expresarte (2012)

EXPRESARTE

EXPRESARTEUna iniciativa del Consejo de la Juventud de Zaragoza

COORDINANRaquel Lostres y Diego Navarro.

HAN PARTICIPADO EN EXPRESARTE CON EL CINEGabriel Lechón, Juan López, Guillermo Montenegro, Anchel Pablo, Dominica Rodríguez, Elvira Sánchez, Pablo Urueña, María Valenzuela e Irene Velasco

HAN PARTICIPADO EN EXPRESARTE CON EL RELATOLaura Becerril, Ana Julieta Calavia, Laura Maisanava, María Martín, Alberto Monreal y Carlos Puértolas.

HAN PARTICIPADO EN EXPRESARTE CON LA FOTOSandra Marín y Víctor Serrano.

HAN COLABORADOAsociación Aragonesa de Danzaterapia, Enacción danza , Escuela de cine “Un perro andaluz”, Escuela de danza dance & style, Casa de Juventud Casco Viejo, Librería Calamo, Librería - Centro Social “la Pantera Rossa” y Real Sociedad Fotográfica de Zaragoza

FOTOSLuis Buil, Diego Navarro y Archivo CJZ

MAQUETAMasideas

FINANCIAAyuntamiento de Zaragoza.

DEPOSITO LEGAL(pendiente)

A lo largo del año 2012, con el proyecto +participación +Ziudad, el Consejo de la Juventud de Zaragoza, ha querido seguir promoviendo la participación de los jóvenes en la vida social, económica, política y cultural de la ciudad, como siempre, de una manera proactiva y favoreciendo la transformación de aquellos aspectos de la realidad que no nos gustan y por lo que hoy más que nunca hay que luchar.

Una de las vías imprescindibles para hacerlo es la cultura, en todas sus formas de expresión. Hemos querido que los jóvenes pudieran expresarse a través de la escritura con un relato o un guión para un corto, para aquellos que les motiva la creación audiovisual, y un comic. También hemos contemplado la expresión en imágenes, a través de una cámara fotográfica. Para poder facilitar todas estas manifestaciones artísticas, hemos organizado varios concursos en los que hemos querido que los jóvenes nos contaran como ven y viven Zaragoza e ideas para mejorarla; y es que creemos que los jóvenes podemos decir y nos deben dejar tener voz.

Tampoco hemos dejado de lado, nuevas formas de expresión como es el micro-relato, una manera de contar vinculada a las nuevas redes sociales; y los videojuegos.

Hemos colaborado con asociaciones y escuelas que trabajan con gente joven, como ha sido la Escuela de Cine Un perro Andaluz, la Asociación de comics Malavida, La Real Sociedad de Fotografía, Asociación de informáticos TRINIT, para el concurso de videojuegos y La Pantera Rossa y Cálamo como librerías colaboradoras en el caso de los relatos.

Otra de las iniciativas que hemos podido realizar y que venían contempladas en el proyecto de este año, ha sido una Muestra de Danza, que se realizó el 14 de diciembre en la Sala Polivalente del Túnel de Oliver. Considerando la danza, como forma de expresión a través del cuerpo, organizamos este evento no como una mera muestra, sino como un proceso participativo e inclusivo. Para poder dar luz a este proyecto, contamos con la colaboración y presencia activa de Enacción Danza, Asociación Aragonesa de Danzaterapia, Dance & Style y Change Crew, de la Casa de Juventud Casco Viejo.Y es que este año, hemos querido ampliar nuestros horizontes y hemos intentado llegar a otros espacios donde se mueve gente joven y a los que no llegábamos normalmente, por lo que hemos y seguimos creando redes de colaboración con asociaciones y escuelas que promueven la expresión artística en sus múltiples formas, en el caso de Expresarte, pero también en el resto de acciones del proyecto. Hoy más que nunca hay que juntarse!

EXPRESARTE

Desde el Consejo de la Juventud de Zaragoza, hemos querido dar prioridad al proceso participativo, de intercambio de experiencias entre jóvenes y el aprendizaje, y no tanto el resultado.

Convocamos un concurso abierto en el que los participantes pudieron expresar sus vivencias y expectativas de la ciudad. Como requisito imprescindible, las obras debian contener alguna propuestas e idea que mejore la ciudad.

El relato ganador fue "Verbos en el Ebro" de Carlos Puértolas.

Esta acción va destinada a todos los jóvenes que vivimos en la ciudad, con ella pretendemos que nos cuenten como viven y como ven Zaragoza.

Pasear desprendía aromas de verbo dominguero. Pasear: primera conjugación que unía a padre, madre e hijos, todos con zapatos embetunados bajo el solcito fresco del fin de semana; por Sagasta, por Independencia y por la Gran Vía.Cosas del pasado. Ahora esos hijos que son padres vuelven a utilizar el verbo pasear pero en lunes, con todo lo que lleva implícito. Porque pasear después de poner al fuego una olla expres vacía no es lo mismo que tras engullir una gamba con gabardina del Tubo. Diferencias irreconciliables.

RELATO GANADORVERBOS EN EL EBROCarlos Puértolas

“ Hoy llueve. Las caras tristes desbordan el Ebro, tanto en la orilla izquierda como en la derecha ”

Hoy llueve. Las caras tristes desbordan el Ebro, tanto en la orilla izquierda como en la derecha. En mi Zaragoza las diferencias entre izquierda y derecha se redujeron a simples siglas. Hoy los miles de Echegaray y los miles del Arrabal buscan lo mismo: una silla donde sudar ocho, diez o quince horas, cinco días a la semana, once meses al año. Luchan y pelean por un puñado de números vitales. Después caminan a casa de los abuelos en busca de un puchero en el que mojar el pan. Punto y paro desesperante.

Desde el púlpito me invitaron a cambiar Zaragoza, a mí y a todos los míos. La heroica, siempre heroica e inmortal no debía dar la espalda al Ebro. Yo me alegré al escucharlo y los zaragozanos, los de la izquierda y los de la derecha, abrazamos la ribera. La ribera y algo más para que las ocho letras de Zaragoza se escribiesen en mayúsculas. Ejercicio de selectividad en las escuelas públicas, privadas y concertadas; en los trabajos y en nuestras casas.

Yo ahora propongo otro ejercicio obligatorio. Cada mañana, antes de recoger las judías de la olla de nuestras viejas debemos dar un empujón al Ayuntamiento; de lunes a domingo y el lunes otra vez, cada uno como pueda, siempre en el sentido de las agujas del reloj. Unos hacia un lado y otros hacia otro es de poco inteligentes y los zaragozanos lo somos. Poco a poco le daremos la vuelta a la casa de todos y sus ojos ojerosos de los lunes, al menos, nos verán pasear por las orillas del Ebro.

Es el juego de los necios, es el juego de los hombres vacíos.

El neón y los decibelios dibujan una desmesurada burbuja de nubloso gozo que abraza al monstruo de hormigón. Tantas sonrisas y miradas huecas, nulas, secas. No hay nada allá donde todo se encuentra. El lugar donde se palpan los sueños. Al feo le hace hermoso, lo pequeño se vuelve grande y la necesidad de necesitar es demasiado necesaria. Cientos de ojos de tinta sobre cartel observan a los demás, que no logran ni mucho menos asombrar de tal manera a todo el que los mira. Qué belleza, se llega a pensar. Y, en el fondo de la mente, en un cuarto oscuro que no aflora a la consciencia, pero que mueve a la conducta, una vocecilla reflexiona: “entra ahí y te convertirás en lo que te prometen”. El pie se mueve hacia la entrada, la mirada hacia el perchero y la mano hacia la tarjeta de crédito. Lástima ser tan débiles, pero la burbuja de humanidad, brillo y persuasión anula nuestras fuerzas y arroja nuestra mente inerte sobre la montaña que han formado ya las demás. El borreguillo y el rebaño. El zombi y el embrujo. El ignorante que ve el color blanco, pero dice ver el negro porque todos han afirmado que así es.

RELATO BREVEPLENITUD DE VACÍOAlberto Monreal

“ Lástima que el rebaño no sepa

apreciar lo que el títere vale si los hilos

no están tensos. ”

Todo es un juego. Es demasiado fácil asir la muñeca y atarle el hilo; sube el hilo, y sube la muñeca. Y el títere se regocija en su incompeten-cia: alguien le tiene que manejar para que valga para algo, pero al menos hay alguna manera de que valga para algo. El títere danzando por el centro comercial. Lástima. Lástima que sea tan necio por no saber hacerse valer por sí mismo. Lástima que el rebaño no sepa apreciar lo que el títere vale si los hilos no están tensos. Lástima que todo sea un juego.

Es el juego de no quedar títere con cabeza. Es el juego de los necios.

Son esas mañanas de verano en que estamos sólo mi soledad y yo las que necesitan el sol del parque Grande, un poco de deporte para dejar que los sentidos vuelen y que el cuerpo despierte. Son esos paseos vespertinos entre amigos, sin rumbo, riendo por las calles del centro, el saludo de la Basílica, el murmullo de una gente a la vez cercana y desconocida, lo que nos hace más grandes por saber que pertenecemos a algo común. Es esa voz suave o incluso callada que susurra mi nombre y el de los labios que me están besando la que brota del sereno cauce del Ebro, mientras un naranja líquido y poderoso araña las nubes que mueren en el horizonte. Son las noches de luz, diversión y movimiento las que desvelan los secretos y los convierten en historia.

RELATO BREVEMAÑADAS Y MOÑADASAlberto Monreal

“ Son las noches de luz, diversión y movimiento las que desvelan los secretos y los convierten en historia ”

Y, aun con todo, por alguna razón que debe encontrarse perdida en algún rincón inaccesible, quiero escapar. Mi propio hogar me ha enseñado a saber renunciar a él y a tener sed de mundo; sabias lecciones. En efecto, algún día de incierta lejanía del presente llegará la hora de una despedida que intuyo no pasará del “hasta luego”, y añoraré esos rayos de sol recargando todas mis energías, y añoraré el entrañable callejeo y esos besos frente al atardecer.

Si me voy, se quedará mi añoranza bañando el alma de Zaragoza, y conmigo marchará, como dice

Suena el despertador. Las 7:30. Me levanto de un inexplicable buen humor, supongo que porque es viernes. Me aseo, elijo mi ropa minuciosamente y salgo de casa después de haberme llenado el estómago con un bol de cereales y un zumo de naranja. Las clases pasan volando y sin darme cuenta estoy otra vez de vuelta en casa.

