f-2016 · 1 de enero de 2016. Ángelus. solemnidad de santa maría, madre de dios. xlix jornada...

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  • 2016

    Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio JulioAgosto Septiembre Octubre Noviembre

  • SANTO PADRE FRANCISCO.

    Año 2016. Enero.

    Textos tomados de:www.vatican.vaCompuestos por:

  • [email protected] 1 de enero de 2016. Homilíaen la solemnidad de SantaMaría, Madre de Dios.1 de enero de 2016.ÁNGELUS.1 de enero de 2016. Homilíaen la Santa Misa y apertura dela puerta santa - basílica deSanta María la Mayor.6 de enero de 2016. Homilíaen la Santa Misa en lasolemnidad de la Epifanía delSeñor.6 de enero de 2016.

  • ÁNGELUS.6 de enero de 2016. Mensajepara el jubileo de lamisericordia de los jóvenes.10 de enero de 2016.ÁNGELUS.11 de enero de 2016.Discurso del al cuerpodiplomático acreditado ante laSanta Sede.13 de enero de 2016.Audiencia general. Lamisericordia según laperspectiva bíblica.16 de enero de 2016.Discurso a los miembros delmovimiento cristiano de

  • trabajadores.17 de enero de 2016.ÁNGELUS.17 de enero de 2016.Discurso en la visita a lasinagoga de Roma.18 de enero de 2016.Discurso a una delegaciónecuménica de la iglesialuterana de Finlandia, conocasión de la fiesta de sanEnrique.20 de enero de 2016.Audiencia general.22 de enero de 2016.Discurso con motivo de lainauguración del año judicial

  • del tribunal de la rota romana.24 de enero de 2016.ÁNGELUS.24 de enero de 2016.Mensaje para la 50 jornadamundial de las comunicacionessociales.25 de enero de 2016. Homilíaen la celebración de lasvísperas en la solemnidad de laconversión de san Pabloapóstol.27 de enero de 2016.Audiencia general. Lamisericordia de Dios a lo largode toda la historia del Pueblode Israel.

  • 30 de enero de 2016.Audiencia jubilar. Misericordia ymisión.31 de enero de 2016.ÁNGELUS.15 de setiembre de 2015.Mensaje para la XXIV jornadamundial del enfermo 2016.4 de octubre de 2015.Mensaje para la cuaresma2016.

  • 1 de enero de 2016. Homilía enla solemnidad de Santa María,Madre de Dios. XLIX jornada mundial de lapaz.

    Santa Misa con la presencia delos pueri cantores, para laclausura del XL congresointernacional. Viernes. Hemos escuchado las palabras

  • del apóstol Pablo: «Cuandollegó la plenitud de los tiempos,envió Dios a su Hijo, nacido demujer» (Ga 4,4).¿Qué significa el que Jesúsnaciera en la «plenitud de lostiempos»? Si nos fijamosúnicamente en el momentohistórico, podemos quedarnospronto defraudados. Romadominaba con su potenciamilitar gran parte del mundoconocido. El emperadorAugusto había llegado al poderdespués de haber combatidocinco guerras civiles. TambiénIsrael había sido conquistado

  • por el Imperio Romano y elpueblo elegido carecía delibertad. Para loscontemporáneos de Jesús, portanto, esa no era en modoalguno la mejor época. Laplenitud de los tiempos no sedefine desde una perspectivageopolítica.Se necesita, pues, otrainterpretación, que entienda laplenitud desde el punto de vistade Dios. Para la humanidad, laplenitud de los tiempos tienelugar en el momento en el queDios establece que ha llegadola hora de cumplir la promesa

  • que había hecho. Por tanto, noes la historia la que decide elnacimiento de Cristo, sino quees más bien su venida en elmundo la que hace que lahistoria alcance su plenitud. Poresta razón, el nacimiento delHijo de Dios señala el comienzode una nueva era en la que secumple la antigua promesa.Como escribe el autor de laCarta a los Hebreos: «Enmuchas ocasiones y de muchasmaneras habló Diosantiguamente a los padres porlos profetas. En esta etapafinal, nos ha hablado por el

  • Hijo, al que ha nombradoheredero de todo, y por mediodel cual ha ido realizando lasedades del mundo. Él es reflejode su gloria, impronta de suser. Él sostiene el universo consu palabra poderosa» (Hb 1,1-3). La plenitud de los tiemposes, pues, la presencia ennuestra historia del mismo Diosen persona. Ahora podemos versu gloria que resplandece en lapobreza de un establo, y seranimados y sostenidos por suVerbo que se ha hecho«pequeño» en un niño. Graciasa él, nuestro tiempo encuentra

  • su plenitud. También nuestrotiempo personal alcanzará suplenitud en el encuentro conJesucristo, el Dios hechohombre.Sin embargo, este misteriocontrasta siempre con ladramática experiencia histórica.Cada día, aunque deseamosvernos sostenidos por lossignos de la presencia de Dios,nos encontramos con signosopuestos, negativos, que noshacen creer que él estáausente. La plenitud de lostiempos parece desmoronarseante la multitud de formas de

  • injusticia y de violencia quegolpean cada día a lahumanidad. A veces nospreguntamos: ¿Cómo es posibleque perdure la opresión delhombre contra el hombre, quela arrogancia del más fuertecontinúe humillando al másdébil, arrinconándolo en losmárgenes más miserables denuestro mundo? ¿Hasta cuándola maldad humana seguirásembrando la tierra deviolencia y de odio, queprovocan tantas víctimasinocentes? ¿Cómo puede sereste un tiempo de plenitud, si

  • ante nuestros ojos muchoshombres, mujeres y niñossiguen huyendo de la guerra,del hambre, de la persecución,dispuestos a arriesgar sus vidascon tal de que se respeten susderechos fundamentales? Unrío de miseria, alimentado porel pecado, parece contradecir laplenitud de los tiemposrealizada por Cristo. Acordaos,queridos pueri cantores, queésta era la tercera preguntaque ayer me hicisteis: ¿Cómose explica esto…? También losniños se dan cuenta de estoY, sin embargo, este río en

  • crecida nada puede contra elocéano de misericordia queinunda nuestro mundo. Todosestamos llamados asumergirnos en este océano, adejarnos regenerar para vencerla indiferencia que impide lasolidaridad y salir de la falsaneutralidad que obstaculiza elcompartir. La gracia de Cristo,que lleva a su cumplimiento laesperanza de la salvación, nosempuja a cooperar con él en laconstrucción de un mundo másjusto y fraterno, en el quetodas las personas y todas lascriaturas puedan vivir en paz,

  • en la armonía de la creaciónoriginaria de Dios.Al comienzo de un nuevo año,la Iglesia nos hace contemplarla Maternidad de María comoicono de la paz. La promesaantigua se cumple en supersona. Ella ha creído en laspalabras del ángel, haconcebido al Hijo, se haconvertido en la Madre delSeñor. A través de ella, através de su «sí», ha llegado laplenitud de los tiempos. ElEvangelio que hemosescuchado dice: «Conservabatodas estas cosas, meditándolas

  • en su corazón» (Lc 2,19). Ellase nos presenta como un vasosiempre rebosante de lamemoria de Jesús, Sede de laSabiduría, al que podemosacudir para saber interpretarcoherentemente su enseñanza.Hoy nos ofrece la posibilidad decaptar el sentido de losacontecimientos que nosafectan a nosotrospersonalmente, a nuestrasfamilias, a nuestros países y almundo entero. Donde no puedellegar la razón de los filósofosni los acuerdos de la política,allí llega la fuerza de la fe que

  • lleva la gracia del Evangelio deCristo, y que siempre es capazde abrir nuevos caminos a larazón y a los acuerdos.Bienaventurada eres tú, María,porque has dado al mundo alHijo de Dios; pero todavía másdichosa por haber creído en él.Llena de fe, has concebido aJesús antes en tu corazón queen tu seno, para hacerte Madrede todos los creyentes (cf. SanAgustín, Sermón 215, 4).Madre, derrama sobre nosotrostu bendición en este díaconsagrado a ti; muéstranos elrostro de tu Hijo Jesús, que

  • trae a todo el mundomisericordia y paz. Amén.

  • 1 de enero de 2016. ÁNGELUS. Solemnidad de Santa María,Madre de Dios. XLIX jornadamundial de la paz. Viernes. Queridos hermanos yhermanas, ¡buenos días y felizaño!Al inicio del año es bonitointercambiarse lasfelicitaciones. Renovamos así,unos a otros, el deseo queaquello que nos espera sea unpoco mejor. Es en fondo, un

  • signo de la esperanza que nosanima y nos invita a creer en lavida. Pero sabemos que con elaño nuevo no cambiará todo, yque muchos problemas de ayerpermanecerán tambiénmañana. Entonces quisieradirigir un deseo sostenido deuna esperanza real, que traigode la Liturgia de hoy.Son las palabras con las cualesel Señor mismo pide bendecir asu pueblo: «El Señor iluminesu rostro sobre ti […]. El Señorte muestre su rostro» (Nm 6,25-26). También yo os deseoesto: que el Señor ponga su

  • mirada sobre vosotros y podáisalegraros, sabiendo que cadadía su rostro misericordioso,más brillante que el sol,resplandece sobre vosotros y¡no se oculta nunca! Descubrirel rostro de Dios hace nueva lavida. Porque es un Padreenamorado del hombre, que nose cansa nunca de recomenzardesde el principio con nosotrospara renovarnos. ¡El Señortiene una paciencia connosotros! No se cansa nunca derecomenzar desde el inicio cadavez que nosotros caemos. Peroel Señor no promete cambios

  • mágicos, Él no usa la varitamágica. Ama cambiar larealidad desde dentro, conpaciencia y amor; pide entraren nuestra vida con delicadeza,como la lluvia en la tierra, paradespués dar fruto. Y siemprenos espera y nos mira conternura. Cada mañana, aldespertar, podemos decir: «Hoyel Señor hace resplandecer surostro sobre mí». Hermosaoración que es una realidad.La bendición bíblica continúaasí: «[El Señor] te concedapaz» (Nm 6, 26). Hoycelebramos la Jornada mundial

  • de la paz, que tiene por tema:«Vence la indiferencia yconquista la paz». La paz, queDios Padre desea sembrar en elmundo, debe ser cultivada pornosotros. No sólo, debe sertambién «conquistada». Estoimplica una auténtica lucha,una lucha espiritual que tienelugar en nuestro corazón.Porque no sólo la guerra esenemiga de la paz sino tambiénla indiferencia, que hace pensarsólo a sí mismos para crearbarreras, sospechas, miedos ycerrazones. Estas cosas sonenemigas de la paz. Tenemos,

  • gracias a Dios, muchasinformaciones; pero a vecesestamos tan inundados denoticias que nos distraemos dela realidad, del hermano y de lahermana que necesitan denosotros. Comencemos en esteaño a abrir el corazón,despertando la atención haciael prójimo, a quien está máscerca. Este es el camino para laconquista de la paz.Nos ayude en esto la Reina dela Paz, la Madre de Dios, dequien hoy celebramos lasolemnidad. Ella «conservabatodas estas cosas, meditándolas

