familia, educación y filosofía

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“La filosofía, la educación y la familia” por M.A. José Ismael Cepeda C. En la actualidad hablar de familia es hablar de crisis, es decir, del elemento vital de la sociedad que esta siendo constantemente amenazado por una serie de tendencias destructivas que atentan contra la propia naturaleza del hombre. Materialismo, hedonismo, consumismo, relativismo, entre otros, producto de tendencias manipuladas por la mercadotecnia, están deformando la esencia de la familia, socavando poco a poco el vínculo familiar que por siglos ha mantenido al hombre en clara perspectiva a su fin último. Es por esto que debemos analizar bajo la luz de la filosofía la importancia de la familia en la sociedad y cómo de ella se generan los hábitos y virtudes que generan buenos ciudadanos para la nación que todos queremos. Por principio de cuentas, debemos establecer que la familia es el núcleo de la sociedad, el elemento más importante de donde se desprenden los valores morales que habrá de regir el destino y la búsqueda del bien común. Es la familia por derecho natural, la comunidad de los padres y los hijos en donde los primeros definen bajo la experiencia y el conocimiento, los valores y virtudes que habrán de provocar en los hijos para que a su vez, en su momento, éstos hagan lo propio con los suyos. Debemos entender que en cuestión de educación, la familia tiene preeminencia sobre estado, pues en ella descansa la formación social del individuo que define su finalidad existencial, dejando al estado la responsabilidad de proveer la condiciones necesarias para que esas

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Familia, Educación y Filosofía

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“La filosofía, la educación y la familia” por

M.A. José Ismael Cepeda C.

En la actualidad hablar de familia es hablar de crisis, es decir,

del elemento vital de la sociedad que esta siendo constantemente

amenazado por una serie de tendencias destructivas que atentan

contra la propia naturaleza del hombre.

Materialismo, hedonismo, consumismo, relativismo, entre otros,

producto de tendencias manipuladas por la mercadotecnia, están

deformando la esencia de la familia, socavando poco a poco el vínculo

familiar que por siglos ha mantenido al hombre en clara perspectiva a

su fin último.

Es por esto que debemos analizar bajo la luz de la filosofía la

importancia de la familia en la sociedad y cómo de ella se generan los

hábitos y virtudes que generan buenos ciudadanos para la nación que

todos queremos.

Por principio de cuentas, debemos establecer que la familia es el

núcleo de la sociedad, el elemento más importante de donde se

desprenden los valores morales que habrá de regir el destino y la

búsqueda del bien común. Es la familia por derecho natural, la

comunidad de los padres y los hijos en donde los primeros definen

bajo la experiencia y el conocimiento, los valores y virtudes que

habrán de provocar en los hijos para que a su vez, en su momento,

éstos hagan lo propio con los suyos.

Debemos entender que en cuestión de educación, la familia tiene

preeminencia sobre estado, pues en ella descansa la formación social

del individuo que define su finalidad existencial, dejando al estado la

responsabilidad de proveer la condiciones necesarias para que esas

familias que forman la sociedad obtengan el bien común, su desarrollo

y los bienes materiales para su subsistencia.

Importante es destacar que los padres sólo podrán sembrar

valores morales y virtudes en su hijos si conocen el fin último del

hombre, si tienen pleno conocimiento de saber metafísico que define el

rumbo en la búsqueda de la felicidad. De aquí la importancia de la

filosofía en la familia y en la educación.

“Imposible comprender al hombre y todas sus dimensiones, si

prescindimos de la metafísica, porque el hombre no es el todo ni

mucho menos la medida de todo, sino que esta inserto en el mundo

que lo trasciende en su carácter de persona” (1).

Si bien la filosofía es la ciencia que estudia a todos los seres por

sus últimas causas a la luz natural de la razón y que “la filosofía en

cuanto ciencia del ser debe envolver así, el conocimiento de sus

causas primeras, es decir, finalmente la de Dios que es la causa más

inmaterial de todas” (2),debemos de cuidar la tendencias filosóficas

que a través de la historia erraron o se desvirtuaron de la verdad del

entendimiento y que en la actualidad están siendo retomadas o son

herencia de aquellas, filtradas para generar anarquía social en

consecuencia de la destrucción de la familia y del hombre.

