factor viento en la producción de semillas

35
FACTOR VIENTO EN LA PRODUCCIÓN DE SEMILLAS *Departamento de Fitotecnia, Universidad Autónoma Chapingo. Km. 38.5 Carretera México–Texcoco. Chapingo, Estado de México, C. P. 56230. MÉXICO. INTRODUCCION El viento es un factor muy importante para el agricultor, siendo el responsable directo o circunstancial de las características climatológicas de una comarca. A él van vinculados muchos fenómenos meteorológicos favorables o ad- versos para la agricultura, e incluso la formación de suelos (a causa de los efectos de erosión). Viento es el aire en movimiento respecto a la superficie terrestre. Si la temperatura y presión atmosférica fuesen uniformes en toda la tierra, el aire se estaría quieto. La radiación solar y el movimiento de rotación de nuestro planeta producen un desequilibrio en la atmósfera, haciendo que las masas de aire se pongan en movimiento. El aire, como una masa que es, sufre la fuerza de atracción de la tierra y ejerce un peso (presión) sobre su superficie. La diferencia de presiones en la atmósfera provoca el viento.

Upload: sergio-nicolas-julian

Post on 25-Jul-2015

387 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

FACTOR VIENTO EN LA PRODUCCIÓN DE SEMILLAS

*Departamento de Fitotecnia, Universidad Autónoma Chapingo. Km. 38.5

Carretera México–Texcoco. Chapingo, Estado de México, C. P. 56230. MÉXICO.

INTRODUCCION

El viento es un factor muy importante para el agricultor, siendo el responsable

directo o circunstancial de las características climatológicas de una comarca. A él

van vinculados muchos fenómenos meteorológicos favorables o adversos para la

agricultura, e incluso la formación de suelos (a causa de los efectos de erosión).

Viento es el aire en movimiento respecto a la superficie terrestre. Si la temperatura

y presión atmosférica fuesen uniformes en toda la tierra, el aire se estaría quieto.

La radiación solar y el movimiento de rotación de nuestro planeta producen un

desequilibrio en la atmósfera, haciendo que las masas de aire se pongan en

movimiento.

El aire, como una masa que es, sufre la fuerza de atracción de la tierra y ejerce un

peso (presión) sobre su superficie. La diferencia de presiones en la atmósfera

provoca el viento. Vemos, pues, que la propiedad más conspicua del aire es su

movilidad, que se manifiesta en los vientos.

Las dos características fundamentales del viento son: dirección y velocidad.

Dirección del viento es el punto del horizonte de donde sopla, no el punto hacia

donde va. Para determinar la dirección del viento se utilizan las veletas y mangas.

En su defecto puede emplearse una banderola atada a un mástil. Otras veces, se

puede observar la dirección del humo que sale de las chimeneas o fogatas; la que

toma un puñado de arena lanzado al aire; la marcha de las nubes bajas, etc.

Cuando el aire se encuentra sensiblemente en reposo, se tiene la rabila y

entonces no puede definirse su dirección.

OBJETIVOS

Conocer algunos efectos negativos y positivos que tienen los vientos en las

plantas y la producción de semillas.

Conocer algunas de las medidas de manipulación de los vientos para poder

disminuir gradualmente los daños a algunos cultivos.

EN QUE CONSISTE EL FACTOR VIENTO

El viento es la variable de estado de movimiento del aire. En meteorología se

estudia el viento como aire en movimiento tanto horizontal como verticalmente.

Los movimientos verticales del aire caracterizan los fenómenos atmosféricos

locales, como la formación de nubes de tormenta.

El viento es causado por las diferencias de temperatura existentes al producirse

un desigual calentamiento de las diversas zonas de la Tierra y de la atmósfera.

Las masas de aire más caliente tienden a ascender, y su lugar es ocupado

entonces por las masas de aire circundante, más frío y, por tanto, más denso. Se

denomina propiamente "viento" a la corriente de aire que se desplaza en sentido

horizontal, reservándose la denominación de "corriente de convección" para los

movimientos de aire en sentido vertical.

La dirección del viento depende de la distribución y evolución de los centros

isobáricos; se desplaza de los centros de alta presión (anticiclones) hacia los de

baja presión (depresiones) y su fuerza es tanto mayor cuanto mayor es el

gradiente de presiones. En su movimiento, el viento se ve alterado por diversos

factores tales como el relieve y la aceleración de Coriolis.

En superficie, el viento viene definido por dos parámetros: la dirección en el plano

horizontal y la velocidad.

CAUSAS QUE LO PRODUCEN

El aire de la atmósfera experimenta unos procesos de circulación de carácter

general que determinan la climatología y la estacionalidad y evolución de los

fenómenos meteorológicos.

La radiación solar

La energía calorífica de la radiación solar es la generatriz de todos los procesos

meteorológicos y climáticos que se dan en la tierra. Al incidir sobre el planeta,

atraviesa el gas atmosférico sin apenas calentarlo; en cambio sí calienta la

superficie terrestre que es la que acaba transmitiendo el calor al aire atmosférico

en contacto con ella. Así pues, es la tierra la que calienta directamente la

atmósfera y no la radiación solar. Esto tiene una importante trascendencia para

entender la dinámica de todos los procesos que se dan en meteorología.

Sin embargo, no toda la superficie de la tierra recibe por igual la misma energía:

los polos son las que menos y las zonas ecuatoriales son las que más. De este

modo, la superficie de la tierra no transmite de una forma uniforme el calor al aire

que tiene sobre ella.

Esto origina que se produzcan intercambios térmicos entre las zonas más

calientes y las más frías para restablecer el equilibrio: el aire caliente se desplaza

hacia los polos y el aire frío hacia el ecuador. De este modo, las masas de aire

nivelan y suavizan el clima en la Tierra y establecen los principios de la circulación

general.

