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  • Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 2

    Estudio Básico deAdaptación al Cambio ClimáticoSector Incendios forestales

    Edita:Consejería de Medio Ambiente, 2012

    Consejero de Medio Ambiente:José Juan Díaz Trillo

    Director General de Cambio Climático y Medio Ambiente Urbano:José Fiscal López

    Dirección facultativa:Miguel Méndez Jiménez

    Equipo de trabajo:

    Consejería de Medio AmbienteMiguel Méndez JiménezRafael Barba Salcedo

    Agencia de Medio Ambiente y AguaCarlos Juan Ceacero RuizEduardo Navarrete MazariegosFrancisco Manuel Jiménez BrenesSusana Álvarez PeláezAna Isabel Mesas RoblesJorge Soria Tonda

    Fotografías:

    Luana Fischer Ferreira: 21National Geographic: 5No autor: Portada, 6, 11, 24, 119

    Diseño gráfico y maquetación:Carlos Manzano Arrondo

  • Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 3

    1. Objeto.................................................................................................................................. 4

    2. Introducción ........................................................................................................................7

    3. Objetivos, alcance y limitaciones ...................................................................................10

    4. Metodología ......................................................................................................................12

    5. Análisis de los Escenarios regionalizados de cambio climático .................................15 5.1. Temperaturas medias de las máximas y mínimas anuales y precipitación anual ......15 5.2. Aumento de temperaturas y variación de la precipitación en 2050 respecto a 1961-90 ...19

    6. Caracterización del régimen de incendios en Andalucía .............................................22 6.1. Introducción ................................................................................................................22 6.2. Estadísticas de incendios foretales .............................................................................22 6.3. Índices de riesgo .........................................................................................................38

    7. Evaluación de la vulnerabilidad .......................................................................................44 7.1. Introducción ................................................................................................................44 7.2. Descripción de los principales factores que controlan los incendios forestales ........44 7.3. Análisis de vulnerabilidad mediante índices bioclimáticos .........................................52 8. Identificación y valoración de impactos ........................................................................83 8.1. Impactos derivados por los efectos del cambio climático sobre los incendios forestales .. 83 8.2. Valoración de impactos ...............................................................................................88

    9. Opciones y medidas de adaptación ...............................................................................90

    9.1. Introducción ................................................................................................................90 9.2. Principales medidas y opciones adaptativas ..............................................................92 9.3. Líneas de investigación prioritarias............................................................................100 10. Anejo 1: Cartografía. Insolación en Andalucía. Promedio mensual de horas de sol diarias.............................................................................................................. ....104

    11. Anejo 2: Documentación Complementaria. ...............................................................107

    12. Anejo 3: Análisis de Temperaturas Críticas. Datos Acumulados por Década.Datos de Superación y Cartografía por Umbral de Riesgo ..................................... 110

    13. Anejo 4: Escenarios regionalizados de Cambio Climático: conceptos básicos ....118

    14. Bibliografía ....................................................................................................................120

    Índice

  • Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 4

    Actualmente, hay un consenso generalizado de que el cambio climático es la amenaza fundamental que tiene la humanidad y que son prácticamente todos los sectores socioeconómicos los que ya evidencian sus efectos.

    Una de estas evidencias es la de los incendios forestales, que guarda una estrecha relación con el clima, en tanto que el origen y propagación de los mismos dependen, entre otras causas, de factores climáticos o relacionados con ellos, como la temperatura, la humedad relativa, la velocidad del viento, la topografía, el tipo de vegetación o la sequedad de la biomasa. En este sentido, no resulta extraño que se haya demostrado que, a escala geológica, la relación entre cambio climático e incendios forestales sea muy alta, de manera que los fuegos hayan sido más frecuentes en los períodos cálidos que en los fríos (Carcaillet et al., 2002).

    Claro que el papel del hombre en la generación de los incendios es y ha sido históricamente, también muy notable, como lo demuestran las estadísticas que nos hablan de que el 90% de los fuegos son iniciados por acción humana, tanto por negligencia como por causas intencionadas y que la acumulación de combustible en el monte, como consecuencia de un abandono progresivo del medio rural, son aspectos esenciales para explicar el régimen de incendios en un determinado territorio (Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino, 2006a).

    De este modo, los incendios son un elemento de perturbación considerable de los sistemas forestales, que ha ido de la mano del clima y del hombre, dejando en el inconsciente colectivo la imagen de ser una fuerza destructora imparable y desorbitada, que puede acabar con el mundo.

    La estrecha relación entre el clima y los incendios es bidireccional, en el sentido de que estos últimos pueden potenciar el cambio climático, además de ser una de sus probables consecuencias. De hecho, los incendios forestales favorecen el cambio climático al emitir gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera, al tiempo que el cambio climático está incrementando la vulnerabilidad del territorio a los incendios forestales. Entre 1970 y 2001 se emitieron, debido a los incendios, más de 100 millones de toneladas de estos gases (dióxido de carbono, monóxido de carbono y metano) en el conjunto del Estado español (Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino, 2005). Además, en el mismo período, se emitieron cerca de 24.000 toneladas de óxidos de nitrógeno. Entre 1990 y 2000, las emisiones totales de GEI de los incendios forestales alcanzaron el 1% de las emisiones totales del país, emitiéndose en Andalucía, entre 1988 y 2001 algo más de 200.000 toneladas de carbono (Consejería de Medio Ambiente, 2009c).

    El aumento de las temperaturas tendrá incidencia en la proliferación de plagas forestales, que acarreará la muerte de numerosos árboles, cuyos restos secos serán un combustible ideal para los incendios (Wang y Chameides, 2005). Además, dichos insectos pueden diseminarse con más facilidad, accediendo a zonas donde anteriormente no podían desarrollarse a causa del frío; por ejemplo, en la región sur de Alaska, en la década de los noventa, una plaga de escarabajo descortezador del abeto -Dendroctonus rufipennis- acabó con cerca de 1,6 millones de hectáreas. El escarabajo ha podido subir más al norte desde mediados de la década de 1970 y ha arrasado con aproximadamente el 50% (400.000 hectáreas) de la población adulta de los bosques de Píceas en la península de Kenai (Alaska).

    Objeto1

  • Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 5

    1 Objeto

    Escarabajo, escolítido Dendroctonus rufipennis y su efecto descortezador de los abetos.

    Fuente: Steven, A. US Forest Service. – Essick, P. National Geographic.

    Con esta combinación de calor, sequía y plagas, los incendios forestales han ido incrementando su poder destructivo en las últimas décadas. En la región ártica de Norteamérica y Rusia, el área anual quemada se ha duplicado en los últimos treinta años con respecto a las décadas anteriores. La exposición a fuegos catastróficos se ha exacerbado en las regiones árticas, así como en otras zonas del planeta, donde se ha ido acumulando materia vegetal muerta como combustible para el fuego devastador del bosque y del monte (ACIA, 2004).

    Sin embargo, este recrudecimiento de los incendios forestales no se ha limitado a estas áreas geográficas, sino que también ha afectado en las últimas décadas al mundo entero, en el que la incidencia de los mismos se ha incrementado en tamaño, frecuencia e intensidad (Duarte et al., 2006). A pesar de los esfuerzos de las administraciones en la lucha integrada contra el fuego, mediante prevención, vigilancia, extinción y restauración, los daños y perjuicios provocados por el fuego siguen siendo muy importantes, tanto en términos económicos como ambientales y humanos (IPCC, 2007). En este contexto, considerando que los estudios climáticos y los que tratan los fenómenos meteorológicos extremos muestran una clara tendencia hacia un calentamiento globalizado y un incremento de la frecuencia y la intensidad de fenómenos meteorológicos (Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino, 2005), determinantes de un comportamiento del fuego más virulento en el futuro, resulta evidente desarrollar medidas tendentes a la reducción de la vulnerabilidad al fuego y de minimización de los daños producidos a nivel autonómico.

    Andalucía está situada en un área biogeográfica de transición y es más vulnerable que otras regiones al cambio climático, lo que quizás fuera una de las causas que hizo que el gobierno andaluz fuese el primero de las Comunidades Autónomas de España que aprobase una directriz contra dicho cambio, concretamente la Estrategia Andaluza ante el Cambio Climático (Consejería de Medio Ambiente, 2002), antes incluso que lo hiciera el gobierno español en 2007.

  • Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 6

    La Estrategia tiene dos clases de objetivos: conceptuales y administrativos y, por otro lado, otros más operativos. Entre los primeros están el incrementar el conocimiento sobre los efectos del cambio climático en Andalucía y el adaptar nuestra normativa legal a la española y europea en esta materia, al tiempo que promover la coordinación entre los distintos ámbitos administrativos.

    Respecto a los objetivos más prácticos, están el análisis de cuáles serán los impactos del cambio climático en los distintos sectores socioeconómicos de Andalucía, así como el desarrollo de los distintos mecanismos políticos y administrativos que incidan en su solución.

    Para conseguir estos objetivos, la Junta de Andalucía aprobó en 2007 el Plan Andaluz de Acción por el Clima, que comprendía tres programas de trabajo: el de Mitigación (2007-2012) (Consejería de Medio Ambiente, 2007b), el de Adaptación (Consejería de Medio Ambiente, 2010) y el de Comunicación.

    El presente trabajo se encuadra en el programa de Adaptación, cuyos objetivos generales son los de analizar lo vulnerables que son los sectores socioeconómicos andaluces al cambio climático, evaluando los impactos que éste tendrá en ellos, para prevenir cuando sea posible esos efectos negativos o, cuando ya sean inevitables, adaptarse a ellos.

