festival de aniversario de apalba - secretaría de...

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Martes 24 de Abril

09:30 Hrs.Poesía en voz alta de Jaime Sabines

A cargo de José Luis Islas Pacheco.En:ITESM

10:00 Hrs.Lectura en voz alta «cuentos» a cargo deDavid Cibrián y Juan Diego González.Universidad TecMilenio.

19:00 Hrs.Performance «La Güera Rodríguez»

Por Mara Romero.Instituto Tecnológico Superior de Cajeme

19:30 Hrs.Presentación del Grupo Espiral.Instituto Tecnológico Superior de Cajeme

Miércoles 25

09:30 Hrs.Presentación del libro «Días de Radio en Cajeme»Autor: Sergio Anaya Mexia.Comentarista: José María Cerecer.ITESM

12:00 Hrs.Presentación del libro «Las Flores de los Sahuaros»

Autor: Gregorio Patrón Guzmán.Comentarista: Juan Diego González.Universidad La Salle Noroeste (ULSA).

17:00 Hrs.Teatro infantil a cargo de Carlos ValenzuelaBiblioteca Pública «Jesús Corral Ruiz».

19:00 Hrs.Ensamble Mexicano

Grupo Contrapunto y Tósalli Séwa.ITSON Campus Náinari.

20:00 Hrs.Presentación del Grupo «Nuestros Martes Musicales».Auditorio «Dr. Antonio Rosado» del SNTSSCalle California entre Hidalgo y Allende

Jueves 26

10:00 Hrs.Poesía en voz alta de Jaime Sabines

Por José Luis Islas Pacheco.Universidad La Salle Noroeste (ULSA).

Festival de Aniversario de APALBAP R O G R A M A

10:00 Hrs.Presentación del libro «Las Flores de los Sahuaros»

Autor: Gregorio Patrón Guzmán.Comentarista: Juan Diego González.En: CBTIS 37Calle Hidalgo y Sahuaripa

19:30 Hrs.Entrega de la Medalla «Juan Manz Alaníz»

a la escritora Elsa CrossTeatro del ITSON «Dr. Oscar Russo Vogel».

20:00 Hrs.Concierto de Bel Canto

Mezzosoprano Encarnación Vazquez,Tenor José Luis OrdoñezPianista Carlos Alberto Pecero.Teatro del ITSON «Dr. Oscar Russo Vogel».

Viernes 27

12:00 Hrs.Conferencia: «Periodismo»,José Escobar Zavala y Sergio Anaya Mexía.Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores deMonterrey (ITESM).

19:00 Hrs.Conferencia: «La Literatura y la nariz»

Dr. Roberto Unda Carbot.Museo Sonora en la RevoluciónC. Nàinari y Coahuila

20:00 Hrs.Presentación del Ensamble de Danza Moderna

Grupo de Danza KPZIO.Museo Sonora en la Revolución

20:30 Hrs.Concierto de Estudiantinas

Museo Sonora en la RevoluciónC. Nàinari y Coahuila

Elsa Cross

Cada mes de abril Apalba celebra un aniversario más con eventos

culturales que refrendan el objetivo que animó su fundación: Participar en

el desarrollo de nuestra sociedad regional a través de la difusión de obras

literarias, plásticas, musicales, y en general obras que enaltecen la vida

personal y comunitaria. Como parte de los festejos en años recientes se ha

instituido la entrega de la Medalla Juan Manz Alaniz para una personali-

dad de la vida artìstica nacional; esta vez el reconcimiento será para la

poeta Elsa Cross, quien al aceptar la distinción nos honra a quienes

formamos parte de Apalba.

Por otra parte, como cada tres años, el festival de aniversario coincide

con el ambiente electoral que absorbe a la opinión pública nacional. Esto

puede considerarse como algo normal en cualquier sociedad contemporá-

nea, pero en el caso de México las contiendas electorales se han converti-

do en una vorágine que arrolla todo con su estridencia, con el derroche de

recursos públicos y privados, con la prepotencia de candidatos, partidos y

“estrategas” que consideran a la sociedad como un conjunto de deficien-

tes mentales a los que se puede manipular con frases ramplonas, actos

multitudinarios y golpes de efecto propagandístico cuya vulgaridad y

pobreza intelectual define mejor a sus autores que a “las masas” a quienes

se dirigen los mensajes.

Los merolicos de la mercadotecnia política se apropian del escenario con

expresiones ridículas como “branding” y posicionamiento, palabras con

las que sólo se impresionan a ellos mismos y a sus angustiados clientes, o

con herramientas tan “infalibles” como sus encuestas amañadas.

Contra esta vorágine política-electoral que pretende arrollarnos durante

los días que corren, la sociedad cuenta con alternativas más gratificantes

como el arte y la cultura. Aprovechemos pues el festival de aniversario de

Apalba y en general toda la oferta cultural que nos ofrecen instituciones,

grupos y creadores individuales. Ese es el camino.

Sergio Anaya

Editor

Cultura y elecciones

Yuku Jeeka, No. 66. Ene-Mar 2012. Editada por la Agrupación para las Bellas Artes, A. C. Presidenta: Irma Arana.Editor: Sergio Anaya. Consejo Editorial: Margarita Montoya, Lilia B. Navarro, Juan Maz, Gregorio Patrón.Colaboradores: Carlos Moncada, Javier Martínez, Juan Diego González, Roberto Arizmendi, José Escobar Zavala,Eduardo Langagne, Marco Antonio Campos, Jorge Luis Herrera, Martín Trinidad, Sandra Mortis.Portada y otras imágenes taurinas: Irma GarcíaYuku Jeeka es una publicación trimestral, editada con apoyo de Conaculta, Instituto Sonorense de Cultura y Ayunta-miento de Cajeme.APALBA. Oficinas en el Gimnasio Municipal, calle 200 y Colima. Cd. Obregón, Sonora. MÉXICO. Tel. (644) 417 68 42

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El día último de enero tuve la fortuna de presentar el libro«Las flores de los sahuaros», del maestro Gregorio Patrón,en la Biblioteca Pública «Jesús Corral Ruiz» de Cajeme,Sonora. También fue presentador el cronista don Pepe Es-cobar.

Una velada agradable y muy enriquecedora por el conteni-do de la obra: un recorrido por los 72 municipios de Sonora.El autor hizo el texto como celebración por su cumpleaños70 y en agradecimiento a estas tierras norteñas. Trascribomis palabras de presentación:

Conocí al maestro Gregorio Patrón, una vez que Juan Manzme dijo: «Mira te voy a presentar a una persona que sabemucho de historia y de cultura de Sonora». En ese momen-to, no podía imaginar que después le presentaría un libro.Fue en diciembre cuando vi «Las flores de los sahuaros» enla oficina de Apalba y le comenté a la señora Irma Arana:«Qué libro tan bonito, tan bien hecho y agradable a la vis-ta». Lo tomé y lo empecé a hojear.

Juan Diego González

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Ahora que lo he leído, confirmo lo dicho, es un libro muybien hecho. De bastante calidad y presentación, ligero paracargarse, fácil de manejar para leerse. Sumamente agrada-ble para la lectura por el tipo de letra y con estructura orde-nada.

Además el autor tiene una prosa amena y fluida, lo que con-fiere a la lectura gran agilidad, es decir, le da gusto a unoleerlo. ¿De qué trata el libro? Su contenido es una descrip-ción de los municipios de Sonora. Sin embargo esta des-cripción es muy particular. Es un repaso por la historia, lacultura, el origen, las costumbres, las leyendas y el modo deser del sonorense, de acuerdo al pueblo donde nació.

Cuando se lee «Las flores de los Sahuaros» es inevitablerecordarse a uno mismo de niño, escuchando las historiasde los mayores, relatos de tesoros perdidos, de batallas yguerras, de héroes y mujeres valientes.

Como eso de ver lumbradas en la oscuridad del monte o enla orilla de la playa. «Es que ahí está enterrado un tesoro y lalumbre te avisa pa´que lo desentierres». Muchas de esas le-yendas vienen aquí contadas y en algunos casos como lostesoros de Ures, de Guaymas, de Mazatán, de San Miguel

de Horcasitas y otros más se indican con lujo de detallesdonde se localizan y descritos de tal manera, que le dan ga-nas a uno de salir a buscar dicho tesoro, porque como diceel autor, «hasta ahorita no se tienen noticias de que nadie lohaya encontrado».

También se plasma en el libro el origen del nombre de va-rios pueblos. ¿Sabían ustedes que Navojoa quiere decir Lu-gar de nopales?. También está Etchojoa, «Lugar de cactus»,Quieriego «insecto que muerde»; Bacanora «Ladera de ca-rrizo», Arivechi «Lugar de la calavera»; Sahuaripa es «hor-miga amarilla»; Cócorit es «Chiltepín» . Y así en cada po-blación. Como soy de Guaymas, en friega me brinqué dehoja para buscar el nombre… y Oh decepción. Como siem-pre, uno se busca algo elegante como Suaqui que significa«Corazón de pitahaya». Hasta se oye bonito «Corazón depitahaya». Bien, busco Guaymas, Guaymas y lo encuentro…chin… «Sapo en el árbol»… Guaymas significa «Sapo en elárbol». Imagínense… en fin. Así vienen estos datos y mu-chos otros, como les digo a mis alumnos; este libro es im-prescindible para conocer de manera agradable y por mo-mentos divertida, la historia del lugar donde nacimos o ellugar que ahora es nuestra casa.

«Las flores de los sahuaros» está hecho de tal forma, queresulta ser un excelente material didáctico para los niños detercero de primaria y hasta la secundaria, que llevan la ma-teria «Historia y geografía de Sonora». La información esfácil de localizar en el índice. Además al final tiene un glo-sario de palabras, como una especia de breve diccionariosobre los términos usados en la construcción y arquitecturasonorense. Porque han ustedes de saber que en el libro tam-bién se describe algunas edificaciones como las casas de lashaciendas y los templos de los pueblos.

Además, es de uso rudo, de fina y resistente manufactura,no se anda deshojando. ¿No les ha pasado que compraronun libro muy bien forrado, de pasta dura y toda la cosa, peroa la primer mirada que le echan ya se le cayeron cuatro pági-nas? Este libro no es de esos. Los papás se los pueden dar alos niños con toda confianza, decirles : «Mira m´hijito, paraque veas donde nació tu abuelo y aprendas un poco sobre,la tierra de tus ancestros».

Por último, la prosa del autor es precisa, sin redundancias nioraciones enredosas, como dije antes, de lectura amena. Ytiene desparramados chispazos de poesía. De verdad, felici-to al autor por la idea de este libro. Felicito a la Agrupaciónpara las Bellas Artes, sus integrantes y su presidenta IrmaArana, por todos los esfuerzos para dar a la luz pública unaobra de esta magnitud. Los aquí presentes tiene una gran-diosa oportunidad tener en sus casas un libro para toda lafamilia, para difundir la lectura y el conocimiento sobreSonora, este pedazo de tierra tan lleno de historia y de tradi-ciones.

