esteban peicovich - marea editorial · conocía su ama de llaves, irma de ferraris, persona que la...

29

Upload: others

Post on 15-Jan-2020

8 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer
Page 2: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

Esteban Peicovich

El ocasode Perón

Page 3: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

209

CAPÍTULO XI

Las cartas de Eva Perón

Si yo no hubiera llegado a ser lo que soy, todami vida hubiera quedado sin explicación.

—Eva Perón

Madrid, noviembre de 1972.

Perón se ha sentado debajo de Perón. Debajo deun cuadro suyo que cohabita con otro imagi-nado por un obrero metalúrgico en 1964 y que

cuelga de la misma pared. Una mitad vertical deCristo fundida a una mitad vertical del Quijote. ElGeneral no está en su casa, sino en la de su amigoJorge Antonio. Allí, en la sala, la ilustración delobrero tiene esta tarde un aire distinto. El propioPerón gira su anciana cabeza para leer otra vez supropia dedicatoria estampada al pie del dibujo:“Para Jorge, Héctor, Carlos y Silvia Antonio, con todomi afecto, en recuerdo de nuestra común estadía enEspaña y el anhelo de verlos un día en la Patrialuchando con su padre por nuestro destino futuro”.

Perón ha dejado sobre una mesa los dos paqueti-tos que trajera al entrar, y ahora sorbe, lentamente,

Page 4: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

210

un café. Esta no es una tarde igual a las decenas detardes furtivas que ha pasado en esta, la casa de suayudante secreto. Es, lo sabe, la tarde última. Enhoras más, un picudo avión lo sacará de Europa parainiciar el regreso grande a su país. En el séquito quehabrá de acompañarlo desde Roma, Jorge Antoniono estará. Seguirá aquí, en Castellana, 56, de Madrid.Perón ha venido a despedirse. A dejarle un obsequioy un secreto. El regalo está en uno de los paquetitos:un cinturón con las iniciales JDP (“He adelgazadomucho últimamente. Quiero que ahora lo useusted”, dice, como restando importancia al gesto).Cuando, con dedos temblorosos, desenvuelve elotro, queda sobre la mesa un sobre blanco, agrisadopor los años. Dentro del sobre hay otros sobres: soncartas. Las cartas íntimas que la mujer fundamentalde Perón escribiera en sus meses últimos, cuando yael cáncer la quebraba en dos.

E. P.: ¿Cómo murió Eva Perón, doctor Taiana? JORGE TAIANA: Yo estaba en París, asistía a un

congreso médico en el año 1952 y fui llamado paraque me desplazara urgentemente a Buenos Aires.Tanto, que dejé a mi mujer aquí, en Europa, y toméel primer avión. Yo sabía que Eva estaba enferma,pero se había descubierto una lesión pulmonar.Como soy especialista en cirugía pulmonar, quisie-ron que diera mi opinión. Desde ese momento que-dé incorporado al grupo de médicos que la asistía,encabezado por los doctores Alberto Taquini yRicardo Finochietto. Con su equipo habían encara-do el tratamiento de la enferma, a la que meses

Page 5: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

211

antes había operado el célebre George T. Pack, ungran cirujano americano, jefe de Cirugía General yCancerológica del Memorial Hospital, de NuevaYork. Fue el doctor Pack quien la operó de un cán-cer, en Buenos Aires, en septiembre de 1951. Se lehabía descubierto por una serie de hemorragias quedurante mucho tiempo ella había ocultado. Solo lasconocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, personaque la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer de matriz.Entonces, con la opinión eminente de los doctoresJorge Albertelli y Abel Canónico, se aconseja, conla responsabilidad que ello entrañaba, la operación.Y se decide que la haga uno de los más notablescirujanos del momento, que era George T. Pack, aquien todos conocíamos. Se trajo a Pack a BuenosAires y él la opera en el Policlínico de Avellaneda,que dirigía Ricardo Finochietto y que después sellamó Perón.

E. P.: Esta operación se mantuvo en algún secre-to, ¿no?

J. T.: Tuvo alguna repercusión, pero escasa. Enalguna parte está consignado, pero mucha gente yano lo recuerda. Esta operación, como le dije, se efec-tuó en septiembre del 51. Yo estaba por esa fecha enotro congreso médico, esta vez en San Pablo, Brasil,y el día 28 me entero de un golpe militar contraPerón. El de Menéndez, Lanusse, cuando tomaronCampo de Mayo...

