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Ferrer Alberca, Mª de los Ángeles EL CONSUMO DEL TABACO

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Health & Medicine


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Ferrer Alberca, Mª de los Ángeles

EL CONSUMO DEL TABACO

1ª SESIÓN

Breve introducción a la historia del consumo del tabaco

TabaquismoPrevalencia del consumo de tabacoLa elección de fumar.

BREVE INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DEL TABACO

Todo empezó cuando Cristóbal Colón junto a otros exploradores europeos descubrieron el continente americano, allí observaron que los nativos tenían una costumbre que a ellos les parecía extraña: utilizaban unos rollos de hojas secas a las que prendían fuego y después bebían el humo. Estas hojas eran la planta del tabaco. Los marineros europeos intentaron fumar de la misma forma y desarrollaron dependía rápidamente.

En el transcurso de un siglo, el consumo del tabaco y su cultivo se expandió por todo el mundo, aunque ya existían detractores, como Isabel I, Jaime I, su sucesor o Sir Francis Bacon. Las principales objeciones al tabaco eran, que las personas desarrollaban adicción y que gastaban dinero para adquirirlo aunque no pudiesen permitírselo. Se trataba de un producto caro debido a su escasez, en Londres, en 1610, se vendía al mismo precio que se vendía la plata. Brannon y Feist (2001)

Desde el reinado de los Romanov en Rusia hasta el Japón del siglo XVII, los castigos que imponían por consumir tabaco eran muy severos, pero el hábito se extendió. En 1725, el papa Benedicto XIII anuló todos los edictos contra el tabaco. En el transcurso de los siglos el tabaco se ha usado de diversas formas, incluyendo el rapé, la pipa, el puro y el cigarrillo. Los cigarrillos no tuvieron popularidad hasta el siglo XX.

El consumo del tabaco no se extendió hasta mediados del siglo XIX, muchos hombres pensaban que era un hábito amanerado y no era aceptado socialmente entre las mujeres. El consumo de cigarrillos comenzó a popularizarse durante la década de 1880, cuando se introdujeron en el mercado los cigarrillos prefabricados, de esta forma, se fue abandonando la costumbre de enrollar los cigarrillos, ya que empezó la tendencia de consumir los de fábrica.

El consumo del cigarrillo aumento en 1913, con el avance del cigarrillo con mezcla, que es una combinación de las variedades Burley y turca secadas al aire, mezcladas con tabaco secado en chimenea, esta mezcla le da al cigarrillo un sabor agradable, un aroma placentero y una fácil inhalación. Brannon y Feist (2001)

Durante la Primera Guerra Mundial y durante los años veinte, con la figura de la mujer emancipada, el consumo de cigarrillos fue aumentando su popularidad, y comenzó a extenderse entre las mujeres.

La industria del tabaco siguió creciendo, a pesar de que muchas autoridades condenaron su uso, por razones morales, sociales, xenófobas o económicas, pero desde la época de Colón hasta mediados del siglo XIX, nadie intentó prohibir el tabaco por motivos científicos o médicos.

Fue a mediados de 1960 cuando la evidencia científica sobre las consecuencias del tabaco se reconoció públicamente. Las tabacaleras utilizaron muchas técnicas para aumentar el consumo de cigarrillos, campañas publicitarias, etc., y el hábito de fumar era algo común, porque eran pocas las personas que sospechaban que consumir tabaco podía tener consecuencias negativas para la salud. Brannon y Feist (2001)

TABAQUISMO

El tabaco es una de las sustancias adictivas de uso más generalizado en la historia de la humanidad. Se considera tabaquismo al consumo habitual de productos hechos del tabaco, en especial los cigarrillos, en forma que supone un riesgo para la salud a medio o a largo plazo.

Las razones para internar erradicar el tabaco residen en las consecuencias para la salud que se derivan del consumo crónico de tabaco fumado, ya que la esperanza de vida se ve acortada, para cualquier persona independientemente de su edad, por el consumo del tabaco. Una persona entre 30 y 35 años, que consuma un promedio de dos paquetes de cigarrillos diarios, tiene una esperanza de vida de 8 ó 9 años menor que si no fumase, las tasas de mortalidad asociadas al tabaco son proporcionales a la tasa de consumo diario y a los años como fumador. Gil y Gil (2012)

PREVALENCIA DEL CONSUMO DEL TABACO

El consumo del tabaco ha ido creciendo por habitante y año desde los años 40 hasta los 80 donde alcanzó su cuota máxima.