    Específicamente, en este documento se tratará de poner de manifiesto las modificaciones esperables en los mecanismos de generación del fuego, como consecuencia del cambio climático, así como estimar de qué manera esto generará impactos sobre la sociedad andaluza.

    1 Objeto

  • Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 7

    A la Unión Europea no le corresponden como tales las competencias en materia forestal, sino a sus Estados miembros, pero sí el legislar sobre la prevención de incendios en los bosques europeos, como ya hiciera en 1986 con el Reglamento relativo a la Protección de los Bosques comunitarios contra los Incendios, que ha sido modificado en varias ocasiones. Estos reglamentos establecen una base informativa común para toda la Comunidad en materia de incendios, a partir de la cual los Estados miembros clasificarían sus territorios en función del riesgo a los mismos.

    Igualmente, este Reglamento permitió la financiación de estudios que incidieron en la búsqueda de las causas de los fuegos, en su prevención y en los medios de extinción, con la construcción de las infraestructuras necesarias para su operatividad, vigilancia de los bosques y la formación del personal encargado de la gestión de todos estos elementos.Posteriormente se ha incidido en la labor coordinadora de la Unión Europea en esta materia de la política común contra los incendios forestales en la Comunidad.

    Por otra parte, el Libro Verde sobre Protección de los Bosques e Información Forestal en la Unión Europea tiene como objetivo general iniciar un debate que actualice la Estrategia Forestal de la UE, para que los bosques sigan cumpliendo sus funciones, tanto las ambientales como las socioeconómicas y las meramente productivas, así como evaluar los impactos que el cambio climático causará en los bosques europeos y, lógicamente, en su gestión.

    El Libro Verde parte de la situación actual de los bosques europeos, que suponen un 5% del total de los que hay en el mundo y el 42% de la superficie total terrestre de Europa, contando los bosques propiamente dichos (155 millones de hectáreas) y otras tierras boscosas (21 millones de hectáreas), habiendo crecido el volumen maderable total en los últimos sesenta años.

    Igualmente, el Libro Verde hace una caracterización socioeconómica del sector, que ocupa a dos millones de personas en la industria forestal primaria, lo que supone un 8% del valor añadido de la industria manufacturera de la madera; y en torno a los 350.000 que lo hacen en la gestión forestal. A esta buena situación económica hay que añadir las perspectivas alentadoras que indican que es posible aumentar todavía un poco más la explotación maderera, aunque necesariamente vigilando al máximo la compatibilidad entre las variables económicas, sociales y ambientales.

    Además de la situación y de las funciones de los bosques, el Libro Verde analiza las amenazas que se ciernen sobre ellos, especialmente los derivados del cambio climático, que pueden hacer peligrar las funciones de las masas forestales, haciendo también un balance de los instrumentos de protección de los que dispone la Unión Europea y sus Estados miembros.Fruto del debate que provocó el Libro Verde, la Comisión Europea se dirigió al Consejo, al Parlamento, a los Estados miembros y a las organizaciones sociales del sector para que informasen de qué políticas debería adoptar la UE en materia forestal para mantener la existencia y la funcionalidad de los bosques europeos. En este sentido, el Informe del Parlamento Europeo solicitaba a la Comisión que estableciese tres regulaciones marco, entre ellas la de prevención de incendios, incluyendo la correspondiente financiación, junto a la de la adopción de las medidas de adaptación al cambio climático y a la necesidad de proporcionar una información forestal homogénea para todo el continente europeo.

    En España, en 1968, la Ley sobre Incendios Forestales abordaba ya de manera general la problemática de los mismos en nuestro país, aunque no sería hasta 1972 cuando dicha ley

    Introducción2

  • Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 8

    se desarrollará a través del Reglamento sobre Incendios Forestales, cuyo objetivo no era otro que el establecer las normas correspondientes sobre los distintos elementos de la lucha contra el fuego, como:

    Prevención y extinción de los incendios forestales.

    Restauración de las tierras forestales objeto del fuego.

    Protección de las personas y de sus bienes que hayan sufrido los efectos devastadores del fuego, previniendo antes el riesgo de que se produzca.

    Sancionar a las personas relacionadas con el origen de los incendios.

    Muy en relación con la necesidad de la protección de los habitantes de las tierras forestales, así como de sus bienes, en 1985 se aprobó la Ley sobre Protección Civil, que incidirá en la autoprotección ciudadana como la mejor manera de enfrentarse al problema, estableciéndose un Sistema de Acción Preventiva e Informativa que canalizaría la movilización ciudadana en un contexto de participación y de solidaridad social.

    En definitiva, la ley girará en torno a la protección física de las personas y bienes ante situaciones de grandes riesgos colectivos o catástrofes naturales, estableciendo los sistemas de autoprotección, alarma, evacuación, refugio, salvamento, asistencia socio-sanitaria y restauración de los equipamientos públicos dañados.

    En 2005, el entonces Ministerio de Medio Ambiente y la Universidad de Castilla la Mancha llevaron a cabo una Evaluación Preliminar de los Impactos en España por Efecto del Cambio Climático (Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, 2005), en cuyo capítulo 12 trataba sobre los riesgos naturales de origen climático, entre ellos los incendios forestales, además de las crecidas fluviales y la inestabilidad de las laderas.

    Entrando en el apartado de los incendios, el Informe parte del diagnóstico de que la situación climática previsible adversa vendrá caracterizada por un aumento de las temperaturas y la escasez de agua, lo que tendrá como consecuencia inmediata que el combustible vegetal se reseque más y durante más tiempo, por lo que el riesgo de ignición llegará a ser muy alto y durante una mayor temporada del año. Los incendios aumentarán en virulencia, frecuencia e intensidad, debiéndose reajustar a la nueva situación climática no sólo las políticas de lucha contra incendios, sino también las de ordenación del territorio y la forestal, así como los Planes de conservación de la biodiversidad y de lucha contra la desertificación.

    De esta implicación de varios sectores se concluye que se hace necesario investigar más profundamente en las relaciones causales entre la sequía y la respuesta de la vegetación sometida a estrés en el origen del incendio y sus características. En este sentido, para prevenir la aparición del fuego, se debería acceder a escenarios climáticos con una alta resolución espacio-temporal y adecuados modelos de respuesta de la vegetación al cambio climático.

    En Andalucía, la Ley de Prevención y Lucha contra los Incendios Forestales (1999) abordó por vez primera de forma sistemática la gestión específica de los fuegos, aunque se inspiró en mucho en la Ley Forestal de Andalucía (1992) y en los decretos que la desarrollaban, como el de Prevención de Incendios Forestales (1994) y el del Plan de Lucha contra los Incendios Forestales (1995).

    Desarrollando también la Ley, en 2007 se aprobó el Plan Director de los Servicios de Prevención y Extinción de Incendios y Salvamento en Andalucía, que, partiendo del

    2 Introducción

  • Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 9

    2 Introducción

    análisis de la situación actual, establece la constitución de la Red de Parques de Bomberos, fijando sus modalidades y la dotación con la que deben contar, así como determinando criterios homogéneos para estas infraestructuras y sus equipamientos. Igualmente, el Plan Director quiere poner orden entre los distintos servicios de prevención y extinción de incendios y salvamento, pertenecientes a distintas administraciones, velando por la coordinación entre éstas, a través de los correspondientes convenios de colaboración.

    Volviendo a la Ley en cuestión, ésta define el incendio forestal como aquél que afecta a montes o terrenos forestales, atendiendo a la normativa forestal andaluza, que incluye también a los enclaves forestales integrados en terrenos agrícolas, pero que no sean árboles aislados. Y para poder actuar más eficazmente sobre los incendios, se delimita, además, una zona perimetral circundante a los terrenos forestales propiamente dichos, la Zona de Influencia Forestal, que permitirá la adopción de medidas preventivas más amplias.

    El objetivo principal de la ley es proteger a los montes y los terrenos forestales de los incendios, protegiendo, al mismo tiempo, a las personas y a sus bienes, para lo cual promoverá una política activa de prevención de los incendios y de su propagación, así como de la restauración de aquellos suelos afectados.

    Partiendo de la base de que esta lucha contra todo lo que suponen los incendios afecta a todos los ciudadanos, y muy especialmente a los que se benefician de los recursos forestales y del monte, la Ley da mucha importancia a la colaboración ciudadana, a la que considera obligatoria, en el contexto más amplio de la protección civil. En este sentido, regula la participación social, canalizando la colaboración de los propietarios forestales, vecinos, asociaciones y entidades locales a través de la creación de figuras como las de la Agrupación de Defensa Forestal, ya prevista en la Ley Forestal de Andalucía, o la constitución de los Grupos Locales de Pronto Auxilio.

    La planificación se llevará a cabo a través de instrumentos legales específicos, diferentes en los dos ámbitos de actuación, el de la prevención y el de la lucha contra los incendios forestales.

    Respecto a la prevención, ésta se hace a través de los Planes de Ordenación de los Recursos Naturales, contemplados también en la Ley Forestal de Andalucía; en cuanto al ámbito de la lucha contra los incendios forestales, ésta se hará a través de programas específicos andaluces, como el Plan de Emergencia por Incendios Forestales de Andalucía y el Plan de Autoprotección por Incendios Forestales.

