filosofías de la juventud: prescripción, descripción y
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Universidad de La Salle Universidad de La Salle
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Filosofía y Letras Facultad de Filosofía y Humanidades
1-1-2018
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Jesús David Zarama Arias Universidad de La Salle, Bogotá
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FILOSOFIAS DE LA JUVENTUD:
Prescripción, descripción y enunciación, tres sendas para el estudio de la juventud
en la filosofía de occidente.
JESUS DAVID ZARAMA ARIAS
UNIVERSIDAD DE LA SALLE
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES
FILOSOFÍA Y LETRAS
BOGOTÁ 2018
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FILOSOFIAS DE LA JUVENTUD:
Prescripción, descripción y enunciación, tres sendas para el estudio de la juventud
en la filosofía de occidente.
JESUS DAVID ZARAMA ARIAS
Trabajo realizado para obtener el título de profesional en Filosofía y Letras
Director de trabajo de grado Decano Hernando Arturo Estévez
Doctor en Filosofía
UNIVERSIDAD DE LA SALLE
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES
FILOSOFÍA Y LETRAS
BOGOTÁ 2018
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Tabla de contenido
PRESENTACIÓN 5
CAPÍTULO I. FILOSOFÍA PRESCRIPTIVA DE LA JUVENTUD: fundamentación de la juventud según Occidente 11
INTRODUCCIÓN 11
1. Filosofía prescriptiva de la juventud: fundamentación de la juventud según Occidente. 14
1.1. La juventud antigua: El concepto de juventud en Platón y Aristóteles. 15
1.1.1. Prescripciones de la juventud antigua.........................................................................21
1.2. La juventud medieval: el concepto de juventud de los santos Agustín de Hipona y Tomas de Aquino. 24
1.2.1. Las confesiones de San Agustín, una dominación de la juventud.................................24
1.2.2. Santo Tomas de Aquino: Los jóvenes sometidos al gobierno de dios, la naturaleza y la razón. 27
1.2.3. Prescripciones de la juventud medieval.......................................................................28
1.3. Juventud moderna: el Emilio de Rousseau y pedagógica Kantiana. 31
El Emilio de Rousseau.................................................................................................................31
La pedagógica kantiana...............................................................................................................33
1.3.1. Prescripciones de la juventud moderna........................................................................36
Fundamentación de la juventud según Occidente. 38
2. CAPITULO II. FILOSOFÍA DESCRIPTIVA DE LA JUVENTUD: análisis de las condiciones juveniles según la filosofía de occidente. 40
2.1. Filosofía descriptiva de la juventud. 42
2.2. Descripciones de la juventud 43
2.2.1. Juventud y experiencia. La ruptura de la conciencia histórica guiada por Giorgio Agamben......................................................................................................................................46
2.2.2. Juventud y dispositivos de control, la juventud descrita por Foucault...............................52
2.2.3. Juventud y cultura: Bourdieu y Passeron analizan la juventud...........................................58
Problematización de la juventud según Occidente. 62
3. CAPÍTULO III. FILOSOFÍA ENUNCIATIVA DE LA JUVENTUD: un diálogo con el joven Walter Benjamín. 64
3.1. Filosofía de la juventud benjaminiana. 67
3.1.1. Juventud y experiencia: Una enunciación de la subjetividad del sujeto joven..............67
3.1.2. Juventud y moral - Dispositivos de descontrol:............................................................70
3.1.3. Juventud y cultura........................................................................................................72
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3.2. Filosofía de la juventud, reflexiones desde Colombia en el siglo XXI. 73
Experiencia y sentido...................................................................................................................74
La filosofía enunciativa: una voz en la infinidad del sonido........................................................77
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Filosofías de la juventud: Prescripción, Descripción y Enunciación: Tres sendas para
el estudio de la juventud en la filosofía de Occidente.
Palabras clave.
Filosofía/ juventud/ prescriptiva/ descriptiva/ enunciativa.
Philosophies of youth: Prescription, Description and Enunciation: Three paths for the
study of youth in the philosophy of the West.
Keywords.
Philosophy / youth / prescriptive / descriptive / enunciative.
PRESENTACIÓN
Apreciado lector, el presente trabajo es el fruto de una reflexión filosófica con relación al
tema de la juventud. Deseo confesar que mi interés inicial era elaborar una genealogía de la
juventud, es decir, configurar el significado del concepto de juventud a través de la historia
de la filosofía de Occidente. Sin embargo, dicha empresa es quijotesca dada la amplitud de
épocas, enfoques, sistemas y autores. Además, la facultad de filosofía de la Universidad de la
Salle me solicitó reiteradamente reducir mi investigación a un autor, o a un concepto
confrontado entre dos autores.
Durante más de cuatro años de asesoría y formación por parte de la facultad en el área de
investigación filosófica, logré delimitar el problema que presento en la siguiente tesis, la cual
se denomina: Filosofías de la juventud: Prescripción, Descripción y Enunciación: Tres
sendas para el estudio de la juventud en la filosofía de Occidente. El presente estudio
establece la relación entre tres formas de hacer filosofía teniendo en cuenta a la juventud.
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La prescriptiva es aquella en la que el filósofo hace uso de la filosofía para
prescribir, determinar y/u orientar el destino de los jóvenes.
La descriptiva es aquella en la que el filósofo comprende a la juventud como un
fenómeno social y establece los estudios y análisis de este sector de la sociedad.
La enunciativa es aquella en la que el joven desarrolla una reflexión filosófica
desde condición de joven, desarrollando filosóficamente el problema de la
existencia como sujeto joven, basado en su propia experiencia.
A cada uno de estos tipos de filosofía dedicaré un capítulo de la presente tesis, estableciendo
éste como mi aporte ante este problema de investigación.
Entiendo que al establecer el concepto de la juventud en el estudio de la filosofía, son
múltiples las expectativas que surgen para la lectura académica de dicho problema de
investigación. De esta manera deseo señalar algunas recomendaciones a tener en cuenta en la
lectura del presente trabajo, con el fin de no establecer falsas expectativas y de solicitar
respetuosamente al lector no pedirle al texto respuestas que como autor no he establecido en
el presente estudio. Sin embargo, deseo invitar al lector a seguir ahondando el problema de
investigación de juventud y filosofía, debido a que el estado del arte en este tema es bastante
pobre. A la vez, seguir mi investigación respecto al tema, las cuales en un mediano plazo
deseo consolidar en un trabajo de genealogía de la juventud.
Los siguientes son aspectos importantes para establecer una lectura apropiada del presente
trabajo.
1. El presente trabajo no es una genealogía.
Éste trabajo también presenta una división por épocas de la filosofía: la antigua, la
medieval, la moderna y la contemporánea. En cada una de estas épocas me permito
tomar la voz de dos icónicos autores y sus conceptos sobre la juventud para evidenciar
el tipo de filosofía que se desarrolla en su época. El criterio para establecer este
numero fue el de abarcar respetuosamente y con un análisis lo suficientemente
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ilustrativo a los autores y sus aproximaciones al tema. Un número mayor de autores
representaría mayor cantidad en las páginas del texto.
Cabe aclarar que en este trabajo no me interesa saber que pensaron todos los filósofos
de cada una de las épocas, sino establecer que en cada una de las épocas existieron
algunos filósofos que trataron el tema de la juventud de acuerdo con los tipos de
filosofía que bajo mi investigación me permito establecer.
Intencionalmente he decidido no vincular bibliografía de mas autores en cada una de
las épocas, puesto que un trabajo de esta forma se asemejaría precisamente a una
genealogía. No es mi intención mostrar gran cantidad de autores y sus expresiones
sobre la juventud para analizar si estos autores o estas épocas son prescriptivas,
descriptivas o enunciativas, sino simplemente tener evidencia de texto, que me
permita afirmar que en efecto existen estos tres tipos de filosofía con relación al
concepto de juventud.
la intención del trabajo no es hacer una genealogía, no acudimos a la historia para
comprender el contexto integro de cada una de las épocas. El interés radica en el
pensamiento que tenían los filósofos con relación a los jóvenes. En este sentido
aunque me encantaría incluir textos históricos como La Ciudad Antigua, del autor
Fustel de Coulange o las obras de Jaeger en el caso de la edad antigua, o el texto El
queso y los gusanos del autor Carlo Ginzburg en la alta edad media, o El año mil,
donde se resalta la baja edad media, con el fin de ilustrar a las juventudes de esos
tiempos con bellos pasajes culturales, religiosos y sociales propios de cada una de las
épocas, debemos recordar el objeto del presente trabajo, el cual es el análisis
filosófico del concepto de juventud. Y la poca cantidad de espacio para desarrollar
este proyecto.
2. Prescripción, descripción y enunciación: tres senderos, pero no los únicos.
El proceso de investigación filosófica lo comprendo como un ejercicio académico en
el cual a través de: el leer, el meditar y el escribir, se genera un nuevo proceso de
conocimiento. Mis aportes conceptuales y el resultado de mis procesos intelectuales
son un producto que se presenta como nuevo conocimiento. Es como un ladrillo que
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alguien pone en una muralla que no tiene limites ni vertical ni horizontalmente. Al
escribir sobre la manera mediante la cual se ha hecho filosofía sobre la juventud,
quiero poner uno de los primeros ladrillos, atreviéndome a señalar que he identificado
tres maneras mediante las cuales el filosofo se ha acercado a desarrollar este tópico.
El prescriptivo, el descriptivo y el enunciativo.
Mi trabajo de grado solo busca evidenciar que durante la historia de filosofía de
Occidente ha sido cierto que existen tres maneras de aproximarse al problema de la
juventud, prescribiendo, describiendo y enunciando.
No es de mi interés señalar que estas son las únicas sendas que tiene la filosofía para
aproximarse al tópico de la juventud. Realmente espero que surjan otras sendas en
diferentes investigaciones que se realicen con relación a este tema.
Tampoco es de mi interés atender a otros objetos de investigación en el presente
trabajo; No quiero complejizar la lectura de quien se aproxime a estas páginas, con
intricados juegos de preguntas, tale como: ¿hay autores que siendo prescriptivos
también se dieron a la tarea de describir? ¿el filósofo que está enunciando su
experiencia acaso no la describe? ¿la intensión muy superior del autor que describe a
la juventud no es quizá tener herramientas para prescribir nuevas formas de ser de la
juventud?
Estas preguntas en lugar de acercarnos al conocimiento, nos aleja, nos dispersa y
restan en rigor y seriedad al presente trabajo.
Aclaro que el objeto de la presente investigación es establecer que existen tres sendas
de aproximación filosófica con relación al concepto de juventud identificadas
anteriormente. Ya como se relacionan estas categorías, podrían hacer parte de otro
trabajo de investigación muy distinto al presente.
3. La filosofía de la juventud es diferente a la juventud que hace filosofía.
Respetado lector, al socializar el presente texto con personas allegadas y otros, así
como algunos comentarios de los jurados en la primera entrega, se me ha hecho saber
que hay una expectativa con relación a los filósofos que siendo jóvenes desarrollaron
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trabajos muy elaborados de la filosofía en diferentes de sus enfoques y tópicos. Como
ejemplo de ello, podemos destacar al filósofo analítico Frege, quien a sus 16 años
descrestaba al mundo académico con su genialidad. También podemos destacar a
Schelling quien era muy joven cuando escribió su primer sistema. Incluso tenemos
varios ejemplos de filósofos que siendo jóvenes publicaron su perspectiva filosófica
que contrastó drásticamente con su perspectiva filosófica de su vida madura, como el
caso de Wittgenstein o el mismo Nietzsche.
Frente a lo anterior cabe destacar que yo tengo el mismo afán de generar
conocimiento al respecto y con seguridad estudiaré fervorosamente estos
acontecimientos filosóficos. Pero en el presente texto no son de mi interés
investigativo.
Incluso, sabiendo que los filósofos escriben y publican desde muy jóvenes, sobre
problemas filosóficos de gran profundidad, para el presente trabajo me interesa lo que
se habla acerca de la condición del ser joven.
La intención del presente trabajo es precisamente abordar lo que han escrito filósofos
sobre la juventud y jóvenes filósofos sobre su condición de joven, y no lo que han
hablado sobre la vida, sobre los sistemas filosóficos, ni su manera de ver el mundo.
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CAPÍTULO 1.
FILOSOFÍA PRESCRIPTIVA DE LA JUVENTUD: FUNDAMENTACIÓN DE LA
JUVENTUD SEGÚN OCCIDENTE.
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CAPÍTULO I. FILOSOFÍA PRESCRIPTIVA DE LA JUVENTUD: fundamentación de
la juventud según Occidente
INTRODUCCIÓN
La noción de juventud siempre ha estado presente en la tradición filosófica de Occidente.
Múltiples han sido los tratamientos sobre la juventud y variadas han sido las
responsabilidades otorgadas desde la filosofía. Dichas comprensiones han variado según la
tradición filosófica y el contexto en que se circunscriben. Verbigracia: Aristóteles en su texto
La Política enunciaba que la juventud debía educarse en función del Estado. San Agustín
afirmaba que la juventud tenía un espíritu particular y propio a su edad, el cual debía ser
conducido a la gracia de Dios. Kant contempló todo un sistema pedagógico para educar a la
juventud de su época de acuerdo con los postulados de su sistema filosófico. Lo anterior
permite ver que el concepto de juventud tiene una tradición histórica que con facilidad se
puede rastrear en los textos filosóficos.
A pesar de lo anterior (Feixa. 2006) se atreve a señalar que:
Según la historiografía canónica, la adolescencia fue inventada al principio de la era
industrial, pero no se empezó a democratizar hasta alrededor de 1900, cuando diversas
reformas en la escuela, el mercado de trabajo, la familia, el servicio militar, las
asociaciones juveniles y el mundo del ocio, permitieron que surgiera una nueva
generación consciente de crear una cultura propia y distintiva, diferente a la de los
adultos. (Pág. 3).
En el presente trabajo uno de mis propósitos secundarios es evidenciar que la noción de
juventud ha estado presente a lo largo del desarrollo de la filosofía occidental y no solamente
desde la revolución industrial.
No obstante, el valor de mi trabajo, más allá de encontrar evidencia del concepto de juventud
en la filosofía desde sus inicios, radica en comprender y descifrar cuál ha sido el tratamiento
de dicho concepto, estableciendo una lectura analítica que me permita identificar los ejes
temáticos, las particularidades de cada contexto histórico y por qué no, establecer una
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diferencia en las filosofías de la juventud que hayan surgido a lo largo de la historia: desde
los inicios de Occidente en la antigüedad helénica hasta la filosofía contemporánea.
Como fruto de un trabajo realizado durante más de 6 años de lectura de textos filosóficos,
sociológicos y de opinión sobre el concepto de juventud, he podido establecer que existen
tres tipos de filosofía en Occidente que abordan de manera diferenciada al concepto de
juventud. A saber: en primer lugar, una filosofía prescriptiva, en la cual el filósofo piensa a la
juventud y prescribe una serie de normas para este sector poblacional. En segundo lugar, una
filosofía descriptiva, en la cual el filósofo describe los fenómenos sociales, culturales,
políticos y económicos en los que se desenvuelven los jóvenes. Y, en tercer lugar, una
filosofía enunciativa, donde son los mismos jóvenes quienes desarrollamos nuestra propia
voz filosófica teniendo en cuenta nuestro lugar de enunciación como jóvenes.
De acuerdo con lo anterior, lo prescriptivo, lo descriptivo y lo enunciativo se convierten en
las categorías a desarrollar en el presente trabajo, otorgando a cada categoría su propio
capitulo.
En este primer capítulo definiremos la filosofía prescriptiva, contextualizando además el
marco histórico en la cual se desarrolla y estableciendo las posturas epistemológicas de la
filosofía prescriptiva.
Un enfoque prescriptivo, presente en la tradición de la filosofía antigua, medieval y moderna,
en la cual se concibe al joven como un objeto y al filósofo como el sujeto de conocimiento,
quien tiene la potestad de prescribir.
El filósofo es el sujeto y el joven el objeto. El filósofo define el deber ser del joven, por tanto,
el joven solo debe obedecer lo que establece normativamente el filósofo. En este sentido el
filósofo es la fuente de las prescripciones políticas, éticas, sociales y de la educación que
deben asumir los jóvenes para desarrollar aportes a los sistemas económicos, sociales y
políticos presentes en cada época.
Este trabajo consistirá en el ejercicio de una lectura y una hermenéutica sobre las anotaciones
realizadas por los autores respecto a la juventud. Verbigracia, en la época antigua Aristóteles
en su texto La política, no solo lo conduce al conocimiento, sino que lo moldea de acuerdo
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con el sistema filosófico que propone. En la época medieval, San Agustín, usa sus
confesiones para exhortar a los jóvenes de su época, a seguir el modelo que propone acorde a
los postulados escolásticos. Finalmente, Rousseau y Kant elaboran un manual para educar al
joven de su época, en sus textos El Emilio y La pedagogía, respectivamente. Los anteriores
ejemplos denotan la postura prescriptiva de la filosofía con relación a la juventud.
A la lectura realizada la acompañaremos con la exegesis de la noción de juventud de cada
uno de estos autores, así como las prescripciones y molduras establecidas por estos autores
para que su filosofía fuese transmitida a las juventudes de sus respectivas épocas.
Por otra parte, en la filosofía enunciativa el joven es filósofo, es decir sujeto de conocimiento,
autónomo en el ejercicio de la comprensión de su existencia y de su condición humana; y lo
más importante, se empieza a concebir al joven como trasformador de su realidad.
Cabe resaltar que el objeto de investigación del presente trabajo es el tratamiento de la
filosofía con relación al concepto de juventud. En primer lugar, para evidenciar que no es un
concepto que nace en el siglo XXVIII y en segundo orden para establecer la existencia de
establecer tres tipos de filosofía con relación al estudio del concepto de juventud.
