experiencia poetica

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Nuestras cédulas instintivas, etcéteras de otra índole. HUBO un tiempo, no del todo olvidado, intermedio digamos, en que mis fustigadores itinerarios afirmaban a boca llena, que hemos sido una cultura poco enseñada a tratar críticamente los aspectos de la propia realidad; quizá no sea la más avecinada de mis irreflexiones y exagere impunemente, quizá sólo debiera referirme en este caso a los aspectos de la memoria colectiva y la diversidad multicultural, la diseñada y la interpretada, la nutrida de insurgencias vagabundas y la encuadrada en formas ideológicas sedentarias, las típicas maneras de enrostrar lo que acontece y la fantasmagoría de las elucubraciones inmortales, en adelante “ello”, qué le vamos a hacer, no obtengo complacencia en el desagravio, me parece que es lo mismo y tal vez esté abominando de mis mayores. Pero consigo sostener aún, pese a todos mis esfuerzos redundantes, que nos resistimos sin embargo a ello, como nos resistimos a la transmigración de los sentidos por las recónditas ensoñaciones que provoca ser poseedor de una tradición robusta, de la cual sentirse orgulloso claro está. Es decir, no somos precisamente una cultura con tradición identitaria, más allá de ciertos aspectos de naturaleza turística, y este es un juicio de valor que aprecio mucho, sobre todo porque parece estar en desacuerdo con la lógica histórica, que comprende la gran revolución constitucional del 91, desde la que se especula con nuestra gran ventaja en cuestión multicultural, lográndose excedentes privados extraordinarios en el proceso. Pero si se estudia un número suficiente de fenómenos independientes y se buscan correlaciones, es evidente que se encontrarán algunas, las oportunidades están ahí, si alguien no las quiere notar es su problema. Una respuesta que me inquieta: Si sólo tenemos conocimiento de las coincidencias y no del enorme esfuerzo y de los múltiples intentos fracasados que han precedido al descubrimiento, podemos pensar que se ha alcanzado algo nuevo y substancial cada vez que se alumbra la existencia de algo distinto; se trata tan sólo de lo que los estadísticos llaman la falacia de una enumeración de circunstancias favorables. Un buen ejemplo de ello se descubre entre los recursos cotidianos con que contamos las personas para establecer consecuencias sociales significativas; esas amigables

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Sandeces de este milenio

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Page 1: EXPERIENCIA POeTICA

Nuestras cédulas instintivas, etcéteras de otra índole.

HUBO un tiempo, no del todo olvidado, intermedio digamos,

en que mis fustigadores itinerarios afirmaban a boca llena,

que hemos sido una cultura poco enseñada a tratar

críticamente los aspectos de la propia realidad; quizá no

sea la más avecinada de mis irreflexiones y exagere

impunemente, quizá sólo debiera referirme en este caso a

los aspectos de la memoria colectiva y la diversidad

multicultural, la diseñada y la interpretada, la nutrida de

insurgencias vagabundas y la encuadrada en formas

ideológicas sedentarias, las típicas maneras de enrostrar

lo que acontece y la fantasmagoría de las elucubraciones

inmortales, en adelante “ello”, qué le vamos a hacer, no

obtengo complacencia en el desagravio, me parece que es lo

mismo y tal vez esté abominando de mis mayores. Pero

consigo sostener aún, pese a todos mis esfuerzos

redundantes, que nos resistimos sin embargo a ello, como

nos resistimos a la transmigración de los sentidos por las

recónditas ensoñaciones que provoca ser poseedor de una

tradición robusta, de la cual sentirse orgulloso claro

está.

Es decir, no somos precisamente una cultura con tradición

identitaria, más allá de ciertos aspectos de naturaleza

turística, y este es un juicio de valor que aprecio mucho,

sobre todo porque parece estar en desacuerdo con la lógica

histórica, que comprende la gran revolución constitucional

del 91, desde la que se especula con nuestra gran ventaja

en cuestión multicultural, lográndose excedentes privados

extraordinarios en el proceso. Pero si se estudia un número

suficiente de fenómenos independientes y se buscan

correlaciones, es evidente que se encontrarán algunas, las

oportunidades están ahí, si alguien no las quiere notar es

su problema. Una respuesta que me inquieta: Si sólo tenemos

conocimiento de las coincidencias y no del enorme esfuerzo

y de los múltiples intentos fracasados que han precedido al

descubrimiento, podemos pensar que se ha alcanzado algo

nuevo y substancial cada vez que se alumbra la existencia

de algo distinto; se trata tan sólo de lo que los

estadísticos llaman la falacia de una enumeración de

circunstancias favorables.