Según datos de la Escuela Nacional de Salud, en 1987 el 38, 35% de la población española consumía tabaco, estas cifras descendieron ligeramente en las encuestas que se realizaron en 1993 y 1995, con un 36, 18% y un 36,91% respectivamente, posteriormente ha tenido un descenso mantenido hasta los datos de la última Encuesta Nacional de Salud disponible, donde el 29,5% de la población española fumaba (26,44% fumador diario; 3,06% fumador ocasional). En lo referente a su distribución por sexo, en los datos de la Encuesta Nacional de Salud de 2006 el 35,3% de los hombres y el 23,9% de las mujeres fumaban.

España, con un 26,4% de fumadores diarios, porcentaje semejante al observado en Lituania, Alemania o Francia, se encuentra en un nivel cercano a la media de la UE. Gil y Gil (2012)

LA ELECCIÓN DE FUMAR

El tabaquismo es un comportamiento voluntario y sus consecuencias negativas pueden evitarse. Actualmente los hombres y las mujeres fuman prácticamente en la misma proporción. El nivel educativo elevado se asocia con tasas de consumo de tabaco más bajas. La mayoría de los fumadores empiezan a fumar en la adolescencia y una de sus motivaciones es que fumar forma parte de un estilo de vida arriesgado y rebelde, y esto es atractivo para algunos adolescentes.

No tenemos una respuesta concluyente para el hecho de que las personas continúen fumando, aunque se han propuesto numerosos modelos teóricos que explican el comportamiento del fumador.

Las dos próximas sesiones las dedicaremos a analizar algunos modelos teóricos que explican el comportamiento del fumador. Brannon y Feist (2001)

BIBLIOGRAFÍA

Bibliografía básica

• Gil. J. y Gil, A. (2012). Tabaquismo. En Vallejo, M. A. (coord.), Manual de terapia de conducta (Tomo II) (2ed., pp. 13-91). Madrid: Editorial Dykinson, S.L.

• Brannon, L. y Feist, J. (2001). El consumo del tabaco. En L. Brannon y J. Feist (Eds.), Psicología de la Salud (pp. 439-478). Madrid: International Thomson Editores Spain Paraninfo, S. A.

Bibliografía complementaria

• Morón, J. A. (s.f.). El tabaco como reto educativo. Una revisión desde una perspectiva sociopedagógica. Recuperado el 18 de mayo de 2013, de http://www.uned.es/educacionXX1/pdfs/04-05.pdf

Bibliografía citada en el texto

• Gil. J. y Gil, A. (2012). Tabaquismo. En Vallejo, M. A. (coord.), Manual de terapia de conducta (Tomo II) (2ed., pp. 13-91). Madrid: Editorial Dykinson, S.L.

• Brannon, L. y Feist, J. (2001). El consumo del tabaco. En L. Brannon y J. Feist (Eds.), Psicología de la Salud (pp. 439-478). Madrid: International Thomson Editores Spain Paraninfo, S. A.

2ª SESIÓN

Modelos explicativos del tabaquismo Modelo afectivo del tabaquismo (Tomkins) Modelo ecológico Modelo analítico-funcional

Modelos explicativos del mantenimiento de la conducta de fumar Modelo de efecto fijo de la nicotina Modelo de regulación nicotínica Modelo de regulación múltiple

MODELOS EXPLICATIVOS DEL TABAQUISMO

Modelo afectivo del tabaquismo (Tomkins): este modelo parte de advertir que las razones típicas para probar con los cigarrillos suelen ser la curiosidad, la conformidad con los patrones del grupo de compañeros o amigos, la rebelión, el inconformismo y la identificación con los adultos. Estas razones son para este modelo, casos especiales de fumar por afectos positivos, en los cuales se produce un sentimiento de afectividad positiva, o bien fumar por afectos negativos, en los cuales se produce un sentimiento de afectividad negativa.