Regiones depresionarias y anticiclónicas

El aire caliente de la zona ecuatorial se hace más ligero y se eleva. Al ascender,

se dirige en altura hacia los polos. A medida que se desplaza hacia el polo sufre

la acción de la fuerza de Coriolis, desviándose hacia su derecha en el hemisferio

Norte y hacia su izquierda en el hemisferio Sur.

Cuando el aire se enfría cae, y una vez en la superficie de la tierra retorna al

ecuador absorbido por las bajas presiones que se generan en la zona al ascender

el aire caliente. En este trayecto se vuelve a desviar debido a la fuerza de

Coriolis, de manera que al llegar a la zona subtropical es ya un viento del Noreste

en el hemisferio Norte, y del sureste en el hemisferio Sur. Estos vientos son los

denominados alisios.

En los polos ocurre lo contrario. El aire frío y pesado se desplaza desde la zona

polar a ras de suelo en dirección al ecuador. La fuerza de Coriolis, lo desvía al

Noreste en el hemisferio Norte, y al sureste en el hemisferio Sur. Al descender de

latitud el aire se calienta y asciende, volviendo al la zona polar por arriba,

absorbido por la depresión en altitud que genera el aire. Sobre el polo vuelve a

enfriarse descendiendo y se cerrando el ciclo.

El ciclo ecuatorial abarca desde el ecuador hasta los 30º de latitud en ambos

hemisferios. El polar desde ambos polos hasta los 60º. En las latitudes templadas

que quedan entre los 30 y los 60º de latitud se origina otro ciclo. El aire de la zona

es más caliente que el polar y más frío que el subtropical. Por ello el aire de la

zona tiene tendencia a trasladarse hacia el polo para llenar el vacío dejado por el

aire ascendente en los 60 º de latitud; al serdesviados de nuevo por la fuerza de

Coriolis adquieren una marcada componente oeste en ambos hemisferios. Son los

denominados vientos de los oestes cuyo predominio en la zona templada genera

el denominado "cinturón de los oestes".

Influencia de los continentes

Este equilibrio es el que se produciría si el planeta tuviera una superficie

homogénea, pero en realidad hay tierra y agua que se calientan y enfrían de forma

distinta. En el hemisferio norte predominan las grandes masas continentales y en

el sur el agua, por lo que el modelo de circulación general experimenta variaciones

en cada caso. También las masas de tierra y agua se encuentran mezcladas sin

uniformidad, por lo que la distribución de las depresiones y los anticiclones no es

tampoco homogénea en cada hemisferio.

En general, en verano (enero para el hemisferio sur, y julio para el hemisferio

norte) la zona anticiclónica de los 30º de latitud tiende a interrumpirse en los

continentes debido a su intenso calentamiento debido a alta absorción de la

radiación solar de la tierra que genera la aparición de depresiones denominadas

térmicas (El aire caliente asciende). Son las depresiones suramericana,

sudafricana y australiana en el verano austral, y las centroasiática y

norteamericana, en el boreal.

En invierno (enero para el hemisferio norte, y julio para el sur) la zona

anticiclónica se refuerza sobre los continentes al enfriarse el aire sobre ellos más

que sobre los océanos. El anticiclón es más denso en los continentes del

hemisferio norte, donde la extensión de tierra es superior, que en el sur. Son los

anticiclones siberianos y Norteamericano.

IMPORTANCIA EN LA AGRICULTURA (VENTAJAS Y DESVENTAJAS)

El viento tiene una serie de efectos beneficiosos, un viento suave permite la

renovación del aire facilitando la transpiración de las plantas. El viento transporta

las semillas en las especies de dispersión anemócora a distancias considerables,

y dispersa el polen en las especies cuyo agente polinizante es el viento

(anemofilia). En las especies con dispersión anemócora la planta puede disponer

de semillas o frutos ligeros (p.ej.: orquidáceas), presencia de alas (p.ej.: catalpa,

arce y olmo), desarrollo de hilos algodonosos o penachos sedosos (p.ej.: vilano de

los chopos). El viento, al mover las capas de aire frío situadas sobre el suelo, evita

las heladas nocturnas y nieblas de irradiación. También, el viento por su efecto

evaporante ayuda al secado de las cosechas y siegas, y secado de los suelos

encharcados; y favorece, debido al balanceo producido por vientos suaves, el

encañado de los cereales. Por último, el viento puede determinar la bondad de

una zona para el cultivo de algunas plantas. Así en el cultivo de la patata de

siembra, el viento favorece la eliminación de los pulgones como vectores de

virosis cuando las velocidades son superiores a 6 km/h.

Velocidades de viento elevadas pueden causar daños mecánicos en cultivos y

plantaciones, pudiendo causar caídas de frutos y hojas, vuelco de cereales y en

casos más extremos ruptura de ramas en árboles. En zonas donde existe un

viento fuerte persistente y dominante es usual la deformación de la copa del árbol

tendiendo a desequilibrar la ramificación e inclinando el tronco, adquiriendo la

copa la forma de llama. Uno de los efectos dañinos del viento es el vuelco

(numerosos autores dejan el término de encamado para el vuelco producido por

un exceso de nitrógeno, o enfermedades) de los cereales. Para paliar el efecto

hay que utilizar variedades más resistentes y flexibles, además de abonar, y labrar

adecuadamente. La ruptura del tronco o incluso el descuajo del árbol puede ser

causado, junto a la presencia de velocidades del viento elevadas, a la presencia

de cavernas en el interior del trono (debidas a temperaturas extremas: hielo o

insolación), o a la falta del anclaje debido a portainjertos poco vigorosos o a

problemas edáficos que impiden una adecuada implantación en el suelo del árbol.