E. P.: La chirinada...J. T.: La chirinada. Ese día, precisamente, le

practicaban una curación a la señora Eva Perón.

Page 6: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

212

Habían pasado unos ocho o diez días de la opera-ción que le conté, y ella estaba reponiéndose en laresidencia de la Avenida del Libertador, dondeahora se construye la Biblioteca Nacional. El doctorJorge Albertelli y sus colaboradores supieron, poruna serie de corridas y el nervioso clima que reina-ba en la casa, que algo raro sucedía. Muy pronto seenteran que se había descubierto el complot. Fuecuando estaban curándola esa mañana. Ella se pre-ocupó enseguida: “¿Dónde está el General? ¡Que novaya!”, repetía, nerviosa, en la cama.

E. P.: Se hallaba bien, se reponía de la opera-ción...

J. T.: Estaba lúcida, brillante, perfectamente bien.La mujer de siempre...

Perón acaba de mirar profundamente a JorgeAntonio. Como si al abrir el agrisado sobre algoirrumpiera, fatal y solemne, silenciando a los dos.Los pedazos de una historia vivida en común, lasfechas que quedaron en la sangre, lo que la memo-ria cuidó. De entre los sobres aparecen, en íntimodesorden, fotos en sepia, documentos personalesdel propio Juan Perón, retratos de sus padres alláen la Patagonia de principios de siglo, una imagende Perón joven en los Andes, como esquiador; otra,junto al Rey de Italia, en los Apeninos. Los achina-dos ojos negros de Perón van de una foto a otra. Lassepara de otro sobre:

–Ya no sé cuándo podré volver a dejarle unrecuerdo mío, Jorge. Eso será en el país. Quieroencomendarle algo muy especial. Que sea usted

Page 7: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

213

Perón supo, se dio cuenta al decidir preservar las cartas de Eva enMadrid en las manos de su amigo Jorge Antonio, que no eran sololas cartas de una mujer a un hombre, sino las epístolas básicas, lasíntesis del fervor que arrolladoramente los unió a los dos en la historia, hasta vaciarlos como individuos y dejarlos huérfanos de su propia y merecida intimidad. Esta primera carta es del 6 de junio de 1947, cuando Evita aún estaba sana.

Page 8: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

214

quien me guarde las cartas de Eva. Cuídelas muchoy délas a conocer cuando me muera. Quiero quedespués ellas vuelvan al pueblo argentino para quesean guardadas en el país, donde corresponda. Sonmías y son del pueblo, porque son de Eva. Se lasencomiendo a usted.

–Esté tranquilo, General. Así se hará. Sobre el brillante barniz del escritorio, el propio

Perón despliega esas cartas, cinco en total. La pri-mera en aparecer es la que Eva le escribiera en1947, horas antes de iniciar su viaje a Europa.Perón, como necesitado de romper el difícil climade ese instante, busca refugio en una anécdota:

–¡Qué Eva la de esos años! Cuando llega aquí, aEspaña, me la llevan al Escorial y un ministro leapuesta que habrá de llorar cuando recorra y conoz-ca el monasterio. Ella le dice que se quede tranqui-lo, que no. Cuando regresan a Madrid, el ministrola llama para saber cómo le ha ido. “No lloré paranada. Al contrario. Pensé qué gran casa para niñoshuérfanos se podía hacer con el Escorial. ¡Qué colo-nia de vacaciones!”.

Carta 1

Querido JuanSalgo de viaje con una gran pena, pues lejos de

ti no puedo vivir, es tanto lo que te quiero que esidolatría, yo tal vez no sepa demostrarte todo loque siento pero te aseguro que luché mucho en mivida por la ambición de ser alguien, sufrí mucho,

