdad no es absoluta y la libertad tampoco. Es verdad que estamos sujetos a necesidades que es forzoso satisfacer, pero podemos elegir cómo hacerlo, en qué momento, e incluso prever para el futuro. En eso consiste la libertad, que no es absoluta, pues se le imponen límites: la li-bertad de los demás. Ser libre, ciertamente, es ser consciente, pero consciente de nuestras necesidades y la libertad estriba en actuar en consecuencia con esa conciencia.

No podemos escapar al determinismo de nuestras necesidades básicas, pero también es cierto que nuestra inteligencia nos indica como satisfacerlas; eso es la libertad, relativa, con límites, pero real.

Como lo planteaba Hegel, “la libertad es la conciencia de la necesidad”. Y no puede ser de otro modo, pues somos seres de-terminados, pero con capacidad de elegir. No más.

Sería importante que el lector diera su opinión sobre este tema y para ello, en la sección de ejercicios dispone de un espa-cio para eso, pues, como dijera Kant, es imposible enseñar filo-sofía, sólo se puede filosofar.

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Capítulo V. El Problema Axiológico

5.5 La valoración moral y la libertad.

La libertad es bandera de los más diversos intereses políticos de las naciones, poderosas o no. Cuántas veces hemos oído la tri-llada frase “proteger el mundo libre”, en oposición a las dictaduras de todo color. Sin embargo, ¿qué quieren decir estos líderes políti-cos por libertad? Generalmente, la justificación moral para llevar a cabo todo tipo de transacciones, operaciones militares, negocios, lícitos o ilícitos, invasiones, imposiciones económicas, control de los pueblos más débiles, etc. Justificación de lo que se llama impe-rialismo capitalista y que ahora, cambiándole el nombre, le llaman “globalización”, “neoliberalismo”, “nuevo orden”. Pero, queridos lectores, eso no es libertad, sino abuso de poder, a secas.

La libertad es un valor moral, inexistente en la antigüedad, a pesar de la esclavitud, que fue puesto en circulación por los libe-rales ilustrados, enciclopedistas y revolucionarios de los siglos XVII Y XVIII. Un valor y un derecho, decían, que debe gozar todo ser humano sólo por el hecho de serlo.

Como ya vimos, la libertad es relativa, limitada, es un resul-tado de tener conciencia de nuestras necesidades y actuar ra-cionalmente en consecuencia, eligiendo, decidiendo, optando por el mejor camino para obtener nuestros objetivos pre-vistos.

Y la libertad implica responsabilidad, que es otro valor mo-ral. La responsabilidad moral sólo es posible, entonces, si actua-mos con libertad y conciencia de la consecuencia de nuestros actos. Solamente cumpliendo con estos requisitos nuestros ac-tos serían “actos morales libres”.

Seamos críticos, entonces y estemos alertas ante quien ha-bla o defiende a ultranza la libertad, sobre todo de los líderes

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Iniciación a la Filosofía

políticos, y preguntémonos, ¿qué entienden por libertad? Y, en su caso, valoremos moralmente sus actos “libres”.

Pues resulta que la libertad, como base de todo acto moral, puede y debe ser sujeto de valoración moral. Ya hablamos sobre el tema, bástenos decir que sólo se puede valorar moralmente un acto moral libre, pues valorar “es el acto de establecer el va-lor, bueno o malo, de una conducta concreta, ya sea individual o colectiva”. En la valoración moral intervienen varios factores:

Quién valora, pues el que realiza la valoración debe ser la persona correspondiente. Por ejemplo, para valorar la conducta de un alumno, él único indicado es su maestro, ni el director de la escuela, ni sus padres, ni el que limpia el salón puede hacerlo. A un criminal lo debe valorar un juez; a un hijo, sus padres; a un empleado, su jefe; a un gobernante, los gobernados; a un solda-do, sus superiores, a un escritor, sus lectores.

Qué valora, pues sólo se puede valorar un acto libre, nin-guna otra conducta, publica o privada, puede ser valorada moralmente.

A quién se valora, pues no podemos responsabilizar de sus actos y por lo tanto valorarlos moralmente ni a los niños peque-ños, a los ancianos seniles, ni a los enfermos mentales, ni a quien actuó bajó amenaza o coacción.

Momento histórico-social en que se valora. Hemos oído ha-blar del juicio de la historia sobre la conducta y los actos de per-sonalidades del pasado, héroes, militares, gobernantes, revolu-cionarios. Y esa valoración es real, sólo que debemos tomar en cuenta las circunstancias, las costumbres y las normas morales vigentes en la época en que vivió la persona a la que valoramos. En términos generales, la valoración moral debe ser contempo-ránea con el hecho valorado, cuando aún se puede modificar la

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Capítulo V. El Problema Axiológico

conducta de la persona valorada. Es inútil valorar a los muertos, si son personas comunes y corrientes, ni tiene mucho interés va-lorar la conducta de alguien veinte o cincuenta años después de que ocurrieron los acontecimientos que queremos valorar, pues para entonces las circunstancias, las personas involucradas y la sociedad en general, habrán cambiado. La valoración histórica es útil solamente en los casos en que queremos evitar o promo-ver conductas de pueblos o líderes que hicieron un bien o un mal a la sociedad de su época.

Con estas observaciones terminamos el contenido de este capítulo, solamente me resta hacer la siguiente observación. Todo lo que hemos analizado hasta aquí es pura teoría, produc-to del razonamiento, la intuición, la inteligencia y el afán de co-nocimiento verdadero propio de la filosofía.

Pero nada de esto tendría sentido, ni serviría para nada, y la filosofía sería completamente inútil, si no lo llevamos a la prác-tica, y al llevarla a la práctica, en una praxis social, si no nos sirve para mejorar, transformando la sociedad en que vivimos y a no-sotros mismos.

La filosofía tradicional ha tenido siempre un inconveniente muy grave: todo se queda en pensamiento y pensando única-mente, sin llevar a la práctica lo pensado, se vuelve un ejercicio gratuito, ocioso y digno de gente desocupada. Sería, como dice el dicho popular: “pensar en la inmortalidad del cangrejo”.

Nosotros no queremos una filosofía tradicional, sino trans-formadora, revolucionaria, esto es, que revolucione, haga girar y cambiar, para bien, la rueda de la historia. Recordemos que el hombre se hace a sí mismo y a su destino. Por eso, en el siguien-te capítulo y último, veremos la función de la ética en la realidad.

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Iniciación a la Filosofía

C A P Í T U L O S E X T O .

LA FUNCIÓN DE LA ÉTICA EN LA REALIDAD.

La ética es una ciencia que estudia la conducta moral de los hombres en la sociedad, como ya vimos, descubriendo las

causas de tal conducta, con lo cual nos ayuda a entender mejor al ser humano, es decir, a nosotros mismos. Es una ciencia teóri-ca, pero su producto, la explicación de la conducta moral de los hombres puede y debe tener una aplicación práctica: hacernos conscientes de la necesidad de ser cada día mejores personas.

Hemos visto que la filosofía en general es considerada como la búsqueda de un conocimiento desinteresado, que no busca ser aplicado en la vida práctica diaria. Es el deseo de saber por el solo hecho de saber. Pero vimos también que esta concepción de la filosofía y su función en la sociedad es ya anticuada y en el fondo falsa: ningún conocimiento que el hombre adquiere es gratuito, inútil o desinteresado. Conocemos el mundo que nos rodea porque necesitamos conocerlo. Tan es así que de la propia filosofía pronto se desprendieron las ciencias más necesarias: la Astronomía, para medir el tiempo; la Matemática y la Física, para comprender la naturaleza de los líquidos, máquinas, pesos, movimientos, cantidades; la Biología, para su aplicación en la Medicina. Más tarde se independizaron las demás ciencias y se desarrollaron hasta dejar de ser puro pensar para convertirse en construir y conservar, lo que dio lugar a la ingeniería y la tecno-logía modernas. Ninguna rama de la filosofía, ni siquiera la más abstracta y metafísica, como la Ontología, es pura especulación,

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Capítulo VI. La Función de la Ética en la Realidad

pues de la comprensión del SER en cuanto que ES, obtenemos una comprensión lógica de la naturaleza del universo y de ahí a su aprovechamiento en las más diversas áreas: arquitectura, agricultura, astronomía, mecánica, química, metalurgia, e inclu-so, pedagogía y didáctica. Los filósofos, sofistas o no, fueron los primeros profesores en el estricto sentido de la palabra. Separar la teoría “pura”, de las artes mecánicas y técnicas, es una tonte-ría que le costó a la humanidad siglos de retraso. En conclusión: la filosofía es útil, necesaria, fundamental, si los conocimientos que aporta los aplicamos prácticamente a nuestra vida y a la so-ciedad, con el objeto de transformarnos para mejorar. Si no es así, la filosofía puede ir a parar al museo de las antiguallas, junto a la rueca y la carreta de tracción animal, como diría Federico Engels en alguna ocasión.

Si esto decimos de la Ontología, con mucha más razón po-demos afirmarlo de la Ética. Por eso, en este último capítulo de nuestro libro, nos enfrentaremos a una serie de problemas reales, prácticos, que vivimos todos los días y en los cuales no-sotros, con nuestras actitudes e inconsciencia contribuimos en gran medida a producir y agravar, en lugar de trabajar para re-solverlos. Problemas como la vigencia y utilidad de las institu-ciones en que nos desarrollamos; la irracionalidad tecnológica, que en forma de industria, está destruyendo a gran velocidad las riquezas naturales del planeta; nuestra actitud indiferente ante la destrucción de ecosistemas que son la base de la vida sobre la tierra; nuestra indiferencia ante la pobreza, la explotación, los crímenes y las constantes violaciones de los derechos humanos; la marginación y discriminación hacia las minorías étnicas, se-xuales, religiosas y culturales; la muy señalada “falta de valores” de las sociedades industrializadas modernas, la aparición del terrorismo, la violencia juvenil, la delincuencia, drogadicción y muchos temas más que nos rodean, en los cuales estamos in-mersos y ante los cuales no hacemos nada o muy poco.

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Iniciación a la Filosofía

Analizaremos estas cuestiones y nos enfrentaremos a un muy crudo auto examen y valoración personal, que nos permita reflexionar, reaccionar y modificar, en lo posible, nuestras acti-tudes negativas de una forma radical. Como dijo el escritor por-tugués, premio Nobel de literatura, José Saramago, en visita a México en 1999: “La sociedad mexicana está enferma de indife-rencia y vive encerrada en un egoísmo pasmoso”. Veamos si en este capítulo logramos abatir, aunque sea un poco, esa indife-rencia y ese egoísmo.

6.1 El individuo y las instituciones.

Todas las personas, desde que nacemos hasta que morimos, pertenecemos a alguna institución. Al nacer lo hacemos en un hospital, que es una institución, después nuestra infancia trans-curre en el seno de nuestra familia, que es otra institución, e in-cluso ya muertos, nuestro cuerpo va a parar a un cementerio, que es otra institución. Por eso podemos afirmar que el hombre se organiza socialmente formando instituciones del más diverso tipo y finalidad. La sociedad humana misma, es una gran ins-titución. El Estado, los gobiernos, las iglesias, las escuelas, los centros deportivos, las prisiones, los “antros” donde los jóvenes van a divertirse. Todos son instituciones.

Pues bien, como sucede siempre en filosofía, comencemos por una pregunta, ¿qué es una institución?

“Las instituciones son organizaciones formadas por un gru-po de personas de número variable, constituidas formalmente, sujetas a normas y reglamentos, donde se observan pautas de conducta definidas, con carácter histórico, que satisfacen una necesidad social específica y que por su importancia pueden ser, Primarias o fundamentales, y Secundarias o subsidiarias”. Más adelante veremos en qué consiste cada una.

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Capítulo VI. La Función de la Ética en la Realidad

Las instituciones cambian, se modifican en sus miem-bros, en sus reglamentos, en sus instalaciones, se adecuan a los cambios sociales, pero nunca pierden su función originaria para la que fueron instituidas, pues si lo hicieran, perderían su razón de ser.

Las instituciones son organizaciones sociales, no obstante, están formadas por individuos o personas. La palabra “perso-na”, proviene de una palabra griega que significa “máscara”, que era el indumento que se utilizaba en el teatro antiguo en las representaciones, donde cada máscara expresaba una emoción y un sentimiento: dolor, alegría, enojo, bondad, mal-dad, o bien una manera de ser: adusto, serio, jocoso, astuto, etc. Era la forma de representar las miles de variaciones y po-sibilidades en la personalidad, el temperamento y el carácter de la gente, fijándolas para hacerlas más comprensibles al pú-blico. En la vida diaria la gente no lleva máscara, aunque de alguna manera nuestro rostro adopta un gesto que expresa nuestra manera de ser o la manera de ser que queremos apa-rentar ante los demás y que es distinta según donde estemos: en el trabajo, en la calle, en una fiesta o en nuestra casa. En la actualidad, la palabra persona significa “un individuo”, es de-cir, un ejemplar singular, único, de una especie, en este caso, la especie humana. Un individuo es entonces una persona irre-petible, que tiene un carácter y un temperamento propio que nadie más tiene y que la hace valiosa. No hay dos personas iguales en todo el mundo. El conjunto de individuos forma una comunidad o sociedad organizada en instituciones.

Mencionaremos las instituciones más importantes, sobre las cuales basaremos nuestra exposición.

El individuo pertenece, en principio, a una familia, consti-tuida por el padre y la madre, y en cuyo seno será alimentado

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y cuidado, y donde, lo que es más importante, será educado, transmitiéndole los valores culturales de la comunidad.

Esta familia, en la que nace, crece y se educa el individuo per-tenece, a su vez, a determinada clase social, ya sea la clase social dominante o la clase social dominada. Aquí es importante una explicación: la sociedad humana, desde la aparición de la propie-dad privada, desde hace unos diez mil años, no se nos presenta como una totalidad homogénea, por el contrario, se nos presen-ta como una organización heterogénea, donde los individuos no son considerados iguales, no sólo por su aspecto físico, capaci-dad intelectual o destreza, sino por su capacidad económica y sus derechos políticos, que es la diferencia que aquí nos intere-sa. Desde los orígenes de la civilización, la sociedad se dividió en dos clases claramente diferenciadas: la clase social que poseía en propiedad privada medios de producción (herramientas, tierras, animales) y trabajadores a su mando, ya fueran libres o esclavos, y que por lo tanto detentaban el poder político y económico de la comunidad. Por otro lado, la clase social que no poseía medios de producción, sino tan sólo su fuerza física para trabajar. Desde luego que la clase dominante obtenía su riqueza y la fuente de su dominio de la explotación del trabajo de la otra clase. En una síntesis, podríamos describir de la siguiente manera las diferen-tes clases sociales que se han desarrollado históricamente, clases que son opuestas y luchan constantemente una con otra: la clase dominante lucha por seguir dominando y manteniendo su poder y riqueza, y la clase dominada lucha por dejar de serlo y salir de la pobreza. La síntesis sería la siguiente: En la antigüedad, la cla-se dominante estaba formada por los terratenientes esclavistas, los comerciantes y los gobernantes, mientas la clase dominada se formaba por los esclavos y los trabajadores libres plebeyos. En el feudalismo, la clase dominante estaba constituida por los terra-tenientes o señores feudales, los clérigos de diversa jerarquía y los comerciantes, mientras que la clase dominada la formaban los siervos o campesinos, los artesanos y los comerciantes pobres. En

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la sociedad actual, capitalista, la clase dominante la forman los políticos, los banqueros, los industriales, los terratenientes y los comerciantes, mientras que la clase dominada está constituida por los obreros fabriles, los campesinos y los empleados asalaria-dos. El individuo, pues, ha de pertenecer, con su familia, a una de estas dos clases sociales, señalando que, en el transcurso de su vida puede moverse de una clase a otra, ya sea en sentido ascen-dente o descendente.

El individuo se integra también a la escuela, a menos que sea extremadamente pobre. La escuela es la institución en la que adquirirá conocimientos, destrezas y habilidades que le per-mitan, en la edad adulta, trabajar en alguna profesión u oficio.

Al terminar sus estudios escolares, el individuo pasará a ejer-cer, entonces, una profesión, que es otra institución, que le per-mitirá obtener medios de subsistencia a través de un salario.

En su infancia y durante su vida, es muy probable que el in-dividuo se afilie a algún credo religioso y pertenezca por tanto a alguna iglesia, que es una institución de control social, que su-puestamente pone en contacto a los hombres con la divinidad.

El individuo, también, pertenecerá a una nación, constituida en un estado, es decir, será ciudadano de algún país que le pro-porcionará una nacionalidad con deberes y derechos jurídicos.

Por último, el individuo pertenece, en términos generales, al conjunto de la humanidad.

Antes de continuar, es necesario señalar que Nación y Esta-do no son lo mismo; veamos sus diferencias.

Un Estado es una entidad jurídica, que se enmarca en un te-rritorio con fronteras fijas (que pueden variar por guerras, ane-

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xiones, invasiones, etc.), con una ley fundamental o Constitu-ción, que le dan el carácter de libre y soberano.

Una Nación es una entidad histórico-cultural, que está conformada por una población que puede estar compuesta por distintos grupos étnicos, pero que en lo general tienen en común un proceso histórico de formación, un lenguaje o idio-ma oficial, una religión mayoritaria y costumbres y tradiciones compartidas que le dan al individuo identidad cultural y senti-do de pertenencia.

En términos generales una nación está constituida por:

• La sociedad política o grupo, partido o fracción go-bernante.

• La sociedad civil, constituida por la población total con derechos de ciudadanía.

• Las clases sociales, ya sean dominantes o dominadas.

• Las diversas instituciones que hemos mencionado y otras más como centros médicos, culturales, deportivos, sindicales, artísticos, científicos, etc.

• Un gobierno o grupo profesional encargado de la admi-nistración, obras públicas, impuestos, defensa, imparti-ción de justicia, legislación, etc.

• El Estado, que aglutina, bajo una ley general, todas las demás instancias indicadas.

Una vez señalado esto, pasemos a indicar las características de las instituciones, sus diferentes tipos y funciones.