El presente capitulo se constituye de tres títulos: i) Juventud antigua: El concepto de juventud
en Platón y Aristóteles. ii) juventud medieval: el concepto de juventud de los santos Agustín
de Hipona y Tomas de Aquino iii) juventud moderna: juventud moderna: pedagógica
Kantiana y el Emilio de Rousseau.
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1. Filosofía prescriptiva de la juventud: fundamentación de la juventud según
Occidente.
El joven en su constitución como sujeto busca tener su autodeterminación y descubrir por sí
mismo el ejercicio propio de su ser. En este camino se encuentra con una serie de fuerzas que
buscan gobernarle. La juventud al buscar su autonomía debe descubrir el rostro de estas
fuerzas que le gobiernan. La primera fuerza, es sin duda la del hombre adulto, dueño del
poder y del gobierno de la naturaleza humana. Un hombre moderno, que se siente en la cima
de la naturaleza, la cultura y del conocimiento humano. Este hombre, es una fuerza que busca
moldear y obligar a la juventud a convertirla en servil para él. Al hombre joven lo moldea
bajo su sombra y lo convierte en ese tipo de hombre moderno: autoritario y dominante. A la
mujer joven también la educa para que sea servil y fructífera en la adultez a sus caprichos y
órdenes.
A lo largo del presente trabajo evidenciaremos como se cosifica a la juventud desde la
normatividad, la moral y el derecho, una serie de instrumentos que le inhiben su propia
esencia, delimitan su ser y lo obligan a actuar como autómata en el orden prescrito. También
se le describe para analizar sus comportamientos y desarrollar políticas que permitan
controlarlo. Pero sin duda, la fuerza más enigmática es la filosofía occidental, la misma que
desde un principio se estableció como el desarrollo del conocimiento humano, donde arrojó al
joven al lugar de los residuos, lo único importante era el saber, y la juventud se concibió
como un objeto que debía ser moldeado, sin voluntad, sin pensamiento propio, solo como
objeto y como medio para hacer posible los diferentes proyectos y sistemas filosóficos. Pero
en un momento de la historia, la juventud, tomó a la filosofía como herramienta para darse
sus propias determinaciones, para definirse a sí misma, para generar su propia conciencia,
para transformar al mundo… en consecuencia se muestra, no solo un cambio epistemológico
del sujeto joven, sino un manifiesto de la juventud desde su autonomía.
He aquí las dos maneras de fundamentar a la juventud desde Occidente. La filosofía como esa
fuerza que gobierna a la juventud, prescribiéndola y describiéndola y la filosofía como la
herramienta que permite a la juventud a enunciarse a sí misma.
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El presente texto descubrirá entonces el rostro de la filosofía con relación a la juventud.
Presentando una de estas dos maneras de fundamentación filosófica: la prescriptiva y la
descriptiva. La juventud es contemplada por la filosofía tradicional como uno de los
problemas transversales, pero no importantes. La juventud como tema ha estado presente
durante toda la tradición filosófica occidental, pero no se ha tratado de manera específica, es
decir: no se ha visto como un objeto de estudio de la filosofía tradicional, es este sentido
vemos que no ha sido de relevancia como tema específico en el trabajo de la filosofía.
Apenas, en la filosofía actual se ha dado un tratamiento específico y se ha visto a la juventud
como un problema filosófico.
El siguiente análisis busca identificar cómo ha sido el tratamiento del concepto de juventud
desde la filosofía de Occidente. Para ello indagaremos tan solo algunos autores de la tradición
occidental de la filosofía. Esto con el fin de demostrar que en un primer término y anclado en
la filosofía de Occidente, la juventud ya era tenida en cuenta, solo que la postura filosófica
era prescriptiva, es decir, que se concebía a la juventud como un objeto, lo que permite
comprenderle como un momento de moldeamiento por parte de la filosofía hacia los jóvenes
para cumplir los fines del Estado. Lo cual ilustraremos con textos de la época durante el
desarrollo del presente capítulo.
A este ciclo que comprende a la filosofía antigua, medieval y moderna, la denominamos
filosofía prescriptiva. En este apéndice del texto examinaremos el tratamiento que dan
autores como Platón, Aristóteles, San Agustín, Santo Tomas, Rousseau y Kant a la noción de
juventud. Sus concepciones frente a la juventud eran la de prescribir el deber ser de la
juventud. Ejerciendo una autoridad desde la filosofía hacia la juventud: Objetivándola,
moldeándola y definiéndola acorde a sus sistemas y proyectos filosóficos.
1.1. La juventud antigua: El concepto de juventud en Platón y Aristóteles.
Platón y Aristóteles en sus textos plasmaron claramente cuál debería ser el rol de los jóvenes
en la sociedad griega. Para empezar, al joven se le consideraba como un ser inacabado en
proceso de crecimiento intelectual y físico, por lo cual el estado debía determinar los roles y
funciones de los jóvenes de acuerdo con su casta. Pero en cualquiera de los casos los adultos
eran quienes determinaban los destinos de los más jóvenes hasta que se convirtiesen en
adultos.
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El ejercicio en el presente título radica en la socialización de los preceptos sociales y políticos
en los cuales se debían enmarcar a los jóvenes, descritos por Platón y Aristóteles en sus
textos la república y la política, respectivamente. El método de ilustración de dichos
conceptos es la muestra de su pensamiento mediante un dialogo al estilo del discípulo de
Sócrates. En dicho diálogo se alterna la ficción del con las citas textuales de estos textos
canónicos. Finalmente, se hace un análisis de las determinaciones impuestas por los adultos
hacia los jóvenes encontrando que existen varias prescripciones, es decir que el filósofo al
reflexionar filosóficamente sobre la juventud, (el orden del Estado, los roles y funciones de
los jóvenes en la sociedad) está normativizando e imponiendo su visión al joven heleno.
La argumentación filosófica en este título está apoyada por los autores que sirven de
referencia y un número de investigaciones filosóficas que permitan demostrar que la filosofía
antigua era eminentemente prescriptiva frente a la juventud.
En la antigua Grecia, cerca al año 370 a.c. en uno de sus viajes a Sicilia, el filósofo Platón,
tuvo la disposición para elevar su pluma al diseño de su república. Al parecer por aquella
época definiría lo que hoy conocemos como el libro V de esta obra. En este libro, se da lugar
a un dialogo ficticio Entre Glaucon, Adimanto, y el propio Sócrates, entre los cuales disputan
sus argumentos para hacer la “mención de la procreación de los hijos, la manera de
educarlos, en una palabra, de todo lo que pertenece a la comunidad de las mujeres y los
hijos” (Platón, S.f. 449 d.), por su parte Aristóteles responde a este respecto mediante su
texto, La Política. Específicamente en su libro segundo, denominado “Examen crítico de las
teorías anteriores y de las primeras constituciones” cuyo primer capítulo es examen de la
Republica de Platón, “Crítica de sus teorías sobre la comunidad de las mujeres y de los hijos”
(Aristóteles, S.f. 1260b).
A continuación, se presenta un dialogo ficticio entre estos dos pensadores, con relación a sus
diferentes concepciones del joven en relación con la dinámica del Estado.
- Ya hemos reiterado una y mil veces, Platón. Que frente al desarrollo de los individuos
debemos tener presentes el concepto del poder y de la autoridad. Cómo bien sabes, y lo
pudiste aprender de Sócrates. Estos se ejercen en razón de la condición natural del
hombre. El hombre como animal político constituyó una serie de instituciones a las cuales
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les debe obediencia y servidumbre. Entre estas se encuentran el poder doméstico, el poder
del estado y por supuesto la religión como un poder menor. En cada uno de estos, el
hombre se somete a sus designios y debe proveer sus riquezas, su racionalidad y sus
fuerzas para que estos tipos de poderes se consoliden a través del paso del tiempo.
- SÍ Aristóteles, consiento en parte lo que dices. Ya recuerdo yo, que cuando estabas en las
lecturas de mis diálogos, eras uno de los aprendices más brillantes. Pero dime, ¿A dónde
quieres ir con esta conversación?
- Platón, como bien sabes, he revisado en detalle tu obra y además de valorar tu gran
esfuerzo, y de haberme dejado llevar por mi juvenil ímpetu ante tus palabras, ahora que ya
he madurado tengo la sabiduría para llevarte a ti y a tu propuesta de república, contra la
pared, pues he encontrado una serie de errores sistemáticos en los planteamientos que
propones.
- Ay Aristóteles, por Zeus, si vieras lo acongojado que estoy por estos días. Como sabes:
Sócrates ha tenido un juicio en su contra, y la ciudad lo ha desterrado. Pero su decisión ha
sido el envenenamiento. No creas, que en esta transición no he dejado de traer a mi mente,
los personajes y los diálogos que escribí a lo largo de estos años, donde Sócrates
compartió sus enseñanzas con el pueblo ateniense. Tú ahora me acusas, tal como lo hizo la
ciudad con Sócrates. Precisamente la acusación consistió en que este honorable pensador
atrofiaba y corrompía a los jóvenes de la ciudad. Ahora dices que yo te corrompí en tu
juventud y pones tu condición de joven para decirme que ahora que maduraste puedes no
solo librarte de mí, sino además superarme en los asuntos del estado. Pero precisamente
justo antes de que tu entraras, estaba recordando un dialogo que estableció Sócrates con
Céfalo, acerca de la vejez y la juventud. Te quisiera proponer que la discusión que hoy me
traes, la centremos acerca de la juventud, sin dejar de lado los asuntos del estado. Puesto
que los jóvenes, como todos los ciudadanos, son instrumentos para que la ciudad, la
religión y el hogar mantengan su orden.
- Así es, pero antes de dialogar contigo de este tema que me presentas ahora desde tu
perspectiva, quisiera saber qué opinaba Céfalo con respecto a la vejez y la juventud.
- Si recuerdas Aristóteles, yo escribí, la Republica, allí en algunas líneas (Platón, S.f. 328
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e), Sócrates le inquirió a Céfalo su opinión sobre la vejez de la siguiente manera.
- “Yo me complazco infinito en conversar con los ancianos. Como se hallan al
término de una carrera que quizá habremos de recorrer nosotros algún día, me parece
natural que averigüemos de ellos si el camino es penoso o fácil, y puesto que tu estas
ahora en esa edad, que los poetas llaman el umbral de la vejez, me complacería mucho
que me dijeras si consideras semejante situación como la más penosa de la vida, o
cómo la calificas.
(Platón, S.f. 329 a).
- por Zeus, Sócrates, - le respondió-.te diré mi pensamiento sin ocultarte nada. Me
sucede muchas veces, Según el antiguo proverbio1, que me encuentro con muchos
hombres de mi edad, y toda la conversación por su parte se reduce a quejas y
lamentaciones; recuerdan con sentimiento los placeres del amor, de la mesa, y todos
los demás de esta naturaleza, que disfrutaban en su juventud. Se afligen de esta
pérdida, como si fuera la pérdida de los más grandes bienes. La vida de entonces era
dichosa, mientras que la presente no merece ni el nombre de vida…
Posteriormente continuaría (Platón) “…la vejez, en efecto, es un estado de reposo y de
libertad respecto de los sentidos. Cuando la violencia de las pasiones se ha relajado y
se ha amortiguado su fuego, se ve uno libre” (S.f. 329 c).
Y concluiría finalmente (Platón) “con cordura y buen humor la vejez es soportable;
pero, con un carácter opuesto, lo mismo la vejez que la juventud son desgraciadas.
(S.f. 329 d).
- Sí recuerdo, y precisamente allí en tu texto de La República, es donde he encontrado una
serie de inconsistencias, por ello te invito a que revises las críticas que hago a tu texto, en
mi segundo libro de La Política. Pero sin querer irme por la tangencia de nuestra
conversación y a propósito del texto ya referido, quisiera hacer unas precisiones sobre tus
teorías sobre la comunidad de las mujeres y de los hijos. Pero antes de querer adentrarme
en las refutaciones quisiera que volvieras a compartir tus propuestas teóricas sobre la
sociedad y el rol de los jóvenes y las mujeres.
- Bien Aristóteles, me gusta mucho que seas contundente, y expreses de manera sencilla
1 “las personas de la misma edad gustan de estar juntas” (Fedro, 240 c.)
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tus expectativas y solicitudes para el presente diálogo. Respecto a mis propósitos con
relación a las mujeres y los hijos, opino lo siguiente. para dar a los hombres nacidos y
educados de la manera que hemos dicho buenas reglas sobre la posesión y uso de las
mujeres y los niños, no tenemos otra cosa que hacer, en mi opinión, que mandarles que
sigan el mismo camino que hemos trazado al comenzar” (Platón, S.f. 451 c). Además,
coincidirás conmigo en que “el hijo tiene una perfecta analogía con su padre.” (Platón,
S.f. 508 c). y es por ello por lo que, así como fueron educados sus padres los hijos también
deben educarse de la misma manera: “habrán de ejercitarse en gran número de ciencias,
para ver si su espíritu es capaz de sostener los estudios más profundos” (Platón, S.f. 503
e). Y estos estudios deberán de culminar en la idea del bien.
Por otra parte, amigo mío, cómo pudiste observar en la lectura de la república, mi proyecto
es igualar el Estado perfecto, donde los gobernantes sean filósofos y los ciudadanos tanto
hombres como mujeres sean guardianes. Para ello, las mujeres y los hombres se entrenarán
y cuidarán del estado como perros fieles. Ninguno tendrá una clase más que los otros.
Ninguno tendrá intereses privados que atenten contra la integridad del Estado, razón por la
cual, no existirá la familia, los hijos serán hijos del estado y no conocerán a sus padres, así
no existirán lazos filiales que atenten contra la constitución del estado. Así los jóvenes
crecerán y se educarán para mantener el orden y su único padre será el estado, su fuerza,
riqueza y voluntad serán para todos, los menesteres que deben ofrendar al Estado.
- Bien Platón, como te dije al principio, tengo una serie de críticas a tu modelo de
Estado ideal, que posteriormente dialogaremos, pues veo que Adimanto, viene hacia
nosotros, y por su rostro de agitación creo que viene con noticias para ti. Sin embargo, con
relación a los hijos y la educación que deben recibir quiero anotar un par de elementos. Ya
hemos dicho que la familia y su administración se basan en tres tipos de poder: el del
señor, el del padre y el del esposo. Se manda a la mujer y a los hijos como seres
igualmente libres, pero sometidos, sin embargo, a una autoridad diferente. Que es
republicana en caso de las mujeres y regia respecto de los hijos. El hombre, generalmente,
de manera natural tiene mejores cualidades para mandar, que la mujer. Así como el ser de
más edad y mejores cualidades es el propicio para mandar a los más jóvenes y aun
incompletos. En la constitución republicana se pasa de la obediencia a ejercer la autoridad,
lo cual otorga cierto grado de igualdad entre los seres que se relacionan, lo cual no impide
que siempre se permita distinguir la posición entre jefe u subordinado, este el caso de la
mujer. Pero en el caso de los jóvenes, la autoridad del padre sobre sus hijos es regia, es
21
decir las afecciones y la edad les dan un poder inmarcesible a los padres, lo mismo que a
los reyes. (Aristóteles, 1274b). por esta razón, Platón te invito a que revises tus
planteamientos pues el poder que se debe ejercer frente a los jóvenes y las mujeres puede
verse afectado en tu estado ideal. Además, como lo señalé en mi política los jóvenes no
son ciudadanos, por lo tanto, deben permanecer en las funciones del hogar, hasta que sean
completos y entonces entren en la dinámica del gobierno. ” Los jóvenes que no han
llegado aún a la edad de la inscripción cívica, y los ancianos que han sido ya borrados de
ella se encuentran en una posición casi análoga: unos y otros son, ciertamente,
ciudadanos, pero no se les puede dar este título en absoluto, debiendo añadirse, respecto
de los primeros, que son ciudadanos incompletos, y respecto de los segundos, que son
ciudadanos jubilados.” (Aristóteles, S.f. 1275 a).
En ese instante, llega Adimanto, le dice a Platón que de manera urgente acuse su presencia
ante Sócrates, puesto que está por cumplir su sentencia y antes de beber la cicuta quiere
entablar un último dialogo con su más ferviente discípulo.
Antes de partir a visitar a Sócrates, Platón le dice a Aristóteles. Estimado amigo siento que
tenemos mas puntos de encuentro que puntos en desacuerdo en esta cuestión referente a
los hijos y las mujeres, los cuales deben ser educados para satisfacer las necesidades del
Estado. Tanto tu como yo, vemos en los jóvenes la base de la sociedad futura, pero
también contemplamos que son seres incompletos que deben educarse, en los valores
intelectuales, físicos, militares, así como en las leyes y en la comprensión del Estado.
Nosotros como adultos debemos educarlos bien, para que no caigan en flaquezas del alma
y de la voluntad. Reconozco que, en nuestra ciudad, hay diferentes fuentes de
conocimiento, y que nuestros jóvenes son educados bajo diferentes dogmas, algunos se
acercarán a la verdad y al bien y otros serán enceguecidos con los sofismas y las
debilidades del mal. Pero ambos haremos inmensos esfuerzos por no permitir que los
jóvenes sean gobernados por la flaqueza y la ignorancia. Somos como pastores que
conducen los rebaños.
Aristóteles le ofrece su mano en señal de despedida, diciendo. Platón, ha sido interesante
conversar contigo sobre la enseñanza de las cuestiones del Estado y sobre el papel que
deben tener los jóvenes en su estructura. Si hay algo que debo concordar contigo, es que
somos nosotros quienes tenemos la obligación política de orientar, guiar y acompañar a los
22
jóvenes para que gobiernen y mantengan las cosas en su orden. Te dejo, debo irme porque
debo llegar a tiempo a dar las clases a Alejandro III de macedonia, hijo del rey Filipo II de
Macedonia.
El anterior texto, permite evidenciar la postura prescriptiva que tenían estos filósofos de la
edad antigua.
1.1.1. Prescripciones de la juventud antigua.
a. Definición del joven en la filosofía antigua.