Page 9: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

215

pero llegaste tú y me hiciste tan feliz que pensé quefuera un sueño y como no tenía más que ofrecerteque mi corazón y mi alma, te los entregué por com-pleto, pero eso sí, en nuestros tres años de felicidadcada día mayor no dejé una hora de adorarte y ben-decir al cielo por lo bueno que fue Dios al darme elpremio de tu cariño, que traté en todo instante demerecerlo haciendo todo lo posible por hacertefeliz, no sé si lo logré, pero puedo asegurarte que enel mundo nadie te ha respetado ni querido más, tesoy tan fiel que si Dios no quisiera esta felicidad detenerte y me llevara, aun después de muerta tesería fiel y adorando desde las alturas; Juancitoquerido perdoname estas confesiones pero es nece-sario que sepas en el momento que parto y estoy enmanos de Dios, y no sé si no me pasa ningún acci-dente, que tu mujer con todos sus defectos, tú lle-gaste a purificarme porque vivo por ti, siento por tiy pienso por ti; cuidate, el gobierno es ingrato tie-nes razón, si Dios quiere y terminamos esto biennos retiramos a vivir nuestra vida que yo trataré dehacerte lo más feliz que pueda pues tus alegríasson las mías. Juan si yo muriera a mamá cuidalapor favor, está sola y sufrió mucho, dale 100.000 $,a Isabelita que te fue y es fiel dale 20 $ y un mejorsueldo y yo desde las alturas velaré por ti, mis alha-jas quiero que las guardes tú, lo mismo San Vicentey Teodoro García para que te acuerdes de tu“Chinita” que tanto te quiso, a Doña Juana estádemás que te pida porque sé que la quieres comoyo, lo que pasó que como vivimos nuestra eternaluna de miel no demostramos nuestro cariño para

Page 10: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

216

con la familia aunque la queremos. Juan tené siem-pre de amigo a Mercante porque te adora y quesiempre sea colaborador por lo fiel que es. De Rudicuidado, le gustan los negocios, Castro me lo dijo ypuede perjudicarte mucho. Yo lo que quiero es tunombre limpio como tú eres, además es dolorosopero debes saberlo lo que mandó hacer en Junín,Castro lo sabe, te juro, es una infamia (mi pasadome pertenece, pero eso en la hora de mi muertedebes saberlo, es mentira todo, es doloroso querera los amigos y que le paguen así, yo salí de Juníncuando tenía 13 años, qué canallada pensar de unachica esa bajeza, es totalmente falso, yo a ti no tepuedo dejar engañado no te lo dije al partir porqueya tenía bastante pena al separarme de ti paraaumentar con esta pero puedes estar orgulloso detu mujer pues cuidé tu nombre y te adoré). Muchosbesos, pero muchos besos besos... Evita

6 de junio de 1947

Ese 28 de septiembre, el complot no pasa de serun síntoma. No hay enfrentamiento armado y lascolumnas insurrectas se dispersan por los alrede-dores de Buenos Aires. Al caer el sol, el primerintento de derrumbar al peronismo gobernante seha disipado, como una burbuja en la historia. Esamisma noche, Eva Perón, desde su cama, lee unmensaje radial al pueblo. Allí, por primera vez,trasciende que ella está enferma. El 11 de noviem-bre, el peronismo gana por mayoría rotunda laselecciones. Es la primera vez en la historia del país

Page 11: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

217

que las urnas reciben el voto de la mujer. Una con-quista definitiva de Eva Perón, que ese día vota enun policlínico.

Carta 2

ViejitoEsta noche quiero dejarte este perfume más que

todo para que sepas que te adoro y si es posible hoymás que nunca pues cuando sufría tanto te sentíatan cariñoso y bueno que hasta el último momentode mi vida, te lo ofreceré de cuerpo y alma, pues túsabes que estoy perdidamente enamorada de miviejito querido, pues desde que te conocí fue Día deReyes, soy tan feliz contigo que tengo miedo de nomerecerte, pero quiero que sepas que en el mundono puede haber una mujer que quiera tanto a sumarido como yo a ti.

Te deseo que seas muy feliz y mi regalo de estanoche como todas las que me quedan es este,muchos besos pero muchos besos para mi viejitoadorado.

Evita

Tras la operación, sus treinta y tres años mues-tran huellas de agobio. La metástasis del cáncer dematriz operado por el doctor Pack actúa imparable,minándola. Ante una multitud que el 1º de mayo de1952 se reúne frente al balcón presidencial de laCasa Rosada alcanza a decir algunas palabras. Su

Page 12: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

218

arenga, entrecortada por una doble pasión –Perón ypueblo–, le empuja casi a gritar:

“Yo le pido a Dios que no permita a esos insen-satos levantar su mano contra Perón, porque ¡guayde ese día! ¡Ese día, mi General, yo saldré con elpueblo trabajador, con las mujeres del pueblo, conlos descamisados de la Patria, para no dejar en pieningún ladrillo que no sea peronista!”.