    El Plan de Emergencia se aprobó en 2010 teniendo una vigencia indefinida, viniendo a establecer el procedimiento adecuado de la extinción de incendios. Este Plan se aprobó en el mismo Decreto de la Consejería de Presidencia, de la Junta de Andalucía, en el que se modificaba el Reglamento de Prevención y Lucha contra los Incendios Forestales de 2001.

    En esta planificación andaluza, guardando relación con el principio de la obligatoriedad de la colaboración ciudadana expuesta anteriormente, se crea la Tasa de Extinción de Incendios Forestales, que hace repercutir en los propietarios de los montes los gastos derivados de la gestión de la prevención y de la lucha contra los incendios, aunque fijando límites correctores que impidan situaciones irracionales de cofinanciación.

    Y al igual que se fijaba en la Ley de Prevención y Lucha contra los Incendios Forestales, estos instrumentos de planificación contemplan un régimen sancionador que penaliza a todos aquellos que, por acción u omisión, contribuyan a que se produzcan los fuegos en nuestros montes y bosques.

  • Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 10

    Objetivos, alcance y limitaciones3

    El presente trabajo pretende establecer el marco de referencia que permita iniciar el proceso de evaluación de los impactos del cambio climático sobre la dinámica de los incendios forestales en Andalucía. Por un lado, se han reseñado aquellos factores meteorológicos y climáticos cuya dinámica será presumiblemente alterada por el cambio climático y que suponga, a priori, un aumento de la vulnerabilidad bruta frente a los incendios forestales. Por otro, se han identificado y caracterizado los aspectos potencialmente más afectados con el fin de proyectar mecanismos adecuados para su correcta adaptación.

    En concreto, los objetivos del presente trabajo son:

    describir las características de los incendios forestales ocurridos en Andalucía en las últimas décadas, mediante la explotación de la base de datos más completa y sistemática disponible.

    describir los distintos mecanismos existentes en la actualidad para la evaluación de la ocurrencia de incendios y, en la medida de lo posible, emplearlos para establecer un escenario futuro de incendios forestales en Andalucía.

    describir las consecuencias de los incendios forestales en los ecosistemas, así como sus impactos socioeconómicos actuales, y realizar una previsión de lo que ocurrirá en el futuro,

    describir las necesidades de investigación, para entender mejor la dinámica de los incendios, y proponer medidas para una adaptación a tenor de la influencia del cambio climático sobre dicho comportamiento.

    Con objeto de dar respuesta a los objetivos planteados, se ha articulado el presente trabajo en distintos capítulos, partiendo de los dos primeros, que inciden en la importancia del cambio climático en sí y en la respuesta de la Junta de Andalucía a esa nueva situación climática, con un análisis del contexto internacional y nacional en la que ésta se enmarca.

    El capítulo siguiente es el de la metodología, que parte de un modelo conceptual de vulnerabilidad, que se descompone en tres elementos básicos: exposición, sensibilidad y capacidad de adaptación.

    Seguidamente, el análisis de los escenarios regionalizados de cambio climático permitirá conocer el patrón espacio-temporal de los incendios forestales en Andalucía y su evolución, de manera que se pueda relacionar la situación actual con el clima pasado, y en función de los resultados de los modelos de clima, determinar el comportamiento futuro. No obstante, esta previsión tiene ciertas dificultades, tanto respecto al ámbito espacial como al temporal.

    Y es que, respecto a las variables espaciales, los incendios dependen tanto de procesos a escala de sitio, como a escala de paisaje. La ignición, por ejemplo, depende de que coincida espacialmente la fuente del fuego con material vegetal suficientemente seco como para prender, mientras que la propagación depende de parámetros estructurales de las formaciones vegetales, como el grado de continuidad o fragmentación de las manchas del paisaje.

    Por otro lado, es preciso atender a la dificultad del análisis de la dinámica y las características de los incendios forestales en un contexto climático cambiante, considerando que los

  • Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 11

    vectores causales del fenómeno del fuego abarcan desde factores meteorológicos de muy corto plazo (como las descargas de rayos) hasta mecanismos de acumulación de combustible dependientes de períodos climáticos relativamente largos. Es decir, que para establecer una imagen del patrón de incendios en Andalucía en 2050, y sus impactos asociados, se han de simplificar forzosamente los procesos dinámicos de los que dependen: régimen de precipitaciones, velocidad de desecación de la vegetación, sucesión vegetal, recurrencia de incendios, etc.

    La caracterización del régimen de incendios en Andalucía, confeccionada a través de la información proporcionada por la Consejería de Medio Ambiente, permitirá evaluar su evolución en las últimas décadas, así como el número de siniestros originados, la superficie afectada y los índices de riesgo.

    Tras la caracterización de los escenarios climáticos para el año objetivo 2050, se realizará una evaluación de la vulnerabilidad, a través del estudio de los procesos que relacionan clima e incendios, describiendo los principales factores que controlan los fuegos forestales, utilizando índices bioclimáticos para determinar la vulnerabilidad.

    Una vez concluido el análisis de la vulnerabilidad, cabe hacer la identificación y valoración de impactos, tanto sobre el ámbito espacio-temporal de los incendios, como sobre las personas, la economía y el medio ambiente de los lugares donde se producen.

    Como consecuencia de esta identificación, se puede realizar finalmente una propuesta de medidas de adaptación y líneas de investigación, que permitirá reducir el daño potencial creado por el fuego en Andalucía en el marco del cambio climático.

    3 Objetivos, alcance y limitaciones

  • Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 12

    Metodología4

    Según la definición del IPCC (2001), la adaptación es el conjunto de iniciativas y medidas llevadas a cabo para reducir la vulnerabilidad de los sistemas naturales y humanos ante los efectos reales o esperados del cambio climático.

    El objetivo del Programa Andaluz de Adaptación al Cambio Climático y sus planes sectoriales es el establecimiento de este conjunto de iniciativas y medidas (medidas de adaptación). Para ello, y en base a esta definición, es necesario analizar la vulnerabilidad y conocer los impactos asociados al cambio climático de cada uno de los sectores de interés, en este caso, en lo relativo a los Incendios Forestales en Andalucía.

    Partiendo de la caracterización climática de la región que se expone en el apartado 5 y siguiendo la metodología planteada en el Programa Andaluz de Adaptación al Cambio Climático, el presente trabajo desarrolla dos objetivos fundamentales: por un lado, un análisis de la vulnerabilidad del los Incendios Forestales frente al cambio climático y por otro, plantear una serie de medidas de adaptación para el sector.

    En 2001, el IPCC expone la siguiente definición de vulnerabilidad en el contexto del cambio climático: “Vulnerabilidad es el grado en que un sistema, subsistema o componente de ellos es susceptible o incapaz de afrontar los efectos adversos del cambio climático, incluyendo la variabilidad climática y fenómenos extremos”.

    En base a esta definición, se puede decir que los estudios de vulnerabilidad proporcionan una idea de la susceptibilidad o predisposición intrínseca a sufrir un daño o una pérdida, de los elementos expuestos a un peligro. Además, introduce también la necesidad de llevar a cabo medidas de adaptación debido a la incapacidad del sistema de hacer frente a los efectos negativos del cambio climático.

    Esquema Metodológico

    Para evaluar la vulnerabilidad se ha desarrollado una metodología basada en el desarrollo del IPCC (2001) y en lo ilustrado por Schröter et al. (2004).

    Figura 1. Modelo conceptual de vulnerabilidad.

    Fuente: Adaptado de Schröter et al. (2004).

    Exposición Sensibilidad

    Impacto Potencialy Susceptibilidad

    Capacidad de Adaptación

    Vulnerabilidad

  • Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 13

    La vulnerabilidad, entendida como una medida del daño potencial que se producirá en el futuro, puede descomponerse en los siguientes tres elementos:

    Exposición

    Especifica el cambio proyectado del clima que va a afectar al sistema y por tanto, indica el grado en que un sector o sistema (en este caso el forestal) está expuesto a estímulos externos que actúan sobre el mismo. Los estímulos son los asociados al cambio climático en cualquiera de sus componentes: subida de temperatura, pérdida de precipitaciones, elevación del nivel del mar, etc. A mayor exposición, mayor vulnerabilidad.

    Sensibilidad

    Hace referencia a la reacción del sistema ante el cambio climático, es decir, es el grado de afectación del sector. Cuanto más sensible es un sistema, mayor es la magnitud de la respuesta adversa ante un cambio y, por lo tanto, mayor será su vulnerabilidad.

    Capacidad de adaptación

    Define la habilidad de un sistema para ajustarse a los cambios del clima con objeto de reducir daños potenciales, aprovechar oportunidades y hacer frente a las consecuencias derivadas del mismo. Mide el grado en el que un sistema está mejor preparado para afrontar su exposición al cambio y la sensibilidad del mismo en el nuevo contexto climático. La mayor parte de los estudios de vulnerabilidad revelan la dificultad de evaluar la capacidad de adaptación debido a la complejidad en la toma de decisiones así como la incertidumbre en la evolución de contexto físico, social y económico.

    Relacionado con este esquema metodológico, el estudio realizado para la Unión Europea Design of guidelines for the elaboration of regional climate change adaptation strategies (Ribeiro et al., 2009), utiliza la siguiente relación entre estos términos:

    Una gran parte de los análisis de vulnerabilidad se construye analizando estos tres términos. Algunos de ellos agrupan el término de exposición y sensibilidad y diferencian así entre vulnerabilidad bruta y neta. La vulnerabilidad bruta la conforman los términos de exposición y sensibilidad y es entendida como un indicador de la susceptibilidad potencial del sistema ante impactos adversos antes de la aplicación de las medidas de adaptación. Por otro lado, la capacidad de adaptación refleja el grado en que el sistema puede contrarrestar la vulnerabilidad bruta asociada al mismo. La integración de los tres componentes es lo que se define como vulnerabilidad neta.