Como se hizo evidente en el dialogo entre Aristóteles y Platón, el concepto de juventud en la
antigüedad estaba ya presente, es decir como concepto no nace con la modernidad, puesto
que ya existía una distinción de las características propias de los individuos en razón a su
edad y las capacidades y habilidades que les eran propias. Ya se contemplaba como joven a
aquel individuo que cumplía con ciertas características de lozanía, temeridad y vivacidad,
además, de contar con el requisito de tener una edad temprana. Se suponía que, en dicha
condición, estaría dispuesto a recibir la formación de los adultos y se debería preparar para
asumir los designios y las leyes de las ciudades estados. Además, se comprendía a la etapa de
juventud como un momento de desarrollo tanto físico como racional, puesto que el joven era
un sujeto incompleto. En ese sentido el rol que debían asumir los jóvenes era el de tener
vocación para ser formados a pesar de que su criterio no fuese sólido, ellos tan solo al llegar a
ser adultos, se podrían comprender como sujetos completos, entonces podrían defenderse o
tener venganza, en tanto no hubiesen alcanzado la adultez serían sus padres o hermanos
mayores quienes abogaran por ellos.
b. Prescripción al joven frente al Estado.
En la época de nuestros filósofos la ciudad-estado estaba constituida de tal manera que los
valores cívicos eran imprescindibles para la salud de la ciudad. La religiosidad también tenía
cierta preponderancia en el destino de las vidas, los ritos y las conductas de los ciudadanos.
En este sentido existía un estricto orden respecto a las costumbres, los ritos y los
procedimientos políticos, religiosos y morales. Cada segmento social de la población tenía
una serie de deberes y modos de relacionarse entre ellos, con la ciudad y con los dioses tanto
domésticos como los dioses generales de la ciudad, y los jóvenes eran el foco de la formación
23
y el pilar para que las ciudades continuaran con su prestigio y grandeza. Los jóvenes eran
entonces los responsables de aprender los ritos de la ciudad y en consecuencia la única
garantía para la sostenibilidad de las sociedades tal cómo se conocía. Además, en la Grecia
antigua la sociedad estaba jerarquizada y se generaba una subordinación de forma casi
natural, y los jóvenes eran entonces la base del sistema político, pues sustentaban el gobierno
de los viejos y debían acatar sus disposiciones con obediencia. De esta manera, la juventud
en la filosofía clásica se presenta como un estadio de la naturaleza humana, en la cual ha de
generar los procesos de la educación para que el hombre sea obediente. Por lo anterior
podemos afirmar que, para la filosofía antigua, los jóvenes eran sujetos que servían como
pilar de la sociedad y al igual que los ciudadanos atenienses, estaban al servicio de la poli, no
tenían autogobierno ni autonomía. Sin embargo, por su condición de jóvenes ni siquiera
tenían plena conciencia, ni criticidad, porque de acuerdo con la intención de los interlocutores
estos estaban sujetos a ser manipulados. Además, no tenían voz propia, la interlocución ante
los adultos debía estar mediada por otros adultos y como lo afirmaba Aristóteles los jóvenes
debían una autoridad regia ante sus padres y ante las instituciones.
c. Prescripciones al joven frente a la cultura.
La ley antigua no solo prescribía como debía ser la educación de los jóvenes y concebirse
como uno de los procedimientos más serios del estado, sino que además prescribía una serie
de prohibiciones, gobernando entonces desde el poder de la ciudad, la vida de cada individuo
joven, “La ley debe prohibir a los jóvenes asistir a la representación de piezas satíricas y
comedias, hasta la edad de tomar asiento en las comidas comunes y beber vino puro.
Entonces la educación los resguardará de los peligros de estas reuniones.” (Aristóteles, 1281
b). Además, se establecían mecanismos de control y vigilancia para velar por las conductas
de los jóvenes, con el fin de ejercer dominio frente a estos. ” La pedonomía, la gineconomía y
cualquiera otra magistratura especialmente encargada de vigilar la conducta de los jóvenes y
de las mujeres son instituciones aristocráticas y no tienen nada de populares.” (Aristóteles,
1991. Pág. 98).
d. Prescripciones al joven frente a la filosofía.
En este sentido tanto para Aristóteles como para Platón, la juventud es una masa
estrictamente moldeable, sin voluntad, con minoría de edad y con total disposición para la
subordinación, además a la que se debe educar cuidadosamente para que cumplan los fines
del estado y sobre la que se debe ejercer control y vigilancia para garantizar la eficacia de los
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propósitos anteriormente señalados. Es decir, ellos ejercen un concepto eminentemente
prescriptivo de la juventud.
Hemos sido testigos de la modelación de la juventud acorde a los intereses de la filosofía
antigua: al hombre joven lo han moldeado bajo su sombra y lo han convertido en ese tipo de
hombre: autoritario y dominante, ante la naturaleza, ante sus propios sentimientos y ante la
humanidad entera. Pero además también han otorgado un rol para la mujer joven, a la mujer
joven también la educaron para que fuese servil y fructífera en la adultez a los caprichos y
órdenes de los hombres de la razón.
25
1.2. La juventud medieval: el concepto de juventud de los santos Agustín de
Hipona y Tomas de Aquino.
En el presente apartado, se analizará la obra de San Agustín de Hipona (siglo IV) y de Santo
Tomas de Aquino (siglo XIII), como dos filósofos compartieron una postura prescriptiva
frente a la juventud. Cabe resaltar que se toma a San Agustín por su fuerte influencia en el
pensamiento medieval, y santo Tomas de Aquino como uno de los mas icónicos
representantes de dicho pensamiento.
En primer lugar, se desarrollan las principales ideas Agustinianas sobre la noción de
juventud mediante una exegesis de sus confesiones. Posteriormente, se analiza como la
juventud es prescripta en el sistema filosófico de Santo Tomas.
1.2.1. Las confesiones de San Agustín, una dominación de la juventud.
En la lectura de las confesiones, específicamente el primer capítulo del segundo libro, se hace
una referencia a la juventud misma de San Agustín, tras un recorrido por su infancia el doctor
africano, ha decidido hacer una lectura de su propia juventud. En esta lectura denominada:
Como llegando a la juventud se entregó a los vicios; San Agustín confiesa una serie de
eventos que lo alejaban de la gracia de dios y de la sabiduría. A sus 16 años en el año 370 de
nuestra era,
Agustín comenzó sus estudios de retórica en Cartago. Los estilos licenciosos del gran
puerto y centro de gobierno, la visión de los ritos obscenos relacionados con cultos
importados de Oriente, combinados con el hecho de que Agustín, el meridional, era ya
un hombre, con pasiones vivas y vehementes, le llevaron a una práctica ruptura con
los ideales morales del cristianismo, y no tardó en buscarse una amante, con la que
vivió durante diez años, y de la que tuvo un hijo en su segundo año de Cartago.
(Copleston, F. 1957. Pág. 36).
En concreto, al preguntar, como se puede definir la juventud desde la perspectiva de estos dos
autores, se logran encontrar algunos rastros en los textos de filósofos como los de San
Agustín quien al describirse a sí mismo como un joven, se narró de la siguiente manera. (San
Agustín, 1957)
26
Tenía yo, señor, en mi adolescencia una sed insaciable de hermosuras terrenas, y qual
satyro, o fauno (exemplares sylvestres de los bosques en sombríos amores de torpezas)
llegó a faltarme la especie humana, degenerando en bruto, cadáver corrompido a tu
presencia, complaciendo a mi gusto, y deseando agradar a los hombres. (Pág. 68).
Tras este ejemplo, se puede señalar que la juventud comprendida por estos dos autores se
resuelve entre lo profano y lo sagrado, se sitúa en medio de dos fuerzas que la gobiernan: la
religión y la cultura. San Agustín en su obra permite descubrir los procesos cronológicos del
individuo humano y se presta a sí mismo como ejemplo, para comprender que durante la vida
se presentan diferentes estadios, como la infancia, la adolescencia, la juventud y la vida
adulta. En cada uno de estos estadios, el ser se desenvuelve de manera diferente, en los
primeros sin conciencia ni madurez. Esto se hace evidente en tanto que su texto las
confesiones son una representación descriptiva de su proceso de vida. En las confesiones de
San Agustín se plasman con claridad y distintamente sus diferentes ciclos.
Una de las etapas de vida que más interesa sobre la vida de San Agustín, es su juventud, en
ella, el pensador de Hipona reconoce que tuvo un proceso importante de formación
intelectual, sin embargo, dicha formación intelectual distaba de la educación moral.
Reconoce que sus estudios le llevaron a ser reconocido entre los hombres “confieso que
aprendí de buena gana aquellas falacias, y miserable me deleitaba en ellas; y por esto me
llamaban muchacho, de cuyas flores podían esperarse frutos grandes.” (San Agustín, 1957,
Pág. 54). Sin embargo, comprendió que sus actividades juveniles le distaban de la voluntad
divina y reconoce además que se dejó llevar por los “azafranes y dulzuras de la juventud”
(San Agustín, 1957, Pág. 55). hasta el punto de desobedecer a su madre Santa Mónica, quien
como buena cristiana le reprendía para que obrase acorde con las posturas del naciente
cristianismo. En el siguiente aparatado de sus Confesiones, recuerda las reprensiones de su
madre y los llamados de atención que le hacía, así como los consejos que le daba. De igual
manera recuerda su actitud repulsiva y desafiante ante ella.
Acuérdome, señor, que varias veces, amonestándome a solas, me decía, que huyese de
la lascivia, y esto me lo repetía con gran solicitud; y especialmente las mujeres ajenas.
Mas yo los despreciaba, como consejos de mujer, teniendo por materia vergonzosa
27
llegar a obedecerlos. Y yo, siendo hijo suyo, en su deprecio te despreciaba a ti, siendo
hijo de tu esclava, y siervo tuyo. (San Agustín. 1957, Pág. 78).
En estos apartados de la obra de San Agustín se puede ver a una juventud distante de la
filosofía cristiana. Como se enunció anteriormente San Agustín vivió alejado de la doctrina
grecorromana en su etapa inicial de la juventud, etapa en la cual se dio a toda clase de
acciones que turbarían posteriormente a su propia conciencia. En esta juventud mal llevada,
San Agustín se avergüenza de haber hurtado, no por necesidad sino por el hecho de hurtar, y
vio allí un extraño placer. Placeres similares al entregarse a las pasiones del cuerpo,
alimentándose desproporcionadamente y teniendo intimidad con gran número de mujeres
incluso estando casado. También cuestiona con profundidad, su postura maniqueista de
comprender la cosmología como un hibrido de la bondad y la maldad, donde el ser puede
fluir a sus anchas y actuar indiscriminadamente sin consecuencias éticas. Finalmente, y sobre
todo cuestiona la osadía de caer en el ejercicio intelectual de la retórica, acercándose a la
simpatía de los hombres, sumiéndose en la ignorancia: alejándose de la verdadera sabiduría,
la summa ciencia, trascendente a la altura de Dios.
El filósofo encuentra en la juventud una etapa en donde el carácter y la voluntad pueden ser
débiles, y al igual que en la época de la antigua Grecia, los jóvenes pueden caer en las
debilidades de la carne y de la vida mundana, tal como lo hizo él en su juventud. Por esta
razón exhorta a los adultos de su época a gobernar a esas voluntades propias de los jóvenes.
Y les dice a los jóvenes que por encima de sus propios designios y de la voluntad de sus
padres, ellos están sometidos a la voluntad divina. Deben encontrar entonces reposo de su
alma y guardar su voracidad y apetitividad para causas que agraden más a Dios.
Finalmente, el autor, usa sus confesiones para exhortar a los jóvenes de su época, a seguir el
modelo que propone acorde a los postulados cristianos.
Porque tú, señor, eres mi Rey y mi Dios; y así te ruego, que sea obsequio tuyo quanto
útil aprendí siendo niño: sirvate quanto escribo, quanto leo, quanto hablo, y cuento;
pues estudiando yo en vanidades, tu eres, Señor quien me reprehendias, y me
perdonaste en aquellas delectaciones, que tenía yo, pecando en semejantes delirios.
Muchas palabras aprendí en los libros profanos; pero también se pueden aprender en
28
libros, no vanos, sino provechosos; y este es el camino, que deben andar los jóvenes.
(San Agustín, 1957, Pág. 50).
1.2.2. Santo Tomas de Aquino: Los jóvenes sometidos al gobierno de dios, la
naturaleza y la razón.
La perspectiva eminentemente teológica de Santo tomas y su proyecto de generar un
encuentro entre la tradición cristiana y la filosofía aristotélica, llevó al autor a desarrollar un
sistema filosófico bastante prolífico. “Sería santo Tomás quien lograría la expresión de la
ideología cristiana en términos aristotélicos y quien utilizaría el aristotelismo como un
instrumento de análisis y síntesis filosóficas y teológicas” (Copleston, 1957, Pág. 249). En
sus extensos tratados sobre la religión, las virtudes sociales, de la fortaleza, la templanza, los
estados de la vida cristiana y muchos otros. El autor reitera que:
«la filosofía primera se dirige completamente al conocimiento de Dios como último
fin», y de que «el conocimiento de Dios es el fin último de todo conocimiento y
operación humanos». Pero el hombre fue creado para un conocimiento de Dios más
profundo y más íntimo que el que puede alcanzar mediante el ejercicio de su razón
natural en esta vida, y por eso la revelación era moralmente necesaria para que la
mente humana pudiera ser elevada a algo más alto que lo que su razón puede alcanzar
en esta vida, y para que pudiera desear y tender celosamente, hacia algo «que excede
totalmente del estado actual de la vida» (Copleston, 1957, Pág. 255).
Según el santo, el hombre en términos generales fue creado para conocer a Dios, interpretar
la realidad y comprender el orden de las cosas. Los jóvenes en consecuencia, al igual que
todos en la tierra, son creados para conocer a dios.
Santo Tomás establece la existencia de cuatro leyes que determinan la existencia de todo lo
creado, estas leyes son: la eterna, la divina, la humana y la natural. Estas leyes son
comprendidas como un corpus jurídico teológico-racional. En dicho cuerpo jurídico se
permite encontrar los elementos necesarios para gozar de un grato viaje, el viaje la vida y la
transición a la vida eterna.
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La Ley Eterna gobierna sobre todo lo creado; no se refiere únicamente a la conducta del
hombre, sino todo en cuanto ha sido creado por Dios: Físys, Química, Biología, Psique, etc.
La Ley Divina es la revelada a través de las Sagradas Escrituras dirigida a los hombres. La
Ley Humana es la que dicta el gobernante en el ejercicio del poder humano, relación hombre
– hombre. Y finalmente la Ley Natural es comprendida como la voluntad de Dios que entra
en el hombre, por la puerta de la razón.
En este sentido el joven se homogeniza con hombres y mujeres de todas las edades, su lugar
en el mundo es el de una transición temporal que permite el goce de la voluntad divida,
concibiéndose al sujeto como instrumento.
Santo Tomás contempla al joven como un estado temporal, en su texto: La Suma teológica,
cuando se pregunta ¿deben entrar en religión únicamente aquellos que se han ejercitado en
los mandamientos? Señala que:
“El Señor aconsejó la perfección al joven que dijo que había guardado los
mandamientos desde su juventud (Mt 19,20). Ahora bien: todo estado religioso tiene
origen en Cristo. Luego parece que sólo deben ser admitidos al estado religioso
aquellos que se han ejercitado en los mandamientos.” (Santo Tomás en San Agustín,
1963, pág. 734).
1.2.3. Prescripciones de la juventud medieval.
a. La noción de juventud en San Agustín de Hipona y Santo Tomas de Aquino.
El concepto de juventud en la edad media, al igual que en la Antigua, es uno de esos
elementos que no se tienen plenamente identificados como elementos propios del
conocimiento. Sin embargo, aparecen contenidos en la comprensión antropológica del
hombre. En este aspecto se debe tener en cuenta que la propuesta antropológica del ser
humano se concibe desde la perspectiva de la eternidad, de la comprensión del ser y de la
relación que este tiene con Dios. “¡Señor santo! ¿Cómo es posible que haya en mí algo capaz
de ti? Porque a ti no pueden contenerte ni el cielo ni la tierra que tú creaste, y yo en ella me
encuentro, porque en ella me creaste”. (San Agustín, 1957, Pág. 13).
30
El joven como lo vimos con el ejemplo de San Agustín es aquel que trasgrede, que se deja
gobernar por las apetencias del placer. El rol de la filosofía en este caso es el de orientar al
joven desprevenido para que comprenda el sentido de la vida y encuentro el bien supremo,
que se asocia con la vida eterna, con la sabiduría y la misma experiencia de Dios.
Tú eres Sumo y Óptimo y tu poder no tiene límites. Infinitamente misericordioso y
justo, al mismo tiempo inaccesiblemente secreto y vivamente presente, de inmensa
fuerza y hermosura, estable e incomprensible, un inmutable que todo lo mueve. (San
Agustín, 1957, Pág. 21).
b. Prescripción al joven sobre la religión.
El desarrollo de los procesos medievales en el plano de la filosofía, se desarrollaron en un
plano muy cercano a la teología, incluso los procesos desarrollados desde la experiencia
laica, de una u otra manera terminaban aduciendo a problemas, nociones y conceptos propios
de la cuestión de Dios. De esta manera se podría afirmar que las cuestiones del pensamiento
occidental en la edad media dilucidaban alguna cuestión relacionada con la teología. En este
sentido los procesos de interpretación de lo antropológico, lo epistemológico, lo moral o lo
político estaban constreñidos al sistema Teo-filosófico propio del medioevo. Por ello nada
podría escapar del cristianismo, en el desarrollo de los modelos políticos, estos hacían
reverencia al poder supremo de la religión, incluso el poder político se subsumió ante el
poder religioso, la heteronomía era generalizada.