Pocas semanas después, el 4 de junio, los argen-tinos la verían con vida por última vez. Es cuandoacompaña a Perón al acto de juramento de su nuevomandato constitucional: el inicio legal de su segun-da presidencia. Esa noche le escribe a Juan Perón.

Carta 3

Buenos Aires, 4 de junio de 1952

Señor General Juan D. Perón

Mi siempre querido viejitoEn este día jubiloso para los humildes, para el

pueblo, para tus descamisados, para nuestros fielesdescamisados de las horas amargas y de los días fe-lices; en este día de gloria para la Patria justa ylibre que soñaste y realizaste con tan acendradoamor, he querido materializar en alguna formatoda mi gratitud de mujer humilde de tu pueblo, a laque quisiste con generosidad otorgarle el singular

Page 13: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

219

privilegio de compartir a tu lado tus luchas y tussueños de patriota.

Tú sabes que a ese privilegio respondí haciendode mi vida una llama que ardió en una vigiliapermanente, sin descanso y con alegría, para resta-ñar en la carne y en el corazón de tus humildes–como tú lo querías– las heridas que les abrió ladespiadada e inhumana garra de la injusticia y dela explotación.

Velé constantemente a tu lado y en mi afán deprotegerte contra la infamia, la traición y lamaledicencia, me ofrecí yo misma como blanco desus dardos. Ellos no sabrán nunca cuánta alegríame proporcionaron cada vez que me herían, por-que no te herían a ti.

No sé si habré llegado a hacerlo como tú lo me-recías; pero sí puedo asegurarte que lo hice contodas las fuerzas de mi alma, de mi corazón y de misangre. Evita no reservó para ella ni una sola gotade su vida. Toda fue para ti, y por ti para tu pueblo.

En esa dura batalla de todos los minutos debi-mos sacrificar la tranquilidad y las naturales y legí-timas satisfacciones propias de todo hogar.

Había soñado que algún día –al igual que todoslos hombres y mujeres buenos y sencillos– tuvié-ramos un hogar que fuera únicamente nuestro,para en la intimidad de su calor, dedicarte sola-mente a ti todos mis minutos, rodeándote de todosmis cuidados y de todo mi amor de esposa y com-pañera.

Para eso hice esta casa en Belgrano y fui contodo mi cariño ordenando y preparando hasta su

Page 14: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

220

Las últimas cartas de Eva, de 1952, muestran el desgarro de su enfermedad en el contenido, pero también en el deterioro de su letra manuscrita.

Page 15: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

221

Page 16: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

222

último rincón, hasta el más ínfimo detalle, paraque en cada uno de ellos se advirtiera la tibieza yla intimidad de hogar con que quería rodearte.

Una vez más no ha podido ser y otra vez has te-nido que sacrificar todo lo que es nuestro a lo quees de todos: la Patria y el pueblo.

Pero quiero que esta casa nos pertenezca a losdos –como es nuestra en espíritu– y sea tuya comotodo lo que es mío. Que esté a tu nombre, porque túeres el jefe y cabeza de nuestro hogar. Que nopueda pasar a otras manos que no sean las tuyas,por que así será siempre única y absolutamentenuestra.

Ella algún día será nuestro hogar; el hogar quesiempre anhelamos y en ella será feliz mi corazónrodeándote de ternura y de cuidados.

Muchos pero muchos besos de mi corazón. EvaPerón.

Junio es un mes sin esperanza para Eva Perón.Su salud desmejora día a día, adelgaza, llega alestado de consumición. Sabe ya que su muerte estápróxima, pero su amor por Perón, intacto, la ayudaa esperar.

JORGE TAIANA: A mí llegó a conmoverme poresa dramática entrega a Perón. Una tarde, Perón ha-bía cruzado por el pasillo que lindaba con su habi-tación y había tosido. Entonces me dijo: “Usted,Taiana, tiene que decirle al General que fume menos.¿Por qué no lo examina? Él así no va a poder conti-nuar”. Es decir, una preocupación entre materna,

Page 17: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

223

fraterna y de amante. Extraordinaria. Ella era unallama viva por él. ¡Con una intuición! Una intuiciónpolítica y social formidable. Con un amor auténticohacia la gente, hacia los desvalidos, los niños, losviejos. Todo lo que ella dijo e hizo era auténtico, eracierto. Lo sentía así. Quemaba su vida por eso. Elsuyo era un amor hacia el pueblo como no lo heencontrado, le confieso, en ningún otro político.