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Se la lleeevaa, burla a unooo, a dooos, va a tirar, tiraaa.

No pueden contigo, Quique. Ninguno puede. Y mira que esos grandotes de la otra calle

son duros y sucios, malintencionados. Dispaaaara, la bola pega en el poooste.

Ese viejo ladrillo impidió el gol, Quique. Son simplemente jugadas de apreciación. En

una portería verdadera hubiera entrado por el efecto que le diste. La recuperaaaa,

buuurla a un contraaario. Ya van a dar las nueve y aunque la calle está oscura ustedes

se han acostumbrado a ver la bola. La pasa a un compañeeero. Tienes que anotar ese

gol Quique, y marcharte a casa antes que mamá llegue. O tal vez prefieras tomar las

cosas con calma, aunque tarde en llegar la anotación, aunque el castigo te deje sin

cena.

Se tropieeeza, se levaaanta. El grandulón te ha tirado una patada artera, pero la

eludiste con habilidad. El ebrio de la esquina te gritó festejándolo, siempre festeja

tus goles y tus dribles con un trago. No deja nunca de venir a verte este hombre que

duerme en el baldío dela esquina. Va a tiraaar, chuuuta, la para el poteeero. El partido

es a diez goles, Quique, y tú sabes que para tu equipo será más fácil meter el último

antes que ellos anoten tres.

Mamá llegará cansada y si no estás en casa se molestará mucho, Quique. Le gusta que

estés en casa antes de las nueve, te dirá que trabaja todo el día porque no quiere que tú

seas un vago, quiere que tengas educación. Pero tú estás cerca del balón, la tiene de

nueeevo, chuta cruzadooo, goool. Los grandulones se irán furiosos a su calle, pero tú y

los tuyos festejarán sin burlarse. Tienes que irte a casa rápido, Quique, y que mamá no

se entere que llegaste tarde por andar de vago. Ella no sabe que esa calle ha visto tus

mejores goles, tus momentos más intensos, y tampoco sabe que tu papá festeja tus

goles dando tragos a su botella de siempre, y tampoco sabe que antes de irte a casa le

das un beso a ese viejo borracho que te enseñó a patear la bola cuando tú eras pequeño,

cuando él aún dormía en casa y no en el baldío de la esquina, como ahora.

EL NÚMERO NUEVE

OTRA CEBOLLA DE CRISTAL

EDUARDO LANGAGNE

5

El tiempo era ideal para sacar del clóset las prendas más

finas y abrigadoras: la mitad de diciembre, y para los queprefieren las crónicas con datos precisos, de 1955.

La mujeres, con abrigos y zapatillas de tacón alto, se salu-

daban con aparente afecto y amplias sonrisas. Faltaba mu-

cho para que se pusieran de moda los besos en la mejilla,pero algunas intercambiaban abrazos. Los varones iban de

corbata, un sacrificio para los broncos hechos para la vida

del campo. Entraban, sin dejar la cháchara, al pequeño au-ditorio de la Unión de Crédito Agrícola Cajeme, y recibían

el programa que tocaría esa noche Esperanza Pulido.

Los organizadores de este concierto, y de los de la tempo-rada, estaban radiantes. El doctor Luis Farfán, pasado de

peso y también de años, y el doctor Jesús Alfonso Cadena,

esbelto aún, con el pelo canoso a medias, atendían a losamigos y no ocultaban la satisfacción. No era cualquier cosa

haber contratado, en nombre del Patronato de Bellas Artes,

a una insigne pianista mexicana.

Esperanza Pulido había egresado del Conservatorio Na-

cional de Música y luego había pasado varios años en Nue-

va York y en París, perfeccionando su arte. Había recibidolecciones de músicos eminentes, como Alfredo Cortot y

Claudio Arrau. ¡Y ahora estaba en la Perla del Yaqui! Los

médicos Farfán y Cadena no creían que sus coterráneos en-tendieran lo que para la cultura de la región significaba aque-

lla visita, pero tampoco les importaba mucho: lo fundamen-

tal era que ellos disfrutarían la música.

La sala no era para conciertos sino para las reuniones de

los consejeros de la Unión. Un tercio del pequeño foro era

ocupado por el piano. El doctor Cadena anunció a la artista(«es un gran honor…», etcétera) y ella, con severo vestido

negro y corsage violeta, subió al escenario, agradeció los

aplausos y comenzó a tocar. Primero, un estudio de Chopin.Luego, una sonata de Beethoven. Sus dedos se deslizaban

con agilidad por el teclado, al que arrancaba claras

sonoridades. Los oídos de los recios agricultores de CiudadObregón no estaban preparados para esas exquisiteces, pero

de alguna manera las notas se abrían paso hacia sus con-

ciencias. De pronto…

¿Qué sucedió? La señora Pulido seinclinó con rapidez –la rapidez de un

short stop, diría más adelante uno de

los presentes—y recogió un objetodel piso. ¡Era una tecla! ¡Se había

caído una tecla! La recogió, la puso

en su lugar y siguió tocando. Perosólo medio minuto. La tecla de nue-

vo cayó. O más bien, el revestimien-

to de la tecla, pero como fuera, no era posible continuar.

Esperanza Pulido colocó la tecla en su sitio. Inclinó la ca-

beza. Alguno de los espectadores diría que en ese momento

maldecía a todos los presentes, incluidos los dos médicosmelómanos, a Ciudad Obregón entera. No es posible adivi-

nar el pensamiento de una persona, pero la suposición suena

lógica.

Levantó la cabeza y dijo que tocaría, en la parte sana del

teclado, La historia de las tres estrellas, un juguete musical.

Los acordes eran graciosos, como una sonrisa en el centrodel drama. Pero… al hacer un glissando, la tecla fue a dar al

piso por tercera vez.

Para entonces había aparecido frente al público el doctorCadena con un tubo de resistol u otro pegamento en la mano.

Invitó a todos a pasar a la muy pequeña cafetería del vestí-

bulo mientras remediaba el daño. Por su parte, la señoraPulido se había ocultado tras la delgada columna que separa

el escenario del hueco de la escalinata.

Quince minutos después, los organizadores del concierto

llamaron a los pacientes caballeros y damas, que ocuparonsus asientos, nerviosos algunos por lo que aún pudiera pa-

sar. Pero no pasó nada. La maestra Pulido terminó el pro-

grama y no le pidieron encore porque nadie estaba segurode que la tecla había quedado bien pegada.

Para la historia: cuando se cayó la tecla, la ilustre pianista

interpretaba la Sonata Patética, de Beethoven.

Del libro de próxima publicación Aquí vivimos. Crónicas de laincultura, premiado en el Concurso del Libro Sonorense.

CARLOS MONCADA OCHOA

Beethoven tumbó la tecla

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GUADALUPE DUARTE ESPINOZA

Los yaquis, sus rostros serios, temple mesurado. Seriedadde lo que ha vivido su raza. Memoria fatídica

Amor por sus antepasados que sufrieron el dolor, la nostal-gia de haber sido arrancados de su tierra hasta lugares tanlejanos.

Ese amor por su tribu que vivió la tortura de la amenaza deexterminio.

La Semana Santa para la Tribu Yaqui se intensifica en elMiércoles Santo: «Miércoles de Tinieblas», así llamado porellos. Este día representa la noche que las tinieblas caen so-bre la tierra por haber capturado a Jesús de Nazaret parallevarlo preso. Entonces, dicen los yaquis, desde esa nochequeda el mundo inmerso en la oscuridad del mal pues ya noestar el Señor, «El Cristo», para protegernos. Se consideranesos días de duelo y se deben guardar en estado de alerta ycautela.

Es precisamente ahí donde comienza una extensa serie deceremonias cargadas de simbolismo que culminan hasta lamañana del domingo de esa misma semana.

La «Ultima Cena» es una ceremonia por la mañana y toda latribu participa. Atraviesan ese espacio llano llamado «ElKonti» en un recorrido en forma de procesión, encabezadapor estandartes y símbolos sagrados que los trasladan hastala enramada.

En el Konti es colocado un altar. De un lado rodeado deniñas de la tribu con vestido, velo blanco y una corona deflores en la cabeza cada una a manera de manda, que suspadres ofrendan. Ellas representan a los ángeles presentesen la ceremonia. Y de otro lado, colocan una mesa larga demadera con bancas laterales donde son sentados los niñosvarones quienes representan a los doce apóstoles; el perso-naje principal es el niño de mayor edad casi adolescenterepresentando a Jesús.

¿Porqué eligen a niños y a niñas?

La razón es la pureza al representar esos papeles y sobretodo el de Jesús El Cristo.

También es importante ver que a diferencia de los varonesadultos, lo femenino para la tribu tiene un significado desutileza. Esto se debe al solo hecho de ser mujer. Su com-portamiento está a la altura y por ende, siempre su participa-ción en el campo religioso está relacionado con la represen-tación divina. Basta con observar que, para representar elpapel de ángeles que custodian, siempre están mujeres adul-tas o niñas.

Inicia la ceremonia con rezos en lengua yaqui y latín pro-nunciados por el «Maistro», un hombre de edad madura quiense encarga cada año de las actividades religiosas.

Comienzan a servir alimentos a los únicos comensales quehay: los niños que representan a los doce apóstoles.

Antes de colocar el cuenco de comida en la mesa, el«Maistro» lo toma en sus manos, inclina la cabeza en formade reverencia y besa el recipiente.

Lo mismo hacen todos los señores que se encuentran atrás yde pie en dirección a donde reciben los cuencos para losniños apóstoles.

Cada uno tiene una autentica devoción en ese acto. Por fue-ra de la enramada hay una larga, muy larga fila de varonesyaquis, formados en línea que atraviesan un espacio planofrente al Konti y que se extiende hasta la otra cocina, dondesirven los alimentos.

Todos se encuentran de pie uno junto al otro de lado con lafrente hacia la salida del sol y se van pasando los recipientescon comida. Cada uno lo toma con sus manos, le hace unareverencia, inclinando la cabeza y lo besa. Así los van tur-nando al siguiente ahí formado, quien hace lo mismo, hacereverencia y lo besa.

Alrededor de doscientos Yaquis, hombres guerreros de cua-lidades místicas, en un acto de humildad que prevalece, cuyocomportamiento refleja esa luz en el alma que les arranca elbeso. Su adoración por el Cristo es tan profunda que es casiimposible describirla.

Manifiestan integridad, fuerza y voluntad cualidades que lescaracterizan en todas sus actividades religiosas.

Es esencial entender que no importa el rango, ni la edad, niel cargo. Jóvenes, cabos, pilatos, fariseos (sin sus masca-ras), gobernador, autoridades tradicionales, pueblo mayor,ancianos. Todos los miembros de la tribu hacen esa línea.