    Un sistema puede tener una vulnerabilidad bruta alta y una vulnerabilidad neta moderada debido a su elevada capacidad de adaptación o por el contrario, una alta vulnerabilidad neta asociada a una limitada capacidad de adaptación.

    Vulnerabilidad = Función [exposición (+); sensibilidad (+); capacidad de adaptación (-)]

    4 Metodología

  • Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 14

    Opciones de Adaptación

    La capacidad de adaptación es diferente entre sectores, además de cambiante, dependiendo de las opciones y los recursos disponibles para su desarrollo. A nivel teórico, las opciones de adaptación se clasifican como aquellas que:

    1. Soportan el daño: sucede cuando los afectados no tienen capacidad de responder o cuando los costes de la adaptación son considerados altos en relación a los daños previstos.

    2. Comparten el daño: reconstrucción y rehabilitación mediante inversión pública o seguros.

    3. Modifican la amenaza: suelen abarcar obras de infraestructura como presas y diques para la contención de la subida del nivel del mar o inundaciones.

    4. Previenen los efectos: en agricultura, por ejemplo, el control del riego o del uso de fertilizantes y el control de enfermedades y plagas.

    5. Cambian de uso: como por ejemplo, los cambios de forma de riego o de cultivo.

    6. Cambian la localización: traslado de áreas de mayor a menor aridez.

    7. Promueven la investigación: son las que permiten avanzar en investigación sobre nuevas tecnologías y nuevos métodos de adaptación.

    8. Promueven la educación, información y cambio de comportamiento.

    Tipos de respuestas adaptativas

    Cada sector o sistema requiere un paquete de medidas de adaptación diferente atendiendo a las diferentes opciones y posibilidades del mismo. Las respuestas adaptativas pueden ser de tipo autónomo o planificado. Las primeras son aquellas que se llevan a cabo en el momento en que tienen lugar los impactos y las planificadas son las que atienden al principio de prevención. Las medidas recogidas en este trabajo son medidas planificadas, las cuales permitirán que el sector Seguro sea menos vulnerable y como consecuencia, se minimicen los impactos asociados.

    Sin embargo, la adaptación autónoma será requerida en su momento debido a la imposibilidad de predecir con exactitud la vulnerabilidad del sector y los impactos futuros.

    La adaptación planificada procura una mayor capacidad de minimizar daños potenciales y maximizar las oportunidades que se puedan presentar. Para ello, las medidas de adaptación planificadas deberán tener asociadas estudios de viabilidad económica integrales que permitan tomar las decisiones más eficientes en los momentos adecuados. Para asegurar la elección de las mejores opciones adaptativas deben tenerse en cuenta los siguientes criterios:

    Minimizar los mayores daños o pérdidas.

    Maximizar las menores oportunidades o ganancias.

    Minimizar los (mayores) costes por la elección de la alternativa incorrecta.

    Primar objetivos para minimizar daños o pérdidas y maximizar las oportunidades o ganancias.

    4 Metodología

  • Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 15

    El objetivo de este apartado es la comparación de las características climáticas de Andalucía, en una situación previa al desarrollo de las políticas de mitigación y adaptación al cambio climático (datos de la serie 1961–1990) y en una situación futura marcada por el año horizonte 2050, atendiendo a estudios previos y a la duración mínima de las series climáticas (30 años), en línea del análisis de Moreira (2008).

    Mediante el uso de los sistemas de SIG, se han elaborado para Andalucía, mapas de precipitación anual y de temperatura media máxima y mínima anual tanto para la serie climática 1961-1990 (periodo de referencia) como para el año horizonte 2050 bajo los escenarios A2 y B2. En el Anejo 3 se incluye información relativa al concepto de escena-rio de emisiones y a las características de los escenarios seleccionados.

    Para los mapas asociados a la serie 1961-1990, se han interpolado los datos de precipitación anual y temperatura media máxima y mínima anual obtenidos de los modelos desarrollados por la Agencia Estatal de Meteorología (Brunet et al., 2009; Ribalaygua et al., 2008). Para la elaboración de los mapas del año horizonte 2050 correspondientes a los escenarios A2 y B2 se han usado datos modelizados obtenidos del trabajo que la Fundación para la Investigación sobre el Clima realizó para la Consejería de Medio Ambiente en 2006 (FIC, 2006).

    Como dichos datos se corresponden con las observaciones puntuales de temperaturas y precipitación de estaciones meteorológicas del territorio andaluz, en un SIG, se ha aplicado el método geoestadístico Kriging para la obtención de mapas de superficie. Este método interpola los datos puntuales de las estaciones al resto del territorio (Peña, 2006). Los resultados obtenidos se explican a continuación:

    5.1. Temperaturas medias de las máximas y mínimas anuales y precipitación anual

    5.1.1. Temperatura media de las máximas anuales

    Las isotermas de las máximas anuales durante el periodo 1961-90 presentan unos rangos de temperatura entre 26 a 27ºC en la zona central del Valle del Guadalquivir, y entre 21 a 22ºC en la Sierra de Segura y Altiplanicie Norte (Figura 2). En este caso, las máximas más frías coinciden con las mínimas más frías. Sin embargo, las máximas más elevadas no se producen en el mismo espacio geográfico que las mínimas más elevadas, que en este caso se producen en las tierras centrales del Valle del Guadalquivir.

    Las temperaturas medias de las máximas anuales modelizadas para el año 2050 bajo el escenario A2 presentan un aumento respecto a 1961-90 de 2,8ºC de promedio. En el Valle del Guadalquivir, el umbral de temperatura máxima se ha estimado en 29 a 30ºC, mientras que en la Sierra de Segura y Altiplanicie Norte se dibuja la isoterma de 24 a 25ºC.

    Análisis de los escenarios regionalizados de cambio climático

    5

  • 5 Análisis de los escenarios regionalizados de cambio climático

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 16

    Figura 2. Temperatura media (ºC) de las máximas en 1961-90 y 2050 (A2 y B2).

    Bajo el escenario de emisiones B2, las temperaturas máximas modelizadas son, en promedio, 0,25ºC más bajas respecto al escenario de emisiones A2. No obstante, existen diferencias, tanto al alza como a la baja, según las distintas localizaciones. En líneas generales, las máximas más elevadas, localizadas en el Valle del Guadalquivir, presentan una tendencia a la baja en el escenario B2 respecto al A2, mientras que en donde las máximas son más frías, éstas se muestran más elevadas en el B2 respecto al A2.

    5.1.2. Temperatura media de las mínimas anuales

    Las temperaturas medias de las mínimas anuales correspondientes al periodo 1961-90 oscilan entre 7 - 8ºC en la zona de Sierra de Segura en Jaén y Altiplanicie Norte en el área septentrional de Granada, y 14 - 15ºC en el litoral atlántico de Cádiz. En líneas generales, se puede confirmar el efecto atemperador de las aguas marinas, siendo más suaves y cálidas las temperaturas mínimas en todo el litoral andaluz, mientras que las tierras más alejadas y aisladas del mar, tanto por distancia, como por la existencia de obstáculos orográficos, se ven afectadas por unas mínimas más extremas y frías.

    16 - 17

    20 - 21

    18 - 19

    17 - 18

    21 - 22

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    30 - 31

    19 - 20

    1961-90

    2050 (A2)

    2050 (B2)

    Fuente: Elaboración propia.

  • 5 Análisis de los escenarios regionalizados de cambio climático

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 17

    Fuente: Elaboración propia.

    1 - 2

    6 - 7

    4 - 5

    3 - 4

    2 - 3

    7 - 8

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    5 - 6

    2050 (A2)

    1961-90

    2050 (B2)

    En cuanto a las mínimas modelizadas para el año 2050 bajo el escenario de emisiones A2, éstas presentan un aumento generalizado respecto a las registradas en el periodo 1961-90, en torno a 2,5ºC. El patrón espacial que seguirían las mínimas es igual que en la actualidad, siendo más suaves en las zonas costeras y más frías en las zonas serranas o muy continentalizadas.

    Las temperaturas medias de las mínimas modelizadas para el 2050 bajo el escenario B2 son algo superiores que para el A2, con diferencias que oscilan entre 0,3ºC aproximadamente en las áreas de mínimas más bajas, como la Sierra de Segura, y 0,7ºC en las tierras con mínimas más elevadas (Figura 3).

    Figura 3. Temperatura media (ºC) de las mínimas en 1961-90 y 2050 (A2 y B2).

  • 5 Análisis de los escenarios regionalizados de cambio climático

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 18

    5.1.3. Precipitación anual

    La precipitación anual presenta una distribución espacial que difiere entre Andalucía Oriental y Occidental (Figura 4). Durante el periodo 1961-90, la provincia de Almería es la que se ve sometida a una escasez mayor de precipitaciones, marcada por la isoyeta de los 200 mm anuales y con localizaciones en donde las precipitaciones no llegan a superar los 140 mm.

    Figura 4. Precipitación anual (mm) en 1961-90 y 2050 (A2 y B2).

