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“Familia Guadalupana, en Alianza, Fiel a la Misión del Padre” Prólogo El camino de la familia de Schoenstatt en México, aunque es medianamente reciente, contiene una gran riqueza. La forma como escogió María llegar a estas tierras muestran el anhelo de ella de poder regalar la espiritualidad y pedagogía de Schoenstatt a un pueblo y a la vez de que el Movimiento pudiera enriquecerse con la cultura, la fe y su honda tradición mariana simbolizada en el acontecimiento de Guadalupe. Han pasado casi 50 años desde los primeros comienzos. Habría mucho que contar… grandes bendiciones, dificultades, santidad de muchos, debilidad de instrumentos y la fidelidad de María. El año 2016 constituyó un hito para nuestra familia de Schoenstatt mexicana. Después de un proceso de búsqueda honesta, seria y de mucho trabajo desde las distintas comunidades del movimiento pudimos encontrar nuestro ideal de familia. Este ideal nos acompañará para siempre, será el faro que ilumine el caminar del Schoenstatt mexicano. Este ideal resume lo que la Mater y el Señor esperan para nosotros como familia. Debido a la gran trascendencia de este ideal es que nos hemos decidido publicar algunas ayudas para profundizar en este gran regalo. Este pequeño libro no busca agotar la gran riqueza de éste, sino simplemente invitar a ir ahondando y descubriendo todas sus aristas a medida de que pase el tiempo.

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“Familia Guadalupana, en Alianza, Fiel a la Misión del Padre”

Prólogo

El camino de la familia de Schoenstatt en México, aunque es medianamente reciente, contiene

una gran riqueza. La forma como escogió María llegar a estas tierras muestran el anhelo de ella

de poder regalar la espiritualidad y pedagogía de Schoenstatt a un pueblo y a la vez de que el

Movimiento pudiera enriquecerse con la cultura, la fe y su honda tradición mariana

simbolizada en el acontecimiento de Guadalupe. Han pasado casi 50 años desde los primeros

comienzos. Habría mucho que contar… grandes bendiciones, dificultades, santidad de muchos,

debilidad de instrumentos y la fidelidad de María.

El año 2016 constituyó un hito para nuestra familia de Schoenstatt mexicana. Después de un

proceso de búsqueda honesta, seria y de mucho trabajo desde las distintas comunidades del

movimiento pudimos encontrar nuestro ideal de familia. Este ideal nos acompañará para

siempre, será el faro que ilumine el caminar del Schoenstatt mexicano. Este ideal resume lo

que la Mater y el Señor esperan para nosotros como familia.

Debido a la gran trascendencia de este ideal es que nos hemos decidido publicar algunas

ayudas para profundizar en este gran regalo. Este pequeño libro no busca agotar la gran riqueza

de éste, sino simplemente invitar a ir ahondando y descubriendo todas sus aristas a medida de

que pase el tiempo.

Es nuestro deseo como asesores de México que este material se pueda trabajar y elaborar en los

grupos de nuestras ramas.

P. Felipe Ríos Correa

Coordinador Nacional del Movimiento de Schoenstatt

San Luis Potosí, 25.07.17

www.schoenstatt.mx

Introducción

Antes de adentrarnos en cada aspecto del ideal nacional, queremos contemplarlo como un todo.

No perder el conjunto del regalo que nos ha dado la Mater.

Cuando analizamos un ideal descubrimos dos características que se distinguen y a la vez se

mezclan. En éste se reúnen ser y misión, es decir la originalidad propia junto con lo que Dios

quiere de nosotros como familia. Es un regalo para todos los tiempos y se va ir haciendo

realidad a través de la fidelidad de la Mater y el Señor y también de nuestra seriedad en crecer

como familia hacia la santidad por este camino que se nos ha trazado. La historia futura de la

familia junto a la conducción sabia de Dios nos ayudarán a desarrollar el ideal y ahondar en él.

La primera parte de la formulación: “familia guadalupana”, está llena de identidad. El

acontecimiento de Guadalupe marcó nuestro pueblo y su fe. María está desde entonces muy

adentro en el corazón de los mexicanos y ha acompañado una historia llena de riqueza y

desafíos. Ha sostenido la fe de un pueblo en medio de graves circunstancias. En el término

Guadalupe se resume la identidad de lo mexicano y su vocación profunda a ir de la mano de

María. Esa identidad quiere enriquecer la espiritualidad de Schoenstatt y su desarrollo como

familia en nuestro país. Hay una fuerte vocación común hacia lo mariano. Guadalupe aporta

identidad, pasión, historia, hondura y unidad nacional entre otras características. Schoenstatt

aporta un camino de Alianza, una pedagogía, una espiritualidad definida y una misión unida a

nuestro fundador.

El ideal no es algo regalado a individuos, sino a una familia. Somos familia, unidos

fraternalmente en la Alianza. Con diferencias, originalidades, pero con un mismo corazón. Una

familia en crecimiento y expansión que quiere ser una bendición para México y su Iglesia.

Junto con ser familia, detrás está también la misión de construirla. Eso significa por lo tanto,

unirnos como familia espiritual, regalar a la Iglesia un espíritu familiar y trabajar por la familia

y con las familias en México. Hoy sabemos lo importante y urgente que es este último punto.

A pesar de que México sea una sociedad que valora profundamente la familia, la cultura ha ido

cambiando vertiginosamente y asistimos a una cierta disolución de las familias. Pedimos con

María el Espíritu para que nos haga buenos instrumentos para forjar una sociedad más centrada

en la familia.

La Alianza es el núcleo de la espiritualidad de Schoenstatt. Es simbólico que ocupe el centro

del ideal. Desde esa realidad nace y se despliega todo. La Alianza con María es la fuerza

fundamental y el camino de desarrollo. Es lo que nos constituye como familia. El Santuario es

el símbolo visible de esta realidad y a la vez camino de profundización de nuestra Alianza. Sin

la ayuda de nuestra Madre es imposible vivir nuestro ideal y cumplir nuestra misión. Ya en el

acontecimiento guadalupano vemos trazos de la Alianza de Amor como se da en Schoenstatt.

Hay una invitación, un lugar, un “nada sin ti y nada sin nosotros” (personificado en San Juan

Diego), un compromiso de la Virgen con todo un pueblo. El acontecimiento del 18 de Octubre

de 2014 y todo su desarrollo posterior nos ayudan a profundizar este vínculo con la Mater y

nuestro camino de fe.

María no nos quiere forjar solo como una bonita familia espiritual, sino que tiene una misión

para nosotros. Ella quiere instrumentos que lleven adelante la fuerza de la Alianza con toda su

plenitud. Quiere que extendamos el Reino de su Hijo a través de su fuerza y ternura maternal.

Esa misión nos la traza nuestro Padre Fundador. Él es el seguro para mantenernos fieles al

carisma que se nos regala en Schoenstatt. En él tenemos un padre, un centro y una misión.

Es la Misión del 31 de Mayo de 1949 que quiere seguir desarrollándose en la familia

mexicana.

Queremos agradecer a la Mater el ideal que nos ha regalado, ahondar en él y hacerlo propio…

Preguntas:

¿Qué me llama personalmente la atención del ideal?

¿Qué parte del ideal me toca más el corazón y qué aspecto no entiendo o me cuesta

asimilar?

¿Qué aspectos del ideal veo reflejado más nítidamente en mi familia diocesana o en mi

rama?

“Familia” en el Ideal de la Familia de Schoenstatt en México

1. Introducción: Familia en el Ideal Nacional

Cuando en septiembre de 2016, la Familia de Schoenstatt de México descubrió

su ideal nacional, la primera palabra que se destacó fue: Familia. Y quedó

plasmado con algunas características que aquí resumimos:

a. Experiencia de sabernos “hijos de María” por la gracia del Cobijamiento que se

nos regala en el Santuario.

i. Los schoenstattianos siempre han sentido que uno de los mayores frutos

de la Alianza de Amor es la experiencia vital de sentirnos cobijados por

María en el Santuario de modo que nos permite experimentarnos como

hijos suyos, porque Ella es nuestra madre. Así, la experiencia de la cruz

donde Jesús entrega a María como madre al discípulo amado (y en él a

toda la Iglesia), a los schoenstattianos se nos hace vida por la

experiencia de la Alianza de Amor.

ii. Esta vivencia es tan evidente que nuestro Padre Fundador, el Padre José

Kentenich, explicó que la primera gracia del Santuario es justamente la

del “Cobijamiento” en el corazón de María. Así podemos repetir

constantemente la frase del Acta de Fundación de Schoenstatt tomada

del pasaje de la Transfiguración del Señor en el Monte Tabor: “qué bien

estamos aquí, hagamos tres tiendas…”

iii. No solamente los que han sellado su Alianza de Amor reciben esta

gracia. En realidad muchos de los que peregrinan a los Santuarios de

Schoenstatt con Fe, puede vivir la experiencia de sentirse cobijado en el

corazón maternal de María.

iv. Esta experiencia del cobijamiento, de sabernos hijos de una misma

Madre, tiene un fruto en el mismo Movimiento de Schoenstatt y es la

experiencia de Familia que se experimenta también en las comunidades

schoenstattianas.

b. La familia es núcleo fundamental de la sociedad y por lo tanto hay que cuidarla

i. Esta conciencia de la familia como fundamento y núcleo de la sociedad

que aparece fuertemente en el Ideal de la familia mexicana, siempre ha

sido proclamada por la Iglesia y es tan fundamental que está integrada

en muchas Constituciones del mundo.

ii. El hecho que Dios para venir al mundo, lo hizo encarnándose en el seno

de la Virgen María y en el cobijo de la Sagrada Familia, nos demuestra

la importancia que Dios le da a la familia como centro fundamental de

toda la creación.

iii. La Familia crea un ambiente propicio donde se van enraizando en el

corazón del hombre las virtudes humanas y cristianas fundamentales en

relación con la propia personalidad, las relaciones con los demás, la

integración con la sociedad y el vínculo con Dios. En la familia

aprendemos a vivir valores como el respeto, la generosidad, la

responsabilidad, la tolerancia o el perdón que nos permitirán

desenvolvernos en la sociedad donde nos insertamos.

iv. Además la familia es el espacio donde normalmente se transmite la fe.

Nuestras vivencias primeras de Dios generalmente vienen unidas a

nuestros padres y nuestra familia. En ella podemos aprender a rezar, a

relacionarnos con el mundo religioso y descubrir a Dios como nuestro

Padre que nos ama con amor incondicional.

c. Conciencia que la Familia le da identidad a México como nación

i. Por último en el Ideal Nacional también aparece la conciencia que es la

Familia lo que le da una identidad y unión a la sociedad mexicana.

ii. Es por ello que el Schoenstatt mexicano quiere ser también una instancia

de renovación del espíritu de familia que ayude a México a sanar y vivir

cada vez más profundamente sus raíces cristianas

2. Schoenstatt es familia

a. Ser y misión de Schoenstatt

i. La experiencia de familia que se tiene al contacto con las comunidades

de Schoenstatt no es casualidad, sino que responde a lo más profundo de

su carisma: formar al hombre nuevo en la nueva comunidad. Esto

también se puede interpretar como una misión de ser Familia y construir

Familia.

ii. El Padre lo pensó así no porque se le haya ocurrido, como una idea

genial, sino que fue fruto de toda la historia de Schoenstatt, en donde la

Santísima Virgen fue develando poco a poco los designios que tenía con

la comunidad fundada por el Padre Kentenich.

b. El espíritu de familia del 20 de Enero: el ser de Schoenstatt

i. La experiencia que tuvo el Padre Kentenich y la Familia de Schoenstatt

en torno al Hito del 20 de Enero de 1942, en que el Padre decide ir

voluntariamente al Campo de Concentración de Dachau, en la época del

Nacional Socialismo alemán, nos permite reflexionar sobre el plan que

Dios tiene con Schoenstatt.

ii. El Padre decide ir a Dachau basado en una profunda “solidaridad de

destinos” con la familia; esto es, una profunda conciencia de

dependencia espiritual de unos con otros.

iii. La experiencia de la corriente de vida del Jardín de María que surge

desde la filial de Coblenza de las Hermanas de María, permite tomar

conciencia al padre fundador que su vida y la conquista de su libertad

exterior en Dachau, es decir el salir libre del Campo de Concentración,

dependía de la conquista que la familia de Schoenstatt y en especial sus

círculos dirigentes, hiciera de su propia “libertad interior”. Así, el padre

Kentenich llamará urgentemente a estos círculos a conquistar esa

libertad interior a través de una profunda vivencia del Poder en Blanco y

la Inscriptio.

iv. Así, la conquista de la libertad interior es el requisito que la Mater le

pone a la familia de Schoenstatt para que el Padre Kentenich conquiste

su “libertad exterior” y así salga libre y sano del Campo de

Concentración de Dachau.

v. Es esta vivencia de Familia, de solidaridad mutua, la que hace tomar

conciencia al Padre y a las comunidades del Movimiento, que

Schoenstatt estaba llamado a ser Familia y que ahí estaba su carisma

propio, que se había desarrollado a partir de la Alianza de Amor de

1914.

vi. Este “espíritu del 20 de enero” quedó plasmado en el libro de oraciones

del Hacia el Padre, que el mismo fundador escribió en Dachau. Se puede

resumir en la siguiente oración:

“Estoy tan íntimamente ligado a los míos, que yo y ellos nos

sentimos siempre un solo ser: de su santidad vivo y me sustento y,

aún gustoso estoy dispuesto a morir por ellos. Estoy tan entrañable y

fielmente unido a ellos, que desde dentro una voz me dice siempre:

En ellos repercuten tu ser y tu vida, deciden su aflicción o

acrecientan su dicha”. (HP estrofas 470 y 471)

c. La cruzada por gestar vínculos del 31 de mayo: misión de Schoenstatt

i. La experiencia en torno al 2º Hito del 20 de enero hizo al Padre

Kentenich y a la Familia de Schoenstatt tomar conciencia que su misión

era llevar la experiencia de familia, de solidaridad de destinos a la

Iglesia, de modo que la forma de ser de la Iglesia sea un estilo familiar,

donde el amor entre sus miembros los lleva a entregarse unos por otros.

ii. En el fondo es hacer presente en la Iglesia de hoy, la experiencia de los

primeros cristianos que se reconocían entre ellos por el “miren cómo se

aman”.

iii. El 3er Hito de la Familia se da el 31 de mayo de 1949, cuando el Padre

Kentenich, desde el recién bendecido Santuario de Bellavista, en

Santiago de Chile, coloca sobre el altar del Santuario, una carta

destinada a la Iglesia alemana, donde explica en profundidad la

importancia de vivir los profundos vínculos naturales y sobrenaturales

en las comunidades cristianas, para que así la Iglesia sea respuesta al

mundo de hoy.

iv. Es una cruzada por el “pensar, amar y vivir orgánicos”, es decir que une

lo natural y lo sobrenatural, lo humano y lo divino, no separando la fe de

la vida, sino viviéndolo en una unidad orgánica.

v. Esta cruzada se vive especialmente en la Familia, de modo que es en ella

donde más se debe experimentar esta unión entre Dios y el hombre y por

eso la importancia de fortalecer el matrimonio y la familia como fuentes

de una profunda renovación del cristianismo para que pueda plasmar la

sociedad con los valores de Jesucristo.

d. La experiencia de la historia del Padre: los años ocultos

i. El Padre José Kentenich durante la historia de Schoenstatt, se va dando

cuenta que él mismo tiene un papel fundamental en la conciencia de

Familia del Movimiento. Él va tomando conciencia de que es el Padre

de la Familia de Schoenstatt, y que como tal ejerce un rol fundamental

es la experiencia vital de familia entre los miembros de Schoenstatt.

ii. Uno de los aspectos más característicos del Padre es su paternidad, que

se fue desarrollando y forjando a través de los años de contacto con

todos los hijos de la Alianza de Amor.

iii. Además hay que tomar conciencia que el mismo Padre Fundador, no

tuvo experiencia de padre, pues fue hijo natural no reconocido. Y su

propia paternidad se fue desarrollando en la medida que fue ejerciendo

su rol de padre en las comunidades de Schoenstatt.

iv. Así se da la paradoja que aquel que no tuvo una familia sana y que vivió

la experiencia del desarraigo, sea instrumento de Dios y de María para

sanar al hombre actual que sufre la falta de hogar y de familia.

e. En resumen, Schoenstatt tiene un carisma de ser familia y formar familias que

sanen el corazón del hombre desarraigado, que llora por la falta de experiencia

de hogar y de familia.

3. La Familia en los documentos de la Iglesia

a. Catecismo de la Iglesia Católica (CIC)

i. El Catecismo de la Iglesia Católica desarrolla el tema del matrimonio y

de la familia cuando explica el 4º mandamiento, “Honrar padre y madre”

ii. Ahí señala que la familia según el plan de Dios, se funda en el

matrimonio cristiano, que a su vez está establecido sobre el

consentimiento de los esposos y ordenado al bien de estos y a la

procreación de los hijos. (CIC 2201)

iii. Resalta el valor de la Familia Cristiana como “Iglesia doméstica”, pues

es una comunidad de Fe, Esperanza y Caridad, además de ser una

“comunión de personas, reflejo e imagen de la comunión del Padre y del

Hijo en el Espíritu Santo”. En este sentido, la familia cristiana por su

actividad procreativa y educadora, es reflejo de la obra creadora de Dios.

(CIC 2004-2005)

iv. El Catecismo también destaca la importancia de la familia como “célula

original de la vida social”. Así explica que la autoridad, la estabilidad y

la vida de relación en el seno de la familia constituyen “los fundamentos

de la libertad, de la seguridad y de la fraternidad en el seno de la

sociedad”. Por ello resalta que la familia es “la comunidad en la que,

desde la infancia, se pueden aprender los valores morales, se comienza a

honrar a Dios y a usar bien de la libertad”. (CIC 2207)

b. Familiaris Consortio (FC)

i. La encíclica sobre el matrimonio y la familia que escribió San Juan

Pablo II en 1981 resalta un llamado misionero urgente: “Familia, sé lo

que eres”.

ii. En este sentido la familia cristiana está llamada a ser “Comunidad de

Vida y Amor (Gadium et Spes 48) con la misión de “custodiar, revelar y

comunicar el amor como reflejo vivo y participación real del amor de

Dios por la humanidad y del amor de Cristo Señor por su esposa la

Iglesia” (FC 17)

iii. La encíclica desarrolla esta misión al explicar que la familia cristiana

tiene el deber especial de:

1. Formar una comunidad de personas basada en el amor como

principio y fuerza de comunión. (FC 18-27)

2. Estar al servicio de la vida transmitiéndola y cuidándola para que

se desarrolle sanamente. (FC 28-41)

3. Ser agente de participación de la vida en sociedad. (FC 42-48)

4. Participar en la vida y misión de la Iglesia.(FC 49-64)

c. Amoris Laeticia

i. Es la Exhortación Apostólica que el Papa Francisco publica luego de los

Sínodos de la Familia realizados en 2014 y 2015.

ii. La “Alegría del Amor” matrimonial es el fundamento de la familia

cristiana y por lo tanto su cultivo, desarrollo y madurez es lo que permite

que la familia cristiana cumpla su misión. Así, “la gracia del sacramento

del matrimonio está destinada ante todo a perfeccionar el amor de los

cónyuges” (AL 89)

iii. Esta encíclica toma conciencia de las situaciones difíciles por las que

atraviesa la familia en la actualidad y llama a buscar caminos pastorales

que les den respuesta.

iv. El capítulo 4º destaca especialmente la importancia del cultivo del amor

matrimonial y desde la carta de San Pablo a los Corintios, invita a

recorrer caminos para fortalecerlo.