La religión prescribía al joven religioso, el adoctrinamiento era tal que el joven debía
considerarse en servicio a Dios y a la creciente iglesia y las creencias epistémicas, metafísicas
y culturales que ya desde el siglo IV empezaron a generar una doctrina respetable. San
Agustín decidió convertirse a la religión y motivado por la gracia de Dios, transformó
drásticamente sus hábitos y costumbres. Habiendo vivido una suerte de accidentes de los
cuales en su adultez decidió arrepentirse, se condujo a formar una serie de jóvenes para que
no cayesen en los pecados que él mismo vivió en carne propia.
31
Por su parte Santo Tomás, casi diez siglos después, fue la muestra extrema de la total
prescripción de la religión sobre los jóvenes de su época. Nacido, criado y educado en un
contexto integralmente eclesial, Santo Tomás de Aquino pasó toda su infancia, su juventud, y
su vida adulta, (puesto que falleció casi quincuagenario), en un ambiente totalmente religioso,
y su proceso de vida consistió en profundizar aún más en la comprensión de la gracia divina.
32
1.3. Juventud moderna: el Emilio de Rousseau y pedagógica Kantiana.
La modernidad ancla sus aportes en el prodigio de la razón. La precisión y rigurosidad del
conocimiento científico, los aportes sistemáticos del conocimiento y el desarrollo de modelos
teóricos han logrado que el hombre determine la realidad y establezca las leyes y los
procedimientos para erigirse sobre el progreso y así alcanzar la libertad. La modernidad hace
del joven un sujeto de conocimiento, que debe aprender a dominar la ciencia y la naturaleza,
incluso comprenderse como un animal racional y de esta manera educarse para domesticar su
animalidad y hacer florecer la humanidad.
Dos grandes pensadores que nacieron a principios del siglo XVIII fueron Jean Jaques
Rousseau e Immanuel Kant, estos autores el primero suizo y el segundo alemán (en esa época
prusiano), también dedicaros algunos de sus esfuerzos para pensar el concepto de la juventud.
El filósofo nacido en Ginebra ha sido referente en las ciencias políticas: pilar fundamental de
la constitución de los estados modernos y profundo investigador de la cultura humana. Por su
parte, el nacido en Königsberg fue el pionero en el idealismo trascendental, ha establecido los
límites de la razón y ha generado todo un marco ético sobre la cultura de Occidente. Ambos
autores fueron europeos, fervorosos creyentes protestantes y sobre todo forjadores de una
tradición filosófica, fueron un hito en la modernidad. La pregunta con relación a la juventud
se responde en sus textos sobre la educación: Rousseau nos comparte su visión sobre la
juventud en el texto, el Emilio y Kant nos señala los rasgos de la juventud en su obra
Pedagogía.
El Emilio de Rousseau
Rousseau contempló todo un sistema filosófico para establecer los criterios sobre comoeducar al joven moderno. En su esfuerzo, desarrollo un texto en el cual describió los pasosque se deben tener en cuenta para educar a un joven, estableciendo los preceptos pedagógicosen función de su sistema filosófico centrado en la razón y las leyes, así como la sociedad delcontrato social.
El Emilio se ocupa del aspecto propiamente educativo; en él expone Rousseau un
método pedagógico que aspira a formar al hombre de acuerdo con su auténtico ser
33
natural, con el fin de evitar la corrupción que la entrada en sociedad lleva consigo. En
esta obra se atiende al hombre considerado como ser individual con el fin de
proporcionarle todo aquello que necesitará al llegar a la madurez y entrar a formar
parte del tejido social. La educación consiste, por tanto, en la tarea lenta y gradual que
hace posible el ejercicio de las capacidades que el hombre ha recibido de la
naturaleza, es decir, le pone en condiciones de aprender a vivir. (Santacruz, 2005, Pág.
360).
Rousseau en su libro IV del texto el Emilio o de la educación, hace referencia a las
instrucciones que debe recibir Emilio en la edad temprana de la juventud específicamente de
15 a 20 años. Haciendo de esta manera una propuesta directa para el gobierno del sujeto
joven, en su proceso de educación.
El niño debe ser considerado no como un adulto o un hombre incompleto, sino como
un ser en sí mismo, sin juzgar su comportamiento y actitud según parámetros propios
de la edad adulta, pues esto supondría hipotecar su felicidad presente con vistas a un
futuro que no está garantizado… hay que considerar al hombre en el hombre y al niño
en el niño. (Santacruz, 2005, Pág. 365).
Con esta clara distinción Rousseau nos permite pensar al joven y al niño como un sujeto
diferente del adulto. Él considera que el proceso de educación del niño debe darse en un
ambiente ajeno a la sociedad constituida en las ciudades, según el filósofo se debe generar un
proceso educativo mostrativo y experiencial, el cual aproxime al individuo con sus
necesidades básicas en un contexto natural que le permita desarrollar sus habilidades
mediante la superación de los obstáculos del contexto y mediante la cual el individuo
desarrolle su razón mediante sus propios descubrimientos.
En la adolescencia, señala el autor, es cuando debe dársele a Emilio la educación moral y
religiosa, así como la formación adecuada para el matrimonio.
Se trata de una etapa crítica en la que tiene lugar lo que Rousseau llama el «segundo
nacimiento», pues constituye el verdadero despertar del hombre a la vida. En este
momento adquiere relevancia la noción de amor de sí que es, según él, la pasión
primitiva a partir de la cual se originan todas las demás. La moralidad no es otra cosa
34
que el desarrollo o despliegue de las pasiones o sentimientos naturales del hombre y
su comienzo está señalado por la aparición de la voz de la conciencia, que es fruto de
la doble relación del hombre consigo mismo y con los demás. (Santacruz, 2005, Pág.
366)
Rousseau plantea que el hombre debe entregarse a los designios de la buena razón, y debe
hacerlo mediante un proceso de descubrimiento individual. La sociedad tal como se presenta
contiene una serie de dinámicas que en sí mismas pueden ser nocivas para la moral y la
religiosidad del individuo. Las instituciones y las prácticas: educativas, religiosas, políticas
están corruptas y atienden a las pasiones humanas. Los hombres deben educarse para
establecer los sentidos de justicia y restablecer esas prácticas y esas instituciones. “De este
modo, el instinto, el impulso físico y el apetito, que imperaban en el estado de naturaleza, son
sustituidos en el estado social por la justicia, el deber y el derecho, que se abren al mundo de
la moralidad.” (Santacruz, 2005, pág. 368).
Mediante esta metodología Rousseau define al joven como un sujeto de conocimiento, y le
prescribe la manera mediante la cual debe comprender su propia condición animal y humana.
le orienta para que sea un buen ciudadano, para que aprecie a Dios y le rinda obediencia y
gratitud, estableciéndole la conciencia moral como un absoluto, regla única de la acción que
domine sus pasiones y le haga útil para la sociedad.
La pedagógica kantiana
Kant fue un ferviente lector de Rousseau y vio en él al Newton del mundo moral y conservó
del filósofo suizo “la idea, que la conciencia moral es un absoluto, regla única de la acción y
fundamento de las certezas metafísicas… toda moralidad reside en la pureza de intención, sin
referencia a la materia o al objeto de los actos humanos” (Verneaux, 1977, Pág. 161).
Kant es sin duda uno de los filósofos más determinantes en la cultura de Occidente, sus
profundos estudios sobre la epistemología, la ciencia y la moral, se resaltan como los aportes
más importantes en el sistema filosófico de Occidente. La crítica de la razón pura es un hito
filosófico.
35
Kant es el filósofo de la cultura moderna. Kant no se limitó a formular una teoría del
conocimiento científico; meditó asimismo con hondura y sagacidad en los temas de la
cultura moral, de la religión y del arte, no menos en las exigencias políticas y
pedagógicas que iba reclamando ya la vida contemporánea. (Larroyo, en Kant 2008,
Pág. IX).
De igual manera su razón práctica puede comprenderse como la piedra angular de la sociedad
de derecho y del orden mundial que lleva al cosmopolitismo. Dicho orden requiere de un
dominio de la razón en las conductas y las relaciones del individuo humano y sus
comunidades.
Kant pone al ser humano en el centro del pensamiento, como actor protagónico, con el poder
total de dominar la naturaleza y sus implicaciones. Mediante la razón el individuo humano
puede comprender las leyes científicas y gobernar el uso de estas para la transformación de la
experiencia. Kant incluso propone al individuo humano el permitirse construir una moral
razonada que permita la ecumenicidad y la estabilidad de las leyes para que el gobierno
universal y armónico sea posible. Kant prescribe un recetario de conductas mediante las
cuales la razón aflore para permitir una armonía social, política, religiosa de orden universal.
Kant establece en la conciencia humana la base para el desarrollo una sociedad ecuménica,
justa y ordenada. “en el protestantismo se trata de la conciencia religiosa, libre para
interpretar la escritura sin compromisos dogmáticos... Kant transporta la idea al plano moral:
la conciencia es autónoma, solo obedece a las leyes que se da a sí misma” (Verneaux, 1977,
Pág. 159).
Al filósofo alemán no le basta solo con desarrollar el concepto de autonomía en la conciencia
moral, exhorta a cada persona para que sea responsable de sus propios designios. Además,
concibe la moral como un imperativo que tras el ejercicio de la razón le permita al hombre
desarrollarse progresivamente hacia la perfección.
En Kant llama la atención su profunda creencia en la idea de progreso del género
humano hacia lo mejor, idea heredada de Wolff cuya tesis principal es la
perfectibilidad el hombre. Por esta razón para Kant, el hombre es producto de lo que
la educación hace de él “Arrebata imaginar que la naturaleza humana se desarrolle
36
cada vez mejor mediante la educación y que ésta pueda adquirir una forma adecuada
para la humanidad. Esto nos abre la perspectiva de un futuro género humano más
feliz” (Kant, 2003, Pág. 20).
El progreso al que se refiere Kant no es un progreso intelectual o material, es un progreso
moral. Por ello el filósofo alemán señaló que:
la moral en la medida en que se funda en el concepto del hombre como un ser libre,
pero también, por lo mismo atado, por su razón, a preceptos imprescindibles, no
necesita ni la idea de otro ser por encima de él (el hombre) para reconocer su deber, ni
ningún otro estimulo que precepto mismo para cumplirlo. (Kant, 2003, Pág. 23).
De esta manera establece el ejercicio de la autonomía moral como un acto de la conciencia
humana. De cierta manera se puede enunciar que Kant plantea un sistema filosófico en el que
la autonomía es el fin de la educación del joven. Sin embargo, dicha autonomía solo se puede
conseguir mediante un riguroso proceso pedagógico. Un proceso en que se educa al joven
para que comprenda todas las pautas sociales, las pautas morales y sobre todo el intelecto
para comprender la naturaleza, sus normas y sus leyes. Incluyendo en la naturaleza a los seres
humanos y sus sociedades. De esta manera se podría decir que Kant prescribe la autonomía,
sin que esto sea una antinomia.
A continuación, analizaremos las prescripciones que establece Kant para que el joven se
eduque con base al sistema filosófico que propone en su obra: Pedagogía.
La pedagógica kantiana parte de la siguiente premisa “El hombre es la única criatura que ha
de ser educada. Entendiendo por educación los cuidados (sustento, manutención), la
disciplina y la instrucción, juntamente con la educación. Según esto, el hombre es niño
pequeño, educando y estudiante.” (Kant, 2003, Pág. 29). El filósofo de Königsberg, en su
texto pedagogía, recoge una serie de reflexiones construidas en sus clases como profesor, en
ellas realiza un fuerte llamado a los educadores para cultivar una serie de valores en los
estudiantes.
En primer lugar, rememora las apuestas pedagógicas de la Grecia clásica, aludiendo a la
capacidad de educar en las ciencias, la vida política y las costumbres morales. En el texto
también se evidencia la influencia de la ilustración y la confianza desmedida en la razón
37
humana, siendo ésta la principal vía para la cultivación del hombre. Finalmente resalta los
ideales pedagógicos relacionados al naturalismo, expuestos por Rousseau en el Emilio.
Kant, le prescribe al joven de su época que debe someterse al gobierno de su razón,
determinando cuatro características para el desarrollo de su proceso formativo. El joven debe
ser disciplinado, cultivado, prudente y moral. En este sentido debe despojar la animalidad de
la humanidad. Debe dotarse de instrucción científica y aprender los contenidos de la historia,
el derecho, la política para tener mayor inteligencia. De igual manera debe entrenarse en las
prácticas cívicas y respetar la ley. Finalmente debe ser crítico y establecer un orden entre los
fines y los medios, como una práctica de su moral.
1.3.1. Prescripciones de la juventud moderna.
a. La noción de juventud en Rousseau y Kant.
Como hemos visto en el análisis de los textos pedagógicos de Kant y Rousseau, los filósofos
conciben al joven como un sujeto de conocimiento, el cual debe ser educado, entrenado e
instruido, con el fin de que conciba a la razón como el único medio para superar la
animalidad que universalmente se sitúa en la condición humana. En esta lectura se denota la
fuerte creencia que el joven debe ser educado en función de la sociedad y las normas
establecidas en el contrato social, y la educación debe contemplar una serie de ejercicios para
que la razón le dé su condición de sujeto social.
El joven debe además reconocer en la sociedad y en las leyes un estadio de superación
humana debe constituirse como un ser capaz de dominar sus propias pasiones y disponerse
para vivir en sociedad, respetando las normas civiles, creciendo intelectualmente y
debiéndole respeto y agradecimiento al dios moderno.
El joven para ambos filósofos es un sujeto ya domesticado, es un ser que mediante la
exploración del mundo ha aprendido a desarrollarse física e intelectualmente, justamente la
edad de la juventud es la edad en la que el joven debe educarse en la ética y empezar a ser
partícipe de las disposiciones cívicas y políticas.
38
Es decir, ha dejado de ser niño y ahora puede empezar a inmiscuirse en las determinaciones
políticas, para lo cual debe dejar que la razón le gobierne y ayude a consolidar una sociedad
de derecho, ordenada y respetuosa de la norma.
b. Prescripciones al joven frente a la razón y la naturaleza humana.
El joven debe tener completo gobierno de su razón, pero debe someterse a los designios de
esta. Es autónomo en la medida que por sus propios medios debe llegar a los razonamientos
universales, pero debe someterse a las leyes de su propia razón y debe destruir lo que en él
haya de salvaje o animal. Debe eliminar las pasiones.
Básicamente el joven prescrito por la filosofía moderna debe confiar plenamente en su razón
y a partir de ella construir una sociedad normativa, ecuménica y ordenada. Dejando a un lado
los sentimientos y las emociones. Heredero de la tradición cartesiana, debe acogerse a la res
cogitas, y ver con desconfianza la naturaleza y las ilusiones de la res extensa.
39
Fundamentación de la juventud según Occidente.
Sin duda la filosofía de Occidente ha tenido una preocupación por el desarrollo del concepto
de la juventud. La filosofía de Occidente ha determinado el rol de los jóvenes y ha prescrito
el desarrollo de la juventud en función de la sociedad, de la religión y de la razón. Desde la
filosofía antigua, la medieval y la moderna, se ha construido al joven como un ser que debe
ser moldeado, educado, instruido a imagen de la filosofía para que sea un ser que contribuya
a la sociedad.
En las etapas que revisamos: la antigua, la medieval y la moderna, el filósofo en Occidente
tiene la envestidura de ser preceptor y prescriptor de la realidad, desde los sistemas
filosóficos que diseña quiere involucrar a las sociedades para que funcionen como
experimentos y de esta manera se generen sociedades más ordenadas.
El joven debe ser respetuoso de la norma, dominar sus pasiones, doblegar lo salvaje o animal
que en él habita para que todo permanezca en orden. Tanto para el joven de la polis y los
dioses domésticos de la antigua Grecia, o para el joven religioso de la edad media, quien debe
doblegar su voluntad ante la gracia de Dios, e incluso para el joven ilustrado de la edad
moderna, quien debe ser fuente de sabiduría y mediante la razón erigirse a un estadio superior
del ser humano con el fin de generar mayor armonía en su sociedad.
He aquí el proyecto prescriptor de la filosofía de Occidente con relación a la juventud.
40
Capítulo 2.
FILOSOFÍA DESCRIPTIVA DE LA JUVENTUD: ANÁLISIS DE LASCONDICIONES JUVENILES SEGÚN LA FILOSOFÍA DE OCCIDENTE
41
2. CAPITULO II. FILOSOFÍA DESCRIPTIVA DE LA JUVENTUD: análisis de
las condiciones juveniles según la filosofía de occidente.
INTRODUCCIÓN
Hemos revisado el papel de la filosofía de Occidente con relación a la juventud desde el
enfoque prescriptivo, determinando que las filosofías de la edad antigua, la medieval y la
moderna, hicieron inmensos esfuerzos por definir una ruta pedagógica para prescribir el
deber ser de la juventud. En el capítulo anterior analizamos los intentos de los filósofos por
generar un modelo de educación para hacer que los jóvenes desarrollaran una serie de valores
morales, cívicos, políticos y hasta sociales, con el objetivo de contribuir en la construcción de
sociedades más justas, ecuánimes y ordenadas. Sin embargo, sus textos no nos permiten
identificar cual fue el resultado de dichas empresas. Lo que si podemos determinar es que
cada época tuvo una apuesta en función de la educación de los jóvenes y desde luego cada
una de ellas respondían a sus propios contextos históricos y filosóficos.
En el siglo XX, la filosofía de Occidente tiene una transición a procesos de pensamiento que
atienden a la realidad global, ya no es posible diseñar más sistemas filosóficos con la
pretensión de que la sociedad se moldee según el pensamiento de un filósofo sentado en su
escritorio. La realidad ha implicado la existencia de múltiples sistemas de pensamiento, de
realidades como los conflictos bélicos universales que sacuden la sociedad o la entrada de
una economía salvaje que hace que la relación entre Estados, sociedades e individuos resulte
llena de múltiples realidades. En este contexto surge la filosofía contemporánea, y el rol del
filósofo atiende ahora a las convulsiones del mundo emergente. El filósofo entre diversos
roles se detiene a observar y a describir los fenómenos de esta realidad. Una rama de la
filosofía abre camino a la sociología, a la psicología y otras ramas del conocimiento
generando diálogos muy interesantes para describir estas realidades de una manera que
enriquece el conocimiento social.
