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Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de España – EME – Ecosistemas del Grupo 1.2. Bosque y matorral mediterráneo continentales INFORME FINAL DE LA FASE I (Borrador) Alfonso San Miguel Ayanz Universidad Politécnica de Madrid.- E.T.S. Ingenieros de Montes. Ciudad Universitaria s/n 28040 Madrid [email protected] Octubre de 2009

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Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de España – EME –

Ecosistemas del Grupo 1.2. Bosque y matorral mediterráneo continentales

INFORME FINAL DE LA FASE I (Borrador)

Alfonso San Miguel Ayanz Universidad Politécnica de Madrid.- E.T.S. Ingenieros de Montes.

Ciudad Universitaria s/n 28040 Madrid [email protected]

Octubre de 2009

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Ecosistemas del Grupo 1.2.

Bosque y matorral mediterráneo continentales INFORME FINAL DE LA FASE I

1.- HÁBITATS QUE FORMAN PARTE DEL TIPO DE ECOSISTEMA

1.1. Introducción El Grupo 1.2, ecosistemas de bosque y matorral mediterráneo continental, está caracterizado por un medio físico en el que la vegetación potencial es el bosque pero cuyo clima se caracteriza por su dureza, tanto en aspectos térmicos como ómbricos y de continentalidad. Desde el punto de vista térmico, corresponde al denominado termotipo supramediterráneo y se caracteriza por el frío invernal, que se manifiesta en más de tres meses de helada, pero también por una marcada continentalidad climática, que permite que ello sea compatible con altas temperaturas estivales: el rango de variación térmica es muy amplio, desde mínimas absolutas de hasta -25ºC hasta máximas absolutas por encima de los 40ºC. Por otra parte, su carácter mediterráneo impone un marcado periodo de sequía estival, en parte atenuado por el régimen térmico descrito (Rivas-Martínez, 2007; Peinado et al., 2008). En general, se trata de ecosistemas que se sitúan en cadenas montañosas: Pre-Pirineo, vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica y montes de León, Sistemas Central e Ibérico, Sierras Béticas y, en menor medida, zonas altas de los Montes de Toledo y Sierra Morena. Suelen ubicarse por encima de los 800-1000 m de altitud pero por debajo del límite del bosque, que oscila habitualmente entre los 1800 y 2000 m. Los ecosistemas mencionados ocupan un porcentaje sustancial del territorio español. Sin embargo, son casi exclusivos de la península Ibérica, lo que les confiere una gran originalidad, tanto a escala de paisajes como de hábitats y especies animales y vegetales, y tanto silvestres como domésticas (Gómez Sal, 2002): las razas ganaderas y los cultivares y variedades de cultivos autóctonos. En ellos coexisten elementos florísticos y faunísticos de muy diversa naturaleza, desde los más antiguos del terciario, de los que la sabina albar (Juniperus thurifera) es un magnífico representante que todavía resiste la competencia de las frondosas en los enclaves ecológicos más duros, hasta los de naturaleza esteparia, los alpinos y los más típicamente mediterráneos, entre otros (Blanco et al., 1997). En sus paisajes todavía quedan huellas de la fuerte influencia de las glaciaciones, e incluso de los grandes ungulados que aprovechaban los pastos de esos sistemas esteparios o de arbolado ralo hace poco más de 10.000 años. Sin embargo, se puede afirmar con rotundidad que son agrobiosistemas (Montserrat, 2008, 2009): paisajes humanizados, profundamente transformados por el hombre, su fuego, su ganado, su hacha y su arado; herramientas que han modificado de un modo sustancial tanto los elementos que constituyen los ecosistemas como los

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procesos que los regulan y perpetúan (Perevolotski y Seligman, 1998; Pedroli et al., 2007). Son agrobiosistemas de montaña, con suelos generalmente pedregosos y pendientes variables, que permiten el cultivo agrícola, pero sólo en pequeñas teselas de vegas, alcarrias y tesos de pendiente nula o moderada, o incluso en los bancales característicos de las montañas de suelos ricos en bases. Por ello, y por su altitud, que implica veranos frescos, son ecosistemas en los que la vocación principal ha sido el pastoreo, generalmente trashumante o trasterminante, tanto de pastos herbáceos como leñosos: bosques, bardales, matorrales (Rebollo y Gómez Sal, 2003). Se trata de un aprovechamiento milenario, fuertemente ligado al uso del fuego para deforestar y a veces a una agricultura de subsistencia (por ejemplo, el artigueo), que ha dado lugar a la estabilización de sistemas de tipo paraclimácico, como las características parameras o pseudo-estepas. Su complemento, en terrenos de mayor pendiente o más pedregosos, menos aptos para el pastoreo, ha sido el aprovechamiento de las leñas y la madera. Por ello las formaciones forestales arbóreas, hoy fuertemente reducidas y fragmentadas, suelen presentar un alto grado de humanización. Es el caso de los montes bajos: bosques destinados a la producción de leña y carbón y regenerados tras las cortas por brotes de cepa o raíz, especialmente los de encina (Quercus rotundifolia), rebollo (Quercus pyrenaica) y quejigo (Quercus faginea) (San Miguel, 1986; Serrada et al., 1992; Cañellas et al., 1998; Baeza, 2002; Bravo, 2003; Montes et al., 2005), pero también el de las dehesas frías, tanto de frondosas (encina, quejigo, rebollo) como de sabina albar (Juniperus thurifera) (Gómez, 1991; Costa et al., 1993; Orozco, 1999; Barba et al., 2008) e incluso las arbustivas de sabina rastrera (Juniperus sabina), o las formaciones de arbustedo o matorral. Ese mosaico de teselas con aprovechamientos muy diferentes, pero complementarios y que en conjunto perpetúan el paisaje y sus ecosistemas, ha persistido durante siglos y ha sido capaz de ofrecer a la sociedad humana los recursos y servicios que ha requerido a lo largo de todo ese tiempo. Pero, además, ha conservado un alto grado de diversidad y originalidad que se manifiesta, como ya dijimos, a escalas muy diferentes (De Miguel y Gómez Sal, 2002; Gómez Sal, 2007). Los bruscos cambios sufridos por los modelos de gestión del territorio en las últimas décadas (reducción drástica de la trashumancia, los pastores y el ganado menor extensivo; desaparición de la agricultura de subsistencia; abandono de las cortas destinadas a producir leña y carbón, entre otros) están produciendo cambios muy notables en los ecosistemas que nos ocupan (Alonso y Pérez, 2003; Pedroli et al., 2007). El bosque y el matorral avanzan, no sin problemas, a expensas de los tradicionales pastos de ovino y caprino; las especies de caza mayor incrementan fuertemente sus densidades y hasta cierto punto sustituyen en parte al ganado extensivo, mientras que la caza menor disminuye; las demandas de recursos se han convertido en demandas de servicios: paisaje, biodiversidad, ocio y turismo en la naturaleza). Evidentemente todo ello repercute en la composición, estructura y función de los ecosistemas contemplados y, por consiguiente, en su contribución al bienestar general de la sociedad. Por ello, la Unión Europea ha incluido a muchos en la Directiva 92/43/CEE, de Hábitats