Un buen ejemplo de ello se descubre entre los recursos

cotidianos con que contamos las personas para establecer

consecuencias sociales significativas; esas amigables

Page 2: EXPERIENCIA POeTICA

diplomacias de propósito y de circunstancias, por fortuna

todavía escasamente definidas y, entre todo ese concierto

de expectativas, algunas variantes de lo que se conoce como

arte. Se trata simplemente, según lo entiendo, de un

profundo deseo de hacer que caracteriza lo humano, y que se

convierte en un reflejo estético, simbólico y poético de

las maneras como se van moldeando el pensamiento, los

sistemas de creencias, los conflictos y las formas de vida.

He aquí la primera razón de este incordio literal: CÓMO

dimensionar una experiencia artística sino a través de un

escenario que nos atribuya, por decirlo de un modo brusco,

todas las prerrogativas y atributos de su poesía, es decir,

de su iniciativa creadora; su carácter íntimo, temporal, de

huella mística de un algo que camina al lado del escenario

que habitamos, como vigilando el ritual celebrado en honor

de una invocación al reconocimiento, a la vida y la muerte,

a la reacción contra lo prohibido, a lo que no es recuerdo

sino realidad, a lo que arrastra cualquiera que camina por

la calle.

Según Roman Jakobson, lingüista dedicado, entre otras

cosas, a la poética y al lenguaje infantil, una de las

funciones del lenguaje se esconde en las delicadas e

interesantes formas de la expresión purificada por la

creatividad. Ahora un procedimiento desguarnecido de

inocencias, que no es ciento por ciento efectivo, tomar

notas. ¿Se han preguntado en qué consiste la necesidad del

arte? Por supuesto, ni más faltaba. Ya se decía en el siglo

del enorme desarrollo del saber científico y se dice

todavía, en el siglo del enorme desarrollo del despliegue

tecnológico, “no podemos conformarnos a las respuestas

aproximadas”. Basura, no hay respuesta que no lo sea, a no

ser que se aspire a la revelación sobrenatural. La

necesidad del arte resulta ser un misterio que abarca su

desarrollo y su propia perpetuación… Lo sé, sí que lo sé,

el tema nos llega a todos hasta la altura de las orejas,

pero nuestra necesidad de arte es lo que deseo explorar,

así que habrá mucho material para desbaratarme… EL ARTE, o

la expresión artística especializada en curiosearse a sí

misma, es una de las condiciones de nuestra existencia;

según recuerdo Kant llegó a decir que la característica del

objeto artístico que lo determinaba como obra de arte, era

la de ser bellamente inútil, no sé bien si viene al caso o

si es para grandilocucionar a placer (ampliar si se es

afecto a despliegues palabrajéticos).

Page 3: EXPERIENCIA POeTICA

A pesar de las categorías que existen para definir la

impresión que el arte nos pueda causar, hay que reconocer

que para un buscador de la belleza, lo grotesco también

podría parecerle susceptible de ser bello. A la belleza se

la podría encontrar en cualquier parte y situación: en los

brillantes y desvaídos ojos de una persona desterrada,

desarraigada en lo más íntimo de su cultura, que vive al

pasar la calle bajo el abrigo del cielo desnuco y mendiga

pan para sobrellevar el peso instintivo del hambre. Incluso

he oído que para algunos la situación más próxima al

infierno que se ha vivido en las últimas dos décadas, el ya

impreso en nuestra conciencia colectiva, once de septiembre

de 2001, fue una gran experiencia estética y, sí, que

también hubo gente a la que le pareció bella, como

representación de una experiencia sugestiva o algo así. Me

perdonarán la imprevisión pero no pude averiguar más al

respecto; la belleza expresada en esa coalición de

brutalidad era sobrecogedora más allá de mi capacidad. ¿Es

el arte indispensable y por eso un rasgo particular del

conocimiento humano y de sus formas de manifestarse?