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Sus características son las siguientes:

• Son un grupo o núcleo de individuos ligados por una fi-nalidad común, cumpliendo, entre todos, una función necesaria para la sociedad.

• Se constituyen formalmente, obligándose sus miembros a cumplir con determinadas tareas.

• Tienen carácter histórico, pues cambian, se transforman

y se desarrollan de acuerdo a las diferentes necesidades y circunstancias de la sociedad en que se instituyen.

• Cubren necesidades individuales y colectivas, económi-cas y políticas, de organización y control, así como de creación y transmisión cultural.

• Establecen normas, reglamentos y pautas de conducta, deseables entre sus miembros.

• Por su importancia las hay Primarias o Fundamenta-les, como la familia y la escuela, sin las cuales la so-ciedad no podría existir, y Secundarias o Subsidiarias, como las organizaciones deportivas o artísticas, que apoyan la función de las anteriores y que, a pesar de ser muy valiosas, podrían no existir, sin poner en ries-go a la sociedad.

Analicemos ahora las instituciones más importantes en una sociedad moderna y sus funciones:

La Familia, aunque ya mencionamos algunas de sus carac-terísticas, mencionémoslas aquí de manera concisa:

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• La familia tiene la función básica de reproducir la espe-cie humana, por medio de la unión del padre y la madre, dando lugar a un tercer miembro, que es el hijo.

• Este grupo de madre, padre e hijo se denomina fami-lia nuclear.

• La unión del padre y la madre se denomina matrimonio.

• Al agregado de abuelos, tíos, primos, cuñados, suegra, etc., se le denomina familia extensa.

La familia, aparte de su función reproductiva, cumple otras funciones importantes:

• Alimenta, cuida y protege al hijo durante su crecimien-to, hasta que es capaz de sobrevivir por sí mismo, lo cual lleva muchos años, generalmente hasta el término de su vida escolar.

• Le educa, en el sentido de que le transmite oralmente los valores culturales y las normas morales vigentes en su comunidad y en su época.

• Le procura adiestramiento al hijo, es decir, le enseña a caminar, asearse, vestirse, hablar, utilizar herramientas y utensilios, a cuidar de sí mismo y de sus pertenencias.

• Le transmite la serie de emociones y afectos necesarios para la vida humana: amor, seguridad, cariño, afecto, respeto, reciprocidad, compañerismo, unidad, valor, etc.

• Transmite también el conjunto de creencias, tradiciones, costumbres, religión y lenguaje que le permiten al nuevo individuo adquirir el sentido de pertenencia a un pueblo

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o nación, dándole una identidad personal y una finali-dad social a su vida.

• En muchos casos, es en el seno familiar donde se le ense-ña a leer, contar y a practicar algún oficio, generalmente el del padre.

La familia, por otra parte, es una institución histórica, pues no siempre ha sido igual que en nuestra época. El matrimonio entre los padres ha variado de acuerdo al momento histórico de que se trate. En la sociedad primitiva se han podido rastrear dos tipos de matrimonio: el matrimonio endogámico, que era la unión de un hombre y una mujer de la misma tribu, y el ma-trimonio exogámico, que es la unión de una pareja constituida por miembros de distintas tribus, lo que producía hijos más sa-nos y fuertes. También, en diversas culturas, muy antiguas, se ha constatado la existencia de la poliandria, que consistía en la unión sexual de una mujer de una tribu con todos los varo-nes de esa misma tribu. El resultado de esta práctica dio como resultado que se supiera quienes eran las madres de los hijos, resultado de dichas relaciones, pero no quienes eran los padres. El padre, en este caso, eran todos los varones de la tribu, lo que quizá sea un antecedente muy antiguo de la idea de la existen-cia de un dios varón, padre de todos los humanos. Como la línea sanguínea de parentesco era matrilineal, es decir de la abuela a la hija y de esta a la nieta, y así sucesivamente, se ha llamado a este periodo matriarcado. Quizá de aquí provenga el culto a la fertilidad de la naturaleza en la forma de divinidades femeninas.

Muchos siglos después, sobre todo en los pueblos del orien-te medio (Israel, Egipto, Mesopotamia, etc.) se practicó (y en algunos casos se sigue practicando) la poligamia, que consiste en la relación de un hombre con muchas mujeres, una de las cuales era la esposa principal. En este caso, se sabía quien era el padre, y los hijos se convertían en herederos de las propie-

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dades del padre. A esta organización se le llama patriarcado, y existe hasta nuestros días.

El patriarcado es una de las primeras manifestaciones impor-tantes de que en la comunidad primitiva, donde antes todos los bienes que se poseían eran de todos, compartidos por todos y dis-tribuidos entre todos, había ocurrido algo importante, que vino a trastornar completamente las relaciones sociales vigentes: el descubrimiento de la agricultura y la ganadería y la aparición de la propiedad privada, es decir, el hecho de que un varón poderoso fuera dueño exclusivo de tierras, herramientas, armas, ejércitos, esclavos y mujeres, animales y todos los bienes inmuebles que esto implica, mientras otros hombres, sin poder, quedaban des-poseídos de casi todo, menos de su fuerza para trabajar. Lo cual trajo como resultado, como ya vimos, la división de la sociedad en clases sociales y la división de los individuos en pobres y ricos, además de marcar una diferencia importante entre la vida en el campo y la vida en las nuevas y poderosas ciudades (Jericó, Ur, Menfis, Tebas, Cartago, Roma, etc.) y la marcada diferencia entre el trabajo intelectual (gobernantes, artistas, filósofos) y el trabajo manual (artesanos, orfebres, campesinos).

Esta nueva situación afectó también a la familia, dando lu-gar a la aparición de la monogamia, es decir, el matrimonio en-tre un solo hombre y una sola mujer, que es el que se practica comúnmente en nuestros días, a excepción de los países árabes, y que tuvo su origen en la necesidad del padre de asegurar la legitimidad de sus sucesores y la transmisión de la herencia a manos legítimas y no a extraños, con el consiguiente control de las actividades de la esposa, que poco a poco fue relegándose a las labores de la casa y quitándosele importancia social, econó-mica y política, situación que, es justo decirlo, ha cambiado en nuestros días en gran medida, aunque aún existe, sobre todo en los países latinoamericanos, donde reina la discriminación de la mujer, sobre todo, de la mujer campesina e indígena.

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Podríamos hablar más sobre la familia, en especial sobre la disolución de la familia que se está llevando a cabo en nuestros días, pero es mejor dejar este tema para una reflexión posterior.

La Escuela, de la cuál ya hablamos, es una institución que en su forma actual, surge durante los siglos XVIII, XIX y princi-pios del XX. Es decir, la idea de una educación universal, gene-ralizada, gratuita y a cargo del Estado, es un resultado de las luchas sociales en Europa y América durante el periodo señala-do. Antes de eso, prácticamente no existían escuelas públicas. Las familias ricas podían pagar preceptores para sus hijos, que así aprendían sus primeras letras y luego, tras varios exámenes, ingresar a las universidades que existen en Europa por lo menos desde fines de la Edad Media. Los hijos de las familias pobres sencillamente no iban a la escuela, pues las que había no alcan-zaban para todos, y permanecían analfabetos toda su vida, sal-vo casos afortunados. Sin embargo, lo que aquí nos interesa son sus características y funciones:

• En primer lugar, la escuela se presenta como una exten-sión de las funciones de la familia, aclarando un equivo-co: la escuela no imparte educación, que como ya vimos, se adquiere en el seno familiar, la escuela imparte ins-trucción, en los siguientes aspectos:

• Les proporciona a los alumnos conocimientos, resulta-do de los descubrimientos y logros de las ciencias par-ticulares, útiles para la formación cultural general de la población, que en su edad adulta se convertirá en fuerza de trabajo.

• Proporciona al alumno habilidades y destrezas que le posibilitarán ejercer una profesión o un oficio y aptitudes para el trabajo.

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• Por último, dotará al educando de determinadas pautas de conducta cívicas, que le permitan ser un ciudadano útil, honrado y trabajador, y no un delincuente.

Al ser actualmente una institución de alcance general, de la que puede gozar toda la población, salvo los extremadamente pobres, se convierte en imprescindible para el desarrollo y pro-greso de un pueblo o nación.

La Iglesia es otra institución muy antigua, aunque no habla-remos aquí de todas las iglesias, como la judía, cristiana, budis-ta, mahometana etc., sino de la institución iglesia en general. El término “iglesia” tiene una etimología confusa, proveniente del latín y que significa “casa”, en el sentido de lugar de “congrega-ción” o reunión, lugar sagrado, templo. La iglesia es una institu-ción religiosa y por lo tanto tiene su origen en la comunidad de fieles o seguidores de un credo que se congregan en un determi-nado lugar para entrar en comunión o contacto con Dios. La pa-labra religión, también de origen latino, significa “estar ligado”, en este caso, con la divinidad. La iglesia, como institución, es pues el conjunto organizado de fieles de una religión que se con-gregan en un templo para adorar a Dios, bien para agradecerle el don de la vida o para pedirle ayuda y auxilio en momentos de dolor o angustia. Pero es, sin embargo, algo más complejo. Como ya vimos en otra sección de este libro, la religión es una forma de pensamiento pre-filosófico, que se desarrolló del pen-samiento mágico-mítico, y que desde tiempos muy remotos se organizó socialmente alrededor de la figura del chamán, brujo o sacerdote, que era la persona, al interior de la comunidad, que tenía contacto con la divinidad, gracias a cualidades personales de carácter místico. Sin embargo, pronto este sacerdote amplió su campo de acción, y de ser un mediador entre los hombres y la divinidad, comenzó, por eso mismo, a tener poder político, dándose el caso, como en Egipto, por ejemplo, de que el sacer-

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dote mayor era a la vez el rey. O como en Mesoamérica, entre los pueblos pre-hispánicos, en que también tenía funciones mi-litares, administrativas y económicas. La religión pues, con sus sacerdotes organizados en orden jerárquico, pronto se convirtió en una institución que, además de sus funciones puramente es-pirituales, adquirió otras más terrenales, como detentar el po-der político, económico, militar y social de una comunidad. Es en ese momento en el que se convierte propiamente en iglesia, como se entiende modernamente el término. En líneas genera-les la iglesia tiene las siguientes características y funciones:

• Es una organización jerarquizada, estructurada formal-mente, que posee sus propios reglamentos, ritos y nor-mas de conducta, que se exigen a los miembros que per-tenecen o se afilian a ella.

• Esta organización, además de realizar los ritos propios de su credo, ejerce también funciones políticas, sociales y económicas, como es el caso, por ejemplo, de la Iglesia Católica Romana, con el Papa a la cabeza.

• Dentro de sus funciones, está la de establecer normas morales, supuestamente emanadas de Dios, y vigilar su cumplimiento entre sus fieles.

• Combate a otras religiones, que considera falsas y exige a sus miembros fidelidad y obediencia absolutas.

• También, según el caso, puede imponer castigos u otorgar perdón a sus fieles por pecados cometidos, así como faci-litar el acceso de los fieles al paraíso después de muertos, o condenar a sus almas al infierno como castigo eterno.

• Política y socialmente, ejerce control social ante ame-nazas de rebeliones, protestas o revoluciones populares

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contra el orden civil dominante, o por el contrario, incita a sus fieles a luchar y revelarse contra las autoridades ci-viles según sea el caso.

• Económicamente posee bienes materiales, como tierras para la agricultura, templos, monasterios, abadías, etc., y capital en forma de dinero que maneja igual que cual-quier otra empresa.

• Formalmente su función es mantener en contacto a sus fieles con la divinidad que representa, y vigilar por el im-perio del bien en este mundo.

Sin embargo, es importante hacer notar que esta última función puede realizarla el fiel sin acudir a los templos, en otros lugares, como el seno familiar, donde, sobre todo en épocas pasadas, cada hogar contaba con un altar. De hecho, hablando del cristianismo primitivo, esta práctica era común: orar, rezar, pedir, agradecer a Dios en la casa, pues aún no exis-tían templos en que se congregara a los fieles para facilitar su adoctrinamiento y control.

También la iglesia, a través del catecismo o enseñanza de los credos de la fe, hace las veces de escuela, enseñando a los fieles de todas las edades a leer y escribir. De hecho, la palabra “escue-la” significa “ocio”, porque era en las horas en que terminaba el trabajo diario cuando los fieles eran congregados en los templos para su adoctrinamiento. En la Edad Media esta práctica era co-mún. Incluso a la doctrina filosófica teológica del feudalismo se le llamó “escolástica”.

Como podemos ver, algunas instituciones repiten funciones que realizan otras instituciones, a estas se les llama institucio-nes secundarias o subsidiarias. A las instituciones que tienen la función original se les llama fundamentales o primarias.

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La Profesión es una institución muy importante, que se deriva del producto terminado de la escuela: el alumno gra-duado. La profesión es una agrupación de personas que se organizan para realizar mejor su trabajo y defender sus dere-chos, algo similar a lo que eran los gremios de artesanos en la edad media y el renacimiento. Ahora tenemos las asociaciones de ingenieros, abogados, arquitectos, o bien asociaciones de músicos, escritores, pintores, etc., A través de la profesión, el individuo se torna un ser productivo que devuelve, por así de-cir, lo que la sociedad le dio al instruirlo en la escuela. Por me-dio de la profesión, al ejercer sus conocimientos, la sociedad puede desarrollarse y crecer, contando con los especialistas de diverso tipo, que pasan a prestar sus servicios en otras insti-tuciones: ingenieros para la industria, médicos para los hospi-tales, maestros para las escuelas, sacerdotes para las iglesias, abogados para los tribunales, etc.

La Empresa, es una institución moderna, producto del capi-talismo, y es el lugar donde el profesionista va a ser contratado para prestar sus servicios a cambio de un salario que le permita vivir. La empresa es una institución económica cuya finalidad, además de crear empleos, ya sea produciendo bienes o pres-tando servicios, es obtener ganancias económicas, llamadas capital, que enriquece a sus dueños a cambio de los bienes que produce y proporciona a la sociedad. El prototipo capitalista de la empresa es la industria fabril, es decir, la fábrica mecanizada que utilizando la energía humana (el trabajo obrero) y la energía eléctrica (o combustible fósil) transforma las materias primas naturales, en mercancías para su venta en el mercado y el con-sumo, por la parte de la población que pueda pagarlas. Ya ha-blaremos más delante de los efectos que la industria provoca en el medio ambiente natural y social. Por lo pronto, diremos que la empresa es la institución clásica de la producción capitalista.

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El Sindicato, es una institución que tiene como anteceden-te a los gremios de artesanos, pero cuya forma actual data de las luchas obreras iniciadas en la Europa industrial capitalis-ta, sobre todo en Inglaterra, a mediados del siglo XIX, fuerte-mente influenciada por las ideas socialistas y comunistas. Los sindicatos son organizaciones de trabajadores (originalmente fabriles) que se unieron para aminorar los efectos de la ex-plotación a que son sometidos en las fabricas y exigir mejo-res condiciones de trabajo, como: reducción de las horas de trabajo, mejores salarios, servicios de salud, protección en el trabajo, seguros contra accidentes, vivienda, etc., y es una ma-nifestación de la lucha de clases de la que ya hemos hablado. Aunque los sindicatos no llegan a ser revolucionarios y luchar abiertamente contra el régimen que los explota, si son un gran avance contra la explotación laboral y una forma más o menos efectiva para defender sus intereses. Sin embargo, los patro-nes de las fabricas, luchando a su vez por sus intereses, han creado ellos también “sindicatos patronales”, que defienden sus privilegios de clase dominante. Son de origen netamente político y económico y son parte importante de la vida cotidia-na de la sociedad en que se establecen.

Los medios masivos de ¿comunicación?, son instituciones de creación reciente y comprenden a la prensa de gran circu-lación, el cine, la radio y la televisión, principalmente, añadién-dose actualmente el internet y la telefonía celular. Se les llama “medios masivos” porque sus mensajes y programación llegan a enormes cantidades de personas, contadas por millones. Sin embargo, habría que hacer una rápida reflexión acerca de si son medios de “comunicación” o no. Veamos.

La comunicación humana es un proceso social fundamen-tal poco estudiado y comprendido, que implica la invención del lenguaje hablado y escrito y un grupo algo confuso de señales, signos, símbolos, códigos, que se denominan “metalenguaje” y

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que también “dicen algo” a un receptor que de alguna manera reacciona ante ellos. A esto habría que añadir la elaboración de mensajes “icónicos”, es decir, basados en la imagen, ya sea fija o en movimiento, como la fotografía, el cine y la televisión, ar-tística o publicitaria.

En otro capítulo de este libro ya indicamos que la comunica-ción humana surgió de la necesidad de organizar el trabajo co-lectivo y el intercambio y transmisión de información entre los miembros de la comunidad. Pero es mucho más que eso, pues por medio del lenguaje es posible “comprender racionalmente” el mundo, creando eso que llamamos ciencia, filosofía y arte. Partamos pues, como siempre debe hacerse en filosofía, con una pregunta: ¿qué es la comunicación?

La palabra comunicación tiene la misma raíz que “común”, “comunidad”, “comunión”, “unión” y el sufijo “co”, coordina-ción, “colaboración” “corresponder”, etc. Es pues el proceso mediante el cual dos o más personas se ponen en relación. Téc-nicamente, la comunicación es el proceso mediante el cual una persona, a la que llamaremos “emisor”, dirige un “mensaje” a través de un “medio” (gesto, palabra, señal, etc.) a otra perso-na que llamaremos “receptor”. Este receptor recibe el mensaje, lo descifra o “decodifica”, o más llanamente, lo entiende, y le responde al “emisor”. Al responder, el receptor se convierte en emisor y el emisor original en receptor, el cual recibe la respues-ta, la decodifica y de nuevo “codifica” otro mensaje que dirige al receptor original. Este intercambio de mensajes se llama “retro-alimentación” o feedback, y es la esencia de la comunicación. Normalmente, este proceso se da estando ambas personas cara a cara y utilizando el lenguaje hablado; pero también se puede dar estando las personas involucradas lejos una de otra, lo que les obliga a utilizar otro tipo de “canal” para emitir su mensaje: señales de humo, sonido de tambores, señales con banderas, una carta, llamada por teléfono, las ondas de radio, etc. Pero es

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importante hacer notar que habrá comunicación, solamente si ambos involucrados intercambian mensajes y si hablan o com-prenden el mismo lenguaje.