  • en su corazón» (Lc 2, 19). Lasesperanzas y laspreocupaciones, la gratuidad ylos problemas: todo eso quesucedía en la vida setransformaba, en el corazón deMaría, en oración, diálogo conDios. Y ella también lo hace asícon nosotros: guarda lasalegrías y desata los nudos denuestra vida, llevándolos alSeñor.Encomendemos a la Madre elnuevo año, para que crezcan lapaz y la misericordia.Después del ÁngelusQueridos hermanos y

  • hermanas:Deseo agradecer al Presidentede la República Italiana lasfelicitaciones que me dirigióayer por la tarde en su Mensajede fin de año, y que ledevuelvo de corazón.Expreso mi reconocimiento porlas múltiples iniciativas deoración y de acción por la pazorganizadas en cada parte delmundo con ocasión de laJornada Mundial de la Paz dehoy. Pienso, de maneraparticular, en la Marchanacional que tuvo lugar ayerpor la tarde en Molfetta,

  • promovida por laCEI, Caritas, Pax Christi yAcción Católica; es hermososaber que muchas personas,sobre todo jóvenes, han elegidoeste modo de vivir la nochevieja. Saludo con afecto a losparticipantes en lamanifestación «Paz en todas lastierras», promovida en Roma yen muchos países por laComunidad de San Egidio.Queridos amigos, os animo allevar hacia adelante vuestrocompromiso a favor de lareconciliación y de la concordia.Y saludo a las familias del

  • Movimiento del Amor Familiar,que han velado esta noche enla plaza de San Pedro, rezandopor la paz y la unidad en lasfamilias de todo el mundo.Gracias a todos por estashermosas iniciativas y porvuestras oraciones.Dirijo un cordial saludo a todosvosotros, queridos peregrinosaquí presentes. Unpensamiento especial —Sternsinger—, niños y jóvenesque en Alemania y Austriallevan a las casas la bendiciónde Jesús y recogen donacionespara sus coetáneos pobres.

  • Saludo a los amigos y a losvoluntarios de la FraternaDomus, el Oratorio de Stezzanoy los fieles de Taranto.A todos deseo un año de paz enla gracia del Señor, rico demisericordia y con la protecciónmaterna de María, la SantaMadre de Dios. Y no os olvidéispor la mañana, cuando osdespertéis, recordar esa partede la bendición de Dios: «Hoyel Señor hace resplandecer surostro sobre mí». ¡Todos! «Hoyel Señor hace resplandecer surostro sobre mí». ¡Otra vez!«Hoy el Señor hace

  • resplandecer su rostro sobremí».Feliz año, buen almuerzo y porfavor no os olvidéis de rezarpor mí. ¡Hasta la vista!

  • 1 de enero de 2016. Homilía enla Santa Misa y apertura de lapuerta santa - basílica de SantaMaría la Mayor. Jubileo extraordinario de lamisericordia. Viernes.

    Santa María, Madre de Dios. Salve, Mater misericordiae!Con este saludo nos dirigimos ala Virgen María en la Basílicaromana dedicada a ella con eltítulo de Madre de Dios. Es el

  • comienzo de un antiguo himno,que cantaremos al final de estasanta Eucaristía, de autordesconocido y que ha llegadohasta nosotros como unaoración que brotaespontáneamente del corazónde los creyentes: «Dios tesalve, Madre de misericordia,Madre de Dios y Madre delperdón, Madre de la esperanzay Madre de la gracia, Madrellena de santa alegría». Enestas pocas palabras sesintetiza la fe de generacionesde personas que, con sus ojosfijos en el icono de la Virgen,

  • piden su intercesión y suconsuelo.Hoy más que nunca resultamuy apropiado que invoquemosa la Virgen María, sobre todocomo Madre de la Misericordia.La Puerta Santa que hemosabierto es de hecho una puertade la Misericordia. Quienatraviesa ese umbral estállamado a sumergirse en elamor misericordioso del Padre,con plena confianza y sin miedoalguno; y puede recomenzardesde esta Basílica con lacerteza –¡con la certeza!– deque tendrá a su lado la

  • compañía de María. Ella esMadre de la misericordia,porque ha engendrado en suseno el Rostro mismo de lamisericordia divina, Jesús, elEmmanuel, el Esperado detodos los pueblos, el «Príncipede la Paz» (Is 9,5). El Hijo deDios, que se hizo carne paranuestra salvación, nos ha dadoa su Madre, que se haceperegrina con nosotros para nodejarnos nunca solos en elcamino de nuestra vida, sobretodo en los momentos deincertidumbre y de dolor.María es Madre de Dios, es

  • Madre de Dios que perdona,que ofrece el perdón, y por esopodemos decir que es Madredel perdón. Esta palabra–«perdón»–, tan pococomprendida por la mentalidadmundana, indica sin embargo elfruto propio y original de la fecristiana. El que no sabeperdonar no ha conocidotodavía la plenitud del amor. Ysólo quien ama de verdadpuede llegar a perdonar,olvidando la ofensa recibida. Alos pies de la cruz, María viocómo su Hijo se ofrecíatotalmente a sí mismo, dando

  • así testimonio de lo quesignifica amar como lo haceDios. En aquel momentoescuchó unas palabraspronunciadas por Jesús y queprobablemente nacían de loque ella misma le habíaenseñado desde niño: «Padre,perdónalos porque no saben loque hacen» (Lc 23,34). Enaquel momento, María seconvirtió para todos nosotrosen Madre del perdón. Ellamisma, siguiendo el ejemplo deJesús y con su gracia, fue capazde perdonar a los que estabanmatando a su Hijo inocente.

  • Para nosotros, María es en unicono de cómo la Iglesia debeextender el perdón a cuantos lopiden. La Madre del perdónenseña a la Iglesia que elperdón ofrecido en el Gólgotano conoce límites. No lo puededetener la ley con sus argucias,ni los saberes de este mundocon sus disquisiciones. Elperdón de la Iglesia ha de tenerla misma amplitud que el deJesús en la Cruz, y el de Maríaa sus pies. No hay alternativa.Por este motivo, el EspírituSanto ha hecho que losApóstoles sean instrumentos

  • eficaces de perdón, para quetodo lo que hemos obtenido porla muerte de Jesús pueda llegara todos los hombres, encualquier momento y lugar(cf. Jn 20,19-23).El himno mariano, por último,continúa diciendo: «Madre de laesperanza y Madre de la gracia,Madre llena de santa alegría».La esperanza, la gracia y lasanta alegría son hermanas:son don de Cristo, es más, sonotros nombres suyos, escritos,por así decir, en su carne. Elregalo que María nos hace aldarnos a Jesucristo es el del

  • perdón que renueva la vida,que permite cumplir de nuevola voluntad de Dios, y que llenade auténtica felicidad. Estagracia abre el corazón paramirar el futuro con la alegría dequien espera. Es lo que nosenseña el Salmo: «Oh Dios,crea en mí un corazón puro,renuévame por dentro conespíritu firme. […]Devuélvemela alegría de tu salvación» (Sal51, 12.14). La fuerza delperdón es el auténtico antídotocontra la tristeza provocada porel rencor y la venganza. Elperdón nos abre a la alegría y a

  • la serenidad porque libera elalma de los pensamientos demuerte, mientras el rencor y lavenganza perturban la mente ydesgarran el corazónquitándole el reposo y la paz.Qué malo es el rencor y lavenganza.Atravesemos, por tanto, laPuerta Santa de la Misericordiacon la certeza de que la VirgenMadre nos acompaña, la SantaMadre de Dios, que intercedepor nosotros. Dejémonosacompañar por ella pararedescubrir la belleza delencuentro con su Hijo Jesús.

  • Abramos nuestro corazón depar en par a la alegría delperdón, conscientes de laesperanza cierta que se nosrestituye, para hacer denuestra existencia cotidiana unhumilde instrumento del amorde Dios.Y con amor de hijosaclamémosla con las mismaspalabras pronunciadas por elpueblo de Éfeso, en tiempos delhistórico Concilio: «SantaMadre de Dios». Y os invito aque, todos juntos,pronunciemos esta aclamacióntres veces, fuerte, con todo el

  • corazón y el amor. Todosjuntos: «Santa Madre de Dios,Santa Madre de Dios, SantaMadre de Dios».

  • 6 de enero de 2016. Homilía enla Santa Misa en la solemnidadde la Epifanía del Señor. Miércoles. Las palabras que el profetaIsaías dirige a la ciudad santade Jerusalén nos invitan alevantarnos, a salir; a salir denuestras clausuras, a salir denosotros mismos, y a reconocerel esplendor de la luz queilumina nuestras vidas:«¡Levántate y resplandece,porque llega tu luz; la gloriadel Señor amanece sobre ti!»

  • (Is 60,1). «Tu luz» es la gloriadel Señor. La Iglesia no puedepretender brillar con luz propia,no puede. San Ambrosio nos lorecuerda con una hermosaexpresión, aplicando a laIglesia la imagen de la luna:«La Iglesia es verdaderamentecomo la luna: […] no brilla conluz propia, sino con la luz deCristo. Recibe su esplendor delSol de justicia, para poder decirluego: “Vivo, pero no soy yo elque vive, es Cristo quien viveen mí”» (Hexameron, IV, 8,32). Cristo es la luz verdaderaque brilla; y, en la medida en

  • que la Iglesia está unida a él,en la medida en que se dejailuminar por él, iluminatambién la vida de las personasy de los pueblos. Por eso, lossantos Padres veían a la Iglesiacomo el «mysterium lunae».Necesitamos de esta luz queviene de lo alto para respondercon coherencia a la vocaciónque hemos recibido. Anunciarel Evangelio de Cristo no esuna opción más entre otrasposibles, ni tampoco unaprofesión. Para la Iglesia, sermisionera no significa hacerproselitismo; para la Iglesia,

  • ser misionera equivale amanifestar su propianaturaleza: dejarse iluminarpor Dios y reflejar su luz. Estees su servicio. No hay otrocamino. La misión es suvocación: hacer resplandecer laluz de Cristo es su servicio.Muchas personas esperan denosotros este compromisomisionero, porque necesitan aCristo, necesitan conocer elrostro del Padre.Los Magos, que aparecen en elEvangelio de Mateo, son unaprueba viva de que las semillasde verdad están presentes en

  • todas partes, porque son undon del Creador que llama atodos para que lo reconozcancomo Padre bueno y fiel. LosMagos representan a loshombres de cualquier parte delmundo que son acogidos en lacasa de Dios. Delante de Jesúsya no hay distinción de raza,lengua y cultura: en ese Niño,toda la humanidad encuentrasu unidad. Y la Iglesia tiene latarea de que se reconozca yvenga a la luz con más claridadel deseo de Dios que anida encada uno. Este es el servicio dela Iglesia, con la luz que ella

  • refleja: hacer emerger el deseode Dios que cada uno lleva ensí. Como los Magos, tambiénhoy muchas personas viven conel «corazón inquieto»,haciéndose preguntas que noencuentran respuestas seguras,es la inquietud del EspírituSanto que se mueve en loscorazones. También ellos estánen busca de la estrella quemuestre el camino hacia Belén.¡Cuántas estrellas hay en elcielo! Y, sin embargo, los Magoshan seguido una distinta,nueva, mucho más brillantepara ellos. Durante mucho

  • tiempo, habían escrutado elgran libro del cielo buscandouna respuesta a sus preguntas–tenían el corazón inquieto– y,al final, la luz apareció. Aquellaestrella los cambió. Les hizoolvidar los intereses cotidianos,y se pusieron de prisa encamino. Prestaron atención a lavoz que dentro de ellos losempujaba a seguir aquella luz–y la voz del Espíritu Santo,que obra en todas laspersonas–; y ella los guió hastaque en una pobre casa deBelén encontraron al Rey de losJudíos.