De esta forma, el modelo defiende que fumar se emplea para regular los estados emocionales internos, produciendo reacciones emocionales positivas y reduciendo las reacciones emocionales negativas provocadas por diferentes situaciones. Por ejemplo: fumar motivado por la curiosidad, es un caso de fumar por afecto positivo, porque implica afectos positivos de excitación e interés. Y fumar motivado por la conformidad con el grupo es un caso de fumar por afecto negativo, porque la persona fuma para evitar los sentimientos negativos que acompañan al rechazo por parte del grupo. Estas fuentes subyacentes de afectividad son las variables clave para seguir fumando, porque este modelo defiende que sin la implicación de estas cargas afectivas, fumar cesaría con la simple experimentación. Gil y Gil (2012)

MODELOS EXPLICATIVOS DEL TABAQUISMO

Modelo ecológico: este modelo parte de la configuración del comportamiento basándose en un componente de input, el ambiente con sus tres aspectos biológico, social y físico; un componente mediador, compuesto por una serie de constructos hipotéticos o sistemas mediadores; y un componente de output, la conducta.

Uno de los inputs es el cigarrillo, como una entidad biológica que tiene una variedad de efectos farmacológicos. El ambiente social recoge la conducta de fumar de otros y las reacciones de otros frente a la conducta de fumar del fumador, a la vez que las diversas formas en las que la sociedad legitima fumar y que se evidencian en muchos aspectos físicos del ambiente, como mesas con ceniceros, exhibición y publicidad del tabaco, etc., que facilitan un marco social que refuerza la tendencia a fumar. Los constructos mediadores se refieren a los diversos mecanismos fisiológicos que son afectados por el consumo del tabaco, como las señales producidas por los diferentes aspectos del consumo de un cigarrillo, y a lo que denominan “eventos dentro de la cabeza”. Gil y Gil (2012)

MODELOS EXPLICATIVOS DEL TABAQUISMO

Fumar un cigarrillo consiste, en una red integrada de inputs, “eventos dentro de la cabeza” y conductas colaterales asociadas.

Fumar puede cumplir tres funciones, la primera es derivada de las propiedades estimulares que tiene el cigarrillo, puede producir placer al fumador, recuperación cuando está cansado, reducir su tensión, o liberarle del malestar que se produce a causa de la disminución de los niveles de nicotina. Estas funciones se deben a los efectos farmacológicos de los componentes del cigarrillo, y también a la estimulación proveniente del aire caliente y del impacto sensorial de la manipulación del cigarrillo encendido con las manos y la boca. Otras funciones están relacionadas con los aspectos sociales de fumar, como la cohesión social, forma de conducta expresiva, etc. Gil y Gil (2012)

MODELOS EXPLICATIVOS DEL TABAQUISMO

Modelo analítico-funcional: desde una aproximación funcional, las conductas adictivas se explican bajo las mismas condiciones que cualquier otra conducta, se entienden como resultado de combinaciones de:

a) Factores de control, que incluyen un organismo con unas características biológicas y un repertorio comportamental concreto, en lo referente a haber dispuesto o no de modelos reforzadores de consumo, reglas sobre los efectos de las sustancias, etc.

b) Un estado motivacional determinado, como condiciones de privación social, dolor, deseo de placer, etc.

c) Unas condiciones contextuales generales y específicas determinadas, como el ambiente específico escolar, familiar, laboral, etc.

d) Las consecuencias automáticas y/o sociales producidas por la autoadministración de la sustancia.

Las drogas tienen un papel funcional de reforzadores positivos o negativos de los comportamientos que han llevado a su consecución y consumo y de los contingentes a ello, siendo capaces de proporcionar función a los elementos existentes en la situación de reforzamiento, de forma que terminarán probabilizando el inicio de la cadena conductual. Gil y Gil (2012)

MODELOS EXPLICATIVOS DEL TABAQUISMO

Las propiedades reforzantes de las sustancias adictivas pueden variar de una persona a otra, porque las consecuencias automáticas del consumo interaccionan con las variables mencionadas anteriormente (biológicas, motivacionales, etc.), y por el grado en que la conducta de consumo está bajo ciertos controles estimulares y programas.