    Por el contrario, en la Janda y la Campiña de la provincia de Cádiz, así como en la Serranía de Ronda en Málaga, se llegan a sobrepasar en determinadas localizaciones más de 1.000 mm anuales, estando la zona bajo la isoyeta de 700 mm.

    Bajo el escenario A2, para el año 2050, los valores de precipitación anual modelizados indican una tendencia a la disminución para el conjunto de la región. También bajo este escenario se repiten las zonas con los máximos y mínimos pluviométricos de toda Andalucía, así como otros sectores destacados por su mayor precipitación respecto a su entorno, como es el caso de la Sierra de Aracena en Huelva, o la Sierra de Segura en Jaén.

    Fuente: Elaboración propia.

    1961-90

    2050 (A2)

    2050 (B2)

    100 - 200

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    700 - 800

    900 - 1.000

    400 - 500

  • 5 Análisis de los escenarios regionalizados de cambio climático

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 19

    Bajo el escenario B2, la tendencia para la precipitación también muestra una reducción respecto a 1961-90, aunque más moderada que la del escenario A2. El esquema espacial de la pluviometría anual también es el mismo, aunque en este caso, algunas zonas como el litoral almeriense, presentan una disminución de la precipitación más acusada incluso que en el escenario A2. Es decir, allí donde la precipitación es menor, la modelización realizada indica un descenso más drástico en el B2 que en el A2.

    5.2. Aumento de temperaturas y variación de la precipitación en 2050 respecto a 1961-90

    5.2.1. Aumento de las temperaturas medias de las máximas anuales

    En la siguiente figura se ha reflejado el aumento de las temperaturas máximas en el año 2050 respecto al periodo de referencia 1961-90, bajo el escenario de emisiones A2 y B2, respectivamente.

    Figura 5. Aumento de temperatura máxima (ºC) modelizada para el 2050 (A2 y B2) respecto a 1961-90.

    Los aumentos más importantes se han modelizado en las áreas más continentalizadas; bajo el escenario A2, el norte de la provincia de Córdoba y algunas tierras septentrionales de Jaén se encuentran bajo la isoterma que representa un aumento de 3,5 a 4ºC. Bajo el escenario B2, son las provincias de Jaén, en el extremo nororiental, y el noreste de Granada, en donde se prevé que se produzca el mayor aumento de temperatura, que oscilaría entre 3 a 3,5ºC.

    Las zonas litorales son las que se verían menos afectadas por el ascenso de las temperaturas máximas, con rangos entre 1,5 a 2ºC en el litoral mediterráneo y 2 a 2,5ºC en el litoral atlántico bajo el escenario A2. Bajo el escenario B2, el umbral de 1,5º a 2ºC se sitúa sobre las aguas atlánticas gaditanas, mientras que el resto de las zonas costeras estarían expuestas a un aumento térmico en 2050 entre 2 y 2,5ºC.

    10,5 43 3,52,521,5

    2050 (A2) 2050 (B2)

    Fuente: Elaboración propia.

  • 5 Análisis de los escenarios regionalizados de cambio climático

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 20

    El patrón seguido para la magnitud del cambio respecto a las temperaturas máximas presenta una gradación norte-sur, con aumentos de casi 4ºC hasta 0,5ºC en las zonas meridionales litorales, tanto para el escenario A2 como para el B2.

    Entre ambos escenarios las diferencias no son considerables, si bien bajo el escenario B2 los cambios son algo más modestos.

    5.2.2. Aumento de las temperaturas medias de las mínimas anuales

    Las temperaturas mínimas presentan el mismo esquema espacial que las temperaturas máximas (Figura 6), con una gradación desde las costas, en donde los aumentos son moderados, hacia las tierras interiores, en donde los aumentos son más significativos.

    Es probable que las temperaturas mínimas aumenten, bajo el escenario A2, entre 1ºC en la costa malagueña y 3ºC en el norte de las provincias de Córdoba y Jaén.

    Bajo el escenario B2, la magnitud del cambio térmico se ha modelizado entre 1,5ºC en toda la mitad meridional de la comunidad, y 2,5ºC en la mitad septentrional, con un cambio respecto a 1961-90 caracterizado por una relativa homogeneidad para el conjunto del territorio regional.

    Figura 6 Aumento de temperatura mínima (ºC) modelizada para el 2050 (A2 y B2) respecto a 1961-90.

    5.2.3. Variación de la precipitación anual

    La precipitación modelizada para el año 2050 presenta tendencias opuestas según los distintos territorios de la Comunidad, que apuntan tanto a un descenso de las mismas como a un aumento respecto a 1961-90 (Figura 7).

    Bajo el escenario A2, en Andalucía Occidental se prevé, en líneas generales un descenso de la precipitación en 2050, que oscilaría entre -250 mm en el noreste de la provincia de Cádiz, y -50 mm, afectando este umbral a las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz. Por el contrario,

    10,5 43 3,52,521,5

    2050 (A2) 2050 (B2)

    Fuente: Elaboración propia.

  • 5 Análisis de los escenarios regionalizados de cambio climático

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 21

    en Andalucía Oriental se prevé un aumento de las precipitaciones, siendo Almería la provincia que alcanzaría los aumentos más elevados, llegando a superarse en algunas estaciones unos aumentos superiores a los 100 mm anuales. En Granada, la precipitación se mantendría en el mismo orden de magnitud, con un aumento generalizado en su mitad nororiental y una disminución moderada en la mitad suroccidental.

    Figura 7. Variación de la precipitación (mm) en el año 2050 (A2 y B2) respecto a 1961-90.

    Bajo el escenario B2, los resultados muestran un descenso general de las precipitaciones para toda la Comunidad de Andalucía, a excepción del norte de Granada, en donde se observan algunos observatorios en donde la precipitación aumenta de manera modesta. En general, la mayor parte del territorio andaluz se encuentra bajo la isolínea de disminución de 0 a -50 mm. Únicamente en la provincia de Cádiz (Sierra de Grazalema) y en el norte de Sevilla se observan descensos más acusados.

    Fuente: Elaboración propia.

    -500 -100-300 100 350-400 0-200 200 450-450 -50-250 150 400-350 50 300-150 250

    2050 (A2) 2050 (B2)

  • Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    6

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 22

    6.1. Introducción

    En el presente apartado, se ha realizado una caracterización del régimen de incendios en Andalucía, basado en la base de datos de incendios proporcionada por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía (Consejería de Medio Ambiente, 2009a). Dicha información ha sido empleada para determinar la evolución, en las últimas décadas, del número de siniestros registrados así como de la superficie afectada. Además, se ha analizado la causalidad de los incendios en el territorio autonómico y se ha caracterizado el tipo de vegetación afectada.

    Mediante el uso de los datos publicados de la base de datos de incendios forestales EGIF, (Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, 2009), se ha aprovechado para evaluar alguno de los parámetros antes citados a nivel estatal, facilitando la contextualización del fenómeno de los incendios forestales en Andalucía en el marco nacional.

    Se ha caracterizado el clima en Andalucía mediante metodologías distintas, tratando de establecer relaciones entre el patrón espacio-temporal de incendios y el clima reinante en distintos momentos. Se considera clave conocer la relación entre el clima y el patrón de incendios en el pasado, para poder realizar análisis de vulnerabilidad e impactos de los fuegos en el marco del cambio climático que se está registrando.

    A modo introductorio, cabe reseñar que existen estudios análogos al aquí presentado, referidos a distintos lugares del planeta que parecen ser coincidentes en mostrar que, en las últimas décadas, las temperaturas más cálidas registradas parecen estar determinando un aumento de la duración e intensidad de la estación de incendios y de la superficie afectada (Stocks et al., 1998; Flannigan et al., 2000; Running, 2006; University of Arizona, 2006; Flannigan et al., 2005). Así por ejemplo, en el oeste de Estados Unidos desde 1986, los veranos han sido más largos y más calurosos y han tenido, como consecuencia, un aumento por cuadriplicado del número de incendios y por sextuplicado de la superficie afectada en comparación con el periodo 1970-1986 (Westerling et al., 2006).

    6.2. Estadísticas de incendios forestales

    A continuación se presentan de manera gráfica los principales resultados del análisis de la base de datos histórica de incendios en Andalucía (periodo 1961-2008). Como se ha comentado anteriormente, el objetivo es conocer cuál es el patrón de incendios en el territorio autonómico de forma que se puedan realizar predicciones a futuro del mismo en función del cambio climático. Es importante recalcar, no obstante, que todos los análisis realizados a continuación se basan exclusivamente en la explotación de la base de datos de incendios que, pese a informar de ciertas tendencias generales, puede generar un sesgo en la interpretación de la realidad, pues no se han considerado paralelamente los cambios socioeconómicos, demográficos y paisajísticos, de las políticas forestales y de lucha contra el fuego producidos en este tiempo.

    El análisis de la base de datos de incendios en Andalucía permite entender la dinámica temporal y espacial de este fenómeno en las últimas cinco décadas. Para ello, ha sido necesario recopilar la información disponible de distintas fuentes publicadas, tanto a nivel

  • 6 Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 23

    Fuente: Elaboración propia a partir de Consejería de Medio Ambiente (2009a).

    andaluz como a nivel estatal. La base de datos cuenta con información relativa al número de siniestros (incendios registrados independientemente de su tamaño), superficies quemadas (ya sean arboladas, de matorral o no arboladas) y en algunos años, número de grandes incendios (más de 100 ha o más de 500 ha). Asimismo, se han recopilado los datos disponibles de las valoraciones económicas de las pérdidas asociadas a incendios forestales.

