escuela, despensa y doble llave a la cueva de alí babá

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ESCUELA, DESPENSA Y DOBLE LLAVE A LA CUEVA DE ALÍ BABÁ “No robarás” dice el séptimo. Uno de los espectáculos más lamentables y que mejor disecciona la carne muerta de nuestra democracia aspirante, es la crisis de histeria que sufrieron los dueños del asunto cuando comprobaron que aquellos recién llegados empezaban a tomar cuerpo y forma en las encuestas. El susto fue tan monumental, que muchos perdieron los papeles y extraviaron las tarjetas black. Causó tanto espanto el hecho de que aquellos novatos (que no conocían ni respetaban las leyes no escritas del cotarro) pidieran abrir las ventanas y airear los sótanos, que a toda prisa se diseñó el contraataque bajo el mal consejo del pavor pánico. Desde entonces, la tomadura de pelo y el comecocos filo patriótico se articula en torno a cuatro ejes nerviosos: el exotismo, la extrañeza, el miedo, y la negación. Para quien desde la cuna a la sepultura vive rodeado de ladrones, encontrar un puñado de hombres y mujeres decentes que no meten la mano en la caja ni se apropian de lo ajeno, no sólo debe resultar exótico sino también motivo de profunda angustia. Como sí de repente nos faltara la tierra nativa debajo de los pies, y en el vértigo de la caída aspiráramos un aire demasiado limpio, corrosivo para los pulmones acostumbrados al fango primigenio. De ahí que en los rebaños entumecidos por la costumbre y el pienso mediático, y adoctrinados por la patrística de los padres de la patria, la descalificación de lo desconocido sea previa a su análisis y valoración. Una suerte de xenofobia paleta que se aprende en el primer curso de corral. Aprovechándose de ello, los que están al cabo de las cosas y en el intríngulis de los misterios sibilinos, iniciaron

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EL NO-PROGRAMA QUE TODOS COPIAN

ESCUELA, DESPENSA Y DOBLE LLAVE A LA CUEVA DE AL BAB

No robars dice el sptimo.

Uno de los espectculos ms lamentables y que mejor disecciona la carne muerta de nuestra democracia aspirante, es la crisis de histeria que sufrieron los dueos del asunto cuando comprobaron que aquellos recin llegados empezaban a tomar cuerpo y forma en las encuestas.El susto fue tan monumental, que muchos perdieron los papeles y extraviaron las tarjetas black.Caus tanto espanto el hecho de que aquellos novatos (que no conocan ni respetaban las leyes no escritas del cotarro) pidieran abrir las ventanas y airear los stanos, que a toda prisa se dise el contraataque bajo el mal consejo del pavor pnico.Desde entonces, la tomadura de pelo y el comecocos filo patritico se articula en torno a cuatro ejes nerviosos: el exotismo, la extraeza, el miedo, y la negacin.Para quien desde la cuna a la sepultura vive rodeado de ladrones, encontrar un puado de hombres y mujeres decentes que no meten la mano en la caja ni se apropian de lo ajeno, no slo debe resultar extico sino tambin motivo de profunda angustia. Como s de repente nos faltara la tierra nativa debajo de los pies, y en el vrtigo de la cada aspirramos un aire demasiado limpio, corrosivo para los pulmones acostumbrados al fango primigenio.De ah que en los rebaos entumecidos por la costumbre y el pienso meditico, y adoctrinados por la patrstica de los padres de la patria, la descalificacin de lo desconocido sea previa a su anlisis y valoracin. Una suerte de xenofobia paleta que se aprende en el primer curso de corral.Aprovechndose de ello, los que estn al cabo de las cosas y en el intrngulis de los misterios sibilinos, iniciaron su campaa de desprestigio perfectamente orquestada y distribuida en sucesivas ondas de choque, rfagas de improperios varios y disformes, y otros eructos balsticos de corto y medio alcance, con el objetivo de anular al recin llegado y distraer al personal.Fue un error bastante incompetente, iniciar aquella campaa de intoxicacin meditica echando mano del trmino "bolivariano" para motejar con nimo xenfobo y pintar con trazas libertadoras, a los que amenazaban con orear los cadveres insepultos del armario familiar. No slo porque el tema bolivariano en s ni nos va ni nos viene, sino porque lo ms que puede provocar es un inters renovado por la vida y hechos de Simon Bolvar, que quizs no fue mal tipo.Ms sensato hubiera sido y acorde con nuestra tradicin histrica, calificar de regeneracionistas" o mulos del 98, a los que se manifestaban indignados con la nueva hornada de golfos y decadencias que al da de hoy ensombrece nuestro presente y reblandece nuestro futuro, como oscureci y licu nuestro pasado.