¿Recuerdan aquellos personajes terriblemente interesantes y

complejos que soñaban y hacían cosas para envenenar el arte

y terminaron absorbidos como Vanguardias, y lo que hicieron

se convirtió en arte? (estetas y críticos por este paraje).

El arte se redefine y reinventa constantemente. Me pregunto

si algo puede dejar de ser arte, es obvio que no, pero me

lo pregunto. Existen las circunstancias para ello, es

indudable pero, la obra perdida ¿no sigue siendo la obra

perdida, aún después de no poder recuperarla? Como es un

acto creador, representa un acto de conocimiento, sólo que

a partir de allí lo que priman son los actos del

pensamiento y las emociones, el enriquecimiento histórico

de cada acto vivido, por bochornoso o altruista que sea. El

arte es humanidad enajenada, envuelta en misterio, por eso

la obra de arte o la acción posee una niebla paradójica

(ampliar, a mí se me acaba el hilo aquí, la idea ni

siquiera es mía). En un ambiente hostil como el humano, el

arte se vuelve una dimensión potencialmente indispensable

en la construcción de un orden simbólico, que resulta

primordial para el reconocimiento del mundo como un lugar

habitable. Para algunos pueblos, entre ellos los más

conocidos los orientales (ampliar, ídem); digamos,

civilizaciones de antiguas raíces, el amor y las profundas

repercusiones de su exploración corporal, rebasaron la

Page 4: EXPERIENCIA POeTICA

cotidianidad a través de una especie de categoría

artística, en realidad la exploración somática era un acto

concebido como verdadero arte y en algunos estados

socioculturales lo sigue siendo; el arte del reconocimiento

del otro como lugar, de todos los otros posibles, como

lugares halagados físicamente con la intención de habitar,

en el mejor sentido de la palabra. Quizás esta idea fue el

principio de una concepción, que actualmente mantiene su

vigencia como discusión abierta, interesante y ambiguamente

fértil; lo que quizá sea lo mismo que decir: ambiguamente

estéril (no está de más la proyección en ese sentido, pero

será en mi ausencia, pues yo pretendo hablar de otro algo

que me parece igualmente importante, asomo que si siguen

tal vez les parezca lo mismo, a la larga).

Esa postura que prima por instaurar la noción de que todo

es arte, todo lo que hacemos y practicamos como reflejo de

nuestras necesidades, caprichos, concepciones, represiones

y prejuicios, y muchas otras cosas más… es una postura como

cualquier otra y hay que respetarla, sólo por interesante,

aunque resulte evidente su prosaico empatrañamiento,

disculparán las fraseosidades, también en esta encrucijada

se puede hacer referencia a la necesidad del arte. Yo

pienso que aquí sería un poco más bien, la necesidad de

reconocer esa necesidad tanto como reconocer el mismo arte,

en el sentido de no olvidarse de eso que permite explorar

el mundo como un lugar habitable, de que en todo lo que

hacemos puede hallarse algo o alguien terriblemente

necesario, más allá de la propia sensibilidad que

personificamos. Es una forma sofisticada de vanidad del

pensamiento, pero ¿es una necesidad intrínsecamente

sicológica? No conocemos sociedad sin arte, sin alguna

forma de expresión de los anhelos o temores más íntimos… Es

cierto que en aquellas en las que el efecto del desarrollo,

como lo conocemos y prevemos, ha producido muchas

filosofías pesimistas y muchas ideas imposibles,

depresiones generalizadas, irrespeto por las diferencias y

genocidios; en fin, poco espacio para decidir la vida, el

arte se ha visto como la forma más posibilitante de

investir el futuro, de penetrar la corteza de las

mentalidades intoxicadas con la dimensión de lo inadmisible

como imposible, con la ausencia de intereses, bla, bla, y

con la superficialidad de los esfuerzos, el hastío y la

desidia pérfida…(explicar, ídem, el arte es ambiguo).