De esta forma, el comportamiento adictivo puede ser adquirido por medio de la exposición a modelos de consumo, por modelamiento directo de la conducta o por seguimiento de instrucciones. La vía de la adquisición determinará en parte la fuerza de la conducta y su resistencia al cambio, de la misma forma, el tipo de sustancia determina aspectos importantes del patrón de adquisición, de forma que para algunas sustancias, el comienzo del consumo solamente es posible gracias a que las contingencias sociales vinculadas son más fuertes que las automáticas, por lo general de carácter aversivo que desaparece después de varios episodios de consumo, como en el caso del tabaco fumado, de forma gradual las contingencias propias de cada droga acabarán por convertirse en el elemento clave de control. Gil y Gil (2012)

MODELOS EXPLICATIVOS DEL MANTENIMIENTO DE LA CONDUCTA DE FUMAR

Modelo de efecto fijo de la nicotina: defiende que el comportamiento de fumar se mantiene porque la nicotina estimula centros neurales específicos inductores de reforzamiento. Se conocen varios niveles de afectación neural de la nicotina, por ejemplo, la nicotina actúa, directamente o indirectamente, alterando el nivel de catecolaminas, reduciendo los potenciales evocados producidos por la estimulación externa, enviando los niveles de neuroaminas, incrementando el ritmo cardiaco y produciendo relajación muscular. Gil y Gil (2012)

Modelo de regulación nicotínica: defiende que fumar sirve para regular el nivel de nicotina en el organismo, de forma que los descensos del nivel de nicotina en sangre motivarían al fumador a consumir un cigarrillo. Según este modelo cada fumador tiende a mantener un punto o nivel óptimo de nicotina en sangre, por debajo del cual se hace necesario ingerir la cantidad suficiente de sustancia que recupere el equilibrio. El nivel de nicotina es regulado por un mecanismo interno que lo mantiene dentro de ciertos límites, regulando la frecuencia de fumar. Por ejemplo, los fumadores que se pasan a fumar cigarrillos con menos cantidad de nicotina que los que acostumbraban a fumar, tienden a incrementar el número de cigarrillos fumados, a apurar más el cigarrillo o a cambiar las topografías de su conducta de fumar, como dando caladas más profundas, etc. Gil y Gil (2012)

MODELOS EXPLICATIVOS DEL MANTENIMIENTO DE LA CONDUCTA DE FUMAR

Modelo de regulación múltiple: el núcleo central de este modelo es que la regulación emocional es la clave para explicar la conducta de fumar y que las alteraciones en la homeostasis emocional o hedónica estimulan la conducta de fumar.

El modelo combina variables emocionales con fisiológicas en la explicación del mantenimiento del tabaquismo. El fumador dependiente fuma para regular sus niveles de nicotina en sangre, de forma que las caídas de los niveles de nicotina producen un estado emocional negativo o disfórico que se reconoce como “ansias, urgencias o deseos” de fumar, y también puede ser provocado por determinadas estimulaciones externas.

Las sensaciones de malestar provocadas por los descensos de los niveles de nicotina, pueden combinarse con el malestar o tensión que puede producirse en ciertas situaciones o tareas, como conflictos personales, etc. Gil y Gil (2012)

MODELOS EXPLICATIVOS DEL MANTENIMIENTO DE LA CONDUCTA DE FUMAR

Cuando el fumador recupere sus niveles de nicotina fumando, podrá afrontar las situaciones con el mismo nivel de efectividad que un no fumador. Fumar no solamente se ve potenciado porque se produzca un estado emocional positivo que controle el efecto emocional negativo producto de una situación de tensión, además produce cambios en la actividad del organismo, como aumento de la activación neural, con el consiguiente aumento en alerta y la facilitación del enfrentamiento con las situaciones difíciles.

Por último, el modelo defiende la existencia de una memoria emocional, que proporcionaría el mecanismo de integración y mantenimiento de la combinación de ciertas estimulaciones externas, las señales internas derivadas de la caída del nivel de nicotina y las reacciones emocionales.