  • Todo esto encierra unaenseñanza para nosotros. Hoyserá bueno que nos repitamosla pregunta de los Magos:«¿Dónde está el Rey de losjudíos que ha nacido? Porquehemos visto salir su estrella yvenimos a adorarlo» (Mt 2,2).Nos sentimos urgidos, sobretodo en un momento como elactual, a escrutar los signosque Dios nos ofrece, sabiendoque debemos esforzarnos paradescifrarlos y comprender asísu voluntad. Estamos llamadosa ir a Belén para encontrar alNiño y a su Madre. Sigamos la

  • luz que Dios nos da –pequeñita…; el himno delbreviario poéticamente nos diceque los Magos «lumenrequirunt lumine»: aquellapequeña luz–, la luz queproviene del rostro de Cristo,lleno de misericordia yfidelidad. Y, una vez queestemos ante él, adorémoslocon todo el corazón, yofrezcámosle nuestros dones:nuestra libertad, nuestrainteligencia, nuestro amor. Laverdadera sabiduría se escondeen el rostro de este Niño. Y esaquí, en la sencillez de Belén,

  • donde encuentra su síntesis lavida de la Iglesia. Aquí está lafuente de esa luz que atrae a sía todas las personas en elmundo y guía a los pueblos porel camino de la paz.

  • 6 de enero de 2016. ÁNGELUS. Solemnidad de la Epifanía delSeñor. Miércoles. Queridos hermanos yhermanas, ¡buenos días!En el Evangelio de hoy, elrelato de los Magos, llegadosdesde Oriente a Belén paraadorar al Mesías, confiere a lafiesta de la Epifanía un aire deuniversalidad. Y éste es elaliento de la Iglesia, que deseaque todos los pueblos de la

  • tierra puedan encontrar aJesús, y experimentar su amormisericordioso. Es este el deseode la Iglesia: que encuentren lamisericordia de Jesús, su amor.Cristo acaba de nacer, aún nosabe hablar y todas las gentes—representadas por los Magos— ya pueden encontrarlo,reconocerlo, adorarlo. Dicen losMagos: «Hemos visto salir suestrella y venimos a adorarlo»(Mt 2, 2). Herodes oyó estoapenas los Magos llegaron aJerusalén. Estos Magos eranhombres prestigiosos, deregiones lejanas y culturas

  • diversas, y se habíanencaminado hacia la tierra deIsrael para adorar al rey quehabía nacido. Desde siempre laIglesia ha visto en ellos laimagen de la enterahumanidad, y con lacelebración de hoy, de la fiestade la Epifanía, casi quiere guiarrespetuosamente a todohombre y a toda mujer de estemundo hacia el Niño que hanacido para la salvación detodos.En la noche de Navidad Jesússe manifestó a los pastores,hombres humildes y

  • despreciados -–algunos dicenque eran bandidos-; fueronellos los primeros que llevaronun poco de calor en aquella fríagruta de Belén. Ahora lleganlos Magos de tierras lejanas,también ellos atraídosmisteriosamente por aquelNiño. Los pastores y los Magosson muy diferentes entresí; pero una cosa los une: elcielo. Los pastores de Belénacudieron inmediatamente aver a Jesús, no porque fueranespecialmente buenos, sinoporque velaban de noche y,levantando los ojos al cielo,

  • vieron un signo, escucharon sumensaje y lo siguieron. De lamisma manera los Magos:escrutaban los cielos, vieronuna nueva estrella,interpretaron el signo y sepusieron en camino, desdelejos. Los pastores y los Magosnos enseñan que paraencontrar a Jesús es necesariosaber levantar la mirada haciael cielo, no estar replegadossobre sí mismos, en el propioegoísmo, sino tener el corazóny la mente abiertos al horizontede Dios, que siempre nossorprende, saber acoger sus

  • mensajes y responder conprontitud y generosidad.Los Magos, dice el Evangelio, alver «la estrella se llenaron deinmensa alegría» (Mt 2, 10).También para nosotros hay ungran consuelo al ver la estrella,o sea en el sentirnos guiados yno abandonados a nuestrodestino. Y la estrella es elEvangelio, la Palabra del Señor,como dice el salmo: «Lámparaes tu palabra para mis pasos,luz en mi sendero» (Sal 119,10). Esta luz nos guía haciaCristo. Sin la escucha delEvangelio, ¡no es posible

  • encontrarlo! En efecto, losMagos, siguiendo la estrellallegaron al lugar donde seencontraba Jesús. Y allí«entraron en la casa, vieron alniño con María, su madre, ycayendo de rodillas loadoraron» (Mt 2, 11). Laexperiencia de los Magos nosexhorta a no conformarnos conla mediocridad, a no «vivir aldía», sino a buscar el sentidode las cosas, a escrutar conpasión el gran misterio de lavida. Y nos enseña a noescandalizarnos de la pequeñezy la pobreza, sino a reconocer

  • la majestad en la humildad, ysaber arrodillarnos frente aella.Que la Virgen María, queacogió a los Magos en Belén,nos ayude a levantar la miradade nosotros mismos, adejarnos guiar por la estrelladel Evangelio para encontrar aJesús, y a saber abajarnospara adorarlo. Así podremosllevar a los demás un rayo desu luz, y compartir con ellos laalegría del camino.Después del ÁngelusQueridos hermanos yhermanas:

  • Hoy expresamos nuestracercanía espiritual a loshermanos y a las hermanas delOriente cristiano, católicos yortodoxos, muchos de loscuales celebran mañana elNacimiento del Señor. A ellosllegue nuestro deseo de paz yde bien. ¡También un granaplauso como saludo!Recordemos también que laEpifanía es la Jornada mundialde la infancia misionera. Es lafiesta de los niños que, con susoraciones y sus sacrificios,ayudan a sus coetáneos másnecesitados haciéndose

  • misioneros y testigos defraternidad y de solidaridad.Dirijo mi cordial saludo a todosvosotros, peregrinos, familias,grupos parroquiales yasociaciones, procedentes deItalia y de diferentes países. Enparticular saludo a los fieles deAcerra, Modena y Terlizzi; laEscuela de arte sacro deFlorencia; los jóvenes delCampamento internacional delLions Club.Un saludo especial a cuantosdan vida al desfile históricofolclórico, dedicado este año alterritorio de Valle

  • dell’Amaseno. También deseorecordar el cortejo de los Magosque se desarrolla en numerosasciudades de Polonia con unaconsiderable participación defamilias y asociaciones; comotambién el pesebre vivienterealizado en el Campidoglio porla unitalsi y los Frailes Menoresinvolucrando a personas condiscapacidad.A todos deseo una feliz fiesta.Por favor, no os olvidéis derezar por mí. ¡Buen almuerzo yhasta pronto!

  • 6 de enero de 2016. Mensajepara el jubileo de lamisericordia de los jóvenes. Miércoles. Crecer misericordiosos como elPadre. Queridos jóvenes:La Iglesia está viviendo el AñoSanto de la Misericordia, untiempo de gracia, de paz, deconversión y de alegría queconcierne a todos: grandes ypequeños, cercanos y lejanos.No hay fronteras ni distancias

  • que puedan impedir a lamisericordia del Padre llegar anosotros y hacerse presenteentre nosotros. Ahora, laPuerta Santa ya está abierta enRoma y en todas las diócesisdel mundo.Este tiempo precioso tambiénos atañe a vosotros, queridosjóvenes, y yo me dirijo avosotros para invitaros aparticipar en él, a serprotagonistas, descubriendoque sois hijos de Dios (cf. 1Jn 3,1). Quisiera llamaros unoa uno, quisiera llamaros porvuestro nombre, como hace

  • Jesús todos los días, porquesabéis bien que vuestrosnombres están escritos en elcielo (Lc 10,20), estángrabados en el corazón delPadre, que es el CorazónMisericordioso del que nacetoda reconciliación y todadulzura.El Jubileo es todo un año en elque cada momento es llamadosanto, para que toda nuestraexistencia sea santa. Es unaocasión para descubrir que vivircomo hermanos es una granfiesta, la más hermosa quepodamos soñar, la celebración

  • sin fin que Jesús nos haenseñado a cantar a través desu Espíritu. El Jubileo es lafiesta a la que Jesús invita atodos, sin distinciones niexcepciones. Por eso hequerido vivir también convosotros algunas jornadas deoración y de fiesta. Portanto, os espero el próximomes de abril.«Crecer misericordiosos comoel Padre» es el título de vuestroJubileo, pero es también laoración que hacemos por todosvosotros, acogiéndoos en elnombre de Jesús. Crecer

  • misericordioso significaaprender a ser valiente en elamor concreto y desinteresado,comporta hacerse mayorestanto física comointeriormente. Os estáispreparando para ser cristianoscapaces de tomar decisiones ygestos valientes, capaces deconstruir todos los días, inclusoen las pequeñas cosas, unmundo de paz.Vuestra edad es una etapa decambios increíbles, en la quetodo parece posible e imposibleal mismo tiempo. Os reiterocon insistencia: «Permaneced

  • estables en el camino de la fecon una firme esperanza en elSeñor. Aquí está el secreto denuestro camino. Él nos da elvalor para caminar contracorriente. Lo estáis oyendo,jóvenes: caminar contracorriente. Esto hace bien alcorazón, pero hay que servalientes para ir contracorriente y él nos da estafuerza [...] Con él podemoshacer cosas grandes ysentiremos el gozo de ser susdiscípulos, sus testigos. Apostadpor los grandes ideales, por lascosas grandes. Los cristianos no

  • hemos sido elegidos por elSeñor para pequeñeces. Hemosde ir siempre más allá, hacialas cosas grandes. Jóvenes,poned en juego vuestra vidapor grandes ideales» (Homilíaen la Misa de Confirmación, 28abril 2013).No me olvido de vosotros,chicos y chicas que vivís ensituaciones de guerra, depobreza extrema, de penuriascotidianas, de abandono. Noperdáis la esperanza, el Señortiene un gran sueño que quierehacer realidad con vosotros.Vuestros amigos y compañeros

  • que viven en condicionesmenos dramáticas se acuerdande vosotros y se comprometena que la paz y la justicialleguen a todos. No creáis a laspalabras de odio y terror que serepiten a menudo; por elcontrario, construid nuevasamistades. Ofreced vuestrotiempo, preocupaos siempre dequienes os piden ayuda. Sedvalientes e id contracorriente,sed amigos de Jesús, que es elPríncipe de la Paz (cf. Is 9,6): «En él todo habla demisericordia. Nada en él esfalto de compasión»

  • (Misericordiae vultus, 8).Ya sé que no todos podréisvenir a Roma, pero el Jubileoes verdaderamente para todosy se celebrará también envuestras iglesias locales. Todosestáis invitados a estemomento de alegría. Nopreparéis sólo mochilas ypancartas, preparadespecialmente vuestro corazóny vuestra mente. Meditad bienlos deseos que presentaréis aJesús en el sacramento de laReconciliación y de la Eucaristíaque celebraremos juntos.Cuando atraveséis la Puerta

  • Santa, recordad que oscomprometéis a hacer santavuestra vida, a alimentaros delEvangelio y la Eucaristía, queson la Palabra y el Pan de lavida, para poder construir unmundo más justo y fraterno.Que el Señor bendiga cada unode vuestros pasos hacia laPuerta Santa. Rezo porvosotros al Espíritu Santo paraque os guíe e ilumine. Que laVirgen María, que es Madre detodos, sea para vosotros, paravuestras familias y paracuantos os ayudan a crecer enla bondad y la gracia, una

  • verdadera puerta de laMisericordia.Vaticano, 6 de enero de 2016,Solemnidad de la EpifaníaFrancisco

  • 10 de enero de 2016.ÁNGELUS. Fiesta del Bautismo del Señor. Domingo. Queridos hermanos yhermanas, ¡buenos días!En este domingo después de laEpifanía celebramos elBautismo de Jesús, y hacemosmemoria grata de nuestroBautismo. En este contexto,esta mañana he bautizado a 26recién nacidos: ¡recemos porellos!