En Occidente a finales del siglo XIX y comienzos del XX la filosofía contemporánea generó
una serie de rupturas en la filosofía tradicional, como consecuencia de las grandes
conmociones políticas, económicas y sociales resultantes de las guerras mundiales.
42
Estos procesos de ruptura modificaron la forma de hacer filosofía, permitiendo que la noción
de juventud tuviese un tratamiento totalmente diferente, al prescriptivo. La crítica sobre la
condición del sujeto como ser de la existencia y sobre la subjetividad, propia en la filosofía
contemporánea y actual permiten desarrollar una filosofía descriptiva, que para el caso de la
juventud generan una lectura filosófica con una intención diferente al de prescribir, poniendo
al joven como un objeto que se autodetermina y desarrolla sus propias lógicas.
Ya no espera a que los filósofos adultos prescriban sus existencias, sino que asumen su
postura y desarrollan conocimiento a partir de ella. Ejemplo de esto, es el proceso conocido
como mayo del 68 con filósofos como Michel Foucault y otros autores que posteriormente
desarrollan una postura hermenéutica sobre la constitución de las juventudes
contemporáneas, como Giorgio Agamben. Para el presente texto analizaremos Los
innombrables e Historia de la sexualidad de Foucault y el Infancia e historia de Agamben
Posteriormente se contrastará la visión de la juventud desde los filósofos contemporáneos y
actuales quienes reconocen al joven como actor autónomo en el desarrollo de los procesos
políticos y epistemológicos.
La filosofía descriptiva, se concibe como la que surge de la reflexión de los filósofos que, en
su condición de jóvenes, han tenido una serie de posturas filosóficas, que permitieron
desarrollar una filosofía desde la juventud, crítica frente a la realidad y constructora de
nuevos mundos. En este enfoque de la filosofía se describe a la juventud y se descubre su rol
activo, transformador y en cierto sentido trasgresor.
La filosofía descriptiva es propia de la filosofía contemporánea y actual, y nos guiaremos con
los aportes de Michel Foucault, Giorgio Agamben y Pierre Bourdieu. Tres pensadores de la
descripción y la reflexión histórica sobre el rol de la juventud en el desarrollo de las
sociedades. Estos textos buscan responder entonces a los siguientes interrogantes ¿Qué piensa
el autor con relación a la noción de juventud? ¿Cuál es el tratamiento que el autor da a la
noción de juventud?
43
2.1. Filosofía descriptiva de la juventud.
En el capítulo anterior se revisó la postura de algunos autores clásicos con relación al
concepto de juventud, en dicho ejercicio, se evidenció el carácter prescriptivo de esta
filosofía, lo cual nos permitió concluir que el tratamiento filosófico de la filosofía antigua,
medieval y moderna, se constituía en su postura prescriptiva con relación a la juventud. La
juventud en consecuencia se comprendió como un estadio del ser humano en el cual el joven
debía ser educado, y moldeado ante las necesidades de la sociedad que lo cobijaba. A pesar
de las transiciones y el desarrollo epistémico de cada época, el filosofo se vio como el
responsable en la educación de los jóvenes.
En el presente capitulo se revisará el tratamiento de autores de otras épocas y por supuesto
desde otro enfoque filosófico. Precisamente durante el presente capitulo veremos ¿cómo
comprende la filosofía contemporánea el tema de la juventud?
La tesis que sustentaré en el presente capitulo es: la filosofía contemporánea comprende a la
juventud no desde un enfoque prescriptivo sino descriptivo. Habermas señala que la
modernidad es descriptiva por su lógica universalizaste, es decir agencia una serie de formas
de pensar e interpretar el mundo para atender a problemas globales y dar respuestas a dichos
problemas. Por otra parte, Heidegger, señala que la filosofía contemporánea enuncia al sujeto
desde sus condiciones, desde su propia condición, desde su lugar de interpelación de la
realidad. Estas dos perspectivas hacen que la filosofía del siglo XX describa al sujeto en el
mundo, en relación con el mundo. Este es el contenido de la filosofía descriptiva.
Recordemos que la filosofía prescriptiva de la juventud involucra a la filosofía antigua,
medieval y moderna. Filosóficamente aquí haremos una distinción entre la filosofía moderna
y la filosofía contemporánea, si bien la filosofía moderna también genera algunos ejercicios
de una filosofía descriptiva, frente al concepto de juventud, la filosofía contemporánea tiene
una clara intención de describir que es la juventud, de confrontarla con las realidades y de
establecer una serie de categorías que permiten configurar un concepto de juventud más
determinado.
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La ruta que seguiremos es precisamente de las diferentes descripciones que se han
desarrollado con relación a la juventud desde la filosofía. En el presente capítulo se
contrastarán tres descripciones de la filosofía contemporánea sobre la juventud y se hará un
análisis sobre sus alcances filosóficos. A saber:
En primer lugar, tendremos la descripción de Giorgio Agamben, mediante la relación
juventud y experiencia, tomando como referencia su texto infancia e historia.
Enseguida analizamos la descripción de Michel Foucault, de quien analizaremos sus textos
Los innombrables y Vigilar y castigar. En esta lectura se establecerá la relación juventud y
dispositivos de control.
Finalmente, Bourdieu en su texto Los Herederos nos aporta una revisión analítica de la
juventud con la descripción desde la perspectiva juventud y cultura.
2.2. Descripciones de la juventud
La comprensión de la filosofía contemporánea hacia la juventud es diferente a la compresión
de la filosofía clásica, ya no se interesa por prescribir la conducta de los jóvenes, no establece
normas para que las sociedades condicionen a este sector poblacional, en contraste, a la
filosofía contemporánea se le atribuye el rol de ser observadora, dándose la tarea de
comprender a la juventud como un objeto a transformar sino como un objeto-sujeto que tiene
sus propias condiciones.
En este sentido ya no establece un modelo pedagógico para conducir a la juventud
hacia el sendero de la plenitud según la filosofía, sino que en cambio se describe a la
juventud como un sujeto social. Cabe aclarar que desde la filosofía ya no se pretende
generar modelos pedagógicos, sin embargo, en el curso de la historia el siglo XX
estuvo plasmado de diferentes escenarios en los cuales líderes políticos y sistemas
como el fascismo o el comunismo, sí diseñaron modelos pedagógicos para educar y
vincular a los jóvenes en sus propios sistemas. (Feixa, 2006, Pág. 13).
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En Occidente a finales del siglo XIX y comienzos del XX la filosofía contemporánea generó
una serie de rupturas en la filosofía tradicional, como consecuencia de las grandes
conmociones políticas, económicas, sociales resultantes de las guerras mundiales. Estas
rupturas son metodológicas, en la forma de asumir la filosofía, en la forma de detenerse ante
su época y poder develar las luces y las sombras, es tener la capacidad de precisar los ritmos
de su época y pensar filosóficamente sobre los acontecimientos. “contemporáneo es aquel
que tiene fija la mirada en su tiempo, para percibir no las luces, sino la oscuridad… aquel que
sabe ver esta oscuridad, que está en grado de escribir entintando la lapicera en la tiniebla del
presente.” (Agamben, 2008, Pág. 3). Bajo este ejercicio metodológico la filosofía también
habla sobre la juventud, describiéndola.
La filosofía contemporánea permite generar una lectura de la realidad de manera atemporal,
lo que busca el contemporáneo el descifrar las lógicas mediante las cuales se presentan
algunas realidades, independiente del tempo y el espacio.
El contemporáneo no es solamente aquel que, percibiendo la oscuridad del presente
aferra la inamovible luz; es también aquel que, dividiendo e interpolando el tiempo,
está en grado de transformarlo y de ponerlo en relación con los otros tiempos, de leer
de modo inédito la historia, de citarla según una necesidad que no proviene en algún
modo de su arbitrio, sino de una exigencia a la cual no puede no responder.
(Agamben, 2008, Pág. 7).
Estos procesos de ruptura modificaron la forma de hacer filosofía, permitiendo que la noción
de juventud tuviese un tratamiento totalmente diferente al prescriptivo. Después de un largo
trasegar, al parecer, la filosofía ha sido humanizada. El conocimiento en general y la
epistemología misma se han acercado a los límites humanos y se han vinculado a la
condición humana: fragmentada, diversa, compleja y contextualizada a la vez. En este
escenario aparece la juventud como un sector social que desarrolla ejercicios políticos que lo
orientan a humanizar más a la episteme, aparece la subjetividad de la juventud como una
nueva voz en los escenarios sociales y políticos.
Esta postura filosófica postmoderna permite cuestionar principios del conocimiento como la
objetividad y el universalismo, enmarcados en esta tensión de la filosofía tradicional
(fuertemente representada en la filosofía moderna, pero fundamentada sobre pilares de la
46
filosofía antigua y medieval), en contraste la filosofía postmoderna, significada por su
trasgresión epistémica y por la invitación implícita de relacionar el conocimiento con el poder
del individuo que reflexiona, piensa y actúa filosóficamente.
La crítica sobre la condición del sujeto como ser de la existencia y sobre la subjetividad,
propia en la filosofía contemporánea y actual, permiten desarrollar una filosofía descriptiva,
que para el caso de la juventud generan una lectura filosófica de manera autónoma.
El joven al desarrollar sus propios procesos de reflexión filosófica se sitúa como actor
político y filosófico, definiendo su postura y describiendo su realidad, de esta manera
presenta su punto de vista cómo joven en la sociedad, sus propuestas de transformación frente
al mundo, y sobre todo su manera de sentir la realidad. Un ejemplo de ello es el caso del
joven Walter Benjamín.
En 1914 un joven estudiante de filosofía, Walter Benjamín, publicó un artículo
titulado Metaphysik der Jugend (Metafísica de la juventud), en el cual planteaba que
las nuevas generaciones habían de encabezar una revolución cultural de naturaleza
espiritual. Durante los mismos años en los que se difundían los boy scouts, emergió
toda una literatura edificante, de signo religioso y moral, que al tiempo de dirigir y
proteger" a los jóvenes, reconocía la especificidad de su modo de vida. (Feixa, 2006,
Pág. 5).
Es decir, es una filosofía que parte desde el sujeto, que describe al sujeto, y que en
consecuencia hace una ruptura con la tradición filosófica tradicional. Ya no espera a que los
filósofos adultos prescriban sus existencias, sino que asumen su postura y desarrollan
conocimiento a partir de ella.
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2.2.1. Juventud y experiencia. La ruptura de la conciencia histórica guiada por
Giorgio Agamben.
La contemporaneidad es, entonces, una singular relación con el propio tiempo, que adhiere a
él y, a la vez, toma distancia; (Agamben, 2008, Pág. 2).
La comprensión de la juventud debe darse desde un análisis que supere la mirada histórica.
Agamben nos permite develar que el concepto de juventud es un pilar en la comprensión del
ser humano. Ser joven significa trasgredir la comprensión de la historia. Su análisis
filosófico en infancia e historia nos permite señalar que la juventud se puede constituir como
categoría de análisis con relación a tres elementos:
1. La conciencia histórica se instala como elemento fundamental de la juventud.
2. La descentralización de la época como foco de comprensión de la juventud.
3. la comprensión histórica de la juventud en Agamben.
El pensamiento crítico visto desde el enfoque individual sitúa al propio sujeto como
consecuencia de la construcción histórica del conocimiento. Es decir, sitúa al sujeto
como el producto de las secuencias históricas del pensamiento: determina una lectura
progresiva de un punto “a” a punto “b”. Encasilla en este sistema al sujeto como
heredero de una serie de construcciones y determina su accionar, brinda un campo de
acción limitado por las bases de su pasado y por la finalidad de avanzar en esa línea
progresiva. Es decir, encierra al sujeto en el supuesto de ser un eslabón más en la cadena
del conocimiento. En este orden ha especificado los saberes y los trabajos de manera
segmentada, haciendo al sujeto esclavo de determinado conocimiento y el conocimiento
para ellos no es un fin sino un medio para alimentar la idea de progreso, pero un
progreso que obviamente no van a disfrutar. En conclusión, el conocimiento humano
desde el punto de vista de su función histórica ha decaído y se aleja de reivindicación de
la condición humana. (Agamben, 2007.)
Ante este panorama el sujeto crítico, el que ha asumido la consciencia de su subjetividad
ahora debe asumir una ruptura ante esta cadena del conocimiento; el sujeto critico debe hacer
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una ruptura de la conciencia histórica. Y esta ruptura se hace necesaria puesto que “partimos
de la ciencia histórica como un hecho, y estudiamos la función real y efectiva de que el
concepto de tiempo cumple en esta ciencia” (Heidegger, 2009, Pág. 18). y esta ruptura solo es
posible si concebimos que “el pasado siempre tiene sentido, sólo cuando lo miramos desde un
presente. Desde nuestra perspectiva, lo pasado no sólo no, es más, sino que incluso fue algo
diferente de los que somos nosotros y del contexto en el que vivimos hoy en el presente.”
(Heidegger, 2009, Pág. 18). Es decir, la segunda acción específica del pensamiento crítico es
desacralizar el tiempo y la ciencia histórica. La cual entre otras cosas sólo es la expresión de
determinadas épocas desde un enfoque determinado por los sujetos.
La conciencia histórica se instala como elemento fundamental de la juventud, en la era
contemporánea, “nacieron nuevos discursos, de carácter progresista, que proclamaban la
emergencia de una nueva cultura juvenil creada en los ambientes escolares y que habría de
renovar profundamente la sociedad.” (Feixa, 2006, Pág. 13).
La juventud se comprende no como una condición de las tensiones y entre jóvenes y adultos
específicos de una época determinada, sino como una condición humana que es una
característica propia del sujeto.
La juventud remplazaba al proletariado como sujeto primario de la historia y la
sucesión generacional substituía la lucha de clases como herramienta principal de
cambio. Sin embargo, aparte de vagas observaciones sobre la capacidad orgánica y la
dialéctica elites-masas, Ortega y Gasset nunca se ocupó de cómo los grupos de edad
desarrollaban una conciencia común y empezaban a actuar como una fuerza histórica
coherente. Fue otro pensador, Karl Manheim, quien en la misma época y de forma
independiente desarrolló la teoría de las generaciones, considerando sus
estratificaciones internas a partir del concepto de unidad generacional (Feixa, 2006,
Pág. 6). De esta manera se genera la descentralización de la época como foco de
comprensión de la juventud.
En el presente texto realizaremos la comprensión histórica de la juventud con relación a las
categorías historia y experiencia, a la luz de los aportes filosóficos de Giorgio Agamben.
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Giorgio Agamben desarrolla el tema sobre la juventud y su comprensión de la historia. Para
Agamben la compresión de la historia debe relacionarse con la experiencia. En su texto
Infancia e Historia hace un análisis sobre el hombre contemporáneo, en dicho análisis sitúa al
joven como un sujeto despojado de la experiencia.
En la actualidad, cualquier discurso sobre la experiencia debe partir de la constatación
de que ya no es algo realizable. Pues, así como fue privado de su biografía, al hombre
contemporáneo se le ha expropiado su experiencia: más bien la incapacidad de tener y
transmitir experiencias quizás sea uno de los pocos datos ciertos de que dispone sobre
sí mismo. (Agamben, 2007, Pág. 7).
Agamben manifiesta que la juventud es heredera de la tradición cartesiana. La juventud ha
despojado la experiencia del conocimiento puro, lo cual es problemático, puesto que para
Agamben la historia se constituye de la experiencia.
El principal error de la humanidad fue el de aceptar el cogito cartesiano como única
posibilidad de comprensión de la realidad. Al invalidar a la res extensa como fuente de
cualquier tipo de conocimiento, hizo que el mismo sistema cartesiano se asemejara a una
filosofía de la pobreza.
Una filosofía de la pobreza puede explicar el actual rechazo a la experiencia de parte
de los jóvenes. Pues son como aquellos personajes de historieta de nuestra infancia
que pueden caminar en el vacío hasta tanto no se den cuenta de ello: si lo advierten, si
lo experimentan, caen irremediablemente. (Agamben. 2007, Pág. 11).
Con este apartado Agamben describe a la juventud precisamente como la heredera de una
tradición filosófica eminentemente heterónoma. La juventud adolece de experiencia, las
leyes, las normas, la comprensión del mundo le ha sido dada por la filosofía occidental. La
juventud ha optado por comprender el mundo cartesianamente sin ninguna objeción,
apartándose de la imaginación, de las sensaciones y de la metafísica. Apartándose
explícitamente de la experiencia.
Esta separación de la experiencia es problemática puesto que para Agamben la historia es
posible si ella es epicentro de diacronías y sincronías, si confluye entre el juego y el rito, si se
50
contrasta entre la vida y la muerte. La historicidad del ser humano se fundamenta en la
diferencia y la discontinuidad, la historia solo es posible si la experiencia transita entre las
diversas generaciones, si se transmite de los viejos a los niños, si se inventa por los niños y si
permanece en las fluctuaciones del tiempo.
La historia más que transmitida es impuesta generación tras generación, la invención del
tiempo lineal ha inscrito los rituales del calendario, cada fecha común en el calendario es un
espejismo del tiempo. El tiempo inventado como una categoría lleva al hombre a desarrollar
su proceso histórico como un continuum donde los jóvenes siguen las pautas anteriores a su
generación y la ausencia de experiencias dan continuidad a está historicidad lineal.
Desde esta comprensión se establece al joven como un sujeto que simplemente es receptor y
transmisor de la historia, haciendo de su experiencia un cumulo de acontecimientos
intrascendentes. Agamben en su crítica a la historia sitúa a los jóvenes en la posición más
incómoda de la juventud ante la sociedad y su rol como supuestos continuadores de la
historia.