Ese es el momento en que mi paz interior se ve perturbada por el molesto politono de mi Blackberry. La felicidad con la que me he levantado se desvanece poco a poco. El móvil empieza a sonar a eso de las cinco, justo después de la siesta. Todo el mundo quiere saber el plan de la noche. Los chicos se preocupan por la cantidad de dinero que se van a tener que gastar en copas y las chicas en cuanto va a tardar en aparecer el dolor agonizante que causan los stiletto, que casualmente, son los únicos zapatos que combinan a la perfección con el vestido que tienen en mente.

El móvil no para hasta las nueve, hora en la que supuestamente -y digo supuestamente porque siempre hay alguien al que hay que repetirle las cosas mil veces para que le quede claro dónde y a qué hora se queda y aún así nunca se entera- todo el mundo sabe el plan de la noche. Normalmente, y hablo por la mayoría de gente de 18 años de Zaragoza, un viernes por la noche consiste en beber en algún lugar privado, como una casa o un local e ir al casco más tarde.

RELATO BREVE¿Y ESTA NOCHE? CASCOMaría Martín

“ Cuando hablamos de Casco Viejo de alguna

ciudad, imaginamos iglesias góticas o

renacentistas, grandes edificios de piedra... ”Como cada viernes por la noche, saco mi maletín de maquillaje del fondo del armario del baño y comienzo con una laboriosa y costosa tarea que ocupa una hora de mi precioso y valioso tiempo. Cuando estoy segura de que la raya de ojos esta completamente simétrica en ambos lados de mi cara y que no hay ni un solo espacio de mi rostro sin cubrir, salgo de casa. No es que me apasione salir de fiesta, de hecho, la alegría que me provoca el viernes no es ni de lejos causada por esa salida nocturna que muchos otros esperan ansiosos durante toda la semana.

Mis amigos me esperan en la puerta de mi antiguo colegio, digo me esperan porque yo soy ese alguien al que hay que repetir las cosas mil veces y aún así nunca se aclaran con la hora y el lugar de la cita. Una vez estamos todos reunidos hacemos un rápido escaneo en silencio de los modelos del resto del grupo y caminamos hacia el casco contando anécdo-tas intrascendentes que nos han ocurrido durante la semana. Desde la puerta de mi antiguo colegio hasta el lugar de destino hay un paseo muy agradable si se tratase de un domingo por la mañana. Pero como algunos dicen, por la noche todo se transforma.

Desde las escaleras del puente de Santiago se puede ver niños de 14 años emborrachándose y cientos de bolsas de plástico de marca Hipercor o Simply esparcidas por el suelo. Una vez pasada la Plaza de la Justicia y entrada la Calle el

Cuando hablamos de Casco Viejo de alguna ciudad, imaginamos iglesias góticas o renacentistas, grandes edificios de piedra... Un lugar en donde se concentra la historia de la ciudad y múltiples bares de tapas en los que la gente se sienta los fines de semana a la hora del aperitivo a tomarse una caña y una croqueta. Para mí el casco no tiene nada que ver con eso. Cuando pienso en “el casco de Zaragoza” me vienen a la cabeza imágenes nublosas y un poco distorsionadas, mucho ruido y una mezcla de olores a orina, vomito, y grasa de los puestos de comida rápida que se sitúan en todas las esquinas.

Temple, los sentidos se me embotan. La contaminación del ruido y los olores, así como la gran masa de gente que pasea de un lado a otro de la calle sin rumbo fijo, me hace sentir casi enferma. Me agobian. No puedes dar dos pasos sin chocarte con alguien o presenciar una escena un tanto desagradable de alguien al que le ha sentado mal el perrito caliente que se ha tomado en el puesto de comida situado en la plaza.

Una vez pasado este bullicio llega la misión casi imposible de entrar a un bar, obviamente para eso estoy ahí al fin y al cabo. La gente envenenada por el alcohol te zarandea de un lado para otro y los porteros que vigilan las puertas se toman su tiempo para averiguar si eres realmente tú esa persona que aparece en el carnet de identidad. Lo que hacemos los jóvenes en estas situaciones, o por lo menos lo que hago yo, es intentar poner la misma sonrisa falsa con la que salgo en el DNI, para dar un poco mas de credibilidad al asunto.

Nada mejora una vez dentro. El efecto del alcohol empieza a pasar y los pies empiezan a doler, me siento cansada y me resulta imposible aguantar dos minutos más esa música que retumba en mis tímpanos sin compasión alguna.Me harto, pero qué voy a hacer, ¿volver a casa?, ¿coger un taxi? Si lo digo en público la reacción de mis amigos suele ser un “va, no seas tan floja”, “pero si acabamos de llegar”, “te vas a perder lo mejor de la noche”. Supongo que como ellos disfrutan de cada noche como si fuese la última de sus vidas no comprenden mi afición por volver “pronto” a casa.Resulta casi imposible hacerse ver entre la muchedumbre y cuando uno de esos coches blancos con la bombillita verde se detiene para llevarme de vuelta a mi hogar, me doy cuenta que no tengo dinero. Ese es el momento en el que desearía con todas mis fuerzas no haber salido de casa, pero ahora no queda otra que andar.

La vuelta a casa se hace eterna. Las calles están vacías y la voz de mi madre se apodera de mí y susurra cosas como “el otro día raptaron a una chica por la zona en la que sales, no vuelvas andando y sobre todo, no vengas sola”. Miro a mí alrededor, me siento desprotegida. El pánico recorre mis venas y las ganas de abrazar mi almohada aumentan. Me quito los stiletto y ando rápido mirando al suelo, no vaya a ser que me clave un cristal o pise por algún casual una colilla de tabaco que nadie se ha molestado en apagar. Supongo que esta es una de las cosas que menos me gusta de Zaragoza, existen las papeleras, si, pero mucha gente no sabe como utilizarlas.

Lo primero que hago cuando llego a casa después de una agotadora y horrible noche en “el casco” es quitarme el maquillaje, meterme en la cama y desear con todas mis fuerzas que el Ron Negrita desaparezca de mis venas sin dejar ningún efecto secundario, porque por la mañana, toca paseo familiar por la misma zona que tanto asqueo.Obviamente los rezos han sido en vano y el dolor de cabeza aumenta conforme pasa la mañana. El sol brilla fuera, las familias salen a pasear, los niños juegan en el parque... Es sábado. Un día deseado por los adultos, que no tienen que trabajar y odiado por los jóvenes, a los que les toca irse de aperitivo con sus familias “al casco”.

Como cada viernes por la noche, saco mi maletín de maquillaje del fondo del armario del baño y comienzo con una laboriosa y costosa tarea que ocupa una hora de mi precioso y valioso tiempo. Cuando estoy segura de que la raya de ojos esta completamente simétrica en ambos lados de mi cara y que no hay ni un solo espacio de mi rostro sin cubrir, salgo de casa. No es que me apasione salir de fiesta, de hecho, la alegría que me provoca el viernes no es ni de lejos causada por esa salida nocturna que muchos otros esperan ansiosos durante toda la semana.

Mis amigos me esperan en la puerta de mi antiguo colegio, digo me esperan porque yo soy ese alguien al que hay que repetir las cosas mil veces y aún así nunca se aclaran con la hora y el lugar de la cita. Una vez estamos todos reunidos hacemos un rápido escaneo en silencio de los modelos del resto del grupo y caminamos hacia el casco contando anécdo-tas intrascendentes que nos han ocurrido durante la semana. Desde la puerta de mi antiguo colegio hasta el lugar de destino hay un paseo muy agradable si se tratase de un domingo por la mañana. Pero como algunos dicen, por la noche todo se transforma.

Desde las escaleras del puente de Santiago se puede ver niños de 14 años emborrachándose y cientos de bolsas de plástico de marca Hipercor o Simply esparcidas por el suelo. Una vez pasada la Plaza de la Justicia y entrada la Calle el

Temple, los sentidos se me embotan. La contaminación del ruido y los olores, así como la gran masa de gente que pasea de un lado a otro de la calle sin rumbo fijo, me hace sentir casi enferma. Me agobian. No puedes dar dos pasos sin chocarte con alguien o presenciar una escena un tanto desagradable de alguien al que le ha sentado mal el perrito caliente que se ha tomado en el puesto de comida situado en la plaza.

Una vez pasado este bullicio llega la misión casi imposible de entrar a un bar, obviamente para eso estoy ahí al fin y al cabo. La gente envenenada por el alcohol te zarandea de un lado para otro y los porteros que vigilan las puertas se toman su tiempo para averiguar si eres realmente tú esa persona que aparece en el carnet de identidad. Lo que hacemos los jóvenes en estas situaciones, o por lo menos lo que hago yo, es intentar poner la misma sonrisa falsa con la que salgo en el DNI, para dar un poco mas de credibilidad al asunto.

Nada mejora una vez dentro. El efecto del alcohol empieza a pasar y los pies empiezan a doler, me siento cansada y me resulta imposible aguantar dos minutos más esa música que retumba en mis tímpanos sin compasión alguna.Me harto, pero qué voy a hacer, ¿volver a casa?, ¿coger un taxi? Si lo digo en público la reacción de mis amigos suele ser un “va, no seas tan floja”, “pero si acabamos de llegar”, “te vas a perder lo mejor de la noche”. Supongo que como ellos disfrutan de cada noche como si fuese la última de sus vidas no comprenden mi afición por volver “pronto” a casa.Resulta casi imposible hacerse ver entre la muchedumbre y cuando uno de esos coches blancos con la bombillita verde se detiene para llevarme de vuelta a mi hogar, me doy cuenta que no tengo dinero. Ese es el momento en el que desearía con todas mis fuerzas no haber salido de casa, pero ahora no queda otra que andar.

La vuelta a casa se hace eterna. Las calles están vacías y la voz de mi madre se apodera de mí y susurra cosas como “el otro día raptaron a una chica por la zona en la que sales, no vuelvas andando y sobre todo, no vengas sola”. Miro a mí alrededor, me siento desprotegida. El pánico recorre mis venas y las ganas de abrazar mi almohada aumentan. Me quito los stiletto y ando rápido mirando al suelo, no vaya a ser que me clave un cristal o pise por algún casual una colilla de tabaco que nadie se ha molestado en apagar. Supongo que esta es una de las cosas que menos me gusta de Zaragoza, existen las papeleras, si, pero mucha gente no sabe como utilizarlas.

Lo primero que hago cuando llego a casa después de una agotadora y horrible noche en “el casco” es quitarme el maquillaje, meterme en la cama y desear con todas mis fuerzas que el Ron Negrita desaparezca de mis venas sin dejar ningún efecto secundario, porque por la mañana, toca paseo familiar por la misma zona que tanto asqueo.Obviamente los rezos han sido en vano y el dolor de cabeza aumenta conforme pasa la mañana. El sol brilla fuera, las familias salen a pasear, los niños juegan en el parque... Es sábado. Un día deseado por los adultos, que no tienen que trabajar y odiado por los jóvenes, a los que les toca irse de aperitivo con sus familias “al casco”.