Ahora bien, cuando el proceso de la emisión del mensaje re-corre el camino solamente del emisor al receptor, sin que este tenga posibilidad de responder, o el mensaje no requiera res-puesta, porque se trata de una orden, una indicación o un aviso, es decir, cuando no se produce el feedback o retroalimentación, entonces no hablamos de comunicación, sino de información. La información, que significa “dar forma”, llanamente quiere decir “aportar datos” a quien no los tiene y cumple una función y tiene una intención muy diferente a la de comunicar. Debemos entonces diferenciar claramente entre comunicación e informa-ción. Hagámoslo con unos ejemplos:

• Si vemos el letrero que nos indica el nombre de una calle, es información, no comunicación.

• Si leemos un anuncio o una noticia en un periódico, es información.

• Si vemos en la televisión imágenes de la guerra entre is-raelitas y palestinos, es información.

• Si vemos en una película cómo la policía arresta a un de-lincuente, es información.

• Si leemos en el periódico un artículo sobre el resultado de las elecciones, es información.

• En cambio, si hablamos por teléfono con un amigo, es comunicación.

• Si le pregunto al maestro sobre una duda y él me respon-de, es comunicación.

En pocas palabras, la comunicación requiere, como requisito indispensable, el intercambio de mensajes. La información no, pues el mensaje viaja en un solo sentido y no regresa. En un es-quema se ilustraría así:

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Capítulo VI. La Función de la Ética en la Realidad

COMUNICACIÓN:

Mensaje Emisor --------------------- Receptor

INFORMACIÓN:

Mensaje Emisor --------------------- Receptor

Sabiendo esto, podemos afirmar que los llamados medios de “comunicación” masiva, como el periódico, la radio, el cine y la televisión, en realidad no comunican, sino que informan. En cambio el teléfono, los mensajes escritos, el internet, utilizado para intercambiar mensajes con otras personas, o cuando plati-camos personalmente con alguien, si es comunicación.

Esto es importante tomarlo en cuenta para comprender me-jor las características de estos medios masivos:

• Los medios masivos de información (nos referimos solo a la prensa, el cine, la radio y la televisión), son propiedad privada de la clase dominante, la burguesía, y son trata-dos como cualquier otra empresa capitalista.

• Su existencia se basa en la aplicación de la tecnología en las ramas mecánica, química y electrónica.

• Cuando son propiedad del Estado, su contenido respon-de a los intereses políticos del grupo o partido político en el gobierno, tratándolos también como una empresa.

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Iniciación a la Filosofía

• Son masivos, porque los mensajes que emiten son reci-bidos por millones de personas.

• En el caso del radio y la televisión, y del cine a través de videocasetes, los aparatos receptores están instalados en el interior de los hogares, lo que los hace sumamente populares y penetrantes, pues la gente utiliza gran parte de su tiempo libre en atender sus transmisiones.

• Sus transmisiones, sobre todo las del cine y la televi-sión, se dan a escala mundial, desde un centro que se encuentra en el país que origina la emisión, por lo cual sus mensajes contendrán la forma de ver el mundo, las ideas, costumbres, valores e intereses del país en cuestión, y particularmente, de la clase social domi-nante en ese país.

Veamos ahora la función que cumplen:

De una manera formal, los medios masivos de información tienen la función de informar a través de las noticias y programas de análisis. Entretener, por medio de programas musicales, de comedia, películas, concursos, etc. Transmitir cultura por medio de documentales, reportajes, entrevistas, críticas literarias, etc.

Sin embargo, detrás de estas funciones, explícitamente ex-presadas por los mismos medios, existen otras funciones, no expresadas, y que constituyen la función fundamental de estos medios en el contexto de la dominación de clase y la conserva-ción del poder político y económico de la clase dominante. Di-cho de otro modo, los medios masivos de información tienen una función ideológica, en el sentido que definimos este con-cepto en el primer capítulo de este libro.

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Capítulo VI. La Función de la Ética en la Realidad

Recordemos rápidamente su significado: definimos la ideo-logía como el conjunto de ideas, valores, costumbres, ideales e intereses de la clase dominante, poseedora del poder político y económico en las sociedades capitalistas, que se emiten a toda la sociedad con la finalidad de ocultar las verdaderas relaciones sociales, tergiversar la realidad vivida, convencer de esta “falsa conciencia” a la totalidad de la población y de esta manera re-producir el sistema en que dominan y su propia dominación.

Pues bien, esta “falsa conciencia” la logran difundir, en gran medida, con la ayuda de los medios masivos de información, preferentemente con la televisión. ¿Cómo logran esto? Con el contenido explicito e implícito de la programación que transmi-ten y, sobre todo, con el contenido de la publicidad comercial que financia estas transmisiones y con los noticieros sumamen-te “manipulados”. Por ejemplo: se anuncia una marca de cintu-rones para caballero y a un hombre que al ponerse un cinturón atrae la atención de una mujer hermosa. Mensaje oculto: si usted usa estos cinturones también atraerá a las mujeres her-mosas, lo cual es una gran mentira. Otro ejemplo: un político anuncia que por razones de salud se ve obligado a renunciar a su cargo público, utilizando su salud como pretexto para ocultar la realidad, lo han despedido por no acatar las ordenes de sus jefes, por oponerse a sus corruptelas o por denunciarlos...

Me gustaría mucho hacer aquí el análisis de los elementos

visuales, verbales y metalingüísticos que emplean en la televi-sión para transmitir y convencer al receptor de la ideología de la clase dominante, pero es mejor, más enriquecedor, que lo haga el lector, observando con atención un programa de noticias y una serie de anuncios publicitarios y que discutan y analicen por sí mismos cuales son los elementos empleados para no de-cir toda la verdad, manipular las imágenes, hacer comentarios tendenciosos supuestamente objetivos, y como inculcan los va-lores comerciales y fomentan el consumo irracional de mercan-

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cías, sean necesarias o no para la vida humana. En la sección de ejercicios encontrarán el espacio para hacer este análisis.

Hay que mencionar que el teléfono es un medio de comu-nicación masivo, sea celular o no, que por sus características de uso personal y privado no se presta para utilizarlo ideológica-mente, por lo que de hecho es un medio limpio.

Acerca del internet es aún muy pronto para realizar un análisis de su uso, manipulación y efectos en la vida de la co-munidad, pues su aparición es aún reciente y es todavía rela-tivamente poca la cantidad de personas que posee una com-putadora personal, un artículo que por su costo no llega a la mayoría del pueblo trabajador, además de que aún no está re-glamentado y su uso escapa todavía al control político y legal de la clase dominante.

El Estado, como entidad jurídico política, es una institución muy compleja, de formación relativamente reciente, pues surge con la formación de las naciones modernas, principalmente en la Europa occidental, entre los siglos XIV a XVIII. El Estado, en su concepción moderna, no ha existido siempre y es, por lo tanto, como todos las demás, una institución histórica. Acerca de su origen, desarrollo y formación existe una gran discusión entre los especialistas, pues, en su carácter de organismo centraliza-dor y generador del orden jurídico y político de una nación, es un producto del capitalismo y del ascenso de la burguesía al poder, surge en su forma moderna a partir de la Revolución Francesa y el surgimiento de las naciones democráticas republicanas. Evi-tando entrar en digresiones históricas que no vienen al caso en este libro, hablaremos preferentemente del estado moderno, en su forma actual, en las naciones organizadas en forma de repúblicas y con gobernantes designados por elección popular “democrática”, como es el caso de México.

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Capítulo VI. La Función de la Ética en la Realidad

El Estado es una institución que tiene como función primor-dial la organización política y jurídica de una nación, emitiendo leyes que regulan su funcionamiento y creando los órganos ne-cesarios para garantizar su aplicación y hacer efectivas las san-ciones o condenas que castigan su violación. Pero tiene además otras tareas, que brevemente señalaremos a continuación:

• El Estado le da cohesión y unidad a la sociedad en que ejerce sus funciones.

• Constituye el poder político y por tanto es la autoridad legal suprema de la sociedad.

• Es la institución responsable de la defensa militar de la

sociedad y por tanto, el mando supremo del ejército.

• Tiene a su cargo la construcción de obras públicas que permitan el desarrollo económico de la comunidad.

• Es responsable de garantizar la observancia de los dere-chos y obligaciones de los ciudadanos y de que se cum-plan y se respeten.

• Es responsable de garantizar educación, vivienda y tra-bajo a todos los ciudadanos.

• Es también el órgano responsable de la administración del erario o fondos económicos que necesita para reali-zar sus funciones, emitiendo una moneda oficial, regular su circulación y cobrar los impuestos que se establezcan legalmente para adquirir fondos económicos.

• Es responsable de las relaciones diplomáticas con otros estados y de las decisiones que en esta materia aplique.

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Como podemos ver, el Estado es la institución rectora de una nación, es importante señalar, no obstante, que no debe-mos confundir Estado con Gobierno, pues el estado engloba la función de gobierno, que puede variar de composición, in-dividuos, grupo político y objetivos a lograr, políticos, sociales y económicos, que tiene generalmente un tiempo específico de duración (en México seis años), mientras que el Estado es permanente, mientras exista la nación que le da vida. Para en-tender mejor esta diferencia, señalemos la composición del Estado. Esta constituido por tres poderes independientes, so-beranos, pero que interactúan entre sí: el poder Legislativo, constituido por el congreso o parlamento, formado a su vez por diputados y senadores, representantes populares, elegidos por los ciudadanos, y que tienen como tarea principal legislar, es decir, crear las leyes necesarias para propiciar el desarrollo económico, cultural y políticos de los ciudadanos, así como la equidad, justicia y legalidad en sus relaciones; el poder Judicial, constituido por la Suprema Corte de Justicia y en México por la Procuraduría General de la República, cuya tarea principal es la impartición de justicia a través de los juzgados y tribunales competentes, así como las diferentes corporaciones policíacas que tienen por misión vigilar el mantenimiento del orden so-cial y la investigación de casos criminales de distinto tipo; por último, el poder Ejecutivo, constituido por el Presidente de la República, electo democráticamente por los ciudadanos y cuya tarea principal es ejecutar o llevar a cabo los proyectos, progra-mas y objetivos de gobierno que propuso al postularse como candidato a presidente, puede proponer también la creación de una nueva ley y establecer políticas de acción contando con las leyes ya existentes. Forman parte también del Estado los partidos políticos, representantes de diversos sectores y clases sociales del país, de cuyo seno salen los candidatos a todos los puestos de elección popular, así como los gobiernos de los Es-tados o provincias, delimitados por fronteras geográficamen-te delimitadas y conformados por municipios o alcaldías y que

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juntos forman la federación de pueblos y comunidades, que unidos forman el conjunto de la nación.

Otras instituciones como las secretarias de estado, delegacio-nes, prisiones estatales y federales, son parte también del Estado, que, como podemos ver, es una institución fundamental, sin cuya existencia es difícil concebir la administración de una sociedad.

Para terminar, no puedo dejar de mencionar los distintos en-foques políticos que cuestionan, oponiéndose, la verdadera fun-ción del Estado, que aparece oculta detrás de las funciones forma-les que hemos mencionado. Esta posición política que cuestiona la concepción formal del estado es la socialista, de filiación mar-xista, que señala que el Estado, concretamente, de las naciones capitalistas, es una institución de clase, moldeada por la clase dominante, cuya función oculta y no expresada, es controlar, re-primir y eliminar la lucha de la clase dominada, la clase trabajado-ra, por la toma del poder político y económico, obligándola, por el contrario, a someterse a la explotación de que es objeto. Según esta concepción, el Estado burgués es un instrumento poderoso en manos de la clase capitalista, por medio de la cual reprimen y controlan a la ciudadanía, garantizando la explotación optima de la fuerza de trabajo, evitando revoluciones y estallidos sociales, a través del ejercito y la policía, obteniendo como resultado, el mantenimiento del poder político y garantizando la permanencia y reproducción del sistema económico en el cual y gracias al cual dominan. Según los objetivos de los revolucionarios socialistas, la meta de la lucha de clases es derrocar al estado burgués, ex-plotador, y sustituirlo por otra forma de organización política que actúe, esta vez, a favor de la clase trabajadora, es decir, por los pobres y desposeídos de la sociedad.

¿Qué opina el lector de esta interpretación? Sería intere-sante que expresara su opinión en la sección de ejercicios y, con ella, ayudar a completar este libro.

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6.2 La Ética ante el progreso científico y tecnológico.

El pasado siglo XX fue, sin duda alguna, el siglo más sor-prendente en toda la historia civilizada de la humanidad. Pero también, fue el siglo de los contrastes y de las paradojas más marcadas.

Con respecto a la ética, es un siglo digno de estudio, sobre todo en lo referente al impresionante desarrollo de la ciencia y la tecnología, pero también en lo referente a los movimientos sociales, pues ha sido el siglo de mayores cambios en el entorno económico, político, social y hasta militar.

En el siglo XX, sobre todo en sus primeros quince años, se vi-vía en las principales naciones civilizadas un clima de entusiasmo y seguridad absolutos en la capacidad de la ciencia para lograr la solución a todos los problemas de la humanidad: salud, edu-cación, alimentación, pobreza, trabajo. Se pensaba que la edad dorada, tantos siglos esperada, por fin había llegado. En térmi-nos de desarrollo tecnológico fue sorprendente: se desarrolló la cinematografía como arte y como documento, se inventó la ra-dio, el telégrafo sin hilos, el teléfono, la aviación, se desarrolla-ron y aplicaron los antibióticos y la penicilina, se emplearon los rayos X en la medicina, se dio una revolución en la física con la teoría de la relatividad, se inventó la televisión, se inició la explo-ración del espacio extraterreno y se iniciaron los viajes espacia-les y se llegó a la luna, se mandaron sondas espaciales a Marte, se inventaron y aplicaron los satélites estacionarios de comuni-cación, se desarrolló la telefonía, la electricidad, la electrónica y la computación a escala mundial, la red de agua potable y el alcantarillado, el trasplante de órganos como el corazón, riño-nes e hígado, en fin, fue el siglo de la revolución tecnológica y científica. En el campo de las ciencias sociales se modernizó la

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sociología y la historia, las ciencias políticas y las económicas. Se realizaron las revoluciones rusa, bajo lineamientos socialistas, y la revolución mexicana, en busca de libertad y democracia; se intensificaron los movimientos de liberación nacional de los paí-ses coloniales como la India y otras naciones de África. En Amé-rica Latina triunfó la revolución cubana a un alto costo para su pueblo. Hubo también revoluciones en China, Corea y Vietnam. El mundo se dividió en dos campos, el capitalista y el comunis-ta. Fue también el siglo más sangriento: dos guerras mundiales, devastadoras y genocidas, con una suma total de casi cien millo-nes de muertos. Dije que era un siglo de contrastes y paradojas, porque mientas asistimos a ese maravilloso despliegue tecnoló-gico, por otro lado fue el siglo de la pobreza, donde tres cuartas partes de la humanidad vive sumida en la miseria y la ignorancia; se crean armas de exterminio masivo como la bomba atómica y de hidrógeno; la industria, tan fértil en productos tecnológicos, comenzó a devastar y aniquilar bosques y selvas, se contaminó, en sólo cincuenta años, la casi totalidad de ríos, mares, lagos, atmósfera y tierra, como no se había hecho en el resto de la his-toria de la humanidad. El mundo se dividió en países pobres y países ricos. Después de la segunda guerra mundial, los dos ga-nadores, Estados Unidos y la Unión Soviética, entran en franca competencia y rivalidad por el dominio del mundo, en lo que se llamó la “guerra fría” y que terminó con la victoria del campo capitalista, dando lugar a lo que se ha dado en llamar “capita-lismo salvaje” o “globalización”, creando más pobreza entre los pobres y más riqueza entre los ricos, lo que ha dado pie a nuevas formas de lucha de clases. ¡Sorprendente y dramático siglo XX! Desde luego, todos estos hechos han afectado de manera radi-cal y contundente a todos los pueblos del mundo, sumiendo a la humanidad en una crisis de valores sin precedente en la historia, pues del exagerado optimismo de principios de siglo, se llegó al pesimismo más negro en sus finales. ¡Y la ética tiene que estu-diar todos estos hechos, vaya tarea!

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Es claro que en este libro no pretendemos realizar un análi-sis ético exhaustivo de las causas y consecuencias de todos los acontecimientos del siglo XX, pues rebasa los límites de este texto y sería tema de un libro en sí mismo, pero sí veremos en términos generales los aspectos positivos y negativos de la tec-nología y su repercusión en la vida social de todas las naciones del mundo, especialmente del nuestro, que es un ejemplo que se puede generalizar a toda Latinoamérica. Hecha esta breve introducción reflexiva, entremos en materia.

Veamos primero, siempre en una perspectiva ética, los as-pectos positivos de la tecnología. A esto le llamaremos aspec-tos racionales de la tecnología, o sea, aquellos aspectos en que el uso y aplicación social de la tecnología tiene una lógica y una razón de ser, cumpliendo con el objetivo para el que ha sido creada: mejorar la vida humana.

Comencemos por diferenciar ciencia de tecnología, que co-múnmente se confunden o se habla de ellas como sinónimas. La ciencia es la investigación empírica y la explicación teórica de los fenómenos sociales y naturales. También se le llama “investiga-ción pura” o “fundamental”, pues su fin no es la aplicación prác-tica de los conocimientos que genera. En este sentido, está más cerca del ideal filosófico del conocimiento desinteresado, aunque de hecho, justo es decirlo, toda investigación “pura” en realidad es costeada, planeada y realizada con una finalidad práctica a corto, mediano o largo plazo. Hoy nadie hace ciencia por el solo placer o gusto del conocimiento: ya no existen Keplers o Galileos, o son muy excepcionales. La tecnología, por su parte, como su nombre lo indica, es la conjunción del conocimiento científico, lógico, con la técnica, y el ingenio (de ahí la “ingeniería”) que se aplica a la invención de artefactos, instrumentos, máquinas o aparatos de funcionamiento mecánico, eléctrico o electrónico, de aplicación práctica en la industria y el ejercito, pero que también alcanza el uso doméstico que vemos en los aparatos caseros.