No deja de ser instructivo observar la función que nuestra sociedad les asigna a los
jóvenes. Pues ciertamente no es un indicio de salud que una cultura esté tan
obsesionada por los significantes de su propio pasado que prefiera exorcizados y
mantenerlos con vida indefinidamente como fantasmas en lugar de sepultarlos, o que
tenga tal temor a los significantes inestables del presente que no logra verlos sino
como portadores del desorden y de la subversión. (Agamben. 2007, Pág. 126).
Sin embargo, con estas palabras Agamben descubre la posibilidad de que los jóvenes sean
trasgresores de la historia, pues en ellos está la decisión de mantener los fantasmas de las
tradiciones: las leyes, las estructuras, o por el contrario se comprendan como los significantes
de su propio pasado, como intérpretes de su continuum histórico (el cual pueden sepultar). El
autor al comprender a la juventud como el significante inestable del presente contempla la
relación que se establece entre juventud y sociedad; juventud subversiva y desordenada –
sociedad anquilosada e inmarcesible.
El joven concibe el mundo bajo una serie de leyes y órdenes establecidos: los sistemas de
pensamiento, los sistemas económicos, los Estados, las lenguas, las jurisprudencias, las
51
religiones, etc. Todo al parecer está dado e impuesto por la sociedad. Los jóvenes en
particular se ven circunspectos, prudentes y pasivos, se ven como receptores de la cultura y
de la historia, se ven como aprendices de las tradiciones, de los ritos y de los juegos sociales,
se ven a sí mismos como continuadores de la civilización. Este estado de incertidumbre ante
la historia hace que el joven se sumerja en la cotidianidad, disolviéndose entre los
acontecimientos sin experiencia real. Se ve como el estudiante acucioso devorador de la
cultura y los discursos de orden cartesiano, envuelto en el transito abrumador de la ciudad
contemporánea, apremiado por los ritmos de los centros comerciales y las filas bancarias,
sumergiéndose día tras día en la agotadora cotidianidad. Sin vivir experiencias que le
permitan convertir su cotidianidad en experiencia.
Los adultos de la etapa entreguerras fueron contundentes al criticar a los jóvenes por su falta
de experiencias auténticas:
Nunca se vio sin embargo un espectáculo más repugnante de una generación de
adultos que tras haber destruido hasta la última posibilidad de una experiencia
auténtica, le reprocha su miseria a una juventud que ya no es capaz de experiencia. En
un momento en que se le quisiera imponer a una humanidad a la que de hecho le ha
sido expropiada la experiencia, una experiencia manipulada y guiada como en un
laberinto para ratas, cuando la única experiencia posible es horror o mentira, el
rechazo a la experiencia puede entonces constituir -provisoriamente- una defensa
legítima (Agamben. 2007. Pág. 12)
Juventud sin experiencia autentica, juventud repetidora de experiencias, juventud que
alimenta los fantasmas de la historia lineal. ¿De qué manera interpretan la historia?, ¿cómo
quebrantas su linealidad, cómo trasgredes la comprensión histórica cartesiana, de qué manera
incluyes la experiencia (los contextos, las realidades, los lugares de enunciación) en la
comprensión del conocimiento? Agamben señala que la historia es una ilusión, y el joven
puede ser transgresor de la idea lineal de la historia, el joven recrea la historia, el joven
alimenta a la historia con su propia presencia en el tiempo y en el espacio, el joven en su
multiplicidad y diversidad le da color a la historia. El joven se sitúa en nuevos paradigmas del
conocimiento para enriquecerlo.
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Ya hemos visto como los jóvenes se desenvuelven en un mundo que condiciona su
comprensión histórica. Las estructuras sociales, políticas, económicas y culturales determinan
contundentemente las condiciones de desarrollo de las y los jóvenes del mundo.
Para romper con estos condicionamientos de la sociedad sobre el individuo, el sujeto joven
descentra el conocimiento humano, descentra el concepto de tiempo histórico, y desmitifica
la verdad como base del conocimiento. El sujeto joven se permite construir un dialogo de su
propia subjetividad con otras, permitiéndose ampliar el concepto de conocimiento humano,
permitiéndose reconocer como un sujeto contextualizado que valida la diversidad histórica y
la diversidad de voces en diferentes épocas, así como, la posibilidad de leer diversas épocas
en el presente.
53
2.2.2. Juventud y dispositivos de control, la juventud descrita por Foucault.
El sujeto joven comprende las condiciones en las cuales se desenvuelve su rol como actor
social, comprende cuales han sido los diferentes condicionamientos de la sociedad sobre la
juventud. Se pone en el lugar de su subjetividad como joven y se contrapone a la subjetividad
adulto-céntrica. De esta manera el joven genera un conocimiento en contravía del sujeto que
hasta el momento había desarrollado el conocimiento, y que Lucy Irigaray refiere como el
hombre blanco, occidental, adulto, autoritario y dictador de la verdad. Sobre el cual se refiere
de la siguiente manera “el sujeto será... múltiple, plural, a veces de-forme, pero seguirá
postulando aún ser la causa de todos los/sus espejismos, cuya enumeración re(evoca), sin fin,
la reunión” (Iriigaray, 2009, Pág. 121). Refiriéndose al hombre que se auto cerciora y se
reafirma como ser pensante y quien ve en las demás cosas de la naturaleza (el resto)
simplemente cómo objeto de estudio.
El sujeto joven puede comprender que el conocimiento humano ha sido fundamentado desde
una postura homogenizante y brindar la posibilidad de desarrollar una lectura amplia que
cobije la diversidad. En esta tarea de comprender el condicionamiento de la sociedad sobre
los sujetos, Michael Foucault nos aclara el panorama al descifrar y describir lo que denomina
los dispositivos de control.
Michael Foucault describe al joven desde los ejercicios del poder, sitúa al joven como un
sujeto controlado. Describiendo tres tipos de control: Control del cuerpo, control de la
subjetividad y sociedades disciplinarias.
Para controlar el cuerpo, se hace un control sobre la sexualidad, las tecnologías del yo y el
poder sobre la sexualidad son dos tradiciones que han situado al joven en un auto
adiestramiento, donde se clausuran las pasiones y se da la imposición del tabú.
El control de la subjetividad se da mediante la prohibición del hacer y la obligación de decir.
Prohibir ciertas conductas y decir a cierta autoridad los actos ilegales cometidos.
54
Finalmente se instauran un cumulo de acciones, protocolos, normativas y hasta leyes que se
han desarrollado artificialmente para controlar a los sujetos, a los anormales, a los diferentes.
Esto solo es posible si se ejerce un poder de tal magnitud que logre condensar las
subjetividades de los individuos en las sociedades, tal poder es el poder de la razón. Esto se
denomina las sociedades de control.
Control del cuerpo
Michael Foucault describe al joven desde los ejercicios del poder, sitúa al joven como un
sujeto descrito por su posibilidad de ser controlado. Describe al joven como un sujeto
controlado. En sus estudios críticos acerca de las instituciones sociales, tales como: las
ciencias humanas, la medicina, la psiquiatría, el sistema de prisiones y la historia de la
sexualidad humana, desarrolla un profundo análisis sobre el poder. Los principales trabajos
del filósofo francés se destacan por el énfasis sobre las relaciones entre poder, conocimiento
y discurso.
Los ejercicios del poder en la instrumentalización de los cuerpos ejercen un control por parte
de las sociedades a los individuos. De esta manera Michel Foucault aborda la descripción de
la población joven, interpretando que la sociedad desarrolla un proceso de control, mediante
las tecnologías del yo y el poder sobre la sexualidad, haciendo que los jóvenes sean sujetos
controlados.
Foucault encuentra los primeros dispositivos de control sobre los cuerpos en la historia
antigua, en esta lectura hace énfasis en el papel de la juventud y cómo debe ser controlada,
para que se cumplan los fines de la sociedad. En el siguiente fragmento nos señala que la
juventud ha sido controlada desde la misma época helenística, ya que la primera pedagogía es
comprendida como entrenamiento, adiestramiento, control de sí mismo y control de las
pasiones juveniles. Pero además control de todos los sujetos.
Existe el problema de la relación entre estar ocupado consigo mismo y la pedagogía.
Para Sócrates, ocuparse uno de sí mismo es el deber de un hombre joven, pero más
55
tarde, durante el período helenístico, se considera como una obligación permanente
que dura toda una vida. (Foucault, 1998, Pág. 26).
Foucault señala las razones de su interés por la sexualidad y su relevancia en el campo de la
ética. El pensador francés, plantea que la obligación de decir la verdad acerca de uno mismo a
través de la sexualidad es un acoplamiento singular entre la prohibición de hacer y la
obligación de decir.
Dos serán las formas cristianas mediante las que se propicia esta manifestación de la
verdad acerca de uno mismo: la expresión dramática por parte del penitente de su
estatuto de pecador, manifestada en un dominio público; y la expresión dramática y
verbalización continua de pensamientos llevada a cabo en una relación de completa
obediencia a una voluntad ajena… la preocupación de sí no es sólo obligatoria para la
gente joven interesada por su educación, es una manera de vivir para todos y para toda
la vida. (Foucault, 1988, Pág. 29).
Control de la subjetividad
Prohibir ciertas conductas y decir a cierta autoridad los actos ilegales cometidos, se presentan
como dispositivos de control, sobre la subjetividad del sujeto. Lo cual se hacía evidente en el
confesionario de la iglesia cristiana y hoy se hace evidente en el diván del psicoanalista. Esta
transición no fue únicamente de la religión a la psicología, sino también al Estado mismo,
quien es el observador perenne, quien exime de sus culpas a los ciudadanos y quien regula la
relación entre estos, a través del sistema de justicia y el sistema carcelario.
Foucault como maestro de la genealogía, desarrolla un ejercicio del concepto de cuidado de si
y cuidado del otro en la literatura clásica de occidente, remitiéndose a la época helenística.
De esta manera hace una descripción de la juventud. Esta vez, no para prescribir, sino para
describir como eran narrados los jóvenes. Como lo veremos en el siguiente texto.
El primer texto epicúreo que sirvió como manual de moral fue la Carta a Meneceo
(Diógenes Laercio, 10-122-38). Epicuro escribe que nunca es demasiado pronto ni
demasiado tarde para ocuparse uno mismo de su propia alma. Uno debería filosofar
56
cuando es joven y también cuando es viejo. Era una tarea que había que cumplir a lo
largo de toda la vida. Las enseñanzas sobre la vida cotidiana se organizaban
alrededor del cuidado de sí con el fin de ayudar a cada miembro del grupo en la obra
mutua de salvación. (Foucault. 1998. Pág. 23).
El joven era narrado como un actor que debería filosofar al igual que el viejo, con el fin de
encontrar las enseñanzas sobre la vida que servirían para su propio beneficio y para un
beneficio social.
El poder es el pastor del hombre. En el caso de la juventud el maestro es el pastor de sus
alumnos, y el pastor de esos alumnos, les trasmite a esos jóvenes la ideología del poder en la
educación. Y si los jóvenes intentan trasgredir esto se puede denominar subversión
ideológica. Porque la visión de la historia es una sola y es la que dice el maestro en la clase.
Y esa visión es la visión del poder pastoral. De esta manera se controla la subjetividad de la
juventud.
Precisamente, para quebrantar el control de la subjetividad, Foucault propone poner en el
centro a la estructura y al sujeto ponerlo dentro de la estructura. Sometiéndolo así a infinidad
de indeterminaciones. Sin embargo, los jóvenes le dicen a Foucault, las estructuras no salen a
la calle, los que salen a la calle son los individuos, así se consolidó el mayo del 68. De esta
manera la subjetividad de las juventudes estudiantiles se consolidó como subjetividad y se
encarnó como actor social y político.
Lo que se propone hacer el estructuralismo, es salir del sujeto cartesiano como sujeto de
conocimiento. El sujeto como punto de partida de la epistemología ha alejado a la experiencia
de toda suerte de episteme. Puesto que descartes manifestó que el conocimiento se da en el
plano de la res cogitas. Por otra parte, el individuo que no está en el centro ni domina la
realidad, el individuo que pertenece a la trama histórica pero no es un individuo constituyente
de la realidad, sino un individuo constituido. Es un individuo que no puede relacionarse con
el sujeto del conocimiento, el individuo como tal, pertenece a la experiencia, pertenece a la
realidad que es ajena al sujeto cartesiano, en consecuencia, no se puede esperar ningún tipo
de conocimiento por parte de dicho individuo. Pues las opiniones de esos individuos son solo
emanaciones de la subjetividad. Son subjetividades invisibles. El joven común, que hace
parte de las interpretaciones del filosofo y es objeto de conocimiento, jamás tendrá conciencia
57
de su condición de objeto en el conocimiento. Esta es la magnitud del control de la
subjetividad.
Las sociedades disciplinarias.
Finalmente, además de control del cuerpo y del control de la subjetividad, un tercer modo de
dispositivo de control son las sociedades disciplinarias, es decir, un cumulo de acciones,
protocolos, normativas y hasta leyes que se han desarrollado artificialmente para controlar a
los sujetos, a los anormales, a los diferentes.
Esto solo es posible si se ejerce un poder de tal magnitud que logre condensar las
subjetividades de los individuos en las sociedades, tal poder es el poder de la razón.
La razón ha sido instaurada para dominar a los hombres y los hombres con mayores dotes o
galardones de conocimiento son quienes han asumido las riendas de la dominación.
Para dominar a los hombres por medio de la razón se debe comprender que lo común es la
razón, se debe comprender que el deber ser de las sociedades es que todos los integrantes
sean sujetos razonables, quienes no usen la razón mediante el entendimiento de las normas y
las conductas, serán entonces los irracionales, los locos, los anormales, los peligrosos para la
sociedad. La razón entonces debe ser apartada de la locura, de la criminalidad. A los locos se
les amontona en los manicomios y a los delincuentes en las cárceles.
Yo querría que de vez en cuando, tras de haber preparado las inteligencias por medio
de un discurso razonado sobre la conservación del orden social, sobre la utilidad de
los castigos, se condujera a los jóvenes, incluso a los hombres, a las minas, a los
trabajos, para contemplar la suerte espantosa de los proscritos. (Brissot, Théorie des
lois criminelles, 1781, En Foucault, 1998, Pág. 48).
Las sociedades tipifican una serie de conductas que son normales, lo normal se comprende
como lo racional, lo irracional no razona, no se incluye en la episteme, los irracionales son
excluidos del conocimiento. El racional es sujeto, el irracional es objeto: El que razona,
cosifica al otro, hace al otro algo que es juzgado, pero jamás un ser humano.
Los jóvenes entonces han sido comprendidos como los anormales, como los
diferentes, como los incompletos, como los que adolecen de educación, de temple, de
moral. Quienes debían ser corregidos, conducidos a un estado ideal de personalidad, a
58
una racionalidad uniforme y conductualmente controlable. “es la forma disciplinaria
en el estado más intenso, el modelo en el que se concentran todas las tecnologías
coercitivas del comportamiento. Hay en él algo del claustro, de la prisión, del colegio,
del regimiento". (Foucault, 1998).
El dispositivo de control por excelencia para los jóvenes siempre ha sido la escuela. La
sociedad disciplinaria por excelencia es la escuela. No solo porque en esta institución social
se instaura dominio del cuerpo, el dominio de la subjetividad y se instaure la disciplina como
conducta uniforme, sino porque la estructura de la pedagogía no se asemeja a un gimnasio
sino a una cárcel.
En el libro vigilar y castigar (Foucault. 1998) nos revela el reglamento redactado por Léon
Faucher para la Casa de jóvenes delincuentes de París, del cual podemos señalar que tiene
varias similitudes con el reglamento de una escuela, no solo de la época sino aun presentes en
el siglo XXI:
ART. 17. La jornada de los presos comenzará a las seis de la mañana en invierno, y a
las cinco en verano.
ART. 19. La oración la hace el capellán y va seguida de una lectura moral o religiosa.
ART. 21. Comida. A las diez, abandonan los presos el trabajo para pasar al refectorio;
van a lavarse las manos en los patios, y a formarse por divisiones. Después del
almuerzo, recreo hasta las once menos veinte.
ART. 22. A las once menos veinte, al redoble del tambor, se forman las filas y se entra
en la escuela por divisiones. La clase dura dos horas, empleadas alternativamente en
la lectura, la escritura, el dibujo lineal y el cálculo.
ART. 23. A la una menos veinte, abandonan los presos la escuela, por divisiones, y
marchan a los patios para el recreo. A la una menos cinco, al redoble del tambor,
vuelven a formarse por talleres.
ART. 24. A la una, los presos deben marchar a los talleres: el trabajo dura hasta las
cuatro.
ART. 26. La comida y el recreo que la sigue duran hasta las cinco; en este momento los
presos vuelven a los talleres.
ART. 27. A las siete en verano, y a las ocho en invierno, cesa el trabajo; se efectúa una
última distribución de pan en los talleres. Un preso o un vigilante hace una lectura de
59
un cuarto de hora que tenga por tema algunas nociones instructivas o algún rasgo
conmovedor y a la que sigue la oración de la noche.
He aquí, pues, un suplicio y un empleo del tiempo. No sancionan los mismos delitos,
no castigan el mismo género de delincuentes. Pero definen bien, cada uno, un estilo
penal determinado.
Los jóvenes son descritos como sujetos que son controlados, adiestrados, dominados,
encerrados, mutilados, es decir víctimas de un sistema que se ha venido construyendo con el
curso de los años y que se ha modelado para gobernar la subjetividad y la individualidad.
Esta superposición de modelos diferentes permite circunscribir, en lo que tiene de
específico, la función de encauzamiento de la conducta. Los jefes y subjefes de no
deben ser del todo ni jueces, ni profesores, ni contramaestres, ni suboficiales, ni pa-
dres, sino un poco de todo esto y con un modo de intervención que es específico. Son
en cierta manera unos técnicos del comportamiento: ingenieros de la conducta,
ortopedistas de la individualidad. Tienen que fabricar unos cuerpos dóciles y capaces
a la vez” (Foucault, 1998, Pág. 36).