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(Rivas-Martínez y Penas, 2003), e incluso ha llegado a proponer modelos de gestión (y financiación) para aquellos cuya conservación requiere una gestión más activa (http://ec.europa.eu/environment/nature/natura2000/management/habitats/models_en.htm) Con este primer documento pretendemos plantear las bases necesarias para evaluar las funciones y servicios que prestan los ecosistemas de este grupo, para analizar los cambios que han sufrido en las últimas décadas, para prever y evaluar lo que puede suceder en un futuro próximo y para, finalmente, adoptar las medidas necesarias para aprovechar las oportunidades y reducir al mínimo los riesgos.

1.2. Tipos de hábitats de Natura 2000 Los tipos de bosques que, de acuerdo con la propuesta operativa de tipos de ecosistemas para el Proyecto EME, pueden considerarse incluidos en este tipo de ecosistema, y sus correspondientes códigos Natura 2000 son los siguientes:

• 9340: Bosques (encinares) de Quercus ilex y Quercus rotundifolia. De este tipo de hábitat sólo formarían parte del tipo de ecosistema los encinares supramediterráneos y de carácter continental de Quercus rotundifolia. Son encinares fríos, veceros, poco productores de bellota por razones climáticas. Por ello, y por la importancia transcendental de la leña y el carbón hasta hace pocas décadas, son mayoritariamente montes bajos, es decir, encinares regenerados tras las cortas por brotes de cepa y raíz. Su regeneración era, pues, vegetativa; su espesura, muy alta; su talla, baja a media y su producción de bellota, escasa.

• 9560: Bosques endémicos de Juniperus sp. De este tipo de hábitat sólo formarían parte del tipo de ecosistema los sabinares albares de Juniperus thurifera, en especial los supramediterráneos (hay algunos mesomediterráneos, que podrían ser incluidos o no). Son masas arboladas de estructura abierta y carácter relíctico, testigos de la vegetación forestal de épocas de clima continental, seco y extremado, que todavía persisten y compiten con ventaja con otras especies más exigentes y de aparición posterior, como la encina y el quejigo, allí donde las condiciones de estación (clima y suelo, sobre todo) son muy duras. Formaciones muy originales desde el punto de vista florístico, e incluso faunístico, y casi exclusivas de la península Ibérica, han tenido un aprovechamiento muy intenso hasta hace pocas décadas. Hoy, en general, se benefician de la reducción de ese aprovechamiento e incrementan con rapidez su superficie y su densidad..

• 9240: Robledales ibéricos de Quercus faginea y Quercus canariensis.

De este tipo de hábitat sólo formarían parte del tipo de ecosistema los

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quejigares de Quercus faginea, y más concretamente, los de Q faginea subsp. faginea, que son los de carácter más continental. En menor medida, podrían ser incluidos los de Q. faginea subsp. alpestris, así como los robledales pubescentes de Quercus pubescens y sus híbridos con Q. faginea y otros robles. Se trata, también, de formaciones muy originales desde el punto de vista florístico y casi exclusivas de la península Ibérica. Prosperan sobre sustratos profundos ricos en bases, por lo que han tenido que competir con la agricultura, que ha reducido drásticamente su superficie y los ha relegado a los enclaves más duros, donde el laboreo no era posible. Aunque en algunos casos se han aprovechado con estructura adehesada, su escasa producción de bellota y la importancia de la leña y el carbón han hecho que en la mayor parte de los casos se hayan aprovechado como montes bajos, con regeneración por brotes de cepa; montes en los que, por su mayor resistencia a la sequía, la encina ha tenido carácter invasor y constituye una primera etapa de sustitución del quejigar.

• 9230: Bosques galaico-portugueses con Quercus robur y Quercus

pyrenaica. De este tipo de hábitat sólo formarían parte del tipo de ecosistema los melojares o rebollares de Quercus pyrenaica, sobre todo los más continentales de paisajes tipo paramera o raña. Los melojares son, también, formaciones arbóreas submediterráneas, acidófilas, muy originales y casi exclusivas de la península Ibérica. Su gran capacidad de rebrote de cepa y raíz, que está en el origen de su nombre vulgar de rebollares, ha hecho que se aprovechen muy mayoritariamente en forma de montes bajos, a veces con porte arbustivo para permitir el ramoneo de sus hojas y tallos finos (las “bardas” o “bardales”). En la actualidad, su aprovechamiento para leñas y carbón es prácticamente anecdótico y ello plantea problemas de exceso de espesura y estabilidad en las masas. Más raro, y más ligado a ámbitos mesomediterráneos, ha sido su empleo en formaciones adehesadas. En todo caso, el melojo o rebollo es un árbol magníficamente adaptado al clima supramediterráneo continental y a las heladas prolongadas y tardías, como acredita el hecho de ser probablemente la especie de foliación más tardía de las frondosas españolas.

En todos los casos, como ya hemos indicado, se trata de formaciones muy originales y muy poco representadas en el resto de la Unión Europea. Pueden ser consideradas casi exclusivas de la península Ibérica, y más concretamente de España. También podrían considerarse incluidas en el tipo de ecosistema 1.2 diversas formaciones de matorral y pastos herbáceos de carácter supramediterráneo y continental. Sin embargo, habida cuenta de que se también tienen cabida en los ecosistemas de montaña, bien alpina o bien mediterránea, en los que encajan con mayor claridad, no los tendremos en cuenta en ente grupo, al menos en esta primera fase del trabajo.