“ El Casco Viejo de Zaragoza no se parece en nada a los cascos viejos de las demás ciudades españolas en las que he estado ”El Casco Viejo de Zaragoza no se parece en nada a los cascos viejos de las demás ciudades españolas en las que he estado. El sábado por la mañana, esta zona de Zaragoza esta inundada por los restos de la noche anterior. El olor desagradable aumenta, y ahora, gracias a la luz del día, viene acompañado de los correspondientes residuos que lo causan.

No me parece el mejor escenario para pasar una mañana en familia, pero como todo, se puede mejorar. Es bastante difícil controlar a cientos de jóvenes que salimos un viernes por la noche y evitar que ensuciemos las calles del casco viejo como lo hacemos. Pero por una vez, me gustaría levantarme un sábado por la mañana y sentirme cómoda yendo a la hora del aperitivo a tomarme una caña y una croqueta con mi familia al Casco Viejo de Zaragoza.

“Chico,chico”...ya no soy el que era antes, la vida ha pasado por mí como una estrella fugaz en una noche de verano : brillante , y rápida , casi sin poder darte cuenta de que ha pasado, casi sin poder disfrutarla. El tiempo vuela y cambia a las personas, dibujándoles arruguicas en la cara, y creándoles unos surcos profundos en el alma. Hace muchos años que me levanto y ya no estoy en la pequeña ciudad que conocí cuando era un niño. Yo soy mañico de nacimiento y para más inri, mañico de corazón.

RELATO BREVEZARAGOZA A TRAVÉS DE LOS OJOSDE UN OCTOGENARIOLaura Maisanava

“ Hace muchos años que me levanto y ya no

estoy en la pequeña ciudad que conocí

cuando era un niño ”De niño me costaba dormir, cuando sonaba la sirena de la calle Alfonso en el año 36 , todos bajábamos al caño para protegernos del bombardeo que llegaría de un momento a otro. Ahora mi barrio , La Magdalena permanece igual : las calles son todavía más estrechas si cabe, las casitas parecen traídas de un pueblecico, la iglesia del barrio, estilo mudéjar sigue sosteniendo esa veleta con forma de gallo, gracias a la cual la parroquia tiene nombre. Todo sigue intacto, pero más viejo. Ya no huele como antes,y es que el olor a fiemo lo impregnaba todo. Ahora ya no huele a vaquería, huele a meados y a vómitos cuando pasas un sábado por la mañana y ves a algún chiquilicuatre todavía borracho. ”Chico, chico” si hubiese hecho yo eso en mis tiempos, mis padres me desheredaban, vaya... Y yo cuando le cuento esto a mi nieta, ella se ríe y me dice : “Abuelo , es que los tiempos cambian... y vaya que si cambian...”

Me encuentro en una ciudad nueva. Cada día que salgo a pasear, suelo perderme. A menudo mi hija suele decirme : “Papá no salgas solo, son cosas de la edad , que os desorientáis y vais por cualquier lado , que os pensáis que seguís teniendo veinte años...”. Y yo le respondo que como si los tuviera, que necesitaría otra vida para gastar toda la energía que tengo en este cuerpo de ochenta y seis años, y es que yo siempre he sido curioso, siempre he querido estar enterado de todo , y puedo pasar horas caminando para conocer hasta el último recoveco de una calle o de una tienda. Pero oye, que cada uno hace lo que quiere con su tiempo libre y yo odio aburrirme.

Como ya tengo muchos años, cada día me cuido menos y vivo mejor, nunca me ha gustado seguir las recomendaciones del médico y así de bien me ha ido. Sólo cogí un catarro cuando tenía seis años , pero aquello era de entender , era la época del hambre y no había ni pan duro para comer en casa, ni tampoco mantas. Así era normal enfriarse. Ahora ni uno ni medio, lo único la tos que me da de vez en cuando y un principio de parkinson que dice el de cabecera que tengo. Pero si te digo la verdad yo no me lo creo , y si es así , algo hay que tener a mi edad, si no , no estaría vivo.Hace dos años, dejé de conducir, a decir verdad nunca se me dio bien hacerlo, y es que tras estrenar mi Renault cuatro-cuatro ya me di el primer tozolón por el paseo Mola, en frente de la clínica Lozano. Mi nieta se ríe cuando se lo cuento y es que la chiquilla cree que en los años 50 estaba todo tan bien señalizado como ahora. No se imagina cómo estaban colocados los adoquines de las calles principales, ni tampoco el efecto que estos tenían cuando se levantaban sobre los bajos de un coche de los de la época. De todas maneras, si no llega a ser por mis torpezas al volante, no habría conocido a mi Conchita, mi mujer, el mejor regalo que me ha dado la vida, a parte de mis hijos y nietas.

Nací en la Plaza de las Heras en el Barrio de la Magdalena, en el año 1927, a finales de noviembre en casa de Patrocinio y Mariano. Era una casita particular, que un modesto mecánico y una guarnecedora podían permitirse con un sueldo que no llegaba a cinco pesetas diarias. Nací ochomesino, sin uñas y pude sobrevivir gracias a que me metieron en una caja de zapatos, entre algodones.Utilizaron unas botellas de ron llenas de agua caliente para que yo conservará el calor.

Aún recuerdo el día que la conocí: iba con una amiga caminando y riendo por el Paseo de la Independencia. Yo estaba en el kiosco de la música que estaba en el centro. Sí, por donde ahora pasan los coches y demás aparatos. Yo que la vi a aquella morena de ojos verdes, allí que fui detrás , fui corriendo a comprar unas violetas de esas que se ponían en el ojal para parecer un muchacho elegante y refinado.Y es que por sus andares, pensaba que era demasiada mujer para mí . Llevaba una falda larga, el pelo recogido en un moño y una blusa azul. Entraba a trabajar a almacenes “El Ciclón”, en el bonito pasaje donde ahora la gente joven se esconde para darse besos y otros menesteres. Le dije “Chiquita, quiero presentarme. Soy Luís” y ella dijo: “ y yo Conchita, que pase buen día”. La vi desaparecer entre telas a través del escapara-te de la tienda. Me quedé mirándola embobado, como a las mujeres bonitas de las películas, a quienes silbábamos en los cines mi amigo Higinio y yo. Tenía que casarme con ella, y así lo hice. El día 19 de Septiembre de 1955 resonaron campanas de boda en la iglesia de Santa Engracia. ¡Anda que ha llovido desde entonces!.Siempre que paso por la puerta de la Iglesia la veo de nuevo, vestida de novia dándome un besico en la mejilla. Dos lagrimicas me caen , una mezcla entre alegría y tristeza, alegría porque me convertí en el hombre más afortunado del mundo, y tristeza porque ella ya no está .

Ya nada tiene sentido. Ella me enseñó a disfrutar cada rincón de esta ciudad maravillosa, que juntos vimos crecer y prosperar, “La ciudad de los tranvías” la llamaba ella.”La ciudad del viento” le decía yo . Si ella viera todo el tinglado que se ha organizado ahora con el nuevo transporte no le gustaría nada. Ahora la novedad entre los zaragozanos es quejarse por está línea y por las todas las obras que conlleva. Que sí, que tienen razón y son un engorro, pero el ayuntamiento hay que conectar los nuevos barrios para que todos estemos más unidos. No sé yo si les saldrá tan a cuenta como la antigua línea Zaragoza-Delicias, o como el Trolebús de Ciudad Jardín.

En mi época, cuando festejábamos, solíamos ir a pasear al parque Primo de Rivera, al antiguo Flandes y Fabiola a tomar una horchata de chufa que tanto le gustaba a mi Conchita. Hoy todo eso ha pasado a la historia.Los chavales ya no van al parque para festejar. Ahora se llenan de críos que compran botellas de alcohol en los ultramarinos de chinos, que se han puesto tan de moda. Ya no existe el famoso baile “La Bombilla” . Lo de moda son las “botelladas”, algo que no puedo entender. ¡Qué gustos tienen los jóvenes y cómo dejan los parques!. ¡Anda que si los viera la vieja policía, iban a salir corriendo!. ¡No , volando!. Porque aquella gente no se andaba con chiquitas...Pero, bueno, aquellos eran otros tiempos en los que la libertad no se disfrutaba ni un solo domingo al año. Pero vaya, no estaría de más que se controlaran más estas chiquilladas. No por parte de los energúmenos aquellos, que recorrían la ciudad a caballo, sino por gente civilizada. No puede ser es que se consienta este libertinaje desproporcionado.

El otro día ,sin ir más lejos , me subí al 34 en la calle de los muertos ,dirección al cementerio para ponerle unas florecicas a mi amor, y darle una caricia a la inscripción de su nombre. ¿Que qué es la calle de los muertos? Donde la Facultad de Medicina, en pleno centro. Así le habíamos llamado toda la vida , ya que no habían sido pocas las veces que habíamos visto desde la calle, cómo un señor doctor abría a un muerto delante de unos estudiantes; A lo que iba, subí al autobús, solo, sin que nadie me ayudara a pesar del tembleque de mis piernas y manos. El conductor no dudó en arrancar. Antes de que sacase el nuevo bono-bus para pagar el viaje, casi me caigo de espaldas. Dió un frenazo tremendo. Todos los pasajeros se pegaron al cristal. En un descuido, alguien me quitó la cartera del bolsillo. Ya tranquilo después del susto, me senté en un asiento roñoso y me quedé descansando los ojos hasta que calculé haber llegado a mi destino.

Al llegar al cementerio, cuando ya había elegido el ramo de violetas que le iba a regalar a mi esposa , metí la mano en el bolsillo para buscar las mil pesetas que del ramico me pedían. Pero no tenía nada. Alguien se había aprovechado de mi torpeza y de mi lentitud de reflejos en ese maldito autobús. Me sentí impotente e indefenso como un niño pequeño. La tendera me regaló el ramo y llamó a mi hija desde su teléfono para que viniera a buscarme.Mientras tanto fui a ver a mi mujer. Le deje las flores y con los ojos empañados me dirigí a la salida. Mi hija tardó quince minutos en llegar. Cuando, enclenque, subí al coche, continué llorando, y susurré: ”Hija mía, en esta ciudad, ya nadie tiene respeto por nada”.