4. Contemplar el gran modelo de la familia: la Sagrada Familia de Nazaret

a. Dios quiso venir al mundo en el seno de una familia.

b. Al examinar los distintos pasajes de la Sagrada Escritura que nos muestran la

historia de Jesús, podemos descubrir en la Sagrada Familia de Nazaret el

camino que tuvo que recorrer Jesucristo para salvarnos.

c. Es bueno mirar episodios de la infancia de Jesús como la presentación o la

pérdida del niño en el templo, y descubrir en ellos, el trabajo que hicieron José y

María para educar a Jesús en la fe.

d. Sin duda ellos hicieron vida el mandato del libro del Deuteronomio: “Amarás al

Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las

palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y

hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado” (Dt

6, 4-7)

e. También se pueden observar en la Sagrada Familia, muchos dolores de la

familia actual: “tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades…”

(Mateo 8, 17, Is 53,4)

i. Nacimiento en un portal de Belén: Jesús nació pobre y experimentó la

pobreza en carne propia. Por ello toda persona que le toca vivir la

pobreza puede identificarse con Jesús de Nazaret. Además en Jesús se

pueden vivir desde la pobreza, valores como la sencillez, la humildad o

la fe y confianza en la Divina Providencia que vela por nuestro sustento.

ii. La huida a Egipto: contemplar este pasaje de la escritura nos muestra

que Jesús fue inmigrante. Le tocó vivir lo que experimenta alguien que

tiene que dejar su patria y adentrarse en tierra extranjera, donde no

cuenta con su red de familia. Esta experiencia que viven miles de

familias mexicanas y de todo el mundo, también nos permite

identificarnos con Jesús de Nazaret.

iii. Jesús fue condenado a muerte injustamente: la experiencia de la

injusticia y de la corrupción también fue parte de la vida de Jesús y nos

invita a luchar desde Cristo, por una sociedad más justa y honesta.

5. Instrumentos concretos de fortalecimiento de la familia.

Dios al regalarnos un Ideal Nacional que incluye el tema de la Familia, nos está

invitando a trabajar por la familia mexicana. Por ello es importante destacar

algunos instrumentos de trabajo concretos con que la Familia de Schoenstatt

busca fortalecer la Familia. Todos surgen desde la vivencia de la Alianza de

Amor como núcleo de nuestra espiritualidad de Alianza.

a. Instrumentos de fortalecimiento del matrimonio y la familia

i. El ideal matrimonial: es el ser y la misión que cada matrimonio recibe al

momento de constituirse como tal por el sacramento del matrimonio. El

Movimiento de Schoenstatt entrega herramientas para descubrirlo,

elaborarlo y desarrollarlo.

ii. Las 4 Rs: Son formas concretas que la Rama de Familias de Schoenstatt

ha elaborado durante mucho tiempo y que permiten cultivar, desarrollar

y fortalecer el vínculo matrimonial. Incluye el Rezar todos los días

juntos, Reencantar el amor matrimonial todas las semanas, Revisar una

vez al mes la situación de nuestro matrimonio y Renovar una vez al año

nuestro proyecto de vida matrimonial.

iii. El Santuario Hogar: es una corriente de vida que surge en la Familia de

Schoenstatt de Milwaukee en los tiempos del exilio del Padre Kentenich.

En ella se invita a la Santísima Virgen a establecerse en el hogar y

convertirlo en un Santuario de Schoenstatt, de modo que en él se viva la

misma dinámica del Santuario Original y los Santuarios Filiales:

nuestras contribuciones al Capital de Gracias le permiten a María

establecerse en nuestro hogar y derramar en él todas sus gracias. La

experiencia pastoral ha mostrado que el Santuario Hogar se transforma

en el centro espiritual de la casa fortaleciendo la familia desde su núcleo.

iv. Por último es fundamental destacar que la Alianza de Amor con María

en el Santuario, es la gran fuente de vida espiritual desde la cual se

alimenta la “Cultura de Alianza” que se vive en el interior del

Movimiento de Schoenstatt y que le ha llevado a elaborar y seguir

desarrollando caminos pastorales para fortalecer la familia desde su

núcleo.

6. Preguntas

a. ¿Qué experiencias de familia he vivido dentro del Movimiento de Schoenstatt.

Cómo podrían cultivarse y desarrollarse más?

b. ¿Qué me llama la atención de la historia de Schoenstatt en relación al “espíritu

de familia”?. ¿Cómo se podría desarrollar más?

c. ¿Qué instrumentos concretos podría utilizar para fortalecer mi propia familia?

7. Bibliografía

a. “El Padre Kentenich”, por P. Hernán Alessandri

b. Catecismo de la Iglesia Católica (CIC)

c. Encíclicas: Familiaris Consortio (FC), Amoris Laetitia

d. Los años ocultos

“Familia Guadalupana, en Alianza, Fiel a la Misión del Padre”

Guadalupe-Guadalupana

1. Introducción:

El elemento de Guadalupe1 o Guadalupano fue incluido en el Ideal Nacional en la Jornada

Nacional de Dirigentes de 2016. Este fue uno de los elementos más reflexionados y discutidos

durante dicha jornada. Se buscaba aglutinar en un concepto lo propio mexicano, la identidad de

nuestro pueblo. Algunos propusieron el término “mexicano” o simplemente México. En la

reflexión fue quedando claro que el “Acontecimiento Guadalupano” era clave para entender la

historia mexicana y que el anhelo de Dios con su pueblo mexicano, es decir, el ideal, la

vocación del pueblo mexicano pasa necesariamente por lo que sucedió ese 12 de diciembre de

1531 en el Tepeyac.

Somos parte de un pueblo marcado por la Virgen de Guadalupe y de una Iglesia que no se

entiende sin ella. Ella fue parte clave en el proceso de primera evangelización y estuvo

presente también en el anhelo de independencia hacia la República. María de Guadalupe está

presente de forma viva e inequívoca en la vida de los mexicanos, aun durante el proceso de

secularización en el que estamos inmersos. Guadalupe le da su identidad al pueblo mexicano,

mezcla de culturas, razas y distintas realidades, pero que tienen una sola madre en común.

Guadalupe ha hecho de México un pueblo esencialmente mariano. Es un pueblo que tiene

inscrito en su corazón a María y que se sabe elegido de forma particular por ella. El lema que

acompaña a la Virgen de Guadalupe expresa el sentido de esa elección: “Non fecit taliter omni

nationi”, esto es, “No hizo tal (nada semejante) con ninguna otra nación”.

1 Ver ficha preparatoria para la búsqueda del Ideal Nacional 2015: FICHA 1ª. ACTA DE FUNDACION Y NICAN

MOPOHUA.

2. Guadalupe: La irrupción de una nueva iniciativa divina

En el complejo encuentro de culturas entre lo español y las culturas mexicanas el anuncio

evangélico fue un reto con sabor a fracaso. Reflexionemos abriendo el contexto de la época:

“Ese momento histórico tiene mucho de trágico y, al mismo tiempo, esperanzador. Es decir,

que en medio de la tremenda depresión indígena en el tiempo dramático de la Conquista, en

medio de una peste de viruela que diezmó a millones de indígenas, en medio de la decepción

de constatar que de nada habían servido los sacrificios humanos que los integraba en la

batalla cósmica para sustentar la vida; asimismo, en un momento tremendo ante la conciencia

inquieta de los españoles de la época, sus divisiones, su avaricia que hacía estragos y su

soberbia que llegaba al punto de hacerlos destruirse entre ellos mismos, al grado tal, que

incluso intentaron asesinar a su propio obispo fray Juan de Zumárraga; a quien no le quedó

otra salida que lanzar la excomunión a los gobernantes católicos españoles y arrojar el

entredicho a la ciudad de México; fray Juan de Zumárraga lo decía así: “sacerdotes de la

ciudad de México desnuden los altares, consuman el Santísimo, nos largamos de esta Ciudad

de México, que esta Ciudad se quede sin Dios” y todos la abandonaron, la orgullosa y gran

capital de México, había sido abandonada; era tan sólo ahora testigo mudo de grandezas y

vilezas de sus moradores. Todavía más, fray Toribio de Benavente, Motolinia, habla de la

seriedad del problema, a tal grado, que todos los misioneros pensaban abandonar México y

regresarse a España. Así, con dolores de parto, con clamores de un pueblo que agonizaba, con

el llanto de aquellos que perecían, surgió la luz de la esperanza, una luz resplandeciente que

sería la identidad de un nuevo pueblo llamado a ser una verdadera civilización del Amor

misericordioso de Dios. Precisamente, en este intenso y dramático momento de la historia se

dio el encuentro entre Dios y los hombres por medio de Santa María de Guadalupe, haciendo

de este Acontecimiento un encuentro cuyo mensaje está colmado de esperanza, que provoca la

fe para poder vivir en el amor, y fue un laico, Juan Diego Cuauhtlatoatzin, primer indígena

canonizado del Continente Americano, el portador de este mensaje para el mundo entero”2

2 Santa María de Guadalupe, Patrona del Continente Americano, nos muestra el camino de la Santidad en el

amor misericordioso de Dios. Charla del Cango. Dr. Eduardo Chávez, Bogotá 2016

María irrumpe en el joven México a través de un instrumento pequeño, San Juan Diego. Ante

la impotencia de sus ministros al entregar el Evangelio, ella se preocupa de sus hijos y busca

un aliado. Esa irrupción de lo divino en María, cambia la historia de un pueblo y de su Iglesia.

No se da en un proceso fácil y triunfante, sino lento y lleno de desafíos.

María, al aparecerse a Juan Diego, le manifiesta su ternura y lo atrae hacia sí: “Ella le dijo:

Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?3”. Sin embargo, a la vez le plantea una

misión: “Deseo vivamente que se me erija aquí un templo, para en él mostrar y dar todo mi

amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa madre, a ti, a todos vosotros

juntos los moradores de esta tierra y a los demás amadores míos que me invoquen y en mí

confíen”4.

María quiere desplegar sus gracias a todos los hombres a través de su Santuario. A través de un

Santuario físico quiere erigir su casa en los corazones de los mexicanos. Guadalupe quiere

sellar una Alianza con su pueblo a través de Juan Diego y el futuro Santuario (Basílica) y lo

quiere hacer en la Iglesia con la aprobación de su pastor, representado en Fray Juan

Zumárraga, primer obispo de Ciudad de México.

La primera Alianza con María en suelo mexicano se sella ese 12 de diciembre de 1531.

Contiene los elementos propios de una Alianza: Iniciativa divina, vinculación local,

mediador y misión.

Otro aspecto indiscutible es la fidelidad de Dios, en este caso de María, a la Alianza. México y

su Iglesia han pasado momentos muy difíciles en su historia; podemos recordar el proceso de

Evangelización, de Independencia, la persecución religiosa y la guerra Cristera, la situación de

secularización cultural actual, además de catástrofes como terremotos, huracanes, etc. María de

Guadalupe ha permanecido fiel en medio de los sufrimientos y dificultades y ha mantenido

viva la fe del pueblo.

Ella, desde la Basílica en la Villa del Tepeyac, ha cuidado y sigue atrayendo a sus hijos a su

Santuario para regalar las Gracias de Dios.

3. Schoenstatt: Irrupción de una nueva iniciativa divina: Un camino de Alianza

En medio de las dificultades de guerras, pero sobretodo de una nueva forma de pensar alejada

del Evangelio -el mecanicismo- María, a través de un sacerdote y unos cuantos chavos (El P.

José Kentenich y los Congregantes) toma una nueva iniciativa en un pequeña capilla en un

lugar en Alemania, llamado Schoenstatt (que traducido significa lugar bonito).

La Mater quiere ligarse a un lugar donde repartir las Gracias de Dios. Cuidará a esos jóvenes y

hará un camino de educación con ellos para formar un hombre nuevo en una nueva comunidad

con un marcado sello apostólico. Ella quiere hacer una Alianza para que ese proceso ocurra

3 Nican Mopohua 4 Nican Mopohua

desde un amor cálido a María y a través de ella al Dios Trino. Solo a través de un gran amor

podrá ser posible esa educación, un crecimiento personal y comunitario. A diferencia de

Guadalupe esta iniciativa divina no surge por una aparición de María sino gracias a búsqueda

incesante de la voluntad de Dios por parte del P. Kentenich. La Fe Práctica en la Divina

Providencia será, por tanto, un elemento esencial de la Espiritualidad de Alianza desde un

inicio. Son los signos de Dios vistos por el P. Fundador los que lo animan a plantearle el

desafío a los Congregantes: “Una y otra vez vienen a mi mente estas palabras y me he

preguntado ya muy a menudo: ¿Acaso no sería posible que la Capillita de nuestra

Congregación al mismo tiempo llegue a sea nuestro Tabor, donde se manifieste la gloria de

María?”5

María manifiesta a los jóvenes su gran amor: ”No se preocupen por la realización de su deseo.

Ego diligentes me diligo. Amo a los que aman.6”, pero también les regala una misión ("Bajo la

protección de María queremos educarnos a nosotros mismos para ser personalidades recias,

libres y anclados en Dios”7 “Sin duda alguna no podríamos realizar una acción apostólica

más grande, ni dejar a nuestros sucesores una herencia más preciosa que inducir a nuestra

Señora y Soberana a que erija aquí su trono de manera especial, que reparta sus tesoros y

obre milagros de gracia. Sospecharán lo que pretendo: quisiera convertir este lugar en un

lugar de peregrinación, en un lugar de gracia”8.

Esa misión se irá desarrollando en el tiempo… es la renovación mariana del mundo en Cristo.

La Alianza lleva a una comunidad de corazones para vivir armónicamente los vínculos a Dios,

los hombres y las cosas. Tiene proyección misionera y su fuente es el Santuario con sus tres

Gracias. En la Alianza nace una familia…la familia de Schoenstatt

Los instrumentos elegidos por María son muy pequeños: un sacerdote joven e inexperto y un

puñado de jóvenes. La acción de María hace que de lo pequeño nazca algo grande. Un lugar

perdido en el valle se transforma por los años 30 en un punto de referencia para la Iglesia

alemana. Posteriormente lo será para el Schoenstatt internacional.

4. Importancia de los Instrumentos

Dios quiere compartir su anuncio con instrumentos pequeños. Quiere hacer partícipes de su

misión a sus hijos. Así lo hace Jesús con sus apóstoles y discípulos y así lo hace con María.

María escoge al pequeño Juan Diego para una tarea enorme. Él se sabe pequeño, un indio

sencillo, sin demasiada instrucción. Juan Diego se siente frágil y le pide a la Virgen, después

del primer fracaso con el Obispo, que busque alguien más importante: "...por lo cual te ruego

encarecidamente, Señora y Niña mía, que a alguno de los principales, conocido, respetado y

estimado, le encargues que lleve tu mensaje, para que le crean; porque yo soy un

5 Primera Acta de Fundación de Schoenstatt 6 Primera Acta de Fundación de Schoenstatt 7 Acta de Prefundación de Schoenstatt 8 Primera Acta de Fundación de Schoenstatt

hombrecillo"9 . María le responde: “Mira que ya has oído mi mandato, hijo mío el más

pequeño; anda y pon todo tu esfuerzo"10.

Juan Diego es frágil, pero tiene una característica única: un amor enorme por María y el Señor

y un corazón fiel. Esa fidelidad la demostró con la actitud con que enfrenta el desafío de la

Virgen y como posteriormente a la aparición Juan Diego dedica la vida a su servicio con alma

y corazón. Con esa fidelidad y entrega de un pequeño instrumento, María logra el milagro de

cambiar los corazones. No podemos entender el acontecimiento guadalupano sin vincularnos y

valorar a San Juan Diego. Su misión es llevar en su pecho (en el ayate) a María, presentarla y

mostrarla a los hombres.

En Schoenstatt la Mater elije al P. Fundador y a los Congregantes. Instrumentos frágiles para

fundar un movimiento internacional. Los jóvenes y el Padre Kentenich se toman muy en serio

la invitación de María, incluso arriesgando o perdiendo la vida por ella. Los resultados son

fecundos gracias a la acción de María en el Santuario. Es lo que llamamos "Resultante

Creadora".

5. Algunas diferencias

Mientras Guadalupe nace en un tiempo de primera Evangelización, Schoenstatt nace después

de la Cristiandad, en un tiempo lanzado hacia la secularización, es decir, hacia la pérdida de las

raíces cristianas de Europa y en general de todo el occidente. Los desafíos y las respuestas por

parte de María en cada una de estas irrupciones de Dios son diversos aunque evidentemente

complementarios.

En Guadalupe por la época y la necesidad de llegar con el Evangelio, se centra fuertemente en

el acogimiento: “¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿no estás bajo mi sombra? ¿no soy yo

tu salud? ¿no estás por ventura en mi regazo? ¿qué más has menester?”11María necesita un

lugar donde atraer a todos y regalarle a Jesús y sus gracias.

Las exigencias de María son solo para Juan Diego y el Obispo… Ella quiere un templo:

“Deseo vivamente que se me erija aquí un templo, para en él mostrar y dar todo mi amor,

compasión, auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa madre, a ti, a todos vosotros juntos

los moradores de esta tierra y a los demás amadores míos que me invoquen y en mí confíen;

oír allí sus lamentos y remediar todas sus miserias, penas y dolores.”12

El Santuario de Schoenstatt debido a sus orígenes involucra de forma muy decisiva la

participación de instrumentos. Es el “Nada sin ti y nada sin nosotros”, que aunque las fuerzas

sean dispares, la vida y fecundidad del Santuario de alguna forma “depende” de la

participación de sus peregrinos y de la familia de Schoenstatt en el Capital de Gracias. Esto es

así no porque Dios y María no puedan mantener el Santuario y su vida sin nosotros, sino

justamente porque ellos quieren y piden nuestra participación. Es por ello que junto al

acogimiento propio de todo Santuario, se espera la participación activa de las personas como

instrumentos… María, por tanto, quiere regalar las gracias de la Transformación y Envío

Apostólico. El compromiso por la autoeducación y la consciencia de instrumentos,

especialmente propagando el Reino de Dios son irrenunciables en la Alianza de Amor con

María en el Santuario de Schoenstatt.