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1.3. Correspondencias con tipos CORINE, Mapa Forestal de España e Inventario Forestal Nacional

Sabinares albares: tipo 3.1.2. (Coniferous forests), pero sólo con coberturas de sabina albar superiores al 30%. Aquellos que no superen ese porcentaje (una mayoría) estarían incluidos en natural Grasslands (tipo 3.2.1). Encinares, quejigares y rebollares: tipo 3.1.1. (Boad-leaved forests), con coberturas de arbolado superiores al 30%. Las formaciones que no superen ese porcentaje (una mayoría) estarían incluidos en natural Grasslands (tipo 3.2.1)

1.4.- Superficies ocupadas en la actualidad La estimación de las superficies ocupadas actualmente por los hábitats que constituyen este tipo de ecosistema es muy difícil. Lo es ya la estimación de cada tipo de bosque a escala nacional, pero el problema se complica aún más si tenemos en cuenta que de cada tipo de bosque debemos separar, en este caso, sólo las formaciones supramediterráneas y de carácter continental. Una primera fuente de información, por su nivel de detalle, es el Mapa Forestal de España de Ruiz de la Torre (1990-2000), que ofrece los siguientes datos: • Encinares de Quercus rotundifolia: 4.596.168,46 ha. De ellos, carrascales

continentales y quejigares con sabinas albares en ambiente supramediterráneo de las parameras ibéricas: 811.232,5 ha.

• Quejigares de Quercus faginea subsp. faginea: 568.563,41 ha. La inmensa mayoría correspondientes a condiciones de termotipo supramediterráneo continental.

• Sabinares albares: 284.834,91 ha. De ellos, 203.870,7 ha del Sistema Ibérico:

• Melojares (Quercus pyrenaica): 1.076.744,7 ha. De ellos, subatlánticos o supramediterráneos del piedemonte del arco hercínico, habitualmente sobre rañas pliocuaternarias. 491.963,0 ha y supramediterráneos del Sistema Central e Ibérico Norte: 401.898,7 ha.

En total, la superficie contemplada, con un planteamiento centrado en el termotipo supramediterráneo continental, es de 1.908.964,9 ha, que corresponde aproximadamente al 13% de la superficie forestal arbolada de España. De acuerdo con las propuestas para restauración de los bosques españoles de (WWF-España, 2009), los carrascales continentales y quejigares con sabinas albares en ambiente supramediterráneo de las parameras ibéricas tendrían un orden de prioridad I, porque la superficie ocupada actualmente por el bosque no

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alcanza el 30% de la potencial estimada por Saínz Ollero et al. (2008). Los sabinares albares del Sistema Ibérico, los melojares subatlánticos o supramediterráneos del piedemonte del arco hercínico, habitualmente sobre rañas pliocuaternarias y los melojares supramediterráneos del Sistema Central e Ibérico Norte tendrían un orden de prioridad II, porque las superficies ocupadas actualmente por el bosque se sitúan entre el 30% y el 60% de las potenciales estimada por Sainz Ollero et al. (2008) 2.- FUNCIONES DEL TIPO DE ECOSISTEMA

2.1.- Servicios De acuerdo con el marco conceptual de Funciones y Servicios de los Ecosistemas propuesto para el Proyecto Evaluación de los Ecosistemas del Milenio en España (EME), se han elaborado las tablas correspondientes a los servicios asociados a las diferentes categorías de funciones (producción, sustrato, regulación e información) que sirven de guía para la caracterización del binomio función-servicio por los equipos de trabajo para el tipo de ecosistema. Son las tablas 2.1, 2.2, 2.3 y 2.4 que se adjuntan. A continuación, analizaremos muy brevemente las principales funciones de producción, sustrato, regulación e información de los ecosistemas que nos ocupan, y lo haremos siguiendo el orden de importancia que consideramos que tienen en cada caso, ya que no hay datos suficientemente precisos para cuantificar su relevancia para la sociedad de una forma objetiva.  

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Tabla 2.1.- Servicios asociados a las funciones de producción del tipo de ecosistema 1.2 Bosque y matorral mediterráneo continental.

AgriculturaBellotasRecolección de frutos silvestresRecolección de setasApicultura. MielMadera y leñaAceites esencialesEspecies ornamentalesMaterias para artesaníaPiensos y fertilizantes naturales

Energía Combustibles vegetalesBienestar físico Medicinas procedentes de plantas

Ganadería extensivaEspecies cinegéticas: cazaPescaApicultura. MielLanaCueroProductos de fauna para artesanía: cuernas y otrosFertilizantes naturalesUso medicinal de la faunaUso cosmético de la faunaÁridosMaterial de construcciónMaterias para artesanía, decoración o joyería

PRODUCCIÓN Biomasa

Vegetal

Mineral Materiales

Tejidos, fibras y otros materiales

Bienestar físico

Animal

Alimento

Tejidos, fibras y otros materiales

Alimento

ESCALACATEGORÍA Culturales Suministro BeneficiarioSub-categoría Abastecimiento Regulación

SERVICIOSFUNCIONES

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Tabla 2.2.- Servicios asociados a las funciones de sustrato del tipo de ecosistema 1.2 Bosque y matorral mediterráneo continental.

Categoría Sub-categoríaCultivos.

GanaderíaSetasSolarEólica

Agua Embalses y presas

Frutos y otros SetasCazaPesca

Bienestar físico Uso medicinalMadera

Especies ornamentales

Bie

nest

ar

psic

ológ

ico

Caza y pesca recreativas

Turismo en naturaleza

Espiritual: satisfacción personal de que una

especie o un ecosistema i l d

Deportes en la naturaleza

SUSTRATO

Uso del espacio físico para actividades humanas

Hábitat para especies

(refugio y hábitat de especies)

Alimento

Energía

Transporte, infraestructuras y comunicaciones

Asentamientos humanos

Alimento

Tejidos, fibras y otros materiales

CATEGORÍA Sub-categoría Abastecimiento Regulación

FUNCIONES SERVICIOS ESCALA

Suministro Beneficiario

Espacio para el ocio, turismo o recreo

Culturales

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Tabla 2.3.- Servicios asociados a las funciones de regulación del tipo de ecosistema 1.2 Bosque y matorral mediterráneo continental.

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Categoría Sub-categoríaDisfrute de un clima favorableDisfrute de una calidad de aire adecuada

Agua Disponibilidad de agua para beber y otros usos

Protección contra desastres naturales (riadas, sequías)

Energía Energía hidráulicaRetención de

suelos Alimento Agricultura Formación de suelo y control de la erosión

Agricultura Fertilidad del sueloCalidad del aguaControl de la contaminación

Amortiguación de perturbaciones

Protección frente a desastres naturales: tormentas, incendios, inundaciones, riadas, sequías.