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Los aspectos racionales de la tecnología son:

La tecnología es una actividad material transformadora de la naturaleza para obtener un objeto o un proceso que facilite el trabajo humano y lo haga más productivo.

Esta actividad transformadora o praxis, se adecua a un fin u ob-jetivo racional: hacer más eficiente y productivo el trabajo humano.

Esta finalidad, al ser racional, se basa en los conocimientos logrados por la ciencia.

Para lograr el fin propuesto, la tecnología no requiere sólo de conocimientos científicos sino también de habilidades, inge-nio e inventiva técnica, lo que a su vez incentiva el trabajo indi-vidual creativo.

La tecnología, efectivamente, logra su propósito, facilitar el trabajo humano haciéndolo menos pesado y más productivo, elevando la eficiencia y la competitividad de los individuos invo-lucrados en la innovación creativa, lo que redunda en eficacia y eficiencia del sector productivo en su conjunto.

Estos aspectos racionales de la tecnología han logrado, efec-tivamente, que la vida humana sea más cómoda, que se tengan más satisfactores de necesidades individuales y sociales, para alcanzar mayor bienestar en comparación con la forma de vida del hombre en épocas pasadas.

Pero la tecnología también tiene aspectos negativos o irra-cionales. Les llamamos aspectos irracionales de la tecnología porque su empleo daña al hombre y a la naturaleza de diversas maneras, y cuando, aún sabiendo esto, se sigue utilizando. Vea-mos cuales son:

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La tecnología, desarrollada bajo el sistema capitalista, se encuentra al servicio del capital y su función, no manifestada abiertamente, es generar ganancias económicas a quien la fi-nancia y desarrolla.

Crea fuerzas productivas (máquinas), que contaminan y/o destruyen el medio ambiente natural, sin que a los dueños de esta tecnología les importe, mientras generen ganancias económicas.

Por lo tanto, la tecnología, irracionalmente empleada, lleva a cabo una sobreexplotación de la naturaleza, que en la termi-nología industrial capitalista se llaman “recursos naturales”, la mayoría de los cuales no son renovables.

Esto trae como consecuencia que ya no se vea a la natu-raleza como fuente de vida y como algo sagrado que se debe cuidar y respetar, como hacían y hacen hoy en día los pueblos indígenas, sino que sea tratada por los capitalistas, dueños de la tecnología, como un almacén de “materias primas” que pueden vaciar impunemente.

Al emplearse la tecnología en un país, como México, que además la compra de países más desarrollados, desplaza con sus productos hechos en serie y en gran cantidad, las formas de producción no tecnológica, como la manufactura o la artesanía, dejando desempleados y en la pobreza a estos trabajadores manuales o artesanos, perdiéndose, con ello, formas culturales folklóricas milenarias.

La tecnología, además de mercancías necesarias, crea tam-bién armas de destrucción masiva, como la bomba atómica, que le da poder a los países que la poseen y les permite amenazar, intimidar y dominar a otros países que no la poseen, como ha-cen cotidianamente los gobiernos de Estados Unidos.

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La tecnología también ha propiciado un fenómeno muy cu-rioso de repercusiones graves: teniendo como finalidad crear máquinas y aparatos que faciliten la vida humana y le sirvan, se han convertido, con su uso, en lo contrario: dominan al hombre al grado de que ahora este no pude vivir sin la tecnología y tra-baja y sirve para crearla. Dicho de otra manera, en lugar de que el hombre domine a la máquina, la máquina domina al hombre.

En términos sociales, morales y psicológicos, este hecho produce otro: la enajenación del trabajador. En la manufactura o el oficio artesanal, el trabajador participaba en todas las etapas de elaboración de un producto, al que diseñaba y controlaba, al que le tenía cariño y le daba satisfacción y gusto por el trabajo. Ahora, con la fabricación en serie, en una cadena de montaje, el trabajador participa sólo en una parte del proceso de fabrica-ción de una mercancía, que ni ha diseñado ni le interesa, pegado a una máquina, como un apéndice de ella, realizando un traba-jo monótono, fastidioso, en el cual no requiere mucha pericia, ni talento, ni una habilidad, que antaño se lograba tras años de aprendizaje. No le tiene cariño a su trabajo ni a la mercancía que no le pertenece y que nunca podrá comprar con su mísero sala-rio. A esto se le llama, en términos del materialismo histórico, enajenación o alineación del trabajo, lo que tiene como con-secuencia para el trabajador una desmotivación y desencanto por la vida, la famosa depresión emocional, que lo lleva, o bien a revelarse (con peligro de morirse de hambre) o bien a buscar formas de fuga como emborracharse, apasionarse por el fútbol, o, en el peor de los casos, adquirir conductas agresivas con fami-liares, amigos y la sociedad en general.

Por ultimo, la tecnología separa a los países en dos campos opuestos: países ricos creadores y poseedores de tecnología, y países pobres que no crean ni poseen tecnología y que la com-pran a altos precios, anticuada y contaminante.

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Tendríamos entonces, desde un punto de vista ético, el si-guiente balance, en una descripción muy general, de la rela-ción entre el desarrollo y el progreso tecnológico y las reper-cusiones morales, de vigencia de valores, que sufre la sociedad en que impacta.

El progreso científico que surgió como consecuencia de la revolución industrial y la instauración del capitalismo, fue sin duda un logro de la razón, que a su vez tuvo un impacto en la sociedad en forma de un mayor desarrollo productivo, gracias al impulso de la tecnología, lo que trajo consigo la satisfacción masiva de necesidades sociales como nunca antes en la historia.

Esto a su vez propició progreso en el desarrollo de la con-ciencia social de los individuos, que generó cambios en la forma de pensar y actuar de las personas.

El impacto de los hechos señalados sucedidos en el siglo XX, produjo una transformación de los valores morales, sociales y po-líticos de la sociedad, iniciativa personal, libertad de acción y pen-samiento, rompimiento de prohibiciones y trabas sexuales, ma-yor movilidad económica de los individuos, etc., que modificaron la valides y permanencia de muchos de los valores morales tradi-cionales, es decir, de una moral de tipo impositivo y restrictivo, se pasó a una moral propositiva, abierta y liberadora de prejuicios que coartaban la libertad de la sociedad en su conjunto.

Todo esto en conjunto creó un periodo de crisis generaliza-da de los valores morales, políticos y económicos vigentes en la sociedad tradicional, crisis por la cual estamos pasando precisa-mente en nuestros días.

Esto significa que, como se dice vulgarmente, ahora “ya no hay valores”, lo que es inexacto, pues lo que ocurre es que los va-

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lores tradicionales están siendo revalorados y se están estable-ciendo otros que aún no comprendemos cabalmente, situación que crea incertidumbre y temor en la población de las socieda-des modernas. Pero las crisis no son eternas, ni hay pueblo que las soporte indefinidamente, y en un periodo futuro, que quizá dure una o dos décadas, el nuevo siglo se estabilizará y nuevos grupos de valores morales, políticos y económicos se estable-cerán, dando lugar a nuevas formas de conducta social que aún no podemos prever, ni sería serio tratar de describir. La ética, ante todo esto, tiene la función de observar los nuevos hechos, investigar causas y efectos y llegar a conclusiones, siempre par-ciales, que nos permitan explicar, de la mejor manera posible, la gestación de la nueva sociedad que se está generando.

Ahora, sería prudente que el lector analizara los aspectos racionales e irracionales de la tecnología y llegara a una con-clusión sobre su valor y como podría usarse evitando sus con-secuencias negativas. En la sección de ejercicios encontrará el espacio para hacerlo.

6.3 Revaloración de la actitud ecológica.

La ética no podía dejar de estudiar los problemas relaciona-dos con la ecología y su actual revaloración, ante las impresio-nantes alteraciones que la tecnología, empleada industrialmen-te, ha causado en el medio ambiente natural. Ese problema no es otro que la contaminación, tanto de la atmósfera, como del agua y la tierra.

El problema no es nuevo, pues ya desde mediados del siglo XIX hubo observadores naturalistas que llamaron la atención sobre los efectos dañinos que los desechos industriales tenían sobre los ríos y la atmósfera, sobre todo en Inglaterra. Veían el daño, obvio para cualquier observador imparcial, que causaba

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el así llamado en la época “humo del progreso”. Pero era tal la euforia de la nueva revolución industrial, que pronto sus voces de alarma fueron calladas y olvidadas.

Tampoco la ecología es una ciencia nueva, pues cuenta ya con más de cien años de existencia, aunque con una existencia marginal y de poca relevancia. No fue hasta mediados del siglo XX cuando los ahora llamados “ecologistas”, comenzaron a lla-mar la atención de forma más enérgica y a gran escala, sobre los efectos nocivos de la contaminación ambiental.

La ecología es la ciencia que se encarga de estudiar la inte-rrelación que existe entre los seres vivos y su medio ambiente natural o “hábitat”, y es una rama de la biología, que se de-sarrolló a partir de la aparición del libro de Charles Darwin “El origen de las especies”. Por eso fue que los ecólogos fueron los primeros en llamar la atención sobre los efectos destructivos de la contaminación, no sólo sobre las especies animales y ve-getales, sino contra el propio ser humano. Y en efecto, pronto se hizo patente a todo el mundo que la industria y su humo del progreso, sobre todo la industria química, petrolera y madere-ra, estaban causando estragos en la naturaleza, destruyendo el hábitat de plantas y animales, provocando su extinción masiva y provocando el rompimiento de la cadena biológica de la vida. En un principio, allá por los años sesenta, las industrias capitalistas (y socialistas), minimizaron el problema, o simplemente no le hicieron caso, hasta que el problema fue de tal magnitud que ya no pudieron negar lo que estaba ocurriendo, aunque siguieron sin hacer nada al respecto. Hasta la explosión del reactor nuclear de Chernóbil, en Rusia, en 1986. Esto abrió los ojos del mundo a los problemas ambientales, hasta llegar, hoy en día, a los estra-gos del “calentamiento global” de la atmósfera terrestre.

Como la contaminación es un fenómeno provocado por el hombre y que el mismo hombre puede evitar o aminorar,

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la ética se vio en la obligación de tomar cartas en el asunto y tomar una posición ante los hechos. Así nació la lucha por la conservación de la naturaleza, evitando la extinción de plantas y animales, en bosques, lagos, mares y selvas. Surgió el movi-miento ecologista.

Ahora bien, en este libro, de lo que se trata es de revalo-rar la actitud que nosotros, tanto el autor como sus lectores, tenemos ante este problema. O dicho de otro modo, ver qué estamos haciendo al respecto, es decir, si estamos de alguna manera tomando medidas para evitar la contaminación, o si, por el contrario, contribuimos a producirla sin importarnos las consecuencias. Pero antes de enfrentar tan espinoso examen de conciencia, veamos primero algunos datos que nos orien-ten acerca de cual es el problema, cuales las causas y cuales las posibles soluciones.

No hablaremos de la ecología como tal, pues el estudio de esta ciencia sería el objeto de un libro de biología, sino de los problemas ecológicos, provocados por la tecnología industrial. Estos problemas se reducen a un concepto: contaminación, que podemos definir como, “la alteración del equilibrio natural por la introducción artificial de deshechos tóxicos emitidos por el funcionamiento de maquinaria y equipo tecnológico a escala in-dustrial, impulsados por combustibles de origen fósil (petróleo y sus derivados) o por energía eléctrica generada por la fuerza hidráulica (presas y dinamos)”.

El problema ecológico se puede dividir en las siguientes partes:

• La investigación de las diversas causas de la contaminación.

• La investigación de los efectos de la contaminación, su extensión geográfica y el grado de daño causado.

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Iniciación a la Filosofía

• La búsqueda de soluciones al problema que, paradójica-mente, pueden darse usando también la tecnología en escala industrial, pero que incluye también decisiones políticas, económicas y sociales, donde se involucran estados, gobiernos, organizaciones sociales no guber-namentales, agrupaciones de todo tipo y la acción de los individuos a escala mundial.

• Buscar sobre todo la prevención de las causas que gene-

ran el problema.

• Tratar, por diversos medios por precisar, de lograr la dis-minución de los daños ya causados, minimizando su ac-ción dañina.

• Y desde luego, tomar medidas urgentes, pero planifi-cadas, para regenerar y revertir el daño ya causado. El ejemplo clásico sería: si hay deforestación, implantar un programa a gran escala de reforestación, etc.

Ahora bien, al hablar de contaminación, hablamos de mu-chos y diversos tipos de contaminación que veremos más ade-lante; por el momento lo importante es señalar que es múltiple y afecta directamente las zonas del planeta en que se genera y reproduce la vida, esto es, la corteza terrestre y la atmósfera, aunque últimamente, se han descubierto organismos vivos que no son ni virus, ni bacterias, ni animales, ni plantas y que viven y se reproducen a enormes profundidades y en condiciones de temperatura tan altas y sustancias tan tóxicas, que ninguna otra forma de vida podría sobrevivir, y que los biólogos han llamado “arqueas”, que significa “antiguos”, organismos vivos antiquísi-mos. No obstante, también habitan en la corteza terrestre, que es la capa exterior terrestre que envuelve al planeta, incluyendo el fondo de los océanos. La tierra firme, como los continentes y las islas, y, desde luego, la atmósfera, que es la envoltura gaseo-

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sa del planeta, que contiene el oxígeno que respiramos y el ozo-no que nos protege de los rayos ultravioleta del sol. Pues bien, a este conjunto de tierra, agua y aire se le llama biosfera y el há-bitat natural en que se produce el extraordinario fenómeno de la vida, en todas sus manifestaciones, y que es, precisamente, el medio que está dañando la contaminación.

La contaminación está degradando por tanto el suelo, inclu-yendo tierras laborables, bosques y selvas, el agua, incluyendo ríos, lagos, mares, océanos y mantos friáticos, y el aire, inclu-yendo la capa de ozono y el alarmante aumento de bióxido de carbono, que produce calentamiento anormal de la atmósfera con diversos efectos dañinos, como el cambio climático, calor extremo en verano, frío extremo en invierno, derretimiento de los polos, defoliación, erosión, etc.

Los elementos contaminantes más comunes son:

• El bióxido de carbono, producido por la quema de com-bustible fósil (petróleo, gasolina).

• Plomo, contenido en pinturas, lacas, y gasolina.

• Plaguicidas utilizados en la agricultura.

• Conservadores químicos en los alimentos.

• Una enorme variedad de químicos desechados en los procesos de fabricación en la industria, que van a parar a ríos, lagos y mares.

• Radiactividad generada por las centrales nucleares en forma de deshechos tóxicos que se tiran en “basureros”, en zonas áridas cercanas a poblaciones humanas.

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• Gases tóxicos producidos por la quema de basura.

• Derrames de petróleo en accidentes navales.

Además, hay que mencionar, que la contaminación no es sólo de tipo químico, la hay también de carácter acústico, de-bido al ruido a altos decibeles en las ciudades, producido por autos, aviones, máquinas, equipos de sonido, etc. Y la contami-nación visual, debida a carteles, anuncios espectaculares y todo tipo de imagen comercial colocada en todos los rincones de una ciudad típica moderna.

Veamos ahora brevemente las causas de la contaminación de cada uno de los componentes de la biosfera.

Algunas causas de la contaminación del agua:

• Aguas residuales: todo aquello que llega a los ríos, lagos y mares proveniente del drenaje público: excremento, orina, disolventes, jabones, etc.

• Desechos industriales; los químicos que se producen como resultado de un proceso de fabricación que son desechados vía drenaje.

• Abonos, fertilizantes, pesticidas y plaguicidas utilizados en las labores agrícolas y ganaderas, que por escurri-miento natural o por desagüe van a dar a los ríos.

• Desechos radiactivos. Recuérdese que los reactores nuclea-res son enfriados con agua, que corre en tubos por el reac-tor y que al hacerlo se contamina. Esa agua es desechada.

• Basura: envases plásticos, latas de aluminio, bolsas de plástico y todo aquello que las poblaciones ribereñas ti-

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ran al río o lo que los turistas dejan en sus paseos, y que se escurren a los ríos o se entierran obstaculizando la fil-tración del agua por la lluvia.

Algunas causas de la contaminación del aire:

• Combustión de todo tipo de motores de combustible de-rivado del petróleo.

• Emisión de gases industriales (Co2). • Quema de basura.

Algunas causas de la contaminación de la tierra:

• La tala inmoderada de bosques y selvas, ya sea para ob-tener madera o para liberar tierras para la agricultura.

• Erosión y desertización. La tierra se agota y queda inser-vible para los cultivos, produciéndose una zona desértica que aleja las lluvias y provoca cambios climáticos.

• La basura inorgánica enterrada o dejada en bosques, sel-vas y zonas de recreo, sobre todo de metal y plástico.

• La lluvia ácida, es decir, lluvia que viene cargada con par-tículas suspendidas en la atmósfera y que viene a dar a los bosques, selvas y campos de labranza.

• El uso de químicos para la agricultura como abonos, fer-tilizantes o plaguicidas, que aumentan la fertilidad de la tierra, pero a largo plazo la contaminan y degeneran.

Veamos ahora algunos efectos de la contaminación:

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• Alteración del equilibrio natural de la biosfera, y por lo tanto, del medio natural de plantas y animales.

• Rompimiento de la cadena ecológica o cadena de la vida, causada por la extinción de animales o plantas que la conforman, lo que pone en peligro la vida de mu-chas otras especies de plantas y animales en varias zo-nas del planeta.

• Debilitamiento o adelgazamiento de la capa de ozono que detiene los rayos ultravioleta del sol, letales para la vida en el planeta.

• Disminución de los bosques y selvas del planeta, regula-dores del clima, la lluvia y la temperatura ambiental.

• Erosión y aparición de zonas desérticas, antes boscosas, que alteran el clima de las estaciones del año, causando daños a la vida que los rodea, incluida la del hombre.

Toda esta suciedad en aire, agua y tierra, provoca la apari-ción de enfermedades de diverso tipo en animales, plantas y el hombre, debilitando su sistema inmunológico y afectando en general al organismo de los seres vivos, daños que son evitables.