Page 5: EXPERIENCIA POeTICA

Y estas mismas realidades, indeterminadas excepto por la

proyección histórica, han promovido el arte como

representación, a la categoría de origen de nuevos modos

simbólicos, de nuevos modos de hacer sociedad, de hacer su

identidad. El paso de una identidad a otra o la famosa

construcción de tradiciones, es uno de los rasgos más

característicos de las sociedades de las que hacemos parte

y que ayudamos a deconstruir permanentemente. En su afán

por actualizarse, por ser competitivas, a la delantera,

nuestras comunidades humanas incorporan aspectos culturales

y los van invistiendo poco a poco de… de tiempo, energía y

simbolismo, en una de sus representaciones más categóricas:

publicidad. No tenemos que profundizar todo el detrimento

que causó al arte las ideologías comunistas extendidas al

nivel de gobierno totalitario; sin embargo ese detrimento

también sirvió a los artistas para construir propuestas

codificadas, no nos vamos a mentir, si quieren pruebas

investiguen. De alguna manera este conocimiento se

convirtió en persuasión, en señales y signos que seguir, en

nuevos valores simbólicos, en absolutos lenguajes. Pero los

rasgos funcionales del arte al servicio de la publicidad o

la propaganda, parecen ser las mismas al servicio de la

sensibilidad colectiva, de su depresión o exultancia, es

decir, sospecho que no dejan de ser las mismas, pero con un

tratamiento diferente (explicar, ídem). Nuestro presente,

al menos hasta donde me alcanza la imaginación, es una

realidad de consumo puro, nos consumimos hasta nosotros

mismos, y contradictoriamente es un presente conformado por

una realidad en la que las personas que lo habitan, tienen

menos posibilidades de ser productivas (explicar, puede ser

un chiste sospechosamente adecuado).

Algunos creen que eso se traduce confrontación inecesaria,

en más violencia, y en formas de arte originales de paso,

en culturas enteras marginales, drogoafectas o drogofóbicas

y de allí, del esfuerzo categórico por contrarrestar la

violencia, por encontrar un derrotero para la razón

extraviada, hasta las formas culturales marginales hay

suficientes movimientos para abrir un paréntesis (ampliar,

ídem, no todo puedo hacerlo yo). En un presente así, la

acción está concentrada en el goce y en el disfrute y

muchas cosas se vuelven deseables y objetos distintivos de

un estar bien, de un ser alguien que está bien. Una

valoración de lo estético nos permite construir o adoptar

un modelo apropiado, el conocimiento organiza los impulsos

Page 6: EXPERIENCIA POeTICA

entusiastas, nos deleitamos en la provocación. No importa

si adoptamos o asumimos ese modelo con cautela o con

discreción, es consumo, pero lo gozamos, no podemos decir

que no. Algunos lo han llamado repliegue narcisista, otros

moda, el placer de la moda, dirigida por las instancias de

la publicidad, otros lo llaman esteticismo. Yo lo veo como

una ruptura redundante con la realidad impuesta, una

rebelión cómoda, la búsqueda del “estilo”, que sin embargo

millones compartimos, y me refiero más al sentimiento de

grandeza que provoca el reconocimiento en algo deseado,

algo que no obstante no puede ser único pero que sí puede

ser exclusivo, pues no sólo debe ser deseable sino

alcanzable, y sólo necesita destacar en medio de la

monotonía de los deberes (explicar juicio de valor si se

piensa lo mismo).