  • El Evangelio nos presenta aJesús, en las aguas del ríoJordán, en el centro de unamaravillosa revelación divina.Escribe san Lucas: «Cuandotodo el pueblo era bautizado,también Jesús fue bautizado; ymientras oraba, se abrieron loscielos, bajó el Espíritu Santosobre él con apariencia corporalsemejante a una paloma y vinouna voz del cielo: “Tú eres miHijo, el amado; en ti mecomplazco”» (Lc 3, 21-22). Deeste modo Jesús es consagradoy manifestado por el Padrecomo el Mesías salvador y

  • liberador. En este evento —testificado por los cuatroEvangelios— tuvo lugar elpasaje del bautismo de JuanBautista, basado en el símbolodel agua, al Bautismo de Jesús«en el Espíritu Santo y fuego».De hecho, el Espíritu Santo enel Bautismo cristiano es elartífice principal: es Él quienquema y destruye el pecadooriginal, restituyendo albautizado la belleza de lagracia divina; es Él quien noslibera del dominio de lastinieblas, es decir, del pecado ynos traslada al reino de la luz,

  • es decir, del amor, de la verdady de la paz: este es el reino dela luz. ¡Pensemos a quédignidad nos eleva el Bautismo!«Mirad qué amor nos ha tenidoel Padre para llamarnos hijosde Dios, pues ¡lo somos!»(1 Jn 3, 1), exclama el apóstolJuan. Tal estupenda realidad deser hijos de Dios comporta laresponsabilidad de seguir aJesús, el Siervo obediente, yreproducir en nosotros mismossus rasgos, es decir: es decir,mansedumbre, humildad yternura. Sin embargo, esto noes fácil, especialmente si

  • entorno a nosotros hay muchaintolerancia, soberbia, dureza.¡Pero con la fuerza que nosllega del Espíritu Santo esposible! El Espíritu Santo,recibido por primera vez el díade nuestro Bautismo, nos abreel corazón a la Verdad, a todala Verdad. El Espíritu empujanuestra vida hacia el caminolaborioso pero feliz de lacaridad y de la solidaridadhacia nuestros hermanos. ElEspíritu nos dona la ternura delperdón divino y nos impregnacon la fuerza invencible de lamisericordia del Padre. No

  • olvidemos que el Espíritu Santoes una presencia viva yvivificante en quien lo acoge,reza con nosotros y nos llenade alegría espiritual.Hoy, fiesta del Bautismo deJesús, pensemos en el día denuestro Bautismo. Todosnosotros hemos sidobautizados, agradezcamos estedon. Y os hago una pregunta:¿Quién de vosotros conoce lafecha de su Bautismo?Seguramente no todos. Por eso,os invito a ir a buscar la fechapreguntando por ejemplo avuestros padres, a vuestros

  • abuelos, a vuestros padrinos, oyendo a la parroquia. Es muyimportante conocerla porque esuna fecha para festejar: es lafecha de nuestro renacimientocomo hijos de Dios. Por eso, losdeberes para esta semana: ir abuscar la fecha de mi Bautismo.Festejar este día significareafirmar nuestra adhesión aJesús, con el compromiso devivir como cristianos, miembrosde la Iglesia y de unahumanidad nueva, en la cualtodos somos hermanos. Que laVirgen María, primera discípulade su Hijo Jesús, nos ayude a

  • vivir con alegría y fervorapostólico nuestro Bautismo,acogiendo cada día el don delEspíritu Santo, que nos hacehijos de Dios. Después del ÁngelusQueridos hermanos yhermanas:Os saludo a todos vosotros,fieles de Roma y peregrinosllegados desde Italia y desdediferentes países. Saludo enparticular a los estudiantes delInstituto bachiller DiegoSánchez de Talavera La Real,España; al Coro Alpino

  • Martinengo con sus familiares;al grupo de adolescentes deSan Bernardo en Lodi.Como decía, en esta fiesta delBautismo de Jesús, según latradición he bautizado anumerosos niños. Ahoraquerría hacer llegar unaespecial bendición a todos losniños que han sido bautizadosrecientemente, pero también alos jóvenes y adultos que hanrecibido hace poco losSacramentos de la iniciacióncristiana o que se estánpreparando. ¡La gracia deCristo les acompañe siempre!

  • Os deseo a todos un felizdomingo. No os olvidéis de latarea en casa: buscar la fechade mi Bautismo. Y por favor, noos olvidéis también de rezarpor mí. ¡Buen almuerzo y hastapronto!

  • 11 de enero de 2016. Discursoal cuerpo diplomáticoacreditado ante la Santa Sede. Lunes. Excelencias, Señoras ySeñores:Les doy la cordial bienvenida aesta cita anual, que me da laoportunidad de presentarlesmis mejores deseos para elnuevo año, y de reflexionar conustedes sobre la situación denuestro mundo, bendecido yamado por Dios, y, sinembargo, cansado y afligido por

  • tantos males. Doy las gracias alnuevo Decano del CuerpoDiplomático, Su Excelencia elSr. Armindo Fernandes doEspírito Santo Vieira,Embajador de Angola, por lasamables palabras que me hadirigido en nombre de todo elCuerpo Diplomático acreditadoante la Santa Sede. Al mismotiempo quiero recordar demanera especial a los difuntosEmbajadores de Cuba, RodneyAlejandro López Clemente, y deLiberia, Rudolf P. von Ballmoos,cuando se cumple casi un mesde su muerte.

  • Aprovecho la ocasión tambiénpara saludar de modo particulara los que participan porprimera vez en este encuentro,reconociendo con agrado que,en el último año, se haincrementado el número deembajadores residentes enRoma. Es un signo importantedel interés con que lacomunidad internacional siguela actividad diplomática de laSanta Sede. Prueba de ello sontambién los acuerdosinternacionales firmados oratificados durante el año queacaba de terminar. En

  • particular, quisiera mencionarlos acuerdos en materia fiscalfirmados con Italia y con losEstados Unidos de América, quedemuestran el crecientecompromiso de la Santa Sedeen favor de una mayortransparencia en materiaeconómica. Igualmenteimportantes son los acuerdosde carácter general, orientadosa regular los aspectosesenciales de la vida y de laactividad de la Iglesia en variospaíses, como el acuerdofirmado en Dili con la RepúblicaDemocrática de Timor Oriental.

  • Del mismo modo, deseomencionar el intercambio de losinstrumentos de ratificación delAcuerdo con Chad sobre elestatuto jurídico de la Iglesiacatólica en ese País, así como elAcuerdo firmado y ratificadocon Palestina. Se trata de dosacuerdos que, junto con elMemorándum de Entendimientoentre la Secretaría de Estado yel Ministerio de AsuntosExteriores de Kuwait,demuestran, entre otras cosas,que la convivencia pacíficaentre los creyentes de distintasreligiones es posible, allí donde

  • la libertad religiosa sereconoce, y se garantiza laposibilidad efectiva decolaborar en la edificación delbien común, en el respetomutuo de la identidad culturalde cada uno.Por otro lado, toda experienciareligiosa auténticamente vividapromueve la paz. Nos lorecuerda la Navidad queacabamos de celebrar y en laque hemos contemplado elnacimiento de un niñoindefenso, «llamado: Maravillade Consejero, Dios fuerte,Padre de eternidad, Príncipe de

  • la paz» (Is 9,5). El misterio dela Encarnación nos muestra elverdadero rostro de Dios, paraquien el poder no significafuerza y destrucción, sinoamor; la justicia no significavenganza, sino misericordia. Hequerido que se situara en estaperspectiva el Jubileoextraordinario de laMisericordia, que inauguréexcepcionalmente enBangui durante mi viajeapostólico a Kenia, Uganda yRepública Centroafricana. Enun país tan golpeado por elhambre, la pobreza y los

  • conflictos, en el que la violenciafratricida de los últimos añosha dejado profundas heridas enlas almas, desgarrando lacomunidad nacional ygenerando pobreza material ymoral, la apertura de la PuertaSanta de la Catedral deBangui pretendía ser un signode aliento para alzar la mirada,para retomar el camino y paravolver a encontrar las razonespara el diálogo. Allí donde seha abusado del nombre de Diospara cometer injusticias, hequerido reafirmar, junto conla comunidad musulmana de la

  • República Centroafricana, que«quien dice que cree en Diosha de ser también un hombre ouna mujer de paz»[1], y, por lotanto, de misericordia, porquenunca se puede matar ennombre de Dios. Sólo unaforma ideológica y desviada dereligión puede pensar que sehace justicia en nombre delOmnipotente masacrandodeliberadamente a personasindefensas, como ocurrió en lossanguinarios atentadosterroristas de los últimos mesesen África, Europa y OrienteMedio.

  • La Misericordia ha sido el «hiloconductor» que ha guiado misviajes apostólicos durante elaño pasado. Me refiero enprimer lugar a la visita aSarajevo, ciudadprofundamente golpeada por laguerra en los Balcanes y capitalde un País, Bosnia yHerzegovina, que tiene unsignificado especial para Europay para el mundo entero. Comoencrucijada de culturas,naciones y religiones se estáesforzando, con resultadospositivos, en construir puentesnuevos, valorar lo que une y

  • ver las diferencias comooportunidades de crecimientoen el respeto de todos. Esto esposible a través del diálogopaciente y confiado, que saberespetar los valores de lacultura de cada uno y acoger loque hay de bueno en lasexperiencias de los demás[2].Pienso también en el viajea Bolivia, Ecuador y Paraguay,donde encontré pueblos que nose rinden ante las dificultades,y se enfrentan con valentía,determinación y espíritu defraternidad a los muchos retosque los afligen, empezando por

  • la pobreza generalizada y lasdesigualdades sociales. En elviaje a Cuba y a los EstadosUnidos de América pudeabrazar a dos países quedurante mucho tiempo hanestado divididos, y que handecidido escribir una nuevapágina de la historia,emprendiendo un camino deacercamiento y reconciliación.En Filadelfia, con ocasión delEncuentro Mundial de lasFamilias, así como durante elviaje a Sri Lanka y Filipinas, ycon el reciente Sínodo de losObispos, he recordado la

  • importancia de la familia, quees la primera y más importanteescuela de la misericordia, enla que se aprende a descubrirel rostro amoroso de Dios y enla que nuestra humanidadcrece y se desarrolla. Pordesgracia, sabemos cuántosdesafíos tiene que afrontar lafamilia en este tiempo en elque está «amenazada por elcreciente intento, por parte dealgunos, de redefinir lainstitución misma delmatrimonio, guiados por elrelativismo, la cultura de loefímero, la falta de apertura a