De niño me costaba dormir, cuando sonaba la sirena de la calle Alfonso en el año 36 , todos bajábamos al caño para protegernos del bombardeo que llegaría de un momento a otro. Ahora mi barrio , La Magdalena permanece igual : las calles son todavía más estrechas si cabe, las casitas parecen traídas de un pueblecico, la iglesia del barrio, estilo mudéjar sigue sosteniendo esa veleta con forma de gallo, gracias a la cual la parroquia tiene nombre. Todo sigue intacto, pero más viejo. Ya no huele como antes,y es que el olor a fiemo lo impregnaba todo. Ahora ya no huele a vaquería, huele a meados y a vómitos cuando pasas un sábado por la mañana y ves a algún chiquilicuatre todavía borracho. ”Chico, chico” si hubiese hecho yo eso en mis tiempos, mis padres me desheredaban, vaya... Y yo cuando le cuento esto a mi nieta, ella se ríe y me dice : “Abuelo , es que los tiempos cambian... y vaya que si cambian...”

Me encuentro en una ciudad nueva. Cada día que salgo a pasear, suelo perderme. A menudo mi hija suele decirme : “Papá no salgas solo, son cosas de la edad , que os desorientáis y vais por cualquier lado , que os pensáis que seguís teniendo veinte años...”. Y yo le respondo que como si los tuviera, que necesitaría otra vida para gastar toda la energía que tengo en este cuerpo de ochenta y seis años, y es que yo siempre he sido curioso, siempre he querido estar enterado de todo , y puedo pasar horas caminando para conocer hasta el último recoveco de una calle o de una tienda. Pero oye, que cada uno hace lo que quiere con su tiempo libre y yo odio aburrirme.

Como ya tengo muchos años, cada día me cuido menos y vivo mejor, nunca me ha gustado seguir las recomendaciones del médico y así de bien me ha ido. Sólo cogí un catarro cuando tenía seis años , pero aquello era de entender , era la época del hambre y no había ni pan duro para comer en casa, ni tampoco mantas. Así era normal enfriarse. Ahora ni uno ni medio, lo único la tos que me da de vez en cuando y un principio de parkinson que dice el de cabecera que tengo. Pero si te digo la verdad yo no me lo creo , y si es así , algo hay que tener a mi edad, si no , no estaría vivo.Hace dos años, dejé de conducir, a decir verdad nunca se me dio bien hacerlo, y es que tras estrenar mi Renault cuatro-cuatro ya me di el primer tozolón por el paseo Mola, en frente de la clínica Lozano. Mi nieta se ríe cuando se lo cuento y es que la chiquilla cree que en los años 50 estaba todo tan bien señalizado como ahora. No se imagina cómo estaban colocados los adoquines de las calles principales, ni tampoco el efecto que estos tenían cuando se levantaban sobre los bajos de un coche de los de la época. De todas maneras, si no llega a ser por mis torpezas al volante, no habría conocido a mi Conchita, mi mujer, el mejor regalo que me ha dado la vida, a parte de mis hijos y nietas.

Aún recuerdo el día que la conocí: iba con una amiga caminando y riendo por el Paseo de la Independencia. Yo estaba en el kiosco de la música que estaba en el centro. Sí, por donde ahora pasan los coches y demás aparatos. Yo que la vi a aquella morena de ojos verdes, allí que fui detrás , fui corriendo a comprar unas violetas de esas que se ponían en el ojal para parecer un muchacho elegante y refinado.Y es que por sus andares, pensaba que era demasiada mujer para mí . Llevaba una falda larga, el pelo recogido en un moño y una blusa azul. Entraba a trabajar a almacenes “El Ciclón”, en el bonito pasaje donde ahora la gente joven se esconde para darse besos y otros menesteres. Le dije “Chiquita, quiero presentarme. Soy Luís” y ella dijo: “ y yo Conchita, que pase buen día”. La vi desaparecer entre telas a través del escapara-te de la tienda. Me quedé mirándola embobado, como a las mujeres bonitas de las películas, a quienes silbábamos en los cines mi amigo Higinio y yo. Tenía que casarme con ella, y así lo hice. El día 19 de Septiembre de 1955 resonaron campanas de boda en la iglesia de Santa Engracia. ¡Anda que ha llovido desde entonces!.Siempre que paso por la puerta de la Iglesia la veo de nuevo, vestida de novia dándome un besico en la mejilla. Dos lagrimicas me caen , una mezcla entre alegría y tristeza, alegría porque me convertí en el hombre más afortunado del mundo, y tristeza porque ella ya no está .

Ya nada tiene sentido. Ella me enseñó a disfrutar cada rincón de esta ciudad maravillosa, que juntos vimos crecer y prosperar, “La ciudad de los tranvías” la llamaba ella.”La ciudad del viento” le decía yo . Si ella viera todo el tinglado que se ha organizado ahora con el nuevo transporte no le gustaría nada. Ahora la novedad entre los zaragozanos es quejarse por está línea y por las todas las obras que conlleva. Que sí, que tienen razón y son un engorro, pero el ayuntamiento hay que conectar los nuevos barrios para que todos estemos más unidos. No sé yo si les saldrá tan a cuenta como la antigua línea Zaragoza-Delicias, o como el Trolebús de Ciudad Jardín.

En mi época, cuando festejábamos, solíamos ir a pasear al parque Primo de Rivera, al antiguo Flandes y Fabiola a tomar una horchata de chufa que tanto le gustaba a mi Conchita. Hoy todo eso ha pasado a la historia.Los chavales ya no van al parque para festejar. Ahora se llenan de críos que compran botellas de alcohol en los ultramarinos de chinos, que se han puesto tan de moda. Ya no existe el famoso baile “La Bombilla” . Lo de moda son las “botelladas”, algo que no puedo entender. ¡Qué gustos tienen los jóvenes y cómo dejan los parques!. ¡Anda que si los viera la vieja policía, iban a salir corriendo!. ¡No , volando!. Porque aquella gente no se andaba con chiquitas...Pero, bueno, aquellos eran otros tiempos en los que la libertad no se disfrutaba ni un solo domingo al año. Pero vaya, no estaría de más que se controlaran más estas chiquilladas. No por parte de los energúmenos aquellos, que recorrían la ciudad a caballo, sino por gente civilizada. No puede ser es que se consienta este libertinaje desproporcionado.

El otro día ,sin ir más lejos , me subí al 34 en la calle de los muertos ,dirección al cementerio para ponerle unas florecicas a mi amor, y darle una caricia a la inscripción de su nombre. ¿Que qué es la calle de los muertos? Donde la Facultad de Medicina, en pleno centro. Así le habíamos llamado toda la vida , ya que no habían sido pocas las veces que habíamos visto desde la calle, cómo un señor doctor abría a un muerto delante de unos estudiantes; A lo que iba, subí al autobús, solo, sin que nadie me ayudara a pesar del tembleque de mis piernas y manos. El conductor no dudó en arrancar. Antes de que sacase el nuevo bono-bus para pagar el viaje, casi me caigo de espaldas. Dió un frenazo tremendo. Todos los pasajeros se pegaron al cristal. En un descuido, alguien me quitó la cartera del bolsillo. Ya tranquilo después del susto, me senté en un asiento roñoso y me quedé descansando los ojos hasta que calculé haber llegado a mi destino.

Al llegar al cementerio, cuando ya había elegido el ramo de violetas que le iba a regalar a mi esposa , metí la mano en el bolsillo para buscar las mil pesetas que del ramico me pedían. Pero no tenía nada. Alguien se había aprovechado de mi torpeza y de mi lentitud de reflejos en ese maldito autobús. Me sentí impotente e indefenso como un niño pequeño. La tendera me regaló el ramo y llamó a mi hija desde su teléfono para que viniera a buscarme.Mientras tanto fui a ver a mi mujer. Le deje las flores y con los ojos empañados me dirigí a la salida. Mi hija tardó quince minutos en llegar. Cuando, enclenque, subí al coche, continué llorando, y susurré: ”Hija mía, en esta ciudad, ya nadie tiene respeto por nada”.

“ Hija mía, en esta ciudad, ya nadie tiene respeto por nada ”

Aunque solo tenga 8 años y mi madre me diga que aun no sé nada de la vida, no soy tonto, me entero de muchas de las cosas malas que pasan en mi ciudad y no me gustan. Ojalá pudiera cambiarlas a mi manera, para que todo el mundo fuera feliz, tan feliz como yo.

Mi mamá se llama Carmen y mi papá Juan, llevan casado muchos años, tantos que no me caben en los dedos de las manos. Siempre han vivido en Zaragoza, por lo que siempre me están diciendo que la ciudad cuanto más crece, más interesante se hace. Lo que yo creo que ella pensaba en realidad era que más peligrosa se hacía. Siempre se sorprenden, como yo, con los nuevos edificios que se levantan y los nuevos avances que tenemos últimamente, como el tranvía, ellos dicen que es más cómodo que coger el bus, pero a mi no me gusta, porque hace poco ruido cuando para y casi me pilla mientras cruzaba la calle un día. Aun así, la ciudad es bonita, grande y con muchos sitios por descubrir. Eso es lo que a mis papás no les gusta.

Desde muy pequeñito me han dicho que cuidarían de mi siempre, y que nunca permitirían que ningún hombre malo, o como mamá lo llama “hombre del saco” me hiciera daño, por eso, a ella le cuesta tanto dejarme ir al cole solo.No se da cuenta que ya soy mayor y que puedo ir solito, porque si no ella llega siempre tarde al trabajo en la guardería -esos coles para los bebes- y luego vuelve más tarde y no está en casa cuando el abuelo me trae. Pero un día mamá me dijo que sí.

Cogí mi mochila de Ben 10 y salí a la calle muy contento porque ahora si, sí que me sentía el más mayor de todos. Era de día, y el sol estaba en el cielo haciendo que toda la calle pareciera estar pitada de naranja brillante, las gotitas de las hojas de los arbustos caían al suelo y yo estaba muy atento para oír el “¡Plaf!”, pero casi nunca podía porque el sonido se tapaba con el “pío pío” de los pajaritos que amanecían en lo alto de los árboles.

Fui por donde íbamos siempre. Una calle ancha por donde no podían ir los coches, con muchos árboles, flores y setos verdes. No tardaba mucho en llegar a la puerta de la escuela, donde hay un parque en el que juegan los niños más grandes antes de entrar, pero durante el camino pasé por un sitio como en el que trabaja mi papá, un banco, y vi a un hombre muy mal vestido, que olía muy mal, durmiendo debajo de papeles con noticias y cartones. Me dio un poco de miedo, pero me acerqué para verle más de cerca.

RELATO BREVEPEQUEÑA REALIDADAna Julieta Calavia

“ De repente se levantó muy rápido. Yo pegué un salto hacia

atrás ”Me agarró del abrigo pero me fui corriendo de allí para que el señor no me siguiera. Me giré para mirar si estaba detrás de mí pero lo vi ya a lo lejos que no podía levantarse bien y le temblaban las piernas. “Pobre señor, duerme en la calle y seguro que en el trabajo lo estarán esperando y su mujer lo estará buscando con sus hijos. Ojalá pudiera ayudarle a volver pero me ha dado un poco de miedo y mamá siempre me dijo que no hablara con gente extraña a la que no conociera.”