La ruptura de ramas provoca grandes heridas que son de lenta y mala

cicatrización.

Además de los problemas mecánicos citados, el viento causa problemas en

prácticas agronómicas como son el riego por aspersión y la pulverización de

productos fitosanitarios. Por otro lado, el viento puede impedir el vuelo de los

insectos polinizadores, los problemas surgen con velocidades de 10 km/h,

haciéndose prácticamente impracticable el vuelo con velocidades de 20 km/h; el

problema puede ser tan grave en las especies entomófilas que puede llegar a ser

un factor limitante para la producción.

También causan daños los vientos cálidos y secos, que pueden llegar a provocar

el asurado, al no poder la planta reponer el agua transpirada, y los vientos salinos

de las costas que pueden ocasionar problemas de fitotoxicidad por sales. El

asurado (asolanado o golpe de calor) se produce cuando coinciden temperaturas

altas con un viento seco, que provocan un aumento tal de la evapotranspiración

que las raíces son incapaces de compensar las pérdidas producidas. Aunque se

observa una mayor incidencia del asurado en secano, también se presenta el

fenómeno en suelos bajo regadío, y suelos con reserva de agua disponible en el

suelo, esto nos demuestra que la falta de agua no explica por sí sola el fenómeno.

Otras formas de golpe de calor también aparecen en frutales. Por su efecto

aparecen en las hojas quemaduras más o menos intensas, y se produce caída de

frutos.

Otro problema, ya comentado es cuando el viento actúa como agente de erosión

del suelo, disminuyendo el espesor de la capa fértil, o cubriendo e invadiendo las

tierras con arenas. Por otra parte, el viento ayuda a la propagación de algunas

plagas y enfermedades (p.ej.: nubes de langostas, pulgones, escarabajo de la

patata, oidio, mildiu, etc.); puede transportar semillas de malas hierbas; y, puede

entorpecer la conservación de la pureza varietal en el proceso de producción de

semillas.

 El efecto del viento sobre la evapotranspiración dependerá de las condiciones

ambientales. Un aumento en la velocidad del viento, dentro de ciertos límites

significa una mayor evapotranspiración, sin embargo, puede decirse que

la evapotranspiración aumenta relativamente más, por los efectos de una brisa

suave (0 a 3 km/hora), que por vientos de gran velocidad. Se ha observado que

estos últimos ejercen más bien un efecto retardante sobre la evapotranspiración,

probablemente debido al cierre de las estomas en tales condiciones. El efecto del

viento puede ser indirecto sobre la evapotranspiración a través de la influencia que

ejercen en la temperatura de las hojas.

EFECTOS DE SU VARIAVILIDAD EN LAS PLANTAS (SIEMBRA, COSECHA,

SUELO, INSECTOS, ETC)

El viento influye en las plantas de diversas maneras, sus efectos sobre el

crecimiento y el desarrollo de la planta varían según su duración y velocidad,

especie, cultivar y características de las hojas, o por las interacciones entre la

planta y la atmosfera (Waister, 1972; Grace 1977; 1981) entre otros factores. La

edad de la planta influye en la respuesta al viento, donde el mayor efecto en

algunas variables, indicaría que la exposición al estrés durante una fase de rápido

crecimiento podría tener una marcada repercusión sobre el mismo (Clemente y

Marler, 2001).

Los efectos causados por el viento pueden ser clasificados como directos o

indirectos. Los directos incluyen el movimiento de la planta, el daño físico de hojas

y frutos, aborto de flores, la ruptura de ramas, el vuelco o descalzado cuando la

fuerza del viento ejercida por el viento excede la resistencia del tallo o la raíz. Los

indirectos son aquellos por los cuales los efectos son producidos por arena o

suelos transportados por el viento o por otros factores meteorológicos.

Daño mecánico: el estrés mecánico inducido por el viento es producido por la

fricción, agitación curvatura o plegado debido al movimiento del follaje después de

periodos de exposición al viento es común percibir daño mecánico a nivel foliar

Acame: en las gramíneas, el acame es el excesivo doblado o quebrado del tallo a

nivel del suelo, usualmente las plantas son más vulnerables en etapas tardías de

su desarrollo, cuando están espigadas o los tallos comienzan a senescer. Esto

ocurre con velocidades del viento de 15 Km por hora o más y cuando las plantas

son mantenidas rígidas por el suelo seco en cambio el descalce se da con el suelo

húmedo.

Efecto sobre la anatomía

Hojas expuestas al viento manifiestan cutículas y paredes celulares mas

engrosadas, con menos haces vasculares.

Respuestas morfológicas, anatómicas, del crecimiento y desarrollo inducidas por

el viento. La exposición prolongada al viento induce cambios morfológicos y

anatómicos en las plantas (Nobel, 1981), en algunos casos estímulos muy breves

parecen ser necesarios para producir una respuesta (Neel & Harris, 1971). Entre

otras, se mencionan comunmente disminución en el tamaño de las hojas y

alargamiento del tallo, bajas ganancia de peso fresco y seco, menor longitud de

raíces y alteración del número de ramificaciones de la raíz; sin embargo los

efectos varían con las especies.

La respuesta a las perturbaciones mecánicas es conocido con el nombre de

tigmomorfogenésis. El prefijo tigmo significa tocar y es la adaptación fisiológica y

morfológica de la planta a las influencias mecánicas del ambiente. Muchas

especies responden a la agitación, flexión o fricción, las cuales pueden ser

causadas por el viento a través de una reducción en el crecimiento acompañado

por cambios anatómicos que confieren mayor resistencia mecánica y al vuelco por

cambios en la composición del tallo inducidos por el estrés. Sin embargo, hay

casos como en raigrass perenne, donde el viento tiene poca influencia sobre la

anatomía y morfología de la planta (Russell & Grace, 1978a).