  • la vida»[3]. Hoy existe unmiedo generalizado a laestabilidad que la familiareclama y quienes pagan lasconsecuencias son sobre todolos más jóvenes, a menudofrágiles y desorientados, y losancianos que terminan siendoolvidados y abandonados. Por elcontrario, «de la fraternidadvivida en la familia, nace (...)la solidaridad en lasociedad»[4], que nos lleva aser unos responsables de losotros. Esto sólo es posible si ennuestras casas, así como ennuestra sociedad, no

  • permitimos que se sedimentenel cansancio y losresentimientos, sino que damospaso al diálogo, que es el mejorantídoto contra elindividualismo, tan extendidoen la cultura de nuestrotiempo.Estimados Embajadores.Un espíritu individualista esterreno fértil para que madureel sentido de indiferencia haciael prójimo, que lleva a tratarlocomo puro objeto decompraventa, que induce adesinteresarse de la humanidadde los demás y termina por

  • hacer que las personas seanpusilánimes y cínicas. ¿Acasono son estas las actitudes quefrecuentemente asumimosfrente a los pobres, losmarginados o los últimos de lasociedad? ¡Y cuántos últimoshay en nuestras sociedades!Entre estos, pienso sobre todoen los emigrantes, con la cargade dificultades y sufrimientosque deben soportar cada día enla búsqueda, a vecesdesesperada, de un lugar dondepoder vivir en paz y condignidad.Quisiera, por tanto, detenerme

  • a reflexionar con ustedes sobrela grave emergencia migratoriaque estamos afrontando, paradiscernir sus causas, plantearsoluciones, y vencer el miedoinevitable que acompaña unfenómeno tan consistente eimponente, que a lo largo delaño 2015 ha afectadoprincipalmente a Europa, perotambién a diversas regiones deAsia, así como del norte y elcentro de América.«No tengas miedo ni teacobardes, que contigo está elSeñor, tu Dios, en cualquiercosa que emprendas» (Jos 1,9).

  • Es la promesa que Dios hizo aJosué y que pone de manifiestocómo el Señor acompaña acada persona, sobre todo aquien se encuentra en unasituación de fragilidad, como laque tiene quien busca refugioen un país extranjero. Enefecto, toda la Biblia nos narrala historia de una humanidaden camino, porque el estar encamino es connatural alhombre. Su historia está hechade tantas migraciones, a vecescomo fruto de su conciencia delderecho a una libre elección;otras, impuestas a menudo por

  • las circunstancias externas.Desde el exilio del paraísoterrenal hasta Abrahán, encamino hacia la tierraprometida, desde la narracióndel Éxodo hasta la deportaciónen Babilonia, la SagradaEscritura narra fatigas ysufrimientos, aspiraciones yesperanzas, que son comunes alos de cientos de miles depersonas que, también ennuestros días, con la mismadeterminación de Moisés, seponen en marcha para llegar auna tierra que destile «leche ymiel» (cf. Ex 3, 17), donde

  • poder vivir en libertad y enpaz.Y así, también hoy comoentonces, oímos el grito deRaquel que llora por sus hijosporque ya no están(cf. Jr 31,15; Mt 2,18). Es lavoz de los miles de personasque lloran huyendo de guerrasespantosas, de persecuciones yde violaciones de los derechoshumanos, o de la inestabilidadpolítica o social, que haceimposible la vida en la propiapatria. Es el grito de cuantos seven obligados a huir para evitarlas indescriptibles barbaries

  • cometidas contra personasindefensas, como los niños ylos discapacitados, o el martiriopor el simple hecho de su fereligiosa.También hoy como entonces,escuchamos la voz de Jacobque dice a sus hijos: «Bajad ycomprad allí [el grano] paranosotros, a fin de quesobrevivamos y no muramos»(Gn 42,2). Es la voz de los queescapan de la miseria extrema,al no poder alimentar a susfamilias ni tener acceso a laatención médica y a laeducación, de la degradación,

  • porque no tienen ningunaperspectiva de progreso, o delos cambios climáticos y lascondiciones climáticasextremas. Todos saben que elhambre sigue siendo,desgraciadamente, una de lasplagas más graves de nuestromundo, con millones de niñosque mueren cada año por sucausa. Duele constatar, sinembargo, que a menudo estosemigrantes no entran en lossistemas internacionales deprotección en virtud de losacuerdos internacionales.¿Cómo no ver en todo esto el

  • fruto de una «cultura deldescarte» que pone en peligroa la persona humana,sacrificando a hombres ymujeres a los ídolos delbeneficio y del consumismo? Esgrave acostumbrarse a estassituaciones de pobreza ynecesidad, al drama de tantaspersonas, y considerarlas como«normales». No se considera yaa las personas como un valorprimario que hay que respetary amparar, especialmente si sonpobres o discapacitadas, si«todavía no son útiles» – comolos no nacidos– , o si «ya no

  • sirven » –como los ancianos–.Nos hemos hecho insensibles acualquier forma de despilfarro,comenzando por el de losalimentos, que es uno de losmás vergonzosos, pues sonmuchas las personas y lasfamilias que sufren hambre ydesnutrición[5].La Santa Sede espera que elPrimer Vértice HumanitarioMundial, convocado por lasNaciones Unidas para elpróximo mes de mayo, pueda,en medio del actual y tristecuadro de conflictos ydesastres, tener éxito en su

  • intento de colocar a la personahumana y su dignidad en elcentro de cualquier respuestahumanitaria. Se hace necesarioun compromiso común queacabe decididamente con lacultura del descarte y de laofensa a la vida humana, demodo que nadie se sientadescuidado u olvidado, y queno se sacrifiquen más vidas porfalta de recursos y, sobre todo,de voluntad política.Tristemente, seguimosescuchando también hoy la vozde Judá que sugiere vender asu propio hermano

  • (cf. Gn 37,26-27). Es laarrogancia de los poderososque, con fines egoístas ocálculos estratégicos y políticos,instrumentalizan a los débiles ylos reducen a objetos. Allídonde una migración regular esimposible, los emigrantes seven obligados a dirigirse,ordinariamente, a quienespractican la trata [trafficking] oel contrabando [smuggling] deseres humanos, a pesar de queson, en gran parte, conscientesdel peligro que corren deperder durante la travesía susbienes, su dignidad e, incluso,

  • la propia vida. En este sentido,renuevo una vez más elllamado a detener el tráfico depersonas, que convierte a losseres humanos en mercancía,especialmente a los más débilese indefensos. Permaneceránsiempre indelebles en nuestramente y en nuestro corazón lasimágenes de los niñosahogados en el mar, víctimas dela falta de escrúpulos de loshombres y de la inclemencia dela naturaleza. Quien lograsobrevivir y llegar a un paísque lo acoge, llevapermanentemente las

  • profundas cicatrices provocadaspor esas experiencias, ademásde las producidas por loshorrores que acompañansiempre a las guerras y a lasviolencias.Igual que en aquel tiempo,también hoy se oye repetir alÁngel: «Levántate, toma alniño y a su madre y huye aEgipto; quédate allí hasta queyo te avise» (Mt 2,13). Es lavoz que escuchan muchos delos emigrantes que jamáshabrían dejado su propia patriasi no se hubieran vistoobligados a ello. Se cuentan

  • entre ellos la multitud decristianos que, cada vez más enmasa, han tenido queabandonar durante los últimosaños su propia tierra, en la quehan vivido incluso desde losorígenes del cristianismo.Por último, también hoyescuchamos la voz del salmistaque dice: «Junto a los canalesde Babilonia nos sentamos allorar con nostalgia de Sión»(Sal 136 [137], 1). Es el llantode quienes regresarían debuena gana a sus propiospaíses si encontraranadecuadas condiciones de

  • seguridad y de subsistencia.También en este caso, piensoen los cristianos del MedioOriente, deseosos de contribuir,como ciudadanos a pleno título,al bienestar espiritual ymaterial de sus respectivasnaciones.Gran parte de las causas queprovocan la emigración sepodían haber ya afrontadodesde hace tiempo. Así, sepodría haber evitado o, almenos, mitigado susconsecuencias más crueles.Todavía ahora, y antes de quesea demasiado tarde, se puede

  • hacer mucho para detener lastragedias y construir la paz.Para ello, habría que poner endiscusión costumbres yprácticas consolidadas,empezando por los problemasrelacionados con el comercio dearmas, el abastecimiento dematerias primas y de energía,la inversión, la políticafinanciera y de ayuda aldesarrollo, hasta la grave plagade la corrupción. Somosconscientes de que, conrelación al tema de laemigración, se necesitanestablecer planes a medio y

  • largo plazo que no se quedenen la simple respuesta a unaemergencia. Deben servir, poruna parte, para ayudarrealmente a la integración delos emigrantes en los países deacogida y, al mismo tiempo,favorecer el desarrollo de lospaíses de proveniencia, conpolíticas solidarias, que nosometan las ayudas aestrategias y prácticasideológicas ajenas o contrariasa las culturas de los pueblos alas que van dirigidas.Sin olvidar otras situacionesdramáticas, y pienso

  • particularmente en la fronteraentre México y los EstadosUnidos de América, a la que meacercaré el próximomes cuando visite CiudadJuárez, quisiera dedicar unaespecial reflexión a Europa. Enefecto, durante el último año seha visto afectada por un flujomasivo de prófugos –mucho delos cuales han encontrado lamuerte en el tentativo dealcanzarla–, que no tieneprecedentes en la historiareciente, ni siquiera al final dela Segunda Guerra Mundial.Muchos emigrantes

  • procedentes de Asía y África,ven a Europa como unreferente por sus principios,como la igualdad ante la ley, ypor los valores inscritos en lanaturaleza misma de todohombre, como la inviolabilidadde la dignidad y la igualdad detoda persona, el amor alprójimo sin distinción de origeny pertenencia, la libertad deconciencia y la solidaridad consus semejantes.Sin embargo, los desembarcosmasivos en las costas del ViejoContinente parece que ponenen dificultad al sistema de

  • acogida construido laboriosamente sobre lascenizas del segunda conflictomundial, que sigue siendo unfaro de humanidad al cualreferirse. Ante la magnitud delos flujos y sus inevitablesproblemas asociados hansurgido muchos interrogantesacerca de las posibilidadesreales de acogida y adaptaciónde las personas, sobre elcambio en la estructura culturaly social de los países deacogida, así como sobre unnuevo diseño de algunosequilibrios geopolíticos

  • regionales. Son igualmenterelevantes los temores sobre laseguridad, exasperadossobremanera por la amenazadesbordante del terrorismointernacional. La actual olamigratoria parece minar la basedel «espíritu humanista» quedesde siempre Europa haamado y defendido[6]. Sinembargo, no podemos consentirque pierdan los valores y losprincipios de humanidad, derespeto por la dignidad de todapersona, de subsidiariedad ysolidaridad recíproca, a pesarde que puedan ser, en ciertos

  • momentos de la historia, unacarga difícil de soportar. Deseo,por tanto, reiterar miconvicción de que Europa,inspirándose en su granpatrimonio cultural y religioso,tiene los instrumentosnecesarios para defender lacentralidad de la personahumana y encontrar un justoequilibrio entre el deber moralde tutelar los derechos de susciudadanos, por una parte, y,por otra, el de garantizar laasistencia y la acogida de losemigrantes[7].Al mismo tiempo, siento la