Por lo tanto, este modelo combina aspectos farmacológicos y conductuales, e incorpora constructos hipotéticos cognitivos. Gil y Gil (2012)

BIBLIOGRAFÍA

Bibliografía básica

• Gil. J. y Gil, A. (2012). Tabaquismo. En Vallejo, M. A. (coord.), Manual de terapia de conducta (Tomo II) (2ed., pp. 13-91). Madrid: Editorial Dykinson, S.L.

Bibliografía complementaria

• Brannon, L. y Feist, J. (2001). El consumo del tabaco. En L. Brannon y J. Feist (Eds.), Psicología de la Salud (pp. 439-478). Madrid: International Thomson Editores Spain Paraninfo, S. A

Bibliografía citada en el texto

• Gil. J. y Gil, A. (2012). Tabaquismo. En Vallejo, M. A. (coord.), Manual de terapia de conducta (Tomo II) (2ed., pp. 13-91). Madrid: Editorial Dykinson, S.L.

3º SESIÓN

Modelo transteórico de Prochaska Estadios de cambio Procesos de cambio Niveles de cambio Estrategias de cambio

MODELO TRANSTEÓRICO DE PROCHASKA

Prochaska y sus colaboradores han desarrollado y evaluado empíricamente un modelo de cambio que podemos aplicar a las distintas conductas de salud, y en especial a las que son más problemáticas por producir el mayor nivel de morbilidad y mortalidad, además tiene un gran poder predictivo para la intervención en las diferentes conductas adictivas y permite predecir la eficacia de las intervenciones terapéuticas en función del estadio en que se encuentra la persona cuando se le va a aplicar el tratamiento.

En las conductas adictivas el cambio no es un proceso de todo o nada, sino que estamos ante un proceso de carácter cíclico, es decir, que las personas no cambian su conducta de un día para otro, ni mantienen ese cambio para siempre una vez que se ha dado. Oblitas y Becoña (2000)

MODELO TRANSTEÓRICO DE PROCHASKA

En la conducta de fumar, Prochaska ha realizado varios estudios con distinta metodología: retrospectivos, transversales, longitudinales de autocambio y distintos estudios de tratamiento, hallando sistemáticamente que el cambio conlleva pasar por una serie de estadios.

En la conducta de fumar, este proceso lleva a que un fumador, antes de dejar de fumar definitivamente, intenta dejarlo por sí mismo tres o cuatro veces, con serios intentos de abandono, espaciados a lo largo de un periodo de siete a diez años, antes de poder dejar de fumar definitivamente.

La base del modelo transtéorico, ha sido la comprensión y el examen del proceso de cambio para la conducta de fumar, así como para otras conductas-problema, como el abuso del alcohol, etc. El modelo integra estadios, procesos y niveles de cambio, aunque los estadios de cambio han recibido mayor apoyo empírico. Oblitas y Becoña (2000)

MODELO TRANSTEÓRICO DE PROCHASKA

Estadios de cambio: Los estadios de cambio representan una dimensión temporal que permite comprender cuándo tienen lugar los cambios, ya sea nivel cognitivo, afectivo o conductual.

Se contemplan seis estadios de cambio: precontemplación, contemplación, preparación, acción, mantenimiento y finalización.

• Precontemplación: en este estadio la persona no advierte que su conducta sea un problema, y la persona manifiesta escasos deseos de cambiar seriamente en los próximos seis meses.

• Contemplación: en este estadio la persona comienza a ser consciente de existe un problema, busca información y se ha planteado el cambio seriamente de dentro de los próximos seis meses.

• Preparación: en este estadio la persona se ha planteado modificar su conducta en los próximos 30 días, y debe haber hecho un intento de abandono de al menos 24 horas de duración en el último año. Oblitas y Becoña (2000)

MODELO TRANSTEÓRICO DE PROCHASKA

• Acción: en este estadio la persona ha intentado activamente modificar su conducta y ha llegado a lograrlo con éxito. El paso al siguiente estadio conlleva un periodo de seis meses de permanencia en este estadio, este intervalo coincide con la fase de mayor riesgo de recaída. La persona se encuentra en el estadio de mantenimiento cuando ha permanecido abstinente un periodo superior a los seis meses. Las personas realizan estrategias (procesos de cambio) necesarias dirigidas prevenir la recaída y, de esta forma, reforzar las ganancias conseguidas en la fase anterior, y si después del estadio de mantenimiento no se produce la recaída, la persona se encontraría en el último estadio.