Habría que mencionar los efectos que aún no conocemos o que se producirán a largo plazo pero que ya han sido generados.

Como podemos ver, el problema es grave, y siendo causado por el hombre, se convierte en un problema moral, que no esca-pa a la filosofía, entendida como una reflexión con repercusio-nes prácticas, de conciencia social, que debe provocar reaccio-nes positivas en la conducta de los individuos y las instituciones que causan el problema.

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Como hemos podido apreciar en otros temas de este libro, la ética se enfrenta con problemas en los que detrás de su as-pecto moral, están los intereses económicos y políticos de la clase dominante en el sistema capitalista. El sector industrial de esta clase, y los gobiernos de los países en que dominan, saben desde largo tiempo atrás, que la tecnología utilizada a escala industrial destruye y daña a la naturaleza y a todos los seres vi-vos en el planeta, pero, por un lado, se imponen los intereses económicos y las ganancias gigantescas que obtienen en esta actividad, lo que les indica no parar en la producción de mercan-cías, cueste lo que cueste y por más superfluas que sean; y por otro lado, se impone la lógica de que la producción industrial a gran escala, satisfactora de necesidades sociales, no puede de-tenerse, pues se produciría un caos y un desabasto tal, que las consecuencias serían más graves que las ecológicas: alimentos, vivienda, transporte, ropa, medicamentos y muchos otros artí-culos y servicios desaparecerían en la cantidad necesaria, provo-cando un desastre mundial. Por lo tanto, la solución al problema ecológico no es detener la producción industrial tecnologizada, sino buscar fuentes de energía alternativas que no contaminen y procesos de producción que disminuyan drásticamente los residuos contaminantes, así como realizar actividades de lim-pieza, empleando para ello la escala industrial; pero como la in-vestigación de estas soluciones alternativas y su aplicación, no generan ganancias económicas, no son financiadas por ninguna empresa capitalista. No quedan entonces más que las acciones políticas y diplomáticas de algunos estados, de organizaciones no gubernamentales conscientes, de comunidades afectadas o de individuos con conciencia social y capacidad de liderazgo. Y, desde luego, la acción responsable de millones de individuos co-munes y corrientes como ustedes y yo.

Por lo que llegados a este punto podríamos preguntar, ¿Qué hacemos para evitar los mencionados daños ecológicos? ¿Qué hacemos para producirlos? ¿Cómo podríamos evitarlos? ¿Cómo

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lograr disminuirlos? ¿Por qué no hacemos nada? La respuesta tendría que darla el lector, pues una acción del autor ha sido pro-vocar la reflexión, que ya es algo. Por lo tanto, invito al lector a que conteste los cuestionamientos que le planteo en la sección de ejercicios y que, más que la reflexión para contestarlos, pro-voque cambios en su conducta, mejorando su actitud ecológica. Si no es así, este libro solo servirá para aumentar el problema de la basura...

6.4 Fundamento y finalidad de los derechos humanos.

A todo lo largo de la historia de la humanidad, ha existido la injusticia y el abuso entre los seres humanos; siempre un hombre o un grupo de hombres ha maltratado, explotado, asesinado, ofendido, golpeado o simplemente, insultado, a otro hombre o a otro grupo de hombres. Desde la simple diferencia física del fuerte sobre el débil, hasta la del poderoso sobre el sometido, se ha injustamente maltratado a otros seres humanos por mu-chas causas: esclavitud, diferencias étnicas, religiosas, políticas, o personales, como celos, envidia, venganza, etc.

Por ello, desde la antigüedad, gobernantes ilustrados, cons-cientes de la necesidad de establecer orden y control en las rela-ciones sociales de los pueblos que dirigían, formularon códigos con normas y leyes que protegían a los más débiles o los más pobres. Tal es el caso del más antiguo de tales códigos que se co-nocen, el famoso “Código de Hammurabi”, rey de Babilonia, que se hizo popular por la conocida “Ley del Talión”, que establecía la norma de “ojo por ojo y diente por diente”, defendiendo a los débiles contra los fuertes. Sin embargo, no todos los reyes eran tan nobles como Hammurabi y los había crueles y sanguinarios. En fin, desgraciadamente, la civilización humana, a pesar de sus logros benéficos en la sociedad, no ha podido evitar nunca el abuso, la explotación, el robo, el asesinato, la agresión, y otras

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formas negativas de la conducta humana, al grado de que se le ha tomado como algo consustancial al hombre y que forma par-te de la lucha por la vida.

No obstante, el intento de reprimir tales conductas siempre ha estado en los objetivos de los lideres, dirigentes y gobernan-tes, ya sean civiles o religiosos; recordemos, como ejemplo, los “diez mandamientos” que Moisés entregó al pueblo judío, su-puestamente por orden divina, y en los objetivos, desde luego, de los sectores reprimidos y explotados de todas las épocas.

Sea como fuere, la idea principal es propiciar que se respe-te la integridad de las personas, tanto en su físico como en sus bienes y familiares, en su dignidad y en sus derechos legales, es decir, que se respeten sus derechos humanos.

En épocas más modernas, ha habido distintos códigos, leyes y declaraciones legales que se proponen ese fin, y que son el an-tecedente moderno de los actuales Derechos Humanos.

Veamos algunos de estos antecedentes:

El primero de ellos sería la Declaración de Independencia de las Colonias Británicas en América, firmada por Thomas Je-fferson el 4 de Julio de 1776, y que da origen a la formación de los Estados Unidos de América, declaración en la que se des-taca la proclamación del derecho a la libertad y la abolición de la esclavitud.

Otro antecedente sería la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, firmada en París, en 1789, y que cons-tituye una de las bases político-sociales de la Revolución Fran-cesa, cuya bandera fue “legalidad, libertad y fraternidad” entre todos los hombres.

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También es un antecedente importante la Constitución de Cádiz de 1812 en España, después de la liberación de los ejérci-tos franceses de Napoleón, en la que se establece la Soberanía Nacional y la división de poderes en el Estado.

Todas estas Declaraciones político-sociales, y morales, las enarboló la clase burguesa en su lucha por el poder en contra de la nobleza aristocrática feudal y la Monarquía, su forma de gobier-no, lucha por tomar el poder e instaurar otra forma de organiza-ción estatal más adecuada a los intereses de los nuevos capitalis-tas: la República Democrática. No obstante, una vez en el poder, la burguesía se olvidó rápidamente de sus propios principios, y viéndose con el poder en las manos, sujetó al pueblo trabajador, campesino y obrero, a la más dura explotación, sumiéndolo en la miseria y en las más indignas condiciones de vida. Entonces surge, en la mitad del siglo XIX, el movimiento obrero organiza-do y su doctrina política, filosófica y moral: el socialismo, cuyos representantes más destacados son los alemanes Carlos Marx y Federico Engels, quienes dedicaron toda su vida a la lucha por los derechos y la liberación de la clase trabajadora, y por fundamen-tar teóricamente sus objetivos e ideales: el comunismo.

En Rusia, un inmenso y extenso país, poblado en su mayoría por millones de campesinos, y una escasa pero bien organiza-da clase trabajadora, que cansada de la explotación y abusos de todos tipo de la autocracia gobernante, representada por el Zar, hace suyas las ideas e ideales socialistas, y dirigidos por un carismático líder, Vladimir Ilich Uliánov, mejor conocido como Lenin, provocan una revolución y triunfan, estableciendo el pri-mer Estado socialista en el mundo. Será precisamente Lenin el que hará, en 1918, otra declaración antecedente de los derechos humanos actuales:

La Declaración de los Derechos del Pueblo Trabajador y Ex-plotado, en la que decreta la abolición de la explotación del tra-

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bajo, la repartición de tierras a los campesinos y el principio de Autodeterminación de los Pueblos, a través del cual se garanti-za que cada pueblo puede elegir el gobierno, estado y sistema político y económico que más le convenga.

Vendrá después la Primera Guerra Mundial, con todos sus horrores, que provocaron que, al finalizar, se creara la “Socie-dad de Naciones”, que tiene como objetivo principal garantizar la paz mundial, la independencia política de todos los estados y el principio de “no intervención” de un estado sobre otro. Esto ocurre en 1918.

Sin embargo, Alemania, país perdedor en esta guerra, busca pronto la revancha y encuentra en su líder, Adolfo Hitler, la per-sona necesaria para llevarla a cabo. Así se provoca la Segunda Guerra Mundial, más terrible y cruenta que la primera. Los Esta-dos Unidos entran a la guerra, intervienen en Europa y al mismo tiempo que el ejército soviético, aniquilan al ejército alemán y al italiano. Pero falta aún vencer a los japoneses, aliados de Ale-mania e Italia de filiación política fascista. Los estados Unidos vencen a los japoneses haciendo explotar dos bombas nuclea-res en sendas ciudades niponas: Hiroshima y Nagasaki. Japón se rinde, pero el horror del poder destructivo de la bomba atómica, detonada sobre poblaciones civiles inocentes, hace consciente a toda la humanidad del peligro de una guerra nuclear, sobre todo al confirmarse que la Unión Soviética ha logrado construir también la temible bomba.

Se inicia la llamada “Guerra Fría”, entre Rusia y Estados Uni-dos. Por su parte, los demás países participantes en la guerra se reúnen en San Francisco, California, y el 26 de Junio de 1945 fundan la Organización de las Naciones Unidas mejor conocida por sus siglas ONU, que sustituye a la Sociedad de Naciones, de triste historia, y que se propone garantizar también la paz, y ser una especie de tribunal internacional con autoridad para mediar

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en los conflictos entre países, por la vía pacífica, política y diplo-mática, a través del diálogo y procesos democráticos.

A pesar de todo, los conflictos y las guerras no terminan: recordemos la guerra de Corea de 1950, la guerra de Vietnam, que abarca desde mediados de los años cuarenta hasta 1972, y las luchas de liberación de los países coloniales en Asia y África: como ejemplo, dos naciones: la India, que se independiza de la Gran Bretaña y Argelia, que se independiza de Francia. Y otros hechos como la creación del estado separatista de Sudáfrica, en la que se separan negros de blancos y los primeros se ven su-jetos a un régimen de discriminación racial y falta de derechos civiles, y tratados, de hecho, como esclavos, sobre todo en el trabajo en las minas de diamantes, principal riqueza de aquel país. Y qué decir de los mismos Estados Unidos, país de la liber-tad y la democracia, donde la población negra e hispana ha su-frido por doscientos años la discriminación racial, y la ausencia, hasta los años sesenta, de derechos civiles. Los inmigrantes de origen latinoamericano, sobre todo mexicanos, que cruzan ile-galmente la frontera entre ambos países, hasta hoy día, carecen en ese país de todo derecho y respeto a sus derechos humanos, aunque esto no impide que se explote su trabajo como mano de obra barata en la agricultura.

Por último, no está de más hablar de la lucha de liberación política y económica de la influencia de los Estados Unidos por los países de América Latina, en la cual destaca la revolución cubana de 1959, de filiación socialista, triunfante, y que hasta hoy en día mantiene su independencia y libertad, a pesar del bloqueo económico a que tiene sujeta a cuba el gobierno de los Estados Unidos, y que los ha condenado, por cuarenta años, a la pobreza y el atraso. Al final, pero no por eso menos importante, señalar la discriminación, marginación, explotación y saqueo de sus tierras a que han sido sometidos, en sus propios países los pueblos indígenas de México, Centro y Sudamérica.

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Como podemos ver, después de la descripción de este cua-dro desolador, en el cual he omitido muchos hechos más, el res-peto a los Derechos Humanos en todo el mundo, dista mucho de ser una realidad plena y verdadera.

6.4.1 La Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Sin embargo, y tomando en cuenta hechos como los se-ñalados, la ONU firma en París, el 10 de diciembre de 1948, la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, de cuyos principios y principales artículos nos ocuparemos enseguida: reproducimos la declaración original tomada del texto oficial, traducido al español:

LA ASAMBLEA GENERALPRoCLAMA

LA PRESENTE DECLARACIÓN UNIVERSALDE LOS DERECHOS HUMANOS.

“Como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las institucio-

nes, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y liber-tades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional

e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros, como

entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción”.

Mencionemos ahora algunos artículos importantes de esta Declaración:

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Iniciación a la Filosofía

“Artículo 1. Todos los seres humanos nacen libres e igua-les en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.”

“Artículo 2.1 Toda persona tiene todos los derechos y liberta-des, proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, naci-miento o cualquier otra condición”.

“2.2 Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona.

“Artículo 3. Todo individuo tiene derecho a la vida, a la liber-tad y a la seguridad de su persona”.

“Artículo 4. Nadie estará sometido a esclavitud ni a servi-dumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas”.

“Artículo 5. Nadie estará sometido a torturas ni a penas o trato crueles, inhumanos o degradantes”.

“Artículo 10. Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tri-bunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.”

“Artículo 18. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como su li-bertad de manifestar esta religión o creencia, individual y colec-

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tivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.”

He trascrito aquí algunos ejemplos de artículos importantes de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pero hay muchos más en el documento publicado periódicamente por la ONU y que se debe conseguir integra en todos los países, inclu-yendo México, con el fin de estudiarla y conocerla a fondo, y de esta manera, hacerla valer ante las autoridades competentes de nuestro país.

Todos estos derechos, expresados en sus respectivos artícu-los, deben ser respetados por el Estado como una obligación y hacerlos valer con carácter de ley, para lo cual, en nuestro país, existe una Comisión Nacional de los Derechos Humanos, así como una comisión respectiva para cada uno de los estados de la república y del Distrito Federal, a las cuales podemos acudir para denunciar o exigir que tales derechos nos sean respetados.

Es importante reconocer que muchos de estos derechos no son respetados en nuestro país, en particular los de ciertos gru-pos sociales, personas o etnias que serán objeto de análisis en el siguiente apartado, señalando los más importantes, para que el lector se forme una opinión y adopte una posición moral y polí-tica ante ellos.

Muchos de estos derechos humanos o del ciudadano, están también garantizados por la Constitución Política de los Esta-dos Unidos Mexicanos, que es la ley máxima que rige en nuestro país. Es importante conocerla y poder así hacerla valer. El que no conoce sus derechos, difícilmente podrá defenderse y hacer-los valer en caso de violaciones o abusos de la autoridad.

En todo caso, mencionaré a continuación los derechos ele-mentales y básicos que en la gran mayoría de los países civiliza-

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dos se garantizan, con sus excepciones tristemente existentes; estos derechos son:

El derecho de tránsito, es decir, el derecho de circular libre-mente por la calle, o de una ciudad a otra, de un estado a otro, en el interior de un país, sin que nadie deba impedirlo. El paso de un país a otro está sujeto a otras circunstancias que dependen de las leyes del país al que se quiera entrar, como es el caso del paso de México a Estados Unidos, por ejemplo.

El derecho de residencia, es decir, el derecho de escoger libremente el lugar donde uno va a vivir y fincar su residencia dentro de su propio país. La residencia permanente en un país extranjero dependerá de las leyes vigentes en ese país.

El derecho a la libertad, esto es, la prohibición legal a ser sometido a cualquier tipo de esclavitud o restricción ilegal de los demás derechos mencionados.

El derecho a la salud; todo ciudadano tiene derecho a aten-ción médica garantizada por el estado. Si es gratuita o no, de-penderá de las leyes de cada país.

El derecho al trabajo, o sea, que el estado está obligado a garantizarle a sus ciudadanos una fuente de trabajo digno, acorde a sus capacidades y conocimientos y remunerado en todos los casos.

El derecho a una vivienda digna. También el estado debe garantizar a cada ciudadano el acceso a una vivienda, según su capacidad económica y su situación laboral.

El derecho a la cultura; nadie puede impedir que una perso-na tenga acceso al conocimiento, a los espectáculos artísticos o deportivos, museos, ferias populares o cualquier otra forma de

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expresión de la cultura, así como a producir bienes culturales de todo tipo. El estado debe garantizar también se que cumpla con este derecho.

El derecho a la información. Toda persona tiene el derecho a informarse de los acontecimientos públicos, sociales, económi-cos y políticos sin cortapisas ni prohibiciones. De la misma ma-nera, todo ciudadano tiene derecho a informarse sobre las acti-vidades del gobierno, en todas sus áreas y en todos sus aspectos. Solamente en caso de guerra, puede el estado, por seguridad, mantener en secreto cierta información, en especial la militar.

El derecho a profesar una religión, ha no tener ninguna y a defender y profesar la corriente filosófica, política o artística de su preferencia; es decir, no se le puede obligar a nadie a practi-car una religión, una corriente política, filosófica, artística o de otro tipo bajo ninguna circunstancia.

El derecho de libre pensamiento, es decir, el derecho a ex-presar libremente la forma de pensar elegida, ya sea de palabra o por escrito. Es el derecho a la libre expresión de las ideas, ya sea manifestándolos de palabra en un mitin, por ejemplo, o a publicarlas por escrito en los diarios o editoriales establecidas o en escritos hechos públicos por cuenta propia.

Estos son, en términos generales, los derechos que tenemos por el simple hecho de ser humanos y ciudadanos de una nación. Otra situación es que estos derechos se respeten o no, cosa que, desgraciadamente, ocurre de una u otra manera en todos los países del mundo, sobre todo en los más atrasados y pobres.

Sería ahora conveniente que el lector realice alguna reflexión sobre el tema, para lo cual le hago una serie de cuestionamien-tos en la sección de ejercicios del libro, los cuales, desde luego, tiene el derecho de ignorar o no.