  • necesidad de expresar migratitud por todas lasiniciativas que se han adoptadopara facilitar una acogida dignade las personas, como son,entre otras, las realizadas porel Fondo Migrantes yRefugiados del Banco deDesarrollo del Consejo deEuropa, así como por elcompromiso de aquellos paísesque han mostrado unagenerosa disponibilidad a laayuda. Me refiero sobre todo alas Naciones vecinas a Siria,que han respondidoinmediatamente con la

  • asistenta y la acogida,especialmente el Líbano, dondelos refugiados constituyen unacuarta parte de la poblacióntotal, y Jordania, que no hacerrado sus fronteras a pesarde que alberga a cientos demiles de refugiados. Del mismomodo, no hay que olvidar losesfuerzos de otros países quese encuentran en la primeralínea, especialmente Turquía yGrecia. Deseo expresar unagradecimiento especial aItalia, cuyo firme compromisoha salvado muchas vidas en elMediterráneo y que, incluso en

  • su territorio, se ocupa de uningente número de refugiados.Espero que el tradicionalsentido de hospitalidad ysolidaridad que caracteriza alpueblo italiano no se debiliteante las inevitables dificultadesdel momento, sino que, a la luzde su tradición milenaria, seacapaz de acoger e integrar laaportación social, económica ycultural que los emigrantespueden ofrecer.Es importante que no se dejesolas a las naciones que seencuentran en primera líneahaciendo frente a la

  • emergencia actual, y esigualmente indispensable quese inicie un diálogo franco yrespetuoso entre todos lospaíses implicados en elproblema –de origen, tránsito orecepción– para que, conmayor audacia creativa, sebusquen soluciones nuevas ysostenibles. En la coyunturaactual, en efecto, los Estadosno pueden pretender buscarpor su cuenta dichassoluciones, ya que lasconsecuencias de las opcionesde cada uno repercuteninevitablemente sobre toda la

  • Comunidad internacional. Sesabe que las migracionesconstituirán un elementodeterminante del futuro delmundo, mucho más de lo queha sido hasta ahora, y de quelas respuestas sólo vendráncomo fruto de un trabajocomún, que respete la dignidadhumana y los derechos de laspersonas. La Agenda para elDesarrollo, que las NacionesUnidas ha adoptado enseptiembre pasado para lospróximos 15 años, abordamuchos de los problemas quellevan a la emigración, al igual

  • que otros documentos de laComunidad internacional sobrela gestión de la problemáticamigratoria, sólo responderán alas expectativas si sabencolocar a la persona en elcentro de las decisionespolíticas, a todos los niveles, yven a la humanidad como unasola familia y a los hombrescomo hermanos, respetando lasreciprocas diferencias y lasconvicciones de conciencia.Para afrontar el tema de laemigración es importante, dehecho, que se preste atención asus implicaciones culturales,

  • empezando por las que estánrelacionadas con la propiaconfesión religiosa. Elextremismo y elfundamentalismo se venfavorecidos, no sólo por unainstrumentalización de lareligión en función del poder,sino también por la falta deideales y la pérdida de laidentidad, incluso religiosa, quecaracteriza dramáticamente alasí llamado Occidente. De estevacío nace el miedo queempuja a ver al otro como unpeligro y un enemigo, aencerrarse en sí mismo,

  • enrocándose en susplanteamientos preconcebidos.El fenómeno migratorio, portanto, plantea un importantedesafío cultural, que no sepuede dejar sin responder. Laacogida puede ser una ocasiónpropicia para una nuevacomprensión y apertura demente, tanto para el que esacogido, y tiene el deber derespetar los valores, lastradiciones y las leyes de lacomunidad que lo acoge, comopara esta última, que estállamada a apreciar lo que cadaemigrante puede aportar en

  • beneficio de toda la comunidad.En este contexto, la SantaSede renueva su compromisoen el campo ecuménico einterreligioso para establecerun diálogo sincero y leal que,valorando las peculiaridades yla identidad de cada uno,favorezca una convivenciaarmónica de todos losmiembros de la sociedad.Distinguidos miembros delCuerpo Diplomático:En el año 2015 se hanconcluido importantes acuerdosinternacionales, que son unbuen augurio para el futuro. Me

  • refiero, en primer lugar, alllamado Acuerdo sobre elprograma nuclear iraní, queespero contribuirá a fomentarun clima de distensión en laRegión, así como a laconsecución del tan esperadoacuerdo sobre el clima en laConferencia de París. Se tratade un importante acuerdo, querepresenta un logrosignificativo para toda laComunidad internacional y quepone de manifiesto una fuerteconciencia colectiva acerca dela grave responsabilidad quetodos, individuos y naciones,

  • tenemos en la protección de lacreación, y en la promoción deuna «cultura del cuidado queimpregne toda la sociedad»[8].Ahora es vital que loscompromisos asumidos no sólorepresenten un buen propósito,sino que todos los Estadossientan la obligación real deponer en marcha las accionesnecesarias para salvaguardarnuestra amada Tierra, parabien de toda la humanidad,especialmente de lasgeneraciones futuras.Por su parte, el año que acabade comenzar se presenta lleno

  • de desafíos y ya han aparecidoen el horizonte muchastensiones. Me refiero sobretodo a los graves contrastesque han surgido en la regióndel Golfo Pérsico, así como alpreocupante ensayo militarrealizado en la penínsulacoreana. Espero que losantagonismos abran paso a lavoz de la paz y de la buenavoluntad en la búsqueda deacuerdos. En esa perspectiva,veo con agrado que no faltangestos significativos yespecialmente ilusionantes. Merefiero en particular al clima

  • pacífico de convivencia en elque se han realizado lasrecientes elecciones en laRepública Centroafricana y querepresenta un signo positivo dela voluntad de proseguir elcamino emprendido hacia unaplena reconciliación nacional.Pienso, además, en las nuevasiniciativas que se han puestoen marcha en Chipre, pararesolver una división que duraya mucho tiempo, y a losesfuerzos del pueblocolombiano para superar losconflictos del pasado y lograr latan ansiada paz. Todos miramos

  • con esperanza los pasosimportantes que la Comunidadinternacional ha emprendidopara encontrar una soluciónpolítica y diplomática a la crisisen Siria, que ponga fin a unsufrimiento de la población quedura ya demasiado tiempo. Delmismo modo, llegan señalespositivas de Libia, que permitenconfiar en un renovadocompromiso para erradicar laviolencia y restaurar la unidaddel país. Por otro lado, cada vezes más claro que sólo la acciónpolítica conjunta y acordadaayudará a contener la

  • propagación del extremismo ydel fundamentalismo, con susimplicaciones de carácterterrorista, que producen tantasvíctimas en Siria y Libia, asícomo en otros países, comoIrak y Yemen.Espero que este Año Santo dela Misericordia sea también unaocasión para el diálogo y lareconciliación que ayude a laconstrucción del bien común enBurundi, la RepúblicaDemocrática del Congo y Sudándel Sur. Que sea, sobre todo,un momento propicio paraponer definitivamente fin al

  • conflicto en las regionesorientales de Ucrania. Esfundamental el apoyo que,desde muchos puntos de vista,la comunidad internacional, losestados y las organizacioneshumanitarias pueden ofrecer alpaís para que supere la crisisactual.El reto principal que nos esperaes, sin embargo, el de vencer laindiferencia para construirjuntos la paz[9], que es unbien que hay perseguirsiempre. Por desgracia, entrelas muchas partes de nuestroquerido mundo que la anhelan

  • ardientemente está la Tierraque Dios ha preferido y elegidopara mostrar a todos el rostrode su misericordia. Miesperanza es que en estenuevo año se cierren lasprofundas heridas que dividena israelíes y palestinos y seconsiga la convivencia pacíficade dos pueblos que, en loprofundo de sus corazones –estoy seguro–, no desean otracosa que la paz.Excelencias, Señoras ySeñores:En el plano diplomático, laSanta Sede no dejará nunca de

  • trabajar para que la voz de lapaz llegue hasta los extremosde la tierra. Renuevo, portanto, la plena disponibilidad dela Secretaría de Estado paracolaborar con ustedes en elfomento de un diálogoconstante entre la SedeApostólica y los países queustedes representan, para elbien de toda la Comunidadinternacional, con la certezainterior de que este año jubilarserá una buena oportunidadpara vencer, con el calor de lamisericordia, don precioso deDios que transforma el miedo

  • en amor y nos hace artífices depaz, la fría indiferencia detantos corazones. Con estossentimientos, renuevo a cadauno de ustedes, a sus familias,a sus países, mis másfervientes deseos de un añolleno de bendiciones.Gracias.

    [1] Encuentro con laComunidad Musulmana,Bangui, 30 noviembre 2015.

    [2] Cf. Encuentro con lasAutoridades, Sarajevo, 6 junio2015.

  • [3] Encuentro con lasFamilias, Manila, 16 enero2015.

    [4] Encuentro con la SociedadCivil, Quito, 7 julio 2015.

    [5] Audiencia General, 5 junio2013.

    [6] Cf. Discurso al ParlamentoEuropeo, Estrasburgo, 25noviembre 2014.

    [7] Ibíd.

    [8] Laudato si’, n. 231.

    [9] Cf. Vence la indiferencia yconquista la paz, Mensaje para

  • la XLIX Jornada Mundial de laPaz, 8 diciembre 2015.

  • 13 de enero de 2016.Audiencia general. Lamisericordia según laperspectiva bíblica. Miércoles. Queridos hermanos yhermanas, ¡buenos días!Hoy iniciamos las catequesissobre la misericordia según laperspectiva bíblica, paraaprender sobre la misericordiaescuchando lo que Dios mismonos enseña con su Palabra.Iniciamos por el AntiguoTestamento, que nos prepara y

  • nos conduce a la revelaciónplena de Jesucristo, en quien serevela de forma plena lamisericordia del Padre.En las Sagradas Escrituras, sepresenta al Señor como «Diosmisericordioso». Este es sunombre, a través del cual Élnos revela, por así decir, surostro y su corazón. Él mismo,como narra el Libro del Éxodo,revelándose a Moisés seautodefinió como: «Señor, Dioscompasivo y misericordioso,lento a la ira y rico enclemencia y lealtad» (Ex 34, 6).También en otros textos

  • volvemos a encontrar estafórmula, con alguna variación,pero siempre la insistencia secoloca en la misericordia y enel amor de Dios que no secansa nunca de perdonar(cf. Gn 4, 2; Gl 2, 13; Sal 86,15; Sal 103, 8; Sal 145,8; Ne 9, 17). Veamos juntos,una por una, estas palabras dela Sagrada Escritura que noshablan de Dios.El Señor es «misericordioso»:esta palabra evoca una actitudde ternura como la de unamadre con su hijo. De hecho, eltérmino hebreo usado en la

  • Biblia hace pensar en lasvísceras o también en elvientre materno. Por eso, laimagen que sugiere es la de unDios que se conmueve y seenternece por nosotros comouna madre cuando toma enbrazos a su niño, deseosa sólode amar, proteger, ayudar, listapara donar todo, incluso a símisma. Esa es la imagen quesugiere este término. Un amor,por lo tanto, que se puededefinir en sentido bueno«visceral».Después está escrito que elSeñor es «compasivo» en el