De repente se levantó muy rápido. Yo pegué un salto hacia atrás. Casi me caigo al suelo, pero me apoyé en las columnas de ladrillo para no chafar la mochila, con el bocata de salchichón que mamá me había hecho. El hombre se me quedó mirando y me preguntó si llevaba algo de dinero, pero le dije que no, porque el poco que me había dado la abuela eran para comprarme los nuevos cromos de los Gormity después de clase.

Mientras seguía mi camino por la calle tuve que hacer zigzag en la acera para no pisar los cristales rotos del suelo. Casi me clavo una aguja que había en el suelo y no me gustan las agujas, porque hace un año mi mamá me llevó al hospital a que me pincharan en el hombro para ponerme una vacuna y me dolió muchísimo.

Ya casi estaba llegando pero me paré antes de cruzar la calle porque el hombre que andaba estaba en rojo y eso quería decir que no podía cruzar. Papá también me decía siempre que no me pusiera en el borde de la acera porque si venía algún autobús muy deprisa y no me veía me podía hacer mal y que nunca cruzara cuando el hombre verde parpadeaba porque podría estar pasando un tranvía y no verlo.

Cuando por fin se puso verde fui a cruzar pero casi me atropella un coche que iba muy rápido y llevaba una música muy alta, pero parecía que se había rayado el disco porque sonaba todo el rato igual. Nada más llegar a la puerta mis compañeros de clase estaban entrando y yo les seguí. Me encanta mi colegio porque tiene un recreo muy grande, las clases son bonitas. Tienen suelo blandito y muchos juguetes de colores que puedo elegir si me porto bien. Mi profesora es la mejor de todas. Se llama Rosa y me enseña a sumar y restar con canciones.

El día se pasó muy rápido y cuando salí hacía frío así que el yayo me llevó a casa donde mamá me esperaba ya. Le conté lo que había hecho hoy y lo bien que me lo había pasado con Carlos y Miguel, mis amigos, pero no le dije nada del hombre mal vestido y que olía raro para que no me prohibiera volver a ir solo otra vez. Ella parecía contenta y más cuando llegó papa y le contó que había ido solo al cole. Cuando me acurrucó en la cama y tapó con las sabanas, cantó una nana, mi preferida, siempre le cambia la letra, y esta vez trataba sobre un súper héroe que salva al mundo como Superman pero sin volar. Me gustó mucho. Tanto que por la noche soñé con él.

Al día siguiente, cuando me levante tenía una idea que quería hacer y como mamá hoy también me dejaba ir solo cogí más dinero que tenía ahorrado en mi hucha de cerdito y le pedí a mamá que me hiciera un bocadillo más grande, de jamón. Hice el mismo camino que el día anterior y cuando llegué a la parte donde había visto al hombre de ayer me acerqué. Esta vez más despacio y le dejé al lado una bolsita con el dinero que había cogido y el bocata.

“ Miró en mi dirección y creo que dijo algo con una sonrisa, pero no llegué a oírlo ”

Sin esperar a que él se girara o dijera algo, salí de allí para seguir andando y cuando ya estuve un poco lejos me giré y vi al hombre observar con ojos tiernos a la pequeña sorpresa que le había aparecido. Miró en mi dirección y creo que dijo algo con una sonrisa, pero no llegué a oírlo.

Mientras seguía con el camino cogí una rama de árbol seca que estaba en el suelo y la arrastré detrás de mí para que fuera barriendo los cristales que ayer estuve a punto de clavarme. Cuando llegue al paso de cebra los aparté cerca de una papelera dejando allí también la rama. Esperé a que apareciera de nuevo el alegre hombre de verde y cuando lo hizo, miré tres veces a ambos lados de la calle, por lo que pude pararme a tiempo, a la vez que soltaba un grito, cuando un coche se saltó el semáforo y casi me pilla. Menos mal que esta vez lo vio un policía y le hizo parar para regañarle como lo hace mi mamá cuando no quiero comerme las verduras asadas.

El día fue incluso mejor que ayer porque aprendí la tabla del 2 de memoria y al volver a casa mi mamá me hizo hambur-guesas para cenar, mi plato favorito. Los días siguieron como siempre pero, ya no veía al hombre que vestía mal, seguramente habría vuelto a casa. Las calles estaban limpias, ya sólo había hojas secas y en el paso de cebra, por el que siempre cruzaba, había ahora un simpático señor que ordenaba al tráfico que parara o siguiera.“No habrá sido gracias a mí, ya que poco puede hacer un niño como yo en una ciudad tan grande, pero me gusta pensar que las cosas mejorarán con el tiempo para que, cuando sea más mayor y también tenga hijos, puedan ir solos, como yo, por las calles de la ciudad sin preocuparse de que les pase nada malo y sean felices siendo los Supermanes de sus vidas”

Año 2060, Zaragoza. El holograma de noticias ha contado esta mañana que otra estúpida nave ha chocado contra la Puerta del Carmen, esos bichos voladores que parecen cargados por el diablo. Hace ya mucho tiempo, que yo me perdí en todos estos avances tecnológicos. Ni tengo robot ni me lo pienso comprar. En mi opinión acabarán apoderándose del mundo y todo ello estallará en una Cuarta Guerra Mundial, ¿Robots asesinos contra humanos? No sé, quizás... ¡Eh cuidado!, grito indignada –Perdone señora-, me contesta el muchacho. Los niños de hoy en día desde luego que no tienen cuidado alguno, van locos con sus iphones 19 ó 20? Ya ni lo sé, hace tiempo que perdí la cuenta, qué tiempos aquellos... El otro día iba paseando por el Paseo Independencia, que ahora más bien parece un mundo robot. Aunque me alegro de que hayan quitado esas espantosas farolas que parecían más horcas que otra cosa, y vi un curioso letrero acerca del antiguo tranvía. Mi mente viajó atrás en el tiempo y recordé la antigua Zaragoza. Aquella en la que el tranvía era lo más de lo más. Recuerdo que comenzó a modo de prueba en Paseo Independencia, Plaza Aragón y Plaza Basilio Paraíso. Al principio, no tuvo mucha aceptación, pero la gente se acostumbra. En la actualidad ni tenemos tranvía, ni autobuses, ni coches, ni motos. El único medio de transporte son esas estúpidas naves... Y ahora se chocan también contra la Puerta del Carmen... ¿Dónde vamos a llegar? Desde luego que esto no pasaba en los tiempos de Belloch.

RELATO BREVEUNA ANTICUADA IDEALISTADEL SIGLO PASADOLaura Maisanava

“ En el año 2012, cuando yo tenía unos veinte años, las cosas

eran totalmente diferentes ”

Fue un hecho impactante que asombró a todo el mundo, y a mí en particular me hizo recordar las historias que mi abuelo me contaba, de las bombas de agosto de 1936 caídas en la cúpula del Pilar que nunca llegaron a explotar.

Se me ponen los pelos de punta. Las zonas naturales ahora son todo un mito, ya casi ni me acuerdo del color verde, el gris metálico predomina toda la ciudad. Recuerdo con claridad las expectativas que se crearon en la ciudad con la Expo 2008, exposición internacional del agua, ficticiamente porque, pensando optimizarla como centro de negocios, la crisis acabó con un proyecto no empezado dejándola derruida, desierta y abandonada. Lo bueno que quedó fueron las infraestructu-ras que, de otra manera, no hubiéramos tenido nunca. Y qué pena ver desaparecer en el tiempo los comercios zaragoza-nos, sustituidos por comercios chinos. Tendría que haber habido más control, tendríamos que haber fomentado la Pyme y el comercio español y autóctono... Ahora únicamente hay grandes áreas comerciales. El error comenzó creando Puerto Venecia y dejando a Plaza Imperial totalmente desmarcada del panorama comercial. Después de este vino Las Vegas, San Diego, Cosmos... y uno detrás del otro. Lo único que hacían era pisar al anterior. Al final ni chinos, ni aragoneses, ni españoles.... Robots, únicamente robots.

En el año 2012, cuando yo tenía unos veinte años, las cosas eran totalmente diferentes. Zaragoza tenía un rico patrimonio cultural, pero tras la III Guerra Mundial, todos esos monumentos de arte mudéjar, el Palacio de la Aljaferia, la catedral de San Salvador, y la Iglesia de San Pablo quedaron en un montón de escombros. El único recuerdo que hay de ellos está en los archivos digitales. Por suerte para los maños, nuestra Basílica del Pilar quedó intacta, está flotando en una gran burbuja y no hay manera ninguna de acceder a ella, por los siglos de los siglos.

Me encantaba octubre, octubre significaba que llegaban las Fiestas del Pilar. Las calles de Zaragoza se llenaban de alegría y de color, la Virgen se cubría de un manto enorme de flores que ofrecían los baturricos. Como la tradición mandaba, blanco y rojo y no de ningún otro color ni de banderas múltiples por muy patrona de la hispanidad que sea. Se oían jotas por las calles, llegaba el cierzo que caracterizaba a Zaragoza, y era hora de desempolvar los abrigos. Las noches eran bien frescas en Interpeñas, aquella gran selva llena de salvajes sin sed. Ahora la gente joven ya no sabe cómo divertirse, tiene a su disposición mil y un aparatos nuevos de alta tecnología. Ya no salen por ahí, simplemente se teletransportan virtualmente y hacen quedadas virtuales ¡Qué demonios!

Aunque, sin lugar a dudas, lo que más añoro de la Zaragoza del año 2012 es el río Ebro. ¿En qué pensaban los políticos de 2030? Al garete con el mejor patrimonio natural de Zaragoza. En su lugar han colocado una especie de espacio en 3D con patos y animalitos robots. Lo que yo te diga más y más robots... El Ebro fue traspasado a Murcia, porque los pobres murcianos no tenían agua suficiente para sus campos de golf que, paradójicamente, son ahora espacios en 3D.

Pocos años después también se independizó Cataluña, ¡los tíos se pusieron que no veas! Después de tantos años... la cosa no estaba precisamente para enredar. Esto no afectó mucho a Zaragoza, la verdad es que la cosa se vivió muy tranquila, al fin y al cabo se pusieron tan pesaditos que lo terminamos aceptando.

“ Las cosas, desde luego, ya no son lo que eran, cuánto ha cambiado esta ciudad aragonesa, cuánto hemos cambiado los humanos que la habitan, cuántos robots y estúpidas naves transitan en ella ”

Las cosas, desde luego, ya no son lo que eran, cuánto ha cambiado esta ciudad aragonesa, cuánto hemos cambiado los humanos que la habitan, cuántos robots y estúpidas naves transitan en ella.