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Iniciación a la Filosofía

6.4.2 Grupos marginados.

Existen muchos casos que involucran individuos, organiza-ciones sociales o políticas, pueblos indígenas, agrupaciones re-ligiosas, que no son respetados en sus derechos humanos, en México y en muchos otros países de América Latina, África, Asia, Europa y Estados Unidos. Casos como los reos en las prisiones estatales, líderes de organizaciones ecologistas, globalifóbicos, líderes políticos, raciales, guerrilleros, artistas, escritores, cam-pesinos, que por motivos de intereses políticos, económicos o militares, son reprimidos, encarcelados, torturados o asesina-dos impunemente, lo cual está muy mal y es motivo de escán-dalo, lucha, reclamo y denuncia por parte de los sectores cons-cientes de los países en que ocurren dichas violaciones. Es decir, el hecho de que existan los instrumentos legales que garantizan o exigen el respeto a los derechos humanos, no significa que es-tos se respeten, cumpliendo con las leyes establecidas, y esto es así porque la dinámica social, cuyo acicate es la lucha de clases, obliga a los involucrados en esa lucha a buscar los medios, lega-les o no, de vencer a los contrincantes, considerándose que es-tos medios son parte de la dinámica política de la sociedad o que forman parte de cierta “naturaleza humana”, de origen biológi-co o psicológico, que lo hacen actuar con agresividad y violen-cia. Esto es falso y ha sido rebatido y desmentido por científicos serios tanto en la biología y la psicología, como por la sociología. La agresividad humana, la crueldad, la tortura física o psicoló-gica, el asesinato en masa, la represión policíaca violenta y la matanza organizada militarmente en las guerras, ya sea contra militares y población civil de otros países o contra rebeldes, re-volucionarios o guerrilleros en el propio país, tiene una causa social, y específicamente, una causa basada en intereses econó-micos y políticos de la clase dominante de una sociedad dada y no en una supuesta naturaleza “perversa” del hombre. Es decir,

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Capítulo VI. La Función de la Ética en la Realidad

se van a violar los derechos humanos de todo aquel individuo, grupo o case social que atente contra los intereses de la clase en el poder, que en nuestros días es la burguesía capitalista. Esa es la causa que, con base en el estudio de la historia humana, se señala como la más probablemente verdadera, lo que de ser cierto, hace sumamente difícil la lucha por lograr el respeto total de los derechos humanos en los diferentes países del mundo, toda vez que estos países están constituidos por sociedades en los que existe una división injusta entre pobres y ricos, poseedo-res y desposeídos, poderosos y débiles.

Esto nos lleva a la conclusión, de ser aceptada la causa men-cionada, de que solamente se lograría el respeto universal de los derechos humanos, si logramos construir una sociedad más jus-ta en la que no existan los pobres, ni explotados, ni desposeídos, y por lo tanto, no se diera la lucha entre clases antagónicas. Esta lucha se da y se dará mientras existan las condiciones que la ha-cen posible. Mientras tanto, no debemos desanimarnos y dejar de demandar que los derechos humanos se respeten en todos los países, empezando por el nuestro, a pesar de que domine una sociedad injusta y desigual.

Además de los casos señalados, en que no se respetan los derechos humanos, existen una serie de grupos muy especia-les, por ser minoritarios y socialmente débiles, en los que se observa una mayor violación de sus derechos: les llamamos grupos marginados, es decir, aislados del conjunto de la so-ciedad, y que viven y sufren “fuera” del contexto en que viven la gran mayoría de los ciudadanos, situación que los hace es-pecialmente vulnerables ante los casos de abuso, explotación, ofensa y violencia, no sólo por parte del estado, sino por parte de otros ciudadanos. Veamos cuales son, señalando que nos referimos a grupos marginados preferentemente en Latinoa-mérica y Estados Unidos:

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Los niños de la calle. Este grupo está formado por niños que por la extrema pobreza de sus familias, por disolución de estas o por no existir la familia, viven en la calle en condiciones inhu-manas y que son fácil presa de la drogadicción, el alcoholismo y de que se abuse de ellos para explotar su trabajo. Sufren abusos también de la policía y de la indiferencia criminal de la ciudada-nía.

Las mujeres. En especial la mujer indígena y campesina po-bre que vive de limosnas en las ciudades, porque los caciques de los pueblos o los terratenientes, les han robado sus tierras; las “sexo-servidoras” o prostitutas, que son explotadas por de-lincuentes organizados y que sufren el abuso policíaco, y las mujeres en general, amenazadas de violación o de maltrato en sus hogares. Recuérdese que tradicionalmente, desde hace siglos, se considera a la mujer “inferior” al hombre, lo cual es falso, pero que de todas formas le da al hombre la sensación de superioridad, que se conoce como “machismo” y que agrava su situación laboral, familiar y sexual

Los ancianos. Sobre todo los ancianos de extracción humil-de, que por su debilidad física y pérdida de facultades, debidas a la edad, son objeto de burlas, ofensas e insultos, y que, inca-pacitados para trabajar o que no son contratados por su edad, carecen de recursos económicos para vivir independientemen-te. En las sociedades occidentales, desgraciadamente, se consi-dera a los ancianos seres humanos inútiles, inservibles, que son una carga y un estorbo, lo cual además de falso, es injusto, to-mando en cuenta que gracias a ellos existen los jóvenes y tienen posibilidades de desarrollo. Recordemos que, en cambio, en las sociedades orientales, como China y la India, los ancianos son reverenciados y respetados por ser, precisamente debido a su edad, más sabios y experimentados que los jóvenes. Son con-siderados maestros y guías de la juventud, lo cual constituye la actitud correcta que debemos tener ante ellos.

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Capítulo VI. La Función de la Ética en la Realidad

Los minusválidos. Personas que por padecer alguna defi-ciencia física como ceguera, sordera, invalidez motora, etc., son discriminados en el trabajo, rechazados socialmente y que, ade-más de su padecimiento físico, sufren ofensas, insultos y una enorme dificultad para circular por las calles, que no cuentan con las instalaciones adecuadas para ellos en aceras, transpor-tes, edificios, etc. Por ello se ven condenados a vivir en el aisla-miento y la soledad.

Las minorías homosexuales. Personas que, por causas bio-genéticas, o por decisión personal, tienen preferencia se-xual por individuos de su mismo sexo. La homosexualidad se da en ambos sexos y por ser diferentes en su conducta e indumen-taria, costumbre y hábitos, son rechazados por el resto de la sociedad, sufren insultos, ofensas y aislamiento, en detrimento de sus derechos laborales y sociales. A este respecto debemos aclarar que las preferencias sexuales, sean homosexuales o he-terosexuales, son un asunto privado, y que como tal, debe ser respetado. El homosexual, hombre o mujer, aparte de su prefe-rencia sexual, es un ser humano igual a los demás en todas sus demás capacidades y cualidades humanas.

Las minorías religiosas. Personas que por profesar una reli-gión diferente a la de la mayoría de la sociedad en que viven, son discriminadas, rechazadas, ofendidas, insultadas, y en casos ex-tremos, agredidas y asesinadas. Recordemos que toda persona es libre de profesar la religión que desee. Además, se supone que las religiones predican la hermandad de todos los hombres, sin embargo, vemos que en la práctica social, en vez de unir a los hombres, los separan.

Las minorías raciales. Personas que por tener la piel de otro color, generalmente negros o morenos en países de ma-yoría blanca, son discriminados, maltratados, esclavizados, re-

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chazados por la sociedad, obligados a vivir en barrios o guetos apartados, no cuentan con los mismos derechos que los demás y sufren violencia física y psicológica. Recordemos que las dife-rencias de raza, o como se dice ahora, de etnia, que hacen que los hombres posean rasgos físicos diferentes, son el resultado de un proceso evolutivo que tiene su origen en la dispersión por todo el mundo del hombre prehistórico. Dichas diferencias no implican, para nada, las cualidades y capacidades humanas. La discriminación racial es un prejuicio basado en sentimientos de superioridad irracionales y enfermizos.

Las minorías indígenas. Son un caso muy especial, sobre todo en los países latinoamericanos como México, Perú y Boli-via, pues, como sabemos, los pueblos indígenas, de una enor-me diversidad étnica y gran riqueza cultural, son los habitantes originales de estas tierras y que fueron despojados de todos sus derechos, históricamente, por el descubrimiento y posterior conquista en América, por ingleses, españoles y portugueses, los cuales los sometieron a exterminio, explotación, vejaciones y abusos de todo tipo. Sin embargo, se han mantenido unidos, no han perdido su identidad histórica y cultural y siguen prac-ticando sus costumbres, lengua y tradiciones. A pesar de ello, primero los conquistadores extranjeros y luego los mestizos, surgidos de la mezcla genética de españoles e indígenas, o por-tugueses e indígenas, y que ahora constituyen la mayoría de la población en sus países respectivos, han creado un prejuicio que consiste en considerar a los indígenas “inferiores”, y por tanto sujetos de pillaje, robo de sus tierras, menosprecio, explotación, ofensas, abusos, y como consecuencia de todo eso, la extrema pobreza, situación por demás injusta, pues tal inferioridad es to-talmente inexistente. Esta situación los ha aislado del desarrollo económico en sus países y los ha aislado y segregado en auténti-cas “reservas” carentes de todos los beneficios del progreso tec-nológico: agua entubada, luz eléctrica, caminos pavimentados, escuelas, hospitales, etc., incluyendo el robo de sus tierras an-

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cestrales. En México, la situación de estos grupos indígenas lle-gó a ser tan miserable que en el sureste mexicano, en el estado de Chiapas, surgió, en 1994, una rebelión indígena comandada por el EZLN (Ejercito Zapatista de Liberación Nacional), que ha emprendido la lucha por reivindicar su dignidad y hacer valer sus derechos humanos.

Como podemos ver, desde una perspectiva ética, el caso de estos grupos marginados es especialmente injusta, y la viola-ción de los derechos humanos en ellos es muy grave, llegando a los extremos de la infamia y la indignación más justificada, por parte de la población consciente de los países donde viven, y en los cuales el efecto principal es la pobreza extrema, que junto con la ignorancia y la indiferencia de gran parte de la sociedad, hace su situación sumamente precaria.

También, como podemos ver, las causas de esta margina-ción son la intolerancia, la discriminación, el prejuicio, la ex-plotación y la indiferencia de los demás sectores de la socie-dad, todos ellos, valores negativos, fomentados y provocados, en términos generales, por la organización social basada en la injusticia y la desigualdad social, propia del sistema capitalista vigente y ahora, “globalizado”, es decir, un mundo tecnológi-co, tecnocrático, ultramoderno, donde aquellos grupos o pue-blos que no se ajustan a su dinámica, no son deseables, y por lo tanto, destinados a la desaparición. El problema es grave y la reflexión filosófica, ética en este caso, no debe solamente llegar al reconocimiento del problema y sus causas, sino a la búsqueda de soluciones prácticas, realizables, factibles, en la sociedad en que vivimos.

Por ello, señalados en el texto los hechos, causas y sus efec-tos, no nos quedan mas que las conclusiones a que llegue el lector interesado en la filosofía, para comprender el mundo en que vive, pero no sólo llegar a la comprensión, sino también a la

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Iniciación a la Filosofía

proposición de soluciones y la puesta en práctica de ellas, pues repetimos, una filosofía que no sale del terreno de las ideas, de lo ideal, y que no trasciende a lo real a través de una praxis igual-mente real, es una filosofía inútil. Para eso, se proponen en la sección de ejercicios una serié de prácticas reflexivas destinadas a indicar conclusiones y soluciones con el objeto de que el lector no quede “marginado” del quehacer social.

6.5 Ética ciudadana y virtudes cívicas.

En los temas anteriores de este último capítulo de nuestro li-bro, el panorama ético que he presentado de la realidad social y natural en que vivimos, ha sido bastante sombrío, pero, hágase notar, no pesimista. Ha sido sombrío porque la realidad se nos presenta así, y el filósofo no debe cerrar los ojos ante lo real, ni mucho menos, falsear o embellecer la realidad. Si lo hiciera, no sería filósofo, sino demagogo. Y digo que no ha sido pesimista porque la historia la hacen los hombres y ellos mismos pueden transformarla para hacerla mejor. Además, no hay que olvidarlo, estamos analizando dicha realidad desde una perspectiva ética, que nos obliga, querámoslo o no, a valorar los hechos mostra-dos. Aunque los juicios de valor no son bien vistos en un libro, en este caso es imposible eludirlos, precisamente porque la ética es una ciencia valorativa. Sin embargo, he procurado no imponer en ningún caso mi opinión y he dejado abierto el debate al lector que puede hacer su propia reflexión, llegar a conclusiones y, en su caso, no estar de acuerdo con el autor. Si sucede esto, el autor se sentirá muy satisfecho, pues ha logrado su objetivo: no sólo mostrar qué es la filosofía, sino provocar que el lector filosofe, que es la finalidad más alta de mi labor.

Y volviendo al tema de este capítulo, que he calificado de “sombrío”, ahora veremos un nuevo tema que nos mostrará que en la sociedad humana actual no todo es malo o anda por

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Capítulo VI. La Función de la Ética en la Realidad

mal camino. Por el contrario. Si hemos visto que hay destruc-ción del medio ambiente natural, explotación social, violación de los derechos humanos, grupos marginados, pobreza, vio-lencia y vicio, ahora veremos que es mucho mayor el cúmulo de conductas morales sanas, constructivas y positivas entre los hombres; que la inmensa mayoría de las personas en todo el mundo son honrados, que trabajan honestamente, buscan-do mejores condiciones de vida para ellos y sus familias; que todos los días se levantan para trabajar alegremente y con optimismo la mayoría de los hombres, y que en su trabajo y en sus relaciones sociales con familiares y amigos buscan el bienestar y vivir en paz. Si no fuera así, hace muchos siglos que la humanidad ya no existiría. Los actos negativos y malvados son más llamativos y espectaculares y llenan las páginas de los periódicos y las imágenes de los noticieros televisivos, precisa-mente por ser excepcionales, pero son muchos más los actos positivos y benévolos, sólo que estos no son noticia ni causan sensación, precisamente porque conforman la norma, lo co-mún y corriente del hacer diario en la sociedad.

Vamos a hablar ahora de la ética ciudadana y de las virtudes cívicas, que están conformadas por los actos humanos guiados por valores morales, del trato social y político, que hacen posi-ble la vida humana.

Una conducta cívica ética, es aquella conducta considerada buena socialmente porque provoca unidad, cooperación, armo-nía y solidaridad en las relaciones sociales de los individuos. Las virtudes cívicas serían aquellas que llevan a la sociedad a una vida más plena y dinámica, en paz y armonía, contrariamente a con-ductas consideradas malas, que son dañinas a la sociedad, pues provocan desorden, violencia y desunión entre los individuos

La ética ciudadana propone una conducta basada en los si-guientes valores:

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Iniciación a la Filosofía

• Valores cívicos morales: honestidad, sinceridad, hon-radez, afecto, responsabilidad, lealtad, fidelidad, fra-ternidad, bondad. Donde los valores opuestos son con-siderados vicios antisociales.

• Valores jurídicos: legalidad, equidad, justicia, liber-tad, orden.

• Valores del trato social: respeto, amabilidad, decencia, gentileza, colaboración, cooperación, ayuda mutua.

• Valores cívicos políticos: voluntad, puntualidad, vera-cidad, responsabilidad, obediencia, disciplina, sensa-tez, igualdad, gratitud.

• Valores cívicos religiosos: Hermandad, caridad, humil-dad, sencillez, esperanza, fe.

Un individuo que observara en su conducta todos estos valo-

res, sería un dechado de virtudes, y otra persona que no obser-vara ninguno de estos valores, sería un patán. Pero en la realidad ninguno de los dos casos se puede dar, pues recordemos que los valores son proposiciones ideales de un “deber ser” muy difícil de cumplir en las circunstancias sociales reales, las personas, por lo tanto, son más o menos virtuosas, más o menos viciosas.

Ahora bien, tomando en cuenta la característica que poseen todos los valores de ser polares, todos estos que hemos mencio-nado tiene su valor contrario, que llamaríamos valores negati-vos, y que también forman parte de la moralidad de las personas en su vida social.

Todos estos valores cívicos señalados, al llevarse a la prácti-ca, hacen posible el trato cordial, beneficioso y productivo de los

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hombres entre sí; obviamente, su incumplimiento o violación llevan a las personas a la violencia, los pleitos, litigios, desave-nencias y, en grado extremo, al uso de la fuerza bruta.

Por lo tanto, las “virtudes cívicas”, llevadas a la práctica, ha-cen posible la vida de los individuos en la sociedad y forman par-te de las cualidades humanas personales.

¿Cuáles de estos valores llevas a cabo, estimado lector? En un auto examen ético, basado en la honestidad, indica en la sec-ción de ejercicios cuáles no prácticas, y además, en una valo-ración externa, indica cuales si cumplen y cuales no, las perso-nas que te rodean: familiares, amigos, maestros, compañeros de trabajo. Y, lo más importante, cuales son las causas por las cuales las personas no cumplen con los valores cívicos y cuales serían posibles soluciones a estos problemas detectados.

6.5.1 Moral profesional.

Hemos llegado así, tras ardua labor, al final de nuestro camino y sólo nos falta hablar un poco de la conducta que las personas deben llevar a cabo en su labor profesional, en su trabajo, sea este el que sea, ya el de un artesano, un técnico, un ingeniero, un artista y, cla-ro está, un filósofo. Veamos en qué consiste esta moral profesional:

Hablamos de moral profesional porque nos referimos a la conducta que el trabajador debiera realizar en sus actividades, no a sus responsabilidades específicas, técnicas o intelectuales.

Hablamos de moral profesional porque nos referimos espe-cíficamente al ciudadano que trabaja formalmente en una ins-titución, ya sea privada o del estado, y no a los desempleados, sub empleados o a los que trabajan esporádicamente o simple y llanamente, no trabajan en absoluto.

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Iniciación a la Filosofía

En nuestra actividad laboral, como profesionales, técnicos o artesanos, debemos distinguir claramente tres entidades que se involucran, interactúan y se interrelacionan de diversas ma-neras, y que son:

El Estado; institución que rige legalmente los derechos y obligaciones, tanto de los trabajadores como de las insti-tuciones en que trabajan, ya sean empresas privadas o del propio estado.

La Empresa o institución laboral, es decir, las responsa-bilidades y obligaciones, así como los derechos que posee le-galmente la institución en que trabajamos, ya sean privadas o del estado.

El Trabajador; esto es, las obligaciones y derechos a que se compromete el trabajador al aceptar un contrato laboral.