En torno al Santuario de Schoenstatt nace también una espiritualidad, una pedagogía y una

familia. Hay un camino para vivir esta Alianza, es decir, una pedagogía y espiritualidad

concreta que nos regaló nuestro Fundador y la historia de la Familia de Schoenstatt. Este

9 Nican Mopohua 10 Nican Mopohua 11 Nican Mopohua 12 Nican Mopohua

camino no lo hacemos solos…los hacemos unos con otros, en comunidad, en familia. Es por

eso que el acontecimiento de la Alianza se extiende en diferentes dimensiones y se actualiza

cada vez que alguien sella su Alianza.

Por tanto hay diferencias no solo en la génesis de ambas iniciativas, sino que se distinguen

importantemente en la forma de cultivar este vínculo con María, así como la Misión que María

confía a sus instrumentos.

En Guadalupe, María que hacer “su casita” en México, pero consecuentemente en el corazón

de los mexicanos (y más allá). En Schoenstatt, junto con encontrar un lugar, hacer Alianza,

María regala la Misión de transformación y envío apostólico para enfrentar estos nuevos

tiempos13. Quiere cristianos que puedan irradiar el Reino de su Hijo.

Preguntas para la Reflexión en grupos

1) Hacer una dinámica grupal para reconstituir el relato de Nican Mopohua. ¿Cuánto lo

tenemos presente? ¿Lo conocemos?

(Cfr. http://www.mariaamada.org/rincon/nican.pdf)

2) ¿Qué me dice Guadalupe en lo personal? ¿En qué me enriquece, a qué me llama?

3) De acuerdo a mi experiencia en Schoenstatt ¿qué complementos rescato de la

espiritualidad schoenstattiana respecto a Guadalupe que hacen crecer mi fe?

4) ¿Qué le puede regalar Schoenstatt a México y qué le da Guadalupe a Schoenstatt?

13 Cfr. Ficha de la Misión.

Ficha: En Alianza

1. Introducción:

Si buscamos el significado de la palabra EN, en el diccionario de la Real Academia Española,

encontraremos que es una “preposición que denota situación de tránsito”. Es decir, de

movimiento. En otras palabras EN ALIANZA es nuestra forma original de vivir el ser Familia

Guadalupana y también por otro parte EN ALIANZA estamos llamados a vivir el ser “fiel a la

Misión del Padre”. Esto hace que esta parte de nuestro ideal se trasforme en la bisagra del

mismo. Por esto es importante que nos pongamos a reflexionar, como tantas veces lo hemos

hecho, en el centro y sello característico de nuestra espiritualidad: la Alianza de Amor con

María.

2. Alianza de Amor

En el año 2009 se realizó en Schoenstatt una jornada de reflexión para comenzar los

preparativos a nivel internacional del centenario de Schoenstatt. La primera pregunta que se

respondió fue: ¿Qué celebramos? Y aunque la respuesta parecía evidente, después de casi 100

años y además con un movimiento que ya crece en muchas latitudes del mundo, era

importante responderla. Se llegó a la conclusión que en el Jubileo del 2014 celebraríamos los

100 años de la Alianza de Amor con María.

“Con gran alegría y gratitud nos renovamos en la conciencia de que la esencia del ser de

nuestra Familia es la Alianza de Amor con María. Este acto de fe silencioso del P. Kentenich y

un pequeño grupo de congregantes -el acontecimiento fundacional del 18 de octubre

de 1914 en el Santuario Original- sigue vivo en nosotros con todo su frescor original.”

(Mensaje de la Conferencia)

Entonces, ¿qué es la Alianza? Se podría decir que ella es un “pacto” que el Padre José

Kentenich, junto con los jóvenes a quienes dirigía, hizo con la Santísima Virgen el 18 de

octubre de 1914, también en representación de todos los que algún día lo realizarían.

En aquel momento, el Padre Kentenich, al interpretar los deseos de Dios, pidió a María que se

estableciera espiritualmente en el Santuario para transformarlo en un lugar de gracias; que se

ocupara de la educación y crecimiento interior de los jóvenes y que los tomara como

instrumentos en sus manos para la renovación religiosa y moral del mundo. Para colaborar con

Ella, los jóvenes le entregarían su serio esfuerzo por alcanzar la santidad. Cada persona que

sella la Alianza, se inserta en aquella primera Alianza de Amor que dio origen a Schoenstatt.

Leamos a nuestro Padre:

“En el año 1914 –hace relativamente poco tiempo- la Santísima Virgen también selló una

Alianza de Amor…

Esta Alianza no es más que una renovación de aquella en la que “el ángel del Señor anunció a

María”. Dios, que al descender al seno de la Virgen lo santificó, quiso hacerse presente en el

Santuario a través de María para hacer de este pedacito de tierra, una tierra santa, un lugar del

que surja un movimiento santo, gestador de hombres nuevos y de un nuevo orden social. Es

ella, por lo tanto, quien quiere utilizar como instrumentos a cuantos sellan la Alianza de Amor.

Los primeros aliados –allá en 1914- fueron un pequeño grupo de muchachos con los cuales

estaba yo. Nosotros fuimos en ese momento representantes de ustedes. El otro contrayente fue

la Madre de Dios. Nosotros firmamos esa Alianza de Amor y Ella incluyó en ese documento a

cuantos un día se incorporarían a esa Alianza.

¿Hay alguien de nosotros que esté dispuesto a incluirse también en ese documento? Así como

Adán y Eva representaron a la humanidad en un determinado momento de la historia, también

ustedes estuvieron representados en 1914 por aquellos que sellaron la Alianza de Amor en el

Santuario.

Se preguntarán qué obligaciones supone esta Alianza de Amor. El sencillo hombre de

Montevideo trajo un ramo de flores, símbolo de la total renuncia de sí mismo y de la entrega a

María. Lo mismo le ofrendaron los muchachos a la Virgen en aquel entonces; en sí esa fue la

exigencia de Ella… Ha aprendido esta praxis del buen Dios. Al comienzo de la Redención Él

había dicho: ¡nada sin María! y por eso, Ella hoy nos dice: ¡nada sin ustedes que han sido

llamados! Esto es lo que llamábamos ya en aquel entonces “aportes al capital

de gracias”, es decir, la conciencia de saber que también nosotros debemos ofrecer algo para

que se realice la Alianza…(P. José Kentenich, Nueva Helvecia 1950)

La Alianza de Amor no es otra cosa que una forma original de asumir la Alianza bautismal, de

renovarla y profundizarla en estrecha unión a María. Ella cobija a sus aliados y quiere

educarlos como hombres nuevos –a imagen de Cristo– y enviarlos como apóstoles. Leamos a

nuestro Padre:

"La Alianza de Amor con la Virgen, tal como se ha desarrollado y proyectado históricamente,

es una profunda y eficaz renovación, una confirmación y un seguro de la Alianza bautismal, es

decir de la Alianza con Cristo y la Santísima Trinidad. Cada consagración, renovación y

profundización de la Alianza es para el intelecto y la voluntad una nueva, libre y consciente

decisión por Cristo; una nueva decisión por su persona, por sus intereses y por su Reino... Ella

equivale a un crecimiento más profundo en una íntima comunión de amor entre nosotros,

Cristo, y el Dios Trino." (Padre José Kentenich, 1952).

Por eso, es la fuente de la vitalidad y el centro de la espiritualidad de Schoenstatt. Por la

Alianza de Amor nos convertimos en “Familia”, pues todos los que sellan la Alianza se saben

y sienten hijos de María y, por ello, hermanos entre sí.

De esta Alianza de Amor, vivida en profundidad, nace también una fuerte conciencia de

misión; lleva a quienes la sellan a convertirse en eficaces instrumentos en manos de María,

para colaborar con ella en la renovación religioso-moral del mundo. Por esta Alianza de Amor,

Schoenstatt realiza su compromiso de construir la historia en dependencia y contacto filial,

libre y total con Cristo, el Señor de la historia, a través de María, su Colaboradora permanente.

Leamos a nuestro Padre:

“Ella, la Mater ter Admirabilis, ha sellado una Alianza de Amor que quiere renovar. Una

Alianza presupone siempre dos contrayentes. ¿Quiénes son en este caso? La Virgen María y

nosotros. Por esta Alianza, María asume el compromiso de encender en nosotros un amor

santo, capaz de vencer nuestra mediocridad; se compromete también a iluminar nuestro

entendimiento de modo que seamos capaces de formarnos un concepto claro de la vida, a que

tengamos la fuerza de vivir según él y a que seamos por eso mismo un ejemplo luminoso para

quienes nos rodean” (P. José Kentenich, Nueva Helvecia 1950)

En todas partes del mundo, lo que mueve e inspira las acciones de los miembros del

Movimiento de Schoenstatt, la fuente de su fecundidad y la forma concreta de vivir su

seguimiento de Cristo es la profunda fe en la realidad de la Alianza de Amor con María. La

conferencia del 2009 nos dice: ”Nos admiramos al constatar que en todas partes del mundo lo

que mueve e inspira nuestras acciones, la fuente de nuestra fecundidad y la forma concreta de

vivir nuestro seguimiento de Cristo es la profunda fe en la realidad de la Alianza de Amor con

María.”

Preguntas para el intercambio:

1. ¿Qué ha significado la Alianza de Amor en vida diaria y concreta? ¿Cómo la hago

vida?

2. ¿Qué regalos he recibido de esta Alianza en mi familia, en mi trabajo o estudio…?

3. ¿Soy consciente de los derechos y obligaciones que trae esta Alianza?

4. ¿Cómo podemos ayudar a generar una cultura de Alianza en nuestra sociedad?

Ficha: “Fidelidad”

A través del Antiguo Testamento podemos constatar como Dios permaneció fiel a la alianza

que sellara con su pueblo. Fidelidad a esta alianza de parte nuestra traía bendiciones, ruptura de

esta alianza traía destrucción y sufrimiento. Si en el transcurso de los siglos, Dios no desechó

enteramente a su pueblo infiel, fue en atención a la fidelidad de los patriarcas y profetas. “El

Señor, así dice, mostró lleno de favor su gracia y se inclinó de nuevo a su pueblo, por la alianza

con Abraham, Isaac y Jacob”. 2 Re.13, 23

En el Magníficat, la Santísima. Virgen María expresa claramente la fidelidad de Dios a la

alianza que sellara con su pueblo y la cual es infinita: “…Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres - en favor de

Abrahán y su descendencia por siempre.”

Como pueblo escogido, Dios selló la historia de nuestro país con la presencia de María de

Guadalupe y como hijos de María nos ha llamado a la alianza de amor con la MTA como

instrumentos para la renovación religiosa-moral del mundo.

Fidelidad a nuestras raíces marianas es fidelidad a nuestra fe y fidelidad a la Patria. Esta

fidelidad es lo que llevó a los primeros cristeros en México a entregar su vida por la Iglesia y la

que llevó a los primeros congregantes a entregar su vida para que la Mater se estableciera en el

Santuario y desde ahí distribuyera abundantes gracias y bendiciones.

En fidelidad

Queremos tomar conciencia de la misión específica que Dios ha concedido a nuestro Padre

Fundador. El trasfondo de la misión mariana de Schoenstatt sólo se puede entender a la luz de

los desafíos que plantea al cristiano actual el extraordinario cambio de época que estamos

viviendo.

Podemos comprender la “misión” de Schoenstatt como un original aporte evangelizador al

servicio del gran proceso de renovación de la Iglesia y la vida de nuestro Padre Fundador es un

testimonio de fidelidad a su contrayente de alianza y un ejemplo preclaro de la auténtica

fidelidad.

Conocemos la descripción de fidelidad que nos da el Padre Kentenich:

“fidelidad es la mantención pura, lozana y creadora del primer amor.”

Fidelidad es el cultivo constante, profundo y sincero de nuestros principios, raíces y herencia;

de nuestro ideal y misión – personal y de Familia. Fidelidad significa perseverancia, rectitud,

claridad, confianza. Esto es lo que nos hace grandes, ricos y fructíferos.

Reflexión: ¿Cuál es mi “primer amor”?

¿A qué/a quién soy fiel y como cultivo este amor?

El P. Kentenich fue un hombre poseído por una extraordinaria conciencia de misión

sobrenatural, profundamente arraigado en Dios e inconmovible confianza. Todo ello porque

estaba profundamente arraigado en María, porque luchaba por su causa; todo lo que sobrellevó

lo hizo por María, por el compromiso con ella y su misión para la Iglesia y la configuración de

los nuevos tiempos en Cristo Jesús.

“Dilexit Ecclesiam” es el epitafio sobre la tumba de nuestro fundador. Su fidelidad a la misión

para la cual fue llamado es signo de la realidad de la alianza y de fidelidad auténtica.

La fidelidad es una virtud ya sin mucho valor en la sociedad actual y sin embargo, es lo único

que nos hace grandes y confiables. La fidelidad a la Iglesia y la formación de un nuevo orden

social empieza en lo pequeño, en nuestro hogar, familia, área de trabajo… por eso nuestro

Padre Fundador convencido de ser un instrumento de María nos exige, así como a los primeros

congregantes la más alta fidelidad: "Tráiganme con frecuencia contribuciones al Capital de

Gracias. Adquieran por medio del fiel y fidelísimo cumplimiento del deber y por una intensa

vida de oración muchos méritos y póngalos a mi disposición. Entonces con gusto me

estableceré en medio de ustedes y distribuiré abundantes dones y gracias." P. José Kentenich

Primer Hito: En la luz divina – 18. Octubre. 1914

Durante el período de julio a octubre, nace el pensamiento audaz en el silencio del corazón de

nuestro Padre que dio origen al Movimiento. El observó no solo los signos concretos, sino todo

lo que la Mater iba obrando a su alrededor. El meditó y rezó hasta llegar a la profunda

convicción que era el deseo de Dios, pero reconoce que fue el tiempo más difícil de su vida

porque exigió de él un máximo de fe.

“…para mí, el paso más difícil fue el del 18 de octubre de 1914. Externamente era el más

fácil, el que menos me comprometía a mí. Si no resultaba ¿quién iba a saber? Era simplemente

un comienzo que no me comprometía. El 20 de Enero comprometía mi vida, el 31 de Mayo

comprometía a la Familia. Pero internamente fue el más difícil. Para mí ahí no hubo una

puerta abierta. Si fuera franco tendría que decir que era apenas una rendijita la que se

abría…” J. Kentenich

A pesar que la voluntad de Dios se manifiesta sólo a través de “una rendijita” de luz, el Padre

no vacila en seguir esta voluntad divina con un verdadero heroísmo de fe.

Reflexión: ¿Por qué podemos decir que fue sumamente difícil este paso para nuestro Padre

Fundador, si a nadie le iba a afectar si no resultaba? ¿A que era fiel el Padre, por qué?

¿Cómo percibimos la corriente de fidelidad que brotó del momento de fundación?

Nadie es fiel porque sí. El verdadero amor quiere ser fiel para dar una respuesta de amor a

aquellos que nos han sido confiados. Pero si el amor es débil, menor es la fidelidad.

Por eso hay que evitar el error de querer ser fieles a toda costa, incluso sometiendo el amor

como un medio para lograr la fidelidad. No se ama para ser fieles: se es fiel para amar más y

mejor.

La fidelidad del Padre a la MTA se proyecta a los jóvenes y se traduce en actos concretos de

auto-santificación por la renovación de la Iglesia y del mundo actual desde Schoenstatt.

El amor construye la fidelidad para incrementar el amor. Podríamos decir que la fidelidad es un

camino del amor hacia el amor.

Cuando llega la prueba, cuando se asoma una situación difícil, quedé solo en algo que varios

habíamos emprendido o jurado fidelidad, cuando uno se cansa de los ideales o compromisos,

es entonces cuando el pequeño amor que tengamos a Dios o a alguien, nos ayuda a decir no a

la deslealtad y sí a la fidelidad. Superada la prueba, el amor puede crecer, hacerse luminoso,

limpio, radiante, fiel. Y este amor es lo que irrumpe como una gran irrupción de gracias a partir

de esta primera alianza de amor.

A partir del acto fundacional empieza a desarrollarse más clara y profundamente – en el

interior de nuestro Padre Fundador - un mundo nuevo.

A través de las numerosas jornadas y retiros el Padre se va dando cuenta de la originalidad de

su mensaje y pasa a ser el gran profeta que ilumina el sentido del caos social tratando de abrir

caminos nuevos para la renovación social del mundo en Cristo.

El P. Kentenich era extremadamente respetuoso de la jerarquía, siempre insistió en la

dependencia frente a ella y todo su trabajo era en dependencia de la autoridad eclesiástica

inmediata. Al ir delineando el movimiento y organizando las diferentes ramas, siempre quiso

que el Movimiento estuviera a disposición de los Obispos, al servicio de la Iglesia en forma

concreta y vital.

Segundo Hito: En la confianza divina – 20. Enero. 1942

En 1933 Hitler sube al poder y comienza la amenaza del colectivismo. En 1935 comienza la

corriente de alianza y a partir de 1937 el P. Kentenich empieza a dar extensos retiros sobre la

filialidad, ya que se da cuenta que el peligro del nacional-socialismo es tan grande que sólo

podrán resistirlo aquellas personas ancladas profundamente en el corazón de Dios y de la

Mater.

Los nazis ocupan el Seminario Mayor de los Pallotinos y se vislumbra la gran amenaza que

había sobre Schoenstatt. El Padre es tomado prisionero y después de estar en el bunker y

después en la cárcel de Coblenza viene la decisión del 20 de enero.

“El que yo esté aquí, es para Uds. más que para mí la prueba de cómo mi destino es el destino

de la Familia. Estoy aquí, no por causa mía o por causa del error, sino por causa de la

Familia, tanto por causa de los más próximos como de los que están más lejanos. Por esto, la

Familia está prisionera conmigo y en mi”. J. K. Dec. 1941

Sabemos cómo el Padre es examinado por el médico de la cárcel y declarado apto para el

campo de concentración de Dachau. La Familia logra entonces tomar contacto con el médico

que lo examinó y éste acepta declararlo inepto a condición de que el mismo Padre adujera tener

un problema de pulmón y firmara la petición.

El Padre experimenta entonces una lucha interior muy grande hasta que el 20. Enero. 1942

llega a la certera conclusión que Dios le pide entregarse por completo a Él y ofrecer su libertad

exterior por la libertad interior de la Familia.

Esta decisión significa para El “caminar en la confianza Divina”, abandonarse a la seguridad

de que Dios tiene un plan y tomando en serio la afirmación de que Schoenstatt es una Obra de

Dios y que la Alianza es verdad acepta abrazar la cruz. Piensa que se lo debe a la Familia: era

su representante, la cabeza de la Familia. Por eso debía ganar con su entrega, con su santidad y

con su Inscriptio la libertad interior de la Familia.