AgriculturaRecolección de frutos silvestresApicultura. Miel

Agricultura Prevención de plagasGanadería Prevención de enfermedades

Control de EEIControl de daños a cultivos (reducción de herbivoría)

Servicios estéticosCaza y pesca recreativasTurismo en la naturalezaAvistamiento de faunaValor espiritual: satisfacción de que una especie o un ecosistema existanValor científicoEducación ambiental

REGULACIÓN

Conservación de la biodiversidad

Razas, ecotipos y cultivares de plantas y animales domesticados

Did

áctic

o

Expresión de la biodiversidad en libros, películas, cuadros, etc.

Bie

nest

ar p

sico

lógi

co

Control biológico

Alimento

Tejidos, fibras, productos químicos

Bienestar físico: medicinas

Alimento

Recolección de frutos silvestres

Alimento

Tejidos y fibras

Especies ornamentales

Polinización

Bie

nest

ar

psic

ológ

ico

Valor científico

Estéticos: paisajes con flores

Valor científico

FUNCIONES

Valor científico

Valor científico

Valor científico

Valor científicoRegulación de gases

Regulación hídrica

Regulación de nutrientes

Valor científico

Alimento Ganadería (pastos, carne)

ESCALA

CATEGORÍA Sub-categoría Abastecimiento Regulación Culturales Suministro Beneficiario

SERVICIOS

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Tabla 2.3.- Servicios asociados a las funciones de información del tipo de ecosistema 1.2 Bosque y matorral mediterráneo continental.

Servicios estéticosCaza y pesca recreativasTurismo en la naturaleza

Conocimiento tradicionalSentido de lugar o pertenencia

Valor científicoEducación ambiental-

Interpretación

Conocimiento tradicionalExpresión de la naturaleza en libros, películas, cuadros, etc.

Abastecimiento

Bie

nest

ar

psic

ológ

ico

Valor espiritual: satisfacción de que una especie o un ecosistema existan

Sentido y valores espirituales asociados al lugar, a las tradiciones, etc.

Did

áctic

o

IdentidadINFORMACIÓN

Estética

Herencia e identidad cultural

Didáctica

FUNCIONES SERVICIOS ESCALA

CATEGORÍA Sub-categoría Regulación Culturales Suministro Beneficiario

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2.2. Producción   2.2.1.­ Caza mayor  Fundamentalmente jabalí (Sus scrofa), siempre presente y la especie más cazada en este tipo de ecosistemas. En menor medida corzo (Capreolus capreolus) y ciervo (Cervus elaphus). Más raramente otras especies: cabra montés (Capra pirenaica) y otros ungulados. La caza, tanto mayor como menor, y la ganadería extensiva son, con seguridad y diferencia, los primeros productos económicos directos de estos ecosistemas forestales. 2.2.2.­ Caza menor  Perdiz (Alectoris rufa), liebres (sobre todo Lepus granatensis), conejo (Oryctolagus cuniculus), paloma torcaz (Columba palumbus), tórtola (Streptopelia turtur), zorzales (Turdus sp.), becada (Scolopax rusticola) y otras especies de menor importancia.  2.2.3.­ Ganadería extensiva 

• Ovino: razas alcarreña, churra, churra tensina, colmenareña, merina, ojalada, ojinegra de Teruel, rasa aragonesa, rubia del Molar, segureña y otras, así como cruces. Orientación preferentemente cárnica, con un parto por año (primavera u otoño) o tres partos cada dos años. El aprovechamiento se hace con pastor. Cargas admisibles de 1-3 ovejas/ha-año.

• Caprino: razas serrana, pirenaica, blanca celtibérica, negra de Guadarrama, moncaína y cruces. La orientación tradicional era hacia carne (cabrito, sobre todo). Sin embargo, en la actualidad predomina la orientación lechera, que suele incluir la fabricación y venta del queso, con lo que se obtiene un muy interesante valor añadido en el producto final. El aprovechamiento se hace con pastor. Cargas admisibles de 1-3 cabras/ha-año.

• Bovino: razas morenas del noroeste (sayaguesa, alistana, sanabresa, zamorana), avileña negra ibérica, serrana soriana, morucha, pirenaica, parda-alpina. Lo habitual es el cruce industrial con razas centroeuropeas, de entre las que destacan, por su frecuente uso, las francesas Charolais y Limousine. El ganado bovino no requiere pastor, aunque sí suplementación. Está incrementando su importancia en las últimas décadas. Cargas admisibles de alrededor de 0,2 – 0,3 UGM/ha-año.

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• Equino: menos utilizado por la escasa demanda de productos en España. Predominan razas de orientación cárnica (hispano-bretón, Burguete), sobre todo en el norte de España.

La ganadería extensiva, aparte de carne, proporciona leche (a menudo en forma de quesos artesanales), lana, cuero, productos para la industria y estiércol. La apicultura puede y debe ser considerada como un tipo de ganadería extensiva, que será abordado con posterioridad.

2.2.4.­ Leñas  Producto importantísimo (el principal) durante siglos y hasta hace pocas décadas, porque la leña, bien directamente o bien transformada en carbón, era el principal combustible, casi el único, en el medio rural. Por ello, para maximizar la producción de leñas, en las fagáceas se utilizaba el método de beneficio de monte bajo, consistente en regenerar la masa, después de cada corta, por medio de brotes de cepa o raíz. De ese modo, manteniendo una alta densidad de brotes (chirpiales) y utilizando turnos de corta relativamente cortos (normalmente entre 10 y 20 años), se obtenía un rebrote muy rápido y una producción de leña máxima. Muchas masas estaban ordenadas, normalmente por el denominado método de división por cabida, para garantizar una homogeneidad interanual en la oferta de leña.

2.2.5.­  Madera   La sabina albar posee una madera de excelente calidad y gran duración, casi imputrescible, por estar impregnada de una resina aromática que dificulta o impide el ataque de plagas y enfermedades: de ahí el nombre específico de thurifera: portadora de incienso. Se emplea para muchos usos: vigas, muebles, suelos, artesanía y ebanistería fina. La madera de las especies del género Quercus que contemplamos es especialmente apta para leña, por su gran dureza y alto potencial calorífico. Sin embargo, por esas mismas razones presenta problemas para su uso industrial, porque suele rajarse. La de melojo (Quercus pyrenaica), y en menor medida la de quejigo (Quercus faginea), ha sido empleada también para otros usos, como traviesas de ferrocarril o parquet, sobre todo la proveniente de pies adultos con buen porte. La madera de sabina albar tiene una calidad excelente. Además posee un valioso aroma a incienso, que le ha valido su nombre específico (thurifera: productora de incienso) y es prácticamente imputrescible. En alguna Comunidad Autónoma se ha prohibido su corta, lo que consideramos negativo, porque, aparte de no ser necesario (la sabina albar se está regenerando con facilidad y crece con rapidez), resta valor económico al bosque.