Las descripciones planteadas por Foucault frente a la juventud son problemáticas. Señala que
la juventud es controlada. Sistemáticamente es orientada para satisfacer las necesidades de la
sociedad. Que existe una suerte de orden estructurado que gobierna la subjetividad de los
jóvenes. Dejándonos una gran interrogante y es ¿Qué hacer frente a esta condición de control
sobre los jóvenes?
2.2.3. Juventud y cultura: Bourdieu y Passeron analizan la juventud.
La escuela ha existido para dominar la conducta de los jóvenes en general, pero no todos los
jóvenes se ven afectados de la misma manera. Unos jóvenes son formados, moldeados y
dominados para que en su vida adulta sirvan de fuerza de trabajo en beneficio de la sociedad.
El capital acumulado por la fuerza de trabajo de una generación va dirigido a unas cuantas
familias que se adueñan de las materias primas, de los medios de producción, de las escuelas,
60
de los sistemas de salud, para hacer funcionar todo a su favor. En este sentido los jóvenes son
esclavos de un mega sistema que nunca comprenden.
Pero hay jóvenes que deben educarse para mantener ese sistema a su favor, las nuevas
generaciones de los dominantes también son jóvenes, y se educan para administrar el sistema,
para comprender la dimensión del poder que tienen y para desarrollar procesos de control a
los otros jóvenes.
Esta clasificación de jóvenes dominantes y jóvenes dominados puede encontrarse en el texto
los herederos de Pierre Bourdieu. Básicamente en este libro, Bourdieu y Passeron expusieron
que las instituciones escolares operaban de modo jerarquizante, puesto que concedían títulos
y galardones académicos a los jóvenes dominantes, quienes hacían parte de dinámicas
culturales, sociales y económicas privilegiadas, los cuales a su vez prolongaban las
desigualdades sociales de origen, además, tenían la creencia que dichos privilegios estaban
ligados a sus altos grados de inteligencia y dones naturales superiores.
De esta manera el curso en los diferentes niveles educativos formales consagraba, en su
mayoría y no a todos, a los estudiantes de procedencias familiares-culturales, económicas y
de vinculaciones sociales- los colocaban en situaciones aventajadas, o de complicidad
objetiva, ante la acción escolar igualitaria, que beneficiaban las sensibilidades,
predisposiciones y conocimientos que traían de sus hogares y de las actividades culturales
propias de las familias adineradas, en múltiples aspectos coincidentes con los contenidos y
habilidades impartidas como nuevas para todos, pero que los privilegiados ya conocían.
De acuerdo con la lógica del privilegio que brinda a los estudiantes provenientes de
medios acomodados el gusto y el placer de inferir a terrenos extraacadémicos los
hábitos cultos, la frecuentación de cineclubs, práctica a la vez económica,
compensatoria y cuasi académica, parece ser sobre todo un hábito de los estudiantes
de sectores medios. Para los individuos provenientes de sectores desfavorecidos, la
educación sigue siendo el único camino de acceso a la cultura y esto en todos los
niveles de enseñanza. (Bourdieu y Passeron, 2009, Pág. 37).
61
De este modo, los sistemas escolares reproducían y premiaban, bajo la adjudicación de
desigual capacidad intelectual o interés frente al conocimiento, lo que, en realidad, eran las
consecuencias asimétricas sociales que coronaban simbólicamente.
Bourdieu describe en su texto Los Herederos la importancia de comprender al joven en su
contexto cultural, se describe al joven como un individuo que es permeado por la cultura y
por los medios económicos con los que cuenta. Se resalta la capacidad de recorrer el mundo,
de conocer su literatura, de visitar los museos, de acceder a las diversas historias del mundo a
través del cine, de leer cuentos, historias biográficas, de deleitarse con obras musicales, de
tener instrumentos y sumergirse en el universo de la música mediante la interpretación, o por
el contrario de limitarse de esto debido a que su cultura se reduce al aprendizaje de un oficio
que hereda de su padre para ser trabajado durante su vida adulta hasta la muerte.
Pero más allá del enfoque económico Bourdieu también describe al joven como un sujeto que
recrea su propio mundo, que, a pesar de sus condiciones económicas y culturales, puede
desarrollar nuevos matices en sus vidas y se circunscribe entonces en la subjetividad de la
juventud, del estudiante.
Por diferentes que sean, por mayores que puedan ser las desigualdades que los
separan, tanto en sus condiciones de existencia, como en sus posibilidades de éxito,
los estudiantes tienen al menos en común el realizar, aunque no sea sosteniendo el
mito de la unidad antes que el juego de la diversificación, la identificación individual
con algo que, sin ser un modelo, es menos que una idea y más que un estereotipo, y
que define una esencia histórica del estudiante. (Bourdieu y Passernon, 2009, Pág.
60).
En esta descripción encuentra al joven como un sujeto indeterminado, autónomo, dueño de su
propio destino, consiente de su historia de vida y trasgresor del destino. El joven ahora es un
ser incomodo, critico, pensante, trasgresor y rebelde. Incluso cuestiona el propio espacio de la
universidad.
¿Cómo no ver que la rebeldía contra el sistema académico y la evasión hacia
entusiasmos heterodoxos cumplen, por caminos retorcidos, con los fines últimos que
persigue la universidad? Al suscitar, incluso contra sus preferencias, la adhesión
62
rebelde a una anticultura considera más viva y verdadera. (Bourdieu y Passernon,
2009, Pág. 70).
La juventud ahora es descrita como un grupo social consiente de su condición etaria, las
distinciones culturales y económicas parecen no satisfacer sus necesidades humanas ni
metafísicas, los jóvenes herederos parecen en ocasiones subvertir el orden natural de su
propia naturaleza, y por un momento de sus vidas quieren trascender, los jóvenes dominados
quieren escapar de sus diferentes dominadores.
es por eso por lo que tienden más que todos los demás a confundir las rupturas
simbólicas de la adolescencia con una realización intelectual. Así, numerosos
estudiantes para quienes tantas elecciones siguen regidas por los modelos más
tradicionales construyen la imagen que se hacen del intelectual sin ataduras.
(Bourdieu y Passernon, 2009, Pág. 71).
63
Problematización de la juventud según Occidente.
Las descripciones sobre la juventud desarrolladas por Agamben, Foucault y Bourdieuestablecen una serie de cuestiones importantes sobre la conceptualización de la juventud deOccidente. Los aprendizajes que se establecen en dichas descripciones invitan al joven acomprenderse de una manera muy distinta a la de ser un sujeto que debe ser educado paraservir a su sociedad.
El hecho de trasgredir la historia, de asumir la responsabilidad de romper con el hilo de lahistoria y permitirse crear nuevas historias; el hecho de situar otros momentos en su propiavida, romper con la rutina del calendario y ser dueño de su destino, son paradigmas que ledan al joven un sentido diferente con relación con su propio ser. Agamben, un maestro de lahistoria y la subjetividad del individuo en la trasgresión, sin duda ha cimentado una nuevamanera de interpretar la existencia. Es plausible que situé precisamente al joven como unsujeto descentrado, como el sujeto que, gracias a su inexperiencia, puede hacer unatrasformación radical de las experiencias individuales y de la experiencia humana.
En contraste con lo anterior, Foucault problematiza radicalmente la condición de joven yprecisamente abogando a la fuerza de las tradiciones históricas, condena a la juventud a lacondición de sujeto controlado. Al joven se le describe como un sujeto condenado a lahistoria, pues la historia ha centrado tanto al joven que le ha controlado su cuerpo, susubjetividad y la misma sociedad en la que se sumerge.
Bourdieu por su parte describe al joven en relación con la cultura, que va mas allá de lahistoria y lo sitúa en el espacio y las relaciones humanas. Nos muestra a los jóvenes como lasdos caras de una misma moneda, los dominados y los dominantes. Los jóvenes además de lassubjetividades, además del peso de la historia, además de la posibilidad de la trasgresión y larevolución, terminan heredando el mundo, se convierten en adultos y asumen el desarrollo deeste, bajo las condiciones de la cultura, en la cual se evidencia la existencia de dos clasessociales los dominados y los dominantes. Pero por encima de todo ello, esta su condición dejoven. Un estadio etario que le permite orientar sus designios de acuerdo con sus propiospreceptos.
Estas descripciones son esperanzadoras y desesperanzadoras a la vez. Son miradas complejasde la juventud del siglo XX, y son el aviso para nuevas formas de interpretar y de vivirnuevas juventudes.
64
Capítulo 3.
FILOSOFÍA ENUNCIATIVA DE LA JUVENTUD: UN DIÁLOGO CON EL JOVENWALTER BENJAMÍN.
65
3. CAPÍTULO III. FILOSOFÍA ENUNCIATIVA DE LA JUVENTUD: un diálogo con el joven Walter Benjamín.
El joven al desarrollar sus propios procesos de reflexión filosófica se sitúa como actor
político y filosófico, definiendo su postura y describiendo su realidad, de esta manera
presenta su punto de vista cómo joven en la sociedad, sus propuestas de transformación frente
al mundo, y sobre todo su manera de sentir la realidad. Es decir, es una filosofía que parte
desde el sujeto, que describe al sujeto, y que en consecuencia hace una ruptura con la
tradición filosófica tradicional. El joven al ser un filósofo que reflexiona sobre su condición
de joven se enuncia desde la juventud a esta filosofía la denominaremos la filosofía
enunciativa de la juventud.
La filosofía enunciativa la debemos comprender como una filosofía de la subjetividad, donde
el sujeto desde su condición de ser enuncia de una manera consciente su experiencia. Por
supuesto que cualquier filosofo puede hablar de juventud, o de la mujer, o del hombre negro,
etc. Sin embargo, la filosofía enunciativa emerge del sujeto que ha experimentado un
sinnúmero de reflexiones surgidas de su propia experiencia. Es aquí donde benjamín se hace
doblemente importante. En primer lugar, porque siendo filósofo se percató de su condición
joven y realizó filosofía sobre el concepto de juventud teniendo en cuenta su subjetividad
como joven. En segundo lugar, porque Benjamín ha resignificado el concepto de experiencia,
y da un valor especial a la experiencia vivida, no solo mimetizada, ni reproducida. Lo anterior
no hace que el trabajo del filosofo sea mas importante o tenga mejores aportes que el filosofo
que no se narró desde su propia subjetividad. Solo que al haberlo hecho puso sobre la mesa la
posibilidad de hacer este tipo de filosofía.
Preludio.
En los capítulos anteriores se ha establecido que la filosofía ha abordado el estudio sobre la
juventud desde dos perspectivas: la prescriptiva y la descriptiva. En ambos casos el filósofo
se sitúa desde su condición de sujeto y sitúa a la juventud como objeto. Tanto en la filosofía
prescriptiva como en la descriptiva el trato del filósofo hacia la juventud es un trato
impersonal. El filósofo se centra como el dueño del conocimiento: observa, analiza,
interpreta y enuncia su saber con relación al joven. El filósofo representa al hombre
66
eurocéntrico, quien se auto determina como la voz de la filosofía tradicional. El filósofo, al
hablar sobre la juventud, unas veces prescribe el deber ser del joven y en otras simplemente
se limita a comprenderlo como un fenómeno histórico o como un actor social del cual se
pueden hacer afirmaciones. En síntesis, la filosofía ha cosificado a la juventud y en tanto, o le
ordena cómo comportarse o se limita a estudiarla para interpretar su conducta.
Sin embargo, en la historia de la filosofía existe un caso, en el cual, la filosofía se enunció
desde una subjetividad eminentemente juvenil. Siendo Walter Benjamín el portavoz de la
filosofía de la juventud. Al texto La metafísica de la juventud, lo considero como un
momento de lucidez desde la particularidad de un joven quien comprendió que la filosofía no
solo debe prescribir y describir a la juventud, sino que la filosofía debe comprenderse como
una plataforma para dar voz a los jóvenes.
Walter Benjamín desarrolla una postura filosófica que no es ni prescriptiva ni descriptiva,
sino una postura autónoma, es una filosofía desde la subjetividad de la juventud. En este
sentido es importante descifrar algunos rasgos de la subjetividad juvenil. Precisamente las
categorías de experiencia, control y cultura, abordadas en el capítulo anterior, han sido
abordadas también por Walter Benjamín, solo que en esta ocasión la voz de la filosofía es una
voz desde la subjetividad. El Joven filosofo habla sobre su propia condición de joven.
De esta manera avanzaremos hacia los senderos de la una filosofía de la juventud,
conociendo los razonamientos y las posturas de un joven, que se sitúa como filosofo para
expresar la subjetividad de su ser, en su condición de joven. En primer lugar, abordando la
conceptualización de juventud y experiencia. En seguida, veremos la postura del joven frente
a la moral y esos dispositivos de descontrol a los que exhorta Benjamín, finalmente se
presenta una crítica sobre la cultura.
El objeto del presente capitulo es generar un dialogo desde la filosofía propuesta por un joven
colombiano del siglo XXI en contraste con la filosofía de Walter Benjamín, enunciada en su
texto la Metafísica De La Juventud.
Advertencia: En los capítulos anteriores y el presente preludio, el autor de esta tesis ha
utilizado un lenguaje adecuado para el ejercicio académico, dando como resultado un tono
prescriptivo y descriptivo frente a la filosofía que habla de la juventud. De esta manera se ha
67
situado al filósofo tradicional como un objeto de estudio: analizado y observado a través de
sus textos. El autor considera que el trato al filósofo Walter Benjamín debe tener una
metodología diferente a una hermenéutica o una analítica de su discurso. En el presente
capitulo se intenta comprender el propósito de su obra, el método es entrar en un forzado
diálogo, en donde a partir de la voz de la filosofía de la juventud de benjamín se realizan unas
reflexiones filosóficas sobre la juventud en el contexto colombiano en la primera década del
siglo XXI.
68
3.1. Filosofía de la juventud benjaminiana.
Walter Benjamín autor de la Metafísica De La Juventud (una compilación de textos escritos
antes y durante la Primera Guerra Mundial, en los que analizó el mundo juvenil europeo,
dentro y fuera de los ambientes universitarios) nos convoca a los jóvenes a construir nuevos
valores espíritu-culturales, en la defensa de una sólida formación intelectual y creativa. Nos
presenta la necesidad de una reforma de la enseñanza. Su espíritu reformador pretende ir más
allá de lo estrictamente escolar y académico, nos convoca a constituir una cultura de la
juventud.
Benjamín, haciendo referencia al proceso de secularización acaecido en la modernidad, nos
pide que abramos los ojos ante la noción de progreso y plantea que:
Gracias a la ilustración hemos podido levantar el velo encubridor de la religión sobre
la realidad y el pensamiento para enfrentarnos con la necesidad y miserias del mundo
y comprobar que no existe una justicia igualitaria, aunque por otra parte la propia
ilustración también se ha convertido en una nueva religión. (Benjamín, W, 1994, Pág.
45).
La consolidación de la juventud como actor social autónomo se da en la cultura, la utilización
de la crítica como una actividad propia del pensamiento y la toma de conciencia por parte del
individuo de los problemas sociales es la posibilidad para que como jóvenes no hagamos
parte de la industria mundial de seres vivientes en función de las religiones y los poderosos,
sino en función de nosotros mismos.
3.1.1. Juventud y experiencia: Una enunciación de la subjetividad del sujeto joven.
Es necesaria la trasgresión a la voz adulta que durante siglos se ha posado por encima
de una juventud. Juventud que ha padecido, adormecida, el yugo de la experiencia.
(Benjamín, 1994, Pág. 93).
La juventud ha sido descrita por los adultos como una etapa inconclusa del ser, que además
de la formación, el carácter, y el entrenamiento físico el joven debe adquirir experiencia para
ser un sujeto completo.
69
Los adultos usan a la experiencia como un arma para combatir a la frágil juventud, los
adultos viven en una suerte de capsula, su mundo adulto: el cual es insensible, gris, rutinario,
amargado.
La máscara de los adultos es la experiencia (erfahrung) es una máscara inexpresiva,
impenetrable, siempre igual a sí misma. Todo lo han vivido ya estos adultos: juventud,
ideales, esperanzas, mujeres. Todo resultó ser una ilusión. A menudo se encuentran
encorbatados o amargados. Probablemente tengan razón los adultos. ¿Qué podemos
responderles? Aún no hemos experimentado nada. (Benjamín, 1994, pág. 93).
La experiencia es nuestra esencia de la juventud. No debe pedir el adulto que el joven tenga
mejores experiencias que las que tuvo, sus aprendizajes siempre serán ajenos al joven
inexperimentado, la juventud es precisamente ese experimentar. “los adultos se sonríen con
aire de superioridad: a nosotros también nos sucederá lo mismo. Desprecian de antemano los
años vividos por nosotros y hacen de ellos un tiempo de dulce idiotez juvenil.” (Benjamín,
1994, pág. 93).
El ser joven es la adquisición de experiencia. Más allá de saber si esta experiencia es
cartesiana o no, si esta experiencia es real o no, inclusive si es una experiencia equivocada o
no. Lo esencial en la juventud es que es el escenario de múltiples experiencias. La juventud
es una experiencia de la vida, y por lo que dice Benjamín, es el único escenario de
experiencia, puesto que los adultos ya carecen de ella.
El concepto de experiencia en benjamín tiene diversas acepciones:
Puede decirse que el desarrollo del concepto benjaminiano de experiencia, tan cargado
de matices, corre al menos en tres direcciones simultáneamente: a) hacia la
recuperación de la riqueza misma de lo sensorial, su capacidad expresiva y la
vinculación emotiva que allí parece superar los límites de la relación sujeto/objeto; b)
hacia el potencial mnémico y cognitivo de la experiencia que abre la posibilidad de
crear formas de memoria y conocimiento integrativas y no restrictivas, a través de las
cuales los individuos construyen sentido de mundo en diálogo crítico con las
tradiciones y los distintos ámbitos del conocimiento; y c) hacia la reflexión histórico-
70
crítica de las formas de experiencia acumuladas históricamente y las relaciones
conflictivas de poder que se han desarrollado entre ellas. (Molano, 2014, Pág. 176)
La experiencia esta acompaña de la voluntad, una voluntad que hace posible que los jóvenes
asumamos empresas que limitan con la utopía, o que son utópicas en sí mismas.