“Yo sacrifico gustoso y conscientemente mi libertad para ayudar a implorar y conquistar este

espíritu para la Familia. Este es el nuevo camino… Mientras más fuerte es el amor a la

Familia, tanto más fácil es llevar tales limitaciones. Tal vez de este modo serviremos más

eficazmente a la Obra que por otros medios. Pero nunca hemos de perder de vista la gran y

única línea de nuestra vida…todo, por lo tanto, para la Familia.” J. Kentenich Año Nuevo

41/42

“La condición para mi liberación fue la lucha por la libertad. Quería estar desprendido de mí

mismo, de todo, también de todos mis sentimientos personales más nobles, por lo menos según

la voluntad y también por la práctica, si así agradaba a Dios. Esta es la verdadera lucha por

la libertad, la lucha por la Inscriptio: ser libre de todos los sentimientos que no son de Dios,

para estar completamente libres para el Reino de Schoenstatt”. J. Kentenich

La decisión de nuestro Padre Fundador del 20. Enero habla de su grandeza como fundador y

como Padre de la Familia; de su fidelidad a la Familia que Dios le había confiado. El núcleo y

fundamento de su decisión lo expresa en una carta a uno de los sacerdotes: “Te ruego que

entiendas está a la luz de la fe en la realidad de lo sobrenatural y de la comunidad de destinos

entre los hijos de nuestra Familia”.

Reflexión: ¿Qué movió interiormente a nuestro Padre Fundador a dar semejante paso?

¿Qué entendemos por comunidad destinos entre el Padre Fundador y los hijos de la Familia?

Con el acontecimiento del 20 de enero se establece un círculo de fidelidad en torno a la

persona de nuestro Padre Fundador y a la misión de Schoenstatt. El Padre Fundador lo llama

“entrelazamiento de destinos”: una comunidad de corazones, de misión, de tarea; un

entrelazamiento de destinos entre él y los suyos. Se vive entonces una fidelidad mutua, el

Padre por la Familia y la Familia por el Padre.

Es preciso que ese amor profundo que siente el uno por el otro tenga una repercusión salvífica.

Es decir, que la fidelidad y entrega de cada uno de nosotros sea decisiva para la santidad de los

que nos han sido confiados (pareja, hijos, nietos, amigos, colaboradores, etc…)

Esta realidad fue la que afloró con fuerza el 20 de enero. Se tomó conciencia clara del

entrelazamiento de destinos con el Fundador en el orden sobrenatural. Fuimos pensados en

Dios como una Familia, por eso nuestros destinos están entrelazados.

El misterio de este hito lo expresa el P. Kentenich cuando reza:

“Estoy tan íntimamente ligado a los míos, que yo y ellos nos sentimos siempre un solo

ser:

De su santidad vivo y me sustento y, aún gustoso estoy dispuesto a morir por ellos.

Estoy tan entrañable y fielmente unido a ellos, que desde dentro una voz me dice

siempre:

En ellos repercute tu ser y tu vida, deciden su aflicción o acrecientan su dicha”.

Hacia el Padre 470-471

En la Jornada de Octubre de 1950 nuestro Padre explica este proceso de vida que se dio en

aquel entonces: “Si consideran más profundamente la alianza mutua, lo repito nuevamente,

constatarán que es una alianza de amor entre el cielo y la tierra, pero también entre la cabeza

supratemporal y el séquito. Y esto es lo que nos interesa especialmente. La Cabeza no quiere

quedarse solamente con la intención de vivir la Inscriptio sino que quiere hacerlo seriamente

para implorar de este modo la bendición de lo alto al séquito y asegurarle la protección a

Schoenstatt. Y viceversa, la cabeza espera del séquito que, tomando seriamente la Inscriptio,

le reconquisten su plena libertad.”

Reflexión: ¿Qué significa para nosotros que la santidad de uno favorece a todos y viceversa?

¿Qué significa que el Padre Fundador es la “cabeza supratemporal de Schoenstatt?

Tercer Hito: En la fuerza divina – 31. Mayo. 1949

El 20 de enero es el secreto fundamental del 31 de Mayo. Al regreso de Dachau el Padre

Kentenich viaja el extranjero (1947-1949) fortaleciendo la Familia y dando formación a las

hermanas y padres, preocupándose por el Schoenstatt Internacional.

Las iniciativas tomadas por el P. Kentenich para que la Iglesia conociera Schoenstatt fueron

respondidas por la diócesis de Tréveris, quien nombró al Obispo como Visitador Apostólico.

En Febrero de 1949 empieza la Visitación Canónica en Schoenstatt y al recibir el informe del

visitador el Padre ve claramente cómo la mentalidad mecanicista domina la Iglesia. Las

observaciones que se le hacían eran sobre la relación que existía entre el Padre y las hermanas

entre otras.

Esto mueve al Padre a pensar que no se ha comprendido en la Iglesia el valor de las causas

segundas, que la Iglesia ha descuidado demasiado el valor de lo humano como camino para

llegar a Dios. Así las pequeñas observaciones del visitador son fundamentales a juicio del

Padre, pues en ellas se juega nada menos que el destino del Occidente y de la Iglesia, todo el

pensar orgánico. Mientras continuaba sus viajes por Sudamérica comienza a elaborar una larga

respuesta al Obispo conocida como “Carta Perlonga” “Carta del 31.de Mayo”.

El Padre trabajó afanosamente en su respuesta al visitador. El mismo Padre dijo: “Ahora yo no

lucho por Schoenstatt, sino por la Iglesia”.

El 31 de Mayo le entrega esta carta a la Mater en el Santuario de Bellavista, todos estaban

conscientes que en ese momento comenzaba una lucha de vida o muerte.

“Este es un salto mortal tan grande como el que di el 20 de enero. Me doy perfectamente

cuenta de que con esto arriesgo mi vida y la de la Familia entera, pero doy este paso apoyado

en la Alianza de Amor y en uds. Estoy seguro que desde aquí va a surgir una corriente de vida

que encarnará el espíritu que yo ahora quiero defender para la Iglesia y para el mundo del

mañana, y que desde aquí se ayudará a decidir esa lucha que ahora comenzamos”. J.

Kentenich, 31. Mayo. 1949

El Padre envía entonces al Obispo el escrito del 31 de Mayo acompañado de una carta personal

muy respetuosa y atenta explicándole que no enviaba el escrito como rebeldía frente a la

Iglesia sin embargo el Obispo lo toma como una ofensa personal. A partir de este momento se

hace eco de las críticas infundadas que se le hacían al Padre y al Movimiento y la carta llega al

episcopado alemán, con lo cual el Padre parece a los ojos de la Iglesia como una persona

peligrosa, ambiciosa de poder y de culto a su persona.

El Obispo envía entonces una acusación al Roma a la Congregación de Religiosos y luego al

Santo Oficio el cual ordena una Visitación Apostólica. El P. Tromp quien realiza la visitación

no entiende la espiritualidad ni la pedagogía de Schoenstatt y le da al Padre un ultimátum: o de

la Obra libremente y después de un tiempo puede volver a ella, o el Santo Oficio lo separa e

ella sin la posibilidad de regresar. Para que el Padre permaneciera junto a su Obra se le pone

como condición que éste cambiara sus principios. Pero el Padre sabía que Dios quería la Obra

así como era: así la había conducido y dejado crecer y sólo así en su totalidad es salvación para

el mundo. Por lo tanto, la decisión fue: “Somos como somos o no somos”.

Nuestro Padre prefería llevar la pesada cruz de la incomprensión, pero construir en la Alianza

de Amor. Él sabe que no puede retirarse voluntariamente, pues eso sería traicionar la fidelidad

de la Familia, pero para tomar la decisión de no retirarse voluntariamente necesita que la

Familia lo acompañe y lo apoye.

Antes de dar respuesta al visitador habla con el P. Menningen y como representante de la

Familia le pregunta: “Alex, ¿vas conmigo?” El P. Menningen renueva su unión de destino con

el Padre en este nuevo Via Crucis que comienza y que durará 14 años de Exilio.

La fidelidad del Padre a su “primer amor” es probada hasta lo último: su amor a la Iglesia, a la

Familia y a la Obra. Al dejar Schoenstatt en su carta de despedida a los suyos escribe:

“Renovamos nuestra consagración y declaramos con la boca y con el corazón: nos sometemos

a toda autoridad legítimamente constituida. Esto vale especialmente para la autoridad más

alta. Todo lo demás lo dejamos a Dios y a su Santísima Madre”.

Su fidelidad es irrevocable, no importa que le cueste la vida y la sangre. Negar que Schoenstatt

fuera una nueva irrupción de Dios, manifestada en el acontecimiento de fundación del 18 de

Octubre de 1914 era negar los tres puntos de contacto y la Alianza de Amor, elementos

fundamentales de Schoenstatt.

Mientras más dura se hacía la lucha entre las autoridades de la Iglesia y el P. Kentenich, la

Familia mantuvo su fidelidad al Padre a pesar de verse sometida a duras presiones y amenazas.

Toda la Obra fue puesta a prueba en su fidelidad y entrega al Padre Fundador y su pedagogía.

En esta lucha, el Padre al igual que Dachau, jamás perdió la confianza en un Dios victorioso, a

pesar de habérsele negado su autoridad como Fundador y quitado la autonomía de su Obra.

“Nuestra Familia ha sido fecunda, y a pesar de las turbulencias de los tiempos, nos hemos

desarrollado muy orgánicamente, ¿no les parece que todo esto se lo debemos a nuestra

sencilla fidelidad a la Santísima Virgen? Volvamos entonces a prometerle fidelidad. Con

orgullo advertimos… que el debate en torno a Schoenstatt gira, en definitiva, alrededor de

nuestra devoción mariana. (...) Seamos fieles a la Santísima. Virgen a toda costa. (…) Aun

cuando a veces parece que caigan rayos, mientras nos mantengamos fieles a la Santísima

Virgen, ella extenderá sobre nosotros su manto protector. (..)”

“No crean que estamos en la etapa final de nuestra labor. La meta que tenemos en la mira es

de extraordinaria magnitud: contribuir a formar un hombre nuevo. Un hombre nuevo que la

Iglesia necesita para superar de raíz las graves conmociones que padece. Una Familia

original, una comunidad santa. Nuestra Obra ha de formar hombres santos… ¡Ay de nosotros

si caemos en la superficialidad! ¡Ay de nosotros si nos convertimos en charlatanes de Dios y

no en portadores de Dios! Luchemos por una santidad real. La fidelidad a la Obra significa

por eso un esfuerzo continuo por lograr el ideal de cada estado de vida…” J. Kentenich,

Celebración de sus bodas de plata sacerdotales. 11. Agosto. 1935

Reflexión: ¿Qué es lo que más nos llama la atención de la fidelidad del Padre ante la Iglesia?

¿Por qué creemos que el tiempo del Exilio es tan importante para el desarrollo de la Familia de

Schoenstatt y la comprensión de la misión de nuestro Padre Fundador?

¿Cómo y en que vivió nuestro Padre la fidelidad a la Iglesia durante el tiempo del Exilio?

Cuarto Hito: En la victoria divina – 22. Octubre. 1965

A pesar de que muchos contrarios decían que el Padre jamás volvería a Alemania, el Padre

estaba convencido: “Estoy seguro que voy a volver de mi destierro porque nada de lo que yo

he hecho ha sido por mí mismo sino exclusivamente en honor a la Santísima. Virgen. Si no

hubiera estado convencido de que a través de estas luchas se decide la misión de María para

el futuro, para la Iglesia y el mundo del futuro, para el hombre nuevo para la sociedad nueva,

no me habría arriesgado a ellas. Por eso ha sido siempre el honor de la Santísima. Virgen el

que ha estado en juego, no el mío… por eso estoy seguro de que Ella me va a liberar”.

La situación por la liberación del Padre comenzó a tornarse favorable cuando el Obispo de la

Plata, Argentina está dispuesto a ordenar sacerdote al Padre Boll, expulsado de los pallotinos

por su fidelidad al fundador, con el fin secreto de formar la Nueva Comunidad de los Padres de

Schoenstatt. Sin embargo, los últimos años del Exilio fueron sumamente duros y no se veía

humanamente salida alguna.

El 13 de septiembre de 1965 el Padre recibió un telegrama (transmitido por teléfono) firmado

por el P. Burgraf, secretario del P. General, en el cual se le dice que debe presentarse

inmediatamente en Roma. El P. Menningen llama al Padre por teléfono a Milwaukee para

preguntarle sobre el telegrama, y ante la explicación del Padre, le dice que no puede ser posible

que el P. General (P. Moehler) lo haya mandado por su cuenta, pues necesitaba la aprobación

del Santo Oficio. Ante su objeción, el Padre le contestó: “Lo sé, el telegrama viene de arriba”.

El P. Kentenich le había pedido a la Mater que su liberación no fuera por medios humanos,

sino que fuera Ella quien lo liberara, y que quedara clarísimo que era por una intervención

divina, que Ella se glorificara.

Cuando el P. Kentenich llegó a Roma se hacen investigaciones para saber quién envió el

telegrama, ya que el P. Burgraf niega haberlo mandado y queda claro que ni de parte del Padre

ni de la Familia hubieran hecho algo así para presionar su liberación. El telegrama permanece

como un misterio inexplicable.

Los Obispos del Concilio estaban molestos por la presencia del Padre en Roma, ya que lo

sentían como una presión a la Santa Sede. La lucha por la liberación del Padre se vuelve

humanamente difícil ya que todo está en su contra.

Al igual que un 20 de enero el Padre estaba absolutamente tranquilo, consciente que su

liberación no debía ser por medios humanos sino sobrenaturales. El mismo decía: “Si nosotros

hemos llegado a lo más profundo de nuestra impotencia humana, entonces la Mater

intervendrá de una manera increíble”.

El caso del P. Kentenich se veía totalmente perdido.

Finalmente, se le consigue una entrevista con el Santo Padre y el 22 de Octubre el Santo Padre

firmó una resolución que decía: “Todos los decretos contra el Padre Kentenich están anulados.

Esta libre”.

Nadie supo cómo el Santo Oficio llegó a esta decisión.

La Mater realizó el milagro, por la confianza ilimitada y la fidelidad inquebrantable del Padre

Kentenich en la MTA, la Virgen Fiel.

El Padre llegó a Schoenstatt Alemania para la Nochebuena de 1965.

Reflexión: ¿Qué crees que impulsó al Padre a tomar inmediatamente el telegrama como algo

real e intervención de la MTA?

¿Qué significa ser fiel como el Padre Fundador ante situaciones humanamente imposibles de

solucionar?

Fidelidad a

María desde su Santuario, nos regala su poder y su gracia para permanecer fieles a la misión

del Padre, fieles a su carisma, a su espíritu, a su Obra, fieles a las fuerzas que dieron origen a

Schoenstatt. Como pueblo mexicano tenemos un gran pasado fundamentado en la fidelidad a

Cristo Rey. Esta entrega radical, la presencia de la Virgen de Guadalupe y la vida de nuestro

Padre Fundador hablan de una esencia mariana cristiana: la fidelidad a la Iglesia.

La fidelidad a la Iglesia de nuestro Padre Fundador y la forma en como la vivió y la proclamó

puede ser línea directriz de nuestra misión como Familia del Padre en México. La historia de la

Iglesia en nuestro país ha estado marcada por la presencia de María, su fidelidad y protección,

así como por una fuerte devoción popular pero que le falta el dinamismo del compromiso y la

coherencia.

Debemos y queremos ser fieles a la Iglesia por la cual nuestro Padre Fundador se la jugó toda

su vida. La vida de nuestro Padre Fundador da testimonio de una auténtica espiritualidad

mariana que profundiza y da solidez a nuestro amor a la Iglesia.

Fidelidad es el resultado de conocer y amar, significa tener conciencia de la propia identidad

como católicos y schoenstattianos y manifestarla, con total respeto, pero sin vacilaciones ni

temores. La Iglesia tiene hoy necesidad de cristianos dispuestos a dar claro testimonio de su

condición y que asuman su parte en la misión de la Iglesia en el mundo.

La Iglesia necesita de nuestra fidelidad y de nuestra coherencia de vida. “Coherencia que

significa tener conciencia de la propia identidad de católicos y manifestarla, con total respeto,

pero sin vacilaciones ni temores. La Iglesia tiene hoy necesidad de cristianos dispuestos a dar

claro testimonio de su condición y que asuman su parte en la misión de la Iglesia en el mundo,

siendo fermento de religiosidad, de justicia, de promoción de la dignidad del hombre, en todos

los ambientes sociales, y tratando de dar al mundo un suplemento de alma, para que sea un

mundo más humano y fraterno, desde el que se mira hacia Dios.” Santo Papa Juan Pablo II,

Ciudad de México, 26. Enero. 1979

“La experiencia secular de la iglesia nos enseña que la íntima adhesión a la persona del

fundador y la fidelidad a su misión – una fidelidad que está siempre de nuevo atenta a los

signos de los tiempos – son fuente de vida abundante para la propia fundación y para todo el

Pueblo de Dios…vosotros habéis sido llamados a ser partícipes de la gracia que recibió vuestro

fundador y ponerla a disposición de toda la Iglesia”. Juan Pablo II 20.9.1985

Como schoenstattianos y guadalupanos, se nos reta a una coherencia constante y perseverante,

no efímera. Pertenecer a la Iglesia, vivir en la Iglesia, ser Iglesia – con la visión de nuestro

Padre Fundador - es algo muy exigente.

“La Santísima Virgen nos ha regalado el uno al otro. Queremos permanecer recíprocamente

fieles el uno en el otro, con el otro, para el otro, en el corazón de Dios”. J. Kentenich

Nosotros hemos sido escogidos como instrumentos de una gran Obra, hijos de la Reina y de un

gran Padre y Fundador. Fidelidad a su misión también es coherencia. Solo puede llamarse

fidelidad a aquella entrega que se basa en el amor. “¿No podemos decir con gratitud que

nuestro propio desarrollo interior, nuestra propia formación y transformación son una prueba

de la fidelidad de la Santísima Virgen?” P. José Kentenich. 9 de noviembre de 1945

Reflexión: ¿Qué significa para nosotros permanecer “recíprocamente fieles”?

¿Qué significaría para nosotros asumir la “fidelidad” a la Iglesia de nuestro Padre Fundador?

¿Cómo la podríamos vivir concretamente?

Bibliografía:

Historia de Schoenstatt, Hermanas de María de Schoenstatt, Impresora León, Gto. México

El Jardín de María y el 20 de Enero. P. Rafael Fernández, Ed. Patris

Misión del Padre

El encontrar el Ideal Nacional ha marcado nuestra historia como Schoenstatt México. “Familia

Guadalupana, en Alianza, fiel a la Misión del Padre” es la luz que ilumina nuestro sendero

como Familia.