Al tratar la influencia del viento sobre el crecimiento y desarrollo, resulta difícil

separar la acción directa de los efectos que produce sobre el espesor de la capa

límite. sugirió que habría una velocidad del viento óptima para el crecimiento de

las plantas dependiendo de las especies y del potencial agua del suelo, donde los

efectos de la capa límite lo restringen a bajas velocidades y el déficit hídrico de la

planta a altas velocidades. Por ejemplo, se ha indicado que una velocidad del

viento de 0.7 m s-1 aumenta el crecimiento aproximadamente un 10%, mientras

que a 4.0 m s-1 reduce apreciablemente la tasa de crecimiento relativa de colza

(Brassica napus L.) (Wadsworth, 1959).

Efectos sobre la anatomía y reducción de la superficie foliar

Hojas expuestas al viento presentan cutículas y paredes celulares engrosadas,

con menos haces vasculares alterándose de manera marcada la frecuencia de

tipos de células específicas como estomas, esclerénquimas y pelos. Se observó

en mostaza blanca (Retuerto & Woodward, 1993),

festuca alta y maíz (Zea mays L.) un mayor número de estomas, aunque éstos

fueron más pequeños que aquellos de las plantas no expuestas. Los márgenes de

las hojas presentaron más células esclerenquimatosas, lo que podría contribuir a

una mayor rigidez.

Plantas expuestas a perturbaciones mecánicas (viento, frotado, agitación) tenían

menor número de hojas, menos expandidas, las cuales eran más ásperas,

arrugadas y gruesas. Una disminución del largo de las hojas de alrededor del 10

% como resultado de tratamientos a vientos continuos (0.5 - 1 m s-1) fue

observada por Grace & Russell (1977) en festuca alta. Sin embargo no se observó

ningún efecto del viento en el espesor de la hoja, pero cuando la velocidad del

viento se aumentó a 7.4 m s-1 la extensión foliar se redujo en un 25 % (Russell &

Grace, 1978b) como resultado de la mayor reducción del área foliar que del peso

de la misma (Russell & Grace, 1979, Biddington & Dearman, 1985a).

Asimismo, la reducción del área foliar inducida por el viento, puede deberse a un

retardo en la expansión de la hoja, también a un adelanto de la senescencia o a

un severo daño mecánico, los cuales limitan el suministro de fotosintatos, pero sin

disminución de la tasa fotosintética. Observaciones realizadas señalan que en

algunos casos el menor crecimiento se debería a una reducida tasa de división

celular o a una disminución en la elongación celular de las células epidérmicas y

corticales. La menor expansión foliar parece poco probable que fuera causada por

un estado hídrico desfavorable cuando el contenido de agua en el suelo es alto,

sino que el estímulo mecánico en sí explicaría tal disminución como ha sido

sugerido por Russell & Grace (1978b; 1979). Sin embargo en algunos casos la

reducción del crecimiento podría atribuirse al menor contenido o potencial agua

foliar (Grace, 1974; Grace & Russell,1982).

Efectos sobre el crecimiento del tallo

La elongación del tallo, pecíolos y la distancia entre los nudos son también

afectadas por el viento. Tallos y pecíolos más cortos y engrosados son comunes,

resultando en plantas más bajas. En el caso de coníferas, el aumento en el

crecimiento radial del tallo causado por el viento es usualmente asimétrico y

resulta de un mayor número de traqueidas, aunque más cortas a sotavento, en

tanto que en poroto (Phaseolus vulgaris L.) el engrosamiento es originado por la

producción de más xilema secundario (Hunt & Jaffe, 1980).

En experiencias donde se ha realizado el frotado manual de los entrenudos (lo

cual puede ser causado por el viento), éste reduce la elongación de plantas

jóvenes, la cual se detendría a los pocos minutos del tratamiento y se requerirían

algunos días para reasumir el normal crecimiento; esta reducción del crecimiento

le permite a la planta un ajuste fenotípico para minimizar el daño y así ser más

competitiva (Whitehead, 1962).

Asimismo, el peso seco de los tallos estimulados mecánicamente resulta menor, lo

cual podría deberse a la disminución de la tasa de asimilación por el sombreo

mutuo de las hojas al reducirse la elongación del tallo. Por otra parte, plantas con

tallos más cortos presentan mayor resistencia al vuelco, pero sostienen menos

estructuras reproductivas y semillas (43% por ejemplo en la bolsita del pastor

(Capsella bursa-pastori (L.) Medik.)) y éstas son dispersadas sobre una corta

distancia comparada con plantas más altas (niklas, 1998).

Efectos sobre el crecimiento del sistema radical

Las raíces de dicotiledóneas disturbadas mecánicamente son por lo general de

mayor diámetro, (en la bolsita del pastor por ejemplo eran un 15% superior a los

controles) y biomasa, pero no tuvo efecto en el número de ramificaciones

laterales. En cambio, el número de raíces resultó mayor en trigo (Triticum

aestivum L.) (Crook & Ennos, 1996) o bien disminuyó en otras especies.

En tanto que, el efecto sobre la longitud del sistema radical depende de las

especies, por ejemplo disminuyó en coliflor (Brassica oleracea var botrytis DC),

lechuga (Latuca sativa L.) y apio (Apium graveolens L.) (Biddington & Dearman,

1985a), aumentó en trigo (Crook & Ennos, 1996), pero no cambió en calabaza

(Cucurbita pepo L.) (Turgeon & Webb, 1971), girasol (Helianthus annuus L.) (Beyl

& Mitchell, 1983), arveja (Pisum sativum L.) (Akers & Mitchell, 1984) o tomate

(Lycopersicon esculentum Mill.) (Gartner, 1994).

