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EDIC. NACIONAL SEMANARIO DE INFORMACIÓN RELIGIOSA Nº 301-4-IV-2002 Fiesta mayor Fiesta mayor

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EDIC. NACIONALSEMANARIO DE INFORMACIÓN RELIGIOSANº 301-4-IV-2002

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Sumario

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Etapa II - Número 301Edición Madrid

Delegado episcopal: Alfonso Simón Muñoz

Redacción: Pza. del Conde Barajas,1.

28005 Madrid. Téls: 913651813/913667864

Fax: 913651188

Dirección de Internet:http://www.alfayomega.es

E-Mail: [email protected]

Director: Miguel Ángel Velasco Puente

Redactor Jefe: José Francisco Serrano Oceja

Director de Arte: Francisco Flores Domínguez

Redactores: Benjamín R. Manzanares,Anabel Llamas Palacios,

Inés Vélez FragaJesús Colina Díez (Roma)Secretaría de Redacción

y Archivo:Elena de la Cueva Terrer

Internet: Beatriz Jaso Ollo

-Imprime y Distribuye: Prensa Española, S.A. -

Depósito legal: M-41.048-1995.

Edita:Fundación San Agustín.Arzobispado de Madrid

3/7El poder

de laResurrección.

Escribeel cardenalRatzinger:

La alegría pascual

Cuadernilloen páginascentrales:DocumentosAlfa y Omega 15

El espíritu deAsís: Paz, justiciay perdón.

El Manifiestodel nuevomilenio.

Asís:para construirla paz,24-enero-2002

18

Escribe el profesor Luis Suárez:Isabel de Castilla, mujer que reinó

8 La foto

9 Criterios

10 Cartas

Aquí y ahora

11 Ver, oír y contarlo.

12 Eulogio López:Por qué no soy progre.

13 Misión y vocaciónde las universidades católicas

Iglesia en Madrid

12 Garganta de los Montes:Un nuevo templopara la fe de siempre.

13 La voz del cardenal arzobispo

14 Testimonio

15 El Día del Señor

16-17 Raíces

Barroco napolitano en el PalacioReal: Luca Giordani y España

19 EspañaLa llegada del cristianismoa España

Mundo

20 Entrevista al padre jesuitaegipcio Khalil Samir,profesor en Beirut.

21 Semana Santa del Papa:Pasión y esperanza

22-23 La vida

Desde la fe

24-25 El pequealfa.

26 Solzhenitsin:El relativismo sólo da lo peor.

27 La conversión de Mondadori:Seguir a la Iglesia no defrauda.

28 Cine.

29 Libros.

30 Con ojos de mujer.

31 No es verdad.

Televisión

32 Contraportada

La Resurrección de Jesús es el dato de fe fun-damental del cristianismo, en el que éste ci-mienta su plenitud de significado o su irrele-

vancia para el mundo. Si Cristo no ha resucitado,vana es nuestra fe, dirá escuetamente san Pablo,aquel judío ultraortodoxo, como diríamos hoy, cuyaexistencia se vio trastocada por un encuentro ines-perado con el Crucificado-Resucitado, que cambióenteramente sus esquemas religiosos. Todo lo quehasta entonces había constituido su tesoro más pre-ciado: ser hebreo e hijo de hebreos, fariseo e inta-chable en cuanto a la Ley, se le cayó literalmentede las manos y se le volvió paja: «Lo que era para míganancia, lo he juzgado pérdida a causa de Cristo. Ymás aún, juzgo que todo es pérdida comparado con

la sublimidad del conocimiento de Cristo..., porquien perdí todas las cosas y las tengo por basura,con tal de ganar a Cristo y ser hallado en Él..., y co-nocerlo a Él, el poder de su resurrección» (Flp 3,7-11).

Como los demás apóstoles, Pablo ha tenido laexperiencia original del Resucitado: «También seme apareció a mí» (1Cor, 15,18). Y con ello laconciencia de ser, como ellos, heraldo de una ver-dad salvífica de significado universal: Cristo noresucita para él solo. Todo resucita con Él y es enÉl reconciliado con Dios; lo mismo el ser humanoque el cosmos de las criaturas, sometido con elhombre a la vanidad (Rom 8,20). «En Cristo estabaDios reconciliando al mundo consigo» (2Cor 5,19),

inaugurando un nuevo orden de realidad, una cre-ación renovada donde al mal no le queda cabidaposible: «Ya no habrá más muerte, ni habrá másllanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras co-sas ya pasaron... He aquí que hago nuevas todas lascosas» (Ap 21,1-5). En la Cruz el Mal se ha ani-quilado a sí mismo, se ha extinguido en ella co-mo el fuego en el agua, al no encontrar en el Cru-cificado respuesta violenta a su violencia asesina.Cristo recibe el Mal del mundo, y a su hijo bas-tardo, la Enemistad (Ef 2,13), y lo absorbe en sí sinrebotarlo sobre quienes se lo arrojan. Simplemente,«inclinando la cabeza, entregó su Espíritu» (Jn19,30). Nada más. Muriendo a sí mismo, exhaló so-bre el mundo su Respiración, la Vida divina de

En portada Alfa y Omega 4-IV-2002 3

El poder de la Resurrección

La contemplación no es sólo un carisma propio de quienes reciben la vocación de la entrega al Señor en totalidad de vida y totalidadde gracia monástica. La contemplación forma parte de la vida de todo cristiano, como lo forma el Amor, que sólo es digno de fe.

La celebración de la Pascua nos abre el camino al Misterio fundante, en esta ocasión, de la pluma del trapense padre Antonio MaríaMartín Fernández-Gallardo, del Monasterio de Las Escalonias, perteneciente a los cistercienses de la esricta observancia,

en la localidad cordobesa de Hornachuelos

que era portador. El Mal acaba en la Cruz, muereen su propio asesinato, se queda a este lado delsepulcro y no se filtra al nuevo orden.

Un nuevo poder

En el Cristo que emerge delsepulcro se revela, pues, un nue-vo poder de Dios, distinto al delos grandes signos divinos delAntiguo Testamento, y cuya su-blimidad es la que Pablo quiereconocer: el poder de la resu-rrección, la Cruz como límitedel Mal. Un poder extraño paranuestras categorías habituales,pues no lo vemos nacer de laimposición, sino de la debilidad,del fracaso humano y de la pro-funda humillación del ViernesSanto. En la Cruz se manifiestaun poder que es la inversión delpoder humano, basado en la re-lación de dominio. En ella semanifiesta la fuerza paradójica del Bien, que vence almal dejándose afectar por éste hasta el extremo que el

mal mismo determina, sin devolver nunca un maligual (ojo por ojo) o un mal mayor (venganza). Es lanueva moral del Reino, como había sido expresadaen el Sermón de la Montaña.

Quizá no sin escándalo (1Cor 1,23), el poder dela Cruz-Resurrección se revela como un antipoder,

que invierte la tenden-cia propia del Gran Egodel mundo. Jesús no vaen poder, que queda de-saprobado en la Iglesia:«Sabéis que los jefes delas naciones las domi-nan..., y los grandes lasoprimen con su poder.No así entre vosotros.El que quiera ser el pri-mero en el Reino de loscielos, que sea el últi-mo y servidor» (Mt20,25-27). Él fue el pri-mero que actuó así, des-de la Encarnación hastael proceso legal que los

poderes institucionales, políticos y eclesiásticos tra-maron contra Él para quitarlo de en medio. Jesús no

se puso a su nivel: no se defendió, no pidió abogadosni contrapuso a Pilatos una fuerza armada semejan-te a la de los romanos: «Mi Reino no es de este mun-do» (Jn 18,36); o sea, mi poder no es como el delCésar, ni mi ejército como el de ninguna gran po-tencia europea, asiática o americana. No está hechode tanques ni cañones, ni de armas nucleares. Y enel momento de su prendimiento le dirá a Pedro queguarde la espada y no genere una nueva violencia.Dios no quiere guerrillas, ni guerras santas ni cru-zadas: «Los que empuñen espada, a espada perece-rán» (Mt 26,52).

La ilusión del poder humano, incluso la de aquelque pretende defender auténticos valores y ejercer lajusticia frente a otros poderes declaradamente in-justos, es la de utilizar el mal para acabar con el mal,una violencia mayor para acabar con la violencia;porque así entra en un círculo que crea nuevas in-justicias al imponer la justicia propia. Quizá sea és-ta la razón por la que tantos pseudo-redentores hanconcluido su carrera fundando una mueva opresióny una corrupción mayor que la que habían destro-nado. Fascinados por el espejismo de la imposición,trataron de implantar la justicia y el paraíso a base decarros y caballos, de ejércitos bien armados, mien-tras su paso victorioso sembraba el suelo de nuevasvíctimas, de nuevos pobres y nuevos inocentes.

Creo que no hay redención posible en este ordende realidad para las víctimas de los poderes domi-nativos, por justos que pretendan ser, o por muchoque invoquen a Dios, a Alá Misericordioso o a Yah-veh Sebaot. Eso desde Caín y Abel, y hasta que laHistoria y sus imperios dure. «Siempre habrá po-bres entre vosotros» (Mc 14,7), advertirá Jesús, por-que siempre habrá poderes e imperios; y éstos nopueden salvar a sus propias víctimas, como los tan-ques no pueden dar vida a quienes aplastan a su pa-so. La Dominación, como el Crimen y la Enemistad,es hija del pecado original: nace del Gran Ego delmundo, tras el cual la Escritura descubre al Prínci-pe de este mundo (Jn 14,30), al Maligno (Mt 13,38),al Dominador de las naciones (Is14,12), a los Do-minadores de este mundo tenebroso (Ef 6,12). Por

En portadaAlfa y Omega4 4-IV-2002

En el Cristo que emerge delsepulcro se revela, pues, unnuevo poder de Dios. El poderde la resurrección, la Cruzcomo límite del Mal. En la Cruzse manifiesta un poder que esla inversión del poder humano,basado en la relación dedominio

tanto, el poder dominativo es el propio del Mal, queresulta juzgado por el antipoder de la Cruz (Jn 16,11),ante cuya debilidad resulta impotente (Jn 14,30).Ahora bien, en la Biblia, el Príncipe de este mundono es sólo el Dominador trascendente; además es elarquetipo de todos los poderes humanos, simboli-zados en las bestias de los libros apocalípticos, queson como encarnaciones suyas.

El proceso de Jesús, sobre todo en el cuarto evan-gelio, ilustra muy bien la ceguera y parcialidad de to-do poder, su esquematismo mental y la intransigen-cia tantas veces fanática que le acompaña, quizá porestar convencido de que tiene la certera visión (Jn9,39-41). Por esa ceguera Jesús fue contado entrelos malhechores y condenado como blasfemo y he-reje. Y lo mismo les ha ocurrido luego a no pocosjustos respecto al poder civil o eclesiástico. No he-mos de olvidar esto: Jesús, el Justo, el Siervo deDios, el Bueno y el Santo fue honestamente perci-bido por la institución de su tiempo como incohe-rente, malhechor, blasfemo, hereje y hasta diabólico.Lo cual es el colmo de la ceguera: confundir a Dioscon Belcebú (Mt 10,25). En Él se cumplió a la letrael dicho: «Nadie llega a la santidad sin que cien jus-tos le hayan declarado antes here-je». ¿Nos invita algo a pensar quenosotros somos hoy más lúcidosy menos parciales que los farise-os? ¿Escaparía hoy la Iglesia a lacrítica de Jesús?

El reconocimiento del Justo,de todos los justos e inocentesde la Historia, empieza en laCruz que les imponen los mis-mos que los condenan: «Verda-deramente éste era Hijo deDios», exclamará el Centuriónromano que mandaba la patrullade los verdugos, al ver expirar aCristo (Mc15,39). Éstaes la paradoja:sólo cuando eljusto muere esreconocido;sólo entoncesse abren losojos, recono-cemos nuestroerror y baja-mos golpeán-donos –quizáhipócritamen-te– el pecho.

No era un justo más

Porque en la Cruz del justo aparecenuestro pecado hacia él. Los santos y losmártires no se suicidan; se dejan abatir pornuestras justicias fanáticas. Pero el pecadoque les abate por fuera no les afecta laesencia: «No temáis a los que matan elcuerpo, pero no pueden matar el alma»(Mt 10,28). Y ellos caen limpios, inma-culados, como corderos sin tacha, sin abrirla boca, entre las acusaciones y sentenciasde quienes saben mejor que Dios lo quees justo. Pero el pecado que les derribamuere también en ellos sin encontrar resonancia.Jesús no se defiende, no contraataca, el Siervo do-liente no abre la boca a insultos y salivazos. Tampocobaja de la Cruz, por más que le invitan a realizar unacto de poder (Mt 27,40.42). No cae en la autojus-tificación, no infla su ego delante del ego de loshombres. Por eso la Cruz lleva al límite –como mar-tirio– la fe en que hay un poder justificador de Diospara las víctimas de este orden corrupto de cosas.Este poder es el de la Resurrección.

Si Jesús nohubiera re-sucitado,

hubiera dejado sólo el recuerdo de unos sali-vazos, de unas bofetadas, del escarnio y delasesinato injusto de un inocente más de la His-toria. La humillación, el quebranto, la traición,la mentira, la tortura, todo lo que constituye elpan de los poderes humanos, hubiera sido una

vez más lo último que se podría recordar de Jesús,

como de Juan Bautista, decapitado por el capricho deuna bailarina. Así se escribe la Historia. Las floresmás hermosas siempre son segadas por manos ca-prichosas. Y mientras, aquí no ha pasado nada. Con-tinúa la fiesta y la música, y los hombres se siguendevorando unos a otros, en un laberinto de muerte ypasión que no halla reposo.

Pero Cristo no era un justo más de la Historia.«Aquí hay más que Salomón» (Mt 12,42), «antesde que Abrahán existiera, Yo Soy» (Jn 8,58). Para

Juan evangelista, Cristo es la Compasión Infinitaencarnada hasta el extremo de lo posible (Jn 13,1),la Solidaridad divina con las víctimas irredentas detodas las formas de mal, que acoge toda muerteen la suya y la asume en su Respiración, en su Es-píritu, en su Vitalidad. Con el Cristo sufriente de laSemana Santa cae y es sepultado el sistema de pe-cado sobre el que asienta este viejo mundo, consu arquetipo de poder, y renace otro orden bajo elarquetipo de la gracia, ante la que no cabe poder

alguno: «Por gracia habéis sido salva-dos..., y esto no viene de vosotros» (Ef2,5.8).

Digamos, para concluir, que la Resu-rrección no justifica al justo reintegrán-dolo en el mismo orden injusto que lo ha-bía abatido, pues lo volvería a abatir comoa Lázaro (Jn 12,10); sino haciéndolo pasaral orden nuevo, donde está Cristo senta-do a la derecha de Dios: a la nueva Jeru-salén del Apocalipsis, donde el mal no tie-ne cabida porque ha quedado a este ladodel sepulcro. De este modo, la debilidad dela Cruz revela el poder de la Resurrección,

y se constituye en puerta y frontera, en paso –pas-cua– a la nueva creación. La Cruz realiza la pascuadel mundo en la pascua de Cristo: el paso de la vi-da en la desgracia a la vida en la gracia y en la ple-nitud del Primero de los resucitados: Jesucristo, elTestigo fiel, Primogénito de los muertos y de la cre-ación (Ap 1,5; Col 1,15.18).

Antonio María Martín Fdez-Gallardo

En portada Alfa y Omega 4-IV-2002 5

Si Jesús no hubiera resucitado, hubiera dejadosólo el recuerdo de unos salivazos, de unas

bofetadas, del escarnio y del asesinato injustode un inocente más de la Historia.

Pero Cristo no era un justo más de la Historia

La claridad y la alegría, que pa-ra gran parte de nosotros estánunidas al pensamiento de la

Pascua, no pueden cambiar nada res-pecto al hecho de que el contenidoprofundo de este día sea para noso-tros más difícil de comprender que el

de la Navidad. El nacimiento, la in-fancia, la familia, todo eso es partede nuestro mundo de experiencias.Que Dios haya sido un niño y hayahecho así grande a lo pequeño, y hu-mano, cercano y comprensible a logrande, es un pensamiento que nos

toca de un modo muy directo. Se-gún nuestra fe, en el nacimiento enBelén, Dios ha entrado en el mun-do y esto lleva una huella de luz has-ta los hombres, los cuales no estánen grado de acoger la noticia tal ycomo es.

Con la Pascua es distinto: aquí Diosno ha entrado en nuestra vida habi-tual, sino que, entre sus confines, haabierto un paso hacia un nuevo espaciomás allá de la muerte. Él no nos sigueya, sino que nos precede y sostiene laantorcha en el interior de una exten-sión inexplorada para animarnos a se-guirle. Pero, desde el momento en elque nosotros ahora sólo conocemosaquello que está a este lado de la muer-te, no podemos relacionar ninguna denuestras experiencias con esta noticia.Ningún concepto puede venir en au-xilio de la palabra; permanece una sa-lida en lo desconocido; y en esto per-cibimos dolorosamente la miopía y li-mitación de nuestros pasos.

Y, con todo, es estimulante pensarque ahora, por lo menos a través de lapalabra de uno que sabe, experimen-tamos aquello frente a lo que nadiepuede quedar indiferente. Con enor-me curiosidad, en los últimos años, sehan recogido las narraciones de per-sonas que, habiendo pasado por unamuerte clínica, afirman haber perci-bido lo imperceptible y pueden apa-rentemente decir qué hay después de laoscura puerta de la muerte. Esta cu-riosidad muestra cómo se abre caminoen nosotros de un modo apremiantela cuestión de la muerte. Pero todasestas narraciones son inadecuadas,puesto que todos estos testigos no ha-bían muerto realmente, sino que handebido sólo probar la particular expe-riencia de una condición extrema dela vida y de la conciencia humana.Ninguno puede decir si su experien-cia se habría confirmado en el caso deque hubiesen muerto realmente. PeroAquel del que habla la Pascua, Jesu-cristo, realmente «descendió al reinode los muertos». Él ha respondido ala petición del rico Epulón: «¡Envíaarriba a alguno del mundo de losmuertos, para que así creamos!» Él,el verdadero Lázaro, ha venido de alláa fin de que nosotros creamos. ¿Lo ha-cemos ahora? No llega trayendo no-ticias y emocionantes descripcionesdel más allá. En cambio, nos ha di-cho que prepara las moradas. ¿No esésta la más emocionante novedad de laHistoria, aunque sea dicha sin des-pertar sensaciones?

La Pascua tiene que ver con lo in-concebible; su evento nos sale al en-cuentro en un primer momento sólo através de la Palabra, no a través de lossentidos. Tanto más importante es en-tonces dejarse aferrar un día por lagrandeza de esta Palabra. Pero, pues-to que ahora pensamos con los senti-dos, la fe de la Iglesia ha traducidodesde siempre la Palabra pascual tam-bién en símbolos que hacen presagiarlo no dicho de la Palabra. El símbolode la luz (y con él el del fuego) juegaun papel importante; el saludo al ci-

En portadaAlfa y Omega6 4-IV-2002

Escribe el cardenal Ratzinger sobre el acontecimiento de la Resurrección

La alegría pascualEn uno de los capítulos del libro Imágenes de esperanza (ed. San Paolo), del cardenal Joseph

Ratzinger, el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe reflexiona sobre la celebraciónmás importante del calendario litúrgico: la resurrección de Nuestro Señor Jesús. Por su interés

y en plena alegría pascual, ofrecemos a nuestros lectores los párrafos más significativos:

Dos haces de luz, en Nueva York, donde estuvieron las dos torres gemelas

rio pascual, que en la iglesia oscurapasa a ser el signo de la vida, es para elvencedor sobre la muerte. El aconte-cimiento de entonces viene así tradu-cido en nuestro presente: donde la luzvence la oscuridad, acontece algo de laresurrección. La bendición del aguapone de relieve otro elemento de lacreación como símbolo de la resu-rrección: el agua puede tener en sí al-go de amenazador, ser un arma de lamuerte. Pero el agua viva de la fuenterepresenta la fecundidad que, en me-dio del desierto, edifica oasis de vida.Un tercer símbolo es de otro tipo dis-tinto: el canto del Aleluya, el canto so-lemne de la liturgia pascual, muestraque la voz humana no sabe solamentegritar, gemir, llorar, hablar, sino jus-tamente cantar. El hecho de que, ade-más, el hombre sea capaz de evocarlas voces de la creación y transfor-marlas en armonía, ¿no nos permitepresagiar, de modo maravilloso, dequé transformaciones somos capacesnosotros mismos y la creación? ¿Noes éste un signo admirable de espe-ranza, en virtud de la cual podemospresagiar el futuro y, a un tiempo, aco-gerlo como posibilidad y presencia?

En las grandes solemnidades de laIglesia, la creación participa en la fies-ta; o viceversa: en estas solemnidadesentramos en el ritmo de la tierra y delas estrellas, y hacemos nuestro su co-nocimiento. Por esto, la nueva maña-na de la naturaleza que señala la pri-mera luna llena de la primavera for-ma parte tan real del mensaje pascual:la creación habla de nosotros y a no-

sotros; nos comprendemos correcta-mente a nosotros mismos y a Cristosólo si aprendemos a escuchar tam-bién las voces de la creación.

La aflicción se convertirá en alegría

Todo aquello que podemos ver es–como por Isaías– el Cordero, del cualel apóstol Pedro dice que fue predes-tinado «ya antes de la fundación delmundo». Pero la mirada sobre el Cor-dero –sobre Cristo crucificado– coin-cide ahora precisamente con nuestramirada al cielo, con nuestra mirada

sobre la eterna providencia de Dios.En este Cordero, sin embargo, entre-vemos lejana, en los cielos, una aper-tura; vemos la benignidad de Dios,que no es ni indiferencia ni debilidad,sino suprema fuerza. De este modo, yúnicamente en esto, vemos los san-tuarios de la creación y percibimos enellos algo similar al canto de los án-geles, podemos incluso intentar acom-pañar un poco a aquel canto en el Ale-luya del día de Pascua. Desde el mo-mento en que vemos el Cordero, po-demos reír y podemos dar gracias;gracias a él también nosotros com-prendemos qué significa adoración.