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2.2.6.­ Frutos  (bellotas, gálbulos)  La producción de fruto (bellota) de las especies del género Quercus, que es moderada y vecera, tanto por la dureza climática como por la alta espesura de las masas y su frecuente carácter de monte bajo (brotes de cepa o raíz), tiene un alto valor para la alimentación de la ganadería y la fauna silvestre. También, aunque en menor medida, por su inferior calidad nutritiva, la tienen los gálbulos de la sabina albar, que son consumidos con frecuencia por ganado y fauna silvestre y, de ese modo, contribuyen a la dispersión endozoócora de la especie, sobre todo cuando las cargas ganaderas desaparecen o se reducen.

2.2.7.­  Apicultura  Aprovechamiento muy importante durante siglos, cuando la miel era el principal y casi único producto edulcorante en España. Su empleo se ha ido reduciendo en las últimas décadas. Es posible que el descenso en la actividad apícola, que habría que cuantificar con detalle, pueda provocar modificaciones de cierta relevancia en los procesos de polinización de los ecosistemas que contemplamos.

2.2.8.­  Hongos comestibles  Aprovechamiento tradicional que se ha llevado a cabo con muy pequeña intensidad hasta hace pocas décadas. Hoy está adquiriendo una gran relevancia, tanto por el elevado número de personas que lo practican (es un magnífico ejemplo de servicio del ecosistema a la sociedad) como por la trascendencia económica de los productos recogidos y la repercusión de todo ello en el sector servicios: casas rurales, restauración y otros. En muchos casos, cada vez más, se está empezando a cobrar por la autorización para su recolección. En los últimos años se está tecnificando e incrementando el empleo de plantaciones de Quercus (especialmente Q. rotundifolia) micorrizadas para la producción de trufas, que plantea muy buenas perspectivas de rentabilidad.

2.2.9.­  Productos químicos  Por su contenido en taninos, la corteza de las especies del género Quercus ha sido empleada como curtiente. También se han aprovechado, y con cierta intensidad, tanto para uso cosmético como medicinal e industrial, los aceites esenciales que contienen numerosas especies subarbustivas y arbustivas de carácter heliófilo (Lavandula, Rosmarinus, Thymus, Salvia, etc.), en las que constituyen defensas químicas frente a fitófagos y productos alelopáticos que dificultan o impiden la germinación de semillas de otras plantas y retrasan la humificación de su desfronde. Ese aprovechamiento se ha hecho, y se hace, tanto sobre individuos de origen

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espontáneo como sobre plantaciones. El destino de esos productos químicos ha sido tanto la industria química como la farmacéutica e, incluso, la alimentación y la elaboración de licores artesanales.

2.2.10.­  Agricultura  Durante siglos, la presencia humana ha sido habitual, aunque dispersa, en los ecosistemas que nos ocupan. Por ello, también ha sido habitual la presencia de cultivos agrícolas, bien de pequeña superficie e intercalados con bosques y matorrales o bien formando mosaicos con ellos. Esos cultivos, que han proporcionado alimento para el hombre, y también para su ganado, han fragmentado la superficie forestal, pero también han contribuido, y en gran medida, a diversificar los paisajes y a proporcionar un alimento esencial para la fauna cinegética, y en general para toda la silvestre.

2.2.11.­  Recursos genéticos  De especies arbóreas, arbustivas, subarbustivas y herbáceas. Para bancos de germoplasma, restauración, pascicultura, jardinería y otros objetivos. Aspectos todavía poco desarrollados, pero que podrían incrementar su importancia en el futuro.

2.1.11.­ Agua  La labor reguladora del ciclo del agua que desempeñan bosques y matorrales permite contemplarlos, también, como comunidades depuradoras y productoras de agua de calidad.

2.2.12.­ Otros productos  Los ecosistemas que contemplamos proporcionan otros productos de menor importancia, como espárragos y otros recursos vegetales comestibles o de carácter ornamental, que son aprovechados de forma directa por los visitantes. Entre ellos pueden incluirse los de carácter mineral, como áridos, materiales para construcción, para artesanía, decoración o joyas.

2.3.- Sustrato

Además de su función directamente productiva, los ecosistemas que nos ocupan proporcionan otro tipo de servicio a la sociedad, ya que constituyen el sustrato en el que realizan las actividades humanas orientadas a aprovechar las producciones anteriormente descritas y el hábitat en el que desarrollan las

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actividades vitales de sus especies de fauna y flora y los procesos que los caracterizan y perpetúan. Aunque tradicionalmente se ha prestado poca atención a este tipo de servicio que prestan los ecosistemas, cada vez resulta más importante para la sociedad española del siglo XXI. Su alta densidad poblacional y su carácter ya casi exclusivamente urbano hacen que sus demandas con respecto al medio natural están menos relacionadas con el abastecimiento de recursos y más con la satisfacción de sus necesidades de ocio y recreo, de estabilidad ambiental y de conservación de los paisajes y la biodiversidad (a veces valor de no uso y a veces también motivo para el turismo en la naturaleza). Y es imprescindible que todo ello sea tenido en cuenta a la hora de evaluar la contribución de nuestros ecosistemas al bienestar de la sociedad.