  • sentido que nos concede lagracia, tiene compasión y, ensu grandeza, se inclina sobrequien es débil y pobre, siemprelisto para acoger, comprender yperdonar. Es como el padre dela parábola del Evangelio desan Lucas (cf. Lc 15, 11-32):un padre que no se cierra en elresentimiento por el abandonodel hijo menor, sino que alcontrario continúa esperándolo—lo ha generado— y despuéscorre a su encuentro y loabraza, no lo deja ni siquieraterminar su confesión —como sile cubriera la boca—, qué

  • grande es el amor y la alegríapor haberlo reencontrado; ydespués va también a llamar alhijo mayor, que está indignadoy no quiere hacer fiesta, el hijoque ha permanecido siempreen la casa, pero viviendo comoun siervo más que como unhijo, y también sobre él elpadre se inclina, lo invita aentrar, busca abrir su corazónal amor, para que ningunoquede excluso de la fiesta de lamisericordia. ¡La misericordiaes una fiesta!De este Dios misericordioso sedice también que es «lento a la

  • ira», literalmente, «largo en surespiración», es decir, con larespiración amplia de pacienciay de la capacidad de soportar.Dios sabe esperar, sus tiemposno son aquellos impacientes delos hombres; Él es como unsabio agricultor que sabeesperar, deja tiempo a la buenasemilla para que crezca, apesar de la cizaña (cf. Mt 13,24-30).Y por último, el Señor seproclama «rico en clemencia ylealtad». ¡Qué hermosa es estadefinición de Dios! Aquí estátodo. Porque Dios es grande y

  • poderoso, pero esta grandeza ypoder se despliegan en elamarnos, nosotros asípequeños, así incapaces. Lapalabra «clemencia», aquíutilizada, indica el afecto, lagracia, la bondad. No es unamor de telenovela... Es elamor que da el primer paso,que no depende de los méritoshumanos sino de una inmensagratuidad. Es la solicitud divinaa la que nada puede detener, nisiquiera el pecado, porque sabeir más allá del pecado, vencerel mal y perdonarlo.Una «lealtad» sin límites: he

  • aquí la última palabra de larevelación de Dios a Moisés. Lafidelidad de Dios nunca falla,porque el Señor es el guardiánque, como dice el Salmo, no seduerme sino que vigilacontinuamente sobre nosotrospara llevarnos a la vida:«No permitirá que resbale tupie,tu guardián no duerme; noduerme ni reposa el guardián de Israel.[…]El Señor te guarda de todo mal,él guarda tu alma;el Señor guarda tu entradas

  • y salidasahora y por siempre» (Sal121,3-4.7-8).Este Dios misericordioso es fielen su misericordia, y san Pablodice algo bonito: si tú le eresinfiel, Él permanecerá fielporque no puede negarse a símismo. La fidelidad en lamisericordia es el ser de Dios. Ypor esto Dios es totalmente ysiempre confiable. Unapresencia sólida y estable. Estaes la certeza de nuestra fe.Entonces, en este Jubileo de laMisericordia, confiemostotalmente en Él, y

  • experimentemos la alegría deser amados por este «Dioscompasivo y misericordioso,lento a la ira y rico enclemencia y lealtad». SaludosSaludo cordialmente a losperegrinos de lengua española,en particular a los gruposprovenientes de España yLatinoamérica —veo que hayuna tropa argentino-uruguayapor ahí—. Llenos de confianzaen el Señor, acojámonos a Él,para experimentar la alegría deser amados por un Dios

  • misericordioso, clemente ycompasivo.

  • 16 de enero de 2016. Discursoa los miembros del movimientocristiano de trabajadores. Sábado. Queridos hermanos yhermanas, ¡buenos días!Os acojo con gusto y agradezcoal presidente las palabras queme ha dirigido. Dirijo unfraternal saludo de bienvenidaa los Pastores que han queridoestar presentes con vosotros, yalgunos de ellos, además, hanvenido de lejos. Os saludo atodos vosotros y agradezco a

  • los dos representantes, María yJuan, por los testimonios quehan escrito.En su testimonio, María hacemención a vuestra vocación,porque nace de una llamadaque Dios dirige desde elprincipio al hombre, para que«guardara y cultivara» la casacomún (cf. Gen 2, 15). Así, apesar del mal, que hacorrompido el mundo y tambiénla actividad humana, «en eltrabajo libre, creativo,participativo y solidario, el serhumano expresa y acrecienta ladignidad de su vida» (Exhort.

  • ap. Evangelii gaudium, 192).¿Cómo podemos responder biena esta vocación, que nos llamaa imitar activamente laincansable obra del Padre y deJesús que, como dice elEvangelio, «actúan siempre»(cf. Jn 5, 17)?Quisiera sugeriros trespalabras, que os puedenayudar. La primeraes educación. Educar significa«extraer». Es la capacidad desacar lo mejor del propiocorazón. No es sólo enseñaralguna técnica o aprendernociones, sino hacernos más

  • humanos a nosotros mismos yla realidad que nos circunda. Yesto vale de modo particularpara el trabajo: es necesarioformar un nuevo «humanismodel trabajo». Porque vivimos enun tiempo de explotación de lostrabajadores; en un momentoen donde el trabajo, no estáprecisamente al servicio de ladignidad de la personahumana, sino que es el trabajoesclavo. Debemos formar,educar a un nuevo humanismodel trabajo, donde el hombre,no la ganancia, esté al centro;donde la economía sirva al

  • hombre y no se sirva delhombre.Otro aspecto es importante:educar ayuda a no ceder antelos engaños de quien quierehacer creer que el trabajo, elesfuerzo cotidiano, el don de símismos y el estudio no tienenvalor. Añadiría que hoy, en elmundo del trabajo —aunquetambién en cada ambiente— esurgente educar a recorrer elcamino, luminoso y laborioso,de la honestidad, huyendo delos atajos de los favoritismos yde las recomendaciones. Pordebajo está la corrupción.

  • Existen siempre estastentaciones, pequeñas ograndes, pero se trata siemprede «compraventas morales»,indignas del hombre: se debenrechazar, habituando el corazóna permanecer libre. De locontrario, generan unamentalidad falsa y nociva, quese debe combatir: la de lailegalidad, que comporta lacorrupción de la persona y dela sociedad. La ilegalidad escomo un pulpo que no se ve:está escondido, sumergido,pero con sus tentáculos sujetay envenena, contaminando y

  • haciendo mucho mal. Educar esuna gran vocación: como sanJosé adiestró a Jesús en el artedel carpintero, tambiénvosotros estáis llamados aayudar a las jóvenesgeneraciones a descubrir labelleza del trabajoverdaderamente humano.La segunda palabra que quierodeciros es compartir. El trabajono es solamente una vocaciónde cada persona, sino que es laoportunidad de entrar enrelación con los otros:«Cualquier forma de trabajotiene detrás una idea sobre la

  • relación que el ser humanopuede o debe establecer con lootro de sí» (Carta enc. Laudatosi’, 125). El trabajo deberíaunir a las personas, noalejarlas, haciéndolas cerradasy distantes. Ocupando tantashoras del día, nos ofrecetambién la ocasión paracompartir lo cotidiano, parainteresarnos por quien estácerca de nosotros, para recibircomo un don y como unaresponsabilidad la presencia delos demás. Juan habló, en sutestimonio escrito, de unaforma de compartir que se

  • concreta en vuestroMovimiento: «proyectos deServicio Civil», que os permitenacercaros a personas ycontextos nuevos, haciendovuestros los problemas y lasesperanzas. Es importante quelos demás no sean sólo losdestinatarios de algún tipo deatención, sino auténticosproyectos. Todos hacenproyectos para sí mismos, peroproyectar para los demáspermite dar un paso adelante:pone la inteligencia al serviciodel amor, haciendo a la personamás integra y la vida más feliz,

  • porque es capaz de donar.La última palabra que quierocompartiros es testimonio. Elapóstol Pablo animaba atestimoniar la fe tambiénmediante la actividad,venciendo la pereza y laindolencia; y dio una regla muyfuerte y clara: «si alguno noquiere trabajar, que no coma»(2 Ts 3, 10). También en aqueltiempo estaban quienes hacíantrabajar a los demás, paracomer. Hoy, en cambio, estánquienes quisieran trabajar, perono pueden, y tienen dificultadincluso para comer. Vosotros

  • encontráis muchos jóvenes queno trabajan: en verdad, comohabéis dicho, son «los nuevosexcluidos de nuestro tiempo».Pensad que en algunos paísesde Europa, de esta nuestraEuropa, tan culta, la juventudllega al 40% de desocupación,47% en algunos países, 50%en otros. Pero ¿qué hace unjoven que no trabaja? ¿Dóndeacaba? En las dependencias, enlas enfermedades psicológicas,en los suicidios. Y no siemprese publican las estadísticas delos suicidios juveniles. Esto esun drama: es el drama de los

  • nuevos excluidos de nuestrotiempo. Y se les priva de sudignidad. La justicia humanaexige el acceso al trabajo paratodos. También la misericordiadivina nos interpela: ante laspersonas con dificultad y ensituaciones penosas —piensoen los jóvenes para quienescasarse o tener hijos es unproblema, porque no tienen unempleo suficientemente estableo la casa— no sirve hacerprédicas; en cambio transmitirla esperanza, confortar con lapresencia, sostener con laayuda concreta.

  • Os animo a dar testimoniocomenzando por vuestro estilode vida personal y asociativo:testimonio de gratuidad, desolidaridad, de espíritu deservicio. El discípulo de Cristo,cuando es transparente en elcorazón y sensible en la vida,lleva la luz del Señor a loslugares donde vive y trabaja.Esto os deseo, mientras os pidodisculpas por el retraso: tenéispaciencia, vosotros. Pero lasaudiencias (de la mañana) sehan alargado. Y bendigo atodos vosotros, vuestrasfamilias y vuestro esfuerzo. Por

  • favor, no os olvidéis de orar pormí. Gracias.