E. P.: ¿Usted la atendía en la residencia deAustria y Libertador?

J. T.: Sí, ella estaba en su dormitorio personal, enel primer piso.

E. P.: ¿Qué alimentos recibía en ese último tiem-po?

J. T.: Lo que podía. Sopas, té, líquidos, frutas,jugos. Una alimentación muy escasa, porque estabainapetente y sufría de gran intolerancia gástrica.

E. P.: ¿Cómo se la ayudó a sufrir menos?J. T.: Le dábamos pastillas tranquilizantes para

que pudiera reposar. El mismo estado de caquexia lallevaba a una sobreexcitación. A un insomnio muymarcado. A veces presentaba crisis de excitación.

E. P.: ¿Pero tenía momentos de tranquilidad?J. T.: Sí, momentos de tranquilidad y momentos

de excitación. Recuerdo una noche, poco antes desu muerte... Acabábamos de verla con el doctorTaquini y descendíamos la escalera. Al llegar a lapuerta, la gente que estaba allí de guardia nosalcanzó y avisó: “Llaman de arriba para que subaninmediatamente”. Subimos y la encontramos trans-formada en una especie de fantasma. Estaba delga-dísima, caquéctica. En contra de todo lo supuesto,

Page 18: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

224

se había levantado y estaba frente al espejo, pei-nándose furiosamente, como en una especie derapto de furia, de acción. Temimos que pudieraprecipitarse. Uno de nosotros se desplazó paracubrir el balcón, mientras el otro se aproximó, latranquilizó y la volvió a la cama.

E. P.: ¿Sus últimas cartas las escribió en mediode esa gravedad?

J. T.: Su último mes fue de gravedad extrema, dedebilidad progresiva, de incapacidad para valersepor sí misma, para levantarse, higienizarse. Y quefue agravándose hasta los días previos a la muerte,en que ya queda definitivamente en la cama, pos-trada, reducida.

E. P.: Le pregunto esto por cuanto la letra de suscartas va asumiendo una distorsión dolorosísima...

J. T.: Claro. Esa letra señala su gravedad en avan-ce.

E. P.: Pero previo a ese mes final, ¿ella quéhacía?

J. T.: Conversaba mucho. Buscaba tener alguiencon quien conversar. Por eso cuando íbamos nos-otros no nos dejaba. No quería que nos alejáramos,porque era una forma de compañía.

E. P.: ¿Cuál fue la última vez que habló? ¿Cuántotiempo antes de morir?

J. T.: Prácticamente, veinticuatro horas antes.Después entró en un coma cada vez más profundo ydurante las últimas tres horas hubo un verdaderoestertor agónico. El final fue muy dramático, muydramático. Y en contra de lo que se dice, ella murió,efectivamente, a las 20.25. Allí, en la habitación,

Page 19: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

225

estábamos en ese momento el General, las herma-nas, su hermano Juan, Mendé, Finochietto, Taquini,yo... A las 20.25, los tres médicos decidimos darlapor fallecida.

E. P.: ¿Con quién habla, más o menos lúcida-mente, por última vez?

J. T.: Con Perón.E. P.: ¿Solos o...?J. T.: No. Siempre había alguien, una enfermera,

los médicos.E. P.: ¿Recuerda esas palabras?J. T.: Palabras de cariño. Ningún mensaje políti-

co.E. P.: ¿Qué más puede agregar de esos momentos

que tenga valor histórico?J. T.: De valor histórico... A pesar de toda la gra-

vedad, lo que a mí me llamó más la atención era elprofundo amor que tenía por la gente, por lospobres, por los desposeídos y por el general Perón.Esto no lo digo por dramatizar o mitificar las cosas.Realmente, dentro de la actitud de una mujer mori-bunda, su amor por el pueblo no dejó de acompa-ñarla hasta el último instante. Era lo que resaltabaen esas reflexiones con el médico que estaba al ladodel lecho, en la cabecera. Esta actitud es para mí deuna significación muy singular, muy llamativa.Porque mucha gente tiene en su vida grandes amo-res –o grandes vocaciones–, pero cuando se acercael momento de la muerte, esos amores se apagan, yes lógico, pues predomina el instinto de conserva-ción. Se repliegan sobre sí mismos. Ella, en cambio,murió expandida. Sobre los niños, sobre la gente,

Page 20: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

226

sobre los “cabecitas negras”. Demostrando –a mijuicio, una vez más– la autenticidad de su pasión.Como no vi jamás en ningún otro político.