Analicemos las responsabilidades morales de cada una de estas entidades:

El Estado tiene la función moral de exigir responsabilidades del trabajo realizado o de los productos producidos, tanto al trabajador como a la empresa en que labora, ya sea privada o estatal; garantizar que se respeten los derechos que en materia laboral protegen legalmente al trabajador frente a la empresa en que trabaja, o al contrario, los derechos legales que protegen a la institución que contrata al trabajador en caso de negligen-cia, ineptitud o irresponsabilidad de este.

La Empresa es responsable legalmente de la seguridad del trabajador y de que se respeten sus derechos laborales, así como de sancionar los incumplimientos, irresponsabilidad o ineptitud del trabajador, según las leyes vigentes.

228

Capítulo VI. La Función de la Ética en la Realidad

El Trabajador es responsable de evitar el pluriempleo injusti-ficado, puntualidad y asistencia, honradez, voluntad de supera-ción, creatividad en el trabajo, respeto a la dignidad y jerarquía de las demás personas, veracidad, y vigilar que se cumplan sus derechos y denunciar ante las autoridades correspondientes cualquier violación a estos derechos.

Por lo tanto, si cada una de estas instancias o entidades cumple con su responsabilidad moral (y legal), podemos afirmar que las relaciones laborales entre el trabajador, la empresa en que labora y el estado, serán siempre positivas, productivas y beneficiosas para las tres partes; por el contrario, si alguna de ellas o todas, no cumplen con su responsabilidad moral y legal, las relaciones entre las tres partes dará lugar a litigios, discor-dias, sanciones, improductividad y las relaciones laborales serán nocivas para todos.

Señalado lo anterior, no nos queda más que invitar por últi-ma vez al lector a la reflexión ético-filosófica. Como este texto está dirigido principalmente a estudiantes, y que por lo tanto no son aún profesionistas, me dirijo especialmente a aquellos que, estudiando, también trabajan, y al lector común, interesado en la filosofía, segundo destinatario de este libro, que ya trabajen formalmente. En la sección de ejercicios encontrarán una serie de temas de reflexión acerca de su particular relación laboral con la empresa en que trabajan y con el estado, buscando en-contrar incumplimiento en los postulados señalados anterior-mente, sus posibles causas y la proposición de posibles solucio-nes a sus conflictos laborales, si los hay, así como las medidas que propicien mejorar su creatividad, productividad y bienestar humano, tanto del lector, como de sus compañeros de trabajo. Hecho esto, estaremos ya iniciados a la filosofía y podremos en-frentar, mejor preparados, su estudio formal y a fondo.

229

Iniciación a la Filosofía

C O N C L U S I O N E S G E N E R A L E S .

De esta manera hemos dado fin a nuestro trabajo. Para finali-zar, me gustaría señalar algunas conclusiones generales que

hemos podido inferir del gran recorrido que hemos dado por el anchuroso campo de la filosofía, abordando, en la medida de mi capacidad y mis conocimientos, todos los aspectos centra-les, quedando ausentes, sin embargo, temas importantes como la Estética, la Antropología Filosófica, el Arte y la Filosofía de la Ciencia, que desbordan los propósitos de este libro, pero sobre los cuales, no obstante, propongo una bibliografía de consulta fácilmente asequible para aquel que desee profundizar sobre estos temas.

Nuestras conclusiones, a título personal, son las siguientes:

La filosofía es una forma de conocimiento racional, vital para el ser humano, pues le permite no sólo obtener conocimientos sobre la realidad, muchos de ellos dudosos, otros ya obsoletos y otros verdaderos, sino porque le permite al hombre desarrollar una conciencia primordial sobre la importancia de conservar, cuidar y respetar a la naturaleza, y una conciencia crítica para juzgar y valorar los actos humanos, que en su conjunto, confor-man la historia de la humanidad, y también, sobre todo, porque le permiten ubicarse en el mundo, comprendiendo su lugar y la importancia de sus actos y su papel en el desarrollo de la vida, tanto natural como social.

La filosofía, también, le da identidad al ser humano y le per-mite determinar la justa medida de su valor en el conjunto de lo

230

Conclusiones Generales

existente. Ya no es posible considerar al hombre como el ser su-premo, ni como el rey de la creación, ni como el centro en cuyo alrededor gira el resto del universo. El antropocentrismo ha sido ya completamente descartado y ahora sabemos, con humildad, que somos uno más de los seres vivos de la tierra y quizá, uno más de los seres inteligentes del universo, con el mismo valor que los animales, las plantas y la materia inorgánica.

Podemos concluir también que la Revolución Científica pro-ducida por Galileo, Newton y Kepler, en siglos pasados, y por Einstein, Darwin, Marx y otros muchos en épocas más cercanas, han invalidado y sustituido a la filosofía en la búsqueda de cono-cimientos, reduciendo su campo de acción. Hoy en día la física, la biología y la astronomía, así como la historia y las ciencias so-ciales, tienen la palabra y son la punta de lanza del conocimiento racional, junto con muchas otras ciencias particulares en todos los campos del saber.

No obstante, la filosofía no se ha quedado sin trabajo y la podemos desechar, muy al contrario, gracias a ella los filósofos, basados en los datos de las ciencias particulares, son capaces de formular una Concepción General del Mundo o Cosmovisión, que le permiten al hombre una más profunda comprensión del universo en que vivimos. No importa que estas cosmovisiones sean en ocasiones contradictorias y aún opuestas, pues aún así enriquecen enormemente el acervo cultural de la humanidad. En la diversidad está la riqueza.

Podemos concluir, asimismo, que la filosofía sigue siendo vigente porque su método y su espíritu le permiten al hombre hacer un alto en su devenir y detenerse a reflexionar sobre los peligros y beneficios que conlleva el camino que la humanidad en general está transitando, alertando sobre los peligros, alen-tando los aciertos y valorando moralmente las consecuencias de sus actos.

231

Iniciación a la Filosofía

La filosofía, por tanto, sin eufemismos, es vida, razón de vida, guía de vida y expresión de la vida inteligente en nues-tro planeta.

Todas estas son razones que nos permiten responder a la pregunta ¿para qué estudiar y hacer filosofía? Pero también, y esto es lo más importante, para cerrar este libro, advertir que la filosofía, si se encierra en ser sólo un cúmulo de ideas, es com-pletamente inútil. Para tener en verdad todo su valor, la filosofía debe trascender el mundo de las ideas y convertirse en Praxis, en la guía de la transformación, para mejorar, del mundo.

FIN

233

Iniciación a la Filosofía

A N E X O 1

SECCIÓN DE EJERCICIOS

La sección de ejercicios tiene la finalidad de guiar al lector ha-cia su propio hacer filosófico, obligándolo de alguna manera

a reflexionar, deducir y concluir operaciones que son ya filoso-far. Por otro lado, tiene el objetivo de dejar evidencia práctica de una materia eminentemente teórica.

cap. I

Tema 1.1

Menciona tres razones por las que es valioso estudiar filoso-fía, no mencionadas en el texto.

1. ______________________________________________

2. ______________________________________________

3. ______________________________________________

Tema 1.2

Responde a la pregunta: ¿se puede vivir en la actualidad con la actitud desinteresada que piden los filósofos?

SI ______ NO ______

234

Anexo 1

¿Por qué?______________________________________________

______________________________________________

Tema 1.4

Escribe una definición personal de filosofía:

______________________________________________

______________________________________________

Tema 1.5

Menciona tu opinión sobre la validez filosófica de las con-cepciones Idealista y Materialista del mundo, y decide cuál con-sideras más acertada.

Sobre el Idealismo:

______________________________________________ Sobre el Materialismo:

______________________________________________

¿Cuál tiene mayor validez racional y por qué?:

______________________________________________

______________________________________________

235

Iniciación a la Filosofía

Tema 1.7

Busca en un libro un mito y explícalo con tus propias palabras:

______________________________________________

______________________________________________

Menciona cinco religiones que se practiquen actualmente en el mundo:

1. ______________________________________________

2. ______________________________________________

3. ______________________________________________

4. ______________________________________________

5. ______________________________________________

Tema 1.9

Señala diez problemas importantes de la humanidad actual y propón cómo la filosofía puede ayudar a solucionarlos:

1. ______________________________________________

2. ______________________________________________

3. ______________________________________________

4. ______________________________________________

5. ______________________________________________

236

Anexo 1

6. ______________________________________________

7. ______________________________________________

8. ______________________________________________

9. ______________________________________________

10. _____________________________________________

¿Cómo puede ayudar la filosofía a solucionarlos?

______________________________________________

______________________________________________

Investiga en libros o en internet la biografía (vida y obra) de los filósofos mencionados en esta primera parte del libro. Sé bre-ve utilizando las páginas en blanco que tienes a continuación:

239

Iniciación a la Filosofía

cap. II

Tema 2.1

El lector decidirá cuál de los tres modelos del conocimiento, presentados en el texto, es el más válido filosóficamente, indi-cando por qué:

Primer modelo SI _______ NO _______Por qué: ______________________________________________

______________________________________________

Segundo modelo SI _______ NO _______Por qué: ______________________________________________

______________________________________________

Tercer modelo SI _______ NO _______Por qué:

______________________________________________

______________________________________________

Tema 2.2

El lector debe decidir cuál de las teorías presentadas es la más viable desde un punto de vista filosófico-científico:

La teoría más válida es: __________________________

Por qué: _______________________________________

240

Anexo 1

______________________________________________

Tema 2.3

El lector obtendrá una conclusión: ¿es posible el conoci-miento? Y también: ¿es posible la certeza sobre la verdad del conocimiento? Indicando por qué.

¿Es posible el conocimiento? SI _______ NO _______Por qué: ______________________________________________

______________________________________________

¿Es posible la certeza en la verdad del conocimiento?

SI _______ NO _______Por qué: ______________________________________________

______________________________________________

cap. III

Tema 3.3

Elabora 10 juicios (singulares, particulares y universales)

1. ______________________________________________

2. ______________________________________________

3. ______________________________________________

241

Iniciación a la Filosofía

4. ______________________________________________

5. ______________________________________________

6. ______________________________________________

7. ______________________________________________

8. ______________________________________________

9. ______________________________________________

10. _____________________________________________

Tema 3.4

Elabora 2 razonamientos deductivos:

Premisa Mayor: _________________________________ Premisa Menor: _________________________________ Conclusión: _________________________________

Premisa Mayor: _________________________________ Premisa Menor: _________________________________ Conclusión: _________________________________

Elabora 2 razonamientos inductivos:

1. ______________________________________________

242

Anexo 1

______________________________________________

2. ______________________________________________

______________________________________________

Elabora dos razonamientos por analogía:

1. ______________________________________________

______________________________________________

2. ______________________________________________

______________________________________________

Tema 3.6

En base a los siguientes ejemplos que se te proponen, de proposiciones moleculares, establece su nombre, su tabla de verdad, anota su fórmula y el símbolo correspondiente.

“Si es hombre entonces es racional.”

Nombre: ________________________________________

Fórmula: ________________________________________

Símbolo: ________________________________________

Tabla de verdad: __________________________________

243

Iniciación a la Filosofía

“La Tierra no es una estrella”.

Nombre: ________________________________________

Fórmula: ________________________________________

Símbolo: ________________________________________

Tabla de verdad: __________________________________

“Es mamífero sí y sólo sí es vertebrado”.

Nombre: ________________________________________

Fórmula: ________________________________________

Símbolo: ________________________________________

Tabla de verdad: __________________________________

“La Tierra es un planeta y el sol es una estrella”

Nombre: ________________________________________

Fórmula: ________________________________________

Símbolo: ________________________________________

Tabla de verdad: __________________________________

244

Anexo 1

“El agua es orgánica o es inorgánica”

Nombre: ________________________________________

Fórmula: ________________________________________

Símbolo: ________________________________________

Tabla de verdad: __________________________________

“El sol es una estrella o forma parte del sistema solar”

Nombre: ________________________________________

Fórmula: ________________________________________

Símbolo: ________________________________________

Tabla de verdad: __________________________________

cap. IV

Tema 4.2.1

El lector expondrá cinco ejemplos de Actos Morales y los anali-zará en base a las características señaladas en el texto, concluyen-do si existe Responsabilidad Moral o no en los ejemplos elegidos.

Ejemplo 1:______________________________________________

Análisis:______________________________________________

245

Iniciación a la Filosofía

______________________________________________

Conclusión:______________________________________________

Ejemplo 2:______________________________________________

Análisis:______________________________________________

______________________________________________

Conclusión:______________________________________________

Ejemplo 3:______________________________________________

Análisis:______________________________________________

______________________________________________

Conclusión:______________________________________________

Ejemplo 4:______________________________________________

Análisis:______________________________________________

246

Anexo 1

______________________________________________

Conclusión:______________________________________________

Ejemplo 5:______________________________________________

Análisis:______________________________________________

______________________________________________

Conclusión:______________________________________________

cap. V

Tema 5.1

El lector valora las diferentes posiciones filosóficas sobre los valores y decide cuál tiene mayor fundamento.

Primera posición filosófica: SI _______ NO _______Por qué:______________________________________________

______________________________________________

Segunda posición filosófica: SI _______ NO_______Por qué:______________________________________________

______________________________________________

247

Iniciación a la Filosofía

Tercera posición filosófica: SI _______ NO _______Por qué:______________________________________________

______________________________________________

Tema 5.2

El lector menciona otros tipos de valores no señalados en el texto:

______________________________________________

______________________________________________

En base a los tipos de valor señalados en el texto, el lector propone, en orden jerárquico, de mayor a menor importancia, su propia tabla de valores:

Valor más importante:______________________________________________

Valor menos importante:______________________________________________

Tema 5.3

En base a lo expuesto en el texto sobre la naturaleza de los valores, el lector decide cuál tiene mayor validez:

Primera teoría: SI _______ NO _______Por qué:______________________________________________

______________________________________________

248

Anexo 1

Segunda teoría: SI _______ NO _______Por qué:______________________________________________

______________________________________________

Tercera teoría: SI _______ NO _______ Por qué:______________________________________________

______________________________________________

Tema 5.4

Sobre el tema de la libertad, el lector, después de reflexio-nar, decide cuál es la posición correcta:

La libertad es relativa: SI _______ NO _______Por qué:______________________________________________

______________________________________________

La libertad es absoluta: SI _______ NO _______Por qué:______________________________________________

______________________________________________

La libertad no existe: SI _______ NO _______Por qué:______________________________________________

249

Iniciación a la Filosofía

______________________________________________

Tema 5.5

El lector, en base a lo expuesto en el texto, aporta su opinión sobre la siguiente pregunta:

¿La filosofía es sólo cuestión de ideas o debe y puede tener implicaciones prácticas en la vida social?

SI _______ NO _______

Por qué: ________________________________________

_______________________________________________

Cómo: _________________________________________

_______________________________________________

cap. VI

Tema 6.1

Mencionar tres instituciones no señaladas por el autor en el texto:

1. ______________________________________________

2. ______________________________________________

3. ______________________________________________

250

Anexo 1

En base a los datos indicados por el autor en el texto, el lec-tor tomará como ejemplo un anuncio comercial y un segmento noticioso televisivo y lo analizará brevemente:

Ejemplo de anuncio comercial:

______________________________________________

Análisis:

______________________________________________

______________________________________________

Ejemplo de segmento noticioso:

______________________________________________

Análisis:

______________________________________________

______________________________________________

¿Qué opina el lector sobre la concepción marxista del estado?

Opinión:______________________________________________

______________________________________________

______________________________________________

251

Iniciación a la Filosofía

¿Por qué razones piensa el lector que el sistema socialista, basado en la teoría marxista, ha fracasado en el siglo XX?

Opinión:______________________________________________

______________________________________________

______________________________________________

Tema 6.2

Después de reflexionar, tomando en cuenta los aspectos seña-lados en el texto, el lector podrá responder la siguiente pregunta:

¿Cómo usar la tecnología actual evitando sus aspectos negativos? Opinión:

______________________________________________

______________________________________________

Mencionar qué aspectos, no señalados en el texto, han afec-tado la conducta moral de los individuos por causa del empleo de la tecnología:

______________________________________________

______________________________________________

______________________________________________

252

Anexo 1

Tema 6.3

El lector puede mencionar algunas causas de deterioro eco-lógico que el autor no menciona en el texto:

______________________________________________

______________________________________________

______________________________________________

En base a los comentarios del autor en el texto, ¿cuál es tu opinión acerca de la actitud que adoptan en general los empre-sarios capitalistas ante el problema ecológico que provocan sus empresas? Opinión:

______________________________________________

______________________________________________

______________________________________________

Después de reflexionar, ¿qué solución propone el lector para prevenir, evitar y solucionar los problemas señalados en el texto sobre el deterioro ecológico. Soluciones:

1. ______________________________________________

2. ______________________________________________

3. ______________________________________________

4. ______________________________________________

5. ______________________________________________

253

Iniciación a la Filosofía

En lo personal, contestando con honestidad moral e intelec-tual, resuelve las siguientes cuestiones, basándote en la pregun-ta: ¿cuál es tu conducta con respecto a la contaminación?

¿Respetas a la naturaleza? SI _______ NO _______

¿Tiras la basura en los lugares señalados?

SI _______ NO _______

¿Has participado en actividades de reforestación, limpieza o regeneración de ríos, lagos, etc.?

SI _______ NO _______ ALGUNA VEZ _______

¿Te interesa el problema ecológico o te es indiferente?

ME INTERESA _______ ME ES INDIFERENTE _______

¿En tu familia, barrio o municipio se hace algo para solucio-nar el problema?

SI _______ NO _______

En caso de responder sí, explica:

Cómo: _________________________________________

_______________________________________________

¿Qué podrían hacer tu y tu grupo de amigos para contribuir a so-lucionar el problema. Propongan soluciones concretas y realizables:

Propuestas:

254

Anexo 1

______________________________________________

______________________________________________

______________________________________________

______________________________________________

______________________________________________

Tema 6.4.1

Para ti lector, cuales son los cinco artículos más importantes de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:

1. ______________________________________________

2. ______________________________________________

3. ______________________________________________

4. ______________________________________________

5. ______________________________________________

Por qué:______________________________________________

______________________________________________

Investiga la dirección y teléfonos de la Comisión Nacional, Estatal y Municipal de los Derechos Humanos en tu localidad según sea el caso:

255

Iniciación a la Filosofía

Direcciones:______________________________________________

______________________________________________

Teléfonos:______________________________________________

______________________________________________

En tu opinión, lector, ¿se cumplen en México los Dere-chos Humanos?

