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Estudios sobre las Culturas Contemporaneas Universidad de Colima [email protected] ISSN (Versión impresa): 1405-2210 MÉXICO 1987 Amalia Signorelli CULTURA POPULAR Y CULTURA DE MASAS. NOTAS PARA DEBATE Estudios sobre las Culturas Contemporaneas, año/vol. I, número 002 Universidad de Colima Colima, México pp. 109-122 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México http://redalyc.uaemex.mx

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Estudios sobre las Culturas ContemporaneasUniversidad de [email protected] ISSN (Versión impresa): 1405-2210MÉXICO

1987 Amalia Signorelli

CULTURA POPULAR Y CULTURA DE MASAS. NOTAS PARA DEBATE Estudios sobre las Culturas Contemporaneas, año/vol. I, número 002

Universidad de Colima Colima, México

pp. 109-122

Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal

Universidad Autónoma del Estado de México

http://redalyc.uaemex.mx

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CULTURA POPULARY CULTURA DE MASAS

notas para un debate *Amalia SignorcIIi

En la decorosa cocina de una casa obrera de unaciudad de la Suiza alemana, una inmigrante de edad ma-dura proveniente de Calabria recibe la visita de un traba-jador social. Se trata para ella de una costumbre desdeque inmigro a Suiza con su mahdo hace ya muchosaftos. En la entrevista tambien esta -intentando seguirIo8 programas vespertinos de la television— el hijo menorde la mujer, de nueve afloB.

Despues del examen de algunafi cuestiones praeti-cas la conversacion (en italiano) canibia sohre la estabili-zaeion definitiva de la familia en Suiza y sobre los pro-blemas de integracion de sus miembros en la sociedadhelvetiea (suiza). Se diseuten las difieultades que la inmi-grante todavia encuentra porque: ";Quequiere usted!,calabresa naci, y calabresa me quedare".

De repente sobre el hilo de la discusion ella se diri-je al nino y para obtener una eonfirmacion de euantose esta diciendo, le pregunta en dialecto: ^Tti chenesi? (ide donde eres?). Ich bin Amerikan (yo soy

• (Ponencia presentada al Encuentro Nacional Sociedad yCulturas Fopularss . UAM-X. Julio de 1982. Traduccion deJorge Gonzdlez y Lidia Pico).

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Amalta SignorelU

americano) (pronunciado en aieman N. T,), declara elniAo sin quitar siquiera los ojos del televisor.

El episodio referido es muy comun entre aquellosque se ocupan de problemas migratorios, y es sin dudabastante representative

En mi opinion, es ya necesario eanibiar la optieaeon la cual por niuehos aflos hemos visto esta realidad.Hemos estudiado el desarraigo y la maiginacion, la per-dida de la identidad cultural y el imperialismo cultural,analizando de ello los desgastes., las p^rdidas, los riegosy la poca o nula productividad en terininos de desarrollosocio-cultural. Quizas ni siquiera Iiemos sido inmunes ainterpretaciones popiiUstas o sentimentales a propositode culturas negadas y lenguas reprimidas, pero en ver-dad aquel nifto es un ejemplar de un tipo cultural esta-disticamente ya bastante nunieroso y destinado aaumentar vertigijiosamente en los proxinios afios.

Crecido en un anibiente de modesto bienestar quele ofrece tambien cierta garantia para el futuro, extrafloa una tradicion que lo ligiie especificainente al lugar enque vive, escolarizado a niveles cualitativamente medio-eres, pero familiarizado aunque sea superficialmentecon mas de un c6digo lingiiistico; precozmente habitua-do a la relacion eon la asistencia publica y sus servicios,simbiotico con los medios de comunicacion, en especialcon la television, de la que extrae la parte mas relevantede su sistema de si{|;nificados, este nifio no presenta e!perfil del cmigrado tradicional, mas bien es el perfil delciudadano asistencial, portador y parti'cipe de laculturade masas.