Carta 4

Escribo en estas líneas mi última voluntad quequiero se cumpla, todo lo que tengo o sea la mayo-ría me lo regalaron en estos años que yo dediqué alPueblo y Perón con fanatismo; confieso ahora queya no estoy que por los trabajadores y Perón sentíun amor tan grande que creo no se puede sentir,confieso que sufrí mucho, pero mucho, ante laimpotencia de que una pobre mujer por quererhacer el bien no la comprendieran y también de verque el pueblo, los humildes no consolidaron susconquistas, pues no solo los traidores del Puebloquerían la explotación, sino que lo despreciaban,quiero que ahora el Pueblo sepa cuánto lo quise ylo mismo Perón y le pedí a Dios que haga el Milagrode que llegue la hora de los Pueblos y que elGeneral sea feliz y olvide a los Militares traidores ya los opositores pues ellos no ven el bien sino loMaterial los segundos y los primeros el ansia deMandar y lo Material. Si Dios no ayuda pronto a losPueblos millones de trabajadores, mujeres, niños yancianos seguirán explotados y despreciados porestos malvados, yo que nunca calenté bancos en lasiglesias pues me entendía con Dios sin intermedia-rios y al ayudar a un pobre, al curar un enfermo, aldar viviendas y hogares, al luchar por la igualdad

Page 21: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

227

y dignificación de los trabajadores, creía estar máscerca de Dios, le pido a Él que haga pronto elMilagro de que llegue la hora de los Pueblos, puesel esfuerzo de un hombre que como Perón es unPatriota honrado, y con ansias de justicia, es pocoante la Maldad del dinero y los ya mencionados,quiero que todo lo que tengo no hay otro herederoque Perón, pero le pido a Perón que la Fundaciónsiga en manos de la CGT que representa a los tra-bajadores y que las alhajas que el General me rega-ló y los obreros las conserve el General, a cada unade mis hermanas y a mi mamá de recuerdo le denuna y las otras las entreguen a la Fundación paraque lo que me regalaron con amor con ese mismoamor vaya a mitigar dolores y restañar heridas. Lepido al General que le pase a mamá mientras vivay Dios quiera, mucho, 3.000 $ mensuales, que no seolvide de Doña Juana que yo no me puedo olvidar.

Carta 5

Buenos Aires, 29 de junio

Quiero vivir eternamente con Perón. Y con miPueblo. Esta es mi voluntad absoluta y permanen-te y es por lo tanto mi última voluntad. Donde estéPerón y donde estén mis Descamisados allí estarásiempre mi corazón para quererlos con todas lasfuerzas de mi vida y con todo el fanatismo que mequema el alma.

Si Dios lo llevase del mundo a Perón, yo me iría

Page 22: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

228

con él, porque no sería capaz de sobrevivir sin él,pero mi corazón se quedaría con mis Descamisa-dos, con mis Mujeres, con mis obreros.

Desde esa habitación, junto a un ramo de rosas,un biombo, un espejo que llegaba hasta el suelo yuna ventana que daba al jardín, Eva Perón pasó a lahistoria grande, la definitiva. Pero su cuerpo, desdeese 26 de julio de 1952 hasta el domingo 17 denoviembre de 1974, deambuló por una alucinantegeografía. Tras un duelo popular que duró días, sucuerpo fue momificado y cuando el peronismocayó, en 1955, terribles peripecias le abrieron otrahistoria, que agrandó todavía más la suya, hastaconsolidar aún más su mito. La desaparición de sucadáver, secretamente transportado a Europa, hastaquedar depositado en un cementerio italiano bajootro nombre, concluyó el 21 de septiembre de 1971.Tres camionetas especialmente custodiadas atrave-saron el día anterior, en posta, toda la costa medi-terránea que va de Italia a España. El vehículo quelo traía dejó Francia en el puesto aduanero de Port-Bou, al norte de Barcelona, realizándose otro cam-bio de transporte en Zaragoza, a 300 kilómetros deMadrid, momento en que una llamada telefónicaoficial puso sobre aviso a Perón del inminente arri-bo. La ambulancia regresó a Italia y una furgonetaazul lo acercó a Madrid. En la calle San Franciscode Sales, frente al hotel Mindanao, aguardaban eljefe de Policía y el entonces embajador argentinobrigadier Carlos Rojas Silveyra, quienes desde ese