Todas las palabras del Resucitadollevan en sí la alegría –la sonrisa de laliberación: ¡Si vierais aquello que yohe visto y veo!–, si un día alcanzáis aver el todo, entonces reiréis. Hubo untiempo en el que el risus paschalis, larisa pascual, era parte integrante de laliturgia barroca. La homilía pascualdebía contener una historia que sus-citase la risa, de tal modo que la igle-sia retumbase en carcajadas. Ésta po-día ser una forma un poco superficialy exterior de alegría cristiana. Pero,¿no es en realidad algo muy bello yjusto el hecho de que la risa se hubie-se convertido en un símbolo litúrgi-co? Y ¿no nos gusta quizá que en lasiglesias barrocas escuchemos todavía,por el juego de los amorcillos y de losornamentos, la risa en la cual se anun-ciaba la libertad de los redimidos? Y¿no es un signo de fe pascual el he-cho de que Haydn dijera, respecto asus composiciones, que al pensar enDios sentía una alegría cierta y aña-diese: «Yo, apenas quería expresar pa-labras de súplica, no podía contenermi alegría, y hacía lugar a mi ánimoalegre y escribía allegro sobre el Mi-serere»?

La visión de los cielos del Apoca-lipsis dice lo que nosotros vemos enPascua a través de la fe: el Corderomuerto vive. Puesto que vive, nuestrollanto termina y se convierte en sonri-sa. La visión del cordero es nuestramirada a los cielos abiertos de par enpar. Dios nos ve y actúa, si bien deforma diversa a como pensamos y a

como nosotros quisiéramos imponer-lo. Sólo a partir de la Pascua podemosen realidad pronunciar de un modocompleto el primer artículo de fe; só-lo a partir de la Pascua éste se ve cum-plido y consuela: yo creo en Dios, Pa-dre omnipotente. De hecho, sólo a par-tir del Cordero sabemos que Dios esrealmente el Padre y es realmente om-nipotente. Quien lo ha entendido nopuede estar ya verdaderamente triste ydesesperado. Quien lo ha entendidoopondrá resistencia a la tentación deponerse del lado de los verdugos.Quien lo ha comprendido no experi-mentará la angustia extrema cuandoél mismo esté en la condición del Cor-dero. Puesto que se encuentra en el lu-gar más seguro.

La Pascua nos invita, en resumen,no sólo a escuchar a Jesús, sino, en elinstante en el que se le escucha, aaprender a ver desde el interior. Lamáxima solemnidad del calendario li-túrgico nos anima, mirándole a Él, aAquel que ha muerto y ha resucitado,a descubrir la apertura en los cielos. Sicomprendemos el anuncio de la resu-rrección, entonces reconocemos queel cielo no está totalmente cerradomás arriba de la tierra. Entonces al-go de la luz de Dios –si bien de unmodo tímido pero potente– penetraen nuestra vida. Entonces surgirá ennosotros la alegría, que de otro mo-do esperaríamos inútilmente, y cadapersona en la que ha penetrado algode esta alegría puede ser, a su modo,una apertura a través de la cual el cie-lo mira a la tierra y nos alcanza. En-tonces puede suceder lo que prevé larevelación de Juan: todas las criatu-ras del cielo y de la tierra, bajo la tie-rra y en el mar, todas las cosas en elmundo están colmadas de la alegríade los salvados. En la medida en laque lo reconocemos, se cumple la pa-labra que Jesús dirige en la despedida,en la que anuncia una nueva venida:«Vuestra aflicción se convertirá enalegría». Y, como Sara, los hombresque creen en virtud de la Pascua afir-man: «¡Motivo de alegre sonrisa meha dado Dios: quienquiera que lo se-pa, sonreirá conmigo!»

En portada Alfa y Omega 4-IV-2002 7

Los trágicos acontecimientos de OrienteMedio parecen haber dejado en el olvido,o al menos en segundo término, otros nomenos impresionantes y luctuosos: esa in-misericorde tromba de agua que ha sem-brado la muerte, la destrucción y el doloren Tenerife, foto inferior derecha; ese de-vastador terremoto en el martirizado Afga-nistán, del que ya casi nadie habla –¿porqué?– y del que las dos fotografías de arri-ba hablan con tan desgarrada elocuencia.Parece como si la muerte quisiera impo-nerse a la vida, como si se quisiera hacer laguerra a la paz, en palabras de Juan PabloII; pero la vida es siempre más fuerte que lamuerte, a pesar de las apariencias, y a pe-sar de todos los pesares. Las Obras Misio-nales Pontificias han enviado ayuda urgente,y Cáritas tiene abiertas cuentas de ayudapara los damnificados de Afganistán. Teléfono de donaciones: 902 33 99 99

La fotoAlfa y Omega8 4-IV-2002

A pesar de todos los pesares

KAP, en La Vanguardia

Parece como si se hubiera de-clarado la guerra a la paz»: asídecía el pasado domingo, en

Roma, el Papa Juan Pablo II, dolo-rido en su cuerpo y más profunda-mente aún en su espíritu, mientras alotro lado del Mediterráneo, en la Tie-rra Santa donde mu-rió y resucitó el Prín-cipe de la Paz, la es-calada de la violenciallegaba al paroxismoentre la locura de lamáquina de oprimir yde matar israelí y lasuicida y criminal de-sesperación palestina.Entre tanto, los Pon-cio Pilatos de hoy sesiguen lavando lasmanos y preguntandoqué es la verdad…Como aquél «intentanlibrar a Jesús», con re-tóricos llamamientosa la paz y resolucio-nes aparentementejustas y bondadosas,pero escondiendounos intereses no me-nos turbios que los deentonces, cuya terri-ble expresión resultaser un eco exacto deaquellos gritos de losjudíos recogidos en elevangelio de SanJuan: «Si sueltas aése, no eres amigo delCésar; todo el que sehace rey se enfrenta alCésar». El pasado do-mingo, en la Tercerade ABC, su directorno podía decirlo conmayor nitidez, de-nunciando «la inefi-cacia y, probablemen-te, la perversión de unorden internacionalque es sólo eficaz enfunción de intereses yno de principios».

Poco antes de laspalabras citadas del cuarto evangelio,al narrar el momento en que Judassale del Cenáculo para consumar sutraición, el evangelista dice que erade noche. Por mucho que hoy se con-sigan potentísimas iluminaciones ar-tificiales, al margen de Quien es laLuz del mundo y la Verdad siguesiendo de noche, sigue sin ser posi-ble ni una brizna de luz verdadera.La oscuridad, trístemente, es señade identidad de un mundo empeñadoen vivir sin la Vida. En Oriente Pró-ximo está marcada por la angustiosa

ceguera de la sangre, pero ¿acaso esmenos ceguera la de la mentira delcivilizado Occidente, la de una Eu-ropa que reniega de sus raíces, la deuna Humanidad de espaldas a la ver-dad, que en lugar de adorar al Diosverdadero lo hace, en palabras del

mismo evangelista san Juan, a «laconcupiscencia de la carne, la con-cupiscencia de los ojos y la jactanciade las riquezas»? Fuera de Cristo,en efecto, sigue siendo de noche.

Poco antes de sus doloridas pa-labras ante la profunda noche delmundo, trágicamente oscurecida enel Cercano Oriente, al comienzo mis-mo del Domingo por antonomasia, elDía que nunca ya conocerá el oca-so, Juan Pablo II había cantado, contoda la Iglesia, a otra noche, aque-lla de la que estaba escrito: «Será la

noche clara como el día, la nocheiluminada por el gozo», «la nocheen que, rotas las cadenas de la muer-te, Cristo asciende victorioso delabismo». Y, a continuación, el cán-tico de la alegría invencible proclamala pregunta que desentraña la verdad

más honda de la vida:«¿De qué nos serviríahaber nacido si no hu-biéramos sido rescata-dos?» Efectivamente, siCristo no hubiera resuci-tado, seríamos «los másdesgraciados de todos loshombres». Pero ¡Cristo,en verdad, ha resucitado!

En los años más durosde la persecución comu-nista a la fe en la Rusiade Stalin, en una situa-ción –como hemos podi-do conocer después– demiseria y de tragedia so-cial realmente indescrip-tibles, cuando un profe-sor universitario no deja-ba de exaltar el ateísmo,y con él, en definitiva, unmundo condenado a lamás negra oscuridad, unalumno se levanta y di-ce: «Sin embargo, ¡Cris-to ha resucitado!» Variosalumnos, completandoesta expresión de la litur-gia cristiana de Pascua,se levantan inmediata-mente y añaden: «¡Enverdad ha resucitado!»Eran los tiempos del sa-misdatz, de las publica-ciones clandestinas alservicio del Evangelio, ypor ello al servicio delhombre, de la libertad y,en definitiva, de la paz.Todos hemos visto caer,sin tanques ni terroristassuicidas, el más vergon-zoso muro de la historiade la Humanidad. Losmuros que no cesan –por-que un mundo sin Luz no

genera más que odios y enfrenta-mientos entre los hombres, sean tanindisimulados como en Oriente Pró-ximo, o sean disfrazados con las milmentiras que llenan el mundo– sólopueden ser abatidos acogiendo a laLuz que es la inagotable fuente de lapaz, dejando que nos toque, como hasabido expresar Pablo Pombo en laadmirable ilustración de esta página,con la misma infinita ternura con quelo hace a la Magdalena.

Criterios Alfa y Omega 4-IV-2002 9

Sucedáneos de la esperanza

La palabra pesimismo no tiene mássentido que la palabra optimismo.

Las dos palabras están tan vacías por eluso como la palabra democracia, porejemplo, que sirve ahora para todo y atodo el mundo, lo mismo a Stalin que aChurchill. El pesimista y el optimistacoinciden en no ver las cosas como son.El optimista es un imbécil feliz, el pe-simista un imbécil desgraciado. Podéisimaginároslos perfectamente con losrasgos del Gordo y el Flaco… Sé quehay entre vosotros gente de muy buenafe que confunde la esperanza con el op-timismo. El optimismo es un sucedá-neo de la esperanza. El optimismo esuna forma sutil del egoísmo. La espe-ranza, en cambio, se conquista. No sellega a la esperanza sino a través de laverdad…

Un pensamiento que no actúa no va-le gran cosa, y una acción que no sepiensa no es absolutamente nada. Elpensamiento de un gran pueblo, ade-más, no es en absoluto la suma de lasopiniones contradictorias de cien milintelectuales que piensan, en la mayoríade los casos, según sus humores, comouno se rasca donde pica…

Las crisis de Europa no son más quelas manifestaciones diversas de otra cri-sis mucho más general, de civilización.La guerra de destrucción que acaba determinar, y la paz que no termina de em-pezar, han dado un golpe tremendo alprestigio de Europa. En esas circuns-tancias, poner en causa la civilizaciónmoderna, ¿no es también poner en cau-sa a Europa? Pero, lo queramos o no,millones de personas en Europa y fuerade Europa empiezan a poner en causaesta civilización, que aparece más bien,en realidad, como una liquidación detodos los valores del espíritu.

La técnica no puede nada contra larazón, pero puede destruir la razón hu-mana aniquilando a la Humanidad ra-zonable. La técnica puede exterminar ala Humanidad, puede también degra-darla, hasta el punto de no merecer ya elnombre de razonable. Creo que las ci-vilizaciones están hechas para los hom-bres, y no los hombres para las civili-zaciones. No intento en absoluto opo-ner el capitalismo al marxismo, por lasencilla razón de que son los dos as-pectos, o si preferís, los dos síntomasde una misma civilización de la mate-ria, de una civilización invadida por lamateria. La civilización totalitaria esuna enfermedad del hombre desespiri-tualizado, así como el bocio es un maldel hombre falto de vitaminas.

Georges Bernanos (1947)de La libertad, ¿para qué?

(Ed. Encuentro)

ΑΩ La inagotable fuentede la paz

Mañana de Pascua, de Pablo Pombo

4-IV-2002

¿Hasta cuándo?

Hasta cuándo vamos a esperar los católicosespañoles para enviar al Vaticano cientos

de miles de firmas, recogidas en la puerta detemplos de todas las diócesis, estampadas enmiles de folios encabezados por sólo estas dospalabras: «Gracias, Santo Padre»? Gracias,por todo lo que ha hecho, y sigue haciendo porla Iglesia, por el hombre y por el mundo. Graciaspor ese sacar fuerzas de su debilidad e irsedejando la vida a jirones día a día.

¿Habrá alguien que recoja la idea y poda-mos expresarle al Papa nuestra comprensión,nuestro cariño, nuestro agradecimiento y nues-tra fidelidad? ¡Gracias, Santo Padre!

Francisco Marín FuentesCartagena (Murcia)

Yo me pregunto

Soy historiadora y católica; y después de leer el artículo Me pregunto…, de doña

Lourdes Ortiz, en el dominical de la mujer, deABC, yo me pregunto cómo se pueden hacerafirmaciones categóricas sobre personajes dela Historia y sobre la Iglesia con tan pocos oequivocados conocimientos de ambas, apo-yándose exclusivamente en tópicos archirre-petidos de tendencias progres… (sectarismosde partido).

Para ser honesto hay que ser veraz. Pro-fundice la señora Ortiz en un tema antes delanzarse a escribir. La Iglesia de los pobres y delos misioneros existe desde que la fundó Je-sucristo; no es de la Teología de la liberación.

María Rosa PradasMadrid

En este mismo sentido hemos recibidocarta de Juan Francisco Hernández de Ar-

mijo. Madrid

Gala de Granada

Al leer acerca de la polémica Gala de la en-trega de premios en el Salón Internacio-

nal de Granada, me gustaría poder entenderpor qué el progresismo, la modernidad quie-ren que sea sinónimo de provocación, escán-dalo, mal gusto, ordinariez, falta de delicadeza,de educación y de respeto a la forma de pen-sar y a las creencias de los demás. ¿Qué ne-cesidad tiene una celebración de realizar uncoito en público, una felación y quemar la ima-gen de la Virgen, Patrona de la ciudad, a laque seguro que multitud de granadinos invocany veneran? Y nuestro insigne poeta de todos,Federico García Lorca, ¿qué aporta quemarsu efigie en público?

Lo siento por Juanma Bajo Ulloa; para mí, loque está es falto de ideas y sobrado de malgusto. También me gustaría entender cómo, alpresentar el esbozo de su Gala, lo permiten.

Mamen Güemes CobosMadrid

CartasAlfa y Omega10

Las cartas dirigidas a esta sección deberán ir firmadas y con DNI, y tener una extensión máxima de 20 líneas. Alfa y Omega se reserva el derecho de resumir su contenido

Asesinato de un buen pastor

En Colombia hay hombres caimanes, devo-radores de carne y de sangre, de libertad y

de esperanza. En una de sus últimas macha-das han tumbado a monseñor Isaías Duarte,arzobispo de Cali, que acababa de salir de laparroquia del Buen Pastor. Celoso cuidador desu rebaño, hizo suyas las palabras del Maes-tro: «El buen pastor da su vida por las ovejas».En monseñor han tiroteado a un hijo del hombre,a un Cristo redivivo, porque ya dejó dicho que loque se hiciese a uno de los suyos a Él se le ha-cía. No fue necesario esperar la llegada de laSemana Santa para contemplar los Nazarenosensangrentados, porque nos han dado uno decarne y hueso. Lo asesinaron por defender lavida, la libertad y la paz, por denunciar la injus-ticia, la corrupción y la pobreza. Lo hicieron ca-llar para siempre porque no supo respetar la leydel silencio y se atrevió a denunciar que, entrelos candidatos elegidos al Congreso de la Re-pública, hay políticos financiados por «el malditonegocio de todos los males».

Monseñor no bailaba al son de las cumbiasmortales de los narcos, de la guerrilla, de losparamilis, ni del ejército, sino que buscaba laverdad, aun a sabiendas de que por hacerlo se-ría aborrecido de todos por igual.

Si mil veces volviese Cristo a la tierra, otrastantas lo volveríamos a crucificar. Por reinci-dente.

César López LleraMadrid

Isabel la Católica

Me limito a copiar textualmente del libroLos Reyes Católicos, escrito por Jo-

sé Antonio Vaca de Osma, Embajador deEspaña, Académico responsable de laHistoria y Jurisprudencia y Legislación:«Si hay una mujer en la Historia que hayahecho todo lo posible para extender la fecatólica incorporando a millones y millo-nes de seres a la Iglesia de Roma, conamor y justicia, ésa es la reina Isabel, me-recedora de los altares. Creo que a loscreyentes de otras religiones no tiene porqué importarles a quién beatifica o santi-fica la Santa Sede».

Josep María ArdevolCataluña

Puntualización

Pedimos disculpas por la omisión de la firma que, por causas técnicas, ajenas a nuestravoluntad, se produjo en el comentario Con ojos de mujer, del número 299 de Alfa y Ome-

ga. El texto era de Carla Díez de Rivera.

José Francisco [email protected]

Max Pribilla acusó la desolación de una épo-ca abominable con la pregunta sobre el si-lencio del pueblo alemán en los años del

Holocausto. ¿Y el silencio del pueblo americano, ode los pueblos desarrollados occidentales? El con-flicto árabe-israelí es una muestra más de los silen-cios sospechosos, no sólo de la Historia, sino de lanaturaleza de la ambición política de una concienciamesiánica, en el caso israelí, torticeramente orien-tada. En el diario El País, del 2 de abril, HermannTertsch, en un artículo titualdo Perder la guerra y elalma, señalaba: «La tragedia es ya completa, pormucho que se agrave. Se ha llegado tan lejos quetodos los horizontes se antojan abismos. La violen-cia incendia Oriente Próximo. Decenas de millonesde árabes –y no árabes– se alegran ya cada vez queun joven palestino se inmola en el altar de la patria,arrastrando consigo a la muerte al mayor númeroposible de israelíes. Todo indica que tales momentosde alegría se multiplicarán en proporción a los mo-tores de la ira (...) Si los judíos comienzan a emi-grar de Israel a mayor velocidad que los palestinosde sus terribles batustanes incomunicados, si la eco-nomía se hunde, el turismo desaparece y las empre-sas han de renunciar a decenas de miles de reser-vistas para aventuras bélicas, cuando el Jefe de Go-bierno se lamenta públicamente de no haber mata-do a Arafat cuando pude y dice no estar en luchacontra un Ejército, sino un pueblo, toda sociedad

–ante todas la israelí– debería levantarse. Por pri-mera vez desde 1948, Israel está en peligro, por cul-pa del fanatismo de la unilateralidad, propia y de suprincipal aliado transatlántico. Por ello, el mejor fa-vor al Estado de Israel hoy es forzarlo a abandonarel demencial vuelo de Ícaro en el que Sharon lo haembarcado y que amenaza con estrellarnos a todos».

Como ha escrito el director de ABC, José Anto-nio Zarzalejos, en una memorable Tercera, el pasadodía 31, «en la aspiración de los atónitos ciudadanosno está una asignación de razones a unos y a otrosporque el reparto de culpas o de méritos entre pa-lestinos e israelíes es perfectamente estéril, ya queambas partes son titulares de unas y de otros. La as-piración, hasta ahora decepcionada, es más simple:parar la tragedia, interponerse entre los que luchan,exigir más al que es más fuerte y, en definitiva, salirdel letargo cómplice de Occidente y sacar a Dios–sea Jehová o Alá– de una Tierra Santa convertida enpiedra de escándalo y dolor desde que las tres gran-des religiones hicieran de Jerusalén una ciudad sa-crificial en la que se muere y se mata con pretextosdivinos, en los que el hombre pasa del protagonismosalvífico a la condenación del odio irremediable yasesino. Un odio que une sus raíces en los arcanos dela Historia, pero de una Historia que a veces recor-dada y a veces rescatada es, muchas más, una historiainventada para justificar con el embuste los crímenesy las injusticias más inhumanas».

Como en todas las guerras, son más las preguntasque las respuestas.

Andrés Ortega, en el diario del grupo PRISA,

el día 1 de abril, planteaba la siguiente cuestión:¿Importan los palestinos? Ésta era su respuesta:«Siempre hay un pueblo de más sobre la Tierra, es-cribía más de dos décadas atrás Wladimir Rabí,refiriéndose a los judíos durante una parte de estesiglo, y a los millones de refugiados palestinos queen esos años nadie quería, y nadie quiere. La trage-dia es que el palestino se haya convertido en esepueblo que sobra (y el siguiente puede ser el kur-do). ¿Importa la suerte de los palestinos? En térmi-nos morales, por supuesto.

En general, la política occidental en Oriente Pró-ximo no ha sido muy racional. La mejor descrip-ción histórica de cómo ministerios diferentes enLondres siguieron políticas divergentes la ha dadoDavid Fromkin, en su obra adecuadamente tituladaUna paz para acabar con toda paz, pues mucho enOriente Próximo gira en torno a una contradicción:la de que el petróleo sobre el que aún funciona Oc-cidente está en las mismas tierras que los lugaressantos del Islam, como La Meca y Medina, en el ca-so de Arabia Saudí, por no hablar del mejunje deJerusalén. Pero si hasta los cristianos llegaron a uncomplejo acuerdo para custodiar los supuestos san-tos lugares, israelíes y palestinos también deberíanpoder hacerlo. La gran oportunidad que ha perdidoIsrael es la oferta árabe de existir e integrarse enOriente Próximo. Quizás la nueva multiculturalidadisraelí le impide aceptar ese destino».

Como ha dicho Juan Pablo II, alguien se ha pro-puesto hacer la guerra a la paz. Misterio de iniquidad,en la Historia y para la Historia.

Aquí y ahora Alfa y Omega 4-IV-2002 11

y contarlooír...Ver

Clamorososy sospechosos

silencios

Clamorososy sospechosos

silencios

Un soldado israelí vigila, armado, a un palestino

María Martínez/Carmen María Imbert

Garganta de los Montes y sus alrededores sonlugares donde, según la tradición, trabajó elPatrono de Madrid, san Isidro Labrador. En

uno de los lugares donde estuvo, en su día, hubouna capilla que ya no existe. Hoy, este municipiode 329 habitantes ha dejado la agricultura y la ga-nadería para dedicarse de pleno al sector servicios.Además de las casas rurales, esta localidad se vuel-ca en la hostelería, y gracias a la hermosura y tran-quilidad de su entorno se ha convertido en segundaresidencia de muchos madrileños. Esto hace que elnúmero de feligreses, unos cuarenta, aumente con-siderablemente en verano.

El párroco, don Ángel Lora, se encarga, además,de otros tres municipios y pedanías de los alrede-dores. En esta labor pastoral le ayudan las Misio-neras de los Sagrados Corazones, principalmenteen la visita a enfermos y en la catequesis. Tambiéntienen un papel importante las cofradías, así comola asociación Nava de la Virgen, que ha recuperadoel culto sencillo y cotidiano a la Virgen de los Pra-dos –como se conoce allí a la Virgen del Rosario–.Esta asociación también promovió la construcciónde la ermita de Nuestra Señora de los Prados, en elmismo lugar donde se encontraban las ruinas de laantigua.

La iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, deestilo gótico isabelino, se construyó en el siglo XVIcon piedra, barro, ladrillos y madera. Desde enton-ces ha sufrido varias reformas, en el barroco y eneste siglo. Esta última restauración ha sido casi total,ya que, durante los cuatro años que ha durado, sehan arreglado el tejado de madera y teja, las paredes,el suelo y la torre. Además, la construcción inicial seha enriquecido con iluminación exterior. También

está situado en el exterior del templo el sencillo mo-numento de bronce que rinde homenaje a una de lasfiguras tradicionales de la localidad: las altareras. Es-tas mujeres, encargadas de preparar los altares enlas calles por las que pasa la procesión con el San-tísimo durante la festividad del Corpus Christi, es-tán reflejadas en la imagen de una mujer transpor-tando, en una cesta, los encajes que le ayudarán en

su labor. La financiación de las obras la han com-partido la Dirección General de Patrimonio de laComunidad de Madrid, Caja Madrid y el Ayunta-miento de Garganta de los Montes. También hanaportado su granito de arena los vecinos, que hansufragado los gastos de mobiliario y decoración.

El día de la reinauguración, el templo restauradoestaba lleno de vecinos y visitantes que querían par-ticipar en la celebración. En la Eucaristía concele-braron con el señor cardenal el Vicario episcopal dela zona, don José María Bravo Navalpotro, el pá-rroco y siete sacerdotes de los pueblos próximos.Varios seminaristas del seminario diocesano misio-nero Redemptoris Mater hicieron la función de acó-litos, y los cantos corrieron a cargo de la coral deBuitrago de Lozoya y de un grupo de niñas que, jun-to a las religiosas de los Sagrados Corazones, cons-tituyen el coro parroquial.

La homilía del señor cardenal trató –aparte de lased de Dios, que sin duda acucia a la Humanidadentera, puesto que el fragmento del evangelio co-rrespondiente a ese domingo era el del encuentro

de Jesús con la Samaritana– de la hondura de lasraíces, en los pueblos de Madrid y de toda España,de la fe de los apóstoles, traída a la Península porSantiago ya en el siglo I. El cardenal Rouco tam-bién manifestó su alegría por el nuevo impulso quela reconstrucción y reapertura del templo, tras cua-tro años de trabajo, supondrá para que la transmi-sión de esa fe se perpetúe.

Iglesia en MadridAlfa y Omega12 4-IV-2002

Reinauguración de la parroquia San Pedro Apóstol, en Garganta de los Montes

Un nuevo templo para la fe de siempre

En los mismos campos donde san Isidro rezaba a Dios, con la misma fe que SantiagoApóstol trajo a España, hoy se erige una renovada iglesia. La parroquia de San PedroApóstol, en el municipio madrileño de Garganta de los Montes, ha celebrado lafinalización de las obras de restauración y la reinauguración de su templo parroquial,con la Eucaristía presidida por el cardenal arzobispo de Madrid, don Antonio MaríaRouco Varela

Distintos momentos de la celebración en Garganta de los Montes

Desde siempre, pero muy acu-sadamente en los últimos si-glos de la historia moderna y

contemporánea de la Iglesia, han sur-gido, como intermitente desafío, pro-puestas, teorías y actitudes dirigidasa reformulaciones del sacerdocio mi-nisterial, que lo vacían de su natura-leza sacramental, de su contenido te-ológico y del aliento espiritual y apos-tólico que debe animar y entusiasmara toda existencia sacerdotal. Fórmu-las que la propia experiencia histórica,y la más sinceramente personal de ca-da uno de nosotros –la que podemospresentar con responsabilidad ante losojos de Dios–, nos dicen que no con-ducen sino al debilitamiento y frus-tración simultánea de su fuerza evan-gelizadora, por la parte del serviciopastoral que le debemos a los fieles;y, por lo que afecta a nuestra propiavida, a una funcionalización, en el me-jor de los casos, que seca espiritual-mente y quema las mejores ilusionesapostólicas. Se pretende presentar co-mo actual y como respuesta a las nue-vas circunstancias históricas en las quese desenvuelve la vida de la Iglesia loque ya viene de viejo, y que se adornacon semejantes o cuando no idénticasrazones como hallazgo novedoso e in-falible en sus efectos pastorales, olvi-dando los momentos más esenciales

de la historia espiritual y pastoral delsacerdocio católico.

Precisamente es ese sacerdocio, enla madurez de su asimilación teológi-ca y existencial, lo que se nos ofreceen esta celebración. El sacerdocio esun ministerio instituido por el Señor.Supone no sólo para la Iglesia, sinotambién para cada hombre, sobre todoel más sufriente y pobre de alma y decuerpo, y conjuntamente para toda laHumanidad, un servicio de incalcula-ble e insustituible valor: el del amormisericordioso que cura, restaña he-ridas, supera injusticias, facilita el per-dón, alivia dolores, trae la conversióna los corazones y restablece la paz.

¿Cómo no iba, pues, la Iglesia, enun proceso cada vez más convergentede su doctrina, de su espiritualidad yde su ordenamiento canónico, a reco-nocer la íntima congruencia entre sa-cerdocio ministerial y la forma de vi-vir la castidad en la forma que impli-ca la renuncia al matrimonio, la delcelibato sacerdotal, como «signo y es-tímulo de la caridad pastoral y fuenteprivilegiada de fecundidad espiritualen el mundo»?

¿Y cómo no iba a darle expresióneclesial vinculante a la exigencia delcelibato para acceder al sacerdocioministerial por los cauces más uni-versales y ordinarios de su ininte-rrumpida tradición? Ese proceso doc-trinal, espiritual y pastoral a la vez, haencontrado una renovación de sus fun-damentos teológicos y de su actualidadeclesial en la doctrina y las normasdel Concilio Vaticano II.

¡No, no nos dejemos confundir, niperturbar, ni desilusionar respecto ala riqueza personal y eclesial que ate-sora nuestra vocación simultánea alsacerdocio y al celibato por el Reinode los Cielos! Correspondamos convoluntad diligente y cordial a lo quenos ruega el Concilio, no sólo a lossacerdotes, sino también a los fieles:«Que amen de corazón este preciosodon del celibato sacerdotal, y que to-dos pidan a Dios que conceda abun-dantemente este don su Iglesia. Cuan-to más imposible les parece a muchosla castidad perfecta en el mundo ac-tual, con tanta mayor humildad y per-severancia pedirán los presbíteros, jun-tamente con la Iglesia, la gracia de lafidelidad, que nunca ha sido negada alos que la pidan. Emplearán, al mis-mo tiempo, todos los medios sobre-naturales y naturales que están al al-cance de todos». Cuanto más miseri-cordia experimentemos nosotros mis-mos en la confesión sacramental y elperdón de nuestros pecados, más ca-paces nos mostraremos a la hora deser sus instrumentos como ministrosde la misericordia de Cristo para elbien de nuestros hermanos.

+ Antonio Mª Rouco Varela

Iglesia en Madrid Alfa y Omega 4-IV-2002 13

La voz del cardenal arzobispo

¡No nos dejemos confundir!

Imborrable nostalgia de salvación«Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea”: ¡Felices Pascuas de Resu-rrección!»: así comienza el mensaje de felicitación pascual de nuestro cardenal arzobispo, en el que dice:

Hoy, día de la Resurrección de Jesucristo, esdía de felicidad para los cristianos de una for-

ma muy honda y explícitamente sentida; pero tam-bién lo es para toda la Humanidad en la que alien-ta una secreta e imborrable nostalgia de salvación:de superación del mal y de la muerte, su más visi-ble y simbólica expresión. Nos felicitamos en laIglesia y en cualquier rincón del mundo donde per-dure lo más elemental de la experiencia de fe cris-tiana. El Cuerpo del Maestro, al que tanto habíanamado, hasta el punto de compartir su dolor al piede la Cruz, acompañando a su Madre, María, laamiga y hermana, no se encontraba en el sepulcro.Había resucitado como muy pronto podrían ellasmismas comprobar cuando el mismo Jesús les sa-le al encuentro y las invita a la alegría: «¡Alegraos!»;y las reitera el encargo de comunicar a los herma-nos que vayan a Galilea. Pronto caerían en la cuen-ta de que había comenzado aquella etapa de laHistoria que san Pablo caracterizaría como el tiem-po en el que «ha quedado destruida nuestra per-sonalidad de pecadores, y nosotros, libres de laesclavitud del pecado», podemos ya vivir con Él,el Cristo resucitado, una vida nueva. La felicidad yano es más una imposible utopía. Es el horizonte

último y definitivo del hombre que actúa ya en suhistoria presente, la de todos los días. Es la realidadde una promesa cierta y de un don que se nos con-fía y quiere embargarnos ya desde y en la pere-grinación de este mundo. Vida, y vida nueva, eslo que nos trae también a nosotros, los cristianos,el anuncio y la celebración de la Pascua de Resu-rrección del año 2002. A todos se nos vuelve aofrecer la victoria en el propósito e itinerario deuna verdadera conversión y, con ella, el don de lavida nueva que no se acabará jamás. Ya no tene-mos razón para vacilar o sentir temor ante la pro-puesta de que seamos santos.

Y vida nueva trae la Pascua de Resurrección atodos los hombres de buena voluntad: a los quebuscan el rostro de Dios con sincero corazón enmedio del relativismo y confusión religiosa tan ex-tendida hoy, o del agnosticismo de moda; a los queconstruyen la paz en el entorno más próximo desus familias y sus pueblos, y en los puntos neurál-gicos donde se ve tan amenazada y herida por elimperio del odio y de la venganza; y a todos losque tratan de formar y seguir su conciencia segúnley de Dios.

¡Felices Pascuas de Resurrección! ¡Aleluya!

Recogemos lo esencial de la homilía que nuestro cardenal arzobispo pronunció en la Misa Crismal,en la que concelebraron varios centenares de sacerdotes de la archiócesis

Cristiano se opone a progre-sista?Sí, y no creo que merezca la

pena perdernos en matizaciones con-ceptuales, como aquella que habla deprogresismo bien entendido. No sir-ven para nada, porque no se puedeconvencer a quien no quiere conven-cerse. Quiero decir que, si le hablas aun progre de progresismo bien enten-dido, no tardará ni un segundo en con-vencerse de que eres un peligroso re-accionario que le intenta vender uncoche averiado. Ése es el drama delcentro reformismo de José María Az-nar: pretender aparentar lo que no sees. O lo que es mucho peor: preten-der ser lo que no se es. Sí, cristiano se

opone a progresista, porque el cristia-no cree en alguien y en algo, cree queunas cosas están bien y otras mal, queexiste la verdad y la mentira, la belle-za y la fealdad.

¿Y el progresista no cree en ello?No, el progresista dice que está

prohibido prohibir, pero entonces yahay algo que sí está prohibido: prohi-bir. El progresista afirma que nada esverdad ni mentira salvo, suponemos,este curioso dogma. El progresismono parte de nada: es presumible, portanto, pensar que tampoco llega a na-da.

Y entonces, ¿cómo es que ha al-canzado el poder?

¡Ah, no hay contradicción alguna!Todo lo que acabo de decir es lo que elprogre piensa, pero no lo que hace.Nadie puede vivir sin un punto de apo-yo, sin lo que ellos llaman dogmas. Elprogre pedía la acracia cuando tenía20 años, pero a los 50se convirtió en minis-tro; a los veinte pre-dicaba contra las mul-tinacionales, y ahoralas dirige... No, elproblema del mundomoderno, el mundoprogre, es la falta decoherencia. Y no haycosa que provoquemayor tristeza y ma-yor desazón personalque la falta de cohe-rencia. El progresis-mo es el responsablede la tristeza genera-lizada actual.

El progresismo esanticlerical.

Por supuesto. LaIglesia explica alhombre y le habla dela eternidad. Al pro-gre le rechinan losdientes: eso es sentir-se en posesión de laverdad y, sobre todo,eso lleva a la felici-dad. Y de la mismaforma que el pobre no soporta la ex-hibición del rico, el progre no soportala esperanza cristiana, que es espe-ranza de eternidad.

¿La Generación progre es la ge-neración del Mayo francés?

Bueno, sí: es una manera de con-cretar el progresismo. La generacióndel Mayo francés es una generaciónmuy larga. Todos ellos han cumplidolos cincuenta, y alguno los sesenta,pero no hay quien los eche del poder,especialmente del poder cultural, quees el más terrible de todos. Y lo quees peor, no creen en la prejubilación.Comenzaron protestando contra el po-der establecido, hasta que conquista-ron ese poder, y no están dispuestos apasar el testigo.

¿Tan insoportables resultan losprogres?

Sí; mal está que nos hayan dirigidocon mano de hierro, pero que encimanos quieran contar su vida, oiga, esoya resulta muy duro.

Sin embargo, y a pesar de su ma-nía a los progres,dice que su socie-dad está a punto decaer...

Por consunción.Aún controlan elpresente, pero elenemigo futuro delsentido común es laNueva Era, que denueva no tiene nada.

¿El libro continúasiendo el medio cul-tural por antono-masia, o Internetpuede hacerle fren-te?

No. La cultura eslenguaje: oral, escri-to o mediopensio-nista. Lo que ocurrees que hay cuestio-nes, fenómenos e in-terpretaciones queprecisan de la longi-tud del lenguaje es-crito. Ahora bien,lenguaje escrito es laprensa y el libro, pe-ro también Internet

sigue siendo lenguaje escrito. Otra co-sa es que a Cervantes no se le puedaleer en pantalla: bueno, pues se im-prime en folios y ya está.

Ha pasado usted de explicarnospor qué es cristiano a contarnos porqué no es progresista.

Se ve que me gustan los porqués.La verdad es que en el mito del pro-greso continuo ya no cree nadie. Du-rante la segunda mitad del pasado si-glo XX la Humanidad pasó del opti-mismo de un mundo mejor a un terrorvisceral a la desaparición del mundo.No, el progresismo actual no es la cre-encia en el progreso, sino el excipien-te de esa época de entusiasmo que ter-minó en Hiroshima: una actitud ge-neralizada, que desconfía de tal ma-nera en la inteligencia humana que laconsidera incapaz para dar cuenta desu origen y de su destino. El moder-nismo, y su plasmación social, que esel progre, le ha robado la certeza a laHumanidad. Y, claro, sin certezas, esimposible evitar la tristeza.

Luis Arnó

Aquí y ahoraAlfa y Omega12 4-IV-2002

Eulogio López plasma con humor la actualidad en su nuevo libro: Por qué no soy progre

Problema del mundo progre:la falta de coherencia

Eulogio López, con su habitual ironía del sentido común, nos presenta la actualidad en su nuevolibro Por qué no soy progre (ed. Libros Libres ). Este libro pertenece a la nueva colección:Políticamente incorrecto, de la nueva editorial Libros Libres , que dirige Alex del Rosal

«El progresismoes anticlerical.

La Iglesia explicaal hombre y le habla

de la eternidad.Al progre

le rechinan los dientes:

eso es sentirseen posesiónde la verdad

y, sobre todo,lleva

a la felicidad»

Carmen María Imbert

Ante el panorama de la univer-sidad hoy, la Asociación parael Estudio de la Doctrina So-

cial de la Iglesia, AEDOS, en su ca-pítulo de Educación, acaba de teneruna jornada de estudio y debate sobrelos cimientos de las universidades ca-tólicas. Para ello reunió a los respon-sables de la mayoría de las universi-dades de iniciativa católica de Espa-ña, e hizo un repaso de la misión y vo-cación de las mismas. Constituyó unacercamiento de las diferentes reali-dades que configuran cada una de lasinstituciones universitarias de inspi-ración católica, unas de reciente crea-ción y otras que hunden sus raíces enlos comienzos de la Universidad. En elseminario participaron como invita-dos once personas, entre Rectores yresponsables del mundo académico.

Después de la presentación por elPresidente de la Asociación AEDOS,don Fernández Fernández Rodríguez,y por el Presidente del capítulo deEducación y Director del Centro uni-versitario Francisco de Vitoria, donJosé Manuel García Ramos, monse-

ñor Eugenio Romero Pose, obispo au-xiliar de Madrid, hasta ahora Presi-dente de la Subcomisión de Universi-dades, de la Conferencia EpiscopalEspañola, y actual Presidente de laComisión episcopal para la Doctrinade la Fe, recordó cuáles son los ras-gos esenciales de la misión de las uni-versidades de inspiración católicas por«la tarea privilegiada de unificar exis-tencialmente en el trabajo intelectualdos órdenes de realidades que a me-nudo se tienden a oponer como si fue-ran antitéticas: la búsqueda de la ver-dad y la certeza de conocer ya la fuen-te de la verdad».

En la primera mesa redonda se pre-sentaron los trabajos realizados hastael momento en las diferentes univer-sidades, y se propusieron los princi-pios que, a juicio de cada ponente, de-bía regir una universidad católica. Elanterior rector de la Pontificia de Sa-lamanca, don José Manuel SánchezCaro, planteó en cinco elementos có-mo debía ser la universidad católica:Calidad, «es la base de la universi-dad»; dialéctica, «capaz de acoger, decriticar y de crear cultura»; propuestade valores humanos, «la fe transfor-

ma y, por tanto, uno de los valores quegenera la fe cristiana es la caridad, lavaloración positiva de la persona»;oferta de cultura cristiana, «reconocerla capacidad de la fe cristiana de ge-nerar arte, ciencia, política…»; y ofer-ta directa de Evangelio.

El Rector de la Universidad deDeusto, don José María Abrego deLacy, hizo una reflexión sobre susdiez años como Rector, de lo que hahecho y de lo que quisiera hacer, ypuso de manifiesto el nacimiento deDeusto «por una necesidad universaly local. El servicio a la fe lleva a lapromoción de la justicia». El Vice-rrector de la Pontificia de Comillas,don José Luis Fernández Fernández,manifestó los referentes jesuíticos dela base de la universidad, en los que sedesgrana la relación fe-cultura: «No-sotros tenemos que hacer un mix en-tre el micro chip y la evangelización».Don Elio Gallego García, de la Uni-versidad San Pablo-CEU, resaltó lacarencia de ámbitos de vivencia ca-tólica en la sociedad, y la importanciade servirse del más importante, quees la enseñanza. «Lo primero que tie-nen que ofrecer los colegios y uni-

versidades católicas es el humanis-mo. No hablar de valores, sino de vir-tudes». El Decano de la Universidadcatalana Ramón Llull, don Jaume Ay-mar Ragolta, denunció el atentado a launiversidad que supone «el excluirlas letras de la ciencia». Por la tarde,en la segunda mesa redonda, se con-cretaron varios elementos fundamen-tales para que la institución universi-taria, y más la católica, responda a lasexigencias de hoy. Don Juan JoséSanz Jarque, Rector de la Universi-dad Católica de Ávila, además de in-sistir en la calidad de la enseñanzapara los alumnos, acentuó la necesi-dad de profesores católicos «Sin ma-estro no hay escuela».

Don Remigio Beneyto Berenguer,Decano de la Cardenal Herrera-CEU,resaltó la responsabilidad de las uni-versidades católicas con la metáfora:«Terrones de sal, que, si bien escue-cen, si se desvirtúa sólo sirve para serpisoteada». Don Antonio Urzáiz Gu-tiérrez de Terán, Secretario Generalde la Cardenal Spinola-CEU, propu-so «volver al origen, al momento enque se fundaron las universidades yse ofrecieron unos objetivos funda-cionales». Don José Luis MartínezLópez Muñiz, vocal del Consejo deUniversidades, hizo una reflexión so-bre lo dicho hasta ese momento: «Losproblemas que se han planteado sonlos mismos que los de una universidadpública. La universidad no es un cen-tro de formación profesional, pero,además, la universidad católica tieneuna vocación clara a la santidad y alapostolado». Don José María Saz Dí-az, Presidente de la asociación Uni-versitas, habló desde la perspectivadel profesor, refiriéndose a la impor-tancia del profesor católico para losalumnos, y alentó a que «la coheren-cia personal es necesario que se vivaen comunidad, que se haga pública».

En el coloquio final, todos los par-ticipantes agradecieron el encuentro,porque con el punto de vista de cadauno se conseguía ayudar a avanzar atodos y a conocer mejor la realidadpara confrontar sus adelantos y lu-chas. Cabe destacar las impresionesque plasmó entonces el director delcentro universitario Francisco de Vi-toria, don José Manuel García Ra-mos, al denunciar la exclusión de losRectores de las universidades priva-das en el ámbito genérico de la uni-versidad, mientras que, a la hora deemitir críticas y evaluaciones de ca-lidad sobre las universidades priva-das, la universidad pública siempreestá presente, los que delata una no-table desigualdad.

Aquí y ahora Alfa y Omega 4-IV-2002 13

Seminario sobre educación, de AEDOS

Misión y vocación de las Universidades católicas

En los últimos meses, la Universidad ha vuelto a tener un espacio entre las noticias, y con un tintenegativo. La crisis de la institución universitaria, el debate sobre su reforma y la polémica que hagenerado la Ley de Universidades, los cambios culturales, económicos y demográficos, evidencianun deterioro general de la Universidad. Las universidades de iniciativa católica no están exentas detal influencia

Me llamo Ana María y soy voluntaria en elservicio de urgencias del Hospital de laPrincesa, los viernes, de 18 a 20 horas.

Me gustaría compartir con vosotros la grataexperiencia que tuve la ocasión de vivir recien-temente. Ese día, mi compañera habitual no pudovenir, y como había bastantes enfermos, me apre-suré para hacer mi primera ronda por los boxes;pasé junto a varias personas y me encontré conuna anciana que, por su aspecto, parecía estar su-friendo mucho. Se llamaba Clotilde y no veníaacompañada por nadie, no tenía familia y vivíasola.

Se me ocurrió mirar su historia médica y vi quepadecía un cáncer de hígado. Aunque le habían ad-ministrado calmantes, seguía teniendo dolores. Alpreguntarle cómo se encontraba, su respuesta meconmovió al decirme que lo que realmente le do-lía era la soledad que en esos momentos sentía, másque los dolores de la enfermedad. Me senté a su la-do cogiéndole la mano; ella hablaba y yo escucha-ba; luego yo hablaba y ella escuchaba; en un mo-mento de la conversación me preguntó que de dón-de venía, y le contesté que de Madrid, pero ella medijo que no la engañara, que no era de este mundo,que debería ser un ángel. Le respondí que no, que

era una persona muy normal y corriente, y ademáscon muchos defectos. Me apretó más fuerte la ma-no y me dijo: «Durante los 78 años que he vivido, ja-más me he encontrado con ningún ser humano queme diera tanto en tan poco tiempo, sin recibir nadaa cambio».