Efectos sobre la partición de fotosintatos

El cambio en la partición de asimilados afecta la proporción raíz/tallo: Whitehead

(1962) observó en maíz un aumento en dicha proporción a velocidades de viento

altas, similar a lo que ocurrió en plantas de festuca alta, o en plantas disturbadas

como arveja, tomate o en plántulas de papaya. Esto se debe a que el crecimiento

de la raíz es menos sensible a cambios en la velocidad del viento que el tallo o

bien a que aumentó. El hecho de que una mayor proporción de fotosintatos fuera

utilizado en producir raíces a expensas del tallo, es considerado por Whitehead

(1962) de importancia para la planta, particularmente en el mantenimiento de un

balance hídrico adecuado. Sin embargo en otras especies la proporción raíz/tallo

no resultó afectada por las perturbaciones como en girasol, brócoli, mostaza

blanca o bien disminuyó en apio (Biddington & Dearman, 1985a).

La alteración en la distribución de biomasa entre los distintos órganos induce

cambios en el macollaje de las gramíneas, el cual fue reducido con vientos fuertes.

Asimismo, la cantidad relativa de biomasa usada en la producción de hojas declinó

en plántulas de papaya al 14-19% en respuesta al viento, comparada con el 20-

25% del peso seco total en los testigos (Clemente & marler, 2001).

Efectos sobre las propiedades mecánicas: rigidez, flexibilidad, ángulo foliar

Las perturbaciones pueden causar mayor resistencia a la ruptura mecánica

afectando la elasticidad y las propiedades de rigidez.

El cambio en la rigidez se correlaciona con aumentos en la lignificación del xilema

como también en polímeros de la pared celular.

Raíces de plantas sometidas a vibración presentaron más rigidez y resistencia que

aquellas de los controles, conjuntamente con el incremento en biomasa

constituyen una ventaja dado que se requiere mayor fuerza para descalzar la

planta. Otra adaptación son hojas que al ser expuestas al viento exhiben un

comportamiento más elástico; así éstas pueden orientarse con el viento,

reduciendo en consecuencia la fuerza que la planta debe soportar. Por ejemplo,

hojas de festuca alta que alcanzaron los 7º después de haber sido inclinadas a

45º, mientras que en aquellas plantas que crecían en condiciones de calma la

inclinación era de 12º (Grace & Russell, 1977).

En general se presume que la tasa de crecimiento es reducida por cualquier

aumento en la producción de tejidos mecánicos, ya que éstos constituyen un costo

en carbono y energía involucrando un desvío de asimilados lejos de los tejidos

fotosintéticos en expansión, que es el componente del crecimiento más sensible.

Efectos sobre el crecimiento reproductivo

Ciertos resultados indican que así como el crecimiento vegetativo es alterado por

el viento, también lo es el reproductivo. El estrés mecánico atrasa el desarrollo

reproductivo de ciertas especies y las estructuras son a menudo más pequeñas,

livianas y en menor número que aquellas producidas por plantas no disturbadas.

Por ejemplo, las perturbaciones mecánicas en la bolsita del pastor determinaron

cambios en la partición de biomasa de las estructuras vegetativas a las

reproductivas, también atrasaron la antesis en 5 días, la maduración de frutos por

3 días y la senescencia de la planta se anticipó en 8 días respecto de los

controles. Los cambios en el crecimiento reproductivo como se ha sugerido

podrían indirectamente resultar de la alteración de las tasas de crecimiento

vegetativo, de las modificaciones en la partición de asimilados, o de los niveles

hormonales en los extremos de los tallos, influenciando la iniciación o desarrollo

de flores y frutos. Como conclusión, puede decirse que las respuestas vegetativas

inducidas por el viento proveen ventajas adaptativas para la supervivencia, debido

a que tallos y pecíolos cortos, mayor cantidad de raíces y más resistentes, le

posibilitan a la planta soportar amplios desplazamientos elásticos de los tallos y

evitar su descalzado. También, las perturbaciones mecánicas pueden tener

efectos negativos en términos de esfuerzo reproductivo y potencial para la

colonización a grandes distancias a través de las semillas.

Respuestas a la conductancia y al intercambio gaseoso

El viento estimula una cascada de respuestas fisiológicas, las cuales incluyen

cambios al nivel de la conductancia foliar, transpiración, fotosíntesis, respiración,

niveles hormonales como así también cambios en el contenido mineral. Un

aumento en la deposición de celulosa (Heuchert et al., 1983), aceleración de la

lignificación, la formación de tapones de callosa ocurren simultáneamente con una

reducción en la tasa de translocación de fotosintatos en el floema.

El tipo y magnitud de respuesta depende de la amplitud y frecuencia del estrés, de

la especie, del órgano, del estado fenológico, entre otros.

Conductancia foliar

Los procesos por los que el viento influye en la conductancia foliar no están bien

documentados. Así se ha observado que con velocidades del viento crecientes la

conductancia disminuye o aumenta en otros casos no hay un efecto directo del

viento sobre la misma. Resultados experimentales sugieren que tal relación puede

ser explicada por cambios en la temperatura o en el déficit de presión de vapor en

la superficie de la hoja asociados con cambios en la conductancia de la capa

límite. Los estomas responderían a los cambios de humedad del aire en contacto

con la superficie de la hoja, por consiguiente, el efecto del viento a velocidades

altas puede ser debido al barrido del aire húmedo en contacto con la epidermis y

los estomas y al aporte de aire más seco. Esta hipótesis fue testeada por Bunce

(1985) y Gutiérrez et al. (1994), quienes pudieron demostrar que la disminución de

la conductancia estomática con aumentos en la velocidad del viento, podrían ser

explicados en parte por el incremento en el gradiente de presión de vapor. Al

mismo tiempo, cambios en la apertura de los estomas también involucran la

respuesta de los mismos a la concentración interna de CO2, así el efecto del

aumento en la velocidad del viento tendría como consecuencia una mayor

concentración de CO2 en la superficie de la hoja, lo cual induciría al cierre

estomático.