Page 23: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

229

momento –seis de la tarde, hora española– se hicie-ron cargo de los restos para entregarlos, en Puertade Hierro, al general Perón.

E. P.: ¿Usted acompañó a Perón cuando le traje-ron el cadáver de Eva?

PILAR FRANCO: No, en ese momento, no. Nome enteré que venía. Él después la puso una cajapreciosa. Isabel la lavó, le hizo la mortaja, la lim-pió. Le dijo a él: “Vete de aquí, no quiero que pasesmal rato”. Hicieron una caja de maderas preciosas,las mejores maderas del mundo. Primero estuvo enla casa y después en la caseta grande que había enel jardín. La forraron de seda y la tuvieron allí,abajo, en el jardín. Y allí estuvo la pobre señora.

E. P.: ¿Nunca salió de allí? Se habló de que esta-ba en el convento de los Mercedarios...

P. F.: No, nunca salió de allí.E. P.: ¿El General nunca le habló de Eva a usted?P. F.: La nombraba con frecuencia. Usted sabe

que el General abrió para mí el palco de Evita en elCongreso, que había estado cerrado desde que ellamurió. Lo mandó arreglar y poner todo precioso,para que yo viera el juramento desde ese lugar. Esefue el honor que me hizo en el Congreso. Bueno;entonces, al ir hacia el palco, me detuvo una de lashermanas de Evita. Dijo: “Señora, soy la hermanade Evita y he venido a decirle que para la familia deEvita es un honor que haya venido usted al jura-mento de Perón. Que haya venido particularmente,como amiga de él, a nosotros nos ha emocionado. Y

Page 24: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

230

aunque hoy es un mal día para nosotros, no he que-rido dejarla sin un abrazo”. Dije yo: “Pues véngaseconmigo al palco de Evita, déme esa felicidad”.“No, señora, no puedo, estoy con pena, todas estascosas, tantos recuerdos, pero créame que el palcode Evita está ocupado hoy como ella se merecía”.

Por fin, el sábado 16 de noviembre de 1974, enla caja más oculta del mundo, el cuerpo embalsa-mado de Eva Perón inició desde Madrid el últimotramo de la geografía de su muerte. Fue la historia laque quiso esa tarde moverla una vez más, sacarladel descanso de los mil ciento setenta días pasadosen el recoleto Madrid, para ser remitida a su país, aese amado país que todavía busca, desesperada-mente entre sus días, recomponer una costumbre:tener a sus muertos y a sus vivos en paz. Eva Perónse había ido de allí como relámpago, como leyenda,como rumor. Ahora volvía más viva que nunca.

Sus cartas a Perón, que en la primera edición deeste libro de 1975 se dieron a conocer, íntegras, porvez primera, ingresaron entonces a la historia de supaís. Jorge Antonio, depositario de ellas por expre-so pedido de Perón (en las circunstancias que antesse describen), me dijo al entregármelas: “Hubieradeseado darlas a publicidad en nuestro país yentregarlas allí a la Confederación General del Tra-bajo, como habría deseado la propia Eva Perón.Pero las circunstancias no me permiten volverahora allí, y en espera de que esas circunstanciascambien, considero que no tengo derecho a seguir

Page 25: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

231

silenciando este tesoro que el propio general Perónme confió”.

Estas cartas son, además del testimonio del amorde esta singular mujer por Perón, la prueba de sudesmesurada vocación popular, la que queda sobra-damente manifiesta en su desgarrador testamentopolítico del 29 de junio de 1952 (a menos de unmes de su muerte), cuando dispone que laFundación social que ella creara quede en manosde los obreros argentinos.