2.4.- Regulación  2.4.1.­  Regulación hídrica  Aspecto de una enorme relevancia ecológica y social. Obviamente las formaciones vegetales arbóreas y arbustivas consumen agua. Sin embargo, como consecuencia de su presencia física, también contribuyen a reducir la evapotranspiración bajo su cubierta y, en todo caso, aportan materia orgánica, mejoran la estructura del suelo y desempeñan una actividad esencial en la regulación del ciclo hidrólógico. De hecho, se puede afirmar, con propiedad que una de las principales funciones de los ecosistemas forestales es la producción, regulación y depuración del agua.   2.4.2.­  Protección del suelo (erosión)  La presencia física de las formaciones de bosque y matorral frena el impacto erosivo de las precipitaciones y reduce la intensidad y los efectos negativos del viento. Además, bombea constantemente materia orgánica, que se acumula en el horizonte superior del suelo, protegiéndolo y mejorando su estructura. Por otra parte, su biomasa subterránea (raíces y otros órganos), contribuyen a dar cohesión al suelo y a reducir su riesgo de erosión.  2.4.3.­  Regulación climática  Los bosques y matorrales contribuyen a la regulación climática. Lo hacen modificando su propio microclima, pero también a mayor escala, fijando carbono y otros elementos químicos que contribuyen al denominado “efecto invernadero”, haciendo posibles las denominadas “precipitaciones horizontales”, emitiendo un vapor de agua que se une al de la atmósfera e incrementa las posibilidades de

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precipitación, incrementando la intercepción de la radiación solar, amortiguando los regímenes térmicos y de muchas otras formas.  2.4.4.­  Regulación de nutrientes  Los bosques y matorrales desempeñan un papel fundamental en los ciclos biogeoquímicos. Absorben nutrientes del suelo, los retranslocan incorporándolos a su biomasa, a veces durante muy largos periodos de tiempo (por ejemplo, el denominado “secuestro de carbono”), los devuelven al horizonte superior del suelo en forma orgánica (desfronde) e influyen en sus procesos de descomposición física y humificación. Por otra parte, proporcionan alimento a multitud de fitófagos de muy distinta naturaleza que, a través de sus deyecciones, redistribuyen esos nutrientes, convirtiéndose en vectores de fertilidad, como sucede con gran claridad en el caso del ganado. Además, interceptan las precipitaciones (que también contienen nutrientes) y contribuyen, mediante los procesos de transcolación y escurrimiento, a modificar su composición química. 2.4.5.­  Regulación de gases  Por medio de sus procesos de intercambio de gases (fotosíntesis, respiración, emisión de compuestos orgánicos volátiles), y mediante la intercepción y adsorción de partículas y la modificación de la velocidad y las características del aire, los bosques y matorrales contribuyen a la regulación de los gases de la atmósfera y a la mejora de la calidad del aire. 2.4.6.­  Amortiguación de perturbaciones  Todos los bosques y matorrales, pero en especial los mediterráneos continentales y de montaña, desempeñan una labor insustituible de estabilización de su hábitat. Previenen y reducen los efectos de diversos tipos de perturbaciones, desde las grandes riadas, que desgraciadamente sufrimos todos los años, y con especial intensidad en zonas deforestadas, hasta los deslizamientos de laderas y otras perturbaciones naturales. En otro sentido, se ven afectados por otro tipo cada vez más frecuente de perturbación: los incendios, en su gran mayoría intencionados. 2.4.7.­  Conservación de biodiversidad  Todos los bosques y matorrales albergan altos niveles de biodiversidad, una biodiversidad que se manifiesta de muy distintas formas, no sólo en número de especies y abundancia de individuos de cada una, sino también de formas subespecíficas y de formas de integración. En el caso de formaciones tan originales y escasas en la Unión Europea como los bosques y matorrales

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mediterráneos continentales, ese servicio es particularmente interesante. Por otra parte, a esa biodiversidad natural hay que añadir otra, que en un país con tan larga tradición de gestión humana como España, es verdaderamente fundamental: la biodiversidad doméstica, bien en forma vegetal (cultivares de especies de interés agrícola o, incluso, ecotipos favorecidos durante milenios por el aprovechamiento ganadero) o bien animal (razas ganaderas). Aunque hasta hace poco, como sucede con otros muchos servicios forestales, no se le ha prestado mucha atención, la conservación de la biodiversidad es una de las mayores preocupaciones de la sociedad con relación a los sistemas forestales. Por ello, la Unión Europea se ha fijado el objetivo de frenar la pérdida de su biodiversidad para el año 2010 y dedica grandes esfuerzos, políticos, económicos y de gestión y divulgación, para conseguirlo. Diversas escalas: genética, específica (α) de comunidades adyacentes (β) y paisajística (γ). 2.4.8.­  Control biológico  La conservación de una representación suficientemente grande y con niveles de calidad suficientemente altos contribuye a conferirles estabilidad, una estabilidad que también afecta a su entorno. En ese sentido, también colabora al control biológico de plagas, enfermedades. 2.4.9.­  Polinización  Los bosques y matorrales producen polen, y a veces con mucha intensidad, como sucede con las especies anemógamas. De ese modo contribuyen a hacer posible la actividad apícola, contribuyen a provocar problemas de alergias, cada vez más frecuentes, interceptan físicamente el polen de otras especies y sustentan una población nada despreciable de animales polinizadores.

2.5.- Información

2.5.1.­  Paisaje. Aspectos estéticos, espirituales y de identidad  De importancia cada vez mayor. Nuestros paisajes son, en su totalidad, de origen antrópico, paisajes humanizados, culturales, aunque ello no reste ni un ápice a su valor para la sociedad; incluso sucede lo contrario, porque a los valores estrictamente naturales se incorporan otros de carácter cultural o espiritual que dan mayor importancia al conjunto. Para una sociedad humana cada vez más numerosa y cada vez más urbana, la conservación de los paisajes naturales y seminaturales es un objetivo

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irrenunciable. En nuestro caso, esa conservación no puede basarse en la inacción: requiere gestión, una gestión activa con sólidos fundamentos científicos y técnicos que sea capaz de conservar ese patrimonio natural, y de hacerlo contando con un elemento esencial: el hombre, la población rural. De ese modo, la conservación está indisolublemente unida a desarrollo rural, tanto en España como en el resto de la Unión Europea. De ahí que también lo estén muchos instrumentos financieros dedicados a fomentar simultáneamente ambas, como el FEADER.

2.5.2.­ Turismo  Una de las principales demandas de la sociedad actual es el turismo, y el turismo rural se está convirtiendo en uno de los principales pilares (nunca el único) para el desarrollo rural sostenido. De ese modo, el turismo permite convertir valores como los anteriormente mencionados en ingresos económicos en el medio rural. Y esos ingresos suelen estar relacionados de forma directa y positiva con la calidad ambiental del los ecosistemas considerados. Así, es mayor la demanda de turismo en Espacios Naturales Protegidos, y más alta en los Parques Nacionales que en los Naturales.

2.5.3.­  Recreo  Actividad estrechamente relacionada con el turismo, pero que implica una mayor posibilidad de uso social del territorio, con infraestructuras específicas para acoger a los usuarios, sus vehículos y sus actividades: aparcamientos, merenderos, rutas, etc.