Por otro lado, el daño de la hoja resultante de la exposición al viento normalmente

causa un aumento en la conductancia de la superficie foliar. Las mayores

conductancias se asociaron con el desgaste y pulido de la superficie, o con el

daño en puntas y márgenes de la hoja. Sin embargo, este incremento no parece

ser importante para la planta, ya que no se halló un efecto consistente del viento

sobre el potencial agua de las hojas. Asimismo, el daño abrasivo puede alterar el

normal funcionamiento de los estomas, perturbando el gradiente hídrico entre las

células guardas y las células epidérmicas circundantes debido a la disminución de

la turgencia de éstas últimas, por esta razón los estomas no pueden cerrarse,

indicando que se ha perdido el control de apertura y cierre. Es probable que esto

cause déficit hídrico y puede además predisponer a estrés por contaminación,

aumentar la susceptibilidad al ataque por patógenos transportados por el aire o

afectar la humectabilidad de la superficie foliar (Wilson,1984).

Transpiración

Los efectos de viento sobre la transpiración son complejos, dado que la pérdida de

agua es un proceso controlado por un número de factores que interactúan entre sí,

como se ha mencionado anteriormente.

En general, hojas con temperaturas superiores a la del aire y bajo condiciones de

alta irradiancia, aunados a un aumento en la velocidad del viento tenderían a

disminuir la transpiración cuando la pérdida de calor latente es más grande que la

de calor sensible y viceversa; de acuerdo con esto, un incremento en la

transpiración como resultado de una alta temperatura foliar y consecuentemente

un mayor gradiente de presión de vapor hoja-aire, puede ser observado en

condiciones de baja velocidad del viento y alta irradiancia. A medida que la

velocidad del viento aumenta, la hoja se enfría y la diferencia de presión de vapor

se reduce al igual que la tasa transpiratoria, como ha sido observado

frecuentemente (Dixon & Grace, 1984; Sena Gomes & Kozlowski, 1989).

Las respuestas transitorias de la transpiración al viento son comunes. Cuando la

velocidad del viento alcanzó aproximadamente 1 m s-1, a menudo la transpiración

inicialmente aumenta hasta un cierto nivel más allá del cual no varía o disminuye.

En otras experiencias, plantas expuestas a vientos fuertes mostraron altas

conductancias y tasas transpiratorias, las cuales fueron asociadas con

reducciones en el contenido o potencial agua de los tejidos. Otros resultados

indican que vientos continuos de 6 m s-1 también aumentaron la tasa

transpiratoria y disminuyeron el potencial hídrico en plantas de álamo temblón

(Populus tremula L.) regadas, pero no se observaron efectos cuando el

tratamiento consistió en la aplicación de ráfagas. Este comportamiento a su vez

varió cuando las hojas expuestas eran jóvenes, donde la resistencia aumentó sólo

durante la primer hora y luego cayó debido a la aparición de áreas necróticas

(Flückiger et al., 1978).

Con velocidades del viento crecientes también se han observado reducciones en

la tasa transpiratoria, reflejando cierre parcial de estomas, mecanismo que evitaría

los efectos del desecamiento; o bien la transpiración permanecería inalterada,

debido a que cambios en la resistencia de la capa límite fueron balanceados por

cambios en la resistencia a la difusión, aparentemente por un cierre parcial de

estomas (Grace et al., 1975).

Es conocido que en algunos casos, el daño de la cutícula y la epidermis por

colisiones entre las hojas tiene influencia en la transpiración y puede ocasionar

estrés hídrico, aunque en otros estudios la exposición al viento no afectó el

contenido en agua. En plántulas de cacao (Theobroma cacao L.) Un efecto

Importante del viento fue la deshidratación de los tallos. El potencial agua fue más

negativo con vientos de 6 m s-1 que con 3 o 1.5 m s-1, el cual fue cerca del 24 %

más bajo que en condiciones de calma. Estos resultados son inconsistentes con la

reducción de la transpiración y son debido presumiblemente al daño causado por

el viento en la epidermis de la hoja, acelerando de esta manera la deshidratación

del tallo.

Fotosíntesis

Las especies difieren en la respuesta fotosintética al viento. La variabilidad de los

efectos a corto término del viento sobre la fotosíntesis depende de la velocidad del

viento y de otros factores ambientales, de la morfología de las hojas y de la

temperatura óptima de las enzimas fotosintéticas, entre otros. En condiciones de

calma y bajas velocidades, el nivel de CO2 alrededor de la hoja disminuye debido

a la demanda de la fotosíntesis y a la baja difusión del mismo desde la atmósfera

hacia la superficie foliar. A mayor velocidad del viento la resistencia de la capa

límite disminuye y aumenta la concentración de CO2 en la hoja, lo cual resulta en

una mayor tasa fotosintética. La fotosíntesis puede ser reducida debido a los

cambios en la radiación disponible cuando el ángulo de las hojas resulta alterado

por el viento, pudiendo disminuir el área fotosintética efectiva debido al

agrupamiento de las hojas, como lo observado en las agujas de Pinus cembra L

(Caldwell, 1970).

El efecto de enfriamiento de la hoja sobre la fotosíntesis en respuesta a vientos

suaves depende de la temperatura óptima en la que actúan las enzimas

fotosintéticas, si la temperatura foliar es mayor que la del aire y disminuye por el

viento a un nivel cercano al óptimo para la actividad enzimática, entonces la

fotosíntesis podría aumentar y viceversa (Telewski, 1995).