Nos guste o no, el es, al menos en t6rminos cuanti-tativos, el sujeto cultural relevante y hasta determinantede la sociedad moderna en relacion al cual nuestras cate-gortas de analisis y nucstros estiuenias interpretatlvosdeben scr sometidos a una nueva rcnsion.

Y rntonces ^que cosa es la cultura de masas? ;,cual

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Culture popular. . .

es su relacion con la cultura popular? ^con las culturasde clase? icon las ciilturas locales? ^c6mo se articulala cultura de masas respecto al binomio cultura hegemo-nica-cultura£ subaltemas?

Dos son las hipotesis de trabajo que circulan mas omenos explicitadas y formalizadas, maH o menos plaga-das de connotaciones de valor. Una que podriamos defi-nir para entendemos conno pasoliniarta, misma que con-sidera a la cultura dc masas como responsable del pro-ceso de homologacion. es decir, de la progresiva perdidade toda caracteristica distintiva, de todaespecificidad oparticularidad tradicional, de la cancelacion inclusive dela misma meinoria, hasta la completa sustitucion de loapatrimonios culturales tradicionales u originarios poruna concepcion del mundo y de la vida prefabricada eimpuesta desde arriba, empobrecedora en la misma me-dida de su homologacion. ideologic am ente deformadaen el peor sentido de la palabra y por ello mismo unacultura instrumental al dominio. Los corolarios quederivan de este diagnostico no nos deberi'an conducir aocuparnos en recoger y conservar tan solo como docu-mento lo que esta brutalmente amenazado, ni por lotanto solo al descubrimiento del valor de estos docu-mentos como fuentes para la historia de "los otros".En aigunoA casos, partiendo del diagno^^tico del cardcterajeno y alienante de la cultura de masas se ha sostenidola necesidad de recuperar la cultura local como basepara la rcconstruccion de una vision del mundo autenti-ca, autonoma y liberadora.

Sin embargo, la cuestion puede ser vista desde otraperspectiva si consideramos que la cultura local, la tradi-don, el dialecto pueden ser vistos y vividos como facto-res de exclusion, de segregacion y de vtrdadera ghetti-zadon. 5 a que para el sujeto que los porta ellos funcio-nan como signos que provocan la atribucion de un estig-ma que refucrza y consoUda la exclusion. La cuitura de

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AmaUa SignorelU

masas tendria entonces precisamente el merito de rom-per los limites del ghetto, no solo en el sentido banal deuna homologacion de las opiniones y actitudes, y en elloineluso de superacion de los estigmas, sino en el sentidobastante mas fuerte de una oferta de informaciones quesolicitan a su vez eonfrontaeiones y valoraciones y porlo tanto eonducen a un proceso de transformacion cul-tural, de *'concientizaci6n" individual o colectiva; hastapuede convertirse en un instrumento necesario, auntjueno suficiente, para la salida de los ghettos de las eultu-ras particulares.

Ninguna de estas dos tesis es completamente gra-tuita, entre ambas —sin embargo, al menos en estasenunciaciones simplificadae- aparecen como culturo-logicas. en el sentido negativo del termino, porqueaquello que es considerado un deterioro o por el contra-rio un mejoramiento de las eondiciones eulturales; no hasido puesto en relacion con ningun dato que constituyaun fundaniento estructural de las mismas dinamicas eul-turales. Un analisis correeto del proeeso que pone enrelacion cultura popular y eultura de masas, y sus resul-tados (sincreticos, destruetivos o transformadores) nopuede mas que partir del reconoeimiento de la baseestructural sobre la cual se desarrolla la crisis de las cul-turas populares tradieionales y la expansion de la eulturade masas.

Los estudios demologicos italianos no estan com-pletamente carentes de recursos frente a esta tarca, porel contrario la reflexion gramsciana euando sustituye elconcepto de pueblo elases por el concepto de pueblo-na-eion, coloca en la relacion de las elases sociales (domi-nantes, instrumentales, subalternas) las diferencias eultu-rales, ligandolas precisamente como producto y al mis-mo tiempo como instrumento de la estructura elasistade la sociedad.