Sus palabras me emocionaron tanto que tuve quesalirme del box para que no me viera llorar. Nadie mehabía dicho nunca nada tan bonito. Comprendí quela labor que estoy haciendo puede aportar algo po-sitivo a las personas que lo necesitan, y, si con mi co-laboración puedo ayudarles a que sean un poquitomás felices, ya me doy por satisfecha, aunque el ca-riño que recibo a cambio es infinitamente superior alque yo pueda darles.

Con este relato me gustaría sensibilizar a la opi-nión pública sobre la problemática de los más des-favorecidos, difundiendo la necesidad de la colabo-ración de todos.

Ana María

TestimonioAlfa y Omega14 4-IV-2002

Momentos de resurrección

Un turista entra en una iglesia yencuentra a una joven con la

mirada clavada en el crucifijo pen-diente del techo sobre el altar:«Perdone un momento, señorita,¿podría decirme quién es ese cla-vado en esos palos?» Ella co-mienza desgranando trozos de lavida de Jesús. Al hablarle sobre laresurrección, el turista mira su re-loj, le pide disculpas, se despide yse marcha.

Así, a medias, suele el hom-bre huir ante lo para él incom-prensible, o, como en este caso,ante lo más serio, atractivo y tras-cendental. El ajetreo de la tierraata al hombre que se asemeja auna lapa. Le arrastra y le preocu-pa en demasía su variopinto que-hacer. Y el regalo por antonoma-sia de todos los tiempos, el de laresurrección, se le antoja dima-nado de un lugar de desencanto,

abúlico para él, cuando es firmepalanca de apoyo que ilumina ysublima el complejo engranaje re-al de la Humanidad. Momentodesconcertante, aunque al finalfeliz, resultó la escena de las mu-jeres al dirigirse a la tumba con-fundiendo a Jesús con el señordel huerto. Al nombre de ¡María!le reconoce. Jesús se aparece aquienes se interesan por Él, aquienes lo buscan y aman de ver-dad.

A los discípulos camino deEmaús, escandalizados por suhorripilante muerte y contrariadosen sus propios razonamientos, noles entró ni un rayo de luz. Le re-conocieron, eso sí, en el pan par-tido. El hombre podrá agotar has-ta los últimos cosidos de sus re-flexiones, pero al llegar a la tras-cendencia de lo principal yesencial, la fe, tendrá que abrir

sus puertas para que Dios inicie laobra del máximo interés. Al filó-sofo existencial de las dudas, enespera de pruebas palpables y vi-sibles, a Tomás, a la hora de laverdad no le fue necesario en-sartar sus dedos, y, abatido antela evidencia, avergonzado, con-fesó: «¡Señor mío y Dios mío!»Mujeres, discípulos, obsesiona-dos en apartar la fría losa, antesmadrugó la vida. El camino delcementerio, la muerte, nos es so-bradamente conocido. No pare-ce ser así la luz de la resurrec-ción. Cremaciones, cenizas, co-sas sin vida, adornos, flores, todoeso nos es tremendamente fami-liar a pesar de la pulverización dela muerte, en contraste con latrascendencia de la inmortalidad.

Pedro, fatigado, se volvió acasa sin haber comprendido na-da. Sin embargo, al discípulo

amado únicamente le hizo faltaver para creer. Es cierto que mu-chos vieron sufrir y morir a Je-sús; nadie resucitar. Pero tam-bién es cierto que le vieron re-sucitado. Su prueba es que re-sucitó, y lo demostró: ningunaotra lección tan interesante poraprender. Al perseguidor acérri-mo de Cristo y de los cristianos,Pablo, tras derribarle del caballo,le sale al encuentro: «¡Saulo,Saulo!, ¿por qué me persi-gues?», y nació el evangeliza-dor por excelencia. Jesús vienecon encuentros hacia el hombrey la mujer. Teresa de Calcuta vi-vió miles de estos encuentrosentre leprosos viendo en ellos aCristo.

Domingo Albarrán GonzálezDominico, misionero en Taiwán

Voluntarios en el hospital

Devolver amor por amor

El Día del Señor Alfa y Omega 4-IV-2002 15

Jesús cumple su promesa: estará para siemprecon sus discípulos. Las apariciones, después dela muerte, confirman el más grande de los acon-

tecimientos históricos: la resurrección. Los que ha-bían asistido a la crucifixión y muerte del Nazarenoexperimentan que, a pesar de estar en «una casa ce-rrada, no es obstáculo para el paso del Señor» (sanHilario) y para que se les aparezca. «Sigan los ojosde tu mente –leemos en san Hilario– la entrada de Je-sús que penetra, y entre con Él la mirada de tu inte-ligencia en la casa cerrada».

La aparición del Señor demuestra a la Iglesia na-ciente, y a la Iglesia de todos los tiempos, que elResucitado no era un fantasma o una apariencia, si-no que hace exclamar: «Pero Él estaba allí» (M.García Morente). La resurrección es para ellos másque una certeza, es una fiesta que les trae la verdaderapaz. Con la aparición del Resucitado, «el cristiano seacostumbra a vivir apacible, serena y pacíficamen-te» (Clemente Alejandrino). Y con la paz recibenel Espíritu Santo. Las apariciones hacen que «la au-tenticidad del acontecimiento venza nuestra menti-ra» (san Hilario), especialmente la mentira del pe-

cado. Los discípulos entienden por la fuerza de laresurrección todo el misterio de la fe.

De las apariciones de Jesús, la que se nos hacesiempre cercana y actual es la del apóstol Tomás.«Éste –escribe san Agustín– no creía que había re-sucitado el que había visto que resucitaba los muer-tos». Tomás conoce la prueba de la duda y de la os-curidad. «Para él lo peor es siempre lo más seguro»(Evely). No cree que los suyos hayan visto al Re-sucitado. Aun así «pidió más, y ni siquiera de ello leprivó Cristo» (san Juan Crisóstomo). A Tomás «lemostró las señales de los clavos y la abertura delcostado, para darle todos los indicios de la carneque resucitó de entre los muertos» (san Ireneo). Elencuentro del Crucificado con Tomás desvela queAquél, «si no hubiese conservado las cicatrices en sucuerpo, no hubiera sanado las heridas de nuestro co-razón» (san Agustín). Tomás, al tocar y ver que «ful-gía la larga herida allí donde latía el corazón» (J.L.Martín Descalzo), creyó. «Fue de los labios de esteincrédulo de quienes salió el primer acto explícito dela fe en la divinidad del Resucitado» (Lagrange).Tomás «seguía siendo un lógico, aunque ya entre-

gado a la gracia» (F.M. Willam). Con la humildeconfesión que expresan las palabras ¡Señor mío yDios mío!, confesó su derrota, la más hermosa detodas las victorias.

Una muy antigua leyenda cuenta que la mano deTomás quedó, hasta su muerte, roja de sangre. La le-yenda quería simbolizar que la incredulidad puede seruna forma de asesinato (Papini). Las apariciones prue-ban con toda fuerza que la resurrección no es extrañaa la misma carne. Es resurrección de la carne. Bien loha sabido expresar Félix de Azúa: «Católicos, no os de-jéis arrebatar la Gloria de la carne, no os hagáis he-gelianos. Que, sobre todo, el cuerpo sea eterno, es lamayor esperanza que se pueda concebir, y sólo cabe enuna religión cuyo Dios se dejó matar para que tam-bién la muerte se salvara. Quienes no tenemos la for-tuna de creer, os envidiamos ese milagro, a saber, quepara Dios (ya que no para los hombres) nuestra carnetenga la misma dignidad que nuestro espíritu, si nomás, porque también sufre más el dolor».

+ Eugenio Romero Pose

II Domingo de Pascua

La Gloria de la carneEvangelio

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertascerradas, por miedo a los judíos. En esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros».

Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría alver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».Y dicho esto exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les per-donéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Tomás, unos de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otrosdiscípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la se-ñal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, nolo creo». A los ocho días estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús,estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: –«Paz a vosotros». Luego dijo a Tomás:«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, si-no creyente». Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: «¿Porque me has visto hascreído? Dichosos los que crean sin haber visto».

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos.Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo,tengáis vida en su Nombre.

Juan 20, 19-31

El Concilio, al tratar de la nobilísima y auténtica noción de la paz, después de condenar la crueldad dela guerra, pretende hacer un ardiente llamamiento a los cristianos para que, con el auxilio de Cristo, au-

tor de la paz, cooperen con todos los hombres a cimentar la paz en la justicia y el amor, y a aportar los me-dios de la paz. Esta paz en la tierra no se puede lograr si no asegura el bien de las personas y la comu-nicación espontánea entre los hombres de sus riquezas de orden intelectual y espiritual. Es absoluta-mente necesario el firme propósito de respetar a los demás hombres y pueblos, así como su dignidad, yel apasionado ejercicio de la fraternidad en orden a construir la paz. Así, la paz es también fruto del amor,el cual sobrepasa todo lo que la justicia puede realizar. La paz sobre la tierra, nacida del amor al prójimo,es imagen y efecto de la paz de Cristo, que procede de Dios Padre. El propio Hijo encarnado, Príncipe dela paz, ha reconciliado con Dios a todos los hombres por medio de su cruz y, reconstituyendo en un solopueblo y en un solo cuerpo la unidad del género humano, ha dado muerte al odio en su propia carne y, des-pués del triunfo de su resurrección, ha infundido el Espíritu de amor en el corazón de los hombres. Por locual se llama insistentemente la atención de todos los cristianos para que, viviendo con sinceridad en lacaridad, se unan con los hombres realmente pacíficos para implorar y establecer la paz.

Constitución Gaudium et spes, 77-78

Esto ha dicho el ConcilioEsto ha dicho el Concilio

Incredulidad de santo Tomás. Retablo de Santo Tomás, Lérida(siglo XIV). Museo de Barcelona

Inés Vélez

Luca Giordano, conocidoen España como LucasJordán, es uno de los má-ximos exponentes del ba-rroco napolitano del siglo

XVII. Durante diez años, vivió y tra-bajó en la corte de Carlos II; de ahí surelación con la Corona española ynuestro país. «Cuando el pintor llega aEspaña –dicen los organizadores deesta exposición–, Luca Giordano noviene a pintar para un rey cualquiera;viene a pintar para su Rey. Para el ar-tista fue un reto personal. Por ello, laobra, que pertenece al Patrimonio Na-cional y que se expone estas semanas,es de lo mejor del pintor napolitano».

Es un artista que destaca por su ex-cepcional capacidad para asimilarcuanto veía, así como por la facilidady rapidez de ejecución que le valie-ron, en su tiempo, el sobrenombre defa presto. Las obras de su primera ju-ventud están marcadas por el tene-brismo de su maestro, el español Joséde Ribera. En cambio, su obra poste-rior, más luminosa y colorista, reflejala influencia de los artistas venecia-nos y romanos que conoció en sus via-jes a Roma y a Venecia. Durante suestancia en España, en la corte de Car-los II, Luca Giordano conoció el es-tilo y el buen hacer de los pintores es-pañoles de la época. Precisamente, Lafamilia del Conde Santisteban, uno delos cuadros más curiosos que se mues-tran en esta singular exposición, re-fleja la influencia que ejerció Veláz-quez sobre el pintor napolitano. Al fi-nal de sus días, Giordano fue un pre-cursor del rococó, adelantándose alsiglo XVIII. Luca Girodano es, portanto, un espléndido y vital pintor ba-rroco del siglo XVII que, a lo largo desu vida y de su trayectoria artística,supo asimilar los hallazgos pictóricosde su época configurando un estilomuy personal. Fue un artista de un al-to nivel técnico, con muy pocos arre-pentimientos.

La exposición Luca Giordano y Es-paña consta de 80 cuadros represen-tativos, procedentes del Museo delPrado y de otros museos españoles,de particulares, de la Iglesia y de mu-seos extranjeros. Con respecto a la te-mática, el artista napolitano abordatanto la temática religiosa como la pro-fana y mitológica. En concreto, en es-ta exposición predominan las repre-sentaciones bíblicas y religiosas, 46cuadros; el resto, está compuesto porasuntos mitológicos y de corte. Des-tacan varios cuadros con escenas dela vida de la Virgen María, repartidospor toda la exposición. En cambio, lamuestra únicamente recoge dos retra-tos del monarca Carlos II, un busto y

RaícesAlfa y Omega16 4-IV-2002

Barroco napolitano en el Palacio Real

«Luca Giordano y España»

Desde el pasado 7 de marzohasta el próximo 10 de juniode 2002, las salas de exposi-ciones temporales del PalacioReal acogen la espléndida ex-posición Luca Giordano y Es-paña. La presente exposicióndescubre el altísimo nivel deeste artista napolitano comopintor de caballete. Consta de80 cuadros representativos,procedentes de coleccionesprivadas y públicas, muchosde los cuales son expuestospor primera vez al público

A la derecha, La Anunciación; debajo, El bautismo del Señor

Raíces Alfa y Omega 4-IV-2002 17

otro a caballo, así como un pequeñoretrato de la reina.

Tal y como los cuadros han sidodistribuidos en las salas del PalacioReal, el visitante puede observar cla-ramente la evolución artística, antesmencionada, de Luca Giordano. Laprimera sala acoge una selección deobras de su primera juventud. Cuadros oscuros donde se percibe lagran influencia del tenebrismo de su maestro José de Ribera. En las siguientes salas, Giordano va descu-briendo la luz y la profundidad de lapintura veneciana con claras influen-cias de Tiziano y Veronés. Destacadaes la tercera sala, donde están aloja-dos los bocetos que el artista realizópara los frescos –destruidos durantela segunda guerra mundial– de la aba-día de Montecassino, procedentes deuna colección particular. «Como bo-cetos son una maravilla», han desta-cado los organizadores de la exposi-ción. Estos cuadros recogen pasajesde la vida y de los milagros de san Be-nito. En esta sala hay un cuadro cu-rioso, una Asunción de la Virgen: esun trampantojo que pretende engañaral que contempla el cuadro, hacién-dole creer que ha sido pintado sobreel tronco de un árbol y no sobre unlienzo. La siguiente sala acoge dos au-torretratos de Luca Giordano y trespequeñas obras, de Carlos II y su es-posa. Asimismo, en unas vitrinas, hay

varios grabados que el artista reali-zó del Alcázar madrileño, donde sealojó durante su estancia en España.

Las salas subsiguientes acogen obrasde gran tamaño. Precisamente, otra no-ta característica de esta exposición es lavariedad de tamaños de los cuadros,grandes y pequeños, y cómo éstos hansido perfectamente encajados en lassalas del Palacio Real. Las obras mi-tológicas que se exponen en la muestraposeen un sentido simbólico con el queel autor pretendía transmitir una ense-ñanza. Es el caso del cuadro Muertede Séneca, donde Giordano transmitela importancia de la humildad. Cierta-mente, es un artista de amplios registrosy de una gran riqueza creativa. «Co-mo complemento a esta exposición–indica el folleto que puede adquirirsea la entrada de la misma–, en Madridy sus alrededores existen otros nota-bles ejemplos del arte de Giordano. Enla iglesia de San Antonio de los Por-tugueses, un conjunto deslumbrantede frescos; en el Casón del Buen Reti-ro, uno de sus logros mayores: la bó-veda central; en el Museo Municipal, elgran lienzo de San Fernando ante laVirgen, cuyo boceto se muestra en es-ta exposición, y en las Comendadorasde Santiago, el gran lienzo del altarmayor. Cerca de Madrid, el Real mo-nasterio de San Lorenzo de El Esco-rial ofrece un soberbio conjunto de fres-cos en las bóvedas de la iglesia y en laescalera del claustro. Estas visitas com-pletarían idealmente lo que la exposi-ción pretende».

A la izquierda, Prendimiento de Cristo; sobre estas líneas, Vocación de San Mateo;debajo, Cristo atado a la columna

o y España»

En torno a la propuesta de laConferencia Episcopal Espa-ñola, que mantiene estrecha co-

municación con Hispanoamérica, pa-ra que se aceleren los trámites del pro-ceso iniciado en 1958 en torno a lasvirtudes de Isabel la Católica, ha sur-gido una apasionada polémica, en que,curiosamente, la parte principal y mássonora corresponde a quienes estánfuera de la Iglesia o, incluso, de todareligión. Esto obliga a preguntarse porlas razones profundas de tal irritación.No se despiertan polémicas de esta es-pecie en torno a otros personajes, mag-nificados en sus respectivos ámbitos.Para un católico la cuestión no puedeser más simple: la Iglesia cuenta conmedios más que suficientes para exa-minar la muy copiosa documentaciónrecogida, los argumentos a favor y encontra, tomando finalmente una deci-sión. No voy a cometer aquí el error deprejuzgar cuál pueda ser ésta. A míme basta con decir que mi confianzaen la Iglesia es tan completa que nome abriga la menor duda: ella sabrábien, al final, lo que conviene hacer.Pues la cuestión no depende de noso-tros, los historiadores, a quienes co-rresponde indagar cómo las cosas fue-ron en realidad.

No caigamos en dislates. Anda porahí una página web en que se pretendedecir que los judíos eran amenazadosde muerte si no se bautizaban. Serie-dad, queridos amigos. Todo el mun-do es libre de formular opiniones, pe-ro la mentira es como una serpienteque devora a quien la produce. Otrospretenden decir que para ello tenía queconculcar derechos de ciudadanía. Enel siglo XV, en todos los países, la ciu-dadanía estaba ligada al principio re-ligioso, de modo que el no fiel podíaser un huésped tolerado y sufrido –és-ta es la frase exacta que utilizan losdocumentos– pero no un súbdito. Alhuésped, al que se le cobra una deter-minada cantidad por cabeza a cambiodel derecho de estancia, se le podíasuspender ese permiso. Lo habían he-cho Inglaterra, Francia y todos los pa-íses europeos conforme llegaban a sumadurez política. De modo que Espa-ña fue el último. Se trata, en todo ca-so, de un error colectivo, general y node una decisión personal. ¿Saben us-tedes que el claustro de la Universi-dad de París se reunió para felicitar alos reyes por la medida que, al fin, ha-bían tomado?

Isabel fue, ante todo, una mujer.Tuvo la suerte de ser educada fuera dela Corte, librándose así de influenciasperniciosas. Cuando fue mayor, ellase ocupó de los bastardos de su mari-do, de los del cardenal Mendoza y de

los de la reina Juana, esposa de Enri-que IV, justificando su conducta con elpropósito de que no se perdieran. Porvez primera impuso a su marido lanorma jurídica de que en Castilla lasmujeres no sólo no transmiten dere-chos sino que pueden reinar. Y estanorma estaría vigente hasta principiosdel siglo XVIII en que, por razonesde progreso ilustrado, se impuso laley Sálica que nos produjo algunashermosas guerras civiles en el sigloXIX. Firmó una ley que suprimía cual-quier resto de servidumbre entre sussúbditos, después de que su maridohubiera resuelto, con admirable ma-estría, el problema de los remensas deCataluña. Las tres personas que másinfluyeron, Teresa Enríquez, Beatrizde Silva, Hernando de Talavera com-partieron el mismo grado de santi-dad... Si fray Hernando no está hoyen los altares, es porque –razones dehumildad– los Jerónimos se prohibían

a sí mismos promover procesos canó-nicos.

Una mujer que reinó. Es muy difí-cil, para nosotros, los historiadores,distinguir el papel que ella o su maridodesempeñaron en los acontecimientos,ya que cuidaban mucho de aparecerjuntos. Para ambos, el amor –y fuegrande el que se profesaron– no eraconsecuencia de la atracción mutua si-no del deber que conduce a una entre-ga. Así lo reconocieron en el momen-to final de su existencia. Reinar era lle-var a nivel alto las obligaciones quesignifica la monarquía, que es aquellaforma de Estado que se apoya, exqui-sitamente, en el cumplimiento de laley. Tal vez lo que muchas mentalida-des actuales encuentran intolerable esque afirmara, como todos los grandespensadores de su tiempo, que la ley di-vina está por encima de todo: las le-yes humanas positivas tienen que so-meterse a aquélla. En consecuencia,

muchos aspectos que, hoy, resultansimplemente opinables, para las gentesde su generación, y para ella de un mo-do particular, estaban axiomáticamen-te establecidas y fuera de su control.Aborto u homosexualidad escapaban alámbito de sus decisiones, pues esta-ban fuera de la ley natural.

Probablemente es aquí en dondeencontramos la clave de otras muchascosas. Los reyes, que fueron oficial-mente llamados Católicos, entendíanque el Estado, naciente a la sazón, seencuentra supeditado a la noción delorden moral objetivo. Por eso, conti-nuando una línea que el Papa Cle-mente VI iniciara a mediados del sigloXIV, reconocieron en los habitantesde las islas recién descubiertas a se-res humanos dotados de los derechosesenciales inherentes a la persona hu-mana, que no dependen de un acuerdoentre los hombres, sino de que soncriaturas divinas. Ciertamente en estalínea de conducta –puede decirse queestamos en el primer tramo hacia laconstrucción de tal doctrina– ella sevio defraudada. Los encargados deejecutar la empresa, buscando bene-ficios particulares, conculcaron y des-truyeron muchas veces esos princi-pios. Ésta es otra de las realidades quees preciso tener en cuenta.

Cuando, en 1958, se inició el pro-ceso y se pidió a algunos historiadoresque aportaran su ayuda y su consejo,recuerdo muy bien que una de las con-diciones fundamentales que entoncesse manejó consistía precisamente enesto: había muchos puntos oscuros; loimportante era descubrir la verdad, sinjuicios previos, sin metas prefabrica-das. Es mucho lo que se ha avanzado.Hoy estamos bastante seguros de lascoordenadas personales y políticas queenmarcan este reinado excepcional.Pero los prejuicios, entre los que nosaben Historia y por eso es fácil va-lerse de ella, siguen subsistiendo. Só-lo la verdad puede otorgar la libertadde juicio. Confieso que cuanto máspenetro en el conocimiento de aqueltiempo, de sus errores, de sus virtu-des, de sus avances y de sus defectos,más crece la admiración por esta fi-gura singular a quien Dios encomen-dó en este mundo los oficios más di-fíciles y más fecundos: el de mujer y elde reina. Pues allí nació España. Allíse afirmó esa veta de la modernidadque conduce, por la vía de la raciona-lidad y el libre albedrío, al derecho degentes. Y ese amor recíproco hacia laUniversidad, casa del saber, como aúnpuede leerse, en griego, en el frontis dela de Salamanca.

Luis Suárez Fernández

EspañaAlfa y Omega18 4-IV-2002

Isabel de Castilla, mujer que reinó

Isabel la Católica, estatua de madera policromada, de Felipe Vigarni. Capilla Real (Granada)

España Alfa y Omega 4-IV-2002 19

La religión católica es algo consustancial a Es-paña desde tiempo de los emperadores Cons-tantino y Teodosio, en el siglo IV de nuestra

era. Hispania parece tierra apropiada para que elcristianismo arraigue, con una clase media latiniza-da en las ciudades y un campo en el que no habíanllegado a penetrar los ídolos romanos y su culto im-perial, mientras seguían ciertas prácticas paganasancestrales. Campo abonado, efectivamente, parauna religión que se dirige al individuo y a la sociedadal margen del Estado, y que se ocupa más del espí-ritu que de lo material. Predica el amor, la sobriedad,lo sobrenatural, incluso el sacrificio y el martirio endefensa de la fe, algo que tan bien se presta a la tra-dicional devotio hispánica.

Pocas, casi nulas, las noticias sobre los iniciosde la propagación del cristianismo en la Península.Entre la Historia y la leyenda, la venida del apóstolSantiago, la devoción itinerante de Europa, la tra-dición del Pilar y la visita a España que anunciabasan Pablo en su epístola a los Romanos.

Según Tertuliano, la nueva religión se extendió alnorte peninsular con verdadero éxito entre cánta-bros y astures, que tanto habían resistido a las le-giones romanas. En cambio, entre los vascones, queno se habían resistido, tardó mucho años en penetraren sus valles pirenaicos, que siguieron largo tiempohundidos en el paganismo y la brujería.

Contribuyeron a la expansión del cristianismolos llamados Varones Apostólicos: Torcuato, Tesi-fonte, Indalecio, Segundo… Este último nombradoobispo de Abula, probablemente Ávila. En conjun-to puede decirse que había ya varias comunidadescristianas a fines del siglo II. También que las pri-meras persecuciones contra ellas fueron las de De-cio y Diocleciano. En su tiempo, Roma seguía con-siderando a los cristianos como un peligro para elImperio.

Recoger toda la riquezaque nos ofrece el pasado

La toponimia y las devociones locales cubren lageografía española de nombres de mártires cristianos,víctimas de las persecuciones imperiales: san Fruc-tuoso (Tarragona), san Marcelo (León), santas Jus-ta y Rufina (Sevilla), santa Eulalia (Barcelona y Mé-rida), san Félix (Gerona), san Cucufate o Cugat (Bar-celona), santos Justo y Pastor (Alcalá de Henares),san Emeterio y san Celedonio (Calahorra y Santan-der), santa Engracia y los innumerables mártires deZaragoza…, citados por Prudencio casi todos, converdadero sentimiento patrio, como el gran Osio,obispo de Córdoba.

Al lado de esa heróica entrega al martirio, tambiénse da en España una notoria inclinación a la herejía:libeláticos, donatistas, arrianos, gnósticos, mani-queos, rigoristas y, sobre todo, ese singular personaje,Prisciliano, obispo de Ávila, hombre inteligente yatractivo que arrastró masas y extendió su herejíapor Europa, muriendo degollado en Tréveris. A finesdel siglo IV se celebraron importantes Concilios na-cionales en Ilíberis (Granada) y en Toledo; el país sedividió en diócesis y parroquias que aún subsisten.

Nació en Lusitania, provincia romana peninsular,

un Papa, san Dámaso; y Tertuliano, a principios delsiglo III, podía afirmar que no había pulgada de tie-rra española a la que no hubiera llegado el cristia-nismo. La Península Ibérica estaba en condicionespara que la religión venida de Judea se convirtiera enla oficial de todo el Reino con la llegada de los vi-sigodos, que son los que unifican las tierras penin-sulares, con capital en Toledo.

Por todo lo anterior podemos ver y considerarque el cristianismo va unido al ser de España, a par-tir del momento en que ésta aparece en la Historia.Sin resistencia en el país, que por entonces era un so-lo Estado, Portugal, la Lusitania incluída, con ge-neral aceptación y muy pronto con tanta devoción yfervor que se convirtió para los siglos en la abande-rada del catolicismo hasta tiempos bien recientes,con espíritu evangelizador hacia Ultramar. Y el po-

der temporal, el Reino, a Dios lo que es de Dios y alCésar lo que es del César, actuando al unísono conel poder espiritual, la Iglesia.

Yo aconsejaría a las nuevas generaciones que vol-vieran a vivir los tradicionales valores hispánicos,que asimilaran esa gran verdad histórica y que, fue-ra cual fuese su ideología política contemporánea,hagan como hacen todos los países occidentales: re-coger todo lo que de positivo nos ofrece el pasadocon un auténtico sentido patriótico enriquecedor,que consiste en querer lo mejor para nuestro país,y no como hacen los nacionalismos aldeanos sinsentido que quieren afirmar, no sus auténticos va-lores, sino una falsa historia basada en el odio con-tra la patria grande, es decir, contra sí mismos.

José Antonio Vaca de Osma

La llegada del cristianismoa España

Con motivo del libro Historia de España para jóvenes del siglo XXI, que don José Antonio Vaca de Osma, embajador de España,está escribiendo para la editorial Rialp, Alfa y Omega publica, por gentileza de su autor, un extracto de su capítulo V, de gran interés

María, protectora de los navegantes, bendiciendo a Cristóbal Colón, de Alejo Fernández. Catedral de Sevilla (siglo XVI)

Benjamín R. Manzanares

Tiene una larga experiencia en Beirut, unatierra, que durante muchos años ha sidoejemplo único de convivencia y respeto en-

tre cristianos y musulmanes, ¿cuál es la actualsituación de los cristianos en Oriente Medio?

La situación de los cristianos en los países mu-sulmanes –hablo, sobre todo, de los países árabes-musulmanes– es difícil, porque el Islam prevé y sepiensa como política y religión. Hay un principio,una regla en el mundo musulmán que dice: El Is-lam es religión, sociedad y política. Esto significaque el no musulmán es una persona –ya sea cristia-na o hebrea– admitida en la sociedad musulmana, pe-ro, en la práctica, tiene como un estatuto imperfec-to, por lo tanto, inferior. Jurídicamente hay cosasprevistas, aunque, en realidad, hoy ya no se aplicana la letra. El estatuto de bhimmi no se aplica en nin-gún país, o en casi ningún país, quizá sólo en ArabiaSaudita. Pero la mentalidad y la estructura del paíspermanece. Todos los discursos, la radio, la televi-sión, la escuela, etc., son musulmanes, y, por lo tan-to, es difícil para un cristiano vivir. También paraencontrar un puesto de trabajo, o para llegar a altospuestos: si uno es cristiano, no será director de unbanco o no estará en el ejército. En cualquier cosa seencontrará un pretexto para no llegar al puesto másalto. Esto sucede en muchos países musulmanes,pero no es verdad en el Líbano –porque no es unpaís musulmán–, o en Siria –porque es un país ofi-cialmente laico, sólo el Presidente de la República esmusulmán–. Pero allí donde el país es oficialmentemusulmán, un cristiano no lo tiene fácil. Intenta so-brevivir y mantener su fe. El mundo y el sistemamusulmán nunca han impedido a los cristianos laoración, celebrar la misa o reunirse con fines reli-giosos. Esto es lo que los musulmanes llaman tole-rancia. Y es verdad. Hay una tolerancia religiosa,pero no una igualdad. Éste es el punto que hay quecomprender bien. No ha habido persecución, pero ha

habido siempre presiones que han obligado a loscristianos, que querían acceder a un nivel más alto,a convertirse al Islam. Todo el sistema jurídico –to-davía hoy– de los países musulmanes anima a con-vertirse al Islam. Por ejemplo, en los matrimoniosmixtos –también en los casos, ya en pocos países, enlos que la mujer cristiana puede seguir siendo cris-tiana–, los hijos son automáticamente musulmanes,aunque fueran bautizados. La mujer que permanececristiana no puede heredar del marido; pierde losderechos. Todo es un impulso para hacerse musul-mán. El sistema musulmán está hecho para islami-zar a la gente. También le está prohibido a todo mu-sulmán el convertirse al cristianismo. Es una prohi-bición jurírica con, teóricamente, pena de muerte,que de vez en cuando, raramente, se aplica, peroque se conmuta por prisión, o por restricciones. Lamujer musulmana no puede casarse con un cristiano–a no ser que éste se convierta al Islam–, porque,en ese caso, la autoridad del marido sería cristiana,algo inaceptable. Todo el sistema musulmán estáhecho para el dominio del Islam.

Y en Occidente, ¿qué mirada tener como cris-tianos ante el creciente número de inmigrantesque, cada vez más, llegan a Europa?

Si vemos la situación, ahora, en Occidente, hay yno hay un peligro musulmán. En Occidente, hay unapresencia musulmana cada vez más numerosa pormotivos económicos de ambas partes. Por un lado,Occidente –España e Italia, en particular– tiene unatasa de natalidad bajísima y necesita mano de obraexterna, y la musulmana es la más cercana: el nortede África, Senegal, etc. Por otro lado, los musul-manes son países subdesarrollados y con una de-mografía galopante. Así ambos están contentos yeste movimiento aumentará hasta que Occidente nohaya adoptado una política demográfica distinta.Sin embargo, no parece que éste sea el caso actual,sobre todo en España y en Italia, países que estánprecisamente a la cola del mundo respecto a la de-

mografía. Esto, por sí mismo, no es un peligro. El pe-ligro, ¿de dónde viene? Viene de algunos líderes,de los predicadores o de los conversos occidentalesal Islam (españoles, italianos, franceses o alema-nes). Tienen un proyecto político para obtener unestatuto particular para los musulmanes dentro dela nación. Esto me parece un peligro para todos, por-que crea un ghetto, encierra, y crea una sociedadque tendrá dos regímenes políticos y jurídicos, algoque no es un bien para ninguna nación. Los musul-manes son los únicos inmigrantes en toda Europaque piden un estatuto particular. Los chinos, budis-tas, hinduistas u otros inmigrantes que vienen deÁfrica o de Asia, no piden un estatuto particular.Sólo los musulmanes. Esto suscita un interrogante:¿Con qué derecho? ¿Por qué tú, como musulmán, nopuedes integrarte en la sociedad? Existe un motivo:el Islam no es una religión. Es un proyecto global, so-ciopolítico, que incluye a la religión y a la cultura, pe-ro no es una religión como la entendemos en Occi-dente. Entonces, el problema es que hay una civili-zación global que es la occidental, que ya no se re-conoce como religiosa –aunque sus fuentes y raíceslo sean–, y hay una civilización global que es polí-tica, aunque sea de fuente islámica, que es la del Is-lam. Tenemos así una confrontación entre dos civi-lizaciones. Si acepto dentro de mi civilización quehaya otro sistema que, no obstante, existe dentro,creo un problema. Los musulmanes, los jefes –yasean los predicadores mandados o los conversos–tienen este objetivo: crear una estructura musulma-na dentro de la estructura occidental.

Una peligrosa ingenuidad

El peligro, para mí, viene del mismo Occidente,de España. En la medida en que haya ingenuidad,no se entiendan las cosas y haya una secularizaciónpor la cual los cristianos lo ven todo como de unmodo indiferente, porque, en realidad, pensamosque nosotros estamos abiertos a todas las culturasy religiones. Esta, ciertamente, es una actitud in-consciente, pero que hará que algún día Europahaya cambiado, no hacia algo mejor –como se pien-sa–, hacia una sociedad más abierta, sino hacia una so-ciedad dividida en sí misma, porque no tiene un pro-yecto.

Cada país es el fruto de siglos y milenios de cul-tura y tradición. Ésta es su fuerza. Una cultura sehace internacional cuando se abre a otras culturas, sinrenunciar a su identidad propia, que no es contraotras, sino que es una identidad nacional abierta a to-dos y que integra, que puede integrar elementos ex-traños, para hacerlos internos. Pero, la tendencia ac-tual de hablar de sociedades multiculturales, dondetodas están en paridad, me parece un gravísimo errorque se pagará un día, porque no habrá identidad. Unpueblo puede asimilar lentamente elementos, perodebe ser fundado sobre un núcleo central que asi-mila. El inmigrante debe aceptar el principio de quese asimila teniendo sus particularidades fundamen-tales, que es algo privado. Pero si lo pone al nivelsocio-político, entonces hay una choque.

El mundo islámico espera de Europa valores, yadmira –lo digo como árabe– los valores de la de-mocracia, de la justicia, de la igualdad entre hombrey mujer, entre cristiano y ateo, entre todos, el con-cepto de ciudadanía. Occidente, en vez de renun-ciar a sí mismo, como hace a menudo, debe promo-verlos para permitir al Islam integrar en sí la mo-dernidad, que es su gran problema; si no la integradentro, no le será posible convivir con los otros.

MundoAlfa y Omega20 4-IV-2002

Un momento de la entrevista con el profesor Samir Khalil Samir

Alfa y Omega entrevista al padre jesuita egipcio Khalil Samir, profesor en Beirut

No renuncies a tu identidadAlfa y Omega ha entrevistado, con ocasión de su visita a España para pronunciar unaconferencia en la Facultad de Teología San Dámaso, de Madrid, al egipcio padre SamirKhalil Samir, profesor en la Universidad Saint Joseph, de Beirut (Líbano), y experto enlas relaciones entre cristianos y musulmanes. Nos habla de la situación de loscristianos en países árabes, de la falta de libertad religiosa y de cómo afrontar con unamirada cristiana cuestiones como la creciente inmigración de esos países a Europa:

Mundo Alfa y Omega 4-IV-2002 21

Jesús Colina. Roma

La imagen de un pontífice car-gando con la cruz de su propiodolor, en pleno escenario inter-

nacional manchado por la sangre enTierra Santa, ha marcado indeleble-mente la Semana Santa de 2002.

El momento culminante se vivió elDomingo de Pascua. La columnata deBernini de la plaza de San Pedro nolograba abrazar a todos los presentes.Cien mil peregrinos –muchos más delos esperados– se hicieron presentescomo para aliviar con su calor huma-no los sufrimientos del Santo Padre.El obispo de Roma presidió todos losactos litúrgicos que conmemoraban lapasión y muerte de Cristo. Tuvo querenunciar, sin embargo, a celebrar per-sonalmente la Eucaristía, pues los do-lores en su rodilla derecha, provocadospor la artrosis, se hicieron intensos.

Al final, volvió a dar prueba del te-són por el que se ha caracterizado encasi ya 24 años de pontificado. En lanoche del Sábado Santo, presidió ycelebró personalmente la Vigilia Pas-cual, una celebración de tres horas,durante la que bautizó a siete adultosy a dos niños. Al día siguiente, presi-dió y celebró la misa solemne, y pro-nunció un mensaje de Pascua de to-nos dramáticos por la situación en laTierra de Jesús, con un Arafat asedia-do por los tanques israelíes y con aten-tados que segaban vidas humanas en laPascua judía. Sus palabras eran trans-mitidas en directo por 63 canales detelevisión de unos cincuenta países.

El calor de los peregrinos, después,cuando con el papamóvil pasó a salu-darles de cerca, logró lo que todos ellosbuscaban: dibujar la sonrisa en el ros-tro del Papa, haciéndole olvidar, al me-nos por unos momentos, los pincha-zos de la artrosis. Era el mejor regalopara este hombre, que, a punto de cum-plir los 82 años, sigue manteniendouna pasión que le lleva a madrugar to-das las mañanas: anunciar a Cristo.

Una Pascua sin descanso

Quien quisiera comprender cómodirige la Iglesia en estos momentos elPapa lo pudo constatar, en directo, enel tradicional Viacrucis del Coliseodel Viernes Santo. Las piernas no lerespondían. El dolor se podía percibiren cada una de las arrugas de su rostro.Pero, dejando los papeles a un lado,improvisó una meditación sobre la pa-sión de Cristo y la esperanza de su re-surrección que conmovió a los 30 milpresentes.

Los millones de personas que enese momento le seguían por televisióndesde los diferentes continentes pu-dieron comprender cómo y por qué haescrito la Novo millennio ineunte, lacarta pastoral programática que ha pre-sentado a la Iglesia de inicios de siglo.

Fuentes cercanas al Santo Padrehan explicado a Alfa y Omega que enlos días pasados le han causado mu-cho más dolor los escándalos de sa-cerdotes, publicados por la prensa, quelos dolores de la rodilla.

En la carta que envió a los más de400 mil presbíteros del mundo conmotivo del Jueves Santo, confesó suconmoción «en lo más íntimo por lospecados de algunos hermanos nues-tros que han traicionado la gracia re-cibida con la Ordenación, cediendoincluso a las peores manifestacionesdel misterio del mal que actúa en elmundo».

Juan Pablo II no ha podido tomar-se unos días de vacaciones en la resi-dencia de Castelgandolfo, como solíahacer en años anteriores. Tiene queprepararse para afrontar un auténticomaratón de viajes en agenda: el 14 de

abril, beatificará a seis cristianos, en-tre quienes se encuentran las prime-ras Beatas nacidas en Nicaragua (Ma-ría Romero Meneses) y Argentina(María del Tránsito de Jesús Sacra-mentado). El 21 de abril, ordenará sa-cerdotes en la basílica de San Pedro. El5 de mayo, debería viajar a la precio-sa isla de Ischia, frente a Nápoles, pa-ra mantener un gran encuentro con jó-venes italianos. En mayo debería vi-sitar Bulgaria (y fuentes periodísticashablan también de Azerbaiyán). El 16de junio, presidirá la que se anunciacomo la canonización más concurri-da de la historia de Roma, al elevar a lagloria de los altares al padre Pío dePietralcina. En julio, aunque no se haconfirmado todavía, el Papa monta-ñero de los viejos tiempos podría pa-sar unos días en los Alpes, en Introd(Valle de Aosta).

A finales de julio, se encontrarácon los jóvenes del mundo en Toron-to (Canadá), y después visitará Gua-temala y México. Las citas de su agen-da que hemos podido confirmar lle-gan hasta agosto, cuando piensa pa-sar unos días en su amada Polonia.

¿Guerra a la paz?

La paz a la manera del mun-do –lo demuestra la expe-

riencia de todos los tiempos–es con frecuencia un precarioequilibrio de fuerzas, que anteso después vuelven a hostigar-se. Sólo la paz, don de Cristoresucitado, es profunda y com-pleta, y puede reconciliar alhombre con Dios, consigo mis-mo y con la creación. Comu-nidades cristianas: os pido,con emoción y esperanza, quedeis testimonio de que Jesúsha resucitado verdaderamen-te, y que trabajéis para que supaz frene la dramática espiralde violencia y muerte que en-sangrienta la Tierra Santa, su-mida de nuevo en el horror yla desesperación. ¡Parece co-mo si se hubiese declarado laguerra a la paz! Pero la gue-rra no resuelve nada, acarreasolamente mayor sufrimientoy muerte, ni sirven retorsioneso represalias. La tragedia esverdaderamente grande. ¡Na-die puede quedarse callado einerte; ningún responsable po-lítico o religioso! A las denun-cias sigan hechos concretosde solidaridad. En aquella Tie-rra, Cristo ha muerto y resuci-tado, y ha dejado como silen-cioso, pero elocuente, testi-monio la tumba vacía.

¡Cuántos miembros de lafamilia humana viven oprimi-dos aún por la miseria y la vio-lencia! En cuantos rinconesde la tierra resuena el gritoque implora auxilio, porque sesufre y muere: desde Afganis-tán, probado duramente en losúltimos meses y dañado aho-ra por un terremoto desastro-so, hasta tantos países delplaneta, donde desequilibriossociales y ambiciones contra-puestas golpean a innumera-bles hermanas y hermanosnuestros. Donde entra Cristoresucitado, con Él entra la ver-dadera paz.

(31-III-2002)

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Semana Santa del Papa

Pasión y esperanza Los dolores provocados por la artrosis en la rodilla derecha han dado una intensidad

sin precedentes a la Semana Santa de Juan Pablo II. El Domingo de Pascua, sin embargo, volvió a dibujarse la sonrisa en el rostro del Papa, al encontrarse con cien mil peregrinos.

Sufre más por la traición de los hijos de la Iglesia que por sus mismos dolores físicos

Juan Pablo II bajó a confesar en la Basílica Vaticana

La vidaAlfa y Omega22 4-IV-2002

La dirección de la semana

La revista Mundo Negro actualiza, dos veces por semana, en supágina web las noticias de última hora que tienen lugar en Áfri-

ca o que tienen que ver con el continente africano. El objetivo es dara conocer, a través de Internet, algo más de la realidad africana, concuya divulgación la revista Mundo Negro lleva comprometida des-de hace 42 años.

http://www.mundonegro.com

Internethttp://www.mundonegro.com

Nombres propios

El cardenal Rouco Varela, arzobispo de Madrid, ha impuesto adon Gonzalo de Mora y Aragón, marqués de Casa Riera, la

Gran Cruz de San Gregorio Magno, que el Papa le ha concedido enreconocimiento a su labor, en favor de la Orden del Santo Sepulcrode Jerusalén.

El cardenal Ricardo María Carles, arzobispo de Barcelona, harestado importancia a su no re-elección como Vicepresidente dela Conferencia Episcopal: «Fue –ha dicho– una sucesión total-mente natural, y por un número mínimo de votos. Hace tres años yosucedí a monseñor Sebastián y nadie hizo especiales comenta-rios». El arzobispo de Barcelona ha sido el más votado del nuevoConsejo Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española.

El Papa ha nombrado a a don José María Cullell, Presidente dela Hospitalidad de Lourdes, de Barcelona, Revisor Internacionalante la Prefectura para los Asuntos Económicos de la Santa Sede.

Cada vez menos sacerdotes saben latín, por ello la UniversidadPontificia Salesiana, de Roma, acaba de lanzar un curso de latín porInternet. El padre Biagio Amata, Decano de la Facultad de LetrasCristianas y Clásicas, de dicha Universidad, ha señalado que «hoymás que nunca no se puede permitir que los futuros sacerdotesdesconozcan el latín, indispensable para acceder a ciertos escritosde Santos Padres y de autores clásicos del cristianismo; esta len-gua es un patrimonio de la humanidad confiado de manera particulara la Iglesia católica».

El cardenal Saraiva Martins, Prefecto de la Congregación paralas Causas de los Santos, participará en el Simposio de Historiade la Iglesia en España y América, que se celebrará el 8 de abril enlos Reales Alcázares de Sevilla sobre Testigos del siglo XX, maestrosdel XXI: Ángela de la Cruz, Manuel González, Josemaría Escri-vá, Juan XXIII, Manuel Lozano Garrido (Lolo) y Edith Stein. Par-ticiparán también en el Simposio el arzobispo de Sevilla monse-ñor Amigo, el Nuncio Apostólico monseñor Monteiro, el obispo dePalencia monseñor Palmero, el Prelado del Opus Dei monseñorEchevarría, la periodista Pilar Cambra, el Fiscal de la diócesis deJaén, don Francisco Ponce, y el escritor José Luis Olaizábal.

Según informa IVICON, agencia de noticias de las comunidadesreligiosas en España, hace tan solo un mes que tres trinitarios, losespañoles Manuel Cánovas y Antonio Aurelio Fernández, y elcanadiense Aldo Beraldi, se han establecido en El Cairo para ayu-dar a refugiados sudaneses, unos 30.000 en todo Egipto, que hanhuido del régimen de Jartum. Los Trinitarios fueron fundados porSan Juan de Mata, en 1.198, para el rescate y redención de cautivos.

Don José María Gil Tamayo, Secretario Técnico de la Comi-sión de Medios de Comuniación Social de la Conferencia EpiscopalEspañola ha pronunciado una conferencia en la Universidad Católicade San Antonio, de Murcia, en la que expuso su visión sobre la si-tuación actual de la Iglesia respecto a los medios de comunica-ción, y viceversa. Gil Tamayo estima que la relación entre la Iglesiay los medios es satisfactoria, aunque se producen algunos desen-cuentros en el terreno cultural. El hecho religioso forma parte de lavida de la gente, hasta tal punto que no se entenderían muchasmanifestaciones culturales y sociales sin tenerlo en cuenta.

Nuevo arzobispode Burgos

El Papa Juan Pablo II ha aceptado la re-nuncia al gobierno pastoral de la archidió-

cesis de Burgos presentada por monseñorSantiago Martínez Acebes, que cumplió los75 años de edad el pasado 13 de julio de 2001,y que era arzobispo de Burgos desde diciem-bre de 1992, y ha nombrado nuevo arzobispode Burgos a monseñor Francisco Gil Hellín,hasta ahora Secretario del Consejo Pontificiopara la Familia. Monseñor Gil Hellín nació enMurcia hace 62 años; fue ordenado sacerdo-te en 1964, y fue ordenado obispo en 1996. Esdoctor en Teología y licenciado en TeologíaMoral. En un primer saludo que el nuevo ar-zobispo ha dirigido a los cristianos de la dió-cesis de Burgos, dice: «La paz, fruto inmedia-to de la Pascua, la deseo a todos y a cadauno: a los cercanos y a los lejanos, a quienesacogen esta designación del nuevo pastorcon gozo y alegría cristiana, y a cuantos lesdeja indiferentes; a todos, paz y bien. Deseohacer llegar un vivo y caluroso abrazo, lleno derespeto y deferencia, a Santiago Martínez Ace-bes y a todo el presbiterio, a los seminaristas,religiosos y religiosas, y a todos los hombres ymujeres que están comprometidos en la trans-misión de la fe. Oremos los unos por los otros».

De una Red, a un Congreso

La RIIAL, Red Informática de la Iglesia en América Latina, dispuestaa insertarse en el creciente proceso de aceptación y uso de las nue-

vas tecnologías de la información, va creciendo en participación y ser-vicios de forma sostenida, y la experiencia le va dictando una especiede filosofía propia, de formulaciones muy simples, que pone el instru-mento informático al servicio de la unidad, a través de prestacionesconcretas, baratas y eficaces que lleven los bienes espirituales y dedesarrollo humano hasta los más alejados, adaptando la tecnología alhombre, y no al revés. La oración y la contemplación también puedenencontrar espacio en una red informática como ésta, a cuyas puertas hoyllaman cada vez más personas en busca de sentido, de criterios y deayuda. Parece llegado el momento de dar el salto de un talante artesanala una mayor magnitud. Con este fin se ha puesto ya en marcha la or-ganización del primer Congreso continental sobre Iglesia e Informática,abierto a todas las Américas y a los países culturalmente afines, cuyolema es todo un programa: Hacia una red humana de respuestas yayudas. Como informa monseñor Enrique Planas, Coordinador Gene-ral de la RIIAL, del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Socia-les, este Congreso tendrá lugar en Monterrey, México, del 1 al 4 deabril de 2003.

Colaboración Iglesia católicay ortodoxa griega

Juan Pablo II, al recibir a una delegación del Arzobispado ortodoxogriego de Atenas, ha asegurado que ha sonado la hora de la cola-

boración entre una y otra Iglesia. La creciente secularización está obli-gando a un mayor realismo, y a deshacer el hielo que hasta hace po-co separaba a Roma de Atenas. La ausencia de la Iglesia ortodoxagriega se hizo notar demasiado en el encuentro de Asís. El Papa les ha-bló del Ecumenismo de la santidad, y de que “la plena comunión no sig-nifica ni la absorción ni la fusión, sino un encuentro en la verdad y enel amor”. En su encuentro con el Papa, el metropolita Panteleimon,jefe de la Delegación ortodoxa, reconoció que, «en el pasado, situa-ciones y desaventuras históricas han creado, no sin razón, en unagran parte de nuestro pueblo y clero, sobre todo de nuestros monjes,un clima de desconfianza y sospecha hacia la cristiandad de Occi-dente. No será fácil olvidar diez siglos de errores y amarguras, peronuestro deber consiste en volver al camino común de los diez primerossiglos. Solicitamos –le dijo al Papa– vuestra comprensión y vuestraayuda eficaz y sincera».

Monseñor Martínez Acebes

Monseñor Gil Hellín

La vida Alfa y Omega 4-IV-2002 23

Victor Frankl fue el creador de una psicolo-gía abierta a la trascendencia, cuyo mé-

todo de curación deno-minó logoterapia, y queayudó a miles de per-sonas a encontrar sen-tido a la vida. Conoce-dor de Freud, se apartóde su escuela, llamadaPrimera Escuela deViena; siguió entoncesla psicología individualde Adler –Segunda Es-cuela de Viena–, queacabó abandonando

para formar su propia escuela –Tercera Es-cuela de Viena–. Frankl sostiene que el hom-bre es un ser libre, cuya motivación primaria noes el instinto de placer (Freud), ni el afán de po-der (Adler), sino la voluntad de encontrar unsentido a la vida. Solía decir en Estados Uni-dos que la Estatua de la Libertad en la costaeste necesitaba un complemento en la costaoeste, la Estatua de la Responsabilidad. Rafaelde los Ríos, doctor en Filosofía, periodista y es-critor, ha escrito en estas espléndidas 150 pá-ginas que acaba de editar Rialp, una intere-santísima semblanza de Frankl, fiel a todoslos hechos ocurridos en los campos de exter-minio de Auschwitz y Dacha. Se lee como si setratara de un guión cinematográfico, y seaprende que, en realidad, no importa que noesperemos nada de la vida, sino si la vida es-pera algo de nosotros, y también que, comodecía Tolstoi, «la cuestión no es hacer lo quese quiere, sino querer lo que se hace».

Ediciones Destino ha publicado, en su co-lección Ancora y Del-

fín, este libro, en el queel joven profesor univer-sitario colombiano Enri-que Serrano, con un ma-nejo del lenguaje sor-prendentemente bueno,va pasando revista a unaserie de personajes, delmás diverso pelaje, peroque él entiende comomísticos. Y así pasan porestas páginas, junto a Si-meón el estilita, o el apóstol san Andrés, has-ta 22 personajes más, que van de Durero aKierkegaard, o a matemáticos y poetas va-gabundos; todo ello en una extraña mezco-lanza sincretista en la que se pretende quetodo vale. Desde la primera página, el lectoravisado se da cuenta de que el autor no haentendido lo esencial, desde que afirma que«hay un problema central en el místico: el dela muerte, que lo atrae y lo repele con la mis-ma intensidad». Mientras el autor no entiendaque el problema central del místico es la viday no la muerte, y que Dios es igual para todos,pero que los que no somos iguales para conDios somos los hombres, no habrá entendidolo fundamental, y seguirá mezclando lo que nohay que mezclar, con esa especie de altane-ra irresponsabilidad perfumada –para él– deun cierto orientalismo sincretista y New Agetan falso como políticamente correcto paraun escritor in.

M.A.V.

El chiste de lasemana

Libros de interés Las Hermanitas de Belén,en la Cartuja de Jerez

Mingote, en ABC

El primer grupo de religiosasde la Familia monástica de

Belén, de la Asunción de la Vir-gen y San Bruno, popularmenteconocidas como Hermanitas deBelén, entró el pasado 19 demarzo, solemnidad de San Jo-sé, en la Cartuja de Santa Maríade la Defensión, de Jerez de laFrontera (en la foto). Según uncomunicado del Obispado deAsidonia-Jerez, se abre así unanueva etapa en la historia de es-te emblemático monasterio, trasla decisión del Capítulo Gene-ral de la Orden de los Cartujos,que, en un acto de generosa dis-ponibilidad y respondiendo a la llamada del Santo Padre a hacerse presentes en otros con-tinentes, decidió clausurar la comunidad de Jerez y trasladar a sus miembros a otros mo-nasterios y nuevas fundaciones de la Orden. El obispo de la diócesis, monseñor Juan del Río,inició inmediatamente las gestiones necesarias para que otra congregación religiosa pu-diese continuar la fecunda tarea espiritual y temporal que durante más de cinco siglos hanllevado a cabo los padres cartujos. El esfuerzo ha dado su fruto, y la Iglesia en Jerez se veenriquecida con la presencia de estas ocho monjas, comunidad monástica que aseguraque los muros de Santa María de la Defensión sigan siendo remanso de paz a través de laalabanza y la contemplación divinas. Estuvieron acompañadas por la Madre General de laFamilia monástica de Belén, y por la Priora del monasterio Santa María Reina, de Villanue-va de Sigena (Huesca).

Sé que estás ahí

Sé que estás ahíes el título de la

exposición de foto-grafías que JoséCarlos Nievas inau-gura esta tarde, a las19 horas, en la Salade Exposiciones delCentro de Pastoralde la UniversidadSan Pablo-CEU, deMadrid (calle JuliánRomea,18), a la quepertenece la foto queilustra esta noticia.Se trata de una se-rie de imágenes enlas que el joven artista de la fotografía ofrece su inte-resante visión del mundo religioso.

Cincuentenariode Acción SocialEmpresarial

En conmemoración del 50 aniversariode la constitución de Acción Social

Empresarial se celebra esta tarde, a las19 horas, en el hotel Palace de Madrid,un acto en el que intervendrá don MichelCamdessus, ex Director General del Fon-do Monetario Internacional y miembro dela Academia Pontificia de las CienciasSociales, que pronunciará una confe-rencia sobre Retos para el empresarioal comienzo del siglo XXI. El acto serápresidido por el cardenal Presidente de laConferencia Episcopal Española y arzo-bispo de Madrid, don Antonio María Rou-co Varela.

En la muerte de Billy Wilder

El pueblo de Israelestuvo más decuatrocientosaños enEgipto.Cuando

ya iban a salir, Dios ledecía a Moisés: «Acor-daos siempre del día enque salisteis de Egip-to, porque ha sido lamano de Dios la que osha sacado. En el futuro,cuando lleguéis a la tie-rra prometida, esa tie-rra que mana leche ymiel, recordaréissiempre este mo-mento, y comeréispan ácimo durantesiete días, hasta queel séptimo habrá unafiesta en honor de Ya-vé. Y cuando vuestroshijos os pregunten porqué hacéis esto, les ex-plicaréis todo lo que ocu-rrió, desde que Yavé ayudóa su pueblo a salir de Egip-to».

Había varios caminos posi-bles para ir hasta la tierra prometida,pero eligieron el camino más largo por-que sería el más seguro en caso de quetuvieran problemas con los egipcios. Yavé ibaa ir siempre con ellos, de día, en forma de nube, paraguiarlos en su camino, y de noche, en forma de fuego, para alumbrarles.

Yavé le dijo a Moisés que el faraón les iba a perseguir por el desier-

to,por-

que sehabía dado

cuenta de que sehabían escapado, co-

gería seiscientos carrosde sus ejércitos y llegarían casi

hasta donde habían acampado los isra-elitas. Esto sucedió así, y cuando los israelitas

vieron acercarse las tropas de los egipcios, se volvieron aMoisés, llenos de miedo, y le dijeron: «¿Es que no había sepulcros enEgipto, que nos has traído al desierto a morir? ¿Para qué nos has hechovenir hasta aquí?»

Pero Moisés les contestó: «Tranquilos. Dios está con nosotros, Élcombatirá contra ellos». Y Yavé le dijo a Moisés: «Dile a mi pueblo quese ponga en marcha, y tú alza tu cayado sobre el mar, y divídelo para quepuedan pasar los israelitas por el medio». Así ocurrió. Yavé sopló, lasaguas del mar Rojo se separaron y pasó el pueblo entero. Yavé le dijo en-tonces a Moisés: «Ahora tiende tu cayado de nuevo en el mar», y lasaguas volvieron a unirse, ahogando a todos los egipcios que venían de-trás con sus carros. Aquel día, Dios libró a Israel de los egipcios, y elpueblo creyó a Dios y a Moisés.

Al dejar atrás el Mar Rojo, avanzaron por el desierto, y se encontraroncon nuevas dificultades. Al cabo de un tiempo vagando por el desierto,los israelitas comenzaron a tener hambre. Volvieron a quejarse a Moisés,que de nuevo imploró a Yavé, y le indicó que haría caer comida del cie-lo. Y así ocurrió: aquella misma noche Dios hizo soplar del mar un vien-to que dejó el suelo plagado de una especie de escamas, que resultó sercomo una harina dulce y muy nutritiva, a la que llamaron maná. Todos co-mieron hasta hartarse.

Sin embargo, la travesía por el desierto era dura, y los israelitas es-taban sedientos, no dejaban de murmurar contra Moisés, que no com-prendía por qué se enfadaban con él, y por qué tentaban tanto a Dios. Seenfadaban mucho y Moisés se desesperaba. Una vez más, Dios volvióa demostrar que siempre escucha las súplicas de su pueblo, y le dijo aMoisés que golpease una roca, pues de ella brotaría agua. Así ocurrió,y los israelitas vieron que habían desconfiado de su Dios, cuando Élnunca los abandonaba.

Desde la feAlfa y Omega24 4-IV-2002

EEll ppeeqquueeaallffaaTextos: A. Llamas Palacios. Ilustraciones: Elena de la Cueva

Más cosas en: http://www.alfayomega.es

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Aldo y Julia viajan hasta las bellastierras de Escocia para aprender

inglés. Allí se hospedan en un anti-guo caserón, con una torre antiquísi-ma, propiedad del señor y la señoraWick. Aunque todo apuntaba a queaquéllas serían unas vacaciones tran-quilas, el descubrimiento de un increíble secreto cambiará porcompleto el rumbo de las mismas. De forma inesperada, seconvertirán en crononautas, es decir, viajeros en el tiempo…¿Queréis saber cómo? Pues no os perdáis La torre de los miltiempos, un estupendo libro de aventuras para chicos a partirde 9 años.

Título: La torre de los mil tiemposTexto: Susana Fernández Ilustraciones: Marina SeoaneEditorial: Magisterio Casals

HHaacciiaa llaa ttiieerrrraapprroommeettiiddaa

Historias de la Biblia

HHaacciiaa llaa ttiieerrrraapprroommeettiiddaa

Desde la fe Alfa y Omega 4-IV-2002 25

Entramos en su casa, en un pi-sito acogedor de Madrid. Nosabre la puerta Manu, uno de losamigos que viven con él. En se-guida aparece, sonriente, Mi-gueli, ese chico al que tantas ve-ces hemos visto en festivales, en-cuentros de juventud, con cu-ya música tantas veces hemosbailado, saltado, reído… Con-versamos con él durante un parde horas. Al final, Inés, mi com-pañera, le pide una canción. Lavisita no podía terminar mejor:«Yendo contigo, nada me in-quieta, marcho con paz, y fuer-za… Yendo contigo, todo se es-pera, cada mañana es nueva…»

¿¿CCóómmoo eemmppeezzaassttee eennllaa mmúússiiccaa??

Yo soy músico desde siem-pre. Desde pequeño compo-

nía canciones, a la gente legustaba… Y a mí me encantala animación, mover a la gen-te, en encuentros y eso, y lue-go todo fue tomando forma…Desde hace un montón detiempo ya no paro de ir a si-tios a cantar.

Tengo una educación cris-tiana de una familia fantástica.Baso todo en mi vivencia cris-tiana, mi visión del Evangelio,de la sociedad, cómo afrontarlos problemas, de las buenasnoticias que hay que dar, miespiritualidad que me mantie-ne y me hace crecer, y profun-dizar en la vida. Y creo en lainculturación, que es usar ellenguaje, las tendencias ac-tuales de la gente, los ritmosque escuchan y bailan los cha-vales y no hay que tenerle mie-

do. Creo que la evangeliza-ción a través de la música só-lo tiene sentido si se hace confuerza, con ganas, con profe-sionalidad. Que lo que se oigallame tanto como puede lla-mar otra cosa, y que atraigaa la gente. Yo creo totalmenteen la capacidad de la músicapara transmitir valores, formasde vida, ilusión… Pero, claro,también sé que no lo arreglatodo, porque el lenguaje hayque cuidarlo.

¿¿QQuuéé ttee mmuueevvee aa ddeeddii--ccaarr ttuu vviiddaa aa llaass ppeerrssoonnaassqquuee eessttáánn eenn llaa ccaallllee??

Entiendo que el Evangelioes Buena Noticia. Y quien

más la necesita son los quesólo tienen malas noticias…Encontrarme con gente que loha pasado mal era de las me-jores cosas que me han pa-sado. Gente con historias muytristes, que nos parecen de pe-lícula y son de verdad. Vamosabriendo nuestra vida, nues-tras casas a ellos…, y voy lle-vando el estilo de vida quequiero vivir, con mis motiva-ciones cristianas.

¿¿EEssttaarrááss eenn TToorroonnttoo??Sí, si Dios quiere. Me han

llamado de la ConferenciaEpiscopal. Yo estas cosas melas planteo como servicio a laIglesia, a la evangelización, ala tarea que llevamos entre to-dos. Si mi trabajo sirve, puesyo encantado de la vida.

HHiimmnnoo

Ésta es la noche en la que, por toda la tierra,

los que confesaban su fe en Cristoson arrancados de los vicios del mundoy de la oscuridad del pecado,son restituidos a la graciay son agregados a los santos.

Y así, esta noche santaahuyenta los pecados,lava las culpas,devuelve la inocencia a los caídos,la alegría a los tristes,expulsa el odio,trae la concordia,doblega a los poderosos.

(Del Pregón Pascual)

PPaarraa ppeennssaarr

Alguien ha oído hablar últimamente de laBuena Noticia? Es difícil encontrarla en

los periódicos, en la radio, en la televisión…Terremotos en Afganistán, atentados en elPaís Vasco, mujeres condenadas a morir ape-dreadas, gente que prefiere suicidarse antesque mirar frente a frente la realidad…

La Buena Noticia, no una cualquiera, sinola de verdad, la que da la vida, la que plantasonrisas sinceras en las caras de la gente, laque cambia las miradas se cumple en estos días más que nunca: en la Pascua.

Después de un tiempo de dolor, acompa-ñamiento y reflexión, como es la Semana San-ta, llega la Pascua, es decir, la celebraciónde la Resurrección de Jesús.

La palabra Pascua era ya utilizada por losjudíos para designar la fiesta más importantede su calendario. En ella conmemoraban elpaso del mar Rojo del pueblo de Israel, y la li-beración del pueblo de Egipto, que les habíatenido esclavizados más de 400 años (si que-réis conocer la historia, no tenéis más que le-eros la página 24…)

Sin embargo, para los cristianos la Pas-cua es la fiesta de la resurrección de Jesús,puesto que es el momento que da verdade-ro sentido a la fe cristiana. Cuando Jesúsmurió clavado en un madero, los apóstoles sesintieron solos, abandonados. Sin embargo,a los tres días sucedieron hechos como elhallazgo del sepulcro vacío, donde había si-do enterrado Jesús, y sus apariciones antelos apóstoles. La Iglesia ha llamado Misteriopascual a la serie de acontecimientos por losque Dios salvó a los hombres: la muerte, re-surrección, ascensión de Jesucristo a los cie-los y envío del Espíritu Santo.

Ésta es la Buena Noticia. Aunque la tene-mos que tener presente el resto del año, esde ¡rabiosa actualidad! Así que no os pue-den engañar: no es ni Operación Triunfo, ni lavuelta de Gran Hermano, ni la canción delverano… Es otra cosa, es ¡lo que da sentidoa todo lo demás! ¡la verdadera Buena Noticia!

Ven Ven y síguemey sígueme

R♠N♣

D♠LC♠L

♣L♠GR♣T♠

♣L♠L♦Y♣

LLaa ffrraassee ooccuullttaa

♠=e, =i, ♣=a, =o, ♦=uPistas:

Entrevista a Migueli, cantante

MMúússiiccaa...... yy ++

Las mentes más lúcidas del panorama intelec-tual internacional llevan bastante tiempo –nosólo desde el 11 de septiembre, aunque el 11

de septiembre espolease más todavía ese acicate–advirtiendo y, lo que es más importante, viviendoun retorno a lo espiritual, una vuelta a las auténticasy genuinas raíces del ser humano, y un reconoci-miento, cada vez más explícito, de que sin la tras-cendencia la vida del hombre sobre la tierra carecede sentido. Que alguien como Regis Debray, viejoamigo del Che, y revolucionario de boquilla, haya si-do el mentor de que Francia vuelva a programar la in-dispensable clase de Religión en sus programas edu-cativos, no es sino una prueba más de este todavíalento, vergonzante y acomplejado no pocas vecesinteresado retorno.

A los 102 años acaba de morir el filósofo alemánHans Georg Gadamer, y su amigo Juan Pablo II,conmovido, ha dicho de él que fue un humanistaque enseñó a comprender la comprensión. La sen-sibilidad nunca decaída del periodismo italiano sa-ca un día sí y otro también a las páginas de sus pe-riódicos testimonios que avalan este retorno, o querecuerdan a personas y hechos todavía no muy leja-nos en la Historia, de los que la post-modernidad yel pensamiento débil y políticamente correcto esta-ban haciendo todo lo posible por olvidarse: el Co-rriere della Sera acaba de publicar una página sobreDietrich Bonhoeffer, el teólogo pastor protestanteque conspiró contra Hitler y se convirtió en espíaanti-nazi, y que vivió la experiencia del campo deconcentración como un camino de perfección, antesde ser asesinado por las SS. El diario católico Av-venire acaba de reseñar el último libro del filósofoitaliano Gianni Vattimo, teórico del pensamientodébil, pero que siente la necesidad de relanzar laidea del cristianismo, aunque sea debilitado. En sumás reciente libro, significativamente titulado Dopola cristianitá. Per un cristianesimo non religioso,no deja de ofrecer algunos puntos de interés, entreellos el inescindible nexo entre el cristianismo y Oc-cidente, entre la Historia profana y la religiosa.

También en Francia, donde el ministro socialistade Educación, y hasta hace poco de Cultura, JackLang, asume la vuelta de la Religión a la enseñanza,los periódicos y revistas constatan, día a día y se-mana tras semana, este esperanzador retorno. Nun-ca se echa de menos tanto lo que vale como cuandofalta. El diario conservador Le Figaro acaba de de-dicar una página espléndida a lo que titula La nuevarequisitoria de Solzhenitsyn. A sus 83 años, el autorde Archipiélago Gulag acaba de escribir el primerode varios volúmenes que titula Dos siglos juntos,en el que analiza las relaciones entre rusos y judíosdurante dos siglos: desde 1795 a 1995. Los lecto-res de Alfa y Omega ya conocen algunas ideas a tra-vés de los párrafos que recogimos de su discurso enla Academia francesa de las Ciencias. Comenta Step-hane Denis, en Le Figaro, que «los detractores del

iconoclasta de Una jornada de Iván de Denissovitchno dejarán de reprocharle una obsesión anticomu-nista, pero sus defensores y cuantos gozan de unmínimo buen sentido común seguirán admirando aun hombre como éste, capaz de reinventar, para nues-tro tiempo, los cruciales interrogantes de Dostoievskyen Los hermanos Karamazov, incapaz de maquillaro enmascarar la verdad, y permanente denunciador,en su país o fuera de las fronteras de su país, del va-cío espiritual que es la mayor amenaza de Occiden-te».

Pavoroso déficit de responsabilidad

Mientras por estos pagos nuestros los periódicosy los llamados creadores de opinión hurgan mise-rablemente en las más bajas miserias humanas, so-bre todo si se trata de sacerdotes o religiosos, y lle-nan con esa lamentable, pero gracias a Dios mino-ritaria y no representativa, bazofia las páginas de loque ellos llaman Religión o unos suplementos ver-daderamente bochornosos, en los países más ho-mologables al nuestro, revistas nada sospechosasde conservadurismo, como Le Nouvel Observateur,dedican cada vez más páginas, y más interesantes, alo verdaderamente enriquecedor cultural y espiri-tualmente, y no se avergüenzan de poner encima lapalabra Religión o la palabra Cultura.

Acaba de aparecer otra página del mayor inte-rés, en Le Figaro del sábado 16-domingo 17 de mar-zo de 2002, bajo el epígrafe Ideas, en las que otro fi-lósofo nada sospechoso de conservadurismo, AlainFinkielkraut, es entrevistado con ocasión de la pu-blicación de su último libro, L’imparfait du présent,y en el que dice unas cuantas cosas que parece con-veniente dar a conocer. Habla de Ben Laden y de laIntifada, es decir, que las páginas de su libro son deplena actualidad, y a la vez no tiene el menor repa-ro en denunciar «ese progresismo que no ha apren-dido nada, ni con Ben Laden ni con la Intifada».

«Salir del siglo XX –dice– un poco menos zo-quetes y un poco más avisados de lo que se entróen él, es obligado. Las palabras de moda revelan loinadecuado de la ideología progresista en boga, quereduce la realidad política a un único enfrentamien-to: el que opone a dominadores y dominados. Se-gún eso, la política es dominio. El servicio no se vepor ningún sitio. Es sorprendente esa extraordina-ria capacidad de la ideología para domesticar losacontecimientos que están en contradicción con ella.Estamos como en los años cincuenta, el progresismono ha aprendido nada. En un pensamiento que entreBush y Ben Laden elige siempre a Ben Laden, por-que tiene el carisma de la revolución, hay una inca-pacidad para ver, distinguir e incluso pensar en elenemigo. La caída del Muro no ha servido para na-da. Todo el mundo se regocija hoy por ver compa-recer a Milosevic ante el Tribunal Penal Internacio-nal, y se indigna de que criminales como Karadzic yMladic puedan todavía vivir a sus anchas en Serbia.El día en que sean arrestados comenzará la campa-ña en muchas redacciones de medios de comunica-ción que tendrán derecho a editoriales entusiastas, pe-ro todo el mundo habrá olvidado a la pobre gentevíctima de ellos. De ser un sustantivo, la palabraciudadano se ha convertido en un adjetivo a la mo-da, cuando un ciudadano es el individuo que no só-lo se contenta con preocuparse por sus asuntos pro-pios, sino que se interesa por los asuntos públicos.Hay un déficit pavoroso de participación en la res-ponsabilidad. El individuo post-moderno es un que-jica que tiene derecho a la cólera y a la lamentación,pero que de ahí no pasa. Lo que legítimamente damiedo hoy es la abolición de elementales distincio-nes entre lo real y lo virtual, los hechos y las opi-niones, los políticos y sus marionetas o títeres. De es-te clima de relativismo rampante y de burla gene-ralizada sólo se puede esperar lo peor».

Alfa y Omega

Desde la feAlfa y Omega26 4-IV-2002

Lento, pero imparable retorno a lo espiritual

El relativismosólo da lo peor

Solzhenitsyn

Desde la fe Alfa y Omega 4-IV-2002 27

Doctor Mondadori, ¿por qué ha decididohacer pública esta experiencia suya? ¿Seda cuenta de que entre los intelectuales,

escritores y editores algunas de sus palabras –por ejemplo las que se refieren a la obediencia alMagisterio– están terriblemente fuera de moda?

Claro que me doy cuenta; de no hacerlo sería uninconsciente. Pero lo que me da miedo no es el ries-go de ser considerado pasado de moda. Lo que temoes no ser comprendido. Habrá quien diga: «Ya está,seguro que tiene un tumor, está a punto de morir, yentonces se entrega a la religión...»

Sí, el tumor: otro tema delicado y personalísi-mo que usted no duda en revelar...

He tenido dos tumores: uno en el tiroides y uncarcinoma en páncreas e hígado. Hoy para este malexiste una terapia muy eficaz. No, la enfermedadno tiene nada que ver con la conversión.

En resumen: usted ha tenido que afrontar es-carnios y perfidias. Y aun así, ha decidido salir aldescubierto. ¿Por qué?

Porque si un solo lector encuentra, en las pági-nas de Conversión, un poco de luz, habré consegui-do mi objetivo.

Vittorio Messori, otro converso, escribe en el li-bro que su vida cambió tras una experiencia par-ticular, tal vez –hace intuir– tras algo que se pa-rece a una experiencia mística. ¿También a us-ted le ha sucedido algo similar?

No, ninguna experiencia mística. Para mí ha sidoun continuum, una sensibilidad que ha ido crecien-do. Con muchas caídas, entendámonos. Pero tambiéncon la voluntad de vol-ver a levantarse siempre.

Habrá un día, unencuentro, un rostro,un lugar, en fin, un he-cho del que todo hayacomenzado. ¿O no?

Sí, recuerdo un desa-yuno con Pippo Cori-gliano, responsable deRelaciones públicas delOpus Dei. Hablo de1992, y yo, en aquellaépoca, no me interesabalo más mínimo por la re-ligión, ni mucho menospor la Iglesia. Pero sentíaque mi vida estaba, ¿có-mo decir?, llena de erro-res. Llevaba ya a mi es-palda dos divorcios, treshijos de mujeres distin-tas... Corigliano me im-pactó mucho. Decidí en-contrarme con él otras veces. Empecé a pedirle algúnconsejo. Fue muy discreto. Me dijo: «Si estás abier-to a estas cosas, te propongo que vayas a hablar conun sacerdote que conozco».

¿Y fue?Naturalmente. Un sacerdote excepcional. Me tu-

vo un gran respeto. Empecé a fiarme de él, a seguirsus sugerencias. Y, poco a poco, siguiendo lo queme decía, me di cuenta de que encontraba las res-puestas que buscaba. Fui presa de un gran entusias-mo, quería cambiar mi vida de golpe. Y él, con granrealismo, me frenaba: «No tengas prisa –me decía–,Dios no te pide imposibles, procede con calma». Nohe dejado nunca a este sacerdote, que es en este mo-mento mi director espiritual.

¿Qué le ha convencido de que el cristianismoes verdadero?

La constatación de que el Evangelio es realmen-te el libro de instrucciones para el uso del hombre;que Jesucristo es de verdad la respuesta a todos nues-tros interrogantes; que sólo quien sigue a Cristo se re-aliza plenamente. Ésta ha sido la primera pruebaque he hallado. A ella se le añadió después otra prue-ba más: la oración. He experimentado que, cuandose pide algo a Dios con sinceridad y con intenciónrecta, siempre se es atendido.

Usted en el libro cuenta con emoción el retor-no a la confesión.

Sería más apropiado decir el descubrimiento de laconfesión. Sí, fue un gozo inmenso. Me recordó co-sas que había reprimido. Y también me sentí en pazcon Dios. Feliz. Feliz como lo fui en mi verdaderaPrimera Comunión, en Nueva York, la vigilia deNavidad de 1993.

Hoy son muchos los que vuelven a la religiónescogiendo un camino personal, una especie derelación privada con Dios. Usted en cambio haescogido la mediación de la Iglesia. ¿Por qué?

Es una cuestión sobre la que nunca he tenido du-das. La Iglesia ha quedado como el último baluartecontra la locura de nuestro tiempo. Sé que paso porser una persona un poco extravagante cuando, porejemplo, hablo de castidad pre-matrimonial. Pero,¿acaso darse por entero a sí mismo por primera vez

sólo después de la boda no es uncemento extraordinario para unmatrimonio? Y, ¿es que la lógicade hoy, por la cual todo está per-mitido en este campo, ha hecho alos hombres más felices? Tambiénaquí la realidad, la vida, me ha de-mostrado que quien sigue la orto-doxia católica presente desde hace2.000 años no es defraudado.

¿Tiene aún miedo a la muerte?Tengo miedo de la muerte física,es decir, me da miedo pensar en elmomento en que moriré. Pero medigo: ¿por qué Jesús se hizo cruci-ficar? O el cristianismo es un en-gaño, o bien en la crucifixión estánuestra salvación.

¿No teme que sea un engaño?No. Yo, la prueba de que Jesúsexiste, la tengo. Y si está ahora, es-tará también después de nuestramuerte. Cómo será este después yo

no lo sé. Pero estoy cierto de que, para quien está enpaz con Dios, será muy hermoso.

Michelle Brambilla

Leonardo Mondadori con Vittorio Messori

La conversión de Mondadori:

Seguir a la Iglesia no defraudaLeonardo Mondadori, Presidente del gran grupo editorial que lleva su apellido, desvelaen un libro escrito junto con Vittorio Messori su extraordinaria experiencia religiosa: elpaso de laico irreductible a creyente que ha decidido vivir en castidad. En estaentrevista concedida al diario italiano Corriere della Sera, Mondadori, que recuerdacómo don Giussani fue su profesor de Religión en Milán y que se reconoce en laespiritualidad del Beato Escrivá de Balaguer, explica su encuentro con Jesucristo,gracias a la Iglesia. He aquí lo esencial:

«La vida para algunos esoscuridad, para otros esdecepción. Para mí esradiante. Hay muchoselementos que concurrena la luminosidad de miexistencia actual, gozo deuna vida cristianavibrante. Y es esta visiónde fe la que, a pesar detodo, hace mi existenciaradiante»

Desde la feAlfa y Omega28 4-IV-2002

En el horizonte del cine actual,tan poblado de inamovibles yfalaces tópicos sobre la existen-

cia del hombre, Fuera del mundo, deGiuseppe Piccioni, es una brisa de ai-re fresco que se agradece. Una vez másel cine italiano recupera una tradiciónantropológica consistente y veraz. Muypocas salas de cine se harán eco de es-ta propuesta. Esperemos que el públi-co sí lo haga y así demostremos a dis-tribuidores y exhibidores que el cinecontracorriente también es rentable.

Esta singular producción lleva, des-de 1998, esperando para atravesarnuestras fronteras comerciales. Gra-cias a la iniciativa de Enrique PérezFont y de su creación de salas alterna-tivas de orientación social y cultural,llega ahora Piccioni, que ha estrenadoen el pasado Festival de Venecia Lucedei miei occhi. Es muy significativoque Fuera del mundo recibiera en 1999cuatro premios: David de Donatello(el Goya italiano), a la mejor pelícu-la, actriz, guión y productor, así comoel Premio del Jurado del Festival deMontreal. También representó a Italiaen los Oscars de Hollywood.

Piccioni se formó de la mano deRenzo Rossellini en la Scuola di Ci-nematografia della Gaumont, y en1987 se estrenó en la dirección con Ilgrande Blek, que obtiene el Premio DeSica para el joven cine italiano.

A propósito de Luce dei miei occhi,

Piccioni ha hecho unas declaracionesque ilustran perfectamente este otrofilm que ahora llega a España: «En mishistorias, los protagonistas son un po-co náufragos, siempre a punto de per-derse. No son vencedores, no están sa-tisfechos de sí mismos, tienen defectosde fabricación, se sienten inadecuadosrespecto a los patrones de eficiencia ybuen sentido requeridos en la vida nor-mal. En definitiva, están un poco fue-ra del mundo».

Fuera del mundo cuenta la historia

de Caterina, una monja joven que,cuando le falta poco para profesar losvotos perpetuos, encuentra en un par-que a un bebé de cinco días abando-nado. Hace unas pesquisas para tratarde encontrar a los padres de la criatura,hasta que da con ellos. Él es un tinto-rero sin sueños, patético, insociable yencerrado en sí mismo; ella, una frá-gil muchacha que arrastra una brutalsoledad. Cuando se quiere dar cuenta,Caterina está personalmente muy im-plicada en el asunto y descentrada de

su inminente profesión perpetua. Pe-ro será, objetivamente, un vehículo delbien para todos, y... para ella misma.

Hacer hoy una película de monjas,y por un director que no busca haceruna historia católica, es sin duda unproyecto arriesgado. Sin embargo, es-te film es acertado porque sitúa a lospersonajes, desde el punto de vista dra-mático, en un nivel muy interesante,el de su mendicidad: un trío aparente-mente muy dispar –una monja, un em-presario y una trabajadora–, que com-parte la indigencia de su destino, la ur-gencia de una claridad en su camino,de una certeza positiva. Y en esa insa-tisfacción apremiante son una compa-ñía real los unos para los otros.

Otro aspecto valioso es cómo estáconstruido el personaje de la monja.No parte de esos estereotipos caspo-sos tan difundidos, sino que la concibecomo una mujer fuerte, nada mojigatay llena de convicción sobre el amor deDios. La puesta en escena es delicada,llena de sutiles referencias, de humorinteligente y sugerido, nada ampulo-sa o inflada. Los personajes cruzan lapelícula con discrección, sin exagera-ciones ni alardes, con la cotidiana esen-cialidad de la vida misma. Piccioni po-día haber optado por soluciones másespectaculares y facilonas, y, sin em-bargo, siempre prefiere la solución másrealista. Lo cual es de alabar.

Cine: Fuera del mundo

Una película muy en el mundo

Son muchas las películas que sehan hecho sobre nuestra post-

guerra. Y muchas también las ci-mentadas sobre tópicos y carica-turas fáciles y acríticas. Por tanto,no es novedad que un film de esteestilo sea ideológicamente miope ytoscamente parcial. Pero El floridopensil es, además, un subproduc-to cinematográfico: el guión, lapuesta en escena, el trabajo acto-ral..., están por debajo de muchoscortometrajes de amateurs que ha-cen sus pinitos en vídeo digital.

Si empezamos por un análisis delos contenidos, terminamos pronto:casi todo gira en torno a la Iglesia.Por un lado, el guión hace gala deun obsesivo vapuleo al Catecismo,cuyas afirmaciones tilda de irracio-nales, absurdas e ilógicas, en es-pecial el Misterio de la Trinidad. Elhecho de ver al maestro que, a pe-

sar de su nada juvenil edad, se pa-sa las noches repasando el Cate-cismo porque «esto no hay quien loentienda», es, en el mejor de los ca-sos, patético y, por supuesto, ca-rente del más mínimo sentido his-tórico. El clero no recibe mejor trato,representado por un cura siniestro einhumano que basa su catequesisúnicamente en asustar a los chicoscon los horrores del infierno y de lasllamas eternas.

La caricatura se extiende a lostópicos sobre el Régimen, como elFrente de Juventudes, los discur-sos de Pilar Primo de Rivera, y losseriales de la SER, Sociedad Es-pañola de Radiodifusión. No es queesas cosas no existieran; lo queno existe en el film es inteligenciaen la forma de tratarlos. A pesar detodo, lo más estridente son los per-sonajes: burdos, planos, esque-

mas hechos carne, y cuyos intér-pretes ofrecen los peores trabajosde su carrera. Fernando Guillén,su hijo, Jorge Sanz, Agustín Gon-zález... nos devuelven al más cutrecine español de hace treinta años.Por no hablar de la voz en off deEmilio Gutiérrez Caba, que hacede narrador durante todo el film yque pone los pelos de punta. Comopostre, Porto obliga a la insigneMaría Isbert a interpretar un papelfinal tan lleno de pretensiones co-mo disparatado.

No se puede dejar de citar lasrepetidas alusiones, en insertosanimados en blanco y negro, a loscomics de Roberto Alcázar y Pe-drín. Sería un elogio calificarlos desurrealistas. En fin, El florido pensiles una película profundamente in-culta y sin la lucidez que debe ca-racterizar las revisiones históricas,aunque se trate de comedias; ca-rece de nivel emocional y apenasarranca un par de sonrisas origi-nadas por algún chiste malo de lostampoco creíbles chavales que pro-tagonizan el film. Sólo cabe espe-rar que, por algún extraño motivo,esta película se trate de un inex-plicable error.

Juan Orellana

El marchito pensilSe ha estrenado, con sorprendente bombo y platillo, El florido pensil. Inspirada en la novela homónima, de Andrés Sopeña, la película es una adaptación dirigida por Juan José Porto, que trata de recrear la España rural de los años cincuenta. Lo que podía haber sido una comedia tierna y algo nostálgica, se ha quedado en un exabrupto profundamente inculto e inútil desde cualquier punto de vista. Un lamentableejercicio de torpeza cinematográfica y un desatino cultural

Una escena de la película

Desde la fe Alfa y Omega 4-IV-2002 29

Los mayores y la esperanza

Abundan –abundamos– los mayores, eso que se empeñan enllamar la tercera edad. Es decir, los viejos. Es un hecho relati-

vamente nuevo al que la buena Medicina y los mejores médicoscontribuyen no poco. Ocho millones de españoles –incluido un mi-llón de madrileños– hemos ya cumplido los sesenta y, entre nosotros,la esperanza media de vida al nacer oscila desde los 75 años parael hombre, hasta los 82 años para la mujer. Algo parecido ocurreen toda Europa occidental y en Norteamérica, siempre con ventajade la longevidad femenina. Y, con cifras algo más bajas, la pers-pectiva es semejante en el resto de Europa, en Iberoamérica y enAsia. Pero no es un fenómeno universal: en África subsaharianalos ahora nacidos tienen la probabilidad de vivir poco más de la mi-tad del largo período de los países más avanzados: sólo 42/44 añosen Etiopía, 42/42 en Malawi, 40/42 en Ruanda, 42/41 en Uganda,43/43 en Zambia. Las hambrunas, las guerras, el sida, la malaria yla tuberculosis son los principales responsables. Y en eso consisteel drama africano: en nacer a una vida que durará mucho menos quela otorgada a los hijos de otros continentes.

Cuando el alargamiento de la vida va acompañado del declivede la natalidad, el resultado es muy claro: la sociedad envejece. Nopuede sorprender, por tanto, que la española sea una de las más an-cianas del mundo. Y eso acarrea problemas que comienzan a afron-tar los gobernantes; el Presidente Aznar no pudo repetir con más ro-tundidad, en el último Congreso Nacional del PP, lo que ya había ad-vertido un par de años antes. La palabra que aplicó a la situación es-pañola en la materia lo dice todo: catástrofe. Ahora son de esperarlas medidas que, muy lentamente, favorezcan el deseado equilibrioentre las generaciones.

En tal situación, es natural, es simbólico, que las Naciones Uni-das hayan elegido Madrid como sede de la Segunda ConferenciaMundial sobre el Envejecimiento, a celebrar en este mes de abril,veinte años después de la de Viena (pues parece que a la ONU elproblema le inquieta pero no le agobia…) La Infanta Doña Cristinay el gran mimo Marcel Marceau son sus extraordinarios embajadoresde Buena Voluntad; y muchos acudirán a su llamada. Un ilustre es-tadista italiano, el Presidente Andreotti, senador vitalicio, explicóhace pocos días al abajo firmante que participará en ella porque «esuna materia de la que algo sé». Y, en verdad, sus 83 años rebosanagilidad, física y mental. (Con alguna experiencia romana, creeuno firmemente que la suya es, además, una larga vida ejemplar, deintachable honestidad personal y política).

Cuando se celebró la I Asamblea, Juan Pablo II afirmó en sumensaje que «la vejez humana es una etapa natural de la existen-cia; y debe ser su coronación». Desde su admirable sentido del de-ber, Su Santidad aplica ahora en su conducta diaria lo que entoncespredicó.

Reunida hace un año en Viena la Comisión Técnica preparato-ria, produjo un documento sobre los dos grandes temas de la IIAsamblea: el desarrollo en un mundo que envejece y el aumento dela salud y el bienestar de los ancianos. Partes principales de amboscapítulos serán la lucha contra la pobreza, la participación de losmayores en el desarrollo y en la vida social, la solidaridad entre lasgeneraciones, los cuidados sanitarios y la defensa frente a las mu-chas limitaciones que la edad impone. La selección de objetivos escorrecta, pero incompleta: la vida del espíritu no parece tener aquíninguna cabida, pues incluso la mención a las necesidades afectivasde los viejos omite toda alusión a las esperanzas de Otra Vida alen-tadas por muchos al término de la temporal.

Catorce organizaciones católicas mundiales –Caritas, grandesuniversidades, federaciones femeninas, de médicos y farmacéuticos,por ejemplo– piensan defender en la Asamblea de Madrid una cla-ra y legítima convicción: la de que la sociedad debe reconocer los va-lores afectivos, morales y religiosos de los mayores, que viven pe-or en un mundo privado de dimensión espiritual. Una de ellas, VidaAscendente –que preside nuestro compatriota Alberto Marsuach–,no sólo nos ayuda a ser viejos útiles, sino a caminar, serenos, haciauna nueva Luz, Lux aeterna, luceat eis.

Es fácil entenderlo: el cristianismo privó de razón a nuestro Sé-neca, para quién la vida era sólo el camino hacia la muerte. Losque así lo aprendieron, ¿van a renunciar a la esperanza en la VidaEterna?

Carlos Robles Piquer

Punto de vistaL I B R O SLa Historia se esribe y se reescribe como la única posibilidad de búsqueda

de una identidad más allá de los avatares del cambio de los tiempos. KarlPopper, en su biblia del pensamiento abierto, y de la sociedad abierta,

había responsabilizado, en gran parte, de la catástrofe alemana a la influenciadel pensamiento de Hegel, o a los imponderables de la correspondiente lecturadel citado pensamiento por parte de un determinado grupo de sus discípulos.

De esta forma, como señala Pin-kard, «se había ajustado el clavofinal del ataúd del hegelianis-mo».

El género clásico de la bio-grafía acusa, en estos prediosdel pensamiento más vanguar-dista, una recuperación sin pre-cedentes. Es cierto que, frente ala caída de los sistemas de com-prensión de la Historia –y de es-to nos habló en gran medida elautor de la Fenomenología–, quehabían eliminado al individuo,en su circunstancia histórica yvital, para dar paso al protago-nismo de la colectividad –fu-nesto comodín de cómodos sub-terfugios–, ahora se entiende queno existe más hado fatal que eldel propio uso de la libertad,sostenido por los compases dela educación y de la búsquedade la verdad personal y social.La recuperación del género bio-grafía, del que han sido en granmedidad responsables los histo-riadores de nuevo cuño, ha tras-cendido a los ámbitos de la his-toria de la filosofía y, por quéno decirlo, de la teología, aun-que en menor medida y, por des-gracia, en menor grado.

Ejemplo de lo que acabo deafirmar es esta interesante bio-grafía de uno de los pensadoresmás importantes de la naciónalemana y del mundo occiden-tal: George Wilhem Hegel. Laescisión entre la izquierda y laderecha hegelianas, las lecturasposteriores que se hicieron deHegel debidas a la rápida frag-mentación de su pensamientodespués de su muerte, hay queentenderlas desde los procesosde elaboración de un sistema deinterpretación de las nuevas re-alidades nacidas de la Revolu-ción Francesa y de las nuevasrevoluciones políticas y socia-les, en la clave de la ruptura conel viejo orden y con los viejosórdenes sociales e intelectuales.Tiene un peso explícito de sin

par valor la historia del pueblo alemán, que se traduce en la morfología de laconstitución y desarrollo de los Estados germánicos, y de las ciudades quelos representan. Este texto es una biografía de Hegel, de su pensamiento, pe-ro lo es también del Kant más tardío, de Hölderlin, de Schelling, y de varias ge-neraciones de pensadores y artistas que representan lo más fecundo de la his-toria intelectual de nuestra cultura. El especialista en literatura alemana Sch-wab visitó al amigo de Hegel, el genial poeta Hölderlin, poco antes de sumuerte. Al preguntarle si pensaba en Hegel, le respondió que sí; musitó algoininteligible y añadió: «Lo Absoluto».

José Francisco Serrano Oceja

Lo Absoluto

Título: HegelAutor: Terry PinkardEditorial: Acento Editorial

Desde la feAlfa y Omega30 4-IV-2002

Gentes

Enrique Rojas, catedrático de Psiquiatría

«El escepticismo es una verdad cansada. El pesimismo disfruta de unprestigio intelectual que no merece. Los medios están más interesadospor las malas noticias que por las buenas. En mi libro ¿Quién eres?, ha-blo de la importancia de la autoestima. Hay que saber perdonarse. Que-rerse es fundamental. Vivir es aprender a amar, pero la palabra amorestá falsificada: a cualquier cosa se le llama amor. La telebasura nosconvierte en seres inferiores y aumenta la imbecilidad».

José Miguel Oriol, presidente de Ediciones Encuentro

«Soy miembro de Comunión y Liberación, donde ante todo intentamos vi-vir un cristianismo que es consciente de que la encarnación de Cristo esel acontecimiento central en la Historia. Y ese evento decisivo para la vi-da del hombre continúa hoy aconteciendo. El problema está en la recu-peración de la experiencia originaria de la fe, que es el reconocimiento dela presencia misteriosa de Cristo en nuestras vidas. La Compañía de lasObras, de la que soy fundador en España, quiere ser el impulso a vivir laidentidad cristiana en el ambiente. Se trata de vivir el cristianismo de unaforma pública. Vivir una unidad entre el trabajo y la vida personal».

Agustín García-Gasco, arzobispo de Valencia

«En pueblos de tradición cristiana, como el nuestro, la cooperación de lasautoridades políticas con la Iglesia católica no es sólo un imperativo cons-titucional, sino un criterio imprescindible para construir el bien común. Elrespeto de la dignidad personal exige el reconocimiento de la dimensiónreligiosa del hombre. Se trata de uno de los componentes esenciales dela defensa y de la promoción de los derechos humanos. Respetar la di-mesión religiosa del ser humano es una exigencia moral que marca la ca-lidad de las relaciones ciudadanas».

El panteísmo al revés

Tiempos para reaccionar

El documento de bases para la esperadaLey de Calidad ya no es una serie inco-

nexa de globos-sonda. Muchos consideranque contiene más del 80% de la redaccióndefinitiva de la ley. Antes de conocer el yacontrovertido borrador se intuían «tiemposde oportunidad para la educación y para laenseñanza de la Religión en la escuela». Aho-ra podemos hablar de «tiempo para las másinesperadas reacciones». Sintonía con la op-ción fundamental por mejorar el rendimientoacadémico de todos los escolares; conformi-dad con el discreto juicio al sistema que, has-ta ahora, no lo ha conseguido; adhesión iniciala la nueva estructura del sistema educativo,posiblemente más realista para la consecu-ción del objetivo general; respaldo a la deci-sión de la mejor atención a los alumnos connecesidades especiales, por arriba y por aba-jo; aplausos a la decisión de optimizar la fun-ción directiva e inspectora…

Sorpresa mayúscula, sin embargo, al des-velar el enigma de los asesoramientos reali-zados a lo largo del proceso de debate de lareforma y las entidades consultadas en lasúltimas semanas. Pasmo de entidades com-prometidas a fondo en la educación, aparen-temente marginadas. Incertidumbre por loque puede leerse, entre líneas, sobre la es-cuela concertada. Miedo ante la inseguridadde la existencia de recursos. Asombro anteel silencio absoluto sobre el Área de Religión.

Tiempo obligado, por lo mismo, para ha-cer preguntas. ¿Queda abierto un parénte-sis para dialogar y aceptar propuestas? ¿Es-tamos ante una estrategia propia de quienes,por un pudor endémico, no arriesgan anteuna potencial pérdida de imagen o de votos?¿Es un signo más de política dilatoria espe-rando la mejor coyuntura que nunca llega? Acubierto del epígrafe cultura del esfuerzo, hade tener cabida, de forma más explícita, unsistema de valores universalmente acepta-dos. Y, cómo no, como dimensión necesariaen la búsqueda de una educación integral, laatención a la dimensión religiosa de la per-sona. ¿Lamentable olvido? ¿Silencio fla-grante? ¿Exclusión meditada?

Este mismo semanario citaba, el pasadodía 14, a Jacques Delors: «La nueva Europano puede confinar la religión a la vida privada.No se pone en discusión la laicidad de laUnión Europea, pero esperamos que la Igle-sia sea escuchada en el proceso de reformade Europa».

En nuestro entorno europeo los Estados ysus autoridades educativas han consensua-do con las Iglesias correspondientes el lugarque merece la enseñanza de la Religión. ¿Ha-brá que recordar, una vez más, que se tratade un derecho de padres y alumnos con sufi-ciente fundamento constitucional? ¿Cuándodedicaremos los tiempos y recursos necesariospara que estos excelentes alumnos puedanacceder al desarrollo de sus potencialidades in-telectuales y profesionales, sin olvidar las cla-ves de su civilización cristiana y la posibilidadde madurar, si lo desean –y lo desean un altoporcentaje–, en su dimensión de creyentes.

Francisco Puértolas Bandrés

Punto de vista

Los panteístas dicen que todo es Dios. De esta guisa, tendríamos que adorar las rocas, lasplantas y los animales. Algunos lo hacen, veáse el caso de algunos ecologistas radicales que

se juegan el tipo por defender a una ballena. No saquemos las cosas de quicio; una cosa es de-fender su existencia de los peligros de extinción, y otra convertir ese hecho en un culto ritual;sobre todo, cuando algunos se hacen llamar defensores de la vida, pero se muestran incapacesde defender la existencia de un ser incomparablemente superior a la ballena: el niño no nacido.

Otra forma moderna de panteísmo ha confundido la divinidad con la más variada gama de ele-mentos, no ya de la naturaleza, sino de lo que pille al paso. Así, ¿quién duda de que el dinero esadorado con culto divino? ¿quién no ha hecho de su bienestar un dios? ¿quién no ha erigido un al-tar al placer…? Así las cosas, tenemos que estar contentos; ya no podremos hablar de una épo-ca de incrédulos, porque los hombres adoran a Dios, todo es Dios, así que adoran más que nun-ca. Pero pensándolo bien, a nadie le gustaría que la promesa de la vida eterna consistiera en unaBallena sentada en el trono. Propongo, aunque sólo sea como ejercicio de salud mental, dar la vuel-ta al panteísmo. El cristianismo sostiene no que todo es Dios, sino que el Dios único es creador detodas las cosas, que todas las cosas son, se mueven y existen en Dios. La ballena, el dinero, el bie-nestar y el placer son medios y no fines, son magníficos caminos que pueden conducir a Dios, pe-ro que no son Dios. La imagen del Creador se manifiesta a través de sus criaturas, pero no sedetiene en ellas, sino que las trasciende. No es a las cosas a las que debemos alabanza, sino al Due-ño de todas ellas.

Dora Rivas

Desde la fe Alfa y Omega 4-IV-2002 31

La viñeta que publicamos ilustra perfectamente este comentario, pero podríaservir igualmente otra de Martínmorales en la que un paisano de boina delPSE le pregunta a Arzallus: «Qué número mínimo de concejales no nacio-nalistas debe ETA dejar vivos, para que tú, Javier, sigas considerando que enel País Vasco hay libertad»; o una, también, sumamente expresiva de Min-gote en ABC, en la que se ve a un penitente con capirote y cuya cruz a cuestases el hacha con la serpiente etarra enroscada. Esta sucia y viejísima historia delcrimen disfrazado de política hace recordar los más abominables momentosde aquel Ku-Kux-Klan que en los Estados sureños de Norteamérica pretendíaganar mediante el terror la guerra que había perdido. La delirante tragedia deArzallus y sus compinches es que, a lo peor, se creen de verdad que lo de ETAtiene algo que ver con la política. ¿Qué entienden por política todos ellos, si asífuera?

Durante la pasada Semana Santa ha sido muy llamativo, en todos los edi-toriales de los periódicos en forma de viñeta, el recurso a la Cruz de Cristo, alos penitentes… –hasta algunos empleados se han atado a tres cruces como for-ma de protesta–. En una de esas viñetas, también de Martínmorales en ABC,se ve a Cristo con la cruz a cuestas parado ante una señal en la que se lee:Prohibido aparcar. Salida de procesiones. Ciertamente, existe el riesgo dequedarse en la cultura, la tradición y el folklore y, sin embargo, echar a Cris-to de la vida real de cada uno, cada día; pero sólo un ciego no ve que, cada año,crece la sincera vivencia de la fe y la religiosidad del pueblo. Raúl del Pozo,columnista de El Mundo ha escrito que «la Semana Santa es un socialcatoli-cismo de capataces dando órdenes y vírgenes suntuosas y enjoyadas comomillonarias». Sic. No ha entendido nada. No es verdad; esa caricatura será laSemana Santa para él, comunista de toda la vida que se pirra por los tristes oro-peles de los Alba. Tan acreditado creador de opinión, ¿por qué no se entera yreflexiona sobre el número de adultos que se han bautizado en esta Pascuade Resurrección? O Lourdes Ortiz, tan refractaria a que la Iglesia canonice aIsabel la Católica y tan de la rancia teología de la llamada liberación, ¿por

qué no escribe y comenta que la Iglesia que hoy a ella no le gusta da figuras demártires como el obispo Duarte, testigo con su sangre de la única liberación cris-tiana posible y verdadera, la liberación del pecado y de la muerte? Todo lo de-más es política o sociología.

Gonzalo de Berceo

NO ES VERDADNO ES VERDAD

TELEVISIÓNTELEVISIÓN

El Papa ha participado en la celebracionesmás importantes de esta Semana Santa

como presidente de las mismas o como ob-servador activo; pero siempre de cerca, a mi-límetros de la mesa del Maestro. Los mediosde comunicación han insistido en estos días enuna estrofa que se ha hecho tan popular comoun barquillo de San Isidro: Vaya, qué lástima,da pena verlo, está para el arrastre, la verdades que debería plantear su dimisión, la Igle-sia necesita del renovado vigor de un Papajoven... Este discurso mediático se ha metidoincluso en los tuétanos de la comunidad cre-yente, y hasta la ropa nos huele a ese humo deargumentos patibularios. Sin embargo, la pre-sencia del Papa en las celebraciones del Tri-duo Pascual ha sido un testimonio mayúscu-lo y manifiestamente providencial para lostiempos que corren. Decía san Pablo que lafe entra por el oído, en este caso también senos ha colado por la vista. Me explico.

Los modelos actuales de conducta pivo-tan sobre el patrón-Operación Triunfo: ju-ventud, impecable domino de la escena, au-todominio conseguido a base de una pizcade inspiración y toneladas de transpiración(la frase se la adjudicaron a Federico GarcíaLorca, pero también se la arrogan más dedoscientos escritores), etc. Por otra parte, ennuestro tiempo a los ancianos se los arrin-

cona en esos parques temáticos de cariñoaséptico que son los centros de tercera edad,lejos del calor de la familia y, además, se lesintenta camelar con falsas propuestas de re-juvenecimientos consoladores, redecorandosu imagen para que se retrotraigan patética-mente a una juventud más que difunta (co-mo en Cocoon, aquella película de los 80 enla que una panda de abuelos entra en con-tacto con unos extraterrestres que les hacenrecuperar una fuerza de quinceañeros). Lamisma falacia campa hoy por sus respetos.Sin embargo, «no es divertido envejecer –de-cía el personaje de Henry Fonda en El es-tanque dorado–, ver cómo el cuerpo se tecae a pedazos». Justo eso es lo que vemosen el Papa. Se le cae el cuerpo a pedazos, esun anciano, ya no tiene control escénico; alque fuera el padre de la comunicación ecle-sial de los nuevos tiempos se le quiebran lavoz y los gestos, y su firmeza es de cartónmojado, apenas sonríe abiertamente y, cuan-do coge la cruz del Via Crucis con una mano,a sus asistentes les entran los sudores depensar que se les viene al suelo de un mo-mento a otro.

Y es que Juan Pablo II no es un alpinistadel K-2 que muestra públicamente su haza-ña; no, es sencillamente un creyente que se hatomado en serio las exigencias de fidelidad

que le vinieron desde el bautismo. Y la fidelidadal Señor es lo único que necesitamos los hijosde nuestro tiempo para crecer. Sus gestos tie-nen el aroma de aquel primer Papa que ter-minó por enterarse de que sólo volcándose alos pies del Maestro le podría venir el equilibriovital, por eso le dijo: «Señor, ¿a quién vamosa acudir?, sólo Tú tienes palabras de vida eter-na». Y ése es el mensaje que más falta noshace.

La almendra de la Semana Santa descan-sa en su ineludible dimensión personal, el cris-tiano se pone delante de quien se la jugó porél y se siente interpelado a responderle desdesu particular situación. Y, como tiene el en-cargo del Maestro de apacentar a sus ovejas,Juan Pablo II se ha tomado en serio mostrar-nos que la fuerza de Dios descansa en la de-bilidad del hombre (incluso en la debilísimadebilidad), y se convierte así en la única ra-zón del crecimiento de la Iglesia. Es decir, lacolección de frases de la Escritura que los cris-tianos nos sabemos de memoria se ha hechoestos días carne en el obispo de Roma y, másallá de argumentos de especialista, nos hadejado el testimonio visible de que se puedeser fiel al Señor hasta el final. Es el Papa quenos hace falta.

Javier Alonso Sandoica

El Papa que nos hace falta

Martínmorales, en ABC

Abandonan centros de mando,sueldos fabulosos y exóticosviajes de negocios por el ex-

tranjero para poder acompañar y re-coger a sus hijos de la escuela, coci-nar manjares para los maridos queregresan a casa cansados, por la tarde,y para ocuparse de la casa, como ha-cían sus abuelas.

Son las madres norteamericanasde la era post-feminista de Bush y dela crisis de Wall Street, protagonis-tas de una tendencia que, por prime-ra vez en un cuarto de siglo, ve unnúmero cada día más creciente demujeres que optan por los hijos y lafamilia, en detrimento de la carrera.El primer caso, asombroso, fue el deFabiola Arredondo, número uno enEuropa de Yahoo!, que el 15 de fe-brero de 2001 puso fin a su carreracomo alta directiva a nivel mundialpara tener más tiempo para sí.

Descenso

Las estadísticas que surgen del úl-timo censo, y tratadas en un largo ar-tículo del cotidiano Usa Today, ha-blan claro. En 2000, el 55 por cientode las madres con niños menores deun año de edad trabajaban o busca-ban trabajo: un porcentaje conside-rable, pero un 5 por ciento inferiorrespecto a 1998, cuando la participa-ción de las madres en el mercado detrabajo era de casi el 60 por ciento.Según los demógrafos estadouni-denses, la inversión de tendencia estodavía más significativa porque seregistra por primera vez desde 1976:desde aquella fecha, el número demadres dispuestas a anteponer la ca-rrera a una familia, a tiempo pleno,estuvo en un constante e imparableascenso.

Y en descenso, por primera vezdesde 1961, está también el númerode mujeres que han continuando tra-bajando durante todo el embarazo. Yesto, además del número de las casa-das con hijos por debajo de los tresaños que continúan trabajando (en2000, según estimaciones del Minis-terio de Trabajo, ha habido un des-censo de unas 200 mil unidades).

Nada de ayudas

En un país donde el permiso por

maternidad y la excedencia pagada,son a decir poco impensables, las mu-jeres que dejan el trabajo lo hacen sa-biendo que renuncian no sólo a suel-dos, ayudas y asistencia médica, sinotambién a la certeza de un trabajo si undía decidiesen regresar al mundo la-boral. «No queremos renegar de losenormes sacrificios y metas de la ge-neración que nos ha precedido –ex-plica Robin Veronesi, de 34 años, queha renunciado a una empresa de Re-laciones públicas para pasar más tiem-po con sus hijos Michael y Nicole,

respectivamente de 6 y 4 años–, perolos tiempos están cambiando y el pén-dulo oscila hacia otra parte».

Aparte de las tensiones que esto hacreado entre las madres amas de casay las madres en carrera laboral («Quie-ren regresar a los años 50», acusan lassegundas), muchos economistas te-men que la tendencia acabará por tenerimplicaciones devastadoras sobre elmercado de trabajo, que pronto ten-drá que afrontar el vacío dejado por lageneración de los baby boomer –unode los grupos más numerosos y pro-

ductivos– hoy en edad de pensión.Motivos

Detrás de la tendencia más gene-ral, según los demógrafos, hay otrofenómeno: un número creciente demujeres que retrasan la maternidaddespués de haber escalado la cum-bre de la carrera y de haber acumu-lado, por lo tanto, una opulenta cuen-ta bancaria que les permite estar encasa sin ayudas económicas. Segúnun sondeo, desarrollado por el entede investigación neoyorquino Ca-talyst, además, el 86 por ciento delas mujeres de la así llamada gene-ración X (entre los 20 y 30 años) an-teponen la familia al trabajo. Mien-tras sólo el 16 por ciento piensa en lacarrera como más importante. Entrelos motivos, para muchas de estasnuevas madres, está también la frus-tración de haber crecido con madresde éxito social, pero eternamentefrustradas.

«El ideal feminista de la mujerque es capaz de tener, al mismotiempo, carrera y familia tiene uncoste demasiado caro –explica elescritor y sociólogo Bruce Tulgan,en el volumen Managing Genera-tion Y–, y las treintañeras nortea-mericanas de hoy quieren ahorrar-les a sus propios hijos las lagunasde sus infancias». Dado que sólo el24 por ciento de las empresas esta-dounidenses permite a los emplea-dos llevar los hijos al trabajo, y só-lo el 5 por ciento ofrece guarderíainfantil, la decisión para muchos esobligada.

Hombres

La fiebre de la familia estaríacontagiando también a los padres

en este inicio de milenio. De he-cho, según un sondeo realizado porRadcliffe Public Policy Center, másdel 80 por ciento de los hombresentre 21 y 39 años quisiera un pues-to de trabajo abierto a hijos. Pero alfinal es siempre la mujer la que re-nuncia a la carrera. En 2000, sólo el3 por ciento de las familias con hi-jos menores de 6 años tenían al pa-dre en casa y a la madre en el tra-bajo.

Alexandra Farkasen el Corriere della Sera

AAllffaa yy OOmmeeggaa

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Las treintañeras norteamericanas quieren para sus hijos una infancia mejor que la suya:

Mejor los hijos que la carrera