Se cree que esos estados de comodidad no producen demasiada

autocrítica, incluso algunos creen que no produce la

suficiente y que cierra los sentidos a la miseria que

permite ese tipo de estados, a la miseria necesaria para

que existan estos estados exclusivos, esta superabundancia

del consumo, esta supervaloración de lo estético que

representa nuestro modelo de estar bien, nuestro modelo de

bienestar; pero en algunos sentidos suele ser implacable…

Ese modelo de bienestar no es sólo más difícil para más

gente en el mundo, a medida que hay más gente, sino para

más gente joven, en lógica consonancia con nuestra

proliferación un poco descontrolada, para la que el vivir

puede significar, más allá de toda duda razonable, el tener

que estar conectados con esa filosofía del consumo, hasta

absorbernos en ella por completo. Para los que la filosofía

del consumo es una necesidad ineludible y al mismo tiempo

amenazadoramente insostenible (para ellos, pero también

para todos), el futuro es un tiempo amenazador; el

presente, aunque no siempre sus consecuencias, cobra

todavía más valor y más valor lo que se hace en él, es

decir, lo que se hace en él sin la proyección de lo que

deviene con el futuro. Tal vez por eso ha cobrado tanto

valor el arte de intervención, el happening, el

performance, más bien tal vez por eso es que el arte ha

tomado esa forma, y que a partir de allí se extienda la

idea de que todo puede ser arte y de que efectivamente todo

lo que hacemos lo es, a tal punto que ya no importa mucho

preguntárselo, que más bien lo que importa es el vivírselo,

Page 7: EXPERIENCIA POeTICA

el confundirse con el arte, el ser nuestra propia obra, por

decirlo de algún modo.

El asunto problemático es que de no intentarse un futuro

real, no se podrá hacer nada con la sociedad, y el arte

pasaría a ser el sueño de una era condensada en

posibilidades derrochadas, ¿dramático? (ampliar si se es

aficionado a la ciencia ficción o alas novelas

detectivescas). Esto no quiere decir que 2.0 no se esté

haciendo nada, a un lado las ingenuidades, hay gente

provocando sinnúmero de acontecimientos verdaderamente

interesantes, llevando la capacidad de gestión a un nivel

casi sublime. La cuestión que inquieta a muchos en esa

dimensión que llamamos “el mundo actual”, con sus

problemáticas actuales, es el por qué se masifica algo

cuando millones evidencian al menos sus características más

reprobables?, cómo puede ser masificado algo que crea

menoscabo para el propio bienestar? Quizá por que serán

otros quienes afrontarán las más duras consecuencias.

Apurados como estamos por necesidades e inminentes desafíos

a un nivel tecnológico, geopolítico, medioambiental… ético,

de insurgencia, etc. nos vemos obligados a tomar decisiones

y afrontar esos retos sin estar muy seguros de lo que

hacemos o de cómo lo hacemos. Lo que quiero decir es, tal

vez, aquí entre nos, que quizá sí fue cierto el que los

niveles de especialización científica, conformaron un

universo de dependencia cuasi irrefutable, a tal punto que

el privilegio por ese sistema transferidor de consumo, tan

acelerado que resultaría difícil meditar sobre ello,

simplemente se desbordó. Genuino (para quienes buscan oro

puro con que circunscribir sus best sellers ampliar cada

línea).

También podría arriesgarme a comparar esa virulenta

actividad con una posible evolución de lo que Marx llamaba:

el fetichismo de las comodidades; Pero sería demasiado para

mí, me quedaré pues, en que al desbordar nuestra capacidad

de entendimiento, el microchip y esas otras novedades

estructuralmente autónomas como la energía nuclear, el

sistema de conocimiento forjó un nuevo orden simbólico, que

abarca nuestro tiempo presente bajo una identidad conocida

como posmodernidad. De ahí partió gran parte del desorden

contemporáneo de competencialidad. En este nuevo orden, sea

lo que sea dicha artimaña, legitimada por los medios y que

tanto placer nos da, existen tantas interpretaciones

Page 8: EXPERIENCIA POeTICA

válidas confrontadas con la necesidad de señalar, en la

medida de lo posible, en qué se basan exactamente, y aún

podría declararse incipiente que la identidad de este nuevo

orden es una paradoja, pero ¿qué no lo es o se basa en

paradojas? Ya que todas esas interpretaciones también se

ven confrontadas por ellas mismas, por su propia ilusión de

validez, dejo con la tarea de ampliar a todo aquél que

guste de la intrepidez histórica. Entenderán la rudeza de

este plegamiento inquisitivo una vez, una vez que hayan

trasegado la ignorancia, porque una sociedad que no conoce

la historia, no tiene pasado ni tiene futuro, y quien no

esté de acuerdo, si ha llegado este vocablo y se saltó la

última trasantepenúltima línea, ya sabe qué hacer.