Sin embargo, qué voy a decir yo, una anticuada idealista del siglo pasado que trata de seguir aferrándose a sus felices recuerdos en la añoranza de su ciudad. Sé que, por muchos robots que inventemos y muchos nuevos metales que diseñemos, los humanos seguiremos añorando nuestra infancia y la ciudad que nos ha visto crecer. Y una verdad es absoluta; por muchos años que pasen seguirá habiendo estúpidos trastos chocándose contra la emblemática Puerta del Carmen.

Fue un hecho impactante que asombró a todo el mundo, y a mí en particular me hizo recordar las historias que mi abuelo me contaba, de las bombas de agosto de 1936 caídas en la cúpula del Pilar que nunca llegaron a explotar.

Se me ponen los pelos de punta. Las zonas naturales ahora son todo un mito, ya casi ni me acuerdo del color verde, el gris metálico predomina toda la ciudad. Recuerdo con claridad las expectativas que se crearon en la ciudad con la Expo 2008, exposición internacional del agua, ficticiamente porque, pensando optimizarla como centro de negocios, la crisis acabó con un proyecto no empezado dejándola derruida, desierta y abandonada. Lo bueno que quedó fueron las infraestructu-ras que, de otra manera, no hubiéramos tenido nunca. Y qué pena ver desaparecer en el tiempo los comercios zaragoza-nos, sustituidos por comercios chinos. Tendría que haber habido más control, tendríamos que haber fomentado la Pyme y el comercio español y autóctono... Ahora únicamente hay grandes áreas comerciales. El error comenzó creando Puerto Venecia y dejando a Plaza Imperial totalmente desmarcada del panorama comercial. Después de este vino Las Vegas, San Diego, Cosmos... y uno detrás del otro. Lo único que hacían era pisar al anterior. Al final ni chinos, ni aragoneses, ni españoles.... Robots, únicamente robots.

Me encantaba octubre, octubre significaba que llegaban las Fiestas del Pilar. Las calles de Zaragoza se llenaban de alegría y de color, la Virgen se cubría de un manto enorme de flores que ofrecían los baturricos. Como la tradición mandaba, blanco y rojo y no de ningún otro color ni de banderas múltiples por muy patrona de la hispanidad que sea. Se oían jotas por las calles, llegaba el cierzo que caracterizaba a Zaragoza, y era hora de desempolvar los abrigos. Las noches eran bien frescas en Interpeñas, aquella gran selva llena de salvajes sin sed. Ahora la gente joven ya no sabe cómo divertirse, tiene a su disposición mil y un aparatos nuevos de alta tecnología. Ya no salen por ahí, simplemente se teletransportan virtualmente y hacen quedadas virtuales ¡Qué demonios!

Aunque, sin lugar a dudas, lo que más añoro de la Zaragoza del año 2012 es el río Ebro. ¿En qué pensaban los políticos de 2030? Al garete con el mejor patrimonio natural de Zaragoza. En su lugar han colocado una especie de espacio en 3D con patos y animalitos robots. Lo que yo te diga más y más robots... El Ebro fue traspasado a Murcia, porque los pobres murcianos no tenían agua suficiente para sus campos de golf que, paradójicamente, son ahora espacios en 3D.

Pocos años después también se independizó Cataluña, ¡los tíos se pusieron que no veas! Después de tantos años... la cosa no estaba precisamente para enredar. Esto no afectó mucho a Zaragoza, la verdad es que la cosa se vivió muy tranquila, al fin y al cabo se pusieron tan pesaditos que lo terminamos aceptando.

Yo no soy de Zaragoza, bueno no he nacido en la casa grande como nació mi hermano, pero me siento Zaragozana como la que más, nací en Barbastro pero con 5 años vine a vivir a Zaragoza.

Empecé viviendo en el barrio del Actur y allí he pasado buena parte de mi vida. Recuerdo que cuando fuimos a vivir de alquiler estaba Casan y poco más, con los años se ha hecho un barrio grande, con una gran variedad de colegios, comercios y zonas verdes. Recuerdo que al llegar allí la sensación que tuve fue como ahora cuando miro por la ventana y veo como construyen Arcosur; pero en mi caso yo vivía al otro lado del río y cuando a mis amigos les decía que vivía en la margen izquierda ponían esa cara que ponemos los de aquí de....”¿ahí tan lejos vives maña? ¿Pero si ahí se acaba Zaragoza no?”, y es que estar tan cerca de Juslibol era como estar a las afueras .

RELATO BREVEZARAGOZACarlos Puértolas

“ ... el Actur es una de la mejores zonas para vivir a mi modo de ver ”La Expo le ha dado mucho a Zaragoza, nuevas infraestructuras como son el puente del siglo XXI que tan falta hacía, yo tardo 15 min en coche, de casa de mis padres a la mía, cosa que antes tardaba 30 min o más; nuevos accesos a la ciudad, el parque del agua, etc...

Reconozco que antes Zaragoza no me gustaba nada, bueno cuando tenía entre 15 y 18 años, me hubiese marchado a vivir a otro sitio, me parecía una ciudad antigua pero no en el buen sentido, no había cosas modernas, fue la época en la que empecé a viajar con mis amigos a otras ciudades europeas y eran tan distintas, tan bonitas ,que las comparaba con Zaragoza y me daba envidia.

Cuando fui a Bruselas, recuerdo que todo el mundo iba con su bici de aquí para allá, las cogían y las dejaban y había un montón de recorrido de carril bici por donde podían ir sin peligro de los coches. Cuando visité Roma me encantó ese aroma callejero y la vida que tenían sus calles. Después viajando a Londres o París me gustaron la cantidad de museos y teatros que tenía la ciudad y la sensación de estar en una ciudad con carisma, con cultura y con un “savoir faire” elegante y distinguido. Ahora después de años, veo que mi cuidad poco poco se aproxima a esas grandes ciudades, no queriendo emularlas porque aquí estamos los justos y necesarios y si Zaragoza fuese un Madrid o un París ya no seria Zaragoza; esa ciudad que todo el mundo define como tranquila, donde se puede ir andando a todos lados y donde todo está cerca, una ciudad cómoda y con mucha variedad de tiendas y servicios como los que tienen las grandes ciudades.

Actualmente vivo en Rosales como ya he dicho, es una urbanización nueva, con pocos vecinos pero de momento bien avenidos, una calle principal con muchas peluquerías, bares y algunos comercios que se van asomando en estos tiempos; un barrio tranquilo que ha dado la oportunidad a muchas familias jóvenes de tener una casa de compra o alquiler vpo a

Vi como hacían el PRYCA, ahora Carrefour, aunque no me acabo de hacer todavía a ese nombre, Grancasa y por su puesto la Expo que le ha dado al barrio un sentir diferente. Y ahora 10 años después, el Actur es una de la mejores zonas para vivir a mi modo de ver. Ahora vivo en Rosales del canal, pero siempre que puedo me escapo a pasear con mis padres por los alrededo-res de la Expo y por la ribera del Ebro, un lujo del que podemos disfrutar.

precios muy bajos. Hace un año vivía en Valdefierro, y aquello es totalmente diferente a esto, más viejo sin duda, ya no es un barrio nuevo, es un pueblo dentro de Zaragoza que poco a cambiado, vivía en frente del Alcampo y reconozco que solo estaba en casa e iba a comprar.

Yo que no soy de allí reconozco que para mi no es un barrio con muchas cosas para hacer, si bien es cierto que hay un polideportivo municipal estupendo y ahora están acabando de hacer los accesos que buen falta le hacía al barrio. El corredor verde está muy bien y le ha dado un aspecto de modernidad, de limpieza y de frescor. Solía ir a pasear por la ribera del canal que es muy tranquila y hay mucha gente que sale a correr o a caminar para hacer algo de deporte. Todavía recuerdo que en esos años de juventud cuando viajaba con mis amigos visite a un amigo Erasmus que vive en Gante, una ciudad pequeña pero muy acogedora, muy bien cuidada y limpia, con muchas flores en la que había un tranvía, nunca había subido en un tranvía, en metro muchas veces pero en tranvía nunca y me quedó muy buena sensación,una manera de moverse silenciosa, rápida, eficiente y con un toque de nostalgia como antaño.

“ ... Zaragoza se convierta en una ciudad ecológica, verde y sostenible gracias a todos ”

La Expo le ha dado mucho a Zaragoza, nuevas infraestructuras como son el puente del siglo XXI que tan falta hacía, yo tardo 15 min en coche, de casa de mis padres a la mía, cosa que antes tardaba 30 min o más; nuevos accesos a la ciudad, el parque del agua, etc...

Reconozco que antes Zaragoza no me gustaba nada, bueno cuando tenía entre 15 y 18 años, me hubiese marchado a vivir a otro sitio, me parecía una ciudad antigua pero no en el buen sentido, no había cosas modernas, fue la época en la que empecé a viajar con mis amigos a otras ciudades europeas y eran tan distintas, tan bonitas ,que las comparaba con Zaragoza y me daba envidia.

Cuando fui a Bruselas, recuerdo que todo el mundo iba con su bici de aquí para allá, las cogían y las dejaban y había un montón de recorrido de carril bici por donde podían ir sin peligro de los coches. Cuando visité Roma me encantó ese aroma callejero y la vida que tenían sus calles. Después viajando a Londres o París me gustaron la cantidad de museos y teatros que tenía la ciudad y la sensación de estar en una ciudad con carisma, con cultura y con un “savoir faire” elegante y distinguido. Ahora después de años, veo que mi cuidad poco poco se aproxima a esas grandes ciudades, no queriendo emularlas porque aquí estamos los justos y necesarios y si Zaragoza fuese un Madrid o un París ya no seria Zaragoza; esa ciudad que todo el mundo define como tranquila, donde se puede ir andando a todos lados y donde todo está cerca, una ciudad cómoda y con mucha variedad de tiendas y servicios como los que tienen las grandes ciudades.

Actualmente vivo en Rosales como ya he dicho, es una urbanización nueva, con pocos vecinos pero de momento bien avenidos, una calle principal con muchas peluquerías, bares y algunos comercios que se van asomando en estos tiempos; un barrio tranquilo que ha dado la oportunidad a muchas familias jóvenes de tener una casa de compra o alquiler vpo a

precios muy bajos. Hace un año vivía en Valdefierro, y aquello es totalmente diferente a esto, más viejo sin duda, ya no es un barrio nuevo, es un pueblo dentro de Zaragoza que poco a cambiado, vivía en frente del Alcampo y reconozco que solo estaba en casa e iba a comprar.