En términos simbólicos todos «toman el pan y lo repartenen la mesa de la Ultima Cena».

La Tribu Yaqui deja ver esa solidez y fusión que tienen paraunificarse en este caso cuando se trata de participar en suscreencias.

Y más aún al tratarse de esa sustancia divina como presen-cia invisible en la atmósfera, cuyo medio es el mismo «Ali-mento» que representa el «Pan»durante la ceremonia. Losyaquis aportan la síntesis con un propósito: Consagrar conun acto ritual sencillo pero de gran solemnidad y fervor.

Los yaquis, el besoy la Última Cena

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El tipo de alimento que consagran es irrelevante, hasta pue-de ser el alimento tradicional llamado capirotada, pero lofundamental es la esencia que envuelve sus acciones con fe.

En cambio el escenario si importa. Esa ceremonia es ofren-dada con el Sol en lo alto bajo el cielo azul.

El templo el corazón de cada uno y el viento de testigo enese el suelo Yaqui que tanta sangre ha costado.

Quizá a los ojos de nosotros los citadinos pueda parecersolo una cuestión de contexto religioso. Pero realmente susrituales se extienden más allá. Están enriquecidos no solopor un sentimiento en el plano espiritual sino por el sacrifi-cio como el alto sentido de correspondencia a Cristo.

Porque para ellos, no es complicado percibir un vínculo di-vino en armonía con todas sus partes: naturaleza, niños, es-trellas, creación.

Y son genuinos. Porque ante esa realidad, se sienten indig-nos y se asoma la verdadera humildad.

Para nosotros cuesta entender con nuestra mente bloqueadaque se resquebraja cuando al entendimiento se le perforacon la conciencia, derrumbándose las ideas rancias.

Cuando se esta allá por días, a uno le ocurre una transforma-ción. El viento va esculpiendo, va rasgando de a poco paradescubrir el espíritu.

La riqueza espiritual de la Tribu Yaqui es tan alta que debe-ría ser un eje también abarcador de nuestra sociedad en tan-to alcancemos a comprender toda esa sabiduría oculta y res-guardada por ellos que han conservado durante generacio-nes a través de los siglos.

Sin embargo se ha dado lo contrario. Nuestra civilizaciónlos ha marginado por todos los motivos: sociales, políticos,religiosos, y por toda una serie de prejuicios absurdos.

Al igual que la «Verdad» que también ha sido aislada, cu-bierta y lanzada lejos para no verla. Aun así brilla y es inex-tinguible.

De esta manera si existe algo real, es lo Sagrado totalmenteincomprendido por nosotros y hasta por los mismos que os-tentan beatitud.

La «Ultima Cena», ritual altamente sagrado, forma parte delDrama del Cristo exaltadamente divino e inefable.

Citemos al nicaragüense Salvador Bustos en su canción poe-ma «Tragaluz»:

Un Santuario del Amor

Había un rincón de paz, un aposento

Un halo de bondad…sobreviviendo

Una ingestión de primaveras

Un sitio en el corazón…de la ternura.

A salvo del pudor de la cordura.

Y en esa mesa un Pan eterno…un beso exento de la muerte.

Un santuario del Amor…

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RETORNO

La noche sale de tus miradas

Cuando el cielo ha perdido

Sus crines de fuego

No importa que la palabra de cristal

Se rompa en tus ojos

Porque volverá transformada en el poema

que voy escribiendo para ti

mi palabra proviene del silencio de tus ojos de mar

es una palabra que sube como hormiga a la montaña

de nuestra América

es una luz que enciende la antorcha del futuro

para la humanidad

En el cuaderno del destino tus manos escriben

Las nuevas palabras de la poesía

Del polvo que la lluvia amasa renace la vida

Es entonces que a tus ojos las palabras retornan

Y a tus manos devuelven el sueño de mi nuevo poema

I

Sobre el papel

la historia se borró

no quedó nada escrito

de sus memorias

todo mensaje se eclipsó con el humo

no se supo si pensaron atacar

la plaza

Si el monarca los venció

No encontraron orden alguna

De matarlos

¿Se suicidaron, se inmolaron?

II

La luna sueña en su espejo de nácar

Oh Diosa

tumba de náufragos

devuélvenos sus cantos

sus audacias

Partieron en busca del mañana

Los vientos recogieron sus camisas

Las naves, sus sombras

MARCO ANTONIO ACOSTA (Cárdenas, Tabasco, 1934). Poeta, ensayista y antologador. Fue cronista de teatro en el Excélsior yRevista de Revistas.Ha colaborado en revistas de México, Venezuela y Argentina. Autor de Antología Poética de Carlos Pellicer (1976). Ha publicadolos libros de ensayos Pellicer en el paraíso (1986), Los Signos de Magaña (Revista Cultura de Veracruz Ediciones), NuevaAntología de poetas tabasqueños contemporáneos (UJAT, 2006). Después del modernismo (1990), así como los libros de poemas

Quinteto de cámara (1985), y Ur y otros poemas (1998).

Aportación desde el Sureste,

por Marco Antonio Acosta

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Festival Álamos Ortiz Tirado 2012

eseñaRDel 20 al 28 de enero se realizó una edición más del Festival Álamos - Ortiz Tirado, elmayor evento cultural de Sonora. El musicólogo Javier Martínez Rosas asistió al FAOTcomo reportero del periódico digital Infocajeme.com. De su trabajo, publicamos aquí

algunas reseñas para los lectores de Yuku Jeeka.

Apasionado inicio

Eglise Gutiérrez y Carlos Almaguer con la OrquestaFilarmónica de Sonora bajo la batuta de Enrique Patrón deRueda fueron los elegidos para inaugurar el 28 FAOT. Elprograma constó de una interesante selección de arias yduetos de ópera, y dos oberturas.

El concierto inició con la obertura de la ópera Semiramide,de Rossini, obra que refleja una depurada técnica de com-posición. Desafortunadamente, la interpretación no conven-ció porque la orquesta tuvo un rango de matiz dinámico es-trecho por lo que los crescendos se agotaban pronto, siendoesto más evidente hacia el final donde nos quedamos conganas del clímax y faltó claridad en la articulación.

A continuación subió al escenario la soprano lírica coloraturaEglise Gutiérrez para interpretar «Bel raggio Lusinghier»(Hermoso rayo de encanto) de la misma ópera de Rossini,un aria que permite el lucimiento de las mejores cualidadesque posee Eglise quien fue la verdadera luz que encantóesta noche.

Su timbre es extraordinariamente bello, tiene una inusualcapacidad de articular con ligereza, impecable afinación yclaridad las notas más altas, además es poseedora de unagran musicalidad que resulta siempre expresiva y honesta.Su interpretación arrancó la primera ovación de la noche,pero aún nos tenía reservado lo mejor.

Siguió el turno del barítono Carlos Almaguer quien estanoche recibió la Medalla Alfonso Ortiz Tirado. Interpretó«Nemico della patria», de la ópera Andrea Chenier, deGiordano; y también «O Carlo Ascolta», de la ópera DonCarlo, de Verdi. Su presentación causó gran impacto entreel público. El Palacio Municipal se cimbró con su robusta ypotente voz. La orquesta pareció empequeñecerse.

Para terminar la primera parte, un dueto. Interpretan «La cidarem la mano» (Allí nos daremos la mano), de la óperaDon Giovanni, de Mozart. Aquí, personifican a Zerlina yDon Giovanni, quienes se quedan solos, situación que Don

Giovanni aprovecha para seducirla. La interpretación fuemuy buena. Almaguer mostró una mayor seguridad aunquela potencia de su voz dominaba a veces más de lo deseable.Se dieron la mano y el público aplaudió entusiasmado.

En la segunda parte llegó el momento sublime de la noche.Después de que Carlos Almaguer interpretara «Credo», deOtello, de Verdi; Eglise Gutiérrez hizo una soberbia y con-movedora interpretación de «Piangete voi», de la ópera AnnaBolena, de Donizetti.

Tan solo con ver la expresión de los rostros del público erasuficiente para darse cuenta de que algo extraordinario esta-ba pasando. Al final ya nada pudo contener las más sincerasexpresiones de admiración y agradecimiento de la noche.

La obertura «La forza del destino», de Verdi, fue la segundade la noche. Notable fue el hecho de cómo la orquesta con-forme transcurría el concierto fue mejorando. Al final, denuevo en dúo interpretaron «Piangi si Vendeta», de la óperaRigoletto, de Verdi. El público pidió más y hubo dos encores,Carlos interpretó el aria «Deh vien, alla finiestra» de DonGiovanni y Eglise «O mio babbino caro», de Puccini.

La noche inaugural cumplió así las expectativas.

10

Tarde de clarinetes

La segunda tarde del FAOT contó con la participación delCuarteto de Clarinetes Ánemos que está integrado por Ma-nuel Hernández Aguilar (clarinete principal de la OFUNAM),Jahaziel Aram Becerril (clarinetista de la Orquesta de laÓpera de Bellas Artes), Rodrigo Garibay (clarinetista ysaxofonista solista) y Antonio Rosales (solista de clarinetebajo). El evento tuvo lugar en el Templo de la Purísima Con-cepción.

Horas antes de iniciar, en las calles se había alimentado elrumor de que el cuarteto era algo maravilloso, así que fue unlleno. Y esta vez, se trató de un rumor cierto. Las columnasdel interior impedían ver a los músicos desde algunas buta-cas pero eso no desanimó a nadie entre el público.

El cuarteto preparó un programa diverso en donde ningunaobra demeritó. Empezaron con dos obras escritas original-mente para cuarteto de clarinetes. La primera fue Petitquatuor de Jean Françaix (1912-1977) una obra que constade tres movimientos en el que domina el carácter lúdico; yla segunda, el Cuarteto no.2 Op.63 de Michael Kibbe (1945-), una obra colorista que cuenta con cuatro movimientoscontrastantes.

El primer movimiento del Cuarteto no.2, es una fantasía enla que los clarinetes van tejiendo armonías increíbles, unamúsica en verdad encantadora. El segundo movimiento, unnocturno, adquiere la calma y colores oscuros. El tercero,un scherzo, nos trajo el amanecer y el movimiento a travésde arpegios y escalas. El cuarto, al final, enfatizó que estamúsica de Kibbe logra siempre una constante renovaciónque sorprende, pero que no pierde su inescrutable hilo con-ductor.

La ejecución e interpretación del Cuarteto de ClarinetesÁnemos fue siempre impecable, con un gran sentido agógico,dinámico y armónico. La precisión de las entradas y el pro-fundo entendimiento musical era tal que a veces nos hacíancreer que se trataba de un solo instrumento. Las armoniosasvibraciones producidas recorrían las curvas del templo y sesuavizaban más hasta perderse en las orillas de las puertas.

Para finalizar la primera parte, tocaron unas divertidas e in-geniosas variaciones sobre El carnaval de Venecia, en don-de el fraseo melódico de Manuel Hernández, en el primerclarinete, fue de gran arte. En la coda, el enfático ritmo pro-vocó que el niño de la primera butaca percutiera con su pieel piso.