    Las principales fuentes de información son la Dirección General de Bosques del Ministerio de Medio Ambiente y la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Se han completado también con datos de los respectivos institutos de estadística y de las memorias forestales colgadas en las páginas web de dichas instituciones, así como del Plan INFOCA.

    6.2.1. Número de siniestros

    En términos generales, se observa un incremento continuado en el número de siniestros desde que se tiene registro. Esta tendencia se observa tanto a nivel autonómico como nacional, siendo más patente en este último caso (Figuras 8 y 9). Así, mientras que el número de incendios registrados en España ha ido aumentando durante las últimas décadas, hasta estabilizarse en torno a 20.000 siniestros anuales desde el principio del siglo, en Andalucía se ha producido una estabilización en torno a 1.000 incendios anuales desde finales de la década pasada. Aunque no se presenten los datos por ser redundantes, esta tendencia, se observa tanto para el número de conatos (siniestros de menos de una hectárea) como de incendios (mayores de una hectárea).

    Figura 8. Evolución del número de siniestros anuales registrados en Andalucía 1968-2008.

    Núm

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    1968

    1970

    1974

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    1976

    1980

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    1990

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    1994

    2000

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    2008

  • 6 Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 24

    Figura 9. Evolución del número de siniestros anuales registrados en España 1961-2006.

    Núm

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    1964

    1973

    1982

    1991

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    1967

    1976

    1985

    1994

    2003

    1970

    1979

    1988

    1997

    2006

    Fuente: Elaboración propia a partir de Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (2009).

    La Figura 10 representa de nuevo la evolución del número de siniestros acaecidos en España junto con un ajuste lineal que muestra una buen nivel de significación (R2 = 0,84). Se observa que durante la década de los sesenta, el promedio de incendios se sitúa en torno a los 1.700 siniestros mientras que en los setenta, asciende hasta los 4.000. Dicho incremento continúa de manera lineal hasta la década actual, donde pese a existir una mayor variabilidad interanual, el promedio de siniestros está cercano a los 20.000 anuales, lo que supone del orden de diez veces más que al principio del periodo analizado.

  • 6 Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 25

    1961

    1964

    1973

    1982

    1991

    2000

    1967

    1976

    1985

    1994

    2003

    1970

    1979

    1988

    1997

    2006

    6.2.2. Superficie forestal afectada

    En contraposición a lo observado con el número registrado de incendios, la evolución de la superficie anual quemada es diferente, no apreciándose claramente una tendencia homogénea. En Andalucía (Figura 11), la superficie anual promedio del periodo 1968-2008 recorrida por incendios se sitúa en 15.000 hectáreas, si bien presenta una elevada heterogeneidad interanual. Por ejemplo, mientras el conjunto de los tres peores años (1975, 1991 y 2004) en términos de área quemada suponen el 25% del total de la superficie afectada en el periodo (600.000 ha), hay hasta una decena de años con registros inferiores a las 5.000 hectáreas afectadas. A nivel estatal, (Figura 12), se constata un incremento progresivo de la superficie forestal incendiada entre los años 60 y 80, momento a partir del cual se alcanza una situación como la actual, caracterizada por su enorme variabilidad anual. En términos generales, puede decirse que a partir del año 1996 y hasta la actualidad, se ha reducido la superficie recorrida por el fuego, con la excepción del año 2004, respecto de las décadas de los ochenta y noventa. Esto se pone de manifiesto claramente en la Figura 13 en la que se observa un descenso cercano a las 100.000 hectáreas entre los valores de media móvil del periodo 1980-1995 y 1996-2007.

    Fuente: Elaboración propia a partir de Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (2009).

    Figura 10. Evolución del número de siniestros anuales registrados en España 1961-2006. Ajuste lineal.

    Núm

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    0

    20.000

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    R2 = 0.8409

  • 6 Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 26

    Fuente: Elaboración propia a partir de Consejería de Medio Ambiente (2009a).

    Fuente: Elaboración propia a partir de Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (2009).

    Figura 11. Evolución de la superficie anual incendiada en Andalucía 1968-2008.

    Figura 12. Evolución de la superficie anual incendiada en España 1961-2008.

    Sup

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    1986

    1992

    2000

    1976

    1974

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    1988

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    Sup

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    1964

    1976

    1985

    1994

    1967

    1979

    1988

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    1973

    1970

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    2003

    2004

    2006

  • 6 Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 27

    Figura 13. Evolución de la media móvil de rango cinco años de la superficie forestal afectada por incendios en España 1961-2008.

    Fuente: Elaboración propia a partir de Consejería de Medio Ambiente (2009a).

    Fuente: Elaboración propia a partir de Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (2009).

    Núm

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    1969

    -197

    3

    1981

    -198

    5

    1993

    -199

    7

    1973

    -197

    7

    1985

    -198

    9

    1997

    -200

    1

    La información contenida en la base de datos de incendios, permite también observar la evolución de la superficie afectada por tipo de cubierta vegetal. Las Figuras 14 y 15 presentan estos datos para Andalucía de manera porcentual y absoluta, respectivamente.

    Figura 14. Evolución de la proporción de superficie forestal arbolada y no arbolada afectada por incendios en Andalucía 1968-2008.

    1968

    1970

    1978

    1984

    1990

    1998

    1972

    1980

    1986

    1992

    2000

    1976

    1974

    1982

    1988

    1996

    1994

    2002

    2004

    2008

    2006

    100%

    60%

    20%

    80%

    40%

    0%

    Matorral

    Arboladoa

  • 6 Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 28

    La proporción de matorral incendiado suele ser mayor que la de arbolado, aunque se registra una variabilidad anual importante. Además, no parece existir ninguna relación evidente entre la superficie total recorrida por el fuego y la distribución de ésta por tipo de cubierta. Así, hay años muy malos en términos de superficie afectada en los que las proporciones de matorral y arbolado son, indiferentemente, 25 y 75% de un tipo y de otro (1975 y 1980, por ejemplo); esto también sucede en años con poca superficie recorrida (1987 y 2006).

    Figura 15. Evolución de la superficie forestal afectada por incendios en Andalucía según tipo de cobertura. Superficies expresadas en hectáreas 1968-2008.

    Por último, se ha plasmado en un mismo gráfico (Figura 16) la información combinada de número de incendios y superficie quemada. Los últimos años de la década de los sesenta y los setenta, se caracterizan por un bajo número de siniestros y una elevada variabilidad en la superficie afectada. En la década de los ochenta se duplica el número de incendios, aumentándose en proporción la superficie afectada, si bien, el rango de variabilidad del territorio quemado se mantiene en el mismo orden de magnitud que en el periodo precedente. En los noventa se amplía la variabilidad anual del número de incendios, aunque son al menos tan numerosos como en los ochenta. La mitad de los años de la década suponen valores máximos de incendios en el registro existente, a pesar de lo cual, la superficie afectada no aumenta respecto del periodo 1980-1989, volviendo a los valores de los setenta. El que haya más incendios, pero que éstos no afecten a tanta superficie como antaño, puede interpretarse en términos de mejora de la efectividad de las tareas de extinción, que permiten extinguir fuegos antes de que produzcan demasiado daño. Finalmente, en la década actual se observa un comportamiento parecido a la década de los noventa aunque con valores menores de número de incendio y superficie afectada. Esto puede explicarse en base a que las tareas de

    Matorral

    Arboladoa

    0

    50.000

    30.000

    70.000

    20.000

    10.000

    60.000

    40.000

    1968

    1970

    1978

    1984

    1990

    1998

    1972

    1980

    1986

    1992

    2000

    1976

    1974

    1982

    1988

    1996

    1994

    2002

    2004

    2006

    2008

    Fuente: Elaboración propia a partir de Consejería de Medio Ambiente (2009a).

  • 6 Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 29

    extinción siguen aumentando su eficacia y las tareas preventivas permiten reducir el número de igniciones. Los tres años más virulentos desde el punto de vista de la superficie afectada anteriormente comentados, destacan en la parte derecha de la gráfica confirmando que la contribución de los grandes incendios en el reparto total de hectáreas quemadas es muy relevante (Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino, 2005).

    Figura 16. Relación entre número de siniestros y superficie forestal arbolada en Andalucía por década 1968-2008.

    6.2.3. Distribución espacial de los incendios

    Se ha tratado de caracterizar la distribución espacial de los incendios forestales en Andalucía con el objeto de identificar zonas especialmente afectadas o patrones de distribución concretos que pudieran informar sobre la relevancia de alguna interacción con el clima, la topografía o la vegetación. Este trabajo supuso analizar de manera combinada, mediante métodos de estadística multivariante, distintas cartografías relativas a las variables a considerar. Sin embargo, dada la variabilidad anual comentada anteriormente en el número de incendios y su extensión, así como su localización (Figura 17), no se obtuvieron resultados concluyentes, por lo que se ha optado por realizar un reconocimiento de la realidad mediante descriptores más sencillos. En la actualidad hay en marcha un proyecto para elaborar una cartografía histórica de incendios forestales desde 1975 hasta la actualidad a partir de imágenes satelitales (Ramos et al., 2004). Cuando se disponga de esta información, se podrán realizar análisis espaciales más complejos que permitan reconocer alguno de los patrones buscados.

    Fuente: Elaboración propia a partir de Consejería de Medio Ambiente (2009a).