Yo que no soy de allí reconozco que para mi no es un barrio con muchas cosas para hacer, si bien es cierto que hay un polideportivo municipal estupendo y ahora están acabando de hacer los accesos que buen falta le hacía al barrio. El corredor verde está muy bien y le ha dado un aspecto de modernidad, de limpieza y de frescor. Solía ir a pasear por la ribera del canal que es muy tranquila y hay mucha gente que sale a correr o a caminar para hacer algo de deporte. Todavía recuerdo que en esos años de juventud cuando viajaba con mis amigos visite a un amigo Erasmus que vive en Gante, una ciudad pequeña pero muy acogedora, muy bien cuidada y limpia, con muchas flores en la que había un tranvía, nunca había subido en un tranvía, en metro muchas veces pero en tranvía nunca y me quedó muy buena sensación,una manera de moverse silenciosa, rápida, eficiente y con un toque de nostalgia como antaño.

Ahora ya tenemos uno en Zaragoza y yo personalmente estoy encantada, creo que va a quedar muy bien, que le será útil a mucha gente y que espero que la gente deje en casa su coche y vaya más en transporte público para ir a trabajar o para bajar o subir al centro para que poco a poco Zaragoza se convierta en una ciudad ecológica, verde y sostenible gracias a todos.

Han pasado los años y Zaragoza ha crecido mucho, no hay más que ver el barrio de Valdespartera, un barrio enorme, muy bien distribuido, yo tengo amigos viviendo allí, bueno creo que todos tenemos algún conocido o familiar viviendo allí y están muy contentos, todavía falta un largo camino para que sea un barrio completo, pero ya hay mucha gente y se van abriendo poco a poco comercios, aunque he de reconocer que los servicios todavía son escasos, es cierto que el tranvía recoge a mucha gente pero muchos de ellos tienen que desplazarse bastante para ir a cogerlo o para ir comprar a Mercadona.

Para las fiestas del pilar estuve en varios conciertos gratuitos, en Interpeñas y en el espacio Z y la verdad es que a pesar de como van las cosas hubo variedad de espectáculos y de actividades para hacer aunque este año no fui al teatro, cosa que me hubiese gustado. Pensando en eso cada vez que paso por le teatro Fleta me gustaría que de una vez por todas se terminará de reconstruir , ¿cuantos años lleva ya? Se va a hacer más largo que las obras del pilar, que por cierto para la Expo quedó impresionante. Es cierto que ahora con el palacio de congresos, grandes espectáculos como el lago de los cisnes se exhiben allí, pero aun así toda la riqueza cultural que tenemos hay que aprovecharla al máximo, como el museo Pablo Serrano del que pude disfrutar hace pocos días y me pareció fantástico.

Como contaba, muchos fines de semana voy a pasear por la Expo, los edificios siguen siendo bonitos, pero todavía queda un sensación de vacío cuando andas por dentro, teniendo esos edificios tan espectaculares, nuevos y modernos se deberían de llevar todavía más servicios; el hotel que está a medio hacer y cada vez que paso por allí me dan ganas de acabar de poner las baldosas, podría servir como residencia de estudiantes para aquellos que como yo estudian en el campus Actur, y que cada vez acoge a un mayor numero de carreras universitarias; muchos de esos estudiantes tienen que buscarse residencias muy alejadas del campus porque en ese barrio no hay ni una sola residencia. Hoy en día me gusta mucho Zaragoza y quisiera quedarme aquí a vivir ,cerca de mi familia y de mis amigos, si esta crisis me lo permite.

A pesar de que siempre hay cosas para mejorar, considero que Zaragoza es una gran ciudad, con una calidad de vida única y unas fiestas maravillosas.

1 EXT. TARDE. BANCO EN EL PARQUE.

Dos jóvenes de 16 años están sentados en un banco. El de la izquierda tiene el pelo rubio con poca melena y ojos marrones, es JAVI. El de la derecha tiene el pelo más corto, de color moreno y es más corpulento. Se trata de SERGIO. Ambos están callados y escriben mediante el teléfono móvil. Debajo de cada uno de ellos se lee un texto. Se trata de una conversación de la aplicación para móvil Whatsapp. JAVI (Escribe) Sergio, ¿ te hace un Fifa? SERGIO (Escribe) ¿Quieres que vuelva a ganarte? JAVI (Escribe) ¡ Más quisieras ! SERGIO (Escribe) Oye por allí viene Mateo. Vamos a ver si se apunta.

Otro chico se acerca. Tiene un poco de barba y un libro en la mano. Se sienta a la derecha de Javi, quedando Javi en medio del grupo. Es MATEO. MATEO Muy buenas SERGIO(escribe) Ese Mateo!! Estábamos hablando de echar un fifa

Mateo sigue leyendo el libro. No presta atención al móvil. JAVI (escribe) Mateoooooooooooo !!

Mateo sigue sin enterarse del móvil. Finalmente Javi se gira hacia él y le da un empujón. Mateo parece sorprendido. Javi señala con énfasis el móvil y sin decir una palabra muestra el móvil a Mateo delante de sus ojos. MATEO ¿ Pero se puede saber qué os pasa ?

Mateo coge el móvil, aguarda un momento, lee y lo vuelve a guardar. MATEO Lo siento, estoy algo ocupado. He quedado con una amiga, vamos a la exposición de Duffy en el centro de Historia...

Javi se gira hacia Sergio. Inmediatamente vuelve a escribir en su móvil. Ambos sonríen. JAVI (escribe) SERGIO (escribe) MATEO ...Ah y éste fin de semana tampoco creo que pueda. Voy a unas proyecciones de cortometrajes de cine británico el fin de semana entero y estaré ocupado...

Javi y Sergio vuelven a mirarse. La sonrisa va creciendo de ambos va creciendo. SERGIO (Escribe) JAVI (Escribe) MATEO ...Pero ahora que lo pienso... tengo un hueco la semana que viene... después de asistir al taller de escritura creativa del colegio

Javi y Sergio empiezan a reírse cada vez más fuerte. JAVI (Escribe) SERGIO (Escribe) JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!! CHICA ¿Mateo?

Javi y Sergio se giran hacia donde viene esa voz. Una joven de pelo moreno, liso y con una amplia sonrisa se dirije hacia Mateo. Va muy arreglada y con un pequeño bolso en su hombro. JAVI (Escribe)

Mateo se incorpora, se pone en pie y sonríe. Javi observa a Sergio. Éste es incapaz de reaccionar. MATEO Bueno chicos, vamos hablando, ¿no?

Ambos jóvenes se marchan y se alejan del banco donde Javi y Sergio permanecen sentados. Ambos no se mueven y su rostro ha cambiado por completo. Ninguno escribe por móvil. Ambos están algo cabizbajos.Se lee en la pantalla debajo de cada uno.

FIN

Puedes ver los cortos en youtube

Estoy algo ocupado: http://youtu.be/xbmKP9lnN9IRecuerdos: http://youtu.be/OHSR5rkblI4Despierta, bella, despierta: http://youtu.be/ddWa134fKSU













FIN

Premio de la grabación del corto, en la categoría de “+jóvenes +Ziudad”ESTOY ALGO OCUPADO Pablo Urueña Alejandre / Gabriel Lechón Cuello













FIN

SEC 1. – Casa del protagonista - INT/DÍA.

Son las nueve de la mañana. Travelling por un pasillo de una casa antigua. Hay poca luz. Al final del pasillo hay una puerta. Está entreabierta. Es una habitación pequeña, sencilla, con un sofá, una mesa y un mueble con una televisión. Está pintada de blanco. Los colores de los muebles son simples y sin color (Ocres, marrones, negros...). Primer plano de la cara de un hombre mayor de entre 60 y 70 años. Viste con una camisa azul clara muy sencilla y una americana marrón claro. Está sentado en el sofá viendo la televisión. En el reflejo de sus ojos se ve la tele. Están retransmitiendo un reportaje sobre un pueblo, pero no se entienden bien las imágenes. El hombre, cierra los ojos lentamente y justamente cuando los cierra totalmente se pasa a “SECUENCIA 2.”

SEC 2. – Pueblo abandonado - EXT/DÍA.

En blanco y negro. Se ve una calle de un pueblo. Está vacía, muchas casas están abandonadas, nadie pasa por la calle. Primer plano del viento levantando unas hojas caídas en el suelo.


En blanco y negro. Plano general de un parque abandonado. Es el mismo pueblo de la secuencia anterior. Las hojas caídas cubren casi todo, el viento levanta las de arriba de los montones. Hay unos columpios, un tobogán y dos balancines. El viento mueve un columpio.


En blanco y negro. Un camino de tierra, hay casas abandonadas. Un pareado que lleva a ver al hombre de la “secuencia 1” que está de pie al principio del camino. Él se ve en color. Avanza por el camino de tierra. Plano general del camino en blanco y negro, y el hombre en color, de espaldas. Se para y sigue avanzando, pero se tropieza y se cae. Primer plano de sus manos y su cara aterrizando en el suelo. Su cara da con el suelo y se magulla. Pero al levantarse ve, que el perfil de su cara y el contorno de sus manos, se han grabado en el suelo, haciendo resurgir hierba (en color) de la tierra (en blanco y negro). El hombre se da la vuelta, y ve que ha ido dejando sus huellas grabadas en el camino de la misma forma, surgien-do en ellas hierba y pequeñas flores. Mareado por los extraños acontecimientos, apoya las manos en la pared de una casa abandonada, de manera que parece que quiere empujarla, como si fuera a vomitar. Pero la pared vibra un poco y el hombre separa las manos, extrañado. Ahora la casa se ve en color, y muy bonita. Cambia completamente su aspecto, surgen colores, se perfilan las ventanas, se distingue el rojo del tejado. Ahora hay macetas con flores en los balcones, que antes estaban caídos, y la fachada ahora es amarilla. Se abre el balcón y sale un mujer de unos 30 años, lleva un vestido de flores hasta las rodillas, es muy colorido. Se apoya en la barandilla y de repente se da cuenta de que el hombre está en la puerta de su casa. Le sonríe desde arriba.

SEÑORA ¡Buenos días!

Primer plano de la cara del hombre. Está sonriendo. Se mira las manos y vuelve a sonreír. Se ha dado cuenta de que tiene el poder de hacer que todo lo que está muerto vuelva a la vida con tan solo tocarlo. Se va corriendo de allí y empieza a tocar todo lo que ve en blanco y negro. A los árboles les crecen las hojas, y las flores vuelven a tener abejas recogiendo néctar. Las casas se llenan de alegría y energía, y los pequeños negocios vuelven a funcionar (pequeñas panaderias, carnicerías, papelerías...). Las abuelas salen a la calle y los niños juegan en los parques. La gente lo saluda, y le dan los buenos días. El hombre llega al parque que antes estaba abandonado, y ahora está repleto de niños. Uno lo invita a que juegue con ellos, y se sienta en un balancín. Primer plano de su cara riendo. Es feliz. Se ve como su cabeza sube y baja, con los columpios de fondo, desenfocados. Está disfrutando mucho, y cierra los ojos mientras ríe.