“Nosotros conocemos algo distinto que ninguna experiencia nos ofrece, a saber: que
existe la verdad, aunque todo lo pensado hasta ahora sea un error, que la honradez
debe mantenerse por mucho que hasta el día de hoy nadie haya sido honrado. Esta
voluntad no nos puede arrebatar ninguna experiencia.” (Benjamín, 1994, pág. 94).
He aquí la distancia entre el mundo adulto y el mundo juvenil.
Con Benjamín denunciamos que el mundo adulto es quien gobierna, moldea y adormece a la
juventud. Además, que este proceso se presenta una y otra vez a lo largo de los años. En el
momento en que la primera guerra mundial entra en furor también son los adultos quienes
disponen de las vidas de los jóvenes para que derramen sus sangres, en función de los
discursos y los intereses de los adultos. Un siglo después el panorama es similar, aunque
ahora existen leyes de los Estados que promueven y garantizan la participación juvenil. Una
participación con voz, pero sin poder de decisión, y a lo largo del mundo siguen las batallas
derramando sangre de jóvenes que desconocen las razones por las cuales entregan sus vidas.
En este plano se centra la importancia de comprender que el mundo es gobernado por la
experiencia de los adultos, la voz de los jóvenes no es una voz que sea tenida en cuenta, su
inexperiencia es la causa de su inutilidad ante la sociedad.
Por eso Benjamín resalta que la vida de los adultos es una vida sin sentido, una vida estéril
que solo transmite su amargura y genera caos. Le dice al mundo adulto, y quizá se dice a si
mismo cuando haya alcanzado su propia adultez.
Dígale usted que aprecie
Los sueños de su juventud
Cuando llegue a ser un hombre.
(Benjamín, 1994, Pág. 96)
71
3.1.2. Juventud y moral - Dispositivos de descontrol:
Experiencia y voluntad son dos categorías que nos constituyen como jóvenes. La experiencia
por su parte ha pertenecido a los adultos por siempre, según los adultos los jóvenes no
tenemos experiencia. La voluntad de los jóvenes es el segundo enemigo de los adultos,
precisamente la voluntad de los jóvenes es vista por los adultos como irresponsabilidad, como
rebeldía, como falta de educación moral.
De esta manera podemos intuir que el mundo adulto ha diseñado una serie de dispositivos
que gobiernan y adormecen a la juventud. En el presente apartado analizaremos las formas
mediante las cuales se ha buscado adormecer a la juventud.
Benjamín dice que los adultos al preocuparse por educar a los jóvenes han diseñado una
estrategia sistemática que se encarga de dominar esa voluntad del joven y en consecuencia
gobierna su libertad. “El gran escollo de la educación moral se encuentra en todo lo referente
a la motivación y legitimación de la voluntad pura, o lo que es igual, en la constricción de la
libertad” (Benjamín, 1994, pág. 87). Los adultos han puesto la mayoría de sus fuerzas en
controlar y domesticar la voluntad salvaje de la juventud. El programa que ha diseñado es el
siguiente:
1. “la enseñanza de lo moral resulta ser exigible como algo universal y necesario. Y en
la medida en que esto es así, esta exigencia misma necesita ser probada también
teóricamente.” (Benjamín, 1994, Pág. 83).
2. “se vinculan la enseñanza moral y ciertas exigencias pedagógicas absolutas”
(Benjamín, 1994, Pág. 83).
3. “la meta de la educación moral es la construcción de una voluntad moral” (Benjamín,
1994, Pág. 85).
Por lo anterior podemos afirmar que el mundo adulto ha encontrado en la educación al
sistema para llevar a cabo la domesticación de la voluntad del joven, y dicha voluntad solo es
aceptada si es una voluntad moral.
Sin embargo, señala Benjamín que este sistema ha fracasado. Puesto que, “cómo el proceso
de la educación moral difícilmente se articula con cualquier racionalización y
72
esquematización, quiere decirse que apenas tiene algo que ver con la educación como tal.”
(Benjamín, 1994, pág. 86).
Ante esta situación, Benjamín plantea la importancia de separar lo educativo de lo moral.
Además, hace una crítica a Kant, porque gracias a su racionalidad, se ha concebido el
matrimonio entre conocimiento y moral, haciendo que la moral se de en el plano normativo
legal. “Por lo que se refiere a lo que hemos de considerar moralmente bueno, no es suficiente
que esto sea conforme a la ley moral, sino que debe ser ante todo algo que ocurre por dicha
ley” (Kant en Benjamín. 1994, Pág. 83).
Benjamín plantea que la moral de los jóvenes se construye en comunidad. Que, si bien
distinguimos moral de normatividad, debemos revisar bien la construcción de lo moral en el
plano religioso. En el plano comunitario. Aquí parece que el principio de la libre comunidad
escolar (freien Schulgemeinde) constituye el fundamento de la comunidad moral.
Benjamín considera que la libertad del estudiante le permite indagar, experimentar y construir
los parámetros morales para la coexistencia, la supervivencia y la convivencia. Cuando se
genera un escenario libre, la voluntad del joven sale a flote y sus sueños, sus anhelos, su
comprensión del mundo ideal y utópico le llevara a construir mejores valores morales que los
impuestos por el mundo adulto, los cuales solo por el hecho de ser impuestos, le son ajenos,
incomodos e infructíferos.
Los jóvenes somos quienes construimos una nueva moral, desde nuestra voluntad y nuestra
experiencia en desarrollo. Una moral que permite los errores, una moral que se constituye con
los valores de las nuevas voluntades de los jóvenes quienes se desenvuelven con los avatares
de sus contextos. Debe ser una moral que se adscriba a las culturas juveniles y que entre
contundentemente a criticar a la moral que le es impuesta por su pedagogo.
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3.1.3. Juventud y cultura.
Ahí surgió, luminosa, la juventud; de las
Conversaciones más oscuras. Y la esencia, ahí, resplandeció.
Metafísica de la juventud (Benjamin.1994).
Hay una fuerte relación entre los patrones culturales y las expresiones de acción colectiva
vivificada por los jóvenes. Expresiones como la música, el uso de neologismos, las
expresiones simbólicas, la moda, entre otros factores son elementos que definen algunas
generaciones.
La cultura es un escenario de desarrollo humano, no solo un accesorio o un divertimento para
los adultos. La cultura es un lugar donde los jóvenes ponemos nuestra voz ante los poderosos,
Benjamín veía que la literatura de su época era el escenario de denuncia, la creación de otros
mundos posibles donde la verdad aterradora del mundo era aceptada. La creación de mundos
posibles era un escenario para la denuncia y para la crítica al absurdo adulto céntrico.
La literatura en ese sentido tenía una utilidad y era la denuncia política, era la herramienta
para difundir las ideas reformistas, era el pasadizo secreto por el cual transitaba la voz de la
juventud que se levantaba ante la guerra.
Los adultos han comprendido esto muy bien y han visto en la cultura y las artes, el
mecanismo para adormecer a la juventud de un siglo después. La cultura es ahora un mercado
y una mercancía. Los jóvenes consumidores que consumen sus vidas, sus experiencias y sus
voluntades para satisfacer placeres superficiales.
La juventud del siglo XXI se desvanece mientras la cultura crece y la engulle como un
monstruo ante una presa involuta y distraída.
Un siglo después podemos afirmar que el espíritu de la filosofía del joven Benjamín, se ha
visto contrario con la realidad actual.
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3.2. Filosofía de la juventud, reflexiones desde Colombia en el siglo XXI.
El silencio es un lugar que ya no es común.
El mundo estridente aturde a la juventud con sus gritos.
Encandila con el brillo de las pantallas, su visión.
Ensordecida y ciega, habita la juventud un mundo aturdidor.
Empero, aparece la juventud, que se resiste.
Con brotes de conciencia y dignidad.
Jóvenes embriagados de drogas y de placer,
Coinciden en festines que desvanecen su tiempo,
Que banalizan su vida y velan la macabra faz de la realidad.
Empero, aparece la juventud, que se resiste.
Con brotes de denuncia y compromiso.
Ante el agobiante análisis del científico social adulto-centrista
La juventud estalla, se explota a si misma
Ya no es una sola juventud. Son múltiples juventudes.
Las juventudes deambulan con el mundo
Unas permanecen ciegas y sordas: caen al desenfreno del consumo
Otras compran la vida que los poderosos venden mediante las pantallas.
Otras yacen en las cifras del bono demográfico y los jornales del trabajo.
Otras madrugan todos los días y entregan sus fuerzas y su juventud al patrón.
Otras caen ante la desgracia de la droga, el crimen y la prostitución.
Otras heredan el poder y hacen de la política una fábrica de corrupción y manipulación.
Otras consideran al arte y la educación como herramienta para el progreso.
Otras se cansan de los abusos y los absurdos, decidiendo quitarse la vida.
Otras son manipuladas y conducidas a los embates de las guerras.
Otras simplemente resisten.
Otras muchas otras, existen y no son contadas ni narradas.
Las juventudes son múltiples y deambulan construyendo y destruyendo el mundo.
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Experiencia y sentido
La juventud es la edad de la fuerza, es la edad de la resistencia física, es el tiempo de nuestros
propios descubrimientos. En el caso de Colombia, hemos sabido comprender esto con el rigor
de la realidad.
Una juventud de tantas juventudes es la mía, una narrada en Colombia, la cual fue vivida
desde el paradigma de la transformación.
Como joven me convencí de que era necesario apartarme de las largas filas del transporte
público, decidí detenerme ante el desenfreno y el afán de la clase trabajadora. Decidí no
cumplir una lista de chequeo impuesta por la sociedad tercermundista. Decidí abrir paso y
camino ante la posibilidad de transformar una sociedad injusta e inequitativa: la sociedad
colombiana. Decidí hacer visible mi inconformidad ante la miseria y la violencia que podía
ver de lejos en la ventana de mi casa. Decidí salir de mi casa y conocer la periferia de mi
municipio. Un municipio dormitorio donde la clase trabajadora recicla sus sueños a la vez
que conoce una sociedad que se pudre como producto de la guerra.
La voluntad mía era la de aprender y comprender la realidad política del municipio. Apenas
con unos meses de haber terminado mi educación básica secundaria, y con una inmensa
incertidumbre, decidí aceptar la invitación de mi mejor amigo, a los procesos de participación
juvenil. La juventud se había convertido en una problemática nacional puesto que eran los
jóvenes quienes engrosaban las estadísticas de deterioro social, y los indicadores eran
alarmantes. El Estado colombiano había decidió implementar una ley de juventud, donde se
estableció la participación de la juventud como una prioridad.
En este proceso conocí el funcionamiento del Estado, aprendí a formular políticas públicas de
juventud, me comprometí con el desarrollo de procesos políticos de la juventud, a nivel
municipal, departamental y nacional. Incluso me convertí en consultor de agencias de
cooperación internacional que trabajan con jóvenes. Finalmente, fui participe de la
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construcción de una nueva ley, el estatuto de ciudadanía juvenil, que recogía los aprendizajes
de una década de trabajo por el sector juvenil en el país.
Del municipio de Soacha llegué al escenario nacional, dialogando con otros jóvenes,
conociendo sus procesos, aprendiendo y retroalimentando, viajando por el territorio,
denunciando la vulneración de derechos humanos, percatándome que el Estado aún tiene
mucho que mejorar, convenciéndome que la ley, el dialogo y el debate son las armas políticas
más eficaces para transformar las justicias y las inequidades. Durante una década de procesos
con los jóvenes que nos encontramos y construimos, tuvimos voz, pero nunca poder de
decisión. El poder siempre ha sido ejercido por los adultos.
Más de una década de trabajos con relación a los temas de juventud me permitieron
reconocer los diferentes sujetos jóvenes que habitan el territorio nacional, me permitieron
comprender que de esta amalgama de vivencias se puede comprender como una experiencia.
La experiencia no es un cumulo de vivencias, experiencia es encontrar un sentido a lo que
haces y transformar la realidad que habitas.
Mi experiencia y su sentido
Caminarte incesantemente anhelo
Oh tierra que resistes un inmenso peso.
Pasos, muchos pasos he recorrido:
dialogando, conociendo, soñando.
Pasos, muchos pasos he avanzado:
descifrando tus complejos hitos.
Pasos, inmensos pasos trasegados
Por tu hermosa geografía y tus ritos.
Bellas culturas, y una similar historia
De un conflicto armado que es tuyo y mío.
Mi juventud la entregue para construir
Lo que sería mejores oportunidades a tus hijos.
Como olvidar que investigando en Soacha
encontré la muerte y el miedo como vestido
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de los jóvenes que pobremente habitaban
y fueron víctimas de lo inédito.
Cuando empecé con todo esto me enseñaron
que el Estado es padre y la ley el único camino.
Mucha sangre en la historia derramada
Y por otras formas de hacer política, luchaba con ahínco.
Empero el Estado en nuestro caso
fue inmisericorde, cruel y asesino;
Instrumentalizando a mis amigos y vecinos,
los disfrazaron de guerreros y los cegaron
para siempre sin ningún tipo de prejuicios.
Oh cruel mundo de los adultos,
Macabros planes estratagemas y conflictos.
Sus intereses son los suyos, muy distantes de los míos.
De los nuestros, juventudes sobrevivientes
Que soñamos con incidir en nuevos destinos.
La experiencia no es cumulo de vivencias
La experiencia es el sentido de lo vivido
La experiencia reclama no más muertes
La experiencia convoca a vivir por siempre con buen brío.
La experiencia dice que los adultos mueren vivos
en sus negocios, sus holocaustos y sus líos.
La experiencia exige respeto, por las juventudes,
nuestras de vivir, de expresar y hacernos próximos.
Debemos tener el poder de decidir lo que sean nuestros destinos.
La experiencia es haber aprendido de lo vivido.
Nunca más seremos seres irreflexivos
Nuestra acción y omisión es causa de la realidad,
Como juventudes seguiremos caminando,
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Transformando en las leyes, en la cultura, en lo cotidiano, todas las prácticas con relación a
nuestros destinos. Las juventudes son múltiples, diversas y divergentes, unas consientes, otras
dispersas en el vacío. Todas simulando la felicidad, la complacencia y la plenitud de los años
que en la fuerza han vivido. Esta es mi experiencia y su sentido.
La filosofía enunciativa: una voz en la infinidad del sonido.
Narrarse a uno mismo como joven es brindar la oportunidad de descentrar el conocimiento.
Las expectativas frente al conocimiento o al quehacer académico siempre exigen narraciones
heroicas, del progreso, o del triunfo. La narración del autor, en el caso Colombia siglo XXI,
seguramente trasgredió la narrativa formal académica. Seguramente no entró en sintonía con
la voz del progreso y del triunfo que la historia de Occidente nos acostumbró a narrar.
Seguramente tuvo un tono nostálgico o victimizante. Seguramente cayó en una falacia
ontológica donde se confundió el personaje-autor y el problema, es decir el concepto de
juventud. Seguramente adquirió un aspecto metafísico.
Pero precisamente si algo nos enseñó Benjamín hace un siglo, fue que las experiencias no
suelen mostrarse igual para todos. Nos enseñó que es posible generar otras rutas para acceder
al conocimiento. Nos aproximó a una metafísica de la juventud, permitiendo alimentar
nuestra psique y nuestra alma con conceptos diferentes de lo que significa ser joven.
Seguramente el autor de los poemas, en el texto Filosofía de la juventud, reflexiones desde
Colombia en el siglo XXI, no quiso enaltecerse como un héroe de la juventud, de hecho, acató
la recomendación de su tutor de trabajo de grado, quien tiene el alma más joven que él autor.
Seguramente el autor no quiso narrar a toda la juventud en su nombre, como tampoco fue la
intención de Benjamín en su momento. Seguramente el lector halló en el texto poético el
sentido de la filosofía enunciativa. Hace un siglo se hablaba de una juventud. Hoy se habla de
múltiples juventudes: Las que se educaron y se siguen educando bajo el paradigma
prescriptivo; las que se describieron en el siglo pasado, las que se siguen describiendo y las
que aún no han sido descritas. Y por supuesto las pocas que se han enunciado, así como las
que jamás se han narrado, y las que jamás serán narradas.
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Las juventudes son múltiples, y los senderos para llegar a ellas son múltiples también. Los
filósofos las pueden seguir prescribiendo y describiendo y los que son y no son filósofos se
pueden enunciar cuando su experiencia así se lo aconseje.
El anterior texto de análisis se puede comprender como una voz de un sujeto joven frente a la
abundante producción de voces en la historia. Benjamín en su tesis sobre el concepto de
historia señala, precisamente la importancia de enunciar las voces pequeñas de la historia,
encontrando en ellas una ruptura a la historia contada según los preceptos de tipo hegeliano,
donde se ha comprendido a la historia como una meta narración hacia el progreso y el
desarrollo.
El cronista que hace la relación de los acontecimientos sin distinguir entre los grandes
y los pequeños responde con ello a la verdad de que nada de lo que tuvo lugar alguna
vez debe darse por perdido para la historia. Aunque, por supuesto, sólo a la
humanidad redimida le concierne enteramente su pasado. Lo que quiere decir: sólo a
la humanidad redimida se le ha vuelto citable su pasado en cada uno de sus
momentos. (Benjamín, 1982.)
Este trabajo representa una enunciación de una subjetividad juvenil. Una que quiere ser
interpretada como singular. Una que quiere exhortar a que otras subjetividades juveniles se
enuncien y de esta manera contribuir al conocimiento sobre la juventud. Seguramente la
filosofía seguirá prescribiendo, seguirá describiendo y los jóvenes se seguirán enunciando. Y
seguramente se seguirán descubriendo nuevas sendas para el estudio del concepto de la
juventud en la filosofía.
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