  • 17 de enero de 2016.ÁNGELUS. Domingo. Queridos hermanos yhermanas, ¡buenos días!El Evangelio de este domingopresenta el evento prodigiososucedido en Caná, un pueblo deGalilea, durante la fiesta deuna boda en la que tambiénparticiparon María y Jesús, consus primeros discípulos(cf. Jn 2, 1-11). La Madre diceal Hijo que falta vino y Jesús,después de responder que

  • todavía no ha llegado su hora,sin embargo acoge su peticióny da a los novios el mejor vinode toda la fiesta. El evangelistasubraya que «este fue elprimero de los signos que Jesúsrealizó; así manifestó su gloriay sus discípulos creyeron en él»(Jn 2, 11).Los milagros, por tanto, sonsignos extraordinarios queacompañan la predicación de laBuena Noticia y tienen lafinalidad de suscitar o reforzarla fe en Jesús. En el milagrorealizado en Caná, podemosver un acto de benevolencia

  • por parte de Jesús hacia losnovios, un signo de labendición de Dios sobre elmatrimonio. El amor entre elhombre y la mujer es por tantouna buena manera para vivir elEvangelio, es decir, paradirigirse con alegría por elcamino de la santidad.Pero el milagro de Caná notiene que ver sólo con losesposos. Cada persona humanaestá llamada a encontrar alSeñor en su vida. La fecristiana es un don querecibimos con el Bautismo yque nos permite encontrar a

  • Dios. La fe atraviesa tiempos dealegría y de dolor, de luz y deoscuridad, como en todaauténtica experiencia de amor.El relato de las bodas de Canános invita a redescubrir queJesús no se presenta a nosotroscomo un juez preparado paracondenar nuestras culpas, nicomo un comandante que nosimpone seguir ciegamente susórdenes; se manifiesta comoSalvador de la humanidad,como hermano, como nuestrohermano mayor, Hijo del Padre:se presenta como Aquel queresponde a las esperanzas y a

  • las promesas de alegría quehabitan en el corazón de cadauno de nosotros.Entonces podemospreguntarnos:¿verdaderamente conozco deeste modo al Señor? ¿Lo sientocercano a mí, a mi vida? ¿Leestoy respondiendo en laamplitud de ese amor esponsalque Él me manifiesta cada día atodos, a cada ser humano? Setrata de darse cuenta que Jesúsnos busca y nos invita ahacerle espacio en lo íntimo denuestro corazón. Y en estecamino de fe con Él no estamos

  • solos: hemos recibido el don dela Sangre de Cristo. Lasgrandes ánforas de piedra queJesús hace rellenar de aguapara convertirlas en vino (Jn 2,7) son signo del paso de laantigua a la nueva alianza: envez del agua usada para lapurificación ritual, hemosrecibido la Sangre de Jesús,derramada de formasacramental en la Eucaristía yde modo cruento en la Pasión yen la Cruz. Los Sacramentos,que derivan del Misteriopascual, infunden en nosotrosla fuerza sobrenatural y nos

  • permiten saborear lamisericordia infinita de Dios.Que la Virgen María, modelo demeditación de las palabras y delos gestos del Señor, nos ayudea redescubrir con fe la belleza yla riqueza de la Eucaristía y delos otros Sacramentos, quehacen presente el amor fiel deDios por nosotros. Asípodremos enamorarnos cadavez más del Señor Jesús,nuestro Esposo, e ir a suencuentro con las lámparasencendidas de nuestra fealegre, convirtiéndonos así ensus testigos en el mundo.

  • Después del ÁngelusQueridos hermanos yhermanas:Hoy se celebra la Jornadamundial del emigrante y delrefugiado que, en el contextodel Año santo de laMisericordia, se celebratambién como Jubileo de losinmigrantes. Me complace, porlo tanto, saludar con granafecto a las comunidadesétnicas aquí presentes, a todosvosotros, procedentes de variasregiones de Italia,especialmente del Lazio.Queridos inmigrantes y

  • refugiados, cada uno devosotros lleva consigo unahistoria, una cultura, valorespreciosos; y a menudolamentablemente tambiénexperiencias de miseria, deopresión y de miedo. Vuestrapresencia aquí en esta plaza essigno de esperanza en Dios. Nodejéis que os roben laesperanza y la alegría de vivir,que surgen de la experiencia dela divina misericordia, tambiéngracias a las personas que osacogen y os ayudan. Que elpaso de la Puerta Santa y lamisa que dentro de poco

  • viviréis, os llenen el corazón depaz. En esta misa, yo quisieradar las gracias —tambiénvosotros, dad las graciasconmigo— a los detenidos de lacárcel de Opera, por el regalode las hostias realizadas porellos mismos y que seutilizarán en esta celebración.Les saludamos con un aplausodesde aquí, todos juntos...Saludo con afecto a todosvosotros, peregrinos venidos deItalia y de otros países: enparticular a la asociacióncultural Napredak, deSarajevo; los estudiantes

  • españoles de Badajoz y Palmade Mallorca; y los jóvenes deOsteria Grande (Bolonia).Ahora os invito a todos a dirigira Dios una oración por lasvíctimas de los atentadosocurridos en los días pasadosen Indonesia y Burkina Faso.Que el Señor los acoja en sucasa, y sostenga el compromisode la comunidad internacionalpara construir la paz. Rezamosa la Virgen: Dios te SalveMaría,...Os deseo a todos un felizdomingo. Y, por favor, no osolvidéis de rezar por mí. ¡Buen

  • almuerzo y hasta pronto!

  • 17 de enero de 2016. Discursoen la visita a la sinagoga deRoma. Domingo. Queridos hermanos yhermanas:Me siento feliz de estar hoyaquí con vosotros en esteTemplo Mayor. Doy las graciaspor sus amables palabras al sr.Di Segni, a la sra. Dureghello yal abogado Gattegna; y osagradezco a todos vuestracálida bienvenida, ¡gracias!¡Tada Todà rabbà, gracias!

  • Durante mi primera visita aesta sinagoga como Obispo deRoma, deseo expresaros,extendiéndolo a todas lascomunidades judías, el saludofraterno de paz de esta Iglesiay de toda la Iglesia católica.Nuestras relaciones ocupan unlugar muy especial en micorazón. Ya en Buenos Airessolía acudir a las sinagogaspara encontrar a lascomunidades que se reuníanallí, seguir de cerca las fiestas ylas conmemoraciones judías ydar gracias al Señor que nos dala vida y nos acompaña a lo

  • largo de la historia.Con el tiempo se creó unvínculo espiritual, lo quefavoreció el nacimiento deauténticas relaciones deamistad e incluso inspiró uncompromiso compartido. En eldiálogo interreligioso esfundamental que nos reunamoscomo hermanos y hermanasante nuestro Creador y loalabemos, que nos respetemosy valoremos los unos a otros ytratemos de colaborar. Y en eldiálogo judeo-cristiano hay unvínculo único y especial, envirtud de las raíces judías del

  • cristianismo: judíos ycristianos, por lo tanto, debensentirse hermanos, unidos porel mismo Dios y un ricopatrimonio espiritual común (cf.Decl. Nostra Aetate, 4), sobreel cual basarse y seguirconstruyendo el futuro.Con mi visita sigo los pasos demis predecesores. El Papa JuanPablo II vino aquí hace treintaaños, el 13 de abril de 1986; yel Papa Benedicto XVI estuvoentre vosotros hace ya seisaños. Juan Pablo II, en aquellaocasión, acuñó la hermosaexpresión «hermanos

  • mayores», y de hecho soisnuestros hermanos y hermanasmayores en la fe. Todos ellospertenecen a una sola familia,la familia de Dios, quien nosacompaña y nos protege comopueblo suyo. Juntos, comojudíos y como católicos,estamos llamados a asumirnuestra responsabilidad conesta ciudad, contribuyendo,sobre todo en lo espiritual, yfavoreciendo la resolución delos diversos problemasactuales. Espero que crezcancada vez más la cercanía, lacomprensión recíproca y el

  • respeto entre nuestras doscomunidades de fe. Por esto esimportante que yo haya venidoentre vosotros precisamentehoy, 17 de enero, cuando laConferencia episcopal italianacelebra la «Jornada del diálogoentre católicos y judíos».Acabamos de conmemorar el50º aniversario de ladeclaración Nostra Aetate delConcilio Vaticano II, que hahecho posible el diálogosistemático entre la Iglesiacatólica y el judaísmo. Elpasado 28 de octubre, en laPlaza de San Pedro, tuve la

  • oportunidad de saludar a ungran número de representantesjudíos, a quienes me dirigí deeste modo: «Merece unaespecial gratitud a Dios laauténtica transformación queha tenido en los últimoscincuenta años la relaciónentre los cristianos y los judíos.La indiferencia y la oposicióndieron paso a colaboración ybenevolencia. De enemigos yextraños hemos pasado a seramigos y hermanos. El Concilio,con la declaración NostraAetate trazó el camino: “sí” alredescubrimiento de las raíces

  • judías del cristianismo; “no” acualquier forma deantisemitismo, y enconsecuencia la condenación detoda injuria, discriminación ypersecución». NostraAetate definió teológicamentepor primera vez, de formaexplícita, las relaciones de laIglesia Católica con eljudaísmo. Naturalmente éstano resolvió todas las cuestionesteológicas que nos afectan,pero hizo referencia de modoalentador, proporcionando unimportante estímulo para lasnecesarias reflexiones

  • posteriores. En este sentido, el10 de diciembre de 2015, laComisión para las relacionesreligiosas con eljudaísmo publicó un nuevodocumento que afronta lascuestiones teológicas que hansurgido en las últimas décadastranscurridas desde lapromulgación de Nostra Aetate.De hecho, la dimensiónteológica del diálogo judeo-católico merece ser cada vezmás profundizada, y deseoanimar a todos los queparticipan en este diálogo acontinuar en esta dirección, con

  • discernimiento y perseverancia.Precisamente desde un puntode vista teológico, es evidenteel vínculo inseparable entre loscristianos y los judíos. Loscristianos, para comprenderse así mismos, no pueden dejar dehacer referencia a las raícesjudías, y la Iglesia, mientrasque profesa la salvación por lafe en Cristo, reconoce lairrevocabilidad de la AntiguaAlianza y el amor constante yfiel de Dios por Israel. Juntocon las cuestiones teológicas,no debemos perder de vista losgrandes desafíos que afronta el

  • mundo de hoy. El de unaecología integral es ahora unaprioridad, y cómo los cristianosy los judíos podemos ydebemos ofrecer a lahumanidad el mensaje de laBiblia sobre el cuidado de lacreación.Conflictos, guerras, la violenciay las injusticias abrenprofundas heridas en lahumanidad y nos llaman afortalecer el compromiso con lapaz y la justicia. La violenciadel hombre contra el hombreestá en contradicción con todareligión digna de este nombre,

  • y en particular con las tresgrandes religiones monoteístas.La vida es sagrada, como donde Dios. El quinto mandamientodel Decálogo es: «No matarás»(Éx 20, 13). Dios es el Dios dela vida y quiere siemprepromoverla y defenderla; ynosotros, creados a su imageny semejanza, estamos llamadosa hacer lo mismo. Todo serhumano en cuanto criatura deDios, es nuestro hermano,independientemente de suorigen y de su pertenenciareligiosa. Cada persona debeser vista con benevolencia,

  • como hace Dios, que da sumano misericordiosa a todos,independientemente de su fe yde su origen, y que se ocupa delas personas que más lonecesitan: los pobres, losenfermos, los marginados y losindefensos. Allí donde la vidaestá en peligro estamosllamados todavía más aprotegerla. Ni la violencia ni lamuerte tendrán jamás la últimapalabra frente a Dios, que es elDios del amor y de la vida.Tenemos que pedirle coninsistencia para que nos ayudea practicar en Europa, en Tierra

  • Santa, en Oriente Medio, enÁfrica y en cada parte delmundo la lógica de la paz, de lareconciliación, del perdón y dela vida.El pueblo judío, en su historia,ha querido experimentar laviolencia y la persecución,hasta el exterminio de losjudíos europeos durante elHolocausto. Seis millones depersonas, sólo por el hecho depertenecer al pueblo judío,fueron víctimas de la másinhumana barbarie perpetradaen nombre de una ideologíaque quería reemplazar a Dios

  • por el hombre. El 16 de octubrede 1943, más de mil hombres,mujeres y niños de lacomunidad judía de Romafueron deportados a Auschwitz.Hoy deseo recordarlos de todocorazón: especialmente sussufrimientos, sus angustias.Sus lágrimas nunca se debenolvidar. Y el pasado nos debeservir de lección para elpresente y para el futuro. ElHolocausto nos enseña que esnecesaria sie