El conocido lema de Joaqun Costa: Escuela, despensa y doble llave al sepulcro del Cid, podemos remozarlo y darle nuevo uso, aplicndolo a los nuevos caciques de nuestra carcoma postmoderna.Ya en esta lnea de marcar fronteras y levantar cortijos, no es de extraar que se acabe, como Rajoy, por auto coronarse uno mismo (a lo Napolen) mximo exponente de la "normalidad humana", lo cual deja a quien no coincide en aplaudir sus golferas, la triste condicin de exiliado de la inopia institucional.Otro error de bulto de esa campaa un poco "goda" y gruesa, fue fijar los criterios de "profesionalidad" poltica (frente a los amateurs) a la vera y de la mano de Granados, Camps o Rato (por no llenar la pgina de nombres ilustres y listas secretas de amnistiados), porque lo ms que poda producir esa insensatez supina, era un ataque de risa relajante. Como as ha sido.

La risa es el ltimo refugio de la decencia exiliada.

Es como si nos constituyramos en epitomes de la ciencia tesorera, de la mano gil de Naseiro, Sanchis, Barcenas y Lapuerta, cuya simple mencin hace que nos echemos la mano prudente al bolsillo. Ya me entienden.

Que digo yo que entre golfo y golfo de esa saga, podan haber descansado un poco y hecho penitencia con propsito de enmienda. Pero no. Misterios de la tesorera.Adase la nula renovacin y alternancia del parque de tertulianos filo partidarios en los medios intervenidos, lo cual adems de una sensacin de "dej vu", causa una malsima impresin incluso en los ms impresionables (canta demasiado).Como que el contraste de criterios y opiniones no conviene, y se tiende al monopolio y maquillaje de la verdad. Algo bastante feo y muy poco liberal.Un fallo ms que sumar en el haber de tan desafortunada estrategia, fue repetir a diestro y siniestro que aquellos amateurs de la poltica carecan de programa, cuando cualquiera (y fueron muchos) entraba cada da en Internet para leer y consultar sus esperadas y pragmticas propuestas, o incluso para decidir las mismas mediante el voto libre.

Pero claro, cuando se carece de programa propio y de intenciones honestas de explicarlo, algo hay que decir para excusar esa desidia y la alergia al voto ciudadano.Como a pesar de ello, nuestros inefables gendarmes de la patria si lo han ledo (el programa al que niegan la existencia), al igual que los estudiantes ms torpes y menos aplicados, todo lo copian.Y si un da hablan, sin demasiada conviccin, de disminuir el nmero de aforados para parecernos a Alemania (que no tiene ninguno Y NOSOTROS 10.000), al siguiente proponen excluir los delitos de corrupcin de la acomodable figura del indulto, despus de prodigar su mal uso partidista y colega.O se inventan la trasparencia (ocultando listas, borrando discos duros y bombardeando comisiones de investigacin) y quieren patentar las primarias (flor de un da), ya frecuentadas mas correcta y tempranamente por los otros.Malos estudiantes que todo lo copian, van a la rastra, y son merecedores de suspender la revlida o de coronarse con orejas de burro.

Lo dije y lo mantengo: sin ninguna cuota de poder y por indirecto influjo, los recin llegados han causado ya ms beneficios a esta nacin que todos los apoltronados de los ltimos lustros.