Es en la familia que el individuo en formación recibe de sus

padres el conocimiento de lo espiritual, de lo bello, de lo que es

cultura, de lo que es arte, de lo que es buscar el bien común, en gran

parte por lecturas de fábulas, leyendas, historia y literatura, todo

abrigado bajo el techo que brinda el hogar. La escuela, en

consecuencia, es el perfeccionamiento de estos valores en donde la

ciencia y la técnica juegan un papel muy relevante para su futura

inserción activa en sociedad.

Reconociendo de antemano la importancia que la tecnología está

aportando a los avances de la ciencia, lo cierto es que también es

causa de una postura individualista que repercute directamente en las

familias, al separar la convivencia natural que todavía a mediados del

siglo pasado encontrábamos en ellas.

La televisión en cada cuarto, los reproductores de música

individualizados, los horarios diversificados entre el trabajo de los

padres y los de la escuela de los hijos, están socavando la convivencia

de las familias en donde poco se habla, poco se comunica y en donde

las tendencias y modas consumistas y hedonistas, producto de la

mercadotecnia de los medios de comunicación masiva, son ahora la

directriz familiar, en contraposición de la autoridad de los padres y

desgraciadamente en la mayoría de los casos, bajo el consentimiento

de éstos.

“La familia , su capacidad educadora, ha ido perdiendo fuerza a

favor de los medios de comunicación social y, más aún, a favor de la

calle, del grupo de amigos que es el colectivo en el que el joven

experimenta su autoconstrucción de valores” (3), donde la pregunta

surge a priori ¿Cuáles valores? ¿Qué tipo de valores?

Sócrates, Platón, Aristóteles, Agustín de Hipona, Tomás de

Aquino, todos ellos nos enseñaron que la educación moral, supone la

adquisición de determinados rasgos morales, el aprendizaje de

habilidades valorativas, el desarrollo de destrezas morales. Es

imprescindible y esencial la educación del sentido moral, es decir la

adquisición de criterios capaces de orientar y dar consistencia a las

decisiones que la persona ha de tomar día con día y que colaboran

decisivamente a formar su carácter moral.

Es en el seno de la familia y al torrente de la fuente filosófica

que la educación moral debe contribuir al logro de una vida personal

realizada y de una vida colectiva justa en donde todos puedan

encontrar horizontes de desarrollo y realización como personas.

La educación del niño tendrá, de hecho, su mejor realización,

cuando aquel pueda imitar el ejemplo de los padres. Ha de poder ver

en sus padres la clase de ser humano que él debe llegar a ser. He

aquí la gran importancia que reviste la responsabilidad del

comportamiento moral de los padres, pues el niño es una esponja que

absorbe todo, lo bueno, pero también lo malo. De los padres queda

que tipo de ciudadano quiera formar.

“En la familia se aprende a obedecer y mandar, para estar en

situación de dar a la autoridad dentro de la sociedad, la forma

compatible con la dignidad y el derecho de la persona. Y pueden

hacerlo los que han aprendido en la propia familia que el mandar no

puede ser un ansia de dominio, sino un servicio atento a la comunidad

y a su bien común como portadores de la autoridad social” (4).

Es en las familias donde se cuida al máximo el número de

descendientes bajo el influjo actual de control de la natalidad. Sin

embargo, se deberá tomar en cuentas el peligro de tener hijos únicos,

pues el mimo excesivo de los padres es, por lo demás un hecho

corriente que muestra la experiencia; lleva consigo el fortalecimiento

de una posición egocéntrica del niño, en lugar de despertar la

conciencia de los deberes sociales que por lo general sí de dan en

familias numerosas.

En su libro “Educar en valores” el Dr. Manuel Ocampo señala:

“es preciso reconocer que el hombre es persona, incomunicabilidad

ontológica, subsistencia o existencia en sí, en la que el constitutivo

formal es el acto de ser, el esse que le confiere su máxima unidad,

verdad, bondad y belleza, su máxima perfección de modo que la

verdadera educación no se puede limitar exclusivamente a educir lo

que el hombre ya es desde el punto de vista ontológico, sino de hacer

crecer mediante la adquisición y perfeccionamiento de los hábitos

buenos o virtudes que le hagan captar y poseer el ser y por ende el

valor según su propia naturaleza, es decir, educar será de modo,

lograr el desarrollo de todo lo que el hombre es llevándolo hasta su

máxima perfección posible” (5).