Nuestro padre fundó Schoenstatt con una misión magnánima y la veía como un regalo para la

Iglesia. Esta misión es la que encendía su corazón: por la que decidió un 20 de enero

arriesgarse a ir al Campo de Concentración, por la que impulsó la corriente de Poder en Blanco

e Inscriptio, por la que asumió un exilio de 14 años separado de su Obra. Y ahora nos toca a

nosotros comprender un poco más la misión del Padre. Como familia de Schoenstatt Mexicana,

queremos profundizar qué nos dice todo su legado y qué queremos asumir – también para

vivirlo y regalarlo a la Iglesia.

El Inicio de una gran misión…

“Nuestro Fundador, el P. José Kentenich, en medio del drama histórico de la primera guerra

mundial, escuchó la suave voz de Dios. En aquel gran giro de la historia mundial supo

reconocer que Dios quería comenzar algo nuevo a través de María. Creyó ciegamente en esa

iniciativa de Dios y a ella consagró toda su vida.” (Mensaje Jubileo 2014)

La Alianza de Amor con María es la fuente de su misión propia. Asume el llamado de Dios, lo

vive con intensidad, se arriesga, funda, congrega, desafía. Para él, “la Alianza de Amor es el

germen a partir del cual se ha desarrollado todo, es la posición segura desde la que

enfrentamos todos los desafíos y es la cosmovisión que guía nuestro pensar y actuar. Esta

Alianza nos conduce a las profundidades de la fe.” (Mensaje Jubileo 2014)

Él mismo lo afirma en 1966:

“Poner al descubierto los cimientos de la Familia y construir sobre ellos. ¿Cuál es la

gran ley fundamental? Tomar en serio la Alianza de Amor. Es mi total convicción que

sobre la Alianza de Amor se puede basar toda la vida. Podría comprobarles esto en

todas las situaciones de mi vida”. (P. José Kentenich. 1966)

Es el germen de la misión del Padre y de nuestra misión. “El carisma del Fundador vive en

nosotros. Esto genera unidad, espíritu de Familia y pasión por la misión. Su carisma nos

confiere seguridad en el pluralismo de las opiniones. Nos comprometemos a gestar una

cultura de Alianza. La cultura de Alianza cultiva relaciones y vinculaciones a todo nivel y

asume responsabilidades.” (Mensaje Jubileo 2014)

La persona de nuestro Padre adquiere en nuestro contexto y momento una vigencia

trascendental. Tenemos frente a nosotros – no una misión cualquiera – sino LA misión del

Padre, de nuestro fundador. Aquella misión que nos dejó como legado y que ahora

QUEREMOS asumir.

Esto nos lleva a pensar primero, en el “Principio Generacional” o “Fidelidad Creadora”.

Nuestro Padre ya hablaba de este principio en 1935:

“Cada nueva generación debe, en una y otra forma, ir por el camino de la primera. No

debe recibir los bienes espirituales de la tradición como un producto preparado, sino que

tiene que reconquistarlos de nuevo por una seria gestión propia y un autodesarrollo.” (M.E. 1935)

Hacia el final de los años en Milwaukee, el Padre le da un nuevo sello:

“De suyo, cada generación debe refundar Schoenstatt. Si, ¡cada generación! Esto vale

para cada generación de sacerdotes, para cada generación de hermanas, para cada

generación de las comunidades femeninas... ¡Esto es de tanta importancia! Si no es

refundado de nuevo... entonces, pasado mañana es un estereotipo calcado y ya no es vida

que surge de un crecimiento” (Textos 31. Mayo, pág. 144)

Por eso este principio generacional o fidelidad creadora es la que “sostiene” por así decirlo, la

fuerza y la proyección que Schoenstatt pueda tener en su efecto en el mundo, en la Iglesia y en

la vida personal y comunitaria de cada uno de nosotros. La misión de nuestro Padre, requiere

que nosotros entendamos esa fidelidad creadora, que lo veamos como una gracia, un regalo que

Dios nos quiere hacer para poder cumplir nuestra misión como familia mexicana.

“Ustedes son una generación escogida” (1 Ped 2,9)

En el Magníficat exclama María: “Tuvo misericordia de generación en generación” (Lc. 1, 50). La

misericordia de Dios abarca todos los tiempos y todas las generaciones.

Al mismo tiempo nos revela aquí un misterio de la acción salvadora de Dios. Cuando Él quiere

regalar al hombre su salvación y misericordia, suele primero elegir y bendecir a determinadas

personas. Al elegir Dios a Abraham le dijo: “deseo... bendecirte... y tú has de ser una

bendición” (Gén 12, 2). En forma particularísima, Dios eligió a la Santísima Virgen María, la

bendijo, la colmó de regalos y la hizo parte de la obra redentora del Hijo de Dios hecho

hombre.

Nuestro Padre Fundador fue elegido por Dios, lo que fue para él una experiencia que marcó

profundamente toda su vida. Cuando Dios elige a alguien y lo hace su instrumento, lo llama

también a seguir la cruz, lo prueba en el sufrimiento y el dolor, reclama de él paciencia y

confianza en Dios, lo hace esperar.

Cuando Dios llama a alguien, lo introduce y le regala el Espíritu Santo que fluye como una

corriente de agua viva desde el corazón de Jesús. Pero Dios no elige ni llama a un hombre para

darle consuelo sino para que éste sea consuelo para los demás. Él lo llama para que proclame

las maravillas de Dios. Nuestro padre y Fundador fue llamado para una gran misión. Fue

“encargado” con una tarea enorme y que es para todos los tiempos. Y nosotros ahora somos

llamados y escogidos para “asumir” su misión y continuarla.

Como padre y profeta sus palabras, pedagogía, espiritualidad y legado permanecen como

nuestro punto de apoyo y fuerza para ayudarle a cumplir su misión. Precisamente ahora en la

sociedad pluralista y la cultura secularizada en la que vivimos, frente a los humanismos ateos

que nos envuelven, cuando se proponen – especialmente a los jóvenes – por todos los medios

ideales de hedonismo, indiferencia y éxito a cualquier precio. Cuando a la familia se le

proponen metas de irresponsabilidad, y a la sociedad objetivos de tener y poder más que de

servir... ¿qué diría y qué haría nuestro Padre? ¿repetiría una vez más lo que dijo el 18 de

octubre de 1914? ¿cómo haría para proclamar y enclavar en muchas personas – en nosotros –

la misión de Schoenstatt – su misión?

Ante esta visión, nuestro Padre nos lanza un desafío – como lo hizo en 1939 y que se veían

tormentas en el horizonte:

“¡Cuidar con gran dedicación la conciencia de misión divina y la conciencia de

instrumento! ¡Conservar inquebrantablemente firme su marcado carácter mariano!

¡Colocar nuevamente en primer término las contribuciones al Capital de gracias de

nuestra Madre tres veces Admirable!” (P. José Kentenich. Jubileo 25 años de Schoenstatt, 18.10.1939)

Preguntas para reflexionar:

¿Qué entiendo por: ser llamado a una misión?

¿Qué es, de manera personal, la conciencia de instrumento?

“Para que proclamemos las grandes obras” (1 Ped. 2,9)

El 18 de octubre de 1914 Dios llama a nuestro Padre a anunciar la buena nueva y para “formar

un hombre nuevo en la comunidad nueva”. Sí, este es el desafío al que nos enfrentamos.

Estamos llamados a profundizar, no sólo teóricamente, sino también operativamente el

“carisma de nuestro Padre y Fundador”. Y ¿Cuál es éste carisma?

Nuestro Padre dio al Movimiento de Schoenstatt ideales que para el mundo de hoy son

altamente significativos:

a. El ideal Mariano – La espiritualidad mariana del Padre vuelve a rescatar la verdadera

imagen de María y su misión en el mundo. El camino de la Alianza de Amor, la realidad de

María en el Santuario y la visión del Padre sobre María desde el punto de vista teológico,

moral, eclesiástico, social y su comprensión de María como permanente cooperadora y

colaboradora en toda la obra de redención son un gran aporte y un camino renovador.

b. El ideal de la creatividad – Las personas están llamadas a vivir con libertad y sentido lo

que Schoenstatt ofrece y se conforman en comunidades de miembros captados por Cristo.

La manera en que Schoenstatt subsiste y camina hacia las metas que se proponen no es

porque tengamos una sola cabeza al frente, sino por la conformación y la decisión personal

de muchas personas que creativamente colaboran con el desarrollo y profundización de

Schoenstatt y sus ideales. Así es como nuestro Padre tomó lo que ya existía en tradición, en

las distintas culturas, en la iglesia misma y lo “transformó” creativamente en corrientes de

vida: el ideal personal, el examen particular, la corriente del símbolo del Padre, etc.

c. El ideal de la Alianza – El carisma Mariano lleva a la intimidad con Dios, a la acción en

el apostolado. De un amor afectivo se pasa a ser un amor efectivo. La multiplicidad de

apostolados nacen de a un amor profundo a María.

d. El ideal de la secularidad – La inmensa mayoría de los miembros de la Familia viven y

actúan en medio del mundo para convertirlo en cimiento del Reino de Dios, conformando

así un apostolado múltiple. Nuestro Padre tenía una visión profunda y profética y es por eso

que quiso que su fundación tuviera Institutos Seculares. Éstos fueron fundados cuando

todavía no existía ese marco para ellos dentro de la Iglesia. Sin embargo, ahora podemos

comprobar lo necesario e importantes que son. Y no sólo los Institutos, sino cada miembro

de todas las ramas, son llamados a ser esos “puentes” entre Dios y el mundo.

e. El Ideal de un Nuevo Orden Social – La realidad de la Alianza está llamada a

impregnar la forma como nos organizamos como sociedad, sobretodo de cómo nos

relacionamos. La Alianza que une sus raíces en el Evangelio está llamada a crear una

sociedad más justa, libre, veraz, solidaria, pacífica. Que vele sobre todo por la dignidad de

las personas, que las pueda elevar y hacer patente su vocación de hijos de Dios. El P.

Kentenich en el año 1967 “…quisimos y éste es en realidad nuestro esfuerzo, concretar en

nuestra propia y compleja Familia, el ideal de un nuevo orden social. Tienen que escuchar

la importancia que tienen esas palabras, pero también lo grande que es nuestra misión…

Debemos mantenernos firmemente en esto: atacar la vida diaria, transformación del

mundo; no esperar, por tanto, que otros tengan que obligarnos a crear un mundo nuevo, un

nuevo orden y luego tener nosotros que conformarnos tan sólo con bautizarlo…”

f. El ideal de una misión universal – Schoenstatt tiene una misión para todo el mundo.

Incluso para la misma Iglesia. Pensemos en los 3 fines de Schoenstatt:

» El hombre nuevo en la nueva comunidad con un marcado sello apostólico.

» El rescate de la misión salvífica de Occidente.

» La Confederación Apostólica Universal.

Aquí podríamos también enumerar todo lo que tenemos de legado de espiritualidad: Piedad

Instrumental, Santidad de la Vida Diaria, Fe Práctica en la Divina Providencia, las corrientes

de Poder en Blanco, Inscriptio, etc. o el testamento pedagógico que nuestro Padre nos dejó:

Pedagogía del Ideal, de Vinculaciones, de Alianza, Pedagogía Mariana, Pedagogía en

Movimiento, de Confianza, de Libertad, el Ideal Personal, el Horario Espiritual, etc.

g. El ideal de un Legado de amor a la Iglesia – el testamento que nuestro Padre nos dejó a

lo largo de sus 14 años de exilio, son una prueba de ese amor incondicional y fiel que se

debe de tener a la Iglesia. Incluso asumiendo todo lo humano que hay en ella, es finalmente

la Iglesia fundada por Dios y nuestro Padre probó que su amor a la Iglesia no conoce

límites. Y él espera eso de nosotros. Éste es el patrimonio y el encargo de nuestro Padre.

Estamos y pertenecemos a la Iglesia Católica porque AMAMOS a la Iglesia Católica.

Nuestro Padre AMÓ A LA IGLESIA.

En medio de la Iglesia – una vida para la Iglesia. Así se resume su vida. Sabemos lo que Pablo

VI dijo de nuestro fundador en 1972: “Queridos hijos e hijas, (...) la vida de su difunto

fundador, el Padre José Kentenich, se puede resumir en una expresión llena de significado que

se encuentra sobre la piedra de su tumba: Dilexit Ecclesiam, amó a la Iglesia. (...) Estas

palabras queremos entregárselas hoy a ustedes como su programa: ¡vivan para la Iglesia,

trabajen por la Iglesia, ofrezcan sacrificios por la Iglesia, permanezcan siempre fieles a la

Iglesia a pesar de todas las tormentas externas e internas! Entonces amarán a la Iglesia de

verdad. Y su acción apostólica será fecunda para el Reino de Dios”.

Y nuestro padre sabe lo que esto significa: Ir como él y con él. Así lo expresa la siguiente

oración hecha por él:

“Padre Eterno (...) tu sabes cuán infinitamente grande es la misión que confiaste a nuestra

Familia. Sí, tan grande, tan vasta, tan profunda como la misión de la misma Iglesia. En

nosotros la Iglesia vive, la Iglesia quiere y puede vivir tal como tú la has previsto desde

toda la eternidad en el sentido de la nueva orilla de los tiempos (...).

En esta hora silenciosa te doy gracias de todo corazón porque me has regalado una

comunidad que quiere cumplir la gran misión hombro a hombro conmigo, que no se dejó

confundir por todos los ataques del enemigo, ni nada la pudo separar de la gran gracia y la

gran tarea que tú nos confiaste.” (P. José Kentenich. Oración rezada en el santuario de Milwaukee junto a dos

diáconos alemanes que serían ordenados sacerdotes de la nueva comunidad de Padres de Schoenstatt)

Preguntas para reflexión:

De los acentos mencionados, ¿cuál me llama más la atención?

¿Qué significa amar a la Iglesia, como nuestro Padre lo hizo?

A la luz de la Misión del Padre, ¿qué aporte es más importante ahorita para México?

Bibliografía

1. Catoggio, J. Textos Autobiográficos: “La historia del Padre Kentenich” P. Hernán Alessandri. Ed. Patris. Abril 2005. 2. Discursos celebración del Centenario P. José Kentenich. Schoenstatt – Roma – Septiembre 1985. Ed. Patris. Nov. 1985. pp.

73 Papa Juan Pablo II, 20 de septiembre de 1985 a los representantes del Movimiento.

Cardenal Jose Hoeffner, 15 de septiembre de 1985.

Cardenal Agustín Mayer, 17 de noviembre de 1985. Monseñor Lucas Moreira Neves, 21 de septiembre de 1985.

3. M. E. Frömbgen, Erste Fassung der Stazungen für das Institut der Schönstätter Marienschwestern, 1935, pp. 24.

4. Pablo VI, “Evangelica Testificatio” Encíclica. Pp. 11 – 12.

Kentenich, José. El Pensamiento Social del P. José Kentenich, Ed. Patris Marzo de 2016, p. 237

Anexo: Fichas preparatorias al Ideal

IDEAL NACIO NAL

“Reina de la Misión, como tu Familia Mexicana, buscamos nuestro ideal.”

Introducción:

En septiembre del 2015 en nuestra jornada nacional, los dirigentes de nuestra familia,

a la luz de la Fe Práctica en la divina Providencia discernieron la necesidad de seguir

buscando el ideal nacional de nuestra familia de Schoenstatt mexicana. Este ideal

que es un don de Dios, el cual nos regala una identidad propia para Schoenstatt

México, nos da un sentido de pertenencia y nos guía para caminar unidos en familia

en la misión que la Mater quiere para nuestra familia de Schoenstatt en nuestro país.

Revisando las voces de Dios se llegó, en forma intuitiva, a los siguientes elementos

los cuales en las mesas de trabajo fueron los que más aparecieron. Ellos son, a

saber: Guadalupe, Fidelidad, Familia y Misión.

Estas fichas, que los asesores han elaborado, las ponemos a su disposición para que

todas las comunidades y grupos en nuestra República puedan seguir reflexionando y

profundizando en esta búsqueda.

FICHA 1ª. ACTA DE FUNDACION (AF) Y NICAN MOPOHUA (NM)

Hacia la búsqueda del Ideal Nacional.

El Acta de Fundación de Schoenstatt y el Nican Mopohua, es decir la narración

de las Apariciones de N. Sra. de Guadalupe, tienen grandes puntos de unidad y

complementación. Es importante verlos bajo el punto de vista de la búsqueda del

Ideal Nacional Mexicano, ya que en México La Morenita está en el alma de nuestro

Pueblo y es muy importante para la búsqueda de nuestro Ideal. He aquí algunos

puntos de comparación, profundización, complementación y meditación personal.

SALUDO Y PRESENTACION

NM 12.- Y tan pronto como cesó el canto, cuando todo quedó en calma, entonces

oye que lo llaman de arriba del cerrito: <<-Mi Juanito, mi Juan Dieguito>>. Ten la

bondad de enterarte, por favor pon en tu corazón, hijito mío el más amado, que yo

soy la perfecta siempre Virgen Santa María, y tengo el privilegio de ser Madre del

verdaderísimo Dios por quien se vive…del Señor del Cielo y de la Tierra

AF 1. Ante todo, vuelvo a saludarles con el hermoso saludo que hacía tiempo no les

dirigía: “Nos cum prole pia, benedicat Virgo María. . Es la primera vez que esta

divisa de congregantes resuena en este lugar

IDEA PREDILECTA: SANTUARIO

NM 25. Mucho quiero, ardo en deseos de que aquí tengan la bondad de construirme

mi casita.

AF 7. ¿Acaso no sería posible que la Capillita de nuestra Congregación al mismo

tiempo llegue a ser nuestro Tabor, donde se manifieste la gloria de María?... quisiera

convertir este lugar en un lugar de peregrinación,

PARA QUÉ SE ESTABLECE

NM 32.- Porque allí estaré siempre dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza, para

purificar, para curar todas sus diferentes miserias, sus penas, sus dolores

AF 11.Entonces con gusto me estableceré en medio de ustedes y distribuiré

abundantes dones y gracias. Entonces atraeré desde aquí los corazones jóvenes

hacia mí, y los educaré como instrumentos aptos en mi mano.

INSTRUMENTOS APTOS

NM 33 Y para realizar con toda certeza lo que pretende Él… ojala aceptes ir a al

palacio del Obispo de México, y le narres cómo nada menos que yo te envío de

embajador para que le manifiestes cuán grande y ardiente deseo tengo de que aquí

me provea de una casa, de que me levante en el llano mi templo. Absolutamente

todo, con todos sus detalles, le contarás: cuanto has visto y admirado, y lo que has

oído

34.- Y quédate seguro de que mucho te lo voy a agradecer y a pagártelo, 35.- pues te

enriqueceré, te glorificaré, 36.- Y mucho merecerás con esto que yo recompense tu

cansancio, tu molestia de ir a ejecutar la embajada que te confiero.