SI _______ NO _______Por qué:______________________________________________

______________________________________________

En caso de que concluyas que no se cumplen o hacen valer los Derechos Humanos en México, ¿qué propones para que sí se cumplan? Respuesta:

______________________________________________

______________________________________________

Una vez conocida la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ¿qué Derechos le añadirías tú?

______________________________________________

______________________________________________

______________________________________________

256

Anexo 1

Tema 6.4.2

Además de las causas señaladas en el texto por el autor, ¿qué otras causas hacen que existan los grupos marginados?

______________________________________________

______________________________________________

______________________________________________

Ante el problema de los grupos marginados que existen en tu comunidad, qué soluciones propones para ayudarlos o para evitar que sigan existiendo. Indica soluciones concretas y realizables:

______________________________________________

______________________________________________

______________________________________________

Tema 6.5

En tu opinión, ¿la ciudadanía en tu comunidad observa los valores y las virtudes cívicas señaladas en el texto?

SI _______ NO _______ ALGUNOS _______

Por qué:______________________________________________

______________________________________________

______________________________________________

257

Iniciación a la Filosofía

En caso de que concluyas que no se observan los valores cívi-cos o sólo algunos lo hacen, indica algunas soluciones para que esta situación mejore:

______________________________________________

______________________________________________

En tu opinión, crees que la lectura de este libro te ha ayuda-do a enriquecer y mejorar tu vida. ¿Te interesa seguir estudiando la filosofía?

SI _______ NO _______

Por qué:

______________________________________________

______________________________________________

______________________________________________

259

Iniciación a la Filosofía

A N E X O 2

CUESTIONARIO DE AUTOEVALUACIÓN

El cuestionario de autoevaluación tiene la finalidad de que el lector mida el grado de comprensión que alcanzó con la lec-

tura del libro. De tal manera que, si es capaz de resolver correc-tamente tan solo el 50% o menos de las preguntas formuladas, significa que sería conveniente que volviera a leer el texto para una mejor comprensión. Por el contrario, si resolvió correcta-mente el 80% o más del cuestionario, significa que su grado de comprensión fue óptimo y que puede pasar, con gusto, a la lec-tura de libros más complejos de filosofía.

¿Cuál es el significado etimológico de la palabra “filosofía?

¿Por qué es importante estudiar la filosofía?

Mencione tres características de la filosofía.

¿Cuáles son los antecedentes de la filosofía?

¿En qué fecha surge históricamente la filosofía?

¿En qué país comienza la filosofía?

¿En qué consiste la actitud filosófica?

260

Anexo 2

¿Qué caracteriza la actitud mítica?

¿En qué sentido la filosofía tiene carácter clasista?

¿En qué consiste el carácter histórico de la filosofía?

¿Por qué la filosofía significó una revolución en el conocimiento?

¿Cuáles son los problemas principales de la filosofía?

Menciona dos diferencias entre la filosofía y la ciencia.

¿De qué manera se relacionan la filosofía y la ciencia?

¿Cuáles serían las semejanzas entre la filosofía y la ciencia?

¿Cuál es el objeto de estudio de la Ontología?

¿Qué disciplina es básica en la Ontología?

¿Qué estudia la Gnoseología?

Menciona tres problemas del conocimiento.

¿Qué estudia la Axiología?

¿Cuál es la definición de Praxis?

Menciona tres disciplinas filosóficas.

¿Qué estudia la Estética?

¿Qué estudia la Lógica?

¿En qué épocas se divide para su estudio a la filosofía?

261

Iniciación a la Filosofía

¿Qué filósofos son representativos de la época actual?

¿Quiénes son los filósofos más representativos de la anti-gua Grecia?

¿A qué época de la filosofía pertenece Descartes?

¿En que consistió la contribución de Galileo Galilei?

¿Qué pretendieron lograr en filosofía los teólogos medievales?

¿Actualmente cuáles serán las tareas de la filosofía?

¿Qué es el conocimiento?

Menciona los elementos que conforman el conocimiento.

¿Cuáles son las condiciones básicas para el conocimiento?

¿En qué época de la filosofía se plantea el problema del conocimiento?

Menciona los problemas más importantes del conocimiento.

¿Qué sostiene el Dogmatismo?

¿Qué sostiene el Escepticismo?

Menciona un filósofo representativo del Pragmatismo.

¿Por qué el Pragmatismo se sale de la Gnoseología?

¿Qué sostiene el Racionalismo?

262

Anexo 2

Menciona un filósofo Racionalista.

Menciona dos filósofos Empiristas.

¿Qué sostiene el Empirismo?

¿Por qué el Empirismo y el Racionalismo no se oponen?

¿Qué sostiene el Apriorismo?

¿Quién es el principal filósofo del Apriorismo?

¿Qué sostiene el Materialismo Dialéctico sobre el origen del conocimiento?

¿Qué sostiene el Objetivismo sobre la Esencia del cono-cimiento?

¿Qué sostiene el Subjetivismo?

¿Qué sostiene el Realismo?

¿Qué sostiene el Idealismo con respecto a la Esencia del conocimiento?

Menciona tres tipos de conocimiento.

Menciona las características principales del conocimien-to común.

Menciona las características del conocimiento científico.

¿Qué función tiene la ciencia contrastándola con la ideología?

Define “ideología” desde la perspectiva marxista.

263

Iniciación a la Filosofía

¿Qué función tiene social y políticamente la ideología?

¿Cómo se pueden combatir los efectos de la ideología?

¿Cuál es el significado etimológico de la palabra “Lógica”?

Escribe la definición moderna de lógica.

¿Cuáles son los tres tipos de lógica que se han desarrollado?

¿Por qué es importante la lógica?

¿En qué consiste el contenido de la lógica?

¿En qué consiste la forma de la lógica?

¿Cuáles son las formas del pensamiento?

Define Concepto.

Define Juicio.

Define Razonamiento.

¿En que consiste la intensión y la extensión del concepto?

¿Cuál es la fórmula del Juicio?

¿Cómo se estructura formalmente el Juicio?

¿Cuántos tipos de Razonamiento expusimos en el texto?

Define el razonamiento Deductivo.

264

Anexo 2

Define el Razonamiento Inductivo.

Define el Razonamiento por Analogía.

¿Cuál es la estructura formal del Razonamiento?

¿A qué se le llaman Premisas?

¿Qué es la Conclusión?

¿Por qué se le llama Lógica Proposicional?

¿Qué es una Conectiva Lógica?

¿En qué consiste una proposición descriptiva?

¿Qué es una proposición atómica?

¿Cómo está formada una proposición molecular?

¿Cuáles son las funciones de las conectivas lógicas?

¿En qué consiste una tabla de verdad?

¿Cuál es el significado etimológico de Ética?

¿Qué estudia la Ética?

¿Por qué únicamente el ser humano es un ser moral?

¿Por qué el hombre es un ser simbólico?

¿Por qué el hombre es un ser político?

¿Por qué el hombre es un ser histórico?

265

Iniciación a la Filosofía

¿Por qué el hombre es un ser productivo y creativo?

¿Por qué el hombre es un ser social?

¿Cuál el significado etimológico de Moral?

¿Qué es un Acto moral?

¿Qué es una Norma moral?

¿Qué es la Responsabilidad moral?

¿Cuál es la diferencia entre moral y moralidad?

¿Qué estudia la Axiología?

¿Qué es un valor?

¿Qué es un bien?

¿En qué consiste la polaridad de los valores?

¿En qué consiste la gradación de los valores?

¿Por qué los valores pueden ordenarse jerárquicamente? Menciona cuatro tipos de valores y su clasificación.

¿Con respecto a la naturaleza del valor que plantea el Ob-jetivismo?

¿Qué sostiene el Subjetivismo?

¿En qué consiste la objetividad social de los valores?

266

Anexo 2

Define Libertad.

¿En qué consiste el Libertarismo?

¿En qué consiste el Determinismo?

¿Qué significa que la libertad sea la “conciencia de la necesidad”?

¿En qué condiciones se puede establecer la responsabili-dad moral?

¿Qué condiciones deben darse para que un acto sea moral?

Define qué es una Institución.

¿Cómo se clasifican las instituciones?

¿Qué es un individuo?

¿Qué es una persona?

¿Qué relación hay entre individuo e institución?

¿Existe el progreso moral?

¿Qué función cumple la familia?

¿Qué función cumple la iglesia?

¿Qué función cumple la escuela?

¿Qué función cumplen los medios de información?

¿Cuál es la función del Estado?

267

Iniciación a la Filosofía

Define Nación.

Define Estado.

¿Por qué las instituciones tienen carácter histórico?

¿Explica qué es el progreso científico y tecnológico?

¿En qué consiste la responsabilidad del hombre frente a la naturaleza?

¿En qué debe consistir la actitud ecológica del hombre consciente?

Menciona tres aspectos positivos socialmente de la tecnología.

Menciona cuatro aspectos negativos de la tecnología.

¿Cómo podemos revertir el daño ecológico?

¿Qué relación existe entre el progreso tecnológico y el cam-bio de la conducta moral?

¿Qué circunstancias provocan la fundación de la ONU?

¿A qué necesidades responde la proclamación de los Dere-chos Universales del Hombre?

¿Dónde y cuándo se proclama la Declaración Universal de

los Derechos Humanos?

¿Cuáles son los derechos básicos del hombre?

¿Cuáles son las virtudes cívicas?

268

Anexo 2

¿Cuáles son los derechos y obligaciones de todo trabajador?

¿Cuáles son las obligaciones y derechos de toda empresa?

¿Por qué es importante la filosofía en el mundo actual?

269

Iniciación a la Filosofía

B I B L I O G R A F Í A .

Textos de Introducción a la Filosofíao Historia de la Filosofía.

Título: Breve Historia del Pensamiento Antiguo.Autor: Rodolfo Mondolfo.Editorial: Losada S.A.Edición: Buenos Aires, 1953.

Título: Historia de la Filosofía.Autor: Julián Marías.Editorial: Alianza Editorial.Edición: México, 1991.

Título: Historia de la Filosofía.Autor: Manuel García Marcos.Editorial: Alambra Bachiller.Edición: México, 1988.

Título: Historia de la Filosofía. La Filosofía en el Siglo XX.Autor: Autores varios bajo la dirección de Yvon Beleval.Editorial: Siglo XXI.Edición: México, 1981.

Título: Introducción a la Historia de la Filosofía.Autor: Ramón Xirau.Editorial: UNAM.Edición: México, 1990.

270

Bibliografía

Título: Lecciones Preliminares de la Filosofía.Autor: Manuel García Morente.Editorial: Época S.A.Edición: México, 14ª. Edición (sin fecha).

Título: Tratado de Metafísica.Autor: Jean Wahl.Editorial: Fondo de Cultura Económica.Edición: México, 1960.

Libros de Pedagogía, Psicologíay Metodología de la Ciencia.

Título: Introducción a la Metodologíade la Investigación Científica.Autor: Alfredo García Avilés.Editorial: Plaza y Valdés, S.A.Edición: 2ª. Edición, México, 1999.

Título: La Educación como Práctica de la Libertad.Autor: Paulo Freire.Editorial: Siglo XXI Editores.Edición: México, 1970.

Título: Pedagogía del Oprimido.Autor: Paulo Freire.Editorial: Siglo XXI Editores.Edición: México, 1970.

Título: Los Reflejos Condicionados.Autor: Ivan P. Pavlov.Editorial: Ediciones Pueblos Unidos.Edición: Montevideo, 1960.

271

Iniciación a la Filosofía

Libros de Antropología. Título: La Identidad del Hombre.Autor: Grahame Clark.Editorial: Alianza Editorial. Edición: Barcelona, 1985.

Título: La Prehistoria.Autor: Grahame Clark.Editorial: Alianza Editorial.Edición: Madrid, 1981.

Título: La Transformación del Mono en Hombre.Autor: Federico Engels.Editorial: Progreso.Edición: Moscú (Sin fecha).

Libros o Textos sobre Magia, Religión y Mitología.

Título: Filosofía y Religión.Autor: Lucien Séve y Jacques.Editorial: Ediciones de Cultura Popular.Edición: México, 1974.

Título: Las Máscaras de Dios.Tomo I. Mitología Primitiva.Autor: Joseph Cambell.Editorial: Alianza Editorial.Edición: Madrid, 1996. Título: Lo Sagrado y lo Profano.Autor: Mircea Eliade.Editorial: Labor.Edición: Barcelona, 1988.

272

Bibliografía

Título: Magia, Ciencia y Religión.Autor: Bronislaw Malinowski.Editorial: Planeta-Agostini.Edición: España, 1994.

Libros o Textos sobre Axiología.

Título: Estética.Autor: José Armando Estrada.Editorial: Publicaciones Cultural.Edición: México, 1987.

Título: Ética con los Clásicos.Autor: Miguel Martínez Huerta.Editorial: Plaza y Valdés S.A.Edición: México, 2001.

Título: Historia de la Ética.Tomo I. De los Griegos al Renacimiento.Autor: Autores varios, directora de edición: Victoria Campos.Editorial: Crítica.Edición: Barcelona, 1988.

Título: ¿Qué son los Valores? Inducción a la Axiología.Autor: Risieri Frondizi.Editorial: Fondo de Cultura Económica.Edición: México, 1966.

Libros o Textos sobre la Teoría del Conocimiento. Título: Teoría del Conocimiento.Autor: Juan Essen.Editorial: Porrúa. Colección “sepan cuantos” No. 351.Edición: México, 1980.

273

Iniciación a la Filosofía

Documentos Oficiales.

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.Declaración Universal de los Derechos Humanos.Editorial: ONU, para los pueblos de habla española.

Obras sobre Ecología.

Título: Acerca de la Ecología.Autor: V.V. Diozhkin.Editorial: MIR.Edición: Moscú, 1983.

Título: En Ausencia de lo Sagrado.Autor: Jarry Mander.Editorial: Cuatro Vientos.Edición: Santiago de Chile, 1994.

Título: El Nuevo Ecologismo.Autor: Documento “Manifiesto de los ámbitos decomunidad emanado de la conferencia de Naciones Unidas sobre medio ambiente y desarrollo de Río de Janeiro, 1994.Editorial: Posada S.A. de C.V.Edición: México, 1995.

Obras de Autores Originales.

Título: Crítica de la Razón Pura.Autor: Kant.Editorial: Porrúa. Colección “sepan cuantos” No. 203.Edición: México, 1991.

274

Bibliografía

Título: Ciencia de la Razón Dialéctica.Tomo I y II.Autor: Jean Paul Sartre.Editorial: Losada.Edición: Buenos Aires, 1995.

Título: Diálogos.Autor: Platón.Editorial: Porrúa.Edición: México, 1998.

Título: Discurso del Método.Autor: Descartes.Editorial: Losada.Edición: Buenos Aires, 1974.

Título: Ética.Autor: Spinoza.Editorial: Porrúa. Colección “sepan cuantos” No. 319.Edición: México, 1999.

Título: Ética Nicomaquea y Política.Autor: Aristóteles.Editorial: Porrúa. Colección “sepan cuantos” No.70.Edición: México, 1994.

Título: El Espíritu de las Leyes.Autor: Montesquieu.Editorial: Porrúa, Colección “sepan cuantos” No. 191.Edición: México, 2000.

Título: El Ser y el Tiempo.Autor: Martín Heideegger.Editorial: Fondo de Cultura Económica.Edición: México, 1988.

275

Iniciación a la Filosofía

Título: El Ser y la Nada.Autor: Jean Paul Sartre.Editorial: Losada.Edición: Buenos Aires, 1966.

Título: El Contrato Social.Autor: Jean Jacques Rousseau.Editorial: Sarpe.Edición: Madrid, 1983.

Título: El Capital. Tomo I.Autor: Karl Marx.Editorial: Fondo de Cultura Económica.Edición: México, 1982.

Título: Fenomenología del Espíritu.Autor: Federico Hegel.Editorial: Fondo de Cultura Económica.Edición: México, 1987.

Título: Filosofía de la Postmodernidad.Autor: Samuel Arriarán.Editorial: UNAM.Edición: México, 1997.

Título: Introducción General a la Críticade la Economía Política 1857.Autor: Karl Marx.Editorial: Pasado y Presente.Edición: México, 1984.

Título: Introducción a la Teoría de la Ciencia.Autor: Johann Fichte.Editorial: Sarpe.Edición: Madrid, 1984.

276

Bibliografía

Título: La Interpretación de los Sueños.Autor: Sigmund Freud.Editorial: Planeta-Agostini.Edición: Buenos Aires, 1992.

Título: Metafísica.Autor: Aristóteles.Editorial: Porrúa. Colección “sepan cuantos” No. 120.Edición: México, 1992.

Título: Novum Organum.Autor: Francis Bacon.Editorial: Sarpe.Edición: Madrid, 1984.

Título: Tratado de la Naturaleza Humana.Autor: David Hume.Editorial: Porrúa. Colección “sepan cuantos” No. 326.Edición: México, 1992.

Título: Tratados de Lógica.Autor: Aristóteles.Editorial: Porrúa. Colección “sepan cuantos” No. 124.Edición: México, 1982.

El libro de “INICIACIÓN A LA FILOSOFÍA, que presentamos al lector, es el resultado de más de diez años de impartir

la materia por parte del autor y de más de treinta años de estudiar la filosofía. Tal experiencia lo hace un texto singular. Por una parte, está escrito con todo el rigor necesario que da el dominio del tema, y por otro, con el estilo y las caracterís-ticas que necesita el profesor frente a grupo. Su lenguaje es claro y preciso, evitando en lo posible los tecnicismos y las

citas agobiadoras e innecesarias que sólo entorpecen el texto, complementándolo con un aparato didáctico de ejercicios

escritos y cuestionarios que pretenden llevar a la práctica una materia eminentemente teórica, buscando dejar evidencias

materiales de los vuelos del pensamiento. Es también un libro apropiado para el lector común que se interesa por iniciarse

en el apasionante campo del pensamiento filosófico.

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