Otro efecto sobre la fotosíntesis, el cual se produce varios días después de la

exposición, es el aumento en los niveles de enzimas de carboxilación registrado

en plantas de trigo con vientos de 13.4 m s-1 durante 20 minutos, período en el

que además se perdió la tercera parte del área foliar verde (Armbrust et al., 1974).

La disminución del área foliar de la planta por efecto de la senescencia acelerada

o el daño mecánico por el viento reduce su capacidad fotosintética, sin embargo

ésta pérdida puede ser compensada por el aumento de la tasa en las hojas

remanentes (Armbrust, et al., 1974; Grace, 1977).

Respiración

El viento también puede ejercer otros efectos en el intercambio de gases en las

hojas.

Muchas especies respondieron de manera similar, con aumentos en la respiración

de 20 a 40% en minutos cuando la velocidad del viento pasó de 1.8 a 7.2 m s-1 lo

cual produjo un fuerte movimiento de las plantas. Este aumento en la respiración

puede estar relacionado con el efecto mecánico del viento, como se ha observado

en plantas estimuladas artificialmente. La respiración volvió a la tasa inicial dentro

de un corto tiempo después del cese del viento. En tanto que en plántulas de

papaya, el aumento en la respiración en un 120 % durante la noche parece ser un

efecto posterior a la exposición (Clemente & Marler, 2001).

El incremento en la respiración podría en parte ser responsable de la disminución

del rendimiento en áreas ventosas, reflejando probablemente un mayor consumo

de carbohidratos destinados a la reparación de daños.

MEDIDAS PARA MANIPULAR SU EFECTO Y PRODUCIR SEMILLAS

Cortinas rompevientos

Las cortinas rompevientos son hileras de árboles o arbustos de diferentes alturas

que forman una barrera, opuesta a la dirección predominante del viento, alta y

densa que se constituye en un obstáculo al paso del viento. Se conocen también

como barreras rompevientos, setos vivos o fajas de albergue, por refugiar a cierto

tipo de fauna.

Es una práctica para el control de la erosión eólica, se usa en áreas agrícolas,

pastizales, áreas desprovistas de vegetación y en zonas urbanas.

Beneficios de las cortinas rompevientos

Reduce la velocidad del viento. Por el obstáculo que presenta la cortina al flujo de

viento, la reducción de la velocidad es máxima en la zona inmediata a la cortina y

aumenta a medida que se aleja de esta protección. FAO (2010), reporta que los

porcentajes de reducción de la velocidad del viento son de 60 a 80% en la parte

más cercana a ésta, y de 20% a distancias 20 veces la altura de la misma; La

reducción máxima de la velocidad del viento, se obtiene en el área de protección

equivalente a cuatro veces la altura de la cortina.

La altura de la barrera constituye una unidad práctica de medida aplicada a la

distancia en que el terreno queda protegido por ésta. Así la distancia de protección

es de 14 veces la altura.

La velocidad mínima para iniciar el movimiento del suelo (erosionable) está entre

19 y 24 km h-1. La zona de protección de una barrera, se reduce a medida que

aumenta la velocidad del viento, lo que exige un espaciamiento menor de las

barreras utilizadas para combatir la erosión.

Uso de cortinas para protección de cultivos

La altura de protección de la huerta se puede obtener con una sola hilera de

árboles. Los árboles usados para la protección de huertas deben tener una altura

madura dos veces la de los árboles de la huerta a proteger.

EJEMPLOS ESPECIFICOS DE SU EFECTO EN DIFERENTES ESPECIES

Efectos del viento en maíz en estadio juvenil en tratamientos de viento aplicados

tempranamente (1 o 2 hojas completamente expandidas) la primer hoja se plegó

transversalmente debido al movimiento de la lámina. Una vez formada la línea de

pliegue se volvió un eje sobre el que el resto de la hoja podía agitarse la lámina

exhibió síntomas de daño en forma de lesiones blanquecinas debido al frotado

repetido del ápice de la 3° hoja, en la parte distal de la misma. Con el subsecuente

aumento de tamaño, las plantas permanecieron ligeramente inclinadas después

de la exposición al viento y los daños fueron gradualmente más evidentes la

primera hoja aparecía como quemada, mientras que en otras se observó

oscurecimiento de márgenes y marchitamiento de las puntas.

Daños causados por los vientos en las vides. De arriba/izquierda hacia la derecha

(siguiendo las manecillas del reloj). Tallos rotos por el viento (Oklahoma). Barreras

rompe-vientos colocadas cerca de los viñedos (Virginia). Pobre formación y

fertilización de la fruta debido a fuertes vientos (Russian River, California).

Enrejado colapsado debido al viento (Texas). Fotografías tomadas por Fritz

Westover, Extesnion Texas AgriLife, y Eric Stafne, Universidad Estatal de Misisipi.

El daño causado por el viento es frecuente en regiones con fuertes vientos y/o

tormentas en primavera y verano. El rápido crecimiento de las plantas de vid y el

cultivo de ciertas variedades provocan más susceptibilidad al daño causado por el

viento. El daño en los tallos que están brotando es común durante la primavera y

al inicio del verano cuando los tallos todavía están tiernos /verdes y están

creciendo rápidamente. Más adelante en la temporada, después de que los brotes

han madurado, los daños en las hojas son más comunes. Fuertes daños en las

hojas pueden causar la reducción de la fotosíntesis y esto puede impactar la

calidad de la fruta, así como la resistencia de la planta al frio.