    Superficie forestal afectada (ha)

    0

    2.500

    1.500

    1.000

    500

    2.000

    0

    70.00

    0

    50.00

    0

    20.00

    060

    .000

    30.00

    040

    .000

    10.00

    0

    1968-1979

    1980-1989

    1990-1999

    2000-2008

    Núm

    ero

    de

    sini

    estr

    os

  • 6 Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 30

    Figura 17. Localización de los incendios ocurridos en Andalucía por tamaño de la superficie afectada en los años 2003, 2004 y 2005.

    Fuente: Consejería de Medio Ambiente (2009c).

    2003

    2004

    2005

    Límites provinciales

    Superficie afectada (ha)

    0-1

    1-10

    10-100

    100-1000

    >1000

    En términos generales, puede decirse que los incendios forestales se dan prácticamente en la totalidad del territorio autonómico con la excepción del Valle del Guadalquivir, eminentemente agrícola. Existe una variabilidad anual muy grande en la localización de los incendios, pero éstos afectan a todos los tipos de vegetación existentes. Para poner de manifiesto esta circunstancia, se cruzó el mapa forestal de unidades del Plan Forestal Andaluz (PFA; Consejería de Medio Ambiente, 2007a), cuya base cartográfica es del 2003 con la localización de los incendios en los años 2003 y 2004. Los resultados presentados en la Tabla 1 muestran que todas las unidades del PFA, salvo la de los melojares y la de vegetación rupícola, fueron objeto de fuegos forestales al menos en una ocasión. La última columna de la tabla que informa sobre la ratio de superficie de vegetación existente por número de incendios ocurrido en cada unidad del PFA, puede ser interpretada como una medida de la ocurrencia diferencial de los incendios por tipo de vegetación. Según esta interpretación, las choperas son las que más frecuentemente están sometidas al fuego, seguidas de la vegetación ripícola, castañares y otras coníferas.

  • 6 Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 31

    Fuente: Consejería de Medio Ambiente (2009c).

    Tabla 1. Número de incendios por unidad del Plan Forestal Andaluz en los años 2003 y 2004.

    Unidad del Plan Forestal Superficie (ha) 2003 2004Promedio 2003-2004

    ha por Incendio

    Acebuchal 78.890,13 14 19 16,5 4.781,22

    Alcornocal 160.040,80 26 23 24,5 6.532,28

    Castañar 12.406,72 4 5 4,5 2.757,05

    Chopera 14.247,51 21 14 17,5 814,14

    Encinar 559.508,29 48 46 47 11.904,43

    Eucaliptal 187.117,26 56 51 53,5 3.497,52

    Melojares 3.512,22 0 0 0 0,00

    Mezcla de Pinus y Quercus 80.143,67 10 12 11 7.285,79

    Mezcla de Quercus y otras frondosas 827.001,85 97 87 92 8.989,15

    Otras coníferas 3.773,06 0 3 1,5 2.515,37

    Formaciones herbáceas 358.116,30 84 103 93,5 3.830,12

    Matorral mediterráneo noble y de alta montaña 149.345,67 21 23 22 6.788,44

    Otros matorrales mediterráneos 1.390.318,04 208 227 217,5 6.392,27

    Pinar 139.392,29 20 15 17,5 7.965,27

    Pinares de P. halepensis 175.752,78 39 20 29,5 5.957,72

    Pinares de P. pinaster 92.909,31 14 18 16 5.806,83

    Pinares de P. pinea 152.734,99 54 44 49 3.117,04

    Pinares de P. sylvestris o P. nigra 120.194,83 21 7 14 8.585,35

    Playas, dunas y arenales 6.314,497 1 2 1,5 4.209,66

    Vegetación ripícola 110.703,25 47 53 50 2.214,07

    Vegetación rupícola 28,98 0 0 0 0,00

    Zonas con escasa vegetación 127.810,70 34 19 26,5 4.823,05

    Zonas húmedas 71.399,15 6 8 7 10.199,88

    No forestal (Construcciones) 198.641,18 50 53 51,5 3.857,11

    No forestal (Cultivos) 3.641.487,82 349 374 361,5 10.073,27

    No forestal (Láminas de agua) 96.462,49 8 9 8,5 11.348,53

  • 6 Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 32

    Figura 18. Distribución de los incendios forestales iguales o mayores de 1 ha en España durante el periodo 1991-2002.

    1

    4 -11

    12-34

    35-99

    > 100

    Nº de siniestros

    Fuente: Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino (2005).

    Fuente: Elaboración propia a partir de Consejería de Medio Ambiente (2009a).

    La Tabla 2 recoge por provincia la incidencia de los incendios forestales desde el año 1968 hasta 2008. Huelva es la provincia donde más fuegos hay registrados, seguida de Málaga y Jaén. En el extremo opuesto, en Almería, es donde menos siniestros se dan, apenas el 6% del total, con un promedio de 50 siniestros al año. Considerando que las condiciones climáticas de Almería no permiten el desarrollo de una cubierta forestal en buena parte de la provincia, por el exceso de aridez, es lógico que sea la provincia donde menos combustible haya disponible y por ende donde menos incendios se den. En cuanto a la superficie, siguen siendo Huelva y Málaga, las provincias más afectadas. Esto puede explicarse en parte a que la cuenca del Guadalquivir, donde no se registran demasiados incendios como ya se ha comentado anteriormente, no pertenece a ninguna de estas provincias.

    Tabla 2. Número de incendios y superficie afectada por provincia.Datos acumulados (periodo 1968-2008).

    Provincia Número de Siniestros Superficie total afectada (ha)

    Almería 1.971 (5,87%) 51.842 (8,62%)

    Cádiz 4.131 (12,30%) 71.563 (11,89%)

    Córdoba 3.369 (10,03%) 30.572 (5,08%)

    Granada 3.604 (10,73%) 67.822 (11,27%)

    Huelva 6.550 (19,51%) 148.641 (24,71%)

    Jaén 4.624 (13,77%) 64.156 (10,66%)

    Málaga 5.743 (17,10%) 117.129 (19,47%)

    Sevilla 3.590 (10,69%) 49.933 (8,30%)

    Andalucía 33.582 (100%) 601.658 (100%)

  • 6 Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 33

    Fuente: Elaboración propia a partir de Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (2009).

    Según datos correspondientes al Plan INFOCA 2009 (Consejería de Medio Ambiente, 2009c) y en función del índice de frecuencia histórico, los municipios andaluces más afectados por los incendios forestales en el periodo 1992-2002 son (entre paréntesis, número de siniestros registrados): San Roque (254), Córdoba (194), Almonte (182), Moguer (159), Mijas (139), Algeciras (135), Gibraleón (123), Cartaya (112), Lora del Río (106), Castilblanco de los Arroyos (102) y Los Barrios (97).

    6.2.4. Pérdidas económicas

    Las pérdidas que ocasionan los incendios en productos primarios o en beneficios ambientales, son cuantiosas, pudiendo superar en años particularmente malos los 400 millones de euros en beneficios directos y los 1.000 millones en los totales (información tomada de la base de datos de incendios EGIF del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, 2009). La Figura 19 presenta la evolución de dichas pérdidas para el conjunto nacional, calculada a partir de la misma fuente de datos. En conjunto, para el periodo considerado, las pérdidas superan los 10.000 millones de euros. En comparación con la década de los sesenta y setenta, las pérdidas económicas son muy superiores desde el principio del siglo XXI, aunque menores que en la década de los noventa.

    Figura 19. Evolución de las pérdidas económicas (productos primarios y beneficios ambientales en millones de euros) asociadas a los incendios forestales en España. Periodo 1961-2006.

    1961

    1965

    1963

    1967

    1969

    1971

    1973

    1975

    1977

    1979

    1995

    1997

    1981

    1983

    1985

    1987

    1989

    1993

    1991

    2001

    1999

    2003

    2005

    2007

    0

    1.000

    600

    1.400

    400

    200

    1.200

    800

    Pér

    did

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    n m

    illon

    es d

    e eu

    ros

    6.2.5. Distribución temporal de los incendios

    Uno de los aspectos que más preocupan a los gestores de las políticas de lucha contra los incendios, es el posible aumento de la dispersión de los fuegos a lo largo del año, esto es que la distribución clásica de los incendios en el periodo estival, tienda a hacerse más

  • 6 Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 34

    homogénea, aumentando el número de siniestros en otras épocas del año (Mouillot et al., 2002). En el caso de que esto tienda a suceder, será necesario contar con los medios de extinción durante más meses al año, lo que aumentará los costes económicos totales.

    La Figura 20 muestra que para el territorio de Andalucía, la ocurrencia de incendios tiene lugar en los meses de junio, julio y agosto principalmente, de manera general, no así en otras autonomías como las de la cornisa cantábrica. La Figura 21 viene a confirmar esta observación para un periodo incluso mayor (1968-2008), poniendo de manifiesto que en el contexto climático del siglo XX, la temporada de incendios, medida como aquel intervalo de tiempo en el que ocurre un 50% de los fuegos que se dan en un año, se circunscribe a los meses ya citados. Representando, sin embargo, estos mismos datos para los periodos 1968-1977 y 1999-2008, se observa un ligero aumento en el número de incendios en invierno y primavera y un descenso en otoño y sobre todo verano, lo que puede estar manifestando precisamente un incremento en la homogeneidad en el número mensual de fuegos a lo largo del año y por ende, un alargamiento del periodo de incendios. Hay ciertos estudios que ya han demostrado que la temporada de incendios está incrementándose (Gillett et al., 2004), cifrando el incremento en 78 días para Canadá.