La segunda parte la iniciaron con cuatro danzas húngarasantiguas. Por el tipo de armonías y cadencias, se puede re-conocer que se trata de danzas renacentistas. La primera sonócomo un Bransle pomposo. Por momentos, quizá engaña-dos por el estilo, el timbre de los clarinetes recordó al de laschirimías. La segunda danza fue un lento con melodía decarácter pastoril; la tercera, titulada «Danza Delle Scapole»fue como una gallarda, y la cuarta, un saltarello que el cuar-teto articulo magistralmente nota a nota.

De la música antigua el Cuarteto Ánemos nos llevó a lamúsica urbana de George Gershwin (1898-1937). Tres pre-ludios de ricas armonías y ritmos sincopados con una fuerteinfluencia del jazz y el blues. En el segundo fue obvio elblues y así lo hicieron sonar. El tercero, fue como un ríocorto creciendo en bravura.

Para cerrar este excelso concierto, no podía faltar el Danzónno.5 «Portales de madrugada» del compositor alamenseArturo Márquez (1950-). Un danzón exquisito y seductorque en la interpretación del Cuarteto Ánemos lo fue aún más.

El Cuarteto para Clarinetes Ánemos es una agrupación degran calidad, de primera línea, pero que desafortunadamen-te se presenta muy poco. Esta vez tuvimos la fortuna de es-cucharlos en Álamos.

Llegan aires gaélicos

En la celebración del natalicio de Alfonso Ortiz Tirado, enla noche de gala, gozamos de una exquisita velada musical acargo de Jaime MacDougall (tenor), Ángel Padilla (arpista)y Matthew McAllister (guitarrista) quienes prepararon unrepertorio donde dominó la música con referencia folclóricao popular de México, Escocia, Gales, Inglaterra y España.

Interpretaron arreglos y composiciones de la más fina factu-ra de compositores como Manuel M. Ponce, Kennedy Fraser,Manuel de Falla, Benjamin Britten, Eddie McGuire, JohnThomas, Francisco Pichardo y Arturo Márquez.

Cada uno de ellos demostró su pertenencia al más alto nivelmusical. MacDougall cantó con naturalidad, impecable afi-nación y gran sentido musical. Padilla cuidó cada pulsación,todo detalle técnico y musical, sus manos parecían arañastejiendo el más perfecto y fino telar; y McAllister produjolos sonidos más cristalinos que una guitarra puede dar, conuna limpieza extraordinaria.

Tocaron tríos, duetos y solos. Y si bien no fue un repertoriodemasiado exigente, hacerlo mejor que ellos se antoja im-

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posible. Fue un verdadero deleite. Además, lograron conec-tar con el público desde el comienzo por lo que se sintió unaatmósfera relajada en donde los músicos y el público disfru-taron cada pieza, cada nota.

Cuando tocó Padilla solo, la resonancia de su hermosa arpafue encantadora. Interpretó la canción tradicional «Watchingthe Weath» (mirando el trigo) en un arreglo de John Thomas.Explicó que si bien se reconoce a la gaita como el instru-mento más representativo de Gales, el arpa tiene allí unatradición que es incluso más antigua que la gaita y también

es considerada como instrumen-to nacional.

Es difícil elegir los mejores mo-mentos del recital ya que todoestuvo bella e impecablementeinterpretado. Pero una de las sor-presas fue que cuandoMcAllister terminaba de tocar elbonito arreglo de Manuel M.Ponce de la canción «Por ti micorazón», entraron al escenarioMacDougall y Padilla e hicieronuna versión a trío, cantada y

acompañada con gran expresividad y refinamiento.

Y para los que creían que Arturo Márquez solo componíadanzones, el escuchar «Dibujos sobre un puerto» una obrapara tenor y arpa dedicada precisamente a MacDougall yPadilla; fue una revelación.

Se trata de una obra de cinco movimientos basada en poe-mas de José Gorostiza. El primer movimiento es «Alba», endonde mientras el arpa produce sonidos etéreos, arpegios yacordes de corte impresionista, se canta la estrofa:

El paisaje marino

en pesados colores se dibuja.

Duermen las cosas. Al salir, el alba

parece sobre el mar una burbuja.

Y la vida es apenas

un milagroso reposar de barcas

en la blanda quietud de las arenas.

Una maravilla escuchar esto. Es una lástima que esta obrasea prácticamente desconocida. Los restantes movimientosse titulan Elegía, La tarde, Nocturno y Oración.

Lo cómico de la noche fueron tres canciones tradicionalesinglesas con letras chuscas en arreglo de Britten, dondeMacDougall nos hizo reír mientras cantaba con sus gestos yocurrencias interpretativas pero sin caer en torpezas.

Y después de tres hermosas piezas tradicionales inglesas endueto arpa y guitarra, entró al escenario MacDougall sinpantalones, usó kilt para cerrar el programa con una colec-ción de melodías escocesas en arreglo de McGuire .

Al final el público ovacionó de pie.

Regocijo barroco

La música barroca inundó el espa-cio del Templo de la Purísima Con-cepción en lo que fue la presenta-ción del evento que se anunció comola Camerata Barroca. El ensambleestuvo integrado por un cuarteto decuerdas de la Camerata Mazatlán, lasoprano Penélope Luna y un pianoelectrónico emulando el sonido deun clavecín tocado por SergioFreeman.

El programa inició con la forma ideal de la música instru-mental de este periodo: el concierto. Interpretaron el «Con-cierto grosso no.4» en Re Mayor de Arcangelo Corelli en loque fue una estupenda elección para empezar. Se trata deun concierto con un movimiento de inicio radiante que ilu-minó el templo y los pensamientos.

El barroco es pasional, intrincado, dinámico y elástico; unjuego de tejidos melódicos y contrastes dinámicos agógicosy de matiz que la camerata logró efectivamente en esta obramientras sus integrantes se balanceaban conducidos por elímpetu, la inercia y la lógica interpretativa.

Después llegó al escenario la soprano Penélope Luna quiencantó las arias: «Tornami a vagheggiar», «Rejoice greatly»y «Let the bright Seraphim», de Handel; y «Jauchzet Gottin Allen landen», de Bach. La primera y tercera correspon-den a óperas, la segunda a un oratorio y la cuarta, a unacantata. La estética barroca alcanza su máxima manifesta-ción en las grandes formas dramáticas musicales de la épo-ca que son la ópera, el oratorio, la cantata y el motete.

Una de las particularidades del FAOT es que da cabida anuevos talentos nacionales, y esta tarde, la mayoría de no-sotros el público tuvimos el gusto de conocer y apreciar aPenélope Luna, de Mazatlán, quien nos impactó con su be-lla voz que articuló claramente, con soltura, afinación, po-tencia y expresión. Hay que seguir y apoyar la carrera deesta talentosa joven a la que le auguro «altos vuelos». Hoynos dejó una gratísima impresión.

Desafortunadamente en el desarrollo del concierto, huboun numeroso grupo de adolescentes que salió del recinto yotros aprovecharon para reacomodarse, distrayendo a to-dos, algo que causó malestar entre el público.

En la segunda parte escuchamos otro concierto. El «Con-cierto grosso en Re menor» Op.3 no.11, de Vivaldi. El cualfue interpretado impecablemente. Un señor ya mayor escu-chaba encantado con una sonrisa. Fue un momento de gozo.

Para finalizar recibimos nuevamente a Penélope y cantó lademandante «Lo, here the Gentle Lark», de Bishop. La pie-za tiene una larga y espectacular cadencia para el lucimien-to de la cantante. Penélope Luna confirmó sus cualidades.Los candiles del recinto vibraron, nosotros vibramos. Sellevó fuertes aplausos y dos señoras le gritaron: ¡felicida-des hija! ¡muchas felicidades!

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Brilló su Chopin

El pianista Radek Materka se presentó esta tarde en el Tem-plo de la Purísima Concepción en el penúltimo día del FAOT.Ofreció un recital con música de Johann Sebastian Bach,Ludwig van Beethoven, Frédéric Chopin, Claude Debussyy Stefan Kisielewsi, pero predominó Chopin.

Inició su recital con el hermoso preludio coral «Nun komm’der Heiden Heiland» de Bach en arreglo de Ferrucio Busoni.La interpretación de Materka fue muy romántica y algo apre-surada, con lo que rompió el carácter meditativo y sobrio dela pieza. El preludio coral es breve, su escritura cabe en dospáginas, pero cometió el error de no sacar copia a su librode partituras y tuvo que voltear la hoja la cual se le regresóy hubo un corte en el flujo.

Después de Bach interpretó dos canciones de la «Seis can-ciones polonesas Op.74» de Chopin en transcripción parapiano de Franz Liszt. Aquí Materka lució pleno, cómodohaciendo unas estupendas versiones de ellas y dejándonosclaro que es un pianista técnicamente muy dotado.

Hay obras con diferente carácter e incluso propósito. Asíque no se trata de agarrar una partitura y tocarla literalmen-te, debe haber todo un proceso de interpretación, unaspremisas de cómo abordar la obra. Hay intérpretes que porsu formación, personalidad y habilidades técnicas les vamejor con cierto estilo y repertorio. Esto se vio muy claroen Materka.

Para terminar la primera parte, abordó la monumental e in-tensa Sonata para piano no.23 conocida como la«Appassionata», de Beethoven. Una obra cumbre de la lite-ratura pianística que exige lo máximo tanto técnica comomusicalmente al intérprete.

Materka no estuvo certero en el primer movimiento, equi-vocó varias notas, pero fue ganando en seguridad conformese desarrollaba la obra. Si bien imprimió pasión a su inter-pretación, ésta lució desbocada, sin claridad musical y pormomentos abusó de efectismo.

Para la segunda parte presenciamos al mejor Materka. Ini-ció con «Danse Vive» de Kisielewski, que exige un derro-che de virtuosismo y control técnico al límite. Fue extenuantey vertiginosa, Materka la tocó impecablemente dejandomuchas bocas abiertas y ojos sorprendidos con su prodigio-sa técnica instrumental.

Después, tres estudios de Chopin del Op.25, los números10, 11 y 12 que interpretó magistralmente. Los estudios deChopin fueron revolucionarios en su época y hoy en día si-guen siendo imprescindibles en los programas de piano demuchas escuelas y conservatorios del mundo. Además delos problemas técnicos que ejercitan en su mayoría son mu-sicalmente atractivos en su brevedad.

Continuó con «Images» del libro 1, de Debussy, el composi-tor clave del impresionismo, donde se recurre a la bellezadel sonido en sí y las frases buscan comunicar impresiones.Aquí Materka estuvo seguro, fue una buena interpretaciónen general aunque en el detalle faltó por momentos mayorsuavidad en su toque, algo que la obra y el estilo pide.