NM 37.- Ya has oído, Hijo mío el más amado, mi aliento, mi palabra: ¡Ojala aceptes ir

y tengas la bondad de poner todo tu esfuerzo

AF 11. Entonces atraeré desde aquí los corazones jóvenes hacia mí, y los educaré

como instrumentos aptos en mi mano.

DIFICULTADES PERSONALES

NM 46.- Salió, pues, abatido de tristeza porque su encomienda no se realizó de

inmediato

53.- <<Me di perfecta cuenta, por la forma cómo me contestó, que piensa que el

templo que Tú te dignas concedernos el privilegio de edificarte aquí, quizá es mera

invención mía, que tal vez no es de tus venerados labios. 54.-Por lo cual, mucho te

ruego, Señora mía, mi Reina, mi Virgencita, que ojala a alguno de los ilustres nobles,

que sea conocido, respetado, honrado, a él le concedas que se haga cargo de tu

venerable aliento, de tu preciosa palabra para que sea creído

58.-<<-Escucha, hijito mío el más pequeño, ten por seguro que no son pocos mis

servidores, mis embajadores mensajeros a quienes podría confiar que llevaran mi

aliento, mi palabra, que ejecutaran mi voluntad; 59.- mas es indispensable que seas

precisamente tú quien negocie y gestione… que se lleve a cabo mi voluntad, mi

deseo. 60.- Y muchísimo te ruego, hijito mi consentido, y con rigor te mando, que

mañana vayas otra vez a ver al Obispo.

AF.11. Según el plan de la Divina Providencia debe ser la guerra mundial, con sus

poderosos impulsos, un medio extraordinariamente provechoso para ustedes en la

obra de su propia santificación.

El OBISPO PIDE UNA PRUEBA, MARIA PIDE PRUEBAS

El Obispo no estuvo de acuerdo de inmediato, NM 77.- sino que le dijo que no nada

más por su palabra, su petición, se haría, se ejecutaría lo que solicitaba, 78.- que era

todavía indispensable algo como señal para que poder creerle que era precisamente

Ella, la Reina del Cielo, quien se dignaba enviarlo de mensajero.

AF 11. Y no crean que es algo extraordinario, si ustedes suben al máximo más allá

que las generaciones pasadas las exigencias que se ponen a sí mismos dado el

tiempo tan serio y tan grande como el que vivimos actualmente.

NO SE PEROCUPEN ANTE LA DIFICULTAD, AMO A LOS QUE ME AMAN

NM 118.- <<-Por favor presta atención a esto, ojalá que quede muy grabado en tu

corazón, Hijo mío el más querido: No es nada lo que te espantó, te afligió, que no se

altere tu rostro, tu corazón. Por favor no temas esta enfermedad, ni en ningún modo a

enfermedad otra alguna o dolor entristecedor. 119.- ¿Acaso no estoy yo aquí, yo que

tengo el honor de ser tu madre? ¿Acaso no estás bajo mi sombra, bajo mi amparo?

¿Acaso no soy yo la fuente de tu alegría? ¿Qué no estás en mi regazo, en el cruce de

mis brazos? ¿Por ventura aun tienes necesidad de cosa otra alguna? 120.- Por favor,

que ya ninguna otra cosa te angustie te perturbe, ojalá que no te angustie la

enfermedad de tu honorable tío, de ninguna manera morirá ahora por ella. Te doy la

plena seguridad de que ya sanó>>. 121.- (Y luego, exactamente entonces, sanó su

honorable tío, como después se supo).

AF 11 No se preocupen por la realización de su deseo. Ego diligentes me diligo.

Amo a los que aman. Pruébenme primero por hechos que me aman realmente y que

toman en serio su propósito.

AF 11. Según el plan de la Divina Providencia debe ser la guerra mundial, con sus

poderosos impulsos, un medio extraordinariamente provechoso para ustedes en la

obra de su propia santificación

DISPONIBILIDAD DEL INSTRUMENTO

NM 123.- Y le suplicó instantemente que de inmediato tuviera a bien enviarlo de

mensajero para ver al gobernante Obispo, para llevarle la señal, su comprobación,

para que le crea.

AF 8. En cuanto depende de nosotros, mis queridos congregantes, -y esto no lo digo

vacilando y dudando, sino con plena convicción-, todos nosotros haremos todo lo

posible.

MARIA DA LA INDICACIÓN EXACTA

NM 125.- Se dignó decirle: <<-Sube, Hijito mío queridísimo, arriba del cerrito, donde

me viste y te di órdenes. 126.- Allí verás que están sembradas diversas flores:

Córtalas, reúnelas, ponlas juntas. Luego bájalas acá, aquí ante mí tráemelas, 140.- Y

con todo rigor te ordeno que sólo exclusivamente frente al Obispo despliegues tu

tilma y le muestres lo que llevas. 141.- Y le contarás con todo detalle cómo yo te

mandé que subieras al cerrito para cortar las flores, y todo lo que viste y admiraste.

142.- Y con esto le conmoverás el corazón al Gran Sacerdote para que interceda y se

haga, se erija mi templo que he pedido

AF 11. . Es esta santificación la que exijo de ustedes. Ella es la coraza que tienen

que ponerse, la espada con que deben luchar para la consecución de sus deseos.

Tráiganme con frecuencia contribuciones al Capital de Gracias. Adquieran por

medio del fiel y fidelísimo cumplimiento del deber y por una intensa vida de oración

muchos méritos y pónganlos a mi disposición.

ENTONCES….ME ESTABLECERÉ…

Preguntas: 1. ¿Qué elementos veo importantes para integrarlos en nuestro Ideal

Nacional?

2. ¿Qué está o quiere estar vivo en mi Rama y Familia de Schoenstatt Local?

3. ¿Por qué sí, y por qué no, lo incluimos o no, en nuestro Ideal de Familia?

IDEAL NACIO NAL

“Reina de la Misión, como tu Familia Mexicana, buscamos nuestro ideal.”

Introducción:

En septiembre del 2015 en nuestra jornada nacional, los dirigentes de nuestra familia,

a la luz de la Fe Práctica en la divina Providencia discernieron la necesidad de seguir

buscando el ideal nacional de nuestra familia de Schoenstatt mexicana. Este ideal

que es un don de Dios, el cual nos regala una identidad propia para Schoenstatt

México, nos da un sentido de pertenencia y nos guía para caminar unidos en familia

en la misión que la Mater quiere para nuestra familia de Schoenstatt en nuestro país.

Revisando las voces de Dios se llegó, en forma intuitiva, a los siguientes elementos

los cuales en las mesas de trabajo fueron los que más aparecieron. Ellos son, a

saber: Guadalupe, Fidelidad, Familia y Misión.

Estas fichas, que los asesores han elaborado, las ponemos a su disposición para que

todas las comunidades y grupos en nuestra República puedan seguir reflexionando y

profundizando en esta búsqueda.

FICHA 2: FIDELIDAD

A nosotros, pueblo mexicano, quienes tenemos un gran pasado fundamentado en el amor a Cristo aún en medio de las pruebas y quienes llevamos grabado en el corazón la devoción a la Virgen de Guadalupe, el Sto. Padre, Juan Pablo II en su primera visita a México nos habló de algo que es, y debe ser cada vez más, nuestra esencia cristiana y mariana: la fidelidad a la Iglesia.

“De entre tantos títulos atribuidos a la Virgen, a lo largo de los siglos, por el amor filial de los cristianos, hay uno de profundísimo significado: Virgo fidelis, Virgen fiel. ¿Qué significa esta fidelidad de María? ¿Cuáles son las dimensiones de esa fidelidad?

1. Búsqueda María fue fiel ante todo cuando, con amor se puso a buscar el sentido profundo del designio de Dios en Ella y para el mundo. Ya en el Antiguo Testamento el sentido de esta búsqueda se traduce en una expresión de rara belleza y extraordinario contenido espiritual: “buscar el rostro del Señor”. No habrá fidelidad si no hubiere en la raíz esta ardiente, paciente y generosa búsqueda; para la cual sólo Dios tiene respuesta, mejor dicho, para la cual sólo Dios es la respuesta.

2. Acogida, aceptación

La respuesta de María es fiat. Que se haga, estoy pronta, acepto: éste es el momento crucial de la fidelidad, momento en el cual el hombre percibe que jamás comprenderá totalmente el cómo; que hay en el designio de Dios más zonas de misterio que de evidencia; que, por más que haga, jamás logrará captarlo todo. Es entonces cuando el hombre acepta el misterio, le da un lugar en su corazón, así como “María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón” (Lc 2, 19; cf. ib. 3, 15).

Es el momento en el que el hombre se abandona al misterio, no con la resignación de alguien que capitula frente a un enigma, a un absurdo, sino más bien con la disponibilidad de quien se abre para ser habitado por algo –¡por Alguien!– más grande que el propio corazón. Esa aceptación se cumple en definitiva por la fe que es la adhesión de todo el ser al misterio que se revela. 3. Coherencia

Vivir de acuerdo con lo que se cree. Ajustar la propia vida al objeto de la propia adhesión. Aceptar incomprensiones, persecuciones antes que permitir rupturas entre lo que se vive y lo que se cree: esta es la coherencia. En la visión de fidelidad de nuestro Padre Fundador la coherencia es el resultado del núcleo más íntimo de la fidelidad: el “cultivo del amor”. Acentuación que tiene una dimensión pedagógica y esencial. 4. Constancia

Toda fidelidad debe pasar por la prueba más exigente: la de la duración. Es fácil ser coherente por un día o algunos días. Difícil e importante es ser coherente toda la vida. Es fácil ser coherente en la hora de la exaltación, difícil serlo en la hora de la tribulación. Y sólo puede llamarse fidelidad a aquella entrega que se basa en el amor, en un amor genuino, sincero, profundo. El fiat de María en la Anunciación encuentra su plenitud en el fiat silencioso que repite al pie de la cruz. Ser fiel es no traicionar en las tinieblas lo que se aceptó en público y vivir de la fuerza fundamental del amor.

De todas las enseñanzas que la Virgen da a sus hijos de México, quizás la más bella e importante es esta lección de fidelidad. Esa fidelidad que el Papa se complace en descubrir y que espera del pueblo mexicano.

De mi Patria se suele decir: “Polonia semper fidelis”. Yo quiero poder decir también: ¡Mexicum semper fidele, siempre fiel!

De hecho, la historia religiosa de esta nación es una historia de fidelidad; fidelidad a las semillas de fe sembradas por los primeros misioneros; fidelidad a una religiosidad sencilla pero arraigada, sincera hasta el sacrificio; fidelidad a la devoción mariana; fidelidad ejemplar al Papa.” (Cf. Homilía del Sto.Padre Juan Pablo II. Ciudad de México, Catedral. Viernes 26 de enero de 1979. Ver anexo 1)

Los rasgos de la fidelidad de María deben ser los mismos de nuestra fidelidad a la Iglesia, y de nuestra fidelidad a nuestra misión de Schoenstatt, a nuestro Padre Fundador.

“La íntima adhesión espiritual a la persona del fundador y la fidelidad a su misión – una fidelidad que está siempre de nuevo atenta a los signos de los tiempos – son fuente de vida abundante para la propia fundación y para todo el Pueblo de Dios.” (Discurso del Sto. Padre Juan Pablo II en Roma, Italia el 20. Septiembre. 1985 a los representantes del Mov. De Schoenstatt. Ver Anexo 2)

Debemos y queremos ser fieles a la Iglesia por la cual nuestro Padre Fundador se la jugó toda su vida. La vida de nuestro Padre Fundador da testimonio de una auténtica espiritualidad mariana que profundiza y da solidez a nuestro amor a la Iglesia. Fidelidad es el resultado de conocer y amar, significa tener conciencia de la propia identidad como católicos y schoenstattianos y manifestarla, con total respeto, pero sin vacilaciones ni temores. La Iglesia tiene hoy necesidad de cristianos dispuestos a dar claro testimonio de su condición y que asuman su parte en la misión de la Iglesia en el mundo.

“Todo lo que aquí vemos despierta en nosotros la convicción de que Schoenstatt es realmente un país maravilloso… Sí, la Santísima Virgen ha sido fiel. Pensemos en el 18 de octubre de 1914. ¡Un momento solemne! ¡Promesa de fidelidad! Pero fidelidad en ambas partes. La Santísima Virgen prometió fidelidad a este pedacito de tierra (Schoenstatt), y la juventud masculina de aquel entonces prometió fidelidad en nuestro nombre y en el de todas las generaciones futuras. ¿En qué forma nos fue fiel la Santísima Virgen? ¡Fidelidad a esta tierra! “Yo conozco esa maravillosa tierra...” La tierra maravillosa que vemos exteriormente, es solamente un símbolo de la tierra maravillosa, de las magnificencias interiores de nuestras almas, de las almas de los hijos de Schoenstatt. ¿No podemos decir con gratitud que nuestro propio desarrollo interior, nuestra propia formación y transformación son una prueba de la fidelidad de la Santísima Virgen?” (P. José Kentenich. 9 de noviembre de 1945)

Como Schoenstattianos y guadalupanos, se nos reta a una coherencia constante y perseverante, no efímera. Pertenecer a la Iglesia, vivir en la Iglesia, ser Iglesia – con la visión de nuestro Padre Fundador - es hoy algo muy exigente.

Preguntas para reflexión 1. ¿Conozco los principios de nuestro carisma, de nuestra espiritualidad? 2. ¿Cómo resuenan estas palabras del Sto. Padre Juan Pablo II en nuestra

búsqueda por el ideal nacional? 3. ¿Cómo es la fidelidad que nos ha demostrado la Santísima Virgen en la

historia de Schoenstatt en México y como le responderíamos?

4. ¿Por qué sí, y por qué no, lo incluimos o no, en nuestro Ideal de Familia?

Anexo 1

HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

Ciudad de México, Catedral, viernes 26 de enero de 1979

Queridos hermanos en el Episcopado y amadísimos hijos:

Hace apenas unas horas que pisé por vez primera, con honda conmoción, esta

bendita tierra. Y ahora tengo la dicha de este encuentro con vosotros, con la Iglesia y

el pueblo mexicanos, en este que quiere ser el día de México.

Es un encuentro que se inició con mi llegada a esta hermosa ciudad; se extendió

mientras atravesaba las calles y plazas, se ha intensificado al ingresar en esta

Catedral. Pero es aquí, en la celebración del Sacrificio eucarístico, donde halla su

culminación.

Pongamos este encuentro bajo la protección de la Madre de Dios, la Virgen de

Guadalupe, a la que el pueblo mexicano ama con la más arraigada devoción.

A vosotros, obispos de esta Iglesia; a vosotros, sacerdotes, religiosos, religiosas,

seminaristas, miembros de los institutos seculares, laicos de los movimientos

católicos y de apostolado; a vosotros niños, jóvenes, adultos, ancianos; a vosotros

todos, mexicanos, que tenéis un pasado espléndido de amor a Cristo, aun en medio

de las pruebas; a vosotros que lleváis en lo hondo del corazón la devoción a la Virgen

de Guadalupe, el Papa quiere hablaros hoy de algo que es, y debe ser más, una

esencia vuestra, cristiana y mariana: la fidelidad a la Iglesia.

De entre tantos títulos atribuidos a la Virgen, a lo largo de los siglos, por el amor filial

de los cristianos, hay uno de profundísimo significado: Virgo fidelis, Virgen fiel. ¿Qué

significa esta fidelidad de María? ¿Cuáles son las dimensiones de esa fidelidad?

La primera dimensión se llama búsqueda. María fue fiel ante todo cuando, con amor

se puso a buscar el sentido profundo del designio de Dios en Ella y para el mundo.

“Quomodo fiet?: ¿Cómo sucederá esto?”, preguntaba Ella al Ángel de la Anunciación.

Ya en el Antiguo Testamento el sentido de esta búsqueda se traduce en una

expresión de rara belleza y extraordinario contenido espiritual: “buscar el rostro del

Señor”. No habrá fidelidad si no hubiere en la raíz esta ardiente, paciente y generosa

búsqueda; si no se encontrara en el corazón del hombre una pregunta, para la cual

sólo Dios tiene respuesta, mejor dicho, para la cual sólo Dios es la respuesta.

La segunda dimensión de la fidelidad se llama acogida, aceptación. El quomodo

fiet se transforma, en los labios de María, en un fiat. Que se haga, estoy pronta,

acepto: éste es el momento crucial de la fidelidad, momento en el cual el hombre

percibe que jamás comprenderá totalmente el cómo; que hay en el designio de Dios

más zonas de misterio que de evidencia; que, por más que haga, jamás logrará

captarlo todo. Es entonces cuando el hombre acepta el misterio, le da un lugar en su

corazón, así como “María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su

corazón” (Lc 2, 19; cf. ib. 3, 15). Es el momento en el que el hombre se abandona al

misterio, no con la resignación de alguien que capitula frente a un enigma, a un

absurdo, sino más bien con la disponibilidad de quien se abre para ser habitado por

algo –¡por Alguien!– más grande que el propio corazón. Esa aceptación se cumple en

definitiva por la fe que es la adhesión de todo el ser al misterio que se revela.

Coherencia, es la tercera dimensión de la fidelidad. Vivir de acuerdo con lo que se

cree. Ajustar la propia vida al objeto de la propia adhesión. Aceptar incomprensiones,

persecuciones antes que permitir rupturas entre lo que se vive y lo que se cree: esta

es la coherencia. Aquí se encuentra, quizás, el núcleo más íntimo de la fidelidad.

Pero toda fidelidad debe pasar por la prueba más exigente: la de la duración. Por eso

la cuarta dimensión de la fidelidad es la constancia. Es fácil ser coherente por un día

o algunos días. Difícil e importante es ser coherente toda la vida. Es fácil ser

coherente en la hora de la exaltación, difícil serlo en la hora de la tribulación. Y sólo

puede llamarse fidelidad una coherencia que dura a lo largo de toda la vida. El fiat de

María en la Anunciación encuentra su plenitud en el fiat silencioso que repite al pie de

la cruz. Ser fiel es no traicionar en las tinieblas lo que se aceptó en público.

De todas las enseñanzas que la Virgen da a sus hijos de México, quizás la más bella

e importante es esta lección de fidelidad. Esa fidelidad que el Papa se complace en

descubrir y que espera del pueblo mexicano.

De mi Patria se suele decir: “Polonia semper fidelis”. Yo quiero poder decir también:

¡Mexicum semper fidele, siempre fiel!