En mi opinion, esta conexion postulada por Grams-

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Cuttura popular . . .

ci entre la estructura clasista de la soeiedaH moderna ylas difereneiaciones eulturales, puede constituir unahipotesis de trabajo aplieable en el analisis de la sociedady de la eultura de masas, pero bajo dos condieiones. Laprimera es la de revisar critieamente la nocion de laselases; la segunda es la de rediscutir a fondo la dinamicade las relaciones culturale^ entre las elases, es decir, elrol de las culturas en las relaciones de dominio, deexplotacion, de enajenaeion y por tanto en el confUctosocial.

Estoy eonsciente de la magnitud de estos dos temasde reflexion. Pero su extrema complejidad es al mismotiempo un antidoto contra la presuneion como un in-eentivo a la profundizacion.

Propuestos en formulaciones diversas ambos estanhoy en el centro del debate de muchas otras disciplinas.

Las breves anotaciones que siguen son propuestasjusto para abrir la diseusion y profundizacion de estostemas y por lo mismo se me disculpara el caracter pre-visorio y provocador de las mismas.

Cualquier discurso sobre la relaeion entre base es-tructural y eulturas debe asumir hoy en di'a como fun-damento la constatacion de la desaparicion definitiva degrupos hunianos aislados y semiaislados. Kl rol dominan-te del capital financiero intemacional, la planetarizaciondel mercado de trabajo y de la locaiizaeion de los em-pleos, la produccion de energia atomica, la electronica,la informatica, las profundas y a veees radieales reestruc-turaciones del cielo productivo causadas por las trans-formaciones tecnologicas, la relevancia adquirida por losaspectos del consumo (y por el control sobre ellos) res-pecto a la produccion, la industria de la comunicacionde masas. las transformaciones de los arsenales y de lasestrategias belicos, son en mi opini6n los datos estruc-turales que estan detras del proceso de progresiva inte-gracion en un unico sistema de realidades micro o macro

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AmaUa SignortUi

sociocultu rales.Esta creciente integracion no es por cierto un pro-

ccso de ensanchamiento de la participacion paritaria delos diversos paises en los procesos de desarrollo, por elcontrario, es un proceso de integracion en un sistema dedominio cada vez mas centralizado, a tal punto que ensu vertice tiene hoy en dia solo dos (quiza tres) polos.

Un dato importante por sus implicaciones es elhecho de que el sistema mundial de dominio requiere deun grado bastante alto y progresivamente elevado deinterdependencia de entre al menos algunos de sus com-ponentes y al menos algunas escalas de fenomenos, peropuede tolerar o hasta directaniente iiecesita umbralcsrelativamente muy amplios de autonomia de otros coni-ponentes y de otras escalas. Por consecuencia ello tiendeprogresivamente, por un lado, a intensificar, pero porotro a articular sus mecanismos de control.

Aun en el nivel de cada pai's individual, el controlsobre los diversos ambitos de la realidad social puede serartieulado segun modalidades y escalas diversas y (on-fiado a instancias diversas, de tal manera (lue el grado deintegracion en el sistema puede ser diverso para cadauno de los ambitos. Ahi donde integracion, verticaiiza-cidn y centralizacion son indispensables, ellas sonimpuestas inexorablemente con dureza y cuando esnecesario con ferocidad. Pero en otros casos eonside-rese por ejemplo toda la jjolitica de desccntralizacionen todas sus escalas y nivrles la diversificacion y laautonomia son .solioitadas y directamente estiinuladas.Por eso la afinnacion de muchos scgun la cual las dife-renciaciones aeeptadas o estiinuladas por el sistema demasas sen'an "falsas'*', entendi^ndose por ello gi^neral-mentc como "funcionales a la eonservacion del sistemamismo", o simplemente aparentes. I s tambien esto unpunto para |irofnndizar. Queda sin embargo el hecho,evidente a la observacion empirica, que el proceso de

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Cultura poptdar . . .

integracion de los pai'ses en el sistema mundial de do-minio produee homologacion en eiertos ambitos y aciertas escalias, pero reproduce viejas difereneias y/oproduce difereneiaciones nuevas en otros ambitos y enotras escalas, en relacion a otros factores.