¿Hay que conservar lo que queda del planeta para las

próximas generaciones? La respuesta parecerá obvia, sin

embargo posee abundancia de aristas dialécticas. Es decir,

bueno, sí. Pero también es cierto que demasiados puestos,

muchos quizá innecesarios, dependen ya de esa premisa, se

justifica un número tan enorme de dependencias relacionadas

con el manejo racional del ambiente y el desarrollo de

tecnologías limpias, que muchos “enemigos” del espíritu

conservacionista ironizan, con cierto tino, que pronto sí

va a ser realmente inexcusable considerar la protección

forzosa del medio ambiente, pero el medio ambiente de los

conservacionistas y de la nueva burocracia verde (ampliar,

a quien le gustan las intrigas burocráticas y ligar con

entidades gubernamentales). El ser humano siempre ha

querido vivir, sin importar las condiciones, afrontémoslo,

y afrontemos también el hecho de que sólo una manada lo

suficientemente loca se atrevería a intentar conquistar la

vida en otros sistemas, estamos muy atrasados con relación

a la fantasía. Ese es otro de los rasgos de la

posmodernidad a boca llena, la fantasía ha pasado a tener

un lugar en la escala inmediata de la realidad, haciendo

parte de su temporalidad.

Así que tocará partirnos el alma aquí, o a las futuras

generaciones, cada vez peor hasta que se apague el último

suspiro de nuestra presencia (armagedones y apocalypsis,

con terminators y demás por aquí). ¿Son necesarias las

mediaciones internacionales? Es posible, pero lo realmente

cierto es que justifican muchos empleos que no se

justifican lo suficiente ellos mismos, un vistazo a las

ONG´s dispersas por todo el orbe terráqueo ha insignificar

Page 9: EXPERIENCIA POeTICA

una interesante perspectiva, pues en aquellos países donde

funcionan sus oficinas centrales, donde se considera que

han sido originadas, existen profundos conflictos similares

a los que se ufanan de resolver por el resto del mundo, y

de los cuales no se ocupan sistemáticamente, en un

despliegue de hipocresía diplomática de lo más selecta

(libertades y reticencias pormenorizadas y escandalosas,

compañeros). Para muchas personas es un pernicioso y

prefabricado futuro con el que tienen que cargar las

generaciones esas, una especie de estigma impuesto. Que se

me perdone el banal e impreciso por ejemplo, adornado con

un proverbial deduzco; en los países nórdicos de Europa, el

fenómeno de las relaciones humanas es mediado por una

vigencia, robusta todavía, de seriedad valorativa, de un

formalismo que aísla o atenúa lo que Tolstoi llamaba: “el

contagio del sentimiento, y por eso depende todavía más del

arte”. En metrópolis y ciudades grandes lo que aísla no es

precisamente el tamaño de la ciudad sino la rapidez con que

se pobla, la rapidez con que nuevas comunidades se

inscriben en determinadas tradiciones, o las fabrican para

construirse una forma de identidad, y la rapidez con que

estas se rompen; más que extrañar la pérdida de una

comunidad en permanente deconstrucción, lo que se extraña

es la pérdida de la comunicación (planeta Freud por estos

lares).