Materka toca con mucha fuerza el piano, así que resultó com-pletamente innecesario que se amplificara el sonido, lo queademás modificó el sonido natural del piano. No se entien-de el afán de que todo se escuche más fuerte con ayuda debocinas.

El cierre del programa que fue con la célebre y enérgicaPolonesa op.53 en La bemol «Heróica», de Chopin. Una delas favoritas del repertorio para piano en donde Materka lu-ció esplendoroso e hizo una versión soberbia de ella estatarde. Se llevó una ovación. Me quedo con su Chopin.

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Y fue la estrella más brillante

Lo que anoche presenciamos en la clausura del vigésimooctavo FAOT solo puede tener un calificativo: increíble.Las expectativas eran las más altas y Sumi Jo no solo lascumplió sino que fue más allá.

De repertorio abordó arias muy difíciles, en su mayoría decarácter alegre, abriendo con «Je veux vivre» de la óperaRomeo y Julieta, de Gounod que en la interpretación deSumi Jo más que una bonita y difícil aria famosa, fue unaverdadera invitación a sentirnos más vivos, a abrir nuestramente y nuestro corazón.

Lejos de las poses de muchas divas, que no son mejores queella; su gran carisma, transparente gracia, honestidad ex-presiva y dulce coquetería nos cayó muy bien desde el ini-cio y pronto hubo una conexión de confianza.

Luego de interpretar «Sposa, son disprezzata» de la óperade Bajazet, de Vivaldi, en las siguientes dos piezas que fue-ron «Ah!, vous dirai-je, Maman» en variaciones de AdolpheAdam y «Caro Nome» de la ópera Rigoleto, de Verdi, SumiJo demostró plenamente sus cualidades vocales extraordi-narias.

Posee una voz coloratura que es el volar del colibrí y unexquisito timbre ligeramente acaramelado con el néctar delas flores que en las notas sostenidas más agudas, se vuelveun diminuto punto de luz incandescente.

«Ah! Vous dirai-je, Maman» es el célebre tema infantil dela canción estrellita, realizó unas variaciones junto con laflauta que nos dejó muy impresionados por su gran controlvocal, articuló

sonido con altísima precisión y claridad que ni el mejor flau-tista puede igualar.

En «Caro Nome» nos hizo palpitar con una intensa inter-pretación, para luego en la cadencia ponernos a todos envilo. Estábamos al borde de la silla y al final no lo podía-

mos creer y nos preguntamos unos a otros si no lo habíamossoñado. Aquí fue el intermedio y los ecos de la ovación tar-daron varios minutos en disiparse.

La Orquesta Filarmónica de Sonora quien en este programatuvo como director concertador a Enrique Patrón de Rueda,interpretó cuatro números instrumentales. Abrieron con laObertura «Las bodas de Fígaro», de Mozart que no estuvoplena, pero las demás, el «Intermezzo» de la ópera L’ AmicoFritz, de Mascagni; la obertura «El murciélago», de Straussy la «Barcarola», de la ópera Los cuentos de Hoffmann, deOffenbach; estuvieron muy bien logradas y se llevaron fuer-tes aplausos.

Para la segunda parte Sumi Jo nos tendría más gratísimassorpresas. Interpretó magistralmente el papel de una muñe-ca en lo que es el aria «Les oiseaux dans la charmille», delos cuentos de Hoffmann, de Offenbach. Fue una verdaderamaravilla ver como actuaba y cantaba. Por momentos, a lamuñeca se le acababa la cuerda y el director de la orquestatenía que darle para que siguiera cantando, lo hacía girandouna matraca en su espalda, lo que desataba la risa de todos.Fue muy gracioso y admirable el número.

El programa terminó con un dueto, «E strano… Ah fors’elui…Follie, follie!...» de la ópera La Traviata, de Verdi. SumiJo cantó con el tenor Christopher Roldán, un joven estu-diante de la Licenciatura en canto en la Universidad de So-nora originario de Ciudad Obregón, quien fuera distinguidoel año pasado con el Premio Valor Juvenil Sonora ¡vaya ex-periencia! y lo hizo muy bien.

Después vinieron los encores. Sumi se bajó del escenario, ycantó ¿adivinen cual? Sí, «Bésame mucho». La cantó consensualidad y estuvo coqueteándole a uno de los invitadosde primera fila. Y finalmente se despidió de Álamos conuna inigualable versión de «O mio babbino caro», de Pucciniy nos fuimos todos muy contentos.

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Las escuelas debieran ser la vanguardia activa, el germen delas ideas transformadoras y hasta el espacio para el desarro-llo de las ideas innovadoras y los mecanismos para aplicar-las. Y uno de sus principales ámbitos de acción está en laconformación de la personalidad del educando. Podríamospreguntarnos si estamos de acuerdo con la actitud que losegresados y los miembros de nuestra sociedad asumen fren-te al mundo y la vida.

Nadie duda que el país, la ciudad y el mundo tienen un in-menso cúmulo de problemas: la pobreza, el hambre, el des-empleo, la carencia paulatina y acelerada de agua y energé-ticos, el calentamiento global, la destrucción del medio am-biente, las agresiones contra la Naturaleza que nos la vamosacabando por irreflexión o negligencia, los desequilibrios olas asimetrías sociales, la violencia, y ahora el llamado «cri-men organizado», narcos, y zetas coexistiendo con el «cri-men ordinario», la ineficiencia o impericia de los políticos,los inadecuados comportamientos de la policía y el ejércitoque con frecuencia suscitan recelo, temor o hasta pánico, lacorrupción como un mal que pareciera endémico, la intole-rancia, el establecimiento y la promoción del odio y el ren-cor en lugar del diálogo, la falta de espacios sociales susten-tados en la paz, la colaboración, la civilidad y el respeto,éste último como base y sustento de una sociedad armónica,en donde cada persona tenga la posibilidad de desarrollarsey lograr su plenitud como ser humano y la felicidad paracompartirla.

Ante ello, es más frecuente asumirnos como receptores ino-centes de todos estos males que nos laceran lentamente has-ta permitir que denigren u opaquen dignidad y voluntad,nuestra esencia de seres humanos.

Una actitud de mártires del sistema, porque somos blancode las maldades y perversidades que suelen engendrar lasestructuras sociales con el tiempo (en toda la historia y entodo el mundo, no sólo en México), y que se transmiten yreproducen como valor asumido por los habitantes de unacomunidad social.

José Ortega y Gasset, el gran filósofo español del siglo pa-sado, señaló que el hombre es él y su circunstancia; una com-binación de la herencia genética que procede de sus antepa-sados, de su familia, de sus padres, y la circunstancia de su

propia existencia en la vida cotidiana plena de experiencias,personas, hechos, valores y pensamientos; eventualidadesque condicionan de alguna manera su vida. Estos dos ele-mentos, sin embargo, se presentan en la vida de un ser hu-mano, como componentes que lo condicionan, pero que, siasí lo decide, no lo determinan de manera tal que lo dejencon los brazos atados ante el supuesto destino. Debe haber,para ello, una decisión explícita tomada en este sentido.

La inteligencia, la capacidad de información, de análisis, deactitud crítica y de decisión, se aúnan a algo de lo más valio-so que tiene el ser humano: su capacidad de acción. Actuarde manera consecuente con su pensamiento, sus valores, suanálisis y sus decisiones. Con ello, el ser humano tomará loselementos condicionantes y los modelará, como parte de unejercicio volitivo.

La vida es una secuencia infinita de toma de decisiones quevan configurando la vida en su trayecto existencial. A cadapaso en el camino, en cada minuto, se presentan disyuntivas,algunas aparentemente de poco impacto y otros de gran tras-cendencia.

ROBERTO ARIZMENDI

Una nueva actitud antela vida y la historia

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La posición que cada individuo adopta, forma parte de unacultura, aceptada mayoritariamente por una sociedad deter-minada. Y así, cada grupo social tiene una cultura alimenti-cia y del ahorro, del respeto, de la participación, del medioambiente, de la salud, del deporte, del arte, de la comunica-ción, de la relación familiar, entre otras.

Los valores aceptados socialmente se sustentan en una cul-tura específica, y denotan y describen una manera de ser deun colectivo social. Estos valores identifican a una sociedady les dan identidad a sus integrantes.

La historia la escriben los triunfadores, los que tienen y ejer-cen el poder, los que dominan, los que invaden y se impo-nen por la fuerza. De alguna manera es cierto, pero no irre-versible. Esa historia impuesta va acompañada generalmen-te de una cultura, también impuesta, que se transmite a tra-vés de la educación y de la vida cotidiana.

La educación tiene entre sus funciones preservar una estruc-tura social, formar a la población para que se incorpore a lasociedad de la que es parte integrante. La escuela transmitey reafirma valores, pero a través de la educación también esposible ir remodelando los valores culturales de una socie-dad, para acercarnos paso a paso a lo deseable.

En México se instaló por la fuerza una cultura. La conquistaespañola impuso un régimen político, organizó una estruc-tura económica, estableció un régimen jurídico, impuso suscreencias e instaló sus valores, por encima de la cosmovisiónde los pueblos originales, de sus enormes avances científi-cos en muchos ámbitos del conocimiento (astronomía, me-dicina, agricultura,…) y desconoció las múltiples expresio-nes culturales. Sojuzgaron a la población y la asimilaron aotra cultura, desconociendo su historia e imponiendo otrahistoria.

Una cultura impuesta, generalmente, impide, desconoce ydesautoriza los componentes de una cultura diferente. Laeducación, la información, la diversidad cultural, deben ayu-dar a descubrir un panorama distinto y ofrecer una visiónmás amplia del mundo y de la historia.

El ser humano se enfrenta así, a la gran decisión de aceptarpasiva y sumisamente una historia o de ser ente activo en laconstrucción de la historia. ¿De qué depende? de la actitudque cada persona asuma frente a la vida y la decisión quetome. Ambos, decisión y actitud, son elementos fundamen-tales para orientar y sustentar su actuar individual y social.

El pesimismo conduce a la indolencia y ésta a la apatía y lainacción. Quienes así asuman la vida, serán los grandes ob-servadores del paso de los días y de la acción de los activosque transforman el mundo a través de sus actos cotidianos.

Tenemos una realidad innegable; pero, ante la violencia y lamuerte, optemos por la vida. Ante los desaciertos del poder,imaginemos vías. Ante las carencias, imaginemos, constru-yamos y seamos proactivos. No es fácil, pero es posible.

La vida es lo que cada uno quiere, lo que cada uno decide,lo que cada uno construye. Las sociedades son lo que supoblación acepta y tolera o lo que decide y construye. Ycuando se decide, se comienza hoy; no un mañana que siem-pre se pospone. Cada uno en el ámbito social en que se mue-ve.

El hombre proactivo y constructor, avanza cada día en sucasa, en su ambiente, en su sociedad, en su trabajo, en suámbito de influencia, pero estimula, convence e induce a losdemás hacia el entusiasmo de comenzar a darle forma a otromundo.