^Es posible que estas difereneiaciones sean la baseestructural sobre la cual se constituyen elases o al me-nos estratos nuevos y reagrupaeiones atipieas reapectoa las de la sociedad industrial tradieional? ^Y es posibleque en la contradiceion que se determina entre impulsosa la homologacion y tendeneias a la diferenciacion esteLa base de las tensiones y tambien de los conflictos ati-picos segun la teori'a cldsiea, pero siempre mas frecuen-tes que caracterizan la sociedad de masas? ^Y cual esel rol de la cultura de masas en los proeesos que determi-nan el surgimiento de una estruetura social completa-mente (o en parte) nueva y de una nueva conflictividad?

.Si cuanto se ha argumentado hasta ahora es eorrec-to, el punto de partida es la constatacion de que Ucultura de masas se desarrolla en una realidad economi-ca y soeiopoli'tiea de dominio y de conflieto que operaa escala mundial. En otros t^rminos, las dimensiones demasas de la realidad cultural encuentran una correspon-dencia puntual en las dimensiones que han asumido laarelaciones estructurales. Lo que autoriza a preguntarsesi esta correspondencia dimensional no «ea algo mas queinterdependencia: ^la eultura podria (sobre todo debe-ri'a) ser algo mas que de masaa en una sociedad de ma-sas? 0 tambien: ^cual cizltura puede ser historicamenteadeeuada, congruente con una sociedad de masas, si nouna cultura de masas? Por otra parte —permitaseme ha-cerlo notar solo de pasada— la interdependencia profun-da que conecta cultura de masas y soeiedad de masas,es demostrada tambien al multiplicarse las inatancias queconjuntan los dos niveleS: la eultura de masas no se pro-duee y no circula solo alrededor de los mass-media y

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Amatia SIgnorelU

dentro de la esfera de lo efi'mero de la distraccion. Lossistemas escol&res y educativos son desde hace tiempode masas ; y de masas son los canales de la participa-

cion politica, por democraticos y totalitarios que sean;asimismo, de masas son las organizaciones para la prac-tica religiosa, de masas es el modelo del eonsumo, demasafi son lo« valores que orientan las intervenciones demodelacion y uso del espacio y del territorio. Pero denuevo ^como podria y por que deben'a no ser de masasla cultura de una sociedad de ma:sas?

El problema es completamente diferente aun si fue-ran verdaderas las afirmaciones de las cuales hemospartido. La cultura de masas como la conocemos hoy,es una cultura de dominio y la cultura de una socie-dad que adquiriendo diinensiones de masas, no haeliminado del todo la explotacion y alineaeion, sino queU ha reproducido en dimensiones de masas tambien.

Por lo tanto el terreno de analisis mas fecundo es,me parece, definible por medio de una pregunta: ^lacultura de masas juega, en la produecion y reproduc-cion de las relaciones de dominio, un rol diferente deuna cultura con fundamento, pongamos local o declase?

E^ elaro sin embargo, que esta interrogante presu-pone ya que se haya respondido a otra que salta a lavista ^en la produecion y reproduccion de las relacio-nes sociales de dominio existe un rol especi'fico de lacultura, y si asi fuera, cual es? Respecto a estas interro-gantes se puede volver iitil el cuadro conceptual cons-truido sobre las categori'as gramscianas de cultura hege-moniea y cultura subalterna —cuadro teorico del quenos hemos servido en mucho estos anos— aun mas aliadel ambito e^pecializado de la antropologia. Sin embar-go, no creo que todavia este suficientemente articuladoel uso corriente que se le da.