Pero la participación en realizaciones culturales

colectivas puede estar adquiriendo el valor adicional de

arte como una forma de conocimiento, que permite concebir

la situación a la que se enfrentará una sociedad en su

futuro inmediato, las actitudes que debe cambiar de acuerdo

con su modelo impuesto, con el mundanal envión de las

circunstancias, su deterioro, su potencial autosuficiente,

etc. Se dice que para transformar el mundo, las actitudes,

los medios de supervivencia, se debe poder visualizarlo de

maneras distintas, y eso es precisamente lo que permite el

arte, visualizarlo de formas y maneras distintas; el arte

tiene capacidad polifónica y eso se traduce en un efecto

crítico metastásico sobre el pensamiento. Si estamos de

acuerdo en que el pensamiento se encuentra cada vez más

especializado, o más organizado en función de esa

especialización particular, el papel del arte se torna

todavía más complejo y delicado. Sobre todo a la luz de las

nuevas investigaciones sobre la participación del cerebro

en la creación de formas de arte, que curiosamente coincide

Page 10: EXPERIENCIA POeTICA

con el ascenso de categoría de variados géneros bióticos,

de biodinámica compleja, en ese preciso sentido, al

advertirse la participación de muchas especies de animales

en la creación de bellas formas de un lujoso esparcimiento,

de calibre manifiestamente artístico. Una vida

artísticamente productiva según este planteamiento, sería

una vida abierta al debate, al conflicto teórico en todos

los ambientes salvo la confrontación con fines

destructivos; habría una identificación directa con el

mundo, existir en él tendría un valor agregado para

aquellos que no pueden o no quieren alcanzar el modelo:

participar en el mundo con su pensamiento, la posibilidad

de cuestionarlo y generar, y proponer estados deseables

alternativos, como guetos, pero en el buen sentido;

atractivas formas de evolucionar y no sólo bacías formas y

rudimentarios mecanismos para hacer evolucionar un sistema

determinado.

Ya sé que suena utópico y hasta un poco desquiciado, la

vida es un poco desquiciada, pero muchas cosas avasallantes

sonaron así antes de ser intentadas, los movimientos

contraculturales, ¡uy este ya va a empezar a hablar de los

movimientos contraculturales! (por aquí camaradas), los

movimientos contraculturales se propusieron detener un

conflicto armado a kilómetros de distancia con marchas

pacíficas, que las hubo, y RockandRoll, y lo detuvieron. Se

propusieron romper estereotipos segregacionales y los

rompieron, se propusieron obtener un lugar digno para las

personas marginadas por algunas de las innumerables

prácticas impunes, de carácter prejuicioso contra el género

más valioso de la humanidad, y lo obtuvieron y ahí van,

modificando el mundo. En toda esta evolución, los

visionarios fueron un factor determinante, pero también lo

fue el arte, en la medida en que permitía a estos

visionarios adentrarse en las profundidades de un mundo

posible. Posmodernidad puede llegar a significar que el

carácter funcional del arte, como revelador de formas

distintas de ver el mundo, puede ser aprovechado por todos

y no sólo por unos cuantos visionarios; que el estilo de

pensamiento analítico puede ser el estructurador permanente

de la vida social, de las relaciones humanas, de las

posibilidades creadoras y de los impulsos mismos del

pensamiento crítico, sin que necesariamente implique una

fría variante de sinónima auto¬aniquilación.

Page 11: EXPERIENCIA POeTICA

Un pensamiento es algo así como una especie de principio

innato con el que la mente configura sus percepciones y

hace inteligible la experiencia. La experiencia podría ser

la combinación particular de las diferentes formas a través

de las cuales se hace evidente el mundo. Algo es cierto,

vamos para algún lado como humanidad, la pregunta es:

¿vamos todos en el mundo globalizado o es un neo¬fetichismo

de las comodidades? ¿Nos convertimos en una muchedumbre

solitaria y depresiva que compensa su ineficiencia creativa

con un consumo indiscriminado de activismo?, no faltaba

más. Perdonarán la desconsideración dialéctica de alguien

que tampoco da la horma. Y si el arte transforma nuestra

manera de ver el mundo ¿no es por eso mismo que adoptamos

dietas más sanas y hacemos ejercicio? ¿No respondemos a una

determinada valoración estética, no nos hace la práctica de

una valoración estética corromper con frenesí el séptimo

mandamiento? Tal vez en términos de la construcción del

proyecto pensamiento humano, por el hecho de intervenir de

manera tan decisiva ese mecanismo cultural llamado

tecnología, hasta tal punto de entrar a convertirse en

nuestra prótesis social por excelencia, la valoración

estética pase más desapercibida, pero lo cierto es que allí

también se forja un modelo de “campo de juego” para

nuestras facultades y por tanto, originarias de nuestras

facultades mismas, como condición para estar en él. Me

gustaría trenzar en este final una frase de Oscar Wilde

“Ningún gran artista ve las cosas como son en realidad, si

lo hiciera dejaría de ser artista“.