De hecho, la historia religiosa de esta nación es una historia de fidelidad; fidelidad a

las semillas de fe sembradas por los primeros misioneros; fidelidad a una religiosidad

sencilla pero arraigada, sincera hasta el sacrificio; fidelidad a la devoción mariana;

fidelidad ejemplar al Papa. Yo no tenía necesidad de venir hasta México para conocer

esta fidelidad al Vicario de Jesucristo, pues desde hace mucho lo sabía; pero

agradezco al Señor poder experimentarla en el fervor de vuestra acogida.

En esta hora solemne querría invitaros a consolidar esa fidelidad, a robustecerla.

Querría invitaros a traducirla en inteligente y fuerte fidelidad a la Iglesia hoy. ¿Y

cuáles serán las dimensiones de esta fidelidad sino las mismas de la fidelidad de

María?

El Papa que os visita espera de vosotros un generoso y noble esfuerzo por conocer

siempre mejor a la Iglesia. El Concilio Vaticano II ha querido ser por encima de todo

un Concilio sobre la Iglesia. Tomad en vuestras manos los documentos conciliares,

especialmente la Lumen gentium, estudiadlos con amorosa atención, en espíritu de

oración, para ver lo que el Espíritu ha querido decir sobre la Iglesia. Así podréis daros

cuenta de que no hay –como algunos pretenden– una “nueva Iglesia” diversa u

opuesta a la “vieja Iglesia”, sino que el Concilio ha querido revelar con más claridad la

única Iglesia de Jesucristo, con aspectos nuevos, pero siempre la misma en su

esencia.

El Papa espera de vosotros, además, una leal aceptación de la Iglesia. No serían

fieles en este sentido quienes quedasen apegados a aspectos accidentales de la

Iglesia, válidos en el pasado, pero ya superados. Ni serían tampoco fieles quienes, en

nombre de un profetismo poco esclarecido, se lanzarán a la aventurera y utópica

construcción de una Iglesia así llamada del futuro, desencarnada de la presente.

Debemos ser fieles a la Iglesia que, nacida una vez por todas del designio de Dios,

de la cruz, del sepulcro abierto del Resucitado y de la gracia de Pentecostés, nace de

nuevo cada día, no del pueblo o de otras categorías racionales, sino de las mismas

fuentes de las cuales nació en su origen. Ella nace hoy para construir con todas las

gentes un pueblo deseoso de crecer en la fe, en la esperanza, en el amor fraterno.

El Papa espera asimismo de vosotros la plena coherencia de vuestra vida con

vuestra pertenencia a la Iglesia. Esa coherencia significa tener conciencia de la

propia identidad de católicos y manifestarla, con total respeto, pero sin vacilaciones ni

temores. La Iglesia tiene hoy necesidad de cristianos dispuestos a dar claro

testimonio de su condición y que asuman su parte en la misión de la Iglesia en el

mundo, siendo fermento de religiosidad, de justicia, de promoción de la dignidad del

hombre, en todos los ambientes sociales, y tratando de dar al mundo un suplemento

de alma, para que sea un mundo más humano y fraterno, desde el que se mira hacia

Dios.

El Papa espera a la vez que vuestra coherencia no sea efímera, sino constante y

perseverante. Pertenecer a la Iglesia, vivir en la Iglesia, ser Iglesia es hoy algo muy

exigente. Tal vez no cueste la persecución clara y directa, pero podrá costar el

desprecio, la indiferencia, la marginación. Es entonces fácil y frecuente el peligro del

miedo, del cansancio, de la inseguridad. No os dejéis vencer por estas tentaciones.

No dejéis desvanecerse por alguno de estos sentimientos el vigor y la energía

espiritual de vuestro “ser Iglesia”, esa gracia que hay que pedir y estar prontos a

recibirla con una gran pobreza interior, y que hay que comenzar a vivirla cada

mañana. Y cada día con mayor fervor e intensidad.

Queridos hermanos e hijos: en esta Eucaristía que sella un encuentro del siervo de

los siervos de Dios col el alma y la conciencia del pueblo mexicano, el nuevo Papa

quisiera recoger de vuestros labios, de vuestras manos y vuestras vidas un

compromiso solemne para brindarlo al Señor. Compromiso de las almas

consagradas, de los niños, jóvenes, adultos y ancianos, de personas cultivadas, de

gente sencilla, de hombres y mujeres, de todos: el compromiso de la fidelidad a

Cristo, a la Iglesia de hoy. Pongamos sobre el altar esta intención y compromiso.

La Virgen fiel, la Madre de Guadalupe, de quien aprendemos a conocer el Designio

de Dios, su promesa y alianza, nos ayude con su intercesión a firmar este

compromiso y a cumplirlo hasta el final de nuestra vida, hasta el día en que la voz del

Señor nos diga: “Ven, siervo bueno y fiel; entra en el gozo de tu Señor” (Mt 25, 21-

23), Así sea.

© Copyright 1979 - Librería Editrice Vaticana

Anexo 2

DISCURSO DEL STO.PADRE JUAN PABLO II A LOS REPRESENTANTES DEL

MOVIMIENTO DE SCHOENSTATT en Roma, Italia el 20. Septiembre. 1985

La audiencia del Papa a los representantes del Movimiento de Schoenstatt, tuvo lugar

la tarde del día 20 de septiembre de 1985 en la Sala Paulo VI del Vaticano. Fue un

encuentro lleno de fe, piedad y entusiasmo. Eran 5,000 peregrinos de las diversas

ramas del Movimiento, que estaban celebrando el centenario del nacimiento del

fundador, el P. José Kentenich. Provenían de 32 naciones de los cinco continentes y

representaban todo el conjunto de la Familia espiritual. Luego del discurso del Papa,

los representantes de la Familia schoenstattiana renovaron las promesas que el P.

Kentenich había hecho a los anteriores pontífices.

La primera de ellas fue al Papa Pío XII (1947) y se relaciona con los Institutos

Seculares, a los cuales corresponde dar una importante contribución para crear un

nuevo orden cristiano en la sociedad. Con la segunda promesa dirigía al papa Paulo

VI (1965) la familia de Schoenstatt se declara dispuesta a colaborar en la realización

de lo propuesto por el Concilio Vaticano II. Con la tercera promesa, dirigida por el P.

Kentenich a su obispo (1965) y extendida a todos los obispos del mundo, se asume el

compromiso de preocuparse porque cada autoridad legítima de la Iglesia, pueda

desempeñar su función paternal: para que así la diócesis, las parroquias y todas las

comunidades eclesiales, lleguen a ser marcadamente familia con u sentido

contemporáneo, con una fecunda dimensión apostólica.

Venerables hermanos en el episcopado, queridos miembros del Movimiento

Apostólico de Schoenstatt.

Os saludo cordialmente con las palabras del apóstol Pablo: "El Dios de la esperanza

os llene de cumplida alegría y paz en la fe, para que abundéis en la esperanza por la

virtud del Espíritu Santo" (Rom. 15,13)

Con esta peregrinación al centro de la cristiandad católica y a la casa del Padre

común, habéis querido culminar la celebración internacional del primer centenario del

nacimiento de vuestro Fundador, P. José Kentenich. Me alegro que hayáis venido y

agradezco sinceramente las palabras del Presidente del Consejo Internacional, así

como la presentación de algunos aspectos de la historia y del mensaje de vuestro

Movimiento y los testimonios de vida en imágenes y cánticos.

Desde muchas naciones os habéis reunido para agradecer el don que Dios os hizo

en la persona del P. Kentenich. Por medio del recuerdo vivo de su persona y mensaje

habéis querido renovar vuestro espíritu para así prolongar y transmitir su legado, para

convertiros más profundamente en una Familia espiritual que vive con la fuerza de su

carisma fundacional y realiza así su misión de servicio a la Iglesia y al mundo.

En la oración de preparación a este centenario habéis implorado la "gracia de la

fidelidad creadora al encargo profético" de vuestro Padre y Fundador. La experiencia

secular de la Iglesia nos enseña que la íntima adhesión espiritual a la persona del

Fundador y la fidelidad a su misión -una fidelidad que está siempre de nuevo atenta a

los signos de los tiempos- son fuente de vida abundante para la propia fundación y

para todo el Pueblo de Dios. Por eso os recuerdo las palabras de mi predecesor

Pablo VI a las comunidades de vida consagrada: Mantened la fidelidad "al espíritu de

vuestros fundadores, a sus intenciones evangélicas, al ejemplo de su santidad.... Es

precisamente aquí donde encuentra su medio de subsistencia el dinamismo propio de

cada familia religiosa" (Pablo VI, Evangélica Testificatio, 11-12) Vosotros habéis sido

llamados a ser partícipes de la gracia que recibió vuestro Fundador y a ponerla a

disposición de toda la Iglesia. Porque el carisma de los fundadores se revela como

una experiencia del Espíritu, que es transmitida a los propios discípulos para que

ellos la vivan, custodien, profundicen y desarrollen constantemente en comunión y

para el bien de toda la Iglesia, la cual vive y crece en virtud de la siempre renovada

fidelidad a su Divino Fundador, 20 septiembre 1985, en Roma.

En esa experiencia del Espíritu que ha dado origen a vuestro Movimiento, ocupa un

lugar central la Alianza de Amor que el Fundador y la primera generación selló con la

santísima Virgen en el santuario de Schoenstatt el 18 de octubre de 1914. La vivencia

fiel y generosa de esta alianza os conducirá a una plena realización de vuestra

vocación cristiana. Experimentaréis cuán verdadera es la afirmación del Concilio

Vaticano II: "María, que por su íntima participación en la historia de la salvación reúne

en sí y refleja, en cierto modo, las supremas verdades de la fe, cuando es anunciada

y venerada, atrae a los creyentes a su Hijo, a su sacrificio y al amor de su Padre"

(Lumen Gentium, 65). María, en efecto, ha recibido de Dios el encargo de ser imagen

preclara y educadora materna del "hombre nuevo" en Cristo (cf. Col. 3,9-10). El amor

a Ella os debe conducir a similar y reflejar su ejemplo de vida en vuestra propia vida.

Haced vuestras las actitudes de María; su entrega confiada a la voluntad del Padre,

su incondicional seguimiento de Jesucristo hasta la cruz, su docilidad a las

insinuaciones del Espíritu Santo, su amor servicia] a los hombres -especialmente a

los más pobres y necesitados- su creativa cooperación como colaboradora en la

redención del mundo. La oración de vuestro Fundador en el Campo de Concentración

de Dachau sea siempre vuestra súplica a María: "Aseméjanos a ti y enséñanos a

caminar por la vida tal como tú lo hiciste: fuerte y digna, sencilla y bondadosa,

repartiendo amor, paz y alegría. En nosotros recorre nuestro tiempo preparándolo

para Cristo Jesús.".

Una auténtica espiritualidad mariana hace crecer un profundo y sólido amor a la

Iglesia. La vida de vuestro Fundador dio testimonio de esta verdad. Precisamente

este amor a la Iglesia os ha impulsado hoy a este encuentro con el sucesor de pedro,

a fin de renovar las promesas que el Fundador hizo a mis antecesores Pío XII y Pablo

VL Por ellas expresáis vuestra voluntad de corresponder a las exigencias del

Evangelio por medio de la santificación del día de trabajo. Os comprometéis a

colaborar en la construcción de un orden de la sociedad conforme al Espíritu de

Crista Manifestáis vuestro ánimo de colaborar, en el ámbito de vida de cada uno, a la

realización de las orientaciones del Concilio Vaticano II. Por último, queréis colaborar

para que cada autoridad y querida por Dios en la Iglesia sea reconocida y sea

valorada como paternidad espiritual.

Con alegría y gratitud acepto la renovación de estas promesas y os pido: ¡Empeñad

todas vuestras fuerzas para que tan altos propósitos se hagan cada vez más realidad!

Me uno a vuestra oración implorando las gracias necesarias para ello. Ya sabéis la

actualidad y trascendencia que poseen estas metas para la vida de la Iglesia. Los

temas de los dos próximos Sínodos lo demuestran inequívocamente. En mi última

Encíclica he recordado que "el Concilio Vaticano II, hace 20 años, tuvo como objetivo

principal el de despertar la autoconciencia de la Iglesia y, mediante su renovación

interior, darle un nuevo impulso misionero en el anuncio del eterno mensaje de

salvación, de paz y de recíproca concordia entre los pueblos y naciones, por encima

de todas las fronteras que todavía dividen nuestro planeta destinado, por voluntad de

Dios creador y redentor, a ser morada común para toda la humanidad" (Encíclica

"Salvorum apostoli", 16).

El Papa Pablo VI señaló con clarividencia cuál era el medio más apto para lograr esa

ansiada y necesaria renovación: "Para el aggiomamento de la Iglesia no bastan hoy

directrices claras o abundancia de documentos; hacen falta personalidades y

comunidades, responsablemente conscientes de encamar y transmitir el espíritu que

el Concilio quería” (Pablo VI, discurso a los responsables y miembros de los Institutos

Seculares el XXV aniversario de la Próvida Mater Ecclesia", 2 de febrero, 1972). En

unión con todas las fuerzas apostólicas de la Iglesia e insertados lealmente en

vuestras Iglesias locales, procurad ser vosotros esas personas y esas comunidades

que encarnan y anuncian el espíritu del Vaticano II.

La fidelidad al espíritu del Vaticano II nos lleva a dirigir la mirada a la vasta tarea de

evangelización del mundo de la cultura. Nos encontramos en un tiempo de cambio y

en el comienzo de una nueva etapa de la historia. En vuestra oración del centenario

habéis pedido a María: "Danos Reina, esperanza y valentía para llevarte al corazón

de nuestros hermanos y así, con todo el pueblo redimido, gestar en Cristo Jesús las

culturas del tercer milenio".

Graves cuestiones en la sociedad actual reclaman soluciones válidas; la pobreza de

millones de hermanos nuestros, la carrera armamentista, el desarraigo religioso y

cultural de tantos hombres, la discriminación racial y religiosa, el hambre y la

desocupación, la falta de respeto a la vida -incluso la de los no nacidos- la falta de

respeto a la dignidad y a los derechos del hombre, la promoción la promoción de la

mujer, los problemas ecológicos... Es necesario crear estructuras sociales más

conformes a la dignidad del hombre. Pero no será posible sin una profunda

renovación religiosa y moral. Este desafío histórico nos llama a aunar esfuerzos para

que el hombre -y, a través suyo, las culturas- asuma en libertad el conjunto de

vínculos humanos y religiosos con que Dios lo unió así, a la familia humana y al

mundo, de tal manera que viva y actúe según su vocación y dignidad de hijos de

Dios, hermano de los hombres y señor de la creación. En ese conjunto de vínculos

vuestro fundador acentuó la importancia de la experiencia del vínculo paterno-filial y

del cultivo del espíritu de familia como medios privilegiados para la vivencia del

mensaje revelado: Dios es Padre, Dios no es una soledad sino familia.

Esta fidelidad os llevará por consiguiente a acoger respetuosamente y elevar los

auténticos valores humanos, en cualquier lugar y situación donde se manifiesten.

Pues como he dicho recientemente, "cada hombre, cada nación, cada cultura y

civilización tienen una función propia que desarrollar y un puesto propio en el

misterioso plan de Dios y en la historia universal de la salvación” (Encíclica Salvorum

apostoli". 19). El carácter federativo y plural, así como la difusión internacional de

vuestro movimiento os será una ayuda para saber construir la unidad en la

diversidad, valor esencial para la catolicidad de la Iglesia, el encuentro profundo entre

las confesiones cristiana y la solidaridad del género humano.

Os animo, pues, a redoblar vuestros esfuerzos para ser, allí donde la Providencia os

ha colocado, instrumentos de Dios en la evangelización de la cultura actual y

venidera de vuestros diferentes pueblos. La realización de esta tarea os exigirá

perseverar en la lucha cotidiana por encamar el hombre nuevo y el esfuerzo por ir

siempre en diálogo filial con el Dios de la historia, atentos a los signos de los tiempos,

como lo habéis implorado en vuestra preparación a estas celebraciones jubilares.

Al daros de corazón mi bendición apostólica quiero incluir en ella a todos los

miembros del Movimiento y a todas las obras apostólicas que realizáis en el mundo.

Que el Dios Trino os acompañe con su protección y os bendiga con su amor

misericordioso y fiel.

Quisiera saludar a todos los miembros del Movimiento internacional de Schoenstatt,

de habla inglesa, presentes en este feliz encuentro con motivo del centenario del

nacimiento de vuestro fundador. Que el amor de María, nuestra Madre, que sintió

plenamente el P. José Kentenich, os dé siempre valentía y entusiasmo para

proclamar de manera renovada el Evangelio de Jesucristo.

Doy la bienvenida y saludo cordialmente a todos mis compatriotas aquí presentes,

miembros del Movimiento internacional de Schoenstatt y que han venido a Roma, con

los obispos Ignacy y Jan Wieczorek y con algunos sacerdotes, religiosos y religiosas,

para tomar parte en las celebraciones del centenario del nacimiento del P. José

Kentenich, fundador del Movimiento. Queridos hermanos y hermanas, que esta

peregrinación a la capital de la cristiandad, siguiendo las huellas de los apóstoles, por

medio de la oración y la meditación, haga más profundo en vosotros el amor y la

adhesión a la Iglesia de Cristo y fortalezca vuestros esfuerzos por alcanzar la

santidad y dar en la diversidad del mundo, testimonio vivo de esa misteriosa unidad

del Cuerpo de Cristo, según el don del Espíritu (cf. Gaudium et spes, 32). De todo

corazón os bendigo a vosotros y a vuestros seres queridos en la patria. Que la Virgen

de Jasna Góra os tenga bajo su especialísima protección.

Os saludo cordialmente, peregrinos de Eslovenia, sobre todo de la región de

Liubliana, pertenecientes al Movimiento mariano de Schoenstatt. Que la Virgen María

sea modelo e ideal para vuestras vidas. De todo corazón os doy mi bendición

apostólica a vosotros y a vuestros seres queridos.

En la alegría de este encuentro en Roma, bajo el signo de la esperanza, saludo

cordialmente a los representantes, de habla portuguesa de la Familia de Schoenstatt,

con una palabra de estímulo: María, Madre de Dios y Madre de la Iglesia continúa

repitiendo: "Haced todo lo que Cristo diga". En su nombre yo os digo: como "familia”

dad testimonio y anunciad al mundo la luz, la vida y la libertad de los hijos de Dios; y,

en la Iglesia procurad servir como la "Sierva del Señor” a la obra comenzada con su

"fíat": ¡la reconciliación de los hombres con Dios, en Jesucristo!

La celebración del centenario del nacimiento del fundador del Movimiento de

Schoenstatt os invita a todos a esforzarnos por mantener la mirada dirigida hacia el

futuro y descubrir la misión que corresponde a cada uno de nosotros, comprometidos

en transformar desde dentro la sociedad del tercer milenio, encamando en el mundo

un signo de responsabilidad cristiana frente a los valores de la vida, la naturaleza y el

trabajo, transformando así desde dentro las estructuras sociales. Bendigo

cordialmente vuestro empeño y vuestra buena voluntad.