Cultura hegemonica y cultura subalterna son gene-

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Cidtura popular. . .

ralmente definidas por oposicion. Pero a veces esta opo-sicion, que asimismo se funda sobre el sacrosanto princi-pio estructural por el cual la relacion se instaura entrelos componentes para definir estas ultimas y no vicever-sa, permanece estitica; resulta, entonceB, pura afirma-cion de contraposici6n, m^s bien que anMisis de unarelacion especifica de interaccion entre opuestos.

Para acceder a un nivel de especi:5cidad y dinami-cidad, en efecto a la simple constatacion de la oposi-cion, deberia precederle el anilisis del modo cultural deactuar de la relacion de dominio, del modo cultured deactuar de la oposicion hegemoni'a-subalternidad, encuanto a su especificidad no reductible ni derivablemecanicamente de otros niveles. En otros terminos: de-cir que una cultura es hegemonica subalterna, no en simisma sino por la relacion que la opone a otra cul-tura, significa haber enunciado un principio: pero nose ha explicado en que consiste de hecho, la hegemoni'ao la subaitcrnidad cultural. Y si no se afronta el proble-ma del rol de la cultura en las relaciones de dominio, nose podra Uegar a una definicion teorica del dominio cul-tural, ni a su identificacion empirica en la investigaci6nde campo, todo lo que noe daria es una criterio espuriodel genero cuts regio, eius et religio: "una cultura es do-minante en cuanto es cultura de las clanes dominantes, yes subalterna en cuanto es cultura de las clases subalter-nas'". "Es dominante ta cultura de los colonizadores, essubalterna la cultura de los colonizados", ' es dominanteta cultura de los burgueses, es subalterna la cultura delos campesinos ' (de los obreros se habla rara vez) y asisucesivamente. Pero es atribucion mecanica, esta corres-pondencia |)or asi decirlo postulada de oficio, encuentrauna serie de dificultatlcs para dai cuenta de las situacio-nes concretas en (lue la cultura de los dominantes y lacultura de los doitiinados entran en relacion: tanto masen los casos —siempre mis frecuentes en la sociedad de

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AmaUa Stgnoretll

masas— en que la pertenencia de clases o de estratotiende a hacerse cada \et mas 'equi'voca". En la practicaUs situaclones concretas vienen marcadas bajo dosvoces: situadones en que los contenidos cuiturales(creencias, conocimientos, valores, normas, codigosslmbdlicos) de que son portadores los dominantes sondiferentes de aquellos que portan los doniinadosi y si-tuaeiones en que los contenidos culturales son en todo0 en parte los mismos.

En el primer caso se atribuye a la diferenda un va-lor de oposidon (o de resistencia, segun otros estudio-sos) implicita o mec&nica o explicita, consciente o in-conseiente, dura o flexible, etc. En el segundo caso setiende a reconocer en la uniformidad de los contenidosculturales el signo de la sumision, intpuesta por mediode intervenciones de violencia desculturadora y de ma-nipulaciones aculturadoras. Y por<iuc en el dominio dela cultura de masas los contenidos tienden a hacersesimilares, he aqui que la cultura de masas se vuelveopresiva por excelencia.

Fero muchas cosas quedan fuera de ese esquema:por ejemplo, la posibilidad de que la uniformidad cultu-ral no sea necesariamente signo de sumision, ni que ladiferencia sea necesariamente signo de oposicion. nisiquiera potencial. Se ha visto como el sii^tema, adem&smundial, puede directamente estimular tale« diferencia-ciones. AdemaR, en esto se nos olvida a menudo un dato(que no obstante no es nuevo, en el sentido de que no esexciusivamente del dominio cultural en las socicdadesde masas, sino de cualquier forma de dominio cultural);aquellos que en una sociedad dada cjercitan el dominiocontrolando los recursos cruciales, buscan imponer noya, como a menudo se afirma cquivocadamente, la pro-pia cultura, sino el propio dominio cultural: esto signi-fica que lo que se transmitira o impondra en el procesode homologacion, ya no es el sistema cognoscitivova-

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Cullyra popular . ,.