SEC 5 – Casa del protagonista - INT/DÍA.

Primer plano de la cara del hombre, sentado en el sofá de la primera habitación. Sigue con los ojos cerrados. Los abre lentamente. Los tiene llorosos. Primer plano de la televisión. Hay una reportera en una calle del antiguo pueblo del hombre. No hay nadie, y las casas están abandonadas.

REPORTERA Tardisa sigue siendo uno de los muchos pueblos fantasmas que siguen existiendo en Aragón.

Se apaga la televisión. Plano medio del hombre sentado con el mando en la mano apuntando a la tele. Baja el brazo. Primer plano de su cara. Cierra los ojos otra vez. Plano detalle de una lágrima cayendo desde su ojo por su mejilla.

Rueda de prensa ExpresARTE Concurso Guión de cine













FIN















Premio de la grabación del corto, en la categoría de “+jóvenes +ecología”RECUERDOSAnchel Pablo Sancho















SEC. 1. ESC. 1. INT. DÍA. CASA DE ROSA. BAÑO.

ROSA (25 años) se encuentra en el baño de su casa preparando la bañera con agua tibia con jabón de lecha y champú de aroma frutales.Tras darse el baño, seca su cuerpo suavemente y se echa crema hidratante.Se mira al espejo, su cabello húmedo cae enredado sobre sus hombros desnudos. Se cepilla el pelo suavemente hasta quedar completamente liso.Rosa se seca el pelo con el secador y comienzan a aparecer sus hermosos rizos.

SEC. 1. ESC. 2. INT. DÍA. CASA DE ROSA. DORMITORIO

Rosa sentada en su cama, se coloca unas medias negras en sus piernas, va subiéndoselas poco a poco hasta cubrir su tanga negro de encaje, a juego con su sujetador. Finalmente, deja caer su vestido rojo de seda salvaje sobre su cuerpo. Se echa perfume.Delante del tocador, Rosa se pinta la ralla negra sobre sus ojos, se echa sombra, se pone rimmel, se pinta los labios y finalmente se echa colorete sobre ambas mejillas.

SEC2. ESC. 3. EXT. DÍA. CAMINO CAFETERÍA

Rosa anda sobre sus tacones de aguja con paso firme y decidido hacia la cafetería donde ha quedado con Pablo.

SEC2. ESC. 3. INT. DÍA. CAFETERÍA

Rosa abre la puerta de la cafetería, el camarero que se encuentra en la barra la recorre con su mirada de arriba a abajo y avergonzado retira la mirada.Rosa se aproxima a la mesa donde se encuentra PABLO (25 años), tomándose un café y leyendo el periódico, sin mediar palabra se sienta enfrente de él. Pablo, sin apenas levantar la cabeza del periódico pega un sorbo al café.

PABLO Qué mala cara tienes hoy, ¿no?

Rosa reacciona de manera muy triste.Aparece la imagen de una flor marchitándose poco a poco.

(CONTINUED)

CONTINUED: 2.

A continuación, aparecen las siguientes imágenes en flashback.Rosa y Pablo están en el escaparate de una pastelería mirando lo que hay. Rosa señala un pastel de chocolate.

PABLO Anda cariño, no te comas eso que se te va a engordar el culo.

Pablo tira del brazo a Rosa y abandonan el escaparate de la pastelería. Aparece la imagen de una flor marchitándose poco a poco.Rosa y Pablo sentados en la misma cafetería de la escena final, ella está hablando y Pablo está mirando el televisor.

ROSA En fin, que estoy echa un lío... entonces ¿que te crees que debo hacer? me gustaría saber tu opinión

Pablo, sin quitarle ojo al televisor.

PABLO El qué?? perdona??? cariño, es que el partido está muy interesante.

Aparece la imagen de una flor marchitándose poco a poco.Rosa y Pablo van paseando por la calle de la mano, se cruzan con una chica que lleva una falda muy corta, Pablo se queda mirando y se gira para mirarle el culo.Aparece la imagen de una flor marchitándose poco a poco (cada vez más marchita).Un grupo de 6 amigos, chicos y chicas, están reunidos alrededor de una mesa. Hay una discusión acalorada.

ROSA Mira, Pablo, yo creo que no tienes razón. PABLO Anda, tú cállate que no tienes ni puta idea de lo que hablas.

Rosa se queda muy cortada y avergonzada ante sus amigos.Aparece la imagen de una flor marchitándose poco a poco (cada vez más marchita).

(CONTINUED)

CONTINUED: 3.

Rosa está en su cocina, la mesa está puesta para dos personas, dos platos, dos copas, una botella de vino, unas velas. Ella está sentada fumándose un cigarro. De fondo se oye un mensaje en el contestador automático.

PABLO (SE OYE UN RUIDO DE FONDO, UNA FIESTA, ETC) Hola Rosa! Siento avisarte tan tarde, pero hemos salido del trabajo, y ya sabes que nos hemos ido a tomar unas cañas ...y en fin, que nos hemos liado y ya se me ha hecho tarde... espero que no hubieras preparado nada especial. Mañana te llamo guapa. Un beso.

Aparece la flor totalmente marchita.Rosa coge su bolso que había dejado encima de la mesa del bar y se levanta, esboza una sonrisa, de fondo se ve a Pablo que mira perplejo. Rosa abre la puerta de la cafetería y sonriente se aleja con paso firme.Aparece la imagen de una flor roja, preciosa y fresca.

FIN

Estreno cortos ExpresARTE Concurso Guión de cine

























(CONTINUED)

CONTINUED: 2.










(CONTINUED)

CONTINUED: 3.




FIN

Premio de la grabación del corto, en la categoría de “+jóvenes +igualdad”DESPIERTA, BELLA, DESPIERTADominica Rodríguez Langa











(CONTINUED)

CONTINUED: 2.










(CONTINUED)

CONTINUED: 3.




FIN

Ganadores ExpresARTE Concurso Guión de cine











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CONTINUED: 2.










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CONTINUED: 3.




FIN

Sec 1. INT/ZULO7

Martina escribe en el suelo una carta en la que relata unos acontecimientos, se encuentra encerrada en un zulo donde no hay ni un solo espacio por donde entre la luz del sol, solo una pequeña vela le sirve de guía en esas cuatro paredes. Su aspecto es desaliñado y fuertemente cansado, en sus manos una pluma y un papel, en su mente un horrible sentimiento.

VOZ EN OFF - MARTINA: Ocho días y 2 horas, eso es lo que llevo encerrada en estas cuatro paredes sin beber una sola gota de agua, sin alimento y sin abrigo. Cuatro paredes que cada minuto que pasa me hacen flaquear aún más, en mi interior sé que no me quedará mucho y que cualquier esperanza en salir de aquí se desvanece más y más.Durante todo este tiempo he querido pensar muchas cosas, he querido mantenerme firme y no decaer en el intento o quizá en la esperanza de que algún día saliera de aquí.Me ha dado por pensar en muchas cosas, pero en lo que más he pensado es en el amor, en el amor como palabra, o quizá en el amor como acción o simplemente en el amor por amar. Por amar sin esperar nada a cambio o por amar queriéndolo todo.Aunque mis piernas flaquean y mi aliento es débil, sigo queriéndote, aunque mi conciencia se aleja de la realidad y mis sentimientos luchan por seguir viviendo sigo queriendo estar a tu lado.De pequeña me enseñaron que amar era lo más importante y que jamás debería alejarme de ese placer de sentirse amado. Pero tras todo este tiempo he decidido ser fuerte y alzar levemente mi voz para decirte todo lo que realmente pienso. Espero resistir y que me de tiempo a escribírtelo, decidí amar libre y volar sola pero ahora todo eso ya no me importa, decidí que fueras tu el afortunado, decidí que fueras tu y solo tu.

Sec. 2 INT/–Discurso entre rejillas-

A través de la rejilla se ven los ojos de Martina, la cual se ha girado de su escrito para dirigirse a una persona en concreto.

MARTINA: ¿Y tú? Y tú eres un cobarde, eres un cobarde por no decirme jamás que me quieres, eres un cobarde por ser incapaz de quererme, por no haberme mostrado nunca ni un mínimo de respeto.Pero hoy me he dispuesto a ser valiente, a decirte por fin lo que de verdad siento, no me mires así, no. No intentes que vuelva a ser yo la culpable, hoy moriré lo sé, no hay nada que tenga más claro, pero moriré sabiendo que yo fui valiente. No podrás ocultar esto mucho más, no podrás ocultar ese miedo que tanto aguardas en tu interior, no podrás más salvaguardar la cobardía que te produce hacer esto.Pero realmente, lo que más me consuela es que jamás podrás intentar amar, que jamás una mujer volverá a tener la infortuna de enamorarse de ti, de quererte, de darte su cariño.Solo me queda la esperanza, la esperanza de que jamás volverás a ser querido, de que jamás volverás a hacer daño a una mujer, y que sientas lo que yo he sentido encerrada en estas cuatro paredes, que aprendas o que por fin descubras lo que significa la palabra mujer.

Su marido se encuentra al otro lado de la rejilla, mirándola fijamente. Martina pierde las fuerzas y se desvanece, su voz se apaga dejando a la luz su alma, el alma de una mujer abandonada por el odio.

FIN

Premio de la beca para estudiar en la Escuela de Cine “Un perro Andaluz”MI VIDA EN POCAS PALABRASGuillermo Montenegro García

Tras la exposición del Palacio de los Morlanes, las dos fotos más votadas por las personas que se acercaron a la exposición fueron:

Chimenea de Sandra Marin Namographer de Victor Serrano

Entre las dos la ganadora fue Namographer.

GANADOR FOTONAMOGRAPHERVíctor Serrano

FOTOCHIMENEASandra Marín

El día 14 de diciembre realizamos una muestra de danza en el Túnel de Oliver, en la que los jóvenes zaragozanos puedieron expresarse a través del cuerpo desde las múltiples variedades que nos ofrece la danza. Quisimos dar más prioridad al proceso, que al resultado final, a la participación e intercambio de experiencias entre jóvenes, poniendo en relación a diferentes colectivos de la ciudad, desde una perspectiva abierta e inclusiva.

Talleres ExpresARTE a través del Cuerpo

EXPRESARTE

c/ San Lorenzo, 9, 3º izda. 50.001 ZaragozaT 976398550 · F 976398761

E [email protected] www.juventudzaragoza.org

expresarte (2012)

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