• Finalización: en este estadio se da por finalizado el proceso de cambio, considerando que el problema ha desaparecido totalmente, como la ausencia de deseo de consumir la sustancia en cualquier situación o la confianza en no consumir la sustancia en todas las situaciones, esto habitualmente coincide cuando el exfumador está cinco años sin fumar. Oblitas y Becoña (2000)

MODELO TRANSTEÓRICO DE PROCHASKA

Prochaska y sus colaboradores defienden que las creencias en la propia capacidad autorreguladora de la persona se desarrollan a través de experiencias de dominio, favorecen el mantenimiento del cambio de comportamiento, el afrontamiento de situaciones de riesgo y la evitación de recaídas. Además, de las expectativas de autoeficacia, también se considera muy importante la variable motivación para el cambio o toma de decisiones que operativizan en términos de beneficios y costes, para la propia persona y para los demás, de las diferentes alternativas de comportamiento frente al mismo problema, en este caso, mantener una conducta de riesgo o no. Esta variable puede cambiar de un estadio a otro y predecir el movimiento de la personas, de retroceso y de evolución.

En el paso de un estadio a otro, se producen procesos y retrocesos, las recaídas hacen que la persona vuelva a la fase anterior, a partir de la cual vuelven a recuperarse, e irán pasado todas las etapas hasta completar el proceso de cambio de comportamiento. Ballesteros, Barriga, León y Medina (2004)

MODELO TRANSTEÓRICO DE PROCHASKA

Procesos de cambio: Los procesos de cambio son las actividades encubiertas o manifiestas iniciadas o experimentadas por una persona para modificar su acción.

Los diez procesos de cambio:

1. Aumento de la concienciación: intensificación del procesamiento de la información sobre la problemática vinculada a la conducta adictiva y a los beneficios.

2. Contracondicionamiento: modificación de la respuesta elicitada por estímulos condicionados a la conducta adictiva, o bien a otro tipo de situaciones de riesgo, originando y desarrollando conductas alternativas.

3. Relieve dramático: experimentación y expresión de reacciones emocionales elicitadas por la observación y/o advertencias sobre los aspectos negativos, fundamentalmente las consecuencias sobre la salud, vinculadas a la conducta adictiva.

4. Reevaluación ambiental: valoración del impacto de la conducta adictiva sobre las relaciones interpersonales, y reconocimiento de las consecuencias positivas originadas por la modificación del hábito adictivo en lo relativo a dicha relación interpersonal.

5. Relación de ayuda: existencia y uso del apoyo social que puede facilitar el proceso de cambio de la conducta adictiva. Barriga, León y Medina (2004)

MODELO TRANSTEÓRICO DE PROCHASKA

6. Manejo de contingencias: estrategia conductual que consiste en aumentar la probabilidad de que cierto comportamiento vinculado con el cambio de hábito tenga lugar.

7. Autoliberación: aumento de la capacidad de la persona adicta para decidir y elegir. Precisa la creencia de que la persona puede ser un elemento fundamental en el proceso de cambio, porque tiene o puede adquirir las habilidades necesarias para esto.

8. Autorreevaluación: valoración afectiva y cognitiva del impacto de la conducta adictiva en relación a los valores de la persona y la forma de ser, así como el reconocimiento, afectivo y cognitivo, de la mayoría significativa que representaría para la vida de la persona la conducta adictiva.

9. Liberación social: toma de conciencia, de la representación social de la conducta adictiva y de la voluntad social de combatirla a través del aumento de alternativas adaptativas disponibles. Este proceso representa un aumento en la capacidad de la persona adicta para decidir y elegir.

10. Control de estímulos: evitación de la exposición a situaciones de alto riesgo para el consumo de drogas. Barriga, León y Medina (2004)

MODELO TRANSTEÓRICO DE PROCHASKA

El modelo sugiere el tipo de ayuda que se puede dar a la persona, ya que determinados procesos o estrategias de cambio se enfatizan más que otros durante ciertos estadios.