lorativo y simb61ico de los grupos dominantes, sino lagpartes de e'l -o directamente tambien conocimientos,valores o codigos que no son parte integrante de la cul-tura de las clases dominantes- que son indispensablespara la intcgracion en el sistema del dominio de ios suje-tos por someter: conocimientos neccsarios para explicarun cierto rol en el ciclo productivo y/o en el del consu-mo (incluso produccion y consumo de la informacion);valores que legitiman la organizacion social existente, ypor asi decir, "explican ' por que cada quien ocupa elpuesto que de hecho ocupa. El proceso de homologa-ci6n por tanto no vuelve a los dominados parecidos a losdominantes, pero les vuelve conforme, a uno o mas tiposculturales ideales de pertenencia al sistema social, per-fectamentf! integrados a el, y en grado de desempenar elrol que se les usigno de la manera mas adecuada para lareproduccion del mismo sistema.

Aun asi no es claro si por violencia desculturadoradeben entenderse los efectos secundarios y quizas inten-cionales de >iolencias fisicas, p^icologicas, economicas,sociales, politicas, o mas especificamente el efecto queconstituye et marasmo cultural producto del derrumbe,la destruccion de un uiiiverso de significados. Es noto-rio que los dos proccsos se presentan a menudo juntosy tienden a reforzarse rec iprocamente: pero muehosejemplos dcmuestran como la violencia no-culturalpucde por el contrario consolidar un universo cultural;y el marasmo cultural puede ser inducido sin "heridas";y como ia misma violcncia cultural que en un ciertocontcxto ha provocado el marasmo, pucdc en otro pro-vocar una consolidadon cultural; ^([ue cosa es enton-ces la \i<)lrnria cultural? ^cuales. por asi decirlo. "ca-racteristicas" de la ""victima" la vuelven eficaz y cualesla nulifif-an?

En cuanto al concepto de manipulacion, su uso ge-

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AmaHa SignorelU

neralizado termiiia cuando se repreaenta a los dominan-tes como una astuta pandilla de persuasores ocultos ya io8 dominados como un rebano obtuso, perezoso ypasivo. Que si despues se quiere entender por inanipula-cion el proceso de produecion de lo que, en otro contex-to ha sido Uamado falsa concienoia, proceso a traves delcual los sujetos sociales iiidi\iduales o colectivos soninducidos a juzgar la realidad, no segun su propia ven-taja, sino segiin el interes dequien consigue imponerlosterminos. las categonas del juicio, entonces otros ymas grandes problemas se abreii: ^sobre que cosa sefunda el poder del imponer las categonas del juicio? ypor otro lado ^donde broto la diferencia entre interesesy valores, la no inmediata conciencia entre 1^ condicio-nes objetivas de los sujetos sociales y su cultura. entrela posicion que cada sujeto social ocupa en los procesosde produecion y la conciencia social de la cual son por-tadores? En suma ^donde nace la falsa conciencia?

Sin embargo, no hay duda —y todas las investiga-ciones sobre los procesos de aculturacion lo testimo-nian- que raramente o quiza nuiica lo "nuevo suplan-ta radicalmente lo "\iejo", sin que esto ultimo ejerzaalguiia influencia sobre los procesos de asimilacion delo nuevo misnio. Esta constatacion propone dos temasde reflcxiuii.

^Esti la cultura de masas en posibilidad, por suscaracten'sticas que deberian sin embargo ser indagada« yaclaradas, de operar verdaderamente este "arrasamien-to" de toda tradicion, cualquiera que sea el contextoen que ella va a incidir? ^Lo que se verifica es de cual-quier forma una total sustitucion de la tradicion cultu-ral con estos contenidos nuevos, cstandarizados y uni-formes?

Esto seria verdaderamente un proceso de homolo-gacion total, radical, que sin embargo donde fuese pro-bado que se verifica. coloca el problema de las cualida-

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Cultura popular .. .

des. por asi decirlo, que en suma vuelve a la cultura demasas capaz precisamente de sustituir radicalmentetoda cultura distiiita.

