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Page 1: Escrito e ilustrado por - Ediciones Universitarias de ... · Calle Doce de Febrero 21, Valparaí ... con cierta rudeza lo deja de patitas en el siguiente peldaño de la escalera
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© MIDIA GARRIDO TORRES, 2019Ilustraciones: Midia Garrido Torres .

Registro de Propiedad Intelectual No 267.727ISBN: 978-956- 17-0848-8

Derechos ReservadosTirada: 500 ejemplares

Ediciones Universitarias de ValparaísoPontificia Universidad Cató l ica de ValparaísoCal le Doce de Febrero 21 , ValparaísoMai l: [email protected]

Diseño: Alejandra Larraín R.Corrección de pruebas: Osvaldo Ol iva P.

Impresión: Salesianos S.A .

HECHO EN CHILE

Escrito e i lustrado porMidia Garrido Torres

Page 3: Escrito e ilustrado por - Ediciones Universitarias de ... · Calle Doce de Febrero 21, Valparaí ... con cierta rudeza lo deja de patitas en el siguiente peldaño de la escalera

U n vehículo de mudanzas esta estacionado fuera de la casa.

Un señor alto, rubio, de ojos celestes, con acento extranjero dirige la mudanza, en tanto un par de hombres levantan cajas, muebles y otros enseres y los depositan ordenadamente en el camión.

Su ama también colabora en el traslado de objetos demostrando mucho agrado en la actividad que realiza, siguiendo complaciente las instrucciones dadas por este desconocido para Príncipe.

Príncipe es su gato regalon, esta acostumbrado a ser centro en todo momento; por eso insiste en atravesarse entre sus piernas y mover la cola llamando su atención; pero ahora no hay tiempo para él .

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P asan largos minutos, tiene hambre y reclama por comida, pero todos están muy ocupados de tal

forma que lo corren repetidas veces, especialmente ese señor desconocido.

- ¡Vete gato, estamos trabajando! y de un empujón, con cierta rudeza lo deja de patitas en el siguiente peldaño de la escalera. Es decir, está en la calle Ministro, del Cerro Santo Domingo, en Valparaíso, cuyas escaleras en forma zigzagueantes conducen al Plan y al Puerto.

P ríncipe es un gato hogareño al que siempre han mimado y protegido en exceso por lo que conoce solo

aquellos tejados y espacios que están cercanos a su hogar… con algo de molestia y curiosidad decide bajar. Todo lo que va descubriendo le sorprende; hay rincones sucios, con bolsas de basura, papeles, envases plásticos, vidrios y latas; a medida que avanza continúa encontrando otros desperdicios los que olfatea a distancia sin atreverse a hurgar en ellos.

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l doblar otro tramo de escaleras, hacia la derecha, siente un intenso olor a flores silvestres y pasto fresco. Se

detiene por un instante y luego pisando tímidamente con sus patitas blancas como copos de nieve, entra

por la rejil la a ese sitio eriazo.

Allí han crecido variadas flores en forma espontanea, favorecidas por la humedad

del aire marino y el sol primaveral que inunda el espacio con un

agradable olor a polen.

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L as mariposas revolotean sobre la gran cantidad de anaranjadas chinitas, margaritas blancas y amarillas, suspiros azules y morados, que abiertos en plenitud trepan buscando

el sol. Esta verdadera alfombra multicolor alegra a Príncipe, quien se olvida por unos instantes que está hambriento; animoso, salta tratando de atrapar una mariposa tras otra. Dando suaves manotazos se desprenden de sus tallos las minúsculas pelusas que giran como pequeños remolinos de un vilano, las que se elevan juguetonamente, expandiéndose por el aire. Príncipe continúa dando saltos tratando de atraparlos, pues cree que están respondiendo a su juego.

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D espués de un rato, ya cansado, continúa con la búsqueda de algo para comer. Bajando hay una vieja construcción, que fue un edificio de

Carabineros, al que ya le quedan solo los muros y por entre lo que fueron las ventanas se observan coloridos grafittis, al parecer de distintos autores.

Príncipe, es un gato negro con patitas blancas y una mancha blanca enforma de corbatín en el cuello, es largo y delgado, camina con cierta elegancia y altivez, es un gato distinguido dice su dueña, por eso le llamó “Príncipe”.

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F uera del edificio hay un gran contenedor para la basura, el que generalmente está sobrepasado, con un olor nauseabundo y comúnmente

un par de perros vagabundos merodean el lugar como verdaderos guardianes; además de la dificultad de la altura del contenedor, para Príncipe es imposible encontrar algo de comer. Al costado izquierdo hay un pequeño basurero del Colegio Santa Ana, de uso de los niños; olfateó y con un suave movimiento cayó un envase de leche con chocolate que al girarlo con paciencia logró degustar el pequeño resto que había al interior.

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on algo de energía, y desconociendo el lugar, llega al atrio de la Iglesia de La Matriz, allí al igual que en la Plaza

Echaurren, al costado de la Iglesia hay un comedor donde personas de diferentes edades también esperan por comida, por almuerzo gratuito, en un horario determinado. Príncipe no alcanzó a poner sus patitas en el umbral de la puerta

cuando fue despedido del lugar.

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