2.5.4.­  Cultura  Como ya dijimos con anterioridad, los paisajes que han co-evolucionado con la sociedad humana durante larguísimos periodos de tiempo (en nuestro caso muchos milenios) han perdido elementos naturales (remaches, según la clásica teoría) y han visto modificados muchos procesos estrictamente naturales. Sin embargo, se han enriquecido en elementos, procesos y valores más ligados al hombre. Por ello se habla de paisajes culturales (o cultos, como los denomina el Prof. Montserrat), y también por ello actualmente se conoce y se reconoce el enorme patrimonio cultural que está ligado a nuestros ecosistemas forestales, entre ellos los bosques y matorrales mediterráneos continentales.

2.5.5.­  Educación y ciencia. Aspectos didácticos  Habida cuenta de la importancia científica y cultural de nuestros ecosistemas, es evidente que éstos poseen también capacidad para ofrecer servicios de educación (divulgación, colegios, formación técnica y universitaria) y para, sirviendo de soporte a estudios científicos, contribuir a la generación de

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conocimiento nuevo (investigación), que será la base de una gestión más segura, eficaz y eficiente: en palabras del ya citado Prof. Montserrat, “la cultura que hace el paisaje”.

2.5.6.­ Identidad  Aspecto ligado al patrimonio cultural de los ecosistemas, pero más centrado en los aspectos íntimos del individuo, sobre todo en los que nacidos o criados en el entorno de los ecosistemas que consideramos. Este servicio, como la mayoría de los anteriores, está ligado a la conservación de los ya citados paisajes culturales más que en el de una naturaleza menos intervenida.

2.5.7.­  Deportes en la naturaleza  Actividad ligada al turismo y al recreo, pero más específica, que implica una forma muy concreta de uso del territorio y a veces unos impactos más considerables, como sucede con el moto-cross, la bicicleta de montaña (BTT), el barranquismo o la escalada y, en la alta montaña, las pistas de esquí.

2.5.8.­  Religiosos  Servicio también relacionado con aspectos culturales y de identidad, pero de carácter más puntual.

3.- MODELO TEÓRICO DE FUNCIONAMIENTO DEL ECOSISTEMA

3.1.- Atributos, elementos y procesos:

A. Superficie, extensión. B. Fragmentación. C. Ubicación topográfica: cumbre, ladera, sopié, valle. D. Espesura: área basimétrica (m2 de sección de troncos/ha), densidad (nº

de individuos/ha), fracción de cabida cubierta (porcentaje de cobertura del suelo por las copas).

E. Origen de los pies: semilla (monte alto) frente a brotes de cepa o raíz (monte bajo).

F. Edad de los árboles, arbustos o matas. G. Biomasa aérea: madera, leña gruesa, leña fina, ramillos, hojas, otros. H. Necromasa. I. Biomasa subterránea.

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J. Barrujo (litter). K. Humus. L. Suelo: profundidad, textura, estructura, fertilidad. M. Producción primaria neta. N. Fitófagos, ganado. O. Fitófagos, mamíferos silvestres. P. Otros fitófagos. Q. Descomponedores. R. Predadores. S. Necrófagos. T. Biodiversidad. U. Clima. V. Agua.

Reversibilidad tras degradación en los atributos mencionados. El suelo es el menos renovable de todos los componentes del ecosistema. Luego, la vegetación arbórea y luego la arbustiva.

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Suelo

Humus

Fitófagos

Clima

Vegetación herbácea

Vegetación arbustiva

Vegetación arbórea

Superficie de bosque y matorral Fragmentación de bosque y matorralUbicación topográfica

Espesura Origen de piesmonte alto o bajo

Edad

Biomasa

LAI

Barrujo

Biodiversidad: tipos

Agua

Descomponedores

Necromasa

Predadores

Necrófagos

3.2.- Modelo de funcionamiento Figura 3.1.- Esquema del funcionamiento (atributos, elementos y procesos) de un ecosistema forestal. Cada uno de ellos se relaciona de alguna forma con las funciones o servicios que presta a la sociedad.

4.- RELACIÓN ENTRE MODELO DE FUNCIONAMIENTO DEL TIPO DE ECOSISTEMA CON LAS FUNCIONES O SERVICIOS QUE PRESTA A LA SOCIEDAD En la Tabla 4.1. se expone un primer intento de relacionar los atributos descritos para los tipos de ecosistemas con las funciones o servicios que presta a la sociedad. Evidentemente, se trata de una primera aproximación que, en caso de ser considerada válida, deberá ser confirmada o no y cuantificada por el análisis detallado de la información científica existente, algo que ha resultado imposible en el periodo de tiempo disponible para esta primera fase del Proyecto.

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Tabla 4.1.- Aproximación al establecimiento de relaciones entre los atributos descritos para los tipos de ecosistemas con las funciones de producción, regulación e información que prestan a la sociedad.

ATRIBUTOS DEL ECOSISTEMA A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U

Caza mayor B P ? B ? B B B I I I I D P D ? I B I B ?Caza menor P B ? P ? P P P I I I I D B D B I P I B ?Ganadería extensiva P B ? P P D P P I I D I D B P I B P D B ?Leñas B P ? B I D B I I I I I D P P P B I I I ?Madera B P ? B B B B I I I I I D P P P B I I I ?Frutos (bellotas, gálbulos) P B ? P B B D I I I I I B D P P B I I I ?Apicultura (también ganadería) B B ? P B B I I I I I I B B D P B I I I ?Hongos comestibles I B ? D B B ? B B B B B B D D D B I I B ?Productos químicos P I ? ? ? D ? I I I ? ? ? ? ? ? ? I I B ?Agricultura P I ? P ? P P P P D B D D P P P B I I B ?Recursos genéticos B P ? D B D D D D D D D D ? ? ? ? ? ? D ?Agua B P ? D ? B D B B B B B B D D D B I I B ?Otros productos ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? ? I I B ?Regulación hídrica B P ? B B B B B B B B B B D ? D B I I B ?Protección del suelo (erosión) B P ? B B B B B B B B B B D ? D B I I B ?Regulación climática B P ? B B B B B B B B B B D ? ? B I I B ?Regulación nutrientes B P ? B B B B B B B B B B B ? B B I I B ?Regulación de gases B P ? B B B B B B B B B B D ? ? B I I B ?Amortiguación de perturbaciones B P ? B B B B B B B B B B D ? D B I I B ?Conservación de biodiversidad ? ? ? P B B D B B B B B B B B B B B B B ?Control biológico B P ? B B B B B B B B B B B B D B B B B ?Polinización B P ? B B B B B I I I I I I ? ? ? I I B ?Paisaje ? P ? P B B ? B I I I I I B ? D B I I B ?Turismo D ? ? P B B ? D I I I I I B B I I B B B ?Recreo D ? ? P B B ? D I I I I I B B I I I I B ?Cultura D ? ? D B B B B B B I B I B B B B B B B ?Educación y ciencia D P ? D B B B B B B B B B B B B B B B B ?Identidad P ? ? D B B B B I I I I I B B I I D B B ?Deportes en la naturaleza P ? ? D B B ? D I I I I I D I I I I I I ?Religiosos D ? ? D B B ? D I I I I I B ? I I D B B ?B: BENEFICIO; P: PERJUICIO; I: INDIFERENTE; D: DEPENDE; ?: DESCONOCIDO