    Figura 20. Ocurrencia de incendios en la España Peninsular en los distintos meses del año durante la década 1990-1999. (Se muestra el número medio de incendios por mes).

    Fuente: Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino (2005).

    1-2

    2-5

    5-10

    10-50

    50-100

    > 100

    Nº de incendios

  • 6 Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 35

    Ener

    o

    Mar

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    100.000

    60.000

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    40.000

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    140.000

    120.000

    Pér

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    illon

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    ros

    Fuente: Elaboración propia a partir de Consejería de Medio Ambiente (2009a).

    Fuente: Elaboración propia a partir de Consejería de Medio Ambiente (2009a).

    0

    25

    15

    20

    10

    5

    35

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    Ener

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    1968-1977

    1999-2008

    Figura 21. Evolución anual del número de siniestros por mes en el periodo 1968-2008 en Andalucía.

    Figura 22. Evolución anual de la distribución porcentual del número de siniestros por mes en dos periodos distintos: 1968-1977 y 1999-2008.

  • 6 Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 36

    6.2.6. Tamaño de los incendios

    La variabilidad meteorológica anual de una determinada región es un motor de heterogeneidad en lo relativo al tamaño de los incendios que ocurren en dicha región en el año considerado, generando tanta más desigualdad en el tamaño de los fuegos como variabilidad meteorológica exista. Esto es especialmente relevante para examinar el comportamiento de los grandes incendios, que a pesar de su reducido número, contribuyen en gran medida a la superficie total quemada (Ferreras et al., 2001).

    Por otro lado, el tamaño de un incendio varía según la fuente de ignición y del peligro climático de la zona. Según los estudios realizados, las igniciones intencionadas tienden a producir incendios menos variables en lo que se refiere a las áreas quemadas que aquellos causados por rayos. Sin embargo, el grado de diferencia entre los incendios causados por diferentes fuentes de ignición depende de la zona climática. Un área con alto peligro climático (levante) produce distribuciones de frecuencias del tamaño de los incendios similares entre aquellos incendios causados por distintas fuente de ignición, mientras que otras áreas con menor peligro (noroeste) producen distribuciones más variables. Por tanto, la fuente de ignición es responsable de una mayor variabilidad en el tamaño de los incendios en zonas menos proclives a los incendios que en aquellas que lo son más (Figura 23).

    Figura 23. Relación entre la proporción de área quemada (Ep(p)) por una proporción (p) de incendios en tres zonas de España entre los años 1974 y 1988.

    Nota: La proporción de incendios (p) se calcula acumuladamente, comenzando por los incendios más grandes y terminando por los más pequeños. Así, la flecha señala la proporción de superficie quemada por el 10% de los incendios más grandes. Nótese la mayor variabilidad entre años del levante y centro que del noroeste de España y que en años extremos, apenas un 10% de los incendios afectan a más del 95% de la superficie quemada en el año.

    Fuente: Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino (2005).

  • 6 Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 37

    6.2.7. Causalidad

    Según datos de Vázquez y Moreno (1995), tan sólo el 10% de los incendios forestales en España son ocasionados por rayos, por lo que el origen de los incendios es mayoritariamente humano. La Figura 24 recoge la evolución de la causalidad de los siniestros por tipo en Andalucía. Se observa que los incendios naturales son muy residuales salvo en años concretos (1993, 2001). A pesar de que los incendios ocasionados por rayo son poco importantes, en algunas zonas como Teruel sí lo son y están vinculados al periodo estival. Por otro lado, las negligencias y los incendios intencionados tienen una evolución parecida siendo relativamente poco importantes en los sesenta y aumentando paulatinamente hasta finales de los ochenta, siendo muy relevantes desde la década de los noventa. La investigación sobre la causalidad muestra importantes mejoras a partir del año 1995 cuando empiezan a descender considerablemente el número de sucesos de causa desconocida. Por su lado, los incendios causados por accidentes, tienen una marcada variabilidad interanual, observándose una ligera tendencia positiva en la última década. En definitiva, a tenor de los resultados mostrados queda claro que es necesario que entre las medidas de adaptación propuestas haya algunas destinadas a disminuir las igniciones accidentales, negligentes e intencionadas de manera que se pueda reducir la contribución humana como causante del fuego.

    Figura 24. Evolución de la causalidad del número de siniestros en Andalucía por tipo 1968-2008

    Fuente: Elaboración propia a partir de Consejería de Medio Ambiente (2009a).

    0

    500

    300

    400

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    1968

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    1998

    1972

    1980

    1986

    1992

    2000

    1976

    1974

    1982

    1988

    1996

    1994

    2002

    2004

    2006

    2008

    Intencionados

    Negligencias

    Naturales

    Accidentales

    Desconocidos

  • 6 Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 38

    6.3. Índices de riesgo

    Según Salas et al., (2003b), el riesgo de incendios se define como la probabilidad de que se produzca un incendio en una zona y en un intervalo de tiempo determinado y depende de los factores fundamentales que determinan el comportamiento del fuego: las características de la vegetación y las condiciones que los combustibles vegetales presentan, las características orográficas, el clima y las condiciones meteorológicas y las actividades humanas u otros agentes susceptibles de originar incendios. El conocimiento del riesgo de incendios permite adecuar las medidas preventivas y mejorar la asignación de los medios de vigilancia y extinción disponibles; está relacionado con la sensibilidad.

    En términos generales, se pueden distinguir entre índices estáticos y dinámicos según la periodicidad con la que se actualicen. Igualmente, en función de la variable analizada, hay índices meteorológicos, de vegetación, estructurales, etc. Según Salas et al., (2003b) se consideran los siguientes tipos de riesgos:

    Riesgo estructural.- determinado básicamente por la orografía del terreno y las características de la vegetación.

    Riesgo meteorológico.- derivado de las condiciones meteorológicas existentes, determinado por temperatura, humedad relativa y velocidad y dirección del viento a las 12 z (hora solar o UTM).

    Riesgo de estrés hídrico.- tiene en cuenta las condiciones de estrés de la vegetación que vienen determinadas por la evolución de las condiciones meteorológicas.

    Riesgo de frecuencia de incendios.- tiene en cuenta el número de incendios producidos, estando muy ligado a la causalidad de los mismos.

    Para calcular el nivel de riesgo de incendio forestal se toman actualmente datos meteorológicos (temperatura, humedad, precipitación y viento) de estaciones automáticas y datos estructurales de factores como vegetación, accesibilidad, actividad económica de la zona, población e historia previa de incendios, con lo que se obtiene un mapa de niveles de probabilidad de incendio. El sistema se actualiza a medida que se recogen datos de predicciones meteorológicas.

    De cara a realizar una evaluación a futuro de los índices de riesgo, en el marco del cambio climático, el mayor problema reside en la obtención de datos meteorológicos, ambientales y socioeconómicos válidos para dicho periodo y con la suficiente resolución espacial. No resulta, por tanto, muy operativo hacer uso de estos índices de riesgo para poder determinar el posible cambio en la ocurrencia de incendios futuros, a lo que se añade la incapacidad para predecir el número de igniciones, su distribución espacial y temporal. Dichos índices no han sido empleados en el análisis de vulnerabilidad posterior pero se describen brevemente, a continuación, con objeto de aportar información sobre su estructura, puesto que, tal vez en el futuro, puedan ser calculados y servir como indicadores tempranos de riesgo en predicciones para 2050.

    De entre los índices citados, el índice de riesgo estructural no depende directamente de las variables meteorológicas ni requiere actualización periódica.

  • 6 Caracterización del régimen de incendios en Andalucía

    Estudio Básico de Adaptación al Cambio Climático. Sector Incendios Forestales 39

    6.3.1. Riesgo estructural de incendios

    Como su propio nombre indica, el riesgo estructural de incendios (Figura 25) es un índice de estimación del riesgo determinado a partir de la evaluación conjunta de ciertas variables estáticas dependientes de las características del propio territorio (índice territorial de riesgo) y del valor de los ecosistemas forestales potencialmente afectados (índice de calidad de los sistemas). Este índice, desarrollado por la Consejería de Medio Ambiente (Salas et al., 2003b) permite mostrar, de manera integrada y sencilla, el potencial de riesgo de incendio de todo el territorio forestal de Andalucía.

    Figura 25. Esquema metodológico del cálculo del riesgo estructural y variables de las que depende.

    Indice de riesgo estructural

    Índice Territorial de Riesgo Índice de Calidad de los Sistemas

    Orografía Tipo de Ecosistemas

    Vegetación Figura de Protección

    Continuidad

    Fuente: Salas et al. (2003b).

    La memoria del Plan INFOCA 2009 (Consejería de Medio Ambiente, 2009c) recoge paso a paso la metodología de cálculo del índice. A continuación, se exponen los resultados generales.

    Índice Territorial de Riesgo

    El análisis conjunto del riesgo por pendiente y por combustibilidad permite obtener un Índice Territorial de Riesgo, que delimita aquellas áreas en las que el comportamiento esperado del fuego sea más desfavorable y la dificultad en la extinción sea mayor, para adoptar así las medidas de protección adecuadas a las características del territorio. En Andalucía, el Índice Territorial de Riesgo de Incendios es alto o muy alto en el 44% del territorio y bajo o muy bajo en el 17%. A estos valores del índice, la combustibilidad contribuye sensiblemente en mayor medida que la pendi