El mundo va construyendo su historia a partir de ciclos in-negables. Las sociedades se consolidan y fortalecen, perocon el tiempo se agotan y encuentran en su seno los gérme-nes de su destrucción.

Los sistemas actuales han llegado a la obsolescencia. Esta-mos viviendo una etapa de transición social, de reacomodos,pero también de definiciones. El nuevo mundo aún no sediseña ni se piensa, serán los niños de ahora quienes habránde darle forma precisa; pero todos podemos acercarles aellos, pensamiento, conocimiento y reflexión para que ensus mentes se vaya gestando desde ahora un nuevo sistema.

Es posible cambiar la actitud de los educandos ante la vida.Quienes se encuentran en el ejercicio docente, tienen la po-sibilidad de hacerlo en el diario ejercicio del magisterio.Pero también es exigible que los adultos modifiquemos laactitud. Seamos constructores de mejores espacios sociales.Ésta, es tarea de la educación, escolarizada o no.

Ayudemos a limpiar la ciudad y el país de las miserias hu-manas. Imaginación y creatividad. Pensemos otros mundos.Demos paso a la imaginación sin límites y colaboremos aque las generaciones nuevas configuren un mundo más cer-cano al que hemos perfilado, todos, en nuestros sueños. Estaes tarea urgente de la educación y por tanto de todos, por-que la educación es tarea de todos no sólo de los educado-res.

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*Roberto Arizmendi Rodríguez (1945) Poeta, profesor, investi-gador, conferencista, consultor en educación, cultura y desarrollo.Fue Director General Académico de la Universidad AutónomaMetropolitana, Director de Fomento Institucional de la SEP, Coor-dinador Ejecutivo por la parte de la SEP en la Coordinación Na-cional para la Planeación de la Educación Superior (CONPES),fundador de los Comités Interinstitucionales para la Evaluaciónde la Educación Superior (CIEES) y Secretario de Planeación dela Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Edu-cación Superior (ANUIES), miembro de la Junta Universitaria dela Universidad de Sonora. Autor de 39 libros, coautor en 32 e in-cluido en más de 30 antologías poéticas.

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a Minerva Margarita

y José Javier Villar real

Sin los trenes no hubiera conocido la Europa occidental. Ahora, en la primavera del 2002, recuerdo aquellostrenes de mis primeros viajes en la década de los setenta, cuando tenía gran fuerza en el cuerpo y velocidad enlas piernas. Trenes pulcros y exactos de los países nórdicos y germánicos, trenes italianos que exasperaban amenudo por los retrasos o por súbitas huelgas que sorprendían al pasajero, trenes griegos traqueteantes y deescasa comodidad que anunciaban ya los apiñados trenes orientales de las películas policiacas, trenes france-ses de los que no recuerdo que nadie se quejara, trenes lentísimos españoles como lento era el tiempo sombríorégimen franquista… ¡Vaya, lejos entonces a la velocidad de ventarrón o fuego de algunos de los de ahora!.

Borges se sentía más orgulloso de lo leído que de lo escrito; yo he dicho que me siento más orgulloso de loque he caminado. Desde mis primeras salidas en 1972 aprendí a viajar en tren y a caminar ciudades. Prontome instruí para no llevar a cabo esos recorridos de estupidez y usura, que suelen hacer los jóvenes asiáticosy estadounidenses, que toman el tren de noche en Roma para llegar a Viena en la mañana, de donde toman eltren de noche para llegar a Hamburgo, de donde toman el tren de noche para llegar en la mañana a París…¿Qué puede conocerse de una gran ciudad en un día sin saber de antemano delos puntos culturales y artísticos,de las pequeñas calles populosas con sus magias súbitas, de los jardines abiertos a las golondrinas de paso ya las palomas caseras, de los mercados de plaza rumorosos mirándose en el color de las legumbres y las frutas,de las perspectivas numerosas del río o del lago, de los atardeceres púrpuras y violetas en las colinas verdes delos países del sur, dela soberanía de la altura alpina en Suiza y Austria en días de intensa claridad en los mesesde invierno, de los pequeños y arduos secretos de los idiomas, y menos, mucho menos, cuando no se hadormido bien y se está sujeto a la presión y a la fatiga? ¿Qué puede saber de esto una sosegada persona queatraviesa los países en tour, la cual conoce más hoteles y aeropuertos, autobuses y tiendas, que los momentosde excepción, como de ensalmo y encantamiento, que uno halla de pronto en paisajes y ciudades?.

De muy joven entendí con Borges que nuestra tradición es la Occidental: en Europa conocí gente de la másdiversa índole, anduve en caseríos y villas, callejeé pueblos y ciudades, entré a fortalezas y castillos, errépraderas y bosques, ascendí montañas y colinas, caminé a orilla de múltiples ríos y me miré larga y reflexiva-mente en imágenes pretéritas en las aguas de los lagos, sufrí los finales de invierno y los inicios de primaveraen la Europa central y me deleité en el verano mediterráneo, vi en palacios y museos y galerías la mejorpintura del orbe, practiqué asiduamente con mayor o menor precisión algunas lenguas que he ido olvidando,me di cuenta de lo inútil de la vanidad ante la fragilidad que somos y aprendí que debía oír más al otro y a quepodía comportarme, según la ocasión, con las reglas del europeo o con las reglas del latinoamericano.

«Yo viajo para ir», dijo maravillosamente Stevenson. Hospedándome en aquella década en albergues de lajuventud, en pensiones precarias y en hoteles desgajados, los viajes de entonces, hechos con alguna pobreza,no los cambiaría hoy por nada. Jamás tuve envidia de los que se alojan en hoteles de cinco estrellas, porque yoiba para ir. Costaba a un mexicano demasiado para llegar a Europa para desaprovechar las horas que llegabany se iban como el movimiento de los horarios en los tableros electrónicos de las estaciones de tren. Fuga osueño o sed de conocimiento, viajaba por eso y por algo más, y no importa; lo necesario era viajar para ir; nodetenerse; no perder el tiempo; una ciudad ya preparaba la otra. Lejos en la partida, de regreso cerca, pensabaen el tren: salir del vestíbulo, andar por los andenes, subir los escalones del vagón escogido al azar, recorre lospasillos, buscar un compartimiento solitario para leer o ver el paisaje o alguno donde se viera a una mujerhermosa. Cal viva o ceniza ardiente en las manos, era urgente partir, era demasiado urgente partir. Ya estaba lamaleta en la puerta. Ya la tenía. Quizás no habría mañana. Quizás no habría el mañana.

El mañana que ha llegado y en el que siento nostalgia triste por los trenes antiguos que ignoro adónde partie-ron o en qué estación pararon.

Trenes europeos

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PROFECÍA

No es poeta quien no ha sentido

la necesidad de crear otro

lenguaje.

Octavio Paz

Palabras ideas lenguaje

profecía emblemática

altar de versos,

ceremonia profusa que convoca

la brújula del tiempo,

ola de astros

paraíso idílico de los signos

efigie de escritura

revela universos,

original teorías de leyes consagradas

umbral de la eternidad.

DESPERTAR DEL VUELO

Reflejo evocador de la creación

sublime despertar del vuelo

que recoge múltiples miradas,

primer destello que naufraga

en la luz de los senderos.

Color matutino

saturado olor

incienso de montaña.

Despido el vuelo

que invade el estío

regreso manso en otras alas,

devenir del tiempo que resurge.

Imagen de astro que estrena

la acaecida noche en concierto nocturno.

Duelo que petrifica

devastado réquiem inconciente azar

desenfreno que subyuga los misterios

espectros que despiertan en exilio

y convocan destinos.

Visceral desvelo

ahuyenta suspiros,

desenfoque vehemente

bautismal fracaso escondido

de hiedras que carcomen

el registro de los años

enclaustrado en laberíntico suceso.

Sueño vespertino desfallece

entre oblicuas nubes fugaces

que sumergen el rutilante día

y claudica en luna nueva.

Sandra

Mortis

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TERESA PADRÓN

Las mujeres no somos iguales a los hombres. En ningúnsentido. Basta mirarnos al espejo para ver lo obvio. Nuestrocuerpo nos delata. Tenemos protuberancias ahí donde loshombres carecen de ellas. Nuestros rasgos faciales son másfinos. Nuestras caderas son anchas y las de los hombres sonestrechas. Nuestra voz es más tenue, menos ronca. Nuestrosmúsculos no son tan definidos y, en fin, son muchas las co-sas que nos distinguen de los hombres.

Pero no sólo físicamente nos diferenciamos de ellos. Sinel afán de caer en generalidades, podríamos decir que lasmujeres, amén de sus características individuales, su bagajecultural, su nivel de educación, su condición social, com-partimos rasgos comunes. Por ejemplo, al menos en nuestropaís, es la mujer la encargada, la mayoría de las veces, de laeducación de los hijos en casa, de su crianza. Aunque exis-ten muchos hogares excepcionales, en donde el hombre asu-me su condición de igual ante la mujer, es ella, casi siempre,la responsable de los quehaceres domésticos, de la adminis-tración del dinero (pagar cuentas, colegiaturas, etcétera).Esto, por supuesto, se da por sentado, como parte de sus“deberes”, sin importar que la mujer también realice trabajofuera de casa. Sea profesionista, empleada, vendedora, em-presaria, maestra, la mujer desempeña casi siempre, comobien lo sabemos, la “doble jornada”, es decir, la de madre oesposa (o ambas) y la de trabajadora. Pero hay un terrenoque sea tal vez el más obvio para analizar esos rasgos comu-nes que compartimos casi todas las mujeres y que es, el dela feminidad. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de “lofemenino”?

Vivimos en una sociedad patriarcal (por no decir machis-ta), en donde se da por sentado que es la mujer y no el hom-bre, quien tiene que reivindicar su papel no de ama de casa,de esposa o de madre, sino de eso, de mujer. Es decir, las

mujeres tenemos la obligación de acentuar todos esos ras-gos que mencioné arriba y que nos distinguen de los hom-bres, antes de salir a enfrentar el mundo. Arreglarnos, perfu-marnos, vestirnos de forma tal que resultemos “apetecibles”o, al menos, presentables a los demás, en especial, a los hom-bres. Y si bien, últimamente este papel de “objetoconsumible” se aplica también a los hombres (hoy existentantas revistas de moda para ellos como para ellas), aún per-siste en el imaginario colectivo, que es la mujer quien tieneque “verse bien” para los demás. No es extraño que sean lasmujeres, mucho más que los hombres, las principales con-sumidoras, es decir, quienes son más proclives a ir de com-pras. Aunque este papel, el de compradoras, surge a partirjustamente de que somos las mujeres las encargadas de ad-ministrar la economía familiar. Hay quienes sitúan este rolde compradoras o consumidoras en los albores del renaci-miento, con el intercambio de mercancías entre el continen-te europeo y Asia. Hay quienes lo ubican más tarde, a co-mienzos de la revolución industrial, con el advenimiento delferrocarril y de las grandes fábricas de bienes domésticos.Sea como fuere, el hecho es que, hasta la fecha, es la mujerla consumidora por excelencia y casi todos los anuncios detelevisión, radio, prensa escrita e internet, van dirigidos aellas.