Donde se admita por el contrario que las tradicio-nes son capaccs de alguna resistencia en el impacto conla cultura de masas, se plantea entonces la exigencia deretomar cnticamente el concepto mismo de tradiciones.

La cultura de masas embiste con la miRnia vio^en-cia y la misma carga homologadora a las culturas y a lossubalternos de cualquier sociedad. No es solamenteel patrimonio cultural campesino e! que debe ser conside-rado como una tradicion amenazada de aniquilamiento(o capaz de resistencia) sino toda y cualquier realidadcultural que tenga caracteres de especificidad. La inves-tigacion antropologica inglesa, por ejempio, ha descritomuy bien una cultura obrera consoUdada mucbo antesde la difusion de la cultura de masas - hoy en crisis,vale decir, de homologaeion. Parp referirme a la si-tuacion italiana, no es iinposible individualizar, sobreuna base de estratificacion de clase y tomando en cuentaalgunas ulteriores articulaciones de base local, un nu-mero bastante sobresaliente de culturas "tradicionales'\solo que se vaya atras en el tiempo hacia finales de laprimera guerra mundial y todavi'a a finales de la segun-da. Hay una tradicion mas propiamente campesina, diferenciada regionalmente, pero hay una tradicion que Ua-mari'a rural auiiquc no campesina, propia de un estratopequeno y inedio-burgues de ambiente rural y de unestrato de propietarios de tierras, aunque esten diferen-ciados regionalmente; hay una tradicion urbano popularpero no proletaria, absolutamente mayoritaria y carac-terizante en ciudadps como Napoles o Roma: puedehaber una tradicioti urbano-proletaria, en suma, una cul-tura obrera verdadera en el ccntro de la larga tradici6nindustrial; hay una tradicion urbano-burguesa con todassus variaciones externas. locales e internas desde el tra-bajador cunicrciante, hasta el gran negociante o profe-

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Amatia Slgnortttl

sionista y al receptor de rentas. Cada una de estas tradi-ciones se ha encontrado de golpe, frente a todas lasotras, a causa de los procesos de urbaiiizacion, pero 9eencuentra despues, junto a todas las otras, sobrepuestaa los procesos de masificacion y de honiologacion ^conque resultados?

Si no vale la liipotesis de la sustitucion integral detoda cultura particular por la cultura de niasas, quedaentonces la tarea de verifiear los procesos que de vez envez se ponen en movimiento y sobrc todo de acertar quefaetores determinan dinamicas diferenciadas de sincre-tismo. Un documento de las resistencias y/o de las trans-formaeiones y/o de los sincretismos de las culturasfrente al impacto de la cultura de masas ^tendria ma-yor veracidad si se construye seg^n criterios de clase osegun eriterios historico-sociales o segiin criterios territo-riales? Se podria tambien proponer otra hipotesis. Quizala homologacion que esti en acto es tambien ferrea,pero no considera tanto los contenidos (conociniientosy valores) de las culturas individuates, eomo la estructu-ra conceptual; es la presion que es ejercitada a fin de queciertas modalidadcs de categorizaclon y ciertos nexosinterpretativos de la experiencia ee vuelvan universalesmas alia de la persistente diferencia entre las experien-cias que deben ser categorizadas. Pero si esta hipote-sis fuese verdadera se nos plaiitearia otra pregunta.

En la fragmentacion, en la incohereneia, en la **noestFuctura" del aglomerado indigesto (jue Gramsi indi-caba como los caracteres distintivos de la cultura de laselases subalternas, ^podria entonces el doniinio culturalejercitarse tambien a traves de la imposieion de una ri-gida, estructurada y completamente explicitada catego-rizacion? ^La subalternidad cultural podria identificar-8e de una manera distinta a aquellos caracteres de inor-ganicidad y de incongruencia? ^Pero, que cosa entoncesnos permite definirla como tal en una sociedad de ma-sas?

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