Las cañas (con hojas) afectadas por el viento  empiezan a debilitarse

(marchitarse). En el viñedo, estas plantas afectadas se observarán muy débiles  y

podrán distinguirse fácilmente entre plantas que no han sido afectadas por el

viento. El debilitamiento de las cañas conducirá eventualmente al cambio de color

en sus hojas –tornándose cafés-  y eventualmente a su muerte. Las cañas

dañadas, si fueron trozadas o separadas del cordón de la planta morirán.  Este

daño puede ser confundido con una enfermedad, con un daño provocado por 

insectos o herbicidas, sin embargo una inspección más cercana revelará el daño o

ruptura en la base de la caña. El daño por el viento puede reducirse controlando el

vigor de la planta de vid mediante un manejo adecuado del dosel.

En algunos casos, el sistema de enrejado que se orientan perpendicularmente a

los vientos dominantes puede inclusive caerse o voltearse. Aunque esta situación

no es muy común, puede ser evitada orientando las hileras paralelamente a los

vientos dominantes y/o colocando rompe-vientos. Los rompe-vientos pueden ser

permanentes (una hilera de arboles) o temporales (bardas o pedazos de tela que

puedan actuar como un rompe-vientos o bafle). Sin embargo, cualquier barrera

contra el viento no deberá estar tan cerca del viñedo que cause un sombreado

excesivo, que compita con las plantas de vid o que cause efectos alelopáticos.

Vientos constantes también pueden causar daño en el fruto creado callosidades y

costras en la fruta sobre todo en las frutas que están cerca, frotándose de otra

parte de la planta. La formación del racimo y la fertilización pueden también ser

afectadas en áreas con vientos fuertes y constantemente persistentes durante la

floración. Este tipo de daño es más crítico cuando los frutos se destinan para el

consumo directo y puede conducir a una disminución del potencial económico del

fruto.

plantas de girasol dañadas por el viento

CONCLUSIONES

El viento induce cambios en las condiciones atmosféricas alrededor de las hojas,

como temperatura, diferencia de presión de vapor (la que puede tener efecto en la

apertura estomática y transpiración), pero las plantas pueden responder también a

los efectos directos e indirectos del mismo.

Los mayores efectos directos del viento perecen ocurrir sobre el crecimiento y

probablemente las causas son debidas al daño mecánico de los tejidos foliares y

al estímulo per se. El viento puede causar diversos tipos de lesiones como zonas

blanquecinas, necrosis, plegado, rasgado, alteración de las ceras epicutilares

entre otras. Diversos estudios realizados sobre las posibles influencias del viento

han señalado que este puede restringir y alterar el patrón de crecimiento y retardar

el desarrollo de la planta. el desarrollo reproductivo y los órganos de

almacenamiento pueden ser influenciados de manera directa o indirecta cpn

perturbaciones mecánicas que ocurren en fases tempranas y limitar asi el

rendimiento y calidad de semilla.

Los efectos indirectos principalmente a través de roción del suelo, pueden ser muy

importantes en algunas áreas, inclusive antes del establecimiento del cultivo por

voladura de las semillas. Las plántulas pueden estar sometidas al impacto de

partículas del suelo transportadas por el viento, al cubrimiento y la remoción

alrededor de la base de la plántula dejando sus raíces parcialmente expuestas a la

deposición de polvo y así, el daño puede no limitarse simplemente a los efectos

directos sobre el follaje. Por ésta razón, medidas preventivas contra la erosión

eólica mediante la protección del viento como son las cortinas rompevientos

pueden resultar benéficas.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

Alzugaray, C.; Carnevale, N.; Salinas, A. y Pioli, R. Factores bióticos y abióticos

que afectan la calidad de las semillas de Schinopsis balansae Engl. y

Aspidosperma quebracho-blanco Schltdl. [en línea]. Rev. Iberoam. Micol, 2007,

vol. 24, p. 142-147.

ALFONSO, CARIDAD; GORT, YNEIDA & RIVERO ALINA. 1991. Análisis de la

persistencia de días con y sin precipitación en algunas estaciones de la provincia

La Habana. Revista cubana de Meteorología, La Habana. 4 (1) p. 23

ANON. 1995. Organización de la producción, control y certificación de semillas en

la actividad de cultivos varios.

Doc. int. MINAG. Cuba.

CATALAN, G. 1993. Importancia de la semilla en la repoblación forestal en

terrenos agrícolas.in Revista MONTES. nº 33, monográfico sobre aplicación y

desarrollo del RD 378/93. Asociaciones y Colegios de Ingenieros de Montes e

Ingenieros Técnicos Forestales. Madrid.

ADLER, P.R. & G.E. WILCOX. 1987. Influence of thigmic stress or chlormequat

chloride on tomato morphology and elemental uptake. J. Plant Nutr. 10:831-840.

AKERS, S.W. & C.A. MITCHELL. 1984. Seismic stress efforts on vegetative and

reproductive development of “Alaska” pea. Can. J. Bot. 62:2011-2015.

& C.A. MITCHELL. 1985. Seismic stress effects on reproductive structures of

tomato, potato, and marigold. HortScience 20:684-686.

ARMBRUST, D.V. 1968. Windblown soil abrasive injury to cotton plants. Agron. J.

60:622-625. 1972.

Recovery and nutrient content of sandblasted soybean seedlings. Agron. J.

64:707-708.1982. Physiological responses to wind and sandblast damage by grain

sorghum plants. Agron. J. 74:133-135.

1984. Wind and sandblast injury to field crops: Effect of plant age. Agron. J.

76:991-993.

1986. Effect of particulates (dust) on cotton growth, photosynthesis, and

respiration. Agron. J.

76:1078-1081.

J.D. DICKERSON & J.K. GREIG. 1969. Effect of soil moisture on the recovery of

sandblasted tomato seedlings. J. Amer. Soc. Hort. Sci. 94:214-217

& G.M. PAULSEN. 1973. Effect of wind and sandblast injury on nitrate

accumulation and on nitrate reductase activity in soybean seedlings. Comm. Soil

Sci. Plant Anal. 4:197-204.