Sin embargo, una cosa es el consumo de bienes y servi-cios familiares o comunes y otra, las compras compulsivasde objetos de uso personal como ropa, calzado y acceso-rios. La compulsión femenina por adquirir todo aquello queesté de moda, tiene que ver con esta idea de que las mujeresdebemos vernos siempre bonitas, no importa en qué situa-ción económica nos hallemos o cuál sea la tarea que desem-peñemos. Las mujeres debemos “mostrar lo que tenemos”.La mayoría de los comerciales, incluso si lo que anuncian

El machismo femenino

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son productos de limpieza, utilizan un lenguaje sexista. Oralo visual (o ambos). El ama de casa que, en vez de un mandil,chanclas y un sacudidor, luce un peinado de salón, una ropacasual impecable y una sonrisa entre coqueta y tierna, pararecibir a su marido “siempre bonita” y con la casa bien lim-pia, gracias a la “ayuda invaluable” de tal o cual producto(nunca se menciona a la mujer, de carne y hueso, que esquien verdaderamente hace el trabajo “sucio”, es decir, latrabajadora doméstica o la “chacha”, como se la llama des-pectivamente).

Los ejemplos de este tipo abundan, así que sólo mencio-naré uno más, que utilicé previamente en otro artículo res-pecto del consumismo. Es el caso de la mujer joven, esbel-ta, hermosa quien, ataviada ala última moda, camina segurade sí misma y de su belleza, como retando al mundo a que laadmiren, por entre una fila de autos varados en la hora picode un boulevard. Al llegar al automóvil de su novio, abre lapuerta trasera y lo sorprende con su rival en pleno transeamoroso. Acto seguido, le espeta una tremenda bofetada,avienta la puerta y se va, oronda, con una sonrisa triunfal yla mirada de orgullo y de triunfo. El mensaje que se nosquiere dar es el de “no importa que me engañe, soy una rei-na de belleza” o algo así. Pero si no nos dejamos guiar porlas apariencias, lo que verdaderamente nos dice es “cómpr-enme, lo tengo TODO”. Es decir, la mujer como objeto deconsumo y no como sujeto. Lo que importa es su aparienciay no su esencia. Si nos atenemos a esta última interpreta-ción, un discurso paralelo sería el de que, en este mundomaterialista, todo es consumible y desechable, incluso laspersonas, en especial las mujeres. En este tipo de mensajes,aparentemente inofensivos, el lenguaje tanto corporal comoverbal, ocupa un lugar preponderante.

Y es justamente el lenguaje y el papel que desempeña enla sociedad como agente de discriminación, no sólo sexualsino social y racial, uno de los factores decisivos en el dis-curso feminista. Las organizaciones feministas, ya sea mix-tas o compuestas sólo por mujeres, pecan de lo mismo quecritican. Es decir, apelan a todo aquello que las diferenciade los hombres en su lucha contra la discriminación o de lasvejaciones de que somos víctimas las mujeres. Si bien escierto que, como dice el filósofo Hector Islas Azaïs , el len-guaje sexista, es decir, el que fomenta la discriminación degenero hacia las mujeres, es el más estudiado, el más difun-dido y extendido entre los especialistas, también lo es elhecho de que muchas veces el caso contario es también uti-lizado por los movimientos feministas. Es decir, el lenguaje“machista” prevalece en los discursos a favor de las muje-res. Los argumentos que se esgrimen en defensa de la mujerpueden ser válidos, justos y estar bien sustentados, sin em-bargo, muchas veces se enfatiza lo superior que somos lasmujeres respecto de los hombres y se hace recurriendo a losmismos clichés, los mismos insultos y las mismas frasesdiscriminatorias usadas por los hombres para referirse anosotras. Por ejemplo, “las viejas somos más chingonas quelos hombres” (las cursivas son mías) es una frase no solodespectiva y vulgar, sino machista (hembrista), pues hace

énfasis en la superioridad de las mujeres sobre los hombresy lo hace recurriendo a un lenguaje que se identifica máscon el sexo masculino.

Si bien es cierto que, como afirma Hector Islas, dentro delas múltiples formas del lenguaje discriminatorio, el sexistaes el más extendido y el que presenta más variantes, tam-bién lo es el que en el discurso a favor de las mujeres, allenguaje hembrista es el que prevalece, haciendo énfasis enla misandria (odio hacia los varones) y en las diferenciasentre hombres y mujeres, en vez de las semejanzas. Nadieniega que, a través e la historia, el lenguaje sexista es el queha prevalecido. La Historia, con mayúscula, está escrita porhombres. Decimos “Dios padre”, para referirnos a la divini-dad; “el hombre”, para referirnos a la humanidad; “los ni-ños”, para hablar de la niñez; “los mexicanos”, para hablarindistintamente de toda la población mexicana, en fin. Tam-bién, citando a Hector Islas “el lenguaje sexista ha fomenta-do, con el empleo de estereotipos insidiosos y diferenciassemánticas y sintácticas, una imagen de la mujer que deses-tima su contribución a la sociedad, incluso su presencia mis-ma en ciertas áreas. También se le presenta como alguienfundamentalmente incompleta, que se define por su relacióncon los hombres, su sexualidad y sus funcionesreproductivas…En cambio, los varones son los actores so-ciales, los agentes de cambio y los individuos por antono-masia.”

Esto, obviamente, ha contribuido a “normalizar” la per-cepción de esta idea y a hacer más evidente la actuación y laparticipación de los hombres en el ámbito público. Nos ex-traña cuando hay una “presidenta” de un país; cuando hayuna campeona mundial de boxeo; una rectora de una univer-sidad; una directora de una firma importante. Lo “normal”es que sean hombres. El lenguaje sexista, entonces, contri-buye a reafirmar prácticas discriminatorias hacia la mujer ya fomentar las condiciones sociales desventajosas para ellas,pero justamente por eso, es que el discurso feminista debe irmás encaminado a lograr las condiciones de igualdad socialy en todos los terrenos. El feminismo, si aspira a lograr uncambio verdadero en las condiciones de desventaja de lasmujeres respecto de los hombres y a hacer valer los dere-chos de las mujeres y la igualdad de oportunidades entreambos sexos, debe evitar caer en las mismas prácticas delmachismo. Debe hacer énfasis en la igualdad, no en la supe-rioridad de la mujer respecto del hombre. El discurso femi-nista debe hacer énfasis en las capacidades intelectuales dela mujer y no sólo apelar a su “arma más poderosa”, su cuer-po, para lograr un verdadero cambio en la percepción de loque es una mujer y erradicar la idea de objeto que de ella setiene.

Las mujeres debemos reafirmar nuestras particularidades,nuestras características exclusivas, pero para complementarlas de los hombres. Para nutrirnos y enriquecernos mutua-mente con nuestras experiencias propias. El lenguaje sexistaperdería entonces fuerza y tendería a desaparecer, junto conlas prácticas a que da lugar, allanando el terreno a una socie-dad más justa para ambos, mujeres y hombres.

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Patas… Pa’ cuándo son

JOSÉ ESCOBAR ZAVALA, CRONISTA DE CD. OBREGÓN

Nada supera el derecho inalienable de arraigarse. Sabido esque los forjadores del Valle del Yaqui tuvieron que enfrentartoda una serie de calamidades y obstáculos. Estaban frente aun panorama desolador en grado sumo: clima agobiante, ex-tremoso en temporadas de invierno y verano, superficieenmontada cubierta de cactáceas, y por si fuera poco lo ante-rior, la actitud beligerante, totalmente inhóspita, de los indiosyaquis que consideraban profanado su territorio.

Pero como hemos señalado líneas atrás, no hay barrera infran-queable que pueda coartar el impulso decidido de arraigarse, yasí fue como a principios del pasado siglo veinte dio comienzoa la magna y titánica tarea de lo que derivaría, para orgullonuestro, en el «Granero México».

Sin embargo, la lucha fue larga y cruenta, principalmente acausa de la belicosidad de la etnia yaqui. Entre los precursores,encabezados por Carlos Conant Maldonado, abundaban losextranjeros, y uno de estos, Herman F. Bruss, de origen ale-mán, se constituyó por sus acciones de trabajo y defensa de supropiedad, en el ejemplo a seguir por parte de los demás pio-neros. (Una escuela secundaria de Ciudad Obregón, ubicadaen la Colonia Urbi Villas del Rey, lleva orgullosamente sunombre).

Es bueno, pues, hacer referencia sobre la trayectoria y perso-nalidad de Herman Bruss, quien nació en 1870 allá en el viejocontinente. Fue soldado y carnicero. Emigró a Estados Unidosavecindándose en San Francisco. De ahí viajo a Alaska bus-cando oro. Regresó a Estados Unidos y de ahí a México, víaMexicali, atraído por la información de la apertura de tierras alcultivo en el Valle del Yaqui, difundida en la prensa por laCompañía Constructora Richardson.

Como contaba con escaso capital se asoció con un estadouni-dense de nombre Harry M. Morris. Esto fue en 1909. Poste-riormente, al estallar la Revolución Mexicana su socio regresóa su país de origen, pero Bruss permaneció trabajando la tierray defendiendo con éxito los ataques indígenas a su propiedad.Se convirtió en impulsor del desarrollo agropecuario de estaregión, instalando el primer molino de arroz, y como contribu-ción al área cultural, hizo construir una escuela para que loshijos de los trabajadores del campo aprendieran a leer y escri-bir.

Durante la primera guerra mundial acogió a marinos alemanesexiliados y les dio trabajo. Años después, al estallar la segundaconflagración mundial las autoridades lo concentraron enGuadalajara junto con otros alemanes. Y fue en la capitaljalisciense donde falleció en 1945.

Dos años antes de su muerte escribió sus memorias, donderelata en detalle, la batalla que libró con su rifle Winchester,en defensa de su propiedad.

Textualmente Bruss, de puño y letra, asienta lo siguiente: «Des-pués de que los indios yaquis habían saqueado los pueblos junto

al Río Yaqui en el año de 1913, matado y desterrado a sus cam-pesinos, de manera de que ya no existían ni ganado, ni víveres,se atrevían a avanzar hasta la planicie del Valle del Yaqui queen aquellos tiempos estaba escasamente poblado y cubierto demezquites. Yo vivía en el extremo oeste, así que tenía visibili-dad por alrededor de quinientos metros solamente desde treslados.