Niveles de cambio: hacen referencia a que es imprescindible cambiar para que se abandone la conducta adictiva, estos son:

síntoma /situacional

cogniciones desadaptativas

conflictos interpersonales actuales

conflictos sistémicos/familiares

conflictos intrapersonales Barriga, León y Medina (2004)

MODELO TRANSTEÓRICO DE PROCHASKA

Estrategias de intervención

Es preferible intervenir en el primer nivel, porque:

1. El cambio en este nivel manifiesto y observable tiene una mayor probabilidad de que tenga lugar.

2. Su cambio es el motivo principal por el que la persona adicta solicita tratamiento.

3. Es más consciente y contemporáneo, y exige un grado de inferencia menor en su evaluación e intervención.

4. A causa de la interdependencia entre los niveles, la modificación de uno de ellos provocaría cambios en los otros.

de esta forma vemos la primera estrategia de intervención, estrategia del cambio de niveles. Barriga, León y Medina (2004)

MODELO TRANSTEÓRICO DE PROCHASKA

La segunda estrategia de intervención es la estrategia del nivel clave: demostrada la existencia de un nivel clave de causalidad en la adquisición o el mantenimiento de la conducta adictiva, el proceso terapéutico debería focalizarse en dicho nivel.

La tercera estrategia de intervención es la estrategia del impacto máximo: ya que en la conducta adictiva inciden diferentes niveles, como causa, consecuencia o mantenimiento, las estrategias tendrían que dirigirse a incidir en la persona adicta a diferentes niveles de cambio, para maximizar el impacto terapéutico y conseguir el cambio en estos niveles de forma sinérgica.

El modelo asume que la persona recaiga en sus hábitos de riesgo para la salud, las conductas adictivas son fáciles de modificar, pero es difícil mantener sus cambios, la posibilidad de recaídas es parte del proceso terapéutico, por ello, es imprescindible estudiar los factores que las pronostican, para poder evitarlas. Ballesteros, Barriga, León y Medina (2004)

BIBLIOGRAFÍA

Bibliografía básica

• Oblitas, L. A. y Becoña, E. (2000). Psicología de la salud. Disponible desde http://books.google.es/books?id=Blc6XLCFcVsC&pg=PA99&lpg=PA99&dq=modelo+transteorico+de+prochaska+dejar+de+fumar&source=bl&ots=dGdgdvvqrd&sig=3bVNamBiCxO0RtKqaDNJ4YYjYwc&hl=es&sa=X&ei=CUWdUdCXO-eR7Abf_YHQDw&ved=0CDgQ6AEwAg#v=onepage&q=modelo%20transteorico%20de%20prochaska%20dejar%20de%20fumar&f=false

• Ballesteros, A. M., Barriga, S., león, J. M. y Medina, S. (2004). Perspectivas de la psicología de la salud en la sociedad de la información. En J. M. León (coord.,), Psicología de la salud y de la calidad de vida (1a.ed., pp. 5-33). Barcelona: Eureca Media, S. A.

Bibliografía complementaria

• Mayor, L. y López, R. (1998). El modelo transteórico de Prochaska y Diclemente. Recuperado el 20 de mayo de 2013, de http://virtual.funlam.edu.co/farmacodependencia/semestre2/Reinsercion/Modelo_Transteorico_Prochaska_y_Diclemente.pdf

BIBLIOGRAFÍA

Bibliografía citada en el texto

• Oblitas, L. A. y Becoña, E. (2000). Psicología de la salud. Disponible desde http://books.google.es/books?id=Blc6XLCFcVsC&pg=PA99&lpg=PA99&dq=modelo+transteorico+de+prochaska+dejar+de+fumar&source=bl&ots=dGdgdvvqrd&sig=3bVNamBiCxO0RtKqaDNJ4YYjYwc&hl=es&sa=X&ei=CUWdUdCXO-eR7Abf_YHQDw&ved=0CDgQ6AEwAg#v=onepage&q=modelo%20transteorico%20de%20prochaska%20dejar%20de%20fumar&f=false

• Ballesteros, A. M., Barriga, S., león, J. M. y Medina, S. (2004). Perspectivas de la psicología de la salud en la sociedad de la información. En J. M. León (coord.,), Psicología de la salud y de la calidad de vida (1a.ed., pp. 5-33). Barcelona: Eureca Media, S. A.