Existe evidencia científica de que la familia en general y los

padres en particular son el agente más universal y decisivo en la

conformación de la personalidad del hombre y el la socialización inicial,

tanto desde el punto de vista cronológico como de la permanencia de

su acción educadora. En consecuencia, la familia se presenta como un

ámbito privilegiado para la educación en valores”.

La socialización es el eje fundamental de la vida familiar y en

torno a esta función, que los valores familiares delimitan las

expectativas y las conductas paterno-filiales.

Importante es, en consecuencia, analizar las variantes que

algunos estudios en valores centran desde el punto de vista del

contenido; esto es lo que se transmite o propone y la forma; o sea,

como se propone o transmite.

El desarrollo de la personalidad se realiza en la medida en que

interaccionamos con el mundo, con la realidad y, que ésta interacción

va a depender de tres tipos de referentes:

Cognitivos (entender la realidad, aprehenderla)

Afectivos (la gratificación que de ello se deriva)

Axiológicos (en cuanto que la juzgo, la valoro)

La educación consiste en la construcción de referentes de

interpretación de la realidad para que pueda interactuar con ella.

¿Qué valores deben proponerse en la familia? Todos aquellos

que propicien el desarrollo positivo y el perfeccionamiento del ser

orientado siempre a su fin último.

¿Qué necesidades debemos cubrir?

Necesidades biológicas o vitales, que apuntan a bienes de

naturaleza o vitales.

Necesidades psicológicas, (cognitivas y afectivo-sociales, o

sea la necesidad de conocer, de comprender, de ser aceptados, de ser

valorados.

Necesidades de sentido, la tendencia y necesidad de

encontrarle sentido a lo que hacemos, a nuestra vida. Esta reviste

gran importancia en la instrucción familiar pues es aquí donde damos

respuesta a la búsqueda del fin último y absoluto del ser a través de la

filosofía.

Igualmente encontramos algunas variables en cuanto a la

transmisión de valores entre las que destacan:

La naturaleza y los tipos de valores que se consideran.

Las percepciones y atribuciones que los hijos hacen

respecto a los valores de sus padres.

El desarrollo mental del hijo.

La calidad de las interacciones paterno-filiales.

Plenamente estamos conscientes de la importancia que reviste la

familia en el desarrollo de los individuos, de la generosidad que al

entendimiento provoca la luz de la filosofía y del establecimiento

concreto del fin último del hombre.

Pero igualmente, debemos estar pendientes de las corrientes de

pensamiento que han permeado la sociedad actual y que fustigan la

unidad familiar, destacando el Materialismo, el Hedonismo, la

Permisividad, el Relativismo, el Escepticismo, el Consumismo, el

Eclecticismo, el Nihilismo y el Anarquismo, todos provocando una

sociedad individualista, egoísta, egocéntrica, donde se ha confundido

la libertad con el libertinaje y la verdad con la mentira mediatizada.

La filosofía nos ayuda a tomar conciencia del mundo en que nos

encontramos, interrogándonos acerca de él; nos permite conocer

nuestra realidad desde una perspectiva universal y compleja y propone

vías para resolver los graves problemas que nos aquejan, así como

diferenciar entre el pensamiento oscuro y anárquico de algunos

filósofos, de aquel de luz y apego a la autenticidad y veracidad.

La filosofía Aristotélica-Tomista es y será siempre el camino que

habrá de guiarnos para entender las dificultades que vivimos. La

lectura diaria y el discernimiento filosófico de problemas sociales en

familia es y será, por consecuencia, un medio de perfeccionamiento

continuo y un proceso de unidad familiar en valores morales.

(1) Dr. Manuel Ocampo Ponce/ Las dimensiones del Hombre/ Edicep

(2) Sto. Tomás de Aquino

(3) Abilio de Gregorio/ La educación en Valores/ PPC

(4) Agustín de Hipona/ La ciudad de Dios

(5) Dr. Manuel Ocampo P./ Educación en Valores

Bibliografía:

Filosofía como Propedéutica de Salvación/ Agustín Basave Fernández del Valle.

Antropología Filosófica/ UAG

Las Dimensiones del Hombre/ Dr. Manuel Ocampo Ponce

Educación en Valores/ Manuel Ocampo Ponce.

El Hombre Light/ Enrique Rojas.

La Educación en Valores/ Abilio de Gregorio.

La Ciudad de Dios/ San Agustín.