Aquel día de noviembre de 1972, cuando JuanDomingo Perón entró a la casa de su más íntimocolaborador sabía seguramente que el triunfal retor-no que iba a iniciar se sustentaba en una historiatodavía frágil. Una inquietud recóndita le advirtióque debía resguardar los documentos mayores desu intimidad y así lo hizo al dejarlos en las manosde su amigo. Perón supo, se dio cuenta al decidir-lo, que no eran solo las cartas de una mujer a unhombre, sino las epístolas básicas, la síntesis delfervor que arrolladoramente los unió a los dos en lahistoria, hasta vaciarlos como individuos y dejarloshuérfanos de su propia y merecida intimidad.

E. P.: ¿En qué momento, para usted, Perón sequedó solo?

JORGE ANTONIO: Hubo dos momentos de sole-dad. El primero, cuando ingresó al Colegio NacionalSan Isidro, siendo un chico casi. Allí empezó a estarsolo. Luego, en el Colegio Militar, siguió siendo unsolitario. Joven y lúcido, muy pronto se dio cuenta

Page 26: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

232

de su proceso personal y entonces ya no quiso estarsolo nunca más. No se conformó con la compañíade uno o dos camaradas de curso. Quiso estaracompañado de una cosa superior. Le aterró la sole-dad y se dio cuenta que se salvaría de ella si de-dicaba su vida a un destino mayor. Luchó, estudió,entonces, para estar acompañado de todo su pue-blo. Venció esa primera soledad fundiéndose en elespíritu de su pueblo.

E. P.: ¿Y la segunda vez?J. A.: La segunda vez que Perón se quedó solo

fue cuando murió Eva. Lo anterior puede ser unainterpretación mía basada en la confianza, en laamistad, en las largas conversaciones que tuve conél. Su segunda soledad la viví.

Page 27: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

293

ÍNDICE

CAPÍTULO IFechas de un líder..................................................9

CAPÍTULO IIFechas de un cronista ..........................................19

1944 ..................................................................191947 ..................................................................201956 ..................................................................211965 ..................................................................22

CAPÍTULO IIIHola Perón ............................................................31Madrid, mayo de 1965

1 ........................................................................312 ........................................................................343 ........................................................................384 ........................................................................425 ........................................................................486 ........................................................................597 ........................................................................64

CAPÍTULO IVRetorno a cara y ceca ...........................................73Madrid, 1º de diciembre de 1964

Page 28: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

294

CAPÍTULO VDos voces, un secreto...........................................87Madrid, 15 de diciembre de 1965

CAPÍTULO VIJorge Antonio: El último exiliado......................121Madrid, 18 de enero de 1975

CAPÍTULO VIIPilar Franco: Dicho a rajatabla ..........................139Madrid, 5 de mayo de 1975

CAPÍTULO VIIILópez Rega: ¿La Era de Acuario? ......................165Buenos Aires, 20 de noviembre de 1962

“Cállese, López, usted siempre lo jode todo” ..................................................168Extractos de Astrología esotérica (secretos develados) .....................................169¡A lo mejor es cierto que es brujo! ...............176

CAPÍTULO IXJorge Taiana: Una vida de vuelta.......................181Madrid, 28 de septiembre de 1974

CAPÍTULO XEmilio Romero: El adiós de un amigo...............199Madrid, 1º de julio de 1974

Page 29: Esteban Peicovich - Marea Editorial · conocía su ama de llaves, Irma de Ferraris, persona que la cuidaba. Se descubre eso, se le hace un exa-men y se llega al diagnóstico de cáncer

295

CAPÍTULO XILas cartas de Eva Perón .....................................209Madrid, noviembre de 1972

Carta 1............................................................214Carta 2............................................................217Carta 3............................................................218Carta 4............................................................226Carta 5............................................................227

CAPÍTULO XIINos falta esta historia.........................................233Madrid, 10 de abril de 1975

Carta 1............................................................240Carta 2............................................................241Carta 3............................................................241Carta 4............................................................242Carta 5............................................................242

CAPÍTULO XIIIAntonio Puigvert: El médico de Barcelona.......247Barcelona, 7 de junio de 1973

CAPÍTULO XIVEl final de Perón.................................................261Madrid, 1º de julio de 1974Madrid, 15 de mayo de 1975 .............................262

EPÍLOGOBuenos Aires, octubre de 2007 ..........................279