Fuente: Folleto “Palabras de Juan Pablo II a la Familia de Schoenstatt, México”. Ed.

Querétaro 1990

IDEAL NACIO NAL

“Reina de la Misión, como tu Familia Mexicana, buscamos nuestro ideal.”

Introducción:

En septiembre del 2015 en nuestra jornada nacional, los dirigentes de nuestra familia,

a la luz de la Fe Práctica en la divina Providencia discernieron la necesidad de seguir

buscando el ideal nacional de nuestra familia de Schoenstatt mexicana. Este ideal

que es un don de Dios, el cual nos regala una identidad propia para Schoenstatt

México, nos da un sentido de pertenencia y nos guía para caminar unidos en familia

en la misión que la Mater quiere para nuestra familia de Schoenstatt en nuestro país.

Revisando las voces de Dios se llegó, en forma intuitiva, a los siguientes elementos

los cuales en las mesas de trabajo fueron los que más aparecieron. Ellos son, a

saber: Guadalupe, Fidelidad, Familia y Misión.

Estas fichas, que los asesores han elaborado, las ponemos a su disposición para que

todas las comunidades y grupos en nuestra República puedan seguir reflexionando y

profundizando en esta búsqueda.

FICHA 3: FAMILIA

Introducción:

Esta ficha quiere ayudarnos a encontrar elementos que nos identifiquen desde la

perspectiva “ser Familia”: a ver y a identificar que somos familia; que la Alianza nos

hace familia.

En la exhortación apostólica de abril 2016 dice el Papa que la familia es una buena

noticia. La familia en México es esencial, centro de la sociedad; la cultura se gesta en

un auténtico espíritu familiar.

Queremos profundizar para experimentar esta gracia, este don, profundamente

relacionado con nuestro ser y nuestra misión, para ser así más plenamente la “familia

del Padre” con la que él (el Padre Kentenich) soñó, la que quiso entregar a la Iglesia

como don y tarea y por la cual tanto entregó. Como Familia de Schoenstatt en México

nos sentimos responsables, desde ya, del ideal.

Un ideal nos habla de envío, de una nueva evangelización, del Espíritu del cual nace

una nueva creación, del cual brota la gracia que transforma y envía. Una Iglesia que

en su esencia es familia.

Todas estas expresiones poseen una coherencia interna y expresan lo que debiera ser alma de nuestra alma. Consideramos esa búsqueda, primeramente, en una doble perspectiva: eclesial y schoenstattiana.

1. Perspectiva eclesial:

A partir del Concilio Vaticano II se va perfilando cada vez más el llamado y la

necesidad de una nueva identidad y desde la perspectiva de la Evangelización en el

contexto de América Latina. Los Papas y las Conferencias Episcopales de América

Latina lo expresan con insistencia.

Miremos la renovación de la Iglesia del Vaticano II en América Latina:

A. En relación a la primera evangelización:

a. marca el continente y a México en particular

b. se forma el profundo sustrato católico-mariano

c. pero, no logra penetrar suficientemente en el alma: signo de esto es la

corrupción, la precaria realidad de la familia, por ejemplo.

B. Una Iglesia que ha sentido el embate del:

a. racionalismo - laicismo

b. de las ideologías - tensiones

c. del proceso industrial y urbano

Juan Pablo II llama a una nueva evangelización. Lo pide porque ve en América

Latina al "continente de la esperanza" para la Iglesia universal.

2. Perspectiva schoenstattiana

El P. Kentenich, desde el inicio, se planteó en esta perspectiva de la Iglesia pos

conciliar: "el Schoenstatt preconciliar equivale a la Iglesia postconciliar" dice el

Padre Fundador en Roma, en 1965. Elementos a considerar:

a. renovación mariana del mundo en Cristo

b. está convencido que esa renovación "en tiempo de cambio histórico secular",

estará marcada por María y, concretamente, por la acción de María desde

Schoenstatt.

c. la frase dicha por el P. Kentenich desde muy temprano y con frecuencia: "a la

sombra del Santuario se codecidirán los destinos de la Iglesia por siglos".

d. Schoenstatt posee por naturaleza un marcado carácter familiar y apostólico

como lo expresan los 3 fines de Schoenstatt (formar al hombre nuevo en la nueva

comunidad, rescate de la misión salvífica de Occidente -las causas segundas-, la

confederación apostólica universal).

Dice el P. Kentenich el 31 de Mayo de 1949: “Con la entrega solemne que

hacemos de este trabajo, aceptamos una carga que hombros humanos no

pueden llevar por sí solos… desde allá (desde el santuario original) fuimos

enviados como instrumentos en las manos de la Madre y Reina tres veces

Admirable de Schoenstatt para ayudar a realizar acá (en Latinoamérica) los

planes de la sabiduría y del amor divinos”.

Dice también: “La misión tan manifiesta de Schoenstatt para el Occidente/

especialmente para nuestra patria, frente al colectivismo que avanza

poderosamente y que destruye todo, se encuentra ante un muro que sólo puede

ser derrumbado en forma significativa y eficaz si se ha superado y vencido el

mencionado bacilo ...” .

El PK se refiere al mecanicismo y es en la familia donde se vence, de raíz, ese

bacilo.

Continúa el Fundador: “La Santísima Virgen tiene una gran tarea frente al

Occidente. Una vez que me hizo comprender esto, me pidió que yo también le

entregase todo”.

Y agrega: “captamos espiritual y vitalmente al hombre en su proyección natural y

sobrenatural a Dios; no sólo pulverizamos la sociedad humana, sino también en

cierto sentido, a Dios mismo, es decir, separamos al hombre de Dios y cortamos

e1 lazo que une el orden natural con el sobrenatural. El último eslabón de este

proceso es la separación entre religión y vida; es la secularización de la vida, es

la peste del laicismo, es un marcado naturalismo”.

La solución (a la incapacidad de captar vitalmente a Dios) nos parece estar en el

arte de amar" en el dar y despertar un amor natural efectivo y sobrenatural. Se trata de encarnar y proclamar el organismo natural y sobrenatural de vinculaciones. Esto se da preclaramente en la familia natural, la Iglesia doméstica. De esta gracia que México recibió desde su origen, el vivir en familia y generar desde ahí una rica cultura de honda humanidad, se desprende también una misión: a saber, La responsabilidad de forjar una nueva cultura. 2 aspectos de esto:

a. Familias que nos lleven a plantear "interrogantes irresistibles”: En el trato mutuo En nuestra relación a los bienes materiales La conformación del ambiente del hogar En su fidelidad a la esencia de su vocación

b. Responsabilidad en nuestro medio. Círculo de familiares y amigos

Donde estudiamos y trabajamos En México Preguntas para el intercambio:

1 ¿En qué percibimos que la familia es parte de nuestra cultura (rasgos, actitudes, etc)? 2¿Cómo vivimos este rasgo de ser “Familia del Padre” en nuestra vida diaria, en nuestra familia natural, en nuestra familia de Schoenstatt? 3 ¿Nos identificamos con ello? 4 ¿Por qué sí, y por qué no, lo incluimos o no, en nuestro Ideal de Familia?

IDEAL NACIO NAL

“Reina de la Misión, como tu Familia Mexicana, buscamos nuestro

ideal.”

Introducción:

En septiembre del 2015 en nuestra jornada nacional, los dirigentes de nuestra

familia, a la luz de la Fe Práctica en la divina Providencia discernieron la

necesidad de seguir buscando el ideal nacional de nuestra familia de Schoenstatt

mexicana. Este ideal que es un don de Dios, el cual nos regala una identidad

propia para Schoenstatt México, nos da un sentido de pertenencia y nos guía

para caminar unidos en familia en la misión que la Mater quiere para nuestra

familia de Schoenstatt en nuestro país.

Revisando las voces de Dios se llegó, en forma intuitiva, a los siguientes

elementos los cuales en las mesas de trabajo fueron los que más aparecieron.

Ellos son, a saber: Guadalupe, Fidelidad, Familia y Misión.

Estas fichas, que los asesores han elaborado, las ponemos a su disposición para

que todas las comunidades y grupos en nuestra República puedan seguir

reflexionando y profundizando en esta búsqueda.

FICHA 4: Misión

Desarrollo: México ha sido y siempre será un país con misión, un país misionado. Estamos marcados históricamente por las misiones y sobre todo por la labor de evangelización de la Virgen de Guadalupe en nuestra tierra que marcó profundamente la historia de México y su misión. Nuestra fe y sus manifestaciones, son precisamente un reflejo de ser misionado y ser misionero. Somos un país mariano, católico, profundamente arraigado en la familia y sus

tradiciones.

Queremos vivir para una misión

Nuestro padre y fundador nos lo dice claramente:

“Si pudiéramos preguntar a san Pablo cuál era su misión, sin duda nos contestaría: “Se me confió la misión de anunciar al mundo el misterio de Cristo, el Redentor, el Mediador y la Cabeza del Cuerpo Místico”

Así como Dios escogió a San Pablo para anunciar el misterio de Cristo a todos los pueblos, así me escogió a mí, desde el seno de mi madre, para anunciar al mundo y a la Iglesia de hoy el misterio de María, las glorias de María…revelar a la Santísima Virgen en su profunda unión con Cristo, en bi-unidad con Él, y con la misión específica que Ella tiene desde sus Santuarios de Schoenstatt

para el tiempo actual.

Como San José, también nosotros escuchamos hoy las palabras: ¡Levántate! No te pongas a descansar ni desees para ti una vida de confort y bienestar, o pasarlo bien en este mundo… No: el ángel dijo: “Levántate, toma contigo al Niño y su madre”. Tómalos primeramente tú mismo contigo, tómalos en tu propio corazón. Después, prepárales un lugar cálido en tu propia familia, y luego en los corazones de los demás.” (J.K. en el santuario, Milwaukee 16.11.1958)

Con esto, nuestro Padre y Fundador nos ha marcado el camino – por el cual el mismo ha caminado, por el cual Schoenstatt fue surgiendo – y por lo tanto es importante que veamos nuestra misión no sólo en el contexto de la realidad de nuestro movimiento, sino en un contexto de “nuestra” inserción social, cultural, política… como católicos-schoenstattianos, tenemos la misión de llevar la persona y misión de María en nuestro mundo actual. Ahí donde diariamente trabajamos, donde estamos forjando historia a diario, donde aprendemos, estudiamos, nos

equivocamos, donde experimentamos la familia, la amistad…

Nuestro padre nos dice:

“Hoy no basta con el mero instinto religioso para salir adelante (…). El nombre contemporáneo está llevando a cabo, hoy en día, una tentativa sacrílega de poner en escena una revolución en el orden de ser. Nuestra meta no es la revolución del orden de ser, sino la fidelidad al orden de ser.” (J.K. desafíos de nuestro tiempo. Ed Patris)

Con esto afirmamos que nuestra misión es ser forjadores de historia. Bajo la luz

del jubileo, podríamos decir: “Schoenstatt en salida”. Queremos plasmar la sociedad del futuro

“Como afirmaba, la tragedia no consiste tanto en que los malos sean malos, sino en que los buenos no tienen el valor de ser integralmente buenos. Es decir, en que no tengamos la valentía de arrojarnos con audacia en medio del oleaje y dejar la responsabilidad a Dios. Nos falta conciencia de misión y espíritu de conquista. Carecemos de la fuerza elemental propia de una voluntad creadora y forjadora. El catolicismo auténtico se caracteriza por la eterna juventud. Hoy en día se nos ha relegado a la sacristía. No obstante, debemos arrojarnos al rio de la vida y trabajar y trabajar, haciendo todo lo que está de nuestra parte. ¿Acaso esto no contradice lo que dijimos anteriormente? ¿Acaso no pedimos oración y sacrificio? La vida cristiana está en constante movimiento. “Nada sin ti, nada sin nosotros”, es nuestro lema. Las cosas no resultan sin nosotros; tiene que darse en nuestra vida una voluntad plasmadora. Debemos tener el valor de decidirnos a actuar. ¿Quién hará el

cambio de rieles del tiempo actual? Cada uno debe responder por sí mismo y sus actos, en la medida en que ha recibido una tarea del señor.” (J.K. Desafíos de nuestro tiempo. Ed. Patris)

La persona de Juan Diego nos ilustra este “forjar historia” de una manera clara. Él es enviado por la Santísima Virgen y al principio le es difícil decidirse a ayudar. Sin embargo, se da en su vida una “voluntad plasmadora”, Juan Diego tiene “el valor de decidirse a actuar” y de su actuar surge la bendición. Juan Diego no se queda ni en el nivel intelectual (reconoce a la Virgen como Madre del Señor, reconoce su humildad), ni en el nivel religioso (le reza a la Virgen, conversa con Ella, le platica de sus preocupaciones…), sino que Juan Diego se “transforma” y tiene la valentía y la “fuerza elemental propia de una voluntad creadora y forjadora”. Juan Diego

hace vida nuestro lema: “nada sin ti – nada sin mi”

El Papa Francisco nos ha invitado a salir a las periferias, a insertarnos completamente en nuestra sociedad y desde ahí que sea Dios el que se manifiesta a través nuestro. ¡Somos un movimiento apostólico! En nuestro Santuario, una de las gracias que recibimos es la gracia del Envío Apostólico. Forjaremos historia cuando imploramos esta gracia para nosotros, para nuestros grupos, misiones (juveniles, familiares…), apostolados (Virgen Peregrina),

Parroquias, Diócesis…

Por último, queremos atesorar y valorar el precio de la misión.

“México nos lo enseña. Allí no hay sólo algunos, sino todo un pueblo que toma valientemente partido por el cristianismo. Nos muestra como el cristianismo hoy es todavía capaz de entusiasmar a los hombres por dar hasta lo último, nerviosos hombres modernos que viven bajo las circunstancias culturales modernas. Lo que escuchamos de México nos recuerda los peores tiempos de persecución de los cristianos en sus primeros tiempos. Miren esta terrible lucha, vean también cómo el demonio, el espíritu mundano se prepara a iniciar una enorme batalla contra el cristianismo. Esto lo digo para que la imagen de Cristo Rey esté cada vez más clara ante nosotros. Es por eso correcto si les digo: Las circunstancias públicas modernas de hoy nos impelen cada vez más al reconocimiento de Cristo como el Rey a quien todo debe servir.” (J.K. 2 julio

1928.)

Nuestra misión como Familia de Schoenstatt México también estará definida cuando cada uno quiera vivir su misión - personal, de grupo, de Santuario. Somos instrumentos en manos de María, y desde su Santuario nos invita a descubrir nuestra misión como Familia de Schoenstatt en México.

Preguntas:

1. Como católicos-schoenstattianos Mexicanos, tenemos la misión de llevar la persona y misión de María en nuestro mundo actual…¿Qué significa esto

en concreto para nosotros?

2. En la realidad de nuestro México, que significa para nosotros luchar por una

“voluntad forjadora de historia?

3. ¿Cuál podría ser nuestra respuesta como Schoenstatt México? En una frase

4. ¿Por qué sí, y por qué no, lo incluimos o no, en nuestro Ideal de Familia?

Anexo 1.

PALABRAS DE NUESTRO PADRE FUNDADOR SOBRE MEXICO

DE UNA CHARLA DEL 2 DE JULIO DE 1928

“El paganismo moderno se ha colocado de nuevo en posición de batalla frente al cristianismo y la lucha entre Cristo y el anticristo se ha encendido nuevamente con fuerza. Como símbolo, puedo hacer referencia a México. Allí, años atrás, se levantó una grandiosa estatua del Señor como Cristo Rey. ¡Cristo debe reinar! ¿Y hoy?... Pero recientemente allá en México, los trabajadores fueron y echaron abajo la estatua. Allí tienen la lucha de Cristo con el anticristo.

Otro signo de esto: fíjense en la persecución de los cristianos. Aquí, Cristo Rey, por el otro lado Calles. Ahí tienen a Cristo y al anticristo en continua lucha. Ya les he dicho en otra oportunidad cómo nosotros, como católicos modernos, podemos estar orgullosos de aquello que ocurre en México. Hoy ya no se cree que la antigua cristiandad tenga fuerzas para captar hombres que estén dispuestos a ir a la muerte por su fe, por su Dios Rey. Se dice hoy: Sí, hubo una vez un tiempo en que los hombres eran capaces, tenían el temple y la fuerza necesaria, para sacrificarse por un ideal. Hoy esto ya no ocurre. Así se suele decir: Los mártires que derramaron su sangre eran hombres distintos a nosotros, no eran tan nerviosos como los hombres de hoy. Pero vean: México nos lo enseña. Allí no hay sólo algunos, sino todo un pueblo que toma valientemente partido por el cristianismo. Nos muestra como el cristianismo hoy es todavía capaz de entusiasmar a los hombres por dar hasta lo último, nerviosos hombres modernos que viven bajo las circunstancias culturales modernas. Lo que escuchamos de México nos recuerda los peores tiempos de persecución de los cristianos en sus primeros tiempos. Miren esta terrible lucha, vean también cómo el demonio, el espíritu mundano se prepara a iniciar una enorme batalla contra el cristianismo. Esto lo digo para que la imagen de Cristo Rey esté cada vez más clara ante nosotros. Es por eso correcto si les digo: Las circunstancias públicas modernas de hoy nos impelen cada vez más al reconocimiento de Cristo como el Rey a quien todo debe servir.

Preocúpense ahora de adaptar un poco a su alma estos sencillos pensamientos. Una cosa, empero, queremos decir al Señor: Te agradezco que Tú estés ante mí como el gran Rey Celestial. Te agradezco que yo te pueda reconocer como Cristo Rey. Te quiero prometer cuidar de que Tú reines en todas partes. No puedo ir al Parlamento y dar grandes discursos. No tengo posibilidades de dirigir

asociaciones. Pero una cosa puedo: puedo cuidar, Señor, de que Tú reines en mí. Tú debes ser Rey de mi corazón, mi corazón debe servirte. Tú debes ser Rey de mi voluntad. Yo lo comprendo y me quiero comprometer en ello: Mientras más te destronen los hombres, como allá en México, tanto más grito al mundo: ¡Viva Cristo Rey! Todo en mí debe servirte, mi corazón, mi voluntad, mi entendimiento, todo lo subordino a Ti. Pero esto todavía no basta. Debemos prepararnos aquí, en la estrechez de nuestro pequeño Schoenstatt, en la estrechez de nuestro pequeño Santuario, prepararnos a nuestra futura tarea, para poder influir cada vez más en nuestro círculo de trabajo, para que Cristo sea reconocido, para que sea servido.”

Conclusión de las 4 fichas

Después de haber reflexionado estas 4 fichas me atrevería personal o grupal a expresar una frase o idea que resuma el ser y misión de nuestra familia de Schoenstatt en México.

1. ¿Cuál sería esa frase o idea y por qué?