PRODUCCIÓN

REGULACIÓN

INFORMACIÓN

Atributos: ver apartado 3.1.

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5.- TENDENCIAS DE CAMBIO EN LAS ÚLTIMAS DÉCADAS Como indicamos con anterioridad, no hemos dispuesto del tiempo necesario para confirmar y cuantificar, con ayuda de la información existente, las tendencias de cambio de los ecosistemas que nos ocupan en las últimas décadas. Se ha solicitado información sobre cambios de superficies de los ecosistemas afectados al Banco de Datos de la Naturaleza, del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, aunque todavía no se ha recibido. No obstante, hemos creído conveniente presentar un primer intento de aproximación al problema que se materializa en la siguiente relación: • Abandono, o casi, de actividades tradicionales:

− Cortas en monte bajo para leña o carbón. − Carboneo. − Trashumancia.

• Incremento de la superficie arbolada. • Incremento de la espesura de los bosques. • Incremento de la superficie de matorrales y arbustedos. • Incremento de la biomasa leñosa. • Incremento de la producción primaria neta de bosques y matorrales. • Reducción de actividades tradicionales:

− Pastoreo con pastor. − Pastoreo con ganado menor: ovino o caprino.

• Forestación de terrenos agrícolas marginales. • Cambios de especies ganaderas: frecuentemente vacas en vez de ovejas. • Cambios de razas ganaderas: menor abundancia de razas autóctonas y mayor

porcentaje de híbridos. • Reparto desigual de cargas ganaderas: concentración cerca de núcleos

urbanos y vías de comunicación. • Reducción de superficie de pastos herbáceos. • Reducción de representación de pastos herbáceos que requieren pastoreo de

cierta intensidad. • Reducción del número y la superficie de pequeños claros herbáceos incluidos

en masas de matorral, arbustedo o bosque. • Sustitución parcial de pastores por vallas. • Incremento de vallas, tanto ganaderas como cinegéticas. • Reducción o desaparición de pequeñas parcelas agrícolas dispersas por el

monte. • Concentración de rebaños. • Concentración de teselas agrícolas. • Reducción de la población rural. • Incremento y mejora de vías de comunicación • Incremento de la actividad cinegética. • Incremento notable de la superficie ocupada por especies de caza mayor.

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• Incremento notable de las densidades poblacionales de especies de caza mayor.

• Reducción general de las poblaciones de las principales especies de caza menor: perdiz roja y conejo de monte.

• Incremento de predadores. • Incremento de necrófagos. • Fuerte incremento del uso social del monte. • Incremento de empresas dedicadas al uso social de monte: casas rurales,

hostelería, artesanía, empresas de turismo rural, empresas de deportes en la naturaleza, observación de aves,…

• Incremento de la recolección de hongos comestibles y espárragos. • Reducción de apicultura. • Biodiversidad: ¿incremento o reducción? Como consecuencia de las relaciones existentes entre el funcionamiento de los ecosistemas (atributos, elementos y procesos) y su oferta de funciones o servicios a la sociedad, las tendencias de cambio descritas provocan los consiguientes cambios en las funciones descritas en el capítulo 2. 6.- CASOS DE ESTUDIO RELEVANTES DEL ECOSISTEMA Encinares fríos: red de parcelas experimentales establecidas en el marco del Proyecto MEDCOP (Mediterranean Coppices), coordinado en España por el Departamento de Silvopascicultura de la UPM, entre los años 1994 y 1996. Los primeros inventarios realizados en ellas han sido utilizados, de forma parcial, en una Tesis Doctoral (Bravo, 2003). Se realizarán nuevos inventarios en los próximos tres años en el marco de otro Proyecto: DETALLE (Dehesas y Tallares de Encina), que desarrolla el CIFOR-INIA y el citado Departamento de Silvopascicultura de la UPM. Con ellos se ofrecerá una información muy detallada sobre su evolución natural y tras ser sometidos a distintos tratamientos selvícolas, sobre todo resalveos de conversión. Sabinares albares: no existe ninguna red de parcelas experimentales de carácter fijo. Sin embargo, sí se cuenta con la información procedente de varias Tesis Doctorales (Gómez, 1991; Orozco, 1999; Alonso, 2008) y diversos trabajos sobre regeneración, selvicultura, dispersión de frutos y otros temas. Quejigares: red de parcelas experimentales establecidas por el Departamento Forestal del INIA (hoy CIFOR) en Guadalajara en 1979 y ampliada posteriormente por el Prof. Serrada en el marco del Proyecto MEDCOP. Su seguimiento, complementado con la obtención de otros datos, ha permitido elaborar una Tesis Doctoral (San Miguel, 1985), un Proyecto Fin de Carrera (Baeza, 2002) y numerosos artículos científicos. En la actualidad constituye una valiosa base de datos, todavía con seguimiento, de más de 30 años de antigüedad.

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Melojares o Rebollares: red de parcelas experimentales establecidas por el Departamento Forestal del INIA (hoy CIFOR) en Madrid en 1979 y ampliada posteriormente por el Prof. Serrada en el marco del Proyecto MEDCOP. Su seguimiento, complementado con la obtención de otros datos, ha permitido elaborar dos Tesis Doctorales (Mesón, 1982; Bravo, 2003) y numerosos artículos científicos. En la actualidad constituye una valiosa base de datos, todavía con seguimiento, de más de 30 años de antigüedad. 7.- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Y ENLACES DE INTERNET Alonso, R. 2008. Autoecología paramétrica de Juniperus thurifera en castilla y león.

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