El cuarto lado de mi rancho estaba solo a cien metros de dis-tancia del monte. Ya para entonces tenía yo bastante ganado ytambién alrededor de cincuenta toneladas de maíz, de lo cualestaban enterados los indios alzados. Esto y el hambre, losmotivó a atacar el rancho. También tenía yo un buen númerode puercos que había adquirido para hacer jamón, tocino, man-teca y salchicha. De todos estos comestibles ya tenía bastantealmacenamiento y hubiera sido un buen botín para los indios sihubieran logrado consumar el asalto a su favor.

Era el 29 de marzo de 1914. Me levanté temprano para destazardos puercos que había matado el día anterior, antes de que mellamara mi cocinero a desayunar. Como siempre, antes de queamaneciera, había colocado un centinela en un pajar. Estabadesayunando cuando escuché al guardia gritar: «Hay muchagente en el monte». Inmediatamente tomé mi rifle y mi cartu-chera, en la cual desgraciadamente se encontraban en ese mo-mento solo 50 cartuchos, y corrí rápidamente hacia el mencio-nado pajar.

Como supe después, había frente a mí alrededor de 200 indíge-nas, a escasos cien metros, escondidos entre los arbustos… Yonecesitaba de mucha sangre fría y buena puntería. Mi pajarresultó ser una maravillosa protección. Pronto vi caer a los pri-meros indios, lo que obligó a los otros a retirarse unos cuan-tos metros.

Aquí falta mencionar que los indios nunca comienzan una lu-cha antes de la salida del sol, y por esta circunstancia fue afor-tunado de que no me atacaran mientras estuve ocupadodestazando los dos puercos. Ya había pasado una hora de tiro-teo cuando noté a dos de mis paisanos que vivían a 3 kilóme-tros de mi rancho.

Ellos habían oído los balazos y se habían acercado por un ca-nal de riego hasta unos 500 metros para atacar el flanco iz-quierdo de los indios. Como yo poseía ya pocos cartuchos, tra-té de apuntar a la vez a dos indios que estaban a solo veintemetros de mi posición. Ya se estaban retirando al monte cuan-do alcance a uno de ellos, que cayó lanzando tremendos gritosde dolor. Semanas después, en sueños o pesadillas seguí escu-chando esos gritos. «Aproveché la oportunidad para encon-trarme con mis paisanos, quienes me dotaron de municionessuficientes para hacer huir a los atacantes».

De este episodio histórico el periodista José L. Pasión, dueñode un periódico jocoserio denominado «El Picudo», escribióen los años treinta un artículo donde acomoda, en su peculiarestilo, las órdenes que dio para la retirada el cabecilla de losindios yaquis que realizaron el ataque al rancho de HermanBruss. Les habló en el dialecto yaqui, pero «El Chueco» Pa-sión hizo la siguiente traducción:

«Caras pálidas contar con muchas armas de trueno. Yo opinar,no sé ustedes, ser mejor pelear que quedarnos. Filosofía popu-lar ser sabia al aconsejar «Patas… pa´cuando son».

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Difusa paseo por tus callejones angostos,ciudad donde los muertos penan,último portón del mundo.

Mara Romero

El más reciente libro de la escritora sonorense Mara Rome-ro, Óxido 2245, es muy breve, pero sustancioso; contienesiete relatos cortos que atrapan al lector en sus lóbregas at-mósferas, atmósferas de las que emergen múltiples seressobrenaturales que habitan un inframundo plagado de susu-rros, remembranzas y anhelos.

La palabra «óxido» encierra gran parte del sentido global dela obra, en la que el proceso de oxidación es una especie deparadigma sobre la inevitable y constante transformaciónde la existencia humana; asimismo, el óxido simboliza elenvejecimiento, la decadencia y la muerte, pero no sólo la

muerte física, sino la ocasionada por el amenazante olvido;este último elemento posee, paradójicamente, un enormepoder de seducción sobre los personajes de los relatos, quie-nes expresan su desesperación al confirmar su insignifican-cia y su naturaleza finita. Por ello, al leer Óxido 2245 serespira con dificultad, pues el polvo de los recuerdos saturael aire que engendra los delirios y que suscita la invocaciónde ángeles, demonios, dioses y amantes inexistentes.

Por otro lado, en el libro se establecen varios diálogosintertextuales; por ejemplo, en el relato «Ellos se amparan…»el narrador utiliza un fragmento del poema «Sirena», deMario Benedetti, como epígrafe y como punto de partidapara reflexionar sobre la nostalgia y extrañeza provocadapor un amante irreal que, por su irrealidad, causa dolor, aun-que también esperanza:

Así jadean mis añoranzas. Ávida por entender losestragos que dejan mi cuerpo a la deriva, temblo-

JORGE LUIS HERRERA

Óxido

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roso viento de tormenta donde mi desesperación las encie-rra con llave y en silencio. Camino ciego, he abierto puertatras puerta sintiendo en mi espalda la fisura del olvido. Ame-naza y murmullo de luna, me habla en invocación de paz,búsqueda eterna, espacio en el que ellos se distraen de mí…seguramente tú no encontrarás cabida.

Otro diálogo evidente en Óxido 2245 es el que se entabla con Peque-ños poemas en prosa, de Charles Baudelaire, no sólo por la coinciden-cia de temas como la melancolía, la soledad ontológica, elcuestionamiento de ciertos valores morales y religiosos, la curiosidadante la muerte y el anhelo de eternidad, sino también por la forma deutilizar la prosa poética, que se distingue por su pulcro manejo dellenguaje y por su ritmo cadencioso. En ese sentido, en el libro de MaraRomero se difuminan las fronteras entre poesía y prosa, y se privile-gian las imágenes poéticas; por ejemplo, en «Tristísimo panteón… Yote saludo» el narrador expresa de la siguiente manera sus elucubracionesen torno a las emociones y sensaciones de los cadáveres enterrados enun cementerio: «No somos ya mortales, pero la impotencia nos reviveen cada luna triste, entes fundidos en vida hueca, pacto de indiferenciasque se renuevan una vez por año. Somos enredos sin intimidad ni cuer-po… y sin embargo, sentimos dolor debajo del vientre y aullamos envoces sin eco hacia una tormenta». Así, la prosa poética de la sonorenseempuja al lector a un abismo oscuro en el cual debe mantenerse atentopara encontrar los destellos que le permitan descubrir el destino de lospersonajes y el significado de los relatos.

En Óxido 2245 también se privilegian algunos elementos musicalesdel lenguaje, como las recurrencias fónicas, las asonancias, los parale-lismos y el ritmo. En particular destacan los efectos rítmicos creados através de la distribución de acentos y la frecuencia con la que se repi-ten ciertas sílabas, palabras y frases con una estructura y con una so-noridad similar; sirva como ejemplo el siguiente fragmento de «Miestela»: «Lo que tú no sabes es que repartiré tu esencia, forjaré conella bloques de nostalgia que, acumulados día tras día, hartarán tu au-sencia». Asimismo, el ritmo del lenguaje se mueve en paralelo conalgunos «binomios rítmicos conceptuales», como luz-oscuridad, amor-desamor, vigilia-sueño, vida-muerte y dios-demonio, que sugieren unacircularidad existencial.

En resumen, los relatos de Óxido 2245 son crípticos, complejos, einvitan a la reflexión y al ensimismamiento, pues manifiestan la aspi-ración de los personajes a fijar la «eternidad donde no existe ni elreflejo»; ese es el motivo por cual el lector se ve forzado a contemplarcon resignación aquello que quizá desearía evadir: la nostalgia, el des-amor, la soledad, el dolor, la finitud, la inexistencia… el olvido.

Romero, Mara. Óxido 2245. México: Tintanueva

Ediciones, 2010. (Colección Oscura Palabra #52).

Mara Romero nació en Ciudad Obregón, Sonora.

Es autora de los libros de poesía Identidad de vér-

tigo (2001), Beethovenianos (2003), Peregrinar

de gritos (2007) y Olor de mis miedos (2008); y

del libro de relatos Óxido 2245 (2010). Ha cola-

borado con cuentos y poemas en diversas revis-

tas y portales de México y del extranjero, como

Letralia, Palvreiros, Misioletras, Destiempos, Re-

molinos y Geocitis. Además, es vicepresidenta de

Escritores de Cajeme A. C. y directora de la em-

presa de promociones turísticas PROTUR.

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Hay cosas que podemos construir, modelar un poco de nuestra vida.

Hay cosas como el trabajo, el estudio; que giramos y miramos otro horizonte,

hasta de repente de unos ojos a otros ojos.

Alguna vez pensamos que sí era cierto que construíamos en totalidad nuestro destino; pierdo la batalla deesta encrucijada filosofal al querer saber en este instante de mí, de la distancia que hay entre los dos, y tú enesta confusión de que me amas y de que renuncias porque ya piensas que es tarde porque no fuiste la primermujer en mi vida.

El error de equivocarse siempre nos cuesta caro, a unos menos a otros más y a los pocos como a mí, tal vezno me alcance la vida para terminar de pagar y goce un poco de lograr darme cuenta de cuál era el destino,no el que quise conquistar, si no el que de alguna manera ya estaba ahí esperando a que la fecha se cumplie-ra de estar en el lugar preciso y he tardado tantos años en llegar.

El destino no se compra porque nadie lo vende, entonces lo tengo, nadie lo puede robar, lo podemosmodelar un poco, no regresar el pasado, tal vez no tomarlo todo, sí podemos lograr algo de lo que desea-mos, obtenerlo, sí podemos ser, esto es fácil de entender Luna, lo que resulta difícil descifrar es que amarde esta manera desmedida y sin miedo es amar al primer amor y todo esto se origina porque me has besado,instante eterno que mis labios han dejado de ser del todo míos; el abrazo frente al mar, el pacífico intermi-nable como enorme abdomen femenino extendido compartió el encanto y el misterio del destino.

MARTÍN TRINIDAD

El destino es un misterio

A mi Sol de Tapachula

La revelación de las cosasHe ido pocas veces al mar,

Siempre resulta intrigante, por su inmensidad, su profundidad; la tranquilidad que aparenta al verlo desdela orilla a una gran distancia, la bravura de sus olas y la debilidad con que se extiende en la playa.

Nos gusta el mar porque lo hemos comparado con la vida y con el amor, con el romanticismo y la soledad,con la música y con el cine, es una inmensa plancha de agua que de repente deseamos caminar sobre ellacomo en algo solido, y el miedo de saber que no podríamos nos frena el impulso, las ansias.

La última vez que fui a contemplarlo fue en diciembre, en el pacifico, cada que veo uno, es diferente alotro, por su ubicación geográfica, porque cada mar es celoso uno del otro por los amores que guarda, sonde otro color sus aguas, eso sí siempre poseen el misterio, la magia, el misticismo.

La mejor foto que tengo de toda la vida, es el beso que nos dimos frente a él, el abrazo mirando elhorizonte.

Recordé mi infancia de la primera vez que lo conocí:

«Un día, un día iré al otro lado del mar».

La puesta de sol es la revelación de las cosas, es un rito del soñar